Andrés Accorsi's Blog, page 165
February 10, 2014
10/ 02: SHENZHEN

Shenzhen es una mega-ciudad de China, a la que Delisle viaja durante tres meses para supervisar la producción de una serie animada, producida por un estudio francés para el que trabaja. En esos meses, ademá, va a descubrir una nueva cultura, muy distinta de la canadiense y la francesa, siempre acompañado de intérpretes porque no entiende una palabra de chino y casi no encuentra chinos que hablen inglés, ni mucho menos francés. Buena parte de las más de 140 páginas que ofrece el libro, se tratan de eso, de una crónica graciosa de las costumbres, los paisajes, las comidas y hasta los olores que Delisle descubre en la mega-urbe china. Los restaurantes donde se morfa perro, los maniquíes en las vidrieras, el tránsito intenso de bicicletas, las obras en construcción, la basura y hasta la proliferación de soretes humanos en los lugares más improbables son algunas de las cosas que impactan al autor y este nos cuenta, obviamente en clave de humor.
Por suerte, esta vez no hay un contexto político tan denso como el de Corea del Norte, Myanmar o Israel. Delisle casi no ve militares, no respira ese clima de opresión, no le caen misiles a dos cuadras del hotel. Esta rara cruza de comunismo y capitalismo que experimenta en China le causa una cierta sorpresa, pero –de nuevo- le parece más graciosa o bizarra que indignante. Por supuesto le da por el quinto forro prender la tele y que haya sólo dos canales, pero no está contado como algo grave, no hay una intención de denunciar una injusticia o un disparate mayúsculos como sí se ve en otras crónicas del canadiense.
Lo más lindo, o lo que a mí más me gustó, es cómo Delisle nos mantiene enganchados todas esas páginas sin un conflicto fuerte. Se supone que el tipo llega con una misión: garantizarle un nivel de calidad a esta serie en la que trabajan los animadores chinos. Pero rápidamente se da cuenta de que todo está planteado con menos tiempo, menos guita y menos ganas de las que hacen falta para que todo salga bien y dice “ma´sí, váyanse a cagar”. Y en vez de hacerse mala sangre por la baja calidad de la animación, se relaja y se propone simplemente corregir los errores más groseros, que igual son muchos. Toda esa parte en la que Delisle nos muestra el backstage de la realización de la serie es muy divertida, muy ganchera, y claro, es la que peor hace quedar a los locales, porque los muestra como unos improvisados, colgados y bastante ineptos a la hora de laburar.
Por supuesto, a la hora de describir, de no narrar, de no engancharse a establecer un conflicto fuerte o a generar tensión, Delisle tiene un arma infalible que es la asombrosa calidad de su dibujo. Mezcla perfecta entre Lewis Trondheim y los humoristas de los diarios yankis (con Ted Rall a la cabeza), el grafismo del canadiense se embellece y se potencia con un fastuoso trabajo de grises aplicados con lápiz negro. De hecho, salvo algún fondo negro de alguna viñeta, toda la obra parece estar dibujada con lápiz negro, un elemento al que Delisle le arranca una gama de texturas virtualmente infinita. Quizás sea un efecto de photoshop que imita el trazo del lápiz, pero lo cierto es que se ve muy, muy suelto, muy genuino, y sobre todo muy bello. Cada tanto, el relato es interrumpido por una splah-page en la que el autor mete una ilustración sin textos, en la que retrata con un grado de detalle pasmoso algún edificio o algún paisaje urbano de Shenzhen que le llamó mucho la atención. Son imágenes imponentes, en cuya contemplación te podés colgar horas.
Si sos fan de Guy Delisle, no hace falta que te recomiende este libro. Ahora, si estás pensando en engancharte con las crónicas de este talentoso autor que recorre lugares bizarros, me parece que te van a impactar más Pyongyang, Crónicas de Birmania o Jerusalén, porque tienen todo ese contenido extra de los contextos socio-políticos espesos. Habrá más Delisle en el blog, en los próximos meses.
Published on February 10, 2014 15:52
February 9, 2014
09/ 02: OESTE SANGRIENTO

Ahora bien, ¿cómo te das cuenta de que Oeste Sangriento es un comic brasilero? No hay forma. Si nadie te dice que los autores nacieron en Ciudade Gaúcha y viven en San Pablo, no encontrás en la obra ni el menor indicio de que esto está escrito y dibujado en el Coloso de Sudamérica. Esto no está ni bien ni mal per se, pero me llamó la atención, sobre todo porque la otra novela gráfica de autores brazucas que se editó en Argentina (Banda de Dos, reseñada el 13/03/13) exhibía de modo más que conspicuo su documento de identidad.
Y vamos a frenar ahí las comparaciones con Banda de Dos, para que Oeste Sangriento no se nos vaya tan rápido al descenso. La verdad es que el gran atractivo de esta novela de los gemelos Magno y Marcelo Costa (no alcanzaba con Moon y Bá, por eso el comic brazuca tiene... ¡más gemelos!) pasa por el dibujo. El guión, en cambio, es derivativo, obvio, inverosímil... una colección de clichés que sabemos que funcionan, porque ya los vimos 50.000 veces en las películas. Los gemelos Costa se embarcan en un western sórdido, violento, en el que Frank Jones, el sobreviviente de una masacre, irá en busca de los asesinos de su familia y sus amigos para cobrarse una venganza sangrienta y sin piedad.
Es un planteo básico, para nada original, pero bastane ganchero. Sobre todo porque Frank está en una grosera desigualdad de condiciones respecto del perverso Chartreux (a quien secunda una pandilla de malvivientes bastante bien trabajada desde el guión) y uno se pregunta cómo carajo le puede llegar a ganar. La respuesta es poco convincente, como en tantos films de cowboys en los que el pichi le gana al grosso de modos totalmente inverosímiles.
Un detalle que acentúa la desigualdad entre Frank y los malos es que Magno y Marcelo dibujan a los villanos como gatos y a todos los demás como ratones, o sea que físicamente la diferencia es enorme. De todos modos, ambas razas tienen pulgares reversibles y armas pensadas para que cada uno las pueda levantar y utilizar sin mayor esfuerzo. El de los gatos y los ratones es un efecto visualmente lindo (esto mismo, con protagonistas humanos, quizás se confundía con un western del montón) pero que al nivel del guión sólo aporta confusión, porque el conflicto entre buenos y malos termina por ser una mera manifestación de un odio racial. La brutal diferencia ética entre Frank y Chartreux se empequeñece frente a la diferencia de tamaño, de contextura, de apariencia... muy raro.
El dibujo, por suerte, banca los trapos. Salvo por el “epílogo” en el que Magno se hace cargo de la faz gráfica (y evidencia que el dibujo no es lo suyo), el resto del libro es un verdadero deleite visual. Los gemelos desarrollan a lo largo de casi todo el libro una grilla de tres tiras, con tres cuadros por tira. Parecida a la de Watchmen, pero con viñetas más cuadradas, porque el libro es más cuadrado. Y Marcelo rompe la grilla todas las veces que lo cree necesario, para acentuar los momentos más impactantes del guión. Si bien la composición de las viñetas es correctísima, a veces, cuando se yuxtaponen, se evidencian problemas que entorpecen la composición no de la viñeta, si no de la página. Pero en general, esto se lee muy bien, con un ritmo muy fluído, muy atrapante. Los encuadres están bien, hay mucha variación de ángulos, muy buenas secuencias mudas, los globos están ubicados con buen criterio... muy poco para mejorar en la próxima. Y lo más notable, lo que más me gustó fue el uso del color, aplicado con talento y sensibilidad por Marcelo, y fundamental para apuntalar y sumarle dramatismo e intensidad a los climas que sugiere el guión.
Si querés leer un western típico, sin mayores pretensiones, con tiros, piñas y mala leche, animalitos antropomórficos y dibujos de gran calidad, seguro la vas a pasar bien con Oeste Sangriento. Si buscás una historia más profunda, menos trillada o más verosímil, me parece que Magno y Marcelo Costa te van a dejar con gusto a poco.
Published on February 09, 2014 09:11
February 8, 2014
08/ 02: FANTASTIC FOUR Vol.5

Esa saga está acá. Todo lo que Hickman sembró, lo cosecha en los episodios reunidos en este TPB. Acá pasan tantas cosas que el regreso de Human Torch (que obviamente no estaba muerto) es casi un elemento menor. En realidad no, porque Hickman dedica 50 páginas (casi una novela gráfica, dentro del monumental n°600) a contarnos qué le pasó a Johnny en la Zona Negativa y cómo logró volver. Pero antes y después de eso, tenemos a Annihilus, la armada Kree, los Inhumans, Galactus y los Celestials en una machaca cósmica a todo o nada, con todo el universo en juego. La trama es compleja, y por ahí cuando la tiene que resolver, Hickman la simplifica un toque, porque se da cuenta de que si no, necesita 15 episodios para resolverla. Y así desaprovecha un poquito (no mucho) a una de las amenazas (los Kree).
El resto es todo un in crescendo, hasta llegar a momentos de una tensión impresionante, donde el guionista te tiene agarrado de la garganta y a cada nuevo giro o revelación, uno responde “nah, pará un poco, esto ya es demasiado”. El conflicto más grosso que yo recuerde en la larga historia de los Fantastic Four (que, nos cuenta Hickman, es desencadenado por algo que nos narró en su Vol.1 como si fuera una anécdota casi menor) no lo pueden resolver ni Reed y su grupo ni todos los héroes que se acercan a dar una mano. Lo va a resolver un personaje que viene de otra era, al cual Hickman ya nos había mostrado, y al que no quiero nombrar para no spoilear. Alcanza con decir que es un ser tan poderoso, que al final Galactus se convierte en heraldo suyo. Que Galactus sea tu heraldo es algo así como que Maradona sea tu chofer, Natalia Oreiro tu mucama y Quino vaya con vos a todas las convenciones para cargarte la mochila y las bolsas con lo que te comprás.
La verdad es que el final es tan fuerte, tan impactante y cierra tan bien todas las puntas que abrió Hickman en los tomos anteriores, que no tengo la menor idea de qué puede pasar en el Vol.6, el último que escribe el maestro antes de cerrar esta serie para irse a escribir a los Avengers. Necesariamente tiene que ser una aventura más chiquita, menos ambiciosa, pero ni idea de para dónde puede ir. Quizás para el lado del Dr. Doom, que es un personaje al que, en este tomo, Hickman mantiene inteligentemente en las márgenes del mega-conflicto.
En cuanto al dibujo, tenemos muchas páginas de un Steve Epting no a media máquina, pero por debajo de lo que nos mostró en Captain America y The Marvels Project. Hay páginas tan apuradas, sacadas tan “con fritas” que por momentos parece que amaga con volver el Epting de los ´90, el que dibujaba Avengers en la etapa de Bob Harras, ese que parecía un clon oscuro de John Buscema. Pero claro, en esa época no usaba fotos y acá abusa un poquito de ese recurso. Sin mirar siquiera una foto, Barry Kitson reemplaza a Epting en dos episodios muy bien dibujados, en los que el inglés pone mucho huevo y los coloristas dejan la vida. También hay una linda historia corta dibujada por Farel Darlymple y una muy breve (apenas 6 páginas) dibujadas sin demasiada onda por Leinil Francis Yu. Lo mejor del tomo a nivel visual son esas 50 páginas de Johnny en la Zona Negativa, dibujadas como la San Puta por Carmine Di Giandomenico, un talentosísimo artista italiano que, también sin tocar una foto, le pone onda y personalidad a un trabajo consagratorio para él y para el colorista Andy Troy, que también la rompe. Son 50 páginas casi sin fondos, pero con un nivel de dibujo estremecedor.
Ahora sí, ya estoy a un sólo tomo de terminar la etapa de Jonathan Hickman en Fantastic Four. Me quedan pendientes los tomos de FF, que me los voy a comprar sólo si los veo muy baratos. Prometo entrarle pronto al Vol.6, así ya paso a la (breve) etapa de Matt Fraction.
Published on February 08, 2014 18:06
February 7, 2014
07/ 02: PANNA MARIA

No sé qué se sentirá al leer la novela, pero la historieta es una verdadera joya. El guión nos traslada a Manhattan, a principios del Siglo XX, cuando la isla Ellis era la puerta de entrada para miles de inmigrantes europeos que venían –literalmente- a hacerse la América en los prósperos EEUU. En las primeras 15 páginas, Charyn nos cuenta lo poco que le dura el sueño americano a una inmigrante polaca que, seducida y engañada por el protagonista de la novela (otro polaco, Stefan Wilde), terminará como prostituta en un burdel. En las 15 páginas siguientes, Stefan asume claramente el papel principal y el guionista explora a fondo su relación con las putas, con su patrón (un caudillo del Partido Demócrata) y con Panna Maria, el edificio propiedad del puntero donde funciona el prostíbulo y donde Stefan, que se las da de amo y señor, en realidad es un simple ordenanza.
Para la página 31, llega un sacudón importante: entra en escena Kitty Matlock, la encantadora y aristocrática hija de uno de los capos del Partido Republicano y Stefan se enamora de ella. Acá arranca el segmento más extenso de la novela, una especie de Romeo y Julieta, entre un ordenanza demócrata y una cuasi-princesa republicana. El romance está condenado desde el minuto uno y Charyn nos estremecerá al mostrarnos con crudeza (e incluso cierto vuelo poético) los tremendos costos que pagará Stefan por aferrarse a ese amor a contracorriente. En las últimas 15 páginas, veremos al ordenanza tocar fondo, quedarse ahí un rato largo y eventualmente encontrar una esperanza, un caminito de regreso a Panna Maria, a las calderas y el carbón, y a las prostitutas a las que les mintió con descaro una y mil veces, que al final eran las únicas que alguna vez le tuvieron algún tipo de respeto o de afecto.
En total son 77 páginas inolvidables, repletas de personajes y situaciones muy reales, muy elaborados, sin buenos ni malos, con los que uno rápidamente se encariña. Charyn logra un magnífico equilibrio entre escenas pachorras y escenas más violentas, con bastante acción. Pero lo mejor es que sabe mantenernos atrapados por la trama tanto cuando parece centrarse en la denuncia de las injusticias que padecen los inmigrantes, como cuando se mete a fondo con la rosca política, como cuando la historia parece virar hacia el romance.
Y a todo esto hay que sumarle un manejo impecable de los climas, que corren por cuenta de un Muñoz inspirado, compenetrado, muy al servicio del relato. El genio del claroscuro opta por su grilla más frecuente de los ´80 para acá, la de seis cuadros (y a veces siete) en tres tiras, y rara vez la abandona para probar algo distinto. Cuando lo hace, brinda unas tomas panorámicas del West Side newyorkino que te ponen la piel de gallina. Muñoz aprovecha que Charyn es un experto en narrar mediante escenas mudas, y ahí donde no aparece el diálogo, son las expresiones faciales que conjura nuestro compatriota las encargadas de contarnos qué sucede en las mentes de los protagonistas. Muñoz transmite amores y desamores, respetos y desprecios, sueños y desencantos y hasta piñas y persecuciones con una fuerza expresiva única, inigualable. Ya desde la primera escena, esa primera secuencia de siete viñetas totalmente hipnótica que desemboca en una página de tres cuadros en grilla widescreen, el co-creador de Alack Sinner te avisa que no se piensa guardar nada.
Si te gusta el comic europeo, seguro lo tenés junado a Jerome Charyn por sus colaboraciones con François Boucq, Jacques Loustal, Massimiliano Frezatto, o por El Colmillo de la Serpiente, su otro laburo con Muñoz, que sí se editó en nuestro idioma. Lo cierto es que en su segunda y última colaboración el yanki y el argentino (ambos más famosos en Francia que en sus respectivos países) nos obsequiaron una Historieta Perfecta, que en un mundo más justo debería ser mucho más accesible y mucho más conocida de lo que es hoy. Si podés conseguir Panna Maria, no lo dudes. Garpa aunque no sepas francés, para delirar con los dibujazos de un José Muñoz fuera de escala.
Published on February 07, 2014 11:48
February 6, 2014
06/ 02: LA COMUNIDAD

Este trabajo marca un nuevo pico en la producción conjunta entre el guionista uruguayo Rodolfo Santullo y el dibujante argentino Marcos Vergara, a los que ya vimos colaborar en Valizas y Cena con Amigos.
La Comunidad es una historieta extrema, a todo o nada, sin medias tintas, gobernada principalmente por la tensión, por una tensión exasperante. Me acuerdo que en la reseña de Valizas yo subrayaba la capacidad de Santullo de generar tensión y ponernos nerviosos cuando en realidad pasaba muy poco. Bueno, acá pasa de todo.
La historia es intensa, violenta, por momentos asfixiante. Como en Lord of the Flies, a medida que se deterioran los vínculos solidarios y la cultura y la civilización dejan lugar al “sálvese quien pueda”, la cosa se pone tan espesa, que uno sólo quiere que se termine. Y eventualmente se termina, justo cuando nos enteramos cómo enganchan las escenas de los militares y el camión con todo lo demás. Este es el pase mágico de Santullo, su toque de genialidad.
En las dos secuencias que transcurren en paralelo hay excelentes diálogos que definen muy bien a los personajes. La gran diferencia es que en la línea de los militares Santullo juega a mostrar un procedimiento, un trámite, como mucho un clima que en algún momento se va a enrarecer, mientras que en la línea de Brian, el Miope y el Pincho, el tono es mucho más “in your face” y la acción y la espectacularidad no se hacen rogar en lo más mínimo.
Lo cual constituye un enorme desafío para Marcos Vergara, que creo que nunca habia dibujado una historieta con tanta acción y tanto vértigo como La Comunidad. Una vez más, el prócer de San Nicolás sale muy bien parado y hasta logra transmitirnos la sensación de que a EL MISMO le causan escozor las animaladas que Santullo le hace dibujar. La frialdad de los militares y la salvajada de los... salvajes cobran vida y pegan fuertre gracias al trazo de Vergara, que –según cuenta en el libro- dibujó estas páginas con birome, una herramienta atípica en la historieta argentina actual (me acuerdo que Leo Manco le entraba con la birome a los guiones que le mandaban de Marvel en los ´90) a la que el autor le saca un provecho increíble.
La Comunidad bien podría llamarse La Genialidad. Es una historieta realmente perfecta, perturbadora y definitiva, de esas que se te quedan impregnadas en la mente mucho, mucho tiempo, hasta que te olvides de lo que era una cerca eléctrica.
Published on February 06, 2014 15:56
February 5, 2014
05/ 02: ANIMAL MAN Vol.2

En este segundo tomo, Jeff Lemire repite los vicios que le marcamos en la reseña del Vol.1, allá por el 06/12/12. Básicamente, el capricho de avanzar MUY lento en la historia, con páginas y páginas en las que no pasa nada y con secuencias importantes (o meramente impactantes) sumamente estiradas. Y además pasa LO MISMO que en el Vol.1 de Swamp Thing: Animal Man es re-creado por sus creadores, ahora con más poder, para hacerle el aguante a la imparable amenaza del Rot, que lo llevará a aliarse con la criatura del pantano, seguramente en el Vol.3. En el primer tomo de Swamp Thing ese “argumento” hacía más ruido, porque le robaba a Scott Snyder páginas que necesitaba para presentar mejor a los personajes. Acá, por suerte, la presentación de personajes fue uno de los (no tantos) logros de Lemire en el tomo anterior. Y por si faltara algo, este TPB incluye el n°0, en el que la acción se traslada cinco años al pasado para revelarnos en detalle el origen de Animal Man.
Dos cosas me gustaron mucho: por un lado, las caracterizaciones de Cliff y Maxine, los hijos de Buddy Baker. No es fácil escribir chiquitos creíbles y Lemire lo logró ampliamente. Por el otro, las referencias al Animal Man de Grant Morrison: no sólo hay una explicación o una reinterpretación para los aliens amarillos cabezones que metieron mano en el origen del héroe. Lemire también resignifica la saga central de Morrison, aquella en la que Buddy presenciaba la muerte de su familia y terminaba cara a cara con el guionista escocés, en un intento desesperado para que el demiurgo reviera su decisión de boletear a sus seres queridos.
Después me pareció atractivo el upgrade en los poderes del héroe, y lindo pero muy estirado el subplot de los poderes de Maxine (esto ya había sucedido en la revista de Animal Man de los ´90). El resto, muy aburrido. Lemire le escribe un rol muy choto a Ellen, la esposa de Buddy, todo el tiempo con cara de orto y con planteos de pelotuda que no entendió que su marido ahora es más que humano y tiene responsabilidades mayores. Y lo peor, lejos, es el Annual: una “aventura” paralela, tangencial, en la que a lo largo de casi 40 páginas, Socks (otro personaje bien delineado por Lemire) le cuenta a Maxine una historia que apenas tiene que ver con la trama, totalmente prescindible.
Para remar de alguna manera el embole que plantean los guiones, este tomo tiene un elenco de dibujantes de la San Puta, envidiable para cualquier otro comic del mainstream de DC. Esta vez hay poco Travel Foreman (las portadas y alguna que otra paginita interna), pero no se sufre, porque hay mucho Steve Pugh, que a mí me gusta más. Pugh es un muy buen dibujante de estilo clásico, con mucha destreza para dibujar cuerpos y rostros humanos y al que le copa el tema del terror visceral y los monstruos pasados de rosca, que acá abundan y mucho. En el capítulo donde no está Pugh, tenemos al tano Alberto Ponticelli (que trabajaba con Lemire en Frankenstein), también muy sólido y muy pícaro para zafar de dibujar fondos. Y en el Annual, un invitado de lujo: Timothy Green II, un virtuoso sin límites, un dibujante exquisito, con gran talento para la narrativa y un estilo personal, fino, distinguido, muy alejado de los simios amaestrados que llenan 20 páginas por mes en las series regulares de las Big Two. Este pibe, con tiempo y libertad, puede ser un nuevo P. Craig Russell, o un Travis Charest con buena narrativa. Me encantaría verlo en un álbum francés, a ver si no le pinta una onda medio Humanoides...
Y bueno, dentro de unos meses leeré el Vol.3 (que ya lo tengo comprado) y si ahí la historia no cierra de modo satisfactorio, será momento de hacer guita o cambiar por otra cosa los tres tomos de Animal Man. Ya escuché por ahí que muere un personaje importante y me intriga ver cómo, y sobre todo por qué no lo reviven al toque. Esto no va ni en pedo para el lado que a mí me hubiese gustado que fuera y ni siquiera me estoy divirtiendo, así que no veo muchos motivos para bancarla. Incluso sabiendo que la serie está por terminar y que después del Vol.3 quedarán, a lo sumo, dos TPBs más. Puede fallar...
Published on February 05, 2014 09:04
February 4, 2014
04/ 02: APPROXIMATE CONTINUUM COMICS

En francés, este libro se llama Approximativement y se editó en 2001. Las historietas que reúne son bastante anteriores (1992-96, a ojo de buen cubero) y marcan el inicio de la vertiente autobiográfica de Trondheim, que persiste aún hoy en sus magníficas Les Petits Riens (Little Nothings en la edición yanki que reseñamos un par de veces acá en el blog). Acá las historietas no duran una sóla página, sino varias más, y además están realizadas en blanco y negro. La otra diferencia, quizás menos obvia, es que en Les Petits Riens el autor trata de hablar poco de su profesión y más de su vida privada: sus viajes, su vida familiar, sus hábitos hogareños... Acá también hay algo de eso (menos, porque todavía no habían nacido sus hijos) pero el dato de que Lewis es historietista tiene muchísimo más peso. Todo el tiempo lo vemos interactuar con sus colegas, hablar de dibujo, de otros autores, de los laburos que va colocando en distintas editoriales, de las exigencias de los distintos mercados... Approximativement funciona mucho mejor como un “backstage” de los otros álbumes de Trondheim, especialmente de La Mouche, su clásico mudo de 1995.
Me falta un dato importante y es que Trondheim decide contarnos su vida en clave de humor. Las anécdotas reales están “barnizadas” para acentuar sus aristas más cómicas o más patéticas, y además mezcladas con sueños, recuerdos de la infancia y momentos en los que el autor no muestra lo que sucede en el mundo real, sino lo que fantasea él en su fuero íntimo. Y además hay algo así como un mensaje, o por lo menos pareciera que Trondheim usa estas historietas como una especie de catarsis, para discutir ciertos temas consigo mismo, temas que hacen a su forma de relacionarse con la gente, con el laburo, con sus propias fobias, angustias y rayes. Al final, con 144 páginas de historieta a cuestas, el ídolo nos da a entender que todo esto le sirvió para aprender, para madurar, para pasar en limpio ciertas cuestiones.
Como hace años que sigo a Trondheim en su vertiente autobiográfica, los relatos en sí me sorprendieron poco. Me reí, me pareció alucinante ver en los roles secundarios a genios como Emile Bravo, David B., Patrice Killoffer o Dupuy y Berberian, pero todo estaba dentro de lo (más o menos) esperable. Lo que realmente no me esperaba era la calidad del dibujo. Esto está al mismo nivel, o un toquecito por encima, de lo que hacía Trondheim en los álbumes de Lapinot (que son de esta misma época) y mínimamente por debajo de su mejor nivel, que es el que logra a fines de los ´90 con Le Donjon y mantiene aún hoy.
A nivel narrativo, esto está a medio camino entre Les Petits Riens y los álbumes “aventureros”. Es decir, ni se zarpa con miles de páginas de uno o dos cuadros (y a veces tres o cuatro) con unos dibujos devastadores, ni te clava esas páginas de 11 o 12 cuadros en los que el dibujo apenas se ve. Approximativement tiene un formato muy parecido al del comic yanki y las grillas que elige Trondheim para armar sus páginas van para ese lado. Hay tres páginas de una secuencia alucinante (protagonizada por La Mouche), hasta las bolas de viñetas microscópicas, y una secuencia de una página en la que Emile Bravo narra una anécdota en 12 viñetas, pero se nota claramente que son recursos que utiliza Trondheim para controlar y ajustar mejor el tempo narrativo, no porque “se quedó sin espacio” para contar lo que quería contar. Y el dibujo, el grafismo en sí, está logradísimo, con personajes muy expresivos, un lenguaje corporal fluído y muy gracioso, la clásica línea “semi-tembleque” y un inmejorable equilibrio entre espacios blancos y masas negras.
Precursora en el género de la autobiografía, repleta de grandes momentos y con un elenco de personajes secundarios demasiado grosso para ser real, Approximativement parecía una obra menor, marginal dentro de la obra de Lewis Trondheim, pero terminó por pelar tantos hallazgos que se integró a la lista de títulos fundamentales de este genio del comic francés.
Published on February 04, 2014 17:19
February 3, 2014
03/ 02: SEGUNDO CIRCULO

Segundo Círculo tiene dos problemas, uno menor y uno grave. El grave es que tiene varios errores de tipeo y faltas de ortografía en los textos. Parece una joda: dos guionistas y un editor, que supuestamente leyeron esta historieta más de una vez cada uno, no detectaron ni corrigieron errores tanto en los globos de diálogo como en los textos complementarios que firman los guionistas a modo de postfacio. Una cagada, porque los diálogos son realmente brillantes, muy reales, muy ricos, muy dinámicos, muy afilados.
Y el problema menor es que hay muchas, muchas páginas de 10, 11 o 12 viñetas, en las que el dibujo de Luján no tiene espacio para lucirse. Y menos cuando esas páginas coinciden con el momento en que los guionistas recurren a los diálogos para explicar algo de lo que está pasando. Así tenemos páginas repletas de viñetas muy chiquitas, a su vez tapizadas de globos bastante prominentes. Y claro, la calidad del dibujo se resiente, porque Luján no tiene espacio para elegir buenos encuadres, ni para meter detalles, ni para nada más que lo estrictamente indispensable.
El resto, la verdad que me encantó. Me encontré con una historia muy básica (una chica está en peligro y su enamorado debe convertirse en héroe para rescatarla) a la que Zylberbeg y Menéndez condimentaron con un montón de elementos infrecuentes en la historieta argentina actual, que acá funcionan muy bien: una ambientación de ciencia-ficción, un ritmo aventurero, vertiginoso, con espacio para una generosa dosis de machaca, un tono de comedia bastante picante, locaciones muy atractivas y lo más interesante: un protagonista muy bien trabajado, rodeado de un interesantísimo elenco de secundarios. Por ahí los villanos tienen bastante menos desarrollo, pero con la onda de Ezequiel, Alejandro, Penélope y Mandy alcanza y sobra para mantenernos involucrados las 68 páginas que dura la historieta.
Resalto las palabras “infrecuente en la historieta argentina actual”. No sé qué leen estos guionistas, pero me encantó la onda alienígena que tiene esta historieta, esa sensación tan copada de estar leyendo algo que no se parece mucho a nada. Me encanta leer historieta argentina que funcione y a la que no se le noten resabios de Oesterheld, Breccia, Trillo, Divito, Oski, el Loco Barreiro, Ferro, Muñoz, Oswal, Robin Wood o los que quieras. Me gusta que la mala leche, las groserías y algún detalle medio sexópata estén bien integrados a la trama central y no la eclipsen ni la reemplacen, me gusta que los personajes tengan tanto o más peso que la trama, que te dejen pidiendo a gritos una secuela, que no se vea en lo autores la intención de bajar línea ni de hacerse los poetas o los sofisticados. Hay tanto de eso, que un poco de lo otro nunca viene mal.
Quiero ver más trabajos de Zylberbeg y Menéndez y quiero que en la próxima obra de Rodrigo Luján lo dejen dibujar menos cuadros por página, para que se luzca más su dibujo (con esos fondos laburadísimos, como los de Juan Sáenz Valiente o Pablo Túnica, y esos rostros super-expresivos) y su color, que es espectacular. Segundo Círculo es un soplo de aire fresco en el panorama de la historieta argentina, que sopla más o menos para el mismo lado que la Liga del Mal, es decir, para el lado de un comic de género, pensado para entretener sin mayores ambiciones, pero con una solidez muy notable y muy bienvenida. Ojalá esta edición se agote rápido, así Llanto de Mudo la reedita SIN los errores de tipeo y de ortografía, que tanto empañan el resultado global.
Published on February 03, 2014 15:31
February 2, 2014
02/ 02: EMPIRE

Es muy loco la cantidad de fichas que Empire le juega al formato, a subrayar desde ahí que esta no es una historieta más. Si los comics normales teían 32 páginas, este tiene 112. Si aquellos eran de 25 x 17, este es de 23 x 30. Ningún ganchito, este tiene lomo. Las tapas son gruesas, de cartulina, no de papel. Contra el rotulado manual de las revistitas, acá tenemos tipografías mecánicas. Y si en el comic normal se trabajaba con coloristas que armaban esas cuatricromías medio chotas, con una (limitada) combinación de cyan, magenta, amarillo y negro, acá Chaykin puede limar y levantar un vuelo formidable trabajando con color directo. Claramente, esto era algo revolucionario.
¿Y la historia, qué onda? Básicamente es la historia de una mina que se propone derrocar a un imperio. Y le sale todo muy bien. Paso a paso (en la ilustra tradición de Mostaza Merlo) el plan de Qrelon se desarrolla sin fisuras, no sin peligros, no sin peripecias que exigirán mucho coraje por parte de la rebelde y sus aliados (y pésima puntería por parte de sus enemigos), y no sin momentos donde parece que se pudre todo. Pero no. El imperio va siempre dos pasos atrás de Qrelon y casi no lo vemos como una amenaza, sino como un obstáculo de relativa envergadura. Al final, Delaney pegará un giro interesante y revelará que Qrelon no lucha por la gloria ni por el poder, sino para liberar a la galaxia del control de la información, que era lo que hacía realmente imbatible al imperio. De pronto, la información se hace de todos, se empieza a compartir de otra manera y florecen mágicamente nuevas ideas donde antes había miedo y opresión.
No es el re-guión y tiene un problema importante, que es que está muy pensado en términos literarios. Visualmente, las locaciones y las aventuras que imagina Delaney dan mucho jugo. La cagada es que el relato en sí se empantana un poco en textos muy bien escritos, pero que no terminan de encajar con el ritmo que requiere una epopeya narrada en un lenguaje como el de la historieta. Y repito que los textos están muy bien y son muy útiles para darle más sustancia a los personajes (buenos y malos) y para compensar un uso de los globos de diálogo bastante minimalista.
El laburo de Chaykin es monumental, sin dudas al nivel de lo mejor de su carrera. A pesar de que tiene las técnicas y el formato idóneo para hacerlo, Chaykin nunca se convierte en ilustrador. Te detona la mente con esas imágenes gloriosas, pero siempre todo está en función de la narrativa. Casi todas las páginas tienen menos de cuatro viñetas, con lo cual el ídolo le puede poner TODO a cada una y hacerlas memorables. Las grillas (widescreens y anti-widescreens, con los cuadros en vertical) son zarpadas y las páginas “libres”, donde las viñetas no tienen marcos son verdaderas orgías.
Si sos fan de Samuel Delaney, por ahí esto te parece menor dentro de su bibliografía. Ahora, si sos fan de Howard Chaykin, te aseguro que tu forma de ver, leer y disfrutar las historietas del maestro va a cambiar radicalmente cuando te encuentres con Empire. Aguante la información libre, de todos y para todos.
Published on February 02, 2014 15:54
February 1, 2014
01/ 02: LOS MAS VENDIDOS DE ENERO

Veamos qué fue lo que más se vendió.
1) Gaturro Vol.22 (De la Flor)
2) Shankar Vol.2 (Loco Rabia)
3) Transmundo (Colihue)
4) Shankar Vol.1 (Loco Rabia)
5) Navarrito (La Duendes)
6) Jim, Jam & el Otro Vol.3 (Pictus)
7) El Sombra (La Duendes)
8) Barlovento (Napoleones Sin Batallas/ Entelequia)
9) Términus Vol.4 (Términus)
10) Sónoman Vol.2 (De la Flor)
La abominación felina de Nik se volvió a quedar con el primer puesto, pero lo ganó con muchísimo menos margen que en Diciembre. Mi predicción es que va a aparecer en mitad de tabla en el ranking de Febrero y para Marzo ya va a estar en el pelotón de los que no figuran ni por casualidad.
Me gusta este ranking por dos cosas. Primero, tres novedades del mes en los puestos 5, 6 y 7 es siempre una buena noticia, una señal de que los comercios responden a lo que proponen los editores. Y segundo, no hay una editorial hegemónica, no se llevó cinco posiciones el mismo editor, sino que hay siete editoriales en el ranking y ninguna tiene más de dos títulos entre los más vendidos.
Esta vez la hegemonía pasó a manos de... una dupla creativa! Con cuatro obras distintas, publicadas por tres editores distintos, Mazzitelli y Alcatena se quedaron con los puestos 2, 3, 4 y 8, algo que no pasó nunca, ni con Liniers, ni con Gustavo Sala, ni con NADIE. Muy raro y muy notable.
Y bueno, supongo que la caída en las ventas, la merma en la cantidad de pedidos, va a llegar este mes, que además coincide con el anuncio de poquísimas novedades (prácticamente nada) por parte de las editoriales. Ojalá no sea un bajón muy abrupto, porque –como vimos el año pasado- Marzo tampoco es garantía de nada y en Abril, entre feriados y viajes, voy a laburar en la distribución menos de medio mes. Si en Febrero la venta es muy chota, haremos a principios de Abril un ranking de Febrero + Marzo, para no perder un día que a mí me sirve para reseñar un libro más de mi grosero pilón de lecturas pendientes...
Published on February 01, 2014 15:51
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