César Vidal's Blog, page 100

October 21, 2015

Desde Washington (I): el techo del mundo

Esta semana, la previa a que La Voz regrese al completo, estoy en Washington. Dios mediante me quedaré toda la semana recogiendo material para un futuro libro que, previsiblemente, no se publicará en una España demasiado atenta a no molestar a los nacionalistas catalanes con aquellos que no se han inclinado dócilmente ante ellos.

Tengo una apretadísima agenda de entrevistas y – lo lamento, pero así es – no puedo dar cuenta de ellas porque todas han sido concertadas bajo la condición ineludible de que resulten totalmente off the record. En otras palabras, responderán a mis preguntas – lo están haciendo con una amplitud y una sinceridad que pasma sobre todo cuando las comparo mis experiencias en España - pero ni puedo citarlos ni puedo mencionar sus nombres. Senadores, congresistas, lobbystas, abogados internacionales, diplomáticos, expertos en seguridad y defensa, entre otros, me están dispensando una atención durante esta semana que – lo reconozco – me abruma. Pero sobre esto no puedo decir más. Déjenme, sin embargo, extenderme en otras cuestiones.



Lo primero a lo que tengo que hacer referencia es a la ineludible sensación de que el techo del mundo no está en el Tíbet sino en Washington. Es desde esta ciudad notablemente hermosa y sorprendentemente elegante desde donde se decide el destino de miles de millones de seres humanos. Así de claro y así de innegable. Si existe o no un plan político global de Estados Unidos es objeto de discusión – demócratas y republicanos me dicen que no y culpan al otro de esa carencia – pero lo que no se puede dudar es que - sólo por hablar de presupuestos astronómicos - es aquí donde se coge por los cuernos el toro de la inmigración en América, el narcotráfico, la política del Pacífico o los pasos de la NATO entre otras muchas cuestiones.



Los congresistas y los senadores de Estados Unidos trabajan y trabajan mucho. Su personal adjunto lejos de estar formado por amiguetes o familiares de algún compañero de partido son gente extraordinariamente bien preparada, con títulos universitarios que les dan sopas con ondas a los de cualquier centro español y que tienen un enorme deseo por servir bien a su nación. Sus salarios se acercan a los de cualquier asesor parasitario de los que hay en ayuntamientos, ministerios y CCAA en España, pero la diferencia es que éstos sudan la camiseta a base de bien y, ciertamente, saben de lo que hablan.



No oculto que hablando con personas situadas en esas alturas la sensación es de verdadero vértigo. Se mira desde lo alto y sólo se distingue lo más cercano. Por ejemplo, se intenta ver a España. No se la ve. Pero hubo una época en que sí era visible porque estaba en las alturas. Fue en la época de Aznar cuando desde el techo del mundo consideraron a España un aliado importante aunque de eso hace tanto tiempo que en ocasiones tengo la sensación de que quizá no pasó de ser un sueño. Ahora España no existe. Atribúyanlo a los gobiernos de la última década y también a un cuerpo diplomático en todo el mundo que parece que lo pasa muy bien en el ejercicio del poder, pero que no da la sensación de destacar por su competencia. Si no lo creen a las pruebas me remito. Ahora, a lo sumo se sabe que España forma parte de una Unión Europea en la que las naciones importantes son la fuerte Alemania, la dulce – aunque antipática Francia – y la aliada Gran Bretaña. No les hablo ya de los problemas internos de España. Pregunte por aquí que es Cataluña… ¿qué es eso? ¿Un plato oriental? Mientras en España le dan una importancia que no tiene ni de lejos, por aquí es dudoso que alguien haya escuchado hablar de ella. Y no será por que el nacionalismo no se haya gastado cantidades industriales del dinero del contribuyente en sus embajadas americanas… Pero es que no se le puede dar más vueltas. Danny De Vito por mucho que gaste en embajadas nunca tendrá la estatura de John Wayne. Si encima se empeña en ser antipático, ustedes me dirán… Pero nosotros no empeñamos en no enterarnos. Así nos va.





Sí, aquí está el techo del mundo y como ese hecho es irrefutable, los representantes de todas las naciones se esfuerzan por empujar los intereses de su nación en los infinitos corredores de Washington. Los que se preocupan por los niños abandonados, por el reconocimiento internacional, por el crimen organizado, por el desarrollo económico, por mil y un temas están trabajando en esta ciudad. Algunos incluso consiguen alcanzar sus metas de manera increíble a pesar de que su país es más pequeño y menos importante que España. desde luego, no tengo la impresión de que sea el caso español. Trinidad Jiménez, Margallo y tutti quantitienen una enorme responsabilidad en todo esto. Pero yo ahora debo dejarles mientras cuido de que no me de un mal de altura que he combatido con más o menos éxito en el Cuzco y en el Tíbet. Claro que aquellos eran físicos y éste es casi metafísico.

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Published on October 21, 2015 08:15

Y así es el Partido Demócrata

En España existe la costumbre, no siempre inocente, de identificar al partido demócrata norteamericano con la izquierda y al republicano con la derecha. Semejante visión no se corresponde con la realidad. El partido republicano es un partido de derechas, pero también lo es el demócrata. Cualquiera que se haya molestado en ver el debate para la nominación del candidato demócrata lo ha podido comprobar con creces.

De los cinco aspirantes, sólo Hillary Clinton y Bernie Sanders resultaron interesantes. La primera se definió como progresista y el segundo incluso como socialista democrático, pero bastó escucharlos para darse cuenta del contenido que tienen esas palabras en Estados Unidos. Ambos apelaron de manera expresa a las clases medias. Hillary Clinton incluso concluyó su discurso de despedida prometiendo a la gente de la clase media que si trabajan duro podrán ver cómo su vida mejora. Se diga lo que se diga, semejante mensaje se parece al de la izquierda española – y si me apuran al de buena parte de la derecha – como un huevo a una castaña. Pero es que Sanders no es mucho más radical. Su discurso insiste en que tiene que existir un sistema de sanidad universal, en que son necesarias más becas en las universidades estatales y en que el uno por ciento más acaudalado de la nación tiene que pagar más impuestos porque no es posible que las clases medias sigan soportando la mayor parte de la carga impositiva. Todo eso lo dice con un IRS, el equivalente a la Agencia tributaria, que parece un coro de hermanitas de la caridad si se compara con su homóloga española y con unos impuestos que, por comparación, convierten a Montoro en un bolchevique desalmado que pareciera desear sólo causar la ruina de las clases medias como paso previo a su exterminio en el GULAG. Puede haber algunas diferencias en política exterior entre una Hillary Clinton sacando pecho frente a Putin – la fundación Clinton ha recibido un número bien elevado de millones de los nacionalistas ucranianos y tampoco es cuestión de no darles nada a cambio – y un Sanders más interesado, como la mayoría de los norteamericanos, en que se solventen los problemas nacionales antes de ponerse a arreglar los del resto del mundo. Sin embargo, la realidad de la política norteamericana es la descrita y explica de sobra los panoramas diferentes. Naturalmente, es para preguntarse por qué en España no existe un partido con una visión tan situada a la derecha como los demócratas norteamericanos.

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Published on October 21, 2015 01:13

October 19, 2015

¿Van a derribar a Erdogán?

A lo largo de este siglo, hemos ido asistiendo a una nueva técnica del golpe de estado que ha dejado obsoleto todo lo que al respecto escribió Curzio Malaparte. Primero, en las denominadas revoluciones de colores en el este de Europa y luego, en las primaveras árabes, la metodología ha resultado siempre nítida y fácil de identificar.

En primer lugar, se organizan desde fuera del país manifestaciones populares que se concentran en lugares fácilmente accesibles a los medios de comunicación occidentales. Durante los primeros días, los frustrados de todo tipo, desde jubilados a estudiantes, se reúnen para dar rienda suelta a su indignación derivada de las más diversas razones en un enclave urbano – nunca en el campo, nunca distante - emblemático. Al cabo de unas semanas, a veces antes, la mayoría se ha desilusionado y regresa a su casa, pero la atención mundial ha sido captada y grupos organizados y financiados desde el exterior se dedican a provocar a las fuerzas del orden. Más tarde o más temprano, los revoltosos – que, ocasionalmente, utilizan la violencia – logran su objetivo y el gobierno, dictatorial o no, acaba recurriendo a la fuerza contra los manifestantes. Llegados a ese punto, el destino del presidente está sentenciado. Da lo mismo que se encuentre en Georgia que en Libia, en Ucrania que en Egipto, en Siria que en Túnez. Ya se ha establecido la justificación ante la opinión pública internacional para provocar una intervención militar o un golpe de estado local con ayuda externa. Antes de que nadie pueda reaccionar los bombardeos de la democracia están arrasando el país y las compañías de reconstrucción están firmando jugosos contratos. No siempre ha salido bien todo hay que decirlo. Funcionó en una Serbia machacada previamente durante años. Ha dado regular resultado en Georgia, Libia, Egipto y Ucrania. Es el rosario de la aurora en Siria donde los efectos colaterales han implicado el surgimiento y desarrollo del brutal Estado islámico y una crisis de refugiados encaminados hacia una Unión Europea que lleva demasiados años mirando para otro lado. Este fin de semana, una manifestación pacífica en Turquía ha terminado en un baño de sangre. Ante una situación así y examinando lo que llevamos de siglo no puedo dejar de preguntarme si el gobierno pretende asegurar la victoria electoral, si ha sido una trágica casualidad o si esas mentes privilegiadas que siembran inestabilidad y muerte desde hace años buscan derribar al gobierno turco. Cuesta no temer que se haya abierto otra puerta para la desolación.



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Published on October 19, 2015 23:22

October 18, 2015

Entrevista con Pedro Tarquis

Esta semana Pedro Tarquis ha decidido dedicar la entrevista a mi reciente designación como miembro de la Academia norteamericana de la lengua española. Naturalmente, como suele pasar siempre cuando los dos nos podemos charlar hemos hablado de más cosas. Que la disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

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Published on October 18, 2015 23:19

Los pobres en el Israel del siglo I

LOS PRIMEROS CRISTIANOS:

LA COMPOSICIÓN ECONÓMICO-SOCIAL DEL JUDEO-CRISTIANISMO EN EL ISRAEL DEL SIGLO I (II): los pobres

Aunque buena parte de la población de Israel pertenecía a las clases medias a las que hemos hecho referencia, eso no implica que el número de pobres resultara reducido. En realidad, entre los que lo eran, pero se ganaban la vida mediante su trabajo y aquellos que subsistían, total o parcialmente, gracias a las ayudas que percibían de los demás, el número no debía de ser pequeño. En primer lugar estaban los jornaleros. Su salario venía a rondar el denario diario (Mt. 20, 2 y 9; Tob. 5, 15), comida incluida (B. M. 7, 1). Carentes de cualquier tipo de protección y construyendo el soporte económico de la familia, el hecho de que no encontraran trabajo —como le pasó a Hillel en Jerusalén— significaba un drama humano de dimensiones incalculables (Yoma 35b bar).



Viviendo de la ayuda que les proporcionaban los demás se hallaban, en primer lugar, los escribas (Eclo. 38, 24; 39, 11; P. A. 4, 5; 1, 13; Yoma 35b bar; Mt. 10, 8-10; Mc. 6, 8; Lc. 8, 1-3; 9, 3; 1 Co. 9, 14). Sin embargo, conocemos numerosos casos de rabinos que trabajaban para ganarse el sustento y estaban ubicados incluso en las clases medias. Tales fueron los ejemplos de Shammay (Shab. 31a), Hillel (Yoma 35b bar), Yohanan ben Zakkay (Sanh. 41 a; Sifre Dt. 34, 7; Gn. Rab. 100, 11 sobre 50, 14), R. Eleazar ben Sadoc (Tos. Besa 3, 8), Abbá Shaul ben Batnit (Tos. Besa 3, 8; Besa 29a bar) o Pablo (Hch. 18, 3), aunque este último caso no deberíamos forzarlo. Posiblemente en la decisión de trabajar debió de pesar no poco el deseo de salvaguardarse de la mendicidad, así como el de mantener sus acciones a salvo de la presión de la necesidad. En esta dirección parece apuntar el hecho de que sepamos que algunos fariseos aceptaron sobornos (Guerra I, 29, 2) o que se les acuse ocasionalmente de avaricia (Lc. 16, 14) e incluso de rapacidad (Mc. 12, 40; Lc. 20, 47).



Sin embargo, el sector que vivía de los demás de manera más dramática era el formado por los mendigos. Su número debió de ser muy alto, especialmente en una gran ciudad como Jerusalén. Al igual que ha sucedido en otras épocas, se daba el caso de personas que se fingían inválidas para obtener limosna (Pea. 8, 9; Ket. 67b-68a). Sin embargo, los enfermos auténticos —por ejemplo, leprosos o ciegos— que mendigaban en sus inmediaciones o en la misma ciudad eran considerablemente numerosos (Pes. 85b; San. 98a). Debe tenerse en cuenta que buen número de curaciones de Jesús y de sus discípulos aparecen relacionadas con Jerusalén y con lugares típicos de mendicidad (Mt. 21, 14; Jn. 9, 1 y 8; 8, 58-9; 5, 2-3). Por último, en el seno de este grupo de personas que vivían de los demás, habría que hacer referencia a aquellos aprovechados que se mantenían de colarse en las bodas y las circuncisiones (Sem. 12; Tos. Meg. 4, 15), una práctica picaresca a la que eran aficionados no pocos. Cuando se tiene en cuenta este panorama —especialmente en un medio urbano como Jerusalén— se comprende que durante la guerra del 66 d. J.C. se formaran con facilidad bandas de saqueadores, para cuyos componentes Josefo sólo tiene términos durísimos (Guerra 5, 10, 5). Muchos de ellos debían proceder del hampa y la hez de la sociedad, pero no pocos tuvieron también que surgir de segmentos sociales desamparados y desesperados en medio de la tormenta, por no citar a los que impulsaban la revolución social a la que, históricamente, siempre se suman delincuentes.



Finalmente nos encontramos con los esclavos, aunque desempeñaran escaso papel, por ejemplo, en las áreas rurales. Mejor tratados que sus compañeros del mundo no judío, su origen podía ser judío o gentil (B.M. 1, 5; M. Sh 4, 4). Los primeros obtenían la libertad legalmente al cabo de siete años, salvo que decidieran mantenerse en esa situación. En cuanto a los gentiles, era desacostumbrado que fueran circuncidados, tras un año de reflexión, convirtiéndose así en judíos. Por esta razón era muy común que los libertos fueran generalmente prosélitos salvo quizá en el caso de la corte.



De estos sectores de la población debió de haber abundantes muestras en el judeo-cristianismo. El mismo Jesús procedía de una familia legalmente pobre (aunque posiblemente se acercaba más a la clase media como artesano), carecía de recursos (Mt. 8, 20; Lc. 9, 58), no llevaba dinero encima (Mt. 17, 24-7; Mc. 12, 13-17; Mt. 22, 15-22; Lc. 20, 24) y vivía de ayudas (Lc. 8, 1-3). Los paralelos, pues, con algunos escribas de su tiempo resultan notables al menos en este aspecto. Esa pobreza, libremente elegida, no se limitó a Jesús sino que se dio también en algunos miembros del judeo-cristianismo , según se desprende de otros datos consignados en las fuentes. Prueba de ello son las medidas económicas de la comunidad de Jerusalén, de las que nos ocuparemos en una futura entrega, de las que parece desprenderse que, al menos, una parte de sus componentes eran de condición económica muy humilde y que resultaba excepcional que alguno poseyera inmuebles o bienes de cierto valor. De hecho, sólo nos consta la existencia de dos casos —el de Bernabé y el de Ananías y Safira— en que la venta tuviera cierta relevancia y en ambos el bien no pasó de ser un campo (Hch. 4, 36-37; 5, 1-2). De ahí podría desprenderse que las referencias a la enajenación de casas quizá no tuvo como resultado un gran producto (Hch. 4, 34). Finalmente, aboga en favor de la precariedad económica de buen número de los miembros el que la «asistencia económica» se centrara en la mera entrega de alimentos (Hch. 6, 1 y ss.) y que el frágil sistema de distribución pudiera verse desequilibrado por la entrada de nuevos conversos, hasta el punto de provocar variaciones en la estructura ministerial de la comunidad de Jerusalén, como tendremos ocasión de ver más adelante. Cuando Santiago escribió la carta que lleva su nombre parece que el número de pobres era si no elevado, por lo menos sí suficiente como para resultar inquietante. Algunos atravesaban una angustiosa situación de opresión económica (1, 6 y ss.) y otros no llegaban a percibir los jornales que se les adeudaban como pobres braceros (5, 4 y ss.). De hecho, la carga pudo ser tan grande para las limitadas fuerzas de la comunidad que en su seno se había despertado la insolidaridad incluso hacia los que pasaban hambre o frío (2, 15 y ss.). En este contexto, como ya indicamos, para muchos resultaba seductora la visita de algún personaje acaudalado a la comunidad (2, 1 y ss.) y los que poseían negocios mostraban una clara tendencia a autovalorarse en exceso perdiendo de vista el papel de la Providencia en su vida (4, 13 y ss.). Es lógico —y admirable— que, en un trasfondo de ese tipo, Santiago intentara mantener la cohesión de la comunidad desechando las alternativas violentas (2, 10 y ss.), proyectando la esperanza en la venida de Jesús (5, 7 y ss.) y enfocando la vida comunitaria hacia aspectos pneumáticos (5, 13 y ss.).





Excursus: pobres materiales y pobres espirituales



La carta de Santiago parece indicar que, junto a la pobreza de tipo material que caracterizaba a un cierto número de los que integraban el judeo-cristianismo jerosilimitano, también existía otro tipo de pobreza que podríamos encuadrar en términos más espirituales y que, quizá, podría ser traducida más correctamente como «humildad». Bernabé, que vendió su propiedad (4, 36-37), parece haber sido una persona que renunció voluntariamente a una parte de sus bienes y lo mismo cabe decir al menos de otros antiguos seguidores de Jesús. Ya hemos hablado de la situación de desahogo relacionada con Pedro y los hijos de Zebedeo. No es menos cierto que la misma fue sustituida por una especie de pobreza voluntaria al seguir a Jesús. El círculo de los más cercanos a éste, desde luego, parece haber tenido una bolsa común (Jn. 13, 29) cuyos fondos no sólo se empleaban en cubrir los gastos del grupo, sino que también se destinaban a dar limosnas a los pobres y, como veremos más adelante, es muy posible que ahí estuviera el núcleo inicial del sistema de comunidad de bienes de Jerusalén.



Esta pobreza no era algo identificable con la miseria, sino más bien con una sencillez de vida y una humildad de espíritu que no cuestionaba necesariamente las posesiones de cada uno aunque sí alimentaba la solidaridad y la ayuda a los demás, y ponía toda su fe en la intervención de Dios. Un ejemplo de ese tipo lo encontramos en la carta de Santiago y, en nuestra opinión, en Jesús, aunque este último tema excede los límites de nuestro estudio.



La comunidad no estaba tanto formada por «pobres» en un sentido material, cuanto por «humildes», entendiendo los mismos más como un concepto ideológico que como una categoría económica y social. Pero si el origen existencial de tal estructura arrancaba del tiempo que los primeros discípulos habían pasado con Jesús, no es menos cierto que la idea contaba con un rancio abolengo dentro del desarrollo teológico del pueblo judío. Dentro de ese marco de referencia, los «pobres anavim» no eran sino el colectivo que espera la liberación de Dios porque no cabía esperarla de ningún otro.



Gerd Theissen ha estudiado precisamente hasta qué punto se producía en la mentalidad judeo-cristiana una fusión entre la pobreza material y la pobreza considerada como un valor escatológico . Indirectamente esto nos sirve de explicación acerca de por qué no pueden considerarse aceptables la tesis de F. Engels, K. Kautsky, Rosa Luxemburgo y, más modernamente, Y. A. Lientsman o Gonzalo Puente Ojea, en el sentido de contemplar el cristianismo como un movimiento cuyo contenido ideológico, en buena medida, es sólo una supraestructura falsa superpuesta a una situación de opresión social y que estaba formado fundamentalmente por los desposeídos de la sociedad. Ciertamente un planteamiento semejante ha gozado durante décadas de un considerable predicamento por razones que, más que históricas, habría que denominar metahistóricas, pero la misma no puede ser sostenida a la luz de las fuentes con que contamos a menos que accedamos a violentarlas injustificadamente o a eludir su examen.



La comunidad judeo-cristiana de Jerusalén contaba con miembros que podían ser calificados ciertamente de pobres en un sentido material, y es posible que tal fuera la suerte de no pocos de ellos. Parece incluso que en algún momento tal circunstancia llegó a provocar situaciones casi desesperadas, pero, no obstante, sus componentes no parecen haber otorgado valor a la pobreza material en sí, sino más bien a una cosmovisión que indicaba su pertenencia a la categoría escatológica de los anavim, aquellos pobres-humildes que esperaban la liberación procedente de Dios y únicamente de Dios. Por añadidura, el papel de los judeo-cristianos procedentes de clases medias parece haber sido muy relevante.



Todo esto explica quizá que el movimiento no se atribuyera —aunque su carga ideológica en este sentido es evidente— el título de pobres (anavim o ebionim) y que tampoco quedara circunscrito —ni parece haber tenido ningún interés por ello— a los indigentes. También contribuye a ver por qué permitió a sus miembros entregar o no sus pertenencias (Hch. 5, 1 y ss.). Por ello, si alguien pretendía identificarlos con un simple movimiento social de clases oprimidas estaba equivocando totalmente su perspectiva. Ciertamente el colectivo parece haber contado con un cierto poder de atracción sobre los indigentes, pero, como veremos en la última parte de nuestro estudio, no bastaba con ser pobre para pertenecer al grupo y tampoco parece que tal circunstancia se considerara una recomendación especial. La integración en el mismo dependía más bien, como veremos, de una decisión vital no conectada directamente con el estatus social.





CONTINUARÁ



Pes. 113a indica cómo, de hecho, las gentes de Jerusalén se sentían orgullosas de su pobreza.



Generalmente, en caso de negarse, eran vendidos a amos gentiles. Al respecto, véase E. Riehm, Handworterbuch des biblischen Altertums, v. II, Leipzig, 1894, p. 1524a.



Tengamos en cuenta que el sacrificio de purificación de su madre es el de los pobres (Lc. 2, 24 y Lv. 12, 8).



Para un estudio de la relación entre pobreza y ubicación del ministerio jerosilimitano en Jesús, véase P. Fernández Uriel y C. Vidal Manzanares, «Anavim…», cap. cit.



De hecho, la insistencia que encontramos en las fuentes acerca de la pobreza entre los fieles de Jerusalén parece indicar que se produjo de manera prácticamente endémica (1 Cor. 16, 1; Gál. 2, 10; Rom. 15, 26).



Aparte de la bibliografía sobre clases sociales mencionada al principio del capítulo, sobre este tema, véanse E. Jenni y C. Westermann, «Aebyon» y «Dal» en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, Madrid, 1978,I, y, «Nh», en ibídem, II; W. E. Vine, «Poor», en Expository Dictionary of Old and New Testament Words, Old Tappan, 1981; C. Vidal Manzanares, «Riqueza», en DTR.



Mateo 8, 20; Mateo 10, 5 y ss. y par. (posiblemente una especie de manual de instrucciones para misioneros judeo-cristianos); Mateo 19, 16- 30 y par.



Específicamente, Isaías 61, 1 (los de corazón abatido), que buscan a Dios (Sal. 22, 27; 69, 33…), cuyo derecho es violentado (Am. 2, 7) pero a los que Dios escucha (Sal. 10, 17), enseña el camino (Sal. 25, 9), salva (Sal. 76, 10), etc. Todo ello provoca que los anavim alaben a Dios (Sal. 22, 27), se alegren en Él (Is. 29, 19; Sal. 34, 3; 69, 33), reciban sus dones (Sal. 22, 27; 37, 11), etc. Los anavim, pues, no son los pobres sin más, sino los pobres de Dios (Sof. 2, 3 y ss.). Véase en este sentido R. Martin- Achard, «Yahwé et les anawim», en ThZ 21, 1965, pp. 349-357. En los LXX, esta interpretación aparece tan asumida que «pobre» es traducido no sólo como ptojós y pénes, sino también por tapeinós («humilde») y prays («manso») o sus derivaciones. De hecho, el termino anav en el Antiguo Testamento tiene un significado ambivalente. Mientras en algunos casos sólo se refiere al necesitado (Is. 29, 19; 61, 1; Am. 2, 7…), en otros es equivalente de «humilde» (Nm. 12, 3; Sal. 25, 9; 34, 3; 37, 11; 69, 32…). Lo mismo puede decirse de ebion (Je. 20, 13) o de dal (Sof. 3, 12) cuyo significado puede ser tanto el de «necesitado» como el de «humilde» en algunos pasajes.



G. Theissen, Studiem…, ob. cit., c. 2.



C. Marx y F. Engels, Sobre la religión, ob. cit., en especial pp. 313 y ss., 323 y ss. y 403 y ss.



K. Kautsky, Orígenes y fundamentos del cristianismo primitivo, Salamanca, 1974.



R. Luxemburgo, «El socialismo y las iglesias», en Obras escogidas, vol. I. Bogotá, 1976, pp. 167 y ss.



Y. A. Lientsman, Proisjodjdieniye jristyanstba, Academia de Ciencias de la URSS, Moscú, 1958.



G. Puente Ojea, Ideología e historia: la formación del cristianismo como fenómeno ideológico, Madrid, 1984. Este autor, que adolece de un desconocimiento grave de las fuentes coetáneas, ha caído con posterioridad en la formulación de hipótesis que, como mínimo, han de ser calificadas de novelescas, como la de atribuir al cristianismo, desde sus inicios, una conspiración destinada a dominar el mundo. Véase en este sentido G. Puente Ojea, Imperium Crucis, Madrid, 1989, pp. 41 y ss.



Críticas similares a la que aquí esbozamos en A. J. Malherbe, Social Aspects…, ob. cit.; D. J. Kyrtatas, The Social Structureof the Early Christian Communities, Londres, 1987; W. A. Meeks, Los primeros cristianos…, ob. cit., Salamanca, 1988.



Tal denominación sólo la llevarían —quizá deseando reivindicar la justicia de su postura— los ebionitas, un grupo heterodoxo desgajado del mismo. En este sentido, véase J. Jocz, The Jewish People and Jesus Christ, Grand Rapids, 1979, pp. 194 y ss.





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Published on October 18, 2015 00:18

October 17, 2015

Otro boletín de muestra

Dios mediante y vaya como vaya el crowdfunding, el programa La Voz volverá a emitirse por completo el día 26 de octubre.

Pero, dado el éxito del boletín 0 que colgamos ayer, les dejo hoy con otro más correspondiente al día de hoy, sábado. Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!



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Published on October 17, 2015 11:04

Algo en mí no estaba funcionando

Ustedes saben que esta sección sabatina la dedico a clásicos más o menos añosos aunque siempre bellos. Esta semana voy a hacer una excepción.

Una persona a la que quiero especialmente me envió ayer por la mañana esta canción que – lo reconozco – me cautivó desde los primeros compases. En ella se recogen algunos de los aspectos más hermosos de la relación personal con Dios que yo – y como yo millones - disfruto a diario: la sensación gozosa de ser parte de Su diseño, la no menos alegre consciencia de poder confiar en El con la misma confianza con que saltaría a los brazos de alguien muy querido, la luz que deriva de la comprensión de la obra de Jesús en la cruz que es la que nos salva y no nuestros méritos o el paseo al lado de Dios como al lado de un Padre. La voz, la canción y hasta los acompañamientos despiertan un eco en mi corazón que es más cierto que lo que muchos considerarían real. Si se fijan en la letra, muchos aprenderán más de mi de lo que pueda derivarse de un seguimiento de años. Ah, por cierto, no conocía a la intérprete, pero me parece realmente buena. Como la canción.



Les dejó con esta canción, pero quiere recordarles que, como dice su letra, si algo no está funcionando en ustedes o se sienten oxidados… Jesús es la respuesta. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!







Y aquí está Adriana Bottina y su hermosa canción



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Published on October 17, 2015 01:00

October 16, 2015

Así serán los Boletines de LA VOZ

Aunque estas semanas están ustedes escuchando únicamente los editoriales de La Voz a partir del 26 de este mes, Dios mediante, el programa se emitirá completo.

Contamos con nueva subdirectora, muy veterana, a pesar de su juventud, en el mundo de la radio. Se trata de María Jesús Alfaya a la que tuve oportunidad de conocer durante mi paso por la COPE y que se ha incorporado con su entusiasmo y profesionalidad a nuestro equipo.



Hoy hemos decidido que escuchen ustedes uno de los boletines 0 que llevamos varios días grabando bajo la supervisión de Isaac Jiménez con la intención de ir afinando el programa. Pensamos que les dará una idea de la calidad informativa que van a encontrar a partir del día 26. Es nuestra opinión que hemos ganado notablemente con los cambios que han tenido lugar en los más diversos terrenos aunque, por supuesto, eso deben decidirlo ustedes. De momento aquí tienen ustedes un anticipo. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!





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Published on October 16, 2015 10:56

October 15, 2015

Estudios Biblicos (XLIV): Los libros proféticos (III): Amós, el profeta que no era profeta

Si Oseas, al que dedicamos la última entrega, fue un profeta extraordinario, no puede decirse menos de su contemporáneo Amós. Ortega y Gasset lo definió como el intelectual en estado puro, pero habría que decir más bien que era un genio de la oratoria y, por encima de todo, un hombre entregado a Dios.

En los dos primeros capítulos de su libro, Amós va fulminando una serie de condenas divinas contras las naciones cercanas a Israel y Judá. Dios no es un dios tribal ni nacional sino que Su visión es universal y por eso no puede pasar por alto el horror perpetrado por diversos pueblos. Con seguridad, el señalamiento de aquellas condenas debió provocar un cierto placer a los habitantes de Judá e Israel convencidos de su superioridad religiosa y moral. Es más, cuando Amós acusó incluso a Judá – su tierra natal - de desobedecer la ley de Dios y de seguir las mentiras de sus padres (2: 4-5), la gente de Israel debió sentirse especialmente complacida. ¡Un judío como era Amós anunciaba el juicio de Judá! ¿Cabía mejor confirmación de sus puntos de vista? Pero Amós – al que muchos habrían considerado anti-patriota en España cubriéndole de insultos – reservaba la consumación de su discurso apuntando a un Israel indigno (2: 6-16). Era cierto – ya lo vimos – que sus habitantes se sentían muy orgullosos de los éxitos obtenidos por su rey Jeroboam II, pero la realidad es que la sociedad israelita se caracterizaba por la corrupción de la administración de justicia (2: 6-7), por su inmoralidad sexual (2: 7-8), por su olvido de Dios (2: 9-10) y - ¿le sorprende a alguien? - por su deseo de silenciar a cualquier profeta que advirtiera del mal (2: 11-12). El resultado de esa conducta sería el juicio de Dios (2: 3-16).



En el fondo, ése era el gran pecado de Israel, el de olvidar que su elección no implicaba privilegios sino una mayor responsabilidad (3: 1-3) y el de no querer escuchar las advertencias de los profetas que los llamaban a abandonar la autocomplacencia y a decidirse por la conversión (3: 7). Porque el panorama que ponía de manifiesto Israel difícilmente podía ser peor: la idolatría (3: 14 ss); la búsqueda de un lujo innecesario (3: 15); la opresión de los débiles para facilitar los placeres de los privilegiados (4: 1 ss). Todo eso sería castigado aunque, lamentablemente, podría haberse evitado ese final con que se hubieran escuchado los gritos de advertencia previos. Porque Israel había vivido crisis económica y hambre (4: 7-9) y plagas sufridas por la juventud (4: 10) y empobrecimiento (4: 11)… pero nadie quería escuchar. El resultado sólo podía ser el juicio, un juicio que viene sobre una sociedad en la que los prudentes optan por callarse por miedo (5: 13), un juicio que sólo tiene posibilidades de ser evitado cuando se busca lo bueno, cuando se aborrece el mal y se ama el bien, y cuando se establece la justicia (5: 14-15).



Es esa conversión el único valladar frente al juicio justo de Dios, pero no lo es la práctica de la religión ni tampoco el invocar al Señor deseando Su venida (5: 18 -27). A decir verdad, las manifestaciones de religiosidad repugnan a Dios cuando no van acompañadas de una vida de justicia. Por supuesto, siempre habrá los que piensen que su lugar de culto máximo – el monte de Sión en Jerusalén o Samaria – son garantía suficiente para verse a salvo de la acción de Dios. Incluso puede haber quien piense que el mantener una obra en África legitima el quedarse con un dinero que es de otros. Siempre es fácil encontrar una excusa religiosa para el pecado. Sin embargo, esa esperanza no es sino vana superstición e ignorancia de cómo es Dios (6: 1). Cualquiera que reflexione en la Historia puede ver que los juicios de Dios son imparciales y que no hacen excepción con pueblo alguno (6: 2). Si los que perpetran la maldad son israelitas o judíos, sin son gente confiada y próspera, no por ello se verán eximidos de dar cuentas a Dios (6: 3- 6). Todo lo contrario. De hecho, si Dios no acaba con una sociedad al completo lo más seguro es que sea no por su bondad sino por Su compasión (7: 1-9).



Como comprenderá el lector, un personaje que no tenía reparo alguno en señalar la realidad que se ocultaba tras la imagen brillante de la sociedad, que apuntaba a la injusticia no por escondida menos manifiesta, que no concedía a su cultura de origen un trato más benévolo que a otras y que disipaba las falsas seguridades de las personas religiosas señalando que sus prácticas piadosas más queridas eran repugnantes a los ojos de Dios tenía que acabar teniendo problemas…. y Amós los tuvo. La segunda parte del capítulo 7 muestra como Amasías, un sacerdote del santuario de Betel, incluso llamó a la puerta del rey Jeroboam para que acabara con Amós. Una voz libre, independiente, íntegra y que, sobre todo, desmontaba la falsedad de la religión organizada no podía ser tolerada bajo ningún concepto. Amasías – que no podía negar la agudeza de Amós – se permitió llamarle vidente y aconsejarle que se marchara a Judá donde podría ganarse la vida en lugar de jugársela como Israel. Desde luego, era totalmente intolerable que cuestionara la versión oficial de política y religión que había en Israel (7: 12-13). La respuesta de Amós fue realmente antológica. Él no se ganaba la vida con la religión. A decir verdad, era un mayoral y agricultor que podía haber vivido sin especiales preocupaciones en Judá, pero, a pesar de no pertenecer al gremio de los profetas, no podía dejar de mostrar lo que Dios le ponía delante para anunciarlo (7: 14-16). Amasías podría querer que no profetizara, pero él no tenía más remedio que hacerlo y decir, por ejemplo, que aquel sacerdote llamado Amasías acabaría recibiendo los frutos de su corrupción espiritual ya que su corazón no estaba en servir al señor sino a un sistema sacerdotal (7: 16 ss).



Sin embargo, Amós no era un catastrofista que sólo veía males en el horizonte. Existía una posibilidad de corrección aunque ahora cuando se miraba en derredor lo único que se podía contemplar era a gente dispuesta a explotar a su prójimo (8: 1-8). Un día, el pueblo padecería hambre, pero un hambre no material sino de escuchar la palabra del Señor (8: 11 ss). Sería una búsqueda terrible, en medio de una gran crisis y sin encontrar lo que buscaban. Y en medio de esa pavorosa disyuntiva estarían los que querrían creer que la desgracia no les afectaría y continuarían con sus caminos recogiendo una terrible cosecha (9: 9-10) y, por otro, aquellos que serían objeto de una redención que sólo podía proceder de Dios (9: 11-15). No deja de ser significativo que este último pasaje fuera aplicado por Santiago, el hermano del Señor, a aquellos que habían creído en Jesús como mesías fueran judíos o no judíos (Hechos 15: 13 ss).



Leído a casi tres mil años de distancia, Amós nos sigue impresionando por sus cualidades humanas. Pudo haber sido una persona que viviera con desahogo en su tierra natal. Sin embargo, aceptó dejar su lugar de nacimiento para dirigirse a una nación distinta desde la que lanzó un mensaje universal de advertencia y juicio. Las apariencias, las proclamas de los políticos, las homilías de los sacerdotes, incluso la prosperidad pueden ser la mera cobertura de una sociedad que está podrida hasta la médula y que no es mejor que las naciones paganas. Tarde o temprano sobre esa sociedad acabará cayendo el juicio de Dios por muchos templos desde cuyos púlpitos les anuncien todo lo contrario; por muy callados que estén los prudentes y por muy amenazados que se encuentren los profetas. Sin embargo, Dios no desea sorprender a nadie con un juicio. Antes advertirá de lo que se acerca. Se escuchará la voz del profeta en los sitios más insólitos. Se advertirá para quien no quiera cerrar los ojos que la sociedad va a enfrentarse con los frutos de sus actos… y habrá una oportunidad de volverse a Dios y vivir. Pero si esa oportunidad se desperdicia, sólo quedará la expectativa irremisible del juicio de Dios de la misma manera que cuando el león ruge advierte de un innegable peligro.



CONTINUARÁ



Lectura recomendada





El libro es breve. ¿Por qué no lo leen entero?

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Published on October 15, 2015 23:40

October 14, 2015

¡¡¡Adelante con el crowdfunding!!!

En el momento en que escribo estas líneas, a tan sólo seis días de funcionamiento, el crowdfunding para el programa La Voz está a punto de alcanzar el sesenta por ciento de su cuantía. Va bien, muy bien, aunque, obviamente, no podemos dormirnos en los laureles. De hecho, no dejan de llegarme consultas que voy a intentar responder aquí para beneficio de los que colaboraron con el pasado crowdfunding:

1. La devolución hay que reclamarla. Las personas que deseen que se les devuelva el dinero aportado al crowdfunding anterior y que entregaron mediante paypal o transferenciadeberían haber recibido ese dinero de vuelta hace tiempo. Si no ha sido así, deben reclamarlo a la entidad que lo cobró en su día y que no es ni Lánzanos, la empresa de crowdfunding, ni un servidor de ustedes. Si, por el contrario, desean la devolución y no aportaron una donación por paypal o por transferencia, ésta se llevará a cabo, pero deben notificarla a isaacj@cesarvidal.com para poder agilizarlo.



2. No hay transferencia automática del crowdfunding pasado al presente. Si alguien desea que la aportación que realizó en el pasado se traslade al nuevo crowdfunding es posible, pero debe notificarlo a isaacj@cesarvidal.com Hasta el momento, sólo hemos tenido dos notificaciones pidiendo la devolución del dinero, pero hay también bastantes personas que no nos han comunicado si desean aportarlo al nuevo crowdfunding o si prefieren la devolución.



3. Es posible realizar nuevas aportaciones. Tal y como han podido comprobar algunas personas, hay posibilidad de realizar nuevas aportaciones al crowdfunding si así se desea. Basta con entrar en la página de www.lanzanos.com y buscar el crowdfunding de La Voz teniendo buen cuidado de comprobar que no sea el pasado.



4. Tazas, DVDs y CDs. Al anularse el anterior crowdfunding no es posible enviar las recompensas relacionadas con él. Los que deseen dirigir la contribución anterior a este nuevo crowdfunding recibirán las recompensas anunciadas para éste que son, lamentablemente, más modestas. Bien que lo siento, pero no existe posibilidad de brindarles algo mejor. Sé que no pocos han renunciado a ellas y se lo agradezco considerando que la mejor recompensa era la continuación del programa, pero a los que entren en el nuevo crowdfunding o redirijan hacia él las donaciones sólo se les podrán entregar las recompensas nuevas.



5. Estos medios tan sofisticados… Hay personas que nos han manifestado que no pueden realizar sus aportaciones porque no saben cómo manejarse con paypal o con el sistema de crowdfunding. No hay problema. Pueden escribir a isaacj@cesarvidal.com para señalarles alguna vía alternativa con la que puedan contribuir al programa.



6. Por encima de todo, muchas gracias. Como era de esperar, la mayoría de ustedes está manifestando su voluntad de seguir apoyando al programa La Voz y no de emplear sus donativos en que vayan a parar a otra entidad. Por añadidura, tampoco faltan los que están realizando nuevas aportaciones. Que así sucedería lo hemos sabido siempre y ciertamente no nos sorprende, pero permítanme que una vez más les de las gracias en el nombre del equipo de La Voz y en el mío propio por mantener ustedes la generosidad y la coherencia y



7. Los esperamos el 26 de octubre, Dios mediante. Seguimos adelante para concluir con éxito este crowdfunding aunque las emisiones completas de La Voz se reanudarán antes, el día 26 de octubre, Dios mediante. Los esperamos.





God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!

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Published on October 14, 2015 23:00

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César Vidal
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