César Vidal's Blog, page 140
October 18, 2014
On the Jericho Road
Sin embargo, cuando llegó la nueva oportunidad uno de aquellos espías, Josué, conduciría al pueblo hacia la victoria. En ese camino, tuvo un papel extraordinario la toma de Jericó. En apariencia, sus muros eran inexpugnables. En la práctica, no sirvieron de nada ante el empuje de Dios.
Nuestra vida es muy semejante a lo relatado. Dios desea bendecirnos, pero muchos – incluso afirmando que son creyentes – sólo ven las dificultades y se niegan a si mismos esa bendición. Esta canción señala que, efectivamente, en nuestro camino vamos a encontrarnos con muchos Jericós en apariencia infranqueables. Sin embargo, no debemos ni amilanarnos ni temer. A nuestro lado camina – como en Jericó – el mesías Jesús y en él podemos confiar.
Sé por experiencia propia lo empinado y difícil que puede ser el camino. Pero me siento muy animoso porque el triunfo no está en mis manos – entonces resultaría imposible – sino en las de Dios. Pongan ustedes también todo en Sus manos, en este camino donde no faltan las dificultades ni las tribulaciones. Lo recorrerán mucho mejor. Ah, y recordando ese camino les dejo con Bill y Gloria Gaither.
Aquí están Bill y Gloria Gaither
October 16, 2014
Estudio de la Biblia (II): Tanaj y/o Antiguo Testamento
Algunos – no sólo los judíos – encuentran censurable que se denomine Antiguo, como algo viejo, a la primera parte de la Biblia. Los judíos la denominan Tanaj que no son sino las iniciales de las tres partes en que dividen las Escrituras que tienen en común con los cristianos: Torah, Neviim y Ketubim o, si ustedes lo prefieren, la Ley, los Profetas y los Escritos. Los cristianos, por el contrario, dividen el Antiguo Testamento en Pentateuco – los cinco libros de Moisés, equivalentes a la Torah – libros históricos, libros poéticos, libros sapienciales y libros proféticos.
La división judía del Antiguo Testamento es la siguiente:
1. Torah. Son los cinco libros de Moisés. En las versiones impresas, se les llama también Jamisha Jumshei Torah (cinco cinco-secciones de la Torah) e, informalmente, Jumásh. Su título en hebreo viene de la primera palabra del texto hebreo. Consigno su nombre y al lado el que tiene en las Biblias cristianas:
- Bereshit (בְּרֵאשִׁית, “En el principio”) – Génesis.
- Shemot (שִׁמוֹת, “Nombres”) - Éxodo.
- Vayikra (ויקרא, “Y El llamó”) – Levítico.
- Bəmidbar (במדבר, “En el desierto [de]”) - Números.
- Devarim (דברים, “Palabras”) - Deuteronomio.
2. Nevi´im.
נְבִיאִים Profetas. En la Biblia hebrea se dividen en Anteriores – lo que los cristianos denominan libros históricos – y Posteriores – que se corresponden con los proféticos. Esos libros son:
1. (יְהוֹשֻעַ / Yĕhôshúa‘) - Josué.
2. (שופטים / Shophtim) – Jueces.
3. (שְׁמוּאֵל / Shmû’ēl) – Samuel.
4. (מלכים / M’lakhim) – Reyes.
5. (יְשַׁעְיָהוּ / Yĕsha‘ăyāhû) – Isaías.
6. (יִרְמְיָהוּ / Yirmyāhû) – Jeremías.
7. (יְחֶזְקֵיאל / Yĕkhezqiēl) – Ezequiel.
8. Los doce profetas menores -Trei Asar, “The Twelve” – que son considerados un solo libro y que contienen:
1. (הוֹשֵׁעַ / Hôshēa‘) – Oseas.
2. (יוֹאֵל / Yô’ēl) - Joel
3. (עָמוֹס / ‘Āmôs) – Amós.
4. (עֹבַדְיָה / ‘Ōvadhyāh) – Abdías.
5. (יוֹנָה / Yônāh) - Jonás.
6. (מִיכָה / Mîkhāh) - Miqueas.
7. (נַחוּם / Nakḥûm) - Nahum.
8. (חֲבַקּוּק /Khăvhakûk) - Habacuc.
9. (צְפַנְיָה / Tsĕphanyāh) - Sofonías.
10. (חַגַּי / Khaggai) – Ageo.
11. (זְכַרְיָה / Zkharyāh) - Zacarías
12. (מַלְאָכִי / Mal’ākhî) – Malaquías
3. Ketuvim כְּתוּבִים o Escritos. Para los judíos, se dividen en once libros que son:
1. Los libros poéticos. Salmos, Proverbios y Job que son llamados Sifrei Emet o rollos de la verdad ya que la palabra hebrea para verdad - Emet אמ”ת – es un acrónimo de los nombres de estos tres libros.
2. Los cinco rollos o Hamesh Meguil.lot: Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Esther.
3. Los libros restantes: Daniel, Esdras-Nehemías, Crónicas. Es de notar que Daniel y Esdras tienen porciones importantes en arameo, algo que no sucede con otros libros de la Biblia.
Como podrá verse, el canon de la Biblia judía excluye los denominados libros apócrifos a los que luego me referiré.
La división cristiana del Antiguo Testamento es ligeramente diferente.
1. El Pentateuco o cinco libros que se corresponden con la Torah hebrea: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
2. Los libros históricos: Josué, Jueces, Rut, I y II de Samuel, I y II de Reyes, I y II de Crónicas, Esdras, Nehemías y Esther.
3. Los libros poéticos: Job y Salmos.
4. Los libros sapienciales o de sabiduría: Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares (aunque algunos preferirían considerar el Cantar de los cantares como poesía)
5. Profetas mayores: Isaías, Jeremías, Lamentaciones de Jeremías, Ezequiel y Daniel.
6. Profetas menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
Este canon del Antiguo Testamento es el mismo que el judío – aunque con un orden diferente – y es el seguido por las iglesias cristianas, aunque no por la iglesia católica. De hecho, la iglesia católica ha incluido en el canon del Antiguo Testamento libros que son considerados apócrifos por otras confesiones – incluidos los judíos – y que la iglesia católica denomina deuterocanónicos.
Estos libros apócrifos son Tobías, Judith, la Sabiduría, el Eclesiástico, Baruc y los dos libros de Macabeos. A ellos hay que sumar añadidos al texto hebreo de la Biblia. Así, el capítulo 10 del libro de Esther, tiene añadidos 10 versículos y además 6 capítulos completos. El capítulo 3 del profeta Daniel, tiene añadidos 66 versículos, desde el 24 al 90, y además dos capítulos completos, el 13 y el 14, que cuentan las leyendas de Susana, y Bel y el Dragón.
Aunque la iglesia católica, tras diversos movimientos de zigzag, los incluyó en el canon de manera definitiva en el concilio de Trento, ya en el siglo XVI, la verdad es que los judíos nunca los reconocieron como tales y esa misma línea siguieron las confesiones reformadas. Las razones son diversas. Por ejemplo, Tobías contiene afirmaciones absolutamente supersticiosas e incluso paganas como (4: 18) la práctica de colocar alimentos sobre las tumbas o de (6: 8) utilizar el humo para ahuyentar demonios.
Judith contiene errores históricos de bulto – es el caso también de Baruc - como (1: 5) convertir al babilonio Nabucodonosor en rey de los asirios convirtiendo Nínive en su capital cuando estuvo en Babilonia. No deja de ser significativo que el padre Torres Amat, traductor de la Vulgata, afirmara: “Todo lo que sigue tomado a la letra parece no dejar lugar para excusar a Judith, de ficción o mentira”.
El Eclesiástico tiene un claro reconocimiento en su prólogo de que no consideraba que lo que escribía era inspirado - “Mi abuelo Jesús, después de haberse aplicado con el mayor empeño a la lectura de la ley y los profetas, y de otros libros… quiso él también escribir algo sobre estas cosas” – y añade (33: 16): “Yo ciertamente, me he levantado a escribir el último y soy como el que recoge rebuscas tras los vendimiadores”.
Con todo, la confesión más clara de que los apócrifos no forman parte de la Biblia se encuentra en el segundo libro de Macabeos que concluye de la siguiente manera: “Acabaré yo también esta mi narración. Si ella ha salido bien y cual conviene a una historia, es ciertamente lo que yo deseaba; pero si por el contrario es menos digna del asunto de lo que debiera, se me debe disimular la falta”. ¿Puede alguien creer que, como afirma la iglesia católica, este libro es inspirado cuando su propio autor lo termina de esa manera?
Resumiendo, pues, el canon del Tanaj o Antiguo Testamento excluye los libros apócrifos. A pesar de que ha sido así durante siglos y que a ello contribuyen el testimonio de los judíos, el de Jesús y los apóstoles – que jamás citaron de los libros apócrifos – y el de los cristianos de los tres primeros siglos, la iglesia católica decidió incluirlos en el canon. Sin duda, es material para reflexión. Pero será en otra ocasión. La semana que viene explicaremos el contenido del Nuevo Testamento y luego, en semanas sucesivas, los distintos libros de la Biblia.
Próxima entrega: El Nuevo Testamento.
I. El Evangelio de Marcos: algunas lecciones de los tres primeros versículos
La semana pasada, tuvimos ocasión de señalar algunas características del Evangelio de Marcos refiriéndonos sólo a los tres primeros versículos. Antes de profundizar más en el texto, resulta esencial extraer algunas conclusiones de esa breve introducción.
1. Los Evangelios son históricamente fiables: a diferencia de los textos de otras grandes religiones como el budismo, el hinduismo o el islam, los Evangelios se escribieron en la cercanía de los hechos y sobre el testimonio de testigos oculares. En Marcos, se trató del testimonio de Pedro, pero Lucas recogió en los años cincuenta – cuando ya se habían escrito otros Evangelios - los de personas que habían conocido directamente a Jesús.
2. El mensaje del Evangelio es para todos: Marcos escribió para gentiles lo que implicaba una gran novedad. Su anuncio iba dirigido no sólo a los judíos que llevaban siglos esperando al mesías sino a todos sin distinción de cultura, raza, posición social o sexo.
3. El Evangelio es el cumplimiento de profecías: desarrollaremos más este aspecto en las siguientes entregas, pero lo cierto es que el anuncio tiene sentido porque es el cumplimiento de una larga espera y en su tiempo. “La voz grita” porque así fue anunciado por Isaías ocho siglos antes.
4. El Evangelio no es una confirmación del orden establecido. Desgraciadamente, así fue a partir del siglo IV, cuando se produjo el maridaje con el imperio y más que enormes raciones de paganismo entraron en el cristianismo, pero no fue así originalmente. El Evangelio desafía y confronta la realidad, muestra sus carencias y sus puntos ocultos y llama al ser humano a vivir la vida del Reino.
5. Esa visión contracultural es muy clara en el mesías-siervo. En contra de no pocas concepciones, el mesías encarnado en Jesús es el siervo profetizado por Isaías. Eso implica que su manera de actuar es muy diferente de la ejercida por los poderes del mundo, incluidos los eclesiásticos. En pocos lugares, se expresa con más claridad que en un antiguo himno judeo-cristiano que Pablo cita en su carta a los filipenses:
«El mesías Jesús, siendo en forma de Dios, no se aferró a ser igual a Dios, sino que se anonadó tomando forma de siervo, hecho semejante
a los hombres, y siendo hombre se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Filipenses 2, 5-8).
Jesús no se amoldó a la cosmovisión de su tiempo – o del nuestro – siendo hombre, todavía descendió más adoptando la forma de siervo e incluso como siervo estuvo dispuesto a morir en la cruz. Se mire como se mire, esto es ser contracultural y no las películas de Almodóvar.
6. El Evangelio es el único camino de salvación: lo es en todos los sentidos del término, pero lo iremos viendo a lo largo de las semanas y
7. El Evangelio es también la única manera de vivir: al menos si lo que se desea es no formar parte de la cultura dominante que tiene muchas veces disidentes consentidos e incluso alentados.
Todo esto lo iremos viendo, Dios mediante, en las próximas semanas. Mientras tanto para estos días, les sugiero que lean – y escriban sus reflexiones en el cuaderno – dos pasajes de la Biblia. El primero se encuentra en el Antiguo Testamento y es el Salmo 51. El segundo es el capítulo segundo entero de la carta de Pablo a los Filipenses. ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
October 15, 2014
El Cid Campeador, un héroe políticamente incorrecto
También es el Cid uno de los pocos españoles – otros fueron Colón y Cortés - que llamó la atención de Hollywood para convertirlo en protagonista de una de sus super-producciones. Sin embargo, el Cid ha terminado, con el paso del tiempo, convirtiéndose en un personaje políticamente incorrecto. Razones no faltan. De entrada, el Cid creía en la superioridad de los principios sobre la sumisión política. Cuando cundió la sospecha de que Alfonso podía haber participado en el asesinato de Sancho para acceder al trono de Castilla fue Rodrigo Díaz de Vivar, más tarde conocido como el Cid, el que le obligó a jurar que no había sido así, todo ello como trámite previo a ceñirse la corona. Desterrado por el rey y, de manera especial, por la acción de los envidiosos de la corte, Rodrigo no se convirtió en un vasallo desleal sino que continuó acudiendo en socorro de su rey lo mismo para vencer a los régulos musulmanes que a los nobles de la actual Cataluña a los que proporcionó más de una tunda memorable. Finalmente, Rodrigo fue esencial a la hora de contener a los almorávides que, venidos del norte de África, intentaban apuntalar un islam hispano más que cuarteado tras la muerte de Almanzor y la desaparición del califato. Sin el talento estratégico del Cid – que llegó a tomar la plaza fuerte de Valencia como eslabón de una cadena defensiva – los almorávides no sólo hubieran obligado a los castellanos a repasar el Tajo fijando otra vez sus líneas de defensa en el Duero sino que las pequeñas unidades políticas del noreste como Aragón, Navarra y los condados de lo que luego sería Cataluña podrían haberse visto asolados como en la época de Almanzor. Semejante desastre lo evitó un caballero castellano al que los propios musulmanes llamaron As-Sid, es decir, el señor. Dicen que incluso después de muerto la visión de su cadáver infundió el pavor en sus enemigos. Quizá, pero lo que, sin duda, es cierto es que cuando en otros lugares, como Francia, quisieron escribir dramas donde se encarnaban el valor, la nobleza e incluso el amor, escogieron como protagonista al Cid.
Próxima semana: Maimónides
October 14, 2014
En Colombia (II): Héctor Pardo
Además, los viernes, hemos comenzado con los estudios de la Biblia y, a pesar de que sean sencillos, exigen prepararlos. Finalmente, no quisiera que acabara el mes sin que puedan disponer de libros en formato electrónico y muy económico en Amazon. Entre estas y otras obligaciones, se me retrasan los podcasts. Quería dedicarle uno a Héctor Pardo, buen amigo y excelente hermano, que fue el responsable principal de mi visita a Colombia. A decir verdad, quizá lo mejor sería recomendar el libro Desde la otra trinchera donde se cuenta la primera parte de su vida, pero creo que merece la pena que me detenga un poco en dar algunas pinceladas sobre su fecunda labor.
Héctor nació en una familia colombiana vinculada a la guerrilla liberal. Su intención a lo largo de la Historia había sido afianzar la democracia en Colombia y acabar con situaciones de clamorosa injusticia que venían de la época del dominio español. Su padre era sastre y proporcionaba los uniformes a los guerrilleros y Héctor se levantaba siendo niño a las tres de la mañana para sumarse a esa tarea. En un momento determinado de su vida, Colombia decidió ir por el camino de la reconciliación y se decretó una amnistía. Sin embargo, lo que sucedió después fue aterrador. Héctor – que era un niño fielmente católico al que uno de los sacerdotes le había contado como en la línea del horizonte se recortaba la distancia entre el cielo y la tierra y había que agacharse para pasar entremedias como había hecho él – asistió a las predicaciones de obispos y sacerdotes que instaban desde el púlpito a matar no sólo a los liberales sino también a sus mujeres y a sus hijos. Por añadidura, no tardó en comprobar con grave peligro para la vida de sus familiares, que, a pesar de la amnistía, a los liberales los estaban asesinando. Es difícil salir medianamente bien parado de traumas así y Héctor salió convencido de que Dios no existía siquiera porque los que decían que eran sus representantes en la Tierra adoptaban semejantes comportamientos. Es la experiencia de no pocos – conocí a muchísimos en España con una actitud semejante tras la guerra civil – y, aunque amarga, no puede extrañar. Sin embargo, mientras Héctor se debatía en ese océano de amargura, su madre se había convertido escuchando hablar de Jesús en una iglesia evangélica. Empeñado en rechazar la existencia de un Dios que, en apariencia, consentía tanta iniquidad, Héctor aceptó acudir una noche a un culto de la iglesia a la que asistía su madre. Su intención era quedarse unos minutos y luego marcharse al cine. Sin embargo, el local estaba abarrotado, era imposible irse y comprendió que tendría que soportar la reunión hasta el final. Esa misma noche, Dios tocó su corazón y Héctor se entregó a Él.
Contar lo que fue después la vida de Héctor daría para muchos libros. Se podría relatar como, gracias a sus buenos oficios, la guerrilla – ya no liberal si no marxista – accedió a poner en libertad sin contraprestaciones de todo tipo a unos ciudadanos israelíes a los que tenía secuestrados desde hacía más de dos años. O podría dar detalles de cómo un conocidísimo y mediático sacerdote católico colombiano – que, por cierto, se llevaba muy bien con el narcotraficante Pablo Escobar – le ofreció regalarle una casa a cambio de que afirmara su creencia en la Eucaristía y no negara la mediación de María. O podría referirme a la manera en que colaboró acertadamente para que determinadas reivindicaciones de las iglesias evangélicas – el derecho a la libertad religiosa y a la objeción de conciencia – fueran incluidas en la nueva constitución. O podría señalar la manera en que ha defendido las causas pro-vida; o la forma en que se ha entregado a expandir la educación. Me faltaría espacio y tiempo. Héctor es un ejemplo de cómo una minoría perseguida con saña y violencia, pero asentada en las enseñanzas de la Biblia acaba, con unas mínimas condiciones de libertad, imponiéndose a las tinieblas y la intolerancia para presentar un mensaje de luz, de libertad e incluso de reconciliación y amor en una sociedad desgarrada por una tradición secular de violencia.
Hace tiempo que para mi fue un placer conocerlo. Fue un privilegio servir a su congregación. Será una gran alegría reencontrarme con él. Que Dios lo bendiga por su extraordinaria labor.
Entrevista a la oposición boliviana

- ¿Qué se siente cuándo el presidente del país lo moteja como el jefe de la oposición? Me siento ante una maniobra de Evo Morales que pretende dividir a la oposición. Ahora la oposición no necesita jefes sino unidad.
- ¿Son estas elecciones una posibilidad para la oposición? Las elecciones señaladas para el 12 de octubre próximo son “elecciones sin democracia”. Constituyen únicamente una “puesta en escena”, un proceso de simulación democrática.
- ¿A qué se refiere cuando habla de simulación democrática? No hay ninguna duda de que esta “puesta en escena” va a concluir con la reelección de Evo Morales, quien incluso ha señalado el porcentaje de votos con que va a ganar. Según la Carta democrática interamericana de 2001, las elecciones requieren respeto a los derechos humanos y libertades, estado de derecho, pluralismo político, limpieza electoral y separación de poderes. Ni uno solo de estos requisitos se da en la Bolivia de Evo Morales.
- No deseo caer en la ironía, pero ¿cómo puede saber Evo Morales el porcentaje con que triunfará en unas elecciones que no se han celebrado?
- Lo sabe porque necesita dos tercios para gobernar como un dictador y eso es lo que va a obtener. Los candidatos de la oposición son candidatos intimidados y su acción esta reducida a lo que Morales quiere. Ahora mismo hay más de un millar de exiliados en países como Brasil, España, Estados Unidos, Perú o Paraguay y de entre ellos una docena podrían ser candidatos.
- ¿Se refiere usted a personajes como Reyes Villa, Sánchez Losada, Cosío o usted mismo? Sí, sólo por citar unos cuantos.
- En otras palabras, las elecciones son una farsa… Por supuesto. En las elecciones de Bolivia no existe ninguna condición para que este proceso sea reconocido como democrático. Un proceso electoral es democrático sólo cuando es “libre”, “justo y “basado en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo”. Así lo establece la Carta Democrática Interamericana y la misma legislación electoral boliviana.
- Quiere usted decir que la campaña electoral no ha sido libre?
Por supuesto que no. ¿Cómo van a ser libres unas elecciones donde los candidatos potenciales son perseguidos o inhabilitados, se los arroja en prisión o se ven obligados al exilio? Bolivia es un país con presos políticos y exiliados políticos, su política está judicializada y criminalizada. Con esas condiciones, no se puede pretender que hay democracia. En realidad, las elecciones sólo se celebran para mantener indefinidamente en el poder a Evo Morales.
¿Cuál es el respaldo real del que goza Evo Morales? Su apoyo real está formado por los productores de coca del trópico de Cochabamba, los movimientos del alto de la Paz y subvencionados. No pasa de un tercio de los votantes.
No es mucho, pero en algunos países europeos se gobierna con un porcentaje no muy diferente… La diferencia está en que Bolivia tiene un sistema presidencialista y no parlamentario y que además Morales pone en aplicación el denominado “voto comunitario” que consiste en la coacción pública para que poblaciones enteras o barrios voten íntegramente por él, amenazando previamente con dar latigazos a quienes voten por la oposición. Así lo han hecho públicamente el diputado Gallego y los candidatos del gobierno. Eso sin contar con otras ilegalidades.
¿Más ilegalidades que la coacción física? Sí. Por ejemplo, la Constitución boliviana prohíbe expresamente más de dos mandatos al presidente de la República. Es cierto que ese texto ha sido sustituido por la denominada constitución del estado plurinacional, pero ésta tampoco los permite. Ni con su propia constitución Evo Morales puede ser candidato presidencial. Sin embargo, forzó una resolución del tribunal constitucional – cuyos miembros han sido designados por él – que afirmaba que la primera elección de Evo Morales no contaba porque era anterior al llamado Estado Plurinacional. Así, la elección del 2014 sería la primera. El magistrado Cusi, miembro no firmante de esta resolución, señaló la nulidad del fallo al ser ilegal.
¿Qué posibilidades ha tenido la oposición en la campaña? Nulas. Evo Morales tiene a su servicio todo el aparato, obras, publicidad, vehículos, aviones y medios del estado y lleva haciendo campaña ya medio años. Por el contrario, la oposición sólo ha podido hacerla treinta días antes de las elecciones. Todo ello sin contar que Morales ha acusado, calumniado y enjuiciado a los opositores durante este tiempo. Además, no se puede hablar de temas como el narcotráfico, la corrupción o los exiliados políticos. Finalmente, el órgano electoral boliviano está al servicio absoluto de Evo. A decir verdad, los candidatos no son oposición sino resistencia.
¿Cuál es la diferencia? Muy sencilla. La oposición en una democracia tiene la “posibilidad de acceder al poder”. Estos candidatos no tienen ninguna salvo la de, quizá, salvaguardar algunos intereses personales. La intimidación y los límites impuestos por Evo Morales impiden otra cosa.
Pero ¿y los observadores internacionales? Carecen de valor, porque el fraude ya está perpetrado antes de que se celebren las elecciones. Fue Ortega y Gasset el que dijo que la salud de la democracia depende de un mísero detalle técnico que es el procedimiento electoral. Eso es lo que yo invito a verificar a los observadores de la OEA, Unasur y otros organismos afines al socialismo del siglo XXI. Descubrirán entonces que en Bolivia no hay democracia.
(Publicada en la página 40 de La Razón, 12 de octubre de 2014)
October 12, 2014
Reforma constitucional
El último mantra entonado por los cuadros y adeptos del PSOE es “Reforma constitucional”. No sé a quién se le ha ocurrido la feliz idea, pero hay que señalar que esas dos palabras y nada son todo lo mismo. De entrada, la reforma de la constitución en España raya en lo milagroso dado que el mecanismo contemplado en su articulado resulta extremadamente rígido. Seguramente, se hizo con la mejor intención, pero reformar la constitución es imposible salvo que haya un acuerdo prácticamente unánime que además se pueda vender a la población para que lo refrende con un referéndum. Pero supongamos que todo eso fuera posible. ¿Qué piensa el PSOE proponer? ¿Más autogobierno? No existe un sólo estado federal en Europa que tenga estados federados con la autonomía tan escandalosa de Cataluña y, sobre todo, que les de tanto dinero Además, el nuevo Estatuto lejos de calmar a los nacionalistas los ha caldeado más si cabe. ¿Qué daría la nueva reforma constitucional? ¿Más dinero para Cataluña? Durante los últimos años – de ZP a Montoro – Cataluña no ha dejado de recibir inyecciones procedentes de los bolsillos de todos los españoles que no han evitado que represente el 33 por ciento de la deuda de 17 CCAA, que la inversión extranjera haya caído más de un 66 por ciento en lo que va de año o que, a pesar de incrementar continuamente las cifras que se le entregan, sus servicios públicos anden manga por hombro - ¡¡diez muertos de legionella de los que no habla casi ningún medio salvo La Voz!!! - porque los fondos se emplean en pesebres como embajadas en el extranjero, páginas web independentistas o subvenciones a entes como Omnium cultural. ¿Un concierto como el vasco o el navarro? Imposible. Las altas esferas saben de las presiones de la Unión Europea precisamente para acabar con los ya existentes. A fin de cuentas, la nueva jaculatoria del PSOE no es sino la bandera que, en realidad, sólo oculta la ausencia de propuestas reales. Y es que, de haber una reforma, tendría que ir en la dirección contraria, la de recuperar competencias y dotar de la racionalidad que no tiene a la vida nacional.
October 11, 2014
La Reforma indispensable (XVII): Un monje llamado Lutero (XI): la reacción
Para remate, no pasaban de ser un escrito académico impulsado por razones de carácter pastoral. Sin embargo, la reacción que provocaron fue extraordinaria. Las tesis de Lutero fueron inmediatamente impresas y traducidas al alemán. Al cabo de unas semanas, habían experimentado varias reediciones y se habían difundido por toda Alemania. Sin embargo, en ese proceso nada tuvo que ver el agustino. En marzo de 1518, Lutero, tras examinar sus tesis impresas y traducidas, manifestó su pesar a Christopher Scheuerl, un amigo de Nuremberg. De haber sabido la difusión de que iban a disfrutar, señaló, las hubiera redactado de una manera más precisa. Lo cierto era que las había redactado para iniciar un debate sobre el tema, pero nadie había respondido a la invitación y, por añadidura, la cuestión se había difundido por toda Alemania. Ante una situación como ésa, Lutero consideró que lo mejor que podía hacer era escribir una explicación de sus tesis.
El texto – conocido como Resoluciones – fue enviado al obispo de Brandeburgo con una explicación sobre sus intenciones iniciales de provocar un debate público y sobre la manera en que todo se había desviado de esa intención inicial. Lutero continuaba insistiendo en que se discutiera públicamente la cuestión, pero también manifestaba que no había tenido la menor intención de actuar impertinentemente y que sometía “todo al juicio de la santa iglesia”. Incluso suplicaba que echara mano de la pluma y suprimiera lo que considerara oportuno. Lutero, lejos de ser un rebelde, era, según propia confesión, una persona tan sometida al pontífice que habría estado dispuesto a “asesinar – o al menos habría estado encantado de ver y ayudar a que se perpetrara el asesinato – a todos aquellos que no fueran obedientes y sumisos al papa, con que sólo me lo hubiera sugerido”. Es decir que era un católico como los de tantos siglos cegado éticamente por la institución a la que otorgaba toda legitimidad. Cuando se tiene todo esto en cuenta, llama la atención ver hasta qué punto la crisis podía haber concluido incluso antes de comenzar.
Si en ese preciso momento no vio su final un proceso apenas iniciado, se debió a aquellos que llegaron a la conclusión de que sus intereses, nada santos, por cierto, estaban amenazados. El primero fue – y resulta lógico – uno de los principales beneficiarios de la predicación de las indulgencias, es decir, Alberto de Maguncia. De manera inmediata, envió documentos a Roma con la petición de que se silenciara a Lutero. La respuesta – dada por otra de las partes especialmente beneficiadas en la predicación de las indulgencias – resultó positiva y no debería sorprender que así fuera. Así, en febrero de 1518, se entregaron órdenes en ese sentido a Gabriel Della Volta, promagistrado de la orden de los agustinos. De manera lógica, el mandato fue transmitido a Staupitz.
Sin embargo, la reacción más virulenta no procedió de la jerarquía alemana ni de Roma sino de la orden que se veía especialmente beneficiada por la predicación de las indulgencias. En buena medida, la conducta de los dominicos era previsible y no sólo porque fueran los encargados de anunciar la indulgencia sino porque ya desde hacía siglos eran los campeones de la ortodoxia y del absolutismo papal. Llegado el caso, no puede sorprender que optaran por defender al papa de lo que consideraban ataques peligrosos en lugar de escuchar para ver si había algo de verdad en las críticas formuladas. No se trataba de escuchar a ver si se podía aprender sino de reprimir a cualquiera que pareciera cuestionar el tinglado de influencias y beneficios existente desde hacía siglos. No faltan hoy en días personajes semejantes que, periódicamente, aparecen por este muro, pero es que la matriz sigue siendo la misma. Con seguridad, la suya no fue – ni es - la mejor opción, pero era coherente con una trayectoria secular. Así, en el capítulo sajón de los dominicos celebrado en enero de 1518 en Frankfurt del Oder, Wimpina y Tetzel propusieron una serie de contratesis y formalmente acusaron a Lutero de ser sospechoso de herejía. A estas alturas, resulta obvio que Tetzel podía condenar a Lutero, pero ni lejanamente se acercaba a refutarlo. No sólo eso. Incluso acentuó algunos de los disparates que había predicado con anterioridad. Si previamente Tetzel había anunciado que “tan pronto como la moneda suena en el cofre, el alma sale volando del purgatorio”, ahora indicó que la indulgencia era tan eficaz que la liberación del alma que padecía tormento tenía lugar “antes” de que llegara a sonar la moneda. En un arrebato de entusiasmo, Tetzel llegó a afirmar que la indulgencia podía absolver incluso a alguien que hubiera violado a la Virgen María. Seguramente, semejantes comentarios buscaban, en primer lugar, respaldar al papa, pero, con la distancia del tiempo, cabe preguntarse si un apoyo tan cerrado verdaderamente ayudaba, más allá del poder y el dinero, a la institución a la que pretendía defender. Por lo que a Lutero se refiere, resulta más que dudoso. De entrada, el agustino interpretó – y no se le puede culpar por ello - que había personajes dispuestos a todo con el único propósito de defender al papado, tuviera o no razón, y para ello recurrirían al exceso y a la calumnia. Por añadidura, aquella defensa resultaba tan cerrada y sin concesiones que le impulsó a examinar todo el edificio del papado en términos de análisis bíblico e histórico.
La Reforma indispensable (XVIII): Un monje llamado Lutero (XII): el giro
October 10, 2014
The Year of the Jubilee
Sin embargo, como en general sucede con los mandatos de la Torah, también aquel apuntaba al mesías. El profeta Isaías, en uno de los cantos dedicados al siervo-mesías, señalaba que el Espíritu Santo lo designaría, entre otras cosas, para proclamar ese año maravilloso (Isaías 61: 1). Uno de los momentos más delicados en la vida de Jesús fue cuando, en la sinagoga de Nazaret, afirmó que él era ese mesías que proclamaría el año del jubileo (Lucas 4: 16 ss). La reacción no fue del todo positiva porque Jesús veía ese anuncio como el de un llamamiento que incluía también a los no-judíos y, sobre todo, no lo contemplaba en términos guerreros al estilo de, por ejemplo, la Teología de la liberación.
Con todo, el mensaje de gracia y libertad era enormemente sugestivo y la prueba está en cuantos de sus compatriotas lo siguieron convencidos de que era el mesías. A fin de cuentas, había nacido en la época anunciada para la aparición del mesías. Aunque este aspecto no es muy conocido entre muchos, muchísimos que se dicen cristianos – llevan siglos intentando separar la predicación de Jesús de sus raíces judías – resulta esencial y, personalmente, yo lo encuentro muy hermoso. El mesías había llegado al fin para proclamar una libertad mucho mayor, pero ya prefigurada, por el año jubilar de la Torah.
Ese mismo tema es cantado en esta composición de Lamb, un grupo musical de judíos mesiánicos. Para los que no lo sepan, los judíos mesiánicos son judíos que siguen siéndolo, que no quieren dejar de serlo y que, a la vez, creen que Jesús es el mesías. Naturalmente, como los primeros cristianos, jamás rendirían culto a una imagen o aceptarían la existencia de distintos intercesores ante Dios o, por ejemplo, comerciarían con indulgencias. Conocen la Biblia lo suficiente como para mantenerse a leguas de semejantes conductas tan contrarias a las Escrituras. Al mismo tiempo, creen con firmeza que Jesús es el siervo-mesías y que anunció la libertad a todos los cautivos. Esta canción, alegre y gozosa, recuerda que ese año jubilar está vinculado al mesías. Disfrútenla en esta mañana de shabbat. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí está Lamb y El año del Jubileo.
October 9, 2014
Una guía para estudiar la Biblia (I)
Como ya he indicado en otras ocasiones, tras décadas de dedicarme al estudio de las Escrituras, estoy más que convencido de algo tan sencillo como que nada funciona mejor a la hora de estudiar la Biblia que el hecho de estudiar la Biblia. En otras palabras, para poder adentrarse en ella, creo que es más que suficiente – y dará magnífico resultado – contar con tres cosas: una buena traducción de la Biblia, una concordancia y un cuaderno para tomar notas. Examinemos los tres elementos en orden inverso.
1. El cuaderno: por supuesto, vale cualquiera. Bastará con que el lector se sienta cómodo con él. En Estados Unidos, es difícil de pensar que lo lleve encima dado que la gente, por regla general, conduce un automóvil para desplazarse, pero en España donde suele existir un sistema de transporte público excelente – el metro de Madrid es el mejor del mundo y las líneas de autobuses y cercanías están muy bien – hay muchas posibilidades de ir leyendo y tomando notas mientras uno se desplaza hacia o desde el trabajo.
En ese cuaderno – llegarán a ser varios – se pueden ir anotando las cosas más llamativas, las que nos resultan útiles en un momento dado y las que no entendemos. Cuando se prosigue con esa ocupación tan sólo unas semanas – a veces unos días – uno descubre que cosas que no comprendía se aclaran con enorme nitidez, que ha aprendido muchísimo y que la luz que los textos arrojan para su vida cotidiana es impagable.
En las no pocas mudanzas que he tenido que vivir a lo largo de mi vida he perdido multitud de libros, objetos y demás. Creo que de lo poco que lamento haber extraviado son esas anotaciones de años. Por lo tanto, ya se sabe: el cuaderno es imprescindible.
2. Una concordancia: cuando hablo de concordancia no me refiero a las que suelen venir adosadas a algunas ediciones de la Biblia. Ésas tienen cierta utilidad para una consulta rápida y para textos muy conocidos que no se sabe dónde localizar en un momento determinado. Sin embargo, para entrar en profundidad en un tema es preciso una concordancia que recoja todas las palabras de la Biblia y el lugar donde se encuentran. Recomiendo en especial la Concordancia de las Sagradas Escrituras de la editorial Caribe.
La concordancia permite estudiar un tema en profundidad evitando que alguien se dedique a manipular un par de textos para intentar asentar su peculiar posición teológica. ¿Quiere alguien saber lo que la Biblia enseña sobre el ayuno, el bautismo, la riqueza, el matrimonio o cualquier otro tema? Hay una manera fácil de acometer tan provechosa tarea. Que, valiéndose de una concordancia como la citada, busque la palabra en cuestión todas las veces que aparece en la Biblia.
Semejante práctica es enormemente útil y recompensadora. De forma sorprendente, el lector se percatará de que ante él se ofrece un panorama de inmensa claridad y podrá discernir hasta qué punto lo que le enseñan los domingos – si es que va a alguna iglesia – tiene mucho o poco que ver con lo que Dios ha revelado en Su Palabra. Con todo, podemos dejar la adquisición de la concordancia para un poco más adelante.
3. La Biblia: son muchas las personas que a lo largo de la semana – según la jornada, incluso a lo largo del día – me preguntan por una buena traducción de la Biblia. Por supuesto, ninguna sustituye del todo a la lectura de los originales en hebreo, ocasionalmente arameo y griego, pero, como todos sabemos, el conocimiento de las lenguas bíblicas no es muy común y, se quiera o no, hay que echar mano de alguna versión.
Personalmente, yo me quedo con la Reina Valera de 1960, ocasionalmente con la de 1977 – nada fácil de encontrar, por otra parte – y si no hay más remedio con la revisión previa de inicios del siglo XX que es justo la que aparece al margen de mi edición del Nuevo Testamento interlineal griego-español. La denominada Biblia del Oso es una excelente traducción, pero su español es anterior a Cervantes y cuesta muchísimo leerlo en términos generales. También de interés es la denominada Versión Moderna – ya bastante antigua – que tiene una notable ventaja y es que su traductor puso en cursiva las palabras que añadía para dar sentido a las frases. Se puede ver con facilidad que no pocas veces al quitar esas palabras el texto se entiende mejor y de forma más cercana al original. Otros traductores no han tenido esa delicadeza y así circulan por el mundo las versiones que circulan.
No recomiendo en absoluto ni la Versión Internacional – cuya base textual para el Nuevo Testamento me parece más que deficiente y cuyo texto me recuerda mucho a la NVI en inglés – ni mucho menos la Versión popular - también conocida como Dios llega hoy, etc – que es todavía peor. Por lo que se refiere a versiones como La Palabra o la Ecuménica publicada por las Sociedades bíblicas y alguna editorial católica me parecen francamente horripilantes. En un intento – imagino que bien intencionado – por acercar el texto al lector se han empeñado en simplificarlo de tal manera que ha dejado de decir lo que dice y dice cosas rarísimas e inexactas. Creo que Pablo, Lucas o Juan se quedarían más que perplejos al contemplar la manera en que los han traducido.
Las traducciones católicas de la Biblia son muy desiguales y ése es su mayor defecto junto con la obligatoriedad de incluir notas de acuerdo al dogma. Lo de las notas viene del lógico temor a que la gente normal y corriente lea las Escrituras y no llegue precisamente a conclusiones semejantes a las de la jerarquía católica. Con todo, desde el Vaticano II, la libertad de los autores de las notas ha aumentado notablemente y lo mismo se puede uno encontrar una defensa cerrada del dogma católico que un comentario que lo pone en solfa como un disparate monumental o un caluroso aplauso a una lectura de izquierdas del texto. A decir verdad, nunca se sabe a ciencia cierta que puede aparecer. Personalmente, yo soy partidario de no leer con notas porque sirven para, fundamentalmente, enredar y entorpecer la lectura lo mismo si es de la Biblia que del Quijote o del Lazarillo. Conocido el texto, quizá sí merezca examinar lo que afirma el comentarista, pero más que nada para comprobar el grado de acuerdo o desacuerdo con él. Además no cabe engañarse: los autores de la Biblia no escribieron notas a su texto.
Pero volviendo a la cuestión de los textos desiguales… Por ejemplo, la edición de la Biblia de Jerusalén que tengo ahora ante la vista contiene una magnífica traducción de la carta a los Romanos y una más que criticable del libro de los Hechos. Para remate, cuando la comparo con la edición original francesa nunca sé si han traducido la versión española de la lengua de Molière o, verdaderamente, del hebreo y del griego. Salvo para mirar algún pasaje concreto no se me ocurre utilizarla.
Algo semejante me sucede con las ediciones debidas a Paulinas o la Nácar-Colunga. En ocasiones, alguno de los libros aparece magníficamente vertido al español mientras que unas páginas más allá damos con un texto que deja bastante que desear. La razón es esa manía de repartir la Biblia entre distintos traductores como si fuera una vaca en porciones. Al final, no todos están a la misma altura – reconozcámoslo – y el producto final se resiente.
Con todo, hay dos traducciones católicas en español que son notables. Una es la Cantera-Burgos publicada por la BAC. Tiene poca repercusión en el mercado porque es una traducción casi de y para especialistas, pero merece la pena consultarla con cierta frecuencia, en especial, su versión del Antiguo Testamento. La otra es la Biblia del peregrino debida al ya difunto Schökel. La Biblia del peregrino es la antigua Nueva Biblia española reconducida a la sensatez. En su día, la Nueva Biblia española fue una especie de best-seller de las Biblias porque se anunciaba como una traducción que, por vez primera, acercaba el verdadero sentido de las Escrituras. No era cierto, pero muchos se lo creyeron.
La Nueva Biblia española tenía un bellísimo Antiguo Testamento – había partes filtradas y refiltradas por gente dedicada profesionalmente a la poesía – pero junto con el primor literario incluía docenas de interpretaciones más que discutibles del texto. Para colmo, el traductor decidió quitar los nombres topónimos en hebreo y sustituirlos por su equivalente en castellano. Así, el lector se volvía loco para encontrar la localidad de Belén convertida en Casalpan si no recuerdo mal.
Para colmo, el Nuevo Testamento de la Nueva Biblia española – debido a Juan Mateos – era un verdadero desastre. Como Mateos, al parecer, no creía en la divinidad de Cristo se había dedicado de manera horrenda a retraducir todos los pasajes sobre el tema de una manera que recordaba a esa calamidad que es la Versión del Nuevo Mundo, es decir, la de los Testigos de Jehová.
La Biblia del peregrino ha corregido no pocos de esos dislates. Belén ha vuelto a ser Belén; el Nuevo Testamento ya no es del disparatado de Mateos y el texto en general se ha revisado. Su primera edición era una verdadera mina de erratas tipográficas intolerables en una traducción de la Biblia – yo vivía a la sazón en Zaragoza y recogí no pocas docenas cuyo detalle envié a la editorial que nunca me lo agradeció ni me acusó recibo – pero creo que se ha subsanado en ediciones ulteriores.
Por último, tengo que referirme brevemente a los textos interlineales, es decir, aquellas ediciones del Nuevo Testamento o del Antiguo con el texto original y una traducción palabra por palabra en español. A diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en inglés, en español este tipo de obras es muy escaso. Sólo existe una edición del Antiguo Testamento en hebreo-español en varios tomos y editada por CLIE. No la recomiendo fundamentalmente porque carece de aparato crítico y porque inducirá a error al lector ya que la misma palabra se vierte de maneras más que diferentes sin proporcionar explicación alguna. El que sabe hebreo se queda perplejo con la lectura – es mi caso – y el que no sabe no sacará mucho en limpio.
Del Nuevo Testamento hay dos versiones interlineares, la de Francisco Lacueva publicada en los años sesenta por CLIE y la mía editada hace algo más de un año por Thomas Nelson. La de Lacueva era aceptable cuando se editó hace casi cuarenta años fundamentalmente porque no había otra. A día de hoy, no merece la pena ni comprarla para consultarla de vez en cuando. Carece de aparato crítico, no explica el significado de las palabras, no contiene referencia a las variantes, pasa por alto las construcciones gramaticales… en fin, lo dicho, cuando no había otra tenía un pase, pero ahora adquirirla es tirar el dinero. Ni que decir tiene que la versión publicada por Thomas Nelson cuenta con todos esos elementos indispensables y, por añadidura, permite la comparación con una versión al margen e incluso añade un apéndice de términos griegos neo-testamentarios de especial relevancia. Si la persona pretende profundizar en el texto original griego es una buena ayuda que es lo que busqué durante los no pocos años que me dediqué a trabajar en la obra.
Espero que estas breves notas resulten de utilidad a algunos de los lectores de esta página. A partir de la semana que viene, Dios mediante, comenzaremos a explicar cuestiones elementales relacionadas con la Biblia y con sus libros y también a hacer calas en sus libros. Hasta entonces que Dios los bendiga.
El Evangelio de Marcos (I): algunas características del Evangelio
Como la Biblia no se escribió para que la gente se entretenga solamente sino para arrojar luz en esta vida, la introducción no puede limitarse a dar datos más o menos académicos. Durante los meses siguientes, están ustedes invitados a ir estudiando, de manera sencilla, pero práctica el Evangelio de Marcos. Hoy haremos una introducción al mismo y, a partir de la semana que viene, entraremos en materia.
Aunque se repite mucho desde hace décadas no está nada claro que Marcos sea el primer evangelio. Es, ciertamente, el más breve, pero cuando se comparan episodios, por ejemplo, con Mateo se ve que es mucho más elaborado. A decir verdad, como se creía en los primeros siglos es más que posible que Marcos se escribiera después de Mateo. Se trata, sin duda, de un evangelio muy peculiar.
1. Marcos es un evangelio para los no-judíos. A diferencia de Mateo que está repleto de referencias al judaísmo, de Lucas que también las recoge o del mismo Juan, Marcos es un evangelio para gentiles, es decir, para gentes que nada tienen que ver con el judaísmo. Precisamente, porque presupone esa ignorancia del mundo judío en el se encuentran explicaciones a ritos judíos que no tendrían sentido si se dirigiera a los hijos de Israel. Por ejemplo, en 7: 1-4, explica la ceremonia de los lavatorios que, por supuesto, era desconocida por los gentiles.
2. Marcos es un evangelio basado en un testimonio ocular. Resulta verdaderamente notable la manera en que Marcos anota detalles y frases que señalan a un testigo ocular. Por ejemplo, cita textualmente palabras de Jesús pronunciadas en arameo (5: 41: 15: 34) o recuerda aspectos no recogidos por otros evangelistas. Por ejemplo, Marcos señala donde exactamente dormía Jesús cuando estalló la tempestad (4: 35) o que la hierba era verde cuando tuvo lugar el episodio de los panes y los peces (6: 39). Naturalmente, cabe preguntarse por el autor y éste nos da una clave en el episodio de Marcos 14: 51-2 que habla de un joven que siguió a Jesús al ser detenido y apenas logró evitar que lo arrestaran también. ¿Quién era este joven? Todo parece apuntar a que no era otro que Juan Marcos (Hechos 12: 12), en la case de cuya madre se reunía la comunidad judeo-cristiana de Jerusalén después de Pentecostés. Algunas fuentes antiguas señalan que Juan Marcos fue el intérprete del apóstol Pedro en algunos de sus viajes. Semejante hipótesis es muy posible y explicaría las referencias propias de un testigo ocular. En otras palabras, el evangelio de Marcos sería el evangelio de Pedro con todos los detalles propios de alguien que contempló lo que narraba. Desarrollé esta tesis en una de mis novelas – El testamento del pescador – que en su día ganó el Premio de Espiritualidad de MR y que en el año 2004 fue el libro de temática espiritual más vendido en España (a excepción de la Biblia) y muy por delante de los libros de Juan Pablo II o del Dalai Lama. Ha pasado más de una década desde que lo escribí y estoy más convencido si cabe de esa tesis que en aquel entonces.
3. Marcos es un evangelio “acelerado”. Para el que lee este Evangelio en su versión original salta a la vista que su gramática es peculiar y acelerada. Por ejemplo, utiliza con profusión el denominado “presente histórico”, es decir, que pone en este tiempo verbal acciones pasadas. Es algo típico del lenguaje narrativo coloquial – pensemos, por ejemplo, en: “y va Manolo y me dice… y entonces yo le digo: pero ¿tu qué te crees?” – y confirma la tesis de que Marcos recogió los relatos escuchados a Pedro. También llama la atención que utiliza muchísimo la conjunción “y” lo que denota un trasfondo en hebreo o arameo y, de nuevo, el aspecto coloquial – “Y me dice… y entonces yo le digo… y va y me contesta…” – en el capítulo 3, por ejemplo, de los 35 versículos nada menos que 29 comienzan con ese “y”. No digamos ya de la palabra griega “euzus” – inmediatamente – que permite a Marcos dar saltos de un tema a otro. Sólo en el primer capítulo aparece diez veces… Marcos tiene prisa. Ya lo iremos viendo.
4. Marcos es un Evangelio contra-cultural. A lo largo de la Historia, la religión – y eso no excluye a las confesiones más o menos cristianas – en no pocas ocasiones han intentado congraciarse con el poder político y la cultura en la que viven en lugar de desafiarlo. Marcos hace todo lo contrario. No se dedica a cantar las loas del imperio – aunque, sin duda, el imperio romano tenía mucho de bueno – sino a cuestionarlo de manera crítica y desafiante. Marcos podría haber comenzado su evangelio reproduciendo la genealogía de Jesús (como Mateo y Lucas), señalando su estirpe regia ligada a la familia de David (Mateo y Lucas), subrayando su preexistencia (Juan), enfatizando su nacimiento prodigioso (Mateo y Lucas)… no hace nada de eso. Jesús aparece como el mesías y el Hijo de Dios, pero, sobre todo, como el Ebed YHVH o el Siervo del Señor. A diferencia del emperador que era un hombre, pero se hacía Dios – sí y también se empeñaba en enlazar su genealogía con los dioses y cosas parecidas – Marcos presenta a un Jesús que no tiene el menor interés en esos juegos de vanidad y potestad. El poder y la gloria podían interesar a los césares y a los que son o aspiran a ser como ellos, pero no a Jesús.
Basta leer los cantos del Siervo contenidos en Isaías - Isaías 42: 1-4; 50: 4-11; 52:13- 53: 12; 61: 1-3 – para captar que modelan la vida y la actividad de Jesús. Es el mesías, pero es un mesías muy especial. Es el mesías-siervo. Precisamente por ello, el centro en Marcos está en el capítulo 10 y versículos 35 a 45. Sugiero que se lean porque en ellos se indica que los discípulos discutían entre ellos para saber quién se sentaría a la derecha y a la izquierda del mesías, algo, por cierto, nada comprensible si, como algunos pretenden, Jesús había designado a un apóstol para ser el primero. El caso es que Jesús responde que así es como se comportan los políticos que son tenidos por benévolos aunque, en realidad, reducen a las naciones a su potestad (v. 42), pero jamás debía ser esa la conducta de los seguidores de Jesús que debían esforzarse por servir los unos a los otros (v. 43-44). La razón fundamental para una conducta tan contracultural era que él, Jesús, el Hijo del Hombre – un título mesiánico contenido en el libro del profeta Daniel – “no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (v. 45). El emperador – y los que han venido detrás – desarrollaba una cultura de poder, de enriquecimiento, de dominio aunque, por supuesto, la cubría con la idea de que bendecía a Roma con conductas que iban de la subvención a los juegos públicos pasando por el reparto de comida. Pero Jesús planteaba un mensaje de Buenas noticias absolutamente contra-cultura. El no había venido a ser un gobernante providencial encargado de dar de todo a todos. Iba a ser el Mesías-siervo profetizado por Isaías y a entregar su vida en rescate de muchos.
De este primer versículo de Isaías podemos extraer algunas lecciones, pero ya será, Dios mediante, la semana próxima. Para comenzar a leer la Biblia quizá sería recomendable que comenzáramos con esas canciones sobre el mesías-siervo contenidas en:
Isaías 42: 1-4
Isaías 50: 4-11
Isaías 52: 13 a 53: 12
Y Isaías 61: 1-3
Además y puesto que estamos comenzando a leer la Biblia, podemos ir al libro de los Salmos y leer el Salmo 23. No olviden anotar en su cuaderno lo que el texto pueda sugerirles.
Próxima semana: Antiguo y Nuevo Testamento y Algunas lecciones del inicio del Evangelio de Marcos
Almanzor, el anti-Cristo
A decir verdad, su traslado a Córdoba – donde estudió derecho – pudo realizarse gracias a los auspicios de un tío materno. Pero, una vez en la capital del califato, Almanzor dio muestras de un talento extraordinario para moverse por la corte. Seductor de mujeres, de visires e incluso del califa Al-Hakén II que realizó un importante cambio generacional al llegar al trono, Almanzor fue escalando puestos hasta intervenir decisivamente en calidad de cadí de Sevilla en la campaña contra los idrisíes del Magreb. Cuando en 976, falleció Al-Hakén y le sucedió su hijo Hisham con tan sólo ocho años, Almanzor se apoderó del gobierno califal. A ello contribuyó no sólo su proverbial resolución sino también su visión estratégica que sostenía que, aún sin ganancias territoriales, debían descargarse golpes continuos sobre los reinos cristianos del norte para mantenerlos inmovilizados por el terror. En 976, las huestes cristianas habían estado a punto de alcanzar Córdoba, pero desde 977, las tornas se volvieron. Zamora (981), Barcelona (985), Santiago de Compostela (997), Pamplona (999) y san Millán de la Cogolla (1002) fueron sólo algunos de los lugares arrasados por Almanzor en sus pavorosas aceifas. No sorprende que algunos, ante la cercanía del año mil, se preguntaran si no sería el mismísimo anti-Cristo. La leyenda afirma que el conde castellano Sancho García lo derrotó en Calatañazor, pero el dato no es seguro. Es más posible, por el contrario, que, imbatido, muriera en 1002, en Medinaceli – Madinat as-Salim – de muerte natural y a la edad de setenta y tres años. La Crónica Silense anuncia que en ese mismo momento fue trasladado a los infiernos. Es materia delicada para que sobre ella se pronuncie un historiador. Sí puede señalarse que con su fallecimiento la desaparición del califato quedó sellada.
Próxima semana: El Cid Campeador
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