César Vidal's Blog, page 102
October 4, 2015
A la espera de Cristo
Estaba convencido de que la paz en la zona era una quimera y de que entre los refugiados que llegaban a Europa se ocultaban no pocos terroristas islámicos. Su opinión no era ni original ni extraña, pero entonces comenzó a decirme que no abrigaba la menor duda de que Cristo estaba a punto de regresar. Pronto, en Israel iban a reconstruir el templo de Jerusalén y ese paso sería el principio del fin. Sin embargo, Dios se llevaría a Sus hijos de la tierra para salvarlos del caos antes de que Satanás se tragara todo. Escuché con atención lo que decía y le pregunté si era cristiano. Era ortodoxo y, seguramente, ignoraba que la visión escatológica que acababa de expresar tiene una peculiar historia. Fue creada por Lacunza y Ribera, dos jesuitas, en la época de la Contrarreforma con el propósito de contener el avance protestante. Los dos hijos de san Ignacio se esforzaron, pero sus superiores no quedaron muy entusiasmados y la peculiar interpretación cayó en el olvido hasta el siglo XIX en que la obra de Ribera sobre la segunda venida de Cristo se reeditó en Inglaterra. La interpretación encajaba mal con diecinueve siglos de exégesis, pero hizo fortuna. Ahí es nada: Cristo se llevaría a los suyos de la tierra antes de la última y gran tribulación. Subrayo el antes porque, efectivamente, el capítulo cuarto de la primera carta de Pablo a los tesalonicenses señala que Cristo arrebatará o raptará – traduzco literalmente el texto griego – al cielo a los que creen en él, pero no dice nada de que será antes de la postrera calamidad. La escatología modelada por los jesuitas pasó, vía Inglaterra, a Estados Unidos donde prendería con fuerza en un sector del protestantismo y en la mentalidad popular. Hace sólo unos años una serie de libros con el título genérico de Dejados atrás – acabaron siendo la base para varias películas – difundieron todavía más esta visión. Pero eso es secundario. Lo que yo me pregunté es lo mal que tienen que andar las cosas para que un cristiano sirio ponga en esta peculiar teoría toda su esperanza.
De la destrucción del Templo al Concilio de Jamnia (IV)
DE LA DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO (70 D. J.C.) AL CONCILIO DE JAMNIA (C. 80-90 D. J.C.) (IV)
3. Reformas litúrgicas
No menos que en el campo de la interpretación de la Escritura, podemos apreciar una reacción rabínica contraria al judeo-cristianismo en el terreno de la liturgia, lo que, siquiera indirectamente, señala que la bendición contra los minim no tuvo durante algún tiempo todo el efecto deseado. Según la Misná (Tamid 5, 1), el Decálogo era leído en la Shemá. De hecho, hay pasajes en los Evangelios que parecen indicar la veracidad de tal dato (Mc. 10, 9 y 12, 29). El temor a que el judeo-cristianismo utilizara tal circunstancia como un argumento en favor de la tesis de que sólo el Decálogo era obligatorio —y no los 613 preceptos de la Torah— llevó a eliminar la recitación de los diez mandamientos de la Shemá.
De hecho, las mismas fuentes talmúdicas señalan que la causa de tal reforma litúrgica era que los minim (judeo-cristianos) no dijeran que sólo se le habían entregado a Moisés en el Sinaí los diez mandamientos (TalPal Ber 1, 5, 3b). Sólo en aquellos lugares donde no existía peligro de enfrentamiento con los minim se planteó volver a la usanza antigua (Ber. 12a).
4. Relectura de los datos históricos sobre el judeo-cristianismo
No resultó mejor que todo lo anterior la forma en que los datos sobre el judeo-cristianismo y su fundador fueron recogidos en las fuentes rabínicas. Jesús fue descrito en términos claramente negativos. Se le acusó de ser un bastardo, hijo de una adúltera (M. Yeb IV, 13; b. Guemarah Yeb 49b). Se indicó que se había hecho Dios y anunciado que regresaría (Yalkut Shimeoni 725 sobre Nm. 23, 7, con paralelismos neotestamentarios en Jn. 5, 18-9; 14, 1 y ss.; y los Apocalipsis sinópticos de Mt. 24-5; Mc. 13 y Lc. 21). Sin duda, había realizado milagros y prodigios, pero sólo se debían a su dominio de la brujería (véase los paralelos neotestamentarios en Mc. 3, 22; Mt. 9, 34 y 12, 24). Por todo ello, las autoridades judías (no las romanas) habían ocasionado su muerte (Sanh. 43a con paralelo en Jn. 19, 44), pero nada podía haber de raro en ello. Su ejecución había estado más que justificada desde el momento en que había seducido al pueblo y era un hechicero y un blasfemo (Sanh. 107b; Sotah 47b. con paralelismos neotestamentarios en Mc. 11, 62; Jn. 5, 18-9 y 19, 7). Habiendo llevado una vida así, no era de extrañar tampoco que actualmente padeciera tormento en medio de excrementos en ebullición (Guit. 56b-57a). Cuando se reflexiona sobre estos pasajes, no puede negarse que los paralelismos con las creencias y los datos recogidos en las fuentes judeo-cristianas resultan evidentes. Sin embargo, aparecen expuestos bajo la luz de la polémica y de la descalificación más ofensivas.
El retrato de los judeo-cristianos apenas resultó más amable. Eran venales (Shab. 116a y b) y cometían la aberración de practicar curaciones en el nombre de Jesús (Tos. Julin 2, 22-23; TalBab, Av. Zar. 27b; TalPal, Shab. 14, 3, 14d; TalPal, Av. Zar. 2, 2, 40d y 41 a). Por otro lado, aparecen descritos en multitud de ocasiones enfrentándose teológicamente con los rabinos.
De todo lo anterior, resulta evidente que, al menos, cierto sector del rabinismo desde una fecha muy temprana, que se puede retrotraer al mismo período de la vida de Jesús, optó por la denigración del personaje y de sus seguidores, a los que consideraba incompatibles con su visión de Israel, y que no se abstuvo de utilizar ataques personales —en algunos casos de extrema grosería— para desacreditar al movimiento y a su fundador a los ojos del pueblo judío.
5. Medidas disciplinarias
No menores fueron las medidas de tipo disciplinario que se articularon contra aquellos judíos que mantenían una comunicación estrecha con los judeo-cristianos. Tal contacto podía derivar —y, de hecho, así fue en ocasiones— en la captación de algunos judíos para la fe en el Mesías Jesús. Por ello, resultaba imperativo marcar distancias entre los judeo-cristianos y el resto del pueblo judío. Aunque los judeo-cristianos practicaran la circuncisión (Shemot Rabbah 19, 4, 36) (prueba indiscutible de que seguían viéndose como judíos), a tal circunstancia se podía oponer la de que rechazaban la autoridad de los rabinos (Sifr. 115 a Nm. 15, 39). Además anteponían el Evangelio a la Torah (TalBab, Shab. 116a, b), guardaban el shabat de manera diversa a la rabínica (e incluso parece que celebraban el domingo) (TalBab Av. Zar. 6a y 7b; TalBab Taan 27b) y no aceptaban las normas alimentarias típicas de los rabinos (TalBab Av. Zar. 26a y b; Tos., Jul. 2, 20-21). Eso justificaba, según los rabinos, el que su pan fuera calificado de pan samaritano, su vino de vino ofrecido a los ídolos, sus libros de libros de brujería y sus hijos de bastardos (Tos., Jul., 2, 20-21). Venían a ser, según esta última referencia, peor aún que los gentiles y resultaba, por lo tanto, intolerable acudir a ellos en busca de curación —¡que practicaban invocando el nombre de Jesús!— y, ciertamente, semejante actitud fue condenada y penada (Tos; Jul. 2, 22-23; TalPal Shab. 14; TalPal Av. Zar. 40d, 41a; TalBab Av. Zar. 27b. También Midrash Qoh. R. 1, 8). De hecho, era mejor morir a ser curado por un judeo-cristiano que invocara el nombre de Jesús (TalPal, Shab. 14d. También Midrash Qoh. R. sobre 10, 5). El mismo R. Eliezer pudo haber sido sancionado por mostrarse meramente dialogante con los judeo-cristianos, aunque no parece que perteneciera a ellos (Tos., Jul. 2, 24). No es de extrañar que con una visión así del judeo-cristianismo se llegara a la conclusión de que el destino escatológico de sus componentes no podía ser otro que el tormento eterno en el Guehinnon o Gehenna (Tos., Sanh. 13, 4, 5).
Afrentados en lo que era más sagrado para ellos, rodeados por un ambiente de hostilidad, obligados a maldecirse a sí mismos en la triple oración diaria, desarraigados de la sagrada comunión con su pueblo, no es extraño que algunos decidieran permanecer en la sinagoga aunque eso implicara romper con la fe en Jesús. Es cierto que algunos sólo exteriormente se acomodaron al triunfo de los fariseos mientras que internamente seguían profesando la fe en Jesús. Otros puede que hayan desaparecido mediante matrimonios mixtos que los sumergieron en familias de cristianos gentiles. Tal pudo ser el caso de la familia de Hegesipo (HE 4, 22, 8) y quizá de Papías y Melitón de Sardis. Finalmente, otros intentaron llegar a una síntesis de dos teologías distanciadas de manera creciente mediante una disminución de la consideración que merecía la figura de Jesús. Tal fue el caso de los ebionitas, cuyo origen se sitúa cronológicamente fuera del ámbito del presente estudio. Dieran el paso que diesen, lo cierto es que habían sido desarraigados del suelo espiritual que les había dado el ser, y su existencia independiente transcurriría ya en el terreno de una precariedad crecientemente angustiosa. Al menos hasta el siglo IV parecen haber disfrutado de cierta vitalidad, lo que no deja de ser prodigioso. Pero sobre su destino final hablaremos en la conclusión. Ahora debemos volver nuestra mirada hacia los elementos ideológicos, organizativos y sociales del judeo-cristianismo en el Israel del siglo I.
Sobre los minim, véase apéndice II: «¿Quiénes eran los “minim”?»
Un estudio sobre las referencias rabínicas acerca de Jesús en J. Klausner, Jesús…, ob. cit., pp. 18 y ss., y en C. Vidal Manzanares, «Jesús», en DTR. La reproducción de todos los pasajes originales en R. Travers Herford , Christianity…, ob. cit., pp. 401 y ss.
El TalPal no menciona el pasaje. Véase también como posible paralelo neotestamentario, Jn. 8, 41.
H. Schonfield, According to the Hebrews, Oxford, 1937, pretendió fijar incluso en fecha muy temprana la primera redacción del tratado anticristiano conocido como Toledot Ieshu, al que convirtió en un alegato dirigido especialmente contra los judeo-cristianos. Su tesis no recibió ninguna aceptación pero, a nuestro juicio, merecería ser reexaminada en algunos de sus aspectos.
El que algunos de los textos estén relacionados con acontecimientos considerablemente posteriores al período que estamos tratando muestra, siquiera indirectamente, cómo la controversia se fue dilatando de una manera continuada sin decantarse por una rápida victoria en favor de la línea establecida en Jamnia. Por otro lado, resulta obvio, a tenor de los materiales que hemos examinado, que los aspectos en torno a los que giraba la disputa eran muy anteriores cronológicamente.
Misná Meg. 4, 8, 9 quizá puede referirse a judeo-cristianos que se colocaban las filacterias de manera distinta a la prescrita por los rabinos y que recordaba sospechosamente a la forma en que había muerto Jesús. Midrash Salmo 31, 23 parece estar también referido a los creyentes secretos en Jesús.
En este sentido, véase G. Hoennicke, Das Juden christentum im ersten um zweiten Jahrhundert, Berlín, 1908, p. 141, n. 1.
October 3, 2015
La gente inteligente no cree a los nacionalistas catalanes
Los ve como personas corruptas, embusteras, falsificadoras de la Historia y manipuladoras. Eso los que están arriba porque de los que los siguen abajo la idea que tienen es mejor no expresarla: son simplemente engañados por una educación falaz y una prensa controlada. Los nacionalistas catalanes cada vez recuerdan más lo que decía Solzhenitsyn de los comunistas soviéticos: no se puede ser a la vez inteligente, bueno y comunista. El que es inteligente y bueno no es comunista; el que es comunista y bueno no es inteligente y el que es comunista e inteligente no es bueno. Fuera lo ve todo el mundo, pero aquí hay quien sigue negándose a ver la realidad. Les dejo con el programa de la TV francesa porque no tiene vuelta de hoja aunque en nuestra TV nacional nadie lo emitiría… para no molestar a los que llevan robando décadas envueltos en la señera.
Wine into water
Se trataba de la oración de un alcohólico que se dirigía a Dios y le confesaba humildemente que ya no podía descender más. Llegado a ese punto, suplicaba a Dios que igual que Su Hijo tiempo atrás había convertido el agua en vino ahora convirtiera el vino en agua.
La canción me conmovió y me puse a averiguar que había detrás de ella. Fue así como descubrí que era conocida como “la canción del borracho” y que describía la experiencia personal del autor, T. Graham Brown. Durante mucho tiempo, con seguridad demasiado, el autor había intentado superar la adicción al alcohol. Había sido inútil. Y, precisamente cuando yo no podía caer más, se dirigió a Dios. Lo hizo como aquel que nada merece y a nada tiene derecho. No le ofreció a Dios algo a cambio – como es propio del paganismo en el que se da para que Dios de – ni pretendió hacer valer supuestos méritos. No. Como el hijo pródigo cuya historia cuenta el evangelista Lucas (c. 15), se acercó a Dios suplicando y sin nada que pudiera dar o adquirir. Por supuesto, Dios lo escuchó.
Sin duda, es así como Dios espera que nos dirijamos a El. Aquellos que pretenden que podrán comprar, merecer, adquirir no han entendido absolutamente nada porque Dios da y da por puro amor y por pura gracia.
No conozco la vida de muchos de los que se acercan a este muro, pero sí sé que si se encuentran en una situación como ésta, si creen que nada pueden hacer para salir del foso en que se hallan, si piensan que no queda esperanza… ahora es cuando están en el mejor momento para suplicar a Dios que se compadezca de ellos.
Les dejo con T. Graham Brown y su bella canción. No hay versión española, pero el día menos pensado lo mismo me animo a escribirla. Disfrútenla. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí esta T. Graham Brown y su oración del borracho.
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October 2, 2015
Estudios Bíblicos (XLII): Los libros proféticos (I): ¿Qué es un profeta?
1. El profeta es un hombre (o mujer) de Dios. No es alguien que se gradúa como el doctor en teología o que estudia como el rabino o que reflexiona sobre el mundo que lo rodea como el sabio o que es ungido para una función cúltica como el sacerdote. De todo aquello había en el Antiguo Israel, pero se trataba de figuras diferentes del profeta. Este era llamado por Dios para su misión y, no pocas veces, lejos de vivir ese llamamiento como algo grato, descubre no pocas veces que es una misión dura. Jonás (Jonás 1) intentó huir de la misión que le encomendaba Dios e Isaías (c. 6) no se vio capaz para desempeñar esa función a pesar de que es el más importante de entre los profetas escritos.
2. El profeta sólo rinde culto a Dios. Monoteísta estricto, el profeta rechaza de plano el culto a las imágenes del que se burla en textos rezumantes de sarcasmo (Isaías 44). Sólo existe un Dios y sólo se puede rendir culto a ese Dios único.
3. El profeta ve el mundo como Dios lo ve. A diferencia de los seres humanos que, por regla general, contemplan la sociedad en la que viven con los ojos de la carne. El profeta ve el mundo en el que está inmerso como Dios lo ve. La gente puede pensar que se encuentra cerca de la paz, pero el profeta sabe que la situación es sólo la antesala del desastre (Jeremías 6: 14). El ser humano se fía de las instituciones religiosas en la convicción de que Dios las utilizará para proteger a la gente, pero el profeta anuncia que cuando se desobedece la Palabra de Dios incurriendo, por ejemplo, en la idolatría ni siquiera el templo de Jerusalén podrá proteger a nadie porque, realmente, Dios ha abandonado esos recintos (Ezequiel 8-10).
4. El profeta ve lo que va a suceder. El profeta no es un adivino ni un vidente. El profeta simplemente, al ver el mundo como lo ve Dios, se percata de lo que va a suceder. Los sacerdotes pueden insistir en dar seguridad a la gente y los políticos, en insistir en la sabiduría de sus actos, pero el profeta sabe que se trata de falsas seguridades (Jeremías 8: 11; Ezequiel 13: 10).
5. El profeta será perseguido. Puede entenderse que cuando el profeta se opone a los poderosos y les advierte no sólo de que su pompa es oropel sino además de que el juicio de Dios acabará siendo irreversible no gana nunca popularidad. Por el contrario, en no pocas ocasiones se convierte en un objetivo de los que aborrecen su testimonio y se insiste en que abandone su tierra para que así no pueda difundir su mensaje (Amós 7: 10-17).
6. El profeta es íntegro. Aunque las dificultades no serán escasas en la vida del profeta, aunque las autoridades políticas y religiosas lo aborrecerán, nunca dejará de ser fiel a su misión. Ésta no viene de él. Es, por el contrario, la comunicación de lo que Dios le comunica (Jeremías 38: 6) y
7. El profeta es creativo. A pesar de sus puntos en común, los distintos profetas se expresan con un talento creativo bien distinto. Junto a maestros de oratoria como Amós, existieron poetas como Isaías o Miqueas, fustigadores de clero y corte como Jeremías o visionarios como Ezequiel. Todos ellos sobrecogen por su originalidad y su fidelidad a pesar de tener el mundo no pocas veces en contra.
Los profetas fueron seres extraordinarios, pero también molestos, agudos, incisivos, sin pelos en la lengua y, sobre todo, fieles a Dios por encima de cualquier otra consideración. En las próximas semanas, iremos viendo a esos profetas escritos uno por uno.
CONTINUARÁ
October 1, 2015
Penoso, patético y previsible: el viaje del papa Francisco por Cuba y Estados Unidos
Señalé entonces a mi interlocutor – un verdadero fan del pontífice – que el papa Francisco no iba a recibir a los disidentes y que, por el contrario, amoldaría su próxima visita a Cuba a lo que más convinieran a los siniestros hermanos Castro. Como en tantas ocasiones, me habría gustado equivocarme en mi pronóstico. No ha sido así. A decir verdad y dado que el viaje siguió rumbo a los Estados Unidos el resultado final ha sido todavía mucho peor de lo que yo pude señalar. No voy a entrar en la crisis actual de la iglesia católica en Estados Unidos para no desviarme del tema, pero es indiscutible que el papa Francisco intentó en este periplo recuperar un prestigio perdido por una sucesión de años de escándalos sexuales y económicos y, de paso, dejar establecido que la iglesia católica tuvo un papel en la configuración original de los Estados Unidos. La pretensión es lógica. Cuestión aparte es que la base histórica no se corresponda con la realidad. Menos aceptable es la manera en que se condujo en Estados Unidos. Ya resultó bastante lamentable que, por primera vez en su Historia, el congreso decidiera olvidarse del Wall of separation que tan juiciosamente concibieron los Padres fundadores y el papa se dirigiera a gentes que, a diferencia de él, fueron elegidos no por una aristocracia sino por el pueblo. Que el papa se dirigiera a sus fieles parece obligado; que pontificara en la sede del legislativo resulta más discutible. Con todo, hay que reconocer que en ese contexto especialmente el papa Francisco dejó de manifiesto lo que es y lo que representa más allá de la propaganda. Permítanme detenerme en este aspecto.
En Cuba, el papa Francisco no dijo una sola palabra de los asesinados por la dictadura castrista aunque no pocos de ellos eran miembros practicantes de su iglesia; en Estados Unidos, se permitió atacar la pena capital a pesar de que el Catecismo de la iglesia católica no se opone frontalmente a ella siquiera por pura coherencia histórica. En Cuba, no pronunció una sola frase contra un régimen que mata de hambre a sus esclavos desde hace décadas; en Estados Unidos, arremetió contra el sistema capitalista abrazando visiones más que controvertidas como la del calentamiento global. En Cuba, se permitió con un dudoso gusto citar a Ignacio de Loyola, el fundador de la orden a la que él pertenece, para instar a los cubanos a ver los aspectos positivos de la pobreza; en Estados Unidos, una nación infinitamente más próspera y con más oportunidades que la sometida a la dictadura castrista, el papa se permitió fustigar a la sociedad y al sistema por su actitud ante la pobreza. En Cuba, el pontífice no abrió la boca para recordar a los que huyen desde hace décadas del régimen arriesgando – y perdiendo – la vida en el intento; en Estados Unidos, realizó un panegírico de la inmigración que no le comprometía a nada. De hecho, en la presente crisis de los refugiados en Europa, el único estado que no va a recibir a uno solo es el estado Vaticano. El papa Francisco – una vez más – demostró que es complaciente en grado sumo con las dictaduras más repugnantes, pero que siente verdadero resquemor frente a las democracias liberales. Ante las primeras guarda silencios difíciles de aceptar y dispensa sonrisas; en las segundas, también sonríe, pero dispensando juicios contrarios al sistema. Al actuar de esa manera, confirma lo que ha repetido una y otra vez en su pontificado y lo que también dejó de manifiesto en su prólogo a aquel revelador volumen donde se recogían los discursos de Fidel Castro y las homilías de Juan Pablo II cuando visitó Cuba: el papa Francisco está dispuesto a dialogar con todos, incluidos sanguinarios dictadores, menos con los liberales clásicos.
Tampoco debería sorprendernos porque, a fin de cuentas, el sistema político-económico que defiende el papa Francisco es el propio del pensamiento social de la iglesia: un sistema carente de libertad, de orientación predominantemente rural y controlado e inspirado por la autoridad moral del clero. Es justo el sistema que defendieron autores católicos como Chesterton y Tolkien y que se corresponde con la Comarca de El señor de los anillos. Sin duda, ese sistema papal puede ser ideal para los hobbits, pero resulta escalofriante para seres humanos que creen en la libertad y en sus beneficios.
La confirmación de lo que digo quedó de manifiesto en esta visita en uno de los episodios sobre el que incidieron menos los medios y que estuvo más dotado de significado. Me refiero a la canonización de fray Junípero Serra por el papa Francisco. La misma ha estado revestida de irregularidades en la medida en que los milagros de Serra brillan por su ausencia, pero ese es un aspecto menor. Lo importante es lo que Serra hizo y simboliza. Bajo su mando, los franciscanos establecieron unas misiones en California cuya finalidad era catolizar a los indios y abastecer a las fortalezas españolas de frontera. El sistema – católico, imperial, socialista y totalitario - fue un fracaso total y absoluto. Ciertamente, no logró suplir las necesidades materiales del imperio, pero sí redujo a condiciones miserables a los indios a los que se sometía a trabajos forzados en el intento. De hecho, lo normal era que los indígenas escaparan de las misiones, un hecho que provocaba su persecución por los soldados españoles, su reconducción a los centros regidos por Serra y su castigo mediante penas como la flagelación, la reclusión y un etcétera deplorable. A la ineficacia en la gestión y la dureza en las penas se sumó, lógicamente, un efecto pavoroso sobre los súbditos del santo experimento hispano-católico. En 1990, Robert Jackson en su The Dynamic of Indians: Demographic Collapse in the Mission Communities in Northwestern New Spain” publicó, tras estudiar rigurosamente los registros de las misiones, unas conclusiones escalofriantes: el 90 por ciento de los niños nacidos en las misiones murieron antes de alcanzar los diez años de edad; la población de las siete misiones de la Baja California experimentó un desplome demográfico del 83 por ciento mientras que esa tasa llegó al 90 por ciento en las misiones de la Alta California; la esperanza de vida era de 7.4 años en las misiones de la Baja California y de 4.5 en las de la Alta. No sorprende que los descendientes de aquellos indígenas hayan sido los más opuestos a la canonización de fray Junípero Serra. No extraña tampoco la simpatía del papa Francisco por ciertos regímenes ya que la filosofía y los resultados económicos presentan importantes paralelos con los obtenidos por el ya santo Junípero Serra.
Todo lo sucedido, en mayor o menor medida, era previsible, pero también ha resultado penoso y patético. No estaría mal recordarlo – así lo han hecho disidentes cubanos y fieles católicos - en lugar de mirar hacia otro lado porque, a día de hoy y es bien triste tener que reconocerlo, uno de los grandes enemigos teóricos de la libertad a la vez que gran defensor de los sistemas liberticidas es un hombre extraordinaria e injustamente bien tratado por buena parte de los medios que responde al nombre de papa Francisco.
September 30, 2015
Usted puede ser un asesino
Dejo constancia de que hubo testigos por si algún quebrantador sistemático de los derechos humanos afirma que andaba por Crimea y me incluye en una lista negra más. En un panorama marcado por lo soez, lo ordinario y lo cutre, Usted puede ser un asesino nos lleva a un área prodigiosa donde se han entretejido magistralmente el thriller policíaco, la alta comedia e incluso la crítica social. Partiendo de un hecho banal – dos maridos de Rodríguez que deciden echar una cana al aire – Paso logró hilvanar una magnífica comedia capaz de provocar carcajadas durante dos horas y, a la vez, de exponer que lo que parece sencillo procede de un trabajo extraordinariamente meticuloso como afirmaba el magistral Alberto Closas. Paso fue arrojado a las tinieblas externas durante la Transición porque no era de izquierdas e incluso podía considerarse conservador. En realidad, a Paso sólo se le puede definir con la palabra genio y esa cualidad – sumada a la circunstancia extraordinaria de llegar a tener ocho obras en cartel a la vez en los teatros de Madrid – no se le podía perdonar en España. En uno de los últimos estrenos protagonizados por el malogrado Pepe Sancho escuché a un crítico decir: “¡Qué mal nos hemos portado con Benavente!”. Paso lo superó desde muchos ángulos y con él se han conducido peor. Por eso fue para mi una gran alegría asistir a este montaje de José Luis Gago – al que nunca se le agradecerá bastante su esfuerzo por recuperar los clásicos españoles – en el que Simón y Enrique, Margarita y Brigitte y el magníficamente interpretado inspector Hilario vuelven a la vida para mostrarnos no sólo que cualquiera puede ser un asesino – eso ya lo escribió de manera mucho más sesuda Patricia Highsmith – sino que el talento, en este caso el de Paso, acaba resurgiendo siempre y, al compararlo con la mediocridad reciente, brilla como una esperanzadora luz en medio de las tinieblas. Es posible que pasen años antes de que vuelva a pisar mi tierra natal, pero en esta ocasión, junto a otros recuerdos entrañables como un inolvidable campus literario o una comida en la sede de La Razón, me llevo esta función en el Muñoz Seca.
September 29, 2015
Visita del papa a Cuba y Estados Unidos
September 28, 2015
Sorpresas documentales con fondo ucraniano
SORPRESAS DOCUMENTALES CON FONDO UCRANIANO
César Vidal
Una de las fuentes de mayor satisfacción a lo largo de mi vida ha sido el descubrimiento de documentos inéditos. Dar con datos desconocidos sobre las Brigadas internacionales, exhumar los textos soviéticos que atribuían a Carrillo las matanzas de Paracuellos o leer órdenes ocultas de Lenin son sólo algunos ejemplos. Recientemente, di con un texto donde se afirmaba lo siguiente: “Aunque los ucranianos han sido un elemento importante y específico en el imperio ruso, no han mostrado señales de ser una “nación” capaz de llevar con éxito las responsabilidades de la independencia… No existe una clara línea divisoria entre Rusia y Ucrania, y resultaría imposible establecer una. Las ciudades en territorio ucraniano han sido predominantemente rusas y judías. La base real del “ucranianismo” es el sentimiento de “diferencia” producido por un dialecto campesino específico y por diferencias menores de costumbre y folklore en los distritos rurales. La agitación política en la superficie es en general obra de unos pocos intelectuales románticos, que tienen poco concepto de las responsabilidades de gobierno… Intentar separarla de la economía rusa y establecerla como algo separado sería tan artificial y destructivo como intentar separar el Corn Belt, incluyendo la zona industrial de los Grandes lagos, de la economía de los Estados Unidos… Si se puede trazar alguna frontera real en Ucrania debería ser lógicamente la frontera entre las áreas que tradicionalmente prestan su sumisión religiosa a la iglesia oriental y aquellas que se la dan a la iglesia de Roma”. Aunque el texto es más amplio, su contenido difícilmente puede resultar más claro y obvio. Seguramente, más de un amable lector pensará que estoy citando de un documento ruso, uno más de los muchos centenares que han pasado por mis manos en algún momento de mi vida de historiador. Es más. No faltarán los que crean que las afirmaciones proceden de un furibundo nacionalista ruso. Nada más lejos de la realidad. El documento se titula U.S. Objectives with Respect to Russia; y estaba clasificado como Top Secret. Su fecha es 18 de agosto de 1948 y fue elaborado a raíz de una solicitud de 10 de julio de 1948, debida a James V. Forrestal, secretario de defensa de los Estados Unidos. Su finalidad era articular medidas para debilitar la URSS. El diagnóstico de los servicios de inteligencia estadounidenses fue obvio: Ucrania es Rusia, no es una nación y sólo habla un dialecto campesino. Olvidar datos tan elementales coloca al mundo al borde de una crisis como la balcánica.
September 27, 2015
De la destrucción del Templo al Concilio de Jamnia (III)
DE LA DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO (70 D. J.C.) AL CONCILIO DE JAMNIA (C. 80-90 D. J.C.) (III)
2. Reinterpretación de la Escritura
A pesar de todo, la temprana bendición contra los minim no tuvo todo el éxito esperado porque los rabinos tuvieron que recurrir a articular otras medidas que extirparan la influencia judeo- cristiana del seno del pueblo judío. La noticia que tenemos de éstas es posterior al siglo I, pero resulta altamente posible que ya se articularan durante este siglo.
Desde el primer momento, el judeo-cristianismo apeló a las Escrituras como base legitimadora de la pretensión de mesianidad de Jesús y de las creencias de sus seguidores. Volveremos más detalladamente sobre este aspecto, al tratar la teología del judeo-cristianismo, pero ya ahora podemos indicar cómo la misma llevó al judaismo forjado en Jamnia a abandonar puntos de vista específicos para no proporcionar armas bíblicas al adversario judeo-cristiano. Uno de estos puntos fue el referido al Mesías como Siervo sufriente. El Canto del Siervo recogido en Isaías 52, 13 a 53, 12 había sido interpretado desde tiempo inmemorial como una profecía mesiánica. El hecho de que el pasaje presente considerables similitudes con la pasión y muerte de Jesús lo convertía en instrumento privilegiado de apologética judeo-cristiana . La reacción rabínica consistió en negar primero que los versículos referidos al Mesías fueran aquellos que hablaban de sufrimiento (algo que se refleja en el texto actual del Targum de Isaías o en diferentes comentarios rabínicos) pese a que las referencias en los midrashim al Siervo de Isaías 53 como Mesías eran muy abundantes. De ahí a buscar otro personaje diferente del Mesías con el que identificar al Siervo de Isaías 53 sólo mediaba un paso y éste fue dado cuando la profecía se asoció con el pueblo de Israel.
Con todo, la tradición hermenéutica judía que identificaba al Siervo de Isaías 53 con el Mesías era lo suficientemente genuina como para conservarse en algún pasaje del Talmud (San. 93b y 98b) y para que se le conociera todavía en la Edad Media. Así Raíz, si bien en su exposición de Isaías 53 refiere el pasaje a Israel, en su comentario talmúdico lo aplica al Mesías (San. 93, 1). Y su ejemplo sería seguido por otros rabinos posteriores que encontraban que la interpretación tradicional (la misma que pretendían los judeo-cristianos ) era la correcta. Así, R. Mocee Cohen Bien Crispín (siglo XIV), R. Elias de Vidas, R. Mocee el Sheik e Isaac Abarbanel coincidieron en identificar al Siervo de Isaías 53 con el Mesías.
Algo similar sucedió con todas aquellas referencias bíblicas que resultaban susceptibles de ser vistas como una prefiguración de la muerte de Jesús. Por ejemplo, Zacarías 12, 10 habla de «aquel al que traspasaron» y tal pasaje podía conectarse con facilidad con la lanzada recibida por Jesús en la cruz, tal como lo interpretó el autor del Cuarto Evangelio (Jun. 19, 37). El texto además había sido interpretado históricamente como una referencia mesiánica. Como en el caso de Si 53, el rabinismo buscó otra interpretación distinta (de nuevo una referencia a Israel) pero, todavía durante el medioevo, Rashi recordaba la interpretación más antigua. Así, en su exposición talmúdica relaciona el pasaje con el Mesías.
Lo mismo podía decirse del sacrificio de Isaac. Las fuentes dan a su muerte un significado expiatorio (Tanjuma 30, 23; Gn. Rab. 56, 15), lo que, fácilmente, podía ser aplicado a la muerte sacrificial de Jesús dotándola también de un valor expiatorio. Tal visión sería rechazada posteriormente, aunque se conserven, una vez más, retazos de la misma en la literatura rabínica (Rosh Hashana 16a).
El enfrentamiento del rabinismo con el judeo-cristianismo en el terreno de la hermenéutica no se limitó a hacer tabla rasa, en la medida de lo posible, de interpretaciones consagradas que podían ser utilizadas favorablemente por este último. También incluyó la diferente valoración de aspectos concretos de la fe. Uno de ellos fue la subordinación de los libros proféticos a la Torah, una especie de canon dentro del canon. El judeo-cristianismo —y es lógico— tomaba muchos de los argumentos apologéticos de los profetas con preferencia a la Torah, en la que, dicho sea de paso, resultan escasísimas las posibles referencias al Mesías. En el futuro tal proceder sería prácticamente imposible en el seno del judaísmo. No se podría aplicar la analogía más que entre dos textos de la Torah (Hag. 10b), se afirmaría que si Israel posee más que la Torah y el libro de Josué lo debe sólo a su pecado (Ned. 22b) e incluso se señalaría que la Misná es superior a los profetas (Baba Batra 12a).
No todo concluyó aquí. La noción de milagro, algo que tuvo enorme importancia para el judeo- cristianismo, fue perdiendo su importancia en el seno del rabinismo; la derasha se rechazó —salvo que fuera la de Hillel (Pes. 66a)— cerrando el camino a una derasha cristiana; y determinados personajes bíblicos, como Melquisedec o Enoc, perdieron su importancia precisamente por la que poseían en el seno del judeo-cristianismo.
Se estaban, pues, sentando las bases de una revolución teológica («mutación» la ha denominado H. G. Perelmuter) que, en buena medida, aunque no exclusivamente, buscaba excluir al judeo- cristianismo y sus interpretaciones teológicas del seno del pueblo judío. Se puede decir, por lo tanto, que no eran los judeo-cristianos los que estaban abandonando la tradición del pueblo judío, sino sus adversarios teológicos. Las interpretaciones judeo-cristianas eran todas legítimas y de rancia antigüedad, pero el hecho de que pudieran ser utilizadas por ellos para defender sus puntos de vista llevó al rabinismo, de manera paulatina y no siempre efectiva, a eliminarlas para privar de argumentos a los seguidores judíos de Jesús.
En un intento final de arrancar autoridad y precedentes al judeo-cristianismo (y al cristianismo gentil) se llegó a cuestionar el uso de los targumes (y de la Septuaginta) en la medida en que favorecían las interpretaciones judeo-cristianas con preferencia a las rabínicas.
CONTINUARÁ
Existe traducción castellana de Josep Ribera Florit, El Tárgum de Isaías, Valencia, 1988.
Yalkut Shimoni, 2, 53, 3.
Sin pretender ser exhaustivos hallamos referencias de este tipo en Midrash Rut 2, 14 y 5, 6; Midrash Tehillim sobre el Salmo 2 y Midrash Samuel 19 y Pesiqta Rabbati 36.
Un estudio en profundidad de estas fuentes rabínicas en D. Baron, The Servant of Jehovah, Londres, 1922, pp. 12 y ss.
Suk. 52, 1. En su comentario a Zacarías, por el contrario, interpreta el texto como una referencia a Israel.
Baba Batra 12a. Estos textos son, sin duda, posteriores al siglo I pero, a nuestro juicio, indican un estado de ánimo que ya está presente en los sabios de Jamnia.
En este mismo sentido, véase A. Guttmann, «The Significance of Miracles for Talmudic Judaism», en HUCA, 20, 1948, pp. 364-406.
Al respecto, véase J. Bowker, The Targums and the Rabbinic Literature , Cambridge, 1969, p. 143 y ss.
H. G. Perelmuter, Siblings…, ob. cit., p. 2. Perelmuter excluye, sin embargo, de su apreciación el aspecto de enfrentamiento y refiere el término «mutación», fundamentalmente, a la finalidad de supervivencia del judaismo tras la destrucción del templo.
Un estudio en profundidad del tema en S. H. Levey, The Messiah: An Aramaic Interpretation, Nueva York, 1974. En ocasiones, la utilización del Tárgum recurría a la gematría. Así, el Tárgum en relación con Génesis 14, 1 decía que Abraham en lugar de llevar trescientos dieciocho siervos (como indica el TM) sólo fue acompañado por uno. Los judeo-cristianos identificaban a éste uno con Jesús en la cruz, ya que el valor númerico de T (la cruz) era 300 y el de IH (Jesús) era 18, dando así una cifra similar a la del TM. Tal método de interpretación parece demasiado alambicado para nuestra sensibilidad actual, pero era muy común en la época. Sobre el cuestionamiento rabínico de los targumim, véase Meg 3a.
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