Miguel Ángel Moreno's Blog, page 13

August 30, 2012

Confesiones literarias VIII. El curioso mundo de los talleres literarios

A lo largo de casi ocho años, he conocido de primera mano el universo de los talleres literarios; bien como alumno, bien ejerciendo de profesor. La experiencia, y las charlas que he tenido sobre el tema con profesores, escritores y otros alumnos me han llevado a ciertas conclusiones que deseaba compartir en la primera entrada que dedico a mi blog tras las vacaciones. Mi intención es la de ofrecer una visión sincera de lo que, a mi humilde entender, significan este tipo de iniciativas. En cualquier caso, se trata siempre de una opinión subjetiva.

A mis veinticinco años, con una creciente necesidad por escribir, decidí apuntarme a uno de los talleres literarios que proliferan en Madrid. Se trataba de un taller de cierto renombre, así que entré con esperanzas de aprender todo lo posible y convertirme en novelista.

No aprendí absolutamente nada.

Tras unos meses asistiendo a las clases, comprobé que éstas se limitaban a acudir con relatos de temática sugerida por el profesor, leerlos frente a los demás y esperar sus críticas (en las que, generalmente, no se incluían las del docente). Al poco tiempo descubrí que existían cientos de foros por Internet donde era posible obtener dichos resultados (o incluso mejores), y que el taller no merecía el pago de 80 euros mensuales. Peor aún, sentí que me habían engañado, timado por una "escuela literaria" que adquiría renombre por contar con docentes de currículum engordado con algunos trabajillos y alguna que otra publicación, pero que no tenían ganas de enseñar, o no sabían hacerlo.

La cruda realidad sobre los talleres literarios es que algunos son una triste escusa para que unos cuantos escritores de segunda o tercera categoría consigan sacarse un dinero para pagar las facturas, y no tener que recurrir a trabajos que no tengan que ver con las letras. Por su puesto, no estoy generalizando, pero temo que esta tónica se dé con más frecuencia de lo que imagino.

Por contra, hay ciertos talleres que sí merecen la pena, con un profesorado comprometido y preparado. La pregunta es, ¿son estos talleres útiles? Respuesta: en cierto modo, sí.

Un taller literario es en muchos sentidos como apuntarse a un gimnasio. Cuando uno se apunta a hacer lo que los aficionados de las pesas llaman musculación y/o mantenimiento no tarda en darse cuenta de que gran parte de los ejercicios podría hacerlos en su casa con un par de mancuernas. Sólo le hace falta constancia y organización. Si no posee ambas virtudes, es probable que los primeros días tenga la motivación de ponerse en el salón a levantar pesas, pero transcurrido un tiempo se cansará, se aburrirá y dejará el ejercicio. El gimnasio le proporciona la obligación de asistir, porque está pagando una mensualidad. Un taller literario funciona del mismo modo, en muchos sentidos. Uno puede escribir en casa, pero asistir le ayudará a no perder la constancia, sobretodo teniendo en cuenta que precio de las mensualidades suele ser verdaderamente caro (más de lo que cuesta un gimnasio, por cierto).

Pero que no os engañen, que no intenten prometeros lo que es imposible conseguir. Un taller literario puede enseñar a escribir, pero no puede conseguir escritores. El talento, el genio creativo, El ingenium no se aprende. Es una cualidad innata. Hace algunos años, escuché a un profesor de talleres literarios afirmar que cualquiera podía ser escritor. Temo que sus afirmaciones se hallaban condicionadas por la necesidad de cobrar a final de mes. Cualquiera puede escribir bien, e incluso convertirse en un pasable escribidor, pero nadie puede transformar en escritor a alguien que no posea talento. Es así de sencillo, y aplicable a todas las artes en las que se imparten clases: pintura, dramaturgia, etc. De los talleres literarios saldrán escritores sólo si ya poseían cualidades. Los demás sólo están aprendiendo a escribir con algo más de propiedad.

Lo que los talleres literarios sí aportan es, lo que Gabriel García Márquez denomina la carpintería, la técnica, el Ars. Con un profesorado competente, un taller enseña técnicas narrativas, estructura de un relato, presentación de personajes, planteamiento de escenas, trucos de escritura, etc. Ésta es su verdadera utilidad... aunque, ¿son el único medio para conseguir la técnica? La respuesta es un no categórico.

Lo cierto es que tal vez (y sólo tal vez) un taller enseñe con más velocidad ciertas técnicas, pero probablemente los potenciales escritores terminarán aprendiéndolas por sí mismos. ¿Cómo? Pues tal y como se ha hecho toda la vida: leyendo mucho y escribiendo mucho. Y no es que lo diga yo; en su día ya lo afirmó Horacio, poeta romano del siglo primero a.C. La adquisición de la técnica mediante la lectura y la práctica con la escritura es algo sobradamente confirmado, es por eso que muchos talleres recomiendan algunas lecturas; es en ellas donde radica el auténtico aprendizaje.

Desde mi humilde opinión, sólo puedo recomendar un taller literario si uno desea adquirir constancia y aprender algunos trucos a mayor velocidad. Un taller no va a hacer milagros con nadie. Pero en el caso de que deseéis apuntaros a alguno, sed cautelosos. Prestad atención al profesorado, leed con cuidado su currículum.
Respecto a personal docente, os presto un par de recomendaciones a la hora de elegir, basadas en mi experiencia como escritor, profesor y filólogo. Igual que con todo lo anterior, tenéis libertad para ignorarlas.


Si lo que pretendéis es convertiros en novelistas, buscad profesores que sean escritores. Enseñar tipos de narrador, creación de personajes, tempos de la novela y estructura puede hacerlo cualquiera que se haya leído unos cuantos libros sobre técnicas narrativas. Mejor aún, es probable que muchos de estos conceptos ya los conozcáis, aunque no sepáis cuál es su término técnico. Jerri Fodor, en su libro La modularidad de la mente (1983) habla de una asimilación automática de conceptos. Es decir, que si leéis mucho, o incluso si sois aficionados al cine, probablemente ya sepáis construir una historia (que sea buena, ya es otra cosa), aunque técnicamente no tengáis ni idea de lo que estáis haciendo. Necesitáis un profesor que haya escrito, que conozca de primera mano qué es crear, para que pueda enseñaros cosas que no vienen en los manuales. No os dejéis llevar por los títulos académicos. Un licenciado en filología no es ningún experto a la hora de enseñar a escribir; en demasiadas ocasiones, no es más que alguien con cierto gusto por los libros, que sabe estudiar y aprenderse lo necesario para aprobar un examen; y quizás hasta escribir con decencia (esto segundo, menos a menudo de lo que pensáis), pero de ahí a convertirse en maestro de escritores va un mundo. Salvo parcialmente de esta criba a quienes tienen estudios en teoría de la literatura. Probablemente hayan recibido clases más adecuadas para impartir un taller literario.


En conclusión: los talleres literarios pueden resultar útiles en determinas circunstancias, pero no son necesarios. Si ya asistís a uno, quizás debáis reconsiderarlo, especialmente si resultan abusivamente caros para lo que enseñan.

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Published on August 30, 2012 03:44

July 26, 2012

Cerrado por vacaciones

Un año mas, me sorprendo de ver cómo suben las visitas a este blog. Actualmente supero las 2.000 al mes, una cifra con la que me siento más que agradecido.
En estos días de verano, en los que parece adueñarse de todo una especie de calma chicha, este blog también se toma un descanso. Volveré a publicar entradas, si nada lo impide, en el mes de agosto. Lo haré con una de mis confesiones literarias, reservada a la cruda realidad sobre el curioso mundo de los talleres literarios. Hasta entonces.
Un saludo a todos.[image error]
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Published on July 26, 2012 01:22

July 19, 2012

Praemortis II. Fe de erratas

Nunca leo mis novelas una vez que han sido publicadas. Admito que siento pánico de hacerlo por encontrarme con algo que no debería estar en una versión que leerán miles de personas. Por esta razón, reviso varias veces el manuscrito antes de darlo por concluido.

Sin embargo, a veces sucede que un error se escapa, no sólo a mis revisiones, sino a las de los lectores 0; aquéllos que leen la novela antes de presentarla al editor. E incluso luego, cuando el manuscrito pasa por manos de éste último, el mismo error escapa de su afilado lápiz corrector para terminar cayendo en la versión publicable.

Así ha sucedido con Praemortis II, la segunda parte de una trilogía ambientada en un mundo en el que cualquiera puede ver qué le deparará la inmortalidad (podéis leer parte de la primera y segunda parte pinchando en los respectivos enlaces).

La errata ha sido detectada por algunos lectores, que muy amablemente se han puesto en contacto conmigo: en la página 266 puede leerse lo siguiente:


"Miró a su alrededor. Raquildis también luchaba por zafarse de cuatro vagabundos que intentaban llevárselo. Tenía el rostro ensangrentado.
 —¡Rowan, por la Vorágine!, ¡¿Dónde estás?! –gritó Ed por el intercomunicador".


Me equivoqué de Wallace. Debía mencionar a Gregger, pero me salió Ed. Cosas que ocurren.

Gracias a los lectores que me advirtieron del lapsus; y para los que no hayáis llegado asta aquí, advertidos quedáis (¡y disculpad que haya tenido que adelantar parte del argumento!).

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Published on July 19, 2012 01:23

July 12, 2012

El patriota. De Miguel Ángel Moreno

Hace siete años tuve la oportunidad de vivir una temporada en Inglaterra. Durante ese tiempo me di cuenta de que me había vuelto un patriota de la lejana España. Este convencimiento surgió del mismo modo que uno comprende que ama a la mujer a la que acaba de dejar. "No se sabe lo que se tiene hasta que no se pierde", se suele decir. Así sucede cuando vives en una tierra distinta a la tuya.


Volví convencido del amor hacia mi país,  y dispuesto a hacer oídos sordos de los necios que llaman a esto "fascismo" y soplaguindeces por el estilo. En esta forma de pensar no entra la fidelidad absoluta a una clase política. Voto lo que creo apropiado en cada momento. En las últimas elecciones no pensé en ninguno de los partidos mayoritarios. El PSOE, regido por un auténtico pusilánime, nos había llevado del superávit a una deuda monumental. Por otro lado, jamás me he sentido identificado con el Partido Popular. Me parecen una panda de retrógrados, nietos del catolicismo más inquisitorial e hijos de la clase pija de este país. Sinceramente, poco tengo que ver con ellos.


Damas y caballeros, éste no es un blog dedicado a la crítica política. Jamás he querido publicar mis impresiones sobre las estulticias que vomitan nuestros gobernantes, si es que todavía se les puede llamar de este modo. Pero claro, a uno le gusta el país en el que vive, y termina cansándose de ver tanto chorizo salir impune; de que, a la hora de abrirse camino en el mundo laboral, pueda más ser "pariente de..." que el talento; y sobre todo, del circo político que tenemos que sufrir.


Cuando escucho las tertulias políticas y veo las noticias, se me antoja que nuestros políticos no tienen ni repajolera idea de cómo sacarnos del pozo en el que estamos. No saben por dónde tirar porque no son verdaderos políticos, sino fantoches ascendidos al poder vete tú a saber por qué suerte de estrategias o enchufes. 
No saben lidiar con una auténtica situación crítica, ya que el país se sostenía desde hacía tiempo más o menos solito. ¿Qué sucede ahora, cuando llega el momento de demostrar que se es un verdadero estratega? Pues que nos encontramos con un montón de inútiles que ni siquiera saben hablar idiomas. Uno irremediablemente se pregunta dónde están los intelectuales, que los hay en nuestro país a puñados (aunque cada vez menos porque, incógnitas de la vida, su talento no es reconocido y tienen que marcharse fuera). A estos no tenemos más remedio que aplicarles el dicho de las meigas. 


Y de este modo, cada día vemos cómo se monta el espectáculo político frente a nuestras narices, que es aquello que mejor saben hacer quienes se dedican a esto, (era lo que ha funcionado siempre, ¿no?). 


Una monumental puesta en escena. A cacarear todos. Los que estaban antes hacen oposición, que es lo que se supone que tienen que hacer. Critican al gobierno actual quienes nos dejaron a dos velas; muy bien, machotes. 
Pero luego les toca a los actuales gobernantes, que también han aprendido a cacarear muy bien. La herencia es la culpable. Yo no quiero hacer lo que hago... pero lo hago. No hay trabajo, así que subo el precio de todo. Ole tus huevos.  
Es decir, que si antes tenías poco dinero, ahora vas a tener menos. Esto nos permitirá ahorrar. Claro, ahorraremos todos, ellos y nosotros. No gastaremos porque todo está muy caro, y si no se gasta no se mueve la economía, y si no se mueve... 
Pero claro, hay que mantener el circo: la medida es vitoreada por todo el partido, quiero creer que para acallar los abucheos de los de la oposición; esos que, si les votamos en las próximas elecciones, ahora sí que sí que nos van a sacar de la crisis. Palabrita del Niño Jesús. 


Y mientras, en las calles, la gente quejándose en una manifestación multitudinaria. Pero los políticos a los suyo. Para qué van a escuchar al pueblo. 
Tampoco saben hacerlo, dicho sea de paso. Es tal la distancia que existe entre nosotros y ellos que ya no entienden el idioma de la queja. No atienden a las concentraciones, porque, de hecho, creen que son las mismas que hace diez años, ésas que no había que temer...


Damas y caballeros, esto es lo que siento, expresado desde lo mucho que valoro el país en el que vivo, desde un sentimiento patriótico. Este gobierno está firmando su salida, eso está claro, aunque no sé si para dentro de cuatro años, o en menos tiempo, porque al ritmo al que van tengo la esperanza de que nosotros nos cansemos antes de sus medidas absurdas, y de ver cómo nuestro presidente pone el culo para que Bruselas se despache a gusto. Casi hasta parece que tengan ganas de irse, viendo todo lo que les ha caído encima.


Eso sí, cuando se vayan, no seamos nosotros los borregos. Si vuelve a salir el PSOE os prometo que me descojono de risa. A ver si va a resultar que vivimos en una novela de George Orwell y no lo sabíamos.


No os confundáis, queridos lectores, no creo que exista un partido político perfecto. Probablemente siempre nos quejaremos, unos u otros, de las medidas que adopten nuestros gobernantes, pero me da en la nariz que el bipartidismo ha favorecido una corrupción de infarto, y ha propiciado, además, intereses muy alejados del conseguir el bienestar del pueblo.

Seamos patriotas. Basta de subir al poder a estos señores que sólo saben pelearse entre ellos.

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Published on July 12, 2012 02:29

June 28, 2012

Confesiones literarias VII. Cómo escribir una novela

Si habéis llegado hasta aquí, es que probablemente os ha llamado la atención el sugerente título de esta entrada. Pues bien, dejadme comenzar evocando mi situación hace seis años, cuando todavía peleaba por abrirme un hueco dentro del mundo de la literatura.

Por aquel entonces, asistí a diversos seminarios en los que se decían muchas cosas interesantes sobre el mundo de los escritores. Oía a ponentes exponer maravillas acerca del arte de de la creación, pero nunca cómo escribir una novela. el cómo era siempre la gran incógnita.

Buscando la fórmula mágica, me inscribí en un taller literario. Allí esperaba que me explicaran cómo escribir una novela, qué debía hacer, qué pasos tomar. Pero nada de eso; las clases se centraban en escuchar los relatos de los demás, pensar en lo que había fallado, tomar nota y apuntar el siguiente ejercicio que debíamos hacer en casa para exponer en el taller. Si he de ser sincero, aquella etapa me resultó algo desconcertante. Tuve la sensación de no estar avanzando absolutamente nada, y además pagando por ello. Un desastre. Con el tiempo, he comprendido que un taller literario es como ir al gimnasio: te puedes comprar un par de mancuernas y hacer el 80% de los ejercicios en tu casa (salvo, quizás, los de pierna); pero en un gimnasio vas a tener a alguien pidiéndote que te esfuerces... para eso le pagas.

Del taller literario salí sin saber el cómo y doscientos euros más pobre, así que probé a licenciarme en Filología Hispánica, a ver si estudiando una carrera alguien daba respuesta a la gran pregunta...

Lectores que pensáis en estudiar una carrera de hispánicas para mejorar en la escritura: no se os ocurra matricularos. La filología, en sí, no sirve para formaros literariamente, sino la avalancha de novelas que debéis leer. Es más productivo que estudiéis otra cosa, y que saquéis el programa de lecturas de cada asignatura a través de Internet. Éstas os formarán literariamente, y además estaréis en una carrera que no disponga de un tobogán a la cola del paro.
Tarde me di cuenta de que la clave no estaba en la carrera; más o menos en 3º curso, pero ya que estaba, me licencié. 

Bien, si, llegados a este punto, todavía continuáis leyendo, es que de verdad os interesa saber cómo escribir una novela. Ahora dejadme que os confiese la cruda realidad: no hay una fórmula mágica. Que nadie os engañe, escribir una novela es un proceso duro y exige una enorme dedicación y disciplina. ¿Y qué hay respecto al cómo? La respuesta es que a escribir se aprende escribiendo y leyendo mucho. Es así como uno, al final, asimila los procesos para elaborar una historia decente. Después, cada escritor tiene su propio método; no hay reglas fijas, y cualquiera es válida si le funciona a quien la utiliza. No obstante, como no quiero dejaros con una sensación insípida en el paladar, voy a pasar a confesaros cómo es, por norma general, mi proceso de escritura de una novela, aprovechando que estoy a punto de terminar con la 6ª. Al principio, este proceso que parece tan bien estructurado era más caótico, pero poco a poco me he ido perfeccionando (de nuevo, mediante una estricta disciplina).
Este proceso no lo he aprendido ni en un taller, ni leyendo manuales, ni por recomendaciones de nadie. Todo ha resultado a base de comprender cómo funcionaba mi propio proceso creativo e ir puliéndolo.

Animo también a los escritores que lean este blog a que publiquen su método particular, creo que podría resultar muy revelador para quienes empiezan:


Todo comienza con una idea. Por supuesto, se parece muy poco a lo que será la novela, y para nada es el argumento de ésta. Se trata de un flash, una imagen de una escena que no tiene por qué ser del principio o del final, sino de cualquier punto incierto. A partir del primer fogonazo, la idea comienza a crecer hacia ambos lados.Dejo que la idea macere en la cabeza, y voy tomando apuntes de lo que se me va ocurriendo en relación a la misma. Este proceso puede durar unos meses, o años; por ejemplo, la primera idea que tuve sobre la novela que estoy a punto de terminar se me ocurrió hace más o menos unos diez años.Llega un momento en el que me siento preparado para escribir la idea: ésta ha madurado lo suficiente; es hora de ponerse sobre el papel. Por lo general, a estas alturas ya sé, en términos generales, cómo va a terminar la historia. Conocer cuál va a ser el final (de forma general, repito) me ayuda a saber hacia dónde voy. También suelo tener más o menos elaborado un inicio, de modo que todo consiste en llegar desde el punto A al B. Elaboro una sinopsis de capítulos, explicando en términos generales lo que sucederá en cada uno. Normalmente no desarrollo una sinopsis de la novela completa, sino hasta uno de los giros de trama. Cuando tengo la sinopsis, escribo la historia esta el punto de cambio.Repito el proceso de sinopsis y escritura hasta terminar la novela.. Nunca lo he hecho más de dos veces, así que puede decirse que cada nuevo proyecto está dividido en dos grandes bloques de planificación y escritura.Primera corrección: la suelo hacer desde el ordenador. Me he acostumbrado a tomar apuntes mientras escribo sobre cosas que podrían pulirse, en lugar de corregirlas en el momento, porque prefiero que el mismo acto de escribir se detenga lo menos posible. Ya habrá tiempo para reparar fallos.Presento la novela corregida a un lector de confianza (y dispuesto a ser crítico), para que apunte los errores que yo no he visto. Los corrijo, si es necesario hacerlo.Segunda corrección de la última versión de la novela; ahora en papel. Ésta es, probablemente, la corrección más importante. Hacerla desde el papel es algo que recomiendo del todo, porque permite observar muchísimas cosas que pueden mejorarse.Tras la segunda corrección, paso la novela a otros dos o tres lectores y espero su reacción. Apunto lo que me indiquen y tomo cartas en el asunto si lo creo preciso.Y, al fin, la novela está terminada y lista para enviársela al editor.
Salvando el proceso de maduración de una idea en mi cabeza, una novela suele llevarme entre seis y diez meses de trabajo constante. 
Y ahora, casi al final del artículo, los más avispados diréis: "si, pero cómo escribes una novela". Creo que esto es lo más parecido al cómo que os puedo dar. La conclusión es que nadie puede enseñaros a escribir; porque ser escritor es una vivencia, no un trabajo. Sé que puede sonar poético, pero es una cruda realidad; y al igual que cualquier otra experiencia de vida, a escribir sólo se aprende con tiempo, esfuerzo y salvando errores.

Por cierto, con mi novela actual ando en el paso 8.





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Published on June 28, 2012 09:48

June 22, 2012

Confesiones literarias VI. Experiencia sobre la autopublicidad en facebook

Hace algunos días reflexioné sobre un asunto cada vez más frecuente entre los escritores: la oportunidad de publicitar tus obras a través de un blog o de las redes sociales. El asunto despertó mis inquietudes cuando, en una página de Facebook, alguien se quejó de que ya no se hablaba, sino que el muro se había transformado en una tediosa sucesión de anuncios por parte de los suscritos, que publicitaban su obra con la esperanza de recibir alguna atención, algún comentario o, al menos, algún mísero pulgar hacia arriba.

Por curiosidad, me he pasado desde entonces ojeando dicha página y algunas otras, observando anuncio tras anuncio (casi siempre de los mismos usuarios), para sacar mis propias conclusiones. Sí, tenían razón los que se quejaban: me resultó tedioso, insoportable. Además, no me sentí interesado por lo que se anunciaba. Esto me condujo a la siguiente pregunta: ¿son útiles los anuncios que hacemos de nuestras obras a través de las redes sociales? ¿Alguien los lee?

Tranquilos, la respuesta es sí, aunque con un pero.

El mundo está lleno de autores que buscan abrirse paso con una idea; con una historia que contar. Para algunos es la primera vez que publican, y acaba de darse cuenta de que, además de cuánto pueda promocionarles su editorial, ellos también pueden hacer algo a través del libre mundo que es Internet.
Blogs, twitter, bacebook... hay muchas posibilidades de dar a conocer a tus contactos lo que has producido.  Pero cuidado, todas estas herramientas no son más que eso, herramientas, y como tales pueden utilizarse equivocadamente. He aquí un par de consejos para mantenernos tras la línea de la información y no pasarnos al campo de la pesadez recalcitrante:



Probablemente, la regla más significativa: Mesura. Es posible que creas que tu obra es una maravilla de las letras, una verdadera genialidad, pero créeme, anunciarla cada veinte minutos por facebook va a lograr un efecto de rechazo entre tus seguidores. No los agobies. Anuncia tu trabajo, pero sin excederte. Quizás pienses que es mejor publicitar tu novela todo lo posible porque no ves que nadie opine cada vez que cuelgas un enlace en facebook, o que nadie le da al "me gusta". Pero ¡Ay, misterios de la tecnología! Resulta que al otro lado de tu ordenador sí que hay vida, y lo que resulta más increíble, en realidad SÍ están leyendo lo que cuelgas. Esta regla también es aplicable a un blog. No te preocupes si no recibes comentarios. Echa un vistazo a las visitas. Quizás te sorprendas. Hay gente que te presta atención, aunque no lo sepas.No te conviertas en una máquina de publicidad, inanimada salvo para colgar enlaces, reseñas y demás. Sé también el escritor que hay detrás. A la gente le gusta saber qué proyectos tienes en mente, cómo andas con la novela que escribes, si la trama de tu novela te está dando guerra, o si te has levantado con ganas de darle a las teclas. Muéstrate tanto como muestras tu novela. Si al anunciarte en facebook escribes: "una novela maravillosa", y a continuación pegas el enlace, tendrá un efecto soso, desmotivado, interesará a poca gente. Si cuelgas un anuncio, hazlo para que se vea, para que enganche. Como lectores, como público, somo vagos... muy, muy vagos. Nos cuesta incluso darle al botoncito del ratón; además, nos hemos acostumbrados a un bombardeo constante de publicidad, de modo que necesitamos algo que nos llame la atención de verdad. ¿Cómo lograrlo? Escribe algo ingenioso, algo que atraiga y que anime a pinchar dentro del enlace. No tiene por qué ser extenso, aunque la experiencia me dice que la gente se fija con más frecuencia si ocupa más de una línea de texto. Demostrad que sois escritores.

Antes de terminar, hasta la semana que viene, dedico esta entrada a quienes influyeron en la creación de esta entrada: al usuario de la página de facebook que se quejó de la avalancha de anuncios; a los escritores, tanto los que saben publicitarse, como a los que todavía les queda algo por aprender; y a todos los que opinasteis cuando os pregunté. Gracias a todos.


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Published on June 22, 2012 01:37

June 7, 2012

No hay dos sin tres. Nueva sesión de firmas

En la feria del libro, con mis novelas Praemortis 1 y II
y La zarza de tres espinas y con una camiseta de lo más friki.Como bien dice el título: no hay dos sin tres. El domingo pasado la tarde amenazaba con una tranquilidad absoluta, pero la cosa fue cambiando a partir de las siete. Me encontré con amigos viejos y nuevos, todos interesados por mis historias, y más de uno trayendo propuestas para nuevos proyectos (porque la Ferian o sólo sirve para firmar libros). También tuve alguna que otra sorpresa que -me vais a permitir-, me guardaré para mis adentros.

Curiosamente, fue Praemortis la que se llevó el protagonismo de entre todas mis novelas, justo lo contrario que sucedió el día anterior. ¿Sería, quizás, por la fabulosa reseña de Miguel Ángel Gómez Juárez, en Me gustan los libros ? Pues no os digo que no, porque se nota que Miguel Ángel tiene tablas en esto de reseñar novelas. Con la segunda parte de la trilogía, que tuve la oportunidad de entregarle en mano y firmada, ha dado plenamente en el clavo. Os recomiendo su lectura. No hay peligro de que se desvelen asuntos importantes de la trama, podéis estar tranquilos.

La Feria del Libro da para muchas anécdotas, y como tal, uno nunca se cansa de asistir. Así pues, el próximo sábado, 9 de junio estaré de nuevo en la caseta de siempre, la 123, con las amables dependientas de la Librería Calatrava, desde las 18:00 a las 21:00. Si las cuentas no me fallan, es el último fin de semana que le queda a la Feria, así que, si no habéis podido ir hasta ahora, no os lo perdáis.

Y, para que vayáis abriendo boca, os dejo una muestra de las tres novelas en google books. En los enlaces podréis leer una buena muestra de las tres historias:

Praemortis I. Dioses de carne

Praemortis II. Descenso

La zarza de tres espinas




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Published on June 07, 2012 08:25

May 31, 2012

Percepciones de un escritor en la Feria del Libro

Después de llevar ya unas cuantas sesiones de firmas a la espalda, de hablar con algunos compañeros del ramo sobre sus propias experiencias, y del último sábado que pasé allí (que resultó un éxito muy por encima de lo que esperaba en cuanto a ventas, la verdad), me he decidido a escribir algo relacionado con la vivencia de pasar un día en la Feria del Libro de Madrid. El objetivo es servir de ayuda para los autores que acuden por primera vez, desvelar algunas curiosidades para quienes planeen visitar las casetas durante este verano y, en definitiva, construir un relato ameno para todos aquellos que pululen entre los infinitos rincones de Internet.
Mi buena amiga Pepa con algunos escritores de la Feria de 2012.
Yo aparezco en la esquina inferior izquierda, con dos de mis novelas.
Antes de comenzar, sin embargo, debo aclarar que mis percepciones no corresponden a las de un escritor que apenas descansa la pluma firmando ejemplares. De esos hay pocos, para qué nos vamos a engañar, y por desgracia muchos pertenecen a la caterva de personajes famosos del momento, dedicados a poner su cara en la portada de un libro del que no son autores, a excepción de cuatro chorradas sueltas en forma de idea vaga, perfiladas hábilmente por el pobre negro encargado de equipararlos en estilo a un Premio Cervantes.
Sólo un reducido grupo de escritores merece las grandes colas que se observan de vez en cuando en la Feria. El año pasado disfruté viendo cómo la gente se apretaba cerca de las casetas en las que firmaban Vargas Llosa o Eduardo Mendoza. Este año viene otro gran escritor: Carlos Ruiz Zafón, quien, si no me equivoco, firmará el próximo sábado, 2 de junio.

Pero como ya he adelantado, son pocos los autores que merezcan tal nivel de atención. Por debajo de ellos se encuentra el otro 90% de escritores, algunos de caras más conocidas que otros, sentados en sus casetas, con sus ejemplares bien colocados frente a ellos, aguardando pacientemente hasta que un seguidor se aproxime. En este amplio porcentaje me encuentro yo y los colegas a quienes he consultado. Pero ¿qué es lo que debería saber todo escritor cuando recibe el privilegio de acudir a la Feria del Libro? Fundamentalmente, dos máximas:


Cualquier persona puede decidirse a comprar tu libro: En la Feria uno aprende a ver que hay varios tipos de potenciales lectores, los cuales expongo aquí (si alguno se siente identificado, pido que se lo tome con humor, ya que ése ha sido mi objetivo, y que se identifique mediante comentario).  En cualquier caso, un escritor debe aprender a respetar y valorar todos los tipos de potenciales lectores. Cualquiera de ellos puede sorprender interesándose por tu novela. Todos son valiosos, no recomiendo descartar a ninguno, salvo en momentos en los que el sentido común dicte que así debe ser. Los tipos de lectores se describen a continuación: El primer tipo lo componen personas que pasan, literalmente, a un metro de la caseta. Suelen verse a primera o última hora de la tarde (o de la mañana). Van paseando, ojeando desde la distancia portadas que les llamen la atención y comiendo pipas. No suelen detenerse, pero probablemente lo harán después, momento en el que transforman en lector de tipo 5 (ver abajo).El segundo tipo está formado por la rara especie de los manoseadores de libros. Se paran frente a la caseta, pasan sus dedos por diferentes portadas, abren tímidamente algún que otro libro con objeto de sentir pasar las páginas... Nunca leen nada, ni del interior ni de la contraportada de los libros que soban, y llegados a un punto (mis estudios todavía no han determinado cuándo exactamente), se marchan sin decir palabra. Su verdadero propósito continúa siendo un misterio para mí.Existe un grupo de lectores (muy escaso, afortunadamente), que pulula por la Feria con el único objetivo de convertirse en Miss/Míster Pedantería. Cuando caen en tu caseta buscan pillarte con alguna pregunta. Con estos, lo mejor es valerse de paciencia.En cuarto lugar se hallan los <<¡Ay, no! Me he equivocado>>. Están compuestos por personas, que, por el rabillo del ojo, creen haber visto el libro que andaban buscando. Entonces se giran bruscamente hacia tu caseta, se paran frente al ejemplar, se inclinan a modo de genuflexión, se levantan las gafas de ver de lejos y ojean la portada. En este grupo entran personas que han confundido tu libro por otro, no han leído bien el título, no han visto bien el dibujo de la portada, o han caído presas de cualquier otro tipo de confusión. No importa, tan pronto perciben correctamente lo que querían desaparecen, porque la cruda realidad es que en la inmensa mayoría de las ocasiones estaban equivocados respecto a lo que creyeron ver.Por último se encuentran los lectores a quienes desde un principio les interesa tu libro, o que deliberadamente han acudido a tu caseta para comprarlo. Estos, sin duda, son los más valorados.Vende tu obra: Sí, habéis leído bien: vended lo que habéis escrito. Una de mis experiencias en la Feria más recordadas me sucedió el año pasado. Compartía caseta con un escritor de renombre (cuya identidad, evidentemente, no voy a desvelar). Ambos presentábamos nuestro últimos trabajos, pero al final de la jornada fui yo quien más ejemplares firmó. ¿Por qué? Porque se los ofrecía al público. Cuando una persona se detenga a ojear vuestro trabajo, no os quedéis callados, sin hacer nada, pero con el bolígrafo preparado debajo de la mesa, raudos a plantar vuestra firma por si decide llevársela. No esperéis el momento epifánico por medio del cual aquel comprador vaya a reconocer inmediatamente vuestro nombre y la calidad de vuestro trabajo. ¡Hablad con él! Explicad de qué trata  la obra que presentáis, el género al que pertenece, la influencia que podéis haber tenido al escribirla, etc. En definitiva, contactad con el lector, os llevaréis una sorpresa al ver lo receptivo que se muestra. Claro está, hay excepciones (el tipo 3 arriba indicado puede resultar muy incómodo). En muchas ocasiones simplemente asentirán a lo que decís y pasarán de largo, pero en otros casos se sentirán interesados, se atreverán a leer la contraportada y, si les pica la curiosidad, tendréis un lector más de vuestra historia. ¿Qué más se puede pedir?  No os convirtáis en esos escritores medianamente conocidos, cuya caseta se encuentra vacía porque su ego ha levantado una barrera entre ellos y los lectores. Hay muchos casos en la Feria, observadlos cuando deis un paseo.

Firmando Praemortis en la Feria del Libro de Barcelona.
Año 2011.Con esto finalizan mis percepciones. Tengo muchas otras guardadas, porque toda una tarde en la Feria da para muchas vivencias, pero me he centrado en describir las más importantes. En cuanto a mí, volveré el próximo domingo, 3 de junio, para firmar ejemplares de Praemortis I y II y de La zarza de tres espinas en la caseta 123, desde las 18:00 hasta el cierre de la Feria (a eso de las 21:30). Allí os espero.

¡Ah, por cierto!, yo pertenezco al tipo de lector 1. Que sirva de precedente.


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Published on May 31, 2012 03:00

May 24, 2012

Firma de libros en la Feria de Madrid.

Como otros años, me hago un hueco entre los escritores que estarán firmando en la Feria del Libro de Madrid.  Estaré allí el próximo sábado, 26 de mayo (1012), en el stand número 123 (Librería Calatrava), desde las 17:30 horas hasta las 21:00. Vamos, todida la tarde, comenzando desde bien prontito, para quienes no les importe quemarse con los 27º C previstos. 
En esta ocasión, tendré oportunidad de firmar ejemplares de buena parte de mi trabajo, comenzando por Praemortis I. Dioses de carne. , la primera parte de una trilogía ambientada en un futuro estremecedor, en el que una corporación domina la eternidad de cada persona en el mundo. (podéis ver el fantástico booktrailer en la esquina superior derecha del blog). 
Praemortis es una novela que ha sorprendido a lectores de España, Ecuador, Estados Unidos, México y Argentina, porque muestra un mundo vibrante de emociones, pero lleno, al mismo tiempo, con un fuerte trasfondo metafísico. Al fin y al cabo, una historia en la que cada personaje conoce cuál será el tenebroso destino para su alma no suele dejar indiferente...
También estarán presentes los ejemplares de Praemortis II. Descenso La continuación de la trilogía, en la que los personajes continúan luchando por conocer la sobrecogedora verdad que esconde el universo en el que viven. 
Por último, también firmaré ejemplares de La zarza de tres espinas, la novela de aventuras con la que me estrené en Ediciones Nolufront a finales del año pasado. Con esta novela me encuentro particularmente contento. Hace unas semanas ya os escribí anunciando que acababa de lanzar su segunda edición, pero también he sabido que desde no hace mucho puede adquirirse en el continente americano, vía Thomas Nelson Publishers. Al otro lado del Atlántico está recibiendo muy buena acogida, tanto, que me sorprendió encontrarla hace unos días dentro del Top 10 de las novelas de ficción más leídas de Grupo Nelson, en Amazon. 
Un listado de buenas noticias, y todo gracias a vosotros, lectores. Días atrás escribí una dedicatoria en uno de mis libros que muestra perfectamente mi agradecimiento. Ampliando un poco lo que puse, me gustaría extender la misma dedicatoria a todos vosotros: 
"Es el lector quien, al iniciarse entre las páginas de una novela, termina de completar los personajes, el universo y a cada rasgo detallado por el autor. Gracias a todos vosotros, lectores, por darle la vida a mis historias". 

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Published on May 24, 2012 11:22

May 18, 2012

La experiencia de presenciar un Match de improvisación.

¿Qué es un match de improvisación teatral?, diréis algunos. Básicamente, consiste en subir al escenario a dos equipos de improvisadores, que se atreverán a realizar una pequeña interpretación (generalmente de un par de minutos) sobre un título propuesto por el público, y atendiendo a diferentes y enrevesados estilos con los que complicar la trama. La chicha de todo esto es que la interpretación es totalmente improvisada. Los equipos disponen tan sólo de unos veinte segundos para organizarse entre sí, pensar en un personaje, en una situación... y poco más.
¿Suena difícil? Lo es, pero al mismo tiempo resulta increíble ver cómo los actores resuelven una situación sobre la marcha, logrando, al mismo tiempo, que al público se le salten las lágrimas de la risa.
Pues bien, para todos aquéllos que anden por Madrid hoy, viernes 18, el grupo teatral No es culpa nuestra, del que tengo el honor de formar parte, se precia en ofrecer uno de estos espectáculos de improvisación. Será en la Escuela de Telecomunicaciones de la Politécnica (metro Ciudad Universitaria), a las 20:00 de la tarde, por el ridículo precio de tres euros. Allí estaré yo, formando parte de uno de los equipos, y compartiendo escenario con algunos de los mejores improvisadores que conozco.
Si jamás habéis estado en un espectáculo de estas características, os lo recomiendo. Es una experiencia que no se olvida con facilidad. 
Podéis apuntaros al evento en facebook pinchando aquí.
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Published on May 18, 2012 00:30