Óscar Contardo's Blog, page 190

April 26, 2017

Renacer de la política

SE DICE que la política está desprestigiada, y es verdad. Pero como lo que viene después de la política es la violencia o la tecnocracia (o una mezcla de ambas, al estilo de la orwelliana 1984), resulta claro que debemos dedicar todos nuestros esfuerzos a volver a prestigiarla. ¿Por dónde podemos partir en esta tarea titánica? No tengo recetas mágicas, pero sí puedo hacer una constatación elemental: la gente de nuestro tiempo no se apasiona con los discursos, quiere ejemplos, necesita ver que los ideales no se hallan solo en los libros, sino en personas de carne y hueso.


Afortunadamente para nosotros, esas personas existen. Reparemos hoy en dos figuras que en estos días han vuelto a ser recordadas: Patricio Aylwin, a un año de su muerte, y Renán Fuentealba, que acaba de cumplir 100 años. A veces estuvieron en posiciones distintas, pero tienen en común la coherencia, un valor que hoy escasea y cuya ausencia es una de las causas del malestar de la política.


¿Cómo no recordar esos difíciles momentos en el más célebre de los discursos de don Patricio, cuando ante un Estadio Nacional lleno de gente nos llamó a “restablecer un clima de respeto y de confianza en la convivencia entre los chilenos, cualesquiera que sean sus creencias, ideas, actividades o condición social, sean civiles o militares”?  Y ante las rechiflas de muchos no se amilanó, sino que clamó con fuerza: “Sí señores, sí compatriotas, civiles o militares: ¡Chile es uno solo! ¡Las culpas de personas no pueden comprometer a todos! ¡Tenemos que ser capaces de reconstruir la unidad de la familia chilena!”.


Pocos eran entonces capaces de darse cuenta de la importancia de esas palabras valientes, que pusieron las bases para que tuviéramos una transición a la democracia que en todo el mundo se reconoce como un éxito. Pero en ese momento él no estaba esgrimiendo una carta triunfadora, porque era más fácil y popular dejarse llevar por el rencor y la venganza. Comprometerse con la paz requiere en ocasiones una gran dosis de valentía, como la que tuvo en los Estados Unidos John Adams, su segundo Presidente, que puso en juego todo su prestigio político para evitar que la naciente república entrara a la guerra entre Francia e Inglaterra. Finalmente logró su propósito, pero eso le costó el no ser reelegido. Don Patricio buscó un Chile para todos, y por eso es capaz de constituir un ejemplo perdurable.


Lo mismo cabe decir de Renán Fuentealba, tres veces presidente de la DC, parlamentario por largos años, también intendente y que, sin embargo, es capaz de trabajar como uno más en la Municipalidad de Coquimbo. Esa disposición a subir y a bajar, a estar donde lo necesiten, aunque no sea un lugar rutilante, es una muestra de grandeza.


Coherencia en sus vidas públicas y privadas. Jugados por su visión humanista cristiana. Fiel reflejo como nos recordó el padre Felipe Berríos en la inauguración de la Fundación Aylwin, que a veces se gana, perdiendo.


Don Patricio y don Renán: dos ejemplos para tener en cuenta en los próximos días, cuando comience la Junta Nacional de la DC, si de veras se busca intentar un renacimiento de la política.


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Published on April 26, 2017 05:29

Ley de educación superior

EL GOBIERNO presentó una indicación sustitutiva al proyecto de Educación Superior, donde excluyó artículos que serán materia del reglamento. Ello pudiera acelerar el trámite, pero como el camino reglamentario es peligroso cuando la ley es imprecisa, el beneficio de la agilidad no puede hacerse a costa de claridad y certeza.


La indicación contiene avances, como por ejemplo mantener la autonomía de la CNA y hacer obligatoria la acreditación para todas las instituciones. En las carencias, el proyecto es desbalanceado. Una ley de educación superior que se proyecte debe concebir al sector técnico profesional (TP) como parte integrante del sistema, vinculándole al sector universitario. Las instancias de trabajo que hoy tiene el sector TP con el Mineduc y el sector productivo (Consejo de Educación TP), son significativamente mayores a las que nunca tuvo. Sin embargo, se requiere una instancia en que el sector universitario y el TP trabajen juntos con el Estado y potencien ahí complementariedades que hoy poco se dan. Peor aún, la indicación no corrige la exacerbación de nichos dentro del sector universitario (pertenencia al Cruch), y el anuncio del proyecto de universidades estatales genera otro, sin que la frontera de esos nichos sea la calidad.


Desde la perspectiva de lo TP, la mayor debilidad de la indicación es en lo que no está. No hay una norma que termine la discriminación en contra de la naturaleza y continuidad del estudio TP. Hemos visto una creciente presión de gremios, que ahora se ha traducido en un proyecto de ley con suma urgencia, que dispone de nichos protegidos a “carreras de exclusividad universitaria”. La reglamentación en base de calidad y su supervisión adecuada hace innecesaria y profundamente negativa esta ola de diferenciación, sin fundamento en la calidad, único impulsor de una ley con promesa de futuro.


En el mismo sentido, el proyecto mantiene la limitación del desarrollo de los alumnos hacia estudios de posgrados, incluso aquellos propios de la naturaleza TP. Terminar con esta limitación requiere una homologación del título profesional TP a la licenciatura universitaria, que valide para efectos de continuidad de estudios las trayectorias diferenciadas existentes. Ello permitiría que los egresados TP accedan a una infinidad de posgrados propios de su naturaleza, y al financiamiento de Becas Chile, un programa que para los alumnos TP hoy es excluyente.


Finalmente, la indicación sustitutiva elimina una fuente de financiamiento para inversión y desarrollo que contenía el proyecto original y que si bien no estaba solo asociada a las instituciones TP, no las excluía. El futuro del sector TP requiere de un despegue significativo de instituciones de calidad mundial, equivalentes a los politécnicos finlandeses, canadienses, entre otros, para que innoven en sus métodos de enseñanza, mejoren sus ambientes de aprendizaje, innoven en sus prácticas docentes, y para que califiquen a sus profesores. Todo ello requiere de recursos y de una mirada diferente a la que ha prevalecido en Chile, que le exige muy poco al mundo TP, que erróneamente espera de ellos lo que de universidades masivas, en parte por desconocimiento, en parte por historia, pero en gran parte por no darse el tiempo de verificar el potencial que tiene el sector TP como camino único de educación e impacto social.


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Published on April 26, 2017 05:27

¡Alejandro, por Dios!

TODOS TENEMOS algún pariente o amigo inclinado a hacer comentarios inoportunos, lo que en buen chileno denominamos “meter la pata”. Es natural que los niños sean propensos a incurrir en estos desaciertos, principalmente porque todavía no son capaces de distinguir los distintos tipos de relaciones sociales y suelen repetir ante terceros lo que han escuchado en la intimidad de su hogar o, también, porque carentes de la información mínima hablan ingenuamente de aquello que no saben. De allí el viejo adagio popular que reza: “los niños y los curados dicen la verdad” o “dicen leseras”, agregaría yo.


Esto se me vino a la cabeza cuando leí que, en el aniversario del PS, el candidato presidencial de la NM criticó “las fuerzas voraces de las transnacionales que explotan a nuestra gente”. ¿En qué estaba pensando  Guillier para decir un anacronismo de ese tamaño? Esta frase sobre las transnacionales está tan fuera de época, que es algo así como colocar un legionario romano en una película sobre la guerra del golfo. Con todo, el punto va más allá de la anécdota que, en sí misma, es bastante folclórica; pero políticamente merece una segunda reflexión.


Está claro que al candidato Guillier le cuesta dar con el tono adecuado para expresar sus mensajes. En la medida que crece el ambiente de campaña, y se ve forzado a hablar, este tipo de equivocaciones se acumulan a una velocidad inesperada para alguien que fue “rostro” en los medios de comunicación. Haber deducido que, porque sabía hacer las preguntas, sabría elaborar las respuestas fue un error de los dirigentes de la Nueva Mayoría que se hace más evidente, en la misma medida que, con el transcurso de las semanas, se vuelve más irreversible.


El caso es que, al mismo tiempo que él nos entretiene con sus “Guilliericosas”, Beatriz Sánchez avanza a paso firme, con bastante carisma y un discurso bien articulado, tan punzante como empático. Es hora que todos los que estamos “al lado de acá” del Frente Amplio nos empecemos a preocupar, porque los días en que los partidos y coaliciones tradicionales tenían una posición sólidamente asentada pasaron. Basta mirar las elecciones en Francia. Y varias otras, por cierto.


El Frente Amplio no es comparable a MEO, aquí hay un proyecto político bien articulado, por lo que la votación que obtenga su candidata está muy lejos de ser un mero accidente puntual.  La posibilidad de que, con esa falta total de talento que está mostrando, Guillier genere las condiciones para dejar a la NM  tercera en noviembre ya no es ciencia ficción. Por último, aunque claramente un resultado así aseguraría el triunfo de Piñera, proyectaría hacia el futuro el clima de incertidumbre que existe en nuestra sociedad. Eso tampoco es bueno para un eventual gobierno de la centroderecha.


Los líderes del pacto gobernante ya cometieron la barbaridad de destruir la coalición de centroizquierda que los precedió. Reducirla a despojos en el lapso de cuatro años sería un verdadero récord. Al menos podrían estar atentos a las metidas de pata de su candidato y, cual mamá avergonzada, gritarle: ¡Alejandro, por Dios! Cada vez que sea necesario.


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Published on April 26, 2017 05:25

Terremoto albo

Colo Colo se mareó, en una semana se derrumbó lo que había construído. Lo peor de todo es que fueron grietas internas. Se pasaron de giles. Desde afuera nadie les lanzó la bomba de Trump. Hoy los archirrivales ni inflan lo que dicen. La U de Hoyos está en su mundo de paz y la UC en la Libertadores. El resto que pelea el título se dedica a jugar.


Los blancos se sacan los ojos en la elecciones declarándose amor después de tener un odio profundo (Mosa-Monsalve). Aparece la renovación urgente de Paulo Garcés como si fuera Ley de la República. Explota Pablo Guede declarando en contra del árbitro Eduardo Gamboa porque le dirigió el partido con San Luis (no le cobró un penal a Rivero y ojo se salvó del penal que cometió Paredes). Aníbal Mosa declara que Colo Colo es de izquierda, siendo que en el último tiempo desfilaron por la mesa del directorio de Blanco y Negro Sebastián Piñera, Gabriel Ruiz Tagle, Hernán Levy y Leonidas Vial, personajes claramente de derecha, salvo que el mapa político se haya cambiado por los temblores de estos días.


Se recita con total naturalidad la cifra de 18 millones de dólares que debe recaudar el Club Social para quedarse con las acciones de Mosa en cinco años, como si fuera tan simple cobrar los derechos de formación, conseguir auspicios y hacer una colotón.


Para terminar se escucha al fondo tímidamente la voz de Jaime Pizarro, quien después de perder una elección dice que lo más importante es la institución. Esperé más liderazgo (tal vez ingenuamente) de un tipo que ganó todo en Colo Colo y que en el momento de crisis declara políticamente. Así están, a cuatro fechas de terminar el torneo. Se patean la cabeza ellos mismos y no se dan cuenta que son punteros.


Además, pareciera que en toda esta crisis el único culpable fuera Paulo Garcés. A él lo crucifican, como si fuera el único que juega. Se ha equivocado harto. Errores notorios para un equipo grande y en una posición tan expuesta. Ha sido responsable en resultados claves y hoy no está en su verdadero nivel. Ser arquero es enfrentar todo solo, es un mundo único, es la soledad absoluta. Te equivocas y te matan con furia o te elevan a la categoría de ídolo. Lo que no comprendo es que lo abandonen. No hablo del discurso público, sino del apoyo que importa, en la cancha.


En Quillota, Garcés en vez de puñetear el balón intentó colgarse de él, se le escapó, falló, pero Ignacio Lara, el que convirtió el gol, estaba solo. Nadie lo marcó. Campos quedó impávido y estaba a un metro de la jugada. De eso hablo. ¿Por qué no se critica las pocas ocasiones de gol que se generó Colo Colo? ¿Por qué no se analiza la rapidez que que se perdió la forma de jugar?.


Paulo Garcés, a ti te digo ya que te tengo respeto, tápate los oídos, dedícate a jugar, olvídate de tu representante, del futuro contrato, de los gritos que te matan, tu misión es una: atajar.


Pablo Guede, a ti te digo, ya que te considero un gran entrenador, vuelve a tu raíz, dirige y calla. Disfruta tu mejor versión, que es en la cancha, planifica partidos y refleja tu sabiduría. El Guede que patalea y alega todo está para la liga y no para un grande de Chile. 


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Published on April 26, 2017 05:00

La barbarie latinoamericana

Actualmente en Venezuela, hay 11 militares como ministros en diversas carteras del gobierno como Justicia, Agricultura, Pesca, Vivienda, Alimentación, Obras Públicas y Energía. El carácter militar del régimen chavista es indiscutible en ese sentido. Mal que mal, su creador y principal líder, Hugo Chávez era un coronel. Por ejemplo, en 2005 y ya siendo gobernante, Chávez creó mediante un decreto un cuerpo militar especial, el comando general de la Reserva Nacional, con autonomía presupuestaría y que obedecía directamente al presidente. Además, mediante tal decreto Chávez recuperó su rango soldadesco, perdido al ser dado de baja en 1992 cuando hizo su fallido golpe militar. Pero no lo recobraba como coronel, sino como comandante en jefe de las fuerzas armadas venezolanas. Porque con esa medida, Chávez unificó el rol de presidente con el grado de comandante militar. Una sutileza no menor, que sin embargo, contraviene la necesaria sumisión del poder militar al poder civil en cualquier democracia decente. Porque aunque Chávez perdiera la presidencia en una elección, seguiría siendo comandante de las fuerzas armadas venezolanas ¿Les suena eso?


En el fondo, Hugo Chávez tenía mentalidad de regimiento, igual que un Pinochet o un Franco. De hecho, su primera acción pública no fue una campaña electoral sino un golpe de Estado. Ya como presidente, democráticamente electo, Chávez siguió, sin embargo, pensando con la bota militar. Por eso, frente al sutil proceso de militarización venezolana, en 2005, Andrés Oppenheimer advertía: «si Chávez hace la mitad de lo que dice, su reestructuración de las fuerzas armadas -y su distribución de armas a civiles- será una traba formidable a la democracia en Venezuela, no importa cuánto tiempo esté Chávez en el poder, ni quién lo suceda». Y lo reemplazó Maduro, quien siguiendo la mentalidad militar de Chávez, en 2013 hablaba de conformar su gabinete al modo de estados mayores. En 2014, asignó a los militares la distribución de alimentos. Hoy ya viste de militar inclusive. Eso aunque, como diría Étienne de la Boétie, es solo un hombrecillo que ni siquiera ha husmeado una sola vez los campos de batalla.


Como una burlona paradoja, días atrás, Nicolás Maduro anunció su plan para expandir la Milicia Nacional bolivariana a 500.000 miembros. El proceso estaría a cargo del general Vladimir Padrino López, quien es ministro de Defensa desde 2014. Posteriormente anunció la implantación del “Plan Zamora” para hacer frente a la supuesta amenaza de golpismo, supuestamente incitado desde Washington. Dicho plan iniciaría su fase verde, según Maduro, lo que implica que toda la estructura militar, policial y civil del Estado venezolano este movilizada. ¿Contra quién? Contra los civiles; los propios venezolanos.


Si alguno pensó que América Latina había dejado atrás el lastre del militarismo y las dictaduras militares, Venezuela hoy nos recuerda todo lo contrario.


Sin embargo, la izquierda latinoamericana, tan reacia ―supuestamente― a las dictaduras, sobre todo militares, es condescendiente con esta situación. Incluso muchos de sus líderes parecen apoyar tal proceso de clara extensión de la lógica de los cuarteles, es decir, de la militarización  de la vida civil venezolana. Es más interesante aún porque hay evidencia de sobra para asumir que en Venezuela se está cumpliendo el sueño húmedo de cualquier dictador militar latinoamericano, de derecha o izquierda, el de poder convertir un país en un cuartel. Tal condescendencia se explica por un detalle que Chávez tenía, era un promotor del socialismo. Pero lo que la izquierda parece obviar es que esa misma adhesión explica el proceso de militarización y dictadura que sufre hoy Venezuela. 


Porque lo cierto es que en su afán por instalar el socialismo del siglo XXI, Chávez pensó como militar y no como un demócrata. Porque su fuerza militar creada por decreto no era ni será algo distinto a las SS de Adolfo Hitler o las camisas negras de Mussolini. Porque su proyecto nacional Simón Bolívar de 2007 no apuntaba a otra cosa que poner a la economía y la vida social venezolana bajo el mando de los militares. Es decir, buscaba convertir a Venezuela, no en una gran fábrica como soñaba el déspota de Lenin, sino en un gran regimiento. Porque en el fondo, digámoslo con honestidad, la aspiración de crear una economía socialista, centralmente planificada, es aspirar a crear una economía militarizada. Por ello, la pretensión socialista siempre ha terminado siendo el camino hacia una economía basada en el racionamiento, que liquida el pluralismo democrático e impulsa la implantación de una dictadura, donde los ciudadanos deben enrolarse como tropa o sufrir la persecución. ¿No es eso acaso lo que ocurre hoy en Venezuela? Sí. Y aquello no es producto de la acción de la oposición ni del imperialismo, como aluden los socialistas y chavistas, sino del intervencionismo del gobierno y de la pretensión de llevar la seguridad de los cuarteles a la vida civil. Es decir, de convertir Atenas en Esparta.


Al socialismo latinoamericano no le gustan las botas militares, salvo que estas apoyen sus regímenes aplastando cráneos de opositores al socialismo. En otras palabras, su rechazo a la intromisión de militares en la política no está fundada en una ética democrática sino instrumental. La solidaridad de los pueblos parece estar condicionada a la adhesión ideológica. Es triste ver que el respeto por los derechos humanos más básicos y el pluralismo democrático, este supeditado a criterios espurios. El silencio de líderes y políticos latinoamericanos frente a lo que ocurre en Venezuela es realmente asqueroso.


Sin embargo, lo anterior no exime a las derechas del continente. Porque la barbarie latinoamericana tiene relación con que aún se siente pasión por el militarismo. Porque pocos lo rechazan de manera tajante, como una intromisión ilegítima del poder militar en los asuntos civiles y políticos. Esto, que parece obvio, no lo es tanto si consideramos que tanto derechas como izquierdas, parecen obviar aquello y ver con buenos ojos diversas dictaduras militares o militarizadas. En otras palabras, de la boca para afuera, muchos se quejan del azote de la bota militar contra los cráneos. Pero todo cambia según el color del uniforme que acompaña a la bota y según la mollera que sufre. Así, la barbarie continental es que los líderes siguen aceptando botas militares y dictaduras, siempre y cuando los uniformados estén de su lado. Con desazón debo decir que creo que Latinoamérica no ha abandonado el lastre del militarismo, la noción del caudillo, del líder decidido y sin contemplación. Y todos lo esperan y avalan, silenciosamente, sean de derecha o izquierda. Pero claro, por qué habría de extrañarnos, si en el fondo lo que se rechaza muchas veces no es la dictadura militar en sí, sino ciertas dictaduras militares.


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Published on April 26, 2017 04:39

April 25, 2017

El piñerismo aproblemado

LA BAJADA de Ricardo Lagos a la candidatura a la Presidencia de la República gatilló de paso una mini crisis en la derecha, que el presidente de RN no dudó en calificar como “un autogol”. En síntesis, la presidenta de la UDI, y el generalísmo de la campaña presidencial de Sebastián Piñera, ante el hecho antes aludido se apuraron en poner en duda la necesidad de llevar a cabo la elección primaria convenida previamente entre los partidos de Chile Vamos. La razón esgrimida para este eventual cambio fue la modificación del escenario en la Nueva Mayoría. Tras ella se ha dejado entrever una motivación más de fondo: la de evitar un acto eleccionario donde podrían concurrir pocos votantes, produciéndose como efecto asociado el debilitamiento de las posibilidades del candidato que lo gane y, de paso, el de los partidos que lo apoyan. No resulta aventurado pensar, además, que algunos alberguen al menos una preocupación adicional, esto es, que la confrontación entre los precandidatos pueda dañar la posición de Piñera, quien hoy aparece encabezando todas las encuestas y, en opinión extendida, se estima que ganará ampliamente la contienda interna de su alianza.


El impasse generado fue zanjado finalmente por el propio expresidente, quien señaló que habrá elecciones primarias. Sin embargo, este suceso deja la sensación de que el piñerismo se encuentra realmente aproblemado. Primero, porque en el escenario actual, realizar una primaria parece constituir un insoslayable factor de legitimidad ante la ciudadanía para quien aspire a representar a Chile Vamos en la elección presidencial, más todavía si se tiene en consideración que existen otros dos candidatos empeñados en dirimir sus posibilidades con Piñera. Segundo, porque realmente existe un riesgo potencial de que la alianza movilice pocos electores para la instancia del 2 de julio, trayendo consigo las consecuencias presagiadas, pues no existe tradición de efectuarlas ni el sector ha mostrado ser fácil de convocar. Tercero, porque la campaña puede ser muy dura y especialmente perjudicial para el precandidato que corre con el favoritismo, que posee indudables fortalezas pero, como es sabido, también evidentes flancos débiles. Tercero, y debido a lo recién expuesto, porque existe cierto espacio abierto para la sorpresa, esto es, que se den unos resultados bastante más estrechos que los esperados por el comando del exmandatario, lo que también sería signo de un menor potencial de su opción. Ossandón y F. Kast pueden ser mejores contendores que lo que hasta ahora se da por sentado públicamente por personeros cercanos al expresidente. Pareciera que él tendría más que perder que ganar en esta etapa. Por último, porque aun venciendo en julio, sin contar el escollo que obviamente implicará ganar a sus opositores de izquierda, Piñera deberá derrotar también a José Antonio Kast quien cuenta con atributos que lo pueden hacer particularmente atractivo para los electores de derecha y centro, tanto en el plano de las ideas y principios que defiende como en el de la imagen de coherencia, transparencia y probidad que su persona proyecta. Elementos que podrían verse reforzados fruto de una doble condición: de una parte, un candidato Piñera que haya enfrentado previamente una disputada primaria y, de otra, la evidente mayor exposición en los medios de comunicación que gozará J. A. Kast tan pronto se inicie la recta decisiva de las presidenciales 2017.


No está fácil resolver este complejo puzzle. Se dilucidará en julio o en noviembre. Está por verse cuándo y cómo.


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Published on April 25, 2017 05:20

La DCisión que viene

PARA PRONOSTICAR qué ocurrirá este fin de semana en la junta nacional de la DC conviene mirar lo que ocurrió en la Cámara de Diputados hace una semana.


El próximo fin de semana el partido deberá definirse por el camino propio o por seguir en el tren de la Nueva Mayoría. El lunes pasado, por su parte, se votó el proyecto de ley de educación superior en la Cámara de Diputados. ¿Qué vincula a ambos acontecimientos? ¿Por qué el primero podría estar amarrado al segundo? Me parece que el debate sobre educación superior ha mostrado cómo la DC abandonó el liderazgo ideológico, ese que alguna vez guió los pasos de la vieja Concertación. Y ello se reflejará una vez más este fin de semana.


Hace una semana, la Cámara de Diputados aprobó la segunda versión del proyecto de ley de educación superior. El proyecto es definitivamente inconveniente: sigue predicando porfiadamente la injusta gratuidad; aumenta el control estatal por la vía de la burocracia, del proceso de acreditación y de la fijación de estándares uniformes; profundiza las discriminaciones en contra de familias que envían a sus hijos a universidades, IP o CFT distintos de los que integran ese eficaz grupo de presión que es el Cruch; etc.


Pero el problema para la DC es mucho más profundo… es la narrativa política que ha empapado al partido. Todo lo que dijeron los parlamentarios DC que intervinieron en el hemiciclo muestra una profunda adhesión a un ideario no muy distinto al de la izquierda de la “retroexcavadora”. Es cierto que hay matices: Camila Vallejo denunció el “libertinaje” que se instauró con la aprobación del CAE durante la administración Lagos. Yasna Provoste, si bien prefirió otro lenguaje, promovió los mismos objetivos. Así las discrepancias son en los tiempos más que en el contenido.


Como se sabe esto no fue así en el pasado. Hace algo más de 10 años la DC defendió el CAE con convicción. Alejandro Foxley, entonces senador DC, sostuvo que el vilipendiado CAE era un mecanismo adecuado pues rompía las discriminaciones del sistema antiguo. Por eso criticó sin pudor a los estudiantes que lo cuestionaban pues éstos, decía, “hacen uso de un sistema que funciona para ellos, pero que adolece de tres desigualdades básicas”. La primera, sostenía, son las mejores condiciones financieras a las que acceden; la segunda es que discrimina a los estudiantes de clase media de las universidades Cruch; y la tercera es que discrimina a los “outsiders” como les llamó, esto es, los estudiantes de universidades privadas nuevas, de CFT e IP. Y el ex senador Moreno, otro histórico DC, sin ambigüedad defendió la iniciativa señalando que el CAE “no se trata de privatizar la educación ni de ‘bancarizar’ el acceso al nivel universitario”. Solo busca, concluyó, allegar el máximo de recursos para aumentar el acceso a la educación superior.


El ideario DC de hace una década no resuena hoy cuando se debate de educación superior. Lo mismo ocurre en otras materias. Y si hace una semana los diputados DC optaron por subirse al coro de la izquierda más dura en un proyecto de ley, ¿por qué no pasará lo mismo este fin de semana en la junta nacional?


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Published on April 25, 2017 05:18

Sobre listas y “listos”

EN NOVIEMBRE de este año hará su estreno el nuevo sistema electoral proporcional para elegir parlamentarios aprobado hace dos años. Se recordará que esta reforma, que puso  fin al sistema binominal, fue tenazmente resistida por la derecha que no solo la votó en contra, sino que la impugnó ante el TC. Con este nuevo método, se abren posibilidades para que fuerzas políticas significativas puedan alcanzar representación parlamentaria sin necesidad de integrarse a una lista que saque la primera o la segunda mayoría.


En la medida que los distintos partidos políticos definen sus estrategias presidenciales, se escuchan las voces de expertos, y de otros que no lo son tanto, que hacen augurios o profecías sobre lo que le pasaría a la representación parlamentaria de las colectividades según si integran un pacto con muchos otros partidos o si compiten en lista separada. Huelga decir que, más allá de la intención del analista de turno,  y en la mayoría de los casos, las conclusiones de los “estudios” en cuestión terminan siendo munición para favorecer o atacar alguna tesis política mayor.


Comencemos reconociendo lo obvio. Tratándose de un sistema proporcional moderado siguen existiendo, en efecto, incentivos para que los partidos políticos busquen conformar pactos con otros partidos. Como se sabe, las listas que tienen más votos aprovechan mejor los saldos de la cifra repartidora D’Hont. De esta manera, existen contextos en que  un 15% en una lista de pacto que logra un 45% global puede ser, efectivamente,  más rendidor que ese mismo 15% como resultado total de una lista de partido único (p.e. si se eligen 3 o 4 parlamentarios en dicho distrito).


Dicho lo anterior, es indispensable recordar que el efecto natural del nuevo sistema es que aquellas fuerzas políticas que logren obtener entre el 10% y el 20% de los votos a nivel nacional, distribuidos de modo más o menos parejo a lo largo y ancho del territorio, tienen prácticamente garantizada la elección de una cantidad de diputados y senadores que, aproximadamente, refleje dicha votación.


Deben mirarse con especial cautela aquellos estudios que proyectan hacia noviembre, de manera mecánica, los resultados de las elecciones de concejales de 2013. Más discutible aún es que, a partir de esa proyección de peras sobre manzanas, se vaticine la victoria o derrota de parlamentarios en ejercicio. Cualquiera que entienda un poco sobre política chilena sabe que el arrastre de un parlamentario popular  se correlaciona débilmente con la votación de partidos a nivel municipal (cuestión distinta es que contar con alcaldes afines siempre facilitará el trabajo de campaña). Tampoco debiera exagerarse el fenómeno que los estadounidenses llaman coattail effect, esto es, el derrame de votos que recibirían aquellos candidatos a parlamentarios que aparecen en la misma foto que un presidenciable muy popular.


La verdad es que las definiciones presidenciales debieran adoptarse a partir de convicciones de fondo sobre el país y la vocación de representar puntos de vista. El calculismo electoral parlamentario no puede ser el eje central de esa ponderación. Menos aun, cuando algunos de los que opinan sobre cuántas listas convienen se pasan de listos.


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Published on April 25, 2017 05:17

La educación pública: ¿Quién es responsable?

En un colegio, como en cualquier otra organización, lo más importante son las personas. Uno puede tener los últimos computadores, infraestructura, textos y/o varias recetas, pero finalmente si no se tiene a un director o directora con un equipo de profesores con el rigor y cariño necesario, es difícil generar un cambio.


Es un país que está tratando de fortalecer la Educación Pública, donde varios suponen que la municipalización es la raíz del problema, es fundamental hacerse la pregunta: ¿Cuál es el grado de injerencia que tienen los municipios sobre las personas que trabajan en los colegios? El gasto en personas está entre el 85% y 90% del costo total operacional, pero ¿cuánto pueden los municipios incidir en la selección, evaluación, remuneración y desarrollo de sus equipos?


A nivel de selección, el Estatuto Docente (ley promulgada el año 1991), les da casi nula injerencia a los municipios sobre su planta titular de profesores (al menos el 80% de la planta de profesores). Por ejemplo, si uno ve que un profesor no tiene las competencias para el cargo, o un mal trato con sus estudiantes, no lo puede remover. Desde el año 2010, se puede remover al 5% de la planta de profesores, pero la indemnización por año de servicios puede ser una componente importante para no hacerlo.


Los municipios tienen la libertad de contratar a profesores en el caso de que hayan vacantes, pero con el éxodo de 800.000 estudiantes del sector público al sector particular subvencionado (desde el año 2000), es cada vez menos la demanda de profesores nuevos en el sector municipal.


Relacionado a lo anterior está la evaluación y remuneración de los profesores. Éstas se han dictado, y -con la nueva Carrera Docente (Ley aprobada el año 2016)- se seguirán dictando desde el nivel central. Por ende, si un director, persona que está todos los días en el colegio, ve a un profesor que está haciendo un gran trabajo y lo quiere retener no puede aumentarle el sueldo.


El desarrollo técnico pedagógico nunca se ha pensado desde los equipos directivos del colegio. En la Ley de Carrera Docente, los directores eran mencionados 2 veces en las 80 páginas que contenían a la ley. En la nueva Ley de Fortalecimiento de la Educación Pública, el desarrollo técnico pedagógico se reparte en 5 instituciones ajenas al colegio (¡Sí, 5!).


A pesar de todo lo mencionado anteriormente, los municipios siguen teniendo algún espacio para tomar ciertos tipos de decisiones, muchas de las cuáles se toman sin criterios pedagógicos y con intereses más personales.


Pero, qué nos hace pensar que esto va a cambiar con una nueva administración pública, más centralizada, si la alta dirección pública todavía no es un mecanismo que garantice estabilidad laborar en base a méritos, pero sobre todo, cuando todavía no queda claro quién es el responsable por lo que pasa dentro de las salas de clase.


Hoy, en la Educación Pública, ¿quién es realmente responsable? ¿Son los municipios? ¿Quién en los municipio? ¿El alcalde, el director de Educación, los directores, los profesores? ¿Es el nivel central? ¿Quién en el nivel central? ¿Es una mezcla de todo? ¿Alguien se hace cargo? ¿Si hay un problema, quién responde? ¿A quién debemos celebrar y felicitar si hay mejoras? Creo que estas son preguntas difíciles de responder, incluso por la misma gente que está trabajando en los colegios. Esta ambigüedad y falta de simpleza produce, en la práctica, que nadie es responsable. He aquí el principal problema.


Lo fundamental para el fortalecimiento de la educación pública es poder tener una estructura simple, con capacidad a nivel local, con responsabilidades claras con respecto a lo que pasa dentro del colegio y las salas de clase.


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Published on April 25, 2017 05:00

“Estos son mis Principios, si no les gustan tengo otros”

En lo que va de estas pre elecciones presidenciales, y estando recién a fines de abril hay que reconocer que el abanico de candidatos que ha pululado es, no sólo abultado en nombres, sino que también en su sorpresivo pragmatismo.


Si hay algo que ha caracterizado al Partido Comunista a través de su historia es la concordancia de sus principios a través del tiempo. Los mismo postulados que Karl Marx planteó inicialmente ya sea a través de su libro estrella El Capital, cómo también en el Manifiesto Comunista, son los que han perpetuado con los años.


Es cierto que del siglo XVIII a estos días ha habido cambios lógicos: las nuevas tecnologías, los desafíos electorales y en especial la sobre información de los ciudadanos, han obligado a adaptarse a esta realidad; lo que me parece lógico y hasta una migración natural.


Sin embargo, una cosa es actualizar sus principios a los nuevos tiempos y otra muy distinta es renegar de ellos. Cuando uno ve la decisión (aún no confirmada) del Partido Comunista de apoyar a Alejandro Guillier, lo que observamos es lisa y llanamente hacer vista gorda de su manifiesto para transar principios por pragmatismo y cupos electorales.


El propio timonel PC, Guillermo Teillier, se da la licencia de plantear su preocupación por el “clima de desencuentro y dispersión que vive hoy la Nueva Mayoría”, siendo que ellos mismos han sido artífices -sin filtro- de parte importante de esos desencuentros, tanto con la DC, el ex presidente Lagos, y hasta con el Gobierno y la propia presidenta Bachelet. Basta recordar la reciente votación a la Ley de Educación y el pragmatismo comunista en el transcurso de la misma.


Evidentemente el PC por principios tiene mayor cercanía con la izquierda más dura, aquella que lleva a Beatriz Sánchez como candidata y no a la Nueva Mayoría que a grandes rasgos pretende perpetuar el establishment actual: con AFP, sin certeza en cómo se modificará el CAE y con la Democracia Cristiana dentro.


Llega a tanto esta adaptabilidad que el mismo que fue rostro de las Isapres, apoyado por empresas mineras y rostro de un canal privado de televisión, como es Alejandro Guillier, aparezca este fin de semana criticando a las “fuerzas voraces de las transnacionales que dilapidan nuestros recursos y explotan a nuestra gente”. ¿De qué estamos hablando? ¿qué quiso decir Guillier con eso? ¿El resurgimiento del modelo “bolivariano” de Chávez? O un guiño al PC y las fuerzas de izquierda que hoy le quitan votos con Beatriz Sánchez.


Parece extraño, pero Chile ya ha vivido episodios como éste. Sin ir más lejos fue el mismo Partido Radical -propulsor de la campaña de Guillier- quién por medio de su presidente González Videla proscribe en 1949 al Partico Comunista a través de la ley de Defensa de la Democracia o más comúnmente llamada “Ley Maldita”, o sea de principios… sólo quedó el pragmatismo.


Ahora, para tranquilidad de Guillier, no ha sido el único que ha “modificado” sus principios; semanas atrás el eterno candidato, Marco Enríquez-Ominami, nos habló que demostraría “todo lo que lo une con la DC”, la misma a la que no apoyó el año 2010 y que permitió el primero gobierno de derecha desde el retorno de la democracia, echando por la borda toda aquella verborrea de principios del PRO.


En paralelo reaparece Franco Parisi apoyado por agrupaciones evangélicas y con afirmaciones tan categóricas como irrisorias: “Nosotros no nos vendimos, no nos compraron. No nos vamos a vender y nadie nos va a comprar”, borrando con el codo todo lo planteado el 2013 donde por ejemplo defendía el matrimonio igualitario. Ergo, aquellos principios de hace cuatro años atrás se reemplazan por los de ahora.


Sólo me he concentrado en tres ejemplos, pero la realidad de un análisis exhaustivo es dolorosa, si uno se dedicase a hacer un estudio de contenido de los planteamientos de muchos de los candidatos, veríamos cómo han cambiado y no digo con ello que no puedan, es lógico que con el tiempo los actualice, refresque. A ningún candidato se le ocurriría prohibir el voto de la mujer, pero hasta el año 1949 no podían hacerlo en Chile, eso es modernizar sus principios. Lo que vemos ahora es reemplazarlos por algo que les acomode o peor aún, que acomode a sus electores. Bien decía Groucho Marx “Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros”.


La entrada “Estos son mis Principios, si no les gustan tengo otros” aparece primero en La Tercera.

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Published on April 25, 2017 05:00

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Óscar Contardo
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