Edilberto Aldán's Blog, page 38
June 23, 2021
Consulta
Someter la procuración de justicia a consulta popular es, por decir lo menos, una estupidez, es obligación del Estado investigar y sancionar los delitos, todos y sin distinción de quién los cometa, eso no se puede cambiar porque una mayoría confunda venganza con justicia, que es lo que hace la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador de someter a juicio penal a los expresidentes.
De acuerdo al INE, la Consulta Popular es un mecanismo de participación en el que la ciudadanía expresa su opinión sobre un tema de trascendencia nacional, la procuración de justicia lo es, por supuesto, pero en el ejercicio que se realizará en agosto, eso no es lo que está en juego, se trata solamente de avalar un gesto de López Obrador, quien sostuvo que él no va a participar, pero que la promueve porque tampoco quiere pasar a la historia como “tapadera, alcahuete”; además, al exponer las razones por las que el presidente quiere que se persiga a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox y Ernesto Zedillo Ponce de León, aparte de que no hay una sola prueba, lo que hizo López Obrador fue demandar venganza por los fraudes electorales de los que cree que fue víctima e insistir en la maldad de los políticos de los regímenes anteriores.
López Obrador acusa a los expresidentes por privatizar empresas del Estado (Salinas de Gortari), del Fobaproa (Zedillo), de traición a la patria a Fox por cargar los dados para que su partido ganara la presidencia Calderón, y a Felipe Calderón lo acusa no de la guerra contra el narco, sino de haberlo hecho “sin atender las causas”, mientras que Peña Nieto debe ser juzgado por “los actos evidentes de corrupción”; pero nada de eso estará en la boleta de la consulta, que al final quedó de la siguiente manera:
“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.
Para que el resultado de la Consulta Popular sea vinculante se necesita 37 millones de votos, ¿para que obligue a qué?, quién sabe, es posible que no se reúna esa cantidad de votos, sobre todo porque el presidente públicamente no alienta la participación en este ejercicio y tampoco promovió los recursos extraordinarios que requiere el INE para realizarlo; con esa actitud, López Obrador está condenando al fracaso un mecanismo novedoso para los mexicanos, sólo para sentirse a gusto ante el juicio de la historia.
Condena al fracaso no sólo por el desdén con que la mira el presidente, o porque no hay una idea clara de a qué van a obligar los resultados de la Consulta, además la discusión pública que se está desarrollando sobre este ejercicio cuenta con argumentos pobrísimos pues no ha faltado quien diga que los recursos que se va a gastar el INE en realizarla deberían dedicarse a otra cosa.
La idea de la consulta popular es magnífica, debería movernos a participar, a fortalecer el ejercicio de la ciudadanía, pero le pasó lo que le ocurre a todo lo que toca la Cuarta Transformación con su polarización simplista, lo convierte en un chiste.
Coda. Una idea de Jesús Silva-Herzog Márquez sobre la ceremonia del voto: “El voto no es simplemente un pedal de premios y castigos. Una ficha de contratación o una sentencia de desahucio. Así nos lo ha pintado la doctrina que reduce la democracia a una tecnología selectiva: el utensilio para el escarmiento de los malos gobiernos. Votar para librarnos de incompetentes. El sufragio, sin duda, pretende servir de correctivo, pero no es sólo eso lo que convoca a los votantes a la ceremonia electoral. El mensaje que proyecta trasciende esa lógica instrumental. El voto es también una carta de pertenencia”, con sus bufonadas, López Obrador consigue menospreciar ese ritual.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 22, 2021
Derrotados
A todos los que el presidente Andrés Manuel López Obrador considera sus adversarios los descalifica, ingenioso como es para inventar apodos o frases matonas, predica con el ejemplo y sus fieles ya saben lo que tienen que hacer cuando alguien, quien sea, les sale respondón o no apoya a la Cuarta Transformación, con esa simpleza han disminuido la idea de una necesaria oposición o los contrapesos al poder.
La descalificación como método, no es casualidad que en su discurso diario López Obrador insista en desacreditar a quienes no piensan como él, no sólo está respondiendo de acuerdo a su carácter bravucón, proporciona a sus fieles las herramientas indispensables para mantenerlos a su lado, lo defiendan y ataquen a los otros, sin importar los motivos del desacuerdo.
Los valores que el presidente propone son simples, cualidades que cualquiera desearía tener, prácticas morales con las que es fácil identificarse, sobre todo, una aspiración a cumplir. Quienes quieran ser como él, quienes están con López Obrador lo único que tienen que hacer es no mentir, no robar y no traicionar; una imagen a la que cualquiera desearía corresponder, tan sencilla que es fácil que cualquiera se crea que basta decir para ser.
Es posible que López Obrador no mienta, no robe y no traicione, vamos aceptar sin conceder, porque el problema es que hay millones de seguidores que juzgan y hablan a partir de creer que su conducta es la misma que la del presidente, con esa superioridad moral le hablan al resto del mundo, mejor dicho, así callan a los otros los tetratransformistas, pues no aceptan ninguna conversación que no sea en sus términos, y como ellos no roban, mienten o traicionan, suponen que los otros sí lo hacen, más que suponer aseguran, y si son militantes de Morena, peor.
Es posible, insisto, que López Obrador sí sea fiel a su prédica, pero eso no implica que sus seguidores mantengan esas conductas, porque los integrantes de Morena han hecho todo lo contrario al discurso presidencial, han mentido, robado y traicionado. A partir del comportamiento de cientos de sus candidatos en las elecciones recientes, con sus prácticas, los morenitas perdieron el privilegio de llamar moralmente derrotados a quienes se oponen a la Cuarta Transformación.
Sus candidatos impresentables igualan a Morena con lo peor del PRI cuando era el partido hegemónico, desde los métodos de selección, esas encuestas que no son otra cosa más que el disfraz del dedazo hasta el apoyo a personajes acusados de delitos y agresiones, sin olvidar que no hubo una sola entidad federativa donde los militantes de Morena no denunciaran malos manejos por parte de las dirigencias; si algo se repitió en la elección pasada, fueron esas quejas del morenaje porque antes que formar un partido, elegir un representante de entre la militancia o elegir a quien defendiera una causa, la organización prefirió atender los dictados de la dirigencia nacional, sin ninguna atención a los cuadros locales.
Las mentiras de Morena sobre la vacunación, el uso ruin que hicieron con su propaganda, igualan a ese partido con lo que tanto dicen odiar, el uso miserable del miedo al contagio y vender que ellos destinaron presupuesto para la compra de vacunas o que el mismísimo presidente las repartía, los exhibe como practicantes de los mismos métodos del antiguo régimen, sólo que en vez de usar los colores de la bandera, enarbolan la palabra de López Obrador.
De nuevo, aceptando sin conceder, es posible que López Obrador tenga una idea acerca del Instituto Nacional Electoral que su pueblo bueno merece y que esa coincida con una institución democrática, aún no se sabe qué es lo que quiere hacer el presidente con el INE, lo que no justifica el comportamiento indigno de los candidatos perdedores de Morena, quienes durante la campaña y tras la jornada de votación, descalificaron al Instituto, traicionando el espíritu democrático con que se juega al postularse para un cargo de elección.
Morena no es López Obrador, lo peligroso es que un día López Obrador dejará la presidencia y el monstruo en que se apoyó para llegar al cargo se quedará.
Coda. Morena ha mentido, ha traicionado y ha robado, ¿con qué superioridad moral cancelan la conversación necesaria para el futuro del país?
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 21, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes, alto a la violencia política
Pide la alta comisionada de la ONU en Derechos Humanos, Michelle Bachelet, al gobierno de López Obrador que investigue y ponga un alto a la violencia política y a los ataques a los institutos electorales
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Ausencia
A lo largo de este domingo no he podido dejar de recordar una y otra vez este aforismo de Lichtenberg: “Él me desprecia porque no me conoce. Yo desprecio sus acusaciones porque me conozco”, y es que durante la celebración del Día del Padre no he podido evitar ver los mensajes en las redes sociales donde antes que felicitar a los hombres que tienen hijos, una mayoría buenpedista se ve obligada a recordarnos que los padres somos hombres y, por ello, ejercemos una masculinidad tóxica sobre el mundo que nos rodea.
Antes que simplemente felicitar a quienes son padres, las redes se inundaron de mensajes en los que se daba permiso a festejar sólo a aquellos que encajaran en el modelo de paternidad responsable; pareciera que los hombres, antes que pensarnos como personas, estamos obligados a asumir que todo lo que aprendimos para construir nuestra masculinidad está equivocado porque lo hacemos a partir de la socialización de género diferenciada.
La superioridad moral con que unos deciden echar en cara la paternidad irresponsable de millones de mexicanos usa datos del Inegi como argumento, como que el 67.5% de las madres solteras no reciben pensión alimenticia; otro, en México, en 4 de cada 10 familias está ausente el padre, y esa ausencia violenta a niños y niñas de múltiples maneras. Los datos son irrebatibles, pero la interpretación puede ser otra, sin justificar a quienes no se hacen responsables de sus hijos, para discutir esas cifras es necesario buscarle contexto, contarnos las historias que hay detrás de cada ausencia, porque para entender el mundo y poder modificarlo no se puede caer en la simplificación de las mujeres buenas que salen adelante solas al ser abandonadas y los hombres malos que se ausentan por placer.
La ola de mensajes que se abrogan la obligación de hacer de México un país de hombres responsables, tiene la enorme falla, considero, de no buscar un diálogo hacia cómo se pueden modificar las conductas sino simplemente señalar los errores, a quienes creen que se colocan del lado bueno de la historia les basta construir un molde que raya en la caricatura y ahí meten a quien desean criticar.
Yo soy padre divorciado, seguro formo parte de la estadística del Inegi que indica la ausencia en 4 de cada 10 familias, sin embargo, nunca he faltado a mi derecho de otorgar la pensión para mi hijo, pero los llamados de los buen pedistas a realizar una celebración bien pensada y merecida, me obligan a colocarme en el modelo que critican, además cualquier observación que pueda hacer sobre esa caricatura es inmediatamente descartada porque no asumo que mi masculinidad, por el simple hecho de ser, es tóxica. La herencia de mi padre se reduce a que me enseñó a ser hombre en un contexto donde todo lo que pudo enseñarme estaba mal, no importa si él iba al mercado, hacía trabajo doméstico o cumplió de manera responsable como persona y, en la medida de sus posibilidades, intentó transmitir todo su conocimiento del mundo a sus hijos; nada de lo que pude haber aprendido de él logra superar la prueba de los críticos que reducen la masculinidad a la violencia y el abuso.
Como padre, todos los días reviso el ejemplo que mi hijo está recibiendo de mi parte, lo que hago con y para él requiere de un diálogo entre nosotros, con su madre, para evaluar que lo que aprende le sirva para desarrollarse como persona, sin esa conversación nada de lo que haga servirá porque no hay posibilidad de realizar una evaluación; como hombre no consigo imaginar lo que haría para y con mi hijo si parto de que todo lo que soy está mal y debo asumir que es necesario cambiar para no corresponder a la caricatura de la paternidad irresponsable con que los que se sienten buenos inundaron las redes sociales.
¿Cómo ser mejores personas, mejores ciudadanos?, esa es la conversación que no estamos teniendo y nos hace mucha falta.
Coda. Lichtenberg: “Una regla de oro: no hay que juzgar a los hombres por sus opiniones sino por aquello en lo que sus opiniones los convierten”.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 18, 2021
Trampa
De acuerdo a la observación electoral que realizó Transparencia Mexicana, A.C. el 6 de junio, 2 de cada 3 votantes llegaron a las urnas sin información sobre las candidaturas, ejerciendo su derecho, esos ciudadanos cruzaron la boleta sin tener muy claro quiénes eran los candidatos que durante las campañas le ofrecieron la luna y las estrellas para obtener su voto. A pesar de los esfuerzos que realizó el Instituto Nacional Electoral, indica el reporte de la asociación, “para difundir la información de candidatas y candidatos, a nivel local los vacíos son evidentes lo que demuestra la injusticia que hay para pedir a la ciudadanía que ejerzan un voto informado”.
La vía simple es acusarnos de no estar al pendiente de la información que el INE difundió, porque como nunca, las organizaciones políticas emplearon todas las vías posibles para mantenerse en contacto con el electorado, en los últimos meses fue imposible escapar de las campañas políticas, estaban en todas partes, papelería en los buzones, espectaculares en las calles, invadiendo el espacio público, bombardeando a través de los tiempos oficiales y promocionándose en redes sociales; sin embargo, que el INE haya abierto todas esas puertas a los partidos políticos no significa que sea responsable de los contenidos con que esas organizaciones hicieron trampa a la sociedad, pues la calidad de las campañas fue deplorable.
La vía simple es acusarnos de no poner atención y de calificar de deficiente el trabajo del INE, cuando bien visto, las campañas fueron una porquería por culpa de los partidos políticos, en general, su propósito no fue presentar de la mejor manera sus plataformas y sus candidatos, desde el inicio de la contienda electoral propusieron que la elección se trataba de estar a favor o en contra de la Cuarta Transformación. Al colocar en el centro de la elección el apoyo o el rechazo al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, los partidos, todos, escondieron el verdadero propósito al participar en la elección; apuntalar el sistema de partidos para continuar negociando entre facciones y unos cuantos el destino del país.
A cambio de inhibir el voto informado y con ello fomentar la participación ciudadana, los partidos políticos ganan tiempo y terreno para seguir con las mismas reglas del juego donde antes que representar a los electores, hacen todo lo posible para mantener sus cuotas de poder; tan es así, que una vez pasada la elección, la historia que deciden contar es la de un país que va hacia el bipartidismo, ignorando la multiplicidad de opciones por las que, informados o no, votamos.
El cuento de un país dividido sirve sólo a los partidos para no comprometerse con la educación y capacitación política para la que reciben dinero, reducir a dos bandos las millones de expresiones del voto a la conformación de una mayoría y un bloque opositor los exime de comprometerse con las causas y movimientos que mueven al país; los problemas de inseguridad, la desigualdad, la educación, el rumbo económico, la violencia feminicida, la falta de oportunidades no se resuelven juntando diputados o formando bloques de gobernadores o alcaldes, las declaraciones huecas a favor de una visión de país jamás termina de concretarse en proyectos que atiendan las causas que generan nuestros conflictos.
Tan bien lo saben quienes se pelean por los cargos que le dan la bienvenida a la propuesta de López Obrador para desaparecer las diputaciones plurinominales. La artimaña argumentativa simplona del presidente cae en terreno fértil, porque la sociedad está harta de la forma en que los partidos políticos llena los espacios que se les otorgan para informarnos, porque sólo recibimos discursos polarizadores que culpan a uno de los bandos de la ausencia de programas y proyectos que atiendan y resuelvan; es sencillo tomar la propuesta del presidente y decir que sí, porque seguimos desconfiando de los diputados, no porque sean malos por sí mismos, sino porque no se comprometen con la rendición de cuentas y la transparencia que permitiría evaluar sus acciones. Es sencillo también decir que no deben desaparecer las plurinominales y presentar una gráfica desbalanceada que lo único que muestra es la primacía de un color, sin contenido ni consecuencias.
Los ciudadanos ya votamos, ¿cómo evitar la trampa con que los partidos políticos interpretan lo que quisimos decir?
Coda. Cada tanto aparece una cita de Lyndon B. Johnson para animarnos a votar: “El voto es el instrumento más poderoso jamás concebido por el hombre para derribar la injusticia y destruir las terribles paredes que encarcelan a hombres por ser diferentes de otros hombres”, y sí, sólo que el sentido de nuestros votos está siendo simplificado a conveniencia de quienes construyen las cárceles.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 17, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes, observadores electorales
La conversación sobre las elecciones 2021, ahora sobre la observancia electoral
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Denuesto
Vicente Fox desgastó como nadie la figura presidencial, desde el momento en que rindió protesta hasta sus últimas horas como titular del Poder Ejecutivo, hundido en peleas y berrinches, se encargó de confundir empatía con una excesiva confianza, como candidato proyectó una personalidad dicharachera y entrona para conectar con los electores, ya en el cargo le ganó el bufón que siempre fue; de ese tiempo a esta parte, los mexicanos en general somos menos respetuosos con quien esa autoridad.
El primer presidente panista no entendió que el respeto que exige la investidura es un compromiso doble, los ciudadanos estamos obligados a tratar con cierta consideración a la figura y a la persona que ejerce ese mandato, mientras que el funcionario adquiere un carácter, por la sola posesión del cargo, que lo obliga a comportarse de manera digna por que su investidura es resultado de la voluntad popular.
La falta de respeto a la investidura, por parte de la ciudadanía o de la persona que ocupa el cargo afecta la institucionalidad, entre los muchos errores que cometió Vicente Fox destaca el daño que le hizo a la figura presidencial. No importó lo que hicieran Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto, la crítica devino en insulto, en vez de realizar señalamientos sobre el desempeño aumentaron las burlas hacia la persona.
Andrés Manuel López Obrador presume ser el presidente más atacado desde Francisco I. Madero, pero eso sólo lo creen sus fieles, las burlas a Enrique Peña Nieto, su esposa y su familia eran devastadoras, los traspiés del último presidente priista eran magnificados de forma inmediata, el pitorreo se hacía viral. Cuando López Obrador ganó la presidencia, con su figura de padre bueno y respetuoso, así como por la adoración de la que es objeto por millones, todo indicaba que la investidura presidencial recuperaría algo del lustre que se encargó de manchar Vicente Fox; así ocurrió durante los primeros meses.
Durante los primeros meses, el actual presidente se condujo con la dignidad que merece el cargo, sin embargo, el desgaste al que se expone todos los días en la conferencia matutina y su obcecación con tener la razón, además de su carácter abusivo contra sus adversarios, lo llevó a inventarse un perchero imaginario donde puede colgar momentáneamente la investidura presidencial y así violar la ley, salirse con la suya.
El presidente se distingue por no emplear lenguaje altisonante, lo que no significa que se conduzca con respeto hacia quien cree sus enemigos, hábil intercambia las groserías por insultos anacrónicos, frases ofensivas y chistes injuriosos, agravia a sus contrarios todos los días y a la menor provocación, el denuesto es lo suyo.
Todos los días López Obrador se inviste de un aura de dignidad que se basa en remarcar la diferencia de su persona con la de los malos, los corruptos, los traidores, los del régimen anterior, ha sido tan hábil que sus seguidores se han transformado en guardianes de esas cualidades, nada hace reaccionar peor a un tetratransformista que una crítica al presidente, furibundos demandan respeto por la persona y las promesas que les ha hecho, con amnesia selectiva dejan de observar que cuando ellos hacen señalamientos a los adversarios de López Obrador hacen uso de un lenguaje soez, vulgar, descalificaciones que sólo tienen el propósito de lastimar, no de evaluar.
El conmigo o contra mí de López Obrador, sus seguidores lo han convertido en una defensa a ultranza de cualquier cosa que haga el presidente, no se le puede señalar nada; eso, López Obrador lo ha transformado en un permiso para comportarse de manera distinta a la que merece la investidura presidencia, de ahí que se haya inventado el perchero invisible.
Esencial, quien se lleva se aguanta y el insulto define más a quien lo emite que a quien se intenta descalificar, ¿se equivocó Héctor Aguilar Camín al llamar “pendejo petulante” al presidente? No, no lo hizo públicamente, lo que exhibió López Obrador en la mañanera fue una conversación privada, lo que también habla más de él que del escritor.
Exponer en la conferencia mañanera a Aguilar Camín tiene como propósito que sus fieles destrocen al escritor, que le hagan pagar por sus palabras, para eso arroja ese anzuelo al pueblo bueno, para que revienten al director de Nexos, ¿ese es el respeto que merece la investidura presidencial?
Coda. Un poemínimo de Efraín Huerta:
REFRAÍNICO
El que
A hierro
Mata
A yerro
Muere
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 16, 2021
Elecciones 2021, en y desde Aguascalientes
La conversación diaria sobre las elecciones, nuevas impugnaciones al proceso electoral en Aguascalientes
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Disimulación
El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que va por tres reformas constitucionales: la eléctrica, para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad; la electoral, para que el Instituto Nacional Electoral “sea el mismo, o sea, pero verdaderamente independiente”; y una de seguridad, para que la Guardia Nacional “forme parte de la Secretaría de la Defensa Nacional como existe la Fuerza Aérea, de la Defensa, una rama, porque también no quiero quedarme con la responsabilidad de no haber propuesto las cosas que considero convienen al país”.
La disimulación es la estrategia favorita del presidente, con halagos a su fidelidad endulza el oído de sus seguidores, con sus definiciones se coloca en el extremo opuesto a sus adversarios, con su verborrea no logra ocultar sus verdaderas intenciones.
Antes que aceptar que incumple sus promesas, como la de la no militarizar la seguridad pública, lleva los cuestionamientos a donde nunca han estado para así justificarse; la posibilidad de una reforma fiscal la reduce a jurar que no aumentará impuestos y de ahí pasa a la reforma eléctrica que hará se cumpla su capricho sobre el papel de la CFE; su intención de desaparecer al INE, lo transforma en un deseo de venganza contra ciertos consejeros, pues al final dejará al instituto como está; entregar la seguridad pública al Ejército, lo transforma en una obligación para consigo mismo, “no quiero quedarme con la responsabilidad de no haber propuesto las cosas que considero convienen al país”, equivocada o no, consensuada o no, qué importa, lo importante es lo que juzga bueno para él.
Antes de indicar que entregaría la Guardia Nacional al Ejército, López Obrador divagó sobre las características de los verdaderos demócratas, un amasijo que sólo destacaba las virtudes morales, para llegar al gasto excesivo y desde ahí, inventar el infierno del futuro en donde no se haga su voluntad, por eso militarizará la seguridad pública, porque sus hijos no saben cuidar lo que él ha creado, el presidente no necesita más argumentos, porque lo que está en peligro es su obra, lo que considera su legado.
Estoy convencido que López Obrador no es un dictador, pero sí un tirano, uno que intenta congelar el tiempo en el ahora, donde las expectativas que ha generado, las promesas que ha realizado, pintan un futuro mejor, un lugar al que el presidente no se arriesgará a llegar, porque sabe que en la comprobación se diluye la alegría de la esperanza, por eso le fascina la disimulación, ahí nunca pierde.
Coda. “Pero, verás, Majestad, yo lo comprendo. No es tarea tuya comprender, sino sólo, gracias a las ceremonias del terror, generar esta estupenda, insondable, sonora y tácita disimulación, que tú deberás, así te corresponde, tratar con sospecha y, es más, destruir, así dirás, pero que es la gloria, la única y definitiva gloria de tu reino. Si bien vives entre los tañidos y los fragores de los píos y venerables cobres, y eso sea tu cierta realeza, tú serás rememorado en los perdurables arrabales como el Padre del Susurro, el Soberano de los Desertores, el Mayestático de los Blasfemos…”, de Encomio del Tirano, de Giorgio Manganelli.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXJune 15, 2021
Elecciones, en y desde Aguascalientes
La conversación sobre la Madre de Todas las Elecciones, en esta ocasión sobre las 33 impugnaciones presentadas a las elecciones en Aguascalientes
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