Edilberto Aldán's Blog, page 84

April 20, 2013

Provincia / Envoltorio de papaya



Envoltorio de papayaProvincia

InfiernoHay un infierno en la tierra, en el ahora, aquí. No está en el más allá, ni forma parte de un futuro, se llama provincia, y Aguascalientes sigue viviendo como eso, un pueblo chico, de doble moral, de gusto dudoso y con un enorme complejo de inferioridad que hace brotar lo peor de cada uno, sobre todo cuando se enfrenta a los fuereños, es decir, en el trato que se tiene con cualquiera que forme parte de esa tierra ignota que está después del límite estatal; peor todavía si ese extranjero es de la capital.Como no nací en Aguascalientes, parecerá obvio que considere al pueblo chico como un infierno grande, de hecho, externar esta opinión me dispone justo en el cajoncito del que los oriundos del estado disponen para descalificar cualquier juicio que contraríe la imagen edénica con que suspiran por su patria chica. En mi innecesaria defensa, apunto que considerarlo un infierno, al menos esta ocasión, no es resultado del trato con los aguascalentenses de cepa, de hecho, surge de exponerme a la visión que desde fuera se tiene de quienes vivimos aquí.
I read the news today… oh boyUna obviedad: como nunca, el mundo es cada vez más pequeño porque está al alcance de un clic (del control remoto, del mouse), en un tris es posible enterarse de lo que ocurre en el extremo más lejano del planeta, es posible experimentar otras lenguas, otras costumbres, visitar museos, leer obras, apreciar espectáculos… aprehender; mejor aún, aprender de las costumbres, hábitos y gustos de los otros a través de darle seguimiento a su diario acontecer. No hay pretexto ya para poder armar un escenario a partir de la forma en que deciden votar en Uruguay o cuáles son las reglas de convivencia en Londres, el uso que se le da al espacio público en Suiza o en Indonesia. No hay pretexto tampoco, para no compartir la experiencia con entidades cercanas y saber cómo nos puede afectar, cómo viven sus procesos electorales los otros estados de la República Mexicana, por ejemplo.Armar ese escenario implica el cotejo de la imagen con que nos reflejamos, siempre que se analiza lo que el otro está haciendo, es casi imposible no considerar, cómo ve ese otro la curiosidad con que lo observamos. Realizando ese ejercicio es que volví a lamentar vivir en provincia.Al margen: me queda claro que emplear provincia para designar una entidad distinta a la capital del país es incorrecto, incluso despectivo; es a propósito pues. Con toda la intención después de buscar cómo es visto Aguascalientes en los medios de “circulación nacional”, en los noticieros de radio y televisión que mantienen la presunción de que llegan a todo el país.La experiencia fue decepcionante, por no decir dolorosa, Aguascalientes no existe para esos medios “nacionales”, ni siquiera somos una anécdota con que se rellena el espacio entre comercial y comercial o la cantidad mínima de palabras que se emplean para no cobrarle la plana completa al anunciante. Es posible leer 10 páginas seguidas sin encontrar ninguna referencia a la entidad, pero aún, media hora de noticiero dedicada a un congestionamiento vial en alguna calle de la Ciudad de México y de Aguascalientes nada. La televisión sobre todo, puede dedicar su valiosísima señal a un “reportaje” acerca de un señor que le gusta coleccionar basura y destinar sesudos análisis a si es una enfermedad y darle un nombre pomposo (síndrome de Diógenes), pero no consagra ni medio minuto a lo que nosotros, los que vivimos fuera de las 16 delegaciones del DF nos importa.Los medios, sí, en ese sentido, son una porquería.
Estado mental¿Está en nosotros cambiarlo?, por supuesto, los medios nacionales programan, diseñan su contenido a partir de la preferencias del público (entre otras cosas), mejor todavía, las nuevas tecnologías otorgan al consumidor un poder de decisión del que todavía no sacan provecho y los medios temen. ¿Para qué dedicar tiempo a una “noticia” acerca de un embotellamiento en el Viaducto Río Piedad?, qué caso tiene, si se puede buscar información de lo que ocurre a unas cuadras a través de tu red, o buscar las implicaciones de una decisión de las autoridades estatales o municipales mediante la consulta de los medios “locales”.Como no estamos conscientes de ese poder, lo desperdiciamos. Basta ver el número de entradas a los chismes del espectáculo, el raiting de esa cosa que se llama Laura o los temas que ocupan los primeros sitios en los buscadores de la red o los terribles trending topics de Twitter.Rectificación y codaCorrijo pues, no es que Aguascalientes sea provincia, son los medios “nacionales” los que le otorgan ese estatus. Deplorable, uno busca el reflejo con que nos ven los otros y sólo encuentra una mirada empañada por los prejuicios y la ignorancia.Reitero, ¿tenemos la culpa los de provincia? Sí, en el fondo sí. La provincia es un estado mental provocado por acción simultánea de morderse el rebozo y sacar el pecho orgulloso por las peores tradiciones. ¿Con qué mirada buscar un reflejo mejor si alardeamos ser la cantina más grande del mundo?, ¿quién nos tomará en serio si lo que presumimos es que somos el pequeño gigante?, para eso, mejor quedarse callado.Publicado en La Jornada Aguascalientes (20/04/13)
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Published on April 20, 2013 21:48

April 15, 2013

guardagujas setenta y cinco



guardagujas 75abril 2013puedes descargarlo aquí:http://issuu.com/jornadags/docs/guardagujas_75
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Published on April 15, 2013 11:53

¿Dónde están los lectores? / Envoltorio de papaya


Envoltorio de papaya¿Dónde están los lectores?
No quiero ser granjeroDentro de algunos años, estoy seguro, uno de mis colaboradores será mi jefe, hoy se llama a sí mismo “desarrollador web”, aunque cumple funciones de todólogo y la más de las veces funge como el community managerde La Jornada Aguascalientes. No me pesa, cada vez somos menos los que defendemos a ultranza el impreso, no importa si los argumentos con que nos aferramos a la aparición de un diario en papel sean correctos, lo que todavía creemos que es el futuro llegó desde hace un buen rato a las redacciones, es el ahora de los hábitos de lectura, sin contar, por supuesto, las enormes ventajas de la oportunidad, de la inmediatez con que uno se puede enterar de lo que ocurre del otro lado del mundo o a una cuadra con el simple hecho de acceder a la red.Como tengo la certeza de que seré su empleado, desde ahora me preparo con dos peticiones, la primera que me trate como un colaborador; la segunda, que no me llame “granjero”. La petición primera tiene que ver con el espíritu de colaboración con el que creo que se trabaja en La Jornada Aguascalientes. La segunda se relaciona con la forma, radicalmente distinta, con que concibo mi trabajo y cómo lo ve el “desarrollador web”; a él, para lo que le sirvo es para ser “granjero”, es decir, un generador de contenidos, ¿cuáles?, no estoy muy seguro, cosas que atraigan lectores, que lleven a la página el mayor número de visitantes.
Perros y buenpedismoEn la semana, gracias a las redes sociales (culpo a los logaritmos de Facebook y Twitter que deciden lo que me puede parecer interesante) fui testigo de una desalmada mujer que intentó abandonar a un perro. Durante dos aburridísimos minutos, un representante de la conciencia colectiva grabó cómo un can desesperado perseguía a un automóvil. En el mejor estilo de la denuncia ciudadana, la voz en off informa que eso que vemos está ocurriendo en Xochimilco, enfoca las placas del auto y, valiente, increpa a la conductora: “La viene siguiendo su perro”. Mejor todavía, Juan Gómez (así se llama el intrépido camarógrafo) da alcance al auto que persigue y amenaza “la tengo grabada si lo está abandonando, lo voy a subir a Internet”, por supuesto, no pierde la oportunidad de asestar una lección a la abandonadora, de ventanilla a ventanilla le grita “sí sabe que un perro es fiel, ¿verdad?, es una vida el perro”. El video finaliza con la peor amenaza del mundo moderno: “lo voy a circular por Internet”. Así lo hizo y se transformó en un contenido viral, miles le dieron likeal video, miles lo compartieron, otros tantos indignados nos hicieron partícipes de su irritación, ¡a la hoguera con los abandonadores de perros! Como un clic basta para participar a los otros, como dar un teclazo es suficiente para sumarse a las filas del buenpedismo, a la coalición de los políticamente correctos, este video se convirtió en la noticia de la semana… ¿En serio? No puedo evitar pensar en el porcentaje de indignados que no saben dónde está Xochimilco, pero no importan, seguramente será similar al número de buenpedistas que nunca volverán al tema, porque ya hay un meme más ingenioso, porque está mejor la foto de otras mascotas abandonadas o se encuentran un nuevo video donde se maltrata animales. Ese número de usuarios, creo, es el mismo que no sabrá el nombre del valiente ciudadano, ni que el perro se llama Cayetano y que no fue abandonado, que es callejero y le da por perseguir a quienes lo adoptaron, pero… reitero, eso no importa.No sé por qué tengo la clara sensación de que ese número de internautas indignados, es el mismo que comparte las fotos y videos con los errores que comete Enrique Peña Nieto, que con una extraña felicidad que no alcanzo a comprender se regodea en que el presidente le cambie el nombre al IFAI, pronuncie de forma deplorable en inglés, mejor todavía, se inventen burlas buenísimas sobre la interacción de Peña Nieto con el resto de su gabinete. Algunos miembros de la inteligentzia en las redes sociales consiguen aumentar su número de seguidores a través de la distribución de estos chistes; otros, prominentes líderes de eso a lo que no nos queda más remedio que llamar izquierda, incluso los emplean como argumento.Sí, no hay humor sin víctima, lo sé. Yo mismo me he reído con varios de ellos, aunque al final, me quedo con una sensación de vacío, de que algo de todo eso no está bien, no que se “ataque” al presidente, no que se exhiban los errores, algo más… Lo explica mejor un tuit del escritor Antonio Ortuño (@AntonioOrtugno): “Buenísimos chistes sobre Salinas. Geniales sobre Fox. Maravillosos sobre Peña. Pero me temo que ellos se ríen más de nosotros. Y por años”.
El futuro que ya está aquíAsí las cosas, dentro de algunos años tendré que luchar para no ser un “granjero”, como sé que haré lo posible para no quedarme sin trabajo, es posible que al final me rinda y salga con mi smart phone en busca de una “noticia”; pensando en contenidos atractivos, es posible que logre generar algo, lo que sea, que atraiga cientos, miles, de visitas a la página de Internet del diario. Por adelantado, pesimista que soy, sé que no tendré oportunidad de presentar lo que hoy considero información, porque eso no vende, eso no suma, no importa.Entonces, tristemente, cuando caiga en la trampa, y me pasee por la ciudad teléfono en mano, listo para alimentar la indignación de los buenpedistas, me preguntaré ¿en dónde están los lectores?
@aldanPublicado en La Jornada Aguascalientes 13/04

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Published on April 15, 2013 11:45

March 24, 2013

guardagujas setenta y cuatro

guardagujas 74suplemento literario deLa Jornada Aguascalientesmarzo 2013
ana teresa hernández sarquislaura baezaalejandro badilloagustín fest Descarga aquí:http://issuu.com/jornadags/docs/guard...
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Published on March 24, 2013 14:12

February 10, 2013

Todo lo que no entendiste te convirtió en lo que eres / maniobras de escapismo



Charles Simic sueña, sueña que se encuentra con Joseph Cornell en el centro de Manhattan. No dice el poeta qué platica con el artista plástico, así que cuando lo pienso, la reunión ocurre sin palabras: el levísimo arquear de cejas en que se traduce la sorpresa, un breve pero intenso apretón de manos y enseguida descubrir que es tan poco lo que pueden decirse que un instante antes de que los embargue por completo la incomodidad Cornell toma la bolsa de papel que lleva consigo y de muestra una de sus cajas (montages los llama), con cuidado lo extiende a las manos de Simic, quien la observa sin poder cerrar la boca, pasa la punta de los dedos por la superficie, cuidadoso hace girar alguno de los objetos que conforman la caja. Antes de que el poeta se atreva a abrir uno de los cajones minúsculos incrustado en la pieza, Cornell le da a entender que le regala la caja. No se tienen que decir más. Acaso otro apretón de manos, uno de esos que siempre están a punto de transformarse en abrazo, y cada uno sigue su camino. Cornell seguirá con paso lento hacia la Biblioteca Pública de la Calle 42, deteniéndose en el camino a recoger los objetos con que más tarde elaborará otro de los collages bidimensionales por lo que tanto se le admiran, un botón, hilos, un mapa pequeño y ajado, quizá una instantánea resquebrajada que cayó de la cartera de alguien y en la parte posterior tiene escrita con letra apretada una fecha y una dedicatoria amorosa.Charles Simic se detendrá después de cinco o siete pasos para quedarse en medio de la acera, admirado por el misterio de la caja que le acaba de ser entregada, vencido por la curiosidad abrirá los cajoncitos del montage para descubrir que adentro de cada uno hay algo, un objeto recogido durante las caminatas de Cornell por la ciudad y que en la suma, por la disposición, por el cuidado con que fue colocado para formar parte de algo, adquiere un significado distinto, deja de ser un simple botón o hilo o mapa o foto, se torna alguien a quien le ocurrió algo.El botón es el gesto brusco con que se despiden dos amigos que no se volverán a ver, el hilo el principio del fin del suéter con que a ella le gustaba verlo, el mapa un trasbordo equivocado del turista distraído, la instantánea un recordatorio insistente de los rasgos del hijo… o quién sabe, cuando lo pienso, no alcanzo a ver qué toma de cada uno de los cajoncitos el poeta, reconozco su asombro observándolo de espaldas, mientras en un segundo plano Cornell se agacha sorprendido; lo demás lo supongo cuando leo a Simic.Por eso me sorprendió leer en La dicha de comer (http://goo.gl/w7izg) donde Simic propone: “Uno podría componer una autobiografía con cada una de las comidas memorables de su existencia y acaso resultaría más interesante que las autobiografías habituales. Con toda honestidad, ¿qué preferiría usted leer: la descripción de un primer beso o la de una col rellena hecha a la perfección?”.No estoy seguro de entender las razones de Simic para apostar al gusto como la vía para transitar hacia el recuerdo y recuperarlo, no después de los textos de Alquimia de tendajón o El sueño del alquimista, sobre todo porque cuando recreo su encuentro con Cornell, que tiene como principio que se da a partir de una caminata, eso creo. Lo creo así, también, porque lo he leído en un poema de Simic:Conversación nocturnaTodo lo que no entendistete convirtió en lo que eres. A vecesen la calle advertías la mirada de extrañosque te estudiaban. ¿Acaso eran iluminadosomniscientes? Sabían lo que no sabesy te dejaron turbado como un sueño extraño.
Ni siquiera la luz siguió siendo la misma.¿De dónde venía ese intenso resplandor?Y ese perfume, como si estuvieran alimentandoseres míticos con atados de henosobre tejados flotantes entre las nubes nocturnas.
¡Y no entendiste nada!Te encantaban las multitudes al final del díaque te traían tantos misterios.Había siempre alguien a quien tenías que conocery por alguna razón no te esperaba.¿O tal vez sí? Pero no aquí, amigo mío.
Deberías haber cruzado la calley seguido a aquella mujer evidentemente locacon el largo mechón de pelo ensangrentadoque los cielos recogieron como un grito distante.(*Traducción de Rafael Vargas)
Creo entonces, que si el propósito fuera componer una autobiografía lo haría a partir de las horas andadas y no del tiempo que se ve pasar desde la silla. Sí, es alrededor de la mesa o en el café, en esas conversaciones donde se inventa el mundo, ahí donde se generan las historias, en la cercanía de las manos, en la facilidad con que se cruzan las miradas para asentir o para obtener confirmar. En la mesa, sentados, se acaricia el lomo de las anécdotas para obtener los mejores cuentos.Como se trata de una autobiografía, ese espacio de cercanía no es el mejor, nada como la caminata para el pensamiento en voz alta, para alcanzar el recuerdo, para aprehender con el rabillo del ojo una imagen borrosa que al ser capturada se transforme en memoria; incluso acompañado, las conversaciones en movimiento las asocio a cierta prisa por contar que impide cualquier adorno, no hay espacio para vestir las palabras, así surge con mayor prontitud la confesión.Así las cosas, uno podría componer una autobiografía con cada una de las caminatas memorables de su existencia, por supuesto que resultaría más interesante, siempre se está al borde de la confidencia, y a esa revelación se une la posibilidad de hallarse un objeto para atarla al mundo (un botón o hilo o mapa o instantánea) y darle consistencia. Caminar entonces como acto autobiográfico. Y si no, y si se teme dar testimonio, bueno, andando, siempre queda la posibilidad de cruzar la calle y componer la historia: atreverse seguir a esa mujer evidentemente loca.
(*)Evening talkEverything you didn’t understandMade you what you are. StrangersWhose eye you caught on the streetStudying you. Perhaps they were the all-seeingIlluminati? They knew what you didn’t,And left you troubled like a strange dream.
Not even the light stayed the same.Where did all that hard glare come from?And the scent, as if mythical beingsWere being groomed and fed stalks of hayOn these roofs drifting among the evening clouds.
You didn’t understand a thing!You loved the crowds at the end of the dayThat brought you so many mysteries.There was always someone you were meant to meet.Who for some reason wasn’t waiting.Or perhaps they were? But not here, friend.
You should have crossed the streetAnd followed that obviously demented womanWith the long streak of blood-red hairWhich the sky took up like a distant cry. 
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Published on February 10, 2013 15:17

January 27, 2013

guardagujas setenta

guardagujas 70
suplemento literario
La Jornada Aguascalientesenero 2013

javier moro hernándezkobragerardo esparza rivasalejandro espinozajonathan minila
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Published on January 27, 2013 12:50

January 14, 2013

guardagujas 69

suplemento literario de La Jornada Aguascalientes enero 2013guardagujas sesenta y nueve elma correanorma yamillé cuéllarjavier moro hernándezmiguel ángel lozano

foto: gerardo gonzálezdescarga aquí:http://issuu.com/jornadags/docs/guardagujas_69
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Published on January 14, 2013 01:12

December 31, 2012

rituales / maniobras de escapismo


La pieza la escuché por primera ocasión en alguno de los canales de Cablevisión cuando anunciaban una película, la música de fondo utilizada en el comercial llamó mi atención, la canción me gustó desde los primeros acordes, tenía las características de las piezas musicales que más disfruto, un inicio lento, algo que irrumpe y cambia el ritmo, lo acelera. Festiva, juguetona, la pieza acompañaba las imágenes de la cinta programada para dos días después, en ellas era posible distinguir a tres amigos que se volvían a encontrar.Vi el comercial dos o tres veces más.  Apenas alcanzaba a entender la letra, primero escuché que decía on the dog side, pero no tenía sentido; ¿on the dock-side?, quizá, pero me costaba relacionarlo con otro verso que se me pegó de inmediato: Makes me feel crazy, makes me feel so mean, ah, entonces: on the dark side… era más lógico, sin embargo, al final me quedé con la idea de que se hablaba de un lado perro de la vida, además estaba seguro de que uno de los versos decía a love that's wild… Sí, seguro que hablaba de estar del lado perro de la vida, concluí hermanándola con Walk on the wild side de Lou Reed.El film que se anunciaba no tenía relación con la música, sólo era un fondo musical, sin embargo, esperé a que pasara la película para verla, con la esperanza de volver a escuchar la canción, esperar a los créditos finales y buscar el título. Inútil. Quería escuchar de nuevo la canción, saber en qué disco venía, incluirla en un mix tape,  grabarla al inicio del lado A y B de un casete para traerla en el walkman. Lo difícil iba a ser encontrarla. Era invierno de 1986, lo sé porque acaba de salir al mercado el tercer disco de Madonna, True Blue, cantante con la que mi primo estaba obsesionado, al grado que pintó la portada de ese disco en el techo de su recámara, mientras yo jugaba Advanced Dungeons & Dragons: Treasure of Tarmin en la versión para la Aquarius de Mattel o el otro cartucho que tenía Biorhythms, un programa que predecía las altas y bajas de tu ciclo biológico, en la pantalla aparecía una gráfica simplísima que decía representar tu estado físico, emocional e intelectual… Aburrido. En ese entonces todavía nos estábamos recomponiendo del desastre. La familia había perdido el negocio familiar, frente al comercio que atendimos durante décadas sólo quedaron edificios derrumbados y un hedor que era difícil desaparecer de la ropa. Pero en ese entonces no pensaba en los muertos, en las consecuencias de que a la puerta del negocio sólo entrara el polvo, me evadía entonces buscando música.Todo lo que sabía de esa canción eran los pedacitos de letra que había entendido, la voz que a ratos me recordaba a Bruce Springsteen, aunque claro, en esa época mucho de lo que me gustaba me recordaba a Dancing in the dark o Cover me (ambos en Born in the USA). Hice lo posible por encontrar el disco con esos pocos datos:En AB Discos el joven que atendía se río todo lo que pudo cuando le canté, quién sabe cómo lo habré hecho, su respuesta fue intentar venderme la banda sonora de Footloose, que porque le sonaba a Kenny Loggins. Le expliqué que no, que en absoluto era parecido, incluso le mencioné que en la pieza musical había aplausos. Me dio el tiro de gracia: uh, era una versión en vivo, menos la iba a encontrar.Me obsesionó conseguir la canción. Las oficinas de Cablevisión estaban apenas cruzando el parque, no perdía nada. Fui a las instalaciones. Lo único que logré fue desesperar a la señorita que atendía a los clientes, a quien me costaba trabajo creerle que no tenía idea de dónde se hacían los promocionales.Una de las imágenes más famosas de Jim Morrison es la foto que Joel Brodsky le tomó en 1967 (la Young Lion Session): los brazos extendidos, la mirada al frente, retador; sin duda ese era él; pero hay otra, supongo también significativa, en la que Morrison lleva lentes oscuros, está recargado en la pared, un muro con grafiti,  las manos en la espalda, la pierna izquierda flexionada,  Morrison mira a un perro que tiene fija la atención en algo que sucede fuera de cuadro. Por alguna razón que no acabo de comprender del todo (¿on the dog side?) la canción que escuché en el comercial se transformó en esa fotografía, no que pensara en que era una pieza de los Doors, es que a eso sonaba cuando repetía el estribillo en la memoria. Eso le dije a mi hermano la última noche de 1986, que buscaba una canción que no era de Morrison, que no tenía nada que ver con él, pero me recordaba a… Él tomo una pequeña grabadora para colocarla sobre la mesa, a un lado de las botellas que concienzudamente nos empeñábamos en vaciar, para ir poniendo uno a uno los casetes que grababa de la radio.Siempre agradecí el gesto, siempre supe que era inútil y, sin embargo, ¿cómo despreciar el ofrecimiento, cómo hacer a un lado eso que era un brazo tendido que ayuda a llegar a la orilla aunque no se quiera salir del agua? Recibimos 1987 escuchando fragmento tras fragmento, hasta que recibir la madrugada y olvidar el propósito inicial para rendirnos al placer de escuchar por escuchar, del hallazgo fortuito de una memoria adosada a las notas de una pieza musical que no sabíamos que estaba ahí. Amaneció. Nos rendimos sin que apareciera la canción que buscaba. No importó. Sobre la mesa quedaron los restos de la fiesta a la que se unió mi hermana, en la que fuimos tres prometiendo que volvería a ocurrir, que el año siguiente y el siguiente y el siguiente, haríamos todo lo posible para que se repitiera, para cada fin de año reunirnos a buscar esa canción, creo que incluso firmamos un papel. Sí, seguro, ya los primeros rayos del sol nos iluminaron rendidos a las piezas de nuestra educación sentimental, los boleros que cantaba el abuelo y que siempre eran adivinanza, promesa y deseo.Ahora que lo recuerdo, tendría que clasificar ese tiempo como el inicio de nuestra pobreza, decir que ahí fue cuando comenzamos a ser pobres. Me lo impide que repetíamos el ritual cada fin de año, una década después, cuando volvimos a perderlo todo, siempre pudimos reunirnos a buscar canciones, con la misma atención del perro que acompaña a Morrison en la fotografía, que sabe hay algo más del otro lado de la calle.Ahora que lo recuerdo pues, comprendo por qué se transformó en ritual ese momento, las razones por las que hicimos lo mismo tras la muerte de mi padre, o cuando mi hermano se fue a vivir a Oaxaca, o cuando mi hermana lo siguió y supimos que sería muy difícil volver a pasar esas fiestas juntos. Tampoco importa, durante los rencuentros los tres hemos confesado que alguna noche una bocina cercana al vaso con ron ha dicho hey sugar, take a walk on the wild side, y los tres hemos dicho: no, esa no es, sigue buscando.Más de dos décadas después, a unos días de fin de año, preparo el espacio para ese momento que me conecta con mis hermanos, con lo que perdimos, con las promesas que no hemos cumplido, las que renovaremos cada quien por su lado… Quizá, sólo quizá, debería decirles que ya encontré la canción, que hoy sé cómo se llama… y que no importa. Es fin de año, he de repetir el ritual.
Publicado en guardagujas sesenta y ocho: http://issuu.com/jornadags/docs/guardagujas68
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Published on December 31, 2012 02:16

December 30, 2012

guardagujas 68

Diciembre 2012Suplemento literario de La Jornada AguascalientesArturo VillalobosAgustín FestAlejandro EspinozaEdilberto Aldán
Portada: Roberto Guerra Descarga el número 68 aquí:




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Published on December 30, 2012 17:04

December 19, 2012

Así se acaba el mundo. Presentación de libro

Tengo la certeza de que las historias que contamos permiten incluso enmendarle la plana a Baruch Spinoza, un filósofo que en relación con la libertad decía que el hombre ha de asumir que no es más que una ficción producto de su ignorancia sobre el orden racional y necesario que impera en el mundo. Estas múltiples versiones del fin del mundo permiten introducir una ligera variación: todo es azaroso en el universo, al grado que ese azar compone un orden, el hombre es libre a través de la ficción, con ella, a través de ella, inventamos el origen del mundo (ya sea a partir del caos, campos gravitatorios fortísimos, el Verbo, Big Bang, materia oscura, pulsaciones, voluntad divina…), ahora y desde siempre, gracias a la ficción somos capaces de contar, inventar cómo será el final, por agua, por fuego, en un beso, por robots o extraterrestres, incluso un simple cerrar de ojos, es posible enmendarle la plana a Spinoza: Fabula sive natura.

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Published on December 19, 2012 08:24