Andrés Accorsi's Blog, page 155

May 25, 2014

25/ 05: WONDER WOMAN: THE BLUE AMAZON

Entre las tantas pelotudeces que le vimos hacer a Dan DiDio en los años que lleva al frente de DC (creo que ya son más de 10, la década perdida), una de las más obtusas fue haberle puesto fin a la línea Elseworlds. Por supuesto, bajo ese rótulo aparecieron muchas historietas francamente excecrables, pero también fue un ámbito propicio y generoso para el surgimiento de papa fina, o de comics quizás imperfectos, pero que tenían el atractivo de ver a autores muy grossos hacer lo que se les diera la gana con los personajes de DC. Así, de arranque, me vienen a la mente Alan Davis, Howard Chaykin, Michael Lark, Mark Millar, Paul Pope, Dan Brereton, Paul Gulacy, García López, Mike Mignola... muchos nombres de los que no se ven habitualmente en las series regulares de DC y que sí mojaban cada tanto en los Elseworlds.
Entre los Elseworlds más raros está la trilogía que termina en The Blue Amazon. Acá, los guionistas Randy y Jean-Marc Lofficier (a los que conocimos en los ´80 como “el matrimonio que traducía al inglés las historietas de Moebius para que las publicara Epic”) deforman los argumentos de varias películas clásicas del cine expresionista alemán para mezclarlos con una versión también muy distorsionada del DCU. El primer librito fue Superman: Metropolis, el segundo Batman: Nosferatu, y este (de 2003) no se mete con una sóla película, sino con dos: The Blue Angel y Dr. Mabuse, the Gambler. En algún momento se habló de un cuarto libro, en el que aparecerían versiones de los cuatro miembros clásicos de la JLA a los que hasta ahora no mencionamos, pero eso nunca se concretó. Y hubiese sido bastante raro, sobre todo porque The Blue Amazon funciona muy bien como un final de trilogía.
El mérito principal del guión es ese: nos presenta de cero a tres personajes (Diana, Cheetah y el Dr. Psykho), arma una trama en la que los tres tienen espacio para destacarse, y además logra insertar esa trama en el contexto mayor, con roles destacados para el Nosferatu y el Super-Man a los que nos habían presentado en los tomitos anteriores. Para que todo funcione, para que la mitología de las amazonas pueda amalgamarse con esta trama mayor que tiene como eje a la ciudad de Metropolis, los guionistas necesitan clavar en la mitad del tomo un extenso flashback, que se morfa 10 de las 64 páginas que tiene la obra. Por suerte, nunca se hace denso ni obvio, sino que está lleno de revelaciones interesantes y condimentado con una dosis justa de machaca.
La trama del “presente” tampoco se empantana nunca. No tiene demasiados diálogos (sí unos cuantos bloques de texto muy atractivos, con bastante vuelo) y está llevada con un ritmo ágil, mucho más orientado a la acción que cualquier película clásica alemana, y condimentada con crueldades, atrocidades y actos de violencia (física y emocional) realmente escabrosos. Vos sabés que, con Superman y Wonder Woman en el paquete, es casi imposible que ganen los malos, pero igual la runfla se hace tan espesa (y la mano negra de Lutor se siente tanto, incluso dos tomos después de su muerte) que más de una vez el pronóstico se hace bastante desalentador.
Lo que se ve espléndido de punta a punta es el dibujo del maestro Ted McKeever, muy bien interpretado y potenciado por el colorista Chris Chuckry. No es fácil colorear a McKeever, y menos cuando la consigna de “homenajear al cine expresionista alemán” te obliga a acotar la paleta. El clima de la obra, la gran cantidad de freaks y deformes varios que aparecen, la buena dosis de acción y violencia, le brindan a McKeever muchas oportunidades de lucimiento, que el ídolo no desaprovecha jamás. Su única limitación es que, si uno le cree a los bloques de texto, Diana es una mina de una belleza inigualable, que te deja helado con sólo mirarle los ojos. Y McKeever es un genio, pero no le pidas que dibuje minas hermosas, porque le cuesta un huevo. Es más fácil encontrar hinchas de Tristán Suárez en Bulgaria que minas hermosas dibujadas por McKeever. En general, su fuerte es lo otro, esa onda retorcida, de personajes contrahechos, grotescos, que heredó del Viejo Breccia. Ni siquiera cuando realmente se esfuerza, le sale un rostro de Diana que vos digas “ah, sí, esta es la mina perfecta que me describen los bloques de texto”. Pero bueno, es McKeever y lo banco a muerte.
Si nunca leíste Metropolis y Nosferatu, no se te ocurra empezar por acá. La trilogía debe ser leída en orden, porque si no, se entiende la mitad. De hecho, este es el tomito más difícil de encontrar, así que las chances de que empieces por el final son muy pocas. No estaría mal un recopilatorio de los tres prestiges en un sólo libro, así te sumergís de un saque en esta extraña versión del DCU (denominada por los especialistas Tierra-1927) creada entre películas mudas de los años ´20 y comics de todos los tiempos por los esposos Lofficier y el incomparable Ted McKeever.
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Published on May 25, 2014 11:28

May 24, 2014

24/ 05: INSPECTEUR MORONI Vol.3

Ultimo tomo de esta serie en la que el maestro canadiense Guy Delisle se encargó de mostrarnos el lado absurdo y los rincones más miserables del típico policial “de procedimiento”.
Después de la no-aventura de la vez pasada, Delisle vuelve a apostar a un relato intenso, vertiginoso, con tiros, persecuciones y muchísimas escenas en exteriores. Y le sale el mejor de los tres guiones que escribió para el Inspecteur Moroni. El único problema que tiene es que algunas páginas están muy sobrecargadas de diálogo. Está compensado con muchas y muy buenas secuencias mudas, pero visualmente, me pasó que llegué a algunas páginas, vi la cantidad de texto que había y sólo atiné a cerrar el libro para retomar la lectura un rato más tarde.
Delisle se encuentra con mucho para explicar, porque mete a un personaje que prácticamente convierte a Moroni en secundario, y necesita contranos quién es y por qué hace lo que hace. El personaje de Eugéne Puthoff es complejo, con varias aristas atractivas, y Delisle se propone explorarlo a fondo. Para eso lo tiene que dejar hablar mucho, de su pasado, de su guerra secreta contra una corporación maligna y de una conspiración a gran escala que –en una de esas- incluye a los mismísimos alienígenas. ¿Víctima o victimario? ¿Trastornado o visionario? El canadiense nos da los elementos para que nosotros mismos juzguemos a Eugéne. Y si Moroni se convierte en secundario, Vanceslas, la madre del inspector y sus jefes y compañeros de la policía aparecen muy, muy poquito, en roles muy pequeños, pero casi siempre logran aportar buenos toques de humor/ patetismo a la trama central.
Decía que este es el mejor de los guiones de esta serie, y seguro se debe a que es el que logra el equilibrio más fino entre una aventura frenética, un buen desarrollo de personajes y, por supuesto, el humor. En ese sentido lo emparento bastante con Snarked!, la joyita de Roger Langridge que me tocó comentar ayer. La sátira a la cana y sus procedimientos sigue ahí, en un primer plano, pero además Delisle se anima a hablar –siempre desde la joda, nunca desde el púlpito- de otros temas importantes, que tienen que ver con la tensión constante entre la preservación del medio ambiente y la rosca empresarial a gran escala. La verdad, un lujo.
A diferencia de los dos primeros álbumes, que salieron con pocos meses de distancia, Le Syndrome de Stockholm salió dos años después de su antecesor. Quizás por eso se nota un poquito más la evolución del dibujo de Guy Delisle, que transita hacia un trazo más suelto, más plástico, menos frío, menos calculado, más expresivo. Entre esa leve mutación del grafismo y el uso del color, esto se ve todavía más distinto de las obras autobiográficas del autor que los otros tomos del Inspecteur Moroni. Posta, hay que esforzarse para ver en este trabajo rasgos gráficos que emparenten a este Delisle con el que nos contó sus viajes por Shenzhen, Birmania, Pyongyang o Jerusalén. Claramente el estilo que pela el autor en estos álbumes de Moroni es mucho más ganchero, más comercial, si se quiere, aunque sin renunciar a una fuerte impronta personal.
Repito lo que dije la vez pasada: creo que esta serie nunca se tradujo al castellano y me parece bastante injusto, no sólo porque me imagino que Delisle ya tiene una cantidad importante de fans incondicionales, que le comprarían de una estos álbumes e incluso otros mil veces peores, sino porque se trata de historietas de excelente calidad, accesibles no a los chicos pero sí a los adolescentes, muy bien escritas y brillantemente dibujadas. Y ahora sí, creo que hasta el año que viene no rompo más las bolas con Guy Delisle, que ya amenazaba con convertirse en otro autor fetiche de este blog.
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Published on May 24, 2014 16:56

May 23, 2014

23/ 05: SNARKED! Vol.1

Ayer los teníamos a Trillo y Breccia metiéndole mano a los cuentos de hadas clásicos, los que llegaron a nosotros a través de los libros de los Hermanos Grimm, o de las películas de Disney, y hoy tenemos algo más o menos en ese estilo. En Snarked!, el genio neozelandés Roger Langridge se apodera de dos personajes de Lewis Carroll, que aparecen en uno de los libros de Alicia, y en la película de Disney basada en Alice in Wonderland y su secuela, Through the Looking Glass. Se trata de la morsa y el carpintero, ahora convertidos por Langridge en el carismático e inescrupuloso Wilburforce J. Walrus y su inepto adláter, el carpintero Clyde McDunk.
El entorno que elige Langridge para las aventuras, sin embargo, no se aferra tanto al de los relatos de Carroll. En todo caso, mezcla ciertos elementos de surrealismo o de absurdo con un contexto más afín al de los cuentos de hadas más clásicos, aunque todavía no aparecieron las hadas. Sí tenemos, en este primer tomo, un rey en peligro, una princesa que debe rescatarlo y una conjura puertas adentro del palacio, liderada por avechuchescos personajes que quieren sacar provecho de la ausencia del monarca. En el medio hay unas criaturas extrañas, los snark, cuya sola mención aterroriza a los moradores de este reino. Seguramente pronto habrá un flashback que nos explique qué onda con estos pseudo-dragones que tanto pánico causan.
Si bien esto está repleto de chistes de todo tipo, el ritmo es claramente aventurero. Hay una epopeya en ciernes y Langridge apuesta a envolvernos en esta trama y a que alucinemos viendo cómo un personaje cínico y amoral (Walrus) termina por asumir un rol heroico y a jugarse el pellejo en una gesta peligrosa, pero no por eso poco disparatada. El equilibrio está logradísimo: aventuras, humor y desarrollo de personajes se amalgaman en las dosis justas. Y lo más interesante: al igual que los comics de los Muppets, esto es bien para todo público. Lo pueden leer los chicos, entender todo y cebarse a full, y lo pueden leer los grandes sin sentir que te están contando un cuentito para nenes de segundo grado o para subnormales incapaces de seguir tramas más complejas. Lo único que se me ocurre para criticarle al guión es que, si comprás sólo este primer tomo, te deja totalmente en pelotas. Snarked! es una saga narrada en tres libros y me da la sensación de que si no leés los tres, no se entiende nada. Lo cual, por otro lado, habla de la complejidad y la ambición de la historia que propone Langridge.
El dibujo del ídolo está al mismo nivel que vimos en los comics de los Muppets. Está claro que, cuando trabaja con un colorista (en este caso Rachelle Rosenberg), Langridge no pone toda la carne al asador, sino que trata de dejar un margen para que se luzca también su partenaire. Muchos de los efectos que el neozelandés suele resolver con texturas y tramas surgidas de su pincel mágico, acá están resueltos con la paleta digital de Rosenberg. De todos modos, hay páginas pletóricas de detalles microscópicos, en las que Langridge se zarpa tanto en la composición de las escenas como en el acabado del dibujo, y seguramente Rosenberg sufrió para colorear cada cosita mínima como sufre Tom Luth cada vez que tiene que colorear un comic de Groo. El diseño de los personajes es dinámico, amistoso, con una nena que parece exiliada de Peanuts y una mezcla rara entre personajes humanos y animales antropomórficos, algunos con ciertos rasgos similares a los que vimos en los comics de los Muppets. Como siempre, tenemos los excelentes fondos y las hermosas onomatopeyas que nunca faltan en los comics de esta bestia.
Tengo para leer pronto el Vol.2 y es probable que me lo liquide antes de fin de mes, porque este primer tomo de Snarked! me dejó muy cebado. Una vez más, garpó apostar por una obra de este verdadero genio del Noveno Arte nacido en Nueva Zelanda, radicado en Inglaterra y llamado Roger Langridge. Gracias BOOM! por editar esta papita tan fina.
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Published on May 23, 2014 18:18

May 22, 2014

22/ 05: HABIA OTRA VEZ...

Por fin se recopilaron en nuestro país estas cinco historietas breves, realizadas entre 1979 y 1980 por Alberto Breccia y Carlos Trillo. Hasta hace poco, este material estaba inédito en nuestro país, o perdido dentro de antologías inconseguibles, de hace más de 30 años.
Acá hay dos historietas rarísimas, realmente alienígenas. La de Caperucita Roja, escrita por el propio Breccia, ambienta el clásico cuento en un suburbio de Buenos Aires y cambia tanto a los personajes que Caperucita termina como vedette en un teatro de revistas con olor a prostíbulo. Acá casi no se ve el trazo del Viejo Breccia, en ninguno de sus estilos. Toda la faceta gráfica está lograda con papeles recortados, con muy pocas líneas y manchas puestas por el autor sobre los mismos. Es un trabajo rarísimo, por momentos muy crudo (como los primeros capítulos de South Park) y por momentos genial. La forma en que el Viejo repiensa el tema de la espacialidad en la viñeta, la forma en que imagina estas composiciones y las plasma con formas que no brotan de su pincel sino de papeles recortados, es realmente impactante. Por supuesto, funciona bien porque se trata de un experimento de seis páginas. Quizás esto mismo en una historieta extensa, de 64 u 80 páginas, se hacía intragable.
La otra historieta muy rara es la última, de apenas tres páginas. Aquí sí escribe Trillo y lo que se supone que debería ser una reversión satírica de La Bella Durmiente rápidamente se convierte en un chiste no muy gracioso que involucra a Karen Quinlan (una chica que pasó años conectada a máquinas que la mantuvieron artificialmente viva) y a Walt Disney, de quien se decía que había sido criogenado tras su muerte en 1966. Los propios autores (brillantemente caricaturizados por Breccia) asumen el rol protagónico para estas 12 viñetas que –leídas lejos del contexto en el que fueron concebidas- resultan extrañísimas.
Las otras tres, son verdaderas gemas: Hansel y Gretel juega al límite del terror; Blancanieves tiene un príncipe que parece un cantor de tangos y enanitos con rasgos de personajes (y personalidades) del mundo del comic; y La Cenicienta está transplantada al presente, con un astro del rock (mezcla de Elvis y Sandro) en el rol del príncipe.
Estas tres versiones destilan una genial mala leche por parte de Trillo, que acentúa las aristas más jodidas de estos relatos e incluso rescata elementos bastante escabrosos que alguna vez fueron parte de estos cuentos y que más tarde, cuando estos fueron edulcorados para ser consumidos por los niños, terminaron por ser eliminados. Por supuesto, al estar ambientada en el presente, la que más línea baja y la que se mofa de clichés más reconocibles es La Cenicienta. Creo que es la que más me gustó de todo el libro.
De todos modos, esto hay que comprarlo por el dibujo. Lo que hace Breccia en estas páginas es descomunal, no tiene explicación. El Viejo despliega su estilo bien grotesco, bien esperpéntico, bien granguiñolesco, para lograr personajes tremendos, de desaforada expresividad. A esto se le suma un color directo, aplicado con maestría, y –lo más notable- las texturas. Breccia mete todo tipo de recortes: papeles de empapelar paredes, fotos, cachos de tela, de arpillera, de bordados, de tejidos, texturas logradas con piedras y huesos, con cepillos, con tintas disueltas en líquidos más densos que el agua... un delirio total. Nunca vi uno de estos originales, pero imagino que deben ser un nirvana, algo capaz de producirle un ACV a cualquier profe de Dibujo de la secundaria. Lo más loco es que muchas de estas texturas no están para rellenar los contornos de las figuras, sino que reemplazan a las figuras! Breccia no dibuja un sólo árbol, por ejemplo. Todos los árboles están hechos con recortes de cosas cuya textura nos remite a la de los árboles. La técnica del collage aparece varias veces en la ilustre trayectoria del Viejo, pero creo que nunca me había detonado las retinas tanto como esta vez.
Por suerte, el libro está muy bien impreso, en un papel en el que se lucen plenamente todas las genialidades gráficas de Breccia. Si nos ponemos muy en puristas (como mi amigo Dani Otamendi), podemos llegar a lamentar que el rotulado original, a cargo de Héctor Formento (el gran letrista que tuvo el Viejo en sus últimos... 25 años de carrera), haya sido reemplazado por un rotulado digital, que está bien, pero es un toquecito más frío. La posta es que este libro es un lujo, imprescindible para los fans tanto de Breccia como de Trillo. Y el que no es fan de ninguno de los dos no existe, así que es imprescindible para el mundo entero.
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Published on May 22, 2014 18:25

May 21, 2014

21/ 05: HOY NO HAY NADA

Y, la verdad que tengo un par de libros leídos, pero no me da la cabeza para ponerme a redactar una reseña. Estamos a full con la fiesta de los 20 años de Comiqueando y los preparativos absorben toda mi concentración.
Hoy salió una linda nota de mi amigo Andrés Valenzuela sobre este festejo, en la sección Espectáculos de Página/12. Publico el link, así tenés algo para leer, escrito en un castellano más ortodoxo que el que suele leerse en mis reseñas.
http://www.pagina12.com.ar/diario/sup...
Y ya que estamos, el link al evento en Facebook, por si a último momento te decidís a sumarte a una fiesta que promete ser memorable.
https://www.facebook.com/?q=#/events/...

Mañana sí, seguro publico la reseña de uno de los libritos que tengo leídos. Gracias por la paciencia y si venís esta noche a la fiesta, acercate a saludar.
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Published on May 21, 2014 11:25

May 20, 2014

20/ 05: X-MEN: DAYS OF FUTURE PAST

Otra vez encaro el duro desafío de criticar una película sin spoilear nada del argumento. No es fácil, pero vamos a intentarlo.
Lo más importante es que la película me gustó mucho. Dura 131 minutos y en ningún momento se me hizo larga, para nada. Creo que acá Bryan Singer logró recuperar la magia y reivindicarse de aquel bofe insostenible que fue Superman Returns. El guión es complicado, pero se entiende todo sin mayor inconveniente. Olvidate de la saga de Chris Claremont y John Byrne. Esto NO es una adaptación de eso, ni remotamente. Hay un par de ideas tomadas de aquel mítico comic de 1981, pero básicamente la peli va para otro lado.
DOFP es, en esencia, un mecanismo de continuidad pensado para abrir las puertas a nuevas pelis de los X-Men. Todo el bolonki del viaje al pasado, todo el esfuerzo por re-escribir una historia destinada a terminar muy mal, le sirve a Singer para integrar en una misma continuidad a películas aparentemente contradictorias entre sí: por un lado, X-Men y X2, por el otro X-Men Origins: Wolverine y finalmente X-Men: First Class. Ahora esas cuatro pelis (y DOFP) forman un bloque único, perfectamente coherente, como las de Iron Man, Thor, el Capi y demás. La segunda peli de Wolverine... queda bastante afuera de la rosca, sobre todo por la escena final, ¿te acordás? Esa en la que se le aparecían Magneto y el Profe para reclutarlo para una misión. Y X-Men 3 es la peli más manoseada, más re-escrita por DOFP, lo cual es bastante lógico, porque funcionaba como un cierre a la trilogía original. Y un cierre bastante definitivo, porque muchos de los protagonistas morían o perdían sus poderes. Al cambiar el pasado, mucho de lo de X-Men 3 no sucedió, por eso la saga vuelve a abrirse. De última, tampoco manosearon a una obra maestra: X-Men 3 era claramente la más floja de la trilogía.
Y aún así, mirá lo que son las paradojas. DOFP tiene pocos problemas, pero uno es el mismo que ya vimos en X-Men 3: sobran personajes. Muchos. Demasiados. Incluso un personaje que aparece en los afiches, interpretado por una actriz que está MUY arriba en el elenco, aparece un segundo Y NO HABLA. Sospecho que más adelante saldrá una versión extendida, o un director´s cut en el que... esa heroína tenga algún peso en la trama, o deje de ser un mero guiño al espectador que vio las tres primeras. Y hablando de guiños, hay MUCHOS para el comiquero. El más grosso: aparecen Chris Claremont y Len Wein. Y después un montón de cositas menores, sobre todo para el que vio todas las películas. La verdad que la vuelta de tuerca del guión para integrar todas esas historias a una misma continuidad, y a la vez contar una historia nueva que te atrapa, es muy notable.
Así como hay personajes que apenas figuran, hay otros que se morfan la película. Primero y principal, Mystique. Mystique es, sin dudas LA protagonista y NADA de lo que pasa podría pasar sin Mystique de por medio. En segundo plano te pongo al Profe y a Wolverine. Beast es un gran personaje secundario a lo largo de toda la cinta y Magneto, que está dos tercios de la película prácticamente pintado al óleo, pela infinita chapa en el tercio final. Y los otros personajes con escenas importantes a lo largo de los 131 minutos son Bolivar Trask (magistralmente personificado por Peter Dinklage) y William Stryker, a cargo de un apenas correcto Josh Helman. Y claro, como en toda película a la que le sobran personajes, hay actores grossos en roles muy chiquitos, bastante desaprovechados.
Pero bueno, muchos personajes también significa muchas posibilidades de meter buenos diálogos, buenos toques de caracterización y escenas multitudinarias en las que vuelan piñas, rayos, garras, fuego, hielo y todo lo que se te ocurra. La machaca es abundante, estridente, y siempre esta justificada, no es fan service. Y por supuesto, respaldada por alucinantes efectos especiales.
Y ahora ya está, ya se volvió a abrir la caja de Pandora y de acá puede salir cualquier cosa. Sin dudas, DOFP relanza la franquicia fílmica de los X-Men con una fuerza comparable a la de Amazing Spider-Man o la de “familia Avengers” y, si Bryan Singer no vuelve a tildar, me parece que tenemos X-Men para rato y a un gran nivel.

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Published on May 20, 2014 13:37

May 19, 2014

19/ 05: IBERIA INC.

Cada tanto, alguien suma uno más uno: en un mercado donde hay muchos fans de los superhéroes y grandes autores locales, ¿cómo no va a funcionar un comic con superhéroes de ese país? Como ya dije más de una vez, los superhéroes son un género 100% yanki, que demostró sobradamente ser intransplantable a otros países. Casi siempre esa suma de 1+1 da -10, y a veces, muy de vez en cuando, se araña un decoroso empate. Este es uno de esos casos.
A principios de los ´90, al maestro Carlos Pacheco y a su amigo, el especialista Rafael Marín, se les ocurrió crear un grupo de superhéroes españoles al estilo Avengers. Lamentablemente, cuando consiguieron quien quisiera publicar ese material, Pacheco ya estaba triunfando en EEUU y no lo pudo dibujar. Sin embargo, trabajó junto a Marín para condensar todas las ideas que habían elucubrado en los seis números de Iberia Inc. que recopila este libro, y los tres de Tríada Vértice, el spin-off que tuvo esta colección.
Y el gran problema que tiene Iberia Inc. es ese: apretujadas en 150 páginas hay ideas para llenar -fácil- 400 páginas. Pacheco y Marín despliegan un universo entero de héroes, villanos, otros héroes que no son miembros del equipo protagónico, y –por si faltara algo- sutiles menciones a todo un legado de justicieros enmascarados españoles que arranca –lógicamente- a fines de los años ´30. Toda esta parte está desarrollada en textos complementarios, que le deben no poco a los que calzaba Alan Moore al final de cada episodio de Watchmen para explicarnos quiénes eran los Minutemen y demás data del mundo en el que vivían sus personajes. Rápidamente te invade la sensación de que acá están pasando demasiadas cosas, de que en cada episodio se acumulan una cantidad de sucesos, y se nos presentan una cantidad de personajes, que superan las posibilidades del formato elegido. Se supone que esta saga cuenta una historia... y en realidad cuenta varias, e incluso muestra puntitas de varias más, que nunca veremos.
Esta onda barroca, sobrecargada de elementos, se manifiesta también en los textos, que son muy abundantes. Marín, responsable de los diálogos y los bloques de texto, se enrola en un estilo Chris Claremont de principios de los ´80, donde se habla mucho, se piensa mucho, se explica todo (incluso más de una vez) y en cada flashback los personajes cuentan historias que bien podrían narrarse en una novela gráfica. Esta proliferación de textos refuerza esa sensación de haber leído 400 páginas, cuando en realidad leimos 150.
El dibujante que finalmente se hizo cargo de darle vida a Iberia Inc. fue Rafa Fonteriz, todavía no tan famoso a fines de los ´90 (hoy la rompe en Francia). Y de nuevo, el estilo elegido por Fonteriz también va para el lado de la sobreabundancia. Cada viñeta está llena de elementos: los voluminosos globos, los muchos personajes, los detalles que mete Fonteriz en ropas, decorados y peinados, cada tanto un coqueteo con las tramas mecánicas... El resultado final está bien, pero sobra información. El estilo de Fonteriz es muy realista, tiene una base muy clásica, aunque acá demuestra haber estudiado a los dibujantes que “mutaron” la estética clásica para adaptarla a los relatos superheroicos. Desde grossos como George Pérez y García López hasta dibujantes menores como Jim Lee o Mike Deodato aparecen por momentos en las composiciones y en los detalles de Fonteriz y le “deforman” ese realismo tan académico, tan prolijo, que vemos en sus otros trabajos.
Me hubiese encantado leer más acerca de estas versiones ibéricas del Capitán América, Thor, Iron Man y demás. Creo que, salvo Loup Garou (que es un calco descarado de Batroc the Leaper), el resto de los diseños y las personalidades de estos héroes y villanos están cuidados, con el equilibrio justo entre los rasgos identitarios propios y los guiños al comiquero que entiende que detrás de Iberia Inc. hay tres cebados homenajeando a Marvel, a DC y a personajes clásicos del comic español. Acá, presentados todos juntos en tan pocas páginas, muchos de estos conceptos apenas llegan a esbozarse y muy pocos tienen el desarrollo que se merecían. Pero es lo que hay. Nunca hubo y probablemente nunca haya secuelas a esta primera saga y su breve spin-off, a pesar de que –si mal no recuerdo- en su momento las ventas fueron más que aceptables.
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Published on May 19, 2014 14:38

May 18, 2014

18/ 05: MUTAGENO Vol.1

Hoy me toca comentar un comic uruguayo bien de género fantástico, sin ninguna conexión con la historia del país hermano. Aldo Pérez escribe y dibuja estas 42 páginas, complementadas por el color de Daniel Morales.
La historia es bastante original: nos invita a presenciar las instancias cruciales de un conflicto entre un escritor y sus dos personajes más importantes, en un contexto de fantasía onda The Unwritten, en el que uno de estos personajes busca la chance de “pasar de nivel” y convertirse en un ser humano real, tan real como su creador. El pequeño problema es que uno de los personajes es una vampira antropófaga y el otro, un asesino serial.
A partir de esta idea atractiva, sale una historieta bastante olvidable. Primero porque no daba para 42 páginas. Y segundo porque Pérez viene de una escuela noventosa de anti-narrativa. Esto ya está más allá de Jim Lee o Todd McFarlane, ya es un artbook con un par de globitos. Nada de lo que pone Pérez en sus dibujos (que no son malos) está puesto con una intención narrativa. No hay secuencias bien planificadas: hay imágenes puestas una al lado de la otra, muchas de ellas –imagino- tomadas de un block de dibujo en el que Pérez pergeñó todas esas imágenes no para contar esta historia, sino para joder, para divertirse. Por supuesto abundan las splash pages, simples y dobles, sin ningún sentido dramático, y en la misma (y desmesurada) proporción escasean los fondos. Cuando los personajes aparecen de cuerpo entero (poquísimas veces) se evidencian errores menores en la anatomía, como manos o cabezas muy grandes, brazos muy cortos, o una mano que se pliega para el lado contrario al que debería. Casi siempre los errores se aplican a la anatomía masculina. Hay que decir que a la hora de dibujar a Constanza, la vampira, Pérez se pone más las pilas, si bien todo tiene mucha pinta de pin-up y poca pinta de historieta de la que me gusta a mí.
El color está muy bien, pone estridencia cuando hay que ponerla, acompaña el único cambio de clima que tiene el guión, y detona un interesante arsenal de efectos, que se lucen mucho porque casi siempre terminan por reemplazar a los fondos que Pérez no dibuja ni por casualidad.
Para reivindicar tenemos algunos diálogos ingeniosos (aunque mal distribuidos en las páginas) y algunas ideas interesantes que tienen que ver con este juego metatextual entre autor, personajes y los distintos niveles de realidad en los que se mueven unos y otros.
Y la verdad que no mucho más. Sospecho que esta es la ópera prima de Aldo Pérez, por eso no lo quiero masacrar. Ojalá se tome unos años para estudiar a los maestros del arte secuencial y encuentre nociones, conceptos, ideas como para poder poner su dibujo al servicio de un relato. Acá tenemos un claro ejemplo de un dibujante bastante competente, que maneja bien varias técnicas, que trata de contar una historia con un cierto atractivo, pero que se choca contra sus serias falencias a la hora de contar esa historia con las imágenes. Esto mismo, con menos páginas y más criterio en el armado de las secuencias, en la creación de los climas y sobre todo en la planificación del ritmo del relato, por ahí zafaba decorosamente, incluso sin los fondos. Como diría Mirtha, “así, no”.
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Published on May 18, 2014 13:22

May 17, 2014

17/ 05: A DRUNKEN DREAM and Other Stories

Allá por 2010, Fantagraphics se lanzó a la aventura de publicar manga y, fiel a su estilo vanguardista y transgresor, se jugó por material muy raro. Este libro, por ejemplo, es un lujoso hardcover de casi 300 páginas, en el típico formato yanki, con páginas a color y aplicaciones doradas en las portadas. Adentro, extensos e interesantísimos textos sobre Moto Hagio y su obra, y 10 historias autoconclusivas de esta autora seminal del shojo manga, compañera de generación (y a veces de departamento) de Riyoko Ikeda y Keiko Takemiya, entre muchas otras artistas nacidas a fines de los ´40 y que la pegaron con todo en la década del ´70.
El libro ofrece tres historietas de los ´70, tres de los ´80 y cuatro más recientes, de 2007 y 2008. Se supone que son historias románticas, pero lo más interesante llega cuando Hagio se zarpa y mete elementos fantásticos. El dibujo mejora exponencialmente entre las historias de los ´70 y las de los ´80, siempre en el registro del shojo clásico y siempre con un trasfondo (más visible en la narrativa que en el grafismo) que remite a las obras sesentosas de Osamu Tezuka y Shotaro Ishinomori, los ídolos de la juventud de Hagio. Veamos una por una las historias.
Arrancamos con Bianca, un shojo desabrido, sin romance, sin pasión, apenas con algunos sentimientos que demuestran ser más fuertes que el paso del tiempo. Una historieta completamente prescindible, que por suerte ocupa sólo 16 páginas. La siguiente se llama Girl on Porch with Puppy y es muy rara, con experimentos extraños tanto en el guión (que se resuelve de un modo totalmente indescrifrable) como en el dibujo, que por momentos coquetea con el pop art yanki de los ´60. Y la última del bloque setentoso es Autumn Journey, un poco más extensa y bastante más clásica que las anteriores. Acá seguimos sin tener una típica historia de amor, pero aparece un tema muy trillado en el shojo clásico que es el de la filiación, el reencuentro entre padres e hijos criados por padres no biológicos. Esta es una muy buena historia, bien planteada y bien resuelta.
Marie, Ten Years Later abre el bloque ochentoso con una historia fuerte, impregnada de nostalgia y sentimientos que viven más allá del paso del tiempo. Se sostiene sobre todo en la línea que baja Hagio y en un muy buen desarrollo de los dos personajes centrales, algo raro en un comic de sólo 16 páginas. A Drunken Dream tiene dibujos pintados a color directo por la autora, con una paleta sugestiva y sutil, y tiene una ambientación de ciencia-ficción y de epopeya clásica muy lograda. El guión, sin embargo, es una boludez atómica. Por suerte es una de las mejor dibujadas del tomo. Hanshin: Half God es la desgarradora historia de dos hermanas siamesas, con magníficos toques macabros dignos de Kazuo Umezu. Acá el dibujo es más tosco y los fondos escasean más que las copas en las vitrinas de Gimnasia, pero el argumento es tremendamente maligno y está muy bien llevado.
Y llegamos a los trabajos más recientes de la venerable Moto, con Angel Mimic, una historia larga, de 50 páginas, que recién pega un giro interesante (que le permite no sólo ponerse buena, sino incluso levantar un cierto vuelo poético) en la página 45. Hasta ahí, es el típico shojo embolante de “colegiala enamorada del profesor”. Le sigue la mejor historia del tomo: Iguana Girl, otra idea retorcida y genial, llevada hasta las últimas consecuencias para ponernos MUY nerviosos. El personaje de la mamá de Rika y Mami es tan repulsivo, tan nefasto, que te querés meter en el manga para estrangularla. Son 50 páginas realmente memorables. Otra con elementos fantásticos y cero trama romántica es The Child Who Comes Home, que tiene una idea buena en 24 páginas, con lo cual se me hizo un poco larga. Y cerramos con una belleza: The Willow Tree, un experimento narrativo fascinante. Son 20 páginas divididas siempre en dos viñetas, casi sin textos, y no quiero contar de qué se trata para no cagarte la gracia si alguna vez la leés.
Autora de muchas obras que en Japón fueron hitazo y en Occidente no se conocen, Moto Hagio es una abanderada del shojo distinto, del shojo que se esfuerza por proponer algo más. No tanto desde la estética, sino de los temas que trata. Por eso es tan interesante descubrir sus historias cortas. Sin dudas, hubiese estado más piola publicar este material en un formato más croto y más accesible, para llegar a más gente. Yo, por suerte, lo conseguí baratísimo.
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Published on May 17, 2014 15:15

May 16, 2014

16/ 05: CATWOMAN Vol.2

Retomo esta serie que empecé a leer el 02/03/13 y finalmente decidí bancar la edición original, la que reúne buena parte de la etapa de Ed Brubaker en cuatro tomos. No son fáciles de conseguir, pero por suerte ya tengo los dos últimos ahí acovachados, esperando su turno para ser leídos, en una de esas antes de fin de año.
En este tomo se nos fue la magia: no está más el maestro Darwyn Cooke para dar cátedra en los lápices. El reemplazante es Brad Rader, un dibujante muy solvente, al que yo recordaba por sus aportes a los comics de Batman que seguían la línea de la Animated Series. Lo de Rader no está nada mal, es un dibujante muy completo, aunque lejos del virtuosismo de un Darwyn Cooke. A partir del segundo episodio de este tomo le ponen de entintador al gran Rick Burchett, lo cual acentúa muchísimo el look “animated” de esta serie. Cuando Burchett dibuja, le sale –no sin esfuerzo- un estilo más realista, o más oscuro. Cuando entinta, resulta inevitable “sospechar” debajo de esas pinceladas los lápices de Mike Parobeck, Ty Templeton o alguno de los otros grandes dibujantes que pasaron por los comics de la línea “animated”.
Los guiones del maestro Brubaker están bastante por encima de lo que vimos en el tomo anterior. Casi como si hubiese escuchado mi pedido, el guionista trae de vuelta a Slam Bradley, el personaje más antiguo del DCU, que debutara en 1937 en el n°1 de Detective Comics. Con él vuelve la onda hard-boiled y ese romance a contramano, baqueteado y melancólico, porque es obvio que el veterano detective está enamorado de Selina y ella lo considera un gran amigo. Notable trabajo de Brubaker en la elaboración de este personaje. Y también de Holly, la otra integrante importante del elenco de la serie, detonadora además del bolonki que Catwoman y Slam deberán desactivar a lo largo de casi todo el tomo. Otro personaje muy bien utilizado por Brubaker es el inspector Crispus Allen, a quien poco después (y con la complicidad de Greg Rucka) convertirá en miembro fundamental del elenco de la gloriosa Gotham Central. Batman aparece apenas unas pocas viñetas en el unitario con el que cierra el tomo, y se mantiene la política (a mi juicio acertada) de no cruzar a Catwoman con los otros villanos de Gotham. Sobre el final del arco principal hay un indicio bastante claro de que en algún punto chocarán la gata y Black Mask, pero andá a saber si eso sucede en el próximo tomo, o si Brubaker se lo guardaba para mucho más adelante.
La trama de la saga más extensa está muy bien armada y se mete nada menos que con una red de tráfico de drogas en la que están involucrados unos cuantos canas, incluso tipos con cargos importantes en la jerarquía policial. El plan de los malos es buenísimo y la opereta que arman Selina y Bradley para cagarlos es brillante. El unitario final está bien, muy jugado a la emotividad, pero un poquito predecible. Y complementan unas historias muy breves extraídas del Secret Files & Origins (una de ellas dibujada por Michael Avon Oeming!) que dejan en claro algo que uno ya intuía: a Brubaker no le interesaba demasiado pasar en limpio la historia previa de Catwoman. De hecho, si podía contar sus historias sin hacerse cargo de nada de lo escrito por los guionistas anteriores, mejor. Esto era casi un reboot, casi un volver a empezar de cero. Y banco esa decisión aunque, como ya dije la vez pasada, Catwoman me gusta más cuando está más claramente alineada al bando de los malos.
La verdad que me encantó ver a Ed Brubaker subir la apuesta y sumergir a Catwoman en una historia sórdida, de crimen urbano jodido, sin concesiones, sin personajes con superpoderes, y con un ritmo muy intenso, que no desvirtúa en lo más mínimo el clima espeso, ominoso y noir que el guionista le impuso a la serie. Esto está muy por encima de lo que hizo Brubaker en Batman y casi al nivel de lo mejor de Gotham Central.
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Published on May 16, 2014 09:36

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Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
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