César Vidal's Blog, page 141
October 6, 2014
‘La voz’ de César Vidal, de nuevo en la radio
Quien salva una vida…
“¿Cómo?”, pregunto sorprendido. “Lo que acabas de oír. De la manera más tonta, además. Un par de veces que salió con el hijo de su jefe, que se acostó con él…”. “Y un día descubrió que esperaba un niño”, concluyo la frase. “Exacto”, me dice, “No es que la muchacha quisiera abortar de por si, pero, por supuesto, el padre decía que no era el momento adecuado, de los padres del padre ni te hablo y, por supuesto, luego estaban los argumentos del tipo de qué hago con un niño sola, qué va a ser de mi vida. Todo sumado al miedo”. “Es comprensible”, reconozco, “¿y qué hiciste?”. “Pues, en realidad, no mucho”, prosigue “La verdad es que me limité a orar por ella y a decirle que no se dejara llevar por el temor, intenté dar con alguna ayuda social para madres solteras – te adelanto que no hubo nada que hacer - e insistí en que hablara con su familia porque el padre del padre, o sea el abuelo de la criatura, lo primero que hizo fue despedirla del trabajo”. “Y supongo que el hijo de ese hijo de Satanás…”. “Se desentendió totalmente”, me dice, ”No te descubro nada si te digo que hay hombres que son muy hombres para acostarse con la primera que se les cruza, pero que luego no tienen la menor hombría a la hora de responsabilizarse de sus actos”. “No no me descubres nada”, reconozco, “y ¿qué pasó?”. “Pues la verdad sea dicha es que me acordé de aquel artículo que publicaste en La Razón sobre dejar pensar con tranquilidad a la mujer que piensa en abortar e intenté aplicarlo a este caso… y resultó. La chica pensó con calma y su instinto maternal pudo más que cualquier otra consideración. Decidió tener el niño, habló con su familia y…”. Mi amigo se ha emocionado y, por un instante, detiene el relato. “Y… la semana pasada me llegó un mensaje de ella diciendo que su niña había pesado al nacer 3,120 y que era muy feliz y que había sido la mejor decisión de su vida… ¡Y me daba las gracias!”. Contemplo a mi amigo y comprendo su emoción. La suya no fue una gran tarea. No necesitó fondos públicos ni campañas de recogida de firmas. No implicó vocear ni pronunciar la condenación de nadie. Se limitó a apoyar moralmente a una mujer que estaba embarazada y con la que nunca llegó a hablar en persona. Pero no cabe duda de que ayudó a que adoptara la decisión correcta. De manera instintiva, me ha venido a la cabeza el dicho rabínico que afirma que quien salva una vida ha salvado un mundo. Cabe preguntarse qué intereses se ocultan detrás de aquellas conductas que en lugar de preservar esos mundos permiten que se destruyan por millares.
October 5, 2014
S.O.B. , I´ve read your book!!!
Desde hace décadas, cuando la gente se deshacía en elogios de Pujol e incluso lo proclamaba el español del año, yo afirmé que era un cáncer para la libertad y un peligro para la estabilidad de España a la par que señalaba la profunda corrupción de su sistema. No era fácil ir contracorriente porque todo el mundo andaba empeñado, incluso en la derecha, en verle virtudes al Honorable, en compararlo con ETA por eso de aumentar su estatura política y en hacer la vida imposible al que dijera lo contrario. Pero yo había leído su libro, justo el que citó en su comparecencia ante el parlamento de Cataluña, y conocía al sujeto y lo que le esperaba a aquella región y al resto de España. El libro de Pujol pintaba una Cataluña irreal, pero que estaba empeñado en construir donde, en frases rezumantes del racismo más asqueroso, se presentaba a los emigrantes que la estaban levantando con su trabajo como un peligro que había que eliminar. O se convertían en un clon de su catalanismo oligárquico y fanático o se marchaban de allí por mucho que hubieran aportado en sangre, sudor y lágrimas. La inexistente nación catalana sería construida a martillazos y a corruptelas porque Pujol tenía claro que con el control de una porción del electorado cercana al treinta por ciento podría imponer lo que le saliera de la barretina. No había que ser muy inteligente para darse cuenta de que todo lo que hubiera de vínculo con el resto de España, comenzando por el idioma común, sería aniquilado golpe a golpe bajo su despótica férula. Lo hizo durante décadas mientras, presuntamente, amasaba una fortuna que ahora atribuye a una herencia conseguida por su padre en colusión con las autoridades franquistas, con la supervisión de su mujer y con la ayuda de un judío “polonés”. Pero todo era obvio desde el principio: el odio a España, el racismo repugnante, la destrucción de las libertades y el latrocinio que vendría. Algunos lo dijimos y pagamos por ello un precio incalculable porque tocaba hablar bien de aquel miserable canijo empeñado en destruir España y en que además pagaran los españoles los escombros. Ahora con Rajoy momentáneamente enfrentado a Mas – porque no sabemos lo que deparará el mañana – algunos han descubierto lo que era más que sabido. Lo era, al menos, para los que habíamos leído su libro.
October 4, 2014
La Reforma indispensable (XVI): Un monje llamado Lutero (X): la disputa sobre las indulgencias
Lutero consideró que semejante conducta era indigna y decidió comunicarlo junto con un escrito privado y muy respetuoso a su obispo, el prelado de Brandeburgo, y a Alberto de Maguncia que era el responsable de aquella campaña concreta de venta de indulgencias. Al mediodía de la víspera de Todos los Santos, Lutero, acompañado de un tal Agrícola, cruzó la ciudad y llegó hasta la Schlosskirche. Subió entonces las escaleras y fijó el texto de las tesis. Semejante acción, lejos de ser rebelde o revolucionaria, implicaba meramente seguir el uso propio de los profesores universitarios, es decir, redactar un conjunto de tesis que podían ser discutidas con diversos argumentos a favor o negadas con otros en contra. Así iba a nacer la controversia de las noventa y cinco tesis.
Para el lector no acostumbrado, el contenido de las Noventa y cinco tesis aparece programático, escueto, incluso seco. La realidad es que resulta explicable esa impresión porque no se trataba sino de una enumeración de posiciones teológicas que se sometían a la discusión. Sólo cuando se tiene en cuenta el carácter de mero enunciado puede comprenderse la naturaleza del texto y enjuiciar adecuadamente las reacciones posteriores.
Las primeras tesis de Lutero apuntan al hecho de que Jesucristo ordenó hacer penitencia - literalmente : arrepentíos en el texto del Evangelio - pero que ésta es una actitud de vida que supera el sacramento del mismo nombre :
“1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo “haced penitencia”, etc, quiso que toda la vida de los fieles fuese penitencia.
2. Este término no puede ser entendido como una referencia a la penitencia sacramental, es decir, a la confesión y satisfacción realizada por el ministerio sacerdotal”
Precisamente, por ello el papa no puede remitir ninguna pena a menos que previamente lo haya hecho Dios o que sea una pena impuesta por si mismo. De esto se desprendía que afirmar que la compra de las indulgencias sacaba a las almas del purgatorio de manera indiscriminada no era sino mentir ya que el papa no disponía de ese poder :
“5. El papa no quiere ni puede remitir pena alguna, salvo aquellas que han sido impuestas por su propia voluntad o de acuerdo con los cánones.
6. El papa no puede remitir ninguna culpa, a no ser cuando declara y aprueba que ha sido ya perdonada por Dios, o cuando remite con seguridad los casos que le están reservados..
20… la remisión plenaria de todas las penas por el papa, no hace referencia a todas las penas, sino sólo a las que él ha impuesto.
21. Yerran, por lo tanto, los predicadores de las indulgencias que afirman que en virtud de las del papa el hombre se ve libre y a salvo de toda pena.
22. no remite ninguna pena a las almas del purgatorio que, de acuerdo con los cánones, tendrían que haber satisfecho en esta vida.
23. Si se pueden remitirse las penas a alguien, seguro que se limita únicamente a los muy perfectos, es decir, a muy pocos.
24. Por lo tanto, se está engañando a la mayor parte de la gente con esa promesa magnífica e indistinta de la remisión de la pena.””
A fin de cuentas, según Lutero, la predicación de las indulgencias no sólo se basaba en una incorrecta lectura del derecho canónico sino que además servía para satisfacer la avaricia de determinadas personas y para colocar en grave peligro de condenación a aquellos que creían sus prédicas carentes de una base espiritual cierta :
“27. Predican a los hombres que el alma vuela en el mismo instante en que la moneda arrojada suena en el cepillo.
Es verdad que gracias a la moneda que suena en la cesta puede aumentarse lo que se ha recogido y la codicia, pero el sufragio de la iglesia depende de la voluntad divina.
31. El ganar de verdad las indulgencias es tan raro, a decir verdad, tan rarísimo, como el encontrar a una persona arrepentida de verdad.
32. Se condenarán eternamente, junto a sus maestros, los que creen que aseguran su salvación en virtud de cartas de perdones.
35. No predican la verdad cristiana los que enseñan que no es necesaria la contrición para las personas que desean librar las almas o comprar billetes de confesión”
En realidad, según Lutero, mediante predicaciones de este tipo, se estaba pasando por alto que Dios perdona a los creyentes en Cristo que se arrepienten y no a los que compran una carta de indulgencia. La clave del perdón divino se halla en que la persona se vuelva a Él con arrepentimiento y no en que se adquieran indulgencias. Con arrepentimiento y sin indulgencias es posible el perdón, pero sin arrepentimiento y con indulgencias la condenación es segura.
Por otro lado, había que insistir también en el hecho de que las indulgencias nunca pueden ser superiores a determinadas obras de la vida cristiana. Aún más, el hecho de no ayudar a los pobres para adquirir indulgencias o de privar a la familia de lo necesario para comprarlas constituía una abominación que debía ser combatida :
“36. Todo cristiano verdaderamente arrepentido tiene la debida remisión plenaria de la pena y de la culpa, aunque no compre cartas de indulgencia.
37. Todo cristiano, vivo o muerto, incluso sin cartas de indulgencia, disfruta de la participación de todos los bienes de Cristo y de la iglesia concedidos por Dios.
39. Resulta extraordinariamente difícil, incluso para los mayores eruditos, presentar a la vez al pueblo la generosidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.
41. Hay que predicar con mucha cautela las indulgencias apostólicas, no sea que el pueblo entienda erróneamente que hay que anteponerlas a las demás obras buenas de caridad.
43. Hay que enseñar a los cristianos que actua mejor quien da limosna al pobre o ayuda al necesitado que el que adquiere indulgencias.
44. ya que mediante las obras de caridad éste crece y el hombre se hace mejor, mientras que a través de las indulgencias no se hace mejor sino que sólo se libra mejor de las penas.
45. Hay que enseñar a los cristianos que aquel que ve a un necesitado y lo que pudiera darle lo emplea en comprar indulgencias, no sólo no consigue la venia del papa sino que además provoca la indignación de Dios.
46. Hay que enseñar a los cristianos que, a menos que naden en la abundancia, deben reservar lo necesario para su casa y no despilfarrarlo en la adquisición de indulgencias”.
Lutero - que seguía siendo un fiel hijo de la iglesia católica - estimaba que el escándalo de las indulgencias no tenía relación con el papa, a pesar de los antecedentes de las últimas décadas, y que éste lo suprimiría de raíz de saber lo que estaba sucediendo. En otras palabras – y este extremo resulta de enorme importancia – los representantes de la institución papal podían haber sido indignos - los casos de Alejandro VI o de Julio II eran una buena muestra de ello - pero eso en si no negaba la legitimidad de la misma:
“48. Hay que enseñar a los cristianos que el papa, cuando otorga indulgencias, más que dinero sonante desea y necesita la oración devota.
Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias del papa tienen utilidad si no las convierten en objeto de su confianza, pero muy perjudiciales si como consecuencia de ellas pierden el temor de Dios.
Hay que enseñar a los cristianos que si el papa supiera las exacciones cometidas por los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de san Pedro se viera reducida a cenizas antes que levantarla con el pellejo, la carne y los huesos de sus ovejas.
Hay que enseñar a los cristianos que el papa, como es natural, estaría dispuesto, aunque para ello tuviera que vender la basílica de san Pedro, a dar de su propio dinero a aquellos a los que se lo sacan algunos predicadores de indulgencias”
Para Lutero - que deja transparentar un concepto muy respetuoso e incluso idealizado de la institución papal - resultaba obvio que el centro de la vida cristiana, que debía girar en torno a la predicación del Evangelio, no podía verse sustituido por la venta de indulgencias. Ésa era la cuestión fundamental, la de que la misión de la iglesia era predicar el Evangelio. Al permitir que aspectos como las indulgencias centraran la atención de las personas lo único que se lograba era que apartaran su vista del esencial mensaje de salvación, que se desviaran del Evangelio que anunciaba el verdadero camino hacia la vida eterna :
“54. Se injuria a la palabra de Dios cuando se utiliza más tiempo del sermón para predicar las indulgencias que para predicar la palabra.
55. La intención del papa es que si las indulgencias (que son lo de menor importancia) se anuncian con una campana, con una pompa y en una ceremonia, el Evangelio (que es lo de mayor importancia) se proclame con cien campanas, cien pompas y cien ceremonias.
El tesoro verdadero de la iglesia consiste en el sagrado evangelio de la gloria y de la gracia de Dios ;
pero es lógico que resulte odioso ya que convierte a los primeros en últimos.
Por el contrario, el tesoro de las indulgencias resulta lógicamente agradable ya que convierte en primeros a los últimos.
Los tesoros del Evangelio son las redes con las que en otros tiempos se pescaba a los ricos ;
ahora los tesoros de las indulgencias son las redes en las que quedan atrapadas las riquezas de los hombres.
Las indulgencias, proclamadas por los predicadores como las gracias de mayor importancia, deben ser comprendidas así sólo en virtud de la ganancia que procuran ;
en realidad son bien poca cosa, si se las compara con la gracia de Dios y con la piedad de la cruz”
Precisamente, partiendo de estos puntos de vista iniciales - la desvergüenza y la codicia de los predicadores de indulgencias, la convicción de que el papa no podía estar de acuerdo con aquellos abusos y la importancia central de la predicación del Evangelio - Lutero podía afirmar que las indulgencias en si, pese a su carácter de escasa relevancia, no eran malas y que, precisamente por ello, resultaba imperativo que la predicación referida a las mismas se sujetara a unos límites más que desbordados en aquel momento. De lo contrario, la iglesia católica tendría que exponerse a críticas, no exentas de mala fe y de chacota, pero, a la vez, lo suficientemente cargadas de razón como para hacer daño por la parte mayor o menor de verdad que contenían :
“69. Los obispos y los sacerdotes tienen la obligación de aceptar con toda reverencia a los comisarios de indulgencias apostólicas ;
pero tienen una obligación aún mayor de vigilar con ojos abiertos y escuchar con oídos atentos a fin de que aquellos no prediquen sus propias ideas imaginarias en lugar de la comisión del papa.
Sea anatema y maldito quien hable contra la verdad de las indulgencias papales ;
pero sea bendito el que tenga la preocupación de luchar contra el descaro y la verborrea del predicador de indulgencias.
Lo mismo que el papa, con toda justicia, fulmina a los que de manera fraudulenta hacen negocios con gracias,
con motivo mayor intenta fulminar a los que, con la excusa de las indulgencias, perpetran fraudes en la santa caridad y en la verdad.
81. Esta predicación vergonzosa de las indulgencias provoca que ni siquiera a los letrados les resulte fácil mantener la reverencia debida al papa frente a las injurias o a las chacotas humorísticas de los laícos,
82. como : ¿porqué el papa no vacía el purgatorio en virtud de su santísima caridad y por la gran necesidad de las almas, que es la causa más justa de todas, si redime un número incalculable de almas por el funestísimo dinero de la construcción de la basílica que es la causa más insignificante ?
83. también : ¿porqué persisten las exequias y aniversarios de difuntos, y no devuelve o permite que se perciban los beneficios fundados para ellos, puesto que es una injuria orar por los redimidos ?
84. también : ¿qué novedosa piedad es ésa de Dios y del papa que permite a un inicuo y enemigo de Dios redimir por dinero a un alma piadosa y amiga de Dios, y, sin embargo, no la redimen ellos por caridad gratuita guiados por la necesidad de la misma alma piadosa y amada de Dios ?
86. también : ¿porqué el papa, cuyas riquezas son actualmente mucho más pingües que las de los ricos más opulentos, no construye una sola basílica de san Pedro con su propio dinero mejor que con el de los pobres fieles ?
89. Y ya que el papa busca la salvación de las almas por las indulgencias mejor que por el dinero ¿porqué suspende el valor de las cartas e indulgencias concedidas en otros tiempos si cuentan con la misma eficacia ?”
Para Lutero, aquellas objeciones no implicaban mala fe en términos generales. Por el contrario, constituían un grito de preocupación que podía brotar de las gargantas más sinceramente leales al papado y precisamente por ello más angustiadas por lo que estaba sucediendo. La solución, desde su punto de vista, no podía consistir en sofocar aquellos clamores reprimiéndolos sino en acabar con unos abusos que, de manera totalmente lógica, causaban el escándalo de los fieles formados, deformaban las concepciones espirituales de los más sencillos y arrojaban un nada pequeño descrédito sobre la jerarquía :
“90. Amordazar estas argumentaciones tan cuidadas de los laicos sólo mediante el poder y no invalidarlas con la razón, es lo mismo que poner en ridículo a la iglesia y al papa ante sus enemigos y causar la desventura de los cristianos.
91. Todas estas cosas se solucionarían, incluso ni sucederían, si las indulgencias fueran predicadas según el espíritu y la mente del papa”
En su conjunto, por lo tanto, las 95 Tesis eran un escrito profundamente católico e impregnado de una encomiable preocupación por el pueblo de Dios y la imagen que éste pudiera tener de la jerarquía. Además, en buena medida, lo expuesto por Lutero ya había sido señalado por autores anteriores e incluso cabe decir que con mayor virulencia. Sin embargo, el monje agustino no supo captar que la coyuntura no podía ser humanamente más desfavorable. Por desgracia, ni el papa ni los obispos eran tan desinteresados como él parecía creer y, desde luego, en aquellos momentos necesitaban dinero con una urgencia mayor de la que les impulsaba a cubrir su labor pastoral.
Quizá de no haber sido ésa la situación, de no haber requerido el papa sumas tan cuantiosas para concluir la construcción de la basílica de san Pedro en Roma, de no haber necesitado Alberto de Brandeburgo tanto dinero para pagar la dispensa papal, la respuesta, de haberse dado, hubiera resultado comedida y todo hubiera quedado en un mero intercambio de opiniones teológicas que en nada afectaban al edificio eclesial. Sin embargo, las cosas discurrieron de una manera muy diferente y las 95 Tesis iniciaron el Caso Lutero y, al hacerlo, cambiaron de manera radical – e inesperada - la Historia.
CONTINUARÁ: La Reforma indispensable (XVII): Un monje llamado Lutero (XI): la reacción
Looking for a city
Reconoce, por supuesto, que “aquí entre las sombras viviendo en una tierra solitaria con extraños somos una banda de peregrinos en movimiento. Sí, estamos cargados de pesares… pero buscamos una ciudad construida arriba”. Precisamente por ello, con alegría, podemos decir que “buscamos una ciudad donde nunca moriremos y con todos los millones que hay allí nunca diremos adiós. Sí, allí nos reuniremos con el Salvador y también con nuestros seres queridos. ¡Oh, ven Espíritu Santo y renueva todas nuestras esperanzas!”.
La letra de la canción me parece difícilmente mejorable. Si tengo que juzgar por mi, sé de primera mano lo que es la persecución, la inclusión en listas negras, la persecución por grupos terroristas, las amenazas, el riesgo de la propia vida, el exilio… y otras cosas poco agradables. En cuanto a lo que tenía en mi nación de origen, lo abandoné hace tiempo a sabiendas de que no lo recuperaré porque decidieron hace tiempo quitármelo. Y, sin embargo… sin embargo, no lo lamento ni un solo instante. Primero, porque me consta que muchos cristianos en todo el mundo están sujetos a pruebas muchos peores frente a las cuales m situación es la de un privilegiado. Pero además es que yo sé que lo importante para mi – y para los que de verdad creen en Jesús el mesías – es que me espera una ciudad arriba no construida con manos humanos. Como dice la carta a los hebreos – notable que estuviera escrita para judíos – en su capítulo 13 y versículo 14, “no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir”. En esa ciudad, como dice muy bien esta alegre canción, nunca moriremos, nos encontraremos con gente querida e incluso veremos a Jesús que nos salvó. Hasta entonces, lo mejor que podemos hacer es pedir cada día al Espíritu Santo que renueve nuestras esperanzas porque, al depender del Señor, no se verán defraudadas.
La versión que he elegido es una interpretada en directo por el genial Jerry Lee Lewis, ese cantante sureño que toca el piano hasta con las nalgas y que, el próximo mes de octubre, publica su enésimo álbum demostrando que con más de ochenta años se puede estar genialmente en activo.
Este sábado les invito, de manera muy especial, a que escuchen esta canción rezumante de alegría. Es el gozo del que sabe que es verdad lo anunciado y que, un día, lo vivirá. Les invito también a que conviertan esa alegría en propia porque si no lo es todavía puede serlo. También ustedes pueden llegar a habitar en esa ciudad construida allá arriba. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí va Jerry Lee Lewis… Extraordinario como siempre.
October 2, 2014
El día 6 a las 20 horas: La Voz
Como ya he señalado, yo no percibiré un solo céntimo por dirigir el programa e incluso me ocuparé de pagar a los colaboradores. Considero un deber cívico, incluso desde el exilio, asumir esa tarea dada la situación que atraviesa el mundo, en general, y España, en particular. Por desgracia, los medios de comunicación están totalmente mediatizados en su libertad y en su veracidad por la dependencia de la publicidad tanto privada como institucional. Por ejemplo, recuerdo con bochorno cómo en una de las radios en las que dirigí programas en el pasado, una noche, cuando uno de los contertulios proporcionaba información sobre una caja, me llegó un sms para decirme que lo “matara” porque esa caja ponía publicidad en la radio. Esa situación no se vivirá, Dios mediante, en La Voz porque el primer compromiso del programa será con la Verdad y con la libertad, justo las dos cualidades que cada vez resultan más difíciles de encontrar en los medios de comunicación. Dada esa especial circunstancia sin paralelos en los medios españoles, algunas personas me han expresado el deseo de ayudar con los costes del programa. No hay ninguna obligación de hacerlo. Los podcasts seguirán siendo gratuitos como hasta ahora aunque su extensión sea mayor. No obstante, si alguien desea colaborar sin ningún agobio y dentro de sus posibilidades por muy modestas que sean, bastará con que utilice un enlace que con esa finalidad se colocará en mi página web www.cesarvidal.com.
La segunda novedad es que a partir de mediados de octubre comenzarán a aparecer en Amazon, en formato electrónico, mis libros a un precio muy reducido. La idea es que obras descatalogadas o muy difíciles de encontrar puedan ser adquiridas por cantidades que oscilarán entre los 2,99 euros y los 6,99. El ritmo, Dios mediante, será de tres-cuatro por mes y permitirá recuperar textos como Te esperaré mil y una noches, Las cinco llaves de lo desconocido, La revisión del Holocausto, Camino hacia la cultura, Psicología de las sectas, Intrépidos y sucios: los españoles vistos por Hitler o Los primeros cristianos. De momento, para el mes de octubre está prevista la aparición de El Holocausto (4,99 euros), El último ajusticiado (2, 99 euros) y El poeta que huyó de Al-Ándalus (3, 99 euros). La tercera novedad es que, a partir de la semana que viene, el viernes no se colgará el podcast de Quédate conmigo sino el del programa de LA VOZ del jueves… y una serie para aprender a estudiar la Biblia de manera sencilla y práctica. Comenzaremos con algunas nociones elementales sobre el texto bíblico y también leyendo con sencillez y poco a poco el Evangelio de Marcos.
Y nada más por hoy. Consigno a continuación las emisoras que, de momento, emitirán La Voz y digo de momento porque ya nos han solicitado sumarse otras asociadas. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
En España, La Voz se emitirá a través de la cadena de emisoras de Radio Solidaria
48 emisoras en España:
A Coruña: 100.2
Albacete: 91.5
Algeciras: 107.1
Alicante: 104.5
Almería: 103.6
Asturias: 101.6
Bilbao: 104.6
Burgos: 102.5
Cartagena: 107.6
Ciudad Real: 106.4
Córdoba: 93.9
Gandia: 87.9
Granada: 104.6
Guadalajara: 104.2
Huelva: 99.3
Ibiza: 92.0
Jaén: 105.0
Jerez: 105.3
Lanzarote: 95.3
Las Palmas: 93.1
León: 100.9
Logroño: 108.0
Lugo: 102.5
Madrid “Henares”: 104.1
Madrid “Norte”: 93.0
Málaga: 98.3
Mallorca: 105.8
Murcia: 95.3
Ordizia: 100.5
Orense: 92.9
Palencia: 107.2
Pamplona: 92.5
Pontevedra: 102.6
Salamanca 93.0
San Sebastián: 102.2
Santander: 90.1
Santiago de Compostela: 94.2
Segovia: 93.3
Sevilla: 104.4
Soria: 105.4
Talavera de la Reina: 104.2
Tenerife: 103.8
Toledo: 99.0
Valencia: 103.5
Valladolid: 93.7
Vigo: 89.4 y 104.1
Vitoria: 104.8
Zaragoza: 104.8
11 emisoras en Argentina:
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Mar del plata 87.5 fm
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Miramar - 88.5 fm
Río Cuarto - 93.1 fm
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San Luis - 88.9 fm
Tandil - 87.3 fm
1 en Bolivia:
La Paz: - 91.0
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Podcast para descargar:
October 1, 2014
Abderramán III, el califa acomplejado
Cuando sucedió en 912 a su abuelo como emir de Córdoba, su dominio se extendía poco más allá de los arrabales de la ciudad andaluza; cuando falleció en 961 no sólo había convertido en califato independiente el débil emirato sino que, por añadidura, su hegemonía se extendía hasta el norte de África, los reinos cristianos del norte eran prácticamente protectorados califales y Córdoba era la ciudad más importante del mundo dotada, entre otras maravillas, de un sistema de alumbrado que obligaba a decir a los extranjeros que la visitaban que, durante la noche, se veía con la misma claridad que durante el día. Sin embargo, a pesar de sus innegables éxitos políticos y militares - sólo ocasionalmente opacados por algún revés - y a pesar de sus grandes logros como la construcción de Medina Azahara – una ciudad-palacio a la que dediqué mi novela La ciudad del azahar– Abderramán III fue un hombre muy desdichado. Hubiera querido tener el aspecto de un árabe emparentado con el profeta del islam, pero, hijo de una vascona, su cabello era pelirrojo y sus ojos azules. El pelo se lo teñía para darle un fuerte color azabache, pero no pudo hacer lo mismo con la tonalidad de sus pupilas. Igualmente, sufría un tremendo complejo por una baja estatura derivada de la escasa longitud de sus piernas. Esa circunstancia lo llevaba a presentarse siempre que podía a lomos de un caballo ya que así parecía un hombre de estatura media. Posiblemente, esa suma de complejos fue la que lo llevó no pocas veces a ser cruel de manera incontrolada y sorprendente para los que conocían su natural benevolencia. Tenía la crueldad de los que sienten miedo e inseguridad, una crueldad que puede aparecer sólo de vez en cuando, pero que cuando lo hace es terrible en sus manifestaciones. Y a los complejos se sumaba el tormento de ver que la existencia se le escapaba por entre los dedos sin dejarle más que una sensación de esterilidad. A punto de morir, dejaría un testimonio sobrecogedor de su vida: “he contado los días de pura y genuina felicidad que he vivido. Ascienden a un total de catorce. No depositéis, pues, vuestras esperanzas en los asuntos de este mundo”. Pocas veces, un gobernante habrá sido tan honrado al enjuiciar su existencia.
Próxima semana: Almanzor
September 30, 2014
¡Es grande ser joven!
Se trata de Es grande ser joven, una película inglesa de 1956 que protagonizaba John Mills. No soy tan ingenuo como para creer que la vida en la Gran Bretaña post-imperial era como la de la escuela retratada en ella, pero es innegable que los valores que difundía eran los que se deseaban inspirar en una sociedad que se recuperaba todavía de la Segunda guerra mundial. Confieso que me ha conmovido ver a un director de colegio que podía reconocer sus equivocaciones; a un profesor que es no sólo apreciado sino respetado por sus educandos; a unos jóvenes que consideran un signo de rebeldía interpretar música de jazz además de clásica o a una muchacha que consulta con un docente lo que se siente al enamorarse. Por que la verdad es que yo nunca he visto a un director reconociendo que ha complicado las situaciones en lugar de arreglarlas, y el respeto no es la conducta más habitual entre los estudiantes, y la música de ahora, supuestamente rebelde, resulta estética y artísticamente horrenda y, desde luego, lo más seguro es que si una adolescente consulta a un docente sea acerca de medios anti-conceptivos o de un lugar donde pueda abortar sin que se enteren sus padres. Quizá esas diferencias sean incluso menores, pero con ellas han desaparecido también la inocencia y la ilusión. Que un menor dedique más tiempo a pensar a quién convencerá para compartir el camastro el fin de semana que a esperar al príncipe – o la princesa – azul o que su diversión discurra más por la vía del consumo de alcohol que por la de leer o aprender a tocar un instrumento musical quizá sea una cura de realismo e incluso un signo de madurez adelantada. Quizá, pero yo no puedo dejar de tener la sensación de que se ha arrancado algunos de los mejores años a una generación tras otra de jóvenes, de que no se les ha dado nada que merezca la pena a cambio – a menos que el botellón se considere suficiente – y que todo ha sido además para que el cincuenta por ciento vaya al paro. Quizá también ya no es tan grande ser joven.
Puerca venganza
En este caso concreto, ahora sabemos que entre los asesinados abundaban los que no tenían más relación con los israelíes que con los abisinios. Es cierto que otros palestinos los denunciaron como colaboracionistas y que, en calidad de tales, encontraron su final, pero la verdadera causa de la delación no fue otra que la venganza. El tendero que hacía competencia con un comercio cercano, el adolescente que había quitado a otro la novia, el acreedor al que no se deseaba pagar fueron denunciados en la convicción de que Hamás los quitaría de este mundo. No es una conducta inhabitual. Durante la guerra civil española, en uno y otro bando, se fusiló a gente cuyo delito había sido el cruzarse con los deseos no pocas veces disparatados de otro. El maestro que levantaba resentimientos por su liberalismo entre los católicos, el sacerdote cuya devoción era odiada por la gente de izquierdas, el herrero sin ideas políticas, pero al que se debían unas ruedas de carro y tantos otros inocentes acabaron en el paredón – conocí a sus familias y sé de lo que hablo – porque un malnacido pensó que el Destino – o incluso Dios –le abría las puertas para borrarlos convenientemente del mapa. Pasa en Gaza, pasó en España y ha pasado en Afganistán o Irak donde las fuerzas aliadas pagaron recompensas a lugareños a cambio de que señalaran a terroristas a los que detener. En algún caso, los detenidos ciertamente eran islamistas peligrosos. En otros, fueron un pobre taxista que nunca hizo mal a nadie, un campesino que ni sabía de que hablaban aquellas gentes llegadas de lejos o un desdichado que ya había sufrido más que de sobra con la intervención. No pocos acabaron muertos en medio de una acción armada o dieron con sus huesos en antros como Abu Ghraib donde, en ocasiones, también exhalaron el último aliento. Se trata de uno de los múltiples rostros de la guerra y uno también de los que recibe menos atención. El de miserables y canallas que comprenden que matar se ha convertido no sólo en legal sino incluso en meritorio y acometen la tarea de asesinar por persona interpuesta a aquellos a los que quizá no se atreverían a decir una sola mala palabra si hubiera ley y orden. No hay idealismo ni bondad en esas conductas. Todo se reduce a una puerca venganza.
September 29, 2014
En Colombia (I): Veinte años no es nada
De entrada, debo decir que Colombia ha avanzado mucho en los más de veinte años que no la visitaba. Veinte años según el tango no será nada, pero se ve a la legua que ha sido mucho. Circular por el norte de Bogotá, por ejemplo, produce la sensación de estar pasando por calles que podrían estar situadas en el extrarradio de Madrid, Barcelona o Valladolid. No es la ciudad hispana – y con mucho encanto, todo hay que decirlo – que yo recordaba. A decir verdad, incluso es posible que uno se encuentre todavía más franquicias extranjeras de las que vería en España. Pero, aparte de los cambios de paisaje, Colombia ha experimentado cambios para bien. Uno de ellos es el crecimiento de las iglesias evangélicas que ahora agrupan entre el 12 y el 14 por ciento de la población. Para los que hemos conocido una Colombia en la que se apedreaba a pastores evangélicos o, en zonas rurales, se cerraba por fuera las iglesias para que no pudieran salir sus miembros, se las rociaba con gasolina y se procedía a prenderles fuego para carbonizar a los que estaban dentro – sí, el mismo método que utilizaron los nazis con los judíos y sus sinagogas en algunas de las poblaciones de la antigua URSS – el avance resulta espectacular. No sólo eso. Hace pocos años, Colombia vivió un nuevo y feliz proceso constituyente. Entre los artículos que tuvieron una influencia directa de los evangélicos estuvieron los que aceptaban por primera vez la libertad religiosa real – y no la tolerancia sujeta a peligros continuos – y la objeción de conciencia. Ambas circunstancias resultan especialmente emotivas para mi porque no sólo la libertad religiosa para todos ha sido una de mis batallas durante décadas sino que, por añadidura, la última vez que visité Colombia fue para asesorar a los escasos objetores de conciencia que había en el país. Aquel inicio – debo decir que casi insignificante – ha terminado teniendo una traducción constitucional. A mi no me debe nada, pero no puedo evitar sentir ese triunfo como algo propio. Al final, en algunas ocasiones, los buenos acaban ganando también en este mundo. No es cosa de un día, pero acaba sucediendo.
No todo, sin embargo, es positivo. La situación política en Colombia se ha deteriorado no poco a causa de la corrupción de los partidos – nota al pie: el único político del que he oído que no es corrupto y que además ha resultado enormemente eficiente en su trabajo es un evangélico – y si no se produce un fenómeno similar al sufrido por Venezuela, Ecuador o Bolivia seguramente es porque los colombianos son más sensatos que sus vecinos y porque no existe una figura antisistema dotada de carisma. Porque no se puede negar que el abstencionismo electoral es galopante y que el clientelismo para obtener votos en ocasiones hace que el PER parezca una muestra de honrada pulcritud. En ese desgaste ha tenido no poco peso Santos, el actual presidente. Teóricamente, como su antecesor Uribe, Santos es un hombre de la derecha, pero ha gobernado de manera inesperada. En dos semanas, dejó de acosar a la guerrilla – que estaba contra las cuerdas – para sentarse a negociar con ella y comenzó a dar entrada en su gobierno a la ideología de género. La educación, por ejemplo, está en manos de una ministra lesbiana, amante de otra “miembra” del gabinete y partidaria entusiasta de la ideología de género y la ampliación del aborto. Naturalmente, sobre su vida privada cada cual puede pensar lo que quiera yendo desde la identificación al rechazo, pero su vida pública la pagan los ciudadanos que no están precisamente entusiasmados con el adoctrinamiento que ha iniciado en las aulas como si fuera una Pajín cualquiera ni mucho menos con su impulso de la cultura de la muerte. No costará comprender que con una derecha así anden los colombianos todo menos entusiasmados. Claro que tampoco veo yo mucha alegría en España con el PP de Mariano Rajoy.
Por otro lado, las huellas de la herencia católica llevada por España resulta innegable. Los mismos colombianos reconocen que el hecho de considerar pecado venial la mentira o el hurto ha tenido un impacto trágico en su Historia. No obstante, como sucede con la picaresca española, se producen episodios que acaban provocan una sonrisa por su ingenio. Por ejemplo, los mormones han construido un templo en Bogotá que no tiene nada que envidiar a una catedral por sus dimensiones y su trazado. En la cima, colocaron la estatua de oro del ángel Moroni tocando la trompeta. Pues bien, alguien – nadie logra imaginarse cómo – llegó hasta Moroni y le robó las alas. Los mormones no se han atrevido a ponerle otras – cosa que comprendo – y no sé si andarán muy tranquilos ante la posibilidad de que otro día alguien arramble con la trompeta y parezca que el mormónico ser, en realidad, se está bebiendo un botellín de cerveza. Si esa chispa hispana se empleara en otras cosas, nos comeríamos el mundo, pero no es el caso porque determinados valores nunca los hemos asumido. A decir verdad, parece que el ingenio se emplea más en quedarse con lo ajeno que en contribuir a lo de todos.
Con todo - insisto en ello – hay no poco en Colombia que subiría la moral de millones de españoles. De eso y de la persona que hizo posible este viaje – mi entrañable amigo Héctor Pardo – hablaré, pero ya será en otra entrega.
CONTINUARÁ
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