César Vidal's Blog, page 25

November 22, 2017

El condenado por desconfiado

El tema de la predestinación ha hecho correr ríos de tinta desde los inicios de la Historia del cristianismo. La idea aparece con profusión en el Nuevo Testamento – especialmente en los escritos paulinos y en el Evangelio de Juan – y, posteriormente, fue asumida tanto por Agustín de Hipona como por Tomás de Aquino.


Incluso a pesar de la controversia entre Reforma y Contrarreforma, el catolicismo se vio virulentamente desgarrado entre los dominicos que la afirmaban basándose en la Biblia y en la Summa Theologica y los jesuitas que la intentaban adaptar para que no recordara demasiado a la teología reformada. El 15 de agosto de 1594, el papa ordenó a ambas órdenes religiosas no discutir sobre la gracia eficaz en público o en privado, bajo pena de excomunión. La situación era tan espinosa que el mismo Felipe II de España intervino para lograr que la decisión papal se ejecutara. En medio de esta controversia teológica que, salvo a los especialistas, resultará hoy distante para casi todos, Tirso de Molina escribió El condenado por desconfiado. La primera mención a El condenado… la escuché cuanto tan sólo tenía nueve años en el curso de ingreso que impartía don Ángel García en San Antón - ¡vaya nivel! – y creo que debí leerla no mucho después. Desde entonces la he releído una y otra vez y – se esté o no de acuerdo con la tesis principal - nunca me ha decepcionado. Tirso pretendía dar una lección de teología a la vez que salvaguardaba la confianza en la Providencia e insistía en la necesidad de hacer buenas obras para salvarse. Era, pues, un alegato en favor del catolicismo posterior a Trento y una muestra de oposición a las doctrinas de la gracia predicadas por el protestantismo. Sin embargo, El condenado… es muchísimo más. En la obra – donde aparece el Diablo como Pedro por su casa – se reflexiona sobre la soberbia del santo que debería ser humilde, sobre la posibilidad de redención del disoluto y, guste o no guste, sobre el camino de paradojas interminables que esconde nuestra existencia, una existencia que oculta más interrogantes que respuestas aunque siempre pueda confiarse en que la Respuesta por antonomasia existe. Ahí reside su actualidad a pesar de que los debates teológicos que la originaron sean, desde hace mucho, cosa del pasado.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 22, 2017 00:11

November 20, 2017

Rusia es culpable

En 1941, el Cuñadísimo Ramón Serrano Suñer apoyó el envío de tropas españolas al frente del Este pronunciando un famoso “¡Rusia es culpable!”. El discurso de Serrano Suñer achacaba directamente a Rusia nada menos que episodios trágicos como el estallido de la guerra civil española o el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera.


Ciertamente, la Unión soviética ayudó de manera extraordinaria al gobierno del Frente popular y estuvo a muy poco de implantar una dictadura comunista en España. Con todo, a pesar de la gravedad de estos actos, no hay que ser un genio para saber que se llegó a la guerra civil española como consecuencia directa no de la intervención soviética – o alemana o italiana – sino por los pecados de los habitantes de la vieja piel de toro. Es verdad que Hitler, Mussolini y Stalin acudieron luego para ayudar a los españoles a matarse a mansalva, pero fueron éstos los que empedraron el camino de la sangrienta tragedia. Lo he recordado todo estos días al contemplar que existe una línea mediática empeñada en culpar de los últimos acontecimientos en Cataluña a Rusia. Tengo serias dudas de que a Rusia – a diferencia de a Estados Unidos o Francia - le importe un pepino Cataluña, pero supongamos que sí, que los hackers rusos respaldaban las mentiras del nacionalismo catalán y que incluso han sumado a Venezuela a ese perverso quilombo propagandístico. Con todo y con eso, Pujol no corrompió la política durante un cuarto de siglo porque fuera agente del KGB. Maragall y el bachiller Montilla no asumieron los presupuestos del nacionalismo catalán porque estuvieran a sueldo de Moscú. De Guindos no ha aparecido en TV3 informando de que el gobierno estaba dispuesto a llegar a un acuerdo fiscal con el gobierno catalán porque reciba órdenes del Kremlin. Puigdemont, Junqueras, Forcadell y tantos otros no han perpetrado un dilatado golpe de estado porque sean marionetas al servicio de la geoestrategia de Putin. Las oligarquías catalanas no siguen pensando en nuevas maneras de expoliar al resto de España porque así le satisfaga al representante ruso en la ONU. No nos engañemos. A todo esto hemos llegado por la conducta desleal cuando no abiertamente criminal del nacionalismo catalán y porque ese comportamiento infame prolongado durante décadas ha sido tolerado deplorablemente por sucesivos gobiernos centrales. ¿Rusia culpable? ¡Por amor de Dios! La culpa es nacional y no extranjera.



Por si les queda alguna duda sobre la irresponsabilidad ciega del gobierno español aquí tienen un video donde se ve como la ministra de defensa - ¡¡¡pobre España!!! – es engañada por unos humoristas rusos. No les desvelo todo porque es para verlo y meditarlo. Qué cúmulo de asesores y de funcionarios inútiles habrá en el ministerio de defensa para que pase esto. Ya lo saben: la culpa del golpe de Cataluña no la tienen ni los nacionalistas catalanes ni la cobardía y la traición de los gobiernos centrales. La culpa la tiene Rusia. Por cierto, si Cospedal y su nube de incompetentes dimitieran – algo que no van a hacer – simplemente cumplirían con la decencia. Si a la encargada de defender la integridad nacional la engañan como a la tonta más tonta del reino, que Dios nos ampare. Disfruten el video. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios nos bendiga!!!



Aquí está el video



www.youtube.com/watch?v=kV8cpg90Qfk

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 20, 2017 23:33

Cien años del triunfo bolchevique (II)

En la última entrega me referí a algunas de las características de la revolución bolchevique, características que se exportaron en 1937 a España, después de 1946 a Europa oriental y Asia y tras 1958, a Hispanoamérica.


Desearía dedicar esta entrega a reflexionar sobre un tema no pocas veces eludido, el de las fuerzas y los intereses que actuaron en la revolución rusa. En apariencia, se trató de un asunto interno ruso, librado por rusos y resuelto por rusos. La realidad fue muy diferente. De entrada, tanto el imperio alemán como Wall Street tuvieron un papel extraordinario en el desarrollo de la revolución. Es más que dudoso que el resultado hubiera sido el que aconteció al final sin esas intervenciones extranjeras. Lenin y Trotsky no hubieran pisado, desde luego, suelo ruso sin ese apoyo directo y consciente. Las metas de esa acción resultaban obvias aunque hayan quedado opacadas por el relato sobre la creación del primer estado socialista.



Alemania esperaba despedazar a Rusia convirtiendo en estados satélites sus regiones periféricas y reduciéndola a potencia de segundo o tercer orden. Para ello, creó prácticamente de la nada un nacionalismo ucraniano escandalosamente minoritario en la convicción de que esa Ucrania independiente y sin precedentes históricos sería un instrumento servil para sus fines. Por su parte, Wall Street esperaba que Trotsky allanaría el camino hacia las riquezas rusas. Sin entrar en detalles, cabe decir que los planes de unos y otros se vieron abortados. Sin embargo, los paralelos con lo sucedido después del desplome de la URSS son demasiado obvios como para pasarlos por alto. La URSS, como el imperio ruso, se vio sometida a un plan de desintegración, alentado por potencias extranjeras, que se ha traducido en el avance de la NATO y la creación de una serie de naciones artificiales que la cercan. El fenómeno de las denominadas “revoluciones de colores” no es, a fin de cuentas, más que un conjunto de intervenciones extranjeras que, respaldando a minorías nacionalistas no pocas veces corruptas, pretenden evitar que Rusia vuelva a alcanzar el grado de gran potencia. Ese fenómeno de desmembramiento se desarrolló en sus inicios en paralelo con un saqueo despiadado de las riquezas naturales acontecido en la época de Yeltsin. Ese episodio terrible que costó la vida a millones de rusos y que ha sido denominado no sin razón “la violación de Rusia” es pasado por alto en Occidente a pesar de que explica por si mismo no sólo la llegada al poder de Vladimir Putin sino también su elevadísimo índice de popularidad. A fin de cuentas, los movimientos revolucionarios que pretenden derribar el estado no arrancan siempre de impulsos populares sino más bien de minorías respaldadas por potencias extranjeras que cuentan con su propia agenda. Es más que posible que acabemos lamentando esas intervenciones de la misma manera que el género humano tuvo que lamentar la acción de los banqueros que apoyaron a Trotsky o la de los agentes del kaiser que respaldaron a Lenin. Como en el caso de la imposición de la dictadura ideológica no da la sensación de que se hayan aprendido lecciones esenciales para defender la libertad. Por el contrario, da la sensación de que no nos hartamos de reincidir en graves errores. No es mal motivo de reflexión porque debemos reconocer que, si bien se piensa, no son pocas las lecciones que podemos extraer a un siglo de distancia de la revolución bolchevique.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 20, 2017 00:14

November 19, 2017

Pablo, el judío de Tarso (XLIX)

EL SEGUNDO VIAJE MISIONERO (XXV):

EL ÚLTIMO VIAJE A JERUSALÉN (I): Hacia Jerusalén

Desde Mileto, el barco que llevaba a Pablo y a sus colaboradores continuó su camino hacia la isla de Cos y, al día siguiente, a la de Rodas, ambas en el Dodecaneso. De allí pasaron a Pátara. Este enclave era un puerto en la costa licia del suroeste de Asia Menor y en él Pablo y sus compañeros encontraron una nave que se dirigía a Fenicia y se embarcaron en ella. Este barco seguía un rumbo sureste, pasando Chipre a mano izquierda, y continuando hacia Siria hasta llegar a Tiro, el puerto donde la nave debía descargar (Hechos 21, 2). Como había sucedido previamente en Troas, el grupo aprovechó aquella detención forzosa para ponerse en contacto con la comunidad cristiana de la ciudad.



Desconocemos el origen de esta comunidad, pero es muy posible que surgiera de la predicación de algunos de los judeo-cristianos de habla griega que abandonaron Jerusalén tras el linchamiento de Esteban . Precisamente se repitió entonces un episodio al que ya nos hemos referido. En el curso de alguna de las reuniones celebradas durante aquella semana volvieron a repetirse las manifestaciones pneumáticas que indicaban a Pablo que si subía a Jerusalén se encontraría con dificultades (Hechos 21, 4). Como en los casos anteriores, el apóstol hizo caso omiso. La despedida, como en Éfeso, resultó muy emotiva. En esta ocasión, incluso las mujeres y los niños de la comunidad fueron a la playa para decir adios a Pablo y a sus compañeros (Hechos 21, 5).



Su siguiente parada tuvo lugar en Ptolemaida (Akko), donde se quedaron un día con los hermanos de la congregación local. Desde allí, se dirigieron a Cesarea, aunque no sabemos a ciencia cierta si el trayecto se realizó por tierra o por vía marítima. Es muy posible que a esas alturas, Pablo hubiera llegado a la conclusión de que las previsiones de llegar a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés se habían cumplido de sobra y que, por lo tanto, contaban con algún tiempo para detenerse en Cesarea a visitar a la comunidad de esa ciudad antes de emprender la subida a Jerusalén.



La comunidad de Cesarea era notablemente importante. Sus primeros conversos habían sido el centurión romano Cornelio y su familia, es decir, los primeros gentiles que habían entrado en el círculo de los seguidores de Jesús . Con posterioridad, Felipe – uno de los siete judíos de habla griega que habían tenido puestos de responsabilidad en la comunidad judeo-cristiana de Jerusalén – se había asentado en Cesarea. El personaje era verdaderamente excepcional por no hablar de sus cuatro hijas que tenían el don de profecía. Sabemos por fuentes extrabíblicas que aquellas mujeres vivieron mucho tiempo y que gozaban de un enorme respeto entre los judeo-cristianos de Palestina. El dato resulta de especial interés porque indica el papel que la mujer tenía en aquellas primeras comunidades, un papel que ni siquiera era minimizado en los grupos de origen judío más dados a limitarlo.



Fue precisamente mientras Pablo y sus colaboradores se encontraban en Cesarea cuando llegó hasta la ciudad un profeta de Judea llamado Agabo que tenía un mensaje especial para el apóstol:





11 Y, cuando llegó a donde nos encontrábamos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre al que pertenece este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.



(Hechos 21, 11)





El mensaje de Agabo venía a confirmar otros semejantes recibidos por el apóstol y sus acompañantes en las semanas anteriores. No resulta extraño que, al fin y a la postre, y dada la fama de Agabo y la cercanía de Jerusalén, los acompañantes de Pablo intentaran disuadirle:





12 Cuando lo oímos, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. 13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y afligiéndome el corazón? porque yo no sólo estoy dispuesto a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. 14 Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor. 15 Y después de estos días, tras realizar nuestros preparativos, subimos a Jerusalén



(Hechos 21, 12-15).





Pablo no estaba dispuesto a dejarse disuadir. Abandonó Cesarea y, acompañado ahora por algunos hermanos de la comunidad local, emprendió, junto a sus colaboradores, la subida hacia Jerusalén. Se trataba de un viaje de un centenar de kilómetros que, posiblemente, realizaron a lomos de mulo o de caballo. En Jerusalén contaban con que los hospedaría Mnasón, un judeo-cristiano de habla griega. Posiblemente, la elección se debía al hecho de que Pablo iba acompañado por varios gentiles y sería difícil que alguien que tuviera reparo hacia los no-judíos les proporcionara albergue. No era el caso de Mnasón, desde luego. Pero ¿cómo recibirían a Pablo los judeo-cristianos después de todos aquellos años?



CONTINUARÁ



Hechos 21, 1.





Hechos 11, 19.





Hechos 10, 44 ss.





De ello dejaron constancia tanto Polícrates de Éfeso como Proclo a finales del s. II d. de C. La noticia es transmitida por Eusebio, Historia eclesiástica, III, 31, 2-5.









 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 19, 2017 00:11

November 18, 2017

God Will Make a Way (Sendas Él Hará)

Hay ocasiones en la vida en que parece que no existe ningún camino por el que transitar. Todo se bloquea, todo queda encajonado, todo parece detenido de manera desesperante.


Igual que si, en un ascensor repleto de gente, se hubiera marchado el fluido eléctrico y no pudiéramos subir, bajar o salir nos sentimos atrapados y sin la menor posibilidad de escapar de una situación asfixiante. En situaciones así, es fácil convertirse en presa fácil del desaliento e incluso caer en las zarpas de la desesperación. Parece que existe salida para nuestras existencias más allá de la angustia, la ansiedad, el sufrimiento o la depresión. Sin embargo, la realidad es que sí que existe una salida.



Lo que acabo de afirmar es algo que, personalmente, he podido comprobar en los momentos más decisivos y difíciles de mi vida. De repente, generalmente de manera totalmente inesperada, ha aparecido un camino, una senda, una vía y ha sido, por añadidura, de forma mejor y ascendente. Ese camino, esa senda, esa vía las ha trazado siempre Dios y, habitualmente, ha sido así contra todo pronóstico. Esa experiencia que yo he vivido y sigo viviendo – y que me consta que es la de millones de creyentes a lo largo de la Historia – es el tema de esta hermosa canción: cuando no hay camino, Dios lo hará.



En medio de un desierto, aparecerá agua; en medio de la lejanía, El aparecerá a nuestro lado; en medio del lugar a ninguna parte, aparecerá un camino hecho por El. Será así no por nuestros méritos o merecimientos sino porque El es amor.



He escogido la versión inglesa y española de Don Moen.. También he añadido la versión española de Juan Carlos Alvarado. Espero que las disfruten, pero lo más importante no es tanto los sentimientos que pueda despertarle esta hermosa canción en ustedes sino la realidad que ensalza, la de que Dios puede trazar y traza caminos donde no los hay. Esa realidad es la que yo invito a vivir a todos aquellos que ahora mismo no ven salida a la vida, a la existencia, quizá a nada. Acudan a Dios a través de Jesús el mesías y ruénguenle que abra un camino. Sin la menor duda, como dice la canción, sendas El hará. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!





Esta es la versión inglesa de Don Moen



www.youtube.com/watch?v=RsMAXhc0QTs





Aquí va Don Moen en español



www.youtube.com/watch?v=uBlOlCT0gAQ





Y ésta es la versión española de Juan Carlos Alvarado



www.youtube.com/watch?v=Gp6Khdesu1A

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 18, 2017 00:06

November 17, 2017

Cien años del triunfo bolchevique (I)

El estudio de la Revolución rusa ha sido objeto de mi estudio continuado desde hace más de cuarenta años. Me acerqué a ella en primer lugar no a través de los autores marxistas o de la militancia en la izquierda sino de la lectura de disidentes como Pasternak o Solzhenitsyn.


Con el paso del tiempo, mis estudios se ampliaron a las fuentes originales y ya en los años noventa, con la caída de la URSS, tuve la oportunidad de publicar por primera vez al español documentos relacionados con la acción de los bolcheviques. Siquiera por esa dedicación de décadas, desearía hacer referencia a algunas lecciones derivadas del estudio del triunfo bolchevique del que ahora hace cien años. A un siglo de distancia, la revolución rusa arroja lecciones de innegable relevancia relacionadas con el análisis histórico, el desarrollo de la ingeniería social y la geopolítica. En la extinta URSS, con unas directrices políticas dictadas desde el poder y unos archivos cerrados, no fue difícil imponer una visión oficial – y falsa – de lo sucedido. Entre las groseras simplificaciones propagandísticas se encontraban la de la inevitabilidad de la revolución o la consideración del período situado entre la revolución de febrero y la de octubre como un paréntesis. Igualmente, el golpe de estado bolchevique de octubre de 1917 fue trasmutado en acción de masas. El colofón era que los bolcheviques habrían sentado las bases de un estado verdaderamente obrero y campesino en cuyo seno el terror sólo había sido una respuesta a las provocaciones contrarrevolucionarias y la dictadura de Stalin un accidente dramático. Lo cierto, sin embargo, es que la revolución de febrero, inicialmente, fue pacífica e incruenta y si el zar Nicolás II hubiera decidido mantenerse en el trono a sangre y fuego ni los primeros revolucionarios ni los bolcheviques habrían alcanzado el poder. Incluso con la abdicación del zar, si el régimen revolucionario de febrero hubiera podido estabilizarse, el resultado hubiera sido una Rusia regida por el sistema más moderno, democrático y socializado hasta entonces. Sin embargo, el gobierno provisional de Kérensky no supo manejar la situación bélica, respetó la legalidad de manera exageradamente garantista y temió más a los militares que a los bolcheviques. Lenin no tuvo ninguno de esos escrúpulos. Cuando las elecciones a la Asamblea Constituyente concluyeron con una derrota bolchevique, Lenin disolvió la Asamblea “manu militari” y comenzó a detener en masa a sus adversarios. Lenin nunca creyó que pudiera mantenerse en el poder sino por el terror y así se lo comunicó vez tras vez a sus compañeros. En los documentos aparecen instrucciones precisas ordenando matanzas en masa, el internamiento de sectores enteros de la sociedad en campos de concentración y el desencadenamiento de represalias sobre los familiares de los simples sospechosos. Lenin incluso cedió inmensas porciones del imperio ruso a sus enemigos simplemente para ganar tiempo. He publicado no pocos de estos documentos en algunas de mis obras como la reciente La revolución rusa. Un balance a cien años de distancia, Buenos Aires, Olmo ediciones, 2017.



La victoria bolchevique derivó de una mezcla de superioridad material, terror despiadado – la expresión es de Lenin - pragmatismo, indiferencia hacia Rusia como nación – la inmensa mayoría de los dirigentes bolcheviques no eran rusos incluido el mismo Lenin que sólo lo era en un octavo - e intereses de una clientela activa, la comunista, cuyo partido alcanzó durante la guerra una cifra cercana a los tres cuartos de millón de personas. El final de la guerra civil no trajo consigo la conclusión del terror sino que éste quedó configurado, según había dejado bien sentado Lenin en multitud de ocasiones, como elemento sustancial e inseparable del régimen. Así, Stalin no fue una mutación peligrosa sino un hijo directo y legítimo de Lenin y de sus planteamientos. Sólo entre 1929 y 1953, veintitrés millones y medio de ciudadanos de la URSS fueron encarcelados, terminando la tercera parte de ellos su vida ante un pelotón de ejecución. Sin embargo, no sólo Rusia pagó un precio elevado. Las potencias occidentales, ciertamente, no adoptaron medidas para provocar el final del gobierno leninista. Además no faltaron los empresarios y financieros que vieron a los bolcheviques como una vía directa y segura para acceder a las inmensas materias primas yacentes bajo el suelo ruso. El triunfo de Stalin lo impidió al final, pero una situación muy similar se repetiría con más éxito cuando tuvo lugar el desplome de la URSS.



El segundo grupo de lecciones se relaciona con el proyecto de ingeniería social. Religión, música, poesía, prensa… todo se vio controlado por el poder político a la vez que se reducía a la nada a los insumisos. En muy pocos años, no existió un referente moral al que mirar y cualquier manifestación cultural se convirtió en un acto de propaganda. Los bolcheviques controlaron la vida privada hasta los más íntimos extremos. Así, procedieron a la legalización del aborto, por primera vez en la Historia, y al control de los hijos por el estado. Por añadidura, privaron de su propiedad a los ciudadanos mientras el número de funcionarios y de clientelas del poder aumentó de manera espectacular. Esa nueva clase que derivaba del crecimiento del estado sería clave para la llegada de Stalin al poder absoluto. Por último, la educación fue remodelada para convertirse en un instrumento de adoctrinamiento, de modelado de las almas y de los corazones y de consolidación de una nueva sociedad.



Los resultados de ese conjunto de experimentos sociales fueron desiguales. Que el arte se desplomara en medio de la atonía e incluso del ridículo poco importaba a los que sólo lo concebían como propaganda. Sin embargo, el mismo Lenin no tardó en darse cuenta del impacto negativo derivado de no contar con científicos capaces y Stalin captó el daño que podría causar a la URSS un desplome de la institución familiar. Así, en muy pocos años, la visión de la familia acabó centrada en torno a un conservadurismo socialista y se volvió a prohibir el aborto. Incluso el arte adquirió unos tonos morales conocidos canónicamente como el realismo socialista donde se ensalzaba el trabajo, el amor a la patria, el sacrificio o la entrega desinteresada. Con todo, ese sistema de ingeniería social sería utilizado en las décadas siguientes, incluso después del desplome de la URSS, en distintas partes del mundo. Su empleo se consideró, al final, como un avance en la Historia del género humano aunque, a decir verdad, sólo se trataba de la imposición de un totalitarismo ideológico. Los paralelos al respecto con la imposición de la ideología de género y la agenda del lobby LGTB presentan notables paralelos. Ambas han tenido ya como resultado la aprobación de leyes inquisitoriales en varios países, pero son precisamente los censurados, perseguidos y represaliados por esas normas los que aparecen ante la opinión pública como retrógrados enemigos del progreso. A cien años del triunfo bolchevique, no cabe duda de que algunas de las lecciones más importantes no se han aprendido.



CONTINUARÁ

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 17, 2017 00:00

November 15, 2017

El mártir Companys

En los últimos tiempos, los nacionalistas catalanes andan empeñados en obligar al gobierno español a disculparse por la ejecución de Lluis Companys, presidente de la Generalidad.


Miembro de familia de terratenientes, escasamente trabajador, diletante pijo, mujeriego empedernido, practicante del espiritismo y defensor de terroristas, Companys llegó al nacionalismo catalán casi de rebote. Presidente de Cataluña, en octubre de 1934 acaudilló el golpe de estado de nacionalistas catalanes y socialistas contra el gobierno legítimo de la República, una aventura delirante que se saldó sólo en Cataluña con un centenar de muertos. El Frente popular convirtió en bandera de las elecciones de febrero de 1936 la amnistía de los golpistas y cuando, gracias a un escandaloso pucherazo, llegó al poder, Companys fue puesto en libertad regresando a la presidencia de Cataluña. Como tantos cobardes, Companys no dudó en usar la violencia que temió en otros. En julio de 1936, al producirse el alzamiento, Companys no encarceló a los sublevados sino que fusiló a 199 militares en Barcelona. Bajo su presidencia, fueron fusiladas 8.826 personas en Cataluña: 1.665 en Tarragona, 1.022 en Lérida, 5.682 en Barcelona y 457 en Gerona. Superó en sangre a Franco que en casi cuarenta años fusiló en Cataluña a 4.574, de las cuales 2.536 lo fueron en Barcelona, 566 en Gerona, 908 en Tarragona y 574 en Lérida. Entre los fusilados bajo Companys hubo, por ejemplo, noventa miembros de su partido, varias mujeres embarazadas y en torno al treinta por ciento del clero de Cataluña, algo que celebró con chistecitos macabros. También de manera sistemática, bajo la presidencia de Companys se practicó la detención y la tortura en horribles checas así como la destrucción de unos siete mil edificios religiosos. Con ese elenco de crímenes de guerra, no sorprende que fuera universalmente aborrecido por la gente del Frente popular, fueran nacionalistas catalanes o no. Encontraban insoportables su cobardía, su debilidad, sus depresiones, su incompetencia y su criminal derramamiento de sangre. Como ha reconocido en una más que notable biografía Enric Vila, a Companys lo salvó para la posteridad el ser condenado y ejecutado por decisión de la administración de justicia de Franco. Así lo lamentaron explícitamente no pocos republicanos que consideraron que era insoportable tener que hablar bien de un ser odioso sólo porque había sido fusilado por los vencedores. Desde luego, muy escaso de referencias tiene que estar un movimiento que canoniza a un sujeto tan miserable como Companys.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 15, 2017 23:57

Lutero

Frecuentemente, me preguntan por películas sobre la Reforma o, al menos, sobre Lutero. Haberlas, haylas y algunas muy buenas, pero, a mi juicio, la mejor es el Lutero de 1953.


Muy bien documentada, interpretada y realizada, esta película es un clásico – aunque en España, por razones fáciles de comprender, nunca se estrenara – y es que en la España del nacional-catolicismo podía irse descubriendo pulgada a pulgada la anatomía femenina, pero la Verdad espiritual, jamás. No ha cambiado mucho la situación, a decir verdad.



Espero que disfruten de esta película extraordinaria porque extraordinaria es la Historia que tan fiel y verazmente relata. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!





Y aquí está Lutero



www.youtube.com/watch?v=jyiCLyqRdoU

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 15, 2017 00:00

November 14, 2017

Esa maravillosa lengua griega

En los últimos tiempos, una jovencita ha publicado un best seller en Italia hablando de la importancia de estudiar griego. Soy absolutamente sincero al decir que no me sorprende.


Yo recuerdo a la perfección aquellos períodos y circunstancias de mi vida en que he sido dichoso y entre ellos ocupa un lugar de honor aquellas clases de griego que en San Antón dispensaba el padre Arce. El estudio de la lengua de Homero y de Platón, de Plutarco y Aristóteles, de Demóstenes y Alejandro no ha dejado de proporcionarme una felicidad extraordinaria que me ha llevado del amor por la democracia a mi conversión leyendo la carta a los Romanos de Pablo en el griego original hace ya décadas. El conocimiento de la lengua griega, literalmente, cambió mi vida.



Hace unos años, cuando todavía no me había exiliado, una editorial de Estados Unidos publicó mi edición del texto griego del Nuevo Testamento con una traducción interlineal. De manera casi inmediata, una universidad del sur de Estados Unidos me ofreció un puesto de profesor. Me he preguntado más de una vez si quizá no fue un error el no aceptar aquella invitación porque en España… en España donde unos majaderos criminales han decidido perseguir el español en favor de un dialecto del provenzal y de un refundido de los dialectos vascos, no puede esperarse que el griego tenga cabida en las aulas. A fin de cuentas, no son pocos los ministros y miembras de diferentes gobiernos que se caracterizan por tener una ignorancia enciclopédica fundamentalmente porque es difícil dar en una enciclopedia con algo que ellos no ignoren. Naturalmente, lo que destruyen la izquierda y esa paletería por antonomasia denominada nacionalismo catalán y vasco, la derecha no lo repara. La actual ley educativa – una LOGSE con resentimiento – decidió arrancar el griego de las aulas convirtiéndolo en una optativa insignificante. Así, la lengua maravillosa que nos ha dado palabras como democracia, erotismo o Cristo ha sido expulsada de las aulas por gente defensora del lema de “asnos, pero progres” (o nacionalistas) y gente como Méndez de Vigo jamás corregirá el disparate. Quizá no es tan extraño si se tiene en cuenta que incluso en la universidad la mayoría de los profesores de Historia antigua conocen tan poco de griego como de acadio o sánscrito. Hace cinco siglos, la Reforma vino precedida por un resurgir del interés en el griego. Estoy convencido de que ese fenómeno puede y debe repetirse. Cuestión aparte es la ausencia de visión al respecto. A veces hasta deseo que en un programa de corazón se hable de la lengua griega a ver si alguien se entera de que existe.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 14, 2017 00:00

November 13, 2017

Sic Transit…

¡Qué frágil es la reputación, en especial, la de pueblos y sociedades! En 1868, España provocó la admiración mundial al destronar incruentamente a Isabel II.


Apenas unos años después, tras el desmadre del denominado Sexenio revolucionario concluido con la Primera república, la imagen de la nación andaba por los suelos. Lo he recordado con profundo dolor en las últimas semanas en relación con el golpe de estado de los nacionalistas catalanes. Es cierto que jamás me he encontrado en ningún lugar del globo a nadie que pensara que los catalanes eran los suizos o los judíos españoles. Semejante patochada petulante se la he oído a algún catalán, pero a nadie más. Sin embargo, sí es verdad que no era tan difícil dar con gente que pensaba que los catalanes se encontraban entre las gentes más serias de España. Esa percepción ha quedado reducida a añicos en los últimos tiempos. Por unas horas, mientras los nacionalistas recurrían a su victimismo y hablaban de la represión sufrida a manos de las fuerzas policiales el 1-O, no faltó quien señalara que encontrándose entre lo más formal de España a lo mejor no era tan raro que quisieran marcharse. Pero las mentiras duraron poco. De repente, en el extranjero se enteraron de que en Cataluña no se puede estudiar en español – una locura acogida con rostros estupefactos – que la región se lleva la parte del león del FLA o que disfruta de una autonomía que no se da en ninguna nación europea. Cuando a esto se sumaron las comparecencias tardías de Puigdemont, la huida de las empresas y la soledad internacional, la sensación que ocasionaron los nacionalistas catalanes se convirtió en penosa. Quizá todo comenzó cuando Charlie Hebdo les dedicó una portada en que los calificaba de más gilipollas – disculpen la grosería, pero es lo que afirmaba la publicación francesa – que los corsos. Lo que vino acto seguido se escapa de las calificaciones duras, pero educadas. Creo que en estas semanas no he escuchado menos de una cincuentena de calificativos injuriosos para referirse, sustancialmente, a lo que consideran estupidez genética de los nacionalistas catalanes. Y la situación no ha mejorado con la comparecencia belga de Puigdemont o los lloriqueos de Junqueras o incluso con Pilar Rahola, especialmente al publicarse que su tío Pere firmó un manifiesto en 1936 apoyando al ejército de Franco. Sic transit… Así pasa la gloria del mundo.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 13, 2017 00:00

César Vidal's Blog

César Vidal
César Vidal isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow César Vidal's blog with rss.