Óscar Contardo's Blog, page 191
April 25, 2017
La protesta por el nuevo relleno sanitario en Lo Barnechea
El alcalde de Lo Barnechea fue detenido hace unos días en medio de una manifestación realizada por vecinos que bloquearon calles para protestar por la instalación de un cuarto relleno sanitario en el sector. Perdón, me traspapelé, eso fue en la comuna de Til Til. En Lo Barnechea lo que pasó en estos mismos días fue que el alcalde presentó el proyecto de un nuevo parque de 75 hectáreas que contará con senderos, miradores, lagunas, anfiteatros y un restaurante.
Así de inequitativo es nuestro territorio.
Actualmente, Til Til cuenta con tres tranques de relave minero, tres plantas de tratamiento de residuos, tres rellenos sanitarios y cuatro plantas industriales (entre ellas una de producción de cerdos). Estas actividades generan múltiples perjuicios para sus vecinos, como contaminación de las aguas subterráneas, del aire con humos tóxicos y olores pestilentes, así como la atracción de insectos y moscas. El nuevo relleno sanitario sólo contribuirá a agravar esta dramática situación.
A medida que el país se desarrolla, no obstante, instalaciones molestas como estas o infraestructura de gran escala como centrales de energía seguirán instalándose a lo largo del país. Hasta ahora, la decisión de dónde localizarlas se ha hecho caso a caso. Como resultado, se han creado “zonas de sacrificio” como Til Til, pero también como Ventanas, Huasco o Mejillones.
En Espacio Público hemos planteado la necesidad de avanzar hacia un esquema de ordenamiento territorial que aborde este tema con una visión integral. Esto no significa planificación centralizada, sino más bien la definición de reglas que busquen articular los intereses y preocupaciones de todos los actores, tanto a nivel local, regional y nacional.
Suena mucho más fácil de lo que es en la práctica, dada la complejidad para alcanzar consensos de este tipo. Pero lo cierto es que de a poco se ha ido avanzando en algunos Planes Regionales de Ordenamiento Territorial (PROT) a lo largo del país, dando cuenta es que posible hacerlo. Por cierto, estos instrumentos deben pasar a ser vinculantes para que realmente cobren fuerza.
Al asumir este desafío es clave tomarse muy en serio la participación ciudadana. De nada servirán estos planes si no son generados en procesos legitimados por los distintos actores. Para aquello hemos planteado la necesidad de crear una nueva institucionalidad que genere los espacios necesarios para que comunidades, empresas y Estado puedan deliberar y llegar a acuerdos amplios sobre la visión y el uso del territorio nacional. Esto se podría canalizar a través de una Oficina Nacional de Diálogo y Participación que, además, debería elaborar protocolos, guías y estándares para una participación incidente, inclusiva y equitativa.
El otro elemento clave es justamente la equidad territorial. Si el título de esta columna suena casi surrealista es porque hemos naturalizado unos niveles groseros de inequidad en muchos sentidos y, por cierto, pero en lo territorial. Es fundamental que los proyectos que nadie quiere en su patio trasero, como los que antes describimos, queden mejor distribuidos en estos planes, pero así también aquellos proyectos que todos queremos cerca de nuestras casas. Espero que un día pueda escribir “alcalde de Til Til presentó el proyecto de un nuevo parque de 75 hectáreas que contará con senderos, miradores, lagunas, anfiteatros y un restaurante” y que no haya sido un error de tipeo.
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Tecnología y privacidad: una pareja invulnerable en salud
Si pudiéramos unificar todos los datos y antecedentes en una única ficha electrónica, no sólo eliminaríamos los archivos físicos, sino que también lograríamos contener en un registro digital toda la información del paciente; incluyendo sus prescripciones, tratamientos paralelos o antecedentes antiguos, facilitando cambios en el sistema de previsión o de médico tratante. Además, este tipo de implementación, abre puentes para un trabajo colaborativo, que mejora los tiempos de atención médica, que optimicen los recursos y controlen el uso de fármacos e insumos, relacionando de modo eficiente todos los procesos asistenciales.
De este modo, el uso de soluciones basadas en la conexión a la red, es un paso fundamental para sobrevivir en un sistema donde todo se digitaliza rápidamente, permitiendo que todos los procesos, incluso los más pequeños, sean más eficientes. De hecho, las cifras son elocuentes según el último sondeo de la empresa especializada en soluciones de Internet de las Cosas (IoT), Redd, donde un 75% de los ejecutivos chilenos está consciente de esto, un 28% sabe que obtener información rápida y en línea es su principal ventaja y un 18% entiende que la productividad se ve incrementada con su uso.
Sin embargo, antes de lograr este sueño, debemos estar conscientes que la apertura a esta tecnología, nos exigen tener más resguardo en un área en la que la persona es el elemento más importante. Este punto es vital y nos obliga a crear una cultura de seguridad, donde gobierno, proveedores y usuarios, se comprometan a hacer frente ante cualquier tipo de invasión que vulnere la privacidad del paciente, dejando al descubierto toda la información que las fichas contienen y donde la confianza del usuario es esencial para su correcto funcionamiento.
Es importante que todo el servicio de salud de nuestro país, cuente con un sistema digital que respalde y unifique los datos a los cuales se puede acceder de forma remota. La información consolidada revelará una imagen completa del paciente, beneficiando directamente al usuario, quien sólo debe preocuparse de aquello que lo aqueja y confiando en médicos que conocerán todos los antecedentes como las alergias, medicamentos, prescripciones, resultados de laboratorio, historial, imágenes de diagnóstico y hasta el análisis de monitoreo.
En la actualidad las organizaciones de salud consideran la TI como un gran aliado, que les permite ser más competitivos, entregando servicios de mejor calidad a la ciudadanía, optimizando el trabajo de los médicos y reduciendo al mismo tiempo los costos. No obstante, debemos tener clara la responsabilidad que significa implementar este tipo de tecnología que funciona a partir de datos sensibles de pacientes y donde se conjuga un trabajo en equipo entre todos los actores involucrados.
Podemos hablar que este tipo de tecnología de la información, es una inversión necesaria que nos entregará mayor eficacia en la atención y consolidaremos métodos de seguridad que propiciarán confianza al paciente y al sistema de salud completo.
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April 24, 2017
Francia: lecciones de una inédita primera vuelta presidencial
A pesar de los pronósticos apocalípticos, el electorado francés se ha comportado más o menos como se esperaba. El paso del Emmanuel Macron (23,9 %) y Marine Le Pen (21,7%) en la segunda vuelta presidencial reconforta el espíritu de quienes temían un duelo entre Le Pen y el candidato de la izquierda “radical”, Jean-Luc Mélenchon (19, 2 %), quien no estuvo lejos de situarse en la tercera plaza, obtenida en definitiva por François Fillon (19,75 %).
Si el escenario es por tanto, el previsto, ¿en qué radica el exacerbado interés de los medios y de la opinión pública internacional por estas elecciones, en cualquier caso normales a la vista de los resultados? Podemos identificar al menos 4 interrogantes que encuentran su respuesta en esta (inédita) primera vuelta presidencial francesa.
Reconfiguración del paisaje político tradicional. La tradicional división en dos grandes opiniones, a saber socialistas y conservadores, comienza a reconfigurarse. Si bien hasta ahora eso no significa un completo reordenamiento de las fuerzas políticas, habría por lo menos que tomar nota de la irrupción de un nuevo centro político, así como de la renovación de un polo de izquierda fuerte. La consolidación de una votación dura asociada al Front National cierra este nuevo cuadro, marcado por la emergencia de un escenario más complejo, donde los alineamientos característicos de los últimos 50 años se han vuelto más difusos.
El fracaso rotundo de las primarias. Esta primera vuelta fue precedida por dos elecciones primarias de importancia: de “Les Républicans” (ex UMP) y del PS. En el primer caso, el éxito rotundo de François Fillon fue tal, que nadie podía esperarse que un triunfo tan potente contra el candidato favorito de las encuestas, Alain Juppé, se diluyera solo en unos cuantos meses debido a un polémico proceso judicial que compromete a Fillon y su esposa, Pénelope. En el segundo caso, el triunfo de Benoît Hamon en las elecciones primarias del PS solo significó la solución de un diferendo intra-partido, pues se supo desde el comienzo que Hamon tendría una dura tarea cohesionando su propio campo. El apoyo público que confirió Manuel Valls a Macron hace algunas semanas puso la lápida a las pretensiones de Hamon de remontar en las encuestas, dejando en el aire la extraña sensación de que las primarias solo contribuyeron a acentuar las diferencias al interior de su electorado.
Las encuestas no siempre se equivocan. En el último tiempo, han surgido una serie de críticas a la capacidad de las encuestas para predecir los resultados electorales. Big data, sondeos a salida urna, todo ha sido bueno para intentar destronar a la demoscopia como el principal oráculo de la vida política. Sin embargo, en este caso, las encuestas predicen bien el resultado grueso, a excepción de la tasa de participación real (77,3%), que fue un poco más alta de la esperada. Esta experiencia demuestra que, al menos en Francia, las razones profundas del voto se expresaron de manera más intensa, por sobre las variables contextuales y/o ambientales. La intención de voto, en el actual escenario, habría sido menos sensible de lo que se creía a ciertas variaciones del clima de opinión.
El fenómeno de “Les Insoumis”: ¿el nuevo Podemos? El vínculo no es forzado. Las relaciones entre Jean-Luc Mélenchon y el Podemos de España no son una sorpresa. Tampoco lo son sus coqueteos con Venezuela, Ecuador o Cuba. Pero lo que si debiera llamar la atención es el sorprendente resultado obtenido, superando con creces el 10 % de las preferencias que recibió el mismo Mélenchon en la primera vuelta del 2012. La erosión del electorado de Hamon, una campaña fuertemente orientada hacia los contenidos en redes sociales y un esfuerzo sostenido de aterrizar al programa, parecen haber sido las claves de este éxito. Queda pendiente aún saber si los insumisos serán capaces de capitalizar este resultado en las elecciones parlamentarias de junio, consolidando con ello su presencia e influencia política en los próximos cinco años.
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Acompañar a los hijos para el bienestar de los trabajadores
EL CONGRESO aprobó un proyecto de ley que contribuirá a que papás y mamás acompañen a sus hijos en caso que éstos se vean afectados por un problema grave de salud. La iniciativa que promueve un mejor cuidado desde lo afectivo, extiende el beneficio que antes solo se limitaba a los niños menores de un año, y que ahora beneficiará con cobertura a padres de menores hasta de 18 años. Esto, a través de la creación de un fondo que financia las licencias médicas: el Seguro Solidario para el Acompañamiento del Niño y Niña, que lleva además una bonita y fonética sigla: Sanna.
Como toda política pública, debe contar con una forma de financiamiento sostenible en el tiempo y que no dependa de variables exógenas, pues ya conocemos casos de ese tipo y después las cosas no resultan como se prometieron. Por ello hemos ideado un plan con bases sólidas, que, además, no significará nuevos gastos a ninguna de las partes involucradas.
No se traducirá en más costos para los empleadores, trabajadores, ni para las arcas fiscales, porque formalmente todos los empleadores cotizan para el seguro social de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, que es administrado por las mutualidades (entidades sin fines de lucro) y entrega a los trabajadores prestaciones médicas, preventivas y económicas, sin ningún copago.
Esto se financia con un porcentaje de la remuneración imponible de los trabajadores, pagado íntegramente por el empleador. En los años 90 nos vimos en la necesidad de suplementar el financiamiento y en 1998 se creó una cotización extraordinaria del 0,05% del sueldo imponible, que si bien para cada empleador individual no significa un costo importante, al sumarse todos alcanza una cifra que equivale a alrededor de $ 20 mil millones anuales.
Los tiempos han cambiado y las mutualidades quieren seguir fortaleciendo su rol social, fomentando el bienestar de los trabajadores y sus familias. Por ello, con el proyecto de ley que creará el Sanna, iremos transformando gradualmente esta cotización del 0,05% en un fondo especial, que podrá solventar las licencias médicas para que padres y madres puedan seguir cuidando a sus hijos afectados después de su primer cumpleaños. Las mutuales quisimos sumarnos a esta iniciativa, pues creemos firmemente que el bienestar de los trabajadores, su productividad y rendimiento -y en último término su felicidad- está sustentada por el bienestar de sus hijos. Si el hijo de un trabajador se enferma gravemente, el sufrimiento y el dolor es al menos igual o peor que si el trabajador se hubiere enfermado.
Aún queda por definir cómo se administrará y qué dolencias cubrirá este fondo, entre otros detalles, pero el primer paso, que suele ser el más difícil, ya se dio y solo falta recorrer el sendero demarcado.
Esta redistribución de recursos no solo ayudará y dará algo más de tranquilidad y protección a los trabajadores que, lamentablemente, tengan que usar este nuevo seguro, sino que terminará siendo positivo para la sociedad; una que se basa más en valores humanistas y menos en valores económicos, pero que al mismo tiempo tiene la visión y la capacidad de generar diálogos fructíferos entre el mundo público y el mundo privado, pues ese tipo de acuerdos son los que más añora la ciudadanía. Más diálogo produce, en los hechos, más beneficios a los trabajadores.
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Los olvidados de la reforma
LA CÁMARA de Diputados aprobó la idea de legislar el proyecto de educación superior. Como ha sido la tónica, los temas más debatidos tuvieron que ver con financiamiento y fueron éstos los que terminaron por destrabar el proyecto, en especial aquel relacionado al término y reemplazo del CAE.
En su camino a la aprobación, el gobierno había tenido que enviar una indicación sustitutiva que reconociera el rol del Cruch en el sistema, lo que se hizo para justificar la reposición de aportes directos a este grupo de universidades. Junto con ello, se comprometió a discutir un proyecto aparte de fortalecimiento de las universidades estatales.
Es claro que esta discusión tiene muchos componentes y que ha habido dos grandes olvidados (solo mencionados protocolarmente): los estudiantes y la calidad.
¿Puede alguien decir que a ellos se les ha puesto en el centro de la discusión? Lo dudo. El 44% de los alumnos que estudian en la educación superior, lo hacen en CFT o IP, instituciones que apenas se mencionan y a las cuales solo se les ha prometido la conformación de un comité que abordará sus problemáticas.
El 26% de los alumnos estudia en una universidad Cruch y el 29% en una privada fuera del Cruch. Es decir, estos últimos son el segmento más grande de estudiantes universitarios. ¿Se ha valorado aunque sea mínimamente el rol de esos planteles? No. Hay un permanente hostigamiento a las instituciones privadas, que son mencionadas solo para ejemplificar los defectos del sistema. Es decepcionante que pese a la evidencia, no se les reconozca su aporte. Basta ver la indicación sustitutiva para darse cuenta que los estudiantes de las universidades privadas -y ellas mismas- son permanentemente discriminados, ya sea en materia de acceso a financiamiento como en la forma en que las instituciones aportan al desarrollo de políticas para el sistema.
No es justo que los temas que repercuten directamente en estos alumnos sean analizados desde la óptica de los rectores de las universidades en las cuales no estudian, y con representantes estudiantiles de federaciones que, excepto en casos contados, a ellos no los representan.
La otra gran olvidada es la calidad. En base a lo último que hemos conocido de la indicación sustitutiva al proyecto, sería el área que mayores “recortes” sufriría. Se pasarían a reglamentos varias cosas fundamentales para entender qué se busca definir como calidad, y al ver lo que existe en el proyecto respecto de la acreditación (lo que hay y lo que aún no se conoce), se sumerge al sistema en una nueva incertidumbre.
De la discusión y la forma en que se plantea el proyecto se desprende que diversos actores insisten en asociar calidad con el concepto de estatal, cuando hay evidencia para demostrar que este atributo no es propio ni exclusivo de la naturaleza jurídica de las instituciones. Es bueno recordar que dos de las tres instituciones que tienen una acreditación máxima de siete años son privadas.
Estoy convencido que existen muchas universidades privadas no tradicionales que han hecho un aporte a la sociedad tremendo y que, sin recibir un peso del Estado, tienen mucho más que demostrar en materia de movilidad social que varias instituciones estatales o privadas del Cruch.
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Domingo en la ciudad
CIERTAMENTE la calidad de vida está estrechamente relacionada con el acceso a espacios públicos de calidad, a una densidad apropiada que justifique transporte público y servicios sin deteriorar la vida personal o familiar en hacinamiento, a la calidad del aire, al acceso a trabajo y educación, etc. Sin embargo, el descanso también es fundamental en la calidad de vida de la personas, especialmente en la ciudad, donde prácticamente hoy no existe diferencia entre el lunes, el miércoles y el domingo. Los tacos son los mismos, los comercios permanecen abiertos, la jornada laboral para muchos no termina, etc. Esta reflexión ocupó parte importante de lo que experimenté el 19 de abril, día del Censo. Ese miércoles fue, como se lo comenté a un amigo, “como los domingos antiguos”. Sin duda nos hace falta tener al menos un día a la semana donde todo esté cerrado y no exista más tarea que estar en la casa con la familia, amigos; o bien en un parque caminando o haciendo deporte. ¡La ciudad nos debe esa pausa vital!
Aunque con algo de nostalgia, pero por ello no con menos valor, miro hacia atrás con simpatía y gozo esos domingos, también llamados “fomingos”, cuando no había más que esperar el “glorioso” lunes escolar, o salir a aprovechar las últimas horas de distracción andando en bicicleta o jugando a la pelota. La convención social de ese momento, hace unos 20 años al menos, era que en domingo las cosas no funcionaban como era habitual en la semana. Era momento para hacer otras cosas o simplemente no hacer nada. Era momento para encontrarnos con nosotros mismos y con los demás. Era un momento sagrado luego de la “vorágine” de la semana. Hoy no hay tal. El restaurant abierto, el mall abierto, la ferretería abierta, el almacén de la esquina abierto (abre para poder subsistir frente al mall), la heladería abierta, etc. Todas actividades relacionadas con “consumir” y no con “ser y estar”.
En la misma línea de mi columna anterior, inspirada en una charla de un filósofo y en la polémica de los guetos verticales en Estación Central, considero que un gesto genuino y potente de volver a una ciudad a escala humana, como reflejo de una sociedad más humana, tiene que ver justamente con estos aspectos. Un domingo a la antigua es ciertamente mucho más benigno para las personas y para la familia, antes que la vida siga igual, sin parar, sin pausa, sin bajar las cortinas. “La ciudad que nunca duerme” es una frase que suena bien como marketeo para Nueva York, pero ciertamente no es lo mejor para la calidad de vida de las personas. Un domingo realmente feriado es volver a la escala humana.
Más que alardes populistas de agregar feriados para las distintas audiencias, propongo formalmente que al menos un domingo al mes sea realmente día feriado irrenunciable donde “todo cierre”. Para los preocupados del desarrollo, les aseguro que la productividad de ese día lunes siguiente será muy superior. Ese domingo, la ciudad llenará los parques y avenidas con actos tan simples como caminar, contemplar, conversar, ejercitar, dormitar… simplemente ser y estar. ¡No necesitamos más que eso para un domingo en la ciudad!
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La heroína Bachelet
Si algo tienen en común el reciente censo y el caso de Nabila Rifo, es la presencia de una injusticia que provoca vergüenza de manera transversal. Y ambas historias también comparten la presencia de la Presidenta Bachelet como personaje clave. Umberto Eco, que solía estudiar por qué las novelas, películas y series de televisión se volvían masivas en las audiencias, escribía que eran exitosas si seguían lo que llamaba la receta aristotélica. Esto consistía en un drama que se extiende más allá de todo límite inimaginable, de tal manera que el espectador sintiera piedad y terror al mismo tiempo, sin una solución fácil. De repente un héroe o heroína, mediante un poder o acto no posible para los comunes, volvía las cosas a una solución coherente con el orden natural de los acontecimientos humanos.
La Presidenta Bachelet se convirtió en ambos casos en una heroína. En el caso del Censo, la distorsión piñerista del mejor censo de la historia llevó a una de las mayores vergüenzas a un país que siempre dio ejemplos en América Latina de la certeza de sus cifras nacionales.
El nuevo censo fue distinto: amable y con aprobación transversal de todos los sectores. Los casos aislados de una comunidad que se negó a ser censada y las críticas del ex presidente y candidato fueron la excepción que confirmó el éxito del gobierno, y en especial de la Presidenta, en ropa de calle, formulario en mano y recibida por un atónito vecino en ropa de cama.
Por otro lado, el fallo que declaró culpable al ex conviviente de Nabila Rifo fue el final de una tragedia transmitida por televisión, que en varios momentos volvió a castigar a Nabila con el retorcido argumento de que su propia conducta podría hacerla cómplice del suplicio. La foto de la Presidenta acogiendo a la víctima es también el consuelo hecho por la heroína, como se refería Eco al fin de las historias novelescas. Ocupando una frase muy común en televisión, era el abrazo de Chile.
Estos escenarios donde Bachelet, por sí misma, es comprensiva con el desamparo y corrige injusticias es su espacio ideal. La naturalidad con que actúa en estos casos es su fortaleza y la razón por la que logró esa conexión tan propia con la gente que la llevó dos veces a ser Presidenta. Lo que en otros políticos sale forzado o patético, en ella es natural.
Pero también su virtud es una trampa. La coalición de gobierno pasa por una crisis, donde la Presidenta aparece distante, en buena parte por el diseño de su equipo, que busca aislarla y con ello mantenerla lejos de los conflictos. Ha habido en el último tiempo más de un entredicho entre ministros, con impacto en su liderazgo.
Un buen cambio podría ser ocupar su rol de heroína en el último año. Existen dos compromisos de la propia Presidenta cuando era candidata. Una de ellas es asegurar, mediante un cuerpo legal, la gratuidad universitaria, y una segunda tarea es aprobar la despenalización del aborto en tres causales. En ambas podría nuevamente ser una heroína. En el primer caso, sería la respuesta al movimiento estudiantil de 2011 que conmovió al mundo y, en el segundo, no solo un derecho de las mujeres sino la derogación de una ley de la dictadura, hecha a horas de transferir el poder.
Para un futuro gobierno de derecha será muy difícil devolver ambas leyes, pese a su fiebre de contrarreforma. Además, la Presidenta podrá proyectarse más allá de las dificultades de su coalición y de las debilidades del más probable candidato del oficialismo.
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Giovanni Sartori: Tres lecciones para Chile
Acaba de fallecer (el 4 de abril recién pasado) el eminente politólogo italiano Giovanni Sartori, dejando como legado una inmensa obra en el campo de la ciencia política, entre la que se cuenta una teoría democrática y de los sistemas de gobierno y de partidos. Por ello, no pretendo en esta columna dar cuenta de toda su obra, lo que sería imposible; sin embargo, quisiera subrayar tres lecciones que, a la luz de los tiempos que corren, podrían iluminar el camino de las disyuntivas a las que hoy se enfrenta nuestro país.
La primera se refiere a la idea de Constitución. Sartori realza el hecho que, desde el siglo XX, se comenzó a llamar Constitución a cualquier documento que, más que limitar el poder en favor de las personas, simplemente lo organice. De esta manera, sostiene que las constituciones, antes que sustantivas (porque no garantizan los derechos individuales), se han vuelto nominales y tramposas. Nominales, porque de constituciones tendrían el puro nombre. Y tramposas, especialmente por la falsa promesa según la cual el Estado, por la vía de los llamados “derechos sociales”, aseguraría el bienestar material de la población, lo que casi siempre —agrega el italiano— no pasa de ser letra muerta.
Aunque sea cierto que los conceptos políticos evolucionan con el paso del tiempo, ¿puede pensarse realmente en una Constitución, si se le da carta blanca al Estado para atentar contra el derecho de las personas a perseguir sus propios fines o proyectos vitales, tal como sucedería de aplicarse la visión constitucional —estatista y maximalista— que se ha tornado hegemónica en la Nueva Mayoría y en el Frente Amplio? La respuesta de Sartori es que las constituciones líricas, amén de instaurar la primacía del Estado (de los políticos y burócratas) sobre las personas, llevan al engaño y a la consiguiente frustración de los países.
La segunda lección da cuenta de la desprestigiada política de los consensos. En torno a este tema, Sartori sostiene que la democracia es el gobierno de la mayoría, pero con respeto de las minorías, al punto que eliminar a las segundas supone “suprimir la soberanía del pueblo”. Y que, en torno a las reglas del juego fundamentales —como lo sería hoy en Chile la reforma en materia de educación superior— es necesario que operen consensos entre las fuerzas políticas mayoritarias, que negocian y deliberan en el Congreso. Esto es necesario, no sólo porque los gobiernos requieren de mayorías circunstanciales para aprobar sus proyectos legislativos, sino también para darles legitimad en el largo plazo. El problema es que, cuando la retórica de moda cuestiona la búsqueda de los acuerdos en todo ámbito —sin distinguir si se trata de reglas del juego o de políticas específicas—, la negociación tiende a hacerse mucho más a puertas cerradas que a la luz del sol.
Por lo demás, la anterior debería ser también una lección histórica para nuestro país. El politólogo chileno-estadunidense Arturo Valenzuela sostiene que el quiebre de la democracia en Chile de 1973 se debió, principalmente, a la fuerte polarización a la que se llegó como consecuencia de la transformación de un centro político pragmático en uno ideológico, impidiendo, así, el acomodo y la transacción, y, finalmente, el respeto mayoritario por las reglas del juego democrático.
Y la tercera lección de Sartori apunta a la distinción entre acción política racional y razonable. “Cuando están tirantes las relaciones entre marido y mujer o entre padres e hijos, es raro que se escuche decir: ‘sé racional’. Corrientemente decimos: ‘sé razonable’, o también ‘tratemos de ser razonables’”. No es que la una sea superior a la otra, sino que operan en niveles distintos: mientras la primera dice relación con la teoría, la segunda se refiere a la práctica.
La acción racional supone aplicar al pie de la letra una determina filosofía política, muchas veces escrita de manera simplemente especulativa y no tomando en cuenta sus condiciones de posibilidad. Esta es una gran lección para moros y cristianos en Chile. En efecto, tanto en la izquierda como en la derecha existen sectores maximalistas que piensan la política como la aplicación a rajatabla de sus ideas políticas, sin considerar su grado de practicidad. La izquierda representa esta visión con la ya célebre retroexcavadora de Jaime Quintana, que aspira a destruir los cimientos del denostado “modelo neoliberal”. Y cierta “derecha”, normalmente identificada como libertaria, cuando condena toda corrida del cerco hacia el liberalismo, si no da cuenta de un rechazo radical al Estado, entendido como ilegítimo per se.
Es de esperar que las fuerzas políticas mayoritarias en Chile recojan estas tres simples lecciones del gran Giovanni Sartori. Lecciones que, es importante recordar, se aplicaron exitosamente durante los 20 años de la ex Concertación. Y aunque no quepa, ahora, creer en el retorno a un pasado ya perdido, sí podría pensarse que estos cuatro pésimos años de la Nueva Mayoría en el gobierno no fueron más que una mala noche, de la que será posible despertar. No sólo para que la derecha retorne al poder (mirada superficial), sino sobre todo para que vuelva la sensatez, reflejada en estas tres lecciones de Sartori.
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Sobre guetos verticales y estigmatización
El connotado arquitecto y académico Fernando Pérez dijo en una entrevista que densificar no significa construir monstruosidades, refiriéndose al revuelo que ha causado un edificio en la comuna de Estación Central, cuya imagen fue posteada por el intendente Claudio Orrego en su cuenta de Twitter. De inmediato proliferaron un sinfín de otros twitteos, fotos, columnas y entrevistas radiales sobre los tristemente bautizados guetos verticales. Pues bien, se podría agregar que construir monstruosidades no se condice con la idea de gueto.
Muchos de los edificios en altura construidos en las comunas centrales de la ciudad de Santiago han permitido la vuelta masiva de los grupos medios y medios-bajos al centro, probablemente la de aquellos que han experimentado movilidad económica reciente. Esto es una buena noticia. Por primera vez en décadas, familias que usualmente hubieran sido beneficiarias de un subsidio para comprar una vivienda en los extra muros de la ciudad, pueden optar por vivir mejor localizados.
Indudablemente hay un límite. Estación Central es el mejor testimonio. Densificar a cualquier costo sacrificando la calidad de vida de residentes nuevos y antiguos, y la sustentabilidad ambiental, urbana y económica del entorno, es a todas luces reprochable. Sin embargo, otra cosa muy distinta es hablar de guetos. Al referirse de esta manera a los edificios de departamentos en la comuna de Estación Central, no solo hay una falta de precisión, sino que se está contribuyendo a reforzar la realidad que condena con la estigma social.
Los guetos urbanos aparecen y se consolidan tras una doble operación. La primera es la excesiva concentración de pobreza (y en muchos casos también racial o étnica). Cuando ésta supera el umbral de 40 por ciento, se alcanza una suerte de punto de inflexión donde los problemas sociales aumentan y se complejizan, entrando en un espiral negativo, generalmente asociado a embarazo adolescente, abandono escolar, consumo y trafico de drogas, desempleo y violencia, cuya experiencia transmite a sus habitantes un sentimiento de desesperanza aprendida, difícil de romper. La segunda es la estigmatización. Esto es, cuando el resto de la sociedad identifica un determinado territorio como un lugar cargado de problemas sociales, imputándole a todo aquel que habita en dichos sectores todos los problemas sociales mencionados. Sus habitantes cargan por lo tanto no solo con la realidad que viven, sino con el estigma que el resto de la sociedad les atribuye.
Por lo tanto, señalar como guetos verticales a los edificios de departamentos construidos en Estación Central y otras comunas del centro de la ciudad es poco acertado. Primero porque no existe tal cosa como una concentración excesiva de pobreza. Más bien en su mayoría son hogares de estrato medio y medio-bajo que con esfuerzo han optado por vivir en espacios más pequeños a fin de contar con los beneficios de una mejor localización (probablemente sus familiares, amigos o ellos mismos ya experimentaron la decepción de la casa propia en la periferia). Y segundo, porque al hacerlo, se estigmatiza sin ninguna base a todos sus residentes, y sabemos de sobra cuán complejo y lento es cambiar el parecer de las personas cuando éstas ya se ha hecho una idea, un juicio o una imagen, aún cuando éstas sean equívocas (ver carta de Rodolfo Fuente, uno de los residentes de estos edificios dirigida al intendente Orrego).
El aumento radical en las densidades, el deficiente diseño arquitectónico y rápida obsolescencia urbana de los edificios construidos, sumada a la falta de equipamiento y de obras de mitigación y, la nula contribución al entorno de este tipo de proyectos residenciales, puede fácilmente calificarse como negligencia pública. La causa: falta de planificación a nivel comunal y regional y, un muy obsoleto set de herramientas de regulación, negociación y de financiamiento urbano con el que cuenta los gobiernos locales y regionales. Afortunadamente las propuestas de políticas de suelo para la integración social desarrolladas por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano y los avances hacia un empoderamiento de los gobiernos regionales y metropolitanos, colaborarán en corregir las actuales deficiencias. Ojalá la centralidad que ha adquirido este tema en las últimas semanas sirva para acelerar tanto la implementación de las medidas sugeridas por el CNDU como la aprobación de la Ley de transferencia de competencias en discusión desde el año 2005 en el Congreso.
No estigmaticemos a quienes optaron por vivir en el centro. Que el caso de Estación Central sirva para acelerar los cambios necesarios y fortalecer los instrumentos de regulación, planificación y gestión del desarrollo urbano de manera que la densificación sea de calidad, sustentable en el tiempo y pueda seguir acogiendo a familias de orígenes sociales, étnicos y económicos diversos, esencial a la vida urbana.
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El peligroso ajedrez entre EE.UU. y Norcorea
En los últimos días, varios medios internacionales han publicado ilustraciones similares, en las que Donald Trump y Kim Jong-un aparecen como un par de vaqueros a punto de batirse a duelo, mientras el resto del pueblo observa expectante.
Más allá de la metáfora, lo cierto es que tanto Estados Unidos como Corea del Norte están sosteniendo un verdadero “gallito”, mientras el mundo aguanta la respiración, esperando ver cuál de los dos hará el primer movimiento. O no.
El escenario es complejo. Los recientes bombardeos en Siria y Afganistán, más allá de la justificación oficial entregada por el Pentágono, fueron una muestra de la voluntad del actual gobierno estadounidense de usar la fuerza militar cada vez que lo estime conveniente, y sin esperar la autorización de organismos como Naciones Unidas. Frente a eso, el régimen norcoreano condenó dichos ataques y advirtió a EE.UU. que no intente una acción similar contra ellos.
Hasta la fecha, Pyongyang ya ha realizado cinco ensayos nucleares y según Washington, se prepara para un sexto. Un acto que —sumado a sus constantes pruebas con misiles balísticos de distinto alcance— buscará demostrarle al mundo su poderío y que por lo mismo, no acepta ningún tipo de presión política o económica. Aunque, se supone, Norcorea aún no ha perfeccionado un proyectil capaz de transportar una ojiva nuclear.
Además de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido) —que durante décadas conformaron el exclusivo club nuclear—, hoy existen otros países que tienen arsenales de este tipo (aunque mucho más pequeños), como India y Pakistán. Sin embargo, es Norcorea el país que le quita el sueño a Trump y que, además, se ha transformado en la piedra en el zapato de China.
La preocupación estadounidense por Corea del Norte no es nueva. George W. Bush lo incluyó dentro del llamado “Eje del mal” —junto a Irán e Irak— en un discurso de 2002, precisamente debido a su desarrollo de misiles balísticos y por su programa nuclear. Posteriormente, Barack Obama buscó detener ambas iniciativas impulsando nuevas y mayores sanciones sobre Pyongyang. Y ahora la pregunta es hasta dónde estará dispuesto a llegar Trump.
Efectivamente, el Mandatario estadounidense podría ordenar un bombardeo convencional preventivo sobre territorio norcoreano, pero eso no garantizaría la destrucción de todas las instalaciones nucleares y de misiles del régimen de Kim. Es más, su destrucción podría incluso acabar causando una versión moderna del accidente de Chernobyl.
Por otro lado, bastaría con que Kim pudiera disponer efectivamente de solo una de sus bombas —se presume que tendría entre 8 y 10— para poner en peligro real a Corea del Sur o a Japón, lo que más allá de las miles de víctimas que podría causar un ataque así, generaría un profundo descalabro de la economía mundial.
A su vez, el hecho de que Corea del Norte limite con China, lo vuelve casi intocable; y Kim lo sabe. Beijing considera a Pyongyang como un aliado que está dentro de su esfera de influencia, de modo que un ataque estadounidense sería como entrar al patio delantero de China. Algo que obligaría al gobierno de Xi Jinping a responder de manera clara y contundente (y que no desea hacer, considerando sus lazos económicos con EE.UU.). Salvo, obviamente, que Washington se comunicara previamente con Beijing y le diera ciertas garantías.
Al mismo tiempo, en el plano diplomático, Norcorea es un dolor de cabeza constante para China. Porque cada vez que realiza un ensayo nuclear o dispara un nuevo proyectil, Estados Unidos exige a China que utilice su influencia para detener a Kim. Algo que cada vez se hace más difícil, a pesar de que la economía de Corea del Norte depende casi en un 80% del mercado chino.
Pero hay otros elementos en esta compleja ecuación. Para el régimen norcoreano, tener armas nucleares representa una especie de garantía de que ni EE.UU. ni otra potencia mundial intentará atacarlos. Y de esa manera, Kim Jong-un evitaría —al menos en teoría— correr la misma suerte de gobernantes como Saddam Hussein o Muamar Gadafi.
Para China, la eventual caída de la dinastía Kim también abre un escenario no deseado. Porque el fin del actual gobierno posibilitaría —más temprano que tarde— un proceso de reunificación entre ambas Coreas. O mejor dicho, la desaparición de Norcorea (tal como ocurrió con la República Democrática Alemana), que pasaría a formar parte de un nuevo país, cuyo gobierno estaría en Seúl y no en Pyongyang. De esta forma, esa nueva Corea sería democrática, pro occidental y abierta al libre mercado. Pero sobre todo, un país que contaría con la presencia de 30.000 efectivos estadounidenses, que es el contingente actualmente desplegado en la mitad sur de la península.
Me momento, se impone el status quo en la península coreana, una de las regiones más importantes en términos económicos y tecnológicos, pero también una de las más volátiles del mundo. Solo queda esperar a ver quién hará el primer movimiento.
La entrada El peligroso ajedrez entre EE.UU. y Norcorea aparece primero en La Tercera.
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