Hugo Camacho's Blog, page 4

September 23, 2015

Scrivener es un gran programa para escritores

Desde hacía ya un tiempo venía oyendo hablar de Scrivener. La gente hablaba maravillas de este programa y los escritores más efectivos que conozco lo recomendaban. Cada vez que oía hablar de él pensaba “Bah, ¿para qué quiero otro Word? Ya tengo el Open Office”. Pero ahí mismo radicaba mi error: Scrivener no es un procesador de texto, sino un programa para proyectos de escritura que además tiene un procesador de texto incorporado. Para que nos entendamos: el Word más todas esas cosas que LogoWord no hace por nosotros y que convierten el hecho de escribir en un rollazo si tienes que hacer algún tipo de consulta en tu material de documentación. Bueno, eso y mucho más.


Desde que lo compré aprovechando una oferta (y eso que no es para nada caro, shame on me), estoy del todo obsesionado con él. Yo funciono un poco así, si algo me gusta, me convierto en su defensor más acérrimo, supongo que ya os habréis dado cuenta.


Hablando en serio, la principal virtud de Scrivener es que está pensado para que te dediques a escribir y pierdas el mínimo de tiempo en otras cosas relacionadas con la escritura pero que no son darle a las teclas. Veamos:



Es una herramienta del todo configurable que puedes dejar preparada para ponerte a escribir, sin más.
Si quieres, puedes hacer uso de las plantillas predeterminadas. Las tienes de novela (con fichas para localizaciones y personajes), de relato, de guión, de ensayo… incluso para hacerte tu libro de recetas.
El binder: es una carpeta que siempre está visible y que te ayuda a organizar todos los archivos. Y cuando digo todos, quiero decir los capítulos que escribas, las fichas de los personajes, las webs y pdfs de documentación, ideas sueltas que se te van ocurriendo, fotos inspiradoras, archivos de sonido (en serio)… Y la tienes ahí, sin necesidad de tener que estar buscando en el ordenador cada vez que necesitas algo.
El panel de corcho: Es un modo de visualizar los archivos en el que cada uno de ellos se convierte en una tarjeta en la que puedes escribir el resumen de lo que contiene y organizarte mejor.
Snapshots: Puedes sacar una “instantánea” de un texto antes de modificarlo. De esta manera luego puedes comparar las versiones y rescatar una antigua.
Scrivenings: Además de tener un nombre bastante molón, esta característica lo que hace es darte la opción de juntar varios archivos y combinarlos como quieras en uno solo. Parece una tontería, pero si escribes por capítulos o por escenas separadas y los juntas, te puedes hacer una idea de cómo van quedando juntos.
Puedes dividir la pantalla en dos, de manera que puedes escribir un texto a partir de los apuntes que hayas tomado en otro archivo o te puede venir genial a la hora de traducir un texto.
Si vale, pero si escribo los capítulos por separado ¿qué hago luego? Los puedes compilar todos juntos y tener tu manuscrito listo sin tener que hacer cortaypega en un archivo de Word.
Te gestiona las notas a pie de página y las puedes ver todas juntas en un documento.

Y a los escritores más frikis os van a encantar estas características:



Hace un autoguardado cada dos segundos. Sí: olvídate de la ansiedad si se te va la luz o se te acaba la batería del portátil y no has guardado el documento. Scrivener sabe que somos unos despistados y guarda el documento cada dos segundos.
Diana de objetivo: Te cuenta las palabras y los caracteres… pero además, puedes configurar un objetivo con el mínimo de palabras que quieres escribir y te aparece una barra de progreso. A los locos del recuento de palabras os va a enamorar.
Pero lo mejor de todo y por lo que amaréis el programa y a mí por habéroslo recomendado es por su modo de pantalla completa. Cero distracciones. Estaréis solos tu escritura y tú. Lo demás, desaparecerá.

En fin, que es una herramienta muy útil para los escritores y ahora también está en Español, lo que lo hace más intuitivo si no dominas demasiado el inglés. Me ha gustado tanto que no he parado de trastear con él desde que lo tengo y estoy preparando un pequeño curso introductorio porque el tutorial que viene con el programa no está en español y pienso que lo mejor es sacarle todo el jugo a Scrivener. Estad atentos porque lo sacaré a la de ya.

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Published on September 23, 2015 08:07

September 16, 2015

Lo que he aprendido de los adolescentes en las redes sociales siendo adulto

Leyendo la biografía de Twitter (o de cualquier otra red social) de una persona puedes aprender varias cosas sobre ella si es que la utiliza para definirse. Aparte de a qué se dedica o cuántos gatos tiene, lo primero que puedes descubrir de alguien es si sabe ser conciso. Y si lo ha hecho bien, puedes hacer una predicción de futuro y saber si esa persona va a conseguir sus objetivos o no. De entre toda la gente que nos encontramos en la red, hay una serie de chavales de trece o catorce años que nos pueden enseñar muchas cosas a los adultos.


11122230616_51e7480a33_zPermitidme que haga un flashback y me ponga en modo abuelo cebolleta.

Hace más de diez años me dieron esta lección por primera vez, el problema es que no la supe ver. Por aquel entonces yo asistía a una escuela de interpretación al mismo tiempo que por las mañanas estudiaba mi carrera de filología. De hecho, yo no quería dedicarme a las letras sino a los escenarios, pero en aquellos tiempos había que estudiar una carrera de esas en las que te dan un diploma oficial cuando acabas (lo cierto es que ahora agradezco tener mi licenciatura, pero eso es otra historia). Quería con todas mis fuerzas llegar a convertirme en el mejor actor posible y me estaba formando para ello. Pero cuando me preguntaban a qué me dedicaba, solía decir que era estudiante. Es lo más lógico, ¿no? Si no has hecho ni una película, ni una obra de teatro, ni un anuncio lo más normal es no definirse como actor. No pensaba que mi formación estuviese completa. Pero ¿cuándo lo está?


Pues bien, navegando por una de las primeras redes sociales, aquel monstruoso Fotolog, me topé con varias personas que se definían como “actor” o “actriz”. Así, con alegría. No estudiaban interpretación. No habían hecho nunca nada, ni si quiera tenían edad para haber acabado la secundaria. Y tenían la desfachatez de llamarse a sí mismos actores o actrices. Aquello me producía una inmensa rabia. Yo estaba dejándome la piel para formarme y aquellos mequetrefes, aquellos fantoches, ya se consideraban actores.


Pero el verdadero problema era mío: yo no me lo consideraba.


El otro día estaba mirando perfiles de gente a la que seguir en Twitter y me topé con uno que decía más o menos esto, me lo invento:


14|Escritor|Soñador de palabras|Blogger|Booktuber|Potterhead|Divergente|BVB|SWS


Lo primero que pensó el viejo de 35 años que escribe esto fue “mira: otro chavalín que se cree escritor” y enseguida recordé aquellos tiempos de enfadarme mirando el Fotolog. Entonces lo entendí todo.


Definiéndose como “escritor”, aquel chico está poniendo su foco en algo. Se ve a sí mismo como tal. Y si practica, lee, se forma, persevera y no pierde el rumbo, conseguirá convertirse en escritor.


Yo perdí el rumbo. Conseguí mucho más de lo que otros compañeros de mi generación habían conseguido: me ganaba la vida como actor. Pero en lugar de centrarme en mi carrera, me dediqué a dar palos de ciego y picotear en otras cosas que al final hicieron que perdiera el foco de lo que de verdad era importante para mí.


Creo que si de verdad quieres dedicarte a escribir (o a actuar o a lo que te dé la gana), lo mejor que puedes hacer es poner tus energías en hacerlo lo mejor posible. Todo lo demás es secundario. Es verdad que tienes que pagar las facturas y el alquiler, pero entre el resto de horas que tiene el día hay que encontrar un momento para seguir tu plan.


Pienso que los adultos podemos aprender mucho de los adolescentes porque parece que el crecer significa dejar que el juez (o Policía del Fraude, o Pepito Grillo) tome el control. El entusiasmo y la pasión con la que ellos hacen las cosas, sumados a la experiencia que ya tenemos y aderezados con unas pizcas de perseverancia son lo que nos ayudará a conseguir nuestras metas. Porque si no hay pasión, mejor dedicarse a otra cosa. Tampoco pasa nada, pero será todo más aburrido.

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Published on September 16, 2015 00:48

September 9, 2015

«Twitter para #escritores» te ayudará a crecer en dicha red social

Llega un momento en el que, sea cual sea tu campo profesional, te toca plantearte qué tipo de presencia quieres tener en las redes sociales. ¿Para qué las quieres? Bien utilizadas son una gran herramienta para la difusión de lo que haces, pero cuando te dejas llevar por ellas puedes caer en una espiral descendente de procrastinación y pérdida de tiempo alucinante. Pasas gran parte del día en ellas, incluso intentando promocionar tu trabajo, pero te das cuenta de que el rendimiento que sacas es más bien nulo. Pues es el momento de hacerte esa pregunta: (ya que vamos a hablar de esa red social en concreto) ¿Para qué quieres tu cuenta de Twitter?


Si la respuesta es para pasar un rato con los amigos o para insultar a todo el que usa un hashtag que no te gusta, no sigas leyendo. Si tu respuesta es otra, ponte cómodo. Intentaré ser breve.


Tenía pendiente hablar un poco del libro Twitter para #escritores de Jean Larser, pero no quería hacerlo hasta comprobar si lo que propone el autor en él sirve realmente o no. La red está llena de artículos clónicos con listas de consejos sobre cómo usar Twitter pero pocos son los que te aportan algo que sea realmente útil. Hay muchos libros sobre estrategias y blablablas que se quedan en un mero discurso motivacional que si estás de bajón te vienen muy bien, pero quizá no te están dando lo que te prometen cuando lo que necesitas es chicha de verdad. Pues bien, después de pasarme el verano tratando de poner en práctica las técnicas que se proponen en el libro puedo decir que sí, que funcionan. Es más, si quieres aprender a usar Twitter a nivel profesional deberías de dejar de leer esto e ir a hacerte con el libro. Punto.


Twitter para escritoresEstá titulado Twitter para #escritores, pero después del hashtag puedes poner el nombre de tu profesión y ya tienes el libro adecuado para ti. ¿Por qué? Porque lo que propone sirve crear una presencia profesional en internet y si bien se centra en el mundo de la escritura, es fácilmente extrapolable a otras actividades.


Pero no te engañes: no es una fórmula mágica para tener diez mil seguidores de golpe y sin hacer nada. Este libro te va a poner a trabajar y al principio puede que incluso te sientas algo abrumado con la cantidad de curro que tendrás por delante, pero una vez tengas las herramientas listas (en una semana le habrás pillado el tranquillo), todo será más sencillo. Más sencillo, sí, pero ya digo que tendrás que picar piedra y ganarte a tus seguidores uno a uno, pero lo estarás haciendo de la manera correcta.


Twitter para #escritores no solo te ayudará a crecer en Twitter, sino que lo harás de manera efectiva, llegando a la gente que quieres llegar, y además la conversación que establecerás con tus seguidores será de mucha mayor calidad porque estarás hablando con la gente correcta y sentirás que les estás aportando. Así es como me siento yo. En el par de meses que llevo con el libro he conseguido dejar de procrastinar en Twitter y hacer que la conversación (porque amigos, las redes sociales funcionan en ambas direcciones) sea de mayor calidad. Estoy sudando, pero al menos tengo la sensación de ir en la dirección correcta.


Así que venga, escritores (y profesionales en general), no sé qué hacéis que todavía no estáis haciendo crecer vuestra audiencia de manera correcta y dedicándole apenas un rato al día.

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Published on September 09, 2015 01:18

August 26, 2015

«Que lo decida la audiencia», mi resultado del #3hoursLitChallenge

Ayer os dije que hoy me iba a embarcar en el #3hoursLitChallenge (aquí explico en qué consiste) junto con otros tres locos, Ignacio J. Borraz (el instigador), Carlos Piélago Rojo y Vicente F. Hurtado. Pues bien, a las 20h Carlos me ha impuesto el tema:



Mi propuesta de #3HoursLitChallenge (redoble de tambores)para @hugonemanarmy es “Viaje espacial sin retorno”@swampypitlord @VicenteFHurtado


— Carlos Piélago (@carlospielago) August 26, 2015



Y esto es lo que han dado de sí las 3 horas. Un relato de 2.414 palabras titulado Que lo decida la audiencia. No digo nada más. Aquí lo tenéis. Mañana espero explicaros un poco qué tal ha ido la experiencia. Abajo iré añadiendo los enlaces al resultado de mis compañeros (también podéis buscar el hashtag en Twitter). Aviso de que el texto está sin editar y copiopego directamente del Scrivener:


 


Que lo decida la audiencia 


Si me preguntasen ahora mismo si me arrepiento de todo esto supongo que diría que sí. Si lo ponemos en términos puramente objetivos, es una auténtica locura. Alguien debería de habernos parado los pies, pero todos los que estamos en esta nave éramos mayorcitos y estábamos en pleno uso de nuestras facultades cuando firmamos. Ahora deseo que todo hubiese sido una broma, que cuando estábamos a punto de subirnos a la nave, el presentador del programa hubiese aparecido para decirnos que se acababa y que en lugar de a Marte nos íbamos todos a casa con los bolsillos llenos de dinero. Pero ahora es ya demasiado tarde. Para mí y para mis compañeros muertos.

«Viaje a Marte», retransmitido las veinticuatro horas en directo a ciento cuarenta y siete países del mundo, uno de los reality shows más vistos de la historia. En sus primeros capítulos, claro. Después del boom inicial la gente se empezó a aburrir y solo volvimos a empezar a batir récords otra vez la semana antes del despegue. Ahora ya no estamos comunicados con el programa, tan solo emitimos y no conocemos las reacciones de la audiencia ni del equipo de producción. Lo cierto es que no me extraña que no acabase de triunfar. Los que integramos la misión no es que seamos la gente con más carisma de la Tierra y después de un año de programa lo raro sería seguir viéndolo. Quiero decir… ¿Quién carajo quiere saber cómo funciona ese entrenamiento? Entiendo que la gente quiera enterarse de los entresijos de la formación de los astronautas, pero no somos gente ociosa como los concursantes de un Gran Hermano normal, en el que cuatro famosetes catetos se pasan el día discutiendo de gilipolleces. Nosotros estábamos ahí para trabajar. Y el trabajo de entrenamiento e investigación no es que sea lo más apasionante del mundo. Al menos visto desde fuera.

El primer mes no estuvo mal, pero yo ya me empezaba a imaginar que la cosa no podía acabar bien. Durante todo el mes de agosto pasado estuvimos compartiendo hotel entre los cincuenta que empezamos la fase Gamma del proceso de selección, que era cuando empezaban las cosas a ponerse interesantes de verdad. También fue cuando iniciaron las emisiones propiamente dichas del programa. Antes solo habían estado haciendo especiales de las pruebas. «Cástings» los llamaban (sic). Por suerte, a mí no me sacaron en esos especiales —nos presentamos más de tres mil—, porque cuando me vieron en la televisión y me reconocieron, en España se lió bastante parda.

Lo cierto es que era de esperar. Debería de haberme hecho la cirugía estética tal y como me recomendaron en el programa de reinserción, pero suficiente tenía ya con haber cambiado de nombre, de país y de vida. Está claro que allí no creen que alguien como yo se pueda rehabilitar aunque les pongan delante de las narices mis informes psiquiátricos. Para ser sincero, yo también dudo de mi rehabilitación, pero esa entelequia extraña a la que llamamos «la sociedad» no estaba dispuesta a perdonarme. Como si les hubiese hecho algo a ellos.

Cuando tenía quince años maté a mi padre y a mi madre con una réplica de lo que yo pensaba que era la espada Tizona del Cid Campeador. Digo esto porque más tarde aprendí que aquello no era exactamente así, que no hay pruebas reales de que el Cid hubiese tenido una espada con ese nombre y que era todo una invención del cantar de gesta. Descubrirlo me sentó muy mal, porque escogí aquella arma por la ironía de decapitar a dos profesores de historia con una espada legendaria. El que no hubiese pruebas de su existencia —y a pesar de que me parece que la exhiben en algún sitio y todo, cosas de los fans de las reliquias— le daba la razón a mi padre, que siempre había sido tan descreído. Después de aquello cumplí mis dos años y cuatro meses de condena en un centro de menores —de haber sido adulto aún me estaría pudriendo en la cárcel—, y al cumplir los dieciocho se me ofreció la posibilidad de marcharme del país y conseguir una nueva identidad a cambio de comprometerme a ir a terapia y presentarme una vez cada seis meses ante el juez.

Nunca falté a un solo día de terapia. Solo lo hice una vez a mi cita en los juzgados de Lincolnshire y era porque tenía un examen en la universidad. A los veintitrés años, tanto los psiquiatras ingleses como los españoles que se desplazaron a examinarme, concluyeron que me podían considerar como «plenamente rehabilitado» y me felicitaron por mi intención de matricularme en un doctorado en Biología. Cuando todo estalló, esos mismos psiquiatras salieron en la televisión en varios especiales diciendo que sí, que consideraban que el alta que me habían dado estaba del todo justificada casi veinte años después de mi crimen y que no iba a hacer daño a nadie más. «La sociedad» los puso verdes. Incluso creo que llegaron a agredir al doctor Borraz. No estoy seguro porque desde que empecé en todo esto dejé de ver la televisión y de mirar internet. Y sí, mi cuenta de Twitter la lleva alguien de producción de «Viaje a Marte». Lo siento, chicos.

Pero en España no fue el único sitio donde la decisión de incluirme levantó polvareda. Sé que en todas partes se discutió mi idoneidad para meterme durante los tres años que iba a durar el viaje en una nave con otros seres humanos pero no dejaba de ser un tema más. Peliagudo, pero uno más. Quizá el único otro país donde la prensa amarilla intentó sacar rédito de mi historia desde el primer momento en el que alguien publicó en Twitter que yo no era Charles Rojo sino Vicente Hurtado, «el asesino de la Tizona» (sic), fue en el Reino Unido. Mira que los medios españoles son asquerosos de verdad, pero los ingleses consiguieron incluso sacar en portada de Nuts a Mary Jo enseñando las tetas y hablando de lo mucho que le mordía en la cama y no sé qué otras historias más. Mary Jo fue una chica con la que había estado saliendo un par de meses en Lincoln y con la que no me llegué a acostar porque su padre era vicario y no creía en el sexo antes del matrimonio. A estas alturas debe de ser una pseudoestrella y yo debo de ser considerado una especie de Demon Lover. Seguro que hasta tengo club de fans (sic).

Aunque si por alguien me sabe mal que todo aquello explotase —y tampoco me quiero imaginar qué pensarán de las imágenes de la nave que deben estar llegando a la Tierra—, es por Lindsey y sus padres. Durante los siete años que estuve con ella, pensaban que yo era realmente Charles Rojo, hijo de padre español y madre inglesa que había estado tutelado por los servicios sociales ingleses desde que ambos murieron en un accidente de coche cuando yo tenía doce años. Nunca le expliqué a Lindsey que era un asesino y estoy seguro de que la prensa de los dos países se les debe de haber echado encima. No quiero saberlo. Si decidí meterme en esta locura de misión fue precisamente para olvidarla. Cosa que me ha sido del todo imposible por culpa de Irina, cuya cabeza está tirada en medio de la sala común de la nave. No sé dónde está el resto de su cuerpo, posiblemente en algún lugar de la bodega que no recogen las cámaras.

Desde el primer momento en que vi a Irina en el hotel de la fase Gamma del entrenamiento, algo en mi mente hizo «clic». Tenía los ojos del mismo azul que Lindsey, era pelirroja como ella y hasta tenía su misma complexión. Me recordaba tanto a ella que cuando la veía sufría ataques de pánico. Por suerte, mis psiquiatras me habían enseñado a controlarlos y conseguí que aquellos episodios de ansiedad no interfirieran en las pruebas. Joder, nadie se dio cuenta, ni un solo médico y ni un solo telespectador. Irina se parecía demasiado a Lindsey y aquello hacía que yo quisiera volver a hacerle daño a la gente. A ella especialmente. Pero nunca le puse una mano encima —en el sentido violento de la palabra— y la verdad, dudo de que haya sido yo el que la ha matado. Aunque como digo, no estoy seguro.

¿Qué estarán diciendo ahora en las televisiones de todo el mundo? ¿Qué pensarán los inversores, los técnicos, los políticos y los productores que han puesto este proyecto en marcha? Tengo que reconocer que me da cierto morbo y me gustaría saber cómo han reaccionado al saber que de dieciocho personas que entramos en la nave y que se suponía que deberíamos de colonizar Marte, solo debemos de quedar cuatro o cinco. Si lo miro con un poco de distancia, me da muchas ganas de reír: te gastas un montón de pasta en la primera misión tripulada a Marte, estás un año seleccionando y entrenando a un grupo de personas de todo el mundo que se supone que deben establecer una base allí y que han ese billete sin retorno… Y luego resulta que has embarcado a un psicópata que los ha matado a todos.

Irina era Rusa, de San Petersburgo. O de Leningrado, que era como se llamaba la ciudad cuando nació y como a ella le gustaba recordar. Nunca llegó a decirme por qué había decidido apuntarse a aquella misión, pero sospecho que tenía algo que ver con su paso por el ejército. Una vez le dije en broma que si no era una espía del servicio secreto que tenía la misión de infiltrarse en aquel viaje y se puso hecha una furia. No quería saber nada de su país e incluso se negó a ofrecer entrevistas a medios rusos. Aún no sé por qué, le gusté desde el principio. Y a mí me fue imposible resistirme a alguien que se parecía tanto a Lindsey. Es que incluso llegaba a hacer los mismos gestos en algunas ocasiones, era una verdadera locura. Cuando me hablaba, me recordaba a Lindsey. Sus besos eran como los de Lindsey. Incluso os juro que cuando hacíamos el amor tenía la manía de tocarme la cara con las manos igual que Lindsey. Lo pasé muy mal en aquellos momentos e incluso llegué a autolesionarme porque después del «clic», cada vez que al estar con Irina algo en ella me recordaba a Lindsey, me entraban ganas de hacer daño a alguien. No tenía por qué ser ella, me daba igual a quien fuera mientras lo viera sufrir. Pero si fantaseaba con agredir a Irina, sufría unas náuseas tan fuertes que incluso mermaban mi capacidad de pensar. Y era por el hecho de pensar que estaría dañando a Lindsey. Ambas se convirtieron en la misma persona dentro de mi cabeza, pero era demasiado tarde porque ya estaba enganchado a aquella relación.

¿Y los examinadores qué decían de nuestra relación? ¿Y los directores de todo el asunto? Lo cierto es que estaban encantados porque así podían estudiar una relación amorosa en la fase Delta, en la que estuvimos encerrados durante nueve meses en un complejo de Arizona que trataba de imitar las condiciones del módulo en el que tendríamos que pasar el resto de nuestros días en Marte. ¿Y la audiencia? Estaban más que encantados con aquello. De hecho, el público tenía derecho a echar a uno de nosotros en cada fase y yo estaba en primera posición para abandonar la misión cuando se enteraron de nuestra relación. Ni si quiera cuando todo el mundo supo que era un asesino volví a perder popularidad.

No creo que yo haya matado a Lindsey. (Vaya… Dejo esta frase sin editar para que veáis que he tenido un lapsus; quería decir Irina). En realidad no sé si lo he hecho o no, y tampoco sé si he matado al resto de la tripulación. Estoy cubierto de sangre seca desde los pies hasta la cabeza, hasta la polla la tengo llena de sangre, pero no recuerdo nada. Anoche, Philip, «el niño bonito de la Nasa», como le llamamos porque es el único norteamericano que se ha subido a la nave —cosa que debe de joder profundamente a sus compatriotas—, estuvo sintentizando drogas. En la bodega llevamos un montón de mierda, todo tipo de productos, y para un químico es muy fácil conseguir fabricar un poco de diversión con todo eso. Me dijo: «Charly, vamos a pillar un pedo como los que se pillaba mi abuela». A continuación puso unas cuantas canciones de la Creedence, de Iron Butterfly y de Pink Floyd en una lista de reproducción y me metió en la boca un par de gotas de «LSD como se hacía en el 68».

Al despertarme, Irina / Lindsey me miraba desde la mesa. Cuando fui a preguntarle que por qué me miraba así, me di cuenta de que encima de la mesa solo estaba su cabeza y que yo estaba empapado de sangre. Entonces entró Philip, también manchado y gritando. Me decía que era un demente y que cómo podía haber hecho algo así, que qué iba a ser de la misión. Y salió corriendo. Fui detrás de él porque no entendía nada, y me fui encontrando por los pasillos los restos de otros compañeros. No los de todos. De hecho, pude ver como Mbebe y Liu me miraban desde el puente antes de atrancar la puerta. No sé qué era lo que había en su mirada, pero no sentí que me estuvieran recriminando nada.

¿He matado a Irina? ¿He matado a los demás? ¿Ha sido Philip? ¿Ha sido otro? Desde mi ordenador tengo acceso a las cámaras y puedo ver lo que se ha enviado al equipo de realización en la Tierra. Puedo rebobinar lo que han grabado, pero creo que no quiero saberlo. No quiero saber si he sido yo o no. Lo que sí que sé es que me arrepiento de haberme subido a esta nave con una Irina que me recordaba demasiado a Lindsey para llegar a Marte para pasar el resto de mis días con ella y con los demás. La misión ha fracasado y no quiero seguir. Voy a colgarme con mi cinturón, porque si he sido yo no creo que pueda soportarlo, y si ha sido otro, no tengo la energía suficiente para enfrentarme a él. Paso. Si soy culpable o no, que lo decida la audiencia.


 


El relato de Ignacio J. Borraz, con el tema “El amor y la guerra en la sociedad de las estrellas de mar”: Reflexiones de una Asteroidea combatiente.


El relato de Vicente F. Hurtado, con el tema “Un polizonte en el arca”: Un polizonte en el arca.

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Published on August 26, 2015 14:06

August 25, 2015

Mañana nos embarcamos en el #3hoursLitChallenge

El señor Ignacio J. Borraz es un liante, pero lo peor de todo es que luego estamos los kamikazes que nos dejamos liar con gusto. La última que se le ha ocurrido para motivarnos a escribir un poco es el #3HoursLitChallenge y consiste en que él, Carlos Piélago, Vicente F. Hurtado y yo nos pondremos a escribir durante 3 horas sin parar sobre un tema que nos da otro de los integrantes de esta secta maléfica. Nos intercambiaremos el tema por orden alfabético, de manera que Carlos me propondrá un tema a mí, yo se lo propondré a Ignacio, Ignacio a Vicente y este a Carlos para cerrar el círculo. No conoceremos el tema sobre el que nos toca escribir hasta 10 minutos antes, cuando nos sea anunciado en Twitter, en el hashtag #3HoursLitChallenge. Al acabar, tendremos otros 10 minutos para colgar lo que hayamos escrito en nuestros respectivos blogs. Así que nada, mañana miércoles 26 de agosto a las 20 horas, espero que nos animéis a escribir… aunque no deberíamos de aparecer por Twitter hasta haber acabado.

¡A ver qué sale!


Y por cierto, copiadnos la idea y retaos los unos a los otros como nosotros nos hemos retado.

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Published on August 25, 2015 07:47

August 18, 2015

Ictineu Awards 2015 final ballot announced

The finalists for the 2015 Ictineu Awards were announced on August 18, 2015. These awards are given to the best science fiction, fantasy and horror works of fiction published in Catalan during the previous year.

Voting is open through November 1, 2015. The awards will be decided as follows:

50% due to popular vote (everybody can vote) and 50% due to a jury composed by:

Best novel written in Catalan: Miquel Codony, Raül Maigí and Xesca Oliver.

Best novel translated into Catalan: Jordi de Manuel, Antoni Munné-Jordà and Alexander Páez.

Best short fiction written in and translated into Catalan: Pep Burillo, Roxana Canudas and Marta Esparza.


The final ballot consists of:


Best novel written in Catalan:

El vent entre els saguaros by Montserrat Galícia – Publisher: Pagès Editors

Simulacions de vida by Enric Herce – Publisher: Males Herbes

Tenebra by Emili Gil – Publisher: Self published.


Best novel translated into Catalan:

The Slow Regard of Silent Things (La música del silenci) by Patrick Rothfuss – Publisher: Rosa dels Vents

Mother Night (Mare nit) by Kurt Vonnegut, Jr. – Publisher: Males Herbes

The Leftovers (The Leftovers) by Tom Perrota – Publisher: Edicions del Periscopi


Best short fiction written in Catalan:

Els contactes ocults de l’Elí by Ferran d’Armengol included in Catarsi magazine #14

Els herois de la nit espessa by Arcadi Vilert included in Inquietança (Pub: Voliana Edicions)

La dama fosca by Arcadi Vilert included in Inquietança (Pub: Voliana Edicions)

Jo, androide by Júlia Sauleda included in Catarsi magazine #14


Best short fiction translated into Catalan:

Hot Cross Son (El senyor – I dos collons!) by Steve Redwood included in Catarsi magazine #14

The Front Line (El front) by Sylvia Spruck Wrigley included in Catarsi magazine #15

The Ecology of Faerie (L’ecologia del món de les fades) by David D. levine included in Catarsi magazine #15

Saturn en sol menor (Saturn in G Minor) by Stephen Kotowych included in Catarsi magazine #15


The voting ballots will be posted online soon at https://sites.google.com/site/premiic...


Official statement (in Catalan): http://fantastik.qdony.net/?p=1492

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Published on August 18, 2015 07:03

August 17, 2015

Balance de mis primeros dos meses en Patreon

Después de dos meses utilizando Patreon, decidí que había llegado el momento de hacer un poco de balance sobre mi experiencia con dicha plataforma de crowdfunding. Para los que todavía no lo sepan, Patreon es como un Verkami, pero en lugar de servir para un proyecto en concreto está pensado para que el artista (músico, dibujante, escritor, loquesea) vaya produciendo de manera regular a cambio de las aportaciones económicas que también llegan de manera regular (por trabajo concreto o mensual).

Desde que empecé, tan solo he tenido dos patrones que me han acompañado durante todo este tiempo y eso me ha llevado a plantearme las cosas. Primero analizaré la plataforma en sí y luego haré autocrítica.

La idea de Patreon me parece excelente. En estos tiempos post-todogratis en los que se reivindica más que nunca el que un artista tenga derecho a vivir de su trabajo o al menos a percibir una remuneración justa por este, me parece la mejor solución. Una de las cosas que más me han gustado de la experiencia ha sido el feedback que puedes recibir de tus patrones (mecenas). Por norma general, cuando escribes algo es difícil conocer la opinión de quien te lee a no ser que se trate de tus lectores beta habituales o tus compañeros de taller literario, si es que estás metido en alguno. Pero en esta plataforma puedes colgar lo que escribes y al poco rato puedes recibir las opiniones de aquellos que han pagado por ese contenido e iniciar un buen debate sobre las influencias, lo que cada uno ha recibido o incluso recibir propuestas de escritura… En estos dos meses y con solo dos patrones la experiencia ha sido enormemente enriquecedora para mí. Pienso que si hubiese más gente participando ganaría mucho, mucho más.

Ahora los inconvenientes. Uno: solo está en inglés. Para mí no es un problema, pero para otra gente sí que puede serlo el no acabar de enterarse muy bien de qué hace la plataforma. Da igual que uno lo explique muy bien en su post de presentación, la gente tiene que saber dónde se está metiendo aunque sea para aportar un solo euro. El problema es que no hay alternativas en castellano. Estoy seguro de que saldrán, pero para entonces yo ya me habré borrado el mío o estaré tan consolidado en esta plataforma que no querré cambiarme. Otro problema es que no hay manera de saber cuánta gente ha entrado en tu página. No hay ni la más mínima métrica. Así que lo que cuelgas es como hacer una pintada reivindicativa en un muro: nunca sabes si alguien la verá y mucho menos si podrás convertirla para tu causa. Y esto creo que va muy en contra de los usuarios que no saben si alguien ha entrado en su página.

Ahora la autocrítica. En el momento de abrirlo tenía claro que no había hecho el trabajo previo pero me urgía tener una plataforma en la que empezar a tener algún ingreso residual por pequeño que fuese y que me permitiese ir ahorrando algo. Ese fue el motivo por el que quise invertir mi tiempo y esfuerzo en Patreon: Me hice las siguientes preguntas ¿qué puedo hacer para conseguir ir ahorrando poco a poco? OK, tengo un proyecto pero todavía no da (cosa totalmente normal porque necesita su tiempo). ¿Hago algo que esté relacionado con lo que estoy haciendo ahora o me pongo con otra cosa? La respuesta a esta segunda pregunta fue la de quedarme con lo que estaba haciendo porque si algo he aprendido a hostias en esta vida es que a la que te desvías un poco de tus objetivos acabas por A) no conseguir tus objetivos y B) no sacar nada del camino secundario. Así que me dije: pues ya que estoy escribiendo, intentemos rentabilizarlo de alguna manera y poco a poco. Patreon se me antojó como la plataforma ideal.

Pero antes he dicho que no había hecho el trabajo previo. Este trabajo consiste en hacer crecer la base de gente que estaría dispuesta a leerte y, además, pagar algo por ello. Mi base era pequeña y empecé a hacer ese mismo trabajo a la vez que el Patreon, así que ya sabía un poco en qué liga jugaba, pero la verdad es que me confié al pensar que entre mis contactos de Facebook podría encontrar más patrones. Pero no ha sido así. Epic Fail. Toca aceptar el fracaso. No es la primera vez ni va a ser la última. Hay diferentes motivos por los cuales la gente no entra al trapo: no les interesa lo que escribes o les parece una mierda, simplemente no tienen ganas de leerte, no has conseguido captar lo suficiente su atención como para que decidan perder su tiempo y su dinero con tus cosas, en verano apetece más tomarse algo en una terracita que ponerse a leer en el ordenador…

Todas estas son las conclusiones que había sacado sobre el tema, pero antes de escribirlas aquí quise preguntar a mi público objetivo (es decir a esos amigos de Facebook) si sabían qué era Patreon. Muchas veces me da la sensación de hacerme un poco pesado promocionando en las redes no solo mis cosas sino también la editorial. Tengo la sensación de estar bordeando una fina línea y que al dar un paso más puedo estar cayendo en el spam. Pero parece que no: De entre todas las personas que decidieron responder a mi pregunta, 18 sabían lo que era Patreon y 33 no tenían ni idea. Bueno, me consolaré pensando que un 15% de la culpa es del algoritmo XD

Por lo pronto he pensado lo siguiente: Seguiré un par de meses más con esto de Patreon. Haré un vídeo explicando lo que es y por qué le pido dinero a la gente (lo mínimo es un dólar, menos que un euro, ¡ey!), exponer más abiertamente el motivo por el cual lo hago aunque me dé vergüenza (esto da para otro tipo de análisis, lo sé), ir un poco más allá en cuanto a la explicación de los contenidos (otro mea culpa) y quizás encontrar la manera de que la gente haga clic.

¿Opiniones?


Mi página de Patreon.

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Published on August 17, 2015 01:19

August 10, 2015

Mi semana de “vacaciones de escritura” (más o menos)

Una de las cosas que suelen ir bien para dar un pequeño empujón a algún proyecto de escritura que tengas entre manos es el de la maratón: Te encierras cuatro o cinco días en algún lugar que no tenga wi-fi e intentas no hacer otra cosa que no sea escribir. Puede ser un hotel, la casa de algún familiar que se va de vacaciones oincluso una biblioteca. La idea es salir de tu entorno y entrar en algún lugar en el que puedas dedicarte en exclusiva a teclear o a garabatear en el papel. Es algo que puedes hacer una o dos veces al año si tu economía te lo permite y una manera de aprovechar un par de días de vacaciones en el trabajo.

Esta semana yo me la he propuesto más o menos así. No puedo exiliarme en ningún sitio pero sí que he decidido intentar dedicar el máximo de horas posibles a escribir mis cosas. Me he programado un par de sesiones de corrección del próximo libro que saldrá con Orciny Press y quizá haga alguna visita a Correos. El domingo ya os contaré qué tal ha ido y si he conseguido mi propósito. En realidad de aquí al domingo lo tengo algo complicado con diferentes asuntos, pero espero poder dedicar el máximo de horas solo a escribir.

Para estas maratones lo mejor es centrarse en un proyecto que tengas a medias y que quieras acabar o al menos intentar avanzar lo máximo posible. Bueno, pues yo voy a romper con eso antes de empezar. Me es imposible no tener 10 millones de cosas pendientes :p

La carta a los Reyes los propósitos:

-Novela Corta A: Avanzar en la creación de personajes y empezar a escribirla. Esta ya está planificada y la trama bastante definida. Si puedo sacar 5.000 palabras, me doy con un canto en los dientes (aunque me gustaría ser más productivo).

-Novela Corta B (o relato muy largo): La última vez que me tomé tres días solo para escribir conseguí sacar 10.000 palabras de este proyecto que ha estado en el cajón un par de años. Mi idea es revisarlo y ver qué se puede aprovechar. De aquella maratón también salió un relato de 2.500 que no se merece salir del cajón.

-Relato A: Ya está escrito, pero le falta un final. Mi idea es la de corregirlo y enviarlo para una antología.

-Cosas varias: Para despejarme, me gustaría sacarme de la cabeza un par de cosas en forma de micros y relatos cortos (algunos con ideas del #EscribeYA que tengo pendientes). También quiero escribir un par de posts para este blog y trabajar un poco en el Patreon.

Lo dicho, el domingo os contaré a ver qué ha pasado esta semana. Si me veis en Facebook, echadme de allí.

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Published on August 10, 2015 03:58

August 7, 2015

Vaig guanyar la I Mêlée de Consolació de la Lliga de Microrelataires Catalans

És per a mi un honor compartir amb vosaltres el meu triomf a la primera Mêlée de consolació de la Lliga de Microrelataires Catalans. En aquesta mêlée ens enfrontàvem tots els que volíem d’entre els eliminats a la primera fase de la Lliga. El tema era el romàntic/eròtic, un en el qual no estic massa avesat, per això la meva alegria és doble. Vaig participar amb el meu microrelat Sol, que ja havíeu llegit en castellà però que vaig traduir per poder participar, vaig afegir un final diferent al de la versió castellana i vaig descobrir que el títol en aquesta llengua és un joc de paraules que li escau perfectament al relat.


Com a premi vaig rebre un exemplar del llibre Els conys saborosos de Valerià Pujol i vaig entrar a inaugurar el palmarès de la Lliga que podeu visitar aquí.


En aquest enllaç del meu Patreon hi ha el relat i algunes paraules sobre el mateix.


I aquí podeu llegir els relats contra els que em vaig haver d’enfrontar fent clic a l’avatar de cada contendent.


També recordar-vos que el dia 21 hi haurà una mêlée en directe a la que pot participar tothom que ho vulgui. Serà al bar Jamming Lounge de Gràcia dintre d’un acte organitzat per Me suenan tus letras. Tota la info, en aquest enllaç.

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Published on August 07, 2015 07:39

August 6, 2015

Sobre «Mi amigo Dahmer» de Derf Backderf

He decidido recuperar las opiniones/recomendaciones para este blog. Siempre me ha gustado escribir sobre cine, música, literatura o cómic y me apetece volver a hacerlo para relajarme y como calentamiento previo a sesiones de escritura. Lo que voy a ir compartiendo aquí no serán reseñas, porque no voy a analizar las obras, sino pequeños posts sobre qué me ha parecido tal o cual cosa. Aviso desde ya que lo más seguro es que solo escriba de lo que me gusta porque paso de perder el tiempo con lo que no.

Dicho esto, me gustaría recomendar Mi amigo Dahmer de Derf Backderf. Ojo: creo que solo gustará a aquellos que estén un poco familiarizados con la historia del Carnicero de Milwaukee.


mi_amigo_dahmer_derf_backderf_astiberri_ediciones

Portada del cómic


Me acuerdo como si fuese ayer (bueno, anteayer) del día en que salió en el telediario la historia de Jeffrey Dahmer. Era el mes de julio de 1991 y creo que fue en ese momento en el que me empecé a interesar por el tema de los asesinos en serie. Creo que el hecho de verlo por televisión como si fuese un espectáculo es lo que favorece que nos podamos sentir fascinados por este tipo de historias. El caso es que me impactó profundamente. Más tarde me volví a encontrar con él cuando alguien me dejó el Psychokillers de Jesús Palacios (que alguien me corrija) y después, por supuesto en internet.

La novela gráfica de Backderf habla de los años de instituto de Dahmer, ya que el autor fue compañero de clase del asesino. Es muy interesante porque podemos ver las causas del descenso a los infiernos de aquel pobre chaval marginado que acabó por convertirse en un depredador. Como decía si estás familiarizado con su historia, este cómic viene a completar ciertas lagunas que no suelen aparecer en las biografías y te das cuenta de las repercusiones que puede tener el dejar de lado a una persona cuando todavía se está formando. Podríamos hablar largo y tendido sobre si el asesino nace o se hace, si todos llevamos un asesino en potencia dentro o no y si de haber tenido una adolescencia feliz y sin adicción al alcohol Dahmer hubiese llegado a matar o no. Yo personalmente creo que no. En el cómic vemos un par de momentos en los que el Carnicero de Milwaukee está a punto de hacer el “click” que lo convierte en lo que acabó siendo (no diré si finalmente lo hace, lo tendréis que leer).

Pero lo más interesante no es solo la novela gráfica en sí. Para entender un poco más la historia es imprescindible leer las notas que aparecen al final y que complementan a la perfección la pequeña biografía que hace Derf Backderf. Además, el dibujo no está nada mal.


Foto: Wikipedia

Foto: Wikipedia


Si te interesa el tema de los serial killers te recomiendo la lectura de cualquiera de los libros de Robert Ressler, el tipo que ideó el sistema para configurar los perfiles de los asesinos que tanto salen hoy en día en las películas. Ressler fue un criminólogo del FBI que estudió y entrevistó a varios asesinos (Dahmer entre ellos), y da una visión profesional y sin amarillismos sobre el tema.

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Published on August 06, 2015 08:09