Álvaro Bisama's Blog, page 138

July 4, 2017

Otra lectura posible de las Primarias

Más allá de los números, resulta necesario intentar leer y decodificar el escenario político post primarias en el cual desarrollaran las próximas campañas en los poco más de 170 días que restan para la elección del 19 de noviembre.


La nueva geografía del mapa político chileno muestra que este estará signado ya no por el duopolio de la Nueva Mayoría (NM) y Chile Vamos (CHV) sino que se instala a una tercera fuerza como actor del proceso: el Frente Amplio (FA). Si bien, por ahora es más Frente que Amplio, dado su discreto rendimiento electoral que solo consiguió movilizar a un poco más de 327.000 electores, mostro que está en condiciones de competir con la NM y la derecha. Hay que recordar que en las pasadas elecciones municipales de 2016 la votación de concejales del FA estuvo en 274.000 votos. Se esperaba que con el despliegue por la inscripción como partido político de Revolución Democrática y, la participación en primarias —con franja y debates de por medio— los frenteamplistas hubiesen tenido un performance electoral superior, incorporando nuevos electores, oferta de temas y especialmente constituyendo una real opción de gobierno. Por lo menos hasta ahora, esa apuesta parece quedar en suspenso. A pesar de lo declarado por Beatriz Sánchez, en relación a su paso al balotaje en noviembre, más que la disputa presidencial el foco —300 mil votos en un escenario de 6 millones probables de electores en primera vuelta es el 5%— debiera colocarse en mejorar el rendimiento electoral de los candidatos del FA al parlamento dado la ventana de oportunidades que ofrece el nuevo sistema electoral proporcional que debuta en la parlamentaria de noviembre. Esta discusión estará sin dudad en el centro de la deliberación política del bloque.


En Chile Vamos y a pesar de los esfuerzos por proyectar unidad, deberá mostrar una efectiva capacidad para procesar las diferencias y disputas que dejaron las primarias. En especial como se despeja el fantasma de un eventual “todos contra Piñera”. La manera de relacionarse con el senador Manuel Jose Ossandon y su electorado aún no cuenta con una estrategia definida. No cabe un abordaje lineal. Primero porque Ossandon resintió el mal trato del Piñerismo duro, las elites de RN, la UDI y del establishment que lo desprecio. En segundo lugar porque quienes votaron a Ossandon no son propiamente un electorado de derecha. La piedra angular de la psicología del votante de Ossandon está constituida por las emociones. Esas emociones predominantes, son el miedo y la ira. Su origen debe buscarse en la inseguridad económica, en la amenaza de la inseguridad, en la percepción de pérdida de valores y en la decepción con el sistema político. De este modo los poco más de 350.000 votos es una votación personal. De allí que en el Piñerismo se debatirán entre una estrategia del silencio y la de realizar gestos y también concesiones para poder encantar a Ossandon y su equipo de cara a la primera vuelta


En el caso de la Nueva Mayoría que si bien no compitió en primarias, suma a las tensiones derivadas de sus dos candidaturas presidenciales sin acuerdo parlamentario un nuevo desafío: ¿cómo neutralizar al FA sin prescindir de su apoyo en una eventual segunda vuelta? Al tiempo debe enfrentar el déficit de liderazgo político para ordenar en forma táctica y estratégica a los partidos y a su infantería electoral. A falta de evidencia, persistirá mientras tanto la duda si los más de 2 millones que la Nueva Mayoría obtuvo en las primarias del 2013 y, que no participaron en la contienda del domingo, siguen siendo un activo.


En síntesis, la gran sorpresa no fue quien gano en ambos bloques en competencia sino la alta participación contra todo pronóstico. Los debates y sus consecuencias tal parece fueron un aporte al clima electoral del domingo más de lo que se pensaba. Tal vez, estemos en presencia de un cambio en nuestro sistema de representación, que se sintetiza en la idea del tránsito de la “democracia de los partidos” a la “democracia del púbico o de las audiencias”.


 


 


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Published on July 04, 2017 06:35

¿Qué pasa con el Tricel?

DOS HITOS  importantes para la política ocurrieron en la última semana: en uno habló la ciudadanía; en el otro, los jueces del Tricel. El primero muestra un contundente triunfo de Sebastián Piñera en una primaria que se levanta hoy como un hito de proporciones; no solo por la brecha sino que también por la masividad. El segundo es el que interesa a esta columna.


El martes pasado el Tricel acogió el reclamo de Ciudadanos para inscribirse como partido. A mi juicio, lo más interesante no es tanto que el partido de Andrés Velasco entre a la cancha electoral (cuestión, sin duda, positiva), sino que la sentencia deja ver la aproximación que ha utilizado el Tricel para resolver contiendas polémicas en al menos dos fallos en los últimos años.


En el caso de Ciudadanos, el Tricel sostuvo que un partido puede inscribirse a pesar de no cumplir con dos de los requisitos legales. En efecto, como un número de las firmas presentadas por Ciudadanos correspondía a personas afiliadas en otros partidos o que no estaban habilitadas para votar en la respectiva región, el Servel rechazó esas firmas. El Tricel rectificó el criterio del Servel y sostuvo que, a pesar de que constara el incumplimiento, el “principio de accesibilidad de los ciudadanos a la formación de un partido político” y el “principio de buena fe” exigían obviar esos requisitos. Basta, concluyó, la autodeclaración jurada del afiliado de cumplir con todos ellos.


Pero ya antes el Tricel había actuado de modo similar. En 2013 impugnó la candidatura a senador de Luciano Cruz-Coke. En ese fallo el Tricel reconoce que, a la luz de la ley, Cruz-Coke no era ministro (si no lo era, no aplicaba una inhabilidad constitucional y podía ser candidato). Pero, acto seguido, se aleja del texto de la norma para sostener que la finalidad de la misma es la que debe dejar a Cruz-Coke fuera de la elección. Y así es como falla facilitando, de paso, un doblaje con consecuencias hasta hoy.


¿Qué tienen en común estos dos casos? Que en alguna medida, en ambos el Tricel desconoce el texto de la ley para decidir sobre la base de principios o del “sentido común”. Si la ley exige ciertos requisitos, parece estar diciendo que en algunos casos pueden obviarse (Ciudadanos) y en otros pueden interpretarse de modo más extensivo (Cruz-Coke) porque así lo sugieren los principios.


Esto es reflejo de algo mucho más profundo: paulatinamente se está produciendo un divorcio entre los jueces y las fronteras que fijan las leyes. Es cierto que todo aquel que ejerce la labor de juez vive la tensión permanente entre fallar desde la formalidad de la ley o desde la inspiración de sus criterios de justicia. La decisión nunca será fácil, pero lo cierto es que para reducir las arbitrariedades y evitar someternos al “gobierno de los jueces”, es imprescindible que la judicatura invoque criterios de argumentación judicial más contundentes, compartidos y conocidos. La sujeción a la formalidad de la ley o la fuerza de los precedentes (el Tricel no cita ninguno) han sido fórmulas tradicionales. Ha llegado el momento de que el Tricel nos ilustre con más claridad cuáles serán los suyos hacia el futuro.


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Published on July 04, 2017 06:30

La voz de las cifras

UNO ESPERARÍA que las cifras hablaran por sí mismas. Mal que mal, los matemáticos siempre nos dijeron a los humanistas que los guarismos, a diferencia de los conceptos, estaban libres de ambigüedad. No es acaso evidente, se pensaría, que en todos los casos 1.400.000 es más que 300.000 o que 58% siempre será mejor que 30% (a menos, por supuesto, que se trate de delincuencia, alcoholismo o pobreza). Tratándose de elecciones o encuestas, sin embargo, parece inevitable que los fríos números terminen siendo objeto de las más diversas interpretaciones.


Y así, en las pocas horas que han transcurrido desde el domingo, los comentaristas se han dado el festín de rigor con los resultados de las primarias. “Triunfo espectacular de Piñera”, dice uno. “La Nueva Mayoría ganó sin jugar”, replica otro. “Buen estreno del Frente Amplio”. “Pésimo resultado del Frente Amplio”, etc. No falta, en efecto, el que piensa que, si se les tortura lo suficiente, los pobres números terminarán confesando cualquiera cosa que el analista quiera escuchar.


Aun a riesgo de que se me acuse de maltratar otro poco más a los números del domingo, me permito compartir cuatro reflexiones personales sobre los resultados en cuestión.


Reconozco, en primer lugar, haber sido de los que pensó que la coincidencia con la final de la Copa Confederaciones y el efecto de debates y entrevistas lamentables resultaría en una participación total que no superaría el millón de ciudadanos. Me alegro mucho de haber estado tan equivocado. La afluencia a las urnas nos habla del interés de muchas y muchos por incidir directamente en las decisiones políticas importantes. Otra razón más, me parece, para perseverar en el camino de profundizar la democracia.


No puedo negar, en segundo término, que el resultado de Chile Vamos es bueno de cara a sus posibilidades para noviembre. Están todavía muy por debajo, es cierto, de la participación en la primaria de la NM de 2013 (casi un millón de votos menos) y apenas empatan la concurrencia que logró la primaria convencional  concertacionista entre Lagos y Zaldívar hace ¡18 años! Para la derecha, sin embargo, los números son positivos. Este buen apronte no alcanza, en todo caso, a garantizar nada. La elección presidencial sigue abierta.


El Frente Amplio tiene todo el derecho a sentirse satisfecho con la decisión de hacer sus primarias. Pudo mostrarse ante el país y potenció liderazgos interesantes. Tendrán que reconocer, sin embargo, que el resultado demuestra que están todavía muy lejos de ser una alternativa competitiva. Haber sacado en total menos votos que el llanero solitario de Ossandón debiera enseñarles que están todavía muy lejos de ser un frente realmente amplio. Ojalá aprendan, además, a ser más comedidos a la hora de hablar a nombre del pueblo. Hay finalmente una oportunidad para Goic. Más de 11 millones de ciudadanos que no participaron (el 85% del padrón). Algunos no lo hicieron porque no se sentían convocados por la derecha o la izquierda más intransigente. Otros, probablemente la mayoría, se sienten distantes de toda coalición y todo liderazgo. Quedan 140 días para motivar a todos esos compatriotas. Ellos decidirán la elección.


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Published on July 04, 2017 06:28

Primarias: otra mirada

RECIÉN CONCLUIDAS las elecciones primarias, comenzaron las especulaciones respecto a lo que puede ocurrir en las presidenciales. Y como el número de votantes excedió las expectativas, ha quedado una sensación de éxito respecto a la participación ciudadana y, en particular, al apoyo recibido por la coalición de derecha. Con todo, el total de sufragios escrutados apenas supera el 13% del padrón de votantes. Hay más de 86% de potenciales electores que no concurrieron a las urnas. Incluso efectuando una estimación de un 10% adicional de votación si hubiese habido también una primaria de la Nueva Mayoría, todavía podría ser contabilizado 76% de abstención. Este análisis pone en evidencia dos hechos. Primero, que tres de cada cuatro personas con derecho a sufragar no mostrarían interés en manifestar su voluntad electoral. Segundo, que no obstante las cuentas alegres que sacan algunos, quién será el próximo Presidente de la República no está aún definido.


¿Qué factores podrían ser determinantes para lograr quebrar la tendencia de desapego a la política y aunar multitudes tras un candidato? La desvinculación generalizada con la política y sus principales actores es un síntoma preocupante, pues implícitamente implica una desafección por el bien común de la sociedad. Vale pues la pena intentar entender qué puede estar gatillándola. Una primera posible causa explicativa dice relación con la poca presencia en la escena pública de auténticos liderazgos, fundamentados en sabiduría gubernativa. La verdadera autoridad política es aquella que propone fines perfectivos para la sociedad, partiendo del reconocimiento de su historia, tradición e identidad y previendo las transformaciones que ella requiere para mejorar y fortalecerse. Junto con la identificación de aquellos fines, el líder político ha de ser capaz de detectar los medios legítimos y adecuados para alcanzarlos. Y, en este proceso, debe escuchar seriamente y encauzar el verdadero (no ideológico) “clamor popular”. El liderazgo político, por lo tanto, no se puede reducir a hacer reverencias a encuestas de opinión, ni a seguir a “la calle”, o a plegarse a cualquier movimiento social que parezca “políticamente correcto”, acapare rating o se encuentre de moda.


Otra razón se puede hallar en un fenómeno que ha ido in crescendo en el espacio público chileno: la bandería alicorta y la pequeñez. Priman en demasía el interés personal, de facción o partidista. También la tendencia a darse “gustitos” y el recurso de palabras ponzoñosas, groseras e imprudentes. En suma, se observa poca altura de miras y escasa virtud operativa. Este año de elecciones ha estado, desafortunadamente, plagado de sucesos de esa índole.


En su dimensión de fondo, los destinos de la patria requieren de más visión de Estado, de defensa de ideas, principios y proyectos, de miradas de largo plazo e integrales, de más alto aprecio por la unidad y la búsqueda de soluciones plausibles a los problemas más apremiantes para los ciudadanos. Y en la forma se precisa de un diálogo más racional, humilde y educado, entender que enfrente hay adversarios y no enemigos, de un mejor equilibrio entre argumentos y recursos emotivo sentimentales, de más generosidad y espíritu de servicio. Se necesita que haya candidatos confiables, íntegros, preparados y poseedores de una fidedigna vocación de servicio público. Chile sabrá reconocer si hay -para noviembre- quien encarne estas cualidades.


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Published on July 04, 2017 06:00

Villa San Luis: más allá del patrimonio material

No podemos más que celebrar la reciente declaratoria de Monumento Nacional de la Villa San Luis. Fue un proceso controvertido en el que la comunidad tuvo una participación gravitante –como pasa con casi todo lo que se busca nombrar Monumento para asegurar su conservación-, incluida la persistencia del arquitecto Miguel Lawner.  Pero más allá de lo material, del hormigón y el aspecto formal de los edificios –ámbito que algunos expertos han puesto como punta de lanza a la hora de discutir su valor y argumentar que no merecen ser resguardados-, lo que esta declaratoria rescata, preserva y protege es lo simbólico y significante, la suma de valores que estos cuerpos encarnan y representan.


No solo son vestigios materiales –hace rato que el concepto de patrimonio amplió sus horizontes para ir más allá de lo material- son, y esto es lo importante, huellas y testimonios de una época en la que la urbe se construía como todos anhelan construirla hoy: más justa, inclusiva y sustentable. Hablan, en el fondo, de una forma de hacer ciudad que no se ha vuelto a repetir, paradójicamente marcan también lo contrario, el inicio de los procesos de erradicación que impulsó la dictadura y con esto, la segregación que Santiago padece hasta hoy y de la que ningún gobierno ha logrado deshacerse.


En este caso –así como en muchos otros ejemplos patrimoniales-, la propiedad privada debe quedar relegada a un bien público, común y superior que es nuestra memoria e historia. La Villa San Luis representa no solo una época de innovación social y tecnológica, ilustra también uno de los casos más terribles de violación a los derechos humanos en la ciudad y el territorio: el despojo de la vivienda y desarticulación de un rico tejido social. Es ejemplo de las malas prácticas -incluso ilegales- de venta y enajenación de predios fiscales, de cambios de planos reguladores a media noche y de un modelo de desarrollo económico y social -el neoliberal-, contra uno que plantea por sobre todo un Estado solidario donde lo común y lo público tienen preponderancia frente al mercado, que busca estimular la construcción de una ciudad con calidad de vida para todos sus habitantes.


Hoy, la discusión patrimonial va más allá del debate sobre el valor arquitectónico y solo formal de una estructura, debe rescatar, resguardar y preservar para generaciones futuras ejemplos significativos de procesos culturales, económicos, políticos, técnicos -tangibles e intangibles- que nos recuerden de dónde venimos, dónde estamos y orienten hacia dónde queremos ir. Por eso vale la pena conservar lo que quede como testimonio de la Villa San Luis, porque esos vestigios hablan de memoria, identidad y valores locales que no deben perderse, menos en la mitad de un centro de negocios donde la globalización en todas sus expresiones se toma cada esquina.


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Published on July 04, 2017 05:50

Mejores ciudades para sus habitantes

Esta columna fue escrita junto a  Ricardo Hurtubia, Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS.


Hace unos días tuvimos el privilegio de tener en Santiago y Temuco a Janette Sadik-Khan y Brent Toderian, invitados por la Cámara Chilena de la Construcción, para participar en la conferencia Reinvención Urbana. Ambos son representantes de una tendencia cada vez más predominante en la planificación urbana del mundo desarrollado, que busca cambiar los paradigmas tradicionales de inversión y gestión de la infraestructura, así como las prioridades en la planificación del desarrollo y movilidad urbana. Además, ambos no sólo son excelentes comunicadores de este nuevo paradigma, sino que están avalados por haber protagonizado su implementación -con muy felices resultados- en sus respectivas ciudades (Nueva York y Vancouver, donde ambos fueron autoridades), lo que se ha visto replicado posteriormente en muchos otros casos.


Su mensaje está alineado con lo que muchos académicos y otros actores hemos venido proponiendo para las ciudades chilenas. Ambas presentaciones dejaron muchos mensajes muy destacables, que resumimos a continuación, y que debiéramos considerar seriamente si aspiramos a que nuestras ciudades lleguen a ser consideradas referentes del desarrollo, la sustentabilidad y la calidad de vida.



El foco de la inversión y la prioridad en el uso del espacio urbano debe estar en los peatones, ciclistas y transporte público, relegando al automóvil particular a un lugar secundario. La insensata prioridad que se da al automóvil en muchas ciudades (incluyendo las chilenas) es una de las principales causas del deterioro urbano y la decadencia de los espacios públicos.
La base del problema de la movilidad urbana es la planificación del uso del suelo; es decir, qué, cómo y dónde se construye. Tanto una expansión desmedida como una densificación extrema, deterioran los espacios urbanos y aumentan los costos de transporte. Las inversiones en el sistema de transporte deben coordinarse con un plan de desarrollo de cada ciudad.
El transporte público debe combinar distintas tecnologías (Metro, bus, tranvía, bicicletas públicas, colectivos, etc.), donde cada una sea más necesaria y eficiente. No existe una “receta” para esto. Se debe asegurar un buen acceso al transporte público en toda la ciudad, lo que exige una red bastante densa y que estos modos tengan una prioridad clara sobre el transporte privado.
Muchos cambios de alto impacto tienen bajo costo de inversión; por ejemplo, eliminar estacionamientos para instalar plazas y ciclovías. En muchos casos basta con demarcar en el pavimento (y mantener) el espacio que se quiere construir. La experiencia de Nueva York y Vancouver muestra que esto genera un efecto inmediato en términos de atracción de usuarios y revitalización de los espacios públicos. Adicionalmente, el temido colapso vial debido a la disminución de la capacidad no ocurre.

En las ciudades que han adoptado este paradigma, se observa que estos procesos de transformación no van en desmedro del crecimiento económico de la ciudad, sino que, al contrario, contribuyen a este. Ciudades donde se camina más, donde hay más y mejores espacios públicos, amplios y de calidad, resultan más vibrantes, incentivan el comercio, producen menos externalidades negativas y generan un ambiente más adecuado para el trabajo creativo y la innovación. Este nuevo paradigma promueve, felizmente, que las ciudades no deben diseñarse para los vehículos que las transitan, sino para los seres humanos que las habitan.


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Published on July 04, 2017 05:36

Progreso

Es  complicado escribir un comentario sobre la selección chilena sin contaminarse por lo emotivo. Poner lo ocurrido en la cancha a lo largo de estas dos semanas y analizarlo con calma, sin ceder al elogio fácil del tablón, el que exige aliento y consignas por sobre ideas y argumentos. Aquí es necesario desglosar unas cuantas cosas. La primera es sacarnos de una vez, casi como un mantra, el eterno reclamo por los arbitrajes. No nos gusta el serbio, el iraní no da confianza, el argentino nos odia, el brasileño nos envidia… basta. Esta Selección ya tiene la estatura suficiente para ver en el árbitro algo accesorio, relevante, pero no decisivo.


Otrosí, hay que terminar con el facilismo. La Copa Confederaciones no es el segundo torneo más importante después del Mundial como se publicó majaderamente. Lo superan la Eurocopa y la misma Copa América. Incluso corre el serio riesgo de no hacerse más. Por esa misma razón, y aquí va la tercera aclaración, Alemania vino con un equipo alternativo, al que le faltaban cinco titulares. Tal como lo dijo antes, durante y después el propio entrenador alemán Joachin Löw.


En cuanto al rendimiento de Chile, no cabe duda de que dejó una gran impresión. Que, además, Pizzi logró una pequeña evolución a partir de un plantel que se hace cada vez más corto. Poner a Hernández en la posición de Vidal y mandar a Vidal más arriba para que juegue suelto, ordenó la zona de volantes, que tendía a perder su línea cuando el jugador del Bayern se mandaba en ataque. Chile fue un equipo de una intensidad que incluso fue capaz de llevarse por delante a una joven y físicamente impecable Alemania o tuvo a pelotazos a Portugal luego de 120 minutos de juego. Meter a los alemanes en su arco con Sagal, Valencia y Puch es un gran mérito.


Pero no podemos quedarnos plácidamente en el elogio. Porque este equipo también mostró aspectos preocupantes. El primero y más evidente es la falta de gol. Chile genera muchas ocasiones, pero concreta muy poco. Alexis llegó fusilado a este torneo y se le vio sin chispa y poco contundente. Si a eso le sumamos que Vargas no anduvo bien y las lesiones de Mora y Castillo, es un hecho que a la Selección le está costando anotar. Y fue por eso que de cuatro partidos ganó uno. También es llamativo que un equipo rudo, experimentado, pero muy precario como el australiano fue capaz de complicarla. Si a la Selección le plantean un partido de roce, le cuesta resolverlo.


Sobre los goles que le convirtieron a Chile valen un par de apuntes. Dos de ellos, el de Australia y el de la final, salieron por el dogmatismo de querer salir jugando siempre a ras de piso. Marcelo Díaz la pierde porque sigue la mecánica del equipo a rajatabla, pero a veces hay que ser más instintivo, más espontáneo. Algo que los brasileños aprendieron hace muchos años. Los reyes del jogo bonito son los reyes de mandarla a la tribuna.


En definitiva, el balance es bueno, pero hay que seguir trabajando. La imagen final, de Alemania metida en su área pidiendo la hora, es ilustrativa. Al equipo le sobra fervor y garra. Chile pasó de ser comparsa a simpático, de simpático a reconocido, de reconocido a respetado, y de respetado a temido. Todo en diez años. La tarea inmediata es clasificar al Mundial, y luego hacer un gran papel en Rusia 2018. A trabajar y no perder el foco. La Copa Confederaciones ya fue.


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Published on July 04, 2017 05:20

July 3, 2017

La derrota de los autoflagelantes en la NM

En una columna en este mismo medio, hace un tiempo, planteé el daño, desde un punto de vista comunicacional, que iba a tener para la Nueva Mayoría el haber decidido quedar fuera de las primarias. La presencia en televisión de minutos de franja electoral en horario prime, más la mayor presencia en los noticiarios y programas políticos de los candidatos les iba a dar una gran ventaja.


Dentro de la coalición oficialista muchos minimizaron tal riesgo y apostaron por una baja participación. Símbolo de ello fue la frase del sociólogo Eugenio Tironi, que levantó el concepto, hasta ahora inédito, del “triunfo por ausencia”.


Pero  ahora se suman otras amenazas peores. Quien aprovechó mejor el grueso fallo de los dirigentes de la NM fue Sebastián Piñera, que logró canasta completa en la elección. Además de los obvios números que están fuera de toda discusión, anotó en su libreta de éxitos un patrimonio que hasta ahora era propio de la centroizquierda:  la amplitud ideológica. El ex presidente derrotó a dos candidatos que apelaban a abrir la derecha más allá de la clásica homogeneidad cultural de la que ha hecho gala.


La mezcla de errores, por un lado de los dirigentes que priorizaron un puesto cerca de Guillier que los intereses de la coalición y, por otro, de los autoflagelantes que aprovecharon el espacio creado por los oportunistas para jubilar a una generación completa de la política le dieron un regalo del cielo a Piñera. Si hay alguien que puede exhibir el triunfo por ausencia es el ahora candidato de toda la derecha, que ganó por no presentación de la Nueva Mayoría a una contienda que era crucial para el camino a La Moneda.


Un escenario distinto habría tenido el ex Presidente Piñera si se hubiese enfrentado a una primaria de la Nueva Mayoría con competidores como Insulza, Lagos, Goic y Guillier. La diversidad de mundos que refleja cada uno habría arrinconado a Piñera y sus contendores en la derecha y los números habrían sido muy distintos. La foto del ganador de esa contienda, rodeado por todo el amplio abanico que representa la coalición de gobierno, habría dado una señal de gobernabilidad que es la que hoy luce Piñera.


Sumando a ese error, Guillier y su entorno sobreestimaron al Frente Amplio y dieron, en el mismo período de las primarias, un violento giro a la izquierda, con un programa que parece hecho para competirle a Beatriz Sánchez en su primaria. Hay que recordar las palabras de la vocera de Guillier, ante el silencio de los líderes de los partidos que lo apoyan, cuando dijo que la Concertación había administrado el modelo de la dictadura. Los exiguos números de participación de dicha coalición prueban que el exceso de protagonis- mo que dieron los autoflagelantes al Frente Amplio es tan ilusorio como los que creyeron que habría baja participación por el fútbol y que a Piñera le afectarían las revelaciones sobre su patrimonio personal.


Más aún, los dirigentes de los partidos que operaron la caída de Lagos y, con ello, de la primaria, tampoco tuvieron en cuenta otro elemento histórico que le habría venido muy bien a la Nueva Mayoría. Esta elección era la primera que incluía a los votantes en el exterior, y con presencia de todas las coaliciones en la papeleta habría sido un triunfo rotundo de Bachelet. La ambición de unos y la ceguera ideológica de otros le negaron a la propia Presidenta el hito que habría sido una elección amplia con todas las coaliciones y todos los chilenos.


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Published on July 03, 2017 09:38

Final apasionante

LAS PRIMARIAS confirmaron las previsiones en cuanto a sus ganadores, Sebastián Piñera y Beatriz Sánchez, pero sorprendieron en cuanto a concurrencia y a la magnitud de la brecha entre ambas primarias.


Es cierto, en 2013 participaron en primarias 3,1 millones de personas. 2,3 millones en las de Nueva Mayoría y 800.000 en las de la derecha. Ayer la cifra total fue aproximadamente la mitad. Sin embargo, la derecha superó con holgura la cantidad de votantes de 2013 y el millón de votos que puso Piñera como meta; además, prácticamente cuadruplicó la cantidad de votantes en las primarias del Frente Amplio. Pero éste último no está frente a una derrota. Por primera vez en decenios, hay una izquierda con fuerza social más allá de la izquierda tradicional que la había monopolizado, aunque esté lejos de amenazar el predominio social de la izquierda de la Nueva Mayoría.


Y así como el Frente Amplio es una realidad, también lo es el tipo de derecha que encarna Manuel José Ossandón: sacó más votos que la suma de los dos candidatos del Frente Amplio. Tampoco es menor que la votación de Felipe Kast se acerque a aquella de Beatriz Sánchez, si pensamos Chile más allá de esta elección presidencial. Y merece atención la brecha a favor de votantes por Chile Vamos en La Araucanía.


Las expectativas en estas primarias eran pobres. En parte por del fútbol. Eran solo escala intermedia, para parte del electorado, de una elección cuyo gran día será en 4 meses más. Pero también por la generalizada evaluación negativa del proceso. Se exhibieron agresividades chocantes, ignorancias y traspiés inaceptables, irresponsabilidades inéditas con el patrimonio fiscal o los ahorrantes en las AFP y vaguedades propias de aquellos que tras de sí tienen solo acuerdo en lo que rechazan, pero ninguno en lo que proponen. Ni siquiera faltó el descriterio de un candidato no participante que llamó a la ciudadanía a no ejercer su derecho a votar. Se especuló que los no participantes, Goic y Guillier, terminarían celebrando no haber estado en primarias, ahora eso es más dudoso.


Para la derecha ha sido una buena jornada. Para el Frente Amplio un nacimiento electoral a nivel nacional. Este es un gran y nuevo desafío para los dos candidatos presidenciales de la Nueva Mayoría; están obligados a salir con vigor a la cancha.

La elección presidencial entra ahora a una larga recta final y, a diferencia de 2013, de resultado incierto. Todo indica que Piñera estará en la segunda vuelta, pero esa certeza no garantiza que la ganará. Dependerá de cuan irreparables sean las grietas entre los que alguna vez fueron unidad tanto en derecha, centro como izquierda. También, de cuánto han cambiado las adscripciones políticas desde 2014 porque, no solo estas primarias, hablan de la emergencia de nuevas realidades ciudadanas. Las preferencias de segunda vuelta entre Piñera y aquel de la Nueva Mayoría que llegue a ella, no son de fácil previsión. Ni siquiera sabemos cuántos concurrirán a votar. Se ha vuelto apasionante este periodo político que culmina en noviembre.


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Published on July 03, 2017 06:39

Heridos y supervivientes

Finalmente, las primarias de Chile Vamos y el Frente Amplio han sido más exitosas de lo que creían los cálculos pesimistas. A pesar de que no hay sorpresa alguna en los resultados principales, la cuestión del número de votantes tiene su importancia. El total de sufragios (1,8 millones) alcanzó a la mitad de las primarias de 2013 (la diferencia es la ausencia de la Nueva Mayoría, o la ex Concertación) y podría representar cerca de un cuarto del electorado esperado para noviembre.


Pero, sobre todo, Chile Vamos consiguió superar su propia referencia, los 800.000 votos que reunió en el 2013, en la única primaria que había hecho, aquella dramática confrontación entre Andrés Allamand y Pablo Longueira que tan mal terminó para todos. El Frente Amplio consiguió su propia meta, que era modesta pero resultó realista: cerca de 300.000 sufragios, más o menos lo que obtuvo Manuel José Ossandón, y un cuarto de lo que recaudó la derecha. Si la abstención llega a los niveles que ha venido registrando en las últimas elecciones, esto representaría alrededor de un 5% de los votantes. No es claro que sus candidatos hayan agregado votación nueva, que es la forma principal que podría tener para crecer.


El resultado de Chile Vamos no es óptimo para el previsible ganador, el ex presidente Sebastián Piñera. Su triunfo ha sido contundente y más que duplica a los contendores; pero está por debajo del 70% que se consideraba como la medida perfecta. No tiene competencia en la carrera hacia noviembre, pero hay señales de daño en lugares importantes, como Santiago. La fuerza urbana mostrada por Ossandón se había insinuado en algunas encuestas, pero resultó mayor que esos mismos indicios.


Ossandón se acercó al 30%, lo que es un resultado aparentemente incoherente con su desempeño en la última parte de la campaña. Sería un fenómeno por sí mismo que el segmento más agresivo del período de competencia hubiese logrado aumentar su votación. De cualquier modo, es claro que ya anoche comenzó su competencia con Felipe Kast por la sucesión en la derecha. Siempre pueden entrar actores nuevos, pero ambos obtuvieron votaciones que les permiten tomar posiciones eminentes como figuras de recambio en los torneos donde ya no volverá a estar Piñera, empezando por el 2022.


Piñera ha sido la sombra desde la derecha en todos estos años. Nada podía crecer en sus alrededores. Estas primarias marcan el fin de esa presencia abrumadora.


Por ahora Kast es exactamente la mitad de Ossandón y quizás represente lo contrario -una idea liberal contra un perfil conservador-, pero ambos dependen ahora de hacia dónde inclina la hegemonía la derecha, cómo interpretan sus electores el futuro y cuál es la calidad de la oferta intelectual de cada uno. La competencia ha comenzado.


No se puede decir lo mismo del Frente Amplio. Uno de los principales promotores de Beatriz Sánchez, el diputado Gabriel Boric, dijo anoche que ahora se proponen ganarle a Alejandro Guillier el paso a la segunda vuelta. La verdad es que, con los números conocidos, esto sólo podría ocurrir a través de un desastre previo y sorpresivo de la candidatura de la Nueva Mayoría y de la Democracia Cristiana, ambas cosas al mismo tiempo, porque, en el improbable caso de que el Frente Amplio haya crecido con votos nuevos (jóvenes), ellos han sido muy insuficientes como para imaginar un proyecto mayor. De modo que al proponerle esa meta la candidata queda en la parrilla: ¿cuál es su futuro si no lo logra?


Sánchez duplicó a Mayol -como se preveía- y confirmó, por tanto, la hegemonía que mantienen en el Frente Amplio Boric y Giorgio Jackson, inventores de ese producto. Pero, nuevamente, las cifras son tan pequeñas que Sánchez solo supera por poco a Felipe Kast, y Mayol ni siquiera se acerca.


En el Frente Amplio queda pendiente el debate sobre la sucesión, aunque parece más lógico que plantee una reforma para reducir la edad mínima de los candidatos presidenciales. En esas condiciones se abriría el espacio para la verdadera confrontación, la de Boric versus Jackson. Si no lo consiguen tendrán que seguir dependiendo de candidatos como los actuales, con resultados como los actuales.


¿Y qué ha significado esto para el resto de las candidaturas? La Nueva Mayoría y la Democracia Cristiana, dicen algunos, se perdieron la oportunidad de tener una franja de televisión por 30 días, lo que es factualmente cierto. Pero ¿significaron algo esas franjas, beneficiaron a algún candidato, le sumaron votos a Mayol, que insiste en haber sido el postulante más deprivado del conjunto?


Al mismo tiempo, la Nueva Mayoría y la DC se perdieron también la oportunidad de insultarse en los debates, como ocurrió en Chile Vamos, o de no debatir en absoluto, como hizo el Frente Amplio.


Indudablemente, desde el punto de vista de la arquitectura de la participación, las primarias se han fortalecido después de este torneo. Pero desde el punto de vista del desarrollo de programas y de la indemnidad de los competidores dentro de una misma coalición, no han demostrado tener ninguna virtud mayor. A la primera vuelta, ni Piñera llegará sin heridas ni Sánchez llegará engrandecida.


La entrada Heridos y supervivientes aparece primero en La Tercera.

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Published on July 03, 2017 06:30

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Álvaro Bisama
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