César Vidal's Blog, page 119

May 8, 2015

Debate sobre el Islam

Este viernes, los visitantes de este muro me perdonarán por suprimir el estudio bíblico, pero he deseado detenerme en el interesante debate vivido en Estados Unidos los últimos días en relación con la libertad de expresión y la comunidad islámica con ocasión del atentado islámico frustrado en Dallas, Texas.

​Les acompaño el video de un debate en el que participé con un musulmán el lunes de esta semana y dejo que ustedes juzguen por si mismo ambas posiciones. No obstante, sí deseo reproducirles la cita del Corán en la que se indica lo que espera a aquellos que combatan contra el islam. Creo que, gracias a ella, muchos comprenderán mejor al Estado islámico y otros movimientos musulmanes que, a fin de cuentas, pretenden regresar a la pureza de la predicación de Mahoma. En lugar de traducir yo del árabe como suelo hacer habitualmente, he preferido citar de la que, a mi juicio, es la mejor traducción al español del Corán. La realizó Abdel Ghani Melara Navío y fue financiada por el rey Fahd de Arabia Saudita. Recomiendo a quien desee leer el Corán para saber lo que enseña que acuda a esta excelente traducción. Dice así en la sura 5, aleya 33 y 34: “El pago para los que hagan la guerra a Allah y a Su Mensajero y se dediquen a corromper la tierra, será la muerte o la crucifixión o que se les corte la mano y el pie contrario o que se les expulse del país. Esto es para ellos una afrenta en esta vida, pero en la Última tendrán un inmenso castigo. Excepto los que se vuelvan atrás antes de que os hayáis apoderado de ellos. Sabed que Allah es Perdonador y Compasivo”. Ignoro que parte exactamente de esto es lo que el papa Francisco – que anda para reunirse con uno de los peores dictadores del planeta - considera, según sus propias palabras, “religión de paz”. Lo que sí sé es que el Estado islámico está aplicando el Corán con toda fidelidad.



Espero que el video los entretenga.





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Published on May 08, 2015 00:00

May 7, 2015

Adiós, Jesús Hermida

​Conocí a Jesús Hermida siendo ya bastante mayor. Me acababan de conceder un micrófono de plata por la dirección de La Linterna y entre los que entregaban los galardones estaba él.

A decir verdad, no recuerdo con exactitud si el premio me lo puso en la mano Hermida o Pedro Ruiz. A ambos los recuerdo por las conversaciones posteriores al evento. Mientras que Pedro Ruiz, como si fuera el autor de Eclesiastés o un maestro budista, me aconsejó que tuviera en cuenta que todo es efímero – lo que es cierto - Hermida se interesó muy directamente por mi programa. Me dijo que lo escuchaba habitualmente y por los comentarios me quedó de manifiesto que no mentía pretendiendo halagarme. Era más que cierto que lo seguía con asiduidad. Por ejemplo, recuerdo que me señaló que compartía un comentario de crítica literaria que apenas unos días antes había hecho Sagrario Fernández-Prieto. Doña Sagrario había afirmado que Veinte años después era la mejor novela de la trilogía de los tres mosqueteros de Alejandro Dumas. Hermida pensaba lo mismo y, dicho sea de paso, igual me sucede a mi. Desde luego, doña Sagrario lo tenía muy impresionado. A la sazón estaba Hermida dirigiendo un programa para la televisión castellano-manchega y me preguntó por la edad de la que ahora es colaboradora de La Voz. Era bastante joven, pero cuando le di la respuesta, con tristeza Hermida me confesó que le resultaba mayor. De todos es sabido que Hermida disfrutaba de un especial olfato para descubrir talentos – no sólo aquellas a las que se dio en llamar con mala baba las chicas Hermida – y en Sagrario lo había captado. Con seguridad le hubiera ofrecido algo de ser más joven, pero ya superaba la edad para considerarla una novata a la que lanzar como descubrimiento propio. La vida es así. Estar cerca de algo te catapulta – han caído todos los oficiales veteranos y te ascienden a capitán – o, por el contrario, consideraciones de sexo, edad o religión te apartan de un lugar en el que habrías destacado. Aquella conversación – que se alargó más de lo que exigía la cortesía – me permitió conocer a alguien que poblaba mi memoria de recuerdos infantiles. Porque para mi Hermida significaba sobre todo regresar a la infancia. Por aquel entonces, cuando era corresponsal en Estados Unidos - ¿Nueva York o Washington? – daba la sensación de que casi era el único corresponsal español de TVE en el extranjero. No era así, pero casi, casi lo parecía. Hermida lo mismo te contaba que el norteamericano medio era anticomunista que te relataba cómo a su hijo lo habían robado alguna vez por la calle. La experiencia del asalto callejero resultaba tan extraña en aquellos años que resultaba inevitable que millones de televidentes llegaran a la conclusión de que los americanos tendrían rascacielos, pero los españoles contaban con la policía nacional. Recuerdo, por ejemplo, por aquellos años a mi abuela materna diciendo: “Qué malo debe ser esto de la droga que se ponen así por ella…”. Malo era, sin duda, y en unos años España lo iba a experimentar de manera pavorosa, pero, a finales de los sesenta e inicios de los setenta, salvo algunos progres o niños pijos no la había probado nadie y, desde luego, su consumo era muy mal visto y a ninguno se le hubiera ocurrido hacer chistes con ella en televisión. Pero volvamos a Hermida.



Era tan popular que se convirtió en común que los cómicos lo imitaran. Su movimiento de cabeza, su flequillo peculiar y sus frases entrecortadas se prestaban a ello. Para muchos, seguirá siendo un magnífico recuerdo de la etapa del desarrollo y de la creciente democracia ya que, por encima de todo, fue un excelente profesional al que ni siquiera la llegada de las televisiones privadas o autonómicas pudo arrinconar. Todo lo contrario. Se supo subir a la tabla de surf de las nuevas olas televisivas y mantenerse en ellas hasta hace dos días.



Y eso que inicialmente no pensó en la televisión. Tan sólo en ganarse la vida. Eso tenía en mente en aquel momento en que abandonó su tierra natal andaluza llevando una caja de zapatos con una chuleta empanada que le había preparado su madre como todo capital.



Con él no se van sino que se quedan centenares de recuerdos de otro tiempo, pero del mismo país. No es que las cosas fueran mejor que ahora – en muchos aspectos no lo eran ni de lejos – pero sí éramos mucho más jóvenes – un servidor era un niño – y contemplábamos el futuro con una ingenuidad que ahora resultaría imposible de comprender para los nacidos a partir de los años ochenta. Creíamos que sólo podíamos prosperar y además nuestras ambiciones, dado lo modestísimo del país, eran muy limitadas. Después casi nada sería como habíamos soñado. Descanse en paz, Jesús Hermida.

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Published on May 07, 2015 01:01

May 6, 2015

¿De qué Escandinavia hablan?

El ansia por llegar al poder y la vinculación innegable de los máximos dirigentes de Podemos con la dictadura chavista han llevado en los últimos tiempos a algunos de sus corifeos a insistir acaloradamente en que su modelo son los países escandinavos.

​La relación privilegiada con Maduro y sus secuaces resulta innegable aunque sólo sea por los fondos recibidos y por el voto contrario a la censura del gobierno venezolano en el parlamento europeo. Sin embargo, deseo centrarme en la otra afirmación. Decir que Podemos defiende el modelo escandinavo sólo puede ser fruto de la ignorancia supina o de la demagogia más desvergonzada. De entrada, las naciones escandinavas no cuentan con un salario mínimo interprofesional obligatorio y el despido es prácticamente libre. En Dinamarca, por ejemplo, resulta gratuito para la empresa en la mayoría de los casos. A esto se añade que los funcionarios no son vitalicios y pueden perder su puesto si no son diligentes. Además los parados deben aceptar el trabajo que les ofrezcan so pena de perder el subsidio de desempleo. ¿Plantea eso Podemos para los trabajadores públicos y privados? Los impuestos son también más bajos que en España e incluso Suecia, que podría ser la única excepción, redujo el impuesto de sociedades hasta el 22 por ciento hace dos años. ¿Defiende eso Podemos? En términos energéticos, las naciones escandinavas han apostado por la energía nuclear hasta el punto de que en Dinamarca representa el 74 por ciento. ¿Es ésa también la apuesta de Podemos? Con respecto, a la educación, los países escandinavos no sólo cuentan con el cheque escolar para impulsar la libertad de elección sino que sus profesores acceden al puesto a través de una selección rigurosa que en España han impedido encarnizadamente los sindicatos. ¿Es ése el plan de Podemos? Añádase – sin ánimo de ser exhaustivos – que en la sanidad existe el copago, que las infraestructuras están en buena medida en manos privadas y que existe una mayor facilidad para abrir empresas que en España. ¿Comparten esa visión en Podemos? Las naciones escandinavas han evolucionado de una manera muy positiva sobre la base de principios establecidos por la Reforma del siglo XVI como el trabajo, la educación universal y de calidad, la meritocracia o la supremacía de la ley. Esos principios facilitaron un desarrollo capitalista más que notable en el siglo XIX e incluso una socialdemocracia realista y sensata. Los frutos son obvios, pero, por desgracia, en nada se parecen a los que cabría esperar de Podemos.

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Published on May 06, 2015 00:00

May 4, 2015

Cien escaños…

​Fue hace dos años, día arriba, día abajo. Aquella persona acababa de protagonizar un episodio de jaboneo clamoroso cuyo destinatario había sido Rosa Díez. Esperé a que la dirigente máxima de UPyD desapareciera y le pregunté al sujeto en cuestión si le parecía razonable aquella forma de adular.

No se trataba sólo de que Rosa Díez no era Margaret Thatcher ni Indira Gandhi – eso saltaba a la vista – sino de que sus posibilidades de superar los resultados obtenidos hasta entonces eran más que reducidas y, por lo tanto, mal iba a poder ayudar – caso de quererlo – a quien así la trataba. “UPyD”, me dijo con una seguridad total, “saca cien escaños en las próximas elecciones”. Cuando me consta que mi interlocutor no escuchará suelo acabar la conversación, pero entonces no pude resistir la tentación de replicar. “No va a sacar cien escaños ni de chiripón”, le dije, “pero, aunque así fuera, no podría gobernar. No pudo hacerlo Fraga con más…”. Me miró con cara molesta - la misma que ponía siempre que alguien no asumía sus puntos de vista - torció el gesto y dejó el tema. Me he acordado mucho, muchísimo de aquel episodio en los últimos meses. Aunque nunca voté a Rosa Díez sí me resultó una bocanada de aire fresco en unas Vascongadas donde el diez por ciento de sus habitantes ha tenido que exiliarse en las últimas décadas no por ETA sino por el nacionalismo en bloque. También creo que ha de reconocérsele el mérito de haber señalado cómo el sistema de ordenación territorial sufre disfunciones intolerables. Incluso me pareció más que encomiable que alguien desde la izquierda cuestionara la aciaga política de ZP. En todo ello podía desearle suerte, pero hasta ahí. Poco a poco fui conociendo cómo gente más que digna abandonaba la formación porque UPyD no era el partido rezumante de democracia interna que habrían deseado. Algunos de los que se quedaron entonces criticando aceradamente a los desengañados se cuentan ahora entre los críticos más feroces de Rosa Díez. Quizá no podía ser de otra manera. Hace dos años – y lo dice alguien que se cuenta entre los primeros que entrevistaron a Rosa Díez y se interesaron por conocer a fondo su proyecto – se veía venir. Incluso lo ha captado ya quien entonces les pronosticaba cien escaños en las elecciones de finales de este año. Si lo habrá captado que lleva una buena temporada cantando las loas de Ciudadanos. Pero de esos mucho me temo que tampoco sacará publicidad institucional.

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Published on May 04, 2015 23:00

May 3, 2015

Entrevista sobre el traje del emperador

El otro día me hicieron una entrevista sobre El traje del emperador, el libro con el que gané por unanimida el Premio de ensayo Stella Maris. Aunque comencé a trabajar en él hace varios años, no puedo dejar de tener la sensación de que es de una actualidad más que llamativa escandalosa. Juzguen ustedes. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

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Published on May 03, 2015 23:47

Fin de semana: de Stand by Me a eso que llamaron el combate del siglo

No suelo yo escribir de lo que pasa los fines de semana, pero es que el último ha tenido su aquel.

​ Primero, vino la muerte de Ben E. King. Hace ya una década, Federico Jiménez Losantos me convocó a su despacho para decirme que tenía que hacerme cargo de La linterna. He contado los detalles en No vine para quedarme y no voy a repetirlos aquí. Creo que todo el mundo sabe que ni lo buscaba – a diferencia de muchos que lo ambicionaron ferozmente – que sólo puse una condición y que desempeñé el puesto mientras pensé que podía hacerlo sin problemas de conciencia marchándome cuando llegué a la conclusión opuesta. Pero volvamos al punto de inicio. Pensé yo entonces en la melodía para comenzar el programa y se me ocurrió el Stand by Me de Ben E. King. Pocas veces he estado más acertado. Durante años, aquella hermosa canción se convirtió en mi himno de batalla justo antes de lanzar el consabido Corría el año… Durante el tiempo que estuve en Es.Radio dejé esta versión de Stand by Me - no la canción - para marcar distancias con mi antigua casa, pero la recuperé al iniciar las emisiones de La Voz en Radio Solidaria. Está de sobra decir que me entusiasma esa canción más que versionada aunque me quede a fin de cuentas con la original de Ben E. King. Su fallecimiento me llega como una ola hasta la playa suave y melancólica. Es un hecho agridulce porque desaparece alguien que entonaba la conocida canción cada noche y, al hacerlo, igual que la ola deja una estela en la arena, a mi me han venido a la cabeza multitud de recuerdos. A las pocas horas, hablaba por Skype con Galyna Kalinnikova – que se está ocupando de descuartizar mi biblioteca para que se pueda vender y así costear el programa de radio - y los dos coincidíamos en que las dos etapas de radio tuvieron muchas cosas buenas y en ambos casos terminaron como debían terminar, es decir, con mi marcha de un lugar en el que había dejado de creer. Con todo, el balance final había sido netamente positivo. Descanse en paz Ben E. King porque fue la sintonía querida de aquellos años de combate duro y de no poca inocencia.



El sábado por la mañana, apareció por mi casa una persona procedente de España. Se trata de un fenómeno muy habitual que antiguos oyentes, lectores presentes o simples visitantes de los muros o del blog se pongan en contacto conmigo para visitarme. Siempre me traen libros para que se los dedique y, en ocasiones, me obsequian con una botella de aceite de oliva o algún otro producto de la patria además del apetitoso rato de charla.



Del visitante del sábado omito la identidad por discreción. Sí puedo decir que es un inmigrante de origen colombiano afincado en Cataluña. La conversación fue grata, pero no pude evitar sentir un enorme pesar al ver lo que sucede en España. En uno de sus trabajos – para un catalán y un chino – el inmigrante trabajaba once horas diarias, estaba asegurado sólo a media jornada y cobraba setecientos euros al mes. Es bochornoso, se mire como se mire. Me vi obligado a comentarle cómo en alguna radio en la que yo estuve trabajando, mis redactores, siendo universitarios, cobraban ochocientos euros, no se les abonaba la nocturnidad y hasta les obligaban a pagar la plaza de garaje. En paralelo, se les bajó el sueldo alguna vez mientras se mantenían programas más que bien pagados en los que se perdía dinero porque no sólo no los escuchaba nadie sino que además carecían de publicidad. Este tipo de situaciones me repugna profundamente y no oculto que la imposibilidad de cambiarlas tuvo un enorme peso en mi marcha de una de las radios. Sin embargo, así funciona, en no escasa medida, España. Se entrega la parte del león a los privilegiados porque están en el poder o sus cercanías y se exprime a los que trabajan sometiéndolos a condiciones canallescas. Y si se hace eso, a mi que luego se denuncie el mal sólo me parece un ejercicio de hipocresía porque se hace lo mismo que se critica.



Para colmo, mi visitante había tenido que soportar el nacionalismo catalán. A pesar del entorno, no sólo no habían conseguido convencerlo de semejante dislate sino que había descubierto buena parte de las burdas hilachas de semejante desgracia. Una de ellas es su carencia de base histórica y otra, que el nacionalismo catalán prefiere a los inmigrantes musulmanes sobre los hispanoamericanos por la sencilla razón de que están más dispuestos, en teoría, a aprender catalán. Mi visitante confesaba honradamente que no estaba dispuesto a perder una hora en aprender catalán cuando la podía emplear en aprender inglés o ruso. No le quité la razón porque la tenía más que sobrada. Naturalmente, está dispuesto a marcharse de Cataluña en cuanto pueda y no descarta venirse a los Estados Unidos. Como en el caso de Ben E. King, el sabor también fue agridulce, justo el que surge de ver a gente explotada por canallas, pero que, a pesar de todo, resiste y trabaja.



Sabor agridulce también el del llamado combate del siglo. Que no iba a ser el combate del siglo ya lo anuncié yo. Adelanto que me puedo equivocar en mi veredicto, pero, a mi juicio, la pelea la ganó de calle el filipino Pacquiao. Mayweather sí demostró una notable habilidad, pero fue la de correr por el cuadrilátero perseguido por Pacquiao. Es verdad que el púgil norteamericano se cubría bien y que Pacquiao no le alcanzaba como hubiera querido, pero el dominio del filipino fue indiscutible hasta los dos últimos asaltos. En estos, Mayweather se espabiló un poco previsiblemente pensando que su adversario estaría rendido – correr detrás de un fugitivo agota, eso sí es cierto – y podría alcanzarle con un golpe que lo derribara. No fue así. De hecho, el combate a los puntos lo ganó Pacquiao y el público lo sabía y se preparaba para escuchar un veredicto de derrota sobre el campeón. Pues bien, los jueces declararon vencedor por unanimidad a Mayweather. Y arreando que es gerundio.



Se mire como se mire, con experiencias así no se acaba teniendo la mejor impresión del género humano que lo mismo te falsea un resultado deportivo que explota a sus semejantes o que hace todo lo contrario en la vida real de lo que anuncia en la existencia virtual. Y sin embargo… sin embargo, nada de esto debería desanimarnos o entristecernos. Tampoco debería sumirnos en el pesar o la ira. Nada de eso permanecerá mucho tiempo por otra parte. Con todo, estas situaciones tendrían que estimularnos para hacer mejor las cosas, para no contemplar a nuestro prójimo como un kleenex que se usa y se tira, y para dejar de creer en los que dicen una cosa y hacen exactamente la contraria.



Por la diferencia de horario, aún me quedan unas horas del fin de semana. Voy a intentar vivirlo de la manera más noble, compasiva y hermosa que sea posible. Igual que la semana que viene. Me atrevo a sugerirles que hagan lo mismo. Les dejo con Ben E. King. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!



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Published on May 03, 2015 08:35

La Reforma indispensable (LIII): En que acertó Lutero (VI): Solo Christo (I)

​Si la Reforma, al regresar a la Biblia, liberó al pueblo llano del sistema paganizado de salvación que ofrecía la iglesia de Roma, no menos libertad espiritual – y no sólo espiritual – significó la recuperación del principio bíblico de “Solo Christo”.

A lo largo de la Edad Media, la iglesia católica fue creando más que una legión de instancias entre Dios y los hombres que, supuestamente, no sólo mediaban entre los mortales y el Creador sino que además eran objeto de culto. Prueba mínima de lo que esto significaba es que, tras el Vaticano II, la misma iglesia católica sacó del santoral a no pocos de sus ocupantes por la sencilla razón de que, como san Jorge o la santa Catalina que, supuestamente, se le apareció a Juana de Arco, simplemente no existieron jamás. En otras palabras, millones de católicos habían orando no sólo a personajes que no sólo no eran Dios sino que además ni siquiera habían existido. Por si fuera poco, el numerosísimo santoral se había especializado enormemente hasta el punto de que, como en el paganismo en el que se inspiraba, había unos santos especializados en el dolor de muelas, las dolencias del pecho, las afecciones de la vista o encontrar los objetos perdidos. Huizinga nos ha descrito en El otoño de la Edad Media muchos de estos ejemplos que son muestras indiscutibles de una sociedad pagana que persistía como siglos antes del nacimiento de Jesús, pero, ahora, pretendiendo ser cristiana y no sólo cristiana, sino la única cristiana.



Ni que decir tiene que esa constelación de santos y vírgenes solía estar vinculado – como hoy en día puede seguir comprobando cualquiera que vaya a Lourdes o Fátima – con un afán de lucro verdaderamente pavoroso. El culto de distintos santuarios y lugares de peregrinación era un negocio espectacular y no ha dejado de serlo. A estas alturas sabemos que entonces muchos de los milagros y prodigios – como ahora – son totalmente falsos y que sólo se difundieron para obtener el mayor dinero posible de los fieles. Como sabe cualquier conocedor de la literatura española, personajes tan notables como Gonzalo de Berceo prostituyeron su talento literario difundiendo prodigios cuya única finalidad era aumentar las limosnas y donaciones en favor de un lugar concreto. No pocas de esas supercherías – como Cristos que se movían o vírgenes que lloraban – quedaron descubiertas por la Reforma, pero lo importante no era tanto el episodio – y no fueron unos pocos aislados – como la manera en que la iglesia católica había pisoteado el mandamiento de Dios que Jesús opuso al Diablo y que ordena no rendir culto más que a Dios (Lucas 4: 8). La Reforma, al regresar a la Biblia, había liberado al pueblo de todo un sistema corrompido, que chocaba frontalmente con lo enseñado en las Escrituras y que no era sino un paganismo remozado en el que unos seres sobrenaturales competían con otros e incluso, en ocasiones, consigo mismos al recibir cultos en distintos santuarios.



Semejante conducta se ha perpetuado durante siglos porque actúa – eso resulta indudable – en beneficio de una organización que ha inventado milagros y multiplicado los santuarios en su propio beneficio desde hace siglos. Al prolongarse, ha mostrado lo que es, en realidad, la iglesia católica. Recientemente, la conferencia episcopal italiana proporcionó las cifras relacionadas con los personajes a los que los católicos italianos dirigen sus oraciones. De manera bien reveladora, quedó claro que el personaje al que más oran los católicos italianos no es Dios Padre, ni Jesús ni siquiera María, dada la mariolatría propia del catolicismo romano. Es, nada más y nada menos, el Padre Pío al que se dirige el 69 por ciento de las oraciones de los católicos italianos colocándolo en un holgado primer lugar. Después del padre Pío el 35 por ciento de los católicos italianos se dirige a San Antonio de Padua, otro santo italiano y el tercer lugar en las preferencias de oración de los católicos italianos lo ocupa con el 19 por ciento otro santo nacional. San Francisco de Asís. Entre las santas es la más popular santa Rita con el 8 por ciento de las oraciones de los católicos italianos. Detrás de Santa Rita se encuentra la madre Teresa – un 2, 4 por ciento de las oraciones – y otra santa italiana, santa Clara de Asís con un 1,6 por ciento.



Como el culto a los santos está sujeto a modas y cambia con el tiempo, como hay santos que hoy en día resultan tan impresentables que se les ha sumido en el olvido, algunos de los santos italianos célebres como Ambrosio de Milán o Petronio de Bolonia han caído totalmente de la lista de aquellos a los que se dirigen las oraciones y ni siquiera son mencionados por los católicos de Italia. Por lo que se refiere a los personajes bíblicos – incluidos María y Jesús – se encuentran muy atrás en la lista. El apóstol Pablo está en un puesto colista – nada extraño teniendo en cuenta su detallada enseñanza sobre la justificación por la fe - aunque es el único santo considerado padre de la iglesia que aparece. El mismo José, el marido de María, ocupa también un puesto de cola a pesar de que se le atribuye la capacidad de encontrar los objetos perdidos. Es superado por santa Ana, la madre legendaria que no histórica de María, o san Nicolás de Bari, otro santo italiano.



En medio de ese panorama no puede sorprender que los católicos italianos sean muy aficionados a las imágenes que, como indica el libro del Éxodo en su capítulo 20, están prohibidas en los diez mandamientos. Así, el 71 por cierto de los católicos italianos tienen en su habitación imágenes. En cabeza de las preferencias en cuanto a imágenes va el crucifijo con el 64 por ciento, las imágenes de Cristo y de María con el 55 por ciento y las imágenes de santos con el 27 por ciento. Dato final que no puede extrañar a nadie: sólo un dos por ciento de los católicos italianos tiene una Biblia en casa aunque el porcentaje de los que la leen es todavía menor.

No parece que la iglesia de Roma haya mejorado mucho desde los días de la Reforma en lo que a no rendir culto al solo Dios o a aceptar como mediador sólo a Cristo se refiere. Es cierto que ha desaparecido la Inquisición o los Estados pontificios, pero es sabido que fue indispensable el empuje de los liberales italianos para que así sucediera y que el Vaticano se resistió ferozmente frente a esas dos pérdidas.



Lo cierto es que los católicos italianos – en muchos aspectos mejores que los españoles o los hispanoamericanos – no pueden ser denominados propiamente cristianos. Son, en su mayoría, pistas, antonistas o franciscanistas que se inclinan ante imágenes, que se entusiasman viendo a uno de los teócratas de la tierra que afirma ser cabeza de la iglesia fundada por Jesús y que desconocen lo más elemental de la Biblia. Insistamos en ello: su nivel espiritual no es de los peores dentro de la iglesia católica.



Resulta más que revelador contrastar todo esto con lo que, en torno al año 64 d. de C., escribió un predicador cristiano se hallaba esperando su ejecución en una celda de la ciudad de Roma. Preocupado por dejar instrucciones precisas a algunas de las personas que había discipulado, el predicador redactó algunas cartas. En una de ellas se contenía la siguiente afirmación: Εἷς γὰρ θεός, εἷς καὶ μεσίτης θεοῦ καὶ ἀνθρώπων, ἄνθρωπος χριστὸς Ἰησοῦς, ὁ δοὺς ἑαυτὸν ἀντίλυτρον ὑπὲρ πάντων, τὸ μαρτύριον καιροῖς ἰδίοις, lo que podría traducirse como “Porque hay un Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el que se dio a si mismo en rescate por todos, como testimonio dado en su tiempo”. Las palabras del predicador anunciaban una verdad de enorme relevancia que enlazaba con la propia enseñanza de Jesús. En otras religiones, como desde hace siglos en la iglesia de Roma, podían abundar los seres que mediaban entre la divinidad y los hombres. Podían ser ángeles, genios, daimones… El cristianismo enseñaba, sin embargo, algo muy diferente. Sólo existía un mediador entre Dios y los hombres y ése era el mesías que había dado su vida por el género humano. De la misma manera que sólo él había muerto en rescate por todos, sólo él era mediador. El predicador se llamaba Pablo de Tarso y el texto era la primera carta a Timoteo capítulo dos versículo 5.



Y es que en la Roma del siglo I, cuando Pablo esperaba en una celda a ser ejecutado, los primeros cristianos tenían una idea más que clara de lo que creían y practicaban.



Aquellos primeros cristianos preparados para dar la vida por su fe



- Sólo rendían culto a Dios y a ningún otro ser.



- Sólo dirigían sus oraciones a Dios



- No rendían culto a las imágenes tal y como prescribe el Decálogo que Dios le entregó a Moisés en el Sinaí y



- Sólo consideraban mediador ante Dios y los hombres a Cristo Jesús, el hombre que había dado su vida en rescate por muchos.



Esos eran los primeros cristianos del siglo I. Si hoy regresáramos a la península itálica donde también se encuentra Roma encontraríamos que la mayoría de los que dicen ser cristianos:



- Rinden culto en primer lugar al padre Pío y a otros santos italianos por delante del mismo Dios



- Que sus oraciones son dirigidas en primer lugar a esos santos italianos que a Dios que aparece muy por detrás



- Que además rinden culto a las imágenes aunque sólo el dos por ciento tenga una Biblia en su caso y



- Que consideran como mediador entre Dios y los hombres no sólo al mesías sino también a una legión de personajes que por supuesto no murieron por el género humano.



Y al ver ese panorama descrito por la misma conferencia episcopal alemana cabe preguntarse:



- ¿Qué cristianismo es el genuino? ¿El que enseñó el apóstol Pablo o el que tiene como objeto de sus oraciones al Padre Pío?



- ¿Qué cristianismo es el verdadero? ¿El que tiene como único mediador a Jesús el mesías o el que se dirige antes al padre Pío, san Antonio de Padua o a san Francisco de Asís?



- ¿Qué cristianismo es el enseñado por Jesús y sus primeros seguidores? ¿El que se inclina ante imágenes y sólo tiene en un dos por ciento la Biblia en sus casas o el que se guía por lo que dice la Biblia y, precisamente por ello, jamás rendirá culto a una imagen como ordenó Dios a Moisés en Éxodo 20: 4 y ss?



Cada uno puede responder a estas preguntas como quiera de acuerdo con sus convicciones, pero, a veinte siglos de distancia, siguen sonando las palabras de Pablo, el apóstol que estaba a punto de morir y que había escrito a Timoteo - “Porque hay un Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, el que se dio a si mismo en rescate por todos, como testimonio dado en su tiempo” – y algunos no podemos sino dar gracias a Dios porque la Reforma significó un regreso a la enseñanza pura del cristianismo primitivo y una indiscutible liberación para millones de seres humanos esclavizados por enseñanzas y prácticas de hombres totalmente opuestas a la Palabra de Dios, entre ellas las que privan a Cristo de su lugar para dárselo a meras criaturas.



CONTINUARÁ



La Reforma indispensable (LIV): En que acertó Lutero (VII): Solo Christo (II)

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Published on May 03, 2015 00:41

May 2, 2015

Turn your eyes upon Jesus

​En multitud de ocasiones, el ser humano se encuentra inmerso en circunstancias por las que se siente abrumado y desgarrado. A decir verdad, parece como si alguien hubiera apagado cualquier luz en torno a él y sólo lo envolviera una insoportable y cegadora oscuridad.

Los motivos pueden ser distintos, pero la realidad es innegable. En esos momentos, es cuando más debemos dirigir nuestra mirada hacia Jesús. A decir verdad, no se puede mirar a sitio mejor. El que en medio de la tribulación contemple a Jesús de repente experimentará una visión totalmente distinta. Lo que parecía importante, de repente, surgirá ante nuestra mirada como innecesario, pasajero o desprovisto de importancia y aquello en lo que quizá no habíamos reparado absorberá nuestra atención. Para aquel que mantiene una relación real con Jesús – que es algo muy distinto de pertenecer a una confesión religiosa o practicar una religión – lo que digo le sonará familiar. Como brújula, Jesús no tiene parangón.



Eso es precisamente lo que cuenta este himno góspel clásico de una manera especialmente sencilla y conmovedora. Cuando se atraviesa por situaciones como las señaladas lo mejor que se puede hacer es dirigir la mirada hacia Jesús el mesías-siervo. Entonces la oscuridad se disipará gracias a su luz y se verá todo en su auténtica dimensión, el paso previo, ciertamente, para solucionar cualquier situación.



Les dejo con dos versiones del citado himno. Una es en inglés y la canta en su incomparable estilo Alan Jackson. La otra, en español, es de Hillsong United. Espero que las disfruten este día de sábado. God bless ya!!! ¡¡¡Dios los bendiga!!!





Ahí va Alan Jackson





Y aquí tienen el himno en una versión hispana

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Published on May 02, 2015 01:28

May 1, 2015

Estudio Bíblico: Lírica Bíblica: (I): Salmos (I): Los salmos mesiánicos

​Detrás de Job aparece en la Biblia el libro de los Salmos. Su género resulta muy difícil de determinar y es así porque en ellos lo mismo encontramos textos sapienciales que profecías o himnos que, muy posiblemente, se utilizaban durante las grandes festividades en el templo de Jerusalén. En realidad, si se tienen en cuenta todos esos aspectos, los Salmos deberían encuadrarse en el seno de la poesía y por ello los hemos calificado como lírica bíblica, un género al que también, como veremos en su día, pertenece el Cantar de los Cantares.

La temática de los Salmos es muy variada como iremos viendo en sucesivas entregas. En esta primera, nos vamos a detener en Salmos que se denominan mesiánicos porque van referidos al mesías. Entre ellos, se encuentra el Salmo 2 donde, de manera bien reveladora, se hace referencia (v. 2) a YHVH y a su mesías; se indica (v. 7) que el mesías es Hijo de Dios y se ordena (v. 12) honrad a ese Hijo.



Otro ejemplo es el salmo 16 cuyo versículo 10 contiene una referencia clara a que el mesías no sería abandonado en el ámbito de los muertos ni su cuerpo experimentaría corrupción, una afirmación que los primeros cristianos (Hechos 2: 25-6) identificaron con la resurrección de Jesús al tercer día antes de que su cuerpo pudiera corromperse.



O el salmo 22 – recitado por Jesús en la cruz - donde se anuncia cómo taladrarían las manos y los pies del mesías (v. 16) y cómo se repartirían sus vestiduras echando sobre ellas suertes, episodios ambos que se cumplieron en la crucifixión de Jesús (Mateo 27: 35).



O el salmo 34: 20 donde se indica que sus huesos no serían quebrantados, una profecía reconocida en Jesús en Juan 19: 31-37.



O el salmo 41 cuyo versículo 9 indica como el traidor sería alguien cercano al mesías que habría compartido el pan con él, como, efectivamente, pasó con Judas (Lucas 22: 48).



O el salmo 69 cuyo versículo 9 profetizaba que el mesías sentiría como lo consumía el celo por la casa de Dios – una profecía que Juan 2: 17 atribuye a Jesús cuando realizó la purificación del Templo – y como, según el v. 8, los hijos de la madre del mesías lo tendrían como extraño, otra profecía cumplida en Jesús cuyos hermanos, es decir los hijos de su madre, no creyeron en él (Juan 7: 1-5).



O el Salmo 110 en el que el mesías era llamado mi señor por David (v. 1) dejando así de manifiesto su superioridad sobre el importante rey de Israel.



O el Salmo 118 cuyos versículos 22 y 23 indican que el mesías, piedra sobre la que se levantaría todo, sería rechazado mayoritariamente por su pueblo, Israel.



Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo los Salmos dejaron señales claras para identificar al mesías cuando apareciera y, de manera bien relevante, también nos permiten ahondar en su psicología especialmente en su calidad de mesías-siervo. En las próximas entregas tendremos más oportunidades de extendernos sobre este extraordinario libro.



Lecturas recomendadas: Salmo 2; Salmo 22; Salmo 69; Salmo 110.



CONTINUARÁ



Lírica bíblica (II): Salmos (II). Salmos sapienciales







Marcos 5: 21-43: La hija de Jairo y la mujer con flujo de sangre (I)



No sabemos cómo andaría el cuerpo de los discípulos más cercanos de Jesús al llegar aquella mañana, pero lo más seguro es que se sintieran molidos. La tarde anterior, una tempestad los había sacudido el cuerpo, el alma y el espíritu en la idea de que podían hundirse en el mar de Galilea y morir; por la noche, habían contemplado - seguramente con pavor - a un endemoniado que lanzaba terribles alaridos, a una piara de cerdos aterrados que se despeñaba en el mar y a un pueblo presa del pánico que prefería tener en paz a los cerdos que a las personas. Luego habían cruzado de nuevo el mar de Galilea casi empujados por los habitantes de Gadara y al llegar a la otra orilla se dieron de manos a boca con una multitud que esperaba a Jesús. Que lo esperaba y lo reclamaba, pero que no tuvo el detalle de ofrecerles ni desayuno ni la oportunidad de descansar. A decir verdad, uno de los principales de la sinagoga llamado Jairo se abalanzó sobre Jesús de manera comprensiblemente insistente ya que su hija se estaba muriendo (v. 23). Ya era bastante molesto el tener que soportar a Jairo, pero la idea de que además la multitud se les echara encima y los apretujara debió exigir no poca paciencia (v. 24).



Es posible que en medio de aquella gente fueran más numerosos los curiosos o los supersticiosos que los que verdaderamente estaban dispuestos a acercarse a Jesús con la fe que puede recibir. Sin embargo, entre ellos sí había una mujer en esa situación. Hacía nada menos que doce años que sufría flujo de sangre (v. 25) y los médicos no sólo no la habían ayudado lo más mínimo en su dolencia sino que además había empeorado y se había quedado sin recursos económicos (v. 26). No sólo eso.



El flujo de sangre según la Torah provocaba en la persona que lo padecía un estado de impureza ritual. Ese estado había impedido durante doce años que aquella mujer pudiera ser tocada, abrazada o acariciada porque el que lo hubiera hecho habría contraído inmediatamente su misma impureza. De manera que aquellos doce años no sólo habían significado enfermedad, dolor y empobrecimiento sino también una lacerante soledad que nadie, absolutamente nadie, había remediado y que la religión si acaso había convertido en más opresiva. Si había alguien consciente de hasta qué punto los méritos, los esfuerzos y las obras humanas eran absolutamente inútiles para salir de su situación era precisamente ella. Pero, precisamente por eso, seguramente creía que podía esperar recibir algo de Jesús. A esas alturas, no eran pocos los que ya se habían dado cuenta de que Jesús no predicaba la religión sino el Reino de Dios y sabían que ese Reino estaba abierto incluso a la gente más impura. Sólo tenían que reconocer su verdadera situación y acogerse a la misericordia de Dios. Su fe era precisamente el canal que permitía absorber la bendición de Dios. Consciente de aquello, la mujer se acercó a Jesús para tocar su manto (v. 27-28) y apenas lo hizo, el flujo de sangre que había durado doce años se detuvo.



Jesús se percató (v. 30) de que alguien había tocado sus vestiduras y volviéndose preguntó quién había sido. Para los discípulos de Jesús – quizá todavía empapados de la tormenta de unas horas atrás y pasmados por lo que habían visto en Gadara – aquella pregunta debió sonar hasta molesta. Uno se imagina la cara de aquellos infelices temiéndose un nuevo episodio como los que habían vivido poco antes y diciendo con cara de apenas oculto fastidio eso de “si hay un montón de gente que nos apretuja, ¿qué quiere decir esto de que te han tocado?” (v. 31).



La mujer que padecía flujo de sangre se adelantó finalmente y se postró ante Jesús para confesar que había sido ella (v. 33). Las palabras que pronunció entonces Jesús constituyen todo un tratado de la teología del Reino cuya base es la inmerecida gracia de Dios. Jesús podía haberle dicho de haber creído en ello que había sido salvada por sus obras. A fin de cuentas, ¿no era ella la única que lo había tocado? A fin de cuentas, ¿no había ido hasta él? Incluso Jesús podría, de haber querido, haberle exigido algún tipo de pago por la salvación recibida. Conductas semejantes eran comunes en las religiones de alrededor de Israel y lo son hoy en día en algunas confesiones que se presentan como cristianas. Pero Jesús no podía hacer eso, no podía enseñar que la mujer tenía méritos para ser salvada, no podía otorgar esa salvación a cambio de algo y no podía hacerlo porque habría implicado prostituir hasta las raíces el mensaje del Reino que llevaba predicando meses. Por eso, lo que Jesús le dijo a la mujer fue: “Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz y queda sana de tu azote” (v. 34).



Dios no es un miserable mercachifle que negocia con los seres humanos la salvación. No mira si su suma de obras supuestamente piadosas, de oraciones, de ritos, de ceremonias ascienden a un número suficiente de puntos como para otorgar bendiciones y vida eterna. Semejante conducta es la propia del paganismo, pero no lo es del mensaje de Jesús. Dios da gratis al que, reconociéndose indigno pecador, acude a él dispuesto a recibir mediante la fe Su salvación. Esa fe es el canal abierto, la mano extendida, la puerta franqueada que permite que la salvación totalmente inmerecida sea recibida y se convierta en una realidad. La gente – sea en el paganismo clásico o en otras religiones – que cree que su salvación deriva de los méritos y las obras siempre cae en el horrible pecado de sentirse orgulloso de sus obras, de sus méritos supuestos y de la entidad religiosa a la que pertenece. Por el contrario, aquellos que saben – sabemos – que la salvación es pura gracia inmerecida de Dios sólo pueden – podemos – sentirnos orgullosos de Dios y de Su amor. De ese impacto en sus – nuestras – vidas nace una paz que jamás tiene el que pretende que la salvación se debe a sus obras y méritos. Igualmente procede una curación que es imposible en términos humanos, pero innegable en los espirituales. Fue lo que sintió aquella mujer a la que nadie salvó y a la que nadie había podido ayudar. Por eso, aquella mujer también podía ser llamada “hija” porque los hijos no son todos los seres humanos como se suele afirmar a veces sino sólo aquellos que han recibido mediante la fe a Jesús conscientes de que sus méritos de nada valen (Juan 1: 12). Es lógico que así sea. A fin de cuentas, el que trabaja para obtener un rendimiento puede ser un asalariado o un esclavo, pero jamás un hijo cercano al corazón de su padre. Aquella mujer lo supo con una profundidad que ningún tratado de teología podría expresar en profundidad jamás. Pero la historia no concluyó ahí.



CONTINUARÁ



Marcos 5: 21-43: La hija de Jairo y la mujer con flujo de sangre (II)

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Published on May 01, 2015 01:15

April 29, 2015

El Empecinado, el guerrillero liberal

Si las figuras del Antiguo Régimen tardaron en reaccionar frente a la invasión francesa, el pueblo se movilizó de forma inmediata. El primero fue el alcalde de Móstoles y a él le siguieron como reguero de pólvora gentes de todas las regiones españolas.

​Combatían por el regreso del rey legítimo Fernando VII, por la defensa de la iglesia católica cuyos templos eran profanados y, sobre todo, por la expulsión de unos invasores brutales. El ejército español no podía competir con el napoleónico, pero el pueblo se agrupó en partidas que llevaron a cabo la guerrilla, es decir, la guerra pequeña aunque no por pequeña menos dañina. De entre los jefes de la resistencia ninguno destacó tanto como Juan Martín Díez, apodado el Empecinado, por la cercanía de un arroyo de pecina a su pueblo natal, Castrillo de Duero. El Empecinado se lanzó a la lucha tras dar muerte a un soldado francés que había violado a una muchacha. Su partida, inicialmente formada por parientes, no sólo acosó a los franceses en Burgos, Guadalajara o Madrid sino que incluso llegó a participar en batallas en campo abierto. El general Hugo – padre del escritor Victor Hugo, a la sazón estudiante de las Escuelas Pías de San Antón - intentó reducirlo secuestrando a su madre, pero El Empecinado amenazó con fusilar a cien soldados franceses en represalia y Hugo puso en libertad a la anciana. En 1811, tenía a sus órdenes seis mil hombres; en 1813, participó decisivamente en la defensa de Alcalá de Henares; en 1814, era mariscal de campo. Al regresar Fernando VII, fue desterrado a Valladolid por su condición de liberal. Regresó a la vida pública tras el pronunciamiento de Riego de 1820. Nombrado gobernador militar de Zamora y capitán general, Fernando VII intentó comprarlo ofreciéndole un título nobiliario. El Empecinado respondió señalando que si el rey no quería la constitución no debía haberla jurado porque era una infamia faltar a los juramentos. Tras la restauración del absolutismo en 1823, se exilió a Portugal aunque regresó en 1824 acogiéndose a un indulto. Pero el rey había decidido su muerte y El Empecinado fue detenido con algunos de sus seguidores y llevado a Nava de Roa. En 1825, fue condenado en un simulacro de juicio a morir en la horca. Se resistió cuando lo llevaban al cadalso, pero fue reducido por los esbirros regios. Así se dio muerte al mayor héroe de la guerra de la independencia.



Próxima semana: Goya

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Published on April 29, 2015 23:48

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César Vidal
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