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January 25, 2018

Vecinos distantes

Una vez más Chile acudirá a los tribunales a defender su derecho. ¿Por qué en los últimos tiempos hemos vivido episodios similares? ¿No está clara la delimitación territorial de nuestro Estado?  La respuesta es categórica: Chile posee un territorio delimitado por tratados válidamente ratificados con todos sus vecinos. Pero una cosa es la verdad jurídica, y otra el conflicto que emerge cuando otro Estado señala tener la mejor disposición hacia nosotros, a cambio de una cesión de parte de nuestro territorio.


Peor aún, cuando de esta aspiración, que en la práctica muestra un desconocimiento de la legalidad vigente, se acompaña de campañas educativas, comunicacionales y políticas basadas en el antichilenismo. Se intenta revisar la Historia, y se construye un imaginario en el cual el nacionalismo exaltado pasa a ser un precioso capital en la política interna. Peor todavía, en algunas ocasiones hemos sido víctimas de operaciones en que autoridades de otro país han intentado desarrollar acciones de soberanía en nuestro territorio. Tal fue el caso de una pretendida “inspección de puertos”, así como de diversos incidentes en que fuerzas de seguridad han penetrado en nuestro territorio.


Chile es un país amante de la paz, la hemos construido ya casi por siglo y medio. En la base de nuestra estrategia está el respeto estricto a la legalidad, que en materia internacional la cautelan los tratados y los regímenes internacionales. Precisamente para defender la intangibilidad de los tratados y ratificar nuestra disposición de solución pacífica de las controversias, hace más de medio siglo firmamos el Pacto de Bogotá. Chile respeta los tratados. También los hace respetar.


Es irreal apostar por parte de cualquiera que Chile, Estado soberano, va a ser obligado a ceder territorio. Jurídica y políticamente es inviable, ninguna autoridad nacional tiene atribuciones para ceder territorio. Por lo demás, el soberano ya se ha manifestado reiteradamente en contra de una alternativa de este tipo.


Hemos ofrecido en reiteradas ocasiones alternativas para una mejor convivencia, para incrementar nuestra cooperación. Ello ha encontrado eco parcial, y junto a los querellantes, encontramos muchos ejemplos de “diplomacia silenciosa” que involucra a centenares de ciudadanos bolivianos beneficiados por programas diversos de cooperación, junto a decenas de miles que pacífica y productivamente eligen nuestro país para su residencia.


Conversar para mejorar las relaciones e intensificarlas, es una vía que está abierta, y si al final del día lo que queda es que hay que seguir conversando, entonces estaremos en el punto de partida; nada más que quedará claro que debe ser sobre la base estricta del respeto a los tratados, es decir, más de lo mismo. Tendremos que asumir que se enfrío una relación para volver al principio.


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Published on January 25, 2018 04:27

Un año con Donald Trump

Ya decía Saul Bellow en su novela Ravelstein que quien desee gobernar Estados Unidos debe entretenerlo. Donald Trump ha llevado la máxima al extremo. Los norteamericanos están obsesionados con su Presidente y él goza siendo foco de su atención.


Trump exhibe el narcisismo de un bravucón de bar. Su lengua afilada ha entrado en una guerra de desgaste con sus detractores. Hasta ahora, son estos los que ganan: el mandatario es impopular y eso podría costarles a los republicanos una derrota en las legislativas de noviembre.


Pero no todo está perdido para él. Contrario a lo que sugiere la siempre negativa cobertura que recibe en los medios, Trump ha sido muy eficaz para llevar adelante su programa. La inmigración ilegal, por ejemplo, ha bajado 60%, lo cual sugiere que el tema podría verse resuelto sin tener que construir el infame muro en la frontera con México. Por su parte, la economía navega a velocidad crucero y la confianza de los consumidores está en su nivel más alto de los últimos 17 años. Si la amplia reforma tributaria que logró aprobar tiene los efectos esperados, el crecimiento de la economía podría agarrar viento de cola. En otro frente crucial, Trump pudo confirmar sin problemas al juez Neil Gorsuch para la Corte Suprema y ha nombrado a un número casi sin precedentes de jueces, lo que proyectará su influencia mucho más allá de su mandato.


El Presidente también ha avanzado su agenda exterior. Las amenazas a Corea del Norte forzaron a la ONU a aplicar durísimas sanciones contra el régimen de Kim Jong-Un, quien se ha visto obligado a dialogar con Corea del Sur. Con polémica, Trump honró su promesa de denunciar el Acuerdo de París sobre el cambio climático y de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Impulsa asimismo algunas medidas proteccionistas y exige a la Organización Mundial de Comercio que condene las prácticas industriales de China, que se alejan del fair play comercial.


Aunque cuesta tomar distancia de un personaje como Trump, es necesario analizar con frialdad el fenómeno político que representa. Después de todo, el mandatario es la encarnación contemporánea de una veta proteccionista y populista que recorre la historia de Estados Unidos desde sus orígenes. Hay una línea directa entre el proteccionista “Informe sobre las manufacturas” que el secretario del Tesoro Alexander Hamilton presentó en 1791 al Congreso y las restricciones a la importación de paneles solares y lavadoras que Trump decretó esta semana. De idéntica forma, existe una conexión estrecha entre la aspiración populista del Presidente Andrew Jackson (1829-1837) de ampliar el voto y darles voz a los que no la tenían y la capacidad de su actual sucesor para representar a los trabajadores postergados por la globalización.  


Más allá del molesto ruido que rodea todo lo que hace y dice, Trump es bastante más predecible y comprensible que lo que él y sus adversarios quieren que creamos.


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Published on January 25, 2018 04:00

Un gabinete convencional

Resulta evidente que el nombramiento de cualquier gabinete ministerial está lejos de sumar niveles masivos de apoyo. Bajo la premisa de que se trata de una alquimia imposible, si  hubiera que resumir en una sola idea la impronta del que debutará en marzo habría que decir que primó la experiencia política. A segundo plano pasaron otras consideraciones como el equilibrio de género y esa paridad que, alguna vez, vimos transitar como al vuelo y que hoy parece remitida a una quimera. Existe consenso en constatar la continuidad de algunas figuras que acompañaron a Sebastián Piñera en su anterior mandato pero, también, una apuesta por la proyección. Esto último no debiera extrañar a nadie. En el presidencialismo, existe la expectativa de que los liderazgos de relevo afloren de la cantera ministerial por mucho que los dos gobiernos de Michelle Bachelet la hayan desatendido.  


¿Y en qué lugar se cristalizará, a fin de cuentas, dicha experiencia? En lo que se denomina el “centro estratégico de gobierno “(CdeG), entendido como “el círculo de instituciones y personas con las cuales el Presidente habitualmente toma las decisiones más importantes”. Los ocupantes de Interior, Hacienda, Segegob y Segpres pueden tranquilamente exhibirla y, en ello, la edad de Gonzalo Blumel es un mero dato. Otro importante factor es que no llegan a La Moneda a conocerse. Lo anterior será útil para lidiar con tormentas como las que se anticipan en Educación, dado el controvertido perfil de su titular. El círculo termina por cerrarse, sin lugar a improvisaciones, con Cristián Larroulet como jefe de asesores del Segundo Piso. Dicho espacio viene siendo objeto de auscultación creciente y le generó a Piñera, por las críticas intermitentes de Carlos Larraín en su momento, más de un quebradero de cabeza. Larroulet, además de saber cómo funciona, es una de las personas que más conciencia tiene de su importancia para la coordinación y  la gestión con sentido estratégico.      


Sin  embargo, el ofrecimiento al país de un gobierno de unidad antecedido, además, por una campaña centrista, hacía pensar en la posibilidad de otra fórmula. Algo así como un gabinete a lo Macron, un cóctel post partidista, variopinto en lo ideológico y que difícilmente se compensa con independientes de conocida adscripción política. Una versión a la chilena de aquella frase de Abraham Lincoln cuando dijo que no tenía derecho a privar al país de sus mejores cerebros simplemente porque a veces no estuvieran de acuerdo con él. No es una idea ni ingenua ni estrafalaria, pero tendrá que esperar. La cultura política permanece anclada en códigos binarios excluyentes. Esa diversidad que tanto se pregona para la empresa y que, en política, podría resultar en una colaboración entre rivales es vista como el cruce de una frontera que linda con la traición.


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Published on January 25, 2018 04:00

Chile Vamos 2018-2026

Chile Vamos se ha propuesto gobernar ocho años, para lograr dicho objetivo se ha planteado la necesidad de hacer crecer el sector. El gabinete recién presentado tendrá que considerar en sus labores avanzar hacia dicha meta. Tal propósito requiere, no obstante, una discusión y acuerdo previo -que aún no existe- para definir a quienes se pretende seducir y con qué proyecto. Crecer por crecer no lleva a ninguna parte. Por eso, en virtud de los cambios sociopolíticos y las disputas hegemónicas culturales que se están dando en nuestro país, el gobierno de Chile Vamos no puede pararse de perfil para evitar reflexionar sobre la viabilidad de aspirar a un horizonte social que se traduzca en definiciones claras. Menos aún podría ser neutral, porque la sociedad está discutiendo aquellas temáticas, y porque además si se busca -como se ha anunciado- un desarrollo humano, el silencio y la omisión no se justifican.


Si Chile vamos comparte y considera necesario impulsar un modelo económico, es absolutamente sensato esperar que se pronuncie sobre qué modelo de sociedad pretende impulsar. Si no existe un planteamiento de coalición respecto a nociones antropológicas, o del sentido de instituciones fundamentales para la sociedad que definan el estatuto de ese desarrollo humano propuesto, cada partido buscará -como ya lo ha hecho Evópoli- defender sus propias convicciones. Sin embargo, en ese escenario no coordinado y sin proyecto común, se le crearán al gobierno focos de conflictividad precisamente por omitir una tarea que le compete a él, por cuanto gobernar implica tomar posturas en materias relevantes como son estas.


Resulta urgente reflexionar sobre los cambios profundos que estamos experimentando. Pues, una vez se encuentren los lugares comunes, por mínimos que sean, será más fácil definir horizontes políticos. No hacerlo limitará a responder con políticas de corto plazo a problemas estructurales de la política. Hasta ahora sólo se ha aludido a una sociedad más inclusiva, pero aquella intención no basta para definir y concretar un proyecto de sociedad ni menos un determinado desarrollo humano, porque no transparenta aun desde qué antropología se sustenta ni hacia qué orden social y nueva institucionalización se aspira.


La derecha ha tomado conciencia de su diversidad y de sus diferencias; ha comenzado a pensarse política y culturalmente (se habla ya de “las derechas”). Iniciado este proceso,  resulta inminente intentar pensar la posibilidad de un modelo de sociedad común que permita tratar de impulsar un crecimiento hegemónico del sector.


Tal vez podríamos partir por pensar antes el sentido y horizonte que buscan las demandas de aquellas identidades que hoy interpelan el orden existente. Aquella tarea, por la magnitud que comprende y por su sentido político, no puede quedar reducida a discusiones de partido. Se requiere de liderazgos que tengan la voluntad y el poder de impulsar un horizonte social. Por ende, resulta impensable que el próximo gobierno, sus ministros y su presidente no tomen la posta de la discusión.



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Published on January 25, 2018 03:52

Hablemos de Parra

Falleció Nicanor Parra y todos queremos hablar de él, eso está claro, unos desde la pena y otros desde la antipena; unos desde la nostalgia y otros desde la ironía; unos desde el deseo de apropiárselo por haber leído y entendido su obra completa, otros desde la ocasión en que pasaron a golpearle la puerta en su casa en Las Cruces y no recibieron respuesta. Ahora, solo de una cosa estaremos seguros, hablaremos de él, o como sostuvo Roberto Bolaño: “Solo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá”. Una afirmación de la que el mismo Parra dudaría, porque, así lo entiende Bolaño, no importa demasiado.


Pero hablemos y escuchemos. Los entusiastas dirán de Nicanor Parra que pertenece al gran clan Parra, que es el antipoeta por antonomasia, que es nuestro rock star -lo es-, admirado por Patti Smitt, Bolaño e Ignacio Etcheverría, entre otros. Los detractores, por su parte, sacarán a la luz el té con la esposa de Nixon o alguna leyenda negra. Parafraseando y sin soltar a Bolaño, no han podido con él ni la izquierda chilena, ni la latinoamericana; ni la derecha neonazi ni la desmemoriada. Menos aún los profesores latinoamericanos que “pululan por los campus de las universidades norteamericanas”, de hecho, los seguidores de Parra tampoco han podido con él.


Hablemos de Parra. Citaremos de memoria el poema “Montaña rusa”: “Suban, si le parece. / Claro que yo no respondo si bajan / echando sangre por boca y narices”. Pondremos marcado énfasis en su antipoesía sin siquiera entender qué es la poesía, solo que es el “paraíso del tonto solemne”. Hablaremos de nuestras primeras lecturas de poesía (las mías, en mis tiempos de Liceo, Los Gemidos de Pablo de Rokha y Poemas y Antipoemas, lecturas escolares que levantan a los lectores de sus sillones de terciopelo verde cortazariano, lecturas que queman). Leeremos su traducción de El Rey Lear y veremos el documental Cachureos de Guillermo Cahn. Recordaremos con cariño al Cristo del Elqui y nos reiremos con sus Artefactos: “El pensamiento muere en la boca” o en la letra escrita.


Hablemos de Parra y escribamos de él. Por cierto, me siento como el Pereira de Antonio Tabucci, escribiendo una necrología para la muerte de Nicanor Parra. No obstante, no sé escribir una como la definición manda, ni tampoco la tenía escrita. En fin, todos sabíamos que esto iba a pasar, pero era difícil estar preparado. Desde los años noventa se han ido los mejores Jorge Teiller (1996), Gonzalo Millán (2006), Stella Díaz Varín (2006) y Gonzalo Rojas (2011), entre otros. Nunca vamos a estar preparados para este tipo de muertes, pareciera que los poetas no mueren.


Hablemos y hablaremos de Parra, pero la muerte en la literatura anuncia la vida de su autor, anuncia que la obra pervivirá, como dice Bolaño, entendiendo que esta aparecerá editada en su manifestación más amplia y diversa para sus lectores, nuevos y avezados: obra completa, ediciones críticas, poemas inéditos, biografías y antibiografías, testimonios de amigos y académicos, diarios, cuadernos y artefactos perdidos. Sus muebles serán artefactos y qué decir de sus sábanas. Su casa en Las Cruces se convertirá en un Museo con un peregrinaje sostenido. Se harán homenajes, congresos y coloquios en su nombre, con amigos y lectores más fieles y entendidos en su obra. Sin duda, la poesía de Nicanor Parra pervivirá, aunque esto no importe demasiado.


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Published on January 25, 2018 03:40

Las prioridades educativas que el Mineduc no puede olvidar

Se ha dicho bastante sobre el nuevo Ministro de Educación. La discusión sobre la estrategia política detrás de su nombramiento es sabrosa y las elucubraciones sobre sus planes al mando de la cartera son infinitas. Lo cierto es que sobrevivir al Mineduc no es una tarea fácil: en ocho años tuvimos siete ministros de Educación. Sin embargo, lo que Chile necesita hoy es un acuerdo político y social que plantee una hoja de ruta de la educación a largo plazo y con visión de Estado. Los ya exiguos aprendizajes de niños y niñas no resisten más las inclemencias de los vaivenes políticos.


Con varios años de reformas, logros importantes y un considerable aumento del gasto puede parecer que “educación es un tema ya resuelto”. Temo decirle que aún tenemos pendientes gravísimos. ¿Sabía usted que sólo el 44% de los niños de 3 años asiste a la educación inicial y de ellos un gran porcentaje proviene de familias de altos ingresos? ¿Se ha enterado de que la mitad de los estudiantes egresa sin tener las habilidades básicas y que un tercio de nuestros profesionales no entiende lo que lee? ¿Sabía que en el Chile OCDE la desigualdad es de tal magnitud que entre un estudiante de nivel socioeconómico bajo y alto hay casi 2 años escolares de diferencia?


Con todos estos problemas resulta imposible hablar de una estrategia de desarrollo si la educación no ocupa un lugar protagónico de la agenda política, ya sea para dar continuidad a reformas claves como la ley de inclusión, la carrera docente y la nueva educación pública, pero también para dar un nuevo golpe de timón en el sistema educativo, priorizando, ante todo, el principal pendiente: asegurar aprendizajes de calidad.


La primera urgencia a abordar debe ser la ampliación de cobertura y el mejoramiento de la calidad de la educación parvularia. Con una educadora en sala para atender a 32 niños es imposible que éstos puedan desarrollar todo el potencial de aprendizaje y creatividad que tienen. Pese al titánico esfuerzo que día a día hacen estas profesionales, requieren de mayores apoyos que se traducen en más educadores por sala, mejor formación inicial y continua y tiempos adecuados para la planificación. No podemos farrearnos la formación de la primera infancia, pues una educación parvularia de mala calidad es, incluso, más perjudicial que no tenerla.


En segundo lugar, el próximo Ministro debe asumir como bandera la verdadera revolución en la sala de clases, lo que significa implementar de manera masiva metodologías de aprendizaje innovadoras, que reemplacen las clases frontales y la memorización por modelos que desarrollen el pensamiento crítico, la colaboración, que acerquen la escuela a la vida cotidiana de los estudiantes y les permitan aprendizajes profundos.


El desafío de la innovación no puede obviar la legislación sobre una carrera directiva para mejorar sus condiciones de trabajo, pues no hay escuela que mejore sin líderes empoderados, con mayor autonomía y una formación de excelencia.  


Otra reforma insustituible es el fortalecimiento de la educación técnico profesional (TP). Esta modalidad concentra la mitad de los estudiantes, pero aun así ha sido eternamente postergada, recibiendo apenas una sexta parte del financiamiento que reciben los estudiantes de educación universitaria.


Ya hicimos los diagnósticos y pusimos el tema TP en la mesa. Hoy es hora de acciones concretas: una institucionalidad estable que agrupe a los actores del mundo educativo y productivo, la articulación efectiva de los liceos y las instituciones de educación superior, la implementación de metodologías de aprendizaje en el trabajo y el aumento del financiamiento.


El próximo Ministro también tiene que ponerse la  camiseta por la educación pública. En los próximos años viviremos la histórica desmunicipalización, pero este proceso, pese a su relevancia, es un cambio institucional que será insuficiente si no va acompañado  de una estrategia integral de fortalecimiento, que ponga foco en las personas, sus capacidades y espacios de colaboración.


Finalmente, sobrevivir a todos estos tremendos desafíos requiere de una hoja de ruta clara para cambiar la calidad educativa. En Educación 2020 creamos un Plan Nacional (www.elplande2020.cl), documento que con 30 propuestas presenta un camino efectivo para alcanzar la gran meta al año 2030. Esperamos que el Ministro haga suya esta ruta.


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Published on January 25, 2018 03:28

Una nueva etapa

El gabinete anunciado por el presidente electo Sebastián Piñera reúne en los ministerios centrales a personas de su confianza política y personal, con los que ha trabajado por períodos prolongados y en gabinetes de su anterior gobierno. En los ministerios sectoriales ha nombrado a personas de los partidos de su coalición con representación parlamentaria y en diversos casos a especialistas, como en salud, energía, transportes o agricultura (aunque en este último caso se hace un gesto al clan DC de la familia Walker). No es un gabinete de técnicos, sin embargo, pues incorpora a muchas figuras directamente partidistas como los primos Monckeberg y Baldo Prokurica de RN o Hernán Larraín y Felipe Ward de la UDI.


Queda, no obstante, una cierta sensación de debilidad. Dos de los ministros nominados para La Moneda son partícipes directos, en los mismos puestos, de la mayor derrota política de la derecha en los tiempos actuales, la del 15 de diciembre de 2013. El nuevo ministro de la Secretaría General de la Presidencia tiene un perfil más volcado a la coordinación interna de gobierno que al vínculo con el parlamento. Desde su victoria el 17 de diciembre, Piñera y su coalición no han logrado aproximarse a lo que parecía una necesidad imperiosa: arrimar al gobierno y a los acuerdos políticos de administración del Congreso -lo que siempre está vinculado- a algún grupo adicional a los de la derecha tradicional, lo que por el momento parece no ocurrirá. La gestión legislativa del nuevo gobierno se acerca, a falta de otra alternativa, a un enfoque caso a caso pero sin un conductor claro para esa difícil tarea, dada la diversidad del nuevo parlamento y la ausencia de mayoría para el nuevo gobierno.


La nominación del futuro ministro de Relaciones Exteriores, que nadie en verdad ha defendido mucho por la curiosidad que representa, tiene una lógica: asegurarse que el conductor cotidiano del área sea el propio presidente. Esto no es necesariamente una buena idea, en tiempos en que se necesita una diplomacia avezada para recomponer las relaciones con los países vecinos del norte y fortalecer aquellas con el continente en general (que enfrenta turbulencias a la vista en Brasil y México, nada menos), junto a una observación muy atenta de las consecuencias para Chile del impredecible actual gobierno de Estados Unidos, para no hablar del vacío frente a la necesidad de fortalecer un vínculo específico más intenso con China, Japón e India. Es de esperar que las relaciones exteriores de Chile no se sigan resintiendo y manteniendo por el canal unívoco y miope dela irritación antiboliviana y en su momento antiperuana.


Los que se resentirán sin lugar a dudas son los terrenos de la educación, el trabajo y los derechos de la mujer, en los que han ocurrido en el actual gobierno reformas rechazadas ideológicamente y con virulencia por la derecha, aunque no hayan tenido una gran radicalidad. El récord en materia de extremos verbales lo ostenta el nuevo ministro de Educación y su defensa acérrima del libre mercado en el área. Se ha nombrado en este caso y en los otros a ministros de discurso previo duro, llamados a conducir contra-reformas. Pero no son de los más fuertes de la actual coalición y más bien lucen como candidatos predeterminados a ser fusibles en caso de complicaciones con el mundo social. La nominación en el ministerio de Cultura de una ejecutiva de la televisión, en este caso del siempre presente en asuntos de poder grupo Luksic, habla por sí sola de la profundidad cultural de la nueva coalición de gobierno. ¿Será esto compensado por la nominación de un escritor  local a cargo de las relaciones exteriores? Veremos los próximos capítulos.


Queda la incógnita de la política macroeconómica. Felipe Larraín mostró en el primer gobierno de Piñera un sesgo relativamente keynesiano, que él mismo seguramente no está dispuesto a admitir (dada la virulencia de los economistas ortodoxos en Chile). Supo acompañar los tardíos impulsos fiscales que heredó de la administración anterior y logró una buena tasa de creación de empleo y de crecimiento utilizando las holguras previamente construidas. Logró una razonable salida de crisis. Las holguras hoy día son menores, pero aún existen. No aprovechar las circunstancias externas más favorables para provocar un impulso de crecimiento, coordinando políticas fiscales y monetarias suficientemente expansivas, sería un gran error. Persistir en las equivocadas políticas restrictivas llevadas por la dupla Valdés-Vergara en el actual gobierno mantendría a nuestra economía en una senda inferior a su crecimiento potencial y de reducción de ese crecimiento potencial. El aumento de este último, en lo que cabe a la política de gobierno, pasa por reactivar la deprimida inversión púbica y por aumentar sustancialmente el esfuerzo en investigación, desarrollo tecnológico e innovación. No es, por el momento, un buen índice de orientación de la política económica hacia el interés general la propuesta programática de Piñera de volver a la integración completa del impuesto a las utilidades de las empresas con el impuesto personal, es decir una fuerte baja de los impuestos a los más ricos, que aumentaría una vez más la desigualdad y restaría recursos para fortalecer el crecimiento a largo plazo. Tampoco es un buen antecedente la cantidad de ministros con vínculos con el grupo Penta y otros de la misma índole, así como la ideologizada postura del nuevo ministro de Economía, contraria a toda estrategia de diversificación productiva fruto de su orientación de caricatura del tipo Chicago Boy. Una política orientada, por ejemplo, a alianzas para pasar a la electromovilidad industrializando el litio y el cobre con actores nacionales no está en su horizonte. El tipo de cambio en valores bajos hará, además, bastante duros los tiempos mejores para la agricultura y la industria. De la nueva ministra del Medio Ambiente no se conoce que piensa en la materia. Es de esperar que su tarea no se remita a permitir ahora sin más las inversiones que dañan el medioambiente y que las mineras Domingas y sus destrucciones de los ecosistemas no sigan campeando en los territorios en los que se explota nuestros recursos naturales.


Finalmente, la proyección del gobierno, en la idea de actuar en un horizonte para la derecha de ocho años, parece haberse depositado por Piñera en la figura de Alfredo Moreno. Se entiende poco que esto pueda ocurrir trasladando a quien preside hoy al gran empresariado corporativo a hacerse cargo del desarrollo social de Chile, en el mismo momento en que se planea rebajar los impuestos a los muy ricos. Será interesante observar qué diseños en la materia se irán evidenciando, si es que existe alguno. Así, en la conformación del gabinete se reconocen rasgos del estilo del presidente electo, que es más bien impulsivo que reposado, más de corto que de largo plazo. Y sobre todo sigue en el aire una pregunta de rigor: ¿volverá a emerger una conducción errática del gobierno frente a las expresiones de la sociedad, que no dejarán de manifestarse de una u otra manera?


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Published on January 25, 2018 02:20

January 24, 2018

El circo de blanco y negro

Cualquier institución que se precie de moderna primero debe tener respeto por sí misma. Y como en un equipo de fútbol, debe tener un modelo de juego. Que conlleva un sistema de juego con un plan y organización de juego. Blanco y negro, representado por su presidente Aníbal Mosa, no entienden de esto. Pastelero a tus pasteles.


Ellos deben deducir que no lo saben todo necesariamente. Ellos se concentran en objetivos a corto plazo, produciendo consecuencias indeseables. Como la abortada Noche Alba con miles de hinchas frustrados por matar una emblemática noche de sueños que se ha convertido en pesadilla con violencia de por medio. Claro, en la vitrina hay poco y nada que mostrar, los refuerzos brillan por su ausencia. Los ecuatorianos viajaban en condiciones no muy santas. De allí partió todo mal coronando este mes candente con la guinda de la torta. Ha subido la temperatura medio ambiental incluso con quema de neumáticos.


Hasta sus jugadores claman por una gerencia técnica. Ven que no hay misión común, valores comunes, alto grado de motivación, conocimientos y técnicas ni menos una organización adecuada. Esto ha sucedido en la tienda alba bajo el dictatorial mando de Mosa.


Una gerencia o management sin reflexión, sin investigación constante, es una gerencia muerta y estática. El pueblo colocolino se percata de estas falencias y lo hace sentir. Concentrar el poder siempre ha sido malo. Mosa así lo ha hecho coludiéndose con la corporación para detentarlo sin asco.


Nunca había visto un Presidente ponerse la camiseta y pasearse hinchado como un jugador más por las canchas de entrenamiento. Aunque se ponga la camiseta en la tribuna no esconde su populismo inconsecuente. En el circo Chamorro había un personaje que levantaba la carpa, domaba los leones, era el clown, vendía los algodones de azúcar y las entradas. Pero ése era Eugenio Retes. Un artista de tomo y lomo. El problema no es la calidad del revólver con que se dispara, sino quién es el disparador. Respetable público, la función continúa.


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Published on January 24, 2018 22:56

Reconstruir identidades

Esta vez, a diferencia de 2009, no se ve en el horizonte un liderazgo salvífico que pudiera reponer la perspectiva de un retorno rápido al gobierno. Se intuye que la derrota es profunda y que no se puede soslayar un debate sobre identidades y proyectos. El cemento que proveía el binominal o la cercanía del gobierno ya no está presente.


La elección pasada dejó instalado el acertijo de un resultado en primera vuelta que mostró una sociedad que quería reformas y una segunda vuelta que dio el triunfo a quienes no las querían. Por ello, las explicaciones no se agotan en los graves errores de campaña. Es necesario explorar fenómenos como el surgimiento de un elector políticamente difuso y líquido capaz de pasar, sin inmutarse, de una opción a otra ideológicamente contrapuesta; la presencia de un voto evangélico conservador (basta mirar la votación de dos dígitos de Kast en comunas de la VIII región); la efectividad del miedo; o esa tierra ignota del cincuenta por ciento del electorado que se abstiene, especialmente en sectores populares. Diversos fenómenos sociales y nuevas subjetividades que se deben procesar en el marco de reconstrucción de una alternativa política.


A su vez, sería un error, por tratar de interpretar a los segmentos en que se perdió la elección (635 mil votos), descuidar a esos 3 millones 160 mil electores que apoyaron en segunda vuelta. Se trata de un votante de clara orientación de centroizquierda e izquierda y, dada la campaña, de una fidelidad espartana.


En el Frente Amplio se respiran aires de triunfo. Se autoperciben dentro de una alianza y de una “marca” exitosa que conviene a todos por ahora. Sus dificultades, las que ven lejanas, derivan de la volatilidad de una parte de su electorado; las disputas hegemónicas en su interior y la definición pendiente de su identidad de izquierda o la renuncia a ella, derivando en una fuerza instrumental, “atrapa todo”. Lo más inquietante: su subestimación del poder de la derecha.


Donde sí quedó instalada una crisis es en el espacio político que ocupó, en su momento, la Concertación y luego la Nueva Mayoría. Sus partidos viven un declive electoral sostenido, anterior a esta elección. Su problema principal: la pérdida de prestigio y legitimidad para hablarle a la sociedad.


Se espera que estas fuerzas entren en procesos de introspección y de reconstrucción de sus identidades. Para el futuro será clave saber si la DC reafirmará o no una identidad de centroizquierda y si el PS volverá a ocupar su lugar en la izquierda. Solo a partir de definiciones de fondo y creíbles se podrá comenzar la configuración de una nueva opción de poder.  


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Published on January 24, 2018 04:30

Volver al futuro

Mucho se elucubró durante la campaña sobre cuánto había aprendido Sebastián Piñera y que la designación de su primer gabinete daría algunas luces sobre aquella incógnita. Lo primero es conceder que, en general, estamos frente a un elenco políticamente contundente; donde quedan atrás los fantasmas del 24/7, cuyo mayor símbolo fueron esos ejecutivos de empresas que se afanaban por exhibir sus títulos de postgrado, aunque su experiencia en los temas públicos fuera similar a la de un usuario del Metro.


Pero fue tan fuerte el impacto que este fallido diseño generó en su primera administración, que Piñera parece estar más temeroso de lo que imaginábamos. En efecto, y sin correr ningún riesgo, termina haciendo algo parecido a lo que tanto criticó a su antecesora, y se rodea de un conjunto de incondicionales, empleados y amigos -o todas las anteriores- para iniciar un gobierno que más parece la continuidad del anterior que el inicio de un nuevo proyecto para la derecha.


No sé si “la derecha” es la expresión adecuada, ya que pese al tinte excesivamente conservador y homogéneo de este elenco -más propio de un asado en Coique, que de un gabinete del siglo XXI- basta constatar que seis ministros se repiten el plato y, si miramos los rostros del comité político ampliado, solo podemos confirmar el desembarco del “Piñerismo Leninismo”. Atrás quedan las promesas de la diversidad e inclusión de actores que aportaran una mirada diferente, más fresca, especialmente en lo que atañe al “sentido social” que muchos queríanjorge imprimir a este gobierno.


Porque si lo anterior se quiso resolver con el ingreso del ex jefe de la CPC, develando además la apuesta por la sucesión presidencial que a estas alturas hace el propio Piñera, solo se confirma que este último aprendió bastante menos de lo que imaginábamos. De hecho, con esa decisión dejó heridos a las tres figuras más importantes (y necesarias) que tiene la derecha en el Senado, como son Allamand, Kast y Ossandón. Sin ir más lejos, esos tres mosqueteros, que no son precisamente amigos, tienen ahora una causa en común: evitar que Moreno se transforme en un ministro exitoso y, por ende, en una figura presidenciable.


Y dejando la anécdota por la siempre esperaba equivocación de Piñera, esta vez confundiendo a Diego de Almagro con Pedro de Valdivia, también el formato del acto arrojó dudas sobre el aprendizaje del candidato electo. Asistimos a una alocución larga, redundante e innecesaria, que le quitó protagonismo a lo único que nos interesaba ayer: conocer el nuevo gabinete. Sabiendo que después podrá hacer cientos de discursos, faltó generosidad para poner en la primera fila a sus colaboradores, evitarse los chistes en la mitad de las presentaciones y no infantilizarlos públicamente con lecturas y tareas.


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Published on January 24, 2018 04:29

Álvaro Bisama's Blog

Álvaro Bisama
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