María López Villarquide's Blog, page 24
May 14, 2021
Virginia Woolf. Escenas de una vida: matrimonio, amigos y escritura
Virginia Woolf. Escenas de una vida: matrimonio, amigos y escritura. Una selección de los diarios a cargo de Gonzalo Torné. Trad. Gonzalo Torné. Prólogo de Lucía Lijtmaer. Madrid: Clave, 2021.
Buenos díasDespierto por la mañana y pienso en Virginia Woolf. Sí, en ella. Soy una lánguida jovencita que todavía no ha descubierto la tristeza de entender que la vida pasa demasiado pronto pero lo primero en lo que pienso cuando salgo de la cama es en Virginia Woolf.
A veces me gustaría creer que este blog sirve para orientar en las lecturas y para que alguien que no sabe lo que busca encuentre al menos lo que podría disfrutar leyendo. Creo que este libro podría servir para alguien así, para ese tipo de muchacha desnortada, ausente, que se inspira con facilidad en cualquier cosita un poco popular y que a la vez reflexiona sobre cosas que no reflexionan a menudo otras chicas desnortadas y ausentes como ella.
Llevo un par de semanas leyendo esta selección de diarios, dos semanas en las que, a ratos, interrumpo mis quehaceres y rutinas para husmear en las notas íntimas de Virginia, que no eran en realidad notas para sí misma sino para lectoras como yo, como tú o como esa chica desnortada a quien Virginia no conocía pero que tan bien supo interesar desde otro siglo y también desde otra lengua.
Llego al libro por el prólogo. Escucho en la radio que lo ha escrito Lucía Lijtmaer y cuando el libro cae en mis manos no lo dudo y me salto los protocolos: esta vez comienzo leyendo lo que siempre dejo para el final, porque esta vez sé que no me van a destripar nada, que Virginia se ahoga en el río con los bolsillos llenos de piedras y que es una de las mujeres más fascinantes e inteligentes que ha dado la sociedad británica de los últimos cien años y pico. Quiero saber otras cosas y éste, parece un buen día para descubrirlas.
La originalidad de esta edición, creo, está en el criterio: diarios divididos en temas. Virginia escribe sobre sus amigos, sus pensamientos, sus novelas, su matrimonio y su enfermedad. Nos explican que se servía de estas anotaciones para acumular material práctico documental de proyectos futuros, aquellos que tristemente no llegarían a ver la luz por haberse empeñado en morir ahogada antes de tiempo.
Son notas magníficas, claro (me lo parece a mí y también a la lánguida adolescente desnortada): Virginia Woolf despelleja con elegancia a sus colegas, analiza de forma obsesiva su propio trabajo y convierte las quejas asociadas a sus dolores de cabeza y su falta de apetito en puro aforismo, eso entre otras muchas reflexiones debidamente encajadas en un orden que ya digo, no es cronológico sino temático y facilita mucho la comprensión.
La empatía es otra tarea y no es sencilla en ningún caso ¿se puede ser vanidosa cuando se es el miembro más famoso del colectivo de Bloomsbury? Por supuesto, lo anecdótico sería no serlo: todas las horas y todos los tés bajo la lluvia en Grantchester que hicieron falta a esta mujer para hacerla discurrir como lo hace se condensan en las páginas de la edición de Gonzalo Torné y las que no, pueden buscarse todas ellas entre el catálogo de la editorial Tres hermanas. Son otra experiencia lectora, desde luego, creo que no tan lánguida ni tampoco tan desnortada como ésta.
April 25, 2021
Canción bajo el agua
Canción bajo el agua. Fátima Beltran Curto. Barcelona: Espasa, 2021
El embalse animado“Toda nuestra historia quedará reducida al lejano eco de una canción bajo el agua, Eladio. Nos borrarán de los libros, y hasta de las propias cabezas, como si jamás hubiésemos existido”
Para el Coronel Walter E. Kurtz es the horror y tiene un rostro. Para Roy Batty son cosas que nosotros, people, no creeríamos y que se perderán like tears in rain. Para Úrsula, la hermana del protagonista de esta conmovedora novela no es más que un conjunto de recuerdos condenados a perecer en el olvido, bajo el agua.
La guerra. Cualquier guerra.
Canción bajo el agua, segunda novela de Fátima Beltran Curto (Tortosa, 1977) recoge el conflicto más famoso de la historia de España del siglo XX y lo envuelve en realismo mágico, canta la historia de las víctimas de la Guerra Civil desde una perspectiva poética, inocente, colorida y cariñosamente cómica.
Conocí a Fátima durante una atropellada entrevista que nos hicieron a las dos hace un par de meses; en el más desasosegante e increíble de los contextos ambas encontramos una suerte de complicidad inesperada y gracias a ella me animé a conocer su novela. Una nunca sabe cuándo se va a cumplir aquello de que “no hay mal que por bien no venga”, la vida es impredecible y también lo son algunas personas.
Al pasar las páginas de este libro una se pringa los dedos con el lenguaje de Weceslao Fernández Flórez y sonríe, se emociona, empatiza por los que sufren ante las desgracias y se llena de ternura por la torpeza, la simpleza y la bondad de alguno de los personajes, todos ellos criaturas desperdigadas en el mapa de la España entre 1935 y 1946, esa España que tantas veces nos han contado.
La historia de Canción bajo el agua salta entre dos épocas, la de justo antes del conflicto y la de inmediatamente después; dos hombres, Eladio y Teodoro, cruzan sus circunstancias por azar y por la fuerza impuesta desde cada uno de los bandos enfrentados en la contienda y es en ese entrechocarse de las dos partes en donde surge la “magia” que impregna toda la novela.
Con un trabajo de estilo esmerado que rescata del olvido cientos de adjetivos y expresiones arcaicas, Canción bajo el agua permite que conozcamos esas vidas peculiares de hombres, mujeres, un agapornis, una oveja y una carpa que no tuvieron más remedio que dejar que la guerra “se cagara encima de ellos”, cubriéndolo todo hasta ahogarlos, hasta hacerlos desaparecer.
O casi: con un desenlace magnífico más propio de las películas de Tim Burton que de las historias ambientadas en la Guerra Civil la autora logra que esas voces salgan a la superficie y asomen entre fantasía pura y lagrimilla en el ojo.
La entrada de Tannhäuser.
Igual.
April 19, 2021
A Writer at War
A Writer at War. Letters & Diaries 1939-45. Iris Murdoch. Edited & Introduced by Peter J. Conradi. Short Books: London, 2010
También la guerraLa necesidad de referentes en la vida de cualquier persona es, ya se sabe, algo indiscutible. Hoy nos inspiramos con cualquier chorrada, eso tampoco pueden ponérmelo en duda pero referentes, lo que se dice referentes serios, cabales los hay y los necesitamos.
Iris Murdoch (Phisborough, Dublin, Irlanda, 1919 – Oxsfordshire, Reino Unido, 1999) 25 novelas y unos cuantos ensayos filosóficos, poemarios y obras de teatro a sus espaldas, ganadora del Booker con El mar el mar, también los necesitaba.
Escribió diarios antes de ponerse a componer novelas y durante el trabajo sobre las mismas no dejó de intercambiar correspondencia. Acercarse es como oler el café tostado y recién molido, sus pensamientos impregnan las páginas y podemos recrearnos en qué ideas iba a enlazar entre ellos para crear esas comunidades ficticias suyas tan características, las de los artistas, intelectuales y bohemios que se desean y se repelen entre sí, que oscilan entre la adoración religiosa del mito y la frivolidad del despecho y el celo vivo.
A Writer at War. Letters & Diaries 1939-45 se divide en tres bloques. En el primero Iris rellena los huecos de su diario con las experiencias en el verano de 1939, durante una gira por varios pueblos alrededor de Oxford junto a sus colegas con quienes formaba la compañía “Magpie Players”. La ilusión de los ensayos se combina con su frustrado manejo de la máquina de coser: Iris apenas tiene veinte años y la Guerra está a punto de comenzar. Algo se intuye en el ambiente. Ella misma señala a veces que no entiende nada de lo que está pasando y le damos la razón, nunca se entiende.
El siguiente bloque lo forman las cartas que Iris escribe a Frank Thompson, profesor en Oxford y oficial antifascista capturado y asesinado en Bulgaria en 1944. Las respuestas de Thompson a Murdoch son pura estocada de florete: zas-zas, demuestra que está a la altura de sus comentarios. Son dos jóvenes intelectuales contándose sus rutinas y resulta envidiable entender los sinsabores de la joven Murdoch cuando dialoga mentalmente con sus referentes:
“…my modest intellectual powers. The only problems that [matter] are the moral ones-& there I speak a different language from Aristotle…”.
Blackpool, 1941
Esta edición termina con un bloque dedicado a la correspondencia mantenida entre Iris y David Hicks, trabajador del British Council por quien Iris sintió una completa y absoluta fascinación. De él no se incluyen réplicas y es una lástima pero es así: ella, además de recomendarle entusiasmada a una escritora francesa estupenda que acaba de descubrir, una mujer con unas ideas revolucionarias respecto a la identidad femenina llamada Simone de Beauvoir (“what a woman!”) lo reclama, le pide que vuelva pronto, lo echa de menos y se lo cuenta, le falta, acusa su ausencia una vez y después otra, le explica que quiere tener sus hijos y no los de otro y así hasta que se separan y él se casa con Molly Purchase.
Y mientras tanto, la guerra:
“There’s a lot to be depressed about certainly, but I can’t say I feel very fundamentally downhearted. In fact I’ve never felt so full of hope and new life as I do now. We’re not doing so badly”.
Oxford, 1940
Supongo que adquirí este ejemplar de las cartas y diarios de Iris Murdoch durante la Segunda Guerra Mundial, en una tienda de Charing Cross Road de Londres en 2019, porque los referentes son importantes y porque yo la quiero tener a ella como tal.
April 12, 2021
Soltera y satisfecha
Soltera y satisfecha. Elena Llorente, 2020
Satisfecha (como sea)Ayer sucedieron dos acontecimientos bastante curiosos e inesperados para mí: tuve mi primer encuentro en directo a través de Instagram y me entrevistó una autora de novela “chick-lit”. En realidad, puede decirse que la entrevista fue recíproca porque, entre las dos nos lanzamos preguntas, argumentamos respuestas y llegamos a la conclusión de que no hay candado ni cerrojo (que diría Virginia) para la literatura comparada.
Ayer, 11 de abril de 2021 y durante una melancólica tarde de domingo Elena Llorente y yo nos conectamos a través de Instagram para charlar sobre nuestros respectivos libros. Elena es la autora de Soltera y satisfecha (Mil amores, 2020) una novela ambientada en Ibiza y en la cual, con un sentido del humor cotidiano, ácido y a veces un poquito cruel con sus protagonistas, desgrana los sinsabores sentimentales de Sonia, una diseñadora de interiores con ambición en su trabajo y un equívoco concepto de sí misma y de sus deseos.
Sobre María Pérez, “la Balteira” y sus afanes aventureros surcando la Península Ibérica en el siglo XIII no voy a recrearme por aquí: la información de mi segunda novela puede encontrarse en esta página.
Ayer, insisto, Sonia y María se reunieron y charlaron: Elena y yo oficiamos un encuentro virtual entre autoras de novelas pertenecientes a géneros tan diferentes como el “chick-lit” y la histórica, diferentes pero unidas por un mismo punto de vista, el de la mujer en primera persona.
Si bien es cierto que las andanzas de Sonia en Soltera y satisfecha y María en La juglaresa están separadas por más de ochocientos años, a la hora de sentarse a escribir los puntos en común son muchos, son tantos que lo mejor es escucharnos en la entrevista del vídeo a continuación:
Encuentro en Instagram TV del 11/04/2021April 11, 2021
REMANSOS / ARRIAGA / IN PARADISUM
REMANSOS / ARRIAGA / IN PARADISUM Compañía Nacional de Danza. Coreografías de Nacho Duato, Joaquín de Luz, Pino Alosa, Mar Aguiló y Antonio Ruz. Madrid, Teatros del Canal, 8 de abril 2021
El autor. La obraFotografía: Alba Muriel, via http://www.cndanza.mcu.es
Hace algo más de una año que realicé un interesantísimo taller de crítica de danza con Mercedes López Caballero. Con ella recorrimos algunos ejemplos de lo que se debe hacer cuando se expone por escrito una impresión sobre un espectáculo de danza y lo que es preferible no hacer, evitar, esquivar si es posible con elegancia y si no, con prudencia.
Durante aquella jornada leímos comentarios, nos reímos, nos alarmamos también un poco con la osadía de algunos textos y sobre todo aprendimos que es mejor reposar antes de lanzarse a la tecla que lamentar el entusiasmo inmediatamente posterior al espectáculo que se ha visto.
El jueves pasado, como había anunciado en entradas posteriores por aquí, tuve la inmensa suerte de asistir al evento con el que arrancó la edición 36º del Festival Madrid en Danza. Mi emoción, contenida en un bote de cristal frágil y vulnerable parece que se rompió y estalló hasta derramarse por completo sobre el patio de butacas nada más terminar la primera de las piezas. Mi amiga P. y yo asentimos, bajamos la mirada e inmediatamente después nos dijimos “sí, pienso lo mismo”.
A ella le comenté unas cuantas cosas que, muy a pesar de la distancia de seguridad asignada entre los asientos, tal vez alguien escuchara a nuestro alrededor. Puede que Remansos sea una de las piezas más hermosas que he visto nunca desde que veo danza, una coreografía magistral que da a los valses románticos de Granados un movimiento visual perfecto. No le sobra nada. No le falta nada. Es, no hay ninguna duda, puro Nacho Duato.
Eso al menos sentí yo mientras lo veía: que el creador se llevaba la atención de la creación sin ceder (en esta ocasión, aunque sí ocurriera otras veces) ni una pizca de su protagonismo a los bailarines que ejecutaron la pieza de manera impecable. Sin embargo, no fui capaz de verlos a ellos porque sólo me llegaba un mensaje: “Nacho Duato”.
Arriaga, la segunda pieza de la noche, con coreografía del director de la Compañía desde 2019 Joaquín de Luz, Pino Alosa y Mar Aguiló, me devolvió por su parte al centro de ensayos, al Conservatorio, a mi clase de danza de 18:00 a 22:00 de lunes a viernes de los 11 a los 21 años. En ella una serie fragmentos con estilos bien diferenciados (bailarinas en puntas y bailarinas descalzas, bailarines con el torso descubierto y bailarines envueltos en viscosa vaporosa) se intercalan sin apenas tocarse: el neoclásico brillante de un cuerpo de baile bien preparado, con sus principales que no pueden (ni deben) evitar asomarse por encima del resto y sus conjuntos simétricos, equidistantes que son puro equilibrio visual dieron paso al atrevimiento de aquellos fragmentos más rupturistas. El ritmo convulso de parejas sobre las que cae una luz agresiva que permite percibir sus cuerpos perfectos que se sacuden y amenazan entre sí, como en un combate más que nuca “cuerpo a cuerpo”. Los unos y los otros. Tres coreógrafos y poca fusión.
Por último, para cerrar el espectáculo, llegó el estreno absoluto de In Paradisum de Antonio Ruz. Sin duda (y he dejado reposar este comentario tres días) lo más atractivo de la noche. Leo que se inspira en la pintura del Greco y entiendo que esta circunstancia encaja como un guante a la música de Tomás Luis de Victoria, cantos corales que atrapan al espectador, en mitad de un decorado con desniveles y puntos ciegos, con un péndulo que se mece sobre los bailarines, ataviados con prendas inconexas, provocadoras, llamativas y lo arrastran al imaginario católico del Renacimiento. Entre ellos, surge una Mar Aguiló envuelta en glitter que se abre paso elegante y convulsa por el retablo que componen sus compañeros del cuerpo de baile.
Hay ocasiones en que la obra y el creador se necesitan demasiado como para que alguien pueda atreverse a separarlos, ocasiones en las cuales la una sin el otro no serían lo mismo o tal vez (quién sabe) siquiera existirían.
April 4, 2021
Remansos
Remansos. Nacho Duato, sobre los valses poéticos de Enrique Granados.
Estreno absoluto: Estrenado por el American Ballet Theater, en el City Center, Nueva York (EEUU), el 5 de noviembre de 1997Estreno por la CND: Estrenado por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro de Madrid, Madrid (España), el 5 de junio de 1998.VolverQuiero volver a la infancia
y de la infancia a la sombra.¿Te vas, ruiseñor?
Vete.Quiero volver a la sombra
y de la sombra a la flor.¿Te vas, aroma?
¡Vete!Quiero volver a la flor
y de la flor
a mi corazón.¿Te vas, amor?
¡Adiós!(¡A mi desierto corazón!)
[“El regreso”, Federico García Lorca]
Tengo dieciséis años. Me han prestado una cinta VHS con una selección de las mejores apariciones recientes de las estrellas del American Ballet Theatre. Rebobino y pulso “play” una vez y luego otra y otra. Hace una año que Nacho Duato ha estrenado su coreografía “Remanso” para la Compañía y también se incluye en la selección. Me hace llorar. Tres bailarines “enmarcados” por un panel cuadrado y una misteriosa mano que porta una rosa se deslizan por el escenario mientras suena el piano de Granados.
Cada uno de los tres (Vladimir Malakhov, Parrish Maynard y Keith Roberts) encarna un sentimiento diferente y la música y el juego de luces acompaña a los movimientos. La rosa “tira de ellos”, los arrastra hacia el fondo del escenario, los atrae hasta esa zona escondida a ojos del espectador, la que se encuentra detrás del panel y que él sólo puede imaginar. Sin embargo se siente ese movimiento oculto. Nacho Duato juega con las parejas y los reflejos: dentro y fuera de ese panel parece que reverbere un eco de movimiento que no acaba, que comienza un bailarín, continúa otro, deja un remanente en el siguiente y así hasta que acaba la pieza, aunque para mí siempre vuelva una vez y luego otra.
El próximo 8 de abril arranca la 36 edición del Festival Madrid en Danza con el espectáculo que recupera Remansos en su versión ampliada y posterior a aquel estreno en 1997 con el American Ballet Theatre y al que se suman la pieza Arriaga de Joaquín De Luz, Pino Alosa y Mar Aguiló y el estreno de In Paradisum de Antonio Ruz. Allí estaré gracias a una amiga que me ha sorprendido regalándome una entrada por mi pasado cumpleaños.
Volveré yo también a la flor, como el verso de Lorca que inspiró a Duato para crear su ballet y será una lástima no poder rebobinar y comenzar de nuevo una vez y luego otra.
March 30, 2021
Pasiones mitológicas
Pasiones mitológicas: Tiziano, Veronese, Allori, Rubens, Ribera, Poussin, Van Dyck, Velázquez. Museo Nacional del Prado. Madrid02/03/2021 – 04/07/2021
Ícaro despeñadoMi amiga Eva, cuarenta años mayor que yo y vitalidad de veinteañera, escucha siempre con paciencia las historias que le cuento sobre mi vida, mis ilusiones y también mis pesares. En una ocasión, después de escribirle un email larguísimo en donde con todo lujo de detalles la hacía confidente de mis cuitas y temores más recientes, respondió con una imagen, la que encabeza esta entrada.
Se trata de un cuadro que hasta hace poco atribuían a Pieter Brueghuel el viejo y que desde 1996 ya no se sabe muy bien a quién pertenece: “Paisaje con caída de Ícaro” ilustra a la perfección la idea que mi amiga Eva quería que yo asimilara como respuesta a aquel mensaje ahogado en un vaso de agua, la de que “por mucho dios que se despeñe en el horizonte, nena, la vida sigue”.
Es así.
La pintura en cuestión muestra un paisaje con un labrador en primer plano, un pastor y un mar más bien tranquilo en el horizonte. Si el espectador afina la mirada empeñado en buscar a ese Ícaro caído acaba encontrándolo, igual que a Wally: se encuentra a la derecha, una pierna asoma mientras el resto de su cuerpo ya está completamente hundido en el agua porque se ha caído, sí, sus alas de cera se han derretido por el calor del sol y no puede volar.
Después de ver la actual exposición del Prado sobre mitología, amor, sexo y demás perversiones simbólicas me vino este recuerdo a la cabeza. El cuadro de Brueghel no se incluye en la muestra pero el uso que del mito mi amiga Eva hizo para explicarme que no era tan importante lo que me pasaba ,y que debía aprender a rebajar la intensidad de mis emociones si quería alcanzar una vejez tan sana y admirable como la suya, sin duda, bien podría haberse contemplado como ejemplo de la misma. Una recorre los ejemplos seleccionados (son pocos, es escasa) se detiene en cada leyenda adosada a cada pieza y entiende cosas, recuerda motivos y se siente aludida por no pocas asociaciones.
Ojalá todas las exposiciones tuvieran una aplicación tan práctica para la vida.
March 18, 2021
Diabulus in musica
Diabulus in musica. Espido Freire, Barcelona: Círculo de lectores, 2001
El confín de lo cierto“Pero una broma nunca es sólo una broma, y yo buscaba en su cara, como él en mí aquel día, algún indicio, algo desconocido que pudiera hacerme sospechar. Buscaba la importancia que aquel fantasma podría tener. Así fue siempre. Yo luchaba contra los fantasmas mientras los demás fingían no verlos…”
Podría pensarse que ésta, la cuarta novela de Espido Freire (Bilbao, 1974) publicada por primera vez en 2001 y reeditada ahora por Booket Planeta es un ejemplo más de romance atormentado entre personajes a la deriva, un argumento de pasiones sin control e intensas subidas y bajadas de ánimo. Esos prejuicios, como espíritus acechantes, podrían hacernos considerar eso sin haberlo leído todavía pero conviene acercarse, asomarse al contenido y leerla para conocer la realidad de lo que cuentan sus páginas.
Asegura la autora que, cuando se publicó, en mitad de una época convulsa de viajes y cambios tras haber obtenido el Premio Planeta, había querido experimentar con otro estilo y que la trama, quizás, había quedado poco trabajada, confusa. La intensidad de su carácter de escritora “polifacética y dispersa, prolífica y excesiva, inconstante, curiosa e impulsiva“, dice, la llevaron a poner punto final a una novela que tal vez necesitase algo más de elaboración para separar su contenido.
El resultado quedó confuso pero ahora, veinte años después, Espido Freire ha tenido oportunidad de reencontrarse con él, pulirlo y darle un acabado más satisfactorio.
Por mi parte yo encontré un ejemplar del texto original en una librería de segunda mano de Madrid hace unas semanas y, aunque sentía curiosidad por conocer el texto revisado, opté por llevarme el primigenio a casa, leerlo y aceptarlo sin retoques.
El título Diabulus in musica alude a una variable matemática que se da en la interpretación musical y que se refiere a un sonido o tritono algo incómodo al oído, una disonancia que, a lo largo de las épocas y trenzado con supersticiones varias, se ha considerado siniestro y maligno pero inevitable entre ciertas notas; el libro, por su parte, trata entre otros asuntos aquellos igual de inevitablemente vinculados al amor: los celos, la inseguridad, el miedo y por supuesto, los fantasmas.
La protagonista de la novela se debate entre dos hombres, cada uno por su cuenta atrapados por una fuerza que los domina. La envidia y la fascinación campan a sus anchas entre los tres y es combustible para el equívoco y la fantasía del más débil, como siempre, el que más sufre.
A veces, no saber qué parte de un argumento es real para el personaje y qué parte fruto de su imaginación puede resultar molesto, frustrante. A veces. En el caso de esta novela, cuyo único propósito cuando vio la luz parece que fue el de provocar hasta cierto punto a un tipo de lector que no contaba con un texto así salido de la pluma de esta autora, la verdad, resulta reconfortante.
Que la línea que separa lo que se espera de una y lo que una da sea cada vez más borrosa e invisible. Que así sea.
March 14, 2021
Malcom & Marie
Malcom & Marie. Sam Levinson, 2021
MacarronesCuando llegan a casa tras la proyección de la película de él, inspirada en la vida, personalidad, crisis vital y depresión de ella, Marie prepara unos “mac & cheese” mientras él divaga en su nube de reconocimiento mediático y alcohol.
El estreno, asegura él, ha sido “un éxito”.
Ese escenario que huele a vapor de pasta hervida y mantequilla salada derretida con queso es el ambiente en donde transcurre la trama de Malcom & Marie. Ése y no otro. Ése porque no puede ser otro.
Sam Levinson, hijo de un señor que una vez dirigió Liberty Heights (peli de los noventa con Joe Mantegna, peli que recuerdo con afecto y nostalgia) después hacer pensar y flipar a la audiencia de HBO con Euphoria, algo que era desde luego difícil en estos tiempos tan dados a innovar y desechar después del visionado, estrena en Netflix un largometraje sobre una pareja que discute.
La sombra alargada de las películas de parejas discutiendo podría acecharle a la vuelta de la esquina a esta otra, podría sobrevolar cada plano y el espectador, tal vez, podría estar pendiente de encontrar comparaciones pero no: en ésta hierve una olla con pasta fuera de campo y ellos son Zendaya y John David Washington. Hay internet y por consiguiente hay redes sociales, germina la inseguridad y los macarrones se reblandecen.
Malcom & Marie plantea un tejido de rencores escondidos bajo capas y capas de relación perfecta, envidiable, estéticamente insuperable y millonaria; la casa en donde Malcom y Marie se tiran los trastos a la cabeza es una representación arquitectónica de esos sentimientos sepultados que, sin embargo, salen a la luz con total transparencia en cuanto la situación se vuelve propicia: paredes de cristal y puertas correderas, ambientes diáfanos en donde un tabique vale más que mil palabras. Ella sale a fumar y él se esconde dentro, luego él sale a continuar bebiendo y ella, con cabello húmedo después del baño y en ropa interior de algodón, se sienta a su lado y no dice nada, sólo deja que suene una canción en su teléfono.
Una película que cuenta al espectador los miedos y las fobias que ya conoce, aquellos que se alimentan del hidrato de carbono de la inseguridad y la toma de consciencia de la incertidumbre y futilidad de la vida cuando se es joven.
Pasta para cenar.
El amanecer, por supuesto, marca el final de la historia.
February 21, 2021
Tres
Tres. Dror Mishani. Trad. Sonia de Pedro. Barcelona: Anagrama, 2021
Casi negroLeo poca novela negra. Últimamente leo poco de cualquier cosa pero las historias de detectives, asesinatos y misterios por resolver que tanto gustan a tanta gente nunca se han contado entre mis preferidas. No sé por qué he escogido este libro para pasar la semana pero aquí estamos él y yo después de unos días juntos. La cosa no ha ido del todo mal, será que los tiempos están cambiando, también en esto.
Tres son las mujeres que protagonizan Tres, una novela que enreda al lector con los cambios de tiempo narrativo, que a veces se dirige a una segunda persona a quien parece que increpe a tomar parte en esa trama amenazante y que otras se limita a “contar”, objetiva e indiferente, desde una tercera persona que se moja más bien poco en lo que sucede en el relato.
La trama de Tres, que arranca con el encuentro entre dos personas que se conocen en una aplicación de citas para divorciados se oscurece poco a poco hasta adquirir un color negro inconfundible, como debe ser en este tipo de historias. El entorno en que se mueven sus personajes es principalmente la ciudad de Tel Aviv, con su puerto y su paseo marítimo cuajado de palmeras y sus acristalados edificios de oficinas en permanente contraste con la bohemia de algunos de sus barrios, mercados y plazas. De esa mezcla surgen sus protagonistas y con la seducción, el engaño, el miedo y la esperanza se tiñe de oscuro la narración.
Policías que no parece que lo sean, inmigrantes, miembros de familias desestructuradas, ancianos, personal de servicio de limpieza, cuidadoras y madres son algunos de los personajes de Tres. El patrón se repite tres veces en tres capítulos con tres mujeres bien distintas pero todo está relacionado.
Los malos, los buenos, las bolsas de plástico y el riesgo de fiarnos quien no debemos meten el miedo en el cuerpo del lector y para cuando éste se acaba la novela es probable que le entren ganas de leer otra parecida. Tal vez con eso se expliquen muchas cosas.


