Miguel Ángel Núñez's Blog, page 10
March 11, 2020
Radical

“Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6)
Jesús estaba completamente loco o de verdad, creía honestamente lo que decía. Una persona cuerda no afirma lo que él sostenía con tanta vehemencia a menos, que verdaderamente, encarne lo que dice. Eso es lo que diferencia a Cristo de cualquier otro líder religioso que haya existido en esta tierra nuestra.
“Jesús exige respuestas absolutas. El asegura que, creyendo en él, el hombre salva su vida e, ignorándole, la pierde” (Martín Descalzo, 1986, 1:11). En Cristo es todo o nada, sin matices. No se puede ser medio cristiano así como no se puede estar “medio enfermo” o “parcialmente casado”. Eso es lo que algunos cristianos no entienden. Que Jesucristo es radical, como ningún otro líder religioso lo ha sido.
Jesús es nuestro camino. Eso quiere decir que no hay otra forma de vivir la vida cristiana sino a través de él. No es por denominaciones, líderes religiosos ni doctrinas, sino en su persona, en Él. Cristo es el sendero. Si no andamos en él estamos tan extraviados como el más mísero de los peregrinos.
Jesús es la verdad. No que él tenga cosas verdaderas que enseñarnos, sino que él encarna toda verdad. Nada de lo que sea verdadero puede serlo fuera de él. Cuando pretendemos una doctrina, una práctica o cualquier concepto fuera de él, termina por ser mentira, porque sólo en él se vive la verdad.
Jesús es la vida lo que implica simple y llanamente que sin su presencia en nuestra existencia estamos muertos, por mucho que nuestro corazón palpite y creamos estar vivos. Sobrevivir no es vivir. Sólo se vive en Cristo, fuera de él sólo hay muerte y silencio sepulcral.
Cuando no se entiende la radicalidad de lo que Cristo representa, entonces, nos conformamos con “falsos Cristos”. Denominaciones, doctrinas, liturgias, prácticas piadosas, y todo aquello que reemplace a un Jesús que pide nada más y nada menos que todo. Así simplemente, todo, sin que quede nada en nuestro peculio.
Un Jesús radical no se conforma con vidas cristianas parciales. O somos lo que decimos ser o no lo somos. Si le seguimos, entonces, sin duda, muchos nos verán con sospecha, con una actitud de recelo, porque sus seguidores representan, al igual que Él lo hizo, lo contrario del confort y lo políticamente correcto. Jesús es el incorregible por definición.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 11, 2020 16:30
March 10, 2020
Demasiado importante

“Todos se llenaron de temor y alababan a Dios. —Ha surgido entre nosotros un gran profeta —decían—. Dios ha venido en ayuda de su pueblo” (Lucas 7:16)
Ser considerado “profeta” no es cosa de poca monta y no darle el énfasis que corresponde y tomarlo en serio es una irresponsabilidad. El cristianismo es una religión profética porque tuvo en Cristo al máximo portavoz que ha tenido la humanidad de parte de Dios (Hebreos 1:1).
“El profeta es una persona llamada y enviada para traducir a los destinatarios la palabra que él ha recibido” (González, 1976: 13). Es decir, el profeta no habla por sí mismo es un mensajero. Por eso Jesús decía “hablo conforme a lo que el Padre me ha enseñado” (Juan 8:28) y agrega “las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía” (Juan 14:10). Por esa razón sus contemporáneos estaban tan alarmados. No estaban delante de una persona común y corriente, sino delante de uno que se hacía llamar Dios, uno con el Padre, un individuo que se consideraba a sí mismo una persona no humana, y ser humano al mismo tiempo.
Si hoy día nos topamos con una persona que dijera lo mismo seguramente lo quedamos mirando como si estuviera loco, porque suena como una locura, por eso mismo no es extraño que tanta gente, especialmente del ámbito religioso estuviera tan alarmado con sus palabras. No sonaban bien, eran extrañas, especialmente en el contexto de una sociedad llena de prejuicios y estereotipos, y de un montón de ignorancia acumulada por siglos de oscurantismo propiciado por dirigentes espirituales y religiosos que consideraban que el pueblo podía ser manejado mejor si eran ignorantes o mantenían los conceptos propios de quien ignoraba.
De pronto, en ese ambiente, Jesús aparece diciendo vengo a hablar en nombre de Dios. O, en sus palabras: “A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer” (Juan 1:18). Tal vez, no deberíamos juzgar tan duramente a los contemporáneos de Jesús, en su caso, probablemente, habríamos hecho lo mismo.
Jesús demostró que estaba más allá de los prejuicios de la época. Todo momento histórico tiene su propio profeta, lamentablemente, los judíos no lograron entender que estaban ante el más grande de todos los tiempos.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 10, 2020 16:30
March 9, 2020
Si es que...

“Éste es aquel de quien yo decía: Él que viene después de mí es superior a mí” (Juan 1:15)
Muchos cristianos creen, infundadamente, que la única información que existe sobre Jesús está en los evangelios. Sin embargo, la realidad es que existen antecedentes en fuentes exteriores al Nuevo Testamento. Además, hay información que procede de escritos primitivos cristianos que mencionan datos inexplorados para muchos, entre ellos los llamados “otros evangelios” que no están incorporados en el canon.
Josefo, historiador judío que vivió hasta fines del siglo I d.C. escribió en sus Antigüedades Judías lo que aparentemente es un testimonio cristiano, cuando no es más que un texto adulterado que dice: “«Por este tiempo [es decir, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, en los años 26-36 d.C.] vivió Jesús, un hombre sabio si es que realmente hay que considerarlo un hombre. Porque él realizó hazañas sorprendentes y fue maestro de un pueblo que aceptó gozosamente la verdad. Atrajo a su causa a muchos judíos y griegos. El era el Mesías” (Josefo, 18.63). Según el especialista en Josefo, L. H. Feldman, hay que eliminar la frase “Él era el Mesías”, porque lo hace aparecer como cristiano, lo que no es cierto. Lo que viene a continuación refleja lo que se entendía por Cristo en ese momento “cuando Pilato, después de haber oído que era acusado por los hombres de más elevada posición entre nosotros, lo condenó a ser crucificado, los que anteponen el amor a él a todas las demás cosas no dejaron de amarlo. El tercer día se apareció a ellos resucitado, porque los profetas de Dios habían anunciado esta y otras incontables maravillas sobre él. Y la secta de los cristianos, llamados así después de él, no ha desaparecido hasta hoy” (Ibid). La frase “si es que realmente hay que considerarlo un hombre”, no es una afirmación a favor de Cristo, sino un reconocimiento de un prejuicio de que el poder de Jesús no provenía de Dios, sino de Satán, concepto que ya repetían religiosos de su tiempo.
El gran problema de estudiar a Cristo es aprender a desenmascarar la realidad de la ficción y establecer claramente qué es realmente lo que Jesús fue y vivió. Cuando eso no se hace de manera adecuada, se termina por crear mitos y tradiciones que nada tienen que ver con lo que realmente fue el hecho histórico. Eso incluye el análisis del texto de los evangelios, para no caer en estereotipos que nada tienen que ver con lo que realmente sucedió. En asuntos de Jesús, la desinformación parece ser la tónica.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 09, 2020 16:30
March 8, 2020
En tiempos difíciles

“Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes” (Mateo 2:1)
Jesús nació en un tiempo difícil, que probablemente, no alcanzamos a dimensionar en la actualidad. El reinado del rey Herodes, de origen, asmoneo, “estuvo marcado por tres características: la obsesión por eliminar a todos sus opositores, la fiebre constructora y el descontento del pueblo. Llegó a matar, entre otros muchos, a su propia mujer (Mariamme) y a varios de sus hijos porque creía que amenazaban su continuidad real” (Aguirre, 2009: 38).
No era un tiempo de derecho, justicia y democracia. La disensión se pagaba con vida. La muerte era lo más común para quienes se apartaran un poco de lo convencional, en todo sentido, incluyendo el religioso. Lo que Cristo hizo, entonces, está en el rango de la osadía y el desconocer la autoridad imperante, porque tal como su primo Juan el Bautista perdió la vida a manos de uno de los hijos de Herodes, Herodes Antipas, Jesús sabía muy bien el riesgo que corría al exponer lo que planteaba.
Había una oligarquía que controlaba el sanedrín y los magistrados, muchos de ellos paganos, pero que servían a los intereses del rey. El ambiente social estaba enraizado por intrigas, complots, y escaramuzas por amor al poder.
Herodes reconstruyó el templo de Jerusalén dándole un esplendor que nunca había tenido, fuera de toda lógica, porque Dios nunca buscó tener un templo majestuoso o lleno de riqueza. Eso era la antípoda de lo que la divinidad planteaba con el simple ejercicio del sacrificio del cordero.
Herodes “no era judío, castigaba las protestas del pueblo de modo brutal, aumentó los impuestos y nombró sumos sacerdotes no queridos por el pueblo. Sus servicios secretos y la rápida respuesta militar evitaron su caída del poder durante mucho tiempo” (Ibid, 38). No era casual que dos corruptos como Anás y Caifás estuvieran en el sacerdocio principal en ese momento.
¿Qué ha pasado con ese Jesús osado? Ha sido reducido en la mente de muchos cristianos en un dios burgués, amigo del poder y no de los necesitados; buscador de favores políticos y no de enfrentarse a la autoridad por las injusticias; se ha convertido en un débil que no es capaz de levantar la voz porque se lo ha convertido en un Jesús “políticamente correcto”, en otras palabras, el cristianismo contemporáneo ha creado una caricatura que no convence, ni siquiera, a muchos cristianos.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 08, 2020 16:30
March 7, 2020
Sígueme

“-Sígueme —le dijo Jesús” (Lucas 5:27)
Hay énfasis que de tanto repetirse se consideran verdad absoluta. Sin embargo, al examinar la Biblia con detenimiento uno se da cuenta que no son más que ideas falsas que de tanto repetirse se convierten en verdaderas sólo por la tradición.
El verbo «seguir» (ákolouzeiri) está mencionado en la Biblia, específicamente en el Nuevo Testamento, en 90 ocasiones, especialmente en los evangelios, cuatro veces en Hechos de los Apóstoles, una vez en Pablo y seis veces en Apocalipsis. Eso implica, que es un concepto clave en la mente de los evangelistas que dieron testimonio de la invitación de Jesús.
Lo que llama la atención que el verbo utilizado en el Nuevo Testamento se usa casi exclusivamente para referirse al seguimiento a Jesucristo y no a otras personas o movimientos.
En contraste la idea “imitar” (mimeomai) no aparece ni una sola vez en los evangelios. En los demás autores del Nuevo Testamento se utiliza la expresión sólo en dos ocasiones, dos invitando a imitar a Jesús (1 Corintios 11:1; 1 Tesalonicenses 1:6) y una vez referido a la imitación de Dios (Efesios 5:1). Sin embargo, no es el énfasis que se dan en los púlpitos y en la literatura cristiana.
Se llama constantemente a “imitar a Jesús” (una acción más bien pasiva que tiene como autorreferente al mismo individuo que imita que se ve al espejo de sí mismo para saber si ha avanzado en la imitación), y no se hace referencia, al menos, con el mismo afán a la idea “seguir” (un concepto activo, que supone una acción permanente de estar alerta para andar tras el Maestro, con todo lo que implica en aprendizaje y cambio permanente).
Aclarando conceptos: “Imitar es copiar un modelo, mientras que seguir es asumir un destino. La imitación se puede dar en el caso de un modelo inmóvil, estático y fijo, mientras que el seguimiento supone siempre la presencia de un agente principal que se mueve y avanza, de tal manera que precisamente por eso es posible el seguimiento. Por eso, la imitación no lleva consigo la idea de acción, actividad y tarea a realizar, mientras que el seguimiento implica necesariamente todo eso” (Castillo, 2005:49). La gran dificultad es que el cristianismo está como está porque hemos privilegiado el imitar (pasividad), antes que el seguir (acción).
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 07, 2020 15:30
March 6, 2020
El Jesús que llama

“Sígueme” (Mateo 8:22)
Como señala acertadamente J. M. Castillo “resulta sorprendente es que cuando Jesús llama a alguien, para que le siga, no suele proponer o explicar un programa” (Castillo 1986: 48). Simplemente Jesús dice “sígueme”. Es una invitación que supone un cambio total para la persona que acepta ir tras Cristo.
El asunto es muchísimo más serio que la manera espiritualizante que se trata, especialmente en la religión aburguesada de los últimos años o, tendríamos que decir, de los últimos siglos. Cuando alguien sigue a Jesús está llamado a abandonar a la familia de origen (Mateo 4:22), el trabajo o la profesión que realiza en ese momento (Marcos 1:18), incluso, dejar atrás los bienes propios (Mateo 21:19).
No se trata de “seguirle para ir a un culto”, como enseña la mayoría de las congregaciones cristianas, que en la práctica se han convertido en un montón de iglesias “acumula gente”, y que incluso disputan para saber quién tiene más adeptos. Como diría el pastor Juan Carlos Ortiz en ese entrañable libro El discípulo “nuestras congregaciones se asemejan más a un club, que elige presidente por un periodo y luego vota a otro” (Ortiz, 2007:154).
La mayoría de los cristianos contemporáneos y de los pastores, están más ocupados en mantener el prestigio y los recursos de una denominación que proclamar el mensaje de Cristo. Están cómodos en su confort denominacional, mientras el mundo perece a causa de la falta de conocimiento de Dios.
Cuesta entender como dice Ortiz que “el reino de Dios no es nuestra congregación o denominación, sino todos los creyentes de todos los siglos y de todo el universo” (Ibid., 161). Jesús no llamaba para levantar una congregación rodeada de muros ni una denominación inflada de orgullo. El llamó para revolucionar el mundo, para transformar la realidad y convertir a todo seguidor de él en un misionero, no asalariado, sino convertido al evangelio.
Eso implica, como dice Castillo que el llamado de Cristo es “algo extremadamente serio, pues supone un giro total en la vida de una persona” (Castillo, 1986:48). Pero para esta tarea Jesús no da un programa, ni metas, simplemente le dice “sígueme”, ve tras de mí, no preguntes, sólo camina, ven, deja todo. Aún algunos discuten si eso es serio o no, y no le siguen.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 06, 2020 15:30
March 5, 2020
El desconcierto

“Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas” (Mateo 8:19)
Cuando viene alguien a decirle con toda honestidad que está dispuesto a seguirlo a dónde sea la respuesta de Jesús es desconcertante: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero este Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Mateo 8:20). En otras palabras, ten cuidado con lo que pides. Estás siguiendo a alguien que no está atado con nada ni con nadie.
Jesús llevó la vida “de un fugitivo sin patria, sin familia y sin casa, sin todo lo que puede hacer confortable la vida” (Castillo, 1986: 49). Cualquiera vivía mejor que él, con lo que le está diciendo a su posible seguidor, si me sigues, tienes que asumir el mismo destino, y correr el mismo riesgo. No atarte a nada ni a nadie.
Lo más desconcertante del cristianismo actual es que nadie sigue las palabras de Jesús, o la mayoría, porque aún hay gente radical que está dispuesta, pero en el enjambre cristiano mundial aparecen como “raros”, individuos fuera del “sistema”.
Si alguien se atreve a plantearse en los términos de Cristo es mirado con sospecha porque lo que se estila es pertenecer a algo: Una denominación, una congregación, un grupo... incluso, la identidad de muchas personas no pasa por la figura de Cristo, sino por la identificación con un sistema organizacional, como si Jesús lo hubiese formado, lo que no sólo es falso, sino que es un autoengaño atroz.
Esto lleva a una situación anómala a lo que Frank Viola llama “la cobertura protectora” que ha generado un grave error que sostiene que “los Cristianos están protegidos del error doctrinal y del fracaso moral cuando se someten a la autoridad de otro creyente u organización” (Viola, 1998:6). Pero, lo que muestra el Nuevo Testamento es exactamente lo contrario. La libertad de Cristo contrasta con el control de las denominaciones religiosas. De hecho, tal como Viola sostiene: “la iglesia institucional moderna está construida” en base al control (Ibid., 7).
Lo que estaba en la mente de Cristo era el sacerdocio universal de todos los creyentes y la dependencia individual a Dios. Lo que está en el criterio de la “iglesia” contemporánea es el control de una persona o un grupo de ellas de todos los demás creyentes, quienes tienen que someterse al arbitrio y dominio de un grupo de humanos, y no de Dios directamente.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 05, 2020 15:30
March 4, 2020
De la libertad a la dependencia

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1)
Cuando era un joven pastor y comenzaba a plantearme algunas de las inquietudes que planteo en este libro, un día le hice saber mis dudas a un personaje que en algún momento respeté, porque llegué a considerar ingenuamente que estaba interesado en la verdad bíblica, hasta que tuve que entender que su único interés era la política denominacional y llegar “lo más alto posible” en la escala eclesiástica, a como diera lugar. El individuo, egresado de una gran universidad católica me dijo, sin responder a mi pregunta:
—Miguel Ángel, plantear dudas es pecaminoso. Tienes que someter cualquier inquietud a tus “superiores”, para que ellos te digan qué debes creer y qué no.
Lo quedé mirando estupefacto. En ese momento supe que tenía “superiores”, hasta allí ingenuamente creí que todos éramos parte del cuerpo de Cristo sin jerarquías ni rangos. Cuando le dije eso, se enfureció, pero a su manera, con una sonrisa gélida, y me dijo cortante:
—Tendrás muchos problemas. Tienes que aprender que aquí las únicas preguntas que tienen validez es la que desarrollan los administradores no las tuyas.
¿En qué momento perdimos la libertad de conciencia que Jesús nos concedió con su muerte en la cruz? ¿Cómo pasamos de ser un movimiento de entusiastas seguidores de Cristo a convertirnos en los lacayos de instituciones que pretenden manipular nuestras conciencias?
La realidad es que la mayoría de las congregaciones cristianas sigue un modelo de autoridad que no es bíblico ni cristiano, es simple y llanamente la imitación de una forma de gobernar secular nacida en la mente de gente que ama el poder por sobre las personas. Es un liderazgo, como señala Viola de “uno-arriba/uno abajo”, en la práctica “este estilo de liderazgo, los que están en posiciones eclesiásticas más altas ejercen un dominio tenaz sobre los que están debajo de ellos” (Viola, 1998:7) y de esa manera, en vez de proteger a los creyentes los hacen dependientes de individuos o de organizaciones, sin dar lugar a la dirección del Espíritu Santo ni al respecto a la conciencia individual. Tal como pretendía ese viejo profesor con una mirada verticalista del liderazgo cristiano que nada tiene que ver con la propuesta de Jesús.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 04, 2020 15:30
March 3, 2020
Autoridad y organización

“¿Quién te dio esa autoridad?” (Mateo 21:23)
El meollo del problema del cristianismo contemporáneo es el concepto autoridad. Tal como en antaño, los religiosos de este tiempo preguntan: “¿Quién te dio esa autoridad?”, cuando la afirmación de Cristo es simplemente: “Sígueme”.
Lo que no se alcanza a captar en el modelo de Cristo, que evidentemente, la mayoría de las congregaciones cristianas desconoce es que “la fidelidad al seguimiento está por encima de cualquier otra fidelidad, por encima incluso de la religión y por encima de los deberes legales. En última instancia, se trata de comprender que el seguimiento de Jesús no admite condiciones, ni aun siquiera las más sagradas que puede haber en esta vida” (Castillo, 1986: 49-50). Es lo que nunca entendió mi viejo profesor-político, el que la conciencia cristiana no admite otro tutor o regidor que Dios mismo.
Un seguidor de Cristo, que realmente entiende lo que significa la invitación “sígueme” tiene que “romper su dependencia de tradiciones humanas” (Ibid., 50). Lo que incluye la jerarquización a poderes religiosos humanos y con factura secular, por mucho que se lo quiera cubrir con un manto de santidad o fundamento bíblico que no existe en ninguna parte.
Cuando Constantino dio el pie inicial para que se llegara a construir este engendro misceláneo y mixto que llamamos “iglesia”, sabía bien lo que quería: romper con la individualidad, la elección personal, la conciencia de cada uno y el seguir a Jesús siguiendo los dictados del Espíritu. Su obra fue magistralmente diabólica. No hay que olvidar, que fueron sus directrices las que dieron lugar a las más horrendas persecuciones a quienes no se alineaban con la postura cristiana oficial, Arrio y sus seguidores, fueron uno de los tantos grupos primeros perseguidos, y aún cuando se pueda estar de acuerdo o no con su doctrina, evidentemente, está fuera de todo lo que Jesús enseñó con su vida y fundamentalmente, con su muerte.
Se introdujo la jerarquización que tenía como modelo no la enseñanza de Jesús sino la figura monárquica. Así se creó el concepto “laico” que sigue las directrices de un “pastor” que a su vez, se somete a una autoridad eclesiástica “superior”, modelo que Agustín de Hipona reseñó ampliamente en su obra y que fue la base para la creación del catolicismo y luego, de las estructuras de los protestantes que siguieron el mismo modelo.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 03, 2020 15:30
March 2, 2020
Imitación

“Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor” (1 Tesalonicenses 1:6)
Ya decíamos ayer que la idea de imitación aparece sólo en tres ocasiones en el Nuevo Testamento y el concepto seguir 99 veces. Es evidente que en la mente de Jesús había algo muy distinto a lo que se dedujo después en la historia del cristianismo posterior.
¿Por qué es tan importante la idea seguir en vez del concepto imitar?
No es lo que estamos acostumbrados a escuchar, porque en la religión pasiva que a menudo se enseña el sobre énfasis es en la imitación, como si ese fuera el todo del cristianismo. Tal como lo explica J. M. Castillo: “Cuando se trata de un modelo, que se copia, el sujeto se orienta hacia el modelo para retornar sobre sí, mientras que en el seguimiento el sujeto sale de sí para orientarse enteramente hacia un destino. O dicho de otra manera, en la imitación el centro de interés está en el propio sujeto, mientras que en el seguimiento ese centro está situado en el destino que se persigue. La imagen cabal de la imitación es el espejo; la imagen ejemplar del seguimiento es el camino. Y bien sabemos que mientras el espejo es el exponente de la vanidad, el camino es el símbolo de la tarea, de la misión y del objetivo a cumplir” (Castillo, 2005:50).
Probablemente a esta idea mal planteada tengamos tantos cristianos enfocados en sí mismos y en el cambio supuesto que deben lograr para ser “aceptados” como “buenos cristianos”, y tan poca gente comprometida con la misión y la comunicación del evangelio.
Según las estadísticas no más del 3% de los cristianos del mundo están comprometidos con la misión evangélica. La mayoría no son más que entes pasivos enmarañados en una red de cultos, adoración y lecciones teológicas autorreferentes (somos el pueblo de Dios, pertenecemos a la religión verdadera, y otras tonterías como esas).
Mientras que la mayor parte de la población mundial muere espiritual y emocionalmente a falta de sentido, millones de cristianos se congregan semana a semana para auto alabarse por lo “buenos que son” comparados con los “malvados” a quienes simplemente, no les han llevado el evangelio, porque en la pasividad cambiamos el “id” de Jesús por él “vengan a escucharnos” de la comodidad cristiana contemporánea. Cuando se sobre enfatiza una idea lo que tenemos es desequilibrio, como en este caso.
Del libro inédito Superando obstáculos Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on March 02, 2020 15:30