Edilberto Aldán's Blog, page 39
June 15, 2021
Simplón
La descalificación que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador de la clase media aspiracionista es irrelevante, anecdótica, genera una discusión que no se resolverá en beneficio de nadie, ya que sólo aporta herramientas para la polarización, y quizá lo más grave, es que inhibe la participación ciudadana efectiva.
Caricaturizar los anhelos de un sector de la población y reducirlos a un ánimo malévolo, endulza los oídos de los tetratransformistas, les brinda elementos para confiar en que el destino, disfrazado de Cuarta Transformación, les hará justicia por el hecho de estirar la mano y esperar a recibir el dinero del presupuesto prometido por López Obrador. Confirma su creencia de que allá afuera o detrás de las pantallas hay un grupo de conservadores que, lejos del escrutinio público, se reúne para confabular en contra del México bueno, y lo hacen tan bien, que basta mencionar su existencia para hacerlos reales, los iluminados, las sectas, los malos entendidos poderes fácticos, los ricos y poderosos andan por ahí porque el presidente lo dice, y eso basta; el discurso lopezobradorista contra la clase media es tan concluyente para sus fieles que no caen en la cuenta de que están siendo engañados, que se les está dictando la forma de vida que deben llevar y hacia donde dirigir su pensamiento, sin importar que sea clasista, discriminador o parta de la intolerancia.
A quienes se identifiquen con la clase media descrita por el presidente también se les brindan elementos para mantener esta pelea inútil contra quienes quieren llevar a México al pasado; así como no existe ese grupo secreto que confabula en contra de la Cuarta Transformación, tampoco es real la masa ignorante que está dispuesta al sacrificio físico por seguir los dictados de López Obrador; además, quienes nos identificamos con los aspiracionistas, lo hacemos partiendo de que no todo lo que se dice de nosotros es real, así que al momento de discutir, dilapidamos tiempo especificando si vamos o no a la iglesia, si nos confesamos o, incluso, si tenemos hijos.
Si el propósito de la diatriba presidencial fuera animar la conversación pública como una manera de participar en los asuntos de gobierno, valdría la pena discutir salvajemente, pero el argumento de López Obrador es tan simplón que termina funcionando para quienes, sin importar filiación, emplean estas distracciones para aferrarse al poder y seguir jugando a la política como siempre se ha hecho, con un ánimo de servirse y excluyendo la decisión de la mayoría de los ciudadanos.
Explicar los resultados de la pasada elección con el argumento simplón de López Obrador descarta la necesidad de analizar a profundidad el sentido del voto en cada distrito electoral, observando cuál fue el sentido de la decisión en donde no gobierna Morena y es oposición, en los inmensos territorios en que Morena administra los presupuestos y donde partidos distintos al del presidente tienen que presupuestar a partir de la voluntad centralista del Ejecutivo federal.
Simplificar las elecciones como hace el presidente sólo sirve para desviar la atención del razonamiento del voto colectivo, diferenciado, distinto, hay que ver el mapa electoral a detalle, no como el lienzo en blanco y negro que describe López Obrador, porque en los matices están las aspiraciones reales de todos los mexicanos.
De seguir el cuento narrado por un idiota, nos volverán a presentar candidatos payasos, ávidos de poder, sin vocación por el servicio, sin conocimiento de las problemáticas que es necesario deliberar y resolver, estaremos dando vida artificial a un sistema de partidos que hace agua por todos lados, es decir, nosotros seremos quienes vuelvan a perder.
Coda. Cito unas líneas que Héctor Aguilar Camín subrayó de La doma del poder de Bertrand Rusell: “En una democracia no debe haber esclavos ni rebeldes, sino ciudadanos, es decir, personas que se dejan gobernar hasta cierto punto, pero solo hasta cierto punto”.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 14, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes
La conversación sobre las elecciones 2021 en y desde Aguascalientes, en esta ocasión sobre el reparto de plurinominales en el Congreso local y los cabildos.
Suscríbete al canal de YouTube
Aspiracionistas
La explicación del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el avance del conservadurismo en las elecciones pasadas, inevitablemente, me remite a lo que dice Macbeth cuando se entera que la reina ha muerto: “La vida es sólo una sombra que avanza, un pobre cómico que se agita y pavonea cuando es su hora sobre el escenario, y luego ya no se oye. Es la historia que narraría un idiota, de ruido y de furia llena, que nada significa”.
Una vez más el presidente caricaturizó la realidad, según él, la gente humilde, tras “recibir dinero del presupuesto, que es dinero del pueblo, dinero de ellos y empiezan a darse cuenta de que otro México es posible”; mientras que las clases medias tienen una actitud aspiracionista, quieren “triunfar a toda costa, salir adelante, muy egoísta” y por eso se dejan engañar. Esas clases medias, según López Obrador, son “clasistas y racistas”, van a la iglesia los domingos para confesarse, comulgar y “dejar el marcador en cero” para volver a lo mismo, porque su verdadera doctrina es la hipocresía.
El viernes fue la última conferencia diaria de Hugo López-Gatell sobre las cifras del coronavirus, ya no hacían falta, porque a pesar del empeño del subsecretario por informar y aportar datos, la reiteración en un enfoque equivocado sobre la pandemia y las acciones del gobierno lograron volver irrelevante lo que decía. Lo mismo le va a ocurrir a las explicaciones del presidente sobre su visión del país, esa necesidad enfermiza que tiene López Obrador por encasillar a la población entre humildes y aspiracionistas, conservadores y fifis, cada vez tiene menos impacto entre la población, así lo muestran los resultados de la elección, solamente un imbécil puede creer que el mapa de la Ciudad de México divide la población entre los que pagan impuestos y los que reciben subsidios, únicamente alguien muy vil puede reducir los votos que recibieron los candidatos de Morena y el apoyo a la Cuarta Transformación como el despertar de los olvidados, o dejar de reconocer que algo de las promesas del bloque opositor coincidió con la idea de gobierno de una gran parte de la población.
Si todo se reduce a que quienes no están con López Obrador son aspiracionistas que no conocen el paraíso de “recibir dinero del presupuesto” y por eso merecen ser descalificados, falta muy poco para que ese sector de la población al que el presidente trata como sus mascotas comience a demandar que también le lleguen las dádivas del erario, no un trabajo, no un proyecto, el apoyo duro y directo al que se hace acreedor quien estira la mano.
Entre los arrepentidos de haber votado por López Obrador hay un enorme segmento poblacional que no ha sido beneficiado por la visión populista del presidente de repartir dinero para conseguir apoyo, que todavía sigue en espera de los beneficios de la fe ciega, ¿cuánta paciencia les queda? A ese sector es a quien se dirige, a ellos les intenta endulzar el oído, porque los aspiracionistas que describe, creo, no se miran en el espejo de la mentira presidencial.
A la historia narrada por un idiota, que nada significa, no es necesario oponerse, es un cuento irrelevante que sólo sirve para que el cómico se pavonee, hasta que le llegue su final.
Coda. “¡Maldita sea la lengua que tal cosa me dice porque viene a abatir lo mejor de mi hombría; y que jamás se crea en demonios juglares que se burlan de nosotros con dobles sentidos, que al oído mantienen palabras promisorias que luego quiebran a nuestra esperanza!... ¡No pelearé contigo!”, también Macbeth, de Shakespeare.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 11, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes
La conversación sobre la Madre de Todas las Elecciones
El 6 de junio votamos 49 millones 151 mil 320 ciudadanos
Suscríbete al canal
Ingenuos
Ingenuo, suelo ganarme ese calificativo cuando externo mi postura sobre la situación política del país, sobre todo cuando me refiero a la politiquería local, y cuando me lo dicen, con palabras o con un gesto, sé que me consideran imbécil, porque suelo pensar en términos de lo que debería de ser y no en la forma en que se hace.
Ingenuo porque cuando externo lo que pienso no suelo subirme al banquito de la superioridad moral en el que se monta quien comenta con suficiencia y justifica los rumores que propaga con base en una comprensión de lo que llama la “real politik”, un entendimiento que radica en mantener una serie de prejuicios que afectan la participación de los ciudadanos en la política; para el opinador avezado, ese que presume saber cómo son realmente las cosas, hacer política siempre excluye a las personas comunes y corrientes, nunca estamos enterados del todo, siempre se nos escapa un secreto que él sí sabe, una forma de negociar de la que no estamos al tanto.
El opinador habilidoso no necesariamente es certero en sus pronósticos, pero no importa, porque siempre encuentra la forma de modificar los resultados con algún giro que incluye las negociaciones secretas, los acuerdos por debajo de la mesa o el impulso salvaje de alguien que juega en contra de las reglas pero que es capaz de modificar la realidad.
Los escenarios que generan los opinadores profesionales suelen basarse no en el derecho que tenemos todos de expresar libremente lo que pensamos, sino en el supuesto conocimiento de una realidad que se esconde y sólo está a la vista de quienes tienen las llaves de los cuartos secretos de la clase política, de quienes han desarrollado la habilidad de leer las segundas intenciones, esos que han estado en los pasillos de los edificios de gobierno o la administración pública y saben cuál es la palabra secreta que oculta un sí o un no, invariablemente presumen cercanía con un grupo político y de ahí el poder adquirido de ver las cosas como son realmente.
Esa capacidad de adecuar sus predicciones para que coincidan con los resultados, creen los opinadores profesionales, les inviste de una infalibilidad que permite vender sus pronósticos y considerar tontos a todos aquellos que, con hechos, intente demostrar que están equivocados, y es que el resto del mundo, nosotros los ingenuos, seguimos sin entender que el camino más corto no es necesariamente la línea recta, que en política siempre se curvan los senderos.
Gracias a esos infalibles opinadores, la idea de que la clase política, todos, son corruptos, se venden, son diferentes al común de las personas, sólo ven por su interés personal y ensucian todo lo que tocan es la que prevalece en el común de los mortales; esa idea de la política como algo que se juega a puerta cerrada y en lo oscurito no incentiva la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, ¿para qué si nada va a cambiar?
Describir la política como el juego de unos pocos, minimizarla a politiquería, desalienta a que los otros nos demos la oportunidad de intervenir ejerciendo todos nuestros derechos y obligaciones.
Coda. Sin vergüenza alguna, el candidato perdedor de Morena, Arturo Ávila Anaya, acusa al Instituto Estatal Electoral de ser cómplice de un fraude “monumental”, esa acusación, sin pruebas, mediática, lo exhibe tal y como es, un miserable mentiroso al que no le importa descalificar a los electores, qué vergüenza que el partido que quiere ser Morena permita a esa clase de personas insultar a los ciudadanos con sus declaraciones.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 10, 2021
Hartazgo
Coincido en el hartazgo que casi todos expresan hacia la información electoral, llevamos meses bombardeados por spots, propaganda política en las calles, rostros sonrientes y falsos ensuciando nuestro entorno, los medios estuvieron repletos de declaraciones inútiles, las redes sociales de anécdotas que no merecen un segundo vistazo, lo que algunos nos empeñamos en considerar una fiesta democrática, todo el tiempo estuvo asediada por el ruido y la basura, es urgente un descanso.
Coincido con esa expresión de hartazgo, aunque en secreto me fascine observar con atención el proceso electoral y me apasione eso que llaman política, por eso asiento y concedo la razón a quien ya no quiera hablar de la madre de todas las elecciones, porque sé que el interés que despierta en mí no necesariamente puede ser compartido. Tienen razón, que nos concedan un respiro.
Reitero, coincido con el cansancio y las ganas de no escuchar más de las elecciones, sin embargo, no me deja de extrañar, al punto del reclamo, cuando quien se dice víctima del empacho de la temporada electoral permite que se le quiera tomar el pelo, cuando por estar hartos se permite la difusión de mentiras y agravios en contra de la voluntad popular; si me animara a exigir que no se distrajera mi interlocutor, le diría que ya sé que se acabaron las campañas, que ya fueron las votaciones, pero que el proceso aún no termina y es en estos momentos cuando corre más riesgo todo el trabajo que hemos realizado como ciudadanos.
Con suma facilidad solemos dejar en manos de los políticos a la política, sin asumir que todos los días ejercemos los derechos y obligaciones que nos da el ejercicio de la ciudadanía, es en esos momentos en que los partidos y actores políticos se aprovechan para convertir todo en un puerquero y manipular los escenarios para mantener sus privilegios, el principal: hacer como que la toma de decisiones les corresponde sólo a ellos; por eso es que tras los comicios, ruines, salen unos y otros a declararse vencedores sin ningún respeto a nuestra decisión; por eso salen hunos y mongoles a declarar que fueron víctimas de un fraude; ambos grupos, vencedores y vencidos, sin aportar una sola prueba de lo que señalan.
Entiendo que estemos hartos de la propaganda política, porque en las condiciones en que actualmente se hace, está dirigida a vendernos un producto sin importar cuántas mentiras o las falsedades en que se incurra; lo que no me queda claro aún es cómo caemos en el engaño de que nuestra participación culmina al depositar el voto en la urna y cómo no nos ofende que en nombre de nuestra elección, cualquier miserable salga a proclamarse ganador, cuando no lo fue, o a hacerse víctima de un fraude, cuando es prácticamente imposible, porque así hemos construido a nuestros institutos electorales, con los ojos puestos en la mexicanísima tradición de hacer la ley pensando en la trampa, a la medida de la desconfianza que nos tenemos.
Entiendo que el hartazgo confunda los mensajes claros y puntuales de las autoridades electorales y los confunda con la rebambaramba que los partidos y candidatos arman durante las campañas, sin embargo, no considero adecuado darle la espalda a las manifestaciones viles de quienes acusan de fraude como una forma de justificar su incapacidad.
El proceso electoral aún no termina, falta que se den a conocer los resultados oficiales, todavía es tiempo de dedicarle nuestra atención para separar el frijol del gorgojo, y así impedir que las plañideras del fraude sigan insultándonos.
Coda. T.S. Eliot finaliza “Los Hombres Huecos” así: “This is the way the world ends/Not with bang but a whimper”, o como tradujo Jaime Augusto Shelley: Así es como acaba el mundo/No con un golpe seco sino en un largo plañir… como el del subsecretario Hugo López-Gatell, quien anunció que este viernes 11 cierra el ciclo de la conferencia diaria sobre covid-19… de regreso a la sombra, sin consecuencias, sin responsabilidad, que le vaya bien, el daño ya está hecho.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 9, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes
La conversación sobre las elecciones 2021, en esta ocasión sobre las mentiras de Morena y sus parásitos acerca del fraude
Gracias y suscríbete al canal
Memazos
A la turba no le interesa entender sino ser escuchada, no le interesa explicar sino ser aplaudida, entre quienes conforman la barahúnda destacan aquellos que buscan liderarla, a toda costa, todo sea por el reconocimiento de ser el mensaje origen del meme, de ser señalado como quien generó la idea; en busca de encabezar las tendencias, quienes escriben para redes sociales se despeñan en la velocidad y el simplismo, cualquier efecto y causa lo reducen a una imagen, a un chiste.
No falta quien busque el reconocimiento de líder a través de la queja, toman un hecho, sus memes, y vociferan en contra de lo que nos está haciendo esa cultura de la simplicidad, se lamentan, por ejemplo, de que los resultados de las elecciones recientes son producto de la política del meme, así explican que Samuel García haya ganado la gubernatura de Nuevo León, entonces hacen rabieta en contra de quienes creen que votaron por ese candidato por lo que hizo en sus redes Mariana Rodríguez, su esposa, la influencer. ¿En serio?, sí, eso explica todo.
La política del meme que señalan puede funcionar en el caso de Samuel García, sin embargo, de lo que no se dan cuenta es que reducir a eso la explicación, anula la posibilidad de analizar otras victorias electorales, como el de la hija de Félix Salgado Macedonio y, en este caso, invisibilizar que el electorado no considero el nepotismo, la imposición e hizo a un lado las acusaciones de agresor sexual del candidato que no fue.
La política del meme como justificación de las elecciones sólo funciona para provocar una reacción efímera, no para establecer una conversación, como en el caso de la caricaturización del resultado de las elecciones en la Ciudad de México, dividiendo la capital del país entre chairos y fifis, los que pagan impuestos y los que reciben subsidios; como en otros casos, los memes pueden resultar chistosos, pero su humor es superficial y casi siempre esconde aspectos deleznables de quien critica, clasismo, racismo, discursos de odio y opiniones que promueven la desigualdad; aspectos negativos que si se le revelan a quien usa el meme, se disculpa señalando que es un chiste.
Con el pretexto del sentido del humor, se explica todo a través de un meme, obviando que son unas anteojeras que impiden iluminar los aspectos más oscuros de nuestros prejuicios, una vez que se trasciende la superficialidad y se muestra que muchas veces la risa fácil es resultado de una tradición intolerante, que se burla de las diferencias antes que intentar comprenderlas, como el pastelazo, que busca únicamente la reacción, al sobresalto no sigue nada, sólo la burla.
Quienes no entendemos la necesidad de simplificar la burla cualquier hecho en nombre de la risa, por esta urgencia de aceptación de la turba, nos vemos relegados a ser calificados como personas sin humor, amargados que siempre quieren tomarse la vida en serio, incapaces de comprender que es un simple meme, una imagen, un chiste… y sí, sí lo entendemos, al menos yo creo entenderlo, lo que no me explico es en qué momento se puede dejar de saltar de superficie en superficie para intentar aprehender una explicación a lo que está ocurriendo.
Lo más preocupante es que las quejas sobre la política del meme se basan en la misma táctica de lo que critican, al chiste fácil se le descalifica con la crítica superficial, a la ocurrencia se le contrapone el enfado, y nunca hay tiempo para analizar qué esconden esas actitudes. Así, en más de una ocasión, meme contra meme, se termina ocultando que seguimos promoviendo prejuicios y diferencias que parten de nuestra moralidad, del temor a lo diferente y diverso, en la eterna descalificación.
Sin duda, habrá quien haya querido emplear la política del meme como estrategia, como el candidato que se dedicó a insultar a sus votantes, sin embargo, reducir los resultado de la elección a esas tácticas, niegan el valor de quienes salieron a ejercer su ciudadanía de forma libre, con la conciencia de que su voto es su decisión personalísima.
Coda. “Un libro es una especie de espejo, cuando un mono se mira en él, no descubre la imagen de un apóstol”, de nuevo, siempre, Lichtenberg.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 8, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes. Conteos y finales
La conversación sobre las elecciones 2021, en y desde Aguascalientes
Suscríbete al canal y ayúdame a decidir si sigo haciendo estos videos o no. Gracias
Respiro
Esto no se acaba hasta que se acaba, la frase de Yogui Berra aplica para la madre de todas las elecciones, sí, nuestra fiesta democrática ya tuvo su cenit en la jornada de votación, en los millones que salimos a cumplir felizmente con nuestra voluntad ciudadana, pero al proceso electoral todavía le falta para su cierre, los cómputos distritales y municipales comenzarán el 9 y se alargarán al 12 de junio, le sigue que las autoridades electorales declaren oficialmente a los ganadores y, después, esperemos que no en muchos casos, quienes recurran a los tribunales para ganar por las buenas o las malas, lo que no obtuvieron en las urnas.
Nosotros, los ciudadanos, ya votamos, ya cumplimos con nuestra parte, lo hicimos bien, a pesar de que todo el tiempo los partidos y actores políticos nos estuvieron agobiando otorgándonos una responsabilidad que no es nuestra, inventando historias sobre buenos y malos, hablando de un paso al abismo o al cielo; durante la campaña electoral nos bombardearon sin piedad para hacernos responsables del destino del país; ellos, sí, la clase gobernante, la que no tiene empacho en disfrazarse de ciudadano con pretensiones, la que reniega de su filiación partidista, la que en los cuartos de guerra nos desdeña descalificándonos al creer que sólo queremos despensas y mandiles o tortilleros, esas personas, intentaron convencernos de que el voto era otra cosa, antes que la expresión de nuestra decisión sobre quién nos representará, un pase mágico hacia el paraíso, porque consideran que al darles el sí, al cruzar su nombre o marca en la boleta, se les otorga un permiso eterno para hacer lo que se les venga en gana.
Ninguna victoria es para siempre, el haber sido elegidos en esta elección, nuestro voto, no les permite evadir la rendición de cuentas, ni escapar del necesario compromiso con la transparencia; nuestro voto no puede ser considerado una carta blanca para no regresar a los electores y mostrar resultados, permitir la evaluación de su gestión, corregir el rumbo con la misma atención con que buscaron ser elegidos, escuchar y atender.
Ya votamos, ahora le corresponde a la clase política comportarse a la misma altura que los ciudadanos, no ser los irresponsables que salieron a pronunciarse ganadores antes de que cerraran las casillas, no los imprudentes que por todos los medios buscan ganar, incluso en contra de la voluntad popular, no los inconscientes que son incapaces de reconocer el mérito de los electores rebajando la participación de la sociedad informada a fiesta de pueblo.
Esto no se acaba hasta que se acaba, y lo menos que pueden hacer los candidatos y partidos políticos es respetar nuestro voto, las instituciones y procesos que hemos armado para protección de nuestras decisiones.
Los ciudadanos necesitamos un respiro, no de la política sino de la confrontación electoral, de la guerra en que convierten las elecciones, requerimos un espacio para la reflexión, lejos del ruido de las payasadas y volteretas con que quisieron llamar nuestra atención, pero sobre todo, un espacio para animar la participación en la toma de decisiones, en la evaluación de la tarea de quienes van a ser suplidos en el cargo.
Un respiro para pensar y participar en el espacio que nos merecemos, para hacer política y no la politiquería que nos ofrecen durante campañas.
Coda. Todavía no se enfría el muerto y, en Aguascalientes, ya están preparando el siguiente velorio, un día después de las elecciones, ya hay irresponsables que se destapan para la siguiente elección… políticos mediocres.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX

