César Vidal's Blog, page 136
November 26, 2014
Si yo fuera presidente… de España
1. Que cada palo aguante su vela I. La libertad de partidos, de sindicación, de religión o de ir a pescar no se vería alterada lo más mínimo, pero ni partidos ni sindicatos ni confesiones religiosas recibirían un céntimo del estado. Que cada afiliado, seguidor o fiel mantenga sus respectivos sindicatos, partidos o confesiones religiosas. En el caso de la iglesia católica, se le informará de que, dado que han pasado décadas desde que debía auto-sostenerse, cuenta con dos años para alcanzar esa meta al cabo de los cuales, de no haberlo hecho, habrá que denunciar los acuerdos de los años setenta que, en realidad, se cerraron antes de la constitución precisamente para determinar su contenido.
2. Que cada palo aguante su vela II. Ni el sistema financiero ni las eléctricas ni otros poderes fácticos podrían esperar un solo céntimo del contribuyente. Por supuesto, las cajas estarían en su derecho de instar el procesamiento de sus gestores anteriores y embargarles el patrimonio, pero no de pretender que los agujeros los paguemos los españoles.
3. Que cada palo aguante su vela III. Buena parte de la deuda que pesa sobre España es deuda odiosa o ilegítima. Se contrajo no en bien de los españoles sino para favorecer a las castas privilegiadas desde los partidos a los sindicatos pasando por la iglesia católica, las eléctricas o el sistema financiero. No debe ser pagada por la nación sino por aquellos a quienes benefició procediéndose si fuera necesario a la expropiación de sus haberes para cubrirla.
4. Que cada palo aguante su vela IV. Los políticos por muy representativo que sea su cargo no tendrán una mayor indemnización por desempleo ni una pensión superior que la reciben los ciudadanos.
5. Independencia del poder judicial. La constitución convierte en casi imposible la separación de poderes, pero, al menos, podría volverse a la situación anterior a Felipe González en que los jueces no dependían de los partidos. No sería poco avance.
6. Adelgazamiento del estado de las autonomías e intervención de las CCAA. El estado autonómico es una sangría insostenible. Habría que proceder a la desaparición de los conciertos vasco y navarro tal y como se nos ha instado desde Europa arbitrando incluso una solución judicial en Estrasburgo. En paralelo, habría que intervenir a las CCAA más endeudadas como Cataluña, Valencia y Andalucía, procediendo a suspender la autonomía de aquellas que fueran díscolas con las directrices económicas ordenadas al bien común. Una nueva ley de educación y, sobre todo, un cumplimiento de las sentencias ya dictadas garantizaría efectivamente el que se pudiera estudiar en español en cualquier parte de España iniciándose acciones por prevaricación contra cualquier gobierno autonómico que pretendiera impedirlo. Por supuesto, la ley de partidos políticos volvería a entrar en funcionamiento procediendo a la ilegalización de las franquicias de ETA.
7. Liberalización de la normativa laboral. En España, los empresarios no contratan empleados, se casan con ellos. La consecuencia es que el empleo temporal es disparado, que el juvenil es elevadísimo, que existe un miedo a contratar por no poder pagar luego las indemnizaciones y que incluso a la hora de despedir se prefiere poner en la calle no a los vagos y viejos sino a los jóvenes y trabajadores simplemente por la cuantía de las indemnizaciones. La flexibilización laboral quedaría simplemente a la altura de la media europea y desaparecerían los convenios colectivos.
8. Bajada drástica de impuestos intentando acercarse a la tasa única del diez por ciento. España está sometida a un estrangulamiento de la economía. Para salir de esa situación sólo caben bajadas drásticas de impuestos que vayan acompañadas del final de las SICAVs que tanto benefician a las castas privilegiadas y que vayan acercando el pago de impuestos a una tasa común para todos en torno al diez por ciento. Es intolerable que el estado exija muchísimo más que el Dios que se reveló a Moisés en el Sinaí.
9. Defensa de los valores familiares. España es una nación en crisis ya sólo por la crisis demográfica que padece. La ley del aborto debe ser reformada mediante factores que permitan a las mujeres elegir libremente y no por la presión de padres, novios, amantes, maridos o feministas. A la vez, debe articularse un mecanismo de ayuda a las familias con hijos.
10. Reforma de la educación. El acceso de profesores a la docencia, el acceso a la educación y la política de becas deben amoldarse al único criterio del mérito. Si se expulsa de la universidad a la mitad del profesorado actual seguramente no se perdería nada y se ganaría mucho, pero quizá baste con incentivar la jubilación. Dada la naturaleza de muchos de ellos, no encontrarán diferencia entre no dar clase y cobrar y quedarse en casa y cobrar.
11. Cumplimiento de la legalidad en las CCAA. Las CCAA no pueden ser un estado dentro del estado. Debe quedar claro que cualquier incumplimiento de la ley se pagará con el procesamiento de los culpables y con la suspensión de la autonomía y
12. Cierre inmediato de todas las entidades públicas deficitarias comenzando por las empresas y continuando por televisiones, radios y otros chiringuitos.
Todo ello vendría unido al intento de llegar a un gran pacto entre la izquierda y la derecha española para evitar que menos del seis por ciento del electorado localizado además en una región española que nos cuesta miles y miles y miles de millones de euros a los españoles siga determinando para mal la vida de la nación.
Con este programa, seguramente tendría menos posibilidades de sobrevivir que siendo presidente de Estados Unidos y aplicando el que les dije, pero, de corazón, no veo otra manera para evitar que todo acabe en un desastre de generaciones.
November 24, 2014
La carta de los 106
Entre las voces realmente sensatas que se alzan en medio de la violencia en Oriente medio se encuentra una carta reciente que 106 generales del ejército, directores del Mossad y jefes supremos de la policía de Israel han dirigido a Netanyahu reclamándole que “inicie un proceso diplomático” para llegar a un acuerdo con los palestinos. Entre los 106, hay 101 antiguos generales de brigada o mayores generales, dos directores del Mossad y tres comandantes de la policía nacional superando en conjunto los 3.500 años de servicio. Los 106 afirman que la existencia de dos estados, uno israelí y otro palestino “no implica un riesgo para la seguridad” de Israel y si no ha llegado a un acuerdo se ha debido a una “dirección débil”. Igualmente piden a Netanyahu que “no se una a las filas de aquellos que utilizan las amenazas como una excusa para descansar sobre los laureles y que inicie un proceso político”. Uno de los firmantes, el general mayor Eyal Ben-Reuven ha señalado que “estamos cuesta abajo hacia una sociedad crecientemente polarizada y hacia la decadencia moral, debido a la necesidad de mantener a millones de personas bajo ocupación por pretensiones que se presentan relacionadas con la seguridad” añadiendo que Netanyahu “sufre una especie de ceguera política que lo conduce a hacerse daño a si mismo y a los demás”. La carta ha sido una iniciativa del mayor general Amnón Resehef quien afirmaba estos días que estaba “cansado de una realidad de asaltos de combate cada pocos años en lugar de un esfuerzo genuino para adoptar la iniciativa saudí”. Esta fue respaldada de manera unánime por la Liga árabe en 2002 y confirmada posteriormente por 56 de los 57 miembros de la Organización de cooperación islámica con la sola abstención de Irán. La iniciativa saudí ofrece “relaciones normales” entre las naciones árabes e Israel, reconocimiento diplomático y paz total a cambio de la retirada de Israel de los territorios ocupados en 1967 y de una solución “justa” al problema de los refugiados palestinos. La carta coincide con declaraciones de Gabi Ashkenazi, antiguo jefe del estado mayor del ejército israelí señalando que “Israel no está bajo ninguna amenaza para su existencia, hemos pasado por amenazas mucho más serias. Israel es el gamberro del barrio”. Me consta que a muchos les resultará chocante este tipo de afirmaciones, pero se corresponden meticulosamente con la realidad de lo que sucede en Oriente Medio aunque no sea lo que suele aparecer en medios como los españoles. Quizá sea cierto que, como parecen insistir esos mismos medios, las únicas alternativas son “el puño de hierro” de Netanyahu y las acciones terroristas de Hamás. Quizá. Sin embargo, algunos – como los 106 o como el autor de estas líneas - creemos que existe un camino para la paz que debe ser seguido por ambas partes y que además es posible se enteren o no los que defienden unas u otras posturas. La alternativa es el envilecimiento creciente de dos sociedades y un interminable derramamiento de sangre.
Arteta-Stendhal en 1980
Si hoy en día existe un director de cine español absolutamente stendhaliano es Iñaki Arteta. Lo señalé así en la entrevista que le hice para el programa de radio de La Voz de hace dos semanas y lo he vuelto a comprobar contemplando 1980, su última película. En ese año crucial de la Transición, puente entre el estatuto vasco y el golpe del 23-F, ETA asesinó más que nunca. Fue así porque nunca deseó la democracia sino el triunfo de un proyecto nacionalista y porque contaba con respaldos nacionales e internacionales de no escasa envergadura. Arteta lo ha sabido describir en 1980 mediante la técnica especular de Stendhal. La mujer que recuerda como asesinaron a su padre que ya nunca le pudo regalar un osito de peluche descubierto después en un armario; el testigo que rememora como la gente del pueblo apuntaba a un guardia civil herido para que los terroristas pudieran rematarlo; el hijo que confirma cómo ETA se nutría del secuestro y la extorsión; el antiguo político que señala cómo el crimen estaba íntimamente relacionado con la ideología nacionalista y cómo la llegada de Arzalluz a España impidió el fin de ETA; el nacionalista vasco que tiene el cuajo de afirmar que los asesinatos de ETA beneficiaron al PP; el antiguo político de AP que subraya cómo los terroristas se cebaron en el centro-derecha evitando rivales al PNV son sólo algunas de las imágenes recogidas por Arteta. Pero no se trata sólo de esas historias. En realidad, lo más sobrecogedor es contemplar cómo el mensaje nacionalista ha envilecido desde hace años a un sector de la sociedad española que justificaba los crímenes con el “algo habrán hecho”, que sólo deseaba que los familiares del asesinado se marcharan, que consiguió que no pocas víctimas intentaran disculparse ante los criminales alegando que su padre o su marido no habían hecho nada y que incluso legitimaba religiosamente las peores atrocidades. Porque el papel de la iglesia católica es innegable y, aunque sea de manera somera, vuelve a verse en este documental. Contemplar a Setién hablando de los derechos del pueblo vasco, pero sin mencionar una sola frase de compasión hacia las víctimas del terrorismo; ver el convento desde el que los sacerdotes vigilaban a la población para luego informar a ETA a fin de que pudiera perpetrar nuevos asesinatos; enfrentarse con la realidad terrible, pero innegable de que sin el apoyo, protección y cobertura de la iglesia católica ETA nunca hubiera podido ser ETA indigna a cualquiera salvo a aquellos que están tan fanatizados religiosamente que prefieren cargar contra el mensajero que desvela la realidad en lugar de contra los colaboradores necesarios de los terroristas. El trato recibido por las víctimas del terrorismo, el olvido consciente e interesado de una parte más que considerable de la sociedad vasca que se sabe colaboradora con el terrorismo y la colaboración de las más diversas instancias son aspectos que dejan sin respiración en esta gran película, una película surgida de un compromiso ético que nos recuerda que no podemos pasar página ante el horror nacido de las entrañas del nacionalismo. Y, sin embargo, yo personalmente no puedo dejar de pensar que en esto como en otras cosas el gobierno de Rajoy también traicionara a sus electores y jamás, jamás, jamás procederá a ilegalizar a las franquicias de ETA como en su día prometió.
November 22, 2014
La Reforma indispensable (XXIII): El proceso Lutero (IV): el papa antepone la política al dogma
El 18 de octubre, escribió una carta “al papa mal informado que debería estar mejor informado”. En la misiva insistía en que sus posiciones habían sido tergiversadas y que estaba dispuesto a someterse a una audiencia en cualquier lugar que no fuera Roma ya que, en esa ciudad, el mismo papa había estado a punto de ser asesinado el año anterior. Las dos afirmaciones, dicho sea de paso, eran rigurosamente ciertas.
También escribió Lutero al cardenal Cayetano despidiéndose formalmente. Cayetano no se dignó responder y los partidarios de Lutero interpretaron aquel silencio como un pésimo presagio.
Durante la noche del 20 al 21 de octubre, Lutero fue despertado por un hombre de confianza de su amigo el canónigo Langenmantel. Sin darle tiempo a despejarse, fue empujado hasta la puerta de atrás y colocado sobre un caballo sin calzones ni botas. Sin una sola parada, fue llevado al galope hasta una aldea llamada Murheim, situada a una cincuentena de kilómetros. Lutero se desplomó al llegar a un establo y, a causa del dolor y del agotamiento, no pudo emprender el viaje durante un día completo que pasó oculto. Después partió hacia Wittenberg a través de Nuremberg. En esta ciudad, fue recibido calurosamente y recibió una copia de su orden de arresto, una circunstancia a la que había escapado por muy poco.
Cayetano estaba furioso después de que se le hubiera escapado una presa que daba por segura. Inmediatamente, escribió una carta muy áspera al elector Federico quejándose de lo que consideraba el comportamiento insolente de Lutero. Al final de la misiva, el cardenal se refería al agustino despectivamente como frailecillo (fraterculus). Federico pasó la misiva a Lutero que escribió una respuesta larga y sopesada – en ello le iba la vida – en la que acusó a Cayetano de romper las promesas que había formulado al Elector puesto que no había tenido lugar ninguna discusión y además se le había juzgado sin escucharlo. Sin embargo, Lutero no estaba dispuesto a que su situación significara riesgo alguno para el príncipe y la concluía afirmando: “Estoy dispuesto a dejar vuestro territorio y a marcharme a donde el Dios misericordioso disponga que vaya”.
Todo esto sucedía mientras Lutero se veía situado en unas circunstancias extraordinariamente perjudiciales. Al regresar a Wittenberg, procedió a escribir un relato de su entrevista con Cayetano y el texto de una apelación a un concilio general ante el que pudiera exponer con libertad su causa. Su intención no era publicarlo, sino conservarlo para el caso de que se produjera una reacción del papa en su contra. Sin embargo, sin conocimiento de Lutero, el texto salió a la luz. La gravedad de esa circunstancia puede comprenderse si se tiene en cuenta que la bula Execrabilis de 1460 condenaba como herejía el hecho de apelar a un concilio general. Al situarse en ese terreno, Lutero se convertía automáticamente en hereje, se veía privado del derecho de apelación por la ley canónica e impedía prácticamente que el Elector Federico le siguiera protegiendo salvo que deseara verse sometido a las más graves penas canónicas.
Por su parte, el 25 de octubre, Cayetano había remitido al papa un nuevo estudio sobre las indulgencias con un informe sobre el caso Lutero. La curia utilizó aquel material como base para una decretal de fecha 9 de noviembre que fue entregada a Carlos von Miltitz a fin de que se la hiciera llegar al cardenal. El texto – que iba dirigido contra “un cierto religioso en Alemania” - no pasaba de ser una reafirmación de la interpretación tomista-dominica de las indulgencias y del poder absoluto del papa en esta materia. No contenía, sin embargo, la menor referencia a los abusos que se cometían al respecto y, de manera previsible, condenaba las posiciones de Lutero como inadmisibles.
Se mirara como se mirara, resultaba obvio que la vida de Lutero estaba pendiente de un hilo. Tras unas semanas en que predicó todos sus sermones con la sensación de que podía tratarse del último, a finales de noviembre, el agustino dijo adiós a los habitantes de Wittenberg. El 1 de diciembre, celebró una cena de despedida que estuvo teñida por el dramatismo. En el curso de la misma llegaron dos cartas que eran fiel reflejo del momento por el que se atravesaba. La primera se debía a Spalatino y manifestaba la sorpresa que tenía el Elector porque Lutero no había abandonado todavía la ciudad; la segunda, indicaba que si no se había marchado, era mejor que no lo hiciera porque había una serie de cuestiones nuevas y urgentes que había que discutir.
El 8 de diciembre, Federico envió una respuesta a Cayetano. De manera sorprendente para el cardenal, se negaba a expulsar a Lutero de Wittenberg y manifestaba que tampoco estaba dispuesto a entregarlo a Roma. Sus razones no eran nimias. Por un lado, indicaba que la universidad de Wittenberg estaba detrás del agustino y le había suplicado que lo protegiera. Por otro, era su obligación como príncipe cristiano actuar de manera honorable y de acuerdo con su conciencia. A su juicio, esa circunstancia impedía que considerara como hereje a alguien cuya herejía no había quedado demostrada judicialmente. La posición del Elector era muy arriesgada aunque no cabe la menor duda de que se basaba en principios extraordinariamente nobles. Precisamente entonces la marcha del imperio experimentó un vuelco.
El 12 de enero de 1519, el emperador Maximiliano falleció y su nieto Carlos, el rey de España, acudió a Alemania con la intención de convertirse en el nuevo emperador. La pesadilla que el papa - un príncipe con intereses políticos y territoriales a fin de cuentas - venía temiendo desde hacía años parecía más cerca de convertirse en realidad que nunca. Si Carlos heredaba la corona imperial, los Estados pontificios se verían prácticamente cercados por España y sus posibilidades de expansión territorial desaparecerían. No resulta extraño, por lo tanto, que el pontífice estuviera moviendo todas sus piezas en el tablero de la política internacional para perjudicar a España y favorecer a los rivales de Carlos ya fuera Francisco I de Francia o incluso el Elector Federico. Ante unos intereses internacionales de esa magnitud, la pureza doctrinal de la iglesia, como en tantas ocasiones antes y después, pasaba a convertirse para el papa León X en un asunto de segundo rango. El 29 de marzo, el papa escribió a Lutero una nota mucho más suave por su tono que cualquier otra de las comunicaciones previas. Y se trataba sólo del principio.
En junio, el Elector recibió la comunicación de que si todo iba bien en el asunto de la elección imperial el capelo cardenalicio podría adornar la coronilla de alguno de sus amigos. La promesa – una referencia apenas oculta a Lutero – dice mucho de las prioridades de la Santa Sede a la sazón. El historiador católico J. Lortz ha señalado cómo nada podía justificar tanto la protesta de Lutero como esa subordinación del peligro de herejía a los intereses de la política papal e italiana y que pocas cosas impidieron tanto el evitar la ruptura. El juicio recoge una verdad innegable. Durante la primavera y el verano de 1519 – una época verdaderamente decisiva en que Lutero se encontraba realmente inerme y desprotegido – la condena del presunto hereje quedó encallada simplemente a causa de los intereses políticos del papa. Pocas veces, estuvo la Santa Sede más cerca de conseguir acabar con Lutero; y pocas veces, hubiera encontrado menos resistencia. Nunca tuvo, seguramente, más a su alcance concluir a su gusto y sin complicaciones el Caso Lutero. Sin embargo, el comportamiento del papa no sólo significó la pérdida de aquella oportunidad sino que también se tradujo en un descrédito para la institución y su titular que anteponían cuestiones materiales a las supuestas obligaciones espirituales.
CONTINUARÁ: La Reforma indispensable (XXIV): El proceso Lutero (V): de la fuga a Eck: la Disputa de Leipzig
J. Lortz, Reforma…, pp. 236 ss.
November 21, 2014
He Touched Me
Aunque pensamos muchas veces que somos nosotros los que encontramos a Dios – y externamente parece ser así – es El quien va en busca de nosotros y nos toca. Cuando eso sucede, la vida no es ya la misma. El impacto del roce de Dios resulta tan poderoso que transforma nuestra existencia y además lo hace de una manera innegablemente positiva. Algunos saben que ese toque trajo consigo en su día el final de cadenas que habían aprisionado su vida durante demasiado tiempo. Otros pueden dar testimonio de cómo no pocas veces significó el final de sufrimientos indecibles. Todos sabemos que implica el perdón y con él una limpieza que nunca habríamos sido capaces de imaginar. Tan es así que el que ha sido tocado por Jesús sabe que existe un antes y un después y que no puede sino dar testimonio de ello.
Por cierto, la canción de Bill Gaither, hermosa en su profunda sencillez, fue grabada ocho años después por Elvis Presley alcanzando una proyección internacional. Les dejo esa versión de Elvis y – esta vez sin que haya tenido que ayudarme la amiga Elvira que siempre está al quite – una en español de Manuel Bonilla. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí está Elvis Presley
Y aquí Manuel Bonilla
Estudio Bíblico (VII). La Torah (IV): Números
Cronológicamente, la obra puede dividirse en tres secciones. La primera (1,1-10,10) relata los últimos días transcurridos en las cercanías del monte Sinaí y el censo de Israel. La segunda (10,11-20,13) refiere la historia de Israel a lo largo de un periodo de cerca de treinta y ocho años en que el pueblo permanece sometido a un comportamiento nómada al fracasar por su falta de fe en su primer intento de entrar en la Tierra. Si, en una ocasión (c. 11) es la práctica totalidad del pueblo de Israel la digna de censura, en otras es la propia familia de Moisés (c. 12). Pero donde queda de manifiesto de manera más escandalosa la carencia de calidad humana adecuada para cumplir con su misión es en el relato de los espías enviados a conocer la Tierra prometida (c. 13). De los doce, sólo dos – Josué y Caleb – están a la altura de las circunstancias y el resto se deja llevar por consideraciones meramente humanas. Cuando el pueblo, tras despreciar la visión espiritual, pretende poseer la tierra por la fuerza de las armas (c. 14), el resultado es el desastre. De manera bien evidente, no es un Israel confiado en su poder militar el que puede esperar legítimamente poseer la Tierra sino aquel que ha descansado en las promesas de Dios. De hecho, el resultado de intentar alcanzar la meta deseada mediante el mero empuje armado acaba en un desastre que se prolongará décadas.
Finalmente, la tercera parte (21, 1- 36, 13) recoge alguna normativa legal así como el relato de las primeras conquistas israelitas en las cercanías de la tierra de Canaán.
En su conjunto, el libro de los Números es una obra muy realista y desprovista de todo sentimiento nacionalista o patriotero. Israel es descrito como un pueblo que no está, lamentablemente, a la altura de su misión histórica; que no tiene reparo en enfrentarse con Moisés el libertador y que continuamente recuerda con añoranza la esclavitud egipcia como un período de mayor prosperidad que el de la libertad en el desierto. Lejos de constituir un relato hagiográfico destinado a sustentar pretensiones de carácter nacional, Números constituye más bien la historia de una ocasión perdida por toda una generación, que, incrédula, dura de corazón y groseramente materialista, ha preferido el recuerdo de las ollas de Egipto a la posibilidad de iniciar una vida nueva bajo unas normas justas. Con la excepción de Josué y Caleb, nadie de esa generación - sin excluir ni a Moisés ni a su hermano el sacerdote Aarón -logrará ver la realización del sueño.
Esta manera de narrar tiene una enorme relevancia. La veracidad es esencial y no puede quedar empañada por la mayor o menor simpatía que se sienta ante los protagonistas de los hechos. Sin duda, Moisés amaba a Israel del que formaba parte, pero esa circunstancia no lo cegó a la hora de ver la realidad ni de describir cómo determinadas trayectorias individuales sólo pueden acabar en el desastre si no se produce un cambio profundo.
El Evangelio de Marcos (V): la predicación del mesías-siervo (Marcos 1: 14) (III): ¡¡¡¡Convertíos!!!!
La tercera parte de la predicación esencial de Jesús es una consecuencia directa de los dos aspectos previos. Primero, se ha cumplido el tiempo; segundo, puesto que el tiempo se ha cumplido, el Reino está cerca y tercero, puesto que el Reino está cerca hay que adoptar una decisión vital muy concreta: la conversión.
El paso de los siglos ha ido tergiversando y aguando el término “conversión” tal y como aparece en el Nuevo Testamento. En la Edad Media, la palabra había adquirido el significado de profesar en una orden religiosa y luego, prácticamente, ha quedado unida a la idea de pertenecer a una confesión religiosa distinta de aquella en que se nació o incluso a la práctica de la confesión. Ninguno de esos sentidos tiene nada que ver con las palabras de Jesús. La palabra “conversión” es expresada por Marcos mediante el término griego “metanoia” que indicaba un cambio radical de mentalidad y, muy posiblemente, Jesús utilizó la palabra hebrea “teshuvá” que podría traducirse como vuelta y que, como en el caso de conversión, tiene ya un contenido en el judaísmo actual distinto del original.
Lo que Jesús está planteando es que si realmente se cree en que el tiempo ha llegado y en que el Reino está cerca no se puede seguir viviendo igual. En nuestro corazón, debe operarse un cambio radical cuya manifestación externa será una vida de acuerdo a las normas de ese mismo Reino. A cada ser humano se le insta a adoptar un cambio radical de vida con unos valores muy diferentes de los que tienen el conjunto de los mortales. Los ejemplos de esa conversión pueden tener detalles distintos en cada ser humano, pero su núcleo es esencialmente el mismo. En un momento concreto y dado – y no de manera difusa a lo largo de la existencia - la vida cambia de rumbo porque ha tenido lugar el encuentro personal con Jesús. Para Zaqueo (Lucas 19: 1-10), ese cambio implicó, por ejemplo, una actitud totalmente distinta hacia el dinero que había sido el centro de su vida; para la mujer pecadora implicó apartarse seguramente de una conducta sexual nada acorde con las enseñanzas de Jesús (Lucas 7: 36-50). Pero fue precisamente a esa gente a la que acogía Jesús y con la que comía (Lucas 15: 1-2) con preferencia a los que, por su práctica religiosa, se consideraban buenos. Desde luego, más claro no puede ser el mensaje de la parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18: 9ss) o las tres grandes parábolas de Lucas 15 – incluida la conocida convencionalmente como el hijo pródigo – que son tres grandes parábolas de conversión. Jesús llamaba a la gente a cambiar y a cambiar de manera radical y no abrazando tal o cual rito o práctica religiosa. Pero aún quedaba un cuarto aspecto en su predicación.
CONTINUARÁ
November 20, 2014
Alfonso X, el rey que pudo ser emperador
Nacido en 1221 en Toledo – la ciudad más universal de España e incluso del mundo a la sazón - buena parte de su vida estuvo dedicada a la Reconquista. Nada más ceñirse la corona en 1252, se lanzó contra los musulmanes ocupando al año siguiente Jerez. En 1262, reconquistó Cádiz y en 1264, aplastó una sublevación en Murcia y el valle del Guadalquivir. No sólo eso. No dejó de asestar golpes a los musulmanes en el norte de África convencido de que era indispensable controlar la zona para proteger la seguridad de España. Ciertamente, toda esta labor, nada pequeña, quedó opacada por sus reformas políticas y económicas – la moneda, la Hacienda, la Mesta… - por su extraordinaria labor jurídica – Las Siete Partidas, el Fuero real – literaria – las Cantigas – histórica – Historia de España y la Grande y General Historia – y científica – Tablas de Astronomía. Al igual que Jaime I de Aragón, Alfonso X era consciente de la realidad de España, pero, a diferencia del aragonés que tuvo una visión totalmente arcaica de la monarquía, Alfonso X sentó las bases de lo que sería un estado ya moderno. No puede sorprender que si con Abderramán III, Córdoba había sido la capital de Occidente, con Alfonso X el sabio, lo fuera Toledo. Tampoco extraña que en 1935, en homenaje a su labor como astrónomo, se denominara Alphonsus a uno de los cráteres de la luna. Alfonso X fracasó, no obstante, en dos cometidos. El primero fue el de conseguir la corona imperial de Alemania que le correspondía por ser hijo de Beatriz de Suabia, que fue refrendada por los votos de los electores, pero que no obtuvo por la oposición frontal de la Santa Sede. El segundo fue la sucesión que recibió un golpe al fallecer su primogénito. El final de su reinado se vio empañado por los partidismos nobiliarios, preludio de un lamentable parón tras dos extraordinarios reinados.
Próxima semana: Fernando de Rojas
November 19, 2014
Si yo fuera presidente… de Estados Unidos
La cuestión era oportuna, pero no podía responderse en unas líneas – y eso que, en ocasiones, mis respuestas no son precisamente cortas – y me llevó a pensar en una serie breve donde no sólo señalara si fuera el presidente de esa nación sino también de otras. No hace falta que subraye que semejante ejercicio de imaginación no pasa de ser un juego porque por no tener posibilidades yo no tengo ni la de presidir una asociación de jugadores de bingo o de paseantes de parques, pero ese ejercicio sí me permite exponer lo que pienso de ciertas situaciones y cómo creo que podrían solucionarse. Permítaseme, pues, que comience con la nación más poderosa del planeta en la que, por añadidura, vivo. ¿Qué haría yo si fuera presidente de los Estados Unidos?
En primer lugar, desvincularía la política de Estados Unidos de lo que el general Eisenhower denominó en su discurso de despedida de la presidencia “el complejo militar-industrial”. Seguramente, sería lamentable que miles de personas perdieran su puesto de trabajo porque el estado no compraría tanques, aviones y barcos totalmente innecesarios, pero liberaría de un gasto opresivo y carente de utilidad a los contribuyentes. Estados Unidos cuenta con una marina de guerra que es mayor que las otras diez marinas siguientes sumadas – en el caso de los portaviones la diferencia es todavía más notable – y, realmente, no necesita segur incrementando ese gasto. A decir verdad, Estados Unidos que es un sistema de libre mercado, resulta pesadamente keynesiano en materia de gasto militar. Pero con este paso, la política de Estados Unidos estaría vinculada a los intereses de los ciudadanos y no al “complejo militar-industrial”.
En segundo lugar y en relación directa con lo anterior, me retiraría totalmente de aquellas zonas del mundo donde los intereses de Estados Unidos no están en juego. Eso significaría salir, entre otros lugares, de Siria, Libia, Irak y Afganistán. En la época en que Estados Unidos no se autoabastecía de petróleo podía señalarse que su presencia allí era obligada – podía señalarse aunque no resulta nada claro – pero ahora no tiene sentido salvo seguir aumentado las fortunas de ciertas empresas. Algunos alegarán que eso sólo multiplicaría el dolor en el mundo. En realidad, creo que es lo contrario. La intervención en Irak ha costado un millón de muertos en su inmensa mayoría civiles, más de cuatro millones de desplazados y un caos al que no se le ve el fin. Todo ello sin contar con la aparición de movimientos islamistas impensables hace décadas. Fue Reagan el que se percató de que es mejor retirarse que enfangarse en otro Vietnam. Lo hizo del Líbano después de que terroristas islámicos volaran por los aires un cuartel de marines. Reagan no era una paloma, pero sí era práctico. No tiene sentido gastar los recursos de la nación en guerras que no se pueden ganar y por lo que se refiere a los habitantes de ciertas naciones, hartos de matarse, acaban llegando siempre a algún acuerdo como pasó en el Líbano. Por otro lado, no cabe engañarse. Estados Unidos no interviene en otras partes del mundo por razones humanitarias, ¿por qué debería hacerlo en estos lugares?.
En tercer lugar, reduciría el número de bases de Estados Unidos en el mundo abandonando la visión holgazana mentalmente de la guerra fría. La URSS desapareció hace décadas y, como ha señalado hace unos días, Henry Kissinger la política seguida por la Casa Blanca en Ucrania no sólo es estúpida sino peligrosa. En la medida de lo posible, intentaría cumplir las promesas que Reagan y Bush padre hicieron a Gorbachov y en lugar de segur quebrantándolas colocando misiles por toda Europa oriental, crearía una enorme zona desmilitarizada que incluyera, por supuesto, a Ucrania. En cuanto a sus dirigentes nacionalistas les podrían ir friendo un paraguas.
En cuarto lugar, abandonaría, siguiendo el consejo de los Padres fundadores, las alianzas permanentes - salvo para endeudar a la nación y mantener la idea de un imperio monopolar no tienen utilidad real – y me centraría en las relaciones comerciales antes de que China acabe comiéndose todo el pastel económico del planeta.
En quinto lugar, emplearía la reducción drástica del gasto en acometer la reforma de áreas como la educación y la sanidad. Estados Unidos – especialmente a instancias del partido republicano – ha ido recortando de tal manera los presupuestos de educación que ha dejado de estar a la cabeza en determinados terrenos tecnológicos que no son de uso militar. Así, por ejemplo, en el Iphone – que es americano – los países que más parte del precio se llevan son Alemania y Japón. Hasta China – que sólo monta piezas – amenaza con adelantar a Estados Unidos en los beneficios del citado móvil. Yo me centraría en volver a colocar a la nación a la cabeza de la tecnología en todas y cada una de sus áreas. Pero sería también drástico en el tema de la sanidad. Una vez más, los republicanos – que no ven el límite al gasto militar – llevan décadas arremetiendo contra un sistema sanitario que no es precisamente el mejor del mundo a pesar de que se mantiene con las aportaciones de los ciudadanos. Por primera vez, podría crearse un sistema sanitario óptimo y sin el coste que significa plegarse ante el lobby médico como es el caso del Obamacare. No faltaría dinero y la prueba es una nación vecina como el Canadá, pero además piénsese, por ejemplo, en que el coste de la guerra de Irak hasta 2010 ya era superior al de la seguridad social para el próximo medio siglo. Se trataría de priorizar y de hacerlo de la mejor manera.
En sexto lugar, rebajaría los impuestos de particulares y empresas, pero, a la vez, obligaría a las grandes transnacionales a tributar en Estados Unidos. Que Coca-Cola, Bank of America, GM y otras grandes compañías apenas tributen porque han colocado su matriz en Irlanda es una estafa y debe ser tratada como tal y
En séptimo lugar, crearía un banco nacional y arrancaría de la Reserva federal – que sólo es un conjunto de bancos privados – el control que desde hace poco menos de un siglo tiene sobre buena parte de la economía nacional.
En última instancia, se trataría únicamente de regresar a las raíces de esta gran nación que fue concebida – como su propio juramento de lealtad afirma – como “una nación indivisible, bajo Dios, con libertad y justicia para todos” y dejar a un lado los sueños imperiales de minorías nada idealistas que estuvieron a punto de quebrar a la nación en 2008 y que llevan todo lo que va de siglo arrastrándola a guerras que no puede ganar y que sólo debilitan su imagen y su papel internacional.
Pero, gracias a Dios, yo no soy presidente de los Estados Unidos y me veré liberado de las tormentas de intereses nada puros que provocarían todos y cada uno de esos pasos. Soy afortunado ciertamente porque quizá de serlo y aplicar este programa acabaría como JFK.
Próxima entrega: Si yo fuera presidente… de Israel
November 18, 2014
Arafat y sus circunstancias
Significativa, pero no extraña. Arafat obtuvo no pocos logros a lo largo de su carrera. Guerrillero trasmutado en terrorista – la línea que separa en ocasiones ambas circunstancias no siempre resulta clara – Arafat reconoció el derecho de Israel a existir, renunció expresamente al terrorismo como arma política y logró que la idea de una Autoridad nacional palestina terminara imponiéndose a pesar de la hostilidad de jordanos e israelíes. Ahora sabemos que no fue mérito suyo sino, fundamentalmente, de las circunstancias. Unos Estados Unidos empeñados en derrotar a la URSS fueron los que abrieron a Arafat la puerta del club de los aceptables internacionalmente. De él esperaban que fuera descolgando de la alianza con los soviéticos a naciones de la zona como Egipto o Siria, que redujera la presión existente contra Hussein de Jordania y que incluso estabilizara el Líbano. Los políticos israelíes – nada entusiasmados con la idea de retirarse a las fronteras previas a la guerra de los Seis días – no creían que Arafat pudiera conformarse con un pedazo de tierra sometido a la fiscalización de Israel y Jordania. Pero, efectivamente, así fue. De hecho, Madrid y Oslo llevaron a Israel a firmar lo que había combatido en los inicios de la aceptación internacional de Arafat. No fue un éxito real de Arafat ni tampoco un giro de la política de Israel. Se trató del contexto. Quizá si la URSS hubiera aguantado en pie una década más, Arafat hubiera logrado incluso contemplar el nacimiento de un estado palestino. No fue así. El imperio soviético se colapsó y Arafat dejó de ser útil. De hecho, en Camp David se le ofrecieron a la firma unos acuerdos que resultaban inaceptables en la medida en que, por citar algún ejemplo, pretendían prolongar en el futuro estado palestino los asentamientos israelíes protegidos por el ejército israelí que controlaría vías de comunicación específicas convirtiendo a las poblaciones palestinas en islotes aislados por la presencia extranjera. Algunos han calificado semejante esquema de bantustanes asemejándolos a una parte del sistema de apartheid. No es exacto, pero tampoco era ningún regalo. Pero volvamos a lo que relataba. El cambio del trasfondo internacional y la corrupción extraordinaria de la Autoridad Nacional Palestina convirtieron a Arafat en un personaje al que miraban los palestinos con creciente distanciamiento. No lo deseaba, pero para muchos que contemplaban la red de caridad de Hamás – sí, el enorme influjo que tiene esta organización islamista deriva fundamentalmente de un tejido de asistencia social que ya quisieran Caritas o el Ejército de salvación – Arafat comenzó a ser considerado más villano que héroe. Pero lo que había cambiado fundamentalmente era el contexto ya muy diferente con unos Estados Unidos aspirando a ejercer una hegemonía monopolar. Ahí Arafat no tenía lugar e incluso lleva a pensar si la versión que considera que fue asesinado - ¿por quién? – no tiene un cierto sonido de auténtica. Ahora sobre él se tiende un tupido velo. Es como si nadie quisiera recordarlo. Ni siquiera aquellos que como aquel pésimo de asuntos exteriores llamado Moratinos teparon alegando que eran sus amigos. La vida es así. Cuestión de circunstancias.
November 16, 2014
Hacer el tonto trae consecuencias
Las razones para formular semejante disparate varían. Algunos no se han enterado, por lo visto, de que la URSS desapareció y fue troceada. Otros, en lugar de ignorancia, sólo sufren de pereza intelectual y no están dispuestos a aprender que el mundo ha cambiado mucho y es así porque el esquema de la Guerra fría es muy socorrido para holgazanes intelectuales. Finalmente, no faltan lo que simplemente sueñan con convencer al congreso y al senado de la nación más poderosa del mundo para que gaste todavía más en armamento innecesario con el pretexto de que Rusia es un peligro semejante a la URSS de antaño. La realidad es que las promesas de Reagan y Bush padre a Gorbachov en el sentido de mantener Europa central y oriental desmilitarizada se han incumplido y que los europeos estamos pagando el pato de los que no han querido mantener su palabra. Apoyando a una casta corrupta como son los nacionalistas ucranianos, cantores de la División SS Galitzen, de momento, hemos logrado un vapalo fenomenal para nuestra industria agro-pecuaria en momentos de crisis, pero, sobre todo, hemos conseguido lo que desde la época de Nixon parecía imposible: el acercamiento de China a Rusia. Esta semana tan sólo, las dos naciones – bastante cansadas de la necedad de algunos geo-estrategas – han firmado la fruslería de diecisiete acuerdos. La mayoría son secretos, pero uno hecho público nos permite saber que Rusia exportará, al año, treinta y ocho mil millones de metros cúbicos de gas a China durante las tres próximas décadas. Pues nada, síganse negando a comprender la Historia rusa y a recordar que, en el pasado, sin el sacrificio de esa nación ni Napoleón ni Hitler hubieran sido derrotados. Ciérrense los ojos a la realidad de que sin Rusia nunca se controlará el terrorismo islámico. Continúese haciendo el juego a los traficantes de muerte como si el muro de Berlín estuviera en pie. Prosígase en la tarea destructiva de dañar nuestros intereses nacionales. Ayúdese a China y a Rusia a acercarse más. Pontifíquese sobre una nación de la que se ignora hasta el idioma. ¡Venga! Pero que nadie se olvide de que hacer el tonto trae consecuencias.
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