Miguel Ángel Núñez's Blog, page 21
November 22, 2019
Opuesto, pero no tanto

Varón y mujer son de la misma esencia, pero a la vez, son diferentes. Poseen una naturaleza común, pero son distintos no sólo en la forma corporal, sino en la manera en que enfrentan el mundo. No obstante, a la hora de formar pareja, las semejanzas son más que las diferencias.
Una ley natural es que los opuestos se atraen y eso es verdad. Generalmente nos interesamos en alguien que tenga una personalidad diferente a la nuestra, no obstante, no es absoluto, la diversidad nos mejora y nos completa, pero se necesitan grandes similitudes para que una pareja funciones.
Deben ser diferentes en personalidades, pero, no tanto como para que no se repelan. Una persona extrovertida se unirá bien a una introvertida, siempre y cuando compartan algunos elementos en común, porque de otro modo, la parte más extrovertida se sentirá sin eco o la parte introvertida avasallada. Debe haber un equilibrio necesario.
Las diferencias deben ayudar a balancear la vida no a despeñarla. Eso implica que una pareja sana se equilibrará en base a diferencias que sean complementarias.
Por otro lado, una pareja sana no buscará cambiar al cónyuge pidiéndole que transforme sus formas de ser, porque de esa forma, anulará precisamente aquello de lo que se enamoró y probablemente permite el equilibrio.
En la pareja no se trata de superar las diferencias sino en aprender a vivir con ellas entendiendo lo positivo que es contar como compañero o compañera a una persona con características distintas que enriquecen la vida persona. La relación de pareja tiende a complejizarse con el paso del tiempo, y son en general, las diferencias las que ayudan al equilibrio y al mejor manejo de situaciones propias de la edad.
Una persona que es más animosa será una gran ayuda para quien es más bien retraído. Una persona retraída será un puntal para quien tiende a ser más apasionado. Complemento y equilibrio es la clave.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 22, 2019 15:30
November 21, 2019
Unidad versus estar unidos

La realidad es que dos personas pueden “estar unidos” pero puede que entre ellos no exista “unidad”. ¿Cómo es eso? Muy simple, un matrimonio legal o un compromiso social los puede “unir” formalmente, pero eso no significa necesariamente que exista entre ellos unidad.
Es interesante que la expresión que aparece en Génesis 2:24 para “unir” es la misma palabra que se expresa para Dios mismo en Deuteronomio 6:4 cuando Moisés escribe: “Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Siendo el mismo autor de ambos libros y al elegir esa expresión idéntica, está entendiendo un concepto que en las traducciones no se logra captar plenamente.
“La palabra ‘uno’ se refiere a unidad compuesta, que es contraria a la unidad absoluta” (Chapman, 2006:15). En ese sentido, representa a la divinidad que es una unidad compuesta por tres personas. Lo que implica es que Dios es una unidad, pero también es diversidad.
La unidad matrimonial sigue la misma lógica, sólo que en el contexto de la cosmovisión bíblica, la relación de un varón y una mujer creyentes, está compuesta por tres personas: Dios, el esposo y la esposa. Cada uno con características claramente diferenciadas.
En ese esquema cada parte de la unidad es respetada. No hay suplantación de la personalidad ni anulación de la misma. Una relación matrimonial no es fusión en la personalidad del cónyuge sino que es una unidad compuesta donde cada uno es identificado claramente por sus características individuales y su aporte a la unidad.
El matrimonio es “el tipo de unidad que te libera para expresar tu propia diversidad y a la vez experimentar una completa unidad con tu cónyuge” (Chapman, 2006:17). Eso implica que el matrimonio nunca, por ninguna razón, debe opacar, disminuir, anular, frenar, ocultar, reprimir o manipular la individualidad de otro, al contrario, debe contribuir para que se exprese de la mejor forma, porque el matrimonio se construye sobre el respeto a la individualidad, de otra forma, es cárcel y no liberación. Amar es lo más cercano a la plenitud que existe, precisamente por eso.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 21, 2019 15:30
November 20, 2019
El amor no justifica todo

El amor debe ser incondicional, eso es cierto, sin embargo, eso no significa que el amor deba aceptar todo, porque nunca el amor sustituye la dignidad propia ni el aprecio que cada persona debe guardar por sí mismo. Es un craso error, muy común por lo demás, sostener que el amor debe aceptar hasta lo inaceptable. Aún el amor tiene límites.
Como señala el psicólogo italo-colombiano Walter Riso “si el amor lo justificara todo, estaría por encima de los derechos humanos, la justicia y la ética. Entraríamos en un ‘todo vale’ afectivo que funcionaría como una bomba de tiempo, donde el ‘ser para el otro’ quedaría automáticamente validado y el ‘ser para sí’ sería considerado una herejía” (Riso, 2006:xiv).
Se enseña que hay que “soportar” para vivir en paz y que el amor debe aguantar. Si, en cierto modo, pero hay que establecer límites porque en aras del amor no se puede justificar todo.
La violencia, el maltrato, el abandono, la indiferencia, la humillación, la perversidad, y tantas otras desviaciones no tienen nada que ver con el amor, y aceptar dichas conductas, es simplemente, no entender que el amor perdona, pero no implica vivir bajo una tiranía en virtud del amor.
Muchas personas no entienden los límites del amor. Creen que el amor es un pagaré en blanco para permitir cualquier cosa en la relación, lo que no sólo es absurdo, va en contra de un principio básico, que no tiene que ver con egoísmo, que es la auto preservación.
Amar es deseable. Ser maltratado es intolerable. El amor es algo bueno, la humillación es nocivo. El amor transforma, el menoscabo destruye. Podríamos seguir, y el resultado siempre sería el mismo. El amor tiene límites.
Aún Dios con toda su magnificencia ha establecido límites al decir: ¡Basta! ¡No más! Porque bien sabe Dios que el amor verdadero no tiene porque tolerar conductas reñidas con el amor.
El que ama aprende a respetar, pero también a respetarse.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 20, 2019 15:30
November 19, 2019
Asesinos del amor

Matar el amor es muchísimo más sencillo que construir el amor. Así como romper una planta delicada es infinitamente más fácil que cuidarla todos los días hasta que florezca.
Tenemos que ser honestos. Nadie se casa para que lo maltraten, ni para que le sean infiel, ni para que lo desprecien. Toda persona, con un poco de inteligencia emocional, espera algo a cambio de su amor, al menos, lo mismo que aporta. Cuando eso no ocurre el amor es asesinado.
Muchas personas han visto sus vidas truncadas, destruidas y maltratadas cuando han permitido, que teniendo como excusa al amor, quien dice amar las destruya, violente o humille. El amor no tiene nada que ver con acciones de ese tipo. Como dice Pablo, el amor “no se comporta con rudeza”.
El problema es que muchas personas han sido engañadas por una manera de vivir el amor, que han terminado en redes de falsedad y dolor. Tanto, que muchos tardan toda una vida para alejarse de ese contexto fatídico que sólo ocasiona sufrimiento.
He pasado incontables horas escuchando a mujeres y varones, referirme sus dolores de amor. Después de muchas sesiones lo que he aprendido es que para que exista un abusador, se necesita alguien lo suficientemente enfermo emocionalmente, como para permitirlo.
“El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones totalmente dañinas e irracionales, en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación sin fronteras” (Riso, 2006:xiv).
Toda acción que teniendo como excusa el amor dañe o maltrate de alguna forma a alguien, no es amor, sino cualquier cosa nefasta, pero no amor. El amor construye, eleva, ennoblece, transforma y hace que las personas sean mejores.
Lamentablemente, hay tantas líneas de acción que el amor es, en muchos casos, una de las grandes falsificaciones que muchos, por su propio engaño, se niega a ver.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 19, 2019 15:30
November 18, 2019
Amar a personas normales

En ocasiones las personas piensan o actúan como si se enamoraran de personas perfectas, incluso se suele hablar de “pareja ideal” o “perfectos el uno para el otro”. Ese lenguaje es engañoso y esconde un fenómeno preocupante, que finalmente trae muchísimos problemas.
Amamos a personas imperfectas, con claros y oscuros, con momentos extraordinarios y otros que quisiéramos olvidar. Nadie se une a un ser celestial, sino a humanos con todas las contradicciones propias de lo humano.
Cuando buscamos el amor perfecto, llegamos fácilmente a distorsiones del amor. Como dijera Walter Riso: “¿Quién dijo que hay que soportarlo todo o resignarnos a una vida insulsa y sin sentido, por amor? ¿De dónde sacamos que para el amor no hay ley? No sólo traspasa los límites racionales del amor quien vulnera los principios de la persona supuestamente amada, sino quien acepta sumisamente el desamor, la descalificación, el engaño o cualquier otra forma de ofensa. Si nunca te indignas con tu pareja, pueden pasar dos cosas: o vives en el autoengaño o estás viviendo con un santo o una santa, lo cual es igualmente preocupante” (Riso, 2006:xv).
Muchos no se dan cuenta de que viven “amores tóxicos”. Cuando escucho en la consulta frases como “si, no lo puedo negar, él me maltrata, pero usted no entiende, yo lo amo”, lo único que comprendo es estar frente a personas que están tan afectadas por historias de dolor traumático, que no logran darse cuenta de la situación enfermiza en la que están inmersos.
El amor no lo soporta todo, algunos usan la frase de 1 Corintios 13:7, como medio de extorsión, especialmente, cuando se quiere que el amor sea transgresor. La violencia o cualquier forma de daño para la persona amada no tiene nada que ver con el amor y es algo que no debe ser aceptado. Por esa vía se llega a la autodestrucción.
Amar si, ser maltratado no. Amar, con todo lo que implica, pero nunca a costa de sí mismo ni de la estabilidad emocional y física, ese es un precio muy alto para el amor. Una persona en su sano juicio ama, pero no permite ser maltratada, eso no es amor, es irracionalidad.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 18, 2019 15:30
November 17, 2019
Dios es amor, nosotros humanos

Confundir los términos, en relación al amor, puede ser fatal para la vida física y psíquica. Perder todo, incluida la dignidad, por amor, no es la idea más correcta del amor.
Dios es amor. Sin duda, no obstante nosotros somos humanos. Pretender que los humanos debemos amar igual que Dios es ponernos a nosotros mismos en un plano incorrecto. Nuestro amor tiene límites, el de Dios es infinito. Nuestro amor es perfectible, el de Dios es perfecto.
Nuestro amor está condicionado por las experiencias vividas, el amor de Dios nunca sufre de ninguna condición.
Dios espera que amemos, pero no nos obliga a vivir desde su perspectiva total y absolutamente, pretenderlo sería creer que los seres humanos tenemos capacidad divinas innatas.
No se trata de desechar la idea de que Dios inspira al ser humano a amar de una forma distinta, pero nunca sobrehumana, porque el ser humano tiene límites y su amor también.
Un error histórico ha sido divinizar el amor humano. Dios es el que da la capacidad de amar, sin embargo, los seres humanos cuando amamos no dejamos nuestra condición, seguimos siendo humanos, demasiado humanos como diría el filósofo.
Cuando pretendemos amar a la manera de Dios, terminamos en un “deber ser” que en vez de liberar se convierte en carga. Como diría Riso: “No se trata de destruir el amor, sino de reubicarlo, ponerlo en su sitio, acomodarlo a una vida digna, más pragmática e inteligente. Un amor justo y placentero que no implique la autodestrucción de la propia esencia, ni que excluya de raíz nuestros proyectos de vida” (Riso, 2006:4).
Cuando alguien soporta lo insoportable simplemente por amor, se pone en una situación insostenible. Amar exige el autocuidado porque de otro modo se convierte en un sacrificio innecesario que vuelve la vida en una tortura. Nunca el amor debería provocarnos algo distinto que alegría y gozo. El amor construye, nunca destruye.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 17, 2019 15:30
November 16, 2019
Amores enfermizos

Hay enfermedades de las cuales no se tiene conciencia. Están en la vida, pero quienes la padecen no se dan cuenta. Una de esas dolencias tiene que ver con la auto emulación por amor.
La renuncia a sí mismo de manera unilateral y extrema es característica de personas que no entienden el verdadero sentido del amor. El amor no exige el autosacrificio sino la entrega en aras de un crecimiento equilibrado que no suponga inmolación en el altar del amor.
En la cultura popular persiste la idea de un amor heroico que exige que el individuo que ama se olvide totalmente de sí mismo, sin poner límites, creando con eso las condiciones para el abuso, el vampirismo emocional y la violencia.
Lo que caracteriza a estos amores es la dependencia, esa actitud de creer que sin la otra persona no es posible vivir, pero aún más, es la convicción de que no son plenos sin la presencia de esa persona en su vida. Se sospecha de cualquier forma de independencia. No hay lugar para intereses personales ni deseos individuales. No se trata de unión sino de fusión. Cualquier pedido de atención a deseos personales es calificado de egoísmo. Se espera que haya una entrega unilateral sin más ni menos.
En este contexto se exalta hasta lo sumo la abnegación y el olvido de sí mismo, logrando personas que finalmente, se entregan de manera unilateral, pero terminan vacías, sin sentido, y creyendo que no hay lugar ni posibilidades para la expresión de deseos individuales o personales.
La cultura contemporánea ha minimizado esta tendencia pero, no ha desaparecido por completo. Al contrario, la mayoría de las mujeres considera que deben entregarse a tal grado que sus deseos personales quedan relegados a un segundo plano por los deseos de su compañero. No es extraño que la mayoría de los que muestran frustración frente al matrimonio sean mujeres. El amor que entrega sin esperar nada a cambio, no es normal ni lógico. El amor exige reciprocidad, de otro modo, es tortura.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 16, 2019 15:30
November 15, 2019
Esclavitud en forma de matrimonio

Es cierto que hay varones occidentales que tienen vocación de talibanes y de explotadores, pero la gran mayoría siente respeto por la mujer, aunque a algunos les cueste mucho asumir que los derechos del varón y de la mujer deben ser respetados por igual.
La cultura islámica a través del Corán regula la vida de la pareja y no admite discusión. Según este libro sagrado para los musulmanes, el varón es superior a la mujer y éstas son definidas como objetos de placer para el marido, cuya mayor responsabilidad es atenderlo y proveer hijos para la familia.
La virginidad es considerada un tesoro invaluable, sólo en la mujer. Desde temprana edad se las encierra para que no tengan contacto con ningún varón. Se las obliga a ocultar su cuerpo en ropas que las cubren casi completamente. No tienen derecho a opinar sobre sus futuros maridos, son los padres los que arreglan con quien se van a casar. De ellas sólo se espera que acaten sin decir nada. Es común que conozcan a quien será su marido el mismo día de la boda.
Las mujeres no cuentan, en estas culturas, con ningún derecho legal. Los maridos pueden repudiarlas cuando quieran, pero ellas no pueden pedir el divorcio por ninguna razón. Los hijos varones gozan de mayor jerarquía social que las madres sin importar la edad que tengan.
Sin duda, todo eso no es parte del plan de Dios, quien creó al varón y a la mujer para que fueran interdependientes y ambos gozan plenamente de derechos que salvaguardan su dignidad y honor. Cada vez que algún varón maltrata a una mujer considerándola inferior, no sólo está repitiendo vicios de una cultura como la musulmana, sino que además, está transgrediendo el diseño divino que creó a la mujer para gozar del respeto y la compañía de alguien que fuera considerado un compañero, nunca un amo despótico.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 15, 2019 15:30
November 14, 2019
La mentira Disney

Disney es una mentira, eso lo sabe cualquiera que puede diferenciar fantasía de realidad. El problema es que muchos no entienden cuánto le deben a esos dibujos animados que lo único que han hecho es tergiversar la realidad, y de paso, sembrar mitos que terminan por afectar toda la vida.
El amor alimentado de mitos termina por convertirse en una pesadilla de la cual algunas personas aún no despiertan.
En las películas de Disney el príncipe siempre viene a rescatar a la princesa, la que en todo momento está enfrentada a peligros superiores a sus fuerzas. La pobre mujer no tiene iniciativa y depende completamente de lo que pueda hacer su macho protector. Su inteligencia es mínima, las únicas mujeres inteligentes que aparecen en estos dibujos o son feas o brujas, transmitiendo de paso que una mujer linda tiene que ser boba o de otro modo los varones no se acercarán a ella.
Muchas mujeres aún esperan a su príncipe azul que venga a besarlas para despertarlas del embrujo en el que han caído por la malvada. Otras confían que su galán venga montado en un caballo blanco y que la lleve a vivir a exóticos lugares donde nunca hay nada malo.
La realidad dista mucho de ser así. Por ese absurdo de estar en constante espera muchas mujeres dejan de actuar inteligentemente y anulan su capacidad de relacionarse. Llegan a creer que acercarse a alguien que les interese es ir contra la ilusión del príncipe que llega a rescatarlas.
El amor es algo hermoso pero es suficientemente serio como para que se entienda que no se puede dejar al azar algo tan importante como elegir a quién será el compañero de la vida.
Por otro lado, se convierte en una acción indigna el estar esperando a otra persona como si fuera el salvador de la existencia y no actuar con osadía para poner fin a una situación insostenible. No hay que regalarse, pero tampoco debe una mujer inteligente relegarse a un rincón esperando al galán que venga en el caballo blanco.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 14, 2019 15:30
November 13, 2019
Enamorarse es fácil

Todo el mundo parece tener una opinión sobre el amor, unos más y otros menos, abundan los expertos en algo que es extremadamente complejo y sutil, como para ser entendido a cabalidad por alguna persona.
La periodista Anna Louise Strong (1885–1970) escribió: “Enamorarse es fácil; incluso mantenerse enamorado no es tan difícil: la soledad humana basta para eso. Sin embargo, vale la pena emprender la difícil tarea de encontrar un compañero a través de cuya presencia constante uno pueda irse convirtiendo en la persona que desea ser”.
Strong da con una clave que a menudo se pasa por alto: el amor no es suficiente, si lo fuera, no tendríamos fracasos matrimoniales ni personas frustradas en relaciones que no quieren tener.
Es preciso encontrar a alguien, pero no a cualquier persona, sino a quien se convierta en compañero o compañera. Dicha expresión está ligada al concepto “compañía”, pero es mucho más que eso, se refiere a tener la presencia de alguien que pueda ser un socio de la vida, alguien que tenga complicidad con hacerte feliz y compartir la vida contigo. Nadie debería conformarse con menos. Si se busca a alguien simplemente porque no se quiere estar solo, una mascota es más barata y cómoda.
Un compañero(a) que nos ayude a convertirnos en la persona que queremos ser. Alguien que tenga pasión por vernos felices y plenos y se goce honestamente con nuestros logros y desarrollo.
El amor nunca debe ser conformidad.
El amor no permite otra cosa que una entrega incondicional.
El amor convierte a dos personas extrañas en compañeros de ruta.
Cuando la vida de pareja se torna en algo diferente, en un estar con otro porque no tengo alternativa o porque es peor a nada, la vida se torna en una pesada carga. Una vida de pareja realmente digna y plena es aquella donde ambos se potencian mutuamente e intentan ayudarse para lograr lo mejor de sí mismos.
Del libro inédito Lazos de amor Copyright: Miguel Ángel Núñez
Published on November 13, 2019 15:30