Miguel Ángel Núñez's Blog, page 3

May 20, 2020

El amor no todo lo puede



Un mito común en relación al amor y que es repetido hasta la saciedad, por muchas personas, especialmente en contextos religiosos es que el “amor todo lo puede”. Suena tentador pensarlo y creerlo. La idea de que si existe amor eso es garantía para superar cualquier situación que surja es sutilmente enceguecedora. No permite ver la realidad. Basados en esta perspectiva errónea muchos llegan a pensar, que si hay problemas en el camino, eso es señal de que no hay amor. Esta es otra idea del amor romántico tóxico que inunda a la sociedad actual, de la mano de ideas infantiles producidas en televisión, en el cine y la literatura.

La realidad es todo lo contrario. Los seres humanos no viven en un mundo idílico, sino en uno donde surgen problemas, desavenencias, desencuentros y situaciones fortuitas que dejan a la pareja sin las herramientas suficientes para gestionar dicha situación.

Se habla, en este contexto, de “parejas ideales”, “amor perfecto”, “idilio”, y otras fantasías similares. La realidad es que nada de eso existe en la realidad y nunca ha existido en ninguna época. Las parejas tienen conflictos entre ellas y el respeto, la confianza y la comunicación no son automáticos ni surgen por arte de magia, es preciso trabajar, y en algunos casos, muy duro, para que se logre un nivel de respeto, confianza y comunicación adecuadas, especialmente, cuando los fundamentos familiares de los cuales vienen ambos son precarios o tóxicos.

Muchas personas, basadas en este mito absurdo, ante la primera dificultad rompen las relaciones, pensando que el amor está exento de dificultades. No se concentran en buscar soluciones y en pedir ayuda, arguyendo que cuando el amor está presente, nada de eso ocurriría. Es una forma pueril de huida y no se dan cuenta, que con cada pareja futura tendrán la misma dificultad, porque no existen ni parejas perfectas ni personas ideales.

El amor no lo soporta todo, porque hay situaciones insoportables que no se pueden permitir, y eso no significa, que no se ame, ni se tenga la capacidad de amar, ni que el amor no exista.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 20, 2020 15:30

May 19, 2020

La marea



Los psiquiatras y docentes de la Universidad de Harvard, Richard S. Schwartz y Jacqueline Olds, que además, son esposos entre si, proponen una teoría en su libro Matrimonio en movimiento que va a contracorriente con las ideas populares sobre el amor romántico.

Ellos hablan del “flujo y reflujo natural de las relaciones perdurables”, es decir, que no siempre para que una relación funcione debe ser calma y estática, sino que más bien se parece más al vaivén normal de las mareas marinas. Un ir y venir, de acercamiento y lejanía, que permite que la llama del mutuo descubrimiento se mantenga intacta.

En sus palabras “la sensación placentera de intimidad no se encuentra en la cercanía estática, sino en el movimiento de uno hacia el otro, en el descubrimiento progresivo de otra persona, en una maravillosa sensación de desenvolvimiento, de estar retirando el velo” (Schwartz y Olds, 2002: 2). Cuando se pierde esa sensación progresiva de ir descubriendo al otro, entonces, se entra en una fase de desencanto que provocaría que la pareja, influenciada por la visión romántica, crea que no hay nada más que hacer, y la separación aparece como opción.

En el concepto de los autores, cuando se pierde la curiosidad y la sensación de descubrimiento, entonces, la cercanía se convierte en problema. La excitación y el asombro al acercarse poco a poco al otro, se pierde, y ahora no queda más que esa sensación de tristeza que da el saber que ya se tiene todo lo que se deseaba.

¿Qué hacer? Los psiquiatras proponen no desanimarse cuando eso ocurre y volver a recuperar la sensación de misterio una y otra vez, para mantener la sensación de siempre descubrir al otro.

Los autores no dejan de tener razón, porque cuando la apatía, la rutina y el aburrimiento se instalan, las parejas dejan de avanzar y de conocer. En cambio a esa sensación es simplemente, el mantenerse constantemente alerta para no permitir que precisamente el conocimiento del amado sea la causal de la pérdida del interés. Eso implica que las parejas, de un modo u otro, deben mantener conscientemente la chispa de conocerse mutuamente abierta, para no permitir que la rutina del conocer mate su amor.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 19, 2020 15:30

May 18, 2020

Lo mejor para otra persona



En ocasiones las definiciones más simples son las más certeras. El psicólogo John Townsend define el amor simplemente como “buscar y hacer lo mejor para otra persona” (Townsend, 2014). En su sencillez señala uno de los componentes más importantes del amor que es la bondad y la abnegación. Supone que se busca intencionalmente hacer bien a la persona amada y hacer todo lo posible, incluyendo un gran esfuerzo personal, para que la persona que se dice amar sepa que está recibiendo lo mejor.

La Biblia dice en 1 Corintios 13, el clásico capítulo del amor, que el que ama “no hace nada indebido”. Eso implica que en el amor hay bondad no egoísmo. Por esa razón no hay lugar para el egoísmo o el narcisismo. Una persona que ama de verdad procura con todas sus capacidades brindar lo mejor al ser amado.

Esto no puede ser ni momentáneo ni casual, como señala Townsend es “continuo e intencional” (Ibíd.) Eso significa que la persona que ama entiende que el amor es acción, no un asunto pasivo de espera. Por eso cuando algunos esperan que venga alguien y “los haga feliz”, no están entendiendo el componente principal del amor que está vinculado con el otro, con el alter, con la persona que es objeto de nuestro amor. Evidentemente, cuando el amor es real y mutuo, ambos de la pareja recibirán lo mismo a cambio.

Cuando se entiende el amor desde esta perspectiva el concepto más cercano es valor. El amor se convierte en un valor. “El amor es valorar lo que se hace y lo que sea más útil para alguien. Su propósito es el mejoramiento, la seguridad, la sanidad, el desarrollo, el éxito y la conducta responsable de otra persona” (Ibíd.) Con esto se topa de frente con el “amor inmaduro” de quienes solo esperar recibir, sin comprometerse con dar.

En un amor maduro hay un esfuerzo consciente para dar lo mejor a quien se ama. Por esa razón es contradictorio cuando alguien dice amar y daña, maltrata, violenta, irrespeta o no considera a quien, supuestamente, ama más que a nadie en el mundo. Es paradojal decir amar y no hacer lo que el amor hace, lo mejor para el amado.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 18, 2020 15:30

May 17, 2020

Proyecto de vida convergente



El psicólogo y terapeuta de parejas español Antoni Bolinches, señala que las parejas tienen que tener un “proyecto de vida convergente” (Bolinches, 2012). La idea es interesante. La convergencia se produce cuando dos personas no fusionan sus proyectos sino que los complementan, buscando puntos de unión y no de confrontación.

Uno de los errores que cometen muchas personas, especialmente mujeres, es renunciar a sus propios proyectos de vida, y fusionar sus vidas con las de sus parejas o maridos. Esto es especialmente cierto en países donde los derechos de las mujeres están disminuidos o no están considerados. Se supone, por tradición cultural, que la mujer no tiene derecho a tener proyectos personales, porque cuando se casa siguiendo al marido, una especie de agregado o apéndice de su pareja.

Por esa vía, no hay posibilidad de desarrollo armónico. Un sistema tal solo sirve para generar frustración y una sensación de precariedad en la relación.

“Los proyectos son procesos cambiantes, —dice la psicóloga Alejandra Buggs Lomelí— dinámicos y en constante construcción, simbolizan nuestra capacidad de crear y hacer realidad un objetivo reflexionando profundamente sobre nuestro presente. Nuestros sueños, realidades, conocimientos, metas, pasiones y deseos son elementos esenciales para conformar un proyecto de vida, y dependerán siempre del contexto sociocultural en el que nos desarrollemos, incluyendo las expectativas que se tienen según el género al que pertenecemos” (Buggs, 2012).

Lamentablemente, señala Buggs, las mujeres viven en torno a los ejes “maternidad”, “cuidado del hogar” y “atención a la pareja”, convirtiéndose en factores determinantes que impiden concretar un proyecto de vida. Algo muy distinto a los varones, cuyos ejes son diferentes, por impacto social, y se ocupan de su propio desarrollo. Al contrario de las mujeres que viven en función de las necesidades de otros, antes que las propias, lo que implica que a menudo se postergan a sí mismas. Lo lamentable es que no existe conciencia de que el proyecto de vida es de ambos, y que nadie tiene derecho a limitar o anular a otra persona. Mientras no exista convergencia, no habrá posibilidad de un desarrollo armónico.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 17, 2020 15:30

May 16, 2020

Amar es servir



Hay ideas sobre el amor que no son populares, precisamente porque van a contramano de una cultura que enseña un “amor inmaduro” y poco consistente.

El psicoanalista y escritor mexicano-alemán Erich Fromm escribió al respecto: “Amar es servir. Cuando me sitúo frente a una persona, puedo considerarla desde dos puntos de vista. Puedo tener en cuenta su realidad, lo que ella es, pero también puedo prestar atención preferentemente a lo que puede llegar a ser. En toda persona, por muy mediocre que pueda ser, existe un yo profundo que pide urgentemente ser realizado. Amar a una persona significa ponerse al servicio de ese ‘yo’ para ayudarle a realizarse. Amar quiere decir llamar al otro a la existencia, hacer que viva, hacer que sea más” (Fromm, 2004).

Lo anterior implica que la relación de pareja no es una competencia para destacar por sobre otro ni un vínculo donde se defienden los intereses propios por sobre los del otro. Es una relación de mutuo servicio y colaboración. En otras palabras, el estar en pareja debería hacerme mejor persona, porque estaré logrando alcanzar las potencialidades que tengo y no como sucede muchas veces, que algunas personas logran anular a sus cónyuges haciéndoles sentir inferiores.

El delicado equilibrio de respeto y empoderamiento debe darse en una relación saludable donde prima el respeto y la voluntad de nunca anular a la pareja. Esto es mutuo, de ningún modo unilateral, porque en ese caso no habría relación.

En el aprendizaje de ser pareja, muchos no logran captar que amar es servir. En parte, porque los modelos que vivieron desde sus hogares de origen no fueron capaces de mostrar dicha relación armónica y saludable. Pero además, porque la sociedad ha vendido la idea de que buscamos pareja para que nos “hagan” felices, sin entender que esta tarea es mutua.

La desilusión va de la mano con relaciones donde no hay consideración del uno por el otro. Donde se produce una competencia para que la voluntad de uno prime por sobre el otro. Eso, en síntesis, no es relación, sino lo más cercano a la esclavitud.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 16, 2020 15:30

May 15, 2020

Tolerar que sea justo lo que es



Milenka Jesenka quien tuvo una larga relación afectiva con el escritor austriaco Franz Kafka escribió: “La tarea del matrimonio es tolerar la naturaleza del otro, es tolerar que el otro se sienta libre para ser justamente lo que es” (citado por Borsato, 2010: 10). Leído en términos positivos es construir una relación basados en el respeto y en el amor. Si se vive de manera negativa, es permitirle a otra persona avasallar la vida de otro individuo.

En otras palabras como dice Borsato “casarse es acoger la diferencia del otro y permitirle ser diferente” (Ibíd.) Lamentablemente, muchas personas impulsadas por sus propios conflictos internos, especialmente por problemas de autoestima y dependencia, no toleran las diferencias y equivocadamente piensan que el matrimonio es fusión, y no lo que debería ser: Comunión.

Hay una diferencia abismal entre comunión y fusión. Las parejas fusionadas pierden su individualidad, funden sus intereses, diferencias y proyectos de vida, en la de su pareja, al grado que sus familias de origen y sus allegados los desconocen. En cambio, las parejas que viven en comunión respetan la individualidad del cónyuge, buscan un equilibrio donde los intereses de ambos son considerados, las diferencias se alientan no se anulan, y los proyectos de vida se complementan, nunca se eliminan.

Por una mala comprensión de la pareja y por la influencia de novelas románticas, películas y series, lo común es encontrar parejas que apuntan hacia la fusión y no hacia la comunión. Por eso es más común encontrar personas frustradas, estando en pareja, que gente contenta.

Nadie es feliz si se siente obligado a dejar a un lado su vida personal y renunciar a sus intereses, para supuestamente, mantener la armonía de una relación. Como dice Borsato “el matrimonio debería ser el lugar donde los dos cónyuges se ayudaran a desencadenar sus propias potencialidades, estimulando cada uno el proyecto del otro. Es exactamente lo contrario de la restricción y la mutilación” (Ibíd.)

La vida es más llevadera cuando formamos parejas donde prima el respeto, la comprensión y la ayuda mutua para ser uno mismo.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 15, 2020 15:30

May 14, 2020

Centro de rehabilitación



La famosa actriz norteamericana Julia Roberts, en una entrevista, dirigiendo a un grupo de damas, les dijo: “Mujeres, ustedes no son el centro de rehabilitación de hombres que han sido criados erróneamente. No es su trabajo arreglarlos, cambiarlos o criarlos. Ustedes quieren un compañero de vida no un proyecto social”. ¡Qué sabias palabras! Si muchas mujeres, y también varones, lo entendieran, los terapeutas de parejas tendríamos menos trabajo y habría más vínculos saludables.

Muchos y muchas tienen la tendencia en convertirse en enfermeros y enfermeras de las heridas emocionales de quienes se han enamorado de ellos o ellas. Es cierto, como dice Boris Cyrulnik, en su libro El amor que nos cura que “el amor en todas sus manifestaciones es la cura para sanar las heridas de la infancia” (Cyrulnik, 2004), sin embargo, no todos están ni preparados ni tienen la capacidad de ayudar a quienes están tan dañados por la vida que necesitan ayuda especializada.

Muchas personas actúan como si tuvieran la obligación de salvar a todos aquellos heridos con los cuales se cruzan, el problema es que no todos están capacitados ni cognitiva ni emocionalmente para tratar el dolor emocional de otros. En muchos casos, los que aman, por amor, deben esperar que la persona sane antes de continuar una relación que puede ponerlos en riesgo. O, pedir ayuda a algún experto, para no ser un problema para la sanidad de quien tanto lo necesita.

Muchos que tienen que lidiar con el dolor emocional de alguien que aman, pierden objetividad y de pronto sienten que están obligados a quedarse en dicha relación exclusivamente porque la otra persona necesita ayuda. No es necesariamente así. Todos, en algún sentido precisamos de ayuda, no obstante, no todos estamos en condiciones de ayudar.

El amor juega un rol central en nuestra sanidad, como dice Mercè Conangla “ser amados por otra persona significa un reconocimiento a nuestra existencia como seres humanos. Ser amados y sentirse amados, es necesario para aprender a amarnos a nosotros mismos y también para ser capaces de dar amor a los demás” (Conangla, 2014). El amor sana, pero cuando hay daño hay que solicitar ayuda para vivir con posibilidades de sanidad.

Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 14, 2020 15:30

May 13, 2020

Cuidar



La imagen más común para el amor es decir que es como una planta delicada que hay que cuidar. El meollo de la cuestión es precisamente el “cuidar”. Muchas personas terminan por echar a perder su relación simplemente porque descuidan su cuidado.

La terapeuta catalana Maria Mercè Conangla i Marín, especialista en ecología emocional, señala que “el amor es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de quien amamos. Si no hay preocupación activa no hay amor. La esencia del amor es ‘trabajar por algo’ y ‘hacerlo crecer’” (Conangla i Marín, 2014). Eso implica todo lo contrario de una actitud pasiva que se queda a la espera de que suceda algo sin hacer nada. Los que aman actúan, no esperan.

Cuidar implica un acto intencional por ocuparse de la vida de alguien, sin hacerlo dependiente ni convertirse en dependiente, los que aman no sólo ocupan tiempo en el autocuidado, sino que cuidan, protegen, ayudan, se convierten en fuertes para colaborar con las debilidades del amado.

Eso tiene que ver, incluso, con situaciones cotidianas tan comunes como enfermarse. Hace poco alguien me decía:

—Estuve enferma dos semanas, tirada en cama, sin energía y sin ganas de hacer nada, y él no tuvo ni siquiera la cortesía de ofrecerme un vaso de agua.

Esa actitud, no sólo muestra negligencia, sino que las palabras son vacías de contenido. No es suficiente hablar, es preciso ocupar tiempo en actuar. La coherencia tiene que ver fundamentalmente con ser equilibrados en el decir y el hacer.

El amor no es creíble sino se cuida a la persona amada. El amor nos hace vulnerables, hermosamente frágiles, y resulta conmovedor cuando somos cuidados y protegidos por quien nos ama, porque precisamente entiende nuestra debilidad. Eso hace el amor, cuida, protege, acoge, porque no podría entenderse el amor de otro modo que no fuera mediante ese acto de entrega que implica ocupar tiempo, energía e inteligencia en hacer que el o la amada se sientan cuidados.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 13, 2020 15:30

May 12, 2020

Luz roja



Muchas personas se dejan arrastrar a relaciones de pareja sin preguntarse adecuadamente si la vida que piensan compartir es compatible. ¿Cómo saberlo? La guía fundamental es entender si los proyectos de vida son compatibles. No se trata de que sean buenas o malas personas, porque dos excelentes individuos, si tienen proyectos de vida dispares, terminarán en un fracaso por más empeño que le pongan a sobrevivir como pareja.

Cuando ambos perciben que el proyecto de vida es diametralmente diferente, entonces, debería encenderse una luz roja y parar porque de otro modo se pueden chocar con la realidad que no sólo destruirá sus ilusiones, sino que además, los dejará con secuelas de por vida.

Cuando se intenta conciliar proyectos de vida dispares, a menudo, el sacrificio es tan grande que excede a los beneficios que se pudiera obtener. Ambos o uno de los dos, terminará cediendo y teniendo que renunciar a sus sueños personales, con toda la cuota de frustración que aquello pudiera provocar en los individuos.

En todos los años que debo atendiendo a parejas en crisis, más de alguna vez, he visto a varones y mujeres, llorar amargamente por haber tenido que renunciar a proyectos con los cuales se sentían identificados y formaban parte de su propia esencia. Pocos entienden que la vida humana es demasiado corta como para arriesgarse a truncar los sueños personales y, lo que es peor, terminar viviendo el proyecto de otra persona.

Cada proyecto de vida está ligado a la cosmovisión particular, a la historia individual, a las potencialidades de cada uno, a los dones y talentos que se posean, al esfuerzo invertido, es decir, no es posible renunciar a todo eso, sin matar de alguna forma la propia vida. Renunciar a un proyecto de vida por una pareja, o porque supuestamente eso demanda el amor, es de un modo u otro, una forma de renunciar a vivir, terminar siendo un espectro sobreviviente o un muerto en vida.

La vida es demasiado valiosa, corta y frágil para renunciar al proyecto de vida particular, simplemente, porque alguien dice amarnos.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 12, 2020 15:30

May 11, 2020

La persona adecuada



Todos los que están por tener una pareja o que ya viven la experiencia de una relación se preguntan más de una vez si están o no con la persona adecuada, en ocasiones, esta pregunta puede ser devastadora, especialmente, cuando se dan cuenta que están viviendo una ilusión que no tienen nada que ver con la realidad que alguna vez soñaron o con experiencias de vida que están alejadas de lo saludable.

El problema es que a menudo se va buscando “la persona adecuada”, sin preguntarse si yo soy el adecuado o adecuada para alguien. El amor no se centra en lo que recibes, sino en lo que estás en condiciones de dar. Evidentemente, por definición, amar es un puente de ida y de vuelta, de otro modo, simplemente, no es amor real.

Sixto Porras, Director Regional para Iberoamérica de Enfoque a la Familia, conferencista, consejero y escritor señala que “el amor se aprende, se cultiva, es producto del tiempo compartido, y es el resultado de añadir inteligencia al enamoramiento” (Porras, 2010: 128). Lamentablemente, esta definición choca de frente con la cultura popular, donde hablar de “amor” e “inteligencia” pareciera estar en las antípodas, como si una cosa y otra no fueran compatibles. Aún se habla del “amor ciego”, como si eso fuera una virtud, y no lo que es en realidad, un desastre que ocasiona que muchas personas, simplemente, por cegarse terminen en relaciones equivocadas con personas incorrectas.

Para que una relación realmente funcione es necesario no precipitarse y actuar con cautela. El filósofo griego Platón, hablaba de la desconfianza hacia los sentidos, diciendo que solían engañar a los incautos. Lo mismo puede decirse de quienes creen que sus sentimientos, emociones, y pasiones, son una buena consejera para elegir a una persona adecuada, cuando en realidad, sin el ejercicio de la inteligencia que permita ponderar todas las opciones, será muy fácil equivocarse y dar los pasos inadecuados que solo hará que las personas creyendo amar, terminen en relaciones tóxicas, destructivas y altamente peligrosas.

Antes de amar, es preciso pensar, reflexionar, consultar, dialogar, pedir consejo. El amor nos define, no es algo de poca monta.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on May 11, 2020 15:30