Andrés Accorsi's Blog, page 173

November 20, 2013

20/ 11: X-STATIX Vol.4

“La verdad es que todo fue tan extraño, tan extraño al fin”, cantaba un grande de la música. Y es lo que siento cuando termino (por fin) de leer este bizarro experimento de Peter Milligan y Mike Allred, apañado en su amición rupturista por Joe Quesada y Bill Jemas, la dupla responsable de la Tercera Era de Oro de Marvel.
“Yo podría haberlo hecho mejor”, decía el mismo grande en el mismo tema, y es lo que debería sentir Allred respecto de su trabajo en este último tramo de la serie. Este TPB tiene ocho episodios de los que el ídolo dibuja siete y la verdad es que está a años luz de lo que dibujaba en los primeros números de esta serie (cuando se llamaba X-Force) y mucho más lejos aún de lo que vimos en la más reciente iZombie. La desprolijidad no está en el flujo narrativo, ni en la puesta en página, ni siquiera en la composición de las viñetas, ni en la anatomía, ni en las caras. Básicamente las tiradas a chanta groseras están en los fondos, que brillan por su ausencia casi siempre, y en el acabado, en los detalles del entintado, que se ve precario, atolondrado, despachado con fritas para cumplir con la fecha de entrega, sin ningún cariño ni respeto por la labor del dibujante (que a su vez está entre los entintadores que meten garfio en sus páginas). Una pena, porque un momtón de aspectos de la faz gráfica de la serie, empezando por el diseño de los personajes, es alucinante.
“Como siempre vuelvo a ensayar”, se escucha también en la misma canción del mismo grosso, y eso es lo que podría decir Milligan acerca de esta serie. Desde el primer momento esto fue un laboratorio, un espacio de experimentación donde el guionista inglés pudo probar un enfoque radicalmente distinto sobre el ya gastado tema del grupito de jóvenes mutantes que pelean contra... algo. En este tomo, abre el fuego con un arquito de dos episodios que indaga un poco en Vivisector (a priori, el personaje menos interesante de los que quedaron en pie tras la saga anterior) y de paso se mete con el tema de ser diferente, ya sea por ser mutante o por ser gay, como el mencionado Vivisector. Está muy bien, aunque los dibujos de Nick Dragotta (que reemplaza a Allred en el segundo episodio) le dan a la historia un tinte grotesco que el guión no tenía.
Y después, el cierre de la serie. Se viene un arco ambicioso, de seis capítulos, en el que Milligan enfrenta a X-Statix con los Avengers en una especie de remake bizarra de aquel famoso enfrentamiento entre los Avengers y los Defenders. Además de los muchos guiños a aquella epopeya setentosa, el guionista sorprende con un gran manejo de los Avengers clásicos, con diálogos graciosos y filosos, repletos de ingenio y a la vez fieles a la esencia del Capi, Iron Man, Thor, Hawkeye, etc. Y por si faltara algo, casi sobre el final y como quien no quiere la cosa, tira algunas puntas acerca de Doop, el enigmático bicho verde acerca del cual no sabíamos absolutamente nada. Ya sólo por eso, esta saga es más que satisfactoria.
“Hay un bumerang en la city, mi amor; todo vuelve, como vos decís”, dice la misma canción, y hacia Milligan y Allred vuelve el aplauso de los fans a los que nos gusta leer comic de autor disfrazado de mainstream, con espacio para ideas que no son las obvias, con apuestas fuertes, con riesgos, con momentos que te dejan helado porque no podés creer que estás leyendo lo que estás leyendo. Por supuesto hubiese sido genial que la serie tuviera otra periodicidad, como para que Allred pudiera cuidar más el dibujo. Pero también podría haber sido peor: lo podrían haber rajado para darle la serie a un pecho frío tipo Salvador Larroca o a un clon choto de Jim Lee como los que pululan en tantos títulos de DC. Y también podrían haber metido a los “héroes” de X-Statix en otras colecciones mutantes, a tratar de encajar en los cánones habituales de esos comics, lo cual también habría sido una aberración. Por suerte eso no sucedió, seguramente pr un acuerdo entre Milligan y los capos de Marvel que estos últimos decidieron honrar.
No hay vuelta que darle. Cada vez que pienso en la Marvel de Jemas y Quesada, fue amor, fue amor...

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Published on November 20, 2013 16:05

November 19, 2013

19/ 11: DEMASIADO HUMANO

Prometí volver a visitar pronto al maestro Enrique Sánchez Abulí y acá estoy, dispuesto a cumplir con la promesa. Lamentablemente me toca reseñar uno de sus trabajos menores, una historieta breve (44 páginas) que –si bien tiene algunos hallazgos- no entra ni por casualidad en el podio de los mejores trabajos de este prócer español nacido en Francia.
Como la seminal The Long Tomorrow, Demasiado Humano nos sumerge en un clima de novela hard boiled, potenciado por una ambientación futurista en la que los autos vuelan y los humanos tienen robots inteligentes a su servicio. El principal hallazgo de Abulí es ese: cómo utiliza etos elementos de ciencia-ficción para maquillar a una historia ya vieja, muy trillada, como es la del sosías y la sustitución de identidades. El accionar imprevisible del robot 3015 (apodado “Zombi” por su amo) es la rendijita por la que se filtra la sorpresa, y por ende la tensión, en una trama muy obvia, que transita lugares comunes que ya vimos mil veces. Si nos ponemos en ortivas, Zombi podría no estar y la historia se resolvería de un modo muy parecido. Sin embargo, al ser el robot el que narra todos los sucesos en primera persona, Abulí logra que nosotros, los lectores de carne y hueso, nos identifiquemos con 3015 y hasta lo veamos como el protagonista del relato.
Fuera de esa magia tan poderosa que logra darle infinita onda a un cacho de metal y cables, no hay mucho más para rescatar en cuanto al guión. No hay grandes personajes secundarios, no aparecen esos juegos de palabras gloriosos tan típicos de Abulí y para agregarle ironía al desenlace, el guionista recurre a una casualidad demasiado inverosímil. Ya de por sí, el truco de “dos tipos que no se conocen pero que son virtualmente idénticos y obviamente van a quedar frente a frente” me llena las bolas. No me cerró cuando lo usó Hugo Pratt en La Casa Dorada de Samarkanda, no me cierra ahora y no me va a cerrar nunca. En el cine o en la tele, ponele que suma, porque le permite a un mismo actor representar dos papeles muy distintos en una misma obra. Pero en historieta... dejame de joder. A cualquier guionista serio se le tiene que ocurrir algo mejor para vincular a dos personajes y hacer que uno viva la vida del otro.
La papa fina acá está en el dibujo, a cargo del impresionante Toni Garcés, un dibujante que no tiene mucha producción y que la rompió allá por fines de los ´80 y principios de los ´90 en las revistas de la editorial Norma. Garcés es como un hermano menos dark de Christophe Chabouté. Tiene ese mismo grado de expresionismo, le gusta jugar en esa misma línea entre el realismo y el grotesco, pero en vez de hacerse adicto a los climas depresivos u opresivos y derramar hectolitros de tinta negra sobre cada página, Garcés mantiene una especie de “línea clara” y la complementa con un trabajo colosal en la aplicación de los grises con tramas mecánicas. Muchas de las cosas que inventó Garcés hace casi 30 años hoy se ven en dibujantes “raros” como Brandon Graham, James Stokoe o Kwaichang Kráneo, por eso siempre está bueno revisitarlo, ya sea en este trabajo o en los que él mismo escribe los guiones (Museum y U, la Grieta Móvil, esta última a todo color).
Demasiado Humano está bueno si sos completista de la obra de Sánchez Abulí, si comprás por nostalgia cualquier cosa con ese olor ochentoso a Cimoc o Cairo, o si todavía no descubriste a Toni Garcés y no te hiciste fan de este alucinante historietista catalán, hoy bastante olvidado por los viñetófilos y muy volcado al diseño y la ilustración. Entretenido sí, fundamental ni en pedo.
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Published on November 19, 2013 18:00

November 18, 2013

18/ 11: IL CAVALIER DI GOMMASGONFIA

Como te darás cuenta con sólo ver la portada, esto no es otra cosa que la edición italiana de El Caballero del Piñón Fijo, cuasi-clásico ochentoso de Carlos Trillo y Cacho Mandrafina. ¿Para qué quiero una obra de Trillo y Mandrafina en edición italiana? Y, para no lanzar. La verdad es que la edición argentina (publicada hace unos años por Página/12) es tan horripilante, está tan mal impresa, en un papel tan choto, que da vergüenza ajena. Prefiero tirarla a la mierda o regalarla (a alguien que no se sienta ofendido) y quedarme con esta hermosa edición que está en el idioma de mis bisabuelos, pero tiene un tamaño excelente, un papel zarpado , una encuadernación y una impresión de lujo y una portada alucinante creada especialmente para este álbum. La edición argenta traía también las historias mudas que Cacho y Carlos hicieron para SuperHum®, pero tampoco estaban todas. Así que, al Averno.
La historieta en sí está muy bien. No araña la gloria simplemente porque es una obra de Trillo y Mandrafina, que tienen –para sus obras en conjunto- un listón altísimo, colocado allá arriba por joyas insuperables como Cosecha Verde o Peter Kampf lo Sabía. En ese contexto, el Caballero del Piñón Fijo, aún con todas sus virtudes, se convierte en una obra menor, no al nivel de Dragger (que quizás sea la más floja de las colaboraciones de la dupla) sino más bien al nivel de El Husmeante. Un nivel al que –claramente- no cualquier equipo creativo puede aspirar.
El Caballero del Piñón Fijo se basa en un contraste profundo, definitivo: el protagonista es una especie de deshollinador alienado, que cree ser el heroico protagonista de una epopeya repleta de nobleza e hidalguía, al mejor estilo de Don Quijote de la Mancha. El resto de los personajes, sin embargo, habitan un mundo muy real, muy sórdido, con los pies sobre la tierra de 1985-86, que fue cuando se realizó la historieta. Las doncellas a las que intentará rescatar el Caballero serán, en realidad, cabareteras; y los artefactos míticos de poder ancestral serán generalmente drogas. Por ese extraño reino de mafiosos y corruptos, el Caballero vivirá su alucinación montado en su fiel bicicleta Silver, y se esforzará por cumplir su misión bajo la mirada burlona del resto, que se da cuenta de que se trata de un pobre infeliz con serios trastornos para percibir la realidad.
Las breves aventuras se suceden unas a otras hilvanadas por una trama mayor, y están contadas por Trillo con una distancia irónica, a veces excesiva, como quien se pasa de listo. Para subrayar el factor satírico o paródico, una pequeña orquesta de tres personas interrumpe cada tanto el relato para cantar estribillos graciosos, que básicamente dicen lo mismo que ya sabemos, y además agregan una cuota de humor y de extrañeza a una historia que ya de por sí tiene un clima raro, por esto de estar protagonizada por un tipo sensiblemente desfasado de la realidad. Como estamos en los ´80, hay tetas, drogas, bastante violencia (casi siempre mostrada de forma caricaturesca) y hasta un viaje por una caverna que se ve exactamente como una gigantesca cavidad vaginal. Esta obra pertenece sin dudas a la vertiente malalechística del inolvidable Carlos Trillo y como tantas obras del autor, no deja demasiado margen para la esperanza, o para los finales felices. La sordidez, las miserias, las traiciones y la abyección moral de los personajes serán las que se queden con la porción más grande de la torta, mientras que el ideal heroico que corporiza el Caballero será cruelmente denostado.
El dibujo de Mandrafina está muy emparentado con el de las historias mudas: pocos fondos, muchos espacios blancos, expresividad exacerbada en los primeros planos y un especial cuidado en el lenguaje corporal, exagerado al borde de la pantomima para lograr un efecto entre cómico e inquietante. Por supuesto, Mandrafina brilla en la ejecución del claroscuro (su especialidad), logra un excelente equilibrio entre todos esos espacios blancos y sus siempre certeras manchas negras, y logra un ritmo narrativo de enorme fluidez, similar al de una película antigua, en blanco y negro y casi sin diálogos, a pesar de que los diálogos son muchos y Trillo rara vez le pide menos de ocho viñetas por página. Si no tuviera guión, esta historieta también sería un lujo para nuestras bibliotecas sólo por la inspiración y la magia que pela Cacho a la hora de dibujarla.
Algún día se hará justicia, y El Caballero del Piñón Fijo tendrá en nuestro país la edición que se merece. Mientras llega ese día, no está mal deleitarse con la edición italiana, que conserva perfectamente los chistes, adapta con criterio los juegos de palabras y transmite a la hora de la lectura la misma sensación de diversión, delirio y originalidad que cuando la leímos en castellano en la Fierro, hace casi 30 años.
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Published on November 18, 2013 11:37

November 15, 2013

15/ 11: WONDER WOMAN Vol.1

Muy de a poquito, sigo con mi exploración del nuevo Universo DC, el que se presentó hace ya más de dos años. El reboot de Wonder Woman me interesó básicamente porque el guionista a cargo era Brian Azzarello, un tipo que –a priori- no tenía absolutamente nada que ver con el personaje y su mitología. La apuesta garpó con creces: no sólo Azzarello logra imponer su sello, la calidad de sus diálogos, el espesor de sus tramas y la profundidad de sus personajes, sino que además la nueva versión del ícono cierra por todas partes. Y lo más loco: le va bien. Contra todos los pronósticos, Azzarello no se tuvo que ir de la serie tras un puñado de episodios porque no vendía una chota, o porque cada 15 minutos alguien de arriba le decía “No, capo, esto no se puede hacer en un comic mainstream de superhéroes, y menos en uno protagonizado por un personaje cuya película estamos intentando poner en marcha”.
Y la verdad es que eso es muy notable, porque la versión de Azzarello es radicalmente distinta a las anteriores. De la WW de George Pérez, toma dos elementos: la fuerte presencia de los dioses de la mitología griega y la figura de una chica humana (en este caso embarazada nada menos que de Zeus) como compañera de aventuras para Diana. Todo lo demás, no lo habíamos visto nunca. El clima de la serie, por lo menos en el arranque, no es tan superheroico. Hay machaca en todos los episodios, pero porque no puede faltar, no porque sea demasiado importante. La atmósfera imperante es la de un drama familiar… con la salvedad de que se trata de la familia de Zeus, el más pulenta de los dioses griegos, a quien Azzarello le da un rol nuevo y muy interesante en el origen de Diana. La esposa, las amantes, los hermanos y los hijos (reconocidos y bastardos) del rey del Olimpo rosquearán, se amenazarán, se manipularán, conspirarán los unos contra los otros y armarán complejas estrategias para quedarse con el trono, porque –acá está lo más jugoso- Zeus desapareció y nadie sabe dónde está. Mi corazonada: Zeus está en el vientre de Zola y piensa resucitar en forma de bebé cuando esta dé a luz.
Además de Zola, el único personaje que por ahora no blanquea ningún vínculo con la mitología es el enigmático Lennox, que seguro oculta algo grosso. Entre todos estos personajes se tejen diálogos y situaciones muy atractivas, con conflictos fuertes (e impredecibles) siempre a flor de piel. Si tengo que criticar algo, me parece que Azzarello se zarpa con al cantidad de personajes que presenta en este tomo. Obvio: es el primero de una nueva era y es lógico tener que presentar a un nuevo elenco. La cagada es que no llega a desarrollarlos a todos y algunos (especialmente los centauros y Strife) están un poquito desaprovechados, como si sólo sirvieran para generar UN impacto grosso en el lector.
Por el lado del dibujo, sale a la cancha como titular Cliff Chiang (a quien ya vimos colaborar con Azzarello en un lejano 20/06/10), muchísimo mejor que en aquel tomo de Dr. Thirteen. Salvo alguna pifia menor en las expresiones faciales, Chiang está en un gran nivel, sólido en la narrativa, generoso a la hora de dibujar fondos, afilado para las secuencias de acción (que no eran su fuerte) y canchero en una estética que pareciera ser una simplificación del trazo de Arthur Adams, con la misma plasticidad, pero sin todas esas rayitas microscópicas que hacen que el ídolo dibuje un comic cada 8.500 años. Lamentablemente, los dos últimos episodios del tomo caen en manos de Tony Akins, ese dibujante mediocre y sin alma al que ya nos fumamos un par de veces en comics de Vertigo. Hay que reconocer que Akins se esfuerza por no dar lástima, y pone más que en los otros trabajos que le vimos. Pero se nota que trata de imitar a Chiang, se notan mucho los yeites que pela para no dibujar fondos, y en general el nivel gráfico baja mucho, justo en dos episodios en los que pasan cosas grossas y Azzarello introduce a varios personajes importantes. Ojalá en los próximos tomos haya muy poco o nada de Tony Akins, porque la química entre Azzarello y Chiang funciona demasiado bien y es una lástima ver cómo se desactiva para que entre un suplente que no está a la altura.
Esto, por ahora, tiene todo para ascender a una categoría por la que yo siento una insuperable debilidad: comic de autor adentro del mainstream. Wonder Woman es un comic sin crossovers, donde Azzarello ni siquiera se hace cargo de que Diana es parte de la Justice League, ni del romance con Superman, ni de nada. Repito: por ahora. El rol de Wonder Woman como superheroína está totalmente desenfatizado y todo gira en torno a su alcurnia, a las funestas consecuencias del accionar irresponsable de Zeus, que sembró más vientres que Maradona y dejó vacante una herencia incluso más jugosa que la que va a dejar el Diego cuando culmine su estadía entre los mortales. Si no sos fan de Wonder Woman, porque lo que conocías del personaje no te gustaba o no te interesaba, este es EL momento para meterte los prejuicios en el orto y darle una posibilidad. Azzarello y Chiang hacen méritos más que suficientes como para que quieras apostar por SU versión de este septuagenario concepto, al que ya muchas veces le cantaron “no va mássss”.
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Published on November 15, 2013 07:29

November 14, 2013

14/ 11: CUORI DI CARNE

Retomo el tema del sexo, con un recopilatorio de historias cortas de la italiana Laura Scarpa, englobadas por la temática sexual. Realizados entre 1998 y 2000, estos 14 relatos breves (ninguno supera las seis páginas) son bastante soft para ser porno y bastante zarpados para ser eróticos. Algunos casi prescinden por completo de los elementos centrales del porno (primeros planos de penetraciones, genitales y eyaculaciones) a tal punto que podrían publicarse no en Genios ni en Billiken, pero tranquilamente en una revista “careta” tipo Gente o Noticias. Por otro lado, las historias que sí apelan a los elementos típicos del porno, los desenfatizan bastante. No está ese morbo, esa cosa perversa, caliente, pegajosa, de lujuria pasada de rosca con la que uno se encontraba en las historias cortas de la Kiss Comix, por citar una revista de historieta porno que todos leímos (con una sola mano) alguna vez. Probablemente porque las historias de Cuori di Carne están contadas por una mujer, con una sensibilidad distinta de la del típico pajero que consume comic porno, es que no pegan tan fuerte las escenas intencionalmente hot, en las que Scarpa sale decidida a parar pijas y humedecer conchas.
Se me dirá “te lo están vendiendo en una colección llamada Clásicos de Erotismo, se supone que es algo más light que el porno”. Y yo diré que sí, que entiendo perfectamente la diferencia entre erotismo y pornografía, pero que si en la segunda página me ponés un plano detalle de una poronga eyaculando, estamos hablando claramente de lo segundo. Con eso en mente (no con la poronga, sino con la convicción de estar frente a una obra abiertamente porno) uno esperaba bastante poco de los guiones. En cinco páginas rara vez se pueden escribir obras maestras y menos cuando todo tiene que ir para el lado del garche. Sin embargo, Scarpa me sorprendió. Primero por lo que decía antes de cómo desenfatiza elementos porno que podrían garpar muchísimo a la hora de hacerle zumbar la entrepierna al lector. Y segundo porque en esas situaciones atípicas, que le escapan a la obviedad hegemónica del género, la autora encuentra algunas escenas realmente atrapantes, profundas, originales, dignas de una historieta prestigiosa, de fuerte impronta autoral. Ahí rescato y destaco a 144, In Ginocchio, Lunedí, Sotto le Stelle, y la mejor de todas, Caro Roberto.
Entre los recursos que maneja Scarpa para restarle impacto y morbo a las escenas hot que nos relata, el más notable es la puesta en página, siempre generosa en cantidad de viñetas, donde no escasean las grillas de 12 cuadros y los trucos narrativos heredados de maestros que nada tienen que ver con el porno, como Miguelanxo Prado o Carol Swain. Y lo otro muy raro, el otro recurso del que Scarpa abusa un poco, es el cambio constante en su estilo gráfico. La autora varía mucho el registro de un unitario a otro y recorre estéticas que por momentos la acercan a un Montesol, por momentos a un Alfredo Pons, más adelante a un Alex Varenne, a Ana Miralles, y por supuesto a los citados Prado y Swain. En este amplio abanico, se ve como constante un inmejorable criterio para la aplicación de los grises, un gran dominio del claroscuro (no sé por qué cuando laburó con Trillo lo hizo a color, porque esto se ve mucho más interesante) y un gran talento para estilizar, para interpretar y darle expresión (y a veces vuelo poético) a estas personas (más personas que personajes) cuya intimidad nos expone.
Cuori di Carne no te cambia la vida, no te hace ni mejor lector, ni mejor ser humano, ni mejor pajero, pero está bien para descubrir (si no la conocías) a Laura Scarpa y para ver a qué tiene gusto el porno cuando la mano que desviste a los personajes es una mano de mujer.
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Published on November 14, 2013 14:21

November 13, 2013

13/ 11: AYER NO HUBO NADA

Acá en Lima ya son las dos de la matina, o sea que en Argentina serán como las cuatro…
Y no, no pude escribir ni media reseña, a pesar de que tengo dos libros leídos.
El día se fue complicando y terminé en un cine (el mismo donde vi la peli del Capitán América en 2011) en el que re-estrenaron The Crow, para festejar que James O´Barr está acá para participar en Lima Comics. El propio creador de The Crow presentó la peli, contestó preguntas del público (muchísimo) y yo me entretuve bastante, si pensamos que es un film que ya había visto en cine dos veces, hace mil años.
Mañana sigue el build-up hacia Lima Comics y el sábado y domingo de 10 a 20 explota el evento en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo) de Barranco, con entrada libre y gratuita. El horario es medio un delirio, por eso es absolutamente imposible que haya reseñas en el blog durante el finde. Trataré de postear jueves y viernes, eso sí.
Gracias por el aguante y si andás por Lima o aledaños, venite el finde al MAC, que además de James O´Barr va a haber mucha más papa fina.
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Published on November 13, 2013 23:13

November 12, 2013

12/ 11: SEXO E UNA COISA SUJA

Hacía bastante que no teníamos comic brazuca en el blog, y acá volvió, nada menos que con un libro del maestro Angeli, uno de los más grandes referentes de la historieta humorística a nivel mundial, hoy muy volcado a la producción de dibujos animados.
El libro se titula (en criollo) El Sexo es una Cosa Sucia y nos ofrece unas 70 páginas de chistes e historietas breves basados en la siempre fértil temática sexual. Sin tapujos y sin apelar a la guarangada más shockeante, Angeli recorre un montón de prácticas sexuales, desde la intimidad de la pareja típica hasta perversiones bastante heavies, por supuesto siempre en clave de humor. Hay sexo con prostitutas, con muñecas inflables, con dildos, con menores de edad, con animales, con ositos de peluche, con hortalizas, con viejas chotas y hasta con musulmanes.
La proporción entre historietas breves, tiras de pocas viñetas o chistes de un solo cuadro favorece a estos últimos, con lo cual la lectura se hace muy rápida. Estamos ante un libro que dura poco, aunque se disfruta a full. En las tiras y en las historietas breves, lo más notable es el timing para la comedia del maestro Angeli. Y en los chistes de un solo cuadro, obviamente se destaca más la calidad del dibujo. Acá me encontré con una novedad. Yo siempre había visto a Angeli en blanco y negro, o pintado con colores planos, de un modo bastante básico. En este libro, que es a todo color, me encuentro con trabajos coloreados digitalmente con mucha sutileza y mucho criterio, y sobre todo con muchos trabajos coloreados a mano por el propio dibujante, en los que se revela como un GROSSO de la acuarela. Es realmente asombrosa la dimensión, la fuerza, el vuelo que le agrega el color a los dibujos de Angeli. De pronto esa estética cabeza, chocante, bien virada hacia el grotesco de un Sergio Langer o un Philippe Vuillemin, adquiere a través del color una nueva impronta, más elaborada, más fina, más artística, si se quiere. Angeli convierte al color en un recurso expresivo más y lo utiliza al máximo para potenciar el impacto de sus dibujos.
No me quiero extender al pedo, porque no es mucho más lo que tengo para decir, y no da para que me ponga a contar los chistes. Simplemente dejo constancia de la enorme satisfacción que me produjo descubrir a Angeli como colorista de sus propios trabajos y la gracia que me causó su incursión en esta temática, a la que jamás esquivó en sus trabajos anteriores, pero a la que acá le encontró una veta muy especial y muy lograda. ¡Aguanten los chistes de pija y concha!
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Published on November 12, 2013 08:23

November 11, 2013

11/ 11: LA SUPERVIVIENTE Vol.1

Hace poco se editó en España el integral de La Superviviente, un majestuoso hardcover con los cuatro álbumes realizados por el maestro Paul Gillon entre 1985 y 1991. Me pareció atractivo, pero antes de decidir si comprarlo o no, elegí ver qué onda el Vol.1, que tenía comprado y en la pila del material sin leer, en la edición de Toutain, un sello por el que uno tiene un especial cariño. Por supuesto, había leído esta historieta cuando se serializó en las páginas de Zona 84, pero eso fue hace tanto tiempo, que lo único que me acordaba era que había una mina que andaba en bolas y a la que se empomaba un robot… lo cual, por otra parte, describe a no menos de cinco o seis historietas de las que se publicaban en las antologías españolas de los ´80…
Es medio injusto juzgar a una obra por su primer cuarto, es cierto, pero la verdad es que después de leer estas primeras 45 páginas, no me dan muchas ganas de clavarme el hardcover de 180. El planteo no es super-original, ni mucho menos: una chica sobrevive de casualidad a un extraño holocausto que destruye a todos los seres vivos de la faz de la tierra. Ahora la bella Aude vagará por una Francia devastada, en busca de… no se sabe bien qué. Hay un detalle con potencial para salvar las papas: la historia transcurre en el futuro (el año 2007, que para nosotros ya es pasado), cuando la humanidad ya lleva varios años conviviendo con robots que realizan múltiples tareas en las grandes urbes del planeta. Esto le da a Gillon la posibilidad de que Aude interactúe con otros personajes (artificiales, pero personajes al fin) en las 37 páginas que tarda en aparecer un segundo sobreviviente. L a secuencia final, esas nueve páginas con las que cierra en tomo y que giran en torno a la aparición de Stan, son –sin duda- lo mejor de esta primera parte de La Superviviente.
El resto se queda a mitad de camino. Gillon toma una idea fuerte y grandilocuente (la súbita extinción de la vida en nuestro planeta) y se propone explorarla mediante un ritmo pachorro, de contemplación, con mínimas chances de que surja la aventura, sin peligros reales para la protagonista. Tanto se aburre Aude, que las escenas más impactantes llegan cuando la vemos masturbarse en la soledad de un cine, o hacerse masajear por un robot con una especie de apéndice pseudo-genital entre las piernas. La verdad que, si tenés un planteo tan atractivo como “recorrer un mundo en el que se murieron todos” (o sea, un Y the Last Man al cuadrado), dedicar páginas y páginas a la introspección y las pajas de la protagonista es una especie de despilfarro. Seguramente, un guionista (no hace falta un Brian K. Vaughan) le habría sacado más jugo a las consignas lanzadas por Gillon.
Por suerte el maestro compensa ampliamente con su labor en la faz gráfica, que se ve estupenda. Gillon la descosió durante décadas en el estilo académico-realista, con un apego por la tradición de Alex Raymond para nada frecuente en el comic francés. En La Superviviente, vemos a un Gillon que parece una especie de Ernesto García Seijas entintado de modo un poco más zarpado, más extremo, como si lo entintara Gustavo Trigo, ponele. Para retratar a la París post-holocausto, Gillon mete mucha, pero mucha foto, muy trabajada, muy bien integrada a su grafismo. Lo choto es que desaprovecha bastante el hecho de que esto transcurre casi 25 años después de la fecha en la que fue dibujado. Los elementos “futuristas” , que podrían ser miles, son pocos y no demuestran demasiada imaginación en su diseño, al igual que los robots, que parecen tomados de películas de los años ´60.
En general, La Superviviente me pareció una historieta a contramano. Donde el contexto sugiere zarparse con la aventura, Gillon se zarpa con los garches y las pajas. Y donde la ambientación te habilita a zarparte con el diseño de edificios, naves y artefactos, Gillon se zarpa metiendo fotos retocadas. Por ahí en el global de las 180 páginas esto es lo más flojo y la historia completa aprovecha mucho mejor las dos o tres buenas ideas que se esbozan en este tomo. Pero este tramo, estas primeras 45 páginas, sólo me cierran para disfrutar del dibujo de un maestro de la narrativa clásica, que domina con jerarquía la anatomía femenina, los climas, el color y el ritmo pausado y contemplativo. A la “falta envido” que supone gastarse los mangos que vale el integral, por ahora respondo “no quiero”.
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Published on November 11, 2013 08:43

November 10, 2013

10/10: RUNAWAYS Vol.1-3

Ayer me comí dos horas de demora en Ezeiza, así que aproveché para bajarme los tres tomitos de Runaways al hilo, en vez de dosificarlos a lo largo de los varios días que me voy a quedar acá en Lima. En total son 18 episodios, un poco mucho para lo que tiene para contarnos Brian K. Vaughan, pero se hacen entretenidos.
Guarda: no esperes ni por casualidad leer algo al nivel de Saga, Ex Machina o Y the Last Man. Esto es un comic mainstream correcto, con mucho más desarrollo de personajes que machaca (de hecho, hay poca machaca), con excelentes diálogos y una trama que… para chicos de 16 años debe ser alucinante y para uno que es grande no está mal. Lo más atractivo es el planteo: seis chicos de entre 11 y 17 años descubren que sus padres son supervillanos, miembros de una secta oculta que tiene una runfla siniestra con unos alienígenas re-heavies y que están metidos en millones de cosas turbias, desde narcotráfico y prostitución hasta magia negra y manipulación de genes. Esa idea garpa a full. Después, el verosímil se estira demasiado, porque resulta que estos chicos tienen poderes, los descubren todos el mismo día y deciden usarlos… para ayudar a la gente, en un intento por compensar el mal que hicieron sus padres, a los que tratarán de destruir, o por lo menos de frenar. Esa segunda instancia del planteo de la serie la impulsa medio de prepo en una dirección mucho menos interesante y más trillada. Por ahí era más jugoso explorar cómo viven los hijos de los supervillanos en otro contexto, más “de entrecasa”, sin dejar de lado los conflictos (que podrían ser muchos y muy atractivos) pero sin lanzar a los borregos en una improbable cruzada por el Bien.
Aún con esa consigna, Runaways es divertida y hay un par de giros copados. Vaughan no se apura por integrar sus creaciones al Universo Marvel y por supuesto se resiste a meter a los chicos en los habituales crossovers. Ni siquiera se tienta en meter al Profesor Xavier, aún teniendo mutantes en su elenco. Apenas en dos episodios, aparecen un toque Cloak & Dagger, para una aventurita menor, casi sin consecuencias.
Por el lado del dibujo, en 16 de los 18 episodios tenemos a Adrian Alphona, un dibujante… no malo, pero poco inspirado, bastante del montón. Se ve que en algún momento alguien se da cuenta de que lo mejor que hace Alphona es resaltar las expresiones faciales de los personajes, y en un momento empieza a mirar (y a copiar de modo no muy alevoso) al máximo referente de las expresiones faciales en el comic de superhéroes: el maestro Kevin Maguire. El Alphona de los últimos episodios, con esas caras “a la Maguire” rema a full su notoria falta de originalidad y sus escasos huevos a la hora de plantear la narrativa gráfica.
Los episodios restantes los dibuja el portadista de la serie, Takeshi Miyazawa, a quien el origen japonés se le ve en la superficie del dibujo, pero no en la narrativa. Miyazawa no es un genio ni mucho menos, pero después de tantas páginas del “más de lo mismo” de Alphona, es un respiro que viene bien. Además este es un comic de 2003 pensado para ser leído por adolescentes, con lo cual cualquier cosa con olor a manga resultaba un hallazgo por parte del coordinador, el amigo C.B. Cebulski.
Runaways es una muy linda serie para introducir a chicos de 13 o 14 años en la lectura de comics de superhéroes, sin ir a la obviedad de basar todo en los íconos de la Golden y Silver Age. Vaughan tira ideas novedosas, las desarrolla lo mejor que puede y logra un comic con buen ritmo, donde entran las conspiraciones, la comedia , el romance y el misterio, como para suplir la dosis bastante moderada de violencia. Si estás a full con Vaughan y querés todas sus obras, dale una chance, que no está mal. Y si te interesa ver cómo se arma un grupo de superhéroes adolescentes 100% nuevo, con conceptos nuevos, sin colgarse de las tetas de los que ya existen, Runaways también te va a atrapar.
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Published on November 10, 2013 10:28

November 9, 2013

09/ 11: EL EXTRAÑO CASO DEL DR. JECKYLL Y MISTER HYDE

Hoy se viene otra reseña breve, porque me tocó leer una historieta muy corta. Editada lujosamente en un hermoso libro de tapas duras, esta adaptación del clásico de Robert Louis Stevenson tiene sólo 28 páginas de historieta, algo así como un asalto a mano armada.
Por si faltara algo, excepto la página 1 y la 28, las otras están armadas en combos de a dos, para formar páginas dobles. La 2 y la 3, la 4 y la 5, y así, presentan secuencias y dibujos ubicados espacialmente de tal modo que ambas páginas se leen ensambladas, como si fueran una sola. Esto se podría republicar tranquilamente como una historieta de 15 páginas, 13 de las cuales deberían leerse en el sentido apaisado.
Hecha esa salvedad, estamos frente a una excelente adaptación, pensada por Santiago García, un notable especialista en historieta, con muchísima producción teórica (con su nombre y bajo distintos pseudónimos), al que eventualmente le picó el bichito de escribir sus propias obras. Este era un desafío bravo, porque el realto de Jeckyll y Hyde fue adaptado a la historieta innumerables veces, tanto por autores grossos como por verduleros irredimibles. García logra una adaptación equilibrada, muy dinámica, por supuesto muy sintética, porque tiene pocas páginas, pero básicamente muy efectiva. Me encantó sobre todo el epílogo, en el que García cuenta cosas que nunca antes nos habían contado en las adaptaciones de este clásico de la literatura fantástica.
El ancho de espadas de este libro es, sin dudas, el trabajo del dibujante, el increíble Javier Olivares. Surgido en el fértil under de los ´90, Olivares es un dibujante demasiado europeo para el público argentino, y acá casi no tiene fans. Pero estamos ante una BESTIA, un tipo en cuyo estilo conviven David B. y Pablo Picasso. Esta obra muestra esa impronta casi cubista en el dibujo, con un manejo de la anatomía, la profundidad y el volumen que mucho nos recuerdan al genial pintor español. Fiel a la atmósfera oscura del relato, Olivares se prodiga en trazos fuertes y amplias masas negras, luego complementadas con un trabajo insuperable en el color, donde –ahí sí- no tiene nada que ver con Picasso. Las páginas dobles le dan al autor la posibilidad de plantear secuencias de alto impacto, con dibujos grandes y con una disposición de las viñetas más arriesgada y menos convencional, y por supuesto Olivares responde con unas imágenes de enorme fuerza expresiva y de alto vuelo plástico. Una verdadera belleza.
Poco después de terminada esta obra, García y Olivares se embarcaron en una ambiciosa adaptación de Beowulf, el clásico relato de la tradición oral sajona, pero el dibujante se bajó del proyecto y este se desactivó, hasta que apareció otro genio, David Rubín, y se lo puso al hombro.
No recomiendo este libro, sólo por su excesiva brevedad. Pero a nivel calidad, es glorioso. Habrá más Santiago García antes de fin de año.
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Published on November 09, 2013 08:26

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Andrés Accorsi
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