Miguel Ángel Núñez's Blog, page 9

March 21, 2020

Camino de Emaús



“Aquel mismo día dos de ellos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén” (Lucas 24:13)

El camino de Emaús es el sendero de la tristeza, de la amargura, de la desilusión. Dos hombres caminan de regreso a lo que llamaban hogar, pero han perdido el norte. Habían planeado su vida entera. Tenían la expectativa de ser participantes de un proyecto inmenso con un Maestro que sería capaz de todo y ahora, esa ilusión les ha sido arrebatada y no les queda más que la amargura de ver cómo su vida se destroza y todo lo planeado se cae a pedazos. El camino de Emaús no fue querido ni soñado, simplemente, ocurrió.

Si alguno de ellos hubiera sabido que su amargura y tristeza estaba demás, y que en realidad estaban ausentes de lo que realmente estaba ocurriendo, probablemente, no estarían en esas condiciones, sino acompañando a los otros discípulos que en ese momento se debatían entre la duda y la perplejidad.

Cuando los dos jóvenes que iban camino a Emaús habían abandonado su pueblo lo habían hecho con la seguridad de haber encontrado algo muy distinto a lo que conocían hasta ese momento. “Habían descubierto toda una nueva realidad oculta tras el velo de sus actividades cotidianas; una realidad en la que el perdón, la reconciliación y el amor ya no eran meras palabras, sino fuerzas que tocaban el centro mismo de su humanidad” (Nouwen, 1996: 23-24). Todo eso les había sido arrebatado de un momento a otro. Lo último que esperaban es que Jesús fuera llevado al cadalso.

Lo importante de esta historia no es la tristeza ni la amargura de ver que los sueños se vienen abajo, sino la actitud de Dios cuando eso ocurre. Jesús apareció a su lado para guiarlos y darles ánimo, y para mostrarles la realidad que no estaban viendo. Como siempre ocurre, los humanos nos concentramos en los hechos puntuales y en esa visión parcial, carecemos de la perspectiva de conjunto. Por mirar el árbol no vemos el bosque.

Dios, nunca nos abandona. Es un engaño sutil y cruel hacer creer a las personas que Dios destroza nuestros anhelos y nos deja en la estacada. Muchas veces hemos sido acompañados en nuestro propio camino de Emaús, sin darnos cuenta hemos dialogado con Jesús mismo, que se ha tomado la molestia de venir a nuestro lado para mostrarnos aquello que en nuestro dolor no estábamos viendo, porque la tristeza ciega, pero al amor devela.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on March 21, 2020 16:30

March 20, 2020

Dos caminantes



“Sucedió que, mientras hablaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos” (Lucas 24:15)

Eran tan sólo dos caminantes. Probablemente otros iban cerca de ellos haciendo el mismo camino de ida o de vuelta. Nadie se percataba lo que había en aquellos rostros cansados y sin aliento. Hombres que hasta hace sólo dos días caminaban felices y llenos de entusiasmo ahora llevaban una pesada carga de desilusión y tristeza sobre sus hombros. Sentían que nada volvería a ser igual. Algo había cambiado para siempre.

“El extraño de Nazaret lo había hecho todo nuevo; les había convertido en personas para las que el mundo ya no era una carga, sino un desafío; ya no era un campo de minas, sino un lugar de infinitas posibilidades. Había traído paz y alegría a su experiencia cotidiana. ¡Había convertido su vida en una danza!” (Neuwen, 1996: 24).

Ahora todo eso había quedado atrás. Lo que venía por delante era sólo incertidumbre y tristeza. Regresaban a lo que había sido su hogar, pero sabían que allí tampoco estaba la respuesta. Lo habían tenido todo y ahora se habían quedado sin nada.

Los dos caminantes nos representan a todos. En algún momento vivimos como en una danza. Todo parece encajar. Es como si el universo conspirara para que seamos felices y plenos. Nada parece romper la armonía de nuestras ilusiones y sueños. Pero, pronto nos damos cuenta de la fragilidad de la existencia. Como en un abrir y cerrar de ojos, en segundos, el castillo de naipes que hemos armado y al que llamamos vida, se nos viene abajo y nos deja allí, en el sendero de Emaús, perdidos y sin rumbo.

Si la historia bíblica hubiera terminado allí sería deprimente. Sin embargo, esa es otra faceta de la existencia. Por muy oscuro que se vea el sendero y las posibilidades que tenemos por delante, Dios siempre se las ingenia para mostrarnos lo que no vemos, afligidos como estamos, por el dolor y la tristeza, que no nos dejan ver ni pensar con claridad.

Sin embargo, Dios no hace aspavientos de su presencia, simplemente, está, tal como en la historia, donde los dos caminantes sólo percibieron a última hora que habían estado caminando junto a Jesús, el mismo que lamentaban y lloraban en su regreso a casa. Dios nunca nos deja solos, no es su estilo, no va con su carácter y con su esencia el abandonar a sus hijos, especialmente cuando más lo necesitan.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on March 20, 2020 16:30

March 19, 2020

La carga de la desilusión


“Pero no lo reconocieron, pues sus ojos estaban velados” (Lucas 24:16)

La desilusión y la angustia tiene un efecto secundario que pocas veces entendemos con claridad. La tristeza ciega. La amargura nos deja tan perplejos que simplemente, dejamos de ver y escuchar. De pronto, nada tiene sentido. Esto es especialmente cierto cuando pasamos por situaciones traumáticas que tiran por el suelo todos nuestros anhelos y proyectos vitales.

Los dos caminantes hacia Emaús sólo unas horas antes habían disfrutado de la presencia de uno que parecía dominar todo, desde las tormentas hasta las enfermedades más difíciles, incluso, aún la muerte. A su lado todo era posible. Sentían que estaban construyendo algo, que eran parte de un movimiento que no sería parado por nadie, pero de pronto, todo se desmoronó. Jesús “ahora había muerto. Su cuerpo, que irradiaba luz, había sido destrozado por las manos de sus torturadores. Sus miembros habían sido descoyuntados por los instrumentos de la violencia y el odio, sus ojos se habían convertido en cuencas vacías, sus manos habían perdido la fuerza, y sus pies la firmeza. Se había convertido en un ‘don nadie’ de tantos. Todo había quedado en nada... Le habían perdido; pero no sólo a él, sino que, juntamente con él, se habían perdido a sí mismos. La energía que había llenado sus días y sus noches les había abandonado por completo” (Neuwen, 1996: 24).

Todos, alguna vez, en este peregrinar que llamamos vida, tenemos nuestro camino a Emaús. Ese momento donde todo el horizonte se convierte en un escenario gris y oscuro, lleno de incertidumbres y dudas. Ese instante que todo se trastoca y ya nada tiene sentido. El hito que nadie quiere vivir, pero que en el fondo, sabemos que está allí, al acecho, porque la vida es tan frágil que todo puede ocurrir en el minuto siguiente, por mucho que intentemos evitarlo, esa sensación de precariedad está allí, siempre.

Los espantapájaros de la fe, esos que están allí al acecho para vendernos amarguras y desilusiones, que se ríen de nuestras ilusiones y sueños, los que se gozan con vernos hundidos en el fango, ellos, los mismos que asesinaron a Cristo, no ven lo que Dios ve: El panorama completo.

Eso es lo que hizo Jesús con estos dos jóvenes del camino de tristeza, mostrarles lo que no estaban viendo. Mirar más allá de las circunstancias y observar el horizonte, y más, mucho más allá de lo que vemos.

Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on March 19, 2020 16:30

March 18, 2020

Pérdida



“Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron para ser condenado a muerte, y lo crucificaron” (Lucas 24:20)

La palabra pérdida es cruel. Denota algo que nadie quiere pasar y se vincula con la vida, los afectos y lo que nos rodea. En Chile cuando alguna mujer ha tenido una aborto espontáneo suele decir: “Tuve una pérdida”. No es algo que se dice con alegría sino con una sensación de tristeza y amargura.

La vida misma parece ser una serie de pérdidas: Se pierden amigos, de pronto nos vemos enfrentados a la muerte y nos damos cuenta que es algo irremediable. Se pierden trabajos y amores. Nos quedamos sin salud y sin esperanza. Perdemos oportunidades y la existencia nos pone en situaciones de conflicto. La pérdida y la sensación de precariedad nos acompaña a menudo. “A veces parece incluso que la vida no es más que una interminable serie de pérdidas” (Neuwen, 1996: 25).

¿Cómo se vive en una situación similar? ¿Cómo se enfrenta la precariedad de la existencia y la fragilidad de cada instante? Algunos lo viven con una sensación de miedo y temor permanente, por esa vía, se llega a la neurosis. Otros, actúan como si nada importara, lo que lleva irremediablemente a la apatía. Hay quienes espiritualizan todo o culpando al diablo o responsabilizando a Dios, lo que es una forma de negación e indolencia ética al no hacerse cargo de nada. ¿Cuál es la vía sana?

Es necesario admitir que en ocasiones tendremos pérdidas que son inevitables: Salud, vida, trabajo, amistades, lugares, y un gran etcétera. El saber que aquello ocurre no debe convertirnos ni en indolentes, ni neuróticos ni apáticos, simplemente, en personas que aprenden a vivir cada instante como si fuera el último e invierten las mejores energías en vivir de manera positiva y proactiva, no dejando que las circunstancias dicten cómo debemos sentirnos o qué debemos pensar.

Esta forma de pensar es más difícil, pero es la única que nos puede dar una perspectiva de la existencia más sana y positiva. Es lo que hizo Jesús con los dos jóvenes caminantes a Emaús, no se lamentó con ellos ni les hizo la venia de la indolencia, simplemente, cambió su perspectiva, les mostró lo que no estaban viendo, les ayudó en su ceguera para que pudieran percibir aquellos aspectos que en medio del dolor estaban olvidando. Jesús fue proactivo, tal como deberíamos ser siempre nosotros.
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Published on March 18, 2020 16:30

March 17, 2020

La difícil tarea de entender



“Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16)

Pedro admite en su epístola lo que es obvio y algunos les cuesta mucho entender: La Biblia no es fácil de entender y algunos pasajes, como él mismo admite, son posibles de torcer o tergiversar, precisamente por la dificultad que ofrecen.

Las diversas traducciones de la Biblia dejan en evidencia el problema. Algunos pasajes son traducidos de manera totalmente distinta entre una versión y otra. Esto, porque “en los textos originales bíblicos en hebreo, arameo y griego se encuentran pasajes de difícil comprensión o ambiguos. A veces sus autores no escribieron con claridad. Los traductores tienen a veces que adivinar qué querían decir. Y han de elegir, por tanto, entre traducir literalmente, manteniendo la ambigüedad original, o traducir libremente resolviendo la ambigüedad del original” (Brown, 2002: 17).

Este planteamiento suele asustar a mucha gente que cree que los originales bíblicos existen, cosa que no es cierta... todos ellos se perdieron o destruyeron, lo que tenemos son sólo copias y diversas, algunas mejores que otras, los llamados Códices. Los traductores hacen su mejor esfuerzo para lograr encontrar la versión más cercana al original y desde allí hacer una traducción que resulte por una parte fiable y por otro lado comprensible.

Las traducciones no suelen ser literales, porque muchas cosas no se entenderían si así fuera. Se hacen traducciones más o menos interpretativas, para poder de esa forma, hacer el texto comprensible al lector. Muchas personas, por temor e ignorancia, creen que eso no es posible. Además, tienden a enamorarse de la versión que más les gusta, que es a menudo la que más se acomoda a los conceptos que ha adquirido, rechazando de ese modo cualquier versión que pudiera poner en riesgo su comprensión preferida, que no necesariamente es la más acertada.

Esto crea una gran dificultad que sólo se resuelve con el estudio constante y profundo de las Escrituras. Lamentablemente, el folklore religioso puede más que la academia y la erudición, y muchos persisten en sus creencias erróneas aún cuando las evidencias señalan otra cosa o plantean lo contrario de lo que se supone.
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Published on March 17, 2020 16:30

March 16, 2020

Progreso permanente



“Progresaba en sabiduría” (Lucas 2:52)

Una frase habitual en muchas mis conferencias o que ocurren a partir de algunos de mis artículos o libros es: “Esa idea no la había escuchado o leído nunca”. Sé que dicha expresión tiene dos posibles lecturas. Por una parte alguien asombrado de haber descubierto un concepto nuevo que le sirve para aclarar sus preconceptos o ideas acariciadas. Sin embargo, tristemente tiene otra connotación que es la más común: Como es una idea nueva no la acepto, me quedo con lo que ya conozco y punto.

El miedo al cambio es lo más constante en la naturaleza humana y eso es aún más patente en comunidades cristianas y en mentes de personas religiosas que se aferran a lo que han conocido asumiendo que ya no hay nada más que descubrir. Tristemente, con esa actitud se privan a sí mismas de crecer y aprender.

Lo cierto es que la comprensión de la Biblia y de la religión en general no acaba. La verdad sobre Dios es progresiva, y debe ser así, es lógico que lo sea. Dios es absoluto, suponer que ya conocemos todo lo que deberíamos sobre él sólo nos pone en una situación presuntuosa, también nos arroja a una actitud que puede convertirse en peligrosa, simplemente, porque no entendemos lo que Dios es y significa.

Los fundamentalistas literalistas de los últimos años están poniendo a la religión en general y a muchas religiones en particular en serio riesgo. Tanto adeptos del cristianismo como de otras religiones tienden a tergiversar el verdadero sentido de la Palabra cuando caen en literalismos absurdos, sin entender el principio de la comprensión progresiva.

Leer la Biblia en serio implica estar dispuestos a examinar con cuidado las posibles diferencias en las traducciones. Me sorprende que muchas personas no se pregunten por qué en una versión un versículo es traducido de una manera y en otra se traduzca distinto. No es casual. Algunas traducciones son ideológicas, es decir, están al servicio de una cosmovisión religiosa previa, y en otras, el traductor está casado con una determinada perspectiva y por lo tanto, eso se refleja en lo que traduce. Son pocos los traductores que intentan ser fieles totalmente al texto, sin sesgos ideológicos o posturas personales. No es fácil la lectura de la Biblia por mucho que el fanatismo religioso diga lo contrario.

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Published on March 16, 2020 16:30

March 15, 2020

Escritores humanos



“Moisés puso entonces por escrito lo que el Señor había dicho” (Éxodo 24:4)

Aparentemente, las palabras de Éxodo 24:4 están claras, pero no es así. Si no se interpreta correctamente se llega a ideas sesgadas.

Algunos, los más lamentablemente, interpretan que Moisés fue el amanuense o secretario de Dios, así que escribió lo que Él le dictaba. En ese caso, no podría admitirse ningún error o contradicción en la Escritura, porque se parte del supuesto de que Dios no podría equivocarse. Esta visión, sesgada, ha constituido la base para las lecturas literalistas de la Biblia que tanto mal han hecho en el pasado y que han traído sufrimiento a mucha gente y oprobio al nombre de Cristo, porque es en su nombre que se han hecho barbaridades.

Otra forma es entender que Dios habló, tal como dice el texto, y Moisés escribió, pero, utilizando su propia lengua, cultura y comprensión. Eso nos permitiría entender que los sesgos que existen en la Escritura, se deben únicamente al instrumento humano que ha transmitido la voz de Dios de la mejor forma posible pero sin escapar a la fragilidad y limitación humana. Pensar distinto es caer en “bibliolatría”, creyendo que cada palabra, tal como está escrita fue dada por Dios directamente, y no como es en realidad, una decisión humana, que utilizó sus mejores herramientas para transmitir de la mejor forma posible el mensaje.

Cuando entendemos con claridad esta última perspectiva podemos comprender que la Biblia es de factura humana con inspiración divina. En otras palabras, fue inspirada por Dios, pero escrita por humanos falibles, imperfectos y con defectos como cualquiera.

“Cada palabra de la Biblia ha sido escrita por un ser humano, y por tanto los intentos humanos por comprender la Biblia constituyen unas ayudas perfectamente apropiadas” (Brown, 2002: 30). De no ser así tendríamos que tener a ángeles estudiando y exponiendo las Escrituras. Sin embargo, humanos pueden comprender a humanos, y utilizando diferentes herramientas llegar a entender lo que gente de un momento diferente al nuestro lograron poner por escrito. Ese esfuerzo que tiene tres fases: entender el significado literal del texto, comprender el significado del texto y aplicar el texto, es lo que constituye la teología en general y en particular, lo que se ocupa la hermenéutica, la exégesis y la teología aplicada.
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Published on March 15, 2020 16:30

March 14, 2020

¿Quién soy?



“Y vosotros ¿quién decís que soy yo?  (Marcos 8:27)

Hace más de dos mil años que Jesús hizo esa pregunta y luego de millones de libros escritos sobre él aún no terminamos de contestar quién es realmente. La dificultad mayor del cristianismo, paradojalmente, es definir quién fue Cristo y el significado real para la vida de las personas.

El que preguntaba era un incomprendido. Alguien que sería odiado como ninguno de sus contemporáneos, incluso, al grado de estar dispuesto a liberar a un ladrón y asesino, antes que a alguien que no dañó a nadie en su vida. Las multitudes son peligrosas, porque cuando se les pregunta de manera populista siguen prefiriendo a ladrones y asesinos, antes que a inocentes.

“Los violentos le encontraban débil y manso. Los custodios del orden le juzgaban, en cambio, violento y peligroso. Los cultos le despreciaban y le temían. Los poderosos se reían de su locura” (Martín Descalzo, 1986, 1:9). Esa ha sido la constante en la historia humana, despreciar y reírse de quienes aparecen distintos al común denominador. Nadie quiere parecer distinto. El clavo que sobresale siempre es golpeado. Eso no ha cambiado y dudo que alguna vez cambie.

La mayor dificultad de conocer a Jesús es separar el mito de la realidad, porque aún cuando se tienen los evangelios, incluso la interpretación está sesgada por los estereotipos que se han tejido en torno a Cristo. El que no tuvo ni siquiera un lugar “dónde recostar la cabeza” (Mateo 8:20) hoy es adorado en edificios fastuosos que son un elogio a la vanidad de sus seguidores y no representan en absoluto lo que él fue y a su verdadera esencia.

Jesús, que animó a sus seguidores a “que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto” (Marcos 6:8) hoy es adorado por personas que se ufanan del dinero que tienen y de los recursos que se reúnen en su nombre. Muchos predicadores y organizaciones se enriquecen invocando su presencia, ante el estupor de quien nunca quiso eso, ni lo buscó ni lo propició.

El que dijo que sus discípulos serían reconocidos por tener “amor los unos con los otros” (Juan 13:35), se quedaría estupefacto al leer en las redes sociales todos los insultos, bravuconadas y descalificaciones que se hacen, supuestamente, en su nombre. ¡Qué difícil responder quién es Jesús!
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on March 14, 2020 16:30

March 13, 2020

Golpear la tradición



“Los judíos perseguían a Jesús” (Juan 5:16)

Muchas veces me han acusado de polémico por hacer preguntas “políticamente incorrectas”, en ocasiones, especialmente cuando iniciaba mi ministerio me solía desanimar, hasta que caí en la cuenta de que si es fiel a Cristo siempre se caerá en una situación de incomprensión social. Lo fue en los días de Jesús y lo sigue siendo especialmente en la actualidad cuando el cristianismo se ha convertido en algo totalmente diferente a lo que Cristo vino a proponer.

La mayoría de los cristianos está satisfecho por “pertenecer” una iglesia, por asistir a un culto y por dar ofrendas, diezmos y donativos, con eso, calma su conciencia y vive como un “buen cristiano”. En general, no se dan cuenta que esa forma de actuar no representa ni a Cristo ni lo que él enseñaba.

Jesús anunció que si él lo habían perseguido sus seguidores también serían perseguidos (Juan 15:20), pero eso es cierto sólo en zonas donde la intolerancia religiosa es el tenor cultural. Países donde ser cristiano o de cualquier otra religión distinta a la oficial es penalizado. Sin embargo, no era eso a lo que Cristo se refería.

Cristo fue perseguido por no adecuarse a la cultura imperante, por ser políticamente incorrecto. Por enseñar y vivir lo que no se enseñaba ni se vivía en su tiempo.

La mayor preocupación de muchos “buenos cristianos” es saber qué ropa se pondrán para ir al culto (el show religioso con toda su parafernalia insulsa), y luego, sus conversaciones girarán en torno a los cotilleos de iglesia (que nada tienen que ver con la sana doctrina ni la proclamación del evangelio).

Cuesta creer que el cristianismo fue difundido por el mundo por personas de a pie, que no tenían recursos, ni conexiones políticas, ni nada por el estilo, sólo su fe y la convicción de que representaban a alguien muy distinto a un crucificado. Iban predicando que Dios había venido en forma de hombre y estaban dispuestos a dejar todo, con tal de dar a conocer a otros su fe.

El énfasis misional del cristianismo se perdió. En la actualidad el único interés es proselitista. Traer adeptos para mi pequeña parcela de creyentes, para poder continuar con la estructura, con la sensación de crecimiento y triunfo, alejados completamente de aquel que fue perseguido por decir las cosas por su nombre sin temor ni vergüenza.

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Published on March 13, 2020 16:30

March 12, 2020

Abandonado



“Todos ustedes me abandonarán” (Mateo 26:31)

Jesús sanó a miles. Fue consuelo para perseguidos y despreciados. Trajo esperanza a cientos que le siguieron confiados que él era diferente. En momentos difíciles no le tembló la voz para defender a quienes habían sido maltratados. Sin embargo, con un dejo de melancolía les anunció a sus seguidores más cercanos que llegaría un día en que todos lo abandonarían. ¡Parece increíble! Sin embargo, así es el ser humano. Tiene una memoria escasa y el miedo y la comodidad son motivadores para olvidar en un segundo todo el bien que se ha recibido.

La mayor parte de sus seguidores no le interesaban mucho sus palabras, y lo que enseñaba, tal como sigue ocurriendo en la actualidad con muchos que llenan las iglesias físicas y virtuales. Buscan la compañía y el confort que les ofrece el pertenecer a un grupo. Van detrás de “sermones interesantes”, que no los incomode ni los saque de su zona de comodidad. Pero, saber exactamente qué dijo Jesús y por qué, eso es relegado para los oscuros pasillos de una biblioteca y es asunto de “teólogos”. Triste situación de un cristianismo acomodado a los patrones y estándares seculares.

Por esa razón, cuando llegó la hora de las definiciones la mayor parte de sus “seguidores” le abandonaron dejándolo completamente solo. Cuando la persecución se posó sobre Cristo todos huyeron despavoridos, porque es en esas horas cuando se define quién es quién. La religión de cultos, liturgias y triunfalismos denominacionales, no sirve para nada. Sólo es parafernalia religiosa que calma conciencias pero no produce revolucionarios del evangelio.

De hecho cuando se cerró la roca de su sepultura muchos de esos seguidores pensaron:

—Hasta aquí llegamos. Eso fue todo.

Se marcharon como Pedro, pensando en el día siguiente y cómo hacer para retomar sus oficios. No es extraño que el apóstol lo primero que hizo luego de la resurrección fue irse a pescar, ni aún en esas circunstancia creía en algo distinto a lo que había visto.

Estoy completamente seguro que si algún político autoritario comenzara a perseguir cristianos, la mayoría simplemente, se recluiría en sus casas, sin levantar la cabeza y manteniendo silencio, como “precaución”, tal como lo han hecho miles a través de la historia. Cautela política, no acción.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on March 12, 2020 16:30