César Vidal's Blog, page 51
March 9, 2017
Recuerdo de Azorín
Tampoco que para acceder a todo su legado literario, haya que sumergirse en las estanterías de una librería de viejo. Seguramente lo que más me apena de este silencio clamoroso es la ignorancia de las nuevas generaciones de un autor que, sin duda, merece la pena leer y releer. Recuerdo que cuando no había cumplido todavía nueve años, ante mis ojos ya habían pasado no pocas páginas de Azorín por eso de que entonces se procuraba que los niños leyeran a los clásicos en la escuela en lugar de toda la morralla de literatura infantil con que ahora los entontecen. Dicen que es para que se acostumbren a leer. No es cierto. Es simplemente para que hagan negocio las editoriales. La cultura es prescindible.
Recuerdo que me sentí profundamente identificado con aquellas páginas siquiera porque describían un mundo escolar bien similar al que yo vivía a diario. Nunca dejé de sentir esa cercanía en sus obras. En sus descripciones de las Cortes de la época, en sus paseos por España, en sus reflexiones sobre la Historia, Azorín no ha dejado de sorprenderme por la manera en que no pocas veces en sus pensamientos veía reflejados los míos.
Este fin de semana, como modesto y silencioso homenaje, releí La ruta de don Quijote. Volví a encontrarme con paseos de antaño, con vivencias infantiles y, sobre todo, con España, la España real y casi me atrevería a decir que multisecular. Me consta – lo he sufrido y lo sigo sufriendo - que los españoles prefieren polarizarse en lugar de estudiar con objetividad su Historia. Unos la niegan de arriba abajo como si nada positivo hubiera en ella salvo que, por ejemplo, convirtamos a Carlos III en socialista o adoremos el desastre que, trágicamente, fue la Segunda República. Otros culpan de los males patrios a todos menos a sus compatriotas y llegan a intentar justificar – y no saben hasta qué punto hacen el ridículo – desde el decreto de Expulsión de los judíos a la Inquisición pasando por la explotación de los indígenas en el Nuevo Mundo. Ambas posiciones son falsas, pero con el tuertismo que suele caracterizar a la mayoría de los españoles, ambas también piensan que el equivocado es el otro.
No oculto que siento no poca repulsión frente a ambas posiciones porque además de injustas me parecen profundamente dañinas a la hora de diagnosticar nuestros males e intentar así corregirlos. En un caso y en otro, la visión no es completa ni exacta y, al final, lo único que pretende es manipular la Historia para seguir manipulando el presente. Por supuesto, unos y otros repiten errores y lo hacen por las mismas razones.
Quizá por eso siento un consuelo especial leyendo a Cervantes, a Juan y Alfonso de Valdés, a Torrente Ballester o a Azorín. Todos ellos captaron más que a la perfección los defectos nacionales – sólo algunos como Juan de Valdés, los remedios - y, a la vez, no dejaron por ello de sentir un amor profundo por España y los españoles. A él sumaron en más de una ocasión una ternura apenas contenida, una ironía suave y una compasión acentuada. Desconfiaban, a la vez, de la cerrazón de unos y otros. No puedo evitar identificarme con ellos y no puedo dejar de hacerlo porque esa experiencia ya sufrida en España se ha ido acentuado hasta extremos indescriptibles en mis años de exilio contemplando el desplome de la nación por la cerrazón, el egoísmo, la soberbia y la pasividad de unos y de otros. Por eso, les invito a leer a Azorín.
March 8, 2017
¡A la hoguera con Los inhumanos!
El horror se ha apoderado de mi al escuchar semejante afirmación porque de todos es sabido que las niñas tienen pilila, tienen cosita y tienen lo que les salga… de la cosita o de la pilila. Pero es que no acaba ahí la maldad fascista del episodio. Es que además la letra pretende, primero, que descubrió que las niñas carecen de ese órgano desde que era niño y, segundo, que, por añadidura, “nunca la tendrán”. En el colmo del machismo heteropatriarcal, Los inhumanos incluso acaban su canción opresora deseando que sea así para siempre. Se me escapa cómo semejante maldad con corcheas se ha podido escapar durante tanto tiempo de la atención de la gente que cuida de lo que debemos creer, decir y hablar. ¿Cómo han pasado por alto semejante monstruosidad los centenares de miembros del lobby gay – con pilila o con cosita – que son pagados con fondos procedentes de los bolsillos de los contribuyentes para adoctrinar en la ideología de género a los niños? ¿Cómo no han reparado en este canto maligno las diez CCAA - ¡diez! – donde esa ideología de género se ha impuesto en las aulas en contra del derecho a la libertad de educación de los padres? ¿Cómo no lo ha visto ese juzgado donde la fiscalía pide la libertad para un pederasta que abusaba de una niña, pero luego empapela un autobús por decir menos que Los inhumanos? ¡Carmena! ¡Colau! ¡Cifuentes! ¿Cómo nos habéis estado vigilantes? ¿Acaso andábais mirándoos la pilila y os habéis distraído de vuestras obligaciones? ¿De qué sirve que millones de euros de los ciudadanos vayan a parar a la celebración del Día del orgullo gay; a financiar cursos, cursillos y cursetes donde se enseñan estas verdades fundamentales indiscutibles; a subvencionar a medios y centros donde se pregona este evangelio innegable si luego se les va de las manos algo tan peligroso como la canción de Los inhumanos? Desde luego, no ganamos para sustos. Yo incluso temo un día despertarme con la noticia de que sobre España ha llovido fuego y azufre… aunque también es posible que Dios pida disculpas a Sodoma y Gomorra.
Y aquí les dejo el video de la canción…
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March 6, 2017
Entrevista con Pedro Tarquis: La persecución de los cristianos
Corría el año… Adolf Hitler
En vida, fue idolatrado y odiado, vilipendiado y admirado, seguido y combatido. A más de medio siglo de distancia, continua siendo objeto de controversias no poco encendidas siquiera porque muchos aspectos de su vida continúan rezumando interés. A estudiarlo dedicamos este episodio de Corría el año… Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
http://www.dailymotion.com/video/xq17mq_corria-el-ano-adolf-hitler_news
March 5, 2017
Pablo, el judío de Tarso (XIII): De Saulo a Pablo (III): En Chipre
1 Había por aquel entonces en la comunidad que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, y Simón el que tenía por sobrenombre Niger, y Lucio Cireneo, y Manahén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2 Mientras adoraban al Señor, y ayunaban, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra para la cual los he llamado. 3 Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. 4 Y ellos, enviados así por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia: y de allí navegaron a Chipre.
(Hechos 13, 1-4)
Como suele ser habitual, el texto lucano vuelve a sorprendernos por la sencillez de la narración y, a la vez, por la información que nos proporciona sobre el funcionamiento de una comunidad cristiana apenas década y media después de la crucifixión de Jesús. Todo parece indicar que las decisiones de trascendencia derivaban de un proceso de búsqueda de la voluntad de Dios mediante recursos como la oración y el ayuno. Precisamente en medio de ese ambiente, era cuando la congregación esperaba que el Espíritu Santo se manifestara y comunicara lo que debía hacer. La forma en que las comunidades esperaban esa acción del Espíritu eran diversas, pero resulta innegable que prevalecía un elemento pneumático o carismático por encima de cualquier consideración jerárquica u organizativa. Muy posiblemente en el episodio que abordamos ahora se trató de la declaración de un profeta. En otros casos, se produjeron fenómenos de glosolalia o hablar en lenguas desconocidas a través de los que se consideraba que el Espíritu Santo se manifestaba. En el caso que ahora nos ocupa parece ser que la congregación deseaba discernir a las personas que debían ocuparse de la expansión misionera entre los gentiles. La revelación indicó a Bernabé y a Saulo.
El sistema para encomendarles su cometido conmueve también por su sencillez. La comunidad se entregó a la oración y al ayuno y, acto seguido, impuso las manos a los elegidos. Se trataba de un comportamiento que volvería a repetirse en los siglos siguientes en momentos determinados de la Historia del cristianismo, pero que contrasta poderosamente con el organizativismo que caracteriza a no pocas entidades religiosas en la actualidad.
Como ya tuvimos ocasión de señalar, Antioquía era un lugar privilegiado geográficamente. Hacia oriente se hallaba Cilicia y Asia Menor, hacia occidente, a unos ciento cincuenta kilómetros, se encontraba la isla de Chipre. La elección de este lugar pudo venir determinada por el hecho de que Bernabé era chipriota y de que las experiencias de Saulo en Asia Menor no habían resultado precisamente prometedoras. Hacia la isla se dirigieron, por lo tanto, Bernabé, Saulo y el joven Juan Marcos. En la casa de la madre de este último se había reunido una de las comunidades judeo-cristianas de Jerusalén, precisamente la que dirigía Pedro (Hechos 12, 12). Todo hace pensar que en el curso de su bajada a Jerusalén, Bernabé y Saulo habían descubierto cualidades en el joven que les había decidido a incorporarlo a su trabajo de evangelización.
Chipre había sido ocupada en la Antigüedad por fenicios y griegos. Precisamente, de uno de los enclaves de la isla conocida como Kition, la actual Lárnaca, derivaba el nombre de Kittim con que se denomina a Chipre en hebreo. Durante el siglo VI a. de C., la isla pasó a formar parte del imperio persa. Las conquistas de Alejandro Magno colocaron Chipre en la esfera de poder de los seleucidas donde permaneció hasta que los romanos se la anexionaron en el 58 a. de C. En el año 56 a. de C., Chipre pasó a formar parte de la provincia de Asia. Permaneció en esa situación hasta el año 27 a. de C., en que se convirtió en una provincia imperial gobernado por un legatus pro praetore. En el 22 a. de C., Augusto se la entregó al senado y la administración pasó a ser desempeñada por un procónsul. Esa era precisamente la situación cuando Bernabé y Saulo desembarcaron en la isla. La fuente lucana señala que el procónsul era un tal Sergio Paulo. Ese dato nos obliga a pensar en varias posibilidades. Una es que se tratara de Lucio Sergio Paulo, un personaje que fue curatordel Tíber en la época del emperador Claudio ; otra es que la referencia sea a otro romano del mismo nombre (seguramente su hijo) que ocupó un importante puesto en Galacia una generación más tarde . Un tercer Sergio Paulo que fue cónsul de Roma en el año 150 y 168 d. de C., ya no encajaría en nuestra época. Aunque se ha insistido en relacionar al procónsul con el primero de los citados, lo más seguro es que se trate en realidad de Quinto Sergio Paulo al que se refiere una inscripción griega encontrada en Kytraía al norte de Chipre en la que se hace referencia a que sirvió en la época de Claudio .
El grupo formado por Bernabé, Saulo y Juan Marcos desembarcó en la localidad de Salamina y se dirigieron como objetivo inicial de su predicación a las sinagogas (Hechos 13, 5). Semejante comportamiento pone de manifiesto, primero, que el acuerdo al que habían llegado los dos primeros con la comunidad judeo-cristiana de Jerusalén era entendido en términos geográficos y no religiosos, es decir, que consideraban que su predicación debía llevarse a cabo en tierra de gentiles, pero dirigida a gentiles y a judíos; y, segundo, que existía una especie de obligación espiritual de comunicar el mensaje a aquellos a los que por razones históricas debía interesar más a primera vista, a los judíos que desde hacía siglos llevaban esperando al mesías.
Según nos refiere la fuente lucana, de sinagoga en sinagoga, el grupo fue atravesando la isla a lo largo de la costa sur hasta llegar a Pafos, la sede del gobierno provincial. Ignoramos cuál era el mensaje propagado por Bernabé y Saulo, pero lo más posible es que se tratara de referencias a las profecías del Antiguo Testamento que demostraban que Jesús era el mesías de Israel. También resulta verosímil que esas referencias vinieran acompañadas por el testimonio de Saulo acerca de la visión que había tenido de Jesús en el camino de Damasco. El itinerario de Salamina hasta Pafos significaba un trayecto de doce kilómetros. Se trataba, en realidad, de la nueva Pafos, un enclave griego diferente de la vieja Pafos que era de origen fenicio. En la ciudad se veneraba de manera especial a la diosa Afrodita a la que se denominaba Páfica.
La isla era pequeña y la pareja debió llamar la atención del procónsul romano de manera que Bernabé y Saulo fueron convocados ante su presencia. Muy posiblemente, Sergio Paulo deseaba averiguar la naturaleza de los recién llegados como gente que pudiera afectar el orden público. No en vano por aquella época la presencia de judíos que recorrían el imperio con fines subversivos no resultaba extraña. Pero, a la vez, debió verse movido por una cierta curiosidad intelectual. De hecho, la fuente lucana señala que en su cercanía actuaba un judío llamado Barjesús al que califica de mago y falso profeta. Si el segundo calificativo puede ser únicamente una manera de definir a alguien que se oponía al mensaje del Evangelio, el primero indica a una persona relacionada con las ciencias ocultas.
Barjesús se opuso radicalmente a Bernabé y Saulo, y resulta lógico. Muy posiblemente pertenecía a esa estirpe secular de farsantes que viven a costa de la credulidad del prójimo presumiendo de sus dotes espirituales. Si había logrado un cierto ascendiente sobre Sergio Paulo – no hubiera sido el primer romano supersticioso, desde luego – quizá temió que Bernabé y Saulo se convirtieran ahora en serios competidores. El enfrentamiento entre ambas partes se resolvió con un triunfo de Saulo. Barjesús seguramente no pasaba de ser un charlatán dedicado a embaucar al prójimo, mientras que Saulo era un hombre de una superioridad moral y espiritual incuestionable. La fuente lucana señala que “el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó, maravillado de la doctrina del Señor” (Hechos 13, 12). ¿Significa esto que Sergio Paulo abrazó el mensaje predicado por Saulo? Así lo han interpretado algunos e incluso han llegado a argumentar que el cambio de nombre de Saulo a Pablo (Paulo) se debió a que así se llamaba su primer converso de entre los gentiles. El tema dista, sin embargo, de estar tan claro. Posiblemente, Sergio Paulo se limitó a creer que Saulo y Bernabé eran personajes mucho más fiables y decentes que el mago judío. Por otro lado, cuesta creer que Paulo fuera el primer converso de Saulo tras un año entero de actividad en Antioquia y cuando el gentil Tito – que posiblemente había abrazado el Evangelio gracias a su enseñanza - ya formaba parte de sus colaboradores. Finalmente, hay que señalar que Pablo (Paulus) fue el nombre de ciudadano romano del antiguo fariseo. Si comenzó a utilizarlo a partir de esta su primera salida, seguramente haya que atribuirlo más al deseo de abandonar un nombre tan étnico como Saulo en favor de otro que dejaba de manifiesto su ciudadanía romana. Fuera por lo que fuese, el apóstol ya no sería conocido con el nombre del primer rey de Israel. En adelante, para todos sería Pablo.
CONTINUARÁ
CIL VI, 31545.
Aparece mencionado en una inscripción latina encontrada en 1912 por W. M. Ramsay y J. G. C. Anderson en Antioquia de Pisidia. Véase W. M. Ramsay, The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament, Londres, 1915, pp. 150-152.
IGRR III.935.
March 4, 2017
Onward Christian Soldiers
Por ejemplo, contrapuso a los malos hombres que engañarán y se engañarán (3: 13) con aquellos que se aferrarían a las Sagradas Escrituras “las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Jesús el mesías” (3: 16) lo que constituye una hermosa afirmación de los tres pilares de la Reforma: sola Scriptura – y no Escritura más tradiciones – sola gracia a través de la fe – y no fe más obras y ceremonias – y solo Cristo y no otros aditamentos humanos. Pero además Pablo insta a Timoteo a “soportar las penalidades como un buen soldado de Jesús el mesías” (2: 3). El texto ha sido utilizado a partir del siglo IV – jamás antes – para justificar guerras y derramamientos de sangre en fenómenos tan vergonzosos moralmente y profundamente anticristianos como las Cruzadas de funestas consecuencias. Pero Pablo no habla de ese guerrear fundamentalmente porque había señalado que nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra poderes espirituales maléficos (Efesios 6: 12). Habla de una vida de seguimiento de Jesús que debe ser disciplinada y dispuesta a soportar los embates del mal de la misma manera que lo hacía, en un sentido literal, un legionario romano.
En 1865, un pastor de Yorkshire decidió escribir una canción para los niños de su iglesia que pudieran ir cantando mientras recorrían los caminos comunicando el Evangelio. No pensó nunca en publicarla ni mucho menos en que encontrara su lugar en los himnarios evangélicos de todo el mundo. Sin embargo, así fue. Es posible que muchos lectores la hayan escuchado alguna vez en una película. Yo la oí por primera vez en la congregación en que descendí a las aguas del bautismo ya hace muchos años después de experimentar una conversión leyendo la carta a los Romanos. Desde entonces la he entonado en docenas de ocasiones y siempre me ha emocionado su tono de triunfo basado no en la espada o la violencia como las órdenes militares surgidas en la Edad Media sino en la confianza en un Jesús al que deseamos seguir hasta las últimas consecuencias. Como dice su título, caminamos firmes y adelante, sin temor alguno porque Cristo nos ve.
Les he incluido dos versiones del himno. La primera es clásica y en su versión original en inglés. La segunda es en español. Espero que disfruten tan bello himno en un día como hoy. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí tienen la versión en inglés de Onward Christian Soldiers
www.youtube.com/watch?v=0Vua7LwiAQ0
Y aquí está la española titulada Firmes y adelante
March 2, 2017
Estudio Bíblico LXXXIX: Libros históricos (XII): Rut (I): la llegada a Israel (1: 1-18)
En apariencia, Rut es una historia de amor romántico. Ciertamente, lo es, pero también muchas cosas más. Situada en el período de los jueces, antes del establecimiento de la monarquía, cuando, según la Biblia, cada uno hacía lo que le parecía bien sin tener en cuenta las enseñanzas de Dios (Jueces 21: 25), la historia comienza señalando como un israelita originario de Belén abandonó el territorio de su nación para ir a buscar mejor fortuna en el territorio de Moab, un reino situado en la actual Jordania.
Marchó con su esposa Noemí y sus hijos y rehízo su vida en Moab hasta el punto de que murió allí (1: 2-3). Los huérfanos eran israelitas, pero no tuvieron, al parecer, problema alguno en tomar como esposas a mujeres de otra religión aunque, como veremos luego, es posible que se convirtieran formalmente a la fe de Israel. También aquellos hijos de Israel, al cabo de una década, fallecieron. La situación de la viuda no era ciertamente envidiable. Sin esposo y sin hijos, las únicas personas cercanas eran dos nueras extranjeras. A pesar de su origen pagano, no eran personas desprovistas de sentimientos sino que acompañaron a Noemí en el camino de regreso a Israel donde la situación económica aparentaba ser mejor (1: 6). Hay gente que acepta que carguen con ella las nuevas generaciones por convicción, por comodidad o por un sentimiento de justicia. No fue el caso de Noemí que indicó a sus nueras que lo mejor era que regresaran a su tierra natal y se buscaran un esposo porque ella no tenía más hijos que darles.
La resolución de Noemí obtuvo una respuesta doble. Orfa la besó y se marchó lo que significaba no sólo que regresaba con su pueblo sino también con sus dioses (1: 15). Es muy posible que Orfa hubiera abrazado la religión de Israel en el pasado y por motivos meramente matrimoniales. Aún hoy en día no son pocas las personas que se convierten al judaísmo para poder casarse, pero sin especial convicción espiritual. Fallecido su esposo, Orfa regresó a sus gentes y también a su antigua religión.
El caso de Rut fue muy diferente. Su marido también había muerto, pero, en primer lugar, no pensaba abandonar a Noemí y, en segundo, estaba decidida a que el Dios de Noemí fuera también su Dios y el pueblo de Noemí también el suyo. Su conversión había sido sincera y no motivada por razones meramente humanas como podía ser la de tener un esposo. Llegado el momento, Rut era consciente de que esa relación con Dios, un dios más que distinto de los que había conocido antes, tenía también una proyección en el terreno de la familia y del pueblo. Su pueblo ahora el de Dios y su familia era Noemí (1: 16-7). La conversión, a fin de cuentas, tiene sus consecuencias en aspectos como la vida de familia - ¿cómo abandonar a alguien mayor? – y también en el sentido de una comunidad nueva a la que se pertenece, el pueblo de Dios. Las palabras de Rut eran tan veraces y resueltas que Noemí no objetó nada (1: 18).
La realidad era que la resolución de Rut de ser fiel a sus principios tendría consecuencias.
CONTINUARÁ
March 1, 2017
¿Qué discurso les queda ahora a los demócratas?
Aparte de la ceremonia previa – una liturgia de casi media hora en la que fueron ocupando asientos congresistas, senadores, diplomáticos, militares, secretarios y la misma primera dama – y de la circunstancia de que Trump no utilizara ni una sola nota en su discurso, lo más notable fue su contenido. No estoy haciendo mención sólo a los recursos emotivos a los héroes de guerra, a las víctimas de delincuentes extranjeros o a los familiares de los agentes del orden. Me refiero de manera muy especial al contenido. Con el mismo se puede estar o no de acuerdo, pero cuesta trabajo no ver que apenas deja espacio a los demócratas para oponerse a él.
En primer lugar, estaban las referencias que mal pueden contradecir los demócratas. Comenzando por las menciones a la semana de Historia negra y los atentados contra centros judíos - ¿quién podría oponerse a esas referencias? – Trump fue desarrollando toda una visión de futuro que se proyecta hacia la creación de millones de empleos, hacia la mejora de unas infraestructuras que ya se comparan mal con las existentes en naciones como China, hacia el regreso de empresas a Estados Unidos, hacia un aumento del gasto militar para mantener la dirección americana de la política mundial, hacia la preservación de la NATO, pero repartiendo más equitativamente los gastos, hacia la lucha contra los cárteles de la droga y hacia la eliminación de la amenaza islámica especialmente encarnada en ISIS. Guste o no la manera en que se articulen esos objetivos no veo manera de que los demócratas se puedan oponer a ellos. De hecho, algunos de los aspectos fueron aplaudidos por personajes tan como sospechosos de simpatizar con los republicanos como Elizabeth Warren o Bernie Sanders. Tiene una enorme lógica que así sea. ¿Acaso los demócratas pueden pretender que Estados Unidos pierda su hegemonía o no derrote al terrorismo islámico o no modernice sus infraestructuras?
En segundo lugar, se hallan aquellos objetivos que pueden desagradar a los demócratas, pero que tienen no escaso apoyo popular. ¿Son favorables millones de norteamericanos a una frontera más segura con México? Sin duda. ¿Prefiere la mayoría de los ciudadanos de este país una inmigración selectiva a las oleadas de inmigrantes ilegales de escasa cualificación laboral? Por supuesto. ¿Piensa un sector considerable de la población de Estados Unidos que los tratados con otras naciones son mejores que un acuerdo global de libre comercio? Con razón o sin ella, así es. ¿Está convencido el ciudadano de a pie de que paga demasiados impuestos en relación con lo que recibe? Cuesta mucho negarlo. ¿Preferirían los contribuyentes un sistema de sanidad mejor que el Obamacare? Naturalmente. Los demócratas no pueden aceptar todos esos impulsos de gobierno, pero la oposición a ellos tendrá un coste considerable.
Finalmente, están las omisiones del discurso de Trump que los demócratas pueden intentar suplir. Reflexionemos en ellas. Los demócratas pueden insistir en financiar la industria del aborto cuyo símbolo más importante es Planned Parenthood. Sin embargo, esa industria ha tenido un enorme costo no sólo para el contribuyente sino para la demografía y el futuro de Estados Unidos. Pensemos, por ejemplo, con todos los matices y salvedades que se quiera, en que sólo el número de negros abortados desde los años ochenta ha sido de dieciocho millones, nada menos que el triple de la cifra pavorosa de judíos muertos durante el Holocausto. Seguramente, muchos demócratas se jactarán de buena fe de la ayuda que, supuestamente, han conseguido para la minoría negra norteamericana. Naturalmente, habrá que subrayar que habrá sido para los supervivientes de una política abortista que coloca sus clínicas con preferencia en barrios negros. Los demócratas pueden insistir también en levantar la bandera de los lobbies gays, pero no cabe engañarse, los homosexuales no superan el 1 por ciento de los varones y el 0.5 de las mujeres en Estados Unidos. No parece que el número de votos pueda ser masivo y, desde luego, es más que dudoso que supere al de los partidarios de la familia natural. También los demócratas pueden excitar el ardor de los ambientalistas, pero ¿sus partidarios son más que aquellos que encontrarán o mejorarán sus empleos en las distintas industrias energéticas? Es dudoso. En otras palabras, lo específico de la oposición demócrata son causas de enorme peso propagandístico, pero de un más discutible respaldo ciudadano.
La figura de Trump seguirá previsiblemente siendo objeto de controversia. Ésta también es posible que continúe en la línea de acaloramiento del último año, pero la situación del partido demócrata no va a ser fácil. Dividido internamente, con dificultades económicas tras la derrota de Hillary y perspectivas difíciles de cara a las próximas elecciones, su mayor drama es que deja de manifiesto enormes dificultades para articular una oferta política que pueda entusiasmar al electorado más allá de políticas estrechamente minoritarias. En otras palabras, tras escuchar las palabras del presidente Trump ante el legislativo hay que preguntarse: ¿qué discurso les queda ahora a los demócratas?
¡Viva La La Land!
Sí, es verdad que hay que ver las películas en versión original, pero, a mi, personalmente, esa circunstancia no me parece un inconveniente sino una ventaja sumada a la anterior. Antes de ayer, tuve la oportunidad de ver La la land. Sí, ya sé que no es My Fair Lady, ni West Side Story, ni siquiera Camelot. A pesar de ello, confieso que en varias escenas no pude evitar emocionarme hasta lo más profundo y que, cuando la película concluyó, por las mejillas me caían lagrimones como naranjas. Supongo que para explicar cómo me sentía podría recurrir a los paralelos y señalar que yo también tuve una novia a la que, nada más romper con ella, escuché decir: “Te voy a querer toda la vida”. También es cierto que escuché varias veces aquello de “me gustas porque eres diferente a los demás”. Son sólo dos de las muchas resonancias. Sin embargo, esas coincidencias ciertamente anecdóticas no fueron lo que más me conmovió. Lo que verdaderamente me llegó hasta el fondo de corazón en la obra fue descubrir que no todo está perdido para el amor romántico.
En dos horas de metraje, dos personas – un chico y una chica - se aman sin que aparezcan escenas de cama, sin que tengamos que soportar al gay de cuota simpático o victimizado, sin que nos endosen el necio discurso feminista de moda. No sólo eso. También están ausentes otros clichés odiosos que llevamos soportando décadas. No aparece, por ejemplo, ningún padre de familia cruel ni estúpido ni tampoco una madre que se caracterice por ser histérica, idiota o ambas cosas.
Por el contrario, en la pantalla se reflejan la emoción de unas manos que se cogen aprovechando la oscuridad de un cine o ese momento indescriptible de dos jóvenes que ascienden – literalmente – a los cielos por la sencilla razón de que se han enamorado.
No voy a desvelar ni el desarrollo de la acción ni mucho menos una conclusión que me parece de los más hermoso y, a la vez, profundo que he visto en cine. Sin embargo, me quedo con la conmovida impresión de que si todavía Hollywood puede rodar una película semejante y además premiarla es señal de que, tarde o temprano, el género humano se librará de las monstruosidades de la ideología de género de la misma manera que ha logrado vencer a otras formas de pensamiento totalitario. De modo que, damas y caballeros… qué viva el amor. ¡Que viva La la Land!
Les dejo con City of Star, uno de los números musicales de la película
February 27, 2017
La verdad del 11-M
El 11-M tuvo muchas víctimas. Directas, casi doscientos muertos y millares de heridos; directas, pero menos claramente, las generaciones españolas que cargarán siempre con las consecuencias de la cobardía de millones, de la rendición de casi todos los medios de comunicación a la mentira, de la conducta vergonzosa de los políticos – los más miserables de todos los socialistas y comunistas y los nacionalistas vascos y catalanes, pero, lamentablemente, no los únicos – de una administración de justicia indigna de tal nombre y de las cloacas del poder que ayudaron a construir una verdad oficial cuyos beneficiarios resultan fáciles de identificar.
El régimen de 1978 también comenzó a morir entonces porque su sistema de corrupción limitada y de castas privilegiadas empezó a cuartearse. ZP no respetó el pacto de la Transición sino que quiso excluir a la derecha con la colaboración de los nacionalistas catalanes y vascos. Además abrió los brazos a los asesinos de ETA y a la inmensa codicia del nacionalismo catalán. El resultado fue herir un sistema frágil y abrir la puerta a las reclamaciones más delirantes de los nacionalistas. Mientras impulsaba delirios como el matrimonio homosexual o la alianza de civilizaciones, la crisis económica no tardó en llegar y lo hizo un año antes que en el resto del mundo. Unas castas malvadas, pero inteligentes se hubieran refrenado entonces para no matar a la gallina de los huevos de oro. Sucedió – lo anuncié entonces – todo lo contrario. Las castas privilegiadas españolas son malignas, pero tan estúpidas como para pensar que su saqueo puede durar eternamente. Se lanzaron todavía más por el camino de la corrupción y del saqueo. El resultado es obvio desde hace años porque Rajoy ha continuado la política suicida de ZP.
Mientras tanto, el 11-M era olvidado de manera consciente. A día de hoy es una causa muerte. Incluso uno de los periodistas que más se destacó en su día por intentar encontrar la verdad de los atentados se descolgó hace unos meses profiriendo la increíble majadería de que había sido un ataque de Marruecos y que las pistas falsas las habían sembrado las fuerzas españolas para ocultarlo y evitar una guerra. Si alguien que estuvo en el bando de los buenos, podía rebuznar así, ¿qué se puede esperar de los que nunca quisieron que se conociera la verdad?
Al final, la llama por intentar conocer la realidad del 11-M se mantiene, pero fuera de España. Sólo los exiliados o los extranjeros parecen interesados en que se sepa la verdad. El documental que les acompaño es una prueba de la veracidad de lo que acabo de afirmar. Ha tenido que ser un francés – me enteré de su trabajo hace ya bastante tiempo – el que ha filmado un documental donde queda de manifiesto la falsedad de la versión oficial del 11-M. En España, desde luego, era imposible porque ninguna televisión o productora hubieran asumido esa tarea. Mucho menos los poderes públicos. Estoy convencido de que encontrarán interesante el documental. No lo es menos la actitud de un pueblo que mayoritariamente decidió no saber la verdad. ¿Puede sorprender lo que pasa a diario en España?
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