Andrés Accorsi's Blog, page 156
May 15, 2014
15/ 05: LA MUJER SENTADA

En este caso puntual, la única diferencia, lo único que tengo para agregar respecto de lo ya expresado en la reseña de Los Pollos No Tienen Sillas (publicada el 21/12/12) es que este título fundamental en la bibliografía de Copi nunca se había publicado en nuestro país. Eso que era virtualmente un disparate, se subsanó en 2013, cuando el sello El Cuenco de Plata lanzó la edición nacional (a un precio medio zarpado, pero bue...).
El resto está todo enrolado en los mismos parámetros que el libro anterior de esta serie y no me quiero citar ni repetir. Por eso me limito a recomendar la relectura de esa reseña y la compra de La Mujer Sentada, sobre todo a los que quieran entender por qué Copi es considerado un genio vanguardista en el campo de la historieta humorística.
Tengo un tercer libro de Copi para leer más adelante, y por ahí cae en un momento en que tenga más tiempo para buscarle otra vuelta a la lectura y tratar de generar alguna idea novedosa a la hora de reseñarlo. Por ahora, esto es lo que hay.
Published on May 15, 2014 09:29
May 14, 2014
14/ 05: INSPECTEUR MORONI Vol.2

Vamos a despachar esto rapidísimo. Por suerte es el Vol.2 de una serie cuyo Vol.1 leí la semana pasada, así que si escroleás un toque para abjao y releés la reseña del primer tomo vas a tener bastante claro de qué se trata esta serie de Guy Delisle.
Por supuesto, zafo de hablar del dibujo, porque este tomo está dibujado exactamente en el mismo estilo, con la misma puesta en página y la misma paleta de colores. Todo excelente, además.
Y la diferencia grossa está en el guión, porque esta vez Delisle apuesta por una no-aventura. Deja que la comedia de enredos se coma toda la trama, no la matiza (como la vez pasada) con un caso policial. Este vendría a ser el “Las Joyas de la Castafiore” del Inspector Moroni: un álbum que transcurre todo puertas adentro (en el departamento del protagonista o en los despachos de la central de policía donde trabaja) y que se basa en situaciones chiquitas, minúsculas diría yo, casi imperceptibles. Expedientes que van y vienen, una máquina expendedora de café... boludeces, detalles en los que Delisle deja reposar una comedia muy graciosa, con el timing perfectamente controlado para lograr ponernos un toque nerviosos. Porque claro, los personajes son todos una basura: fóbicos, mezquinos, pusilánimes, celosos, genuflexos, fármaco-dependientes...
Se supone que Moroni es “el bueno”, pero está demasiado trastornado para que nos genere algún tipo de simpatía. La relación con su perro Vanceslas se hace más explícita y cuanto más ahonda Delisle en ella, más enroscado parece todo. Y su relación con mujeres que no sean su madre... mejor ni hablar. Por suerte, de todas estas freakeadas salen escenas de gran comicidad.
Me queda un tomo más sin leer, a ver si vuelven las persecuciones y los tiros, además de los chistes y los enredos. Creo que esto nunca se publicó en castellano, pero realmente amerita, porque son historias muy bien escritas y magníficamente dibujadas que, además de entretenernos un rato, nos invitan a que nos mofemos de la cana, sus procedimientos y sus intrigas palaciegas puertas adentro. No está nada mal.
Published on May 14, 2014 12:16
May 13, 2014
13/ 05: DAREDEVIL Vol.4

El primer episodio es un “emparchemos rápido el bolonki del arquito anterior”, una vuelta para atrás de lo sucedido en Latveria, que nos permite tener a Daredevil de nuevo operando al 100% de sus capacidades. ¿O no? ¿O de tanto manoseo mental quedó medio chapita? Eso se indagará más adelante. Estas primeras páginas le reservan un rol muy interesante a Hank Pym, al que Waid aprovecha para trazar un paralelismo entre él y Matt Murdock definido con habilidad maradoniana. Iron Man y el Doctor Strange, en cambio, están un poquito desaprovechados.
De ahí hasta el final del tomo, se vienen un montón de sacudones para el Cuernitos, que tienen que ver básicamente con sus vínculos afectivos. Foggy Nelson, la fiscal Kirsten McDuffie, una chica ciega llamada Milla Donovan que está internada en un neuropsiquiátrico y que alguna vez (creo que en los números de Brian Michael Bendis que tengo ahí, sin leer) fue esposa de Matt Murdock... todo el entorno se vuelve en contra de Daredevil, en parte como consecuencia de cagadas, negligencias y ganas de no ver la realidad, y en parte por el accionar de un nuevo villano, el Coyote, que hace un uso muy original del poder de teleportarse y mover cosas a través de agujeros negros.
Lo mejor es cómo Waid logra ensamblar la lucha de Daredevil contra el villano con el caso que tiene que resolver Matt para que la Justicia no condene a una inocente. Acá queda claro que sólo Matt Murdock puede ser Daredevil. No da, como dio con Iron Man, Batman, el Capi América, o –hasta hace muy poquito- con Spider-Man, para poner a alguien más abajo de ese disfraz. Y eso es mérito de un guionista que le pone todo al personaje, que lo define a la perfección porque lo entiende a la perfección. Después, las sagas en sí, van y vienen, hay mejores y peores. Lo que no se le puede discutir a Waid es eso, el amor por el personaje y las capas de complejidad que le puede añadir simplemente por el hecho de quererlo y comprenderlo como si fuera un amigo de toda la vida, no un héroe de papel y tinta.
Una vez más, Waid la rompe en un flashback, más precisamente el episodio ambientado en los primeros días de funcionamiento del estudio de abogados de Matt y Foggy. No quiero contar nada de la trama, pero está tan bien llevada que uno quisiera releer toda la primera etapa de Daredevil reversionada por Waid. Por supuesto suma fantastillones de puntos el hecho de que estas páginas estén dibujadas como los fuckin´ dioses por el ídolo Mike Allred, que pela unos ángulos y unas composiciones realmente magníficas.
En los cinco episodios restantes tenemos a Chris Samnee en un muy buen nivel, un poquito más “careta”, menos personal que en otros trabajos suyos. Incluso cuando renuncia a ese claroscuro que era su marca de fábrica y le salía tan bien, Samnee se muestra siempre cuidadoso en la narrativa, generoso para dibujar fondos y afiladísimo para las expresiones faciales, que acá –al girar todo en torno al posible desequilibrio mental del protagonista- tienen muchísimo peso. Y lo de “menos personal” tomalo con muchas pinzas. Al lado de la gran mayoría de los simios amaestrados para llener 20 páginas por mes en los títulos de Marvel o DC, estamos ante un artista con una personalidad avasallante, con una impronta fuerte y reconocible, a años luz de los clones de los dibujantes de moda o de los infinitos Juan Carlos Flicker. Samnee no es Allred, ni David Ajá, pero felizmente la rompe sin repetir, sin soplar y sin tirarse a chanta en un título lleno de escenas muy difíciles de pilotear.
No me acuerdo si tengo más tomos de Waid sin leer. Pero completé lo de Bendis y no veo la hora (diría Matt) de entrarle a esos dos TPBs gordísimos, con bocha de números de una etapa de Daredevil muy querida por los fans. Excelsior!
Published on May 13, 2014 14:05
May 12, 2014
12/ 05: EL CONDENADO

Me gusta porque Saccomanno arranca presentando con muchas pilas un status quo que jamás tuvo pensado conservar. En el primer episodio ya te tira la onda de que no te va a contar la vida de Clouzot en la cárcel de Cayena, sino que al toque se va a fugar. Y al toque se fuga, y deja de ser “el condenado”, para pasar a ser “el fugitivo”. Un par de episodios, porque después se convierte en un errante, un tipo que va para donde sopla el viento; y todo eso en los flashbacks, porque en el presente el tipo vive lo más tranquilo en Australia, donde se lo conoce como un escritor que escucha y cuenta historias en un bar cualquiera. Y lo más lindo es que no pasa lo que pasaría en una película yanki: obviamente en la versión Hollywood de El Condenado veríamos cómo Clouzot vuelve a Francia a resolver el crimen que le endilgaron, para demostrar su inocencia y limpiar su nombre, mientras lo persiguen la policía y algún villano vinculado a su pasado como recluso en Cayena. Por suerte, en la versión de Saccomanno a Clouzot le importa un carajo limpiar su nombre. El tipo asume que ya perdió todo lo que tenía para perder y empieza de nuevo, de cero.
Las aventuras de este primer tramo están bien: tienen unas cuantas sorpresas, pasan cosas bastante impactantes y hay espacio para desarrollar a los personajes, por lo menos como se desarrollaban los personajes en la historieta argentina de los ´70. Lo que no me cierra es el ritmo, MUY pachorro, muy lastrado por esa impronta literaria tan típica de Saccomanno, con mucho diálogo y miles de bloques de texto en los que se luce una prosa florida, riquísima... que queda mucho mejor en un cuento o en una novela que en un comic. Estuve todo el libro esperando más secuencias con indios como la de la página 46, porque los indios no hablan y necesitaba un respiro ante tanto palabrerío. Por suerte (y hablando en serio) casi todos los episodios tienen una linda secuencia muda, en la que los que cuentan la historia son los dibujos de Mandrafina.
Es muy notable observar cómo evoluciona el estilo gráfico de Mandrafina a lo largo de estos nueve episodios. Para el final, ya se ve claramente al Cacho de siempre, al que se consagró en Savarese y no paró de romperla desde entonces. Al principio, en cambio, se ve a un dibujante más genérico, menos personal, con algunos rasgos típicos de Lito Fernández (que fue quien lo introdujo en el mundo del dibujo profesional), con esos cross-hatchings en los fondos típicos de Arturo Del Castillo y con mucho de los dibujantes clásicos norteamericanos. Lo más interesante aparece cuando Mandrafina juega a convertir a El Condenado en Mort Cinder y extrema las iluminaciones para llevarlas a un claroscuro tremendamente brecciano, a todo o nada, a veces complementado con esos efectos de raspados, o de texturas logradas con esponjas, que tanto le gustaban al Viejo. Cuantas más sombras le permite poner la escena, más se luce el trabajo de Mandrafina y más se enrarece esta aventura -a priori tan clásica- con esos trucos breccianos que años más tarde afanaría sin piedad Frank Miller.
En fin, a la primera etapa de El Condenado se le notan bastante los casi 40 años que tiene a cuestas. Si sos fan de la historieta argentina clásica, supongo que no te importará en lo más mínimo y la disfrutarás a lo loco. Y si no, recomiendo empezar por la etapa más reciente de la serie, donde vas a ver a un Mandrafina y un Saccomanno más afilados, más aggiornados, más asentados cada uno en su estilo. Si eso te ceba mal, siempre hay tiempo para volver para atrás y enterarte cómo empieza la saga de Marcel Clouzot.
Published on May 12, 2014 14:33
May 11, 2014
11/ 05: HAPPY!

Happy! es un thriller truculento, desolador, sumergido en una mala leche tremenda. El protagonista es Nick Sax, un ex-policía al que le cagaron la carrera y la vida y se convirtió en un hijo de puta drogadicto, borracho y cínico que para la olla laburando como asesino a sueldo. Sax recibe el encargo de boletear a tres hermanos y, por error, mata a cuatro. Eso que parece una nimiedad desencadena una serie de kilombos mayúsculos y hace que tanto los mafiosos más heavies como los policías más corruptos se lancen a la caza de este personaje violento e inescrupuloso como pocos. Y ahí llega Happy, una especie de burrito/unicornio azul, con alas y cara de dibujito animado. ¿Qué hace ese personaje bonito, ingenuo y lleno de esperanza en el mundo recontra-sórdido de Nick Sax? Eso es lo que va a explorar Morrison a lo largo de estas páginas.
Del contrapunto entre Nick y Happy van a salir las mejores escenas del tomo, y además el animalito va a lograr que el asesino, además de escapar de sus perseguidores, se involucre en el escabroso misterio de un pervertido disfrazado de Papá Noel que tiene secuestrados a una docena de nenes y nenas para abusar de ellos y después matarlos en plena Nochebuena. Por supuesto, el protagonista zafa de peligros medio extremos y si sus enemigos tuvieran un mínimo de puntería, habría sido boleta antes de la página 25. Pero bueno, son convenciones del género. Lo bueno es que, en medio de un vendaval de tiros, piñas y fierrazos a la cabeza, Morrison hace crecer la tensión página a página y logra resolver todos los conflictos con maestría en un final absolutamente satisfactorio y bastante impredecible.
Para dibujar este festival de la corrupción, la depravación y la mugre, el escocés convocó nada menos que a Darick Robertson, con quien no había trabajado nunca. Y se sacó la lotería, el PRODE y el Quini 6. Robertson nunca dibujó mejor que en esta historieta. Acá deja, literalmente, la vida en cada viñeta. Por momentos, Robertson se vuelve tan realista, mete tantos detalles que parece Brian Bolland o un Phil Jimenez muy inspirado. Visto de lejos, parece Dave Gibbons entintado en un estilo oscuro. Como siempre, el dibujante de Transmetropolitan y The Boys saca a relucir su chapa cuando puede coquetear con el grotesco y acá las oportunidades sobran. También se luce en los paisajes urbanos realistas, en las escenas de machaca y en otra especialidad suya, que es el gore. Un trabajo realmente magnífico de Robertson, que cambia de colorista a mitad de camino sin resentirse en lo más mínimo.
Creo que desde aquellos numeritos de Spawn de hace mil años que Morrison no publicaba en Image. Por suerte eligió para Happy! al sello hoy más identificado con la historieta de fuerte impronta autoral, el que más cabida le da a los grandes autores que se proponen crear conceptos que no encajan en el mainstream, o a los que sueñan con ver a sus comics convertidos en películas o series sin que los millones se los lleven Disney o Warner. Y ya que estaba, el escocés nos regaló una gema al límite de lo impublicable, dibujada como la San Puta, con la que demostró ser torazo en rodeo ajeno, porque –repito- esto parece mucho más un comic de Ennis o de Millar que uno de Grant Morrison. Y si no te gusta, me chupa la happy.
Published on May 11, 2014 14:12
May 10, 2014
10/ 05: HIRAM LOWATT & PLACIDO Vol.2

Esta vez, David B. acierta al bajarle el nivel al delirio. En el tomo anterior, el verosímil se hacía añicos rápidamente, cuando Hiram Lowatt y Placido debían vérselas con una revuelta liderada por... objetos que cobraban vida y raciocinio, algo a priori bastante insostenible. Para esta segunda aventura, el guionista vuelve a optar por un clima espeso, enrarecido, pero esta vez el peligro es mucho más real y más creíble. La aventura gana en tensión, todo el tiempo está la sensación de que los protagonistas la van a pasar muy mal, y de hecho viven peripecias realmente al límite. Les Ogres (que así se titula la historia) supera a su antecesora en intensidad y se anima a darle un rol más activo al atildado Lowatt y su compañero, que ya no parecen meros testigos, sino que se ven profundamente involucrados en una trama vibrante, densa, por momentos muy shockeante por el nivel de las atrocidades que David B. le hace cometer a los malos.
Este guión habría sido sublime, una verdadera joya del terror fino, con vuelo poético, si Blain lo hubiese dibujado en el estilo del Vol.1, es decir, pensado para color directo y trabajado con esas técnicas pictóricas alucinantes que vimos en la primera saga. En este segundo álbum, sin embargo, Blain se inclina por un trabajo más tradicional, en el que entrega los lápices entintados para que los coloree Walter (el siempre eficaz colorista de los primeros álbumes de La Mazmorra, entre otros hitazos). El resultado es excelente, porque Blain es un capo en todos los estilos y todas las estéticas. Acá lo vemos más cerca de sus trabajos más conocidos, como Isaac le Pirate o Gus, o incluso sus tomos de La Mazmorra. Es ese claroscuro fuerte, con amplias masas de negro y una infinidad de trazos finitos de plumín que aportan texturas, detalles y efectos de iluminacióny que queda perfecto con un color plano, sin volúmenes.
Para tratarse de un comic francés, Les Ogres tiene una narrativa muy yanki: cero páginas de 10 u 11 cuadros, muchas páginas de 9 cuadros con la grilla de Watchmen, muchos primeros planos y planos americanos, escenas a contraluz resueltas con siluetas, poco texto en cada viñeta... Todas decisiones que tienen que ver con darle un ritmo trepidante a una aventura repleta de acción, violencia y gore a niveles poco frecuentes en el comic europeo.
El primer libro de Hiram Lowatt y Placido me había gustado mucho, pero este me resultó mucho mejor. Si te copás con una historieta de género fuerte y atípica, esta aventura que proponen David B. y Christophe Blain te va a hacer pasar un excelente momento.
Published on May 10, 2014 16:26
May 9, 2014
09/ 05: MADMAN BOOGALOO!

Este librito noventoso reúne dos team-ups de Madman con otros héroes, también del palo creator-owned que, al igual que la creación de Mike Allred, pasaron por varias editoriales.
El primer team-up es con Nexus, la genial creación de Mike Baron y Steve Rude. La aventura tiene apenas 24 páginas y está básicamente escrita por Baron, sobre una idea armada a medias con Allred. Las primeras 20 páginas son la nada misma, se nota a ocho cuadras que los autores no tenían idea de qué carajo querían hacer y terminar por armar un chiste que, contado en 8 páginas, por ahí era gracioso y contado en 24 es una gansada cósmica.
¿Por qué zafa la historia? Por las últimas cuatro páginas, en las que todo se resuelve con un muy buen homenaje al inmortal Michael Jackson (en 1996, cuando estaba vivito y culeando, aunque ya lejos de su mejor nivel), por los diálogos que son MUY cómicos, y porque Steve Rude se dibuja la vida, como casi siempre.
El team-up con The Jam es más largo, tiene 48 páginas, que Allred co-escribe con Bernie Mireault. El dibujo corre por cuenta de Mireault, excepto cuando aparece Madman, que está claramente dibujado por Allred. El guión es otra pavada atómica, que avanza lento y no aporta nada. Se nota que los autores se están divirtiendo, pero yo como lector me aburrí bastante. De nuevo, esto mismo en... 16 páginas podría haber zafado decorosamente. En 48 se hace infumable.
¿Qué tenemos para rescatar? Algunos diálogos ingeniosos, los muchos (y no tan obvios) homenajes a Maurits Cornelis Escher y –de nuevo- la gran calidad del dibujo. Mireault le pone todo a la narrativa, a las texturas, a los fondos y se luce en las onomatopeyas y en las puestas en página limadas, como para que todo se vea obscenamente bien.
Para sintetizar, este librito se puede comprar sólo si sos MUY fan de Madman y querés tener TODAS sus apariciones, o si coleccionás comics por los dibujos y querés lucir en tu biblioteca 24 hermosas páginas de Steve Rude y 48 de Bernie Mireault. Caso contrario, seguí de largo y salí a cazar las sagas realmente interesantes de Madman, Nexus o The Jam, que seguro vas a encontar unas cuantas.
Published on May 09, 2014 15:45
May 8, 2014
08/ 05: LA FRANÇAISE Vol.2

Por supuesto, la reseña empieza con la recomendación de leer (o releer) el texto publicado acá el 04/10/11. Y ahora sí, nos metemos con el Vol.2, del que Trillo llegó a esbozar el argumento y a escribir el guión de las primeras 8 ó 9 páginas. De ahí en adelante, Túnica tomó las riendas y se convirtió en el guionista encargado de llevar a buen puerto esta historia repleta de pasiones descontroladas, denuncia social, misterios bastante sórdidos y muertes escabrosas. Sin olvidarse nunca de que está contando un policial (un “polar”, dirían los franceses), Túnica le da bastante bola a la trama romántica (el triángulo entre Berta, Enrico y Dolores) y no descuida tampoco el aspecto socio-político, ese que nos muestra las profundas desigualdades de aquella próspera Buenos Aires de 1926 y nos cuenta de qué jugaban los anarquistas, cómo conservaban sus prebendas los “chicos bien” de la Sociedad Rural, cómo vivían (y sufrían) las prostitutas “importadas” de Francia y Polonia y un largo etcétera. La reconstrucción social de la época es, sin dudas, uno de los puntos decididamente fuertes de La Française.
Al igual que el Vol.1, esta segunda parte se despega un poco de las otras obras de Trillo por no tener mujeres en los roles protagónicos. Los “buenos” son claramente Albert Londres y Pablo Madero, y ahora que queda claro quiénes son los “malos”, se termina de definir un elenco en el que tenemos muy buenos personajes femeninos, pero todos en roles secundarios. En ese rubro (el de los secundarios) hay varios hallazgos muy notables por parte de Túnica, entre los que subrayo a Enrico, Lian y Beltramini, cada uno protagonista de por lo menos una secuencia realmente memorable.
Túnica se anima a alejar a esta obra de otros trabajos de la última etapa de Trillo al escribir un Vol.2 en el que se habla un poco menos que en el Vol.1, que me sorprendió con ingentes cantidades de texto. Túnica se habilita a sí mismo más escenas mudas (que resuelve con la jerarquía de los grandes narradores gráficos) y sí, tiene páginas muy dialogadas, casi siempre planteadas en 8 ó 9 viñetas, pero son menos que en la primera parte. Y no hay páginas de 10 u 11 viñetas, que también abundaban en el Vol.1.
Con menos texto y menos cuadros por página, lógicamente se luce un poco más el dibujo y el creador de Paraná se pone a la altura de las circunstancias a lo largo de 54 páginas exquisitas, que lo sitúan holgadamente entre los mejores dibujantes que tiene hoy nuestro país. Túnica vuelve a sorprender con su manejo de la documentación histórica, su particular forma de recrear calles, edificios, tranvías y barcos que seguramente encontró en fotos, pero a los que reinterpreta de cero en su estilo. Cuando las emociones le ganan a la racionalidad, los cuerpos y rostros de Túnica se vuelven recontra-expresivos y estallan en la página con una fuerza increíble. Y además juega con los bordes de las viñetas, sabe perfectamente cuándo deshacerse de los fondos, y arriesga con composiciones como la de la página 30 (la que muestra cómo se armaba la primera plana del diario Crítica) que le cambian el ritmo al relato y nos ofrecen una infinita variedad de detalles para observar. Una vez más, la paleta de Túnica complementa y potencia enormemente a sus dibujos, acentuando las distintas locaciones, los distintos climas por los que transita el guión y los distintos estados de ánimo que experimentan los personajes. Acá también, los logros son demasiados como para enumerarlos.
Y ahora sí, no queda nada escrito por Trillo que no se haya publicado. Por lo menos en materia de proyectos que se llevaron a cabo, porque también tuvo muchos que quedaron truncos, o que mutaron radicalmente hasta convertirse en otra cosa. En el caso de La Française, el bajón que significa estar ante la última obra de Trillo se compensa ampliamente con una inmensa alegría: la de ver a Pablo Túnica (con apenas 31 años) alcanzar un nivel tan alto y redondear con tanta solvencia (gráfica y argumental) un proyecto tan ambicioso, donde además pesaba tanto el fantasma de quien fuera su mentor. Ojalá La Française se publique pronto en nuestro idioma, en lo posible como “Alondra Gris”, que era el título que le quería poner el inolvidable Carlos Trillo.
Published on May 08, 2014 10:26
May 7, 2014
07/ 05: STORMWATCH: CHANGE OR DIE

En el primero de los dos arcos, Ellis va directo al hueso: demuestra haber leído Miracleman desde una óptica muy inteligente y empieza a esbozar la que será la consigna primordial de The Authority: superhéroes que se cansan de responder a los ataques de los villanos y se dedican a usar sus poderes para cambiar al mundo, para mejorar la vida de la gente, le guste o no a los que detentan el poder político. Por supuesto que en tres episodios no hay espacio para indagar a fondo en una idea tan atractiva, sobre todo si en ese mismo arco tenés que presentar a cinco o seis personajes (dos de ellos, el Doctor y el Arquitecto, volverán muy cambiados más adelante), resolver un subplot que venía de antes y pegarle un volantazo muy heavy (y quizás apresurado) a uno de los personajes fundamentales de la serie. Claro, esta se terminaba y se venía el relanzamiento, con lo cual a Ellis le urgía redondear, cerrar todas las puntas que tenía abiertas. Por eso la saga de The High no tiene el impacto que debería. Eso mismo, narrado en 30 ó 40 páginas más, sería un arco argumental del mega-carajo. Así, en poco menos de 100 páginas, quedó todo muy comprimido.
En el segundo arco (el que inaugura la segunda colección de StormWatch) Ellis se dedica a presentarnos el nuevo status quo, a jugar más con los diálogos y el desarrollo de los personajes (especialmente el de Jackson King, que gana mucho protagonismo), a pasar en limpio de forma muy gráfica la gigantesca runfla política que hace posible que funcione un grupo como StormWatch y, cuando los “héroes” tienen que pelear contra algo (porque así funciona este tipo de comic), el guionista desempolva su clásico argumento de “una nube tóxica capaz de matar a mucha gente a la que no hay que dejar expandirse hacia un área urbana densamente poblada”. En el medio, más humanos mutados con órganos de super-seres (cortesía de I.O.) y no mucho más. Esto sí, entra perfectamente en 64 páginas sin apretar y sin estirar.
En cuanto a los dibujantes, la saga de The High marca la despedida de Tom Raney, que acá está –de nuevo- un poquito mejor que en el tomo anterior. Sigo viendo muchas páginas sin fondos, varios choreos a Jim Lee y notorias desproporciones en la anatomía (cabezas muy chicas, manos muy grandes), pero hay un mejor ensamblaje con las tintas de Randy Elliott y lindos homenajes a Joe Shuster, Will Eisner y Jack Kirby. Para el relanzamiento de la serie, el dibujante elegido es el español Óscar Jiménez, que alguna vez tuviera chapa gracias a sus numeritos de Flash, que estaban bastante bien. Acá lo vi más chato, con menos onda, aunque un poquito más comprometido que Raney, más aplicado a la anatomía y a la narrativa que a la estridencia y el pochoclo. Jiménez comulga con la ideología de dibujar la menor cantidad de fondos posibles y algunos de los que sí dibuja son tan feos, que ojalá se hubiese ahorrado el esfuerzo. Incluso mezquinando fondos, Jiménez no llega a cumplir con las 22 páginas mensuales y en su tercer episodio (el que cierra este tomo) le habilita las últimas páginas a Michael Ryan, un clon a rajatabla de Jim Lee, sin talento ni imaginación.
Y hasta acá llego. Esto se está poniendo muy grosso, mucho más que cualquier otro comic que yo recuerde ambientado en este universo y cada vez más, StormWatch se empieza a calzar la pilcha de “prólogo de Authority”. Pero no tengo los libros que vienen después y tengo entendido que son difíciles de conseguir. Veremos si aparecen y si no, mala leche; me quedará el hueco entre esto y el Vol.1 de The Authority, una de las primeras series que empecé a coleccionar en revistitas para al toque deshacerme de ellas y pasarme a los TPBs.
Published on May 07, 2014 18:14
May 6, 2014
06/ 05: INSPECTEUR MORONI Vol.1

Estos son álbumes “como Dios manda”: formato grande, tapa dura, 48 páginas con 10 u 11 viñetas a todo color, y sobre todo dibujadas en un estilo MUY pensado para el color. Las aventuras de este primerizo detective de la policía son lineales, con un humor eficaz pero no demasiado original, con la comedia que se impone ampliamente sobre la acción y unos cuantos toques de mala leche, de crítica filosa a la institución policial, muy sutiles, para nada grotescos.
En este primer álbum hay una trama policial compleja, una operación de contrabando a gran escala, a la que Delisle envuelve dentro de un gigantesco malentendido bastante disparatado. Nada que no hayamos visto ya en series, películas o historietas que mezclan la comedia con el policial. Lo más raro es el propio Inspector Moroni: su relación con su madre, con los fármacos y sobre todo con su perro, que –como varios animalitos de las historietas de Joann Sfar- tiene la facultad de dialogar con su dueño y mostrarse frente a sus ojos como una “persona” con rasgos de animal, pero con uso del raciocinio y del pulgar reversible. El compañero de Moroni en esta misión, el veterano Blaras, es otro personaje muy interesante, bien desarrollado por el autor, que al principio lo plantea como un estereotipo muy obvio y con el correr de las páginas lo deja ganar relieve, sin eclipsar al protagonista.
El dibujo nos muestra una faceta totalmente distinta del dibujo de Delisle. Acá lo vemos en un estilo elegante, muy prolijo, muy despegado de la influencia de los dibujantes de tiras para diarios de EEUU, y más cerca de lo que hacía Manu Larcenet en sus inicios, en la época de Los Superhéroes Injustamente Desconocidos (reseñado un lejano 02/05/10). Olvidate de esas viñetas grandes e impactantes con dibujos copiados de la realidad que vimos en los libros “de los viajes”, o de ese efecto increíble que parecía reproducir el trazo del lápiz con una herramienta digital. Esto –repito- está muy pensado para el color y si se publicaran los dibujos que Delisle le entrega a la infalible Brigitte Findakly, veríamos páginas y páginas de “hilitos”, sin masas negras y sin efectos de iluminación.
Lo único que realmente se conserva de lo visto en los otros libros de Delisle es el talento para orquestar el relato gráfico, incluso en páginas en las que hay que acomodar (sin zarparse, sin romper nunca la grilla de cuatro tiras) muchas más viñetas. Hay un ritmo, una cadencia, que tiene que ver con lo que leímos en sus crónicas de viajes. Y claro, la expresividad de los personajes, que acá está potenciada por el hecho de que Inspecteur Moroni es –definitivamente- una comedia y el autor se esfuerza mucho más por arrancarnos una risa o aunque sea una sonrisa. En todo lo demás, estamos ante un trabajo radicalmente distinto a las obras más conocidas de este autor, que a partir de ahora suma el rótulo de versátil.
No te quiero mentir: hasta ahora, Inspecteur Moroni no da ni por casualidad el jugo que dan los libros que cuentan los viajes de Delisle por China, Birmania o Corea del Norte. Si ser menos ricos para el análisis convierte a los comics en peores comic, esta es una obra decididamente inferior a las que ya vimos. Lo cual no significa que estemos ante una historieta chota o intrascendente: si la onda es divertirse, pasarla bien, reirse un toque con una trama policial atravesada por la comedia de enredos, acá hay una muy linda historia, que además puede atrapar a lectores más jóvenes (desde 13 años, diría yo).
Tengo para leer los otros dos tomos de Inspecteur Moroni, a ver con qué más me sorprende el maestro Guy Delisle, del que –de a poco- me voy haciendo hincha incondicional.
Published on May 06, 2014 18:12
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