María López Villarquide's Blog, page 20

June 2, 2022

Sinfonía Patética. Vida de Tchaikovsky

Sinfonía Patética. Vida de Tchaikovsky. Klaus Mann. Trad. Nélida M. de Machain. Buenos Aires: Emecé, 1984.

Melancolía

«No podía pasar frente a un mendigo sin llevar la mano al bolsillo y era capaz de entregar hasta el último centavo a un amigo, a un conocido en la necesidad. Pero nada sabía del destino de las clases ni de los pueblos. Era totalmente apolítico y creía que esa completa falta de interés por lo político guardaba una lógica e inmutable relación con su actividad artística. A su juicio, los artistas estaban tan aislados de la sociedad como los delincuentes… sólo que su aislamiento se manifestaba de otra manera».

Sinfonía patética. Vida de Tchaikovsky.

Recordar al Kirsten Dunst dándose un «baño» con la luz nocturna del planeta Melancolía en una de las secuencias más bellas y, por supuesto, perturbadoras de la película de Lars von Trier (Melancholia, 2011) se vuelve una actividad recurrente para mí a lo largo de la lectura de esta obra. De acuerdo con el editor Martin Gregor-Dellin en el epílogo a esta edición, que Klaus Mann escogiera a Tchaikovsky fue una forma de contarse a sí mismo a través del compositor y recrearse en «esa torturante desconfianza ante su propia obra y su propio talento». La depresión condujo al hijo de Thomas Mann al suicidio en 1949 y la enfermedad de cólera, contraída por beber un vaso de agua contaminada, no se sabe si voluntariamente o no, condujo a la muerte de Piotr Ilich Tchaikovsky en 1893.

Ambos son casos de personalidades excepcionalmente sensibles, centradas en sí mismas y autocríticas. El talento de Tchaikovsky se vuelca sobre sí mismo en una autoexigencia dañina y cruel que lo mantiene siempre insatisfecho y que lo convierte en un personaje fascinante al cual acompañar durante la lectura de esta supuesta «biografía», aunque en realidad no sean más que unos episodios de la última etapa de su madurez, mezclados con recuerdos, pinceladas que evocan un retrato familiar sesgado; en él destaca casi exclusivamente su madre y obsesivamente su sobrino, dos figuras idealizadas en extremo que se mezclan y confunden, únicos asideros en la torturada existencia del compositor.

Escucho cada uno de los movimientos de las distintas sinfonías según a aprecen en la narración y al hacerlo me salpico de esa ola de tristeza tan atractiva, ese agujero negro melancólico que emerge de la música de Tchaikovsky. Cierto personaje en el texto describe algunas de sus piezas como lamentos encadenados de una persona que no puede parar de llorar. Efectivamente, son eso.

Llama la atención el desprecio con el que se refiere a sus propios ballets, a esas magistrales composiciones sobre las que se levanta la historia de la danza: La bella durmiente y El Cascanueces lo aburren hasta la desesperación y ambos los compone obligado, por compromiso y presionado ante la inminente fecha del estreno.

Al menos así lo recrea Klaus Mann, que en ningún momento se propone otra cosa que novelar esa etapa final de la vida del compositor, recrear sus sufrimientos, su distanciamiento de la sociedad y su concepción del amor sublime, inalcanzable y por consiguiente: jamás satisfecho y causante de un dolor profundo y crónico.

Un sentimiento patético.

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Published on June 02, 2022 02:08

May 23, 2022

El cordero carnívoro

El cordero carnívoro. Agustín Gómez Arcos. Trad. Adoración Elvira Rodríguez. Madrid: Cabaret Voltaire, 2015

La parte dolorosa

María ha organizado, documentado y levantado con no poco esfuerzo una exposición dedicada a Agustín Gómez Arcos en el Instituto Cervantes de París. Fuimos a verla porque en París la conocí a ella y porque quería conocer también a ese autor al que ella había dedicado tanto tiempo con la firme intención de reivindicar su figura, algo extraviada de la memoria en España, el país donde el autor nació y del que se exilió voluntariamente (así se lo explicó a Manuel Fraga en 1968, y puede leerse en una de las cartas que se exhiben en la exposición «porque mis obras han sido censuradas», le dijo).

Leo El cordero carnívoro casi un mes después de haber abandonado París; quiero encontrarme con la primera novela del autor, escrita en lengua francesa, publicada el mismo año en que termina la dictadura de Franco y la sufro porque duele.

La novela narra, a través de la metáfora de ese pellejo de cordero blanco e impoluto que se come los pies de quienes lo pisan en el suelo de la casa, la parte más incómoda de aquello que debería ser amable con el narrador: la familia, el entorno en donde se nace, la educación… todo hiere al personaje protagonista, pero también al resto de participantes en esa trama oscura de posguerra y con ellos, al lector. Mordiscos da la Iglesia, omnipresente, cínica y castigadora y desgarros provocan los miembros del entorno del hogar, que se atacan unos a otros en pensamiento, palabra y obra y que sin embargo, a modo de supervivencia desesperada, a veces también se aman y se desean.

Los dos enamorados, el narrador y su hermano mayor, se esconden de un mundo molesto, políticamente resquebrajado e intolerante: su pasión los salva del abandono y del odio materno y a la vez los convierte en un pedazo difícil de comprender y doloroso, muy doloroso de leer.

Hasta el 17 de junio, puede visitarse la muestra en la sede del Instituto Cervantes de París.

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Published on May 23, 2022 01:10

May 11, 2022

The Hare with Amber Eyes. A Hidden Inheritance

The Hare with Amber Eyes. A Hidden Inheritance. Edmund de Waal. London: Chatto and Windus, 2010

En busca del tesoro

Hace ya seis años que mi amiga Eva me recomendó que leyera este libro. Entonces me encontraba metida en la documentación de mi primera novela y cualquier consejo me parecía bueno e interesante. Aquél, además, viniendo de una persona como ella que me lleva cuarenta años de ventaja en el mundo y ha sabido aprovechar mejor que nadie cada una de las oportunidades culturales que se le han puesto a tiro me parecía esencial.

He tardado un tiempo pero, finalmente, lo he leído.

Resulta que con él, no sólo he descubierto los episodios fascinantes de la vida de la familia del autor, judíos aburguesados e intelectualemnte bien avenidos que pasaron por lo peor del siglo XX y tampoco se ha tratado sólo de una lectura curiosa, por la coincidencia de algunas de las ubicaciones que plantea y el hecho de encontrarme yo allí mismo, en la avenida Monceau de París, por ejemplo, admirada ante la belleza del edificio de los Ephrussi, que se conserva tal cual lo describe de Waal.

No, es que creo que he entendido a lo que se refería Eva cuando me lo recomendó y eso para mí tiene más valor que cualquier relato, por muy bien escrito que esté.

The Hare with Amber Eyes plantea la posibilidad de reconstruir el pasado de una familia partiendo de la belleza de algo que se diría anecdótico, pero que no lo es tanto. Las figuritas japonesas de marfil tallado a las que se refiere el autor pasan de unos a otros como, efectivamente, la «herencia» que señala el título pero es el sentido de esos netsuke y su valor como objeto bello los que estructuran la novela.

Expuestos en vitrinas, existen para salir de ellas y dejarse acariciar, para verse en cada uno de sus ángulos y detalles diminutos, en los gestos de sus motivos, para apreciarse por su peso, el mismo que originalmente les daba utilidad (sostenían un pequeño saco de tela en el el extremo del cinturón de un kimono) y para que los niños jueguen con ellas, nada más y nada menos.

A lo largo del texto el autor habla con diferentes personas a quienes plantea su intención de escribir sobre esas piezas coleccionadas por sus antepasados, de todos ellos toma algo y lo cuenta luego en el libro porque todos existen alrededor de las figuras, aunque algunos no lleguen siquiera a tocarlas. Son los detalles y la necesidad de que existan los que hilvanan un relato, siempre.

Supongo que la atención a esas anécdotas y la capacidad de observación eran los consejos a los que Eva se refería cuando me dijo que, tal vez, este libro podría gustarme. Al verlo olvidado en un estante en una librería de segunda mano el mes pasado me acordé de ella.

Al comenzar a leerlo entendí que la herencia, en muchos casos, es necesario descubrirla porque tiende a estar escondida.

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Published on May 11, 2022 05:01

April 17, 2022

Vladimir

Vladimir. Julia May Jonas. Picador: London, 2022

Who cares?

Las cosas importantes de la vida suscitan siempre opiniones enfrentadas que generan debates y alargan conversaciones hasta el infinito, que en ocasiones ayudan a forjar amistades y que otras, en cambio, las rompen para siempre. A veces la lectura de una novela, cuando su tema ha sido meticulosamente escogido y su autora lo moldea para ajustarlo a las expectativas de sus lectores también lo hace, sobre todo si a lo largo de la lectura esas expectativas saltan por los aires.

La primera novela de Julia May Jonas, profesora de escritura teatral en el Skidmore College de Nueva York, es un libro que recomiendo. Es el libro que esperaba leer cuando lo compré y a la vez no lo es pero aquí estoy, veinte minutos después de haberlo terminado y dispuesta a explicar por qué creo que debe leerse.

Vladimir utiliza el acoso sexual en el ámbito académico como excusa para que, al leerlo, nos demos un chapuzón en la mente hecha polvo de una narradora en absoluto confiable pero perfectamente reconocible. Atreverse a decir lo contrario tal vez sea mentir: tiene 58 años, con todo lo que esa edad implica en la mentalidad de una mujer privilegiada como ella, en una sociedad como la suya; es profesora universitaria en un liberal arts college de los EEUU al que acceden los hijos de exclusivas familias y desde donde arranca una ola de acusaciones por parte de varias alumnas hacia su esposo, también profesor, que mantuvo relaciones sexuales con todas en el pasado. Ella lo sabe y lo acepta porque son una pareja liberal y ése (entre otros) ha sido uno de los pactos que han sostenido su matrimonio. Con este punto de partida se prende una mecha interesante con la que el lector debe tener cuidado si no quiere quemarse.

Quizás importe poco la obsesión de la narradora con el personaje que da título al libro, Vladimir, o quizás sea precisamente esa obsesión la clave para calibrar todas las ideas alocadas que esta voz protagonista ha forjado sobre sí misma a lo largo de su vida. Leerla es odiarla y comprenderla profundamente a la vez.

Vladimir perfila el ego invasivo y autodestructivo de un personaje anodino pero común como el más común de los mortales. A su alrededor: su familia, un entorno laboral opresivo y una montaña (rusa) de frustraciones ridículas la convierten en víctima, aunque las víctimas de esta historia, supuestamente, sean otras.

El juego de espejos al que se enfrentan buenas y malos, malas e inocentes, agresores y víctimas hace que cada lectura sea diferente y que saque de quicio con la misma intensidad que conmueve.

Pienso que una historia así, aunque no sea importante, merece la pena leerse.

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Published on April 17, 2022 04:12

March 11, 2022

Presentación de Notre part de nuit de Mariana Enríquez

Presentación de Notre part de nuit de Mariana Enríquez. Librairie Cariño (París) 10/03/2022.

Romántico error de continuidad

«Pensar el mundo con un lenguaje al revés, o como un lenguaje andrógino. Cómo, con las palabras, poder cambiar la realidad… La literatura tiene algo de eso y sobre todo la poesía: hay mucho ritual y mucha plegaria en esta historia».

Mariana Enríquez

Mariana estaba aburrida de escribir cuentos. Pese a que sus relatos se han convertido en un fenómeno literario en todo el mundo ella quería cambiar de registro, quería escribir una novela victoriana, con los temas que a ella le gustan, que le llaman la atención, los asuntos como las relaciones homosexuales entre hombres hermosos, conceptos que a ella le estimulan para escribir.

Entonces escribió Nuestra parte de noche y se dio cuenta de que necesitaba ayuda, no para escribirla, por supuesto, sino para leerla.

Llevo diez días en París y ayer asistí a la presentación de la traducción al francés de una de las novelas que me acompañó durante el confinamiento de 2020. Yo quería decírselo a Mariana, explicarle que comencé el lockdown con Iris Murdoch y que lo acabé con ella, por si le arrancaba una sonrisa de complicidad como Loquillo pero lo que sucedió en realidad fue que Fran y yo llegamos casi una hora antes de que comenzara el evento a la librería Cariño, en Bellevile, nos tomamos un par de cervezas y esperamos pacientemente hasta que se llenó; ella llegó, comenzó a hablar y ya no pudimos hacer nada más que escucharla hasta que se hizo noche cerrada.

Escribir Nuestra parte de noche, aseguró ayer su autora, fue como editar una película e ir encontrando fallos de raccord a cada rato. Perdona, Mariana, quizás te ayude para tu próximo libro la herramienta desarrollada por mi amiga Sara, el asistente perfecto para scripts profesionales, que ayuda en el seguimiento de tiempos y escenas durante el rodaje de una película, muy recomendable. Mariana releía su texto y encontraba que los personajes de pronto llevaban otra ropa o se encontraban en un momento del día diferente a aquél en que los había dejado en el capítulo anterior y por eso pidió ayuda, necesitó a lectores especializados que le ayudaran a identificar esos errores de continuidad tan molestos.

Resultó que la novela, esa novela de terror ocultista que finalmente se tituló Nuestra parte de noche, se fue «armando» a medida que los personajes iban también tomando forma y no con períodos históricos concretos como armazón. Así trabajó la autora, dejando a los protagonistas que hablasen y actuasen según sus circunstancias, sin dejar claras las motivaciones, las obsesiones, las ridículas y terribles creencias de cada uno en un contexto que es real y que ella conoce, como la ciudad de La Plata, al parecer, impregnada de tradición masónica.

Si conoces el contexto, entiendes la novela, pero si no has vivido nunca entre Argentina y Brasil durante la década de los años ochenta, ni te haces cargo de la importancia que en Argentina se da a la identidad y a la pérdida y recuperación de la misma, la entiendes también, la comprendes tanto que te traspasa, eso es lo que ella se había propuesto y eso es sin duda lo que consigió finalmente.

Alguien preguntó al final del evento que por qué sus personajes, tan a menudo, padecen afecciones cardíacas y ella explicó que el corazón, más que ningún otro órgano, resulta inspirador para empapar a un personaje por el romanticismo que arrastra y claro, tiene sentido.

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Published on March 11, 2022 02:06

February 26, 2022

Obra maestra

Obra maestra . Juan Tallón. Barcelona: Anagrama, 2022

Visto (como nunca antes)

María López Villarquide, encargada de la librería La Central del Museo Reina Sofía. Marzo de 2020. Me llamaron para hablar con el jefe en uno de mis días libres. En esa época yo trabajaba en turnos de fines de semana, me ocupaba de la sección infantil de la librería en su sucursal de Callao. Había pedido el cambio de jornada completa a parcial unos meses antes para poder compaginar aquel trabajo con un encargo de la Fundación Telefónica, la documentación para una exposición que iba a mostrar, con diversas e innovadoras tecnologías, los fondos de su Colección «como nunca antes se habían visto». En principio iba a tomar semanas pero finalmente duró casi un año. Me dieron aquel encargo para el Espacio Fundación Telefónica tras una propuesta que les hice yo misma, con mi gracejo natural de documentalista intrépida, sobre una escultura de Juan Muñoz y ciertas referencias a Star Wars en las que no voy a entrar ahora, pero que entonces, a las responsables del proyecto les entraron muy bien.

Me llamaron, decía, y mi jefe me propuso encargarme de la librería del Reina. Después de tanto tiempo invertido en su biblioteca de lunes a jueves y manejando sus archivos, estudiando las vidas de sus artistas no me pareció descabellada la idea de lanzarme a la piscina y aceptar el desafío; yo encargada; yo jefa. Sonaba incluso bien.

Puede decirse que en menos de tres meses todo se precipitó hacia el comienzo del fin. Entre otros muchos rumores y leyendas que descubrí que envolvían al museo, una de ellas era la historia de la desaparición de una escultura de 38 toneladas firmada por Richard Serra; la otra tenía que ver con un fantasma y no la recuerdo bien, pero creo que no distaba mucho de cualquier otra historia de fantasmas encerrados en un edificio emblemático de Madrid, las hay a patadas.

Así que sí, las esculturas se desvanecían pero también lo hacían los catálogos razonados de su servicio de publicaciones, incluso el propio almacén de las mismas: un día estaba y al siguiente se hacía un inventario y dejaba de existir.

En tres meses, ya digo, me acostumbré a las peculiaridades de mi nuevo puesto de encargada pero, lamentablemente, no tuve ocasión de perfeccionar mis destrezas al respecto porque el 14 de este mismo mes nos mandaron a casa y no nos dejaron salir hasta unos noventa días después y nunca nada volvió a ser lo mismo que antes, ni siquiera las desapariciones en el museo.

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Published on February 26, 2022 11:27

February 13, 2022

En la celda había una luciérnaga

En la celda había una luciérnaga . Julia Viejo. Barcelona: Blackie Books, 2022

Lo bello, lo siniestro, Instagram, Julia y las librerías

Trabajo en una librería y ayer escuché a una mujer que le explicaba a otra que un libro que lleva más de veinte ediciones era muy bueno porque tenía «mucha bilis», también escuché a un hombre que se quejaba a un amigo con quien se había encontrado allí por casualidad y que venía a recoger un encargo, sobre lo duro que es ser profesor porque «tú envejeces pero cada año tu grupo de alumnos cambia y el nuevo sigue teniendo la misma edad».

A veces me parece que los clientes me están contando mi vida con sus conversaciones privadas y no puedo evitar estar más atenta a ellos que a mis propios pensamientos.

Hace una semanas que Julia Viejo (Madrid, 1991) se pasó también por la librería.

Me saludó con la misma naturalidad que lo habría hecho alguien que me conoce desde hace tiempo y se alegra de verme pero lo cierto es que yo no conozco a Julia mucho más allá de Instagram y de otra vez en que vino a una presentación y hablamos y traspasamos la pantalla del teléfono y nos vimos la cara con mascarilla y, entre otras cosas, ella me habló de este libro suyo que iba a publicarse pronto. Julia acaba de publicar un libro de cuentos que, en parte, es fruto de la observación de quien no puede ser otra cosa que escritora y en parte, también es el resultado de un confinamiento maldito que puso a todo el mundo en estado de pánico, aburrimiento o creatividad desatada entre las cuatro paredes de nuestra casa, por culpa de un cierto virus en 2020.

─Perdone ¿aquí venden alzacuellos?

Me soltaron esa pregunta a los dos días de estar trabajando aquí y yo, que llevo desde 2005 curtiendo la gruesa piel de librera que recubre mi cuerpo a día de hoy, ni me inmuté:

─No, señora: esto es una librería.

Volviendo a los relatos de Julia: alguien los define como «brillantes» o algo así en el blurb de la faja promocional. Sí, son brillantes, son especiales, son desconcertantes y son tiernos también, como suelen ser los buenos cuentos que concentran en su brevedad la intensidad de una historia que prometería ser más larga pero que no lo es.

Julia ha sido librera como yo pero es infinitamente más joven, nueve años que son los que marcan la diferencia, por ejemplo, a la hora de apoyarse para uno de los relatos que contiene este volumen, en referencias como las letras de Lana del Rey y el flirteo sexual con una imagen religiosa que yo, en mi caso, hubiera llevado directamente a Madonna y a su temazo Like a Prayer que claro, es de cuando yo tenía siete años y ella aun no había nacido.

Para En la celda había una luciérnaga se han reunido treinta y cuatro cuentos y un prólogo (que casi es un cuento más) y yo he podido leerlos todos en esos ratitos que el trabajo en esta librería me permite, a veces, los fines de semana o al mediodía, o cuando no estoy prestando atención a lo que dicen los clientes.

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Published on February 13, 2022 02:40

February 6, 2022

Series largas, novios cortos

Series largas, novios cortos . Juliana Abaúnza. Barcelona: Temas de hoy, 2022

Cómo ser mujer (que ve series)

Cuando me secaba las lágrimas tras haber reído sin parar durante varias páginas de Cómo ser mujer de Caitlin Moran no entraba a juzgar hasta qué punto la autora y yo compartíamos o no puntos de vista, opinión y actitud ante la vida. Simplemente leía y me dejaba divertir por sus ocurrencias. Me reía mucho. Luego algo en su tono me dejó pensando y concluí que estaba en desacuerdo con Caitlin en demasiadas cosas pero ¿qué más daba? Su libro no era de ficción pero para mí, como si lo hubiera sido; su narradora me había hecho pasar un buen rato y eso era lo importante (eso, en aquel momento, había sido muy necesario).

Leo Series largas, novios cortos unos cuantos años después de Cómo ser mujer y aunque no son los mismos temas, ni se trata de la misma autora, ni siquiera éstas se parecen en edad, ideología o contexto cultural yo las asocio: no ficciones noveladas las dos sobre mujeres que observan a otras mujeres y comparan sus conductas.

Series largas, novios cortos, a pesar del atroz título es un interesante repaso de la influencia de varias series de televisión en la vida de su narradora, una joven que ronda la treintena y que se plantea asuntos que yo también me he planteado, como se los han planteado tantas mujeres como ella y como yo al hilo de cada capítulo, cada trama y cada definición de personaje de esas series basadas todas en la realidad y recíprocamente influyentes en ella.

Me gusta la interpretación que Juliana (la autora, la narradora, la protagonista) da a esas series, a los motivos que tienen sus respectivos personajes para hacer lo que hacen en cada trama y sin embargo, no me gusta verme obligada a posicionarme respecto a lo que dice, siento que debo juzgar, que debo ir en contra de ese torrente de ideas o aceptarlo porque, de forma borrosa y velada, son ideas que alguien juega a imponerme.

Porque es agotador y porque a veces prefiero simplemente reírme.

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Published on February 06, 2022 08:53

January 30, 2022

El plagio

El plagio. Daniel Jiménez. Logroño: Pepitas de calabaza, 2022

Parir

Termina Daniel Jiménez (Madrid, 1981) esta historia con una pregunta sin respuesta que flota en el aire hasta que el lector vuelve la última página y cierra el libro. Nos ha contado, como él mismo aclara, todo lo cierto, todo lo que él ha conocido, lo que pasó antes y después de la demanda por plagio de su padre hacia los creadores del programa de televisión de los noventa El juego de la oca (que no se nombra en ningún momento, claro). A él le lleva algo más de cien páginas explicárnoslo y también algo más de los nueve meses que dura el embarazo de su pareja. Saber que algún día la verdad verá la luz y esperar a que todo se resuelva y se resuelva bien sin perder de vista la posibilidad mala, esa en la que nunca se piensa, gestar y esperar el parto.

El plagio puede emocionar y tocar la fibra de quien es padre y quien es hijo pero, sobre todo, incomodará a quien ha sido víctima de un robo.

Al padre de Daniel, músico ahora pensionista que fue miembro del grupo Los Pekenikes durante cincuenta años, le robaron una idea a la que había dedicado mucho dinero y toda la ilusión posible. Leer la crónica familiar construida por su hijo al hilo del relato escrito a su vez por su padre en otro libro es entender, quizás, uno de los gestos más bonitos que pueda tenerse hacia el progenitor: Daniel ayuda a su padre a contar la verdad para hacer justicia. El libro es para él y sobre él pero también es su historia y la de toda su familia.

Pepitas de calabaza, aunque tenga menos proyección que un Cinexín (según sus creadores) edita la novela ganadora del Premio literario Bodegas Olarra & Café Bretón de Logroño 2021, una historia conmovedora y necesaria, escoge el color verde de la esperanza y de las olivas del pueblo del narrador para su cubierta y coloca una instantánea de fotomatón de ese padre y ese hijo junto a una moneda de cien pesetas como únicos motivos en los que fijarnos para intuir el relato, para entender El plagio, un mensaje de cariño a la familia, esa, como cualquier otra, que calla y discute pero que está siempre y apoya en las dificultades hasta el final.

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Published on January 30, 2022 01:29

December 29, 2021

Tienes que mirar

Tienes que mirar. Anna Starobinets. Trad. Victoria Lefterova y Enrique Maldonado. Madrid: Impedimenta, 2021

El parque

En Alemania muchos cementerios del centro de las ciudades se utilizan como parques. Niños y niñas corretean entre lápidas, meriendan sus barritas de cereales o juegan a la pelota en ellos. Los padres y las madres, pasean sus cochecitos, se sientan en los bancos y disfrutan del codiciado sol alemán cada día en multitud de cementerios similares.

Aquí esa práctica nos resulta extraña, nos sorprende. Aquí no tenemos ese concepto hacia los cementerios que, para empezar, no se encuentran tampoco en el centro de las ciudades (ni son tan bonitos) como los alemanes. Normalizar esa costumbre nos llevaría demasiado tiempo y por eso, siempre habrá españoles «migrantes» en ciudades como Berlín que alucinen con la cuestión.

Este libro habla de la normalización y la visibilidad que le negaron a su protagonista en su país y de la ayuda negada que tuvo que ir a buscar, precisamente a Alemania: trata del mal trato que le dieron los servicios médicos rusos al diagnosticarle malformaciones en el feto, a las catorce semanas de embarazo y termina, también, en un cementerio alemán.

Para Anna Starobinets (Moscú, 1978) autora de este libro, enfrentarse a la creación de esta obra fue un ejercicio necesario para documentar un suceso traumático cuya narración consideró que podría ser de utilidad a otras personas que hubieran pasado por algo semejante. Desde la primera página, la escritora de novelas de ciencia-ficción que es Starobinets compara el esforzado ejercicio al que se entrega en la escritura de Tienes que mirar con el de creación de un texto de terror, una pesadilla ficticia y es que todo lo que en él narra es cierto y es terrorífico.

Tienes que mirar es un documento crudo y objetivo, sin melancolía, un registro del proceso atroz al que una mujer hubo de enfrentarse para interrumpir su embarazo y seguir adelante. No es simplemente una historia sobre el duelo, ni acerca de la superación de una experiencia traumática aunque también: es la explicación y el testimonio del daño que hacen la falta de empatía y la indiferencia.

Un paseo por el parque.

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Published on December 29, 2021 04:53