Alejandro Soifer's Blog, page 12
November 5, 2015
5 novelas distópicas argentinas
Ahora que vuelve la década de los 90s y con ellos la crisis que casi arrasa a la Argentina en 2001 es un buen momento para repasar 5 novelas que plantean escenarios distópicos para la Argentina.
1) El año del desierto de Pedro Mairal
La novela distópica argentina por excelencia era inconseguible hasta el mes pasado (la edición de interZona se encontraba agotada) que fue reeditada por Emecé.
En esta novela salida en 2006 se plantea un escenario en el que una especie de plaga invisible que invade desde la Provincia de Buenos Aires a la Capital Federal y a la que llaman “la intemperie” comienza a consumirlo todo. Las consecuencias de esa “intemperie” son terribles: traen el pasado al presente. Hacen retroceder el tiempo histórico de modo tal que los personajes que comienzan el relato en en un eufemístico 2001 vuelven en el tiempo hasta la Conquista del Desierto, los tiempos de Federales y Unitarios y llegan hasta la misma Conquista Española.
La protagonista contemporánea atraviesa el camino que va de la civilización a la barbarie en un sólo año de su vida y vemos a través de sus ojos como las ciudades se reconvierten en territorios arrasados primero y luego pajonales y descampados en medio de una feroz lucha por la supervivencia.
Esta novela es la distopía total y recuerda un poco a El país de las últimas cosas de Paul Auster aunque supere en inteligencia el planteo: este mundo anti-utópico lo es porque como dicen vienen a: “cambiar futuro por pasado.“
2) Plop de Rafael Pinedo
La única novela que llegó a publicar Rafael Pinedo en vida es una pequeña maravilla: un futuro apocalíptico completamente arrasado y desértico parecido al mundo de Mad Max pero sin su obsesión con los automóviles que por otra parte no aparecen porque este mundo ha llegado a un punto de degradación todavía mayor.
Plop es el nombre del protagonista que recibió dicho apelativo porque es el ruido que hizo al nacer en este mundo devastado sin rastros ya de civilización a pesar de que se encuentran de vez en cuando algún recuerdo del mundo perdido en forma de basura abandonada y restos esqueléticos de infraestructura arrasada.
En este mundo post-post-industrial y post-civilizatorio, la gente ha vuelto a una especie de vida comunitaria tribal y nómade como en la época de las cavernas, ha perdido los sistemas de lectoescritura y apenas logran comunicarse con un vocabulario acotado. Una gran, gran novela de un escritor de quien lamentablemente pudimos disfrutar muy poco (se pueden conseguir sus dos novelitas póstumas: Frío y Subte editadas también por interZona).
3) El brujo de Matías Bragagnolo
Hace poco le hice una entrevista a Matías Bragagnolo en buena medida a partir de la salida de esta, su segunda novela.
Bragagnolo nos había dedicado el último capítulo de su libro anterior, Petite Mort a los fanáticos de la ficción distópica (aquí no lo vamos a spoilear, pero vale la pena leerlo para comprobarlo). En su nuevo opus el planteo es mucho más directo: en un futuro cercano el gobierno ha instituido un centro carcelario en la falda de la Cordillera de los Andes. Hasta aquí quizás no hay demasiado de distópico, pero el primer capítulo de la novela se encarga de establecer el contexto: “Como cualquier argentino memorioso sabrá, en diciembre de 2018 y luego de un golpe de Estado sostenido por miembros de la aristocracia terrateniente y empresarial, y consentido por las fuerzas armadas , el partido político de extrema derecha y corte paramilitar y seudofascista autodenominado Peronismo Neoliberal reinstauró la préterita forma de gobierno llamda Triunvirato, y en medio de una serie de polémicas medidas de política económica capitalista desregularizadoras y la instauración de un inquietante estado de policía plagado de paranoia y encarcelamientos masivos, no tardó en arremeter con la reforma constitucional del año 2019.”
De aquí en más todo será una seguidilla de torturas, vejaciones, pseudo-zombies, jefes carcelarios psicóticos que aterrorizan a sus subalternos y prisioneros con una motosierra y sobretodo, la predicción del fin de los tiempos por parte de el Brujo, chamán capaz de resucitar a un muerto para reestablecer el comercio de cocaína en el interior de la cárcel infernal donde transcurre el relato.
Si en El matadero de Esteban Echeverría (otra gran ficción distópica, por cierto) ese espacio particular donde se carneaban vacas era la sinécdoque de toda la Federación rosina, podemos suponer que la cárcel donde habita El brujo es también esa partecita pequeña de la Argentina distópica que la condensa en su totalidad.
4) El campito de Juan Diego Incardona
Publicada originalmente en el año 2009, El campito sea quizás lo más cercano que tenemos a los actos finales de las sagas distópicas juveniles: es decir, el acto de la rebelión.
Como una especie de Los juegos del Hambre o Divergente pero localizado en un conurbano mágico, plagado de seres mitológico-peronistas.
La fauna de personajes heroicos que constituyen esta epopeya de resistencia peronista reescrita en clave de fábula plantea la lucha dicotómica entre el Bien y el Mal como una especie de reescritura de El señor de los Anillos pero donde los guías del camino son héroes del pueblo y no magos blancos. Hay lugar para todo tipo de elucubración mítica como barrios secretos creados por orden de Eva Perón, mutantes producto de la contaminación del riachuelo y villanos antipueblo que confluirán en una gran batalla final donde contrafácticamente triunfará el pueblo.
5) El rey de los espinos de Marcelo Figueras
Esta asombrosa novela de Figueras narra en casi mil páginas un futuro cercano (2019) terrorífico en la Argentina donde en el poder hay una banda de asesinos y criminales que someten al pueblo con su policía secreta (la OFAC o “Oh, Fuck” como le dicen) que brega únicamente por los beneficios de los ricos y la represión de los humildes.
La novela narra el modo en el que Milo, un enterrador pobre que vive en el delta del Tigre, se cruza con la encarnación de personajes de historieta creados por un autor asesinado por el gobierno y juntos viven una serie de aventuras en varios universos, siendo el peor de ellos el de esta “Argentina futura”.
La resistencia de estos compañeros de aventuras se apoyará también en una guerrilla clandestina que lucha por derrocar al gobierno opresivo y tendremos en el avance del relato situaciones que van desde la quema de un villa miseria a enfrentamientos sangrientos en las aguas turbias del Tigre, para un resultado total que homenajea a quien sin dudas escribió la más compleja y perdurable obra de distopía argentina: Héctor G. Oesterheld y su El Eternauta.
Pueden ver el booktrailer de la novela de Figueras aquí:
¿Qué dicen? ¿Conocen alguna otra novela distópica argentina que valga la pena mencionar?


October 30, 2015
Capítulo inédito de Rituales de lágrimas
El proceso de escritura de una novela implica largo tiempo de trabajo que finalmente llega a su fruto con la concreción del “primer borrador”. Esto es como su nombre lo indica, la primera versión final terminada lista para pasar por el escrutinio del editor.
Resulta que en mi primer borrador de Rituales de lágrimas había decidido ****SPOILERS****
darle más relevancia a la historia de amor que había quedado planteada en Rituales de sangre entre Sheila y Sebastián. Para eso, en Rituales de lágrimas versión 0.1, Sebastián iba a tener más protagonismo y había creado un personaje nuevo llamado Andrea que iba a ser la tercera en discordia con Sheila.
En esa versión Sebastián y Andrea funcionaban como Quiroz y Lucía en la versión que finalmente se publicó. Los capítulos donde aparecía Sebastián en solitario fueron descartados, Andrea nunca vio la luz de la edición y en cambio se ganó su lugar (bien merecido) Lucía.
Esta decisión surgió luego de una reunión en la editorial con mis dos editores donde evaluamos algunas cuestiones referidas al primer original. Ahí fue que tuve una especie de epifanía y se me ocurrió cortar radicalmente con Sebastián, liquidar a Andrea y reescribir toda la trama para que los protagonistas fueran Quiroz y Lucía.
Estoy muy, muy contento con la decisión que tomé. Sin embargo, siempre me quedaron las ganas de que un capítulo en concreto que fue a descarte viera la luz. Es una cena en la casa del hermano de Sebastián (Gustavo, aparece en Rituales de sangre) con su cuñada, su sobrina, y su madre.
Me gusta este capítulo porque representa una especie de contracara de cena familiar respecto de la que es la cena familiar que tiene Sheila donde interviene Leib Schelling, su familia y el rabino Gorovitz. (capítulo 34 de la versión publicada).
Entonces decidí que voy a compartirlo con ustedes lectores. A continuación podrán leer el capítulo que quedó inédito de la cena familiar de los Rojtman.
Además, van a poder ver algunas cuestiones de la trama que en el libro se resolvieron de un modo quizás parecido pero definitivamente distinto.
¡Espero que lo disfruten! y tengan en cuenta que este texto no fue sometido al proceso de edición y corrección.
Cap ítulo 29
Sebasti án
Sonó el timbre y los alumnos de la clase de Sebastián se levantaron de sus pupitres a toda velocidad para amontonarse en la puerta de salida.
Un rezagado al fondo todavía escribía en su hoja, tomando las últimas anotaciones de lo que había escrito Sebastián en el pizarrón. Habían estado leyendo El extraño caso del Doctor Jekyll y Míster Hyde de Robert Louis Stevenson.
– Vamos Martín, que tienen que limpiar el aula para el próximo curso – apuró al estudiante rezagado que juntó rápido sus útiles, los arrojó dentro de la mochila y salió al trote detrás del resto de sus compañeros que ya se habían ido.
Sebastián ordenó sus propios papeles, los colocó prolijamente en su portafolio y salió. Su horario había terminado. Los lunes se le hacían un poco largos porque comenzaba a las siete cuarenta y cinco y terminaba pasado el mediodía, casi sin interrupciones. Tenía hambre y estaba cansado. Había tenido cuatro cursos de primer año, uno detrás de otro. No era que no le gustara su trabajo o que no lo disfrutara, pero le costaba aceptar que la pasión con la que les explicaba la narrativa de Stevenson, o las claves para entender esa advertencia acerca de las dobles personalidades y los peligros que ocultan los seres humanos que parecen de lo más normales y amistosos, apenas despertaba bostezos en sus alumnos. Con suerte, cada año tenía algún alumno un poco más interesado, alguno que todavía intentaba superarse a sí mismo pero justo ese día ese alumno despierto había faltado. Por lo tanto Sebastián había pasado una mañana larga y agotadora, teniendo que parar sus clases para llamar al orden y a la calma.
Bajó las escaleras, saludó a una preceptora que se cruzó en el camino, estampó su firma y la hora en el libro de firmas y estuvo listo para irse.
Caminó hasta su casa; tenía toda la tarde libre pero un montón importante de evaluaciones que corregir y a las nueve su hermano Gustavo y su esposa lo habían invitado a cenar en su casa, junto a su madre.
De camino hizo una parada en un mercado y compró unas hamburguesas congeladas para almorzar que completó con un poco de ensalada de lechuga, tomate y cebolla. Ahora que no estaba Sheila esperándolo para comer podía darse esos lujos baratos y grasosos, aunque a decir verdad, ella cocinaba muy bien y eso también lo extrañaba.
Había desistido por el momento de volver a llamarla. Si ella quería comunicarse o necesitaba algo, tenía su número. Eso esperaba.
Almorzó en soledad, acompañado únicamente por Minerva que apenas sintió el olor a carne cocinándose, la grasa quemándose contra la plancha de acero, comenzó a remolonear cerca suyo, frotándose la cabeza contra sus pantorrillas, mostrando su respeto y también exigiendo algún trozo de carne real más allá de la comida sintética que comía todos los días. Sebastián se apiadó del animal y le dio un borde de hamburguesa y la gata satisfecha luego del banquete se subió a su regazo donde se acomodó plácida mostrando su satisfacción con un fuerte ronroneo.
Después de comer corrigió durante una hora hasta que le quedaron solo cinco evaluaciones más para terminar. Odiaba corregir. Siempre había sido la parte más engorrosa de ser profesor.
Apoyó las evaluaciones corregidas en un rincón de la mesa del living y dejó las todavía sin evaluar en otro rincón y se dispuso a descansar un rato.
Intentó dormir una siesta pero no pudo.
Se levantó de la cama fastidiado, prendió la PlayStation 3 y revisó su colección de videojuegos en el cajón de la cómoda que sostenía la tele. A Sheila nunca le habían interesado los videojuegos; los había tratado siempre con distancia cuando no simple rechazo. No era una cuestión de si eran o no kosher, al menos nunca había dicho nada de eso, sino que simplemente tenía un rechazo natural a todo lo que fueran pantallas. Además, se lo había hecho saber, le parecían un desperdicio de tiempo y un entretenimiento para niños. Él estaba para cosas más serias. Pero ahora ella no estaba y repasando con el dedo los estuches que portaban horas de diversión que nunca había pasado eligió The Last of Us.
Jugó una media hora y se aburrió.
Sabía que nada lo iba a satisfacer porque tenía la sensación interna de estar dejando de hacer lo que tenía que hacer.
Miró a su alrededor: la gata dormía plácida en la cama y la tarde comenzaba a caer; el cielo había adquirido esa hermosa tonalidad anaranjada que se confundía con los edificios de piedra color crema que rodeaban su departamento.
Encendió la PC y entró en una página de noticias. Entre los titulares había uno que hacía referencia al caso del padre de Sheila.
No pudo evitar hacer click y la leyó rápidamente, era muy corta, decía que de momento no había habido avances significativos en la causa y que el rabino Moshé Lehrer era el único imputado como autor intelectual de los crímenes de María Belén Lorenzo y Alicia Vázquez, pero que probablemente quedaría libre en las próximas horas dado que todavía no se había encontrado al autor material.
Sebastián sintió un leve alivio: Sheila había tenido razón. Siempre había querido que la tuviera pero había vivido lo suficiente como para no confiar en nadie.
Suspendió la computadora y se fue a duchar.
El agua bien caliente. Eso siempre lo tranquilizaba.
Cuando salió sentía los músculos débiles, ablandados por el calor y el vapor, como si hubiera pasado por un pequeño sauna personal.
Se cambió para la cena y viendo que todavía le quedaba un rato para salir, se volvió a sentar frente a la computadora. Ingresó en Google el nombre de Alicia Vázquez. Recorrió las primeras dos páginas de resultados. Todas las páginas hablaban de lo mismo, su asesinato. La víctima parecía no haber tenido una vida previa (aunque sí se la destacaba como una excelente estudiante de Medicina que había visto truncada su carrera y su espléndido futuro) y saludos de despedida conmocionados en su muro de Facebook.
Buscó a continuación información acerca de María Belén Lorenzo y encontró el mismo tipo de resultado: noticias acerca de su trágico asesinato aunque no parecía haber tenido un perfil en redes sociales o algún familiar piadoso se había encargado de cerrarlos luego de su muerte. En la segunda página de Google encontró algo que le interesó un poco más: su página profesional. María Belén Lorenzo había sido diseñadora web y tenía un sitio que le servía de portfolio para mostrar su trabajo.
Ingresó y revisó la parte de presentación y biografía donde detallaba sus trabajos, su experiencia y algunos detalles simpáticos de su vida como que había concurrido al colegio República de Nicaragua con cuya biblioteca nunca había dejado de colaborar con donaciones y que había diseñado ad honorem la página web de una ONG para rescate de mascotas.
Le habrían gustado los libros y los gatitos, pensó Sebastián y sintió una oleada de tristeza por su vida truncada.
Revisó rápidamente la sección del portfolio que eran links a las páginas que había diseñado con fotos de las portadas como muestra. Parecía conocida en lo suyo porque había por lo menos unas cincuenta páginas ordenadas por orden alfabético y casi de todo rubro: “Plásticos y Polímeros Co.”; “ONG Mi Refugio” (esta debía ser la que había diseñado como voluntaria); “Foro de Fanáticos Argentinos de las Armas”; “Dulce despertar” (una fábrica de colchones) y varias más que pasó rápido. Llegando al final del scroll de la ventana había una que no tenía thumbnail ni vista previa de su contenido y simplemente decía “R.I.P.”. Sebastián sintió un escalofrío. No quería ver qué había ahí atrás. ¿Acaso había sido la página de una cochería fúnebre? No importaba, de todos modos tenía que irse a lo de su hermano.
Se terminó de cambiar y salió apurado. Llegó apenas diez minutos después de lo pautado pero su madre le hizo saber la decepción que sentía por él con su típica expresión de cara larga.
– Mamá – la saludó con un beso en la frente que como si fuese una especie de magia la hizo olvidarse del malhumor por su falta.
Su madre, junto a su padre cuando todavía vivía, consideraba que estar en horario era llegar por lo menos quince minutos antes de la hora pautada. Había sido tema de su cuñada que había tenido que soportarla durante ese tiempo.
Gustavo lo saludó con un abrazo y lo invitó a pasar a su casa. Saludó a Marina y a su sobrina Raquel a quienes no veía hacía algunos meses y dejó a las mujeres arreglarse solas en la cocina mientras su hermano lo hacía pasar al lujoso living de su departamento.
Sebastián nunca terminaba de acostumbrarse a los lujos que se permitía su hermano y sentía que cada vez que lo invitaba a su casa era para mostrarle alguna de sus nuevas adquisiciones. Así había sido con la tele de cuarenta pulgadas y pantalla plana que ocupaba un lugar privilegiado en la casa o esos cómodos sillones de cuero a los que Gustavo lo había invitado a pasar. Estaba esperando qué podría ser esta vez.
Su hermano se puso en cuclillas sobre el mueble que ocupaba casi toda una pared del living y abriendo una puertita descubrió una cava de vinos. Entonces quizás era eso lo que le quería mostrar, aunque posiblemente ya hubiera presumido de ella en otra ocasión. Realmente a Sebastián todo eso no lo impresionaba en lo más mínimo por lo que no guardaba especial recuerdo de las fanfarroneadas de su hermano.
– ¿Te parece si tomamos un Malbec reserva?
– Lo que tengas ganas – dijo Sebastián y se acomodó en el sillón olvidando por un momento todo lo que le había venido rondando por la cabeza en los últimos días.
Gustavo extrajo una botella delicada, la descorchó y sirvió en dos copas de cristal.
– Es de una bodega boutique de Mendoza – comentó mientras terminaba de servir.
– Confío en tu criterio.
Degustaron el vino y Sebastián sintió como el regusto permanecía en su boca unos instantes.
Conversaron hasta que la cena estuvo lista. Gustavo le comentó a Sebastián sus exitosas operaciones empresariales y él se limitó a asentir o introducir algún comentario casual en el medio del discurso de su hermano. No era que no lo apreciara o no le interesara su éxito sino que no lograba sentirse a gusto con todo lo que implicaba el mundo de los negocios. Además las luces dicroicas de tono bajo que hacían el ambiente acogedor en el reflejo con los pisos de madera bien pulida lo estaban adormeciendo. Entonces la voz de su madre los llamó como cuando eran todavía niños, a la mesa. Por un instante parecía como si el tiempo no hubiera pasado desde su infancia y todavía estuvieran llenos de un futuro imprevisible pero siempre promisorio a ojos de su madre.
La mesa estaba servida como para un banquete: cubertería plateada y dos platos, uno para la entrada y el otro para el plato principal.
Se sirvió una abundante entrada de pan al ajo junto con unas berenjenas con tomates y almendras tostadas.
Vio a su sobrina, todavía una nena pequeña, con todo por delante y los vio a su hermano y a Marina que por primera vez desde que recordaba parecían estar en paz: no había miradas torcidas ni reproches a medio decir. Todo como debía ser.
– Entonces – dijo su madre sin importarle todavía tener un pedazo de berenjena en la boca – Sebastián – se llevó la servilleta de tela a la boca – ¿terminaste con la ortodoxa?
Sebastián miró a Gustavo que lo esquivó haciéndose el desentendido.
– Así es.
– Bueno – siguió su madre – a ver cuándo nos traes entonces una chica. Una judía.
– Pero mamá – intervino Gustavo – acaba de terminar con una chica judía. Dale un respiro. Que conozca a alguna goy, o algo.
– No, no – dijo la madre – esa Sheila no era una judía como… nosotros. Era una de esas fanáticas, una extremista. Esos son casi tan antisemitas como un nazi.
– ¿Por qué dice eso? – preguntó Marina.
– Porque claro, son tan extremos… además, eso que tienen de llamar la atención. No pueden evitar ir por la vida mostrando: “Miren, soy un judío” y después la gente común cree que todos los judíos somos fanáticos religiosos como ellos. Y no es así querida.
– Además – agregó Gustavo – mirá lo que pasó el año pasado: con todo eso de los rituales de sangre la gente cree que todos los judíos estamos en eso de matar cristianos para usar su sangre en rituales religiosos.
Sebastián empezó a sentir como la comida le caía pesada.
– ¿No podríamos cambiar de tema por favor?
– ¿Por qué, hijo? ¿Acaso no es cierto lo que dice tu hermano?
El aire se había tensado.
– Voy a servir el segundo plato – dijo Marina poniéndose de pie y recogiendo los platos de la entrada.
Gustavo sirvió más de ese vino boutique, era la tercera botella que descorchaba y Sebastián se abalanzó rápido hacia la copa que tomó casi hasta la mitad.
– Con calma hermanito.
– Yo también quiero – dijo Raquel.
– No hija, vos tenés acá tu jugo – Gustavo le sirvió en el vaso de plástico un poco más de jugo pero la nena comenzó con un berrinche.
– Por suerte nosotros no los educamos así – dijo en un suspiro Miriam.
– Mamá, por favor – la retó Gustavo y levantó a su hija de la silla para llevársela a su cuarto – es tarde y está cansada, mejor se va a dormir.
El hermano de Sebastián desapareció por el pasillo con la nena en brazos que no paraba de llorar. Tomó el resto de la copa de vino.
– Y vos dejá de emborracharte – le recriminó su madre pero Sebastián no le hizo caso.
De la cocina apareció Marina con los platos principales en las manos haciendo equilibrio como el mejor mozo de la ciudad. Colocó a cada uno de los comensales el que le correspondía y Gustavo volvió para sentarse a la mesa.
El pollo al horno con papas era un plato tradicional pero que bien hecho podía hacer lucir a la anfitriona.
– Esto está muy bueno – dijo Sebastián dirigiéndose a su cuñada.
– Gracias. Espero que lo disfruten y que vuelva la concordia a esta familia.
Durante unos pocos minutos comieron en silencio, sin quejas ni reproches y Sebastián agradeció la tregua.
– La verdad – dijo su madre – yo no sé. Porque realmente, su padre y yo, nosotros no los educamos para esto – terminó rompiendo la breve paz.
– ¿Educarnos para qué mamá? – respondió Sebastián acalorado.
– Si es por él – se metió ácido Gustavo – vos viste, estudió en esa facultad de Filosofía…
– ¡¿Y eso qué tiene que ver?! – dijo Sebastián casi a los gritos.
– Ay, siempre lo mismo, ustedes dos – su madre comenzó a lagrimear.
– Pero claro, si en esa facultad leen cada cosa. ¿Sabías mamá que tu hijo Sebastián en esa facultad leyó a ese tal Frederic Nietzsche? ¡Sí, el filósofo nazi!
Miriam ahora lloraba desconsolada y trataba de contener sus lágrimas con la servilleta. Su cuñada se levantó y le pasó un brazo por el hombro.
– Tranquilicese suegrita.
– Gustavo – dijo Sebastián ahora sintiendo que el vino se le había subido del todo a la cabeza – no hablés estupideces que no sabés nada.
– ¡Ah! ¿Ahora no sé nada? ¿Me vas a negar que ese tal Nietzsche era nazi? ¿O me vas a negar que lo leíste en tu carrera? ¡Yo me acuerdo de los libros que estaban en tu escritorio mientras cursabas!
Sebastián no aguantó más. Se levantó de la mesa y arrojó dramáticamente la servilleta arriba de la mesa.
– Sos un estúpido. Sí leímos a Nietzsche pero la asociación con los nazis vino por parte de su hermana que se apropió de sus escritos cuando él ya estaba muy enfermo y los contaminó de toda la basura antisemita que creía su marido. Friedrich nunca pudo haber sido nazi simplemente porque murió treinta y tres años antes que el nazismo llegara al poder. Y ni siquiera odiaba a los judíos, como su cuñado.
– ¡Pero entonces su cuñado sí nos odiaba! Ahí lo tenés mamá, eso es lo que la educación liberal de tu hijo resultó. Un intelectual filonazi.
– Mamá, te pido disculpas – dijo Sebastián que se sentía un poco mareado – pero yo me voy. No tiene sentido que me quede a escuchar más estupideces.
Marina se apresuró a acompañarlo a la puerta de salida.
– Disculpá a tu hermano – le dijo – no está pasando un buen momento laboral.
– Yo puedo llegar a disculparlo, pero antes quiero que se encargue de pedirle disculpas a mamá por toda esta escena. Me estuvo provocando desde que nos sentamos en la mesa.
Su cuñada bajó la cabeza y asintió en silencio. Se despidieron.
Cuando Sebastián llegó a su departamento volvió a sentirse bien. “Lo mejor de salir es volver a casa” pensó y se sacó la camisa.
Sin pensarlo demasiado se sentó de nuevo frente a la PC. Navegó abúlico por la webpage de los servicios profesionales de María Belén Lorenzo y por inercia hizo click en la página de su portfolio que se llamaba R.I.P.
Lo que encontró le secó la garganta y lo dejó sin posibilidad de articular ni una sola palabra.
¿Cómo podía ser que la misma Belén hubiera hecho una webpage burlándose de su propia muerte? ¿Y cómo sabía que iba a morir ese año? ¿O acaso había sido algo que había colocado allí alguien para burlarse de su muerte? Ese sol sonriente, ese tipo de dibujo no era un homenaje. El que lo hubiera puesto allí debía haber tenido un motivo muy oscuro.
Las ideas se le amontonaban en la cabeza y sintió que lo iban a desbordar. Miró la hora en su reloj. Ni siquiera eran todavía las once de la noche. Podía intentarlo. Seguro que no era nada, pero tenía que quitarse la duda.
Buscó su teléfono y marcó el número de Andrea Maiman, la hermana de su ex compañero de secundaria que se había encontrado en un bar hacía unos pocos días. En esa ocasión ella le había dicho que se dedicaba a sistemas informáticos. Quizás podía ayudarlo con ese pequeño misterio.
– ¿Andrea? – dijo cuando atendieron del otro lado.
– Sí. ¿Sebastián?
– Te acordás de mí.
Se escuchó una pequeña interjección, como si se hubiera aclarado la garganta.
– Claro. Nos vimos el otro día.
– Andrea, disculpame la hora y que te moleste, pero necesitaría si me podés ayudar con algo. Quizás no sea nada. Pero encontré una página web muy extraña y quizás vos le encuentres algo más de sentido del que yo puedo encontrarle – dijo y le explicó exactamente lo que quería que ella comprobara.


October 21, 2015
Viajar, dormir, leer
Hace poco les había comentado de una peculiar librería en Tokio que se caracteriza por vender sólo un libro por semana, rotándolo todas las semanas (pueden recordarlo aquí). Hoy les quiero contar acerca de otra peculiar experiencia bibliográfica en la capital de Japón que así parece ir acercándose a ser también la capital de las curiosidades para amantes de los viejos y queridos libros de papel; se trata en esta ocasión de Book and Bed un hostel que inaugurará pronto en la centenaria ciudad. ¿Qué tiene de especial este lugar? Se tratará de un hostel consistente en una gran habitación compartida pero decorada en maderas oscuras y con acceso al alcance de la mano, desde cualquier ubicación, a libros.
Diseñado por el prestigioso estudio Suppose Design Office este peculiar hostel es un emprendimiento de la pequeña librería y editorial Shibuya Publisher Booksellers que así se suma a esta ¿nueva moda? japonesa de convertir el arte de vender libros en una experiencia moderna y completa a medio camino entre el arte, la leve provocación y la innovación.
Entonces ya saben, la próxima vez que pasen por Tokio posiblemente quieran darse una vuelta por Book and Bed, hojear un libro de Haruki Murakami y sentirse más adentro de sus fabulosas ficciones que nunca.
Vía: Traveler


October 15, 2015
Papel: 1 / E-book: 1
El domingo pasado el diario La Nación publicó una nota acerca del estado actual de los e-books y los libros de papel con el sugestivo título Papel: 1 1 / E-book: 0. El apocalipsis que nunca llegó donde se hacía eco unas semanas después de la nota que publicó The New York Times el 22 de septiembre: The Plot Twist: E-Book Sales Slip, and Print Is Far From Dead (a modo tal que el artículo de La Nación tiene un párrafo prácticamente calcado de uno de la nota del New York Times). Ambas notas tienen en común, además, la información que publicó la Association of American Publishers (AAP) con un balance de las ventas de libros en e-book, papel y tapa dura en el periodo enero-junio de 2015 que demuestran una caída en la venta de e-books respecto del mismo periodo del año pasado.
Aquí conviene aclarar que esa nota ya ha sido discutida y cuestionada desde diversas fuentes, blogs y especialistas (lo mejor que leí al respecto y en el que se basa en parte este post está aquí).
Me resulta raro que la nota de La Nación que refrita la del New York Times de hace un mes y que ya ha sido rebatida en varias de sus premisas periodísticas no haya incluido estas nuevas reflexiones, pero no quiero opinar aquí de cuestiones que hacen al hacer periodístico.
Lo que me interesa es plantear si es correcto hablar del “fin del e-book” como con cierto regodeo plantean ya desde su título ambas notas.
Porque decir “Papel: 1 / E-book: 0” es una formulación bastante tendenciosa, como si el formato e-book no hubiera tenido un crecimiento sostenido durante los últimos cuatro años, como si no hubiera convertido ningún “gol”.
Y creo que no hay ingenuidad en la forma de titular y de presentar la información de la AAP; creo que hay una intención explícita de plantear que el e-book fue un espejito de color que ya no le interesa a nadie.
Antes de seguir quiero aclarar mi relación con el e-book y el mercado del e-book: tengo dos Kindles en casa, compro libros originales en Amazon (no bajo pirata), trabajé para el mayor retailer de e-books de la Argentina y actualmente me encargo de la implementación de catálogo en e-book de una editorial médica argentina.
Además, me interesa el e-book como escritor y estoy trabajando para publicar en los próximos meses algunos libros en este formato de modo autopublicado, como una forma de experimentar y hacer algunas comprobaciones en piel propia sobre cómo es el juego de los indies.
¿Por qué las aclaraciones? Porque en este juego no hay ingenuidades y cada uno de los actores intenta llevar agua para su molino.
Vayamos entonces a los datos de la AAP que desencadenaron estas notas sombrías para el futuro de los e-books (algunos han llegado a decir que el formato quedará como las cámaras de fotos Polaroid o los discos de vinilo, sólo para un micro nicho de fanáticos).
Este es el cuadro de la AAP que muestra las ventas totales de libros en todos los formatos en el período enero-junio desde el 2011 y hasta el 2015

Fuente: AAP
Si vemos el cuadro comprobamos fácilmente que hubo una disminución en los ingresos por venta de e-books en 2015 y un aumento en el formato “Paperback” (tapa blanda) y “Mass Market” (es un formato de libro de bolsillo, con papel de baja calidad cuyo equivalente podría ser las colecciones de libros de kiosco que se venden en nuestro país).
Según la AAP la caída de las ventas de e-books suman un 10.3% mientras que la subida en ventas de Mass Market & Paperback habría sido de 12.5%.
Ahora, si vemos bien el gráfico, también podemos comprobar que el formato “Hardback” (tapa dura) también sufrió un declive interesante respecto del mismo periodo del 2014: exactamente un 11% según la AAP (casi un punto más de caída que la caída de ventas en e-book).
¿Entonces cómo? ¿No era que los e-books estaban en decadencia y el formato papel estaba resurgiendo de sus cenizas? En la misma página de la AAP muestran que el promedio de la caída de ventas TOTAL es de 1.4% respecto del 2014. Es decir, que se vendieron menos libros que el año pasado. Esto es el resultado de la suma de las caídas de ventas tanto en papel como en e-book.

Fuente: AAP
En definitiva, lo que habría es una caída de las ventas del sector editorial de 1.4% en total. Nada que festejar para los que amamos los libros más allá del formato que prefiramos.
Entonces, indudablemente hay una caída (en estos números) de las ventas en e-books y además, una caída en general de las ventas de libros que amontonan un 1.4%
Ahora bien, ¿por qué Amazon, el mayor retailer de e-books del mundo, dice que las ventas de este tipo de libros están a la alza en 2015 si acabamos de ver los fríos datos que lo desmienten?
Acá es donde la nota del New York Times y su carbónico de La Nación es donde no se meten.
Primero que nada: la AAP recopila datos de ventas sólo de editoriales que están inscriptas en ella: unas 1.200 editoriales. Esto deja de lado editoriales que no forman parte de la asociación pero más importante, el amplio mercado de los autopublicados que son la columna vertebral de ventas en e-book de Amazon bajo su programa Kindle Direct Publishing. Un gráfico del sitio Author Earnings lo demuestra claramente:

Fuente: Author Earnings
Como se ve claramente en el gráfico los datos que recopila la AAP (barra color violeta) son menos de la mitad del total de las ventas en e-book. A esa información de la AAP habría que sumarle los títulos publicados por editoriales tradicionales que no están asociadas a la AAP, publicaciones del sello propio de Amazon y libros autopublicados o independientes con y sin número de ISBN. En particular aquellos libros sin ISBN resultan difíciles de rastrear.
Y ahora viene la segunda cuestión: ¿por qué están cayendo las ventas de los e-books de las editoriales que pertenecen a la AAP?
Todos los especialistas coinciden en algo que como consumidor resulta obvio: luego de la tremenda disputa entre Hachette y Amazon del 2014, las grandes editoriales lograron imponerse y estipular los precios para sus e-books, muy por encima de lo que Amazon sugería. Esto es algo evidente para cualquiera, basta con entrar en Amazon.
Veamos un ejemplo concreto: ayer me recomendaron la novela The Three-Body Problem de Cixin Liu y como siempre que me recomiendan un libro, lo fui a buscar en Amazon. Vean la sorpresa que me llevé cuando vi el precio en formato e-book (Kindle) y el precio en formato Paperback (papel):
¿Lo ven? En formato digital cuesta US$12.99 mientras que en formato Paperback cuesta US$12.23. Es decir, sale casi un dólar más caro comprarlo en formato digital que en papel (repito: comprar un archivo que almacenamos en un dispositivo, comprar bits, a cambio de comprar papel que se puede tocar y sentir) cuando se sabe que un consumidor promedio está dispuesto a pagar hasta un 50% del precio en papel por el formato digital.
De hecho, las variaciones de precios en el rango de US$1.99 a US$ 3.99 son fundamentales para estimular la venta de títulos vía Amazon y esto es algo que lo saben los autopublicados que se la pasan especulando con estas variaciones de precios o incluso desarrollan campañas en las que disponen sus libros en forma gratuita por uno a tres días.
¿Por qué las grandes editoriales querrían boicotear el formato e-book? en principio para quitarle poder de fuego a Amazon.
Para las editoriales este retailer representa un riesgo muy grande: son los dueños de la patente del Kindle, que como dijimos es el e-reader más popular del mundo. Y con esto viene también el tema del DRM (Digital Rights Management, es decir, la seguridad que le colocan a los e-books para que no puedan ser copiados gratuitamente o pasados a otros dispositivos que no sean el Kindle). Si el e-book reemplaza casi por completo al libro en papel desplazándolo a un consumo más marginal, y si Amazon es el monopólico retailer las editoriales quedarán sometidas a su voluntad. Amazon podría imponer las reglas del juego que le plazcan. Algo que por cierto viene haciendo en buena medida.
Por supuesto, aquí entra la segunda particularidad del tema: las editoriales no terminan de confiar en el formato digital y por eso se ponen restrictivos con el DRM. Se genera un círculo vicioso: 1. las editoriales temen que la gente pueda copiar y reproducir gratuitamente sus contenidos por lo que exige un DRM poderoso 2. Amazon le pone entonces DRM a los libros que vende y con este DRM viene la imposibilidad de que la gente lea sus libros en otros dispositivos que no sean los de Amazon o con la app oficial de Amazon para tablets 3. Así Amazon recibe un enorme poder para imponer sus condiciones cuando quiera. Y es una empresa caracterizada por hacerlo y jugar rudo desde siempre.
Por último, a las editoriales tradicionales, claramente no les conviene el desarrollo de un mercado del e-book independiente porque les quita su lugar en el mercado. Si es fácil autopublicarse y hacerlo con gran calidad, ¿para qué un escritor quería pasar por una editorial tradicional? La autopublicación le permite al autor tener absoluto control minuto a minuto acerca de sus ventas. Una editorial tradicional hace como mucho dos liquidaciones de derecho de autor anuales. Entonces, un autopublicado puede empezar a ganar dinero con su obra mucho más rápido, con un control mucho más exacto y con un mayor porcentaje de ganancia que publicando de modo tradicional.
A las editoriales, en el actual estado del mercado, seguramente les conviene enfriar un poco el tema de los e-books para no darle tanto poder a Amazon y desalentar la autopublicación.
Desde luego, no creo que Amazon se quede de brazos cruzados ante esta situación. Creo que su apuesta va a ir por seguir estimulando a los autopublicados que de momento le está brindando un gran éxito. Imaginen que la película The Martian de Ridley Scott que acaba de estrenarse está basada en el libro de Andy Weir que surgió como uno más de los miles de autopublicados en Amazon. Es decir, el mercado independiente ha dado ya sobradas muestras en poco tiempo de estar lleno de buenos escritores con interesantes propuestas que por motivos diversos no llegaron o no quisieron llegar a editoriales tradicionales.
Algunas consideraciones sobre el mercado local
Ahora vayamos a algunas pequeñas consideraciones acerca del estado del e-book en la Argentina. Aquí este mercado es casi subterráneo por diversos motivos:
La dificultad de acceso a los e-readers y dispositivos de lectura. En especial el Kindle de Amazon que es el más adoptado a nivel mundial.
El hecho de que Amazon no opere en nuestro país.
Algunas restricciones por parte de las editoriales locales.
En mi caso concreto me he dado cuenta que mis libros publicados en Amazon no están habilitados para ser vendidos en la Argentina, lo que me complica mucho cada vez que alguien me pregunta si están en digital. Desconozco los términos del contrato que habrá celebrado mi editorial con algún distribuidor de contenidos pero evidentemente en alguna cláusula debe indicar que esos contenidos no se venderán vía Amazon en la Argentina sino a través de librerías que hayan montado un sistema de ventas de e-books o directamente vía BajaLibros.
Creo que esta es una traba fundamental para el desarrollo del escueto mercado local de e-books porque la gran mayoría de lectores de e-books en el país parecen optar (al igual que en casi todo el mundo) por el Kindle. Al comprar un e-book por BajaLibros o cualquier otra librería local, el lector no puede pasar el contenido a su Kindle sin antes quitarle el DRM, algo que requiere una mínima pericia y no todos saben cómo hacer. Y así entonces el pequeño mercado potencial se achica aún más y queda relegado a quienes leen e-books en sus tablets o smartphones.
Pero además, habiendo pasado ya más de un año de la publicación de Rituales de sangre, no he recibido de momento ninguna liquidación referida a las ventas en e-books en todos los canales. Según la editorial están teniendo dificultades para controlar los números de ventas en digital. Lo que sé a nivel concreto es que como escritor no siento que se le esté dando importancia a este tema de venta en digital y mucho más por el hecho de que no tengo ningún dato acerca de números de venta en este formato. Nuevamente, a mí me interesa especialmente el tema de los e-books, imagínense a un escritor tradicional que es desconfiado en principio en este tipo de innovaciones. Imagino que carecer de números concretos de ventas en formato e-book no resultaría especialmente estimulante para que se acerque al formato.
Conclusión provisoria
La conclusión de todas estas cuestiones es evidente: el mercado del e-book no se está cayendo en picada como le gustaría a unos cuantos. Sí es cierto que está creciendo a un ritmo menor que en años anteriores pero aún así, sigue creciendo y queda bien lejos de 0 en el conteo de goles de este largo partido.


October 8, 2015
Feria del libro de Río Cuarto 2015
Estoy muy contento porque esta noche viajo a la Feria del Libro de Río Cuarto (Córdoba) para participar en dos actividades en la ciudad: presentación conjunta de nuestras últimas novelas con Sergio Olguín y una mesa-debate acerca del género policial en la Argentina.
¡Nos vemos allá!


October 6, 2015
Entrevista a Matías Bragagnolo
Como muchos, conocí a Matías Bragagnolo el año pasado (2014) con la salida de su novela Petite Mort (novela finalista en el concurso BAN! – Extremo Negro 2014). Fue un comentario de Gastón Intelisano el que me hizo saber que se venía la novela justo antes del BAN! y en seguida se ganó mi interés por el tema que da sustento a la trama: la producción y distribución de películas snuff.
Apenas salida la novela la compré en el mismo BAN! y luego tuve la suerte de conocerlo a Matías, compartir cenas, encuentros, conversaciones y lecturas.
Este año salieron al mismo tiempo nuestras respectivas segundas novelas (El brujo la suya, Rituales de lágrimas la mía) y con esa excusa le propuse hacer una entrevista que nos permitiera a todos (ustedes lectores y yo) adentrarnos un poco más en su perturbadora narrativa.
Porque eso tiene que quedar bien claro: Matías Bragagnolo escribe sin ningún tipo de freno moral o estético. Las peores imágenes salen como si fuera por la picadora de carne y su literatura termina siendo un plato para estómagos fuertes.
No me inquieta decir que Braganolo escribe algunas novelas que me gustaría poder escribir a mí mismo pero que creo que nunca me atrevería a llevar a cabo.
Vayamos entonces al hueso: las preguntas.
Sos abogado de profesión: ¿cómo surgió en vos el interés por escribir? ¿Qué escritores considerás tus influencias más importantes? ¿Qué te gusta leer actualmente?
Escribo desde los 9 o 10 años, pero con frecuencia y más seriedad lo empecé a hacer desde los 16 o 17. La abogacía es la profesión que me da de comer: vivo esforzándome por hacer mi tarea con la mayor perfección posible, pero es escribir lo que realmente disfruto hacer. Como influencias reconozco a escritores como Victor Hugo, Edgar Allan Poe, Henry Miller, Marcel Proust, Carlos Chernov, W.S. Burroughs…
Actualmente estoy muy entusiasmado con autores como Michel Houellebecq, David Foster Wallace, Irvine Welsh, Don Winslow, Laiseca…
¿Cómo sentís que te recibió el medio literario cuando irrumpiste el año pasado con Petite? ¿Qué repercusiones tuviste?
Las repercusiones hace meses que han superado mis (mediocres o no) expectativas, así que no me puedo quejar. A veces no sé si estoy despierto o soñando, pero supongo que ya se me va a pasar. Y una de las cosas que el paso de “escritor ermitaño” a escritor publicado provocó fue la amistad y la camaradería con un montón de autores, algo que ha cambiado mi vida por completo. Algo así como ese momento del cuento de Andersen en que el patito feo encuentra a los cisnes y descubre que él también era uno de ellos.
La pregunta es necesaria: ¿realmente viste todas esas cosas espantosas que contás en Petite Mort?
Todo aquella filmación que en la novela es descrita en detalle fue vista. Lo que solo se menciona al pasar es lo que es imposible de conseguir por medios legales.
Se pueden decir muchas cosas de tus libros menos que sean complacientes o fáciles de digerir ¿qué lugar crees que ocupa tu obra en la literatura argentina actual? ¿Cuál te gustaría que ocupase?
Responder a esa pregunta es un verdadero problema. Supongo que podría decirse que novelas como Petite o El brujo se llevan muy bien con el carácter extremo aunque ameno de las obras del maestro Laiseca, pero este es uno de los pocos puntos de conexión que encuentro. Las mismas reacciones de los lectores me insinúan algo que de otra manera yo solo no habría notado: que mis dos novelas editadas de alguna manera conforman una isla dentro de la literatura argentina actual. Pero puedo estar equivocándome.
¿Cómo fue la génesis de El brujo? Te decía en una conversación que tuvimos que parece una canción de la banda de death metal Cannibal Corpse y me dijiste que algo de eso hubo ¿podrías ampliarnos?
Mi motor a la hora de escribir es la inspiración, que por suerte siempre ha llegado sin que tuviera que llamarla. Estaba de vacaciones y me desperté una mañana con la idea de una cárcel en la que un brujo era el personaje más temido (no puedo contar más porque la idea ya entrañaba el final de la historia). Empecé a trabajar creyendo que iba a ser un cuento más, pero en un momento descubrí que ya tenía más de 20 páginas y que aún estaba describiendo la construcción de la cárcel. No me gusta forzar los textos, así que me dije que entonces sería una novela corta, pero cuando superé las 100 páginas y la cosa seguía creciendo (literalmente creciendo, ya que la trama de manera espontánea adquirió la estructura de un árbol), supe que sería una novela hecha y derecha, mucho más sólida y compleja de lo que había imaginado en un comienzo. Y sí: el día en que me senté a escribirla estaba escuchando Cannibal Corpse, supongo que porque sabía que ese iba a ser el clima que tendría el argumento.

Bragnolo leyendo en el ciclo El conejo blanco – Foto de Nicolás Amor
En tus novelas pareciera haber una especie de tensión entre la realidad (lo que sería por ejemplo toda la documentación acerca del cine snuff en Petite o el lenguaje técnico muy detallado que usás en El brujo) y luego explosiones de cosas tremendas y, digamos, imposibles, de ciencia ficción o fantástico (un fantástico al servicio del mal, pero fantástico en fin) ¿cómo manejás esa tensión a la hora de escribir? ¿tuviste comentarios de algún lector que te dijera que te prefiere más de un lado o del otro?
Cuando escribo me importan poco y nada los géneros. Lo que la historia me pida le será dado. Siempre y cuando haya coherencia en el estilo y las técnicas utilizados, siempre y cuando el paso de una atmósfera a la otra sea fluido, poco me preocupa si la obra puede ser encasillada o no dentro de un género. En ese sentido creo que J.G. Ballard es un claro ejemplo: se lo ha encasillado en la ciencia ficción, pero todos sabemos que sus textos siempre estuvieron a años luz de cualquier clasificación. Y hasta ahora, por suerte, tengo la sensación de que a quienes han leído mis novelas tampoco les ha afectado demasiado esa especie de erratismo genérico.
¿Te documentaste para describir los rituales que hace el Brujo? Hay mucho detalle y parece todo muy real por otra parte ¿alguno de ellos se puede observar en la realidad?
No del todo, no en la forma exacta en que lo muestro. Los rituales y las curaciones que realiza el Brujo son una mezcla, ecléctica, si se quiere, de prácticas llevadas al cabo en la magia negra, el umbanda, la santería, la magia del caos, el vudú, el paganismo, el espiritismo. Desde chico tuve mucha curiosidad por el lado siniestro de la existencia y por el ocultismo. Y luego me enrollé con Anton LaVey y su Iglesia de Satán, más tarde me interesé por Aleister Crowley, luego con el Templo de la Juventud Psíquica. Incluso mi obsesión con el Antiguo Testamento y el lado más virulento del cristianismo en mi infancia y mi adolescencia tiene que ver con todo esto.
En El brujo hay mucho conocimiento del hampa, de la cárcel, de los códigos internos de las clases bajas: ¿cómo investigaste estas cuestiones? ¿qué destino podría haber tenido La Roca y los que ahí subsisten si no apareciera el brujo (que de hecho, aparece para el último cuarto de la novela)?
Esos conocimientos pertenecen a todo ese caudal de información que uno va reteniendo en el cerebro por motivos muchas veces desconocidos. La vida, las lecturas, los programas de televisión, el contacto con todo tipo de gente (colegas, clientes, testigos) que brinda la abogacía. No me había detenido a pensar de donde podía venir todo ese conocimiento, simplemente estaba ahí.
De no haber existido un Brujo en esa cárcel, probablemente los personajes de la novela no hubiera estado teñidos de ese carácter tan demencial, y quizás ello hubiera propiciado una caída en la típica historia carcelaria llena de golpes bajos (por más extraño que pueda parecer, si hay algo que siempre trato de evitar en mis textos es el golpe bajo).

Los Rituales de lágrimas de El brujo – Hace una semanas nos encontramos con Matías para intercambiar nuestras nuevas novelas.
Hay algo que no me deja dormir: la predicción final que le hace el Brujo al director de la penitenciaría ¿se cumple en algún momento? Porque parece tener razón siempre pero por otra parte… estamos leyendo un informe posterior a los hechos narrados.
Una respuesta a ese interrogante tendría dos fases. Por un lado, todo aquello que no consigno explícitamente en una novela es algo que ni yo mismo sé, así que no sé qué tipo de funcionario o investigador escribe el informe ni quién se lo encargó ni en qué fecha posterior a los hechos narrados lo hizo. Por el otro, eso mismo que el Brujo dice, esas últimas palabras que le escupe al Director, de alguna manera simbolizan lo que yo veo en el futuro de una raza humana idiotizada con las redes sociales y los teléfonos celulares. Realmente sospecho que una aceleración del tiempo está teniendo lugar, sea cual sea la explicación que se le encuentre.
Contame y contale a los lectores en qué proyecto estás trabajando actualmente y qué libros inéditos tenés pensado publicar en los próximos tiempos.
Llevo dos años trabajando en una novela basada en hechos reales, sobre la secta Niños de Dios. Es un proyecto bastante exhaustivo y complejo, que se compone de tres tomos algo voluminosos. No podría decir cuántos años más va a llevarme terminar la obra completa, ya que cada tomo es una línea de tiempo que corre paralela a las otras dos, y, como avanzo en orden cronológico (capítulos cortos, folletinescos), las tres partes están siendo escritas simultáneamente.
Si bien por el momento es una cuestión que no depende enteramente de mi voluntad, sino de la forma en que se vayan dando las circunstancias, mis intenciones son las de suceder a El brujo con una novela que relata las inusuales situaciones que rodean a la posesión satánica de un adolescente de 17 años. Es una novela muy ágil, no demasiado larga, repleta de golpes de timón y narrada en primera persona por el propio poseído.
Otras entrevistas:
Gabriela Margall (escritora)
Marcos Pereyra (escritor)
Andrea Milano (escritora)
Santiago Kahn (director de la revista literaria Maten al mensajero)


September 29, 2015
Rituales de lágrimas: los archivos perdidos
Lo prometido es deuda y yo les prometí que en este blog encontrarían material extra de Rituales de lágrimas. Bien, ¡aquí vamos!
************************** SPOILERS **************************
1. La lápida de María Belén Lorenzo
Por empezar, aquí está la imagen a todo color que deja plantada María Belén Lorenzo en su página web:
2. La bandera nazi
Y por supuesto, aquí está la bandera que esconde al final de la “búsqueda del tesoro”.
Si querés podés probarla vos mismo copiando el código HTML en un archivo nuevo de Bloc de notas.
1er paso: copiar y pegar el siguiente código en un archivo nuevo de Bloc de Notas
<!DOCTYPE HTML>
.simevencaminar{
height: 80px;
width: 150px;
background: #E51616
}
#porelvalledesombradelamuerte {
background: white;
color: #black;
font-family: sans-serif;
font-size: 2em;
font-weight: bold;
text-align: center;
width: 40px;
height: 40px;
border-radius: 18px;
-webkit-transform: rotate(45deg);
transform: rotate(45deg);
margin: auto;
}
Y esto a continuación que vas a tener que copiar tal cual a mano:
(tuve que pegar este último tramo del código en forma de foto porque si no, al publicarlo, WordPress me lo transformaba y el código no iba a servir)
Debería quedarte algo así:
2dp paso: Guardar el archivo como “Todos los archivos” y agregándole la extensión .htm
¡Listo! Ahora sólo basta con buscar el archivo que guardamos, darle doble click y se nos abrirá en el navegador que tengamos configurado por default como ocurre en la novela.
3. La Estrella que Sangra tal como aparece en la escena del crimen de María Belén Lorenzo
¡También esto se ve mucho mejor a color!
Y esto es todo de momento. En las próximas semanas habrá más novedades.
Ilustraciones de la lápida de María Belén Lorenzo y la Estrella que Sangra de CJ Camba.


September 24, 2015
La chica del tren de Paula Hawkins
A esta altura del año ya no quedan dudas de que uno de los libros que se coronan como lo más destacado del 2015 es La chica del tren de Paula Hawkins. Aún sin conocer, obviamente, todo lo que se ha publicado y habiendo habido grandes novedades editoriales en el mercado anglosajón (como Purity, la nueva novela de Jonathan Franzen) el libro de Hawkins merece el podio por haber sido uno de esos felices casos de fenómeno comercial mezclado con excelencia literaria.
Publicada por primera vez el 13 de enero del 2015 por parte de una escritora debutante la novela explotó en las listas de más vendidos llegando a superar al tanque inamovible de El código Da Vinci de Dan Brown al vender tres millones de ejemplares en un mes. De hecho la publicidad estática en calle que puso la editorial Planeta, al menos en Buenos Aires, indica que la novela se vendió a razón de uno por segundo o algo parecido. La cuestión es que es impresionante y deja sin respiración casi tanto como la novela. Esto sin contar con que los derechos para llevarla al cine YA fueron comprados por Dreamworks y se rumorea que dos de los tres papeles de las mujeres protagonistas irían para Kate Mara y Emily Blunt.
Como se sabe, no todos los libros buenos o muy buenos logran despertar semejante pasión lectora y un interesante análisis de lo que llevó a esta novela debut al puesto de híper best-seller puede ser leído aquí.
Pero vayamos a lo que hace del libro una novela tan buena. Porque no se equivoquen: además de estar escrita con maestría en el uso del suspenso la novela tiene varias otras cuestiones que la hacen valiosa.

Kate Mara haría, a mi criterio, una perfecta Anne.
La trama, a modo sucinto es así: una mujer en sus treinta y pico, recién separada, con problemas con el alcohol, deprimida y recientemente despedida de su empleo, se dedica todos los días a viajar en el tren del lado de la ventanilla como modo de despejarse y pensar en otras cosas que la alejen de su vida.
El tren siempre pasa por la puerta de la casa que compartía con su ex marido que todavía la obsesiona y que ahora está casado con otra mujer con quien tiene una hija pequeña y también por la casa de unos vecinos a los que ella desconoce pero de quiénes se ha inventado una vida imaginaria de tanto observarlos por la ventanilla.
Un día la mujer de esa pareja de desconocidos desaparece y Rachel, la mujer del tren, se involucra en la investigación del caso.
La novela, como dije antes respecto del rol de las mujeres en el policial contemporáneo, nos presenta mujeres rotas. Rachel con su alcoholismo y su estado al borde de la fractura mental. Anna, la nueva mujer de Tom el ex de Rachel, tiene dificultades que intenta ocultar para aceptar que empezó a salir con Tom cuando éste todavía estaba casado. Detrás de esas dificultades se esconden otras que no mencionaré. Y por último Megan, la chica desaparecida, tiene también varias cuestiones que la atormentan tanto de su pasado antiguo como de su pasado más inmediato.
Las tres mujeres tienen dificultades y deben vivir con ellas. Aprender a superarlas o no puede costarles la vida y en buena parte sobre eso se asienta la novela. No tenemos aquí mujeres todo poderosas cumpliendo el rol que cumplen los hombres en el 90% de las narrativas (y diría que si es de género ese número asciende todavía más) sino que son mujeres con problemas de mujeres, sometidas a las injusticias y las violencias a las que las mujeres están sometidas aún hoy, en pleno siglo XXI. Estas mujeres deben ver el modo de lidiar con ese sometimiento y ver qué hacen con eso. Cada una a su modo irá así construyendo su destino.
Estas tres mujeres deberán lidiar con esas formas de somentimiento que son a veces sutiles y otras veces meramente violentas y lo harán de mejor o peor modo, como cualquier persona real reaccionaría. Entonces no hay una idealización de la mujer que por ser mujer y sometida a diversas formas de violencia patriarcal debe ser mejor. Ni peor tampoco. Son sólo mujeres de una novela muy parecidas a mujeres del mundo real y como ellas tienen sus falencias, sus equívocos y sus errores dolorosos.

Emily Blunt ¿será Rachel?
Y por eso mismo, si bien la violencia de género es el núcleo que conduce el relato junto con un suspenso bien dosificado, también hay lugar en estas mujeres rotas para la culpa de los errores propios demasiado caros.
No hay redención al final para ninguna de estas mujeres pero tampoco para ninguno de los varones. La novela no es complaciente porque en ningún momento lo es y no se traiciona a sí misma. Sí hay una vuelta a una tranquilidad frágil y delicada como es en muchas ocasiones la vida real.
La novela fue comparada con Gone Girl de Gillian Flynn que también nos presentaba una mujer rota como lo era Amy y aunque la autora prefiere ser comparada con Hitchcock, lo cierto es que sí se pueden leer ambas novelas como si se tratasen de las dos caras de una moneda: unidas por la fragilidad, divergentes en el modo en que cada una de estas mujeres combate la adversidad.

Paula Hawkins
Entonces, no sólo La chica del tren es una gran novela de suspenso por su impecable estructura de tensión narrativa ascendente, su misterio bien construido y sus tiempos, sino que su gran construcción de personajes para lo que es fundamental el modo en que está narrada (cada capítulo es la voz de alguna de las tres mujeres protagonistas en primera persona) la convierte también en una excelente novela para pensar la cuestión de género desde una perspectiva que no intenta bajar línea sino exponer problemáticas reales de modo no intrusivo pero sí reflexivo y que deja al terminar sus páginas un sabor agridulce y levemente melancólico. En eso también podemos sentir el hiperrealismo con el que está construida la novela porque en nuestras vidas también enfrentamos muchas veces situaciones que terminan dejándonos una sensación de empate, de nostalgia y melancolía por lo que se rompió y ya no se podrá volver a arreglar.
Realmente estamos ante una gran, gran novela que no sólo va a fascinar a los amantes del género del suspenso sino que tiene la capacidad de gustar a un público amplio.


September 20, 2015
¡Ganate un ejemplar de Rituales de lágrimas!
Quiero que puedas leer mi nueva novela y voy a hacer todo lo posible para lograrlo. Por eso es que estuve hablando con mi editorial y les pareció una buena idea sortear algunos ejemplares.
¿Cómo hacer para participar? Muy fácil: sólo tenés que entrar al concurso en GoodReads y ya estarás participando. El ganador será seleccionado al azar por dicha red social y será contactado por e-mail para coordinar el envío del ejemplar.
Hay tiempo desde el 21 de septiembre y hasta el 12 de octubre de 2015.*
Podés entrar en el sorteo siguiendo la ficha a continuación o haciendo click aquí.
¡Mucha suerte!
Goodreads Book Giveaway

Rituales de lágrimas
por Alejandro Soifer
El concurso termina el 12 de octubre de 2015.
Lee los Detalles del sorteo
en Goodreads.
Entrá en el sorteo
* Solo válido en Argentina.


September 14, 2015
Libros de vidrio

Foto de Artspace.com
El futuro de los libros no es el papel ni el formato electrónico sino el vidrio.
Bueno, en realidad no. Sólo se trata de una serie del artista plástico japonés Ramon Todo.

Foto de ma2gallery.com
Ya la semana pasada hablábamos de una librería japonesa muy peculiar y ahora volvemos a ver como Japón parece estar a la vanguardia del arte y las intervenciones bibliófilas.
Ramon Todo estará exhibiendo su colección en la galería MA2 Gallery en el marco de la EXPO CHICAGO que comienza la semana que viene. Si tienen la suerte de estar por ahí y aman los libros, creo que valdría la pena ir a verlo.

Foto de ma2gallery.com
Vía: This is Colossal

