Álvaro Bisama's Blog, page 106
August 16, 2017
Métodos turbios
Giorgio Jackson consiguió ser elegido diputado por Santiago en 2013 gracias a que Michelle Bachelet, entonces candidata presidencial, pidió a Osvaldo Andrade, presidente del PS, y a Jaime Quintana, del PPD, que le facilitaran las cosas al exdirigente estudiantil, es decir, que sus partidos no inscribieran postulantes fuertes en ese distrito. Así, quedaron descartados precandidatos como Marcelo Díaz, Víctor Barrueto y Jaime Pizarro. De este modo, Jackson tuvo una candidatura sin sobresaltos, protegido por Bachelet en el marco amable del binominal.
Ya instalada en La Moneda, la Mandataria fue generosa con Jackson y los jóvenes de Revolución Democrática (RD), convencida de que ellos representaban la savia nueva que necesitaba el país. Expresión de esa generosidad fueron las instrucciones que dio a Nicolás Eyzaguirre, su primer ministro de Educación, para que les abriera las puertas del Mineduc a los jóvenes de RD. El ministro cumplió la orden al pie de la letra y los ubicó en funciones claves durante su recordada gestión. Por cierto que hoy Jackson y su gente prefieren no hablar de esos tiempos. Han pasado cuatro años y Jackson ya es un político con cierta experiencia. Ha aprendido a mover piezas, a sacar ventajas y a neutralizar competidores. Después de participar en la primaria presidencial, Alberto Mayol manifestó su interés de competir por una diputación en el distrito 10. Grave pecado. El distrito “pertenece” a Jackson, quien maniobró para que la mesa electoral del Frente Amplio (FA) resolviera dejar a Mayol fuera de carrera no solo en Santiago, sino en todo Chile. El pretexto fue que había hostigado y amedrentado a Natalia Castillo, cercana a Jackson y también candidata de RD en el distrito.
El audio de los dichos de Mayol a Castillo no respalda la victimización de ella por violencia de género, pero fue suficiente para que la mesa electoral del FA resolviera borrarlo del mapa. La medida le fue comunicada a Mayol en su casa por una delegación que encabezó el presidente de RD. Lo llamativo fue que Beatriz Sánchez no se demoró en respaldar la eliminación de su contendor en la primaria; dio por probada la violencia de género y, para reforzar su posición, dijo: “Yo estoy llevando adelante un gobierno feminista”. Sería interesante saber qué es eso.
El Partido Ecologista Verde, que integra el FA, dijo que Mayol fue víctima de un juicio sumario, sin derecho a defensa, otros tres partidos objetaron la medida y el Movimiento Autonomista, de Boric, se retractó del apoyo a la sanción. La crisis dejó al descubierto la forma en que operan los jefes del FA en la lucha por el poder. Jackson declara ahora que la medida podría reconsiderarse siempre que Mayol coopere con la verdad de los hechos. O sea, tiene que someterse. ¿Nueva política? En realidad, dudosa política. Métodos antiguos con estilo juvenil. Las malas artes se aprenden rápido.
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Guerra, memoria y olvido
El reconocido corresponsal de guerra y politólogo David Rieff presenta hoy en el ex Congreso su libro Elogio del olvido, un ensayo provocador, estimulante y también hermoso, que además de contar con una sólida evidencia histórica, se nutre de referencias literarias y religiosas para fundamentar sus ideas políticas. En estas páginas contradice el famoso (y seductor) aforismo de Santayana, que dice que “los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.
Rieff es audaz, imaginativo y más seductor que Santayana. Si en realidad hubiésemos aprendido del Holocausto, no se habrían producido los genocidios de Bosnia, Ruanda o Siria. Y si las guerras no fueran una constante en la humanidad, el género bélico habría muerto como el musical o el western. Pero no, las películas de guerra siguen ahí, estremeciendo, poniendo ante nuestros ojos los límites de la deshumanización.
No es exagerado afirmar que este ha sido el año de Dunkerque, una obra que le da varias vueltas de tuerca al filme bélico estándar. Para empezar, recrea una derrota en vez de una victoria: el momento en que 300 mil ingleses y franceses quedaron arrinconados en una playa, a merced de los bombarderos alemanes, y tuvieron que ser rescatados por 600 embarcaciones civiles.
La decisión de enviar a “marineros de fin de semana” fue de Churchill, quien no estaba dispuesto a sacrificar a un grupo de hombres a pesar de que su flota aérea y marítima, a esas alturas, ya estaba seriamente diezmada. Pero en Dunkerque tampoco vemos a los políticos tomando decisiones con un whisky en la mano mientras la tropa muere (otro lugar común). Y nunca vemos a los alemanes.
Solo se aprecian sus bombas y los estragos que éstas ocasionan en los barcos y en el puerto y en los aviones pilotados por los aliados.
Un tercer aspecto novedoso es la ausencia de heroísmo. En realidad, la película se concentra en el miedo de unos jóvenes (casi niños) abandonados a su suerte, tratando de sobrevivir a como de lugar. El patriotismo, muchas veces causante de lo peor que uno pueda imaginar, fue también la corriente emocional que permitió evacuar a los 193 mil soldados ingleses. Orwell, en momentos en que “seres sumamente civilizados me sobrevuelan intentando matarme”, escribió un ensayo en el que señalaba que la operación de salvataje fue “como el despertar de un gigante”. Churchill, por su parte, recordó que en aquellos días “había un resplandor blanco, irresistible, sublime, que recorría nuestra isla de un extremo a otro”.
La odisea de Dunkerque es una de las expresiones más elocuentes de la comunión de un pueblo, una bofetada al individualismo. No debe extrañar que ese espíritu impregnara a Inglaterra en los años que siguieron a la II Guerra Mundial, implementando una serie de derechos sociales (en educación, salud, pensiones, transporte, vivienda, cultura) sin los cuales, a decir verdad, la libertad no es más que un principio vacío.
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Otra mentira incómoda de Al Gore
Hace 11 años, la película documental “Una verdad incómoda” del exvicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, centró la atención en el calentamiento global confiando más en tácticas de miedo que en ciencia. Ahora, Al Gore está de vuelta con “An Inconvenient Sequel” (“Una secuela inconveniente”), una película que promete ser más de lo mismo. El documental “Una verdad incómoda” se recuerda hoy día por su narrativa atemorizante en donde se señalaba que un clima más extremo provocaría más huracanes, de hecho en su cartel promocional la imagen principal era un huracán saliendo de una chimenea.El Sr. Gore redunda sobre esto al mostrar en el tráiler de su nueva película que “las tormentas se hacen más fuertes y más destructivas”, antes de decirles a los espectadores que “miren cómo salpica el agua (de lluvia) la ciudad. Eso es, en realidad, el calentamiento global”.
Esto es engañoso. El panel del clima de la ONU, el IPCC, encuentra “baja confianza” en la declaración acerca de tormentas más fuertes en las próximas décadas. Las tormentas están causando más daños, pero se ha documentado durante mucho tiempo que esto es casi exclusivamente porque más personas con más riqueza viven a lo largo de las costas. Incluso si asumimos que las tormentas se harán más fuertes hacia finales del siglo, el costo relativo disminuirá. El tráiler se refiere a lo que el Sr. Gore llama “la escena más criticada” de la primera película: mostrando que “la combinación del aumento del nivel del mar y la marejada ciclónica inundaría el sitio conmemorativo del 11-S”. Él usa las noticias de la inundación de Manhattan después de la súper tormenta Sandy de 2012 para sugerir que él tenía toda la razón y para burlarse de los que dijeron “¡qué exageración!”. Lo que es más importante es que la receta del Sr. Gore -para Nueva York y para el calentamiento globa – está equivocada. Afirma que la respuesta está en los acuerdos mundiales sobre el carbono que cuestan billones de dólares. El Sr. Gore ayudó a negociar el primer gran acuerdo mundial sobre el clima, el Protocolo de Kioto. La investigación muestra que no hizo nada para controlar las temperaturas. Impávido, el Sr. Gore apoya la misma vieja solución. La película lo muestra participando en la reunión sobre Cambio Climático en París. El costo del Tratado de París asciende a US$1-2 billones al año para 2030, y anualmente durante el resto del siglo, mayormente en la pérdida del crecimiento del PBI. Gore sostiene que el enfoque de París empuja a las naciones y a las empresas hacia la energía verde. Sin embargo, estamos lejos de estar preparados para que el sol y el viento sean nuestros recursos energéticos.
Gracias en gran parte a los esfuerzos de Gore, el mundo sigue enfocado en subsidiar el despliegue de tecnología ineficiente y poco confiable, en lugar de invertir en innovación para reducir el precio futuro de la energía verde. Esa es la razón por la que el filántropo Bill Gates y otros, incluyendo líderes políticos, acordaron duplicar el gasto en I+D en el marco de la conferencia de París. Este es un comienzo importante, pero la investigación de mi grupo de expertos, el Copenhagen Consensus, muestra que un aumento de 6 veces en I+D verde es la mejor manera de avanzar.
La película del Sr. Gore se autoproclama como importante ya que obviamente “es correcto salvar a la humanidad”. El uso de tácticas de miedo y ciencia pobre para apuntar a las soluciones políticas fallidas es una forma extraña de hacerlo.
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El 2% de la reforma previsional
El principal cambio conceptual de la propuesta del gobierno es la introducción del Nuevo Ahorro Colectivo (NAC), con cargo a una cotización adicional de 2% del ingreso. Sin conocer aún los detalles del proyecto, se entiende que el NAC implicaría 3 tipos de transferencias de recursos: desde los actuales aportantes hacia los actuales (y en menor medida a los futuros) pensionados, desde los cotizantes de altos ingresos hacia aquellos de bajos ingresos y desde el sistema hacia las mujeres, compensando por el efecto de su mayor longevidad y generando un incentivo a la postergación de la jubilación hasta los 65 años.
Aunque podría parecer que el primer componente es un esquema de reparto, en realidad es un mecanismo de subsidio a los actuales pensionados. Los aportantes jóvenes financiarán el 20% de aumento de pensiones con una fracción de su 2%, sin recibir contraprestación alguna. Aunque la actual generación de pensionados pagó el costo de transición y sufrió las consecuencias de una serie de fallos del Estado (baja tasa de cotización, bonos de reconocimiento inadecuados o el daño previsional a los trabajadores fiscales), no es claro que un impuesto al trabajo formal, para una generación en particular, sea lo más adecuado. Alternativamente, se podría generar un pequeño componente de reparto y seguridad social (que otorgue beneficios a todas las generaciones) o financiar este aumento transitorio mediante desahorro (fondos soberanos) o deuda de largo plazo (distribuyendo el costo del ajuste entre varias generaciones).
El componente de redistribución entre cotizantes presenta 3 diferencias respecto al Pilar Solidario: es financiado mediante una cotización laboral (no impuestos generales); redistribuye hacia los cotizantes de bajos ingresos (no hacia las personas con lagunas previsionales) y transfiere recursos durante la etapa activa (no al momento de pensionarse). Es un sistema menos focalizado que el Pilar Solidario, beneficiando fundamentalmente a los trabajadores de bajos ingresos con historiales salariales estables, en perjuicio de los trabajadores que concentran su actividad económica en pocos meses del año (como los trabajadores independientes). El efecto redistributivo final es incierto.
La compensación por mayor longevidad femenina y el incentivo a la postergación de la jubilación (en lugar de la imposición) son dos pasos en la dirección correcta. Sin embargo, su financiación mediante una cotización laboral implica un subsidio cruzado desde todos los hombres (de ingreso bajo o alto) hacia todas las mujeres (de ingreso bajo o alto). Tampoco toma en cuenta los principales motivos detrás de la brecha previsional de género: las lagunas tempranas de cotizaciones y la discriminación laboral.
En lugar del diseño propuesto, el NAC podría cumplir un rol más explícito de seguridad social, ofreciendo protección a todos los participantes contra ciertos riesgos externos al trabajador, como lagunas tempranas, bajas rentabilidades o la discriminación salarial hacia las mujeres. Esto permitiría aumentos superiores al 20% para ciertos grupos particularmente afectados.
Entendemos que la restricción fiscal imperante debió marcar las decisiones de financiamiento, pero las reformas previsionales como la planteada tienen efectos por muchos años y descansar exclusivamente en las cotizaciones laborales para resolver varios problemas simultáneos limita la efectividad de las reformas (en términos de mejorar pensiones) y ejerce presión sobre la capacidad de extender la cobertura contributiva a todos los sectores de la población.
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Sostenibilidad empresarial: un objetivo corporativo
¿Persiguen las empresas la sostenibilidad como un objetivo corporativo? ¿Por qué hacerlo? En algunas empresas se observa poca disposición a incorporar este objetivo toda vez que se asume que aquel implicaría introducir mayores costos en los procesos productivos (como en otras dimensiones de relevancia para la compañía), sin que ello se traduzca en beneficios de corto plazo para la empresa. Mal que mal, el mandato de la administración, correcto por lo demás, es el de maximizar el valor de la compañía para los accionistas (para ser precisos, la regulación de la relación de agencia entre los dueños del capital y los administradores del mismo no excluye el interés de otros stakeholders en tanto se entiende que están integrados al gobierno corporativo por la vía de acuerdos contractuales –trabajadores, proveedores- o extracontractuales –comunidades, grupos de interés). Se observa entonces que la sostenibilidad empresarial estaría ubicada, para algunos, en las antípodas de la rentabilidad del negocio o de la competitividad de la empresa. Los altos ejecutivos estarían ante una elección: o desarrollan estrategias corporativas y de producción sostenibles (aparentemente caras y no rentables en el corto o mediano plazo) o estrategias empresariales rentables que no disminuyan la capacidad de competir de las empresas. La sostenibilidad empresarial estaría aparentemente divorciada de los objetivos del negocio y correría, para algunos, por un carril separado o paralelo, más parecido tal vez al de la responsabilidad social empresarial (RSE).
Sin embargo ¿Son realmente contradictorios los objetivos? Me parece que no. Y es que en materia de sostenibilidad empresarial no se trata de quien llega primero a cumplir metas socialmente populares que no guardan relación con el interés de la compañía, o de quien tiene más RSE o hace mejor marketing de su RSE. Se trata más bien de adoptar una estrategia corporativa que aborde las diversas dimensiones del quehacer de una compañía, observable, evaluable y revisable de cara a sus accionistas y sus stakeholders. De hecho diversos estudios demuestran que la búsqueda de sostenibilidad empresarial se traduce, en el mediano y largo plazo, en un sin número de innovaciones organizacionales, tecnológicas, de procesos y otras que reditan en retornos para las empresas. Y es que, contrario a lo que pudiera pensarse, el fin de maximizar el valor de la compañía no es contradictorio con la sostenibilidad empresarial. Por supuesto que presenta desafíos e implica que deberán repensarse ciertos modelos de negocios y procesos, pero no se trata de una tarea inabordable o que complote contra el interés de los inversionistas. Una de las ganancias que obtienen las compañías que asumen la sostenibilidad como un objetivo de negocios es que se adelantan a la regulación en la materia. En efecto, ser el primero en “mover la ficha” otorgaría ventajas sustantivas en lo que se refiere a la promoción de la innovación. Las empresas que se anticipan a la regulación, y se guían por los mejores estándares, ganan tiempo para experimentar con proyectos a escala, con nuevos insumos, tecnologías y procesos, aprendiendo valiosas lecciones de dicha experimentación, al tiempo que de ella suelen surgir nuevas oportunidades de negocios. Pero ¿Por qué tendrían las empresas que cumplir con un estándar superior, y no solo el mínimo normativo exigible? La evidencia demuestra que las empresas que se han anticipado, cumpliendo con los mejores estándares globales en materias corporativas y en sus procesos productivos, y que realizan un esfuerzo colaborativo, por la vía de alianzas productivas, no solo han logrado producir ahorros importantes (al beneficiarse de la optimización de los procesos, entre otras), sino que han liderado el camino del cambio y han transformado al regulador en un aliado. En efecto, las empresas que están a la vanguardia en materia de cumplimiento suelen ser aquellas que detectan tempranamente nuevas oportunidades de negocios. El caso de Hewlett Packard, en Europa, resulta ilustrador. El cumplimiento de mejores estándares se transforma así en una oportunidad competitiva y no es una carga.
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¿Qué podemos esperar de la política?
Se aproxima un nuevo cambio de gobierno. Como siempre ocurre en este contexto, cada bando se dispone a regresar a sus trincheras (aunque, en realidad, muchos nunca las han abandonado). Ni siquiera por los niños del Sename se ha podido dejar de lado por un momento la lógica maniquea que permea el debate democrático desde hace ya varios años. Todos presumen mala fe del otro, impidiendo acuerdos básicos. ¿Les interesa Chile? La pregunta no es trivial. De cuando en cuando, tanto la derecha como la izquierda dan muestras de importarles más el poder que el servicio.
Quien sea que asuma el mando de nuestra nación, debe tener presente este diagnóstico y esforzarse por superarlo. El panorama de un país dividido por visiones políticas no es esperanzador. Precisamente la voz nación alude a la unidad, al consenso, a aquello que llamamos Chile y que está por sobre todas las disputas. Eso es algo que todo debemos cuidar.
Diálogo y acuerdos. Dos conceptos que la política debe esforzarse por gravar a fuego. ¿Ingenuidad? Por ningún motivo. El mejor momento de la historia de nuestro país estuvo marcado precisamente por ambos (no por nada todos recurren ahora a la imagen de Patricio Aylwin). Es cierto que las diferencias nunca van a dejar de existir y, en cierto sentido, es sano el pluralismo ideológico. Con todo, ello no puede nublar el juicio al punto de, por ejemplo, negarse a aceptar buenas ideas solamente porque vienen de quienes están en la vereda del frente. Quizá la transición podría haber sido todavía más exitosa si la derecha hubiese tenido esto presente.
Encontrar la raíz de este problema es una tarea no menor. Aunque bien puede atribuirse a la misma naturaleza humana: después de todo, la política la hacen las personas. En este sentido, entablar una política que esté asentada en el diálogo y el acuerdo, en gran medida, constituye un desafío personal, un cambio de actitud. Este reto tiene múltiples aristas, entre ellas, superar la inmediatez que tiene capturada a la política, y que se expresa en la ganancia pequeña, el aplauso fácil, las tendencias en Twitter, los codazos para alcanzar el mejor lugar en la foto. Pero también, tiene que ver con una apertura de mente, con el desafío de comprender al que piensa distinto, con la buena disposición a escuchar sus argumentos (lo que implica, también, estar dispuestos a entregar argumentos) e interpretarlos de la mejor manera posible.
No se puede gobernar sin acuerdos. Consecuentemente, tampoco se puede gobernar sin diálogo. La izquierda, de manera sumamente irresponsable, renunció a estas dos cosas y, en alguna medida, esto explica el fracaso del gobierno de la Nueva Mayoría. El próximo gobierno deberá tener la entereza de tratar con igualdad de condiciones a los diferentes espectros políticos a la hora de avanzar en múltiples materias (por ejemplo, la crisis de la infancia). Además, deberá mostrar no poca habilidad política para generar consensos ahí donde actualmente sólo hay división. No se trata, obviamente, de dejar a un lado los principios (no hay política sin convicción). De lo que se trata es de enfrentar de una manera diversa las controversias, de manera respetuosa, sin encerrarse en posturas que muchas veces responden a sin sentidos. De esto dependerá, no sólo la gobernabilidad, sino también la superación del desprestigio de la política.
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Más y mejor infraestructura portuaria
En medio de la vorágine que significan las campañas presidenciales ha sido muy reconfortante conocer en detalle, en el Consejo del CPI, los avances que se han hecho en la Empresa Portuaria de San Antonio (EPSA) para ampliar su capacidad y poder extender sus áreas de concesiones en forma significativa. Se aspira a que el nuevo puerto cuente con dos nuevos concesionarios en relación a los que actualmente operan en él y pueda movilizar una capacidad total de 6.000.000 de TEUs anuales. La inversión estimada es de casi US$ 3.400 millones que será financiada por la propia operación de los terminales, que estarán a disposición del país a partir del año 2026.
¿Es este el Puerto de Gran Escala que el gobierno ha anunciado? Si todo se hace bien, este podría ser una alternativa para constituirse en ese instrumento que Chile requiere para mantener su incumbencia en el comercio exterior y, progresivamente, constituirse en la “plataforma comercial del sur de América Latina” a la que nos convocó la Presidenta de la República en su último viaje a China. Para ello será necesario responder las dudas que muchos escépticos levantarán ante tan significativa iniciativa. Así mismo, será muy importante asegurar la continuidad en la realización de los estudios que se requieren para dar las seguridades necesarias antes de poner la primera piedra.
De igual forma, y en ese mismo contexto, debieran darse a conocer los proyectos complementarios que un puerto de esta nueva envergadura requiere para movilizar con eficiencia y eficacia las cargas de importación y exportación que tendrá a su cargo. Es evidente que la actual dotación de carreteras y ferrocarriles no es suficiente para cumplir con ese objetivo. Tampoco la ciudad de San Antonio está debidamente equipada para soportar el movimiento de personas y mercancías que coparan sus disponibilidades. Todo esto es parte de una mirada estratégica que, según se nos ha informado al presentar el proyecto, está en curso, liderada por el Ministerio de Transportes y con la concurrencia de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, el MOP, la municipalidad de San Antonio y la propia Empresa Portuaria.
Un proyecto de esta naturaleza es una iniciativa que debe ser mirada al largo plazo. De hecho, los primero esbozos de este proyecto provienen del año 2009 y su materialización definitiva se presume será el año 2035. Cautelar la continuidad de iniciativas de estas características requiere de una institucionalidad que asegure la interacción entre las políticas de corto plazo, muy arraigadas en la contingencia política en un contexto de gobiernos de 4 años, y la mirada estratégica que es necesario tener para planificar las grandes obras de infraestructura que el país necesita.
El esfuerzo que se ha hecho en relación a este proyecto debiera ser la antesala para avanzar en la constitución de esa institucionalidad y, de esa forma, asegurarse una mirada de largo plazo en el diseño de las políticas de infraestructura. Esta institucionalidad es una de las propuestas en las que el CPI ha insistido con reiteración por estimarla imprescindible para alcanzar resultados exitosos en el campo de la infraestructura.
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August 15, 2017
Identidad de la UC
El reciente debate respecto del rol e importancia de la catolicidad al interior de la comunidad de la universidad católica, permite reflexionar sobre los principios que la distinguen frente a otros proyectos educativos. La universidad como institución se consagra a la investigación y a la formación de los estudiantes, libremente reunidos con sus maestros, animados todos por el mismo amor del saber. Aquellas de naturaleza católica, se distinguen además por su libre búsqueda de toda la verdad acerca de la naturaleza, del hombre y de Dios. En cuanto universidad, es una comunidad que de modo riguroso y crítico, contribuye al desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y el aporte a la comunidad.
El esfuerzo permanente de la UC se debe orientar a promover la excelencia en la generación de nuevo conocimiento y en la formación de personas, junto con fortalecer nuestra identidad católica. Lo anterior permite potenciar a nuestro cuerpo académico, aumentar el ingreso de los mejores alumnos de distintos sectores de la sociedad, -con crecientes criterios de inclusión-, realizar investigación e innovación de frontera, acrecentar la internacionalización y el vínculo con la sociedad como un aporte al desarrollo del país.
La inspiración cristiana de nuestra universidad nos plantea el desafío de valorar las conquistas de la ciencia, del arte, las humanidades y de la tecnología en la perspectiva global del ser humano. Así, las universidades católicas debemos tener una continua renovación, tanto por el hecho de ser universidad como por el hecho de ser católica, trabajando con el anhelo de que la universidad sea un lugar inclusivo para aprender a razonar con rigor con el fin de obrar con rectitud y servir mejor a la sociedad. De esta manera, la universidad debe comprometerse en el diálogo entre fe y razón, de modo que se encuentren en la verdad al servicio de los hombres.
El desafío actual es potenciar una formación integral, con sólidas bases en lo disciplinar y con una concepción amplia de la cultura, el bien y la belleza. El Papa Francisco, nos solicita cuatro aspectos que deben identificar a una universidad católica: un lugar de “discernimiento” para comprender y alimentar lo conocido; ser un proyecto lleno de “sabiduría”, para alimentar la esperanza. Nuestras universidades deben ser un espacio de desarrollo de “la cultura de la proximidad y de la cercanía”, para valorar las riquezas del otro, y finalmente, debe ser un lugar de formación de la “solidaridad”, que genere vida abundante.
Debemos contribuir a que nuestros jóvenes descubran el sentido de la vida y propiciar en ellos el nacimiento de nuevas esperanzas. Esperamos ser un lugar para todos, que estén invitados a tener una experiencia en la verdad, orientada a la dignidad de las personas y al bien común. Ser fieles a esta respuesta se basa en un camino de conversión personal. Así, nuestro proyecto universitario se debe distinguir por su calidad, su identidad, generosidad e inclusión, al servicio de la sociedad, por el bien de todo el país y especial, de cada uno de sus habitantes.
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Distinto es en democracia
Los problemas de probidad, corrupción y otras limitaciones éticas para ejercer el poder no tienen un domicilio ideológico único, ni pertenecen a nación o sector social determinado. En otras regiones del mundo, la corrupción degenera en regímenes que a sangre y fuego mantienen estilos de vida de tiranos tales como Kim Jong-un en Corea del Norte, o algunas economías del Golfo Pérsico. Todos ellos desprecian lo poco y nada que tienen de institucionalidad y estado de derecho. Sus poblaciones no pueden esperar nada.
Nuestra región latinoamericana, a su nivel, experimenta también un periodo complejo motivado por muchos países donde la corrupción y otros ilícitos han generado crisis políticas, desconfianzas entre votantes y autoridades, además de un descrédito absoluto de la mayoría de los partidos políticos. Un ícono del drama que se vive en la región es el caso Odebrecht. Esta constructora brasileña está directamente implicada en pagar a doce gobiernos en la región sobornos a cambio de proyectos de infraestructura. El último capítulo se ha escrito por estos días en Ecuador. El presidente asumido en mayo, Lenin Moreno, cortó relaciones con su propio vicepresidente, Jorge Glas. A éste se le acusa de haber recibido favores de la constructora. En su decisión, el Presidente Moreno ha señalado que si bien no lo puede destituir, establece que en la práctica su segundo queda sin ninguna obligación ni derecho al ejercicio diario del cargo, en espera para una formal destitución.
La situación que es tan grave como la que obscurece al gobierno del Presidente Michel Temer de Brasil, que también enfrenta graves acusaciones de corrupción. Sin embargo, hay una gran diferencia entre lo que ocurre en nuestro continente y lo que acontece en esos sectores del planeta que viven el abuso diario de sus poblaciones. Nuestra región sí vive en Democracia, con las dolorosas excepciones de Cuba y Venezuela. Así es. Vivimos en una zona del mundo donde podemos expresar nuestras diferencias y se puede exigir accountability a todas las autoridades.
Es verdad, tenemos muchas limitaciones de calidad de la democracia y gobernabilidad. También es cierto que los sistemas judiciales de muchos de nuestros países tienen demasiadas fallas para cuando deben enfrentarse a los poderosos. No existen todos los recursos y muchas veces justos pagan por pecadores. Sin embargo, hoy nadie habla de una regresión autoritaria, ni las Fuerzas Armadas son actores de las crisis.
Por trágicas y vergonzosas que hayan sido las conductas de algunos líderes, no deja de ser interesante que el sol finalmente es el mejor desinfectante. Esa luz es una herramienta para promover más y mejor sistemas judiciales. También es fundamental reconstruir un sistema de partidos que se alejen del populismo y corrupción. Proteger los derechos humanos y el respeto al Estado de derecho es parte del remedio y no la enfermedad. Es mucho mejor así. La democracia se protege con más democracia.
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Punta Peuco: los temas de fondo
A tres meses de las elecciones, ha vuelto al tapete el eventual cierre de la cárcel de Punta Peuco, lo que pone a los 95 condenados de ese recinto en el centro de la disputa electoral que se avecina. Como muchos temas que dividen el alma nacional, el debate se perfila nuevamente desde miradas maniqueas, lo que no ayuda a encontrar los puntos medios, más justos y aproximados a la justicia o a la caridad.
Las cárceles diferenciadas no son un fenómeno exclusivo de Chile, ya que ellas están validadas en las denominadas Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos, en donde se establece la conveniencia de separar a los reclusos de acuerdo a las necesidades especiales de los grupos privados de libertad, por la sencilla razón de que las penas privativas de libertad no implican la supresión del resto de los derechos que aseguran la dignidad humana.
El resguardo de la dignidad de los presos debe ponderar caso a caso ciertas circunstancias, como la finalidad de la pena, el derecho a la verdad y la justicia, la reparación de las víctimas, la gravedad de los delitos, la seguridad y su reinserción social. Por ello, el primer gran error de esta discusión tiene que ver con considerar a los 95 condenados, cuya edad promedio supera ya los 77 años, como una especie de “paquete”.
Es indudable que no se debe desatender la necesidad de justicia de quienes perdieron a sus seres queridos o sufrieron personalmente actos delictuosos. Debe ser un tormento permanente no saber qué sucedió con un familiar desaparecido. Esta demanda, sin embargo, debe conciliarse necesariamente con el deber del Estado de resguardar la salud, la seguridad y la dignidad de los privados de libertad.
Desde esta óptica, si desde el punto de vista político se considera que estas personas deben terminar sus días en el penal de Colina, ¿puede sostenerse lo mismo desde la mirada de los derechos humanos, que debe atender las condiciones médicas y de seguridad de los internos?
Por razones de seguridad y de edad, donde quieran que se encuentren, estarán necesariamente sometidos a normas especiales de segregación y de cuidado. Así lo entendió también Gendarmería, que está rápidamente habilitando algunas dependencias en Colina para recibir a esta población. Frente a todos los presos de la tercera edad, sin distinción, el Estado debe tener mayores estándares de compromiso, ya que se trata de una población más vulnerable en términos de seguridad y salud. El debate no es serio ni va al fondo, si no se analizan las condiciones de este grupo de personas por separado, como exige la ley, de acuerdo a sus condiciones de edad y físicas. Tampoco se va al fondo, si un país como el nuestro no aborda con criterios técnicos la situación de los condenados de la tercera edad en general, que cumplen castigo en distintos centros penitenciarios, ya que más segregación de la población penal, y no menos, es el camino para mejorar nuestro sistema carcelario, algo que la discusión no puede desconocer.
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