Miguel Ángel Núñez's Blog, page 2

May 30, 2020

Interpretaciones antojadizas


“De la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:22)
 
Un argumento que se suele dar para hablar de la “inferioridad natural” de la mujer es el orden de la creación. Supuestamente, Dios creó primero al varón y luego a la mujer, y en ese solo hecho se ratificaría que la mujer, en sí misma, posee una esencia que la hace ser subordinada al varón, que por diseño divino sería, supuestamente, superior.

¿Será real este argumento? Para analizar una idea es preciso llevarla hasta las últimas consecuencias, derivando todas las posibles implicaciones que dicho concepto pudiera tener.

Si suponemos que el orden de la creación es relevante, y otorga, algún grado de jerarquía, entonces, el mismo relato del Génesis nos complica.

Si se lee con cuidado Génesis 1, todos los seres fueron creados antes que la primera pareja. Luz, animales, planetas, pájaros, aves y reptiles, todos fueron antes que el ser humano. Si el argumento es cierto, entonces, antes que el varón está todo lo demás, por lo tanto, vida animal en todo sus tipos son, jerárquicamente, superiores. El varón sería el segundo en la creación y la mujer tercera.

Sin embargo, no hay nada en el texto bíblico que corresponda a dicho concepto erróneo. La idea, en realidad, es al revés, si se observa Génesis 1, lo que allí hay es un orden creciente, de lo menos complejo a lo más elaborado o inteligente. 

Del mismo modo, si tomamos la literalidad del texto y siguiendo la lógica creciente de la creación, entonces, la mujer representaría la corona de la Creación, en ese caso el varón sería inferior y la mujer superior. 

Ni lo uno ni lo otro. El relato bíblico no nos permite concluir dichos conceptos. Es solo invención de quienes, como consecuencia del pecado, se niegan a aceptar que las mujeres son creaturas de Dios con los mismos derechos y deberes como cualquier ser humano.

Dios creó a una pareja. En igualdad de condiciones. Dios es sabio, el ser humano, no.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 30, 2020 15:30

May 29, 2020

La raíz de un problema


“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó” (Génesis 41:45)

No hay ningún argumento bíblico que justifique que la mujer sea tratada como un ser humano de segunda categoría. Al contrario, la Biblia es clara al señalar que el varón y la mujer, fueron creados a imagen y semejanza de Dios. Es decir, no existe una “imagen de Dios” superior y otra inferior. Ambos, varón y mujer, están en las mismas condiciones.

Sin embargo, las lecturas sexistas de la Biblia no lo aceptan. Se enseña, por ejemplo, que Dios “sopló aliento de vida” en el varón y no en la mujer, por lo tanto, ella es distinta.

Eso es un error. Nada en la Biblia señala dicha idea. Al contrario, cuando en Eclesiastés 12:7 se dice que “el espíritu” vuelve a Dios que lo dió”, en referencia a la vida, no habla de un “espíritu” diferente para el varón y otro para la mujer, simplemente, el texto plantea lo que es obvio. Varones y mujeres reciben la misma vida de Dios. Nada nos dice el texto de la manera en cómo formó a la mujer a partir del costado del primer varón, pero es de suponer que también le dio vida, por eso existen las mujeres. La aseveración del soplo de vida para el varón y no para la mujer, supone erróneamente, que la mujer recibe una “vida” de otra calidad, lo que no solo es absurdo, sino que introduce un concepto erróneo en la Biblia.

Si el varón y la mujer no se entienden plenamente como seres creados a imagen y semejanza de Dios, entonces, no es posible comprender a cabalidad el significado de la vida humana.

La antropología bíblica no introduce en ninguna parte la idea de un ser humano inferior y otro superior, ese es un invento macabro de quienes buscan por todos los medios posibles el mantener a la mujer en sujeción unilateral.

Quien obra de ese modo, no puede ser un digno representante de un Dios de justicia que no hace acepción de personas. En Cristo Jesús, todos somos integrados. No hay vidas de primera y segunda. No existe lugar en una religión que adora a Jehová y a Jesús para ideas que supongan menos dignidad para una persona, independiente de su aspecto exterior.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 29, 2020 15:30

Religión que esclaviza





“Si alguien seduce a una mujer virgen que no esté comprometida para casarse, y se acuesta con ella, deberá pagarle su precio al padre y tomarla por esposa” (Exodo 22:16 NVI)

Los conflictos armados dejan en evidencia la precariedad en que vive la mujer en casi todas las culturas. El problema se agrava cuando a los problemas sociales se les agrega la interpretación religiosa, que a menudo tiene un sesgo patriarcal, es decir, considera que en el orden de las creación, el varón es por naturaleza superior y la mujer inferior.

Esta simple idea tiene consecuencias atroces para millones de personas que no decidieron ser mujer, simplemente, en la lotería genética nacen con un sexo que por definición en muchas culturas es símbolo de inferioridad.

Recientemente, en una más de las escaladas armadas entre Israel y sus vecinos Palestinos, miles de personas perdieron la vida. Al terminar el conflicto quedaron más de 300 viudas. Las autoridades de Hamas, decretaron que darían 3000 dólares a los varones que aceptaran casarse con alguna de esas mujeres, incluso si esos varones ya estaban unidos en matrimonio y deseaban agregar una nueva esposa a su vinculación (Alegría, 2009:12). Esto ocurrió en el año 2009, no en un oscuro pasado histórico ya olvidado. Mujeres tratadas como objetos, sin derecho a opinar ni decidir por sí mismas, sin mayor diferencia que ganado bovino.

El problema es que muchos cristianos, aunque no llegan a esos extremos, pretenden situaciones similares.

Ninguna mujer debería permitir un trato tal. Más aún considerando que en Jesús somos libertados para vivir de una manera totalmente diferente.

El versículo de hoy es una mancha en la historia de la religión. Muestra que no se consideraba a la mujer de otra forma que un objeto, un bien transable que se podía vender y comprar a gusto.

En Jesucristo una idea tal no es admisible. La mujer es valiosa, como individuo y ser humano, Cristo ofrendó su vida para probarlo. Jesús no vino a salvar a los varones, sino a la raza humana.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 29, 2020 03:08

May 27, 2020

No es pecado ser mujer





“Ya no importa el ser [...] hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo” (Gálatas 3:28 DHH)

Nací varón, pero no lo elegí. Si alguien intentara definirme o calificarme por mi sexo, ciertamente me sentiría ofendido. No es justo que una persona sea discriminada por algo que no ha sido su elección personal.

Muchos varones tratan a las mujeres como si fuera lo más normal del mundo el discriminarlas o hacerlas sentir como personas de segunda categoría. Eso que puede ser natural en un contexto de no creyentes, debe ser vergonzoso para alguien que se llama cristiano y sigue como modelo a una persona que demostró en su vida que no discriminaba a nadie.

Por esa razón el mandato de Santiago es claro: “Hermanos, ustedes que creen en nuestro Señor Jesucristo glorificado, no hagan acepción de personas” (Santiago 2:1 BPD). Cuando alguien que sigue a Jesús trata a una mujer como si fuera subhumano, o inferior, o de segunda clase, o subordinada, está, con esa conducta, renunciando de hecho a su fe.

Creer en Jesucristo es un compromiso con un estilo de vida. No una forma de ser de un ser humano cualquiera, sino la imitación de alguien que mostró el camino y la forma de actuar de una raza contaminada con una herencia de mal.

Ser mujer es un don de Dios, no es pecado. Quien sienta que tiene derecho a discriminar por sexo, escupe al cielo.

Es preciso aprender a glorificar a Dios en nuestros actos, comenzando por entender que todos los seres humanos nos debemos respeto unos a otros, independiente de las ideas que tengamos, del color de la piel, de las aptitudes o ineptitudes, y ciertamente, sin relación con el sexo.

Un cristiano debería ser el primer en defender la no discriminación de género, porque sigue el ejemplo de Jesucristo.Es vergonzoso que algunos se llamen cristianos y vivan como si no lo fueran, especialmente cuando Jesús mostró claramente que consideraba a todos los humanos como sus hijos predilectos.

Del libro inédito Ser mujer no es pecado Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 27, 2020 15:30

May 26, 2020

Prioridades



Una verdad que a menudo se pasa por alto es que la vida consiste en establecer prioridades, decidir efectivamente qué será primero, segundo y tercero en nuestra vida. Las prioridades condicionan nuestra existencia, así sin más. Si no hay prioridades claras, entonces, todo se confunde.

Cuando se establecen prioridades los seres humanos lo que hacen es seguir patrones y modelos aprendidos de sus familias de origen. Si el padre dedicaba más tiempo a su trabajo que a su familia, probablemente, ese será el tipo de conducta que tendrán los hijos. Si la madre optó por trabajar mientras los niños eran pequeños, tal vez, algunos hijos lo considerarán normal y harán lo mismo, y así sucesivamente. No nacimos en el aire, somos herederos de una cultura familiar que en ocasiones traspasa varias generaciones.

Las prioridades de un modo u otro nos van dando las pautas para establecer lo importante y lo secundario.

¿Cuáles son las prioridades para una persona casada que es cristiana?

En primer lugar, Dios. Tal como dice el texto de hoy, cuando Dios es primero todo lo demás viene por añadidura. La convicción de la fe hace que todo se ordene de una manera natural.

Luego de Dios es el lugar para el cónyuge. Un matrimonio cristiano entenderá que nada hay más importante en sus vidas que atender las necesidades de su pareja.

Si tienen hijos, es necesario poner a los hijos luego de la atención de la pareja. Si los cónyuges están bien los hijos también lo estarán. Por esa razón, los hijos vienen después de la pareja.

El trabajo, es fundamental luego de atender lo anterior. Uno de los males que enfrentamos en la actualidad es que el trabajo ha suplantado a Dios y a la familia. Muchos dicen que trabajan para darles lo mejor a sus hijos y a sus cónyuges, sin embargo, al no establecer prioridades claras terminan cometiendo el error de transmitir un mensaje equívoco. Dejan a un lado a los que supuestamente aman más.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 26, 2020 15:30

May 25, 2020

El derecho a ser feliz



La felicidad es un derecho no un privilegio. Ser feliz debería estar en el horizonte de cualquier ser humano y no vivirlo como si fuera una mera anécdota en su vida. Muchas personas, especialmente mujeres, entran a la vida matrimonial conformándose con “migajas de felicidad”, la vida a la larga, muestra que por ese camino sólo se consigue ser tremendamente infeliz. No es extraño que la depresión abunda en mujeres casadas, lo que es una paradoja, al contrario de varones, donde la depresión abunda en varones solteros.

El psiquiatra español Enrique Rojas en su libro La conquista de la voluntad afirma que “la felicidad consiste en tener un proyecto de vida coherente y realista, que nos impulsa con ilusión hacia el futuro” (Rojas, 1997:30). La clave de la propuesta de Rojas es el concepto “proyecto de vida”, sin una proyección de la vida, no se avanza y no se sabe hacia dónde se va. Sin embargo, para que dicho proyecto tenga sentido, tiene que ser “coherente” y “realista”. No se puede planear en el abismo, es preciso avanzar de un modo u otro.

Muchos matrimonios fallan por falta de proyección. Viven, o más bien, sobreviven, dejándose llevar por la inercia, sin detenerse a meditar en las implicaciones de sus vidas. Cuando no hay un proyecto claro, sostenible y realista, entonces, la vida comienza a ser aplastada indefectiblemente por la rutina, el cansancio existencial y la sensación de no avance, que se torna más y más asfixiante.

Los matrimonios que logran salir airosos, son los que proyectan sus vidas, y no me refiero sólo a acumular bienes, porque aún eso no tiene sentido si no hay un proyecto claro. Se trata de darle sentido a la existencia.

Se logra la felicidad en la medida en que se alcanzan las metas del proyecto de vida, pero es básico generar un proyecto, porque de otro modo, no se sabrá si se ha conseguido lo que se esperaba y si se avanza hacia lo que se ha soñado. La vida no funciona de manera casual, sin planeación no se avanza y eso vale también para las parejas. Tener un norte le da un sentido a la existencia y les permite a los que se aman priorizar y ordenar su vida.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 25, 2020 15:30

May 24, 2020

Cambios



El único que tiene la prerrogativa de no cambiar es Dios. La divinidad se mantiene estable en propósitos, esencia y no está sometida al devenir temporal, como lo estamos los seres humanos.

En cambio, la humanidad por esencia, es cambiante. No existe humano que se mantenga estable a través del tiempo en nada. Cambian paradigmas, modos de ser, metas, sueños, y expectativas. Cambia el cuerpo y la vida. Nos vemos sometidos a un sin fin de situaciones nuevas que ameritan decisiones novedosas y creativas. No es posible quedarse en lo mismo durante mucho tiempo.

Hasta la era pre-industrial la mayoría de las personas tenían vidas más o menos estable, al menos, en lo que se refería a expectativas de vida. Como señala el sociólogo Zygmunt Baumant, el trabajo ocupaba el centro de la vida y la mayoría de las personas podía aspirar tranquilamente a tener el mismo trabajo el resto de la vida, pero las condiciones cambiaron. “El proyecto de vida podía surgir de diversas ambiciones, pero todas giraban alrededor del trabajo que se eligiera o se lograra. El tipo de trabajo teñía la totalidad de la vida; determinaba no sólo los derechos y obligaciones relacionados directamente con el proceso laboral, sino también el estándar de vida, el esquema familiar, la actividad de relación y los entretenimientos, las normas de propiedad y la rutina diaria” (Baumant, 1998:34).

En cierto modo, era más fácil. Todo estaba más o menos preestablecido. Alguien podía aspirar estar 30 años o más en el mismo lugar de trabajo y por ende, en la misma ciudad y bajo condiciones similares siempre. Las cosas cambiaron. Ahora se exige más. Se supone que las personas en el siglo XXI han de cambiar al menos tres o cuatro veces de trabajos en el transcurso de su vida. Eso implica reconsiderar el proyecto de vida más de una vez. Exige a las parejas más compromiso y honestidad consigo mismas para poder orientar sus vidas hacia un propósito nuevo. Ahora más que nunca se necesario tener un gran proyecto de vida que guíe todo. Sin un proyecto andaremos a la deriva, y lo más complejo, es que al no saber a dónde vamos, nunca sabremos si hemos llegado o no a lo que anhelamos. Aunque un proyecto de vida no estático, al menos sirve de guía.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 24, 2020 15:30

May 23, 2020

Amor y sufrimiento



La segunda acepción sobre el concepto amor que aparece en el Diccionario de la Real Academia Española dice que es un “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. Por muy docta que nos pueda parecer esta definición contiene algunos elementos que son preocupantes.

El primero es la idea de que el amor nos “completa”, basada en el falso mito de la media naranja que ya vimos en una reflexión anterior. La segunda es insinuar que es el amor el que nos “alegra y da energía para convivir”. Dicho así sin más genera un mito muy arraigado en la mente de la mayoría de las personas: El amor no aleja del sufrimiento y cuando hay sufrimiento no hay amor.

Eso ocurriría en un contexto ideal o idílico, pero la realidad, es que las personas normales sufren. No solo porque de pronto tienen que enfrentar la realidad de que sus expectativas distan mucho de lo que realmente viven, sino porque tienen que aceptar que su pareja es una persona normal con características débiles y fuertes, que no siempre nos agradan del todo.

Lo cierto es que el amor exige límites, de otro modo, podemos enfrentarnos a situaciones difíciles y llenas de conflictos. Tal como señala Francesc Núñez, sociólogo e investigador en emociones de la Universitat Oberta de Catalunya, “si en las parejas no se establecen unas normas justas, muchas veces el amor, que debería de ser un motivo de felicidad, acaba por convertirse en una fuente de dolor” (Citado por Fita, 2019).

Un buen amor debería darnos esperanza y ayudarnos a no sufrir, pero, no estamos libres de enfrentar situaciones complejas que provoquen dolor. El secreto está en luchar por el amor y no dejarnos aplastar por aquellos momentos en que las lágrimas no nos dejan ver el panorama completo. Mirar más allá del dolor puede darnos la certeza de que el amor si puede ayudarnos a enfrentar situaciones difíciles y salir airosos. Por amor, vale la pena intentarlo y no quedarnos sumidos en la tristeza.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 23, 2020 15:30

May 22, 2020

Media naranja



Un mito repetido hasta la saciedad es que todos tenemos una “media naranja” lo que implica en la práctica que estamos incompletos y necesitamos a alguien para que nos complete. Desde esa perspectiva no estaríamos completos hasta encontrar la otra mitad. El mito suena bonito, pero es falso. La realidad, es que todos nacemos completos, plenos, totalmente humanos, sin necesitar a nadie para que complete nuestra humanidad.

Nadie merece la carga de creer que tiene que ser el que “complete” la vida de otra persona, ni la expectativa de esperar que sea otra persona la encargada de darle sentido a tu vida, por estar incompleto. En ambos casos, se agrega una presión a la pareja que es absurda.

El mito lo inventó Platón y es parte de su diálogo El banquete, donde sugiere que todos los seres humanos andamos por la vida buscando de manera incesante a alguien que complete nuestras falencias y debilidades, y nos aporte todo aquello que nos falta. Una idea que en la práctica conduce a la frustración y la desilusión, al darnos cuenta que todos los seres humanos somos fuertes en algún aspecto y débiles en otro, y nadie, puede, completamente satisfacer las expectativas de plenitud que el mito nos hace creer equivocadamente.

La realidad es que todos somos personas completas y no necesitamos a nadie para que nos haga felices. Es esa falsa expectativa la que genera un montón de frustraciones e ideas fantasiosas, que entre otras cosas, nos quita la habilidad de gestionar nuestra propia vida, y crea la pasividad de la espera para que venga alguien a hacer por nosotros lo que nos corresponde hacer a nosotros mismos.

La pareja es una buena idea, pero no todo el mundo está obligado a vivir en pareja, es una elección personal, y no significa que otro vendrá a hacer por nosotros lo que nos corresponde, es decir, hacernos cargo de nuestra propia vida y de nuestra felicidad.

Depender de otra persona para ser feliz es pavimentar un sendero de desilusiones y angustias innecesarias. Los seres humanos somos demasiado complejos para que podamos completar a otra persona, al menos, podemos acompañar y ser amigos, lo que ya es mucho.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 22, 2020 15:30

May 21, 2020

El amor que ciega



El amor, como todo lo importante que le ocurre a los humanos, está lleno de mitos, que repetidos una y otra vez, le dan una aparente sensación de verdad, pero, por mucho que algo sea repetido eso no lo convierte en verdad.

Muchos creen que las parejas deben compartir todos los gustos y aficiones, o se sostiene, infundadamente, que uno y otro son responsables de la felicidad de su pareja. “Me he casado para que me hagan feliz”, es lo que más se repite. Otros, apelan a otra variantes del mito como “él y yo somos una sola persona, pensamos igual”, “hacemos todo juntos, porque nuestros intereses son comunes”, “nada hay que nos desagrade, todo lo que hacemos es en la misma dirección”, y un gran etc. de frases que solo reflejan la ceguedad cognitiva de muchos que no entienden ni la naturaleza del amor ni el significado de la individualidad.

Al leer estas frases, sin el contexto, fácilmente pueden ser criticadas como excesos y falta de análisis, el problema, es que cuando se formulan en conversaciones o propuestas amorosas, parecen tener sentido, y embebidos de la situación, no logran percibir la naturaleza de su equivocación y la posibilidad cierta de frustración, porque nada de eso es posible.

Cuando se tiene este mito en mente se genera un estado obsesivo por encontrar a una persona que nos permita “vivir”, “ser feliz” o “comenzar una vida nueva”, como si todo lo anterior que hemos vivido no existiera ni importara.

Es demasiada presión, para cualquier ser humano, el creer que uno llena todas las expectativas de alguien, eso no sólo es imposible, sino que además, suena a fantasía utópica. Los seres humanos somos una combinación de aspectos positivos y débiles. En muchas ocasiones tendremos opiniones divergentes a nuestra pareja, y nos apetecerá realizar algo diferente, y eso no significa amar menos ni desconsideración, implica simplemente, que al ser pareja no perdemos una de las características esenciales de todo ser humano, el ser un individuo. Nadie debería renunciar a sí mismo por amor, eso es inhumano y pedirle demasiado al amor.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 21, 2020 15:30