Óscar Contardo's Blog, page 18

December 15, 2017

Solo yo existo

Mucho se ha dicho del intervencionismo de la Presidenta y su gobierno en la campaña electoral. Y es verdad. No hay día en que Bachelet o alguno de sus ministros se abstuvieron de criticar cualquier frase que deslizó Piñera o gente de su comando. Toda la agenda gubernamental estuvo copada y capturada por la elección, convirtiéndose así en actores principales de un evento al que ni siquiera están invitados.

Es cierto, todos los gobiernos tienen derecho a defender su obra; pero, de ahí a pretender transformar la elección en una suerte de plebiscito sobre Bachelet, hay un paso gigante. Solo el ego y la arrogancia pueden llevar a pensar aquello. Ellos son los que se van, y como tales, solo tienen un lugar en los libros de historia. Pretender ser parte del futuro, no es algo que esté en los planes de nadie.


La derecha plantea que todo este frenesí por intervenir busca favorecer a Guillier. Se equivocan, porque la maquinaria del gobierno lo único que busca es posicionar a Bachelet y su legado. Tanto así, que es probable que le hayan hecho daño al candidato de la izquierda, porque le han quitado espacio, impidiéndole posicionarse, obligándolo a que su mejor opción sea, simplemente, ser el heredero de Bachelet. O sea, una suerte de títere de la actual administración.


La seguridad de la Presidenta, es parte de su lectura personal de los resultados de la primera vuelta. Pese a que la coalición de gobierno, representada por Guillier, apenas sacó un 22% de los votos, Bachelet no dudó en sumar toda la votación de la izquierda y decir que ella ganó. O sea, Guillier perdió, pero ella no, lo que habla nuevamente de que la mandataria corre por su propio carril.


Esa es, sin duda, una lectura antojadiza, porque lo que muestra la votación en cuestión es que la mayoría no está con su gobierno. Hay una parte significativa que prefiere a la derecha. Hay otra, más pequeña, representada por el Frente Amplio, que quiere una administración más de izquierda. Pero, lo propiamente de ella, es muy menor.


La segunda fuente de esperanza es que Bachelet está subiendo en las encuestas, pero aquello sucede siempre en las últimas etapas de los gobiernos, porque ya nadie está preocupado de ellos, porque se van; no es porque los quieran más.


Nada de esto parece inquietar a Bachelet. A estas alturas, independiente de quien gane, ya tiene escrito el discurso de mañana. Si resulta elegido Guillier, dirá que ganó ella. Si, por el contrario, resulta victorioso Piñera, dirá que igual ganaron sus ideas. O sea, nunca pierde.


Los filósofos tienen una palabra para definir este comportamiento: solipsismo, cuya traducción más simple es “solamente yo existo”. Los psicólogos, por su parte, suelen equiparar el solipsismo con el narcisismo primitivo, el de los recién nacidos, para quienes el mundo exterior solo sirve para satisfacer sus deseos. Vaya forma de despedirse de la Presidenta.


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Published on December 15, 2017 21:55

De lo que se viene

A pocas horas de una decisión trascendente para la nación, donde se juega la forma y modo en que se enfrentará el próximo cuadrienio, es sin duda importante, pero no dramática, como los más intensos -de uno u otro lado- la describen. Ni Venezuela, ni el regreso de la noche obscura del autoritarismo. Hemos construido una institucionalidad sólida, que ahuyenta fantasmas de pasados irrepetibles, y pesadillas de populismos ramplones. Es cierto que quien conduzca, esperamos que con inteligencia y eficiencia, será determinante a la hora de recorrer el mejor derrotero para volver a crecer a un buen ritmo, para continuar con una creciente incorporación de garantías al patrimonio de los ciudadanos.


Si desde esta tribuna pudiera insinuar una receta, elegiría la de la moderación, no como una prescripción de inacción, sino como un camino de cambios prudentes, de grandes acuerdos. Sé que no está de moda esta manera de ver las cosas, pero ojo con las modas, que suelen ser muy pasajeras y sus efectos negativos muy permanentes. Es altamente probable que uno de los temas más complejos que le corresponda asumir a quien nos gobierne, sea el constitucional. Sabemos que las constituciones se ubican lejos del colorido y la alegría de las campañas políticas y las promesas electorales para situarse en una zona en que acertadamente el profesor Jorge Correa califica como gris.


La Constitución no es un bello resumidero de valores, principios y derechos; una Constitución es ante todo un modo de organizar, dividir y muy principalmente limitar y controlar el poder. Esa discusión será ineludible; es más, sería desastroso eludirla. Pero también sería un pésimo camino extremarla como la panacea de los pendientes, no pocos, que nos aquejan. Moderación y la búsqueda incansable de acuerdos deben ser la orden del día en este importante tema. Arranquemos del dilema que tan claramente singulariza el catedrático Daniel Innerarity: “Los conservadores y la izquierda populista adoran el antagonismo. La obsesión por la estabilidad de los primeros resulta hiriente para quienes están en desventaja; los segundos consideran la democracia como una cadena de big bangs constituyentes”. A veces pareciera, de lo escuchado en esta campaña, que ciertos sectores de la nueva y vieja izquierda tienen una muy baja valoración de las instituciones y una profunda confianza que de los momentos constituyentes no puede resultar nada malo.


Por otra parte, la derecha suele visualizar en todo cambio un riesgo inaceptable. Es cierto que la institucionalidad es un valor privilegiado, pero cuidado con negar todo método de reforma, bajo el amparo de altos quórum que operan como antídoto al cambio.


Esperamos que esta importante discusión, ya sea que la encabece Piñera o Guillier, sea grande, sin complejos, sin pretender que todo comienza con una hoja en blanco.

Solo de esa forma demostraremos , en este y otros debates, cuán errados están quienes creen que el país va camino al precipicio dependiendo quién lidere.


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Published on December 15, 2017 21:50

Del fortalecimiento a la indefensión

Privar al Sernac de un mecanismo efectivo para la aplicación de sanciones, sería una muy mala noticia para los consumidores en su rol económico y en su rol como ciudadanos. En lo primero, porque se aumenta el riesgo de conductas que violan sus derechos, tal como demuestran las recientes denuncias contra farmacias y las demandas colectivas en contra de Hites y La Polar. Y, en lo segundo, como ciudadanos, porque reflejaría que su voz no habría sido escuchada, al desconocer el trámite democrático que se dio por más de tres años en el Congreso.


El Parlamento aprobó de manera unánime, en las seis comisiones en las que fueron revisadas, y en ambas salas, las facultades sancionadoras para el Sernac. Luego de aprobadas por el Congreso, no fueron objeto de requerimiento de constitucionalidad por parte de los legitimados para hacerlo, lo que da cuenta del consenso político y técnico de todas las fuerzas políticas en cuanto a que dichas facultades son necesarias para el buen funcionamiento del mercado. Estas facultades son similares a las que ya poseen las Superintendencias, la Dirección del Trabajo y el Servicio de Impuestos Internos.


Contar con estas facultades resulta muy relevante para responder a la necesidad de protección frente al abuso. De acuerdo a la última Radiografía del Consumidor, los ciudadanos en un 60% afirman que los abusos de las empresas están relacionados con la falta de fiscalización y sanciones por parte de la autoridad.


Por todo lo anterior, el control obligatorio del Tribunal Constitucional (TC), se anunciaba desde esta perspectiva, como un procedimiento que resultaría sin sobresaltos, pues estas facultades no son objeto de Ley Orgánica Constitucional, y porque en reiteradas ocasiones la jurisprudencia del Tribunal las había declarado ajustadas a la carta fundamental.


El escenario comenzó a cambiar cuando, utilizando un mecanismo no previsto en la Constitución, un grupo de interés, la Cámara Nacional de Comercio, impugnó el proyecto, presentando argumentos que fueron desvirtuados y rechazados en el Congreso, en múltiples oportunidades. No es de extrañar su oposición, pues justamente el comercio es un sector económico que no tiene un regulador específico que fiscalice, sancione y dicte normas para asegurar el cumplimiento de la ley.


La situación empeoró, cuando, debido a trascendidos de prensa, publicados en este mismo diario, la opinión pública se informó que el TC, habría extendido el ámbito de control a materias no sometidas por el Congreso, y habría decidido declarar inconstitucionales las facultades sancionatoria y normativa.


La gravedad de estos hechos ha sido relevada durante la semana pasada por constitucionalistas, parlamentarios y asociaciones de consumidores, quienes coinciden en que, de ser efectivo, en forma y fondo el TC, recogiendo la opinión unilateral de un grupo de interés, habría decidido eliminar facultades fundamentales para el buen funcionamiento de nuestros mercados.


La vigilancia del mercado, los reclamos y denuncias permanentes de malas prácticas es la evidencia que demuestra el fracaso de la autorregulación y de muchos consejos y códigos de ética gremiales.


El efecto, lamentablemente de este fallo puede ser aún más lesivo si al cuestionar las nuevas facultades, se pasan a llevar facultades actuales como la mediación o se pone en duda el diseño de otras, como la facultad para realizar conciliaciones. Y se puede proyectar más allá del derecho del consumidor como un instrumento a utilizar por quienes quieren escapar de control o sanción por entes reguladores. Así no se construye una economía de mercado moderna, ni se respetan las normas mínimas del juego democrático.


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Published on December 15, 2017 21:45

Sernac: sancionar no es indispensable

La nueva ley de Sernac está centrada en intimidar a las empresas, pero deja de lado un trabajo preventivo entre los sectores público y privado. Ante el eventual fallo del Tribunal Constitucional y la posibilidad de que Sernac no pueda contar con facultades sancionatorias, de forma precipitada una serie de parlamentarios, asociaciones de consumidores -e incluso algunos medios de comunicación- han afirmado que se le estaría desgarrando el corazón al Proyecto de Fortalecimiento de Derechos del Consumidor.


Sin embargo, con las demás atribuciones que le otorga esta normativa, Sernac podrá quedar con un brazo menos, pero con el otro brazo y las dos piernas restantes, continuará dando una dura y eficaz pelea a quienes infrinjan la ley. Distinto sería el caso si también es eliminada la facultad de realizar mediaciones individuales y recibir reclamos de consumidores, lo que afectaría significativamente un buen estándar de la protección al consumidor en Chile.


Con sus competencias actuales este servicio ha demostrado que, ante infracciones que perjudican a los consumidores, logra intervenir con gran efectividad en el mercado, porque – en muchos casos- corrige conductas de los proveedores. Fui durante años testigo de aquello cuando trabajé en el Sernac como abogado y jefe de gabinete.


Así, el año 2000, solucionamos los cobros abusivos por gestiones de cobranza extrajudicial, logrando la adecuación de las empresas a la regulación vigente, tras interponer cientos de denuncias en los juzgados competentes.


Hoy puedo afirmar desde la otra vereda que mejorando la confianza entre los actores del sistema de protección al consumidor pueden desarrollarse buenas relaciones a largo plazo, y no resulta indispensable la discusión de si se requieren más o menos facultades para Sernac, evitando así el actual escenario donde aún no sabemos si podría diluirse una parte relevante de este proyecto de ley.


En una investigación que realicé para Espacio Público el 2013 advertí claramente que la facultad sancionatoria en el Sernac no garantiza necesariamente una protección efectiva a los consumidores.


Así, es muy delicada cualquier regulación que le dé a un mismo organismo un abanico muy amplio de facultades, tales como dictar normas generales, interpretar la ley, mediar colectivamente, presentar demandas colectivas, fiscalizar y sancionar en el mercado. La electricidad en sí es buena y el agua también, pero si las juntamos generan efectos indeseados. Del mismo modo pudiere estar ocurriendo que ciertas facultades otorgadas a Sernac estén resultando incompatibles entre sí.

Independiente del fallo del Tribunal Constitucional, la implementación de las otras facultades que tendrá el Sernac hace indispensable que todas las empresas se preocupen de adecuar sus prácticas y conductas a esta ley.


Es ahora el momento de pensar distinto. No solo el garrote consigue los objetivos: lo que se buscará siempre no es la sanción por el gusto de multar a las empresas, sino que también dejar disponibles otros mecanismos para lograr que éstas cumplan mejor la ley. Optimizando la confianza entre los actores del sistema de protección al consumidor pueden desarrollarse buenas relaciones a largo plazo, y no resulta indispensable la discusión de si se requieren más o menos facultades para Sernac. Eso, además del trabajo conjunto público-privado para generar estándares de un adecuado y sostenido cumplimiento de la normativa, hasta grados por sobre lo exigido en ciertos ámbitos.


Por tanto, la actual es una inmejorable oportunidad para desarrollar programas de compliance en las empresas que procuren altos estándares en el cumplimiento de esta ley.


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Published on December 15, 2017 21:40

Londres-Unión Europea: ¿Todo cambia para seguir igual?

LLa negociación del Brexit ha producido un principio de acuerdo entre Londres y Reino Unido que interesa al mundo entero porque allí se juegan, en parte, los límites del populismo, el proteccionismo y el nacionalismo de los países desarrollados.


Han acordado que, para salirse, Londres pagará a la Unión Europea entre 35 y 39 mil millones de libras, que la transición durará dos años, que los europeos que viven en territorio británico podrán permanecer (y viceversa), y que la frontera entre Irlanda del Norte, que pertenece a Reino Unido, e Irlanda, que pertenece a la UE, será bastante flexible. Falta definir qué significa flexible (“frontera suave”, le llaman) y qué acuerdo comercial regirá los intercambios económicos entre ambas partes.


No es raro que los europeístas británicos estén eufóricos… sin que los euroescépticos estén excesivamente contrariados. Porque hay suficiente ambigüedad en todo esto como para que sea posible, todavía, que uno de los sectores ideológicos salga triunfador. Pero ya podemos concluir que ni Europa va a tratar de castigar a Londres tan brutalmente como parecía después del referéndum del Brexit (algo que perjudicaría a los europeos tanto como a los británicos), ni el divorcio va a ser tan inamistoso -y la ruptura tan definitiva- como se temía.


Es evidente que habrá, al final, un acuerdo de libre comercio con limitaciones y un sistema en el que los británicos, sin tener que aceptar las reglas europeas, harán que sus propias normas no diverjan demasiado de las de Bruselas (única forma en que se puede tener una frontera flexible o “suave” entre Reino Unido e Irlanda, es decir Europa). Y seguirá habiendo, porque a todos les interesa, fuerte cooperación en temas como la seguridad y la defensa, que por lo demás pasa en parte por la OTAN.


¿Qué significa esto? Sencillamente, que la realidad ha hecho añicos el sueño aislacionista de los “leavers” (los partidarios de salirse de Europa). En el mundo de hoy, no es materializable la aspiración nacionalista para un país desarrollado (tampoco para los emergentes, pero esa es otra historia). Haber tenido que pasar por el traumático Brexit -con sus consecuencias económicas, políticas y psicológicas- para acabar, un año después, teniendo que negociar un acuerdo para que las cosas no cambien demasiado es un caso de “gatopardismo” que debería abrir los ojos del populismo contemporáneo.


Cambiarlo todo en la relación entre británicos y europeos, que era lo que querían los del Brexit, ha resultado ser una forma alambicada, costosa, irónica, de que (casi) nada cambie. A menos que haya sorpresas, en contra del espíritu del principio de acuerdo al que se ha llegado, en la siguiente fase de las negociaciones, que involucran el crucial asunto de los intercambios comerciales.


Esto último es altamente improbable. Habrá momentos de duda, de pleito y de titulares escandalosos. Pero lo que no habrá es una ruptura ni una verdadera salida de Reino Unido de la Unión Europea. Más bien, veremos a Londres sacar un coqueto pie de Europa afirmando el otro, que seguirá adentro, e incluso aquél estará lo suficientemente cerca de éste como para que, en los hechos, el Brexit sea una puerta giratoria antes que un muro.


Los liberales han lamentado, en los últimos tiempos, su desventaja retórica y emotiva frente a los populistas, que despiertan tan fácilmente simpatías populares con su discurso demagógico. Pero el tiempo va demostrando que, si bien es cierta esta desventaja en determinados momentos, la visión liberal de las relaciones entre países y personas sigue contando con el aliado más poderoso de todos: la pedestre realidad.


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Published on December 15, 2017 21:35

Hijos en edad de juzgar

Los tres relatos de Huérfanos, un libro ejemplar en todo sentido, hablan de relaciones peculiares entre padres e hijos adultos. En el primero de ellos, “El reencuentro”, el protagonista arriba a un pueblo tropical a orillas del río Uruguay llamado El Soberbio, para participar en las ceremonias fúnebres de una madre a quien creía muerta desde la infancia. “Mi madre quería ser enterrada sin ataúd, desnuda, en campo no consagrado. En la selva”. Después, en “La huida”, un hombre cuyos procreadores fueron torturados y asesinados por la dictadura argentina, un tipo contrario a la doctrina “biempensante”, se da el tiempo de visitar al viejo que considera su legítimo padre: aquel que, en complicidad con los militares, lo adoptó y lo educó. Y en “La despedida”, el narrador entabla con su papá anciano, que en algún momento de la vida fue gigoló, una conversación por partes que se desarrolla en lugares típicos de Valparaíso.


El escritor y cineasta argentino Edgardo Cozarinsky, autor de este libro, demuestra un soberbio manejo de lo tenebroso, de aquello que, sin ser presentado de modo explícito, se ramifica hasta lo indecible, retumba, y atrapa al lector a través de las sutilezas de una prosa firme, impredecible y, en comunión con lo recién expresado, precisa como mandoble que cercena pero no desangra. Hay belleza aquí, por supuesto, que no se me malentienda: la opacidad que cabalga sobre las frases perfectas de Cozarinsky emite un lustre inquietante que no sólo se explica en los grados de cinismo que, cuál más, cuál menos, practican los tres hijos que articulan los cuentos de Huérfanos.


Las revelaciones de pasados inimaginables –¿quién puede jactarse de conocer la existencia de nuestros progenitores antes de que, por así decirlo, nos familiarizáramos con ellos?– construyen ejes que cruzan por los relatos con sutileza, vértebras comunes que le otorgan identidad unitaria al libro. Además, la convicción de que a un padre sólo se le puede juzgar cuando se es adulto, que es algo en lo que Cozarinsky parece creer a pie juntillas, pone al descubierto, en su precariedad, a cierta tendencia de la joven literatura chilena contemporánea: cansados estamos ya de escritores que, sin nada mejor que hacer, y sin gracia alguna, se largan a impostar las voces de niños o niñitas o adolescentes que quieren comunicárnoslo todo acerca de sus papis o mamis.


“Toda una vida de ficción urdida por mi padre”, sostiene al principio de “El reencuentro” el narrador. En “La huida”, el visitante observa que “el afecto latía púdico bajo el silencio, pero el tiempo, la ausencia, las amenazas de una sociedad que se quiere de puros y justos habían hecho de ellos [de él y de su viejo] individuos que difícilmente pudieran retomar la relación interrumpida”. Y en “La despedida”, luego de observar ciertas fotografías, el hijo deduce a partir de la “sonrisa serenamente desafiante”, del “aplomo próspero, que lo acompañaban en playas brasileñas o en la cubierta de un barco de excursión”, que a su padre “no le importaba si era una mujer madura o un señor muy mayor el que invitaba”.


Tremendamente humanas y conmovedoras, las historias de Cozarinsky revelan a la vez una dimensión comúnmente ocultada de la adultez y de la vejez, algo que tiene que ver con el hastío existencial que otros autores, menos talentosos, sin lugar a dudas, sólo son capaces de denunciar antes que insinuar.


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Published on December 15, 2017 21:20

Honorables

Se dieron cuenta cuando lo estaban grabando. Pancho Sazo interrumpió una toma que había quedado particularmente bien y bromeó con el resto de sus compañeros: “Esto es lo mejor que hemos hecho en harto tiempo, ¿ah?”. Las caras sonrientes en el estudio de grabación reafirmaron la sentencia de su cantante más histórico y aquello terminó siendo el antecedente más privado e íntimo de lo que algunos meses después se confirmaría de manera pública.


La Canción que te Debía, su álbum recientemente editado, no sólo vino a saldar una deuda con el catálogo de Congreso. Su título disco original en siete años (apenas el cuarto en las últimas dos décadas), también se ha convertido en uno de los títulos fundamentales en la discografía de un grupo que a punto de cumplir 50 años podrías estar fácilmente abanicándose en su ilustre pasado. Y probablemente ésa sea la real ventaja de una agrupación como la nacida en Quilpué en 1969 y que nunca se ha dejado presionar por las exigencias del mercado. Lo más cerca que estuvieron de eso fue en 1990 con Aire Puro, en una época muy especial para la música chilena y el país en particular. Pero esto es distinto, porque responde a otra época, y porque tiene un peso artístico que Congreso no alcanzó en sus títulos más recientes, Con los Ojos en la Calle (2010) y La Loca sin Zapatos (2001).


Son 15 canciones las de este nuevo álbum con un amplísimo repertorio de estilos. Desde el electro tango de París hasta la electricidad rockera de A las Yeguas del Apocalipsis, pasando por el pop en clave reggae de Premio de Consuelo y otro en clave andina como Canción por la Paz, además del vals peruano que se escucha en Rey Midas y la balada que le da el nombre al disco y que en rigor es una melodía que Sergio “Tilo” González que le escribió a su hija Gabriela, diseñadora teatral, pero que se escucha como un manifiesto de lo que significa este conjunto para la música de hoy: “Tú me has inspirado todo lo que soy / la canción eterna que dura hasta hoy / todo lo que fui te lo debo a ti / nostalgia de mi amor”.

La tapa del álbum no solo esconde la riqueza multicolor de su contenido. Una foto en blanco y negro tomada por el saxofonista Jaime Atenas en la década de los 80, se ve borrosa, lejana, oscura. Casi como si la intención también fuera renunciar conscientemente a lo que sería más recomendable desde el punto de vista del marketing. Es decir, una portada vistosa y colorida para uno de los mejores títulos de su discografía. Pero Congreso nunca ha estado preocupado de asuntos tan mezquinos. Estos músicos han estado ocupados más bien en hacer lo que les corresponde, crear sin temor al riesgo, a poco de los 50, con la certeza de lo hecho y un oficio que les permite firmar el mejor disco chileno de la temporada.


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Published on December 15, 2017 20:38

Denise Rosenthal: en vías de desarrollo

A los 27 años Denise Rosenthal es una veterana de los espectáculos en Chile. Desde 2007 figura en 13 producciones para televisión y cine más media docena de álbumes de series juveniles. Cuando se hacía llamar D-Niss publicó Fiesta (2013), disco independiente de pop masticable con títulos en inglés y versos en spanglish, tanteando R&B y electrónica bailable sin mucho convencimiento. Ahora que los sellos transnacionales retoman el fichaje de artistas locales con Javiera Mena, Kudai y Américo en Sony, ella y Camila Gallardo son las cartas de Universal. El plan es proclamar borrón y cuenta nueva.


Cambio de piel se oferta como el verdadero nacimiento musical de la artista de la misma manera que Miley Cyrus, parangón de actriz adolescente devenida en cantante, desconoció su discografía hasta Bangerz (2013). Pero mientras la ex Hannah Montana se reconvirtió erotizada y narcótica, a Denise no le acomoda la condición de símbolo sexual que cosecha en los hombres. Así el sexo, temática recurrente en estrellas juveniles, acá representa escasa relevancia.


El disco se teje en torno a la canción homónima. Cambio de piel traza apuntes biográficos, norte musical y lírica de autoayuda en pos de sueños y realización, no muy distinta a la búsqueda de identidad de las series teen que protagonizaba, inspiradas de soslayo en Disney. “Me deje llevar por la corriente, la ilusión jugó contra mi mente, alejándome de todo lo que soy y quiero ser”, canta confesional y coqueta en una combinación de soul y funk de salón. Con Marcelo Aldunate (Manuel García, Camila Moreno) como productor y otros nueve nombres entre composición e invitados, Cambio de piel coincide con las reglas del pop del Primer Mundo: los discos registran muchas firmas. 


Las declaraciones de principios y carácter continúan siempre comedidas en lo musical e interpretativo en clave ritmo urbano para Lucha en equilibrio -”no necesito más fundamentos que mi voz (…) voy construyendo con mis virtudes y defectos lo que soy”-; soul de ojos azules en Luna -”se que tengo mi propia luz, en órbita vuelvo a mi verdad”-, y ritmos caribeños de Encadená -”yo me voy a liberar, de mi vida encadená, si tengo mis delirios es porque yo quiero siempre transformar”-. A cambio, Cabello de ángel, El reflejo de mi amor y Niñita de mar vislumbran a una intérprete en vías de desarrollo.


Para el R&B, el soul y los toques de world music que convoca Denise Rosenthal en esta etapa, necesita más vena y sangre para encarnar y proyectar tragedias, romances y malicia, ingredientes vitales de los géneros que pretende dominar. Por ahora su canto resuena agradable pero difícilmente atrapa.


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Published on December 15, 2017 20:31

Señor presidente, por favor no partamos de cero

Sabemos dos cosas. Mañana tendremos nuevo presidente y será un hombre. ¿Cuál? Para estos efectos, da lo mismo. Nuestro sistema de gobierno dura cuatro años y es sin reelección. Un desastre. Si ya los latinos somos poco proclives a pensar en el largo plazo, esto sólo incentiva a gobernar teniendo en mente proyectos que se puedan concretar en menos de 48 meses. Hay excepciones, por suerte, como el Metro, pero sólo confirman la regla.


Uno de los altos costos de este sistema político es el recambio de autoridades cada vez que entra un nuevo presidente, especialmente si el que gana es de oposición. Se pierden kilos de experiencia acumulada, redes, capacidad operativa. Se cortan programas, muchas veces exitosos, por simple resentimiento o mero ajuste de cuentas. Se amputan equipos de trabajo que ha costado formar y cohesionar. Es un sinsentido. Un despilfarro. Y una zancadilla para los ciudadanos, que estamos mucho más preocupados del accionar del Estado como ente garante de derechos y de comunidad social que vela por nuestro futuro, antes que de aparato para los caprichos de un personaje que entra y sale cada cuatro años.


Señor presidente, le pido que no destruya lo que ha costado tanto construir. Por favor mantenga lo que funciona bien. Piense en Chile primero. Y asuma lo que es obvio: el camino al desarrollo será una infinita carrera de vallas si partimos de cero con cada elección presidencial.


Déjeme darle dos ejemplos de buena gestión que hay que mantener y potenciar. Sé que es injusto dar nombres, porque eso implica dejar a muchos afuera, pero a veces vale la pena jugársela. Primero. El intendente metropolitano. Claudio Orrego ha sido el mejor que hemos tenido en nuestra capital en los últimos 20 años. Por respeto a ese gigante que fue Fernando Castillo Velasco, quien dirigió Santiago entre 1993 y 1994, no me atrevo a decir que la calidad de la gestión de Orrego supera comparativamente las dos décadas, pero si no, me arriesgaría a expresar que su alcance llega hasta 1927, cuando el gran Alberto Mackenna termina sus seis años de gestión. Con menos presupuesto que la Municipalidad de Las Condes y con atribuciones mínimas (esa es la dura realidad del cargo de intendente), se las ha arreglado para desarrollar un plan que busca limpiar el Mapocho de vertederos ilegales (Mapocho Limpio), llamó a concurso para convertir el cerro Chena en Parque Metropolitano, logró financiamiento para el Mapocho Pedaleable e inventó las Plazas de Bolsillo junto al MOP. Pero más importante aún, Orrego contagia su amor por Santiago a quien lo escuche. Decidido a terminar con la segregación en la capital, es el primer intendente que dura cuatro años en el cargo desde Luis Pareto (1990-1994) y es un fiel promotor de la movilidad sustentable, por lo cual usa frecuentemente su bicicleta para ir al trabajo. Es el mejor para el cargo. Así de simple.


Segundo. El director del Parque Metropolitano. Mauricio Fabry ama lo que hace, sabe de lo que habla, al igual que Orrego ha construido un gran equipo y el parque, el cuarto más grande del mundo, ha brillado este 2017 en la celebración de su primer siglo de vida. Pero además hay que sumar otros 18 parques en Santiago que son administrados con un altísimo estándar de calidad por Fabry y su gente, los que en total reciben 30 millones de visitas en el año. Médico veterinario con especialización en Estados Unidos, apasionado por su pega y gran promotor de ese hito santiaguino que es el Parquemet, Fabry es el mejor para el cargo. Así de simple.


Señor presidente, por favor, inspírese en estos dos ejemplos de gestión y pasión por el trabajo, y deje que los buenos sigan haciendo su pega.


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Published on December 15, 2017 20:29

Los grandes ausentes

En el griterío a que nos han sometido los candidatos y sus partidarios, así como en los programas que le han ofrecido a la ciudadanía, quiero destacar dos grandes temas a los que no se les ha dado la atención que merecen, quizás por no ser taquilleros. Ambos forman parte del documento Crecer Juntos, que elaboramos siete economistas de tres universidades (de Chile, Católica y Adolfo Ibáñez). Ellos son lo reforma del Estado y nuevas políticas de desarrollo productivo. En relación al primero, insistimos de que existe una necesidad imperiosa de modernizar al Estado para que las políticas públicas sean bien diseñadas, implementadas y evaluadas periódicamente. Estas reformas modernizadoras también incluyen terminar con el clientelismo en el estado, reemplazándolo por mecanismos meritocráticos de contratación y remuneración.


La otra gran ausente es una política de desarrollo productivo. No existen economías desarrolladas que sean tan dependientes de un producto: el cobre, en nuestro caso, el que todavía representa 50% de nuestras exportaciones. No se trata de producir bienes con “mayor valor agregado”, como pregonan algunos. Sí de dotar al país de una estructura productiva más resistente a las perturbaciones que vienen de la economía internacional y que le otorguen más vías de crecimiento.


En el documento Crecer Juntos, mencionamos algunos de los requisitos de una nueva política de desarrollo productivo en el contexto chileno (que es diferente al coreano, finlandés o al que al lector le guste). Algunos elementos: (1) Instituir instancias de diálogo del sector público con los gremios empresariales, para solucionar impedimentos al surgimiento de nuevos sectores prometedores; (2) concentrar los recursos públicos hoy dispersos en pequeños programas de escasa efectividad en un programa que favorezca el surgimiento de nuevas industrias y la adopción de tecnologías de punta, y que las empresas se autoseleccionen; (3) los beneficios que se otorguen deben ser transparentes, modestos, con fechas de término bien especificadas y con requerimientos de participación financiera privada; y (4) todo beneficio debe ser evaluado por entidades externas, abandonando a los que no funcionan.


Mis lectores se preguntarán por qué estoy relacionando dos áreas de acción tan diferentes. Me temo que sin mejor Estado cualquier política de desarrollo productivo tiene escasas posibilidades de éxito. La planificación de cualquier programa debe ser cuidadosa y muy bien pensada; su ejecución involucrará a muchos actores, que deberán ser técnicamente muy competentes; y cualquier beneficio financiero es susceptible de ser capturado, por lo que es importante asegurarse que los funcionarios públicos que los administren no sólo sean competentes sino también personas de los más altos estándares éticos. Empecemos la reforma del Estado por las nuevas políticas de desarrollo productivo.


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Published on December 15, 2017 03:30

Óscar Contardo's Blog

Óscar Contardo
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