Rafael Uzcátegui's Blog, page 5
September 29, 2024
Revocación de pasaportes: Represión pos-electoral de bajo costo
Luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio la oferta represiva implementada por las autoridades venezolanas ha incluido la anulación masiva de pasaportes. Aunque la supresión del documento ha afectado a integrantes de partidos políticos y organizaciones sociales, también ha perjudicado a personas de diferentes perfiles, que incluyen migrantes con años fuera del país y sin ninguna actividad pública conocida. Este ha sido un mecanismo de control eficaz de bajo costo, tanto en términos políticos como logísticos.
Según el informe “Crisis postelectoral y de DDHH 2024 en Venezuela”, un esfuerzo conjunto de documentación por parte de distintas ONG venezolanas, la anulación de pasaportes tendría a la masividad como patrón principal de aplicación, siendo parte de los llamados “métodos blandos” aplicados por las autoridades venezolanas denunciados por la Misión Independiente de Determinación de Hechos de Naciones Unidas.
En septiembre de 2023 los expertos de la ONU divulgaron un informe en el que describían que la represión del gobierno de Nicolás Maduro era una combinación de mecanismos “duros” y “blandos” que forman parte “de un aparato opresivo del Estado que se ha utilizado en diversos grados, dependiendo de la naturaleza de la disidencia social y de la percepción de su influencia”. Dentro de los mecanismos duros estarían las ejecuciones extrajudiciales, las detenciones arbitrarias y la tortura. Entre los suaves se pudieran incluir la difusión de mensajes atemorizantes por redes sociales institucionales, la aprobación de normativas restrictivas de derechos y la anulación de documentos de identidad.
Los afectados
Extraoficialmente, desde las elecciones, decenas de periodistas, activistas, miembros de ONG y militantes políticos –y, en ocasiones, sus familiares– han descubierto a través de la página web del SAIME o al intentar salir del país que sus pasaportes han sido anulados en el sistema digital que manejan las autoridades.
En el caso venezolano, la ONG Laboratorio de Paz continúa recibiendo testimonios de personas que al intentar viajar por el Aeropuerto Internacional de Maiquetía son informados, en el punto migratorio, que su pasaporte se encuentra anulado. “En algunos casos les han confiscado el documento”, agrega un integrante de la ONG. No se descarta que exista una motivación política: “Dentro de la masividad hay listas de personas a castigar por sus actividades políticas. En estos casos puede ser la antesala a represalias mayores”.
En el informe conjunto realizado por las organizaciones se incluyen varios testimonios de personas afectadas por la anulación de sus pasaportes. Resalta el del periodista Melanio Escobar, el único de los relatos que pidió ser identificado con su nombre y apellido. En el año 2019 Escobar intentó conseguir un documento nuevo. Cuando asistió a su cita se percató que su situación era irregular: “Me pasaron a un tercer funcionario el cual tampoco pudo procesar [la solicitud] y llamaron a la gerente de esa oficina, que fue la de la Guardia Nacional ubicada en El Paraíso, Caracas. La funcionaria ingresa los datos y, la verdad, es que le cambió la cara. Se comprometió conmigo a entregarme otra cita, me dio un papel que certificaba que ellos se comprometían, que me iban a llamar próximamente para una cita en los próximos siete días, situación que nunca pasó”. El director de la ONG Redes Ayuda intentó, sin suerte, resolver institucionalmente su situación: “pude hablar con uno de los asistentes de Gustavo Vizcaíno, el presidente del Saime, quien me solicitó pagar 7.000 dólares para expedirme un pasaporte y quitarme la anulación, quitarme el bloqueo que tenía el sistema”.
Un segundo testimonio es el de R, un periodista al que le han anulado su documento en dos oportunidades: “Bueno, finalmente me anularon el pasaporte, me informaron que, por segunda vez en menos de seis meses, me anulan un documento. La primera vez logré obtener uno nuevo, esta segunda vez no creo porque estoy fuera del país. Esto pues se lo han hecho a otros periodistas que están dentro de Venezuela. Fui avisado que me iban a anular el pasaporte. Antes ya había tenido amenazas de que sí seguía diciendo y escribiendo las cosas que escribo, iban a tener retaliaciones contra mí. Y ya cumplieron”.
Por los testimonios, constatamos que alrededor de la anulación de documentos coinciden dos situaciones. Una es la retaliación política. Pero la otra es la de la extorsión generalizada, similar a la de las personas que han sido detenidas por funcionarios policiales luego de las elecciones. “Aunque pagues y puedas conseguir un pasaporte nuevo, sabes que la posibilidad que vuelvan a hacerlo se mantiene. Comienzas a vivir como las personas que les ha dado un infarto: Con el miedo permanente a realizar alguna actividad que origine otro paro cardíaco”, dice S, una defensora de derechos humanos.
Pasaporte al silencio
Aunque las anulaciones masivas siguieron a las elecciones, este mecanismo ya se ha aplicado previamente. En el año 2021 fue aprobada una normativa que permitió, legalmente, la posibilidad que las autoridades anulen un pasaporte venezolano. Se trató del Reglamento Parcial del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reforma de la Ley Orgánica de Identificación, relativo a la Expedición, Renovación y Prórroga de Pasaportes. En su artículo 9 se establecen nueve causales de anulación de pasaportes: Robo, Hurto, Extravío, Deterioro, Alteración y, finalmente, por orden administrativa o judicial. El siguiente artículo agrega que “Es causal de inhabilitación para la obtención del pasaporte, la orden judicial emitida por el órgano competente”. Esta posibilidad no aparecía en ninguna ley anterior, dado que había muchas facilidades para obtener un nuevo documento.
Antes del año 2021 se habían registrado anulaciones de pasaportes como represalia política, siendo los casos más conocidos los de los periodistas César Miguel Rondón y Nelson Bocaranda, aunque también fueron víctimas diferentes líderes de partidos políticos de oposición. Usualmente los afectados intentaban obtener un documento nuevo mediante contactos formales e informales con funcionarios del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), quienes pedían a cambio importantes sumas de dinero y disminuir los mensajes de crítica gubernamental por redes sociales. Al ser la primera de una posible cadena de represalias, muchos afectados terminaron por salir del país.
Sin embargo, lo que antes del 28J fueron casos aislados, luego de las elecciones se transformó en una situación masiva, ambas represalias eficientes y a bajo costo. Laboratorio de Paz realizó una alerta pública luego de recibir denuncias de personas que habían siendo retenidas y extorsionadas, en las propias oficinas del SAIME, por haber preguntado sobre su documento revocado. Por los casos documentados por esta organización, luego de la anulación, las personas dejan de opinar sobre política en redes sociales. “Incluso se abstienen de asistir a concentraciones de la oposición”, comenta una de los integrantes de Laboratorio de Paz. “Se sienten vigilados”, agrega. El miedo que genera la situación en los afectados, además, ha generado que se desalienten a realizar la denuncia de su situación: “Cuando intentamos conformar una lista confidencial de los afectados para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, dice Laboratorio de Paz, “sólo pudimos obtener el consentimiento de 36 personas”.
Según el reporte “Crisis Postelectoral…” los derechos violados con la anulación de pasaportes serían el derecho a la nacionalidad, el derecho a la identidad y el derecho al libre tránsito. El Alto Comisionado de la ONU para los DDHH agrega que también se vulnera el derecho a salir de un país: “El artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) estipula que todas las personas tienen derecho a abandonar libremente el territorio de un Estado (…) Si un Estado se niega a emitir un pasaporte o exige a sus ciudadanos que obtengan visados de salida para poder abandonar el país, se está dando un caso de injerencia en su libertad de circulación, que es difícil de justificar”.
Internacional de la represión
Sin embargo, esta estrategia no es un invento del chavismo, pues ha sido aplicada también en Nicaragua, lo cual demuestra como los autoritarismos de la región comparten y optimizan tácticas represivas contra la disidencia.
“A montones [han sido anulados]. Ya es una práctica reconocida. Van paso a paso siguiendo el mismo protocolo”, dice Haydee Castillo, defensora de derechos humanos de Nicaragua, sobre la anulación de pasaportes en su país. Castillo es parte de las 317 personas a las cuales el gobierno de Ortega le quitó la nacionalidad en el año 2023. Según el sitio web Divergentes, “la retención de pasaportes fue de una de las primeras estrategias represivas de Migración y Extranjería contra periodistas, opositores y críticos de la dictadura Ortega-Murillo”. La medida comenzó a aplicarse regularmente luego de las protestas nicaragüenses del año 2018. De hecho, Migración y el Ministerio de Relaciones Exteriores se encargarían de enviar al aeropuerto en Managua las listas actualizadas de “fichas a reportar”.
Junto a Cuba, la organización Civicus clasifica a Nicaragua y Venezuela como países cerrados, donde “prevalece una atmósfera de miedo y violencia, en la que se permite sistemáticamente a actores estatales y no estatales poderosos encarcelar, herir gravemente y matar a personas con impunidad por intentar ejercer su derecho a asociarse, reunirse pacíficamente y expresarse”. La anulación de pasaportes es parte de las estrategias compartidas por ambos países para neutralizar a sus disidentes, que logra el objetivo de atemorizar y neutralizar con gran efectividad – pero sin los costos políticos y mediáticos de detenciones arbitrarias masivas o asesinatos de disidentes.
Publicado en Caracas Chronicles
September 28, 2024
Venezuela y la miopía anarquista
“Las nuevas luchas se afanan, ante todo, por multiplicar y diseminar los focos de resistencia contra unas injusticias, unas imposiciones y unas discriminaciones muy concretas y claramente situadas”. La cita es de Tomás Ibáñez, de su libro “Anarquismo es movimiento”. El autor considera que las grandes movilizaciones colectivas que ocurren en la actualidad “favorecen el auge del anarquismo”, debido a la “autoinstitución de un nuevo sujeto político” creado en el seno mismo de las luchas, no fuera de ellas.
Estas notas iniciales a propósito de comentar el texto “Ni Maduro Ni Machado – Venezuela libre!”, publicado en el Portal Libertario Oaca, que contiene algunas afirmaciones que creo son compartidas por un sector del movimiento anarquista internacional sobre la situación del país latinoamericano. Lo primero: agradecer a “Animal sudaca”, el autor del texto, su interés en posicionarse sobre Venezuela, un país que tiene un tipo de injusticias, imposiciones y discriminaciones concretas –para seguir a Ibañez- que no son las arquetípicas, y que por tanto convocan a la confusión dentro de las izquierdas internacionales, incluyendo los anarquismos. Frente a esta complejidad, la situación real de los venezolanos no convoca a la solidaridad de la misma manera en que lo hacen otras latitudes. El tema venezolano, abandonado por las izquierdas, se vuelve pasto fértil para las fuerzas conservadoras de todos los tonos. Por eso se valora mucho que Animal Sudaca (AS), por lo menos, no haya incurrido en el habitual silencio y lo haya abordado.
Sin embargo el texto es víctima de lo que calificaría, por buscar un adjetivo neutral, como “miopía”. No querer entender las diferencias entre, para ejemplificar, el estalinismo y la social democracia, equiparándolas ambas bajo el calificativo de “autoritarias” y sugerir que da lo mismo si cualquier de ellas asume las riendas estatales. Sobre Venezuela AS escribe: “Otra pelea por el Poder, que ya está derramando sangre de sus futurxs gobernadxs” o “ambos bandos son miserables, como todo bando que anhela gobernar”. La promoción de una alteridad autonómica, que supere la dicotomía derechas-izquierdas, siempre ha sido una característica de la crítica anarquista en contextos democráticos (subrayado nuestro). De hecho, un posicionamiento similar fue realizado en el año 2002 por quienes participábamos en la redacción del periódico venezolano “El Libertario”. Luego del intento de golpe de Estado de la oposición divulgamos un comunicado que, en su momento, fue polémico debido al nivel de polarización existente: “Ni Chávez ni Carmona, la autogestión es la vía”. Con todo lo débil y contradictoria que era, aquella seguía siendo una democracia, con libertades que nos permitían seguirnos reuniendo, realizando y divulgando una publicación que promovía política radical e, incluso, años después promover abiertamente un evento de contestación al Foro Social Mundial realizado en Caracas en el año 2006. Esas condiciones han dejado de existir en la Venezuela del año 2024. Por razones más anodinas que publicar un periódico anarquista, en este momento tenemos amigos y conocidos presos en la cárcel de Yare III, estado Miranda. Un centro de detención de “máxima seguridad”.
Mirada vertical y mirada horizontal
Progresivamente, como describí en el año 2010 en el libro “Venezuela: La revolución como espectáculo. Una crítica anarquista al gobierno bolivariano”, el llamado “Socialismo del siglo XXI” desplegó una serie de estrategias para erosionar la autonomía de los diferentes movimientos sociales y estatizar la vida cotidiana de la población. El propio fin de la experiencia del periódico El Libertario, reconocido en su tiempo como una referencia de periodismo ácrata en América Latina, fue una consecuencia de esas políticas. Debido a los cercos contra los grandes medios de comunicación, que incluían el control de todos los insumos de elaboración de publicaciones impresas, los costos de realización del periódico se encarecieron al punto de impedir la continuidad de una experiencia editorial con 20 años de andadura, en medio del empobrecimiento generalizado de la población. La migración de los activistas y el posterior fallecimiento de varios de sus animadores hizo otro tanto. Sin embargo, luego de las elecciones del 28 de julio estas condiciones se agravaron cualitativa y cuantitativamente. Aunque pudiéramos discutir en qué momento Nicolás Maduro transformó su gobierno en una dictadura, desde ese día es imposible calificar el actual régimen venezolano como democrático, como lo ejemplifica el posicionamiento de Gabriel Boric desde Chile, un presidente de izquierdas. No quiero extenderme demasiado con esto, pero la situación de los derechos humanos en el país es la peor desde la anterior dictadura que finalizó en 1958. Por ejemplo, en Venezuela hay alcabalas policiales que revisan teléfonos celulares. Y sí hay algún mensaje o meme contradiciendo el supuesto triunfo de Nicolás Maduro, las personas son extorsionadas o detenidas. Esta ausencia de libertades democráticas, con todo el calificativo de “burguesas” que pudiéramos darle, hace imposible la promoción de cualquier política radical, salvo en condiciones de clandestinidad. Entonces, compañeros, lo que está sucediendo en la región venezolana no es simplemente “otra pelea por el poder”. Entenderlo así es ser prisionero de una curiosa banalidad.
Debido a la ausencia de un movimiento social que, dentro de Venezuela, promueva una alternativa autonómica, la propuesta final de AS (“Ningunx milico lucha por la libertad, tampoco lo hacen lxs capitalistas sean privados o estatales”) nos condena al aislamiento y la impotencia. Frente a la “pureza” sectaria o la posibilidad de influir en los acontecimientos, en nuestro caso, optamos decididamente por lo último. Y esto sólo será posible acompañando a la gente y sus luchas, para intentar lograr eso que sugiere Ibañez: “incitarla a ir más lejos y de hacerle ver que otros modos de vivir son posibles”.
Si en vez de fungir como guardianes del templo y estamos cerca de las luchas, reales y concretas de la gente, nos hubiéramos percatado que bajo un gobierno abiertamente autoritario el ejercicio del voto desbordó su naturaleza delegativa, propia de los contextos democráticos “normales”, y se transformó en un ejercicio de resistencia. Y esto fue así porque la estrategia del gobierno de Maduro fue estimular, abierta o solapadamente, la no participación. Es decir, la abstención. Singular coincidencia la de sectores trotskistas, anarquistas y gubernamentales. Para subrayar nuestra hipótesis mencionemos algunos datos, contenidos en el informe “Crisis postelectoral y de DDHH 2024 en Venezuela” realizado por organizaciones locales de derechos humanos. En los primeros meses del año por lo menos 169 personas fueron detenidas, de manera arbitraria, por razones políticas. De ellas la cifra de 117 fueron apresadas durante el período “formal” de campaña electoral, entre el 4 de julio y el 26 de julio de 2024. 24 establecimientos comerciales fueron cerrados por brindarle bienes y servicios a la campaña de Edmundo González, mientras que 49 personas fueron detenidas por la misma razón. 58 sitios web y portales de información fueron bloqueados antes de las elecciones, mientras que 12 periodistas fueron detenidos por realizar su labor. Solamente el día de las elecciones se registraron 86 ataques de grupos de civiles armados, que en Venezuela se conocen como “Colectivos”, contra personas que deseaban ejercer su derecho al voto, las cuales hirieron a 8 personas y asesinaron a una, Julio Valerio García de 40 años en el estado Táchira. En contraposición durante la campaña electoral, pero especialmente los días previos al acto de votación, se registraron diferentes actos de desafío a la autoridad, ante la sensación que algo, un modelo de dominación, estaba haciendo aguas. Como había dudas razonables sobre la no aceptación de resultados adversos, la gente participó masivamente, con la esperanza que el margen generara, por si solo, el hecho político que permitiera la transición a la democracia.
Quizás el anarquismo escatológico, del que habla Ibañez, pudiera sugerir que el acto electoral, bajo cualquier circunstancia fortalece la representatividad, y no la autonomía. Sin embargo, luego del anuncio del fraude se realizó la rebelión popular más importante en la Venezuela contemporánea, silenciada por tirios, troyanos y… anarquistas. El 29 de julio, de manera autoconvocada, miles de personas salieron a la calle. Frente a la mentira institucional la gente defendía su verdad, dado que luego de la votación se habían quedado en los centros electorales a esperar el resultado final en las mesas dónde habían votado. Cuando fueron leídos, al final de la jornada, las personas grabaron las cifras y las compartieron en las redes capilares de diseminación de información que habían construido como respuesta a la censura estatal. La prioridad del liderazgo opositor, el día siguiente, era la recolección y digitalización de las actas, el comprobante sobre los resultados que recibieron los testigos de las diferentes fuerzas políticas en cada centro de votación. Entonces, no hubo ninguna directriz de la élite opositora para expresar la contestación en el espacio público.
Ese 29 de julio, si estamos cerca de los acontecimientos y practicamos la mirada horizontal para la observación y el análisis, nos daríamos cuenta que ocurrió el sueño de la insurrección ácrata: La indignación de las multitudes en movimiento, cuyo perfil fue básicamente personas provenientes de los sectores populares, se dirigió hacia los símbolos del poder establecido: Sedes de alcaldías y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fueron incendiadas; varios establecimientos policiales fueron atacados; la propaganda electoral de Nicolás Maduro fue masivamente vandalizada y, la guinda del pastel, fueron las 8 estatuas de Hugo Chávez derribadas en todo el país. Las efigies destruidas fueron la mejor evidencia de la ruptura política y emocional de los sectores populares con el imaginario bolivariano. Y, como diría el autor de “El anarquismo es movimiento”, un indicador de su autoinstitución como sujeto político. Entre el 29 y 30 de julio asesinaron a 24 personas y detuvieron a más de 1.200 hombres, mujeres y adolescentes. En vez de fortalecer esta potencia autónomica y para la acción directa demostrada esos días por los sectores populares venezolanos (“Es en la realidad misma de las luchas, en sus resultados concretos y en sus planteamientos específicos donde radica todo su valor, y éste no debe buscarse en lo que se halla fuera de ellas mismas”, nos dice Ibañez) la mirada vertical anarquista se condena al onanismo solitario y autocomplaciente con la consigna “Ni Maduro Ni Machado”.
El discreto encanto del antiimperialismo
No solamente es lamentable la falta de un proyecto propio de incidencia de las luchas reales y concretas, sino que los posicionamientos anarquistas estén, en buena medida, colonizados por el marxismo chavista y sus propagandistas, como Juan Carlos Monedero.
AS nos da un ejemplo de un comentario recurrente en los propios ambientes libertarios: “El bando de Maduro que a su vez- y es pocas veces comentado por las prensas- tiene un bloqueo económico por parte de USA y sus aliados”. Según este punto de vista el interés de Estados Unidos seria, palabras más palabras menos, “apropiarse del petróleo venezolano”. Por supuesto que Estados Unidos, como cualquier otro país, tiene intereses en su política exterior, esto no lo estamos negando. Lo que refutamos es que no se puede desear algo que ya se tiene. En una entrevista del pasado 16 de septiembre, el economista venezolano José Guerra lo resume mejor que nosotros: “Desde que se le expandió la licencia a Chevron, a finales del año 2022 hasta hoy, estamos hablando que el 80% del incremento de la producción petrolera de Venezuela se debe a Chevron”. Cualquier que siga con un mínimo de interés genuino la situación venezolana sabe que los pocos indicadores de recuperación económica del chavismo se deben a sus negocios actuales con Chevron. Ser parte del flujo económico de la economía capitalista globalizada también explica que, a pesar de sus tensiones diplomáticas con España, el 14 de septiembre reciente representantes del gobierno venezolano se hayan reunido con Luis Antonio García Sánchez, director de la unidad de Negocios de Repsol en Venezuela, para emitir de manera conjunta un comunicado en el que aseguran: “avanza la cooperación en materia energética entre Venezuela y la empresa Repsol». Posteriormente, el ministro de Economía, Comercio y Empresas, Carlos Cuerpo, aseguró que la situación en términos inversores y comerciales con Venezuela «está normalizada», por lo que ha pedido «tranquilidad» y «confianza» a las empresas que tienen relaciones con el país.
El silencio daltónico
Nuestra propuesta para Venezuela no es invocar al maximalismo desmovilizador anarquista –dada la ausencia de sujetos políticos que dentro del país lo promuevan explícitamente- sino regresar a un sistema democrático formal, que por imperfecto que sea, garantiza el despliegue de la política, incluyendo la “radical”, sin el asesinato, la persecución, la detención, la tortura o el exilio. En el que existan condiciones para, de nuevo, estimular y expandir la potencia autonómica de movimientos sociales independientes, que generen transformaciones sustentables a largo plazo, que finalmente promuevan la posibilidad de la alteridad, cualquiera que esta sea, incluyendo la que a nosotros nos interesa, una con libertad y justicia social. “Actuar sobre un medio que transformamos –de nuevo Ibáñez-, al tiempo que esto permite que nos transformemos a nosotros mismos modificando nuestra subjetividad. Esto se consigue creando vínculos sociales diferentes, construyendo complicidades y relaciones solidarias que dibujan, en la práctica y en el presente, una realidad diferente y una vida otra”. Y esto sólo podrá ser posible acompañando a las personas reales, con sus limitaciones y posibilidades, para intentar finalmente desbordar a los liderazgos mediante la autogestión generalizada.
Y sí, alguien capitalizará las voluntades de transición a la democracia. Pero si pudiéramos retroceder en el tiempo, ¿cancelaríamos todo el esfuerzo de los peruanos por superar el autoritarismo fujimorista en el Perú porque Alejandro Toledo se benefició políticamente? ¿O aboliríamos los ardores de los chilenos por dejar atrás el pinochetismo dado que no fue un anarquista sino Patricio Aylwin fue el primer presidente post dictadura? En el caso de Perú, Chile y, seguramente Venezuela, habla mal de nosotros, y no de estos políticos, que no tengamos ni el discurso, ni las herramientas ni la influencia para radicalizar la democracia cuando los contextos fueron más favorables a la organización y propaganda antiautoritaria.
Sin organización somos sólo un discurso de posibilidad. Pero en tanto narrativa deja mucho que desear que no incluyamos en nuestros petitorios por Venezuela la condena de los asesinatos, la liberación de los presos políticos, el fin de las torturas en los centros de detención, el cese a las prácticas de terrorismo de Estado, la clausura de la práctica de persecución por razones ideológicas. Esto no es exclusivo de AS. En el 2017 le pregunté a Carlos Taibo por qué no decía nada de los asesinatos que ocurrían en ese momento en Venezuela, y me contestó que él no era “todólogo para opinar de todo”. Cuando le insistí, me mandó a preguntarle a los periodistas de El País, “ya que ellos opinan todo el tiempo sobre Venezuela”. Al día siguiente, el que “no era todólogo”, habló sobre el asesinato de Santiago Maldonado bajo la Argentina de Mauricio Macri. La miopía y el daltonismo, parece, lleva aparejado el silencio.
Respeto a quienes quieran pontificar a los fieles, en la zona de confort de las iglesias ideológicas. De nuestra parte queremos transformar la realidad, y eso sólo es posible, junto y al lado, de quienes son diferentes a nosotros y nosotras. No son las etiquetas las que nos importan, sino los principios que hemos defendido en el pasado y seguiremos haciéndolo en el futuro, de manera activa y proselitista en el espacio público cuando las circunstancias lo permitan.
September 21, 2024
Refutaciones. El chavismo “radical” como madurismo extravagante
El pasado 3 de septiembre apareció en la revista digital “Jacobin” una entrevista con el sociólogo venezolano Reinaldo Iturriza, un conocido militante del chavismo, sobre la situación del país caribeño luego de las elecciones del 28 de julio. Jacobin lo presenta como una “mirada crítica y profunda” de lo que titularon “El laberinto venezolano”. Sin embargo, aunque Iturriza se aparta de la línea argumental oficial predominante sobre lo sucedido, su construcción argumentativa termina justificando, de manera sofisticada, el más grotesco desconocimiento de la voluntad popular ocurrido en la Venezuela contemporánea. Siendo una narrativa que no supera, sino que, indefectiblemente, vuelve al autoritarismo, visibilizando la lógica de un sector que se identifica a sí mismo como “chavismo radical”, merece una oportuna contestación.
Aunque Jacobin intente sugerir que Iturriza es una suerte de librepensador independiente, “una de esas voces que intentan salir del atolladero y complejizar el análisis”, puntualicemos su lugar de enunciación. Autor de los libros “El chavista salvaje” y “Con gente como esta es posible comenzar de nuevo”, es uno de los intelectuales de ese sector conocido aún como “chavismo radical”. Su teoría de cambio es la “salida por la izquierda”: Los dilemas del chavismo realmente existente se superan regresando al chavismo imaginario, el que ellos creen que hubo con Hugo Chávez. Ministro entre los años 2014 a 2016 hoy dirige el llamado “Centro de Estudios de Democracia Socialista”, donde parte del financiamiento viene del propio Estado.
Si entendemos que una entrevista periodística es una conversación indagatoria, lo primero que salta a la vista es que el trabajo publicado es un diálogo entre iguales, que elude conscientemente preguntas incómodas, pero interés y actualidad, para generar una zona de confort donde, previo acuerdo, se permita cumplir el verdadero objetivo del texto: Subrayar que la única salida “al laberinto” venezolano sería por la izquierda. Los chavismos, aunque sean “sin uniforme” –como presentan a Iturriza en uno de sus libros- están habituados a las entrevistas complacientes.
Hay que reconocer, no obstante, el malabarismo realizado para eludir lo que pensamos nosotros es la interrogante clave en estos momentos: “¿Maduro realmente ganó las elecciones?”. El acercamiento al tema, por parte del interlocutor, es elíptico y tautológico: “Periódicamente tienen lugar procesos electorales en Venezuela en los que se miden unas determinadas fuerzas y, una vez conocidos los resultados, pasamos al momento de la disputa sobre la valoración de lo acontecido, que será una u otra conforme al posicionamiento político de quien hace la interpretación. Es lo normal. Así viene siendo hace tiempo, y todo indica que así seguirá sucediendo”.
En cualquier entrevista de mínimo interés periodístico, llegados a este punto, el reportero hubiera repreguntado: “Ajá, pero ganó o no ganó”. Lo que realmente sucedió es que el punto medular del debate permitió despacharse, a continuación, con un sofisma de pronóstico reservado: “Pareciera no tener ningún sentido analizar cada una de estas valoraciones porque, todos sabemos, obedecen a posturas políticas más que a una interpretación concienzuda de los hechos”. Para Iturriza, y para la propia Jacobin, “no tiene sentido” aclarar si hubo o no un fraude electoral en Venezuela. El mundo de las ideas revolucionarias es demasiado elevado para esas nimiedades.
La falsa crisis de representación
La primera idea-fuerza del discurso del actual chavismo radical, representado por Iturriza, es que la situación política del país estaría caracterizada por una “crisis de representatividad”: “Un primer dato a tener en cuenta es que el pueblo venezolano que acudió a las urnas el domingo 28 de julio lo hizo en un contexto de profunda crisis de representación, con una clase política atravesando, en general, su peor momento en los últimos cinco lustros”; “resultaba bastante claro (…) que ambas fuerzas acudieron a la contienda con sus respectivas bases sociales de apoyo profundamente disminuidas”, “parte importante de la ciudadanía (…) ejercería su derecho al sufragio sin sentirse representada por ningún candidato”.
Tengo un conocido atacado también por el “Efecto Iturriza”: Intenta superar un divorcio, y dado que su experiencia ha sido traumática, ahora jura y perjura que el destino de todas las relaciones de pareja es la separación conflictiva. Bien por nuestro sociólogo que se reconozca que “enormes contingentes de lo que fuera la base popular de apoyo del gobierno se desafiliaron del chavismo”, aunque es curioso que esa desafección sea categorizada como consecuencia de un “vacío ideológico”. A esto volveremos. Lo que no es verdad es la descripción que hace el entrevistado de la oposición que llegó a las urnas del 28 de julio: “La clase política antichavista llegó a los comicios cargando con el peso acumulado de sucesivas derrotas, denostada por su base social de apoyo, presa de sus contradicciones, sin un liderazgo indiscutible y aglutinante, con poca claridad estratégica, tutelada por el gobierno estadounidense, pagando el costo de unos devaneos antidemocráticos que le hicieron despilfarrar su capital político acumulado”. El diagnóstico de “los otros” es sorprendentemente igual a la descripción hecha desde el palacio de Miraflores. Recordando a Domingo Alberto Rangel pudiéramos decir que los chavistas radicales son “maduristas extravagantes”.
Es deshonesto intelectualmente soslayar, como lo hace Iturriza, el fenómeno sociopolítico representado por María Corina Machado. Y no es cuestión de si uno está de acuerdo o no, es un dato de la realidad que es imposible ignorar por cualquier análisis sociológico que pretenda serlo, de la misma manera que fue un error no comprender lo que significó Hugo Chávez para la Venezuela de 1998. Un “acontecimiento”, para entendernos, es cuando la conducta colectiva es alterada de manera impredecible. Cuando la gente reacciona de una manera diferente a como lo había hecho tradicionalmente hasta ese momento. Luego se intenta comprender por qué sucedió. Ocurrió en 1998 con Hugo Chávez y ocurrió en 2024 con María Corina Machado.
Hasta años anteriores la líder del partido Vente Venezuela era calificada como la némesis ideal del bolivarianismo, pues simbolizaba todo lo que el chavismo decía antagonizar, reforzando su propio discurso. Y así como Hugo Chávez capitalizó políticamente la crisis de la llamada “Cuarta República”, por razones que podemos conversar largamente María Corina Machado hizo lo propio con el desencanto de las mayorías populares con las promesas del bolivarianismo, sintonizando con ellas a partir de la promesa de cambio y de la posibilidad de la reunificación familiar dividida por la ola migratoria, “traer a los hijos de vuelta a casa”. Que de 11 candidatos a las elecciones primarias haya logrado más del 93% de los votos, incluyendo sufragios de antiguos electores bolivarianos, no es sólo una anomalía estadística sino una expresión del prodigio político que logro galvanizar, a tal punto que luego de su inhabilitación pudo transferir su popularidad a un tercero: Edmundo González Urrutia. Describir esto como la ausencia de “un liderazgo indiscutible y aglutinante” es simplemente negar la realidad en beneficio del ardid ideológico. Aunque el resultado de las elecciones sea para los dioses del olimpo revolucionario una “valoración”, de la cual “no tiene sentido” referirse, en el mundo terrenal de los venezolanos de a pie, descontando el resultado de los comicios del año 2018 –en dónde la oposición decidió no participar-, Nicolás Maduro sufrió la derrota electoral con mayor margen (37%) de la historia electoral venezolana. Y si hubieran permitido la inscripción electoral de los electores venezolanos en el exterior, la paliza hubiera sido reseñada en el Libro Guinness.
La imposibilidad de la diferencia
Una segunda idea fuerza del imaginario Iturriza es la negación de la alteridad post-revolucionaria. A lo que el chavismo se enfrenta no son iniciativas políticas divergentes legítimas, sino sectores que hay que cerrarles el paso de alguna manera dado su naturaleza maligna. De allí su insistencia en calificar a la oposición venezolana como de “ultraderecha”: “parte del voto dirigido al candidato oficial, antes que leerse en clave de apoyo al gobierno, representa en realidad un rechazo a la posibilidad del triunfo de la ultraderecha”; “el hecho gravísimo de que parte importante de la ciudadanía haya llegado al extremo de considerar como opción política a la ultraderecha venezolana”. Esta caracterización es reforzada, en la cámara de eco Jacobin, por el propio redactor del trabajo, que para iniciarnos en la lectura escribe sin despeinarse: “En el medio –del conflicto-, un pueblo venezolano cada vez más postergado, que se resiste sin embargo a permitir que la ultraderecha se haga con el gobierno del país”.
En la Facultad de Sociología a la que yo asistí, la misma en la que se graduó Iturriza, nos pedían caracterizar correctamente los hechos sociales, dado que hay escuelas de pensamiento que se desarrollan a partir de tipologías académicas concretas. Podemos discutir si Vente Venezuela, la iniciativa política de María Corina Machado, Primero Justicia o Voluntad Popular –otros dos partidos de oposición- son de derecha a secas, centro-derecha o derecha liberal. O si Acción Democrática o Un Nuevo Tiempo, que también quieren ser gobierno, son realmente social demócratas. Pero con honestidad, esa que Jacobin pide a los demás y que supuestamente representa su interlocutor (“lecturas que procuran ver más allá y reflexionar con honestidad intelectual”), no se puede describir a María Corina Machado y sus correligionarios como “ultraderecha”, aunque mantenga relaciones internacionales con iniciativas de ese sector del espectro político. Es lo mismo que pretender calificar a Nicolás Maduro como “fundamentalista islámico” por sus alianzas con Irán y Siria. Iturriza, y la propia Jacobin, saben que describir de esa manera a la oposición venezolana no sólo significa su cancelación política, como posibilidad de poder, sino también la justificación del asesinato, la tortura, el encarcelamiento y la persecución. El madurismo extravagante. Mantener el encuadre doctrinario -nosotros “la izquierda” versus el resto del mundo “la ultraderecha”– es la que le permite al Efecto Iturriza teorizar que si las personas de los sectores populares abjuran del chavismo es porque son presas del “vacío ideológico”, dado que no hay alteridad posible fuera de “la revolución”. La única manera de estar “completos”, en esta lógica, es siendo chavistas y revolucionarios. Afortunadamente Gabriel Boric ha hecho añicos este chantaje.
Esa noción burguesa llamada “derechos humanos”
Una tercera y última idea fuerza, que por ausencia se encuentra en la conversación, es la situación de los derechos humanos. Iturriza hace una alusión cantinflérica a las protestas populares contra el fraude ocurridas el 29 de julio. Citamos en extenso:
“Más allá de las versiones contrapuestas de las fuerzas en pugna —fraude o intento de golpe de Estado—, la duda razonable y, con ella, un malestar más que genuino, se han instalado en el seno de la sociedad venezolana. Las protestas populares del lunes 29 de julio guardan relación directa con esto último. Eventualmente, durante la jornada, y sin duda alguna, intervendrían ambas fuerzas: en un caso, intentando capitalizar el descontento y atizando la violencia; en el otro, imponiendo el orden. Ciertamente puede afirmarse que al día de hoy el orden reina en Venezuela, pero junto con dudas y malestares que persisten”.
¿El malestar es por el fraude o por el intento del golpe de Estado? ¿A qué “fuerzas” se refiere Reinaldo? ¿A las policiales y militares? Uno lee este tipo de cosas y recuerda cuando Karl Popper escribió: “Quien no puede hablar con sencillez y claridad debería quedarse callado hasta que pueda hacerlo”.
El “orden”, al que se refiere nuestro teórico chavista, son 24 personas asesinadas de sectores populares por rechazar “lo que no tiene sentido ser valorado”; más de dos mil personas detenidas, la mayoría de sectores humildes dado que no pudieron pagar la extorsión para ser puestas en libertad. Es el terrorismo de Estado de la operación “tun tun” y la revisión de los celulares en alcabalas. Las personas despedidas por divulgar un meme. Son los venezolanos, los atacados por el “vacío ideológico”, cruzando por el Darien en este mismo momento. En la Venezuela real, no la de las consignas, el 29 de julio ocurrieron más de 210 protestas en todo el país, en una magnitud que sólo pueden ser comparadas con “El Caracazo” de 1989. Fue el día en que se derrumbaron 8 estatuas de Hugo Chávez, un gesto de una profunda significación, que ratifica la ruptura política y emocional de los sectores populares con el imaginario bolivariano. Entre las cosas que no tienen sentido ser valoradas en una entrevista en Jacobin, es esa “noción burguesa” conocida como derechos humanos.
El futuro
¿Cuál es la alternativa para el vocero de este sector chavista “radical”? Responde sin inmutarse: “La templanza y el carácter”. Y agrega una perla: “Cualquier actuación motivada por la indignación moral constituye un paso en falso”. Finalmente termina con una frase pretendidamente heroica: “Es el pueblo venezolano el que tendrá la última palabra”. ¿No fue ese mismo “pueblo”, a pesar de su “vacío ideológico”, el que se expresó el 28 de julio? ¿O Iturriza sugiere que esa enunciación sólo será legítima si es para “regresar al chavismo”?
Es posible que Iturriza y su sector deban hablar crípticamente para evitar ser víctimas de represalias. También hay que decir que pide la publicación de los resultados detallados por el Consejo Nacional Electoral. Pero sus líneas de fuga del discurso oficial no conducen a la ruptura y a sumar esfuerzos con sectores diversos por la re-democratización del país, sino a Villa Marista: Hay que volver al dogma y purgar a los herejes. Dada su interpretación ideológica del conflicto, su deslegitimación y criminalización de los otros, este sector coincide con el Palacio de Miraflores: La única posibilidad de alternar el poder es mediante su entrega a otro chavista. Para ellos no hay otra salida sino una por la izquierda revolucionaria, aunque a estas alturas no sepamos lo que eso significa.
Zygmunt Bauman dice que el precio de la mala política es el sufrimiento humano, “y estos sufrimientos tienen la cualidad de perpetuarse”. La solución para Venezuela no es retornar a los tiempos y modos de un imaginario e idílico “chavismo originario” –el sufrimiento perpetuado- sino regresar a un sistema democrático formal, que por imperfecto que sea, garantiza la promoción de la política, incluyendo la “radical”, sin el asesinato, la persecución o el exilio. En el que existan condiciones para, de nuevo, expandir la potencia autonómica de movimientos sociales independientes, que generen transformaciones sustentables a largo plazo, y promover la posibilidad de la alteridad, cualquiera que esta sea. En donde los derechos humanos estén siempre presentes en nuestras conversaciones, no como una aspiración sino como una realidad.
Para quienes se reivindican dentro del país como “chavistas puros”, y aseguran que Maduro ha traicionado los ideales bolivarianos, lo más importante en este momento, como demuestra el dialogo en Jacobin, no es abordar la situación de un país gobernado por una dictadura, sino salvar por sobre todas las cosas la etiqueta “izquierda” de la catástrofe. Por ello, al intentar resguardar una supuesta –e inexistente- “pureza revolucionaria”, no estarán dispuestos a participar en una coalición, plural y diversa, de fuerzas políticas para el rescate de la vigencia de la democracia, y añadimos, la plena vigencia de la Constitución de 1999. Al final se impone el espíritu de cuerpo, los aires de familia y la solidaridad entre iguales. El madurismo extravagante.
Publicado en Rialta: https://rialta.org/el-chavismo-radical-como-madurismo-extravagante/
September 20, 2024
Venezuela y la prueba de lealtad democrática
En su libro “la dictadura de la minoría” Steven Levitsky y Daniel Ziblatt intentan comprender cómo ha sido el proceso de erosión democrática ocurrido en su propio país: Estados Unidos. Algunas de sus afirmaciones, no obstante, sirven para pensar sobre la situación venezolana. Por ejemplo, las acciones que se deberían hacer con los enemigos de la democracia.
Durante la presidencia de Donald Trump dos politólogos de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt intentaron explicar el ascenso político del magnate empresarial a través del libro “Como mueren las democracias”, que terminó transformándose en un best seller mundial. A finales del 2023, cuando no estaba claro aún que Trump volvería a ser el candidato de los republicanos, ambos lanzaron un segundo libro, “La dictadura de la minoría”, donde profundizan sobre la crisis dentro del partido republicano. Si la polémica figura pública logra vencer a Kamala Harris, estos expertos en ciencias políticas deberán escribir un tercero.
El 6 de enero de 2021 ocurrió un hecho inédito en la política estadounidense: Un grupo de simpatizantes del presidente saliente Donald Trump tomaron por asalto el Capitolio, en un contexto de incordio creciente luego de las denuncias de fraude en las elecciones realizadas por quien ejercía el propio rol de presidente. Aquel hecho, para Levitsky y Ziblatt, es un síntoma de la enfermedad de anemia democrática que estaría experimentando la nación que hasta años anteriores era vista como un ejemplo de gobernabilidad institucional por el mundo entero.
Influidos por esa experiencia, los autores retoman los tipos del también politólogo Juan José Linz en “Breakdown of Democratic Regimes” sobre la existencia de “demócratas leales”, “demócratas semileales” y los abiertamente autoritarios que podemos extrapolar para hablar luego sobre Venezuela. Según, los demócratas leales para serlo deben cumplir tres premisas: a) Respetar el resultado de elecciones libres y justas, ganen o pierdan, aceptando sin vacilar la derrota; b) Rechazar sin ambigüedades la violencia (o la amenaza de la misma) como medio para lograr fines políticos y c) Romper, siempre, con las fuerzas antidemocráticas.
Por otra parte se encontrarían los “demócratas semileales”: “gente inmersa en la política, que aparentemente acata las reglas del sistema, pero que a la vez abusa de ellas sin hacer ruido”. Son ambiguos respecto a las conductas antidemocráticas, pues su valoración dependerá del doble rasero sobre si les benefician o no. Los autores están convencidos que el colapso de la democracia ocurre por la colusión entre la semilealtad y el autoritarismo: “A lo largo de la historia, la cooperación entre autoritarios y demócratas semileales de aspecto respetable ha constituido una receta para el colapso del sistema”.
¿Cómo se puede distinguir un demócrata leal de uno semileal? Los autores responden: Cuando la conducta antidemocrática ocurre dentro de sus propias filas. “¿Qué pasa con los elementos antidemocráticos que surgen en el seno del propio partido? ¿En un ala juvenil radical, una facción política, un recién llegado a la política, o bien un grupo aliado al que muchos dirigentes pertenecen o con el que simpatizan?”.
Frente a esta prueba de fuego, para el dúo de Harvard, los demócratas leales deben seguir cuatro normas básicas: 1) Expulsar a los extremistas antidemocráticos de sus propias filas, “aunque eso les suponga la oposición de los militantes”; 2) Cortar todo vínculo, público o privado, con los grupos aliados que incurran en conductas antidemocráticas; 3) Condenan sin ambigüedades la violencia política, así como otras conductas antidemocráticas, aunque las cometan aliados o grupos emparentados políticamente y 4) Unen fuerzas con partidos rivales y prodemocráticos para aislar y derrotar a los extremistas antidemocráticos.
Para reforzar el diagnóstico sobre la inconveniencia de la tolerancia con las conductas antidemocráticas, agregan: “La historia nos enseña que cuando los políticos tradicionales persiguen la senda oportunista de la semilealtad, tolerando o consintiendo extremistas antidemocráticos, estos últimos suelen salir reforzados, y lo que parecía ser un sistema firme puede llegar a implosionarse”. También: “Cuando los partidos principales toleran, consienten o dan apoyo implícito a extremistas antidemocráticos, su actitud se traduce en un poderoso mensaje: El precio a pagar cuando se actúa en contra de la democracia no es tan alto. El efecto disuasorio se evapora. La semilealtad no se limita a normalizar las fuerzas antidemocráticas: Les da aliento y puede que incluso las radicalice”.
Esta discusión es importante para nosotros por la reacción de las izquierdas internacionales al monumental fraude a la soberanía popular ocurrido en Venezuela el pasado 28J. Hasta ahora, por las evidencias disponibles, el único que ha superado el test de lealtad democrática ha sido Gabriel Boric, desde Chile. Aunque Colombia y Brasil han dicho algunas cosas, su prudencia raya en la imprecisión, una que no tendrían si el signo ideológico de Nicolás Maduro fuera el contrario.
Hoy es evidente que la negativa de las izquierdas internacionales de interpelar al chavismo cuando comenzó su deriva autoritaria, como afirman los polítólogos, les dio aliento y los radicalizó hasta el punto en el que se encuentran hoy. “Oponerse a los autoritarios del otro lado del espectro político es fácil”, dicen Levitsky y Ziblatt. Las fuerzas progresistas internacionales reaccionaban rápidamente a los dislates de la oposición venezolana, como el intento de golpe de Estado en abril de 2002. Pero hacían un estruendoso silencio cuando uno de los suyos, Hugo Chávez y Nicolás Maduro después, actuaban de espaldas a la democracia. Gabriel Boric ha señalado un límite. ¿Estarán dispuestos Lula y Petro a abandonar la política del doble rasero y seguir los consejos de “La dictadura de la minoría”?
Sociólogo y Codirector de Laboratorio de Paz. Actualmente vinculado a Gobierno y Análisis Político (GAPAC) dentro de la línea de investigación “Activismo versus cooperación autoritaria en espacios cívicos restringidos”.
September 15, 2024
36 de los 80: Compilado de rock venezolano

El arraigo a lo venezolano es muy particular. Quizás esté reconfigurándose en este mismo momento por la migración. Pero dado que no había nada similar en la red, me armé mi propio compilado de canciones de bandas de rock venezolana de mediados-finales de los 80 y comienzos de los 90. Salieron 36 canciones, dos por banda. Pudieron ser más temas, pero limité los temas por banda y excluí las canciones que fueron famosas en su tiempo, pero que eran versiones de temas en inglés o bandas españolas. No pongo la lista de bandas porque se ponen fastidiosos con los derechos de autor, pero como dueño de copias de los discos tengo derecho a compartirlos.
Descarga en https://t.co/vMoRwZo5CO
September 12, 2024
Venezuela: Preguntas sin respuesta fácil
A pesar de las dudas razonables que existían, la población venezolana fue a votar el 28 de julio pasado bajo una convicción: Si la avalancha de votos se expresaba, dando al cambio una mayoría contundente, aquello se iba a convertir en un hecho político de tanta envergadura que forzaría la transición. No pasó. El comportamiento del chavismo ha dinamitado las teorías académicas de la transición del autoritarismo a la democracia. ¿Por qué no ocurrió?
El chavismo lo dijo centenares de veces: Es ajeno al principio democrático de alternabilidad del poder. Con el peor candidato imaginable, haciendo la campaña proselitista más errática y deslucida de su historia y con todas las encuestas creíbles dando una amplia ventaja a su principal contendiente, Nicolás Maduro finalmente se midió en los comicios. Hasta último minuto, con el corazón en la boca, diferentes sectores de la población esperaban un “zarpazo”, una maniobra para ultrajar previamente el evento electoral. Carlos Malamud, del Real Instituto Elcano, había pronosticado días antes, en el podcast “Y esto no es todo”, del Georgetown Americans Institute, que Maduro iba a perder las elecciones, pero iba a cometer un fraude. El voluntarismo se negó a creerlo. A pesar de todas las evidencias fácticas en contra, la esperanza de la población colmó los centros electorales el 28J para expresar su opinión sobre la necesidad de un cambio. Ese día, incluso, también expresaron su malestar dos millones de sufragios de la base electoral del oficialismo, el “voto oculto” contra el continuismo del que eran víctimas. Algunos analistas habían estimado que, para evitar un fraude, había que lograr una diferencia de más de dos millones de papeletas. Por ello el estímulo del ejercicio del voto se convirtió en el eje de los últimos días de la campaña.
La evidencia irrefutable de la pérdida de apoyo popular, en contextos normales, crea un significativo hecho social que genera consecuencias. La política, en Occidente y desde la modernidad, se basa en la representatividad, en cuántas personas apoyan las propuestas de gobierno propias frente al soporte que puedan tener las ideas contrarias. Los políticos de cualquier signo han aceptado el veredicto cuando los resultados ampliamente los desfavorecen. Un personaje oscuro como Augusto Pinochet, con tensiones e incomodidades, finalmente terminó admitiendo el triunfo del “No” en el plebiscito de 1988. Por ello, aunque las cúpulas del chavismo eran herméticas al respecto, la ilusión plausible era que un margen monumental moviera las fibras de la racionalidad política en sectores de la coalición dominante, de manera que, aunque fuera a regañadientes, aceptaran la realidad expresada en las urnas. No fue así. El chavismo, hasta los momentos en que esto se escribe, ha respondido como conjunto para ignorar la expresión de la voluntad popular. ¿Cuál pudiera ser la explicación?
Nuestra hipótesis es que el chavismo realmente existente se ha preparado durante dos décadas para gobernar siendo minoría. Siempre fue su destino manifiesto. El trabajo incesante y paciente de promover la polarización y división, la deshumanizando de sus adversarios, programaba a sus diferentes componentes para un episodio como este. Para decirlo resumidamente: Instalando la “revolución” como una idea absoluta que no admite interpelación y anatemizando a todos los que discrepan de ella. Esa cosificación, que convierte a personas con nombre y apellido en entes necesarios de neutralización, ha sido internalizada a todos los niveles. Es por eso que una mentira puede ser sostenida por tres millones de personas, tomando la cifra de quienes optaron por Nicolás Maduro según las actas publicadas en línea. Han sido más de veinte años de la construcción de una realidad paralela que hoy demuestra sus niveles de eficacia. La perplejidad y la consternación de aquellos fieles que vieron como la herejía se materializó frente a sus propios ojos, al ser testigos del PSUV en sus centros electorales, fue revertida rápidamente por la maquinaría de la propaganda oficial.
Hay quien sigue esperando que esa “mala conciencia” del chavismo, que “sabe lo que pasó el 28J” se exprese de alguna manera, generando fisuras que debiliten al oficialismo, generando las condiciones para una negociación de transición. Pero esa “mala conciencia”, que suponemos que existió entre sectores bajos y medios del oficialismo, en la semana posterior al 28J, no dura eternamente. Desde esa misma noche comenzaron tres operaciones: La depuración de los traidores, la propaganda y el autoconvencimiento psicológico. Por ello quienes dudaron los primeros días hoy pueden decir, a viva voz, que Maduro ganó las elecciones. Necesitan ese cierre, con las justificaciones que sean, para poder dormir por las noches y estar en paz con lo que han sido en los últimos años. Y ello a pesar de todo el dolor que ocasionan.
Y sí, la vigilancia y temores internos a represalias terminan de cimentar la cohesión bolivariana frente al arrebato. Pero proporcionalmente, más pesa el cuerpo de ideas que han construido, y de las cuales se han convencido, como explicación del conflicto, de lo que enfrentan y lo que estarían en juego. A estas alturas un chavista es un creyente, más cercano a una secta que a una organización política tradicional. Robarse una elección es un medio que justifica mantener “la revolución”, en una lógica que vive los obstáculos y contradicciones como una prueba de fe.
Esta constatación conduce a duros dilemas para una alternativa democrática. Pero un plan de acción, mínimamente eficaz, depende de un diagnóstico correcto. ¿Cómo dialogas, abordas o enfrentas a un fanático cuyas ideas pueden no corresponder con la realidad en la que vive? ¿Qué está dispuesto a sacrificar, una y otra vez, los principios que dice sostener en aras de un supuesto bien superior? ¿De un futuro que nunca va a llegar? ¿Qué entre su familia y la ideología opta sin dudar por esta última? Las respuestas no son sencillas, pero un primer paso para redefinir la estrategia es hacerse las preguntas correctas.
Sociólogo y Codirector de Laboratorio de Paz. Actualmente vinculado a Gobierno y Análisis Político (GAPAC) dentro de la línea de investigación “Activismo versus cooperación autoritaria en espacios cívicos restringidos”.
September 9, 2024
Proclama de Unión a la Nación Venezolana
Nos encontramos en un momento crucial para nuestra historia. El 28 de julio salimos a votar con determinación, valentía y civilidad. No fueron unas elecciones libres ni justas. Tuvimos que superar innumerables obstáculos y una represión injustificada y absurda. Pero nada nos detuvo. Ese día el voto ciudadano, como expresión libre de nuestra conciencia, le dio el triunfo de forma categórica a Edmundo González Urrutia.
Quien perdió la elección ha decidido emplear todo el poder estatal para desconocer estos resultados y obstaculizar nuestro regreso a la democracia. Por eso, alzamos nuestra voz en defensa de la soberanía popular y de la Constitución. En tal sentido, nosotros, ciudadanos y representantes de diversas corrientes políticas e ideológicas, así como distintos sectores de la sociedad civil, que luchamos por la democracia de nuestro país, invocamos la unidad superior de la nación en torno a los siguientes principios:
Primero, el respeto fiel e irrestricto a la soberanía popular expresada el pasado 28 de julio. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 5, establece lo siguiente: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.
Nuestra carta fundamental obliga a todos los poderes públicos del Estado venezolano a reconocer lo expresado en las urnas. Este mandato recae con mayor rigor sobre el Consejo Nacional Electoral, la Fuerza Armada Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia.
El primero, al ser el órgano rector del Poder Electoral, tiene deberes constitucionales que son intransferibles e indeclinables, los cuales ha violentado abiertamente al dejar vencer todos los plazos de ley y no presentar los verdaderos resultados de la elección. Los testigos electorales de las fuerzas democráticas salvaron ese escollo, preservando copia oficial y auténtica de todas las actas, mesa por mesa, probatorias de la elección de González Urrutia.
La Fuerza Armada Nacional también tiene deberes ineludibles. En estos momentos, Venezuela reclama una Fuerza Armada Nacional “esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación (…) al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna” (Art. 328).
Por su parte, el Tribunal Supremo de Justicia tiene la obligación constitucional de ser independiente (art. 254). La Sala Electoral no es competente para el escrutinio de votos, aunque ello sea instigado por Nicolás Maduro. Hacerlo es usurpar funciones del Consejo Nacional Electoral. Por lo tanto, la sentencia que pretendió certificar el fraude de Nicolás Maduro es ineficaz y nula. Los magistrados que la dictaron violan derechos de los electores e incurren en responsabilidad penal.
Segundo, el respeto a los derechos humanos consagrados en la Constitución Nacional. Después del 28 de julio, el Estado venezolano profundizó de forma escandalosa la represión. Fuerza Armada Nacional, órganos de seguridad ciudadana y grupos paramilitares asociados al régimen son los ejecutores de una política de terror que pretende silenciar la voz de todo un país.
Organizaciones de derechos humanos registran más de 1800 detenidos, entre los cuales hay mujeres, adolescentes y niños, además de, al menos, 25 asesinados. Debemos hacer mención al ensañamiento en contra de Edmundo González Urrutia, de María Corina Machado y de los líderes políticos y sociales que se encuentran perseguidos o tras las rejas. Luchar por la democracia no es delito. Condenamos enérgicamente estas prácticas que violan la Constitución y atentan contra de la vida de los venezolanos.
Exigimos la libertad de todos los presos políticos y nos solidarizamos con el dolor de sus familiares. Exhortamos a la comunidad internacional, a los Estados democráticos y a las organizaciones de derechos humanos a seguir muy de cerca estos hechos y a visibilizarlos en las instancias correspondientes. Manifestamos con profunda convicción humana y política que el miedo no logrará contener ni torcer la conciencia democrática que vive, crece y se expande en el alma de la Nación.
Para finalizar, animamos a todos los venezolanos a cuidar con el mayor de los celos el espíritu cívico expresado el 28 de julio y llamamos a mantener con firmeza la protesta pacífica y constitucional. El camino hacia la democracia exige la más amplia unidad de todos los sectores políticos, sociales y culturales del país. El reconocimiento de la voluntad expresada el 28 de julio podrá abrir puertas a una negociación que permitirá avanzar en la reinstitucionalización del país y hacia la paz que tanto anhelamos.
Con nuestra victoria en la mano, y aferrados a la Constitución, recuperaremos la libertad a fin de impulsar una transición ordenada y consensuada dirigida a revertir la pobreza y reducir la enorme brecha de las desigualdades, a superar el colapso de todos los servicios públicos, a recomponer democráticamente la sociedad y las instituciones y a reunificar la familia venezolana desgarrada por la diáspora.
28J. LA VERDAD ES EL ÚNICO CAMINO A LA PAZ.
ENGLISH:
Proclamation of Union to the Venezuelan Nation
We find ourselves at a crucial moment in our history. On July 28, we voted with determination, courage, and civility. These were neither free nor fair elections. We had to overcome countless obstacles and unjustifiable, absurd repression. But nothing stopped us. That day, the citizens’ vote, as a free expression of our conscience, categorically granted victory to Edmundo González Urrutia.
The one who lost the election has decided to use all state power to ignore these results and hinder our return to democracy. Therefore, we raise our voices in defense of popular sovereignty and the Constitution. In this regard, we, citizens and representatives of various political and ideological currents, as well as different sectors of civil society fighting for democracy in our country, invoke the superior unity of the nation around the following principles:
First, faithful and unrestricted respect for popular sovereignty expressed on July 28. The Constitution of the Bolivarian Republic of Venezuela, in its Article 5, states: «Sovereignty is inalienably vested in the people, who exercise it directly in the manner provided for in this Constitution and in the law, and indirectly, through suffrage, by the organs that exercise Public Power. The organs of the State emanate from popular sovereignty and are subject to it.»
Our fundamental charter obliges all public powers of the Venezuelan state to recognize the will expressed at the polls. This mandate applies with greater rigor to the National Electoral Council, the National Armed Forces, and the Supreme Court of Justice.
The first, as the governing body of the Electoral Power, has constitutional duties that are inalienable and non-negotiable, which it has openly violated by letting all legal deadlines expire and failing to present the true results of the election. The electoral witnesses of the democratic forces overcame this hurdle, preserving official and authentic copies of all the records, table by table, proving González Urrutia’s election.
The National Armed Forces also have inescapable duties. At this moment, Venezuela demands a National Armed Forces that is «essentially professional, apolitical, organized by the State to guarantee the independence and sovereignty of the Nation (…) serving exclusively the Nation and never any person or political faction» (Art. 328).
The Supreme Court of Justice, in turn, has the constitutional obligation to remain independent (Art. 254). The Electoral Chamber is not competent to scrutinize votes, even if it is instigated by Nicolás Maduro. To do so is to usurp the functions of the National Electoral Council. Therefore, the ruling that sought to certify Nicolás Maduro’s fraud is ineffective and void. The judges who issued it violate voters’ rights and incur criminal liability.
Second, respect for the human rights enshrined in the National Constitution. After July 28, the Venezuelan State scandalously escalated its repression. The National Armed Forces, security forces, and paramilitary groups associated with the regime are executing a policy of terror intended to silence the voice of an entire country.
Human rights organizations have recorded over 1,800 detainees, including women, adolescents, and children, as well as at least 25 deaths. We must mention the persecution against Edmundo González Urrutia, María Corina Machado, and other political and social leaders who are either persecuted or behind bars. Fighting for democracy is not a crime. We strongly condemn these practices that violate the Constitution and threaten the lives of Venezuelans.
We demand the release of all political prisoners and express solidarity with their families’ pain. We call on the international community, democratic states, and human rights organizations to closely monitor these events and bring them to light in the appropriate forums. We assert with deep human and political conviction that fear will not suppress or twist the democratic conscience that lives, grows, and expands in the soul of the Nation.
Finally, we urge all Venezuelans to zealously guard the civic spirit expressed on July 28 and call for peaceful and constitutional protest to continue firmly. The path to democracy requires the broadest unity of all political, social, and cultural sectors in the country. Recognition of the will expressed on July 28 could open the door to negotiations that will allow progress in reinstitutionalizing the country and toward the peace we so long for.
With our victory in hand and holding fast to the Constitution, we will reclaim freedom to drive an orderly and consensual transition aimed at reversing poverty, reducing the vast gap of inequalities, overcoming the collapse of all public services, democratically rebuilding society and institutions, and reuniting the Venezuelan family torn apart by the diaspora.
28J. TRUTH IS THE ONLY PATH TO PEACE.
Afonso Castilla, José Gregorio. Presidente de la APUCV.Alfonzo, Rafael. Ex rector de la Universidad de Yacambú.Agudo Guevara, Rodrigo. Ingeniero químico y experto en producción animal y acuicultura.Aguilar, Juan Gonzalo. Ex-Secretario Ejecutivo MUD, Aragua.Aguilarte Torres, Francisco. Abogado. Trujillo.Alaimo, Carlos. Presidenta Partido Centro Democrático (PCD).Albanes Barnola, Teresa. Abogada, ministra, directora de UNICEF y ex directora de la Comisión Electoral de Primarias de la MUD.Albarrán, José Gregorio. Ingeniero. Mérida.Albert, Peter k. Arquitecto.Algarra, Coromoto. Presidenta del Colegio de Sociólogos y Antropólogos Zulia.Alianza Sindical de los Trabajadores de Aragua (ASTA).Allen, Sílvia. Dirigente del Movimiento 22 de octubre. Monagas.Alvares, Aquiles. Economista, profesor universitario ULA.Álvarez, José. Activista social. Falcón.Amundarayn Barreto, Leopoldo. Coronel Ejército (r).Andara, Gilberto. Profesor universitario LUZ.Andarcia, Alexis. Escritor y novelista.Apitz, Juan Carlos. Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, UCVAponte, Celestino. Educador y activista de la sociedad civil.Aragua en Red.Aray, Deyalitza. Directora Nacional de Política de Proyecto Venezuela.Arellano Pérez, Elsi Yolima. Abogada, coordinadora del Observatorio venezolano de los DDHH de las mujeres núcleo andino.Arévalo, Francisco. Poeta, narrador y promotor cultural. Bolívar.Arias, Carlos. Ex diputado AN Portuguesa.Arias, Daniel. Politólogo con especialidad en Administración Pública, experto en desarrollo regional.Aristeguieta, María Alejandra. Internacionalista y consultora de organismos multilaterales.Arrieta, José Baptista. Ex ejecutivo de PDVSA.Arvelo, Lilia. Ex parlamentaria, y ex presidente del Colegio de Profesores de Venezuela.Asociación CAUCE.Asociación Civil Gente del Petróleo.Asprino, Aquiles. Ex decano Facultad de Arquitectura LUZ.Avendaño, Gustavo. Economista, movimiento edadismo, capítulo Venezuela.Barboza, Desiree. Ex diputada AN.Barboza, Johana. Presidenta del Colegio de Periodistas Zulia.Barrios, Froilán. Coordinador Frente Movimiento Laborista.Belden, Alicia. Artista Plástico.Beltran Franco, Luis. Abogado, ex diputado Congreso Nacional y AN Bolívar.Benítez Astudillo, Soraya. Presidente de Canadá Venezuela Democracy Forum.Bifano, Claudio. Profesor UCV.Bisbal, Marcelino. Periodista, ex director de la Escuela de Comunicación Social UCV.Bloque Universitario de Guayana.Boza, Wálter. Médico psiquiatra y ex diputado Congreso Nacional.Bracho, Félix. Técnico petrolero y ex alcalde de Cabimas.Bravo, Samuel. Cooperativa Cultural Toromaima/ Espacio Consenso.Briceño, Iván. Profesor UPEL- Maracay.Cabezas, Leonelt. Licenciado, ex director de Deportes del Zulia.Cabezas, Rodrigo. Profesor universitario LUZ y ex ministro de finanzas (2007).Calderón Berti, Humberto. Ex ministro de Relaciones Exteriores, ex presidente de PDVSA y ex ministro de Minas.Caleca, Andrés. Economista, profesor y ex rector del CNE.Camacaro, Wilfredo. Economista.Camacho, Obdulio. Médico veterinario y ex diputado AN Mérida.Capriles B, Edgar. Médico Psiquiatra.Capriles, María Cristina. Fundadora de la Escuela de Cine y TV.Caraballo Campos, Rafael. Ex senador del Congreso Nacional.Carabaño Mele, Fernando. Abogado.Casanova, Roberto. Profesor y escritor.Castellano, Saúl. Dirigente sindical del estado Zulia.Castillo, Julio. Abogado, concejal, diputado al Congreso Nacional y ex alcalde del municipio Naguanagua.Castillo, Virgilio. Médico Cirujano y presidente APULA.Chacón López, Fabián. Abogado, especialista en defensa de los DDHH, ex asesor de Chávez en esa materia.Chacón Roa, Luis. Capitán (r) del 4F.Chirinos, José Antonio. Ex decano de Facultad de Economía de LUZ.Clavijo A, Santiago. Profesor UCV.Coalición Sindical Nacional. (En los 24 estados).Coba, Andrés. Dirigente social, Miranda.Coba, Harold.Colmenares, Filiberto. Abogado, docente universitario y legislador regional.Colmenares Finol, Enrique. Coordinador nacional de ANC.Comité de Lucha de los Trabajadores de Aragua (CLTA).Comité Nacional de Conflicto de Trabajadores en Lucha (CNCTL).Confederación de Sindicatos Autónomos de Venezuela (CODESA).Consejo consultivo de Soy Venezuela.Contreras, Eustoquio. Secretario General del Movimiento por Venezuela. Ex Diputado.Contreras, Ana Rosario. Presidente del Colegio de Enfermeras Capital.Corrales Leal, Werner. Especialista en desarrollo.Crespo, Luis. Vice presidente APUCV.D’Angelo, Francisco. Director de Venemex.D Paola, Humberto Abogado. Profesor universitario.Da Silva Cardenas, Lisselott. Dirigente Social.Dávila Guerrero, Dionis Cristóbal. Abogado y secretario general del SIPRULA.Delgado, Rafael Virgilio. General de Brigada Ejército (R), oficial del 4F.Díaz Peña, José Reinaldo. Abogado administrativista.Díaz, Jesús. Presidente del Colegio de Licenciados en Educación Zulia.Elorza G. Jesús. Profesor UPEL-Maracay.Evans, Nicmer. Movimiento Democracia e Inclusión / Espacio Consenso.Faría, Emiliano. Productor cinematográfico y promotor cultural.Fernández Rodríguez, Pedro Javier. Médico Cirujano, Director General de Médicos Unidos Venezuela.Fernández, Eduardo. Profesor Facultad Economía de LUZ.Fernández, Juan Carlos. Periodista y activista político en Zulia.Fernández, Orlando. Ex parlamentario y ex gobernador del estado Lara.Fernández, Zenaida. Dirigente Indígena y legisladora del estado Zulia.Figueroa, Raquel. Dirección nacional de Bandera Roja. Dirigente magisterial.Frances, Ángel. Pastor evangélico del estado Aragua.Frente Nacional de Mujeres (FRENAMU).Gabaldón Berti, Arnoldo. Ingeniero y ex ministro de Ambiente.Garay Jerez, Darío. Ex Decano Facultad Cs. Forestales ULA.García Rojas, Jesús. Capitán(r) del 4F, ingeniero y ex diputado AN.García, Juan Francisco. Ex diputado AN Apure.García, Liliana. Docente estado Aragua.Gente del Deporte.Giménez, Carlos. Ex gobernador del estado Yaracuy.Godoy, Ángel. Presidente de MDI/Espacio Consenso.González (El Morocho), Francisco. Escritor y autor de «El camino de la santidad de José Gregorio Hernández”.González Marregot, Miguel. Profesor UCAB y UCV, especialista en Gerencia Pública.González Natera, Alexis. Coronel ejército (r) y profesor universitario USR.González, Alexis. Periodista y profesor universitario ULA.González, Fortunato. Primer alcalde de Mérida. Jefe de la cátedra de sociología jurídica y jefe del Departamento de Derecho Público.González, Macario. Ex diputado AN y ex alcalde de Barquisimeto.González, Pedro. Frente Cristiano de Venezuela.Guaidó Márquez, Juan G. Ex presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino 2019-2022.Guanique, Dick. Frente Autónomo por la Defensa del Empleo, el salario y el sindicato (FADESS), y miembro del comité ejecutivo de la CTV.Guanipa, Juan Pablo. Abogado y comunicador social. Ex gobernador electo del Zulia y miembro de la Dirección Nacional de Primero Justicia.Guerra Ramos, Rafael. Ex diputado del MAS y Congreso Nacional.Guerra, José. Economista, profesor en la Facultad de Economía UCV.Gutiérrez Trejo, Freddy. Alto Comisionado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.Gutiérrez, Milagros. Presidenta del Colegio de Odontólogos del estado Zulia.Hermoso, Carlos. Secretario general (adjunto) de Bandera Roja.Hermoso, Jesús. Dirección nacional de Bandera Roja, periodista y escritor.Hernández Machado, Juan Luis. Sociólogo y coordinador de la Red Agroalimentaria de Venezuela.Hernández, Simón. WUAO/ Espacio Consenso.Hernández, Tulio. Sociólogo, columnista, escritor y profesor universitario.Henríquez, Ana Cristina. Periodista, escritora y cineasta.Herrera, Jesús Alfonso. Abogado y senador de la República de Venezuela. 1993 – 1995.Intersectorial de Trabajadores de Guayana (ITG).Izarra, Andrés. Ex ministro de Comunicación.Jiménez Carupe, Leonel. Abogado, Constituyente en 1999 y ex alcalde del municipio Heres del estado Bolívar.Jiménez, Bethania. Activista de Voluntad Popular en Ciudad Ojeda y coordinadora de Movimientos y Gremios.Jiménez, Rafael Simón. Abogado. Ex diputado AN y ex rector CNE.Labrador, Eduardo. Movimiento Zulia Humana. Profesor LUZ . Legislador del CLEZ.Lanoy, Ángel. Presidente de la ONG Paraguaná un mismo sentir y docente de la UNEFA.Larreal, Ángel. Ingeniero y ex autoridad rectoral de LUZ.Lazo Cividanes, Jorge. Doctor en Ciencias Políticas y profesor universitario.León Álvarez, María. Profesora Facultad de Economía ULA.Levy, Sary. Economista, Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas.Lombardi, Ángel. Historiador, ex rector de LUZ y UNICA.López de Cordero, Mery. Profesora ULA. Decana (e) Fac. Humanidades y Educación.López Mendoza, Leopoldo E. Coordinador nacional de Voluntad Popular y ex preso político.López Rodríguez, Néstor. Médico y ex rector de la Universidad de Los Andes.López, Ana Carina. Profesora Facultad Economía ULA.Lossada Acosta, Juan Carlos. Productor cinematográfico Iberoamericano y profesor universitario.Luciani Toro, Laura. Ex decana de la Facultad de Economía de la ULA.Lujano, Óscar Alfonso. Ex-diputado del Congreso Nacional por el estado Mérida 1994 – 1999.Maldonado Rodríguez, Eva. Profesora Facultad de Economía ULA.Márquez, Iván.Martín, Juan. Poeta, dramaturgo y ensayista.Martínez, María Beatriz. Presidenta de Primero Justicia.Martínez, Yanitza. Periodista.Matera Hernández, Guillermo José. Lic. en historia. Director de deportes ULA 96-2000 y presidente de INMEDER 2004-2005.Mercado, Elí. Ex rector de la Universidad de Carabobo y presidente del Ateneo de Carabobo.Mejías, José Manuel. Activista social. Portuguesa.Mendoza Ángulo, José. Abogado, Lic. en Historia y ex rector de la ULA.Molina, Manuel Isidro. Presidente del Movimiento Popular Alternativo (MPA) y ex candidato presidencial.Montoro, Eugenio. Ex gerente de PDVSA.Monzón Salas, Germán. Ex gobernador de Mérida, ex diputado al Congreso de la República de Venezuela y ex presidente de CORPOANDES.Mora Noguera, Luis Eduardo. Diputado principal al Congreso Nacional por el estado Mérida. 1988 – 1993.Morales, Edison: Economista de la Universidad del Zulia y coordinador municipal del proyecto “Economía Propuesta desde lo local”.Moreno, Manuel. Dirigente popular de Mérida.Moreno, Pedro. Presidente de Bandera Roja.Movimiento de Trabajadores Unidad en la Coincidencia.Mujica, Vladimiro. Profesor investigador.Muñoz, Ronald. Periodista y analista político.Nahmens, María Esther. Promotora Cultural.Naime, Enrique. Ex parlamentario y ex miembro del CNE.Narváez, Manuel. Economista y ex alcalde del Municipio Arismendi.Narváez, Manuel. Historiador. Nueva Esparta.Navas, Tony. Presidente de Sirtrasalud Distrito Capital/ Espacio Consenso.Negrón, Marco. Arquitecto, ex decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UCV.Ocariz, Carlos. Ingeniero civil, ex diputado, alcalde de Petare, fundador y director de Primero Justicia.Ochoa Cuenca, Raúl. Escritor y jurista.ONG Hombre por la Equidad e Igualdad.Ordaz, Ramón. Ensayista, profesor emérito de la UDO.Organización Resonalia.Ortega, Carlos. Presidente de la CTV.Pachano, Leonardo. Sociólogo.Pachay, Eder. Consultor Jurídico Colegio de Licenciados en Educación ZuliaPadilla, Leonardo. Coordinador Movimiento 22 de octubre. Monagas.Padrón, Leonardo. Escritor.Páez Monzón, Gerard. PhD, profesor titular y jefe del Departamento de Computación en la Escuela de Sistemas-Facultad de Ingeniería de la Universidad de Los Andes.Páez, Gerin. Pastora, Frente Cristiano de Venezuela.Páez, Jackson. Legislador del estado Cojedes y fundador del partido regional Unidos por Cojedes.Páez, Jackson. Movimiento Unidos por Cojedes. Legislador del CLEC.Paredes, Manuel. Economista y secretario general de Bandera Roja – Zulia.Peña, Benito. Consultor independiente en evaluación de proyectos para el desarrollo de gestión pública municipal.Peñaloza, Marlene. Profesora Facultad de Economía ULAPerales, Miriam. Artista Plástico.Peralta, Luís. Dirigente popular de Mérida.Pérez Rueda, Iván. Abogado.Pérez, Alcides. Movimientos Unidos por el Agua y los DDHH.Perozo Cervantes, Luis. Poeta, promotor cultural.Pino Iturrieta, Elías . Historiador, ex decano de la Facultad de Humanidades de la UCV.Pirela, José Luis. Director general de Venezuela Independiente.Porras Echezuria, Florencio. Capitán(r) del 4F, ex gobernador del estado Mérida, ex constituyente.Profesores universitarios del estado Bolívar.Puerta, Gabriel. Secretario general de Bandera Roja.Puertas, Jesús. Periodista y profesor titular jubilado Universidad Carabobo, escritor.Quijada, Reinaldo. Coordinador nacional de UPP89.Ramírez Rosales, José. Ingeniero y ex diputado AN Mérida.Ramírez, Gabriela. Ex defensora del pueblo.Ramírez, Yolanda. Profesora titular jubilada UCV.Ramones, Carlos. Miembro de la Academia de Economía – Zulia.Rangel Díaz, Alirio. Ingeniero, Agricultor Trujillo.Rasquin, Reinaldo. Abogado.Requejo, William. Presidente de la organización no gubernamental “Unión Vecinal”.Resistencia Civil Constitucional.Rigoris, Vilma. Dirigente vecinal del municipio Baruta.Rivas Luis, César. Profesor Universitario LUZ.Rivas Serrano, Rosalba. Profesora Facultad Economía ULA.Rivas, Sairam. Secretaria general. Unión de jóvenes revolucionarios. Juventud de Bandera Roja.Rivero, Adhely. Poeta, fundador revista poesía de la Universidad de Carabobo.Rodrigo, Michelle. Ingeniero. Dirigente de VP Mérida.Rodríguez Iturbe, José Pepe. Ex parlamentario y ex presidente de la Comisión de Política Exterior de la Cámara de Diputados.Rodríguez Cedeño, Víctor. Internacionalista y corredactor Estatuto de Roma que creó la CPI.Rodríguez de Arreaza, Marlene. Defensora de derechos humanos. AC Conciencia Ciudadana.Rodríguez, Fernando. Filósofo, ex director de la Escuela de Filosofía UCV.Rodríguez, Francisco Javier. Ingeniero y experto en productividad industrial.Rodríguez, José Ovidio (Napoleón Bravo).Rojas Meléndez, Wilfredo. Ingeniero. Mérida.Rojas, Jesús Germán. Lic. Educación, ex parlamentario del Congreso Nacional 1994-2000.Rojas, Laura. Economista.Rojas, Numa. Ex constituyente y ex alcalde de Maturín.Romero la Roche, Diana. Decana de la Facultad de Derecho de LUZ.Romero, Haroldo. Ex parlamentario.Romero, José. Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales, profesor de FACES.Rosales, Henry. Deportista. Ex presidente de la asociación de béisbol Zulia.Ruíz, Gustavo. Abogado, profesor universitario y coordinador campaña Zulia.Salazar, Carlota. Abogada y Doctora en gobierno y administración pública de la Universidad Complutense de Madrid.Salazar, Hania. Presidenta del Colegio de Enfermeras Zulia.Salazar, Omaira. Dirigente comunal.Salazar, William. Sociólogo y activista de la sociedad civil.Salcedo, Norkys Josefina. Defensora de derechos humanos. AC Comunidad en Movimiento.Sambrano Vidal, Edwin. Abogado, co-fundador de la Asociación Americana de Juristas Cap. Venezuela.San Diego, Carlos. Poeta, periodista y difusor cultural.Sánchez, Roberto “Chino”. Coordinador Sombrero Libertario.Schmilins Kyparis, Miguel. Coronel ejército(r).Serrano, Eduardo. Profesor Facultad de Humanidades ULA.Sharifker, Benjamín. Ex rector de la USB.Solórzano, Delsa. Presidenta de Encuentro Ciudadano.Solórzano, Luis Carlos: Dirigente Social.Soto, Nercely. Atleta olímpica. Olimpiadas Londres (2012) y Río de Janeiro (2016).Suárez, Adnovio. Ex presidente Colegio de sociólogos y antropólogos estado Zulia.Suárez, Nelson. Educador jubilado, Carabobo.Sukerman, Judith. Concejal del municipio Valencia y dirigente de Voluntad Popular.Tapias, Iraida. Escritora, directora y productora de teatro.Tavares, Andrea. Coordinadora Nacional de la Causa R.Torrealba, Esteban. Ingeniero, dirigente nacional del MAS.Tovar, Lorenzo. Coordinador nacional del Frente Cristiano de Venezuela.Trejo, Javier. Abogado constitucionalista. Mérida.Unión Nacional de Trabajadores (UNETE).Urdaneta Galue, Jorge. Ingeniero y ex decano de la Facultad de Agronomía de LUZ.Urriola, Ermes. Integrante del movimiento FUTURO Torres, con ideología política sustentada en la Justicia, igualdad e inclusión.Useche, Emilio. Politólogo, dirigente del Movimiento 132.Uzcátegui, Rafael. Sociólogo y defensor de DDHH.Valladares, María. Presidenta del Colegio de Bionalistas Zulia.Vargas Contreras, Genry. Economista y ex rector de la ULA.Velásquez, Andrés. Ex gobernador de estado Bolívar y dirigente de la Causa R.Venegas, Rafael. Secretario General de Vanguardia Popular.Vera, Leopoldo. Ingeniero Civil y, Capital FANB.Vielma, José. Ex legislador del Consejo Legislativo Zulia.Villalba, Omar. Dirigente del partido UNT en Baruta, fundador del Observatorio Vecinal Baruta y ex concejal del municipio Baruta.Villarroel, Eulice. Dirigente Social, Caracas.Vizcaya, Luis Enrique. Profesor Universidad de Carabobo.Walter, Carlos. Médico, ex ministro de Salud y ex director del CENDES.Watts, Ángel. Ex rector de la Universidad del Sur del Lago UNESUR.Yánez, Jorge. Ingeniero Industrial.Yoris Villasana, Corina. Filósofa e Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua y ex candidata presidencial.Zabala, Douglas. Escritor y ensayista.Zago, Angela.Zambrano, Iván. Luchador social y cineasta.August 28, 2024
Comunicado: Las izquierdas le dicen al mundo: En Venezuela la gente sabe lo que pasó
Caracas, 28 de agosto de 2024.
Hoy, a un mes de la avalancha electoral que el 28 de julio escogió a un presidente, la democracia en Venezuela parece estar transitoriamente prohibida. Pretenden prohibir la verdad, la mentira se ha establecido como un régimen de facto. Bajo prácticas de terrorismo de Estado, control y sometimiento de las instituciones y un nuevo andamiaje legal, se imponen desde el Gobierno atroces restricciones a la libertad y a la defensa de derechos. Se impone el silencio. Y a pesar de esto, la gente sabe lo que pasó.
Pero sólo han logrado callar momentáneamente la voz. El testigo del Psuv que calla por miedo; el testigo del partido judicializado que calla por miedo; el soldado del Plan República que calla por miedo; el testigo opositor que calla por miedo; el funcionario del CNE que calla por miedo; el juez que calla por miedo. Todos ellos saben lo que pasó.
El desconocimiento de la voluntad popular que se expresó de forma masiva y la prohibición -presuntamente “legal”– de publicar las actas de escrutinio, sumado a la no publicación de resultados desagregados, fue el primer paso. Tras esto, se ha establecido un régimen que no tiene otro calificativo: estamos oficialmente en dictadura. Y, a pesar de esto, la gente sabe lo que pasó.
Bajo una máscara cada vez menos creíble de “socialismo”, ha sido secuestrado el Estado en su totalidad. Se quiere prohibir la disidencia frente al relato oficial, mientras se sigue instrumentalizando el sueño liberador. Pero para las izquierdas en general; para quienes abrazamos alguna vez el proyecto de Hugo Chávez; o para quienes sin apoyarlo nos asumimos revolucionarios y luchamos por una sociedad justa, la defensa de la democracia no es negociable.
Para las izquierdas y el progresismo, desde quienes apuestan al socialismo hasta quienes abogan por una sociedad más equitativa; todos confluimos en que el sistema democrático es el que permite avanzar hacia la consecución de un mundo mejor. No hay medias tintas. Prohibir la democracia, la libertad y el respeto al ser humano, es contrario a lo más esencial del sueño emancipador que abrazan las izquierdas desde su origen. Pero hay algo más poderoso que las ideas. La gente sabe lo que pasó. Más poderoso incluso que todo el terrorismo de Estado que puedan aplicar. Tarde o temprano la verdad va a vencer.
Por ello, quienes abrazamos las ideas liberadoras de los pueblos, los intereses de los trabajadores y de los pobres del mundo, estamos hoy convocados a unir esfuerzos en la búsqueda de la unidad superior de la nación, una más amplia y popular, en defensa de las libertades democráticas, de todos los derechos ciudadanos, de la Constitución nacional, la ley y la República. Esto es, la defensa de la soberanía popular, fundamento de la democracia y de la Constitución.
El Gobierno se ha atrincherado en la mentira. La pretende imponer como decreto, sabe que la voluntad de cambio crece porque… la gente sabe lo que pasó. Los trabajadores, las madres, los sectores populares de nuestra patria, claman hoy por el regreso de sus hijos, ya no solo de la migración, sino peor aún, de la cárcel.
Por eso, solo hay espacio político para una amplia unidad en defensa de la libertad y la Constitución. Es necesario la construcción de un gran movimiento por la salvación de la República y el regreso a la democracia, que pugne por la reconstrucción nacional en un país que destierre la retaliación, la revancha y la venganza, porque la vitalidad democrática habita en el diálogo, en la diversidad de ideas y es base del más elemental sistema de libertades.
Ha llegado el momento de convocar la más grande unidad en torno a la vida común. Es algo que trasciende toda ideología. Todas las izquierdas y el progresismo, tanto las venezolanas como las del mundo, debemos unir esfuerzos con todos los sectores democráticos del país y todas las naciones que, bajo el respeto irrestricto a la soberanía y la autodeterminación, alcen firmemente su voz contra el atropello de los valores esenciales de la democracia en Venezuela. La mentira debe parar. El terrorismo de Estado debe parar.
Convocamos a la protesta pacífica y ciudadana, por ahora desde la seguridad de la vivienda, pero que deberá dotarse de una amplia diversidad de acciones de protesta ciudadanas enmarcadas en la Constitución, que inicia hoy con un estruendoso Cacerolazo Nacional a las 8 pm de este 28 de agosto, entre otras iniciativas, hasta alcanzar el reconocimiento de la voluntad de cambio expresada en la elección presidencial, cuyo resultado debe corroborarse mediante mecanismos independientes y creíbles de verificación imparcial que ha pretendido ser sepultado por el propio Gobierno. Sin embargo, la gente sabe lo que pasó. Y bajo esta verdad inocultable se impone el momento de la unidad para salvar la República.
En defensa de la verdad, rescatemos la democracia, a través de una salida a la crisis política en el marco de la Constitución y el irrestricto respeto a la soberanía nacional.
Firman
Adrián Ledesma – Historiador – UNLP, Vïa Socialista, ArgentinaAdrián Torres Marcano, Universidad Central de Venezuela (UCV) y FilosopazAida Luz López, Universidad Autónoma de la Ciudad de MéxicoAideé Tassinari Azcuaga, Universidad Autónoma de la Ciudad de MéxicoAlberto Acosta, EcuadorAlberto Bonnet, Universidad de Buenos Aires / Universidad Nacional de Quilmes, ArgentinaAlejandro Forero, Profesor del departamento de derecho penal y criminología. Universitat de BarcelonaAlejandro Maldonado, Universidad Central de VenezuelaAlejandro Quryat, Democratic Socialists of America, Venezuelan Workers Solidarity, USAAlejandro StykAlex ZackroneAlexi Mercado, Universidad Central de VenezuelaAli Mauricio Gómez Rodríguez, EconomistaAlicia Elena Rosales Nieves, Universidad de SevillaAlida Sanoja-Maneiro, Artista Lírica, Música, Abogada, Productora de Radio y Televisión, VenezuelaAlonso Padrón, Ingeniero, Docente Fac. Ingeniería –UCVÁlvaro Céspedes Quiroz, FACSO UMSSAndryxs Leal Graterol, Docente universitarioAna Carrillo Rosero, Universidad de las Artes- Guayaquil EcuadorAna Cecilia Salazar VintimillaAna T. Gómez, Socióloga -UCVAna Viloria, activista social e integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la Constitución (PCDC)Ana Laura López, UBA, ArgentinaAnderson Bean, De Tempest, USAAndrés Izarra, Periodista, Fundador y ex Presidente de TeleSURAndryxs Leal Graterol, Docente universitarioÁngel Godoy, Movimiento por la Democracia y la Inclusión (MDI)Antonia Muñoz. Profesora Titular jubilada Unellez. Ex gobernadora de PortuguesaAntulio Rosales, Profesor Universitario, York University.Arianni Bruzual, Dirigente Gremial Sector EducadoresArturo Escobar, Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, USAAtenea Jiménez, Izquierda Unida.Azril Bacal Roij, CEMUS, Universidad de Uppsala, SueciaBerenice Gómez, Dirigente Popular de Petare, Activista de Derechos HumanosBertha Díaz, Revista SycoraxBreno Bringel, Profesor de la Unviersidad del Estado de Río de JaneiroCamila Corral, Universidad de las Artes, EcuadorCantaura La Cruz, Socióloga y Antropóloga, Investigadora (doctorante) de la Escuela Práctica de Altos estudios de ParísCari Gardner, New York Progressive Action Network Greene, USACarlos G. Torrealba, M.-Instituto de investigaciones Sociales (UNAM)Carlos Hermoso, Secretario Adjunto de Bandera RojaCarlos Humberto Carrion GonzálezCarlos Jiménez, Ex Gobernador de Yaracuy.Carlos Mendoza Pottella, Profesor Jubilado UCV.Carlos Molina, profesor universitario e integrante del MPDCarlos MongeCarlos Newman, educadorCarlos Silva, Profesor y periodistaCarlos Timaure. Coordinadora de lucha de los trabajadores de los Altos MirandinosCatalina Toro Pérez, Universidad Nacional de ColombiaCatherine O’Keeffe, Friend, USACésar Bencomo, Antropólogo UCVCésar Eduardo Santos, Universidad VeracruzanaClara Merino Serrano, Mujeres Luna Creciente, EcuadorConsuelo Iranzo, Profesora titular UCVDaisy D’Amario, Universidad Central de VenezuelaDaniel Enrique Nieto Andueza, Sociólogo-Docente UCVDarío Gómez Suárez, Frente Clasista Argimiro Gabaldón, Barrio Unión, BarquisimetoDavid Malavé, ProfesorDavid Enrique Roca Basadre, Periodista peruano, Nuevo Perú por el Buen VivirDavid Smilde, Director, Escuela de Sociología, Tulane UniversityDiane Torstrup, USADick Antonio Guanique, Secretariado Ejecutivo Confederación de Trabajadores de Venezuela CTVDiosman Bobadilla. enComúnEdgar Pérez Rueda, Profesor Jubilado UDO, Dirigente Gremial Profesores UniversitariosEdgardo Lander, Profesor titular jubilado de la UCV. PCDCEdixon Herrera Sarmiento, ColombiaEdwin Sambrano Vidal, Ex Constituyentista, Ex Diputado del Partido Cambio Revolucionario, Ex Directivo de la Asociación Americana de JuristasElias Weinfeld, NPA (Francia)Elicinio Briceño, Presidente de la Asociación de Jubilados del IVICElizabeth Durán Chacón, Consultora de Políticas PúblicasEmiliano Teran Mantovani, Profesor/investigador UCVEmilio Useche, Politólogo, Investigador Etnográfico Sobre la Migración Venezolana, Coordinador del Movimiento Huellas del SurEmily Da Silva. Politologa. MPDErick Daniel Camargo, Observatorio de Ecología Política de VenezuelaErika Arteaga Cruz, Parlamento Mujeres, EcuadorEsluve Sosa, MPDEustoquio Contreras, Secretario General del Movimiento de Independientes por Venezuela MIVErnesto Yanez, AnonimaEvelyne Laurent-Perrault, University California Santa Barbara, USAFabrice Andréani, L’Après, FranciaFacundo Rojas, Universidad Nacional de CuyoFelipe Milanez, Universidade Federal da Bahia, BrasilFélix Velásquez, Coordinador General de Izquierda Unida VenezuelaFernando Dorado, Activista social. ColombiaFidel Jaramillo, Secretario de Organización de APUFAT UCVFlor Mercedes Rodríguez, Universidad Autónoma de la Ciudad de MéxicoFrancisco Visconti Osorio, Frente Amplio Nacional Bolivariano (FANB)Freddy Lucena, Secretario de Organización APROUPEL núcleo El MacaroFreiman Páez. Sociólogo. Activista Social. Exdiputado al Consejo Legislativo del Estado Apure. Guasdualito-ApureFrelibeth Gelen Amaya Duarte, CASAGabriel Gallo, Ingeniería UCVGabriel Puerta, Secretario General de Bandera RojaGabriela González Fuentes, DocumentalistaGabriela Mohr, Mocha Celis, ArgentinaGabriela Ramírez, Ex defensora del pueblo y ex diputadaGabriela Rodríguez, Escritora y pensadora revolucionaria del estado LaraGianfranco Selgas, Profesor e investigador, University College LondonGilles BATAILLON, Sociologue, Directeur d’études, École des Hautes études en sciences socialesGiuseppe Cocco, Professor de la Universidade Federal de Rio De Janeiro (Brasil)Golfredo Dávila, Coordinador General de UNASS-ZuliaGustavo García López, Universidade de CoimbraHamilton Atacho, Dirigente socialHaroldo Dilla Alfonso, Universidad Arturo Prat, Profesor Titular, Instituto de Estudios Internacionales (INTE)ChileHéctor Navarro miembro de la PCDC, profesor Universitario y ex ministro de ChávezHeather Bellanca, NYPAN, USAHéctor Bujanda, Docente investigador de la Universidad Casa Grande de GuayaquilHéctor Sánchez, Profesor Universitario. Miembro de la Dirección Nacional de REDESHéctor Silveira, Profesor de Filosofía del Derecho de la Universitat de BarcelonaHenry Burgos, Educador y Entrenador DeportivoHeriberto Bolívar, Coordinador General de IZQUIERDA CAMPESINAHoracio Tarcus, CeDInCI, ArgentinaHuáscar Salazar, Centro de Estudios Populares, BoliviaIván Veloso, Militante del Partido Socialista de ChileIvonne Yanez, Ecologista ecuatorianaJacqueline Richter, profesora titular UCVJanette Jiménez, Junta Directiva APUFAT UCVJesús Hermoso, Periodista, escritor y dirigente de Bandera RojaJesús Puerta, Profesor Titular U. C., Grupo Pensamiento CríticoJhogrexi Alexandra Medina Mena, Docente UniversitariaJohannes M. Waldmüller, Universidad de VienaJorge YanezJosé Daniel González Fernández, Sociólogo UCVJosé León Uzcátegui. Profesor titular, jubilado. Grupo Pensamiento CríticoJosé María Bastidas Reyes, Bandera Roja resistencia (Trujillo)José Rafael Herrera, profesor Titular de Filosofía UCVJosé Siancas Gamboa, Partido Nuevo Perú por el Buen VivirJosé Teixeira, Federación Nacional de Trabajadores de la Educación de Venezuela FENATEVJuan Amaro Cosavalente Vidarte, Ahora NaciónJuan Andrés Misle Dona, Veneco PodcastJuan Carlos Barrios García, Maestro JubiladoJuan Carlos Rodríguez Torres, Artista Plástico, Movimiento Por la Democracia (MPD)Juan García, del equipo fundador de Aporrea y miembro de la PCDCJuan GroeningJuan Luis Sosa, Abogado. Investigador Social. Activista. MPDJulio César Fernández Toro, Universidad Central de VenezuelaKaterina Siira, Peacebuilding professional based in NY, USAKathy A. Kaufman, Socióloga, USAKeymer Ávila, Profesor de Criminología e Investigador del Instituto de Ciencias Penales de la UCVLaura Álvarez, ConicetLaura Rodríguez, Mamás migrantesLeslie Plachta, MD, MPH, Ossining, NY, USALexys Rendón, Defensora de Derechos HumanosLiliana Buitrago, Docente e InvestigadoraLucas Joaquin Ramia Arteaga, estudianteLucas Micheloud, Asociacion Argentina de Abogados/as AmbientalistasLuis Gonzalez, Comunicador POPULAR, Medios AlternativosLuis Valles Dirigente Sindical de la Construcción (Fenacts)Marcel Velázquez Castro, Universidad Nacional Mayor de San MarcosMarcelo Calazans, FASE BrasilMarcia Alvarenga, dirigente popular, ex diputado.María Carolina YanezMaría Elena Morán Atencio, EscritoraMaria Fernanda YanezMaría Laura Yanez Valarino. Geógrafa (UCV)María José Guichay, Colectiva Feminista WillkakunaMariana Sánchez, EnsembleMaría Suárez Luque, Profesora UCVMariano Crespo Profesor UPELMarisela Betancourt, PolitólogaMaristella Svampa, Pacto Ecosocial e intercultural del sur, ArgentinaMartín SchapiroMaryvonne Ardouin, AplutsocMarxa Chávez, Parte de la Maestría de Ecología Política y Alternativas al Desarrollo, UASB-EcuadorMasaya Llavaneras Blanco, DAWNMauro Antonio Carrero Pirela, Abogado, Sociólogo y Antropólogo profesor de Derecho de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador. Miembro Comité Central de Bandera RojaMiguel Ángel Felice, Semillas para una nueva concienciaMiriam Lang, Universidad Andina Simón Bolívar EcuadorMoisés Durán, Sociólogo UCVMorella Ortiz, Venezuelan Workers SolidarityNelson Freitez, Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Universidad Centroccidental Lisandro AlvaradoNicmer Evans, Miembro del Movimiento Democracia e InclusiónNimer Valles, Bandera RojaNiuman Páez, Presidente de APROUPEL AraguaNoah Zweig, Universidad Internacional del EcuadorOly Millán, profesora UCV integrante de la PCDCOmar Vázquez Heredia, Investigador académico y profesor universitarioPablo Alabarces, Universidad de Buenos Aires-CONiCEPablo Bertinat, Pacto Ecosocial e Intercultural del SurPablo Martínez, Profesor jubiladoPatricia Parra, Politóloga de la UCVPatricio Calderon, Comité francés de la Red europea de solidaridad con Ucrania (RESU)Paz Guarderas, Red interuniversitaria de investigación feministaPedro García, Dirigente de Jubilados y Pensionados COPENJUVE y Pdt. de ASOCEJUPRCPedro Moreno, Secretario Ejecutivo DDHH-CTV y Presidente de Bandera RojaPilar Aranda, IndependienteRafael SansevieroRafael Uzcategui, sociólogo, defensor de DDHH y postanarquistaRafael Parra, INTECHRafael Venegas, Profesor UCV y Secretario General de Vanguardia PopularRaphael Hoetmer, Pacto Ecosocial e Intercultural del SurRaquel Figueroa, Sec. de Org. Colegio Nacional de Profesores y Coordinadora del MESRRaquel Neyra, Lima-PerúRaúl Prada Alcoreza, OikologíasRaúl Urbaneja, Secretario de Organización FENATEV SUCRERené Cedíllo, Exdiputado al CLEL y dirigente de Bandera RojaReinaldo Quijada, Coordinador nacional de UPP89Richard Neuville, ENSEMBLE !Rhina Perez Bello, Venezolana InmigranteRicardo Rojas, Sociólogo UCVRoberto Gargarella, ConicetRoberto López, historiador, profesor titular universitario e integrante de la PCDCRoberto Manuel Carlés, Docente de la Universidad de Buenos AiresRocío Silva-Santisteban, Pontificia Universidad Católica del PerúRomina Gabriela Araguás, Asociación Argentina de Abogados y Abogadas AmbientalistasRomina Pzellinsky, AbogadaRuben Martínez Dalmau. Universitat de Valencia, EspañaRubén Navarro, SindicalistaSantiago Arconada, Activista social e integrante de la PCDCSergio Sánchez, Movimiento por la DemocraciaSilvio Prado, Asociación Nicaragua LibreTania Medalla, Red Políticas y Estéticas de la memoriaTatiana Rosario, CID, República DominicanaTeresa Mc Kelligan, UACMThomas Posado, Université de Rouen NormandieTrina Mijares, Dirigente Popular y Ex DiputadaVioleta Segura Artavia, ConsultingWalter Martínez, Periodista Analista Corresponsal de Guerra, Venezuela-UruguayWladimir Abreu, Profesor Filosofía Antropológica Universidad de CaraboboWilmara Ríos, militante revolucionariaXavier Maldonado, ALAMES EcuadorYanied VargasYbelice Briceño Linares, Socióloga UCV, Universidad de las Artes (Ecuador)Yoletty Bracho, Ensemble / Rejoignons-nousYoner Arrioja, Ing. ElectrónicoYrma Martínez, Movimiento por la DemocraciaYuri Valecillo, SNTP/ Sindicato Nacional Trabajadores de Prensa. VenezuelaOrganizaciones
Bandera RojaenComúnFrente de profesionales y técnicos de Agro AraguaIzquierda UnidaMovimiento Democracia e InclusiónMovimiento Por la Democracia (MPD)August 21, 2024
Ingenuidades, política y no-política
Un fantasma recorre Venezuela: El fantasma de los acuerdos previos al 28-J. Dada la frustración por la no resolución de la crisis en el país, ha comenzado a emerger una matriz de opinión que reparte culpas en la falta de concreción de los objetivos democráticos. Una de las primeras es la supuesta falta de acuerdos políticos anteriores al día de la votación que impidieron el arribo de la transición. El argumento apunta en una dirección no sólo incorrecta sino inexistente.
Un sector de la oposición venezolana compró todos los números de la llamada “teoría de la transición democrática por negociación”. Entre otras dimensiones, hablaban de los costos de salida, colocar en el centro de la disputa electoral a un candidato “potable”, la necesidad de ofrecer los incentivos suficientes para que salir del poder fuera lo suficientemente deseable y atractivo para la coalición dominante. Incluso divulgaron una propuesta en la que se les ofrecía garantías de impunidad y no persecución. Se habló hasta de un cargo de senador vitalicio.
Con el fenómeno Trump la discusión sobre la democratización ha ganado espacio dentro del debate académico estadounidense. Dos profesores de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, han escrito dos populares libros sobre el tema. El último, “La dictadura de la minoría. Cómo revertir la deriva autoritaria y forjar una democracia para todos” se inicia con un capítulo titulado “El miedo a perder”. Allí recuerdan lo que parece un sobreentendido: “La democracia es un sistema en que los partidos pierden elecciones”. Los autores postulan que naturalizar la derrota necesita de dos condiciones: La primera que los vencidos tengan posibilidades razonables de volver a ganar en un futuro. La segunda, que no exista la creencia que perder el poder no significará una catástrofe. “Es un miedo sobredimensionado a perder –nos dicen-, lo que hace que los partidos se revuelvan contra la democracia”.
Este texto introductorio ahora revuelve en la cabeza de quienes buscan una explicación al desmadre posterior a las elecciones del 28 de julio y consideran que, en una postura pretendidamente salomónica, la oposición debe tener una cuota de responsabilidad en el desenlace. Recientemente se afirmó: “Ese proceso de negociación debió ocurrir antes de las elecciones y no ocurrió… Es muy ingenuo pensar que un proceso político lo resuelve sólo a través de un evento electoral. Necesitas toda una base de acuerdo social y político entre las fuerzas en conflicto para lograr mediar una solución democrática. Y eso de ninguna manera se llegó a dar en ninguna dirección. Y en definitiva eso cocinó la crisis que hoy estamos teniendo”. A medida que los días continúen sin la resolución del antagonismo esta matriz de opinión será más visible y repetida por otros y otras.
Entonces, ¿la causa principal de nuestro trance actual es que no se zanjó, suficientemente, “el miedo sobredimensionado a perder” dentro del chavismo realmente existente? ¿Qué no se colocó, previamente sobre piedra “una base de acuerdo” que permitiera la salida democrática? ¿Estamos hablando de ingenuidad?
Un acuerdo, de la naturaleza que sea, es cumplido y respetado por las partes cuando comparten una forma de razonar que les es común, basada en la utilidad y conveniencia para ambos del contrato. En el campo político, con todo y la pulsión por tensar sus contornos, juegan quienes creen que su legitimidad está basada, finalmente, en el apoyo recibido de los demás. Cuando tu legitimidad se funda sobre otras razones, por ejemplo, el uso de la fuerza y la coerción, se pertenece a un campo de actuación diferente, que a falta de un término mejor denominaremos “no-político”.
Entonces, en el mundo “no-político” del madurismo, perteneciente al arco lógico revolucionario, era imposible que antes del 28 de julio se firmara cualquier papel que reconociera la posibilidad, como un escenario plausible, de no contar con el apoyo mayoritario de la población. Y por tanto perder elecciones. Además, el propio “Acuerdo de Barbados” había llevado al chavismo a un callejón sin salida: realizar elecciones cuando las circunstancias no te favorecían. De ahí su insistencia por sustituirlo por un pacto redactado unilateralmente, el llamado “Acuerdo de Caracas”. Ingenuo era pensar que la cúpula estaría dispuesta a firmar un nuevo pacto, cuyas variables no pudieran controlar completamente.
El certamen electoral era experimentado por el chavismo cupular, de nuevo, como una prueba de fidelidad ideológica. Por convicción, o porque estaban hipervigilados entre ellos antes del 28-J, ningún funcionario medio o importante levantaría el teléfono a emisarios ajenos a su zona de confort. El ejemplo de Tarek El Aissami estaba allí para quien pensara que era posible un futuro sin Maduro a la cabeza. Cualquier convenio para dejar el poder sería interpretado como una debilidad. O mucho peor: Como una traición. La idea de la revolución es absoluta.
Pensar que un movimiento “no-político” se iba comportar como uno verdaderamente “político” fue la verdadera ingenuidad de la alternativa democrática. En nuestro mundo un margen de millones de votos crea por si sólo una realidad que, con tensiones, estimula que un sector interno de la coalición dominante la reconozca, por las razones que sea. En el mundo “político” los derrotados empiezan a trabajar por recuperar el apoyo perdido que les permita, eventualmente, recuperar el poder en un futuro. En nuestro caso lo dijeron cientos de veces: El chavismo no cree en la alternabilidad del poder. Por eso están más cerca del pensamiento milenarista de Abimael Guzmán, o el razonamiento hiperpragmático de Daniel Ortega, que de cualquier exponente actual de la izquierda democrática regional.
No seguir confundiendo peras con manzanas. Caracterizar correctamente a lo que nos enfrentamos es un primer paso para encontrar los caminos de salida. Hasta un personaje siniestro, como Augusto Pinochet, razonó políticamente cuando ante las presiones y evidencias del resultado en el plebiscito de 1988 no se aferró al poder. Actores políticos de su gobierno contuvieron las pulsiones no-políticas, algo que no ocurrió entre nosotros. Hasta ahora todo el chavismo se está comportando no-políticamente. El “madurazo” acaba de implosionar el propio sentido de las elecciones como método, llevándonos al campo de juego de la fuerza, el único que les queda y dónde son reyes absolutos.
Ya que estamos, una última referencia al modelo chileno. Fátima Esther Martínez-Mejía y René Patricio Cardoso-Ruíz escribieron, en “La política de los acuerdos en la transición a la democracia en Chile” lo siguiente: “Las bases de la transición se pactaron a mediados de 1989 con la promulgación de la Ley n° 18.825. Con las negociaciones entre el gobierno de Pinochet, la derecha y la Concertación se aprobaron cincuentaicuatro reformas constitucionales enmarcadas a favor del mantenimiento de la estabilidad institucional, gobernabilidad y el modelo de desarrollo económico neoliberal, lo que significó una gradual, lenta y selectiva transformación del sistema político”. Leyó usted bien, en 1989. Después de las votaciones, luego del resultado sobrevenido. No antes.
El argumento del “acuerdo previo” tiene aparejado otro: El de la candidatura “potable”. Si hoy no tuviéramos el margen de diferencia que se alcanzó, precisamente porque se impuso la opción que generaba más entusiasmo y esperanza en la gente, no hubiera acta que valiera para demostrar la negación de la voluntad popular.
Finalmente, una profecía nada ingenua. Posicionar que la alternativa democrática tiene el 50% de responsabilidad en el descalabro permitirá las condiciones necesarias para reiniciar los acercamientos con el Palacio de Miraflores. La normalización está, por ahora agazapada, esperando su momento.
Sociólogo y Codirector de Laboratorio de Paz. Actualmente vinculado a Gobierno y Análisis Político (GAPAC) dentro de la línea de investigación “Activismo versus cooperación autoritaria en espacios cívicos restringidos”.
August 16, 2024
Venezuela y la banalidad del autoritarismo
“La democracia es un sistema en el que los partidos pierden elecciones”. La cita del politólogo Adam Przeworski es recordada en el libro “La dictadura de la minoría”, último texto de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt luego de su conocida obra “Cómo mueren las democracias”. “Una vez que los partidos aprenden a perder –agregan de cosecha propia-, el sistema democrático puede echar raíces, y una vez que este arraiga, la alternancia del poder se convierte en algo tan rutinario que la gente la da por natural”. Aunque la reflexión orbita en torno a la situación de Estados Unidos su lectura, en el momento que hoy vive Venezuela, nos puede ser de mucha utilidad.
Según los autores, ambos catedráticos de Harvard, habría dos condiciones que ayudan a que se naturalice la norma de aceptar la derrota. “La primera es que resulta más probable que los partidos acepten que han perdido cuando creen que tienen posibilidades razonables de volver a ganar en el futuro”. La segunda condición sería “la creencia que perder el poder no comportará una catástrofe: que un cambio de Gobierno no será una amenaza para la vida o el sustento, ni para los principios más valiosos del partido saliente y de sus constituyentes”.
Todo lo que ayude a pensar es positivo, pero habría que dilucidar si estas prerrogativas son válidas para organizaciones, como el chavismo en el poder, que se resisten a la racionalidad política estricta. Hay quien insiste, todavía hoy, que no se le ofrecieron suficientes garantías para disminuir lo que Levitsky y Ziblatt describen como “los miedos que animan los giros hacia el autoritarismo”. Pero fuera de la academia, la realidad. Maduro ni su élite aceptaban, ni siquiera como posibilidad, el escenario de pérdida de elecciones. La idea totalizadora de la “revolución” no lo permitía. Cualquier acuerdo o diálogo basado en aceptar que podían perder el apoyo popular minoritario sería una muestra de debilidad, de ausencia de fe en el dogma. También sería calificado de traición. “Salvo el poder todo es ilusión” pontificó Vladimir Lenin e hizo suyo Abimael Guzmán en el Perú.
Los autores traen a colación, asimismo, una interesante distinción entre lo que califican como “demócratas leales” y “demócratas semileales”. Los primeros, los leales, deben cumplir tres premisas fundamentales: Respetar los resultados de elecciones libres y justas, ganen o pierdan; Rechazar sin ambigüedades la violencia (o la amenaza de la misma) como medio para lograr fines políticos. Finalmente “un tercer gesto, más sutil: romper siempre con las fuerzas antidemocráticas”. Aquí entrarían los “demócratas semileales”: “gente inmersa en la política, que aparentemente acata las reglas del sistema, pero que a la vez abusa de ellas sin hacer ruido”. Hay que decir, para la comprensión, que separan los “demócratas semileales” de los autoritarios: “A lo largo de la historia la cooperación entre autoritarios y demócratas semileales de aspecto respetable han constituido una receta para el colapso del sistema”.
Para Levitsky y Ziblatt hay una prueba de fuego para ratificar el talante de los demócratas que dicen ser leales: Cuando los procederes violentos o antidemocráticos vienen de sus propias filas. Cuando esto ocurre la integridad democrática pudiera protegerse, según, si se toman cuatro medidas: A) Expulsar a los extremistas antidemocráticos de sus propias filas; B) Cortar todo vínculo –público o privado- con grupos aliados que incurran en conductas antidemocráticas; C) Condenar sin ambigüedades la violencia política, así como otras conductas antidemocráticas y D) Unir fuerzas con partidos rivales y prodemocráticos para aislar y derrotar a los extremistas antidemocráticos.
Lo anterior pudiera interpelar a la comunidad internacional de izquierdas que, para el caso venezolano pudiera seguir deshojando la margarita. “Cuando los partidos principales toleran –escriben-, consienten o dan apoyo implícito a extremistas antidemocráticos, su actitud se traduce en un poderoso mensaje: el precio a pagar cuando se actúa en contra de la democracia no es tan alto. El efecto disuasorio se evapora. La semilealtad no se limita a normalizar a las fuerzas antidemocráticas: les da aliento e incluso las radicalice”. A esto califican como “banalidad del autoritarismo”.
Dentro del espectro progresista regional, hasta ahora el único solvente es el presidente chileno Gabriel Boric. Luego de los informes del Centro Carter y el Panel de Expertos Electorales de Naciones Unidas no debería haber espacio para la duda. A menos que, según la conceptualización anterior, asuman su condición de semilealtad. “Un apoyo tácito por parte de políticos importantes puede cambiarlo todo, normalizando el extremismo”, nos dice el binomio profesoral. Que las elecciones como método de consulta de la voluntad popular pierdan sentido, después del Madurazo, afectará en el futuro especialmente a las organizaciones de izquierda que participen en comicios.
Sociólogo y Codirector de Laboratorio de Paz. Actualmente vinculado a Gobierno y Análisis Político (GAPAC) dentro de la línea de investigación “Activismo versus cooperación autoritaria en espacios cívicos restringidos”.
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