Miguel Ángel Núñez's Blog, page 6
April 20, 2020
El visitante

“Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento”. Mateo 25:35 NVI
No es un mundo justo el que vivimos. Nunca lo ha sido. Sin embargo, hoy en día, pareciera que cada vez se oscurece más. Que las paredes antes claras entre el mal y el bien, se difuminan en un extremismo cada vez más peligroso.
A nombre de la religión se mata y se asesina impunemente. Para mantener un estilo de vida cómodo para muchos se juega con la vida de millones de personas, que amparadas en su lugar de nacimiento, se sienten con derecho a juzgar y maltratar a otros.
He viajado, lo suficiente para darme cuenta la diferencia abismante entre países ricos y pobres.
Sin embargo, en todo este tiempo lo que más me ha impactado es la indiferencia de los que tienen, mirando con desdén a los que supuestamente carecen de todo.
No obstante, muchas de las personas que en la mirada de los opulentos no poseen son ricos en vivencias y tradiciones que hacen que sus vidas tengan mucho que ofrecer, si al menos nos diéramos el trabajo de escuchar.
Esta película nos recuerda el drama de la inmigración, que cada vez se torna más insoportable para muchas personas que por diversas razones: económicas, políticas, religiosas o simplemente por la búsqueda de un mejor horizonte, abandonan su mundo y se sumergen en otro.
Se produce una conexión porque casi todas las personas conocen a alguien que ha tenido que abandonar su país para emigrar a otra tierra donde se convierte en un extraño.
Anhelo el día cuando venga Jesucristo y se eliminen las fronteras y las divisiones que los seres humanos hemos hecho entre nosotros, poniéndonos en una situación insostenible y tratándonos unos a otros de cualquier forma, pero no como hermanos de la raza humana.
“Donde no hay caridad no puede haber justicia” (Agustín de Hipona).
Del libro inédito Historias de cine Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 20, 2020 15:30
April 19, 2020
¿Quieres ser millonario?

“Entre ustedes no deberá haber pobres, porque el Señor tu Dios te colmará de bendiciones en la tierra que él mismo te da para que la poseas como herencia” Deuteronomio 15:4
¿Con cuánta carencia se es pobre? Cuando se tiene un plato para comer todos los días, un techo donde dormir y recursos para recrearse y pasar los días, cuesta trabajo creer que hay personas que viven careciendo de las mínimas condiciones para subsistir. Cada día es una batalla para ganar algo que le permita pasar, al menos, esa jornada.
Mientras otros viven en la opulencia, hay personas que sobreviven con menos de un dólar al día.
En el país donde yo vivo, con un dólar se puede comprar un almuerzo, pero no sirve para comer durante todo el día...
Indigna, como en el guión de esta película, saber que las personas pobres no sólo son discriminadas, sino que muchas personas se sienten con derecho a maltratarlas, especialmente cuando consideran que tienen el derecho para hacerlo.
El protagonista está ganando el concurso ¿Quién quiere ser millonario?, que reúne a millones de televidentes que de un modo u otro sueñan que lo que le ocurre a los ganadores, puede ser una señal de esperanza de que algún día puedan salir de la miseria en la que viven.
Pero, como historia mil veces contadas, la policía supuestamente al servicio de los desvalidos, supone que es culpable de estafa y que los conocimientos que tiene no son realmente de él, sin embargo, utilizan la vieja estrategia de la tortura, el arma de la cobardía y de la megalomanía de los que tienen el poder y se consideran impunes.
Ser pobre no es un pecado. El verdadero mal es sospechar que la pobreza tiene algún tipo de destino divino o que las personas no tienen derecho a aspirar vivir de un modo distinto. Hay quienes pregonan desde la religión que ser pobre es una bendición: Ya los quisiera con un dólar al día, a ver si les quedan ganas de orar.
“Existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero” (Anónimo).
Del libro inédito Historias de cine Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 19, 2020 15:30
April 18, 2020
El clavel negro

“Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración” . Filipenses 4:8
Todos los seres humanos pueden dar discursos acerca de la justicia y la bondad. Ser justo y bondadoso es otra cosa muy diferente.
A muchos les gusta escucharse a sí mismos hablando de la justicia y de ser buenos.
La verdad de las personas no aflora en tiempos de bonanza. Cuando todo está bien la mayoría se porta de manera decente. La verdadera prueba se demuestra cuando todo lo que está a tu alrededor comienza a caerse a pedazos.
Los militares chilenos, solían hablar de la “mayoría silenciosa”. Una forma eufemística de hablar de una población que no reaccionaba y que ellos suponían que con su silencio avalaban las atrocidades que cometían.
Harald Edelstam, embajador de Suecia en Chile, no era de los que se quedaba en el silencio cómplice de quienes con su mutismo terminan apoyando la maldad.
Mientras la mayoría de la población se dedica a sobrevivir y a delatar a personas para que sean asesinadas o torturadas, él aprovechando las ventajas comparativas de su puesto se dedica a rescatar a todos los que puede.
Cada individuo en algún momento de su vida se ve ante la encrucijada de hacer el bien, aunque eso le cueste la propia vida, o dejar que los malvados abusen o torturen impunemente.
No es una situación fácil. Sin embargo, es imprescindible que en ese momento se tome una decisión.
Las decisiones de Harald Edelstam salvaron a más de 1300 personas de convertirse en detenidos desaparecidos o una cifra más en la estadística de torturados o violentados por quienes se creían con derecho. Una persona marcó la diferencia.
¿Estás marcando la diferencia tú frente los excesos de tu sociedad?
“Al hombre perverso se le conoce en un sólo día; para conocer al hombre justo hace falta más tiempo” (Sófocles).
Del libro inédito Historias de cine Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 18, 2020 15:30
April 17, 2020
La sombra del diablo

“Los hombres justos piensan en la justicia; los malvados, solo en el engaño” (Proverbios 12:5).
A veces las películas tienen éxito pese a la pobre puesta en escena, en parte por la fuerza de los protagonistas y también porque el argumento resulta ser más trascendente que la insípida forma de presentarlo que tiene un director al estilo de hollywood, que en muchos casos, se concentra en lo efímero y deja a un lado lo realmente importante. Un poco, metáfora de lo que ocurre en la vida de muchas personas.
En este caso un joven revolucionario perteneciente al grupo terrorista del IRA, que tantas muertes y terror ha causado en Irlanda e Inglaterra, va a EE.UU. para conseguir armas. En ese cometido se hospeda en la casa de un policía irlandés tranquilo y bonachón que no sospecha en absoluto de quién tiene alojado en su casa.
Sin embargo, por muchas razones y por pequeños indicios la trama termina por desencadenarse y todo queda en evidencia con la consiguiente secuela de traiciones, violencia y tensiones propias de una situación así.
Una de las cosas que impacta en el mundo en que vivimos es la gran cantidad de jóvenes involucrados en actividades delictivas en grupos revolucionarios de diversas partes de la tierra. En muchos casos son manipulados por adultos que los utilizan como carne de cañón para sus idealismos y peleas. En otros casos los jóvenes llegan a la conclusión de que no hay otra salida que participar en actos violentos.
La verdad es que nunca la violencia es una salida. Es una forma muy sutil de autoengaño. Es la manera más diabólica de “resolver” los conflictos. En muchos sentidos, la violencia nunca resuelve nada, al contrario, genera una espiral de dolor y sangre que no se acaba.
No acabes tus disputas a golpes, en realidad, así nunca las acabarás.
“La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. Engañar a los demás es un defecto relativamente vano” (Friedrich Nietzsche).
Del libro inédito Historias de cine Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 17, 2020 15:30
April 16, 2020
Jamás besada

“¡Oh, si él me besara con besos de su boca!” (Cantares 1:2)
El 1902 en el Electric Theater de Los Ángeles se anunció que se exhibiría por primera vez en la historia del cine la filmación de un beso. Era la época del cine mudo. Las películas eran acompañadas por música en vivo. Un pianista improvisaba a medida que se sucedían las escenas.
Se anunció como “El beso de Mary Irvin y John C. Rise”. Lo que muchos ignoraban era que esta pareja de comediantes iban a atraer las iras de los puritanos y el escándalo de gente que creía que besarse en escena era un atrevimiento y un desacato a la moral. Luego se instauró la moda de terminar las películas con un beso. La película Jamás besada vuelve a dicha práctica, aunque este caso sea el centro mismo de la película.
Hoy en día la mayoría de las películas comienza con un beso. El resto ya es historia. No se imaginaban en 1902 lo que ocurriría posteriormente en el cine.
El sexo vendido en pantalla se degrada. Se convierte en medio de exhibición de cuerpos que se acarician, pero, pierden relevancia ante el sentido del verdadero amor.
Muchas películas estarían mejor sin esas escenas de sexualidad explícita, que en la mayoría de los casos son un recurso de enganche para quienes tienen tendencias voyeristas.
Dios inventó el sexo, sin embargo le dio un valor sagrado. Lo circunscribió a la relación matrimonial para que una pareja pudiese encontrar alegría en el placer. Sin embargo, no fue por la sensualidad misma sino por la comunión que una pareja alcanza en un proceso de comunicación y crecimiento personal que tarda años en afianzarse bien. Las relaciones sexuales casuales nunca logran la comunión emocional que una pareja necesita para convertirse en tal. Bien lo sabe el creador.
“El amor verdadero entre el hombre y la mujer no se realiza perfectamente más que en el matrimonio” (Walter Trobisch)
Del libro inédito Historias de cine Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 16, 2020 15:30
April 15, 2020
Descubriendo a Forrester

Jesús “mirando hacia arriba lo vio, y le dijo: —Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa” (Lucas 19:5)
En la película Descubriendo a Forrester, un joven afroamericano que alterna sus días entre escuela, basketball y lectura, logra colarse en la casa de un escritor. Sin embargo, deja olvidada su mochila con sus cuadernos de notas e ideas.
En el intertanto obtiene una beca para estudiar en un prestigioso colegio donde se le hace ver que es aceptado exclusivamente por su capacidad intelectual.
Forrester, caracterizado por Sean Connery, es un escritor aislado y solitario que ha ganado el Premio Pulitzer. Algunos ven en este personaje un alter ego de J. D. Salinger, el autor de la novela El guardián entre el centeno (Buenos Aires: Alianza, 1998) que después del libro se apartó del mundo.
Se inicia una amistad entre un viejo huraño y un novel escritor. El momento más emotivo de la película es cuando el joven es acusado de plagio por utilizar una idea de Forrester y contra su hábito éste abandona su reclusión y aparece para defender a quien injustamente ha sido tratado.
La vida nos trae sorpresas que cambian radicalmente nuestra forma de ver el mundo. De pronto nos encontramos con alguien que nos hace ver la realidad de manera diferente. Es cuando nos encontramos con una persona que se atreve a confiar en nosotros. Cuando somos valorados por lo que somos y no por lo que parecemos.
Jesús no veía a las personas como eran sino cómo podían llegar a ser transformados por su gracia. Su mirada estaba llena de esperanza. Infundía aliento estar en su presencia porque los que veían esa mirada entendían que él estaba observando una promesa.
Así nos mira Dios, no como somos, sino cómo podemos llegar a ser si le damos una oportunidad. ¿No es hermoso?
“Tratemos a la gente como si fueran lo que debieran ser y les ayudaremos a que sean lo que son capaces de ser” (J. W. von Goethe)
Del libro inédito Historias de cineCopyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 15, 2020 15:30
April 14, 2020
Candidata al poder

“Y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos” (Mateo 20:27-28)
Hay ideas que cuesta asumir. Una de ellas es que una mujer pueda ser presidente de los EE.UU.
La película The Contender (2000) trata sobre los prejuicios y las imposibilidades que una mujer pueda asumir, en este caso el cargo de vice-presidente.
Se da un juego entre el senador encargado de investigar a quien ha sido propuesta para el cargo y un joven diputado que es admitido en su grupo de investigadores. Por un lado está la saña de quién se cree con derecho, incluso de torcer la verdad con el fin de lograr sus propósitos de desacreditación y por otro lado de un joven que en dichas circunstancias opta por obedecer a su conciencia y finalmente elige el camino más difícil, pero, que finalmente lo lleva a ponerse de lado de la verdad.
La mujer por su parte, considera que todo el juego sucio de la política no va a lograr que claudique con sus valores y principios. Hay por lo demás, una doble moral presente. Se le imputa haber estado en un escándalo sexual en su etapa de estudiante universitaria. Sin embargo, si hubiese sido varón aquello no habría sido considerado infamante, por el contrario, habría sido tomado como una anécdota.
El poder seduce. Gobernar y tener posibilidad de tomar decisiones que involucren a millones hace que las personas saquen lo mejor y peor de sí.
He escuchado que las personas cambian cuando tienen un puesto público. La verdad es que a menudo los individuos son lo que son y el poder pone en evidencia lo que hay realmente en sus vidas.
La invitación de Jesús es buscar “servir” antes que “ser servido”. Quien busca el poder por el poder, terminará sus días vacío de sentido. Sólo en el servicio se alcanza la plenitud de la vida.
“El dinero y el poder no cambian a las personas; simplemente aumentan lo que hay en ellas” (Will Smith).
Del libro inédito: Historias de cine Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 14, 2020 15:30
April 13, 2020
Políticamente incorrecto

“Él les contestó: —Vayan y díganle a ese zorro: ‘Mira, hoy y mañana seguiré expulsando demonios y sanando a la gente, y al tercer día terminaré lo que debo hacer’ ” . Lucas 13:32
Jesús nunca fue “políticamente correcto”. Se atrevió a llamar al hombre más poderoso de su tiempo “zorro”, caracterizando de ese modo su carácter torcido y falaz. A los dirigentes religiosos más importantes de su época los llamó “sepulcros blanqueados” (Mateo 23:37) y “generación de víboras” (Lucas 3:7), porque entendió claramente su manera de ser corrupta y degradada.
Nunca, por ninguna razón, vendió su conciencia para obtener réditos sociales o recompensas temporales. Cuando una persona vende su conciencia pierde algo mucho más valioso que la conciencia, se queda sin integridad, y eso, a la larga, es un precio muy alto.
Cristo no procuró ser popular sino vivir conforme a propósitos y principios divinos, muchos de los cuales le ocasionaron el volverse impopular, especialmente para quienes no estaban cómodos con dichos principios.
La decisión que tenemos que tomar implica decidir qué tipo de persona queremos ser. Si queremos ser “políticamente correctos”, entonces, terminaremos callando cuando debemos hablar, y hablando cuando deberíamos callar. Veletas yendo de un lado a otro de acuerdo al viento.
Jesús pagó un alto precio por su honestidad, el ejemplo que nos dejó es que ser leal a la conciencia, es al final de cuentas, la mejor forma de vivir. Una persona que intente caer bien a todos, terminará vendiéndose de algún modo.
Los principios exigen columna vertebral, la misma que tuvo Cristo para no tenerle miedo a los poderosos de su tiempo, ni dejar de decir lo correcto, aunque la diplomacia exigía otra cosa. Cuando se es honesto consigo mismo, no siempre se puede ser diplomático. ¿Cómo dices ‘sepulcro blanqueado’ de una manera más suave?
Del libro inédito ¡Atrévete a creer! Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 13, 2020 15:30
April 12, 2020
Proyección

“Me doy cuenta que todo lo puedes, que eres capaz de cualquier proyecto”. Job 42:2 NBJ
Los fenómenos psicológicos son complejos y a menudo no alcanzamos a dimensionar el impacto que tiene sobre nuestras vidas. Un comportamiento habitual del ser humano es ser capaz de “proyectar” su vida, pero sin tener que depender de los planes y sueños de otros. Cuando permitimos que las circunstancias y otras personas nos impidan desarrollar nuestro proyecto vital, estamos simplemente, castrando nuestro futuro y auto provocando una frustración. Es, parafraseando a Gabriel García Márquez, “crónica de una amargura anunciada”.
Muchas personas van por la vida como si fueran zombies, individuos que han perdido las ganas de vivir, simplemente porque no tienen un proyecto de vida que guíe su existencia.Toma un lapicero y una hoja y contesta las siguientes preguntas:
—¿Qué quiero hacer con mi vida?
—¿Qué es lo que más anhelo y haría el esfuerzo para lograrlo?
—¿Qué costo tengo que pagar para lograr mis metas?
—¿Qué impide la realización de mis sueños?
—¿Qué debo hacer para eliminar los impedimentos que no me dejan avanzar?
—¿Qué quiero estar haciendo dentro de cinco y de diez años?
—¿Cómo me veo a mi mismo en el futuro si logro mis metas?
Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10). En una lectura superficial se leería que Dios quiere que vivamos mucho tiempo, esa es una posible interpretación. La otra es que Dios quiere que tengamos plenitud, y bien sabe Él que nunca seremos plenos a menos que logremos la realización que precisamos como seres humanos.
No permitas que alguien mate tus sueños. De ti depende comportarte como marioneta del destino o ser humano digno.
Del libro inédito ¡Atrévete a creer! Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 12, 2020 15:30
April 11, 2020
Una forma de vida

“El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente”. Efesios 4:28
Te imaginas a Jesús plagiando un trabajo de investigación para entregar en el colegio? ¿Puedes imaginar a Cristo yendo a internet a copiar una información para luego citarla como propia?
Un plagiador, es decir, el que copia información creada por otro y que la presenta como propia, no es nada más ni nada menos que un ladrón y un mentiroso.
Jayson Blair se hizo famoso como periodista del New York Times, uno de los periódicos más importantes de EE.UU. Sus columnas y crónicas eran leídas con avidez, hasta que alguien se percató que algunos de sus escritos habían sido copiados de otros periodistas. Una investigación interna del diario demostró que Jayson inventó declaraciones, copió de otros diarios sin citarlos, describió escenas que nunca había visto y firmó desde lugares donde nunca había estado. No sólo fue despedido sino que además perdió toda credibilidad, al grado de que su nombre es, entre los periodistas, sinónimo de plagio y falsedad.
Cuando nos acostumbramos a vivir una mentira, eso se convierte en un estilo de vida. Del mismo modo, quien decide ser honesto lo hace sobre la base de entender que esa forma de ser se convertirá en la columna vertebral de su vida. En ambos casos se tendrán consecuencias, para bien o para mal. La decisión es nuestra.
Inventamos muchas formas para justificar lo injustificable, para racionalizar lo que no está bien y para auto convencernos que no es “tal” malo, cuando en realidad, es algo que no corresponde.
Un cristiano vive de tal forma de no traer oprobio para su fe. Entiende que la vida del cristiano, aunque llena de luchas, es una forma de ser, un estilo de vida que se expresa en todo lo que se realiza.
¿Qué haría Jesús en mi lugar? Es una buena pregunta antes de hacer algo que sabemos que no es correcto.
Del libro inédito ¡Atrévete a creer! Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on April 11, 2020 15:30