Óscar Contardo's Blog, page 20

December 14, 2017

Cifras que no cuadran

En la etapa final de la campaña presidencial, los candidatos se han encontrado en el debate televisivo frente a la necesidad de corregir a miembros de sus equipos técnicos. Los equipos técnicos, ya sea en las campañas o en el gobierno, no son los que mandan y los que priorizan. Mandan y priorizan los presidentes, colegislando con el parlamento, que son los que reciben el mandato popular para ejercer la autoridad pública en el marco del Estado de derecho. Esto lo vivieron en carne propia los ministros de Hacienda y Economía en agosto recién pasado, cuando intentaron interponerse en una decisión de la Presidenta de la República y de su Comité de Ministros en materia de asuntos ambientales a propósito de la inversión en la Minera Dominga. Esta inversión presentaba problemas en la preservación de un ecosistema marino y no fue autorizada. Los ministros que quisieron mandar por sobre la Presidenta fueron reemplazados y no pasó nada.


Con los años, se ha agravado una distorsión en Chile. Los economistas ortodoxos tienen una tendencia crecientemente inapropiada y carente de fundamento a creerse dueños de la verdad y a considerar que la dirigencia política no es competente. Y a tildar de populista todo lo que se mueve. Solo ellos no lo serían y se auto-atribuyen una especie de mandato mesiánico de preservación del orden por sobre los demás mortales.


Las realidades económico-sociales son complejas y requieren de miradas multidisciplinarias desde el punto de vista de los saberes y diversas desde el punto de vista de los intereses a considerar, articulando el corto con el largo plazo. El tecnócrata clásico suele ser de mirada limitada y corta. Es cada vez menos capaz de entender la complejidad y de recomendar buenas decisiones de política, es decir que tengan una dirección precisa, pocos efectos colaterales indeseados y consenso suficiente. Aquí, lo supuestamente mejor suele ser enemigo de lo bueno. El gobierno de los expertos o “de los que saben”, alguna vez recomendado por los pensadores griegos clásicos, simplemente no forma parte de los cánones democráticos. Gobiernan en la modernidad democrática aquellos que son elegidos por el pueblo, por períodos delimitados de tiempo, en una dinámica en que la mayoría orienta las decisiones, con contrapesos institucionales que eviten arbitrariedades que conculquen los derechos fundamentales, y con el derecho de las minorías a procurar transformarse en mayoría en la siguiente elección periódica. Los expertos en esto tienen poco que ver. Es un asunto de los ciudadanos y de la sociedad y de las ideas y valores que profesan y de los intereses que sostienen. En democracia todas las materias de la esfera pública son en esencia debatibles y ojalá sean objeto de buenas deliberaciones contradictorias, aunque esto moleste a los espíritus simples y dogmáticos.


Dicho lo anterior, el intento de Sebastián Piñera de aparecer corrigiendo en el debate televisivo a Alejandro Guillier en materia de cifras económicas fue poco ecuánime y arrogante al insistir en la caída del promedio de actividad del año 2009. Alejandro Guillier afirmó que Sebastián Piñera tomó una economía en crecimiento y la dejó en desaceleración. Esto es totalmente cierto: en el tercer y cuarto trimestres de 2009 la economía creció en términos desestacionalizados en un 1,4% en cada período, una muy buena cifra, y se detuvo temporalmente en el primer trimestre de 2010 por el  devastador terremoto, luego de que en los tres trimestres anteriores al segundo semestre de 2009 el PIB desestacionalizado había caído como fruto de la crisis internacional y una reacción tardía de la política monetaria y fiscal. Los primeros tres años del gobierno de Piñera se beneficiaron del plan reactivador de Bachelet en 2009 y del impulso fiscal provocado por el terremoto, junto a un muy buen precio del cobre. En el cuarto trimestre de 2013 y el primer trimestre de 2014, al terminar el gobierno de Piñera, la economía creció solo en 0,5% y 0,1% en términos desestacionalizados, impactada por el inicio de la caída de la inversión minera a raíz del nuevo ciclo internacional negativo de precios del cobre. A mayor abundamiento, el déficit fiscal efectivo fue -0,5% del PIB, con el correspondiente incremento de los pasivos estatales. Nada de esto fue, a sabiendas, mencionado por Piñera.


Sebastián Piñera hizo en el debate presidencial televisivo, además, un descubrimiento tardío: luego de afirmar que Guillier no tenía programa, ahora no solo el programa existía sino que además lo había estudiado. Y descubierto que valía cuatro veces más que lo calculado por sus autores, poniendo a sus economistas de turno a abundar sobre este intento de construir una post-verdad a última hora, al estilo Trump. El hecho es que el programa de Guillier está dimensionado en 10 mil millones de dólares adicionales en los cuatro años de su eventual gobierno. La condonación de la deuda del CAE y del Fondo Solidario del Crédito Universitario tendría un costo del orden de 250 millones de dólares adicionales por año. Nada que ver con los cuarenta mil millones de dólares literalmente inventados por Piñera y su equipo.


En cambio, lo que todavía nadie explica es desde dónde ni cómo se van a reasignar siete mil millones de dólares del presupuesto para financiar la mitad del programa de Piñera, suponiendo que la otra mitad se la financia el crecimiento. Esto es, adicionalmente, bastante discutible, más aún si se considera la desintegración parcial del impuesto a las utilidades de las empresas respecto del impuesto a la renta de las personas planteado por Piñera en caso de ganar la elección. No nos olvidemos que la reforma tributaria en curso va a aumentar la contribución tributaria del 1% más rico a partir de 2018, como, dicho sea de paso, ha postulado pertinentemente el Frente Amplio. Se trata del corazón de la reforma tributaria de 2015 que Piñera quiere, si llegara a ganar, derogar en beneficio de los más ricos, es decir de él mismo (aunque en realidad eso es bastante relativo porque maneja su fortuna desde paraísos fiscales) y del gran empresariado al que pertenece. Las cifras que no cuadran son las que Piñera ha mencionado para financiar sus promesas. Las que cuadran demasiado bien, de nuevo a lo Trump, son las que permitirían a los más ricos en la sociedad chilena –que lo son bastante y alimentan una de las desigualdades de patrimonio y de ingresos más grandes del mundo, según el Banco Mundial- beneficiarse de rebajas tributarias y de reversiones de la legislación laboral perfectamente injustificadas.


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Published on December 14, 2017 03:02

Bienvenidos a la modernidad

La semana pasada el Fiscal de Neuquén, José Gerez, se reunió con su par de La Araucanía, Cristián Paredes, para compartir información sobre la protesta mapuche en Argentina y sus posibles nexos con Chile. No necesitaba viajar a Temuco para averiguar algo que está más que documentado por la academia y reconocido por el derecho internacional; que los mapuche, acá y allá, constituyen un solo pueblo, una misma nación, preexistente a los Estados modernos como lo reconoce la propia Constitución argentina. Y con nexos tan cotidianos como históricos. ¡Si hasta usamos la misma bandera! Para ello bastaba con Googlear. O con leer alguno de los muchos libros disponibles sobre el tema. Literatura existe y bastante. Y no solo en bibliotecas. También en Amazon.


Contrario a lo que muchos piensan, no es que el “conflicto mapuche” haya cruzado de repente la cordillera de los Andes; ha sido permanente en ambos lados desde que las tropas militares de Saavedra y Urrutia, Roca y Villegas, se coordinaron en la segunda mitad del siglo XIX para invadir e incorporar a la soberanía de los Estados el último territorio libre de América. Hablamos del Wallmapu, el histórico territorio mapuche rico en ganado cimarrón, sal y tierras para el cultivo, y que en su lado oriental tocaba incluso las puertas de Buenos Aires. Basta chequear la toponimia para caer en cuenta de aquello. O visitar alguna de las comunidades mapuche de Los Toldos, en las tierras reconocidas por Mitre y la Legislatura porteña en 1867 al cacique Ignacio Coliqueo.


Mal no les fue a las jóvenes repúblicas con aquella guerra de invasión. Argentina, tras incorporar entre 1878 y 1885 las “quince mil leguas” que retrata en sus libros el cronista Estanislao Zeballos, pasó a ser potencia económica mundial. Y con un PIB per cápita más alto que el de Alemania. Llegó a ser conocida incluso como el “Granero del Mundo”. A Chile tampoco le fue nada mal. Una vez “pacificada” La Araucanía a cañonazos entre 1868 y 1881, rápidamente la región se transformó en la “California chilena”, un imán para colonos extranjeros y hacendados pero también para renegados, bandidos y cuatreros de la peor calaña. Un Far West sureño que pese a la violenta repartija de tierras inicial se transformó a poco andar también en el “Granero de Chile”.


En esta guerra no contada por la historia oficial se encuentra el origen de muchos de los conflictos actuales. De aquella época datan en Chile los Títulos de Merced, el origen de las “Reducciones” hoy llamadas comunidades por la legislación indígena. Son más de tres mil al sur del Biobío. Y no pocas arrastran litigios interminables con propietarios privados que cada tanto estallan en violencia. De la misma época datan las “Colonias de Indios” en Argentina, una de ellas la Colonia Pastoril Cushamen en la Provincia de Chubut. Hablamos del epicentro del conflicto en Patagonia. Allí cerca murió ahogado Santiago Maldonado tras una violenta carga de Gendarmería. Allí cerca las tierras que los activistas de la “Pu Lof” reclaman encapuchados a la familia Benetton. Y no muy lejos, a dos horas por la Ruta 40, Villa Mascardi.


¿Cómo aquellas tierras, reconocidas por el Estado argentino a los mapuches en 1901, terminaron un siglo más tarde en manos italianas? ¿Cómo los Benetton se transformaron en el mayor propietario privado de Argentina con cerca de un millón de hectáreas en Neuquén, Río Negro y Chubut? Son preguntas interesantes para los fiscales de Neuquén y Bariloche. También para el gremio periodístico, muy dado a las noticias falsas y a ser utilizado por los servicios a la hora de manipular a la opinión pública. Lo hemos visto en el caso de Rafael Nahuel. “Activista muere en enfrentamiento” tituló en primera plana la mayoría. Por estos días han debido rectificar. Y es que las pericias han sido concluyentes; no hubo tiroteo, tampoco armas de fuego en manos de los mapuches. Solo piedras.


El conflicto en ambos lados tiene explicación. Hunde sus raíces en la historia. Negar su validez con frases del tipo “los mapuche son chilenos” o “solo trata de indios truchos” es también negar su necesaria gestión política. Este ha sido el principal déficit del gobierno de Mauricio Macri; intentar resolver por la vía policial y a tiros un conflicto que demanda otro tipo de abordaje. Uno más inteligente. La lucha de los pueblos indígenas es todo un desafío para las democracias, un desafío moderno. Interpela a los gobiernos no solo en lo relativo a la propiedad de la tierra, también en su modelo de desarrollo, estructura de Estado y concepción de la identidad nacional, discusiones todas de primer orden. A ello y no a una fantasmagórica RAM de la cual mucho se habla y nada se prueba, se enfrentan hoy los argentinos. Bienvenidos a la modernidad.


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Published on December 14, 2017 02:59

December 13, 2017

Chile, pulpería de campeones

Chile tiene unos cuantos trofeos que lo hacen destacarse en el continente y el mundo. Por ejemplo, sus familias son deudoras líderes, deben cada mes el 66% de sus ingresos, equivalentes al 42% del PIB nacional.  Esto sucede porque también somos paladines de los bajos sueldos, buena parte de los chilenos gana menos de 500 dólares mensuales, lo que no ocurre en ningún país que tenga 25.000 dólares de ingreso per cápita como el nuestro.  Los precios no tienen relación con lo que gana la mayoría.  Por ejemplo, las farmacias y los supermercados encabezan las listas de los que más cobran en el mundo,  más que sus pares de Londres o París, ciudades cuyos sueldos mínimos son hasta tres veces superiores al de Chile. Como consecuencia de todo esto, también somos campeones en morosidad; quienes no pagan sus deudas ya sobrepasan los cuatro millones de compatriotas.


Indudablemente estos trofeos nos pueden llevar rápidamente a ponernos primeros en lo que Bob Marley llamó la fila de la desolación, donde cada uno espera que, tal como el príncipe le calzó a la Cenicienta el zapato de cristal y la zafó del infortunio, el destino lo exima de tanta congoja y pésimo futuro.


Nos pasa lo de los constructores de la Torre de Babel, estamos en el mismo sitio viviendo uno al lado del otro sin entender por qué ni para qué estamos juntos. Los de Babel intentaron llegar cada uno por su cuenta a saludar a Dios hasta que trágicamente se dieron cuenta de que lo único que tenían a la mano para salir adelante era al prójimo de carne y hueso al que nunca antes habían mirado a los ojos y ni siquiera sabían cómo se llamaba.


Mirando Chile desde el exterior es difícil entender a los grandes empresarios nacionales. Su acumulación por la acumulación los lleva a no ver su país ni a su gente. A perder completamente el sentido de lo que hacen.


Mientras el resto de los chilenos compra diariamente en sus supermercados y grandes tiendas,  ve sus canales de televisión, pide  préstamos en sus bancos, o usa sus tarjetas de crédito para sobrevivir con altísimas tasas de interés,  pareciera que son ellos quienes le están haciendo un gran favor al país. No ven que justamente es la gente de su país la que hace posible su riqueza.


Al decir de un amigo de Londres, Chile se ha convertido en una vieja pulpería de aquellas de las salitreras donde los mineros eran pagados con fichas para ser usadas exclusivamente en las tiendas de los patrones, que son dueños de todo.


Así Chile no es viable en el largo plazo para nadie, tampoco para sus dueños. No basta con repartir algunas becas y donar millones a la Teletón para quedarse con la conciencia tranquila. Es hora de ejercitar la imaginación y la curiosidad, gobierne quien gobierne, para lograr un país que funcione de verdad y que la sordera no nos lleve nuevamente hacia la anulación mutua en vez de hacia la cooperación que nos permita dar un salto al futuro todos juntos.


Nuestros empresarios tienen que aprender que la esencia de una empresa no es solo producir ganancias para sus accionistas, como tanto repiten; su primera prioridad es producir beneficios para la sociedad que en su seno les permite desarrollarse y tener éxito. Por supuesto que los beneficios son importantes, pero no pueden ser a costa del bienestar de quienes los posibilitan.


La única manera de que Chile llegue a ser verdaderamente desarrollado es creando ciudadanos concientes de que pertenecen a un colectivo, sean empresarios, profesionales independientes o asalariados, que tengan claro que la codicia de los menos no puede ser fuente de la humillación de los más.


Si no, la olla a presión un día reventará. Seguramente no como una revolución sesentera, sino como el desgarro de una sociedad que se suicida desinflándose lentamente, en medio del desgano de la mayoría, los excesos de algunos y el aburrimiento de todos por no tener algo interesante por lo que vivir.


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Published on December 13, 2017 22:29

Error y verdad a medias

“En 2009 hubo recesión, y en mi gobierno la economía creció” dijo Piñera en el último debate. “En 2009 no hubo recesión” retrucó Guillier. La realidad es que 2009 registró tres trimestres consecutivos de crecimiento negativo, lo que técnicamente constituye una recesión. Guillier, por lo tanto, cometió un error. ¿Fue deliberado el error de Guillier? No creo, porque es un error fácil de advertir. De hecho, Piñera se hizo un festín con ese incidente. Prefiero pensar que, en el calor del debate, se tropezó en un área que no es su especialidad.


La frase de Piñera es verdadera, pero es una verdad a medias. Y las verdades a medias pueden ser tramposas y manipuladoras. ¿Es que el gobierno de Bachelet 1 manejó mal la economía, y que el de Piñera la manejó bien? ¿Hizo trampas el candidato con su verdad a medias? No lo condenaré sin pruebas, pero su historial no lo favorece.


El principal debate económico en la primera parte de Bachelet 1 era porqué el Estado ahorraba todo el sobreprecio del cobre cuando Chile tenía tantas necesidades. De hecho, no hay registros históricos de niveles de ahorro público y de ahorro nacional tan elevados como los de esos años. Ni antes ni después. En 2008 se desencadenó la crisis “sub-prime” en los países desarrollados, por lejos la más grave y profunda desde la Gran Depresión, y cuyas consecuencias seguirán repercutiendo en el futuro. Y Chile tuvo miedo económico, una vez más. Pero la sociedad a veces nos sorprende. En ese caso y en medio de la recesión a la que aludía Piñera, la Presidenta fue premiada con un aumento vertiginoso de su popularidad y de aprobación a su gestión. Mal que mal, ahorró durante las vacas gordas y nos sentimos económicamente más seguros. Ese capital político le permitió ganar holgadamente la elección de 2013. Incluso muchos empresarios votaron por ella. ¡Cómo estarán de arrepentidos!


El ajuste de la economía chilena en esos años tuvo la forma de una “V”. Se cayó rápido, pero también se salió rápido. También, en la post crisis de 2008, el precio del cobre recuperó y sobrepasó los altos registros previos y Chile, al igual que la mayoría de las economías emergentes, vivió una bonanza. Y Piñera fue presidente en ese contexto, con viento a favor.


Como los vaivenes (ciclos) económicos pueden inducir a error (y a verdades a medias), el Ministerio de Hacienda convoca desde hace más de 25 años a un grupo de especialistas para estimar el “PIB tendencial” (el nivel del PIB limpio de recesiones y recalentamientos), que da mejor cuenta del crecimiento estructural de la economía. Pues bien, el crecimiento estructural de Chile en el gobierno de Bachelet 2 será inferior al del de Piñera. Ése, a su vez, fue inferior al de Bachelet 1 que, a su vez fue inferior al de Lagos, y así. O sea, la economía chilena viene desacelerando su crecimiento estructural desde hace casi 20 años. Y según las últimas proyecciones del FMI, lo seguirá haciendo en los próximos 5 años. Mala cosa.


¿Y por qué? Porque los países que más crecen son los que más aumentan su productividad. Y la productividad actual de Chile (PTF) es equivalente a la de comienzos de la decada del 2000. Es decir, crecimiento nulo de la PTF. ¿Y qué hicieron Bachelet 1, Piñera y Bachelet 2 para revertir esto? Poco y nada. ¿Y qué han dicho los candidatos al respecto? Nada. Mi instinto es que el equipo programático de Gullier está más consciente de esto y que, si son escuchados por el candidato, hay más chance que Chile vuelva a tener una economía vigorosa. Por eso, pero no solo por eso, mi voto es para Guillier.


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Published on December 13, 2017 04:27

Palabras al cierre

Con el debate de Anatel puede darse políticamente por cerrada la confrontación entre el expresidente Piñera y el senador Guillier, los chilenos esperamos el transcurrir de las horas que nos separan de la elección con cierta incertidumbre, pues se anticipa un resultado estrecho y las encuestas prácticamente salieron del escenario tras el fiasco de la primera vuelta.


Pero no todo es incertidumbre, hay hechos concretos sobre los cuales se puede reflexionar y evaluar las dos ofertas de gobierno que están sobre la mesa. Como en todas las cosas de la vida, no se trata de una opción en blanco y negro, no es la lucha del bien contra el mal, ni de la justicia contra la injusticia, como parecen creer quienes han intentado mostrar esta elección en términos maniqueos, haciendo una caricatura de la alternativa opuesta a la de su preferencia.


Sin embargo, son dos propuestas claramente diferentes; aunque manida, es correcta la frase de que no da lo mismo quién gobierne y el debate mostró eso de una manera muy concreta. Al final del día, gobernar implica la capacidad de comprender a cabalidad los problemas del país, de conocer los recursos con los que se cuenta para resolverlos, de formar equipos consistentes y con objetivos claros, de manera que a pesar de las dificultades que impone la sociedad contemporánea, de la fragmentación de nuestro sistema político y de la enorme limitación de medios, el gobernante pueda hacer avanzar al país en el cuadrienio que le corresponde dirigirlo.


Es difícil discutir el contraste mostrado por el expresidente Piñera, respecto del senador Guillier. Desde el retorno a la democracia pocas veces se ha visto -si es que se ha visto- una disputa presidencial con tanta disparidad en el conocimiento de los temas públicos. Aflora a cada momento la experiencia de 30 años dedicado al servicio público, como senador, presidente de partido y Presidente de la República, que acumula Sebastián Piñera.


Los seguidores del senador están en todo su derecho de alegar diferencias políticas, reivindicar una visión diferente del rumbo que debiera tomar el país, pero la mayoría de los chilenos carece del compromiso ideológico que supone ese razonamiento. Es lógico que cada candidato conozca mejor su programa, lo que no es esperable es que uno de ellos conozca mejor los dos programas. El expresidente Piñera no solo mostró mayor conocimiento de las propuestas propias, sino también de las de su competidor, para desazón de los acompañantes del candidato oficialista.


Como dijo Miguel Crispi, finalmente el electorado del Frente Amplio no tiene una razón poderosa para ir a votar por Guillier. No se sienten convocados por ideología, ni por liderazgo. Al cierre algunas cosas están claras y el resultado, como la vida misma, debiera seguir la luz y no la penumbra.


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Published on December 13, 2017 04:24

El desenlace

En el balance final el senador Guillier ha realizado una mejor segunda vuelta que el expresidente Piñera. La premisa en que se fundó la campaña de Piñera en primera vuelta de que estaban los votos para un programa de restauración conservadora que confirmara las esencias del modelo, quedó sin piso cuando los votos de quienes apoyaban reformas, en distintos grados de profundidad y rapidez, terminaron sumando más del 50% en primera vuelta.


El sorpresivo 8% de Kast complicó más el escenario. Con un discurso ultramontano en lo valórico y reafirmando la continuidad de la derecha con la dictadura militar, generó una ecuación imposible: ir por esos votantes más conservadores y, a la vez, dar señales que atrajeran a sectores más de centro y liberales. Pero la derrota del diagnóstico ha sido lo más letal: el clivaje de la sociedad chilena seguía estando en las percepciones de abuso y desigualdad, y el discurso de los derechos sociales había calado más de lo presupuestado. La reconfiguración de un nuevo pacto social y constitucional seguía siendo la gran asignatura pendiente. El intento, a esas alturas, de situarse en esas coordenadas con propuestas de gratuidad en educación, AFP estatal y otras, terminó por desdibujar la identidad de la candidatura de Piñera.


Si Piñera es derrotado en segunda vuelta, este resultado será digno de estudio a futuro. La eficacia para crear un clima de opinión de un triunfo avasallador -a través de unas dudosas encuestas semanales- resultó finalmente un boomerang y llevó a transformar la elección en un plebiscito sobre el modelo y la gestión de la Presidenta Bachelet. Un coro mediático reafirmaba y hacía crecer esta burbuja triunfalista semana a semana. El deseo y la realidad se hicieron uno. Se trascendentalizó el significado de esta elección haciendo imposible realizar ajustes discursivos creíbles en segunda vuelta.


Guillier, por su parte, junto con resolver ciertos problemas técnicos (como pasar de una franja amateur a una profesional), se encontró con menos dificultades para realizar ajustes programáticos en segunda vuelta. Luego de vacilaciones en la primera vuelta -preso del mismo clima artificial de opinión- debió reafirmar su carácter reformista, y clarificar y profundizar ciertas definiciones en las áreas constitucional y de derechos sociales. El contundente 20% del Frente Amplio y el giro a la centroizquierda de la DC despejaron cualquier duda sobre cuál debía ser su posicionamiento. La remontada que debe realizar Guillier es monumental: su gran adversario es la abstención y cualquier fuga de votos, por pequeña que sea, puede ser fatal para sus posibilidades.


Sea cual sea el desenlace, la primera vuelta clausuró el proyecto restaurador y autocomplaciente de la derecha con el modelo, y puso una obligada agenda transformadora por delante -de muy compleja realización- a la izquierda y a la centroizquierda.


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Published on December 13, 2017 04:23

Ganar o perder

Si las campañas se definen en función de ciertos momentos claves, el debate del día lunes puede haber marcado una inflexión. Después de una semana para el olvido, Sebastián Piñera volvió a tomar -aunque fuera parcialmente- el control de la situación, cuestión que no ocurría desde hace meses (en la primera vuelta los tiempos estuvieron manejados por los outsiders). Por de pronto, es claro que el formato mismo de la contienda favoreció al ex presidente. Es quizás la primera vez que vemos en Chile un debate digno de ese nombre, que permite la interpelación y confrontación directa entre los candidatos. En esa lógica, Guillier tenía mucho que perder, pues Piñera posee astucia, mente rápida y números en la cabeza (le brillaron los ojos como a un niño cuando pilló a su adversario con la recesión de 2009), mientras que el senador no cuenta con capacidad de respuesta en el área chica. Lo suyo son las generalidades, las respuestas largas y el extraño talento de dar vueltas sin responder. Si esos defectos pasaron desapercibidos cuando la mesa tenía ocho comensales, el lunes quedaron en cruel evidencia. Guillier, por más que le pese, entiende poco de lo que habla y, en ese plano, el contraste con Piñera es brutal. Este último logró modificar la sensación ambiente, tan decisiva en ausencia de datos y encuestas.


Ahora bien, nada de lo dicho quita la cuestión central: gobernar Chile es cada vez más difícil y, peor, esto no preocupa a los candidatos. La campaña de segunda vuelta ha sido muy sintomática de cuán desorientada se encuentra buena parte de nuestra clase política. Por un lado, cada bando ha renunciado sin mayores escrúpulos a sus convicciones, incluyendo negaciones programáticas bien inexplicables. Esto puede entenderse en la desesperación de una elección estrecha, pero la verdad es que las veletas doctrinarias no tienen capacidad alguna de gobernar un país tan complejo como el nuestro, porque a la primera dificultad se quedan sin fuerza argumental. Así, la política abdica progresivamente de su función más propia, que consiste en mediar y deliberar más que obedecer dócilmente a las reivindicaciones más bulliciosas. Por otro lado, las dos grandes coaliciones tampoco han mostrado mucho talento para ordenarse hacia dentro. ¿Cuál sería el soporte político y los equipos con los que gobernaría cada uno de los candidatos? A días de la elección, sabemos muy poco de aquello, porque los vaivenes han sido muy bruscos. Piñera tiene la mejor opción, pero su triunfo, de darse, será pírrico, y cuesta imaginar algo más difícil que su eventual administración. Sin convicciones ni entorno que lo conecte con el país, Piñera corre el serio riesgo de convertirse en la primera víctima de su estilo y modo de trabajo, en el que siempre han primado más las lealtades personales que la capacidad y el peso político (de allí la insólita figuración de sus hijos). Por su parte, Guillier, de ganar, tampoco la tendrá fácil, pues enfrentará el reto titánico de reconstruir a la centroizquierda, y hasta aquí no ha mostrado el menor talento para una tarea de esa naturaleza. En definitiva, ninguno de los dos tiene la clave para descifrar nuestros enigmas: todo indica que el país tendrá que seguir esperando una respuesta a la altura de los desafíos.


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Published on December 13, 2017 04:00

¿Por qué Jerusalén?

Jerusalén nuevamente es el centro de atención para la Comunidad Internacional generando un clima de gran incertidumbre tras el anuncio del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de trasladar su embajada a Jerusalén y reconocer dicha ciudad como capital del Estado de Israel.


La peligrosidad del hecho, debemos entenderla a partir de ciertos ejes y propósitos que se buscan a partir de él. Estados Unidos es un conocido aliado de Israel, que si bien sus lazos se vieron algo mermados al término de la administración del Presidente Barack Obama, hoy están más vigentes que nunca en una amistad cercana entre Trump y el Primer Ministro Israelí Benjamin Netanyahu.


Esta profunda amistad, reafirma la tesis de que Estados Unidos hoy es un mediador deshonesto. Reafirma el rol de mediador en uno parcial y subjetivo, “en juez y parte”, violentando uno de los principios básicos de cualquier proceso que se digne a ser justo. El principio de imparcialidad entonces, se ve aún más quebrantado cuando el Presidente Trump anuncia el traslado de su embajada a Jerusalén, ciudad considerada ocupada en su parte Este, según las Resoluciones 242, 338 y 2334 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.


Ni la legislación Internacional, ni tampoco la Comunidad Internacional reconocen soberanía israelí sobre la ciudad, por tanto la decisión de Trump es un apoyo sin límites al control israelí de la ciudad y a todas las medidas que tienen por objeto alterar la composición demográfica, el carácter y el estatuto del Territorio Palestino Ocupado desde 1967, especialmente de Jerusalén Oriental.


Esta burla a la Comunidad Internacional y a las normas internacionales, es no solo por el “espaldarazo” a las políticas de colonización de Israel en Territorio Ocupado, sino que también es una burla en contra de aquellos que aún creen en el llamado “Proceso de Paz” entre israelíes y palestinos, el que entiende que las partes deben llegar a acuerdos negociados y que Jerusalén Oriental sería la capital del futuro estado de Palestina.


El hecho por tanto, reafirma asimismo que Estados Unidos no puede ser garante de un “proceso de paz” el cual desde que se tiene su “generoso” auspicio ha dado luz verde a la construcción y expansión de los asentamientos; el traslado de colonos israelíes; la confiscación de tierras; la demolición de viviendas y el desplazamiento de civiles palestinos, entre otras actividades, todas constitutivas de crímenes de guerra. Ahora no solo le dirán a los palestinos confórmense en un Estado sobre el 8% de la Palestina Histórica, sino que también les está arrebatando su capital histórica, sin ningún derecho ni autoridad, sepultando así cualquier posibilidad a una solución biestatal. Solución, por lo demás, sobre la cual se ha engañado a palestinos descaradamente desde los Acuerdos de Oslo, momento desde el cual Israel no ha hecho más que avanzar en la colonización del territorio de Palestina y establecer un régimen de Apartheid.


No es casualidad tampoco el espacio de tiempo en el cual el presidente Trump anuncia el traslado de la Embajada, lo hace en un momento clave de reconciliación nacional entre las principales facciones palestinas, Hamas y Al Fatah. Ni a Israel ni a Estados Unidos les conviene esta frágil unidad palestina, por tanto el anuncio es un intento de sabotaje ideal para generar caos y diferencias dentro del perdido liderazgo palestino.


Con esta decisión de Donald Trump, no queda más que marginar el rol de Estados Unidos como mediador ya que comprueba que su país solo ha sido un aval de la destrucción del sueño de una Palestina libre, soberana y con Jerusalén Este como su capital.


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Published on December 13, 2017 03:34

Educarnos a la ciudadanía

Esta columna fue escrita junto a Mauricio Salgado  UNAB – Centro para la Educación Inclusiva.


Chile está ad portas de la segunda vuelta Presidencial con la amenaza de que el 53,3% de los ciudadanos inscritos en el Registro Electoral no votó en la primera vuelta.


Aunque aún no contamos con datos de participación desagregados por edad, sabemos que son los más jóvenes quienes se están restando del proceso eleccionario. En las últimas elecciones municipales del 2016, la población entre 18 y 19 años la participación fue de 14%, mientras que entre 18 y 44 años no sobrepasó el 33%.


Esta situación de desafección con el proceso electoral entre los más jóvenes puede estar incubando una crisis de legitimidad mayor respecto a las instituciones políticas de nuestro país. Aunque la participación política no se agota en el proceso eleccionario, éste sigue siendo fundamental en toda democracia.


¿Qué podemos hacer para fomentar la participación electoral de los más jóvenes? Para la mayoría de las personas, la respuesta radica en la escuela, que es el espacio donde buscamos formar en la diversidad y educar para la colectividad. Entonces surge la pregunta sobre cuáles son los alcances y las limitaciones que tiene la formación ciudadana.


Este es un momento clave para autoevaluarnos como sociedad, entender qué ha sucedido y qué sucede, a qué se deben estos resultados electorales y por qué existe una apatía (del griego apátheia “falta de sentimiento”), falta de interés y de motivación, a participar de este proceso político.


Pero ¿qué tipo de ser humano queremos formar? Personas funcionales que respondan a un modelo de crecimiento que se orienta a ser productivo y aportar al producto interno bruto. O personas que, además de incrementar su capital cultural y adquirir destrezas cognitivas, saben vivir en sociedad, tienen mentalidad crítica y reflexiva, con autonomía, responsables y comprometidos, que reconocen a los otros como iguales, que poseen virtudes, derechos y responsabilidades consigo mismos y con su entorno local y global.


En ese sentido, la formación tiene un rol clave. Para Aristóteles, la educación desempeña un rol fundamental para la actividad política. La habitud, desarrollada tanto en el contexto familiar como en los programas de educación pública, es el factor decisivo a adquirir la bondad.


Pero la desafección electoral de los jóvenes no responde a una única razón. De acuerdo a un reciente informe del PNUD, una de las principales razones de la baja participación electoral es la deficiente educación para la ciudadanía en el sistema de educación chileno, con un incipiente foco en la institucionalidad política. Otra razón, sería la desconfianza hacia las instituciones, la falta de información y conocimiento sobre cómo funciona el sistema político.


En el informe 2017 del International Civic and Citizenship Study (ICCS), Chile no muestra cambios en el conocimiento cívico entre 2009 al 2016, más bien un leve retroceso. Una estrategia que algunos países han adoptado es bajar la edad de sufragar a 16 años, como es el caso de Austria. Se ha demostrado que esta medida genera un aumento no sólo en la participación electoral futura de los jóvenes, sino que además, al discutir de política en la escuela y en sus hogares fomentan también el involucramiento de los adultos al debate político.


Por tanto es el momento de preguntarnos si ¿estamos educando desde nuestros hogares hacia la bondad? ¿De qué trata la educación ciudadana en la escuela? ¿Qué ser humano queremos educar? En base a estas tres preguntas podríamos diseñar plan de educación tanto en las familias, en la escuela y en la sociedad, porque la democracia se construye en el cotidiano, con los dilemas y conflictos que podemos resolver, no de manera individual, sino con todas y todos quienes viven en este territorio llamado Chile.


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Published on December 13, 2017 03:31

La lectura y su incentivo con el ejemplo

La lectura es una experiencia fundamental para la vida, sin distinción de edad, género, nacionalidad o creencias. Leer no solo puede tocar la emoción misma de las personas, sino que revela mundos que de otro modo tal vez nunca conoceríamos.


Sin embargo, a pesar de eso, muchos adultos no leen. Según los resultados del Estudio Internacional de Progreso en Competencia Lectora, PIRLS, en Chile los padres demuestran menos afinidad con la lectura que el promedio internacional. Solo uno de cada cinco (27 %) reporta que le gusta mucho la lectura, mientras que el promedio de los cincuenta países y nueve ciudades participantes alcanza uno de cada tres.


No hay duda que la lectura es un hábito que se educa y que se traspasa con el ejemplo. Este se forma tanto cuando les leemos a nuestros hijos e hijas como cuando nos ven leer. De hecho el estudio demuestra que el 75 % de los estudiantes cuyos padres son buenos lectores disfrutan leyendo; y que el 42 % de los niños y niñas cuyos padres dicen que no leen habitualmente, encuentran que leer es aburrido.


Por eso es esencial que los padres se hagan parte del proceso de motivar la lectura en sus hijos, pues además de generar oportunidades de aprendizaje, fortalece vínculos y aporta al desarrollo de pensamiento crítico, reflexivo y empático con el mundo.


Los primeros años de un niño son particularmente importantes, ya que el éxito en la lectura en esa etapa está fuertemente asociado con el buen desempeño escolar futuro. Vale decir, los niños que presentan dificultades con la lectura en los primeros años, es altamente probable que las seguirán teniendo a lo largo de su vida.


De ahí que el rol del profesor, complementario a la labor de los padres, es importante, porque ellos pueden incentivar y marcar la diferencia innovando dentro de la sala de clases, como mediadores de lecturas desafiantes y atractivas. Así también son cruciales las bibliotecas de las escuelas en el sentido de que estas son más concurridas cuando son amigables y contienen variedad de libros para los diferentes intereses de los estudiantes.


A eso habría que agregar la importancia de las redes de bibliotecas públicas y privadas, donde muchas de ellas son centros culturales, lugares de encuentro para toda la comunidad. La idea es que estas se consoliden como un lugar donde se invite naturalmente a tomar un libro, sin miedo. De hecho, las bibliotecas son el espacio donde nadie nos puede decir qué leer, ni cuándo, ni cómo.


En definitiva, la tarea es dejar de aprender a leer para aprender a través de la lectura. Un niño que entiende lo que lee aprende algo nuevo todos los días, pues leer es una posibilidad de descubrir, de ir más allá. Por eso es fundamental hablar del placer de la lectura, para que todos la percibamos como una diversión, no como una imposición. Es central apoyar a cada niño para que tenga un encuentro personal con la lectura, según su edad e inquietudes. Lo contrario, sería un mal cuento.


 


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Published on December 13, 2017 03:08

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Óscar Contardo
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