Miguel Ángel Moreno's Blog, page 3

January 8, 2015

Cómo maquetar una novela para Amazon


A la hora de preparar un manuscrito para Amazon, el escritor independiente se ve obligado a aprender ciertas pautas de edición y maquetación. En este sentido, voy a dedicar esta entrada a ofrecer unas pequeñas ideas sobre cómo preparo yo mis manuscritos en Word (también en Openoffice, para los que utilizan este programa). Adelanto que no soy ningún especialista, y que lo que propongo es una guía muy sencilla para ofrecer algo decente, sin florituras. Espero que pueda servir a todos los que van a publicar su novela.  Aclaro también que estoy hablando de la versión de Word 2013, pero desde versiones anteriores (desde 97, para ser exactos) algunos de los conceptos son idénticos o se parecen mucho. La versión de Openoffice que manejo es la 4.
A la hora de publicar una novela en Amazon hago lo siguiente:Amazon no siempre reconoce bien las tabulaciones (las coloca de forma irregular), de modo que las elimino del documento y establezco estilos de párrafo. En Word, los estilos aparecen en la pestaña de inicio, a la derecha. Se muestran varios por defecto (Normal, Título 1, Título 2...), pero se pueden modificar haciendo click derecho sobre alguno de ellos. Allí puede establecerse el tipo de letra, alineación, sangría, etc. También pueden eliminarse las tabulaciones; algunas o todas las que haya en el documento. En Openoffice, el estilo de párrafo se halla en el extremo izquierdo, en un botón llamado "Estilos y formateo". Al hacer click sobre este botón, aparece una ventana con todos los estilos de párrafo. Hacer click derecho sobre cualquiera de ellos abre una ventana en la que se pueden modificar las mismas cosas. Tras eliminar tabuladores, establezco un estilo de párrafo para, en principio, todo el documento. Este estilo lleva una sangría de primera línea, que suele encontrarse entre 1 y 1,5 cm. También establezco un tamaño de fuente 14 y un interlineado de 1,5 puntos. Por norma general, Amazon establece un tamaño e interlineado semejantes cuando se publica en kindle, pero viene bien establecerlo si también se quiere publicar en papel a través de CreateSpace. En este programa no advierten que un tamaño 12 es demasiado pequeño a la hora de publicar, de modo que no cometáis el error de no agrandar la fuente.A continuación, establezco distintos estilos de párrafo para los números de capítulo. Estos estilos vienen bien para dar uniformidad a todo el manuscrito y, además, me van a permitir realizar un índice de manera sencilla; índice que suelen requerir los señores de Amazon cuando se publica en kindle. En Word, selecciono la opción "Tabla de contenido", en la pestaña de referencias. En Openoffice, el índice se encuentra en Insertar>índices y tablas>índices y tablas.Faltan un par de detalles; el primero es establecer las rayas de diálogo. Con frecuencia, solemos establecer estas rayas apretando la tecla de menos (-). Es más vistosa, sin embargo, la raya (—) que puede encontrarse en el mapa de caracteres de la fuente Times New Roman o con la fórmula Alt+0151. En el mismo mapa de caracteres pueden encontrarse las comillas castellanas ( «» ) que son preferibles a las inglesas ("). Realizar este cambio es tan fácil como elegir la opción "Buscar y reemplazar". En Word, la opción de reemplazar se encuentra en el extremo derecho de la pestaña de Inicio; en Openoffice basta con pinchar sobre los prismáticos. También busco dobles o triples espacios y los reemplazo por un espacio simple. Sólo hay que dar a la barra espaciadora dos o tres veces en la sección "buscar" y una vez en la sección "reemplazar". 
Con esto, el documento queda adecentado. Faltarían detalles como números de página (para publicar en kindle no hay que ponerlos, pero sí es recomendable hacerlo en CreateSpace), encabezamientos, letras capitales y demás. Esto es algo más complicado de hacer o no es necesario, así que lo reservo para una posterior entrada. 
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 08, 2015 04:49

December 18, 2014

De aquello que dejó 2014; de aquello que espera en 2015

He reservado la que será mi última entrada del año para hacer un breve repaso de lo que me he encontrado este año 2014 y lo que -salvo problemas- me esperará el año que viene. Sí, hoy toca entrada ligera ;) 
Si tuviera que dar un repaso al año que finaliza, diría que ha estado enmarcado en tres importantes aspectos, a saber:
Mi irrupción en el mundo de la literatura independiente con la novela La costilla de Caín . A fecha de hoy, más de un millar de lectores se han descargado esta historia. Sigue sin superar a otros de mis títulos, como Praemortis, pero estoy contento de ver cómo me ha abierto las puertas del universo indie. En ese sentido, he conseguido lo que pretendía.El salto definitivo al mundo profesional de la improvisación teatral, de la mano de Calambur Teatro. Ya andaba tonteando con ellos desde 2013, pero este año me he consolidado definitivamente. El avance significativo del guión en el que ando involucrado. Este año, la plantilla de guionistas ha aumentado. Parece que todo va tomando forma, y que avanza a muy buen ritmoEn materia literaria, las experiencias que me he llevado este año me han hecho tomar una importante decisión: en principio, y salvo contadísimas excepciones, no volveré a gastar mi tiempo y mi esfuerzo en contactar con editoriales y/o agencias literarias. Empiezo a tener razones de peso para creer que las editoriales se hallan demasiado desesperadas como para publicar escritores poco conocidos; además, creo que Amazon y otras plataformas de autoedición les están sirviendo de escaparate para fijarse en autores a los que publicar.Por otro lado, sólo he trabajado durante una breve temporada bajo el amparo de una agencia, y resultó una enorme decepción. Si algún agente literario se siente interesado en mi trabajo, que contacte él o ella conmigo.
Termino 2014 con algunas correcciones literarias que realizar, un guión de teatro que finalizar (un musical infantil, nada menos) y algunos pequeños flecos que atar en otros asuntillos. En cuanto a 2015, lo que espero es lo siguiente:
Salvo causa imprevista, autopublicaré mi novela, En los campos de Dios, entre los meses de enero y abril, en Amazon. Se trata de un drama histórico ambientado en el África colonial, que me ha costado casi dos años finalizar. Un trabajo del que me siento realmente orgulloso. Espero que os guste.Comenzaré a escribir mi próxima novela, que tendrá como título El cazador de gorriones. De ésta no quiero decir nada, pero adelanto que me aguarda mucho trabajo de investigación, pues estará ambientada en la China de los manchúes.2015 será un año con más sorpresas, claro. Mi trabajo en Calambur Teatro va a continuar (más y mejor, ¡claro!), y, del mismo modo, avanzaré con el guión. En definitiva: espero un 2015 que no se diferencie mucho del 2014 en lo esencial, pero mejorado en todos sus aspectos.
Nos vemos el 8 de enero.¡Que paséis unas buenas fiestas!
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 18, 2014 03:51

December 11, 2014

Escritores independientes. ¿Una nueva generación?

En 1913, Azorín escribe un artículo (utilizando su verdadero nombre: José Martínez Ruiz) en el que rechaza las instituciones y el sistema político de la época. Es él quien acuña el término de "Generación del 98", en el que se encuentran escritores como Unamuno, Valle - Inclán o Baroja (por cierto, éste último se negaba a pertenecer a dicha generación). 
Coexistiendo con ésta aparece la Generación del 14, que empieza a verse a partir de 1910. En ella encajan autores como Ortega y Gasset o Juan Ramón Jiménez. Son escritores vinculados a la universidad, intelectuales que defienden la rebelión de las masas y la formación de minorías cultas capaces de manipular la vida social y política. Defienden la idea de la república, en una España que
no pasaba por sus mejores momentos. ¿Os suena?

La historia se repite, y del mismo modo surgen nuevas generaciones literarias. Llamadme loco, pero llevo una temporada pensando si no será esa que alguien bautizó como "Generación Kindle" lo que toca en estos tiempos.Muchos pensarán que esto es pretencioso. A mí, por el contrario, no me resultaría tan difícil pensar que, dentro de treinta años, los estudiantes de filología no toquen, aunque sea de refilón, "el auge literario que supuso la llegada de nuevas tecnologías".
Claro que, por otro lado, soy realista. Ayer leí un artículo muy interesante que publicaba Cita Franco, editora, escritora y fundadora de la revista A golpe de tecla (en la que publican escritores independientes). En dicho artículo , Cita dejaba ver su indignación por los auténticos bodrios con los que solía encontrarse. Dado que la autopublicación carece de filtros, el escribidor de turno puede pasar por alto, no ya el diseño de una buena portada o la maquetación, sino la misma corrección de su manuscrito. Esto da como resultado novelas mediocres, o incluso muy malas. Así no parece que vaya a construirse una generación digna de recordar.

Las chapuzas cometidas por unos cuantos hacen más difícil que sobresalgan quienes lo merecen. En ocasiones, el Top100 de Amazon se me antoja un inmenso estercolero, en el que la buena literatura brilla por su ausencia, mientras sobresalen noveluchas baratas que intentan aprovechar el tirón de vergonzosos títulos como 50 sombras de Grey o Crepúsculo.
No obstante, hoy me apetece ser positivo. Soy de los que creen que es posible una nueva generación. Probablemente coexista con otras, igual que sucedió en el pasado. Es evidente que entre los escritores independientes sobresalen algunas características diferenciadoras, como el uso frecuente de las redes sociales o el bajo precio de nuestros manuscritos. Pero no me gustaría que entre dichas características se halle la baja calidad de nuestros manuscritos.
Suceda lo que suceda, si es verdad que se está formando una nueva generación, debe estar compuesta por escritores comprometidos, dispuestos a cambiar las cosas de verdad y conscientes de que autopublicarse no es sinónimo de fracaso sino, tal vez, todo lo contrario. 
Concluyo con una pregunta: ¿Creéis que vivimos los inicios de una nueva generación literaria? 
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 11, 2014 04:06

December 4, 2014

Cuando se reconoce a un escritor desde niño

Hace una semana, me sorprendió ver, entre las palabras de búsqueda que los navegantes escribían para entrar en mi blog, la frase "cómo reconocer a un escritor de niño". 
Aquello me hizo recapacitar sobre mi propia infancia. Llevo toda la semana haciendo un regreso al pasado, rememorando mi comportamiento. Desde luego, ya de niño apuntaba muchas maneras.
No soy psicólogo, así que no me atrevo a dar una lista de capacidades por las que reconocer a un futuro artista. No obstante, hoy quiero compartir buena parte de mi infancia, no para hacer un análisis, sino para animar a otros escritores a recordar sus primeros años y ver, a modo de experimento, en cuántos datos coincidimos. 
Nací y crecí en el barrio obrero de Vallekas (sí, me he ganado el derecho a escribirlo con K), en Madrid (España), en el seno de una familia humilde. Mi padre trabajaba como vendedor, y mi madre era ama de casa. Soy el mayor de tres hermanos.Ya de muy pequeño, descubrí mi pasión por contar historias cuando, en el colegio, me mandaron escribir un cuento en el que debían aparecer diversos elementos: un gato, un molino, un violín y otros que no recuerdo. Debía tener unos cinco años. Todavía no escribía bien, así que mi madre me ayudó. 
La experiencia me dejó marcado. A partir de entonces, me dediqué a la creación de historias utilizando mi imaginación. No tardé en manifestar a mis padres, y a todo el que me preguntaba, que yo de mayor quería ser "cuentista" (no conocía el término "escritor", y nadie quiso explicármelo, porque les hacía gracia el doble sentido que tenía aquello de "querer dedicarme al cuento"). 
En el colegio era un niño peculiar. Solía distraerme mucho en clase. Mis notas, desde tercero a quinto de E.G.B. están llenas de comentarios como "No se concentra". Los profesores reconocían que era muy inteligente, pero no había forma de hacerme estudiar.  No me gustaban el fútbol ni los coches. En los recreos no practicaba deporte (nunca he sido muy habilidoso). En lugar de ello, inventaba circuitos alrededor del patio que consistían en escalar muros, saltar de alcantarilla en alcantarilla, buscar objetos en el arenero y otros retos que, vistos en conjunto, formaban una increíble aventura. 
En casa me costaba hacer los deberes. Pero cuando salía a jugar con mis amigos, no tenía problemas para crear historias muy elaboradas sobre bárbaros (Influencia de Conan) o personajes excepcionales que sobrevivían en futuros postapocalípticos (mezcla de Terminator, Mad Max, Alien, Predator y sabe Dios qué más). Entre los siete y los once años, solía tomar varias hojas de papel, las doblaba por la mitad y las grapaba. Así fabricaba un libro en el que escribir historias fantásticas. Recuerdo haber creado un personaje llamado "El", (una versión de Indiana Jones) que protagonizó más de 20 cuentos en los que se enfrentaba a monstruos fantásticos, zombies, dinosaurios y todo lo que se me ocurriera. Muchos años después, me sorprende ver que en mi cabeza se estaba generando un imaginario sorprendente. Dicho imaginario ha ido madurando, pero conserva sus orígenes. Así, mi querido protagonista de la infancia, "El", ha evolucionado hasta transformarse en John Baldinger, de la novela La costilla de Caín
Es el mismo personaje, escrito veintiocho años después. 
Por desgracia, ni mis profesores ni mis padres me llegaron a comprender bien. Tenía mucha imaginación, eso lo reconocía todo el mundo, pero no había forma de que me concentrara, de modo que "no valía para los estudios". Por si fuera poco, allá por el año 91 descubrí el fabuloso mundo de los juegos de rol. ¿De verdad existía un conjunto de reglas para crear aventuras ilimitadas en mundos fantásticos? Aquello fue mi perdición. Jugaba constantemente (siempre dirigía yo las partidas, claro). Suspendí todas las asignaturas. Mis profesores, en un acto de misericordia, me regalaron el Graduado Escolar y me metí a Formación Profesional. También suspendí, a pesar de intentarlo con varias profesiones, así que fui directo a trabajar... a trabajar en todo tipo de empleos. Tenía dieciséis años. 
La trayectoria desde los dieciséis hasta la publicación de mi primera novela, a los veintisiete, es larga y tediosa. Pero la conclusión, muchos años después, es que por muchas vueltas que me haya dado la vida, al final he terminado siendo lo que ya era de niño: escritor (ahora sí conozco la palabra adecuada). Me ha dado tiempo a licenciarme en Filología Hispánica, y por el camino he publicado siete novelas. Tengo la octava lista para lanzarla al mundo y montones de ideas para historias nuevas. Escribo, además, una obra de teatro infantil, varios artículos al mes y el guión para una serie. 
La imaginación jamás me ha abandonado, siempre ha estado ahí, presente, asaltando mi cabeza con nuevas ideas. No parece que se vaya a marcharse. 
Hoy puedo decir, con orgullo, que soy escritor. Pero resulta que siempre lo he sido, ¿o no?
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on December 04, 2014 03:50

November 27, 2014

Por qué los escritores necesitamos escribir... por encima de todo

Por lo general, el día a día de un escritor mantiene una apariencia tan normal como la de cualquier otro ser humano. Hace las tareas de casa, va a comprar, acude a su empleo (que, por lo general, no es más que algo con lo que pagar sus facturas, hipoteca o alquiler). Se relaciona con sus amigos y/o su pareja... podría decirse que hay mucho de usual en su quehacer diario, y sin embargo...
En la vida del escritor hay un instante que lo cambia todo, que revoluciona su pequeño universo interior: la llegada de la idea.Esa chispa de inspiración aparece cuando no se espera, en cualquier minuto del día. Puede sorprenderle mientras viaja en metro, durante una conversación con sus amigos o en mitad de la noche. Nunca se sabe, pero es ese carácter sorpresivo lo que convierte el arranque de inspiración en una sensación tan magnífica, tan envolvente. 
Por eso, un escritor veterano lleva consigo una libreta, y jamás, jamás se separa de ella. Su libreta es sagrada. Mucho más importante que las llaves de casa, el móvil o la cartera. La libreta es lo que le salvará de escribir algo mediocre. Cuando la idea llega, el escritor busca la libreta y escribe a toda velocidad, como si estuviera poseído por un frenesí. Es muy importante que anote todo cuanto antes, porque la inspiración es semejante a un suave hálito, igual que un clímax breve pero intenso. Si se tarda demasiado, el hálito se agota, ya no conserva la energía original. Como si la idea, de algún modo, perdiera su carácter de original, de revolucionario, de magnífico. 
Una vez apuntada, la idea permanece latente. Latente en la libreta y latente en la cabeza del escritor. Está fermentando, tomando forma, enraizando. Esta aguardando el momento de ser escrita. Hay un día preciso en el calendario para ello, señalado por una especie de hado ajeno a cualquier plan humano, libre de los instantes y los vaivenes de la historia. 
Y así un día, el día, el escritor sabe que ha llegado la hora de ponerse a escribir. Toma esa idea, que ya ha madurado lo suficiente, se planta frente a la página en blanco y la vence. Redacta la primera palabra, la primera frase y el primer párrafo. Y ese párrafo provoca una sensación indescriptible. Es la introducción en un universo nuevo, el inicio de la aventura. Lo que seguirá a partir de entonces es un misterio. El escritor sufrirá, llorará, reirá y se emocionará. Vivirá momentos desesperantes cuando se bloquee, o sentirá que no da abasto durante los minutos y las horas en que las musas le posean. 
Tal vez, al terminar, descubra que lo que ha escrito le ha cambiado la vida.
Escribir no es una profesión, no puede serlo de ningún modo. No se trata de una tarea mecánica, de un proceso cotidiano. Escribir es una necesidad, un acto poético. Por ello, el escritor termina uniendo letras a pesar del tiempo, a pesar de su situación personal. A pesar del mundo. Muchos no comprenden por qué escribir es tan importante para quienes lo llevamos arraigado, y por qué se encuentra por delante de muchas otras prioridades. 
Tal vez esta entrada os ayude. 
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 27, 2014 02:49

November 21, 2014

Breve guía para el escritor de nuestro tiempo

Muchos dirán que a los escritores de nuestro tiempo les toca vivir una etapa difícil. La crisis ha golpeado con dureza al sector literario, y muchos autores -jóvenes y veteranos- han visto las puertas cerradas o, de abrirse, lo han hecho con notables dificultades. 
No obstante, cada escritor, en cada época, ha tenido que lidiar con problemas particulares: censura, carestía de papel, guerras... los escritores siempre han de buscarse las mañas para publicar. Nuestro tiempo, como cualquier otro, planta muros que deben salvarse. La escritura es una carrera de fondo. Como tal, es necesario que la experiencia, las derrotas y las muchas vivencias ofrezcan a quienes juntamos letras una visión para salir adelante.
Lo que publico hoy no es sino toda esa mundología escritoril; ciertos consejos para los escritores de nuestro tiempo. Espero que puedan servir de ayuda.
Si acabas de comenzar, hazte cuenta de Facebook Twitter, Google+... hazte también un blog y publica con regularidad. La ventaja de nuestro tiempo es que el escritor ya no vive en una cueva. Se puede acercar a sus lectores, escuchar sus críticas y compartir experiencias. Las viejas fronteras han desaparecido. Esto significa que la opinión de los lectores sobre una obra circularán sin trabas, sean buenas o malas. Sé consecuente con los elogios y con las críticas. Vas a verlas por mensajes en redes sociales, en forma de estrellas en Amazon o Goodreads, comentarios en foros... por todas partes. Si pretendes ser escritor, debes estar preparado para los lectores de verdad; esos que no son ni amigos, ni parientes, ni tus padres.Los tiempos de publicación están cambiando. Ojo con quedarse estancado esperando respuesta de una agencia literaria, de una editorial, o de ambas. Muchas editoriales y agencias no se leerán tu manuscrito. No permitas que tu historia críe telarañas. Las plataformas de autopublicación existen, y son cada vez más recurridas. En mi experiencia, he decidido que, suceda lo que suceda, voy a publicar al menos un título al año. Si ninguna editorial me quiere, lo haré vía Amazon. Punto.La autopublicación NO es el cubo de basura de malas historias. Vale, no hay filtro, y cada uno puede subir lo que quiera. Los escribidores abundan, tal vez más que en el mercado tradicional, pero existen muchos autores de buena calidad que han visto el potencial en este nuevo medio, y una forma tan válida como cualquier otra para llegar a los lectores. El autor que es bueno, lo es con o sin sello editorial.Escapa de las editoriales que ofrecen coedición. Nunca merecieron la pena, y en estos tiempos, habiendo autopublicación gratuita, menos. Lucha por tu historia. Nos toca vivir una etapa en la que cualquiera puede escribir y publicar. Las redes sociales rebosan de anuncios, ofertas y nuevos títulos. Esto significa que tienes una abrumadora competencia. Bajo semejante marabunta, las historias no siempre sobresalen por su calidad. Tenlo muy, muy en cuenta. 
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 21, 2014 04:25

November 13, 2014

Un homenaje a la literatura gótica

El 8 de noviembre de 1847 nació uno de los grandes genios de la literatura gótica: Abraham "Bram" Stoker. Ciento sesenta y siete años después, su legado sigue inspirando a creadores de todo los palos, como a un servidor.
Todavía recuerdo la primera vez que leí Drácula. Quedé petrificado con la historia sobre la caza del vampiro, narrada a través de los diferentes diarios de los personajes. Años antes, la figura de Drácula ya me había calado a través de la película de Coppola, gracias, en buena medida, a la soberbiainterpretación de Gary Oldman.

No lo sabía aún, pero esa influencia, unida a la lectura de Lovecraft, terminaría dando forma a una novela que seguiría los pasos del género gótico, y que ya ha sido descargada por más de un millar de lectores: La costilla de Caín.
Este mes, para celebrar el aniversario de Bram Stoker, he colocado mi novela a 0 euros. Totalmente gratis.En poco tiempo, La costilla de Caín se ha colocado de las primeras en el Top. Sin embargo, no dura para siempre. Hoy es el último día.
Si os gustan las aventuras con un toque de fantasía, los relatos de acogedora oscuridad. Si os gusta Lovecraft o Bram Stoker, o las historias en las que el misterio trasciende la barrera de lo natural. Si alguna vez jugasteis al rol y quedasteis hechizados por la magia de La llamada de Cthulhu... hay muchas posibilidades de que esta historia os guste.
P.S. ¡Ah, por cierto! No tiene nada que ver con una historia de vampiros.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 13, 2014 02:47

November 6, 2014

Lo que deberías saber si vas a enamorarte de un/una artista

Pues sí, lanzarse a una relación con un/una artista tiene ese toque de exótico del que carecen los amoríos tradicionales, para qué vamos a engañarnos. Va a ser diferente lo mires por donde lo mires. Admitámoslo, el toque creativo de un artista tiene un encanto especial, está lleno de ese brillo que nos llama. Venga, ¿lo admitimos? Los hombres y mujeres que se dedican al arte son atractivos. Pero ojo, todo ese encanto, esa vida exótica y alejada de la normalidad... todo eso tiene un precio, amigos. 
Conversando con ex parejas de artistas, he conocido aquellas personas que volverían a repetir sin dudarlo, y que, como si se hubieran aficionado a alguna droga, ya no desean tener parejas ordinarias. Otras, en cambio, se santiguan cuando tienen un/una artista cerca. Nunca más; bajo ningún concepto, volverán con alguien de ese mundillo.
La cosa está fifty fifty. ¿Por qué? Pues porque, aunque iniciarse en una relación con un/una artista es atrayente, resulta muy complicada de mantener. Joder, es que están todos locos y locas. Son (somos) una panda de raritos difíciles de soportar. Esto es así: resulta que no todo el mundo está preparado para embarcarse en la peliaguda aventura que promete uno de estos romances.
¿Estáis a punto de comenzar una relación con un/una artista? Aquí os dejo algunas pistas de lo que vais a encontraros. Para ello me he centrado en dos mundos que conozco bien, el actoral y el literario. 
Advertidos quedáis:
Nota: Para abreviar, utilizo el masculino en todos los casos, aunque los ejemplos son aplicables a ambos géneros.El Escritor trabaja desde casa. Esto significa que se va a encerrar durante horas en una habitación, y que no va a salir excepto para las necesidades básicas. No importa que su hogar esté ardiendo. Va a seguir ahí, encerrado, dándole a la tecla. ¡Y ni se te ocurra molestarle! Puede que entres y descubras que en dos horas no ha escrito ni una letra, y que está paralizado, con la mirada fija en el techo, abstraído. Pero ojo, cometerás un error si le dices que no ha hecho nada. En realidad lleva dos horas pensando: ordenando argumentos, moldeando personajes, haciendo, rehaciendo y desechando tramas... No os engañéis, está currando de lo lindo.El Artista, en general, se rige por horarios diferentes a los del resto de los mortales. Es muy probable que un actor no tenga nada que hacer un lunes, pero espera a que llegue el fin de semana y le verás cargado de actividades, bolos y demás. En cuanto a los escritores, se orientan por una -aparente- aleatoriedad en cuanto a escribir. La musa tiene, en ocasiones, extraños momentos para aparecer. Algunos ya están aporreando el ordenador desde bien temprano (las seis de la mañana, por ejemplo), mientras que otros aguardan a la medianoche. Un consejo: olvídate de los horarios convencionales si andas con un artista. Estás muy equivocado/a si crees que un Actor, por el hecho de no tener un trabajo, va a quedarse parado en casa. Su vida cotidiana está llena de oportunidades para mejorar su corrículum: cursos de canto, danza, esgrima, expresión corporal, improvisación... esta ingente cantidad de formación colma su día a día, y no va a terminar nunca, de modo que ve haciéndote a la idea.Un punto en común: el Ego del Artista. Está presente, sí, y no va a desparecer. Aunque creas que no lo tiene... lo tiene, créeme. Para la mayoría de quienes viven con un artista, sobrellevar este ego es como ir en una montaña rusa. Sube y baja según el momento, se altera por cómo se haya sentido en el escenario, en un ensayo, escribiendo el último capítulo o por la recepción de su última novela. Por lo general, un artista necesita alguien que escuche sus penas que, para más inri, la mayor parte de las veces no son más que un cúmulo de preocupaciones absurdas. El Artista, y salvo contadísimas excepciones, es un excéntrico de manual. Esto significa que un escritor estará lleno de manías, tocs y costumbres raras: escribir a máquina o a lápiz, en lugar de en un portátil, como el resto de seres humanos, es la manía más liviana de todas. Cuando te despierte a las cuatro de la madrugada pidiendo su libreta como un perturbado, porque ha soñado una de las mejores ideas que ha tenido en su vida, y "necesita apuntarla lo antes posible para que no desaparezca la esencia", comprenderás que sales con alguien raro de verdad. Pero ojo, el actor no se queda atrás: tiene la costumbre de hablar solo, gesticular, poner voces... y no siempre parece que esté ensayando.Si eres celoso/a, vas a pasarlo mal con un Actor. Se pasa el día con miembros del otro sexo. Se besa, se toca y se desnuda en escena. Él o ella ha visto a sus compañeros en ropa interior, o en pelota viva, y los seguirá viendo cada vez que comparta camerino. El pudor es algo que un actor eliminó de su personalidad hace mucho, mucho tiempo.
Éstos son unos pocos ejemplos, muy genéricos, pero hay más; montones de ellos. Convertirse en la musa de un escritor y verse reflejada en su novela, o ser esa persona a quien la actriz mira de soslayo durante un segundo, entre escena y escena, mola. Coño, claro que mola.
Mola mucho ser la pareja de un artista, pero nadie dijo que fuera sencillo. 
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on November 06, 2014 03:04

October 30, 2014

Cómo saber que se es escritor

Discutir sobre el asunto de cuándo se es escritor es peliagudo, porque no siempre se tienen claras las fronteras. De hecho, en ocasiones he llegado a pensar que es el público quien termina colocándole a uno la etiqueta. Otras veces, parece que es uno mismo quien debe empezar a creérselo. Sin embargo, la penosa realidad es que con el mundo de la autopublicación han nacido muchos escribidores -afortunadamente de vida corta- que se han pensado lo que no era. 
Por contra, sé de buena fe que existen artistas desconocidos para sí mismos; aquéllos que, sea por miedo, por modestia o a causa de otras razones, deciden no considerarse escritores pese a serlo desde que redactaron el primer párrafo de su -tristemente- inédita historia. El mundo es cruel para los artistas, y no todos tienen arrestos para enfrentarse a la crítica... aunque esta vaya a ser buena. 
¿Cómo saber que se es escritor? Esta es la gran incertidumbre, y me temo que nadie tiene la respuesta. No obstante, hoy me siento con ganas de publicar mis reflexiones, basadas en todos los años (ya van para 8) que llevo en el mundillo. Que sirvan o no, dependerá del lector. Todo es relativo, amigos.
Aquí van. Advierto que quizás alguna os sorprenda:
No se es escritor por publicar una novela, ni cinco, ni cincuenta. El escritor no necesita publicar, necesita escribir. Existen escribidores con una colección de títulos a sus espaldas, y grandes autores con un par de títulos que no llegaron a publicar en vida.Pensar que un escritor es un ávido lector es un mito absurdo. Muchos grandes escritores apenas leen. El verdadero escritor busca romper sus propias barreras. Escribir aquello que no se atreve a contar, mejorar el estilo, cambiar los formatos. Superarse.Un escritor lo es por encima de cualquier coyuntura. No importan las pocas horas de que disponga a la semana, la escasa aceptación del público, la repercusión monetaria o que el universo entero conspire contra él. Sigue escribiendo pase lo que paseEl escritor escribe, primero para sí mismo, y luego para el resto del mundo, por ese orden. Quien no escribe para sí sólo quiere vender ejemplares, y quien no escriba para los demás, muy posiblemente se está engañando a sí mismo.De cualquier modo, lo que me parece concluyente es que, al final, el tiempo se encarga de colocar todo en su sitio. Las experiencias y el paso de los años terminan por mostrar la realidad a quienes crean que pueden ser escritores; y para bien o para mal, hay que aceptarla tal cual.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 30, 2014 03:48

October 23, 2014

Amazon: el reino del terror

Alguien me dijo, no hace mucho, que Amazon había democratizado la escritura. Al principio puse cara de perro ante semejante afirmación, que se me antojó lanzada al viento sin ser meditada. Pero luego, al reflexionar, comprendí que era más cierta de lo que creía. En efecto, Amazon permite que todo el mundo publique lo que sea, lo que le apetezca. Y así, un día nos sorprenden trabajos como el Tratado Escatológico, obra a la que le deseo todos los éxitos (y lo digo sin ironía).
Amazon democratiza el universo literario. Todo el mundo tiene cabida... sí, todo el mundo
¿Qué significa esto? pues que la gran caterva de escribidores ya tiene salida a sus despeños literarios y, a su vez, hacen piña entre ellos para protegerse. Desprecian, atacan e incluso persiguen a quienes les criticaron mal, y protegen sus mediocres obras como si jamás se hubiera escrito nada tan notable. 
Los escritores nunca estuvieron tan cerca de sus lectores, y ahora resulta que ambos se llevan fatal.
Pero no, no es así. Lo que sucede es que la democratización de la escritura tiene sus costes y, muchas veces, éstos se traducen en forma de miedo:
Miedo a compartir las buenas críticas en las redes sociales, por no arriesgarte a que, al día siguiente y de forma sospechosa, le haya aparecido una mala. Es la envidia imperante.Miedo a lanzar una crítica constructiva, y enfrentarse a la horda de los escribidores, todos formados para arrojar la defensa a ultranza de su cutrería. Es el amparo de lo vulgar.Miedo a criticar cuando se está introducido en Amazon como autor, por no ver un calculado ataque hacia tu trabajo. Es la ley de la selva.
Sí, claro que Amazon democratiza la literatura; pero son los usuarios quienes transforman este servicio en un imperio mafioso. No todo es malo, por supuesto, pero deberíamos pelear por no engañarnos a nosotros mismos con nuestro trabajo, y a no sentirnos obligados a generar una identidad falsa cada vez que queramos opinar sobre la obra de un compañero. 
Queridos autores independientes: es posible que seamos los impulsores de una nueva corriente literaria. Peleemos por su dignidad.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 23, 2014 03:42