09/ 02: OESTE SANGRIENTO

Hoy tenemos una vez más comic brasilero, pero con una novedad sumamente bienvenida: comic brasilero publicado en Argentina, traducido a nuestro idioma nada menos que por Eduardo Santillán Marcus, un verdadero pontífice de la religión de las viñetas.
Ahora bien, ¿cómo te das cuenta de que Oeste Sangriento es un comic brasilero? No hay forma. Si nadie te dice que los autores nacieron en Ciudade Gaúcha y viven en San Pablo, no encontrás en la obra ni el menor indicio de que esto está escrito y dibujado en el Coloso de Sudamérica. Esto no está ni bien ni mal per se, pero me llamó la atención, sobre todo porque la otra novela gráfica de autores brazucas que se editó en Argentina (Banda de Dos, reseñada el 13/03/13) exhibía de modo más que conspicuo su documento de identidad.
Y vamos a frenar ahí las comparaciones con Banda de Dos, para que Oeste Sangriento no se nos vaya tan rápido al descenso. La verdad es que el gran atractivo de esta novela de los gemelos Magno y Marcelo Costa (no alcanzaba con Moon y Bá, por eso el comic brazuca tiene... ¡más gemelos!) pasa por el dibujo. El guión, en cambio, es derivativo, obvio, inverosímil... una colección de clichés que sabemos que funcionan, porque ya los vimos 50.000 veces en las películas. Los gemelos Costa se embarcan en un western sórdido, violento, en el que Frank Jones, el sobreviviente de una masacre, irá en busca de los asesinos de su familia y sus amigos para cobrarse una venganza sangrienta y sin piedad.
Es un planteo básico, para nada original, pero bastane ganchero. Sobre todo porque Frank está en una grosera desigualdad de condiciones respecto del perverso Chartreux (a quien secunda una pandilla de malvivientes bastante bien trabajada desde el guión) y uno se pregunta cómo carajo le puede llegar a ganar. La respuesta es poco convincente, como en tantos films de cowboys en los que el pichi le gana al grosso de modos totalmente inverosímiles.
Un detalle que acentúa la desigualdad entre Frank y los malos es que Magno y Marcelo dibujan a los villanos como gatos y a todos los demás como ratones, o sea que físicamente la diferencia es enorme. De todos modos, ambas razas tienen pulgares reversibles y armas pensadas para que cada uno las pueda levantar y utilizar sin mayor esfuerzo. El de los gatos y los ratones es un efecto visualmente lindo (esto mismo, con protagonistas humanos, quizás se confundía con un western del montón) pero que al nivel del guión sólo aporta confusión, porque el conflicto entre buenos y malos termina por ser una mera manifestación de un odio racial. La brutal diferencia ética entre Frank y Chartreux se empequeñece frente a la diferencia de tamaño, de contextura, de apariencia... muy raro.
El dibujo, por suerte, banca los trapos. Salvo por el “epílogo” en el que Magno se hace cargo de la faz gráfica (y evidencia que el dibujo no es lo suyo), el resto del libro es un verdadero deleite visual. Los gemelos desarrollan a lo largo de casi todo el libro una grilla de tres tiras, con tres cuadros por tira. Parecida a la de Watchmen, pero con viñetas más cuadradas, porque el libro es más cuadrado. Y Marcelo rompe la grilla todas las veces que lo cree necesario, para acentuar los momentos más impactantes del guión. Si bien la composición de las viñetas es correctísima, a veces, cuando se yuxtaponen, se evidencian problemas que entorpecen la composición no de la viñeta, si no de la página. Pero en general, esto se lee muy bien, con un ritmo muy fluído, muy atrapante. Los encuadres están bien, hay mucha variación de ángulos, muy buenas secuencias mudas, los globos están ubicados con buen criterio... muy poco para mejorar en la próxima. Y lo más notable, lo que más me gustó fue el uso del color, aplicado con talento y sensibilidad por Marcelo, y fundamental para apuntalar y sumarle dramatismo e intensidad a los climas que sugiere el guión.
Si querés leer un western típico, sin mayores pretensiones, con tiros, piñas y mala leche, animalitos antropomórficos y dibujos de gran calidad, seguro la vas a pasar bien con Oeste Sangriento. Si buscás una historia más profunda, menos trillada o más verosímil, me parece que Magno y Marcelo Costa te van a dejar con gusto a poco.
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Published on February 09, 2014 09:11
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Andrés Accorsi
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