Álvaro Bisama's Blog, page 139

July 3, 2017

Las primarias de Piñera y Sánchez

Las primarias del 2 de julio fueron un éxito de participación para la derecha agrupada en Chile Vamos (el ex UDI José Antonio Kast corre por su cuenta hasta noviembre). Si en 2013 fueron 800 mil los participantes en la primaria de la derecha, ahora sumaron 1,4 millón, excediendo todas las previsiones. Pero Sebastián Piñera sumó solo un 58,2% de los votos de su conglomerado, por lo que tendrá que mostrar dotes de articulador con figuras que lo cuestionaron radicalmente –incluyendo en su honestidad- en los debates de las primarias y que probablemente lo lleven a un discurso más conservador y/o con más tintes sociales, en un delicado equilibrio que le evite fuga de votos por un lado u otro del espectro electoral. El empresario obtuvo el 2 de julio 815 254 mil votos, es decir bastante menos de los que obtuvo Michelle Bachelet hace cuatro años, cuando sumó 1 437 683 sufragios. La candidatura de Piñera avanzó en su posicionamiento, pero está lejos de constituir una ola incontrarrestable.


La alternativa no parece que venga esta vez del recién constituido Frente Amplio, que sumó con Beatriz Sánchez y Alberto Mayol 326 247 votos, es decir menos que los votos de Ossandón y menos que los 421 593 votos que sumaron Marcel Claude, Alfredo Sfeir y Roxana Miranda en las presidenciales de 2013. El discurso autoafirmativo de la victoriosa Beatriz Sánchez el domingo en la noche no augura mayores aperturas más allá de la interesante auto-identificación como candidata feminista de la comunicadora y del carácter de combinación mediático-estudiantil a la que se ha circunscrito el emergente conglomerado. En efecto, ha cometido el error –en nombre de una suerte de identidad generacional- de vetar a figuras con mayor representación social. Por ejemplo, en la región del Biobío, el Frente Amplio obtuvo un total de 32 357 votos en las primarias, a comparar con los 156 372 sufragios que obtuvo Alejandro Navarro en una de las dos circunscripciones de la región en 2013. En el distrito de Ñuble, el Frente Amplio obtuvo poco más de 7 mil votos, mientras Cristián Quiroz, presidente del Partido País, obtuvo como consejero regional 16 mil sufragios en 2013. En Talca, el Frente Amplio obtuvo 3 417 votos, contra los 5 814 sufragios obtenidos en la elección a alcalde de 2016 por Fernando Leal, el líder de la agrupación Somos Talca. Y así sucesivamente en muchas partes de Chile. El Frente Amplio, por el momento, no parece querer sumar a todos los que se proponen construir una alternativa a los dos bloques tradicionales y prefiere mantener un perfil refractario antes que de proyecto alternativo inclusivo. Tal vez con el tiempo, que pasa ineluctablemente para todos, esa postura cambie. La otra opción es que prevalezca un cierto sectarismo, que le significó perder la oportunidad de ocupar con mayor relevancia el vacío dejado inexplicablemente por la Nueva Mayoría en las primarias del 2 de julio.


Para la derecha será difícil, sin embargo, transformar su condición de minoría sociológica en mayoría electoral, como logró hacerlo en 2009, dado el problema que constituye el desgaste de imagen que mantiene Sebastián Piñera con sus prácticas empresariales y sus múltiples conflictos de interés, a pesar de la buena primaria lograda por Chile Vamos. Que no vuelva a gobernar la derecha supondrá, eso sí, que el gobierno y el Banco Central no persistan con su política económica recesiva, similar a la que casi hizo perder a Lagos frente a Lavín en 1999. Y requiere sobre todo perfilar a la brevedad algún tipo de acuerdo en la segunda vuelta presidencial de diciembre entre los diversos candidatos y fuerzas políticas no derechistas, para que una parte de ellas concuerden en gobernar juntas con un programa común responsablemente asumido (proceso en el que no se repita la actitud inconsecuente de la DC de Ignacio Walker con la presidenta Bachelet), mientras los que legítimamente no estén dispuestos a llegar a acuerdos de gobierno al menos ayuden a impedir la victoria de la derecha, aunque luego se mantengan en la oposición o en el apoyo parcial a medidas de progreso desde fuera del gobierno. Pero no se puede excluir la inclinación autodestructiva que vienen exhibiendo tanto la centro-izquierda como la izquierda de un tiempo a esta parte. Y que se prolongue su lógica de disputas por porciones de poder grupal sin proyecto, en medio de un creciente divorcio con los ciudadanos de a pie.


 


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Published on July 03, 2017 06:21

Ganó Chile

APESAR DE la tristeza por la derrota de Chile frente a Alemania en la Copa Confederaciones, los chilenos debemos estar contentos ya que las primarias -cuya convocatoria superó el millón y medio de votos- fueron todo un éxito.


Y ello, sin duda, fortalece a la democracia y empodera a la sociedad civil, por eso con las primarias, ganó Chile. Además se consolidó una profunda voluntad de cambio democrático con el categórico triunfo de Sebastián Piñera.


Lamentablemente, ni el gobierno de la Nueva Mayoría, ni su candidato presidencial colaboraron para informar e incentivar a la ciudadanía a participar en este importante proceso democrático.

Con su omisión, el Ejecutivo perdió una gran oportunidad para hacer un aporte concreto a la recuperación de las confianzas en las instituciones políticas.


Asimismo, resulta lamentable que los partidos oficialistas hayan preferido designar cupularmente a sus candidatos presidenciales en lugar de permitir que la ciudadanía los eligiera libremente con su voto.


Los resultados de ayer también nos muestran que la mayoría de los chilenos que participaron con su voto, optaron por retomar el camino hacia el desarrollo social a través de políticas públicas responsables que promuevan la justicia, la solidaridad y el crecimiento, es decir, la propuesta que encarna Piñera.

Y a su vez, rechazaron el proyecto de Beatriz Sánchez y del Frente Amplio que representan la reivindicación de la “retroexcavadora”, en otras palabras, la profundización de los errores y fracasos del actual gobierno.

La gran votación obtenida por Sebastián Piñera, cuya suma es mayor a la de todos los candidatos en competencia, representa nítidamente el profundo deseo de cambio de la gran mayoría de los chilenos que esperan un gobierno que multiplique las oportunidades de desarrollo para todos, sin exclusiones. Pero eso no basta.

Se requiere también una mejor política, un Estado moderno, más y mejor calidad de vida, y un real compromiso con la clase media y los más vulnerables.


Con el triunfo de Sebastián Piñera comienza una nueva etapa para Chile Vamos, cuyo eje debe ser la unidad de todos sus miembros, incluyendo especialmente a Felipe Kast y a Manuel José Ossandón, quienes obtuvieron una votación significativa.


Pero no solo a ellos, también a los millones de chilenos que al votar por la Presidenta Michelle Bachelet pensaron que ella continuaría con el estilo de gobierno de acuerdos y consensos que representó la Concertación.


A ellos también hay que convocarlos y de esta forma, dejar atrás el paréntesis de estos últimos cuatro años, donde se ha deteriorado tan profundamente las opciones para que Chile tenga una mejor democracia y un mayor desarrollo social y económico.


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Published on July 03, 2017 06:00

Criatura en gestación

Fue un resultado modesto, dadas las expectativas que ellos mismos lograron sembrar. Sobrepasaron apenas los 300 mil votos, una cifra que en opinión del diputado Gabriel Boric no estuvo a la altura de lo que su coalición proyectaba. Sin ir más lejos, el senador Ossandón obtuvo, por sí solo, cerca de 50 mil votos más que todo el Frente Amplio, lo que ilustra las diferencias en el peso relativo de una fuerza emergente, en contraste con un bloque consolidado como Chile Vamos, que se alzó por sobre el millón 400 mil sufragios.


Pero hay que poner las cosas en perspectiva: el Frente Amplio es un conglomerado que recién ve la luz de la participación política en las grandes ligas; que tiene una existencia formal de sólo un par de meses y que debió recurrir en tiempo récord a la inscripción de una colectividad -Revolución Democrática- para poder viabilizar electoralmente a sus precandidatos. En rigor, una criatura en gestación, con toda su precariedad y falta de recursos, pero que fue capaz de llegar a una instancia decisiva como la primaria legal, y de plantarse de igual a igual frente a la centroderecha, algo que en las actuales circunstancias la Nueva Mayoría no estuvo en condiciones de hacer.


Los resultados obtenidos ayer por el Frente Amplio implicaron, de algún modo, una sana dosis de realismo, evidencia categórica de que no es ni será fácil construir un proyecto de gobernabilidad que pueda competir con los dos bloques hegemónicos de la política chilena. En efecto, el sueño un poquito adolescente de que con lo hecho hasta ahora ya estaban ad portas de pasar a segunda vuelta en noviembre próximo, ha quedado en entredicho. Hoy, en función de la convocatoria obtenida en esta primaria, esa meta se ve en realidad lejana, un desafío mayor desde el punto de vista político, orgánico y -mal que les pese a los despreciadores del dinero- también financiero.


Con todo, hay que reconocerlo: el Frente Amplio dejó instalado el germen de una fuerza que tiene una potencialidad política y cultural innegable; representan a un bloque que ha sido capaz de plantear un discurso crítico frente al actual modelo político y de desarrollo con una consistencia que ningún otro había tenido en mucho tiempo. Se han propuesto romper el duopolio y, al menos en estas primarias, dieron sólidos pasos en esa dirección. Pero, al mismo tiempo, han mostrado las debilidades de un proyecto todavía incipiente, que tiene un enorme camino por recorrer, si lo que quiere es efectivamente representar una opción real de poder.


En síntesis, esta fue una primaria que con seguridad dejó un sabor agridulce en las dirigencias y partidarios del Frente Amplio. Tuvo la capacidad de mostrar los primeros pasos de quienes emprenden un trayecto con energías y convicciones, pero hizo visible también la vastedad de todo lo que es necesario avanzar, para poder hacer realidad la envergadura de las metas planteadas.


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Published on July 03, 2017 06:00

A recomponer la unidad

Como experiencia para la centroderecha, la primaria de ayer fue estimulante y clarificadora. El sector logró convocar a una fracción muy importante del electorado -un millón 400 mil ciudadanos- y pudo dar finalmente vuelta la página de la época en que los candidatos se imponían desde arriba. El gran triunfador, Sebastián Piñera, ratificó el liderazgo que le atribuyen las encuestas, no obstante que Manuel José Ossandón consiguió arriba de 350 mil votos en su apuesta por una derecha con mayor quilla social. También los resultados fueron alentadores para Felipe Kast, quien, si bien llegó en tercer lugar, pudo sobreponerse con bastante dignidad al riesgo de quedar invisibilizado por sus contendores desde el momento en que la pugna se polarizó en términos muy agrios entre Piñera y Ossandón.


Las primarias siempre tienen algo muy traumático para las fuerzas políticas concurrentes. No son iguales las disputas entre adversarios que entre contendores supuestamente aliados. Estas últimas siempre duelen más. La primaria de ayer, sin duda que dejó heridas serias en el sector y es poco probable que de aquí a noviembre todas ellas puedan quedar cicatrizadas. Pero Piñera, que tiene claro el desafío, tendrá que hacer el esfuerzo. Ossandón, más allá de las descalificaciones personales en que incurrió en su campaña, representa a un electorado herido y que se siente perdedor en el contexto del discurso un tanto triunfalista de la derecha. Piñera tendrá que atender a esa gente y la manera más directa de hacerlo será posiblemente dándole un contenido concreto y verosímil a esa idea de red de protección social para la clase media, que hasta aquí su campaña básicamente solo se ha limitado a enunciar.


Aunque el triunfo de Piñera era enteramente previsible, la cantidad de votos que consiguió vuelve más robusta su victoria. Es cierto que le fue bastante mejor en regiones que en Santiago, pero los sondeos ya habían anticipado que en la Región Metropolitana la contienda iba a ser más estrecha para él. De aquí a noviembre los partidos que están detrás de su candidatura van a tener que hacerse cargo de esta debilidad y para este efecto el trabajo político que empiecen a desarrollar desde esta misma semana será crucial. Tendrán que tender puentes, tendrán que forjar redes, tendrán que desplegarse e intensificar fuertemente el trabajo territorial.


Si bien la derecha mostró fisuras que no son menores en esta primaria, la sensación dominante en el sector es que a nivel de su electorado de base las disociaciones son menores que las que quedaron de manifiesto en el debate que hizo Chile Vamos. Ahora el sector tendrá tiempo para recomponerse y reordenarse en función de sus verdaderos adversarios, que son el gobierno y resto de los candidatos que competirán en primera vuelta y que hasta ahora no han tomado muy en serio la traumática experiencia de las reformas de Bachelet. Lo importante es que la centroderecha ayer cumplió con una instancia de higiene política que era dura, pero fundamental para su proyección, que logró en esta oportunidad niveles de participación que superaron las expectativas y que terminó con una votación cuatro veces superior a la del Frente Amplio. Todo esto podría estar anticipando el triunfo que el sector aguarda para volver a La Moneda el año próximo. Pero Piñera habrá de tener claro que también entraña el peligro de creer que tiene la suerte comprada.


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Published on July 03, 2017 06:00

Ganadores pero con tarea

Como en todo proceso electoral las primarias de ayer domingo, ponen fin a la infinita especulación política propia de las campañas y abre un momento de realidad donde el protagonismo vuelve al ciudadano. Quien fuera bombardeado por la cobertura de debates, franjas electorales televisivas y demases artilugios de campaña para en ese momento tomar su propia decisión de ir a votar y marcar su real preferencia.


Es en este contexto, donde Chile Vamos logra movilizar a más de 1,4 millones de personas. Una cifra mayor a la esperada, y que sin duda debe haber incomodado al oficialismo de la Nueva Mayoría, que tuvo que conformarse con verlo por televisión. Sebastián Piñera triunfo con suficiente holgura y superando el solo los 800 mil votos de la primaria de su sector el 2013. Logrando doblar en votos al segundo lugar.


El senador Ossandón se consolida en un segundo lugar  importante con más de 370 mil votos. El mismo consciente de su buen resultado relativo cambió drásticamente su discurso agresivo de las primarias por uno más  conciliador, intuyendo que las posibilidades de capitalizar su buen desempeño en la perspectiva de un futuro gobierno de Chile Vamos, pasan necesariamente por tender puentes, y estar dispuesto a colaborar lealmente en ese éxito. 


Lo mismo ocurre con Felipe Kast, quien siempre sostuvo que su aspiración era darle visibilidad a su proyecto de largo plazo y no tanto a ser percibido como realmente competitivo en estas primarias, alcanzo casi la misma votación de Beatriz Sánchez, a pesar de ser solo el tercero dentro de su primaria de Chile Vamos. Esto demuestra que la izquierda no tiene el monopolio en cuanto a movilizar el voto joven, o que la renovación de la derecha identificada con Kast, no tiene mucho que envidiar a quienes lo intentan hacer desde la izquierda. 


El Frente Amplio, da un paso importante en su propio proceso de consolidación. El triunfo de Beatriz Sánchez, no fue sorpresa para nadie como tampoco lo fue que  doblara a Alberto Mayol en votos. Pero hay una sombra sobre este triunfo, y es la débil convocatoria. Si pensamos que en la izquierda no había más competencia al decidir la Nueva Mayoría no participar de estas primarias, la expectativa de acercarse a esos electores y atraerlos al Frente Amplio de la mano de Beatriz Sánchez no se cumplió. El discurso de ser una amenaza real y actual para la hegemonía de la izquierda que ha estado por décadas en manos de la Concertación primero y de la Nueva Mayoría hoy se ve hoy menos creíble. Los 300 mil votos de la primaria del Frente Amplio no alcanzan para esto.


Así los ganadores celebran, pero ambos han quedado con tareas pendientes para estos meses ante proximidad de la primera vuelta presidencial. Para Beatriz Sánchez queda la tarea de ver si el haberse visto más débil en los debates, menos densa en términos programáticos, y con varios errores gruesos que la pusieron en evidencia frente a su electorado más de izquierda como alguien sin mayor trayectoria o peso político propio. Esas dudas deben ser despegadas rápidamente si quiere dar la pelea de fondo, por un puesto en la segunda vuelta.


Sebastián Piñera más allá de su gran triunfo, debe entender que movilizó este domingo a más chilenos de los que el mismo tenía previsto, el rechazo al mal gobierno de la Nueva Mayoria sigue siendo la variable principal para explicar a los casi un millón y medio de ciudadanos que ayer salió a votar y a manifestar que quiere un cambio. El expresidente debe moverse con habilidad para acercarse al voto popular del Senador Ossandón, presente con más fuerza en la región metropolitana pero también en el resto del país. Sintonizar su campaña con los segmentos más necesitados, y que son quienes peor lo han pasado en estos años es un esfuerzo que pasa por entender y asimilar sus necesidades y urgencias. 


También aunque de manera más fácil, por la cercanía entre ambos, el ahora candidato único de Chile Vamos debe poner atención a la señal que le da el voto joven que apoyo a Felipe Kast, es en la combinación de estos dos mundos: el popular y el joven, sumado a la correcta interpretación del malestar ciudadano con la Presidenta Bachelet y su gobierno donde están las claves de su triunfo en noviembre y de un segundo mandato suyo que se ve cada vez más cerca. 


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Published on July 03, 2017 05:18

Desafíos para el Frente Amplio

EL TÉRMINO de las primarias debiera dejar al Frente Amplio con un sentido de labor cumplida. En pocos meses de existencia logró inscribir la primaria, adquirir una expresión de carácter nacional, movilizar a cientos de miles y oxigenar el debate político con nuevas ideas. En síntesis, logró levantar una alternativa a la ciudadanía, apostando a la disputa electoral, social y política. Reconocer la necesidad de disputar el poder en las elecciones y a la vez defender la construcción de un proyecto de largo plazo, es un elemento central para la consolidación frenteamplista.


Al mismo tiempo en que tenemos diversos motivos para celebrar, los resultados de la primaria deben poner una primera gran alerta para nuestro proyecto. Todo el trabajo que realizamos en estos meses no fue suficiente. La derecha nos cuadriplicó en votos. En hora buena aún tenemos tiempo para revertir esta situación.


Si el Frente Amplio aspira a ser una alternativa real de representación popular debe ser capaz de multiplicar su mensaje para hacerlo llegar a todos los rincones de Chile. Debemos ser capaces de comprobar que somos la mejor expresión de las demandas sociales y también la mejor alternativa para ser gobierno.


Un imperativo para seguir avanzado en la consolidación del Frente Amplio será mantener y fortalecer la unidad -en la diversidad- de las distintas identidades que lo componen. En este esfuerzo será clave el liderazgo de la ganadora de nuestra primaria, Beatriz Sánchez, y de Alberto Mayol. Ambos lograron conducir el proceso de primarias manteniendo un clima de fraternidad propio de la cultura política que nuestro sector debe cuidar en todo momento, esto independiente de los roces propios de toda elección.


También será relevante otorgarle una centralidad especial al Frente Amplio y a sus candidatos y candidatas al Congreso dentro de la candidatura presidencial del bloque.


Uno de los grandes errores en la forma en que las coaliciones políticas tradicionales han conducido sus campañas ha sido la separación entre “el comando” y sus partidos. El Frente Amplio deberá encontrar un equilibrio virtuoso que le permita al comando presidencial mantener su eficiencia, y a la vez darle espacio y poder al Frente Amplio.


 La primaria ha dejado en evidencia el carácter del proyecto conservador de Chile Vamos y de Sebastián Piñera.


Los énfasis que puso el expresidente durante lo que va de campaña hablan de un proyecto que promete explícitamente retroceder en derechos sociales, dando rienda suelta al libre mercado como supuesto para alcanzar un mayor crecimiento.


El Frente Amplio tiene la responsabilidad de seguir creciendo y madurando, para construir una alternativa de gobierno que se anteponga al tipo de sociedad que Chile Vamos le ofrece al país.


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Published on July 03, 2017 05:05

Sólo un sorbo de vodka

Del comunismo sectario de la URSS vivido en esos años de la Guerra Fría, del politburó soviético con jerarcas veteranos y cara de poco buenos amigos, recuerdo un país triste.


A media mañana en sus grandes avenidas penaban las ánimas y el paso de uno que otro auto. No se asomaba la Perestroika (reestructuración) de Gorbachov ni la Glasnost (transparencia) del oso soviético. O eran ellos o el Tío Sam.


La ausencia de vida ciudadana se justificaba, todo el mundo trabajaba. A las 7 de la mañana la masa marchaba al trabajo, la fábrica, la industria. Buses y camiones antiguos y modernos transportaban la mano de obra.


El gélido otoño bajo cero, reclamaba ese calor ausente en nuestros anfitriones. El Hotel Ucrania, llamado ahora Radisson, se caracterizaba por lo sombrío. En cada piso sentíamos la mirada de una obesa funcionaria estatal, controlando salidas y llegadas a nuestra habitación. Todo era parte del sistema. Controlarlo todo.


Fuimos a meternos a las fauces del enemigo, rotas las relaciones diplomáticas con Chile, Perú era la contraparte de todo aquel chileno que quisiera regresar con destino inseguro. Éramos personas non gratas.


En Chile comenzaba un amanecer negro y prolongado. Comenzaban las razias ideológicas. Éramos los representantes de un país subyugado bajo una Junta Militar. Éramos futbolistas ensoñadores de usurparle al oso soviético un empate o una victoria. Un gol podía atenuar el sufrimiento al quebrantamiento de una república en llamas.


Ha pasado el tiempo. Hoy una nueva casta de futbolistas pisó tierra rusa. Hay algarabía en sus anchas avenidas. El capitalismo se hace sentir. Cafés, restaurants, calles atractivas con tiendas suntuosas y famosas y rusos ya no comunistas sino universales consumistas.


Los cracks de hoy pueden leer la historia. Ellos intentaron lograr ya no un épico empate como antaño, sino alzar la Copa y beber en ella un triunfal sorbo de vodka. A la distancia, con nostalgia, estuvimos brindando con ellos. Por más que al final no lo consiguieran.


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Published on July 03, 2017 05:00

July 1, 2017

¿Cuántos votarán?

Tenemos primarias en Chile Vamos y el Frente Amplio. Aunque ningún resultado está definido y cualquier cosa puede suceder hasta que no se escucha el pitazo final, la verdadera incógnita está en cuántos irán a votar, duda que es más acuciante en el conglomerado de centroderecha, que ya tiene un benchmark que impone la primaria presidencial anterior: cualquier cosa inferior a los 800.000 que concurrieron en esa oportunidad, será vista como un fracaso.


Y en particular para Sebastián Piñera, no solo porque siguiendo su lógica de “hemos hecho más en 20 días que la Concertación en 20 años”, generó una innecesaria expectativa al pronosticar mas de un millón de votantes (subiendo luego la apuesta al exigir a su “comando” la meta de un millón de votos para él), sino porque se supone que es el ungido que tiene amplio apoyo. Este sobregiro ha empezado a crear preocupación en Chile Vamos y de antemano se comenzó a bajar la puntería. La explicación estaría en la final Chile-Alemania en Rusia, justa deportiva que disputará hoy el protagonismo a la justa electoral.


Pues bien, lo del partido tiene mucho de pretexto. Porque si se supera el número de votantes se proclamará un triunfo memorable, que se habrá logrado a pesar del partido. Entonces, sí sería posible, pero claro, para que suceda es menester que haya la motivación y mística suficiente, y es casi un dato que no la hay. ¿Por qué? Debido a que no se trata de una primaria competitiva. En 2013 había una competencia nítida y sana en democracia: iban los abanderados de ambos partidos, que dieron una pelea firme -pero sin perder los estribos- y el fallo final fue “fotográfico”. Entonces hubo incertidumbre y un razonable entusiasmo por participar, ya que el voto de cada cual valía y podía ser dirimente. Eso no existe ahora, cuando las mismas directivas que convocaron a la primaria proclamaron a Piñera y han reiterado que no tiene competidor real. Entonces, ¿para qué la convocaron? Mejor lo hubieron inscrito derechamente a primera vuelta.


Si Felipe Kast o Manuel José Ossandón no pesan nada, entonces qué sentido tenía que convocaran una primaria con resultado pre anunciado. Porque el objetivo de una primaria -como en los partidos de fútbol-, es que haya competencia y que “gane el más mejor”, precisamente para que el conglomerado lleve a la final al mejor candidato. Y el problema fue éste, ya que nunca se dejó espacio en los años previos para que se perfilaran variadas opciones y luego definir competitivamente un candidato capaz de pasar todos los obstáculos. Todo estuvo hecho para Piñera y solo perseveraron los que fueron porfiados, a pesar del ambiente de descalificación.


Y ahora nos dicen que si Piñera no logra movilizar a la gente a votar, la culpa la tiene la Selección Nacional. No, el problema es que no hay mucha mística y basta con que salga un partido de fútbol al camino para que la situación se complique. Sorprendente, cuando en décadas el futuro no se advierte tan ominoso ante un triunfo de la izquierda.


Si no se alcanzan los 800.000 votantes, algo que no se ve fácil, las directivas de los partidos de Chile Vamos nos deberán una explicación.


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Published on July 01, 2017 23:00

¡Que gane Chile!

Y llegó el día de las elecciones primarias. Después de varias semanas de campaña, franja electoral y debates -algunos francamente para el olvido-, hoy sabremos quién es el candidato único del Frente Amplio y Chile Vamos para los próximos comicios presidenciales. La verdad sea dicha, existen pocas dudas sobre el resultado que conoceremos por la tarde; y tanto Beatriz Sánchez como Sebastián Piñera deberían ser proclamados como los respectivos vencedores.


Sin embargo, y nunca debiendo descartar por completo la posibilidad de una sorpresa, lo que se juega hoy tiene menos que ver con el resultado y más con otra variable que puede impactar de manera muy significativa a quienes son protagonistas de este proceso, como también a los otros partidos que observan desde sus casas. Me refiero, obviamente, a la participación electoral.


Para el caso de Chile Vamos, teniendo como referencia las 800 mil personas que participaron la vez anterior, sería un revés el bajar de dicha cifra. De hecho, y salvo declaraciones de última hora -cuyo propósito es justamente contener las expectativas- fueron los propios dirigentes del piñerismo quienes se pusieron la meta de un millón de electores. Y la cifra no es casual. No solo es importante dotar de evidencia empírica al triunfalismo que rebalsa en dichas filas, sino también contrarrestar la incidencia de los bolsones electorales que se le presumen a Ossandón. Cualquiera sea el caso, las dudas que se han generado en las últimas semanas alentarán la conducta del “voto útil”, perjudicando de manera significativa la votación de Kast.


El Frente Amplio tiene un desafío similar, aunque con una diferencia importante. Salvo que tomemos como referencia esa votación “por internet”, cuya convocatoria y estética no superó el estándar escolar, se trata de una fuerza política sin historia en este tipo de procesos. A primera vista, podría pensarse entonces que cualquier cifra es aceptable. Sin embargo, una participación que no se acerque a la mitad de lo que convocarán sus contrincantes hoy, echa por tierra dos importantes supuestos de su relato. El primero, que se trata de una fuerza política con vocación de poder, que dejó la estrategia testimonial y que pretende presentarse como una alternativa viable a la Nueva Mayoría. Lo segundo, es que detrás de su discurso subyace la promesa de que es posible reencantar a un conjunto de ciudadanos, especialmente jóvenes, que hace muchos años se marginaron del proceso electoral.


De esa manera, el silencio de Goic y la comentada frase de Guillier no fueron casuales ni improvisadas. Una baja participación en las primarias podría atenuar el bochorno que para la Nueva Mayoría significó quedarse fuera de esta competencia, dando la sensación térmica -aunque solo sea eso, una sensación- de que todavía tiene algo que mostrar. Si por el contrario hoy asistimos a una votación que en total supere el millón y medio de personas, comienza a escribirse para el oficialismo la crónica de su muerte anunciada.


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Published on July 01, 2017 22:45

El futuro del pasado

El futuro es intrínsecamente impredecible en el largo plazo porque el ver futuros posibles por sí mismo afecta el presente. Es decir, aunque parezca una paradoja, que lo es, el presente afecta al futuro de la misma manera que el futuro afecta al presente. La economía moderna ha avanzado mucho en este terreno y habla de las expectativas racionales (vs. adaptativas). En este gobierno no entienden mucho de estas teorías y por eso no logran comprender cómo han deteriorado todo. Cuando Guillier declara ser el continuador de este gobierno, si sube su probabilidad de gobernar, la economía se deteriora de inmediato, para qué hablar de otras posiciones más extremas.


Entonces, en los hechos, hay un futuro del pasado cuando solo proyectamos historia o cuando queremos volver atrás, un futuro del presente en que nos creemos dioses capaces de construir el futuro que nos plazca, y un futuro del futuro que emerge de lo que aun ni siquiera conocemos. Del conflicto e interacción de estos tres futuros emerge el que finalmente lo será.


Pues bien, la política chilena, con honrosas excepciones, parece solo conocer el futuro del pasado. Sorprendentemente, los jóvenes talentosos del Frente Amplio, que para mí debieran representar el futuro de futuro, apenas repiten añejas ideas de sus abuelos. Peor aún, lo hacen como si se hubieran iluminado. “Hay que terminar el modelo extractivista y generar más valor agregado” es la revelación creativa que proclaman. Una idea más vieja que el hilo negro; de hecho, partió en los años 40 del siglo pasado. Hasta los radicales la sabían e impulsaron la Corfo y la industrialización vía el Estado. Pero no era fácil. El proteccionismo que requería no permitía que fueran competitivas. Hasta autos se trataron de fabricar en Chile en el intento de tener más valor agregado.


Por otro lado, el actual gobierno solo cree en el futuro del presente mirando por el retrovisor. Dicen que por las reformas hay que pagar un costo, que los beneficios son a largo plazo. Lo cierto es que da lo mismo el “costo” de las reformas estructurales y si dejan al país más atrás que donde partió que es lo que ocurre en Chile. Creen que están avanzando y creando historia. La cosa de fondo para ellos es el poder, y hay que mantenerlo a como dé lugar, el síndrome de los Castro. Es que ellos se sienten moralmente superiores y por ello “deben” gobernar.


La derecha no lo hace mucho mejor. También es ejemplo del futuro del pasado. La derecha no se caracteriza por ser ni muy creativa, ni de aportar nuevas ideas para el desarrollo nacional. Tiende a ser conservadora y una buena parte de ésta sigue anclada a religiones en que el futuro deseado está en el “otro mundo”. La derecha cree en la libertad, y postula que es el ejercicio de ésta la que genera el mejor futuro.


Todas las vertientes del populismo, que hoy brotan a raudales en nuestro país, son expresiones del futuro del presente. Pan para hoy, hambre para mañana. Jamás el populismo ha logrado el desarrollo cuando se ha intentado.


Necesitamos a los millennials más involucrados en lo colectivo. Las viejas ideologías ya no responden a los problemas de la actualidad, menos las del futuro. La democracia no se ha modernizado en siglos y ya no es capaz de resolver las dinámicas sociales de la actualidad. En la era del conocimiento no hay espacio para políticos ignorantes pero populares. En la era de internet y de la inteligencia artificial no hay espacio para asambleas y cabildos. La pobreza y segregación del futuro viene de la brecha digital, no del ingreso.


Todo lo anterior descansa en la calidad de la educación, no de la gratuidad para un sistema del pasado. También de la modernización (calidad) del Estado, no de su creciente obesidad (tamaño). El mejor futuro posible resulta de la colaboración, no de la eliminación del adversario, menos de las retroexcavadoras.


Como vemos, Chile es un país que mira hacia atrás más que adelante y, de seguir así, el futuro será repetir una y otra vez los mismos errores.


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Published on July 01, 2017 22:40

Álvaro Bisama's Blog

Álvaro Bisama
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