Edilberto Aldán's Blog, page 81
August 30, 2013
Bullshit / Envoltorio de papaya
 
Envoltorio de papayaBullshit
La de ochoA estas alturas del partido, con la muerte anticipada de los medios impresos, vencidos por la inmediatez que ofrecen los avances tecnológicos, muertos vivientes cada vez más lejanos de la posibilidad de alimentarse de la publicidad, pareciera inútil argumentar sobre el valor que tiene la de ocho. Si ya estamos muertos, ¿a quién le puede importar cuál sea la noticia con que decida encabezar su edición un periódico?, ¿qué más da cuál es la nota con que se decide manifestar la lÃnea editorial de quienes elaboran el impreso?No sólo porque vivimos, penosamente, la muerte anticipada por lo poco atractivos que somos para los publicistas, sume las costumbres recientes de los lectores. Arrastramos que el trabajo se realiza para analfabetas funcionales, que no leen, aunque sepan, sólo ven nuestras primeras planas. SÃ, de acuerdo a datos oficiales más del 92 por ciento de la población sabe leer y escribir, pero aplicando los criterios de la Unesco, al porcentaje de analfabetas habrÃa que sumar a quienes más allá de la capacidad de leer y escribir no han cubierto, al menos, cuatro años de educación básica o bien han abandonado el sistema educativo. En 2011, la directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Rosaura Ruiz, y Bruno Velázquez, calculaban la cifra en 33 millones de mexicanos. Mientras que durante la presentación del informe Panorama educativo de México 2012: educación básica y superior, Mario Rueda Beltrán, presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) reconoció que el sistema educativo nacional produce analfabetos funcionales, pues a la par de que existen escuelas en condiciones similares a las de los paÃses más desarrollados del planeta, se convive con centros que es difÃcil pensar que son una escuela. Se trata de chozas en condiciones precarias de higiene y de luz (La Jornada, abril 25, 2013).EnergÃa desperdiciada pues el esfuerzo que se realice en elaborar la de ocho para una primera plana... Y sin embargo.Al dÃa siguiente que Enrique Peña Nieto tuvo que refugiarse en los baños de la Universidad Iberoamericana ante los reclamos de quienes después se transformarÃan en #YoSoy132, los impresos de la Organización Editorial Mexicana, decidieron que su nota de ocho contara esta realidad: âÃxito de Peña en la Ibero pese a intento orquestado de boicotâ. Un lector descuidado, incluso un analfabeta funcional, lo que percibió fue la multiplicación del mensaje en los puestos de periódicos, incluso es posible apostar que no haya pasado del primer renglón del titular, es decir, haya ido donde haya ido el entonces candidato a la presidencia de la República, tuvo éxito.La clase polÃtica sabe del impacto que puede tener ese mensaje, la multiplicación de una visión optimista de la realidad en beneficio de la promoción del candidato, gobernante, servidor público se toma en cuenta a la hora de realizar una estrategia de medios, no le importa ponerle un cartel al zombi, lo que vale es que ese muerto viviente rodará varias calles y será visto, a medias, pero visto.En la de ocho pues está el último residuo de dignidad que los medios impresos podemos tener; por eso no se deben vender. Y sin embargo...
Una vuelta de twerkaNo me apena decir que hasta hace unos dÃas no sabÃa quién era Miley Cyrus. SÃ, con algo de esfuerzo podrÃa relacionarla con algún programa de Disney Channel que nunca he visto o con apariciones fugaces en la serie Two and a half men, pero tendrÃa que haber gastado demasiadas energÃas para saber de qué me hablaban si me hubieran dicho que la noticia más relevante del dÃa era que gracias a un baile, la tal Miley Cyrus habÃa enterrado para siempre a Hannah Montana. Y, seguramente, después de lograr la conexión, habrÃa llorado triste por esos minutos que dediqué a algo tan irrelevante.Hoy, tras la presentación de Miley Cyrus en los premios VMA de MTV, será difÃcil que alguien no sepa quién es, incluso hemos agregado a nuestro vocabulario una palabra: Twerking, el giro rÃtmico de las carnosas extremidades inferiores, de una manera lasciva y con la intención de provocar la excitación sexual, o la risa, de la audiencia, como define el Urban Dictionary. Aunque no queramos, aunque no importe, es casi imposible encontrar a alguien que no sepa que la ¿cantante?, ¿actriz? hizo lo que hizo.A eso estamos condenados los medios por la invasión implacable de la banalidad y las ânuevasâ formas de leer de los más jóvenes, como señala J. Jesús Esquivel en la revista Proceso en su artÃculo: AgonÃa del papel, una generación de analfabetas funcionales que âleen en una pantalla (y) buscan textos de fácil digestión; nada de reportajes amplios y bien documentados, nada de análisis profundoâ.
BullshitObstinado, me doy cuenta que las recientes colaboraciones tratan acerca de lo mismo, no lo puedo evitar, ése es el tamaño de mi desconcierto, ése es el producto de no querer rendirme a la explicación de que la mediocridad de los medios en la actualidad es producto de la censura gubernamental (que sà la hay); por eso tuvo mi empatÃa inmediata un artÃculo publicado en The Onion por Meredith Artley, editor en jefe de CNN.com: Let Me Explain Why Miley Cyrusâ VMA Performance Was Our Top Story This Morning.La responsable de los contenidos de uno de los portales de noticias más vistos en el mundo, se vio en la necesidad de explicar por qué la presentación de Cyrus en los MVA se convirtió en la noticia principal en el sitio de la cadena noticiosa, aunque no hubiera nada, absolutamente nada en esa historia que la hiciera merecedora de ocupar el mismo sitio que se otorgó a la cobertura de los ataques terroristas de Septiembre 11... ¿La razón?, intuyeron que les llevarÃa millones de hits a la página de CNN.com, en verdad, millones.Meredith Artley se justifica, intenta exponer paso a paso las razones de esa decisión, incluso comenta cómo se le intentó dar âcarnitaâ, sentido noticioso a la presentación de Cyrus, pero al final, no puede evitar mostrar su enojo por sentirse obligada a colocar âesoâ como la de ocho, y lo dice con todas sus letras, lo califica de bullshit, mierda en la pantalla.âNo dude en llamar estúpida mierda, porque todos sabemos que eso es: estúpida mierda. Lo sabemos y lo sabes. También sabemos que usted (el lector) es lo suficientemente tonto o aburrido, o ambos, para hacer clic en esa estúpida mierda de todos modos, y que va a seguir haciéndolo, cada vez que lo pongamos delante de sus largas caras tontasâ.Y remata: la culpa, la culpa está en el lector, âEso está en usted, no en nosotrosâ.
CodaSÃ, los medios tienen toda la responsabilidad de encontrar su camino hacia los lectores, para no depender de los gobiernos, para no rendir su dignidad ante la oferta de comprar la de ocho o solicitar, de la manera más amable, la inclusión de una imagen del polÃtico en la primera plana; pero, ¿qué hacemos ante el regocijo de la estupidez? No hay de otra, ya no estamos, solamente, obligados a informar, si queremos sobrevivir es indispensable formar públicos, educarlos.@aldanPublicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on August 30, 2013 23:52
    
August 24, 2013
Envoltorio de papaya / Un acto de servicio
 Envoltorio de papayaUn acto de servicio
Envoltorio de papayaUn acto de servicioLos hechos de la vidaEn el encuentro âHacia dónde va el periodismoâ (realizado en Bogotá en junio de 2005), Tomás Eloy MartÃnez dictó la conferencia Los hechos de la vida, el texto es una pieza imprescindible para cualquier persona involucrada en la hechura de un periódico y, por el estilo del autor de Santa Evita y El vuelo de la reina, un deleite para cualquier lector; la conferencia traza un amplÃsimo que va desde el Watergate y el trabajo realizado por Carl Bernstein y Bob Woodward para The Washington Post, hasta el surgimiento y apogeo de la nueva crónica latinoamericana; también hace Eloy MartÃnez un recuento de lo propuesto por Tom Wolfe y el Nuevo Periodismo e incluye una disertación sobre el futuro de los medios impresos; pero la parte más rica son los 12 puntos finales en los que define qué debe ser un periodista. No puedo evitar la cita en extenso:I) El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un texto insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo.II) Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita para escribir un buen texto.III) Hay que defender el espacio que necesita un buen texto contra la dictadura de los diagramadores y contra las fotografÃas que cumplen sólo una función decorativa.IV) Una foto que sirva sólo como ilustración y no añada nada al texto no pertenece al periodismo. A veces, sin embargo, una foto puede ser más elocuente que miles de palabras.V) Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos, y en el que todos deben sentir que lo que le sucede a uno les sucede a todos.VI) No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.VII) Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificar cada dato y establecer con claridad el sentido de cada palabra que se escribe. No siempre, sin embargo, los diccionarios son confiables. Dos de los mejores que conozco, el de MarÃa Moliner y el de la Real Academia Española, sólo corrigieron en 1990 la vieja definición de la palabra dÃa. Hasta entonces, seguÃan dándola como si aún viviéramos bajo el imperio de la Inquisición. DÃa, se podÃa leer, es el espacio de tiempo que tarda el sol en dar una vuelta completa alrededor de la Tierra.VIII) Evitar el riesgo de servir como vehÃculo de los intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, deberÃa cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero.IX) Las clases polÃtica y empresarial y, en general, los sectores con poder dentro de la sociedad, tratan de impregnar los medios con noticias propias, a veces añadiendo énfasis a la realidad. El periodista no debe dejarse atrapar por las agendas de los demás. Debe colaborar para que el medio cree su propia agenda.X) Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en 10 palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.XI) Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia, y pensando en el interés del lector más que en el lucimiento propio.XII) Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. El periodismo es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro.El texto se puede encontrar completo en el sitio de la Fundación Tomás Eloy MartÃnez: http://fundaciontem.org/
Inmersos en la agenda ajenaMe deslumbra la certera definición final, lo repito: âEl periodismo es, ante todo, un acto de servicio. El periodismo es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otroâ. Ahà se concentra el deber del periodista para consigo y para con sus lectores, quien bien lo entienda, buscará trabajar en un medio que le permita ser los otros y ser otra, servirlos.Le he estado dando vueltas a esta idea por una afirmación un tanto temeraria que realicé en un texto anterior, al señalar que, al menos en Aguascalientes, los medios de comunicación no formamos reporteros, deformamos estudiantes de comunicación, pues no se les otorga espacio para el ejercicio de la crÃtica, con el pretexto de que podemos incordiar a la clase polÃtica, ésa a la que le hemos vendido el alma para no tener que lidiar con los lectores, cerramos las puertas a cualquier crecimiento personal y profesional para quien acaba de salir del aula y se dispone a convertirse en periodista.Creo que basta señalar que estamos arrodillados hacia los centros de poder y no es necesario abundar en anécdotas que caractericen el deplorable comportamiento de las casas editoras, el alma vendida explica en su justa medida la obligación a la que se ata el reportero cuando firma un contrato. Lo que no acabo de entender, siguiendo a Tomás Eloy MartÃnez, cómo es que si el patrimonio fundamental del periodista es su nombre, para el estudiante de comunicación es tan fácil caer en la trampa y vender su dignidad no al mejor postor, sino al sofá más cómodo, pues si bien las empresas no les ofrecen las condiciones mejores para compartir de forma crÃtica su visión del mundo, no hay en la entidad quien se atreva realizarlo fuera del circuito cerradÃsimo y conservador de los medios impresos (de los medios electrónicos, ni hablar, son sólo apariencia), ¿dónde en Internet, están los blogs, las páginas, las publicaciones que sin censura pueden criticar el ejercicio del poder?, ¿dónde aquél que echando mano de los recursos tecnológicos escape de la agenda que la clase polÃtica impone? No los busque, no los hay.
Larga lista de habilidades inútilesUno de los orÃgenes de esa ausencia de reporteros comprometidos con su nombre está en las universidades; no hay una donde se les prepare adecuadamente para criticar la realidad, se les enseña a realizar fichas, resúmenes, a que no se les mueva la cámara, a tomar la distancia correcta del micrófono, pero no se fomenta en el estudiante la curiosidad.Cada tanto me encuentro con recién egresados que me imponen la lectura de una larga lista de habilidades en su currÃculo, dominan la ofimática, manejan programas de diseño y edición, por supuesto, se especializan en el uso de audio y video⦠pero no saben usar un diccionario, creen que no lo requieren, tampoco consideran necesario verificar los datos, no saben preguntar porque no tienen curiosidad, ah, pero tomaron un curso sobre mercadotecnia y, por supuesto, cuenta en Facebook y Twitter.La lista de habilidades no incluye, por supuesto, lecturas de textos que no sean los que les hayan impuestos sus maestros, por eso fácilmente se dejan arrastrar por el interés de un grupo polÃtico, se transforman en simples mensajeros porque su incapacidad de cuestionar lo que se les está diciendo. En el mejor de los casos, creen que transcribir las vociferaciones de algún miembro de la oposición es ejercer la crÃtica, no se dan cuenta que la vehemencia con que se reitera una consigna la hace igual a la zalamerÃa con que se llenan los comunicados de prensa, no hay extremos, es la misma cosa el gobernante que antepone su nombre a cualquier acto de gobierno a la del opositor que reparte culpas en nombre de los pobres, la patria, la justicia o la economÃa.Están formando jóvenes llenos de habilidades inútiles porque jamás se cuestionan por qué o para qué, sólo saben extender la grabadora.Lo peor, si es posible, es que exigirles que empleen un lenguaje claro, conciso y transparente, es inútil, ¿cómo van a escribir si no saben leer?
CodaEs un cÃrculo vicioso que va más allá de la censura que se ejerce desde los gobiernos, la pobrÃsima calidad de medios que tenemos en Aguascalientes, no se relaciona directamente con las prohibiciones que impone la clase polÃtica, tiene que ver con que hemos perdido la capacidad de asombro, la habilidad de cuestionar (y verificar); a pesar de que el avance tecnológico multiplica generosamente la oferta herramientas para ejercer con libertad un juicio y abre el campo a generar todo tipo de propuestas, no lo hacemos porque no hemos generado lectores. Medios que viven de rodillas ante el poder, porque es su única fuente de ingreso y cada vez más un reducido público que no entiende por qué los medios le ofrecemos tanta basura, con todo y que el pretexto los incluya: al cliente lo que pida. Y no, no deberÃa ser asÃ.@aldan
Publicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on August 24, 2013 00:03
    
August 17, 2013
Envoltorio de papaya / Sin brújula
 Envoltorio de papaya
Sin brújula
  Envoltorio de papaya
Sin brújula
  ProvinciaEn el prólogo a la antologÃa A ustedes les consta, Carlos Monsiváis dedica un apartado al periodismo que se hace en provincia, en unos cuantos párrafos delinea las razones de su inexistencia: â¿Quién le manda a informar en territorios de los caciques, los obispos, los juegos florales, los empresarios feudales, la doble moral, la cursilerÃa? En provincia, los periódicos transmiten zalamerÃas y homenajes incesantes a la vanidad y los deseosos de informarse deben de esperar la llegada de la âprensa nacionalâ. A la prensa de provincia se le exige: a] tener presente que su función es siempre dispensable al ya existir la prensa nacional; b] hacerse cargo de las ordenanzas: que no se filtren en las primeras páginas las matanzas de campesinos, las protestas civiles, las heterodoxias, los informes sobre la corrupción de los funcionarios o sobre los fraudes electorales: c] multiplicar halagos y complacencias, frases de funcionarios ofrecidas como apotegmas, giras apoteósicas, bienvenida a los notables de la capital, avisos del Acontecimiento de la Semana, todo lo que distraiga a los parroquianos de los cafés y bares de esta bella ciudadâ.¿Radical?, ¿exagerado?, el prólogo a esa antologÃa de la crónica en México publicado por Era ediciones está firmado en 2006, si acaso lo que le ha sucedido a esas lÃneas es que la provincia ya no tiene el pretexto de la dependencia de la prensa de âcirculación nacionalâ, los adelantos tecnológicos, la posibilidad de comunicar algo desde el lugar y en el mismo momento en que ocurre ha logrado que se amplÃe la percepción que del paÃs (y del mundo, obvio) se tiene; cada vez son más los hechos que ocurren en provincia los que ocupan los lugares preponderantes tanto de los medios electrónicos como impresos. Si bien el centro polÃtico, cultural, etcétera, sigue siendo el DF, lo que ocurre al sur y al norte, por sus consecuencias en la historia del paÃs, tiende a ocupar más y mejores espacios. Si en 1985 la prensa internacional podÃa decir que en todo México sólo quedaba en pie la Torre Latinoamericana tras el terremoto, hoy una visión de lo que ocurre en el paÃs no está completa si no se informa sobre el fenómeno migratorio en las fronteras, las consecuencias del narco en Tamaulipas o Michoacán, cómo la corrupción pudre los paraÃsos en el sureste, los millones de muertos de hambre que en contra de cualquier pronóstico se arrastran hasta las oficinas del Servicio Nacional de Empleo, ensucian el piso de las oficinas de Desarrollo Social con su miseria o extienden la mano en las audiencias públicas de las presidencias municipales, por supuesto, la crónica de los caciques estatales, los gobernadores, que una vez que el PAN sacó al PRI de Los Pinos, han ganado un poder absoluto sobre su territorio.
Nos ajusta el sacoY sin embargo, el retrato que hace Monsiváis, ese saco estrecho, nos sigue ajustando. Seguimos teniendo en nuestras páginas cuartos de plana dedicados a la primerÃsima y emocionante ocasión en que Juanito recibe el cuerpo de Cristo; registros a todo color de la asistencia del jet set local a la exposición de una señora que pinta bodegones; se tiene designado un dÃa para la declaración ineludible por decisiva del obispo o el dirigente sindical, incluso nos quejamos cuando los declarantes suelen empalmar sus desayunos-conferencias, oh, demonios, ¿a qué le daremos prioridad, a la consecutiva violación del Estado laico o a la necesidad de figurar del lÃder charro? Agradecemos también que esas fuentes de información no se encimen con las del gobernador.¿Investigación?, ni por asomo, al menos no en Aguascalientes, incluso la oportunidad de dar seguimiento a la corrupción de los gobernantes, en general se basa en el rumor, nuestros periodistas suelen sólo atender el rumor que les regalan, el reportero se acostumbra a que le llegue el mensaje de que ya hay una orden de aprehensión o de que se fugó o⦠Solemos replicar el chisme.
Los culpables¿Quién tiene la culpa de que los medios de provincia seamos asÃ?, ¿a quién acusamos por el deplorable estado de los medios impresos en Aguascalientes? Por supuesto, al gobierno, asà de hipócritas somos, ante la incapacidad de los medios de ser empresas, de entenderse como una empresa, regalamos nuestra existencia al sostenimiento del convenio publicitario gubernamental. Escribo hipócrita porque de vez en cuando publicamos las cantidades que los gobiernos destinan a su imagen, pero no dejamos de recibir (y buscar) la firma de ese acuerdo económico, pero cuando lo hacemos, jamás cuestionamos la existencia de esa dependencia; es mejor asÃ, nos engañamos, si se señala al gobierno como culpable, se desliza la idea de que la censura es resultado de una instrucción desde palacio y no producto del miedo de perder los fondos que fluyen desde las dependencias públicas.Además, asà pueden existir periodistas que presumen su independencia, cuando en el fondo, lo único que están diciendo es que no han logrado unirse al erario, no han logrado convencer al funcionario público que abre la llave; por supuesto, no solemos decirlo, âperro no come perroâ recordamos; pero el lector, el lector deberÃa saber que, a pesar de las llamaradas de petate de quienes gritan su independencia, tras leer las notas que difunden, sus noticias gozan de la misma enfermedad de todos los medios, la autocensura y la falta de profesionalismo. No hemos desarrollado una ética que permita a los reporteros encontrar en sus medios el espacio para sus notas crÃticas.No formamos reporteros, deformamos estudiantes de comunicación. Sin espacio para el ejercicio de la crÃtica, ¿para qué investigar?, cualquier traspié, provocar el enojo de la clase polÃtica lo condena a perder la oportunidad de encontrar chamba en el futuro, ¿para qué denunciar, qué tal que pierde el chance de formar parte de su gabinete?
La necedad, el error, el pecado, la tacañerÃaSe pueden llenar párrafos y párrafos de los motivos que provocan la deleznable calidad de periodismo que tenemos, pero âtú conoces, lector, este monstruo delicadoâ y si lo permites, es porque en ti está la responsabilidad mayor. No es necesario citar investigaciones recientes, encuestas o análisis que demuestren que la juventud está empeñada en perder su tiempo ante una telenovela pero no ante un libro o un periódico. Está de más restregar los resultados del estudio sobre el tiempo que dedicamos al ocio improductivo y cómo ese gusto por el espectáculo banal incide en la decisión de qué usamos para informarnos.SÃ, los medios no sabemos ser empresas, no damos aún con la clave para llegar al lector y hacerle sentir que dependemos de él. Eso justifica nuestra rendición. Al lector, al lector no lo justifica nada.
Coda¿Qué les queda a los periodistas?, ¿qué cuando no se cuenta con la brújula del lector? Descubrir territorios nuevos a pesar de que nadie crea en ellos, es decir, dar la noticia, contar, sólo eso. Arriesgarse a contar. Tom Wolfe, novelista y padre del âNuevo Periodismoâ publicó en 1989 en la revista Harpers un manifiesto literario titulado âCazando a la Bestia de un Mil Millón de Piesâ y señalaba que en ese momento débil, pálido y desgastado de la historia de la literatura norteamericana, lo que se necesitaba era un batallón de Zolas, que contaran lo que estaba sucediendo, que reclamaran la realidad como propiedad literaria, que los escritores se arrojaran a (d)escribir ese paÃs salvaje, barroco y desopilante. Nosotros, ahà estamos, somos también ese tipo de paÃs, requerimos reporteros que quieran contar, a pesar de que al lector no le interese.@aldanPublicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on August 17, 2013 00:08
    
Envoltorio de papaya / Sin brújula
 Envoltorio de papaya
Sin brújula
  Envoltorio de papaya
Sin brújula
  ProvinciaEn el prólogo a la antología A ustedes les consta, Carlos Monsiváis dedica un apartado al periodismo que se hace en provincia, en unos cuantos párrafos delinea las razones de su inexistencia: “¿Quién le manda a informar en territorios de los caciques, los obispos, los juegos florales, los empresarios feudales, la doble moral, la cursilería? En provincia, los periódicos transmiten zalamerías y homenajes incesantes a la vanidad y los deseosos de informarse deben de esperar la llegada de la ‘prensa nacional’. A la prensa de provincia se le exige: a] tener presente que su función es siempre dispensable al ya existir la prensa nacional; b] hacerse cargo de las ordenanzas: que no se filtren en las primeras páginas las matanzas de campesinos, las protestas civiles, las heterodoxias, los informes sobre la corrupción de los funcionarios o sobre los fraudes electorales: c] multiplicar halagos y complacencias, frases de funcionarios ofrecidas como apotegmas, giras apoteósicas, bienvenida a los notables de la capital, avisos del Acontecimiento de la Semana, todo lo que distraiga a los parroquianos de los cafés y bares de esta bella ciudad”.¿Radical?, ¿exagerado?, el prólogo a esa antología de la crónica en México publicado por Era ediciones está firmado en 2006, si acaso lo que le ha sucedido a esas líneas es que la provincia ya no tiene el pretexto de la dependencia de la prensa de “circulación nacional”, los adelantos tecnológicos, la posibilidad de comunicar algo desde el lugar y en el mismo momento en que ocurre ha logrado que se amplíe la percepción que del país (y del mundo, obvio) se tiene; cada vez son más los hechos que ocurren en provincia los que ocupan los lugares preponderantes tanto de los medios electrónicos como impresos. Si bien el centro político, cultural, etcétera, sigue siendo el DF, lo que ocurre al sur y al norte, por sus consecuencias en la historia del país, tiende a ocupar más y mejores espacios. Si en 1985 la prensa internacional podía decir que en todo México sólo quedaba en pie la Torre Latinoamericana tras el terremoto, hoy una visión de lo que ocurre en el país no está completa si no se informa sobre el fenómeno migratorio en las fronteras, las consecuencias del narco en Tamaulipas o Michoacán, cómo la corrupción pudre los paraísos en el sureste, los millones de muertos de hambre que en contra de cualquier pronóstico se arrastran hasta las oficinas del Servicio Nacional de Empleo, ensucian el piso de las oficinas de Desarrollo Social con su miseria o extienden la mano en las audiencias públicas de las presidencias municipales, por supuesto, la crónica de los caciques estatales, los gobernadores, que una vez que el PAN sacó al PRI de Los Pinos, han ganado un poder absoluto sobre su territorio.
Nos ajusta el sacoY sin embargo, el retrato que hace Monsiváis, ese saco estrecho, nos sigue ajustando. Seguimos teniendo en nuestras páginas cuartos de plana dedicados a la primerísima y emocionante ocasión en que Juanito recibe el cuerpo de Cristo; registros a todo color de la asistencia del jet set local a la exposición de una señora que pinta bodegones; se tiene designado un día para la declaración ineludible por decisiva del obispo o el dirigente sindical, incluso nos quejamos cuando los declarantes suelen empalmar sus desayunos-conferencias, oh, demonios, ¿a qué le daremos prioridad, a la consecutiva violación del Estado laico o a la necesidad de figurar del líder charro? Agradecemos también que esas fuentes de información no se encimen con las del gobernador.¿Investigación?, ni por asomo, al menos no en Aguascalientes, incluso la oportunidad de dar seguimiento a la corrupción de los gobernantes, en general se basa en el rumor, nuestros periodistas suelen sólo atender el rumor que les regalan, el reportero se acostumbra a que le llegue el mensaje de que ya hay una orden de aprehensión o de que se fugó o… Solemos replicar el chisme.
Los culpables¿Quién tiene la culpa de que los medios de provincia seamos así?, ¿a quién acusamos por el deplorable estado de los medios impresos en Aguascalientes? Por supuesto, al gobierno, así de hipócritas somos, ante la incapacidad de los medios de ser empresas, de entenderse como una empresa, regalamos nuestra existencia al sostenimiento del convenio publicitario gubernamental. Escribo hipócrita porque de vez en cuando publicamos las cantidades que los gobiernos destinan a su imagen, pero no dejamos de recibir (y buscar) la firma de ese acuerdo económico, pero cuando lo hacemos, jamás cuestionamos la existencia de esa dependencia; es mejor así, nos engañamos, si se señala al gobierno como culpable, se desliza la idea de que la censura es resultado de una instrucción desde palacio y no producto del miedo de perder los fondos que fluyen desde las dependencias públicas.Además, así pueden existir periodistas que presumen su independencia, cuando en el fondo, lo único que están diciendo es que no han logrado unirse al erario, no han logrado convencer al funcionario público que abre la llave; por supuesto, no solemos decirlo, “perro no come perro” recordamos; pero el lector, el lector debería saber que, a pesar de las llamaradas de petate de quienes gritan su independencia, tras leer las notas que difunden, sus noticias gozan de la misma enfermedad de todos los medios, la autocensura y la falta de profesionalismo. No hemos desarrollado una ética que permita a los reporteros encontrar en sus medios el espacio para sus notas críticas.No formamos reporteros, deformamos estudiantes de comunicación. Sin espacio para el ejercicio de la crítica, ¿para qué investigar?, cualquier traspié, provocar el enojo de la clase política lo condena a perder la oportunidad de encontrar chamba en el futuro, ¿para qué denunciar, qué tal que pierde el chance de formar parte de su gabinete?
La necedad, el error, el pecado, la tacañeríaSe pueden llenar párrafos y párrafos de los motivos que provocan la deleznable calidad de periodismo que tenemos, pero “tú conoces, lector, este monstruo delicado” y si lo permites, es porque en ti está la responsabilidad mayor. No es necesario citar investigaciones recientes, encuestas o análisis que demuestren que la juventud está empeñada en perder su tiempo ante una telenovela pero no ante un libro o un periódico. Está de más restregar los resultados del estudio sobre el tiempo que dedicamos al ocio improductivo y cómo ese gusto por el espectáculo banal incide en la decisión de qué usamos para informarnos.Sí, los medios no sabemos ser empresas, no damos aún con la clave para llegar al lector y hacerle sentir que dependemos de él. Eso justifica nuestra rendición. Al lector, al lector no lo justifica nada.
Coda¿Qué les queda a los periodistas?, ¿qué cuando no se cuenta con la brújula del lector? Descubrir territorios nuevos a pesar de que nadie crea en ellos, es decir, dar la noticia, contar, sólo eso. Arriesgarse a contar. Tom Wolfe, novelista y padre del “Nuevo Periodismo” publicó en 1989 en la revista Harpers un manifiesto literario titulado “Cazando a la Bestia de un Mil Millón de Pies” y señalaba que en ese momento débil, pálido y desgastado de la historia de la literatura norteamericana, lo que se necesitaba era un batallón de Zolas, que contaran lo que estaba sucediendo, que reclamaran la realidad como propiedad literaria, que los escritores se arrojaran a (d)escribir ese país salvaje, barroco y desopilante. Nosotros, ahí estamos, somos también ese tipo de país, requerimos reporteros que quieran contar, a pesar de que al lector no le interese.@aldanPublicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on August 17, 2013 00:08
    
August 11, 2013
guardagujas ochenta y tres
 omar nietocoral ochoayolanda lacarieriDescarga:http://issuu.com/guardagujas/docs/guardagujas83
omar nietocoral ochoayolanda lacarieriDescarga:http://issuu.com/guardagujas/docs/guardagujas83
  
        Published on August 11, 2013 02:18
    
August 10, 2013
Incidentes grandes y pequeños / Envoltorio de papaya
 Envoltorio de papaya Incidentes grandes y pequeños
Envoltorio de papaya Incidentes grandes y pequeños
  Si en el fondo del pechoalguna vez me acogiste, auséntateun tiempo de la dicha, y en este mundo cruelexhala con dolor tu alientopara contar mi historia(â¦) DÃselo,junto con los incidentes grandes y pequeñosque a ello me impulsaron. Lo demás es silencio.Hamlet. William Shakespeare
Cuando el destino nos alcance¿Los medios impresos van a desaparecer? SÃ, fin de la historia, tan cierto como que todos hemos de morir un dÃa, hay poco que discutir ahÃ; sin embargo, esa certeza de que ese futuro nos va a alcanzar, irremediablemente, suele desviar los términos de la discusión e intrincar el objeto del que se habla al asegurar que se dejarán de publicar periódicos en papel. Ocurre lo mismo que cuando se habla de la transformación del libro, cuando necesariamente pase de su soporte habitual al formato electrónico. Lo que va a cambiar radicalmente es el material que registra la información, no necesariamente el âalmaâ de lo que hablamos al referirnos a un libro. SÃ, es claro que se modificarán algunas cosas de ese âespÃrituâ, y eso es motivo de otra conversación; que se suele dejar de lado por la vanidosa satisfacción de llenarse la boca de futuro certero al predecir que los libros desaparecerán.Satisfechos por las dotes adivinatorias, nos acomodamos en el convencimiento de que todo será distinto, pero no solemos preguntar hacia dónde nos llevarán esos cambios en relación al contenido, la esencia, de lo que conforma un periódico, nos basta con imaginar que en un mañana cercanÃsimo bastará hacerle un guiño a la imagen para lo que hoy vemos como una fotografÃa adquiera movimiento, sonidos, incluso olor. Aplaudimos con fe la seguridad de que en el futuro todo será multimedia y en tiempo real, la vida de los otros, el mundo entero al alcance de un gesto, ¡y en la palma de la mano!La exaltación con que festejan ese futuro próximo los entusiastas del progreso (que suelen confundirlo con el establecimiento de un âmundo mejorâ, cualquier cosa que eso signifique), no da espacio para preguntarse cuál será la naturaleza de eso que vamos a leer, perdón, de eso que vamos a presenciar.
I read the news today... oh, boy!Una noticia reciente debió desconcertar, aunque sea mÃnimamente, a esos entusiastas del progreso, la transcribo tal como apareció en el blog de la redacción de la revista Nexos:âEl último anuncio, y sin duda el más explosivo por el nombre del comprador, fue el de The Washington Post. Desde su creación en 1877, el Post siempre ha estado en manos de la misma compañÃa, y desde 1946, en manos de la misma familia, los Graham. (A Phil Graham, el director del Post durante dos décadas, se le atribuye la gran frase de que los periódicos son âel primer borrador de la historiaâ).âEl Post, junto con el Globe y tal vez casi todos los periódicos en Estados Unidos, sangra dinero cada año (perdió 54 millones de dólares en 2012). Su redacción ha dejado ir a una gran cantidad de reporteros y editores en los últimos años. El dato más reciente dice que hoy en dÃa tiene a 640 personas en su equipo editorial, mientras que en décadas pasadas llegó a tener a más de 1,000.âLa compra del Post fue una sorpresa para el mundo de las noticias porque el hombre que adquirió al periódico (pero no al resto de la compañÃa, que incluye la revista Foreign Policy y el sitio Slate) es Jeff Bezos, el dueño de Amazon, la tienda en lÃnea más grande del planeta. Bezos compró al Post con su propio dinero (gastó menos del 1 por ciento de su fortuna personal, según varios cálculos) y no a través de Amazon. El magnate, en una carta abierta al equipo del Post, ensalzó al periódico, dijo que propondrÃa cambios (habló de âinventarâ y âexperimentarâ), pero que no se meterÃa en el manejo del dÃa a dÃa del periódicoâ.Tiemblan los geeks, freaks y techies, la intriga no los deja dormir, ¿cómo que el visionario que es Bezos le mete dinero a un impreso?, ¿por qué le tira dinero y prodigio al papel? Afortunadamente, para ellos, ya encontraron una explicación a la desconcertante compra, lo que Bezos quiere es legitimizarse, influir en los cÃrculos polÃticos, compra papel para que sea su picaporte a las más altas esferas de decisión, literalmente: una tarjeta de presentación que permita al dueño de Amazon obtener el reconocimiento necesario y, ¿por qué no?, conquistar el mundo.
¿Qué vamos a hacer esta noche, Cerebro? Supongo que un poco impulsado por la noticia de la compra del The Washington Post por Bezos, también en Nexos, Fernando Escalante Gonzalbo, publicó recientemente Bartleby en la redacción, el primer párrafo es demoledor:âNingún periódico mexicano se ha planteado nunca la posibilidad de convertirse en un equivalente del New York Times, de Le Monde o El PaÃs. Quiero decir, convertirse en un periódico que tuviera verdadero interés para el resto del mundo, fuera de México, un periódico con información propia, nueva, importante, digna de crédito, un periódico serio. No es una novedad, nadie lo encuentra extraño. De hecho, la idea misma parece un poco ridÃcula, nadie se imagina algo asÃ: es un buen indicador del fracaso de nuestra clase empresarial y del fracaso de nuestras élites en generalâ.En primera instancia parece difÃcil no estar de acuerdo con lo que señala, sin embargo, pensándolo bien, que los periódicos mexicanos no quieran conquistar el mundo, y es cierto, es bastante discutible. Lo que yo creo que le importa a un medio impreso nacional es contar historias, no necesariamente âinformarâ, que si bien son cosas distintas, cuando se alÃan virtuosamente, dan como resultado la mejor clase de periodismo.Creo que ese propósito de contar historias es lo que distingue al periodismo mexicano y estamos centrados en contarnos nuestra historia, cuando desde fuera se nos presume al nuevo periodismo y lo que Tom Wolfe inventó, si nos quedamos boquiabiertos y envidiosos, es porque no (re)conocemos nuestra tradición, que desde el siglo XIX nos habla acerca de nosotros mismos.Lamentablemente, en una conversación con Bartleby en la redacción, ése serÃa el único desacuerdo, porque el artÃculo con una caracterización que define los peores rasgos de la prensa mexicana, para resumir, subraya que no está organizada para informar, y por eso âinforma mal, poco, de manera sesgada, confusa, superficial y tramposaâ. SÃ, asà somos los medios.
Contar historiasQue el dueño de Amazon haya comprado The Washington Post dotará de nuevos elementos la discusión sobre el futuro de los medios, ojalá; es saludable, si logramos saltar el obstáculo del soporte e ir al contenido. Me parece que el artÃculo de Fernando Escalante es una apuesta en ese sentido.No en qué vamos a ser difundidos, sino qué vamos a contar.
CodaEn Aguascalientes, creo, también tenemos esta necesidad de contar historias, pero los medios no hemos podido superar nuestra vergonzante dependencia del dinero público. De rodillas ante el convenio publicitario con los gobiernos, ya no hacemos ningún esfuerzo por contar los incidentes, grandes y pequeños, que pueden importar a los lectores. Nuestra justificación es la más burda: no les interesa, no quieren leernos, por eso vivimos pendientes del minúsculo cÃrculo que se desayuna con la sÃntesis de prensa, cuidando que ninguna foto vaya a perturbar la ingesta de papaya y juguito matinal, procurando espacios para el lucimiento del funcionario público.Otra justificación es que a los lectores les gusta la basura, por eso lo que vende es la nota roja, las portadas.Hemos rendido nuestra capacidad de asombro a la servidumbre del halago. Lo demás es silencio.@aldan
Publicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on August 10, 2013 20:18
    
Incidentes grandes y pequeños / Envoltorio de papaya
 Envoltorio de papaya Incidentes grandes y pequeños
Envoltorio de papaya Incidentes grandes y pequeños
  Si en el fondo del pechoalguna vez me acogiste, auséntateun tiempo de la dicha, y en este mundo cruelexhala con dolor tu alientopara contar mi historia(…) Díselo,junto con los incidentes grandes y pequeñosque a ello me impulsaron. Lo demás es silencio.Hamlet. William Shakespeare
Cuando el destino nos alcance¿Los medios impresos van a desaparecer? Sí, fin de la historia, tan cierto como que todos hemos de morir un día, hay poco que discutir ahí; sin embargo, esa certeza de que ese futuro nos va a alcanzar, irremediablemente, suele desviar los términos de la discusión e intrincar el objeto del que se habla al asegurar que se dejarán de publicar periódicos en papel. Ocurre lo mismo que cuando se habla de la transformación del libro, cuando necesariamente pase de su soporte habitual al formato electrónico. Lo que va a cambiar radicalmente es el material que registra la información, no necesariamente el “alma” de lo que hablamos al referirnos a un libro. Sí, es claro que se modificarán algunas cosas de ese “espíritu”, y eso es motivo de otra conversación; que se suele dejar de lado por la vanidosa satisfacción de llenarse la boca de futuro certero al predecir que los libros desaparecerán.Satisfechos por las dotes adivinatorias, nos acomodamos en el convencimiento de que todo será distinto, pero no solemos preguntar hacia dónde nos llevarán esos cambios en relación al contenido, la esencia, de lo que conforma un periódico, nos basta con imaginar que en un mañana cercanísimo bastará hacerle un guiño a la imagen para lo que hoy vemos como una fotografía adquiera movimiento, sonidos, incluso olor. Aplaudimos con fe la seguridad de que en el futuro todo será multimedia y en tiempo real, la vida de los otros, el mundo entero al alcance de un gesto, ¡y en la palma de la mano!La exaltación con que festejan ese futuro próximo los entusiastas del progreso (que suelen confundirlo con el establecimiento de un “mundo mejor”, cualquier cosa que eso signifique), no da espacio para preguntarse cuál será la naturaleza de eso que vamos a leer, perdón, de eso que vamos a presenciar.
I read the news today... oh, boy!Una noticia reciente debió desconcertar, aunque sea mínimamente, a esos entusiastas del progreso, la transcribo tal como apareció en el blog de la redacción de la revista Nexos:“El último anuncio, y sin duda el más explosivo por el nombre del comprador, fue el de The Washington Post. Desde su creación en 1877, el Post siempre ha estado en manos de la misma compañía, y desde 1946, en manos de la misma familia, los Graham. (A Phil Graham, el director del Post durante dos décadas, se le atribuye la gran frase de que los periódicos son “el primer borrador de la historia”).“El Post, junto con el Globe y tal vez casi todos los periódicos en Estados Unidos, sangra dinero cada año (perdió 54 millones de dólares en 2012). Su redacción ha dejado ir a una gran cantidad de reporteros y editores en los últimos años. El dato más reciente dice que hoy en día tiene a 640 personas en su equipo editorial, mientras que en décadas pasadas llegó a tener a más de 1,000.“La compra del Post fue una sorpresa para el mundo de las noticias porque el hombre que adquirió al periódico (pero no al resto de la compañía, que incluye la revista Foreign Policy y el sitio Slate) es Jeff Bezos, el dueño de Amazon, la tienda en línea más grande del planeta. Bezos compró al Post con su propio dinero (gastó menos del 1 por ciento de su fortuna personal, según varios cálculos) y no a través de Amazon. El magnate, en una carta abierta al equipo del Post, ensalzó al periódico, dijo que propondría cambios (habló de “inventar” y “experimentar”), pero que no se metería en el manejo del día a día del periódico”.Tiemblan los geeks, freaks y techies, la intriga no los deja dormir, ¿cómo que el visionario que es Bezos le mete dinero a un impreso?, ¿por qué le tira dinero y prodigio al papel? Afortunadamente, para ellos, ya encontraron una explicación a la desconcertante compra, lo que Bezos quiere es legitimizarse, influir en los círculos políticos, compra papel para que sea su picaporte a las más altas esferas de decisión, literalmente: una tarjeta de presentación que permita al dueño de Amazon obtener el reconocimiento necesario y, ¿por qué no?, conquistar el mundo.
¿Qué vamos a hacer esta noche, Cerebro? Supongo que un poco impulsado por la noticia de la compra del The Washington Post por Bezos, también en Nexos, Fernando Escalante Gonzalbo, publicó recientemente Bartleby en la redacción, el primer párrafo es demoledor:“Ningún periódico mexicano se ha planteado nunca la posibilidad de convertirse en un equivalente del New York Times, de Le Monde o El País. Quiero decir, convertirse en un periódico que tuviera verdadero interés para el resto del mundo, fuera de México, un periódico con información propia, nueva, importante, digna de crédito, un periódico serio. No es una novedad, nadie lo encuentra extraño. De hecho, la idea misma parece un poco ridícula, nadie se imagina algo así: es un buen indicador del fracaso de nuestra clase empresarial y del fracaso de nuestras élites en general”.En primera instancia parece difícil no estar de acuerdo con lo que señala, sin embargo, pensándolo bien, que los periódicos mexicanos no quieran conquistar el mundo, y es cierto, es bastante discutible. Lo que yo creo que le importa a un medio impreso nacional es contar historias, no necesariamente “informar“, que si bien son cosas distintas, cuando se alían virtuosamente, dan como resultado la mejor clase de periodismo.Creo que ese propósito de contar historias es lo que distingue al periodismo mexicano y estamos centrados en contarnos nuestra historia, cuando desde fuera se nos presume al nuevo periodismo y lo que Tom Wolfe inventó, si nos quedamos boquiabiertos y envidiosos, es porque no (re)conocemos nuestra tradición, que desde el siglo XIX nos habla acerca de nosotros mismos.Lamentablemente, en una conversación con Bartleby en la redacción, ése sería el único desacuerdo, porque el artículo con una caracterización que define los peores rasgos de la prensa mexicana, para resumir, subraya que no está organizada para informar, y por eso “informa mal, poco, de manera sesgada, confusa, superficial y tramposa”. Sí, así somos los medios.
Contar historiasQue el dueño de Amazon haya comprado The Washington Post dotará de nuevos elementos la discusión sobre el futuro de los medios, ojalá; es saludable, si logramos saltar el obstáculo del soporte e ir al contenido. Me parece que el artículo de Fernando Escalante es una apuesta en ese sentido.No en qué vamos a ser difundidos, sino qué vamos a contar.
CodaEn Aguascalientes, creo, también tenemos esta necesidad de contar historias, pero los medios no hemos podido superar nuestra vergonzante dependencia del dinero público. De rodillas ante el convenio publicitario con los gobiernos, ya no hacemos ningún esfuerzo por contar los incidentes, grandes y pequeños, que pueden importar a los lectores. Nuestra justificación es la más burda: no les interesa, no quieren leernos, por eso vivimos pendientes del minúsculo círculo que se desayuna con la síntesis de prensa, cuidando que ninguna foto vaya a perturbar la ingesta de papaya y juguito matinal, procurando espacios para el lucimiento del funcionario público.Otra justificación es que a los lectores les gusta la basura, por eso lo que vende es la nota roja, las portadas.Hemos rendido nuestra capacidad de asombro a la servidumbre del halago. Lo demás es silencio.@aldan
Publicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on August 10, 2013 20:18
    
August 3, 2013
Envoltorio de papaya / Usted está aquÃ
 
 Envoltorio de papayaUsted está aquÃ
En aquel Imperio, el Arte de la CartografÃa logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenÃa el Tamaño del Imperio y coincidÃa puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la CartografÃa, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el PaÃs no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes,libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658.
Del rigor en la cienciaAsà se titula el perfecto mecanismo narrativo que encabeza estas lÃneas, una de las tantas pequeñas obras maestras incluidas en El Hacedor, de Jorge Luis Borges; tan acertado, tan eficaz, que el intento de explicar las razones de su perfección siempre parecerán absolutamente irrelevantes, sin embargo, es difÃcil escapar a la tentación de apuntar que es una historia que contiene muchas historias cuya mayor virtud es que alcanza mayor profundidad sólo con la participación del lector, a través de esa mirada que va desentrañando la multiplicación de las historias. Más allá de las razones estéticas por las que âDel rigor en la cienciaâ me parece perfecto, lo considero un texto entrañable porque me parece la alegorÃa precisa con que este paÃs, ante la incapacidad de la confianza, se somete a metas siempre fuera de su alcance para encontrar soluciones a cualquier problema. Jamás optamos por el camino más corto, invariablemente sumamos dificultades para hacer el trayecto todavÃa más complicado, en un afán por verificar a cada momento el trayecto.
Los puentes de KönigsbergEs como si en el afán de solucionar el problema de los puentes de Königsberg, se insistiera en probar todos los caminos posibles e insistir en ellos a pesar de que nos alejen de la solución.Paréntesis, nomás por no dejar. La formulación del problema es: âDado el mapa de Königsberg, con el rÃo Pregolya dividiendo el plano en cuatro regiones distintas, que están unidas a través de los siete puentes, ¿es posible dar un paseo comenzando desde cualquiera de estas regiones, pasando por todos los puentes, recorriendo sólo una vez cada uno, y regresando al mismo punto de partida?â. El rÃo tenÃa dos bifurcaciones y corrÃa alrededor de una isla a través del centro de la ciudad. HabÃa siete puentes que conectaban las diversas extensiones de tierra y hay que encontrar un trayecto que implique cruzar todos los puentes sin cruzarlo más de una vez.No es difÃcil caracterizarnos como topógrafos inexpertos que ante la dificultad del problema, volvemos una y otra vez a las rutas equivocadas, y a medida que nos acercamos a una posible solución, reincidir en el error, porque no vaya a ser la de malas y algo no fue contemplado.Esa desconfianza permanente en nosotros mismos, creo, nos hace adictos al diagnóstico.
La ley de HerodesEs tal el tamaño de nuestra desconfianza que ante cualquier posibilidad de certidumbre, demandamos un análisis previo, más datos, más opiniones, más estudios⦠a eso me refiero con que nos trazamos metas altÃsimas, una inútil búsqueda del mecanismo perfecto.Pienso en las elecciones y en las cifras sobre pobreza que recién dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la PolÃtica de Desarrollo Social (Coneval).En el caso de las elecciones, cuando apenas rozamos la posibilidad de contar con un método e instituciones que permitan elegir a los funcionarios públicos de la manera más sencilla y democrática posible, inmediatamente alguien señala la posibilidad de error, la mÃnima puerta por la que se puede colar el error. En vez de realizar los ajustes necesarios, levantamos laberintos para dificultar el procedimiento, y aun asÃ, jamás quedamos conformes. Hoy, como todos los años, ya se discute la necesidad de otra reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Hoy, como siempre, cualquier institución implicada en la realización de los comicios está bajo sospecha. Tenemos que empezar de nuevo.No resulta raro que simplifiquemos la ley de Herodes al determinista: o te chingas o te jodes. Ante la desconfianza que nos tenemos, enfermos de sospecha, siempre preferimos la eliminación total de un factor general de riesgo. Además, sobre las ruinas siempre se puede realizar un nuevo diagnóstico.
ZombisEn La PurÃsima⦠Grilla del 30 de julio, se explicaba que en el paÃs hay 53.3 millones de mexicanos en pobreza, el 45.5 por ciento de la población, y en pobreza extrema hay 11.5 millones de personas (9.8 por ciento de la población). En la edición de La Jornada Aguascalientes de ese mismo dÃa, se difundió el informe del Coneval con cifras estatales: en Aguascalientes hay 42 mil en pobreza âextremaâ, es decir, jodidos, muertos de hambre, personas que ni siquiera tienen la capacidad de adquirir la cantidad de alimento diario para salir a la calle y escupirle a quienes, desde la comodidad de un cargo público, hacen como que han analizado profundamente el problema y dictaminan que los pobres son pobres porque quieren.Muertos vivientes que ocultos por el eufemismo âpobreza extremaâ somos incapaces de dimensionar el nivel de carencia en que viven, y por esa misma razón, el disimulo con que los etiquetamos, las autoridades se permiten hablar de ârezagos nacionalesâ, âestrategias equivocadasâ, âconfusión entre desarrollismo y desarrolloâ, pero sobre todo, al no poder culpar al contrincante polÃtico, solicitar otro análisis, más tiempo para estudiar a fondo los números, las estadÃsticas que cuando conviene son desconfiables y asÃ⦠Ajá, elaborar otro diagnóstico, uno que de una vez por todas cruce una sola vez todos los puentes de Königsberg y desaparezca, fulminante, a los incómodos zombis.Usted está aquÃ, eso indican los datos del Coneval, en un paÃs de muertos de hambre, la respuesta de las autoridades es que se requiere un mapa mejor, más grande, más detallado, más preciso, para asà dar con la ruta que nos lleve a un lugar mejor. Y en el fondo, esas declaraciones alivian momentáneamente la indignación generalizada.
CodaY sÃ, âperduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigosâ.@aldan
        Published on August 03, 2013 02:10
    
Envoltorio de papaya / Usted está aquí
 
 Envoltorio de papayaUsted está aquí
En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el Mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el Mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, estos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el Tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y los Inviernos. En los Desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.Suárez Miranda: Viajes de varones prudentes,libro cuarto, cap. XLV, Lérida, 1658.
Del rigor en la cienciaAsí se titula el perfecto mecanismo narrativo que encabeza estas líneas, una de las tantas pequeñas obras maestras incluidas en El Hacedor, de Jorge Luis Borges; tan acertado, tan eficaz, que el intento de explicar las razones de su perfección siempre parecerán absolutamente irrelevantes, sin embargo, es difícil escapar a la tentación de apuntar que es una historia que contiene muchas historias cuya mayor virtud es que alcanza mayor profundidad sólo con la participación del lector, a través de esa mirada que va desentrañando la multiplicación de las historias. Más allá de las razones estéticas por las que “Del rigor en la ciencia” me parece perfecto, lo considero un texto entrañable porque me parece la alegoría precisa con que este país, ante la incapacidad de la confianza, se somete a metas siempre fuera de su alcance para encontrar soluciones a cualquier problema. Jamás optamos por el camino más corto, invariablemente sumamos dificultades para hacer el trayecto todavía más complicado, en un afán por verificar a cada momento el trayecto.
Los puentes de KönigsbergEs como si en el afán de solucionar el problema de los puentes de Königsberg, se insistiera en probar todos los caminos posibles e insistir en ellos a pesar de que nos alejen de la solución.Paréntesis, nomás por no dejar. La formulación del problema es: “Dado el mapa de Königsberg, con el río Pregolya dividiendo el plano en cuatro regiones distintas, que están unidas a través de los siete puentes, ¿es posible dar un paseo comenzando desde cualquiera de estas regiones, pasando por todos los puentes, recorriendo sólo una vez cada uno, y regresando al mismo punto de partida?”. El río tenía dos bifurcaciones y corría alrededor de una isla a través del centro de la ciudad. Había siete puentes que conectaban las diversas extensiones de tierra y hay que encontrar un trayecto que implique cruzar todos los puentes sin cruzarlo más de una vez.No es difícil caracterizarnos como topógrafos inexpertos que ante la dificultad del problema, volvemos una y otra vez a las rutas equivocadas, y a medida que nos acercamos a una posible solución, reincidir en el error, porque no vaya a ser la de malas y algo no fue contemplado.Esa desconfianza permanente en nosotros mismos, creo, nos hace adictos al diagnóstico.
La ley de HerodesEs tal el tamaño de nuestra desconfianza que ante cualquier posibilidad de certidumbre, demandamos un análisis previo, más datos, más opiniones, más estudios… a eso me refiero con que nos trazamos metas altísimas, una inútil búsqueda del mecanismo perfecto.Pienso en las elecciones y en las cifras sobre pobreza que recién dio a conocer el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).En el caso de las elecciones, cuando apenas rozamos la posibilidad de contar con un método e instituciones que permitan elegir a los funcionarios públicos de la manera más sencilla y democrática posible, inmediatamente alguien señala la posibilidad de error, la mínima puerta por la que se puede colar el error. En vez de realizar los ajustes necesarios, levantamos laberintos para dificultar el procedimiento, y aun así, jamás quedamos conformes. Hoy, como todos los años, ya se discute la necesidad de otra reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. Hoy, como siempre, cualquier institución implicada en la realización de los comicios está bajo sospecha. Tenemos que empezar de nuevo.No resulta raro que simplifiquemos la ley de Herodes al determinista: o te chingas o te jodes. Ante la desconfianza que nos tenemos, enfermos de sospecha, siempre preferimos la eliminación total de un factor general de riesgo. Además, sobre las ruinas siempre se puede realizar un nuevo diagnóstico.
ZombisEn La Purísima… Grilla del 30 de julio, se explicaba que en el país hay 53.3 millones de mexicanos en pobreza, el 45.5 por ciento de la población, y en pobreza extrema hay 11.5 millones de personas (9.8 por ciento de la población). En la edición de La Jornada Aguascalientes de ese mismo día, se difundió el informe del Coneval con cifras estatales: en Aguascalientes hay 42 mil en pobreza “extrema”, es decir, jodidos, muertos de hambre, personas que ni siquiera tienen la capacidad de adquirir la cantidad de alimento diario para salir a la calle y escupirle a quienes, desde la comodidad de un cargo público, hacen como que han analizado profundamente el problema y dictaminan que los pobres son pobres porque quieren.Muertos vivientes que ocultos por el eufemismo “pobreza extrema” somos incapaces de dimensionar el nivel de carencia en que viven, y por esa misma razón, el disimulo con que los etiquetamos, las autoridades se permiten hablar de “rezagos nacionales”, “estrategias equivocadas”, “confusión entre desarrollismo y desarrollo”, pero sobre todo, al no poder culpar al contrincante político, solicitar otro análisis, más tiempo para estudiar a fondo los números, las estadísticas que cuando conviene son desconfiables y así… Ajá, elaborar otro diagnóstico, uno que de una vez por todas cruce una sola vez todos los puentes de Königsberg y desaparezca, fulminante, a los incómodos zombis.Usted está aquí, eso indican los datos del Coneval, en un país de muertos de hambre, la respuesta de las autoridades es que se requiere un mapa mejor, más grande, más detallado, más preciso, para así dar con la ruta que nos lleve a un lugar mejor. Y en el fondo, esas declaraciones alivian momentáneamente la indignación generalizada.
CodaY sí, “perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos”.@aldan
        Published on August 03, 2013 02:10
    
July 29, 2013
Entrevista a Alberto Chimal
      El lenguaje, el pensamiento, no puede limitarse a describir la violencia o el mal, tiene que oponerse a ellaLo que me interesa es que haya más maneras de leer, que se lea de una manera más incluyente
   http://www.lja.mx/2013/07/entrevista-...
http://www.lja.mx/2013/07/entrevista-...
Alberto Chimal nació en 1970. Autor de más de una docena de libros de narrativa, ensayo y dramaturgia, ha sido considerado uno de los escritores más originales y enérgicos de su país y uno de los 100 mexicanos más destacados de su generación. Entre sus libros están: El último explorador (2012), Los esclavos (2009), La ciudad imaginada (2009), Grey (2006), La cámara de maravillas (2003), El país de los hablistas (2001), Gente del mundo (1998), entre muchos más. En sus obras Chimal explora temas e intereses de una variedad inusual, desde la literatura de imaginación hasta el realismo y la tradición clásica.El trabajo de Chimal ha sido reconocido con diversos premios, entre los que destaca el Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí, el “Nezahualcóyotl” (1996), “Benemérito de América” (1998) y “Kalpa” (1999), así como el premio de narrativa “Sizigias” (2001 y 2005) y la beca para Jóvenes Creadores (1997-98) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.En 2002, Chimal fue artista residente en el Banff Centre for the Arts en Canadá. Alberto Chimal es maestro en Literatura Comparada por la Universidad Nacional Autónoma de México e imparte cursos en la Universidad Iberoamericana y la Universidad del Claustro de Sor Juana. Entre 2007 y 2010 fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, institución mexicana que patrocina el trabajo de artistas de diversas disciplinas.La Torre y el Jardín, su segunda novela, fue finalista del Premio Rómulo Gallegos 2013, La Jornada Aguascalientes tuvo la oportunidad de conversar con Alberto Chimal sobre este texto y otras apuestas. Éste es el resultado:
Erosión de esta idea vertical de la cultura Yo creo que hace 30 o 40 años, ya no digamos La Torre y el Jardín, una carrera como la mía habría sido impensable, porque no le debo nada a nadie, porque no he tenido que ir a pedir favores a nadie, porque no me he comprometido con ninguna autoridad, la diferencia es que la sociedad está más abierta, los medios de comunicación no están bajo el control de ningún poder fáctico único, hay varios, pero ninguno tiene la totalidad de los canales de información controlados y hay un montón de huecos por los cuales, el monolito, el carro completo, de la literatura mexicana como la conocíamos en el siglo XX pues está abierto a un montón de influencias y posibilidades a las que les había dado la espalda; mi caso no es único, gran parte de la narrativa de la violencia y el narco habría sido impensable también, habría sido vista como una especie de insulto a la labor de las autoridades policiacas, sin embargo ahí la tenemos y es sumamente popular, porque no depende de las autoridades culturales.Hay cierta erosión de esta idea vertical de la cultura, que es a las que les molesta que exista un libro como el mío, o una obra como la de autores como José Luis Zarate o la de Rogelio Guedea, o la de Cristina Rivera Garza, o la de Carlos Velázquez.
Sobre La generación ZMe gustaría pensar que lo que hago representa la propuesta de ciertas nuevas formas de leer, de leer la tradición por una parte y de leer lo que está ocurriendo en este momento para manifestarlo a través de la escritura, una lectura distinta. Los textos de La generación Z tienen que ver, en parte, con mi cuestionamiento de esta atmósfera actual de la literatura mercantilizada, donde lo que cuenta es lo que se puede comprar, lo que se puede promover más allá de la propia obra, y en el caso de la gente más o menos de mi edad, la apariencia de la juventud, de lo cool, de lo hispter, de lo aparentemente de moda, que es un problema serio dentro del propio gremio de la literatura, cada vez más parecemos interesados en la imagen y no en escribir, una imagen que se difunde de las redes sociales, de los medios, por medio de una serie de canales de comunicación y de estrategias que tienen muy poco que ver con la literaturaLo que mi trabajo podría representar es un modo de allegarse lectores, por otros medios, a partir de otras propuestas, no creo ser el único, pero creo que sí, por lo menos muy significativo en los últimos años de mi carrera eso es lo que ha sucedido con mi trabajo y es un poco ir a contrapelo de los caminos tradicionales, cuando yo comencé gran cantidad de puertas estaban cerradas, puertas que ahora están abiertas para los más jóvenes. Hace 15 años, por una extraña carambola del destino, me tocó ser invitado a una de esas comidas de postín, de ésas que hacen en salones apartados de hoteles, vino un escritor canadiense, William Gibson, y me acuerdo que nadie me dirigió la palabra, había dos personas, una a mi derecha y otra a la izquierda y yo tenía que estar agachado para que pudieran hablar entre ellas, muchas personas de mi edad y mayores tuvieron que pasar por lo mismo, y es una experiencia muy desagradable porque de alguna manera, lo que a mí me sugería es que había otros lugares donde se podría establecer ese tipo de contacto pero eran inasequibles, para mí la posibilidad de utilizar otros medios, de dar a conocer mi trabajo por otros medios, fue crucial, porque las puertas institucionales estaban cerradas, ahora algunas están abiertas, pero ha sido a través de picar piedra, de buscar alternativas, yo creo que bastante de lo que he podido hacer con mi trabajo ha sido a través de buscar estas alternativas, en lugar de esperarme sentado o ponerme a ver cómo agradaba a esas autoridades
Sobre la literatura de la imaginaciónEl hablar de literatura de imaginación no es tratar de establecer un género distinto, sino tratar de que se lea de manera diferente lo que ya hay, el término “literatura fantástica” está secuestrado por los que venden a Harry Potter y los que venden la fantasía heroica, la épica estilo Tolkien, si todas las lecturas de lo que llaman fantástico van a implicar un prejuicio negativo a partir de que se piense de inmediato en aquellos modelos de lengua inglesa, yo no quiero eso, yo quiero utilizar lo que me plazca de la tradición literaria mexicana y de las tradiciones literarias de occidente, a las cuales tengo tanto derecho como cualquier otro escritor, y quiero utilizarlas en la proporción que a mí me plazca para contar lo que yo quiero, y quiero ser leído a partir de lo que el texto ofrece, sin necesidad de estar constantemente defendiéndome por escribir algo que no he escrito.Durante muchísimo tiempo, al menos aquí en nuestro país, hemos leído toda nuestra tradición de una manera sesgada, estrecha, excluyente, a mí lo que me interesa es que haya más maneras de leer, que se lea de una manera más incluyente.
Sobre La Torre y el JardínAventura es la actividad de internarse en un lugar que no se conoce con el propósito de lograr un objetivo y al mismo tiempo, enfrentarse con esas condiciones adversas, la aventura es adentrarse en lo desconocido, lo peligroso, lo incierto y eso es la novela, lo que a mí me interesa cuando digo que se trata de una novela de aventuras, es que eso pasa, no me estoy inventando nada, en la novela dos personajes se meten a un lugar que no conocen, se enfrentan a una serie de imprevistos que no habían imaginado siquiera y todo lo hacen para tratar de llegar a cierto lugar de ese espacio desconocido en el cual desean encontrar algo, ese es un modo muy burdo pero totalmente exacto de resumir el argumento de La Torre y el Jardín, y lo que me interesa a la hora de enfatizar el asunto de las aventuras es que yo creo que un serio problema que tenemos es que estamos demasiado obsesionados con la idea de los subgéneros, con la idea de las clasificaciones, para compartimentar y descalificar igualmente, yo no soy un escritor de fantasía, yo no soy un escritor de ciencia ficción, yo no soy un escritor de nada, porque de hecho, la idea que tenemos de los subgéneros es una idea equivocada que proviene de una cultura y un mercado literario que no son los nuestros, la idea proviene de la cultura anglosajonaYo digo que no soy escritor de esto o de aquello, soy un narrador, porque a mí me interesa algo distinto, me interesa que leamos lo que nos rodea y en especial nuestra propia tradición más allá de esa categorización que no le sirve, que le queda chica y que además crea una gran cantidad de distorsiones en la lectura.Martín Solares es un editor muy acucioso, pero sobre todo es un editor muy atento en el sentido de que tiene muy buen ojo y eso es algo que se agradece en un medio donde muchos editores no leen lo que publican. Martín Solares no sólo lo lee, lo desmenuza, lo vuelve a armar y tiene, digamos, como una actitud que permite muy fácilmente dejarse de esa actitud ególatra que tenemos a la hora de escribir por la cual creemos que ya nadie debe de tocar nuestro texto, con él se trata de seguir trabajando en él, y resulta que con el editor adecuado, sí se puede potencializar el texto sin traicionarlo, yo tenía esa experiencia con Los esclavos y con La Torre y el Jardín me ha sido muy útil. Martín pasó a trabajar en Océano, me propuso que la novela que él ya había empezado a ver se publicara en esa colección y me interesó mucho, tanto por trabajar con él como por el hecho de que Océano es una editorial a secas, no es exclusivamente “literaria”.Con La Torre y el Jardín me está pasando lo mismo que con Los esclavos, está siendo mejor leída afuera del establishment, de los estamentos culturales convencionales, las mejores lecturas que me he encontrado tanto de una como de otra novela, en parte han sido hechas en el extranjero y han sido hechas por ciudadanos de a pie que están moviéndose por otros medios, por otro tipo de canales, una de las mejores reseñas de La Torre y el Jardín la hizo Edmundo Paz Soldán en el Boomerang; donde mejor se ha abierto paso el libro es afuera de estos espacios institucionalizados y eso me parece muy significativo porque si bien Los esclavos era algo totalmente distinto a lo que se suponía que yo hacía, al final terminó creando sus propios lectores.A medida que avanzaba en La Torre y el Jardín tenía dos impresiones muy frecuentes, uno, que iba a ser una novela muy larga, muy densa, mucho más densa de lo que yo hubiese hecho nunca y que estaba internándome en esa hechura y en esa densidad totalmente a sabiendas, es decir, podría haber renunciado a contar todo lo que pretendo contar en esa novela o haber buscado una estructura más simple para contarlo, pero en algún punto del proceso decidí que quería hacer una novela literariamente muy ambiciosa, que tratara de proponer, de renovar incluso, ciertas maneras de contar o ciertas maneras de decir, más allá de los ingredientes que estuviera utilizando para crear la historia, más allá de si tal cosa proviene de lo fantástico, si proviene de la literatura de ciencia ficción o del erotismo subterráneo o lo que fuera, aunque los materiales fueran provenientes de estas regiones de la literatura que a mí me interesa leer de otra manera, vindicar de otra manera, el resultado tenía que ser leído –pensaba yo– estrictamente como una novela, como mi propia aportación lo que representa la novela y los cambios que ha tenido a lo largo del tiempo, más allá de cualquier otra categorización. Eso me hizo pensar que de lo que estamos hablando es no de sacrificarlo todo para defender ciertas historias que nos gustan, porque a mí me encanta Philip K. Dick, Ray Bradbury, Edgar Allan Poe, Borges y no voy a renunciar a ninguno de ellos, pero al mismo tiempo se trata no solamente de rendirles homenaje, se trata de llevar más adelante todo eso, utilizar los ingredientes de la tradición de una forma distinta, que pueda insertarse de otra manera en el gran cuerpo de la tradición, que quién sabe qué significará en esta época esa frase, pero ahí está, seguimos recordando cosas que se hicieron en el pasado y seguimos utilizándolas como influencias en el presente.Yo quisiera ser mejor lector de poesía de lo que soy, los fragmentos de poesía que aparecen a lo largo de La Torre y el Jardín, son fragmentos de lecturas que he venido haciendo con los años, para orientar al lector en uno de los varios juegos que tiene el libro, los primeros versos que se mencionan son versos muy conocidos, sale por ahí Octavio Paz, luego ya se van yendo hacia otros lugares que tienen que ver más con mi propia vida de lector de poesía, sale por ahí José Carlos Becerra que es poeta que admiro muchísimo, sale por ahí David Huerta que es mi maestro y un amigo muy querido, salen poetas raros, de otras tradiciones, una parte de ese acopio es algo en lo que me ayudaron algunas personas vía mi sitio (http://www.lashistorias.com.mx/), hice una convocatoria: “mándenme versos” y de ahí tomé algunos para agregarlos. En principio agregarlos era uno de los juegos, siempre me cuesta mucho trabajo hablar de esto porque me gustaría que la gente los descubriera, y es algo también de lo que más me entristece a la hora de ver ciertos comentarios o ciertos porciones de la percepción de mi trabajo, algo que me ha interesado mucho siempre, desde hace muchísimos años, es utilizar este tipo de referencias para darle como otras capas, posibilidades de sentido al texto, y está en todos los libros que he hecho, por lo menos desde el año 2000, esta intención de jugar un poco más con referencias, con intenciones, con el entramado, la estructura, para que en eso también haya algo. Un colega, muy cínicamente, me decía: la gente no se da cuenta de esas cosas, la gente no lee bien… curiosamente me he tenido que dar cuenta con mucha gente que no lee bien, caray, que no quiere leer, eso es peor, pero es parte de lo que a mí me interesa, de lo que me alienta a la hora de trabajar y en el caso de La Torre y el Jardín fue también así, también la idea de construir como esta antología poética dentro del libro, que apunta a muchísimo lugares a la vez, una larga lista de lecturas, pero más allá de eso, algo de lo que me interesaba también era ponerle contrapeso a las partes más horribles de la trama, las partes más perversas y violentas, que tiene muchas, pero no es nada más eso, lo que yo quisiera pensar es que en el fondo hay, entre otras cosas, una idea de lenguaje de la imaginación contra la violencia, contra el abuso del poder y el lenguaje que va contra ese abuso del poder, se da de varias formas, lo menciona explícitamente uno de los personajes (Isabel), se manifiesta en varios episodios y está también en la base, lo que abre los espacios de la Torre no es la violencia es la poesía, es la belleza, y lo que está en el mero fondo de todo el edificio, de todo el libro, con todo lo extraño y lo cruel que pareciera ser, es también una forma de belleza, al menos ésa es mi intención, y en eso está también otra postura que me parece muy clara en relación con el mundo presente: el lenguaje, el pensamiento, no puede nada más limitarse a describir la violencia o el mal, tiene que oponerse a ella, si no por otra razón, porque esa oposición o esa resistencia es de las pocas formas de la cuales se puede seguir manteniendo la viabilidad de la especie, yo lo creo así, ya no digamos la viabilidad de una cultura o sociedad, la viabilidad de la especie depende de resistir a esta violencia en la que a veces parece que nos gusta revolcarnos, a esta especie de cinismo, de conformismo, La Torre y el Jardín la empiezo a escribir –y ésa es otra influencia del contexto– junto con el resto de las aventuras del personaje que aparece ahí (Horacio Kustos) en el primer momento de la gran indigestión ideológica de comienzos del siglo XXI, ese momento en el cual se cancelan todas las famosas utopías del siglo XX, se ve el resurgimiento de gran cantidad de males que se había decidido ignorar: el terrorismo, los nacionalismos, las guerras civiles… y en las sociedades más o menos acomodadas, lo cual incluye a México a pesar de todos los problemas que tenemos, nuestra inteligencia sigue estando sumamente bien acomodada, hay en lugar de un movimiento en cualquier otra dirección hay una especie de celebración del hastío y el aburrimiento, es la época en la cual en internet, en los medios, están de moda todos estos textos acerca del cinismo, del tedio, de la contemplación del desastre de las destrucción desde un cómodo sillón en la colonia Condesa, a mí eso me parecía repugnante, se sigue pareciendo repugnante, ahora estamos en otra cosa, pero Horacio Kustos y otros proyectos, entro otros impulsos tienen la intención de oponerse explícita y fervientemente a esa actitud de conformismo cínico, todos estos comentaristas de la destrucción y de la malevolencia humana, lo hacen desde una posición extremadamente cómoda, hay que revisar los archivos de la blogósfera literaria, la gente que más insistía, por ejemplo cuando la Guerra del Golfo, en repetir estos clichés de que el hombre es el lobo del hombre, no hay nada que hacer con la naturaleza humana, de que todos somos violentos por naturaleza, quienes decían esto era gente que no estaba sufriendo, era gente que no estaba sujeta ni siquiera a las versiones locales de la violencia, eso me parecía y me sigue pareciendo horrible.
El Poder y lo PerversoLo que más claro me queda con la escritura de novelas como Los esclavos o La Torre y el Jardín y con los otros proyectos que tengo todavía, es que la parte más política de mi trabajo tiene que ver con la crítica del autoritarismo.Particularmente el asunto del poder, lo perverso comienza a ocupar un lugar importante a partir de que empiezo a trabajar de lleno en La Torre y el Jardín, pero de eso hace mucho tiempo, yo digo que gran parte de los proyectos que escribo durante esta primera década del siglo, si no es que todos, son extensiones o son ecos del trabajo de la novela, las sectas religiosas que aparecen en Grey o la propia novela de Los esclavos, con la perversión por delante o el libro de la Ciudad imaginada que tiene que ver con los espacios físicos pero también con el espacio de la imaginación, igual que sucede con el edificio de La Torre y el Jardín, en cualquier caso tanto el poder como la perversión se relacionan de varias formas y también ahí, en esa relación entra como cuña, la idea de la imaginación, la perversión o la parafilia, la idea del comportamiento “anormal”, pasa, para quienes la practican con el dar o recibir poder o tomarlo, o verlo arrebatado de uno mismo, con renuncias reales o fingidas y tiene que ver también con el motivo de esas renuncias, que en muchas casos es el intento de una satisfacción o el combate a una frustración que se articula por medio de una historia, las famosas fantasías, sobre todo las fantasías de tipo sexual, son en muy buena medida ese tipo de historias que se inventa casi toda persona maneras de lidiar con la frustración cotidiana construyendo, aunque sea temporalmente, una ficción donde esa frustración pueda desaparecer, donde pueda haber un pequeño espacio de consuelo, de solaz, de acción, que no obedece a las reglas impuestas desde afuera sino a las que uno mismo crea, cuando cierto tipo de esas fantasías se intentan llevar a la práctica, dado que hay siempre esta oposición entre lo que uno desea y lo que existe, hay todo un trasiego, un rejuego, el poder que tiene uno contra el poder del mundo, el poder de los que te rodean y eso me parece que se puede ver también en muchas otras esferas de la vida cotidiana, los políticos que solemos tener en este país, parecen estar viviendo constantemente una fantasía de su propia invención donde son los dueños de todo y sólo porque tienen temporalmente el poder pueden pasar por encima de mucha gente y darle vuelo a toda clase de deseos que vistos en un ciudadano de a pie nos parecerían bestiales, y lo mismo sucede no solamente en el ámbito del poder político sino en el ámbito de lo mediático, que es otra parcela muy extraña, muy terrible y muy importante de nuestra vida social y que va de los opinólogos, los comentócratas que se llaman ahora, hasta las celebridades, vicariamente quizá, utilizamos a esas celebridades que nos utilicen de muchas formas Las sociedades que hemos construido viven en un malestar constante, han sido tales que estamos sujetos a una constante frustración que solamente aprendemos a paliar por medio de trasladarnos vicariamente a la vida de alguien más o inventarnos otra vida por medio de fantasías, y esas fantasías sólo pueden realizarse si se tiene cierto poder sobre el mundo, sobre los que nos rodean, y ese es un tema constante de nuestra vida actual, que se manifiesta de muchas formas y del cual no se habla tanto, a mí me interesaba hablar de eso, y en eso hay una postura política, porque a mí lo que me parece es que lo que está en juego, finalmente, es hasta dónde llega esa voluntad de poder, en qué momento se convierte en abuso, en qué momento se convierte en injusticia, en crimen, ¿dónde hay que trazar la raya? Las líneas divisorias que solemos trazar entre el comportamiento adecuado y el inadecuado, el moralmente aceptable y el moralmente inaceptable son líneas que se trazan de una manera muy extraña, porque en ellas tiene muy poco que ver el respeto por la persona, tiene que ver más bien la posición real o percibida de la gente en la escala social, a partir de su fama o de su dinero.
Hacia los lectoresMe siento más contento de lo que creía que iba a estar, que el libro se haya hecho de lectores es algo que no creía posible hace 15 años, yo pensaba que iba a ser siempre arar en el mar, una brega inútil, pero ahora resulta que empiezo a encontrar lectores más allá de mis propias expectativas, incluso, entre comillas, más allá del círculo que me toca, me parece maravillo, para decirlo con palabras de Charly García: ahora no estoy más tranquilo, ¿por qué tendría que estarlo? Todavía seguimos sin entender y todavía me siento un anormal, pero está bien, está bien…
Publicado en La Jornada Aguascalientes
    
    
     http://www.lja.mx/2013/07/entrevista-...
http://www.lja.mx/2013/07/entrevista-...Alberto Chimal nació en 1970. Autor de más de una docena de libros de narrativa, ensayo y dramaturgia, ha sido considerado uno de los escritores más originales y enérgicos de su país y uno de los 100 mexicanos más destacados de su generación. Entre sus libros están: El último explorador (2012), Los esclavos (2009), La ciudad imaginada (2009), Grey (2006), La cámara de maravillas (2003), El país de los hablistas (2001), Gente del mundo (1998), entre muchos más. En sus obras Chimal explora temas e intereses de una variedad inusual, desde la literatura de imaginación hasta el realismo y la tradición clásica.El trabajo de Chimal ha sido reconocido con diversos premios, entre los que destaca el Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí, el “Nezahualcóyotl” (1996), “Benemérito de América” (1998) y “Kalpa” (1999), así como el premio de narrativa “Sizigias” (2001 y 2005) y la beca para Jóvenes Creadores (1997-98) del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.En 2002, Chimal fue artista residente en el Banff Centre for the Arts en Canadá. Alberto Chimal es maestro en Literatura Comparada por la Universidad Nacional Autónoma de México e imparte cursos en la Universidad Iberoamericana y la Universidad del Claustro de Sor Juana. Entre 2007 y 2010 fue miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, institución mexicana que patrocina el trabajo de artistas de diversas disciplinas.La Torre y el Jardín, su segunda novela, fue finalista del Premio Rómulo Gallegos 2013, La Jornada Aguascalientes tuvo la oportunidad de conversar con Alberto Chimal sobre este texto y otras apuestas. Éste es el resultado:
Erosión de esta idea vertical de la cultura Yo creo que hace 30 o 40 años, ya no digamos La Torre y el Jardín, una carrera como la mía habría sido impensable, porque no le debo nada a nadie, porque no he tenido que ir a pedir favores a nadie, porque no me he comprometido con ninguna autoridad, la diferencia es que la sociedad está más abierta, los medios de comunicación no están bajo el control de ningún poder fáctico único, hay varios, pero ninguno tiene la totalidad de los canales de información controlados y hay un montón de huecos por los cuales, el monolito, el carro completo, de la literatura mexicana como la conocíamos en el siglo XX pues está abierto a un montón de influencias y posibilidades a las que les había dado la espalda; mi caso no es único, gran parte de la narrativa de la violencia y el narco habría sido impensable también, habría sido vista como una especie de insulto a la labor de las autoridades policiacas, sin embargo ahí la tenemos y es sumamente popular, porque no depende de las autoridades culturales.Hay cierta erosión de esta idea vertical de la cultura, que es a las que les molesta que exista un libro como el mío, o una obra como la de autores como José Luis Zarate o la de Rogelio Guedea, o la de Cristina Rivera Garza, o la de Carlos Velázquez.
Sobre La generación ZMe gustaría pensar que lo que hago representa la propuesta de ciertas nuevas formas de leer, de leer la tradición por una parte y de leer lo que está ocurriendo en este momento para manifestarlo a través de la escritura, una lectura distinta. Los textos de La generación Z tienen que ver, en parte, con mi cuestionamiento de esta atmósfera actual de la literatura mercantilizada, donde lo que cuenta es lo que se puede comprar, lo que se puede promover más allá de la propia obra, y en el caso de la gente más o menos de mi edad, la apariencia de la juventud, de lo cool, de lo hispter, de lo aparentemente de moda, que es un problema serio dentro del propio gremio de la literatura, cada vez más parecemos interesados en la imagen y no en escribir, una imagen que se difunde de las redes sociales, de los medios, por medio de una serie de canales de comunicación y de estrategias que tienen muy poco que ver con la literaturaLo que mi trabajo podría representar es un modo de allegarse lectores, por otros medios, a partir de otras propuestas, no creo ser el único, pero creo que sí, por lo menos muy significativo en los últimos años de mi carrera eso es lo que ha sucedido con mi trabajo y es un poco ir a contrapelo de los caminos tradicionales, cuando yo comencé gran cantidad de puertas estaban cerradas, puertas que ahora están abiertas para los más jóvenes. Hace 15 años, por una extraña carambola del destino, me tocó ser invitado a una de esas comidas de postín, de ésas que hacen en salones apartados de hoteles, vino un escritor canadiense, William Gibson, y me acuerdo que nadie me dirigió la palabra, había dos personas, una a mi derecha y otra a la izquierda y yo tenía que estar agachado para que pudieran hablar entre ellas, muchas personas de mi edad y mayores tuvieron que pasar por lo mismo, y es una experiencia muy desagradable porque de alguna manera, lo que a mí me sugería es que había otros lugares donde se podría establecer ese tipo de contacto pero eran inasequibles, para mí la posibilidad de utilizar otros medios, de dar a conocer mi trabajo por otros medios, fue crucial, porque las puertas institucionales estaban cerradas, ahora algunas están abiertas, pero ha sido a través de picar piedra, de buscar alternativas, yo creo que bastante de lo que he podido hacer con mi trabajo ha sido a través de buscar estas alternativas, en lugar de esperarme sentado o ponerme a ver cómo agradaba a esas autoridades
Sobre la literatura de la imaginaciónEl hablar de literatura de imaginación no es tratar de establecer un género distinto, sino tratar de que se lea de manera diferente lo que ya hay, el término “literatura fantástica” está secuestrado por los que venden a Harry Potter y los que venden la fantasía heroica, la épica estilo Tolkien, si todas las lecturas de lo que llaman fantástico van a implicar un prejuicio negativo a partir de que se piense de inmediato en aquellos modelos de lengua inglesa, yo no quiero eso, yo quiero utilizar lo que me plazca de la tradición literaria mexicana y de las tradiciones literarias de occidente, a las cuales tengo tanto derecho como cualquier otro escritor, y quiero utilizarlas en la proporción que a mí me plazca para contar lo que yo quiero, y quiero ser leído a partir de lo que el texto ofrece, sin necesidad de estar constantemente defendiéndome por escribir algo que no he escrito.Durante muchísimo tiempo, al menos aquí en nuestro país, hemos leído toda nuestra tradición de una manera sesgada, estrecha, excluyente, a mí lo que me interesa es que haya más maneras de leer, que se lea de una manera más incluyente.
Sobre La Torre y el JardínAventura es la actividad de internarse en un lugar que no se conoce con el propósito de lograr un objetivo y al mismo tiempo, enfrentarse con esas condiciones adversas, la aventura es adentrarse en lo desconocido, lo peligroso, lo incierto y eso es la novela, lo que a mí me interesa cuando digo que se trata de una novela de aventuras, es que eso pasa, no me estoy inventando nada, en la novela dos personajes se meten a un lugar que no conocen, se enfrentan a una serie de imprevistos que no habían imaginado siquiera y todo lo hacen para tratar de llegar a cierto lugar de ese espacio desconocido en el cual desean encontrar algo, ese es un modo muy burdo pero totalmente exacto de resumir el argumento de La Torre y el Jardín, y lo que me interesa a la hora de enfatizar el asunto de las aventuras es que yo creo que un serio problema que tenemos es que estamos demasiado obsesionados con la idea de los subgéneros, con la idea de las clasificaciones, para compartimentar y descalificar igualmente, yo no soy un escritor de fantasía, yo no soy un escritor de ciencia ficción, yo no soy un escritor de nada, porque de hecho, la idea que tenemos de los subgéneros es una idea equivocada que proviene de una cultura y un mercado literario que no son los nuestros, la idea proviene de la cultura anglosajonaYo digo que no soy escritor de esto o de aquello, soy un narrador, porque a mí me interesa algo distinto, me interesa que leamos lo que nos rodea y en especial nuestra propia tradición más allá de esa categorización que no le sirve, que le queda chica y que además crea una gran cantidad de distorsiones en la lectura.Martín Solares es un editor muy acucioso, pero sobre todo es un editor muy atento en el sentido de que tiene muy buen ojo y eso es algo que se agradece en un medio donde muchos editores no leen lo que publican. Martín Solares no sólo lo lee, lo desmenuza, lo vuelve a armar y tiene, digamos, como una actitud que permite muy fácilmente dejarse de esa actitud ególatra que tenemos a la hora de escribir por la cual creemos que ya nadie debe de tocar nuestro texto, con él se trata de seguir trabajando en él, y resulta que con el editor adecuado, sí se puede potencializar el texto sin traicionarlo, yo tenía esa experiencia con Los esclavos y con La Torre y el Jardín me ha sido muy útil. Martín pasó a trabajar en Océano, me propuso que la novela que él ya había empezado a ver se publicara en esa colección y me interesó mucho, tanto por trabajar con él como por el hecho de que Océano es una editorial a secas, no es exclusivamente “literaria”.Con La Torre y el Jardín me está pasando lo mismo que con Los esclavos, está siendo mejor leída afuera del establishment, de los estamentos culturales convencionales, las mejores lecturas que me he encontrado tanto de una como de otra novela, en parte han sido hechas en el extranjero y han sido hechas por ciudadanos de a pie que están moviéndose por otros medios, por otro tipo de canales, una de las mejores reseñas de La Torre y el Jardín la hizo Edmundo Paz Soldán en el Boomerang; donde mejor se ha abierto paso el libro es afuera de estos espacios institucionalizados y eso me parece muy significativo porque si bien Los esclavos era algo totalmente distinto a lo que se suponía que yo hacía, al final terminó creando sus propios lectores.A medida que avanzaba en La Torre y el Jardín tenía dos impresiones muy frecuentes, uno, que iba a ser una novela muy larga, muy densa, mucho más densa de lo que yo hubiese hecho nunca y que estaba internándome en esa hechura y en esa densidad totalmente a sabiendas, es decir, podría haber renunciado a contar todo lo que pretendo contar en esa novela o haber buscado una estructura más simple para contarlo, pero en algún punto del proceso decidí que quería hacer una novela literariamente muy ambiciosa, que tratara de proponer, de renovar incluso, ciertas maneras de contar o ciertas maneras de decir, más allá de los ingredientes que estuviera utilizando para crear la historia, más allá de si tal cosa proviene de lo fantástico, si proviene de la literatura de ciencia ficción o del erotismo subterráneo o lo que fuera, aunque los materiales fueran provenientes de estas regiones de la literatura que a mí me interesa leer de otra manera, vindicar de otra manera, el resultado tenía que ser leído –pensaba yo– estrictamente como una novela, como mi propia aportación lo que representa la novela y los cambios que ha tenido a lo largo del tiempo, más allá de cualquier otra categorización. Eso me hizo pensar que de lo que estamos hablando es no de sacrificarlo todo para defender ciertas historias que nos gustan, porque a mí me encanta Philip K. Dick, Ray Bradbury, Edgar Allan Poe, Borges y no voy a renunciar a ninguno de ellos, pero al mismo tiempo se trata no solamente de rendirles homenaje, se trata de llevar más adelante todo eso, utilizar los ingredientes de la tradición de una forma distinta, que pueda insertarse de otra manera en el gran cuerpo de la tradición, que quién sabe qué significará en esta época esa frase, pero ahí está, seguimos recordando cosas que se hicieron en el pasado y seguimos utilizándolas como influencias en el presente.Yo quisiera ser mejor lector de poesía de lo que soy, los fragmentos de poesía que aparecen a lo largo de La Torre y el Jardín, son fragmentos de lecturas que he venido haciendo con los años, para orientar al lector en uno de los varios juegos que tiene el libro, los primeros versos que se mencionan son versos muy conocidos, sale por ahí Octavio Paz, luego ya se van yendo hacia otros lugares que tienen que ver más con mi propia vida de lector de poesía, sale por ahí José Carlos Becerra que es poeta que admiro muchísimo, sale por ahí David Huerta que es mi maestro y un amigo muy querido, salen poetas raros, de otras tradiciones, una parte de ese acopio es algo en lo que me ayudaron algunas personas vía mi sitio (http://www.lashistorias.com.mx/), hice una convocatoria: “mándenme versos” y de ahí tomé algunos para agregarlos. En principio agregarlos era uno de los juegos, siempre me cuesta mucho trabajo hablar de esto porque me gustaría que la gente los descubriera, y es algo también de lo que más me entristece a la hora de ver ciertos comentarios o ciertos porciones de la percepción de mi trabajo, algo que me ha interesado mucho siempre, desde hace muchísimos años, es utilizar este tipo de referencias para darle como otras capas, posibilidades de sentido al texto, y está en todos los libros que he hecho, por lo menos desde el año 2000, esta intención de jugar un poco más con referencias, con intenciones, con el entramado, la estructura, para que en eso también haya algo. Un colega, muy cínicamente, me decía: la gente no se da cuenta de esas cosas, la gente no lee bien… curiosamente me he tenido que dar cuenta con mucha gente que no lee bien, caray, que no quiere leer, eso es peor, pero es parte de lo que a mí me interesa, de lo que me alienta a la hora de trabajar y en el caso de La Torre y el Jardín fue también así, también la idea de construir como esta antología poética dentro del libro, que apunta a muchísimo lugares a la vez, una larga lista de lecturas, pero más allá de eso, algo de lo que me interesaba también era ponerle contrapeso a las partes más horribles de la trama, las partes más perversas y violentas, que tiene muchas, pero no es nada más eso, lo que yo quisiera pensar es que en el fondo hay, entre otras cosas, una idea de lenguaje de la imaginación contra la violencia, contra el abuso del poder y el lenguaje que va contra ese abuso del poder, se da de varias formas, lo menciona explícitamente uno de los personajes (Isabel), se manifiesta en varios episodios y está también en la base, lo que abre los espacios de la Torre no es la violencia es la poesía, es la belleza, y lo que está en el mero fondo de todo el edificio, de todo el libro, con todo lo extraño y lo cruel que pareciera ser, es también una forma de belleza, al menos ésa es mi intención, y en eso está también otra postura que me parece muy clara en relación con el mundo presente: el lenguaje, el pensamiento, no puede nada más limitarse a describir la violencia o el mal, tiene que oponerse a ella, si no por otra razón, porque esa oposición o esa resistencia es de las pocas formas de la cuales se puede seguir manteniendo la viabilidad de la especie, yo lo creo así, ya no digamos la viabilidad de una cultura o sociedad, la viabilidad de la especie depende de resistir a esta violencia en la que a veces parece que nos gusta revolcarnos, a esta especie de cinismo, de conformismo, La Torre y el Jardín la empiezo a escribir –y ésa es otra influencia del contexto– junto con el resto de las aventuras del personaje que aparece ahí (Horacio Kustos) en el primer momento de la gran indigestión ideológica de comienzos del siglo XXI, ese momento en el cual se cancelan todas las famosas utopías del siglo XX, se ve el resurgimiento de gran cantidad de males que se había decidido ignorar: el terrorismo, los nacionalismos, las guerras civiles… y en las sociedades más o menos acomodadas, lo cual incluye a México a pesar de todos los problemas que tenemos, nuestra inteligencia sigue estando sumamente bien acomodada, hay en lugar de un movimiento en cualquier otra dirección hay una especie de celebración del hastío y el aburrimiento, es la época en la cual en internet, en los medios, están de moda todos estos textos acerca del cinismo, del tedio, de la contemplación del desastre de las destrucción desde un cómodo sillón en la colonia Condesa, a mí eso me parecía repugnante, se sigue pareciendo repugnante, ahora estamos en otra cosa, pero Horacio Kustos y otros proyectos, entro otros impulsos tienen la intención de oponerse explícita y fervientemente a esa actitud de conformismo cínico, todos estos comentaristas de la destrucción y de la malevolencia humana, lo hacen desde una posición extremadamente cómoda, hay que revisar los archivos de la blogósfera literaria, la gente que más insistía, por ejemplo cuando la Guerra del Golfo, en repetir estos clichés de que el hombre es el lobo del hombre, no hay nada que hacer con la naturaleza humana, de que todos somos violentos por naturaleza, quienes decían esto era gente que no estaba sufriendo, era gente que no estaba sujeta ni siquiera a las versiones locales de la violencia, eso me parecía y me sigue pareciendo horrible.
El Poder y lo PerversoLo que más claro me queda con la escritura de novelas como Los esclavos o La Torre y el Jardín y con los otros proyectos que tengo todavía, es que la parte más política de mi trabajo tiene que ver con la crítica del autoritarismo.Particularmente el asunto del poder, lo perverso comienza a ocupar un lugar importante a partir de que empiezo a trabajar de lleno en La Torre y el Jardín, pero de eso hace mucho tiempo, yo digo que gran parte de los proyectos que escribo durante esta primera década del siglo, si no es que todos, son extensiones o son ecos del trabajo de la novela, las sectas religiosas que aparecen en Grey o la propia novela de Los esclavos, con la perversión por delante o el libro de la Ciudad imaginada que tiene que ver con los espacios físicos pero también con el espacio de la imaginación, igual que sucede con el edificio de La Torre y el Jardín, en cualquier caso tanto el poder como la perversión se relacionan de varias formas y también ahí, en esa relación entra como cuña, la idea de la imaginación, la perversión o la parafilia, la idea del comportamiento “anormal”, pasa, para quienes la practican con el dar o recibir poder o tomarlo, o verlo arrebatado de uno mismo, con renuncias reales o fingidas y tiene que ver también con el motivo de esas renuncias, que en muchas casos es el intento de una satisfacción o el combate a una frustración que se articula por medio de una historia, las famosas fantasías, sobre todo las fantasías de tipo sexual, son en muy buena medida ese tipo de historias que se inventa casi toda persona maneras de lidiar con la frustración cotidiana construyendo, aunque sea temporalmente, una ficción donde esa frustración pueda desaparecer, donde pueda haber un pequeño espacio de consuelo, de solaz, de acción, que no obedece a las reglas impuestas desde afuera sino a las que uno mismo crea, cuando cierto tipo de esas fantasías se intentan llevar a la práctica, dado que hay siempre esta oposición entre lo que uno desea y lo que existe, hay todo un trasiego, un rejuego, el poder que tiene uno contra el poder del mundo, el poder de los que te rodean y eso me parece que se puede ver también en muchas otras esferas de la vida cotidiana, los políticos que solemos tener en este país, parecen estar viviendo constantemente una fantasía de su propia invención donde son los dueños de todo y sólo porque tienen temporalmente el poder pueden pasar por encima de mucha gente y darle vuelo a toda clase de deseos que vistos en un ciudadano de a pie nos parecerían bestiales, y lo mismo sucede no solamente en el ámbito del poder político sino en el ámbito de lo mediático, que es otra parcela muy extraña, muy terrible y muy importante de nuestra vida social y que va de los opinólogos, los comentócratas que se llaman ahora, hasta las celebridades, vicariamente quizá, utilizamos a esas celebridades que nos utilicen de muchas formas Las sociedades que hemos construido viven en un malestar constante, han sido tales que estamos sujetos a una constante frustración que solamente aprendemos a paliar por medio de trasladarnos vicariamente a la vida de alguien más o inventarnos otra vida por medio de fantasías, y esas fantasías sólo pueden realizarse si se tiene cierto poder sobre el mundo, sobre los que nos rodean, y ese es un tema constante de nuestra vida actual, que se manifiesta de muchas formas y del cual no se habla tanto, a mí me interesaba hablar de eso, y en eso hay una postura política, porque a mí lo que me parece es que lo que está en juego, finalmente, es hasta dónde llega esa voluntad de poder, en qué momento se convierte en abuso, en qué momento se convierte en injusticia, en crimen, ¿dónde hay que trazar la raya? Las líneas divisorias que solemos trazar entre el comportamiento adecuado y el inadecuado, el moralmente aceptable y el moralmente inaceptable son líneas que se trazan de una manera muy extraña, porque en ellas tiene muy poco que ver el respeto por la persona, tiene que ver más bien la posición real o percibida de la gente en la escala social, a partir de su fama o de su dinero.
Hacia los lectoresMe siento más contento de lo que creía que iba a estar, que el libro se haya hecho de lectores es algo que no creía posible hace 15 años, yo pensaba que iba a ser siempre arar en el mar, una brega inútil, pero ahora resulta que empiezo a encontrar lectores más allá de mis propias expectativas, incluso, entre comillas, más allá del círculo que me toca, me parece maravillo, para decirlo con palabras de Charly García: ahora no estoy más tranquilo, ¿por qué tendría que estarlo? Todavía seguimos sin entender y todavía me siento un anormal, pero está bien, está bien…
Publicado en La Jornada Aguascalientes
        Published on July 29, 2013 13:26
    



