Andrea Tomé's Blog, page 12
July 30, 2018
YALC y Booktubeathon
Como con muchas cosas en la vida, a veces tengo la sensación de que o participo en la comunidad young adult al 100% o no participo en absoluto.
Estas últimas semanas, por fortuna, han sido lo primero.
El sábado mi amiga Violeta Guerrero (una escritora fabulosa que estoy segura de que acabará en las estanterías de todas las librerías tarde o temprano) y yo fuimos a la Young Adult Literature Convention (¡YALC para abreviar!), que a su vez forma parte de la London Film and Comic Con (a la que también asistimos, pero sólo de pasada y hasta que nos dimos cuenta de que no es exactamente lo nuestro).
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La YALC me recordó por qué adoro tanto la literatura juvenil y por qué sigue siendo como una casa para mí:
Diversidad. La comunidad young adult es absolutamente multicultural, y me siento orgullosa de decir que, después de la megaestrella que es Tom Fletcher, la autora que más libros firmó fue Tomi Adeyemi.
Entusiasmo. A lo largo del día vi a centenares de personas disfrazadas de sus personajes favoritos, participando en retos literarios y en workshops, cargando MALETAS llenas de libros (¡Para que luego digan que los jóvenes no leemos!).
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Creatividad. Como he dicho, centenares de personas participando en retos y workshops, pero también sacando la foto perfecta para bookstagram, preparando sus próximas novelas, compartiendo links a sus blogs…
Comunidad. Aunque hablábamos entre nosotras en español, la gente no se cortaba a la hora de dirigirse a nosotras y preguntarnos sobre nuestras próximas lecturas, sobre las novelas que escribimos…[image error]
Además de dejar nuestras carteras más delgadas en los puestos de las editoriales y las librerías (aunque no mucho más delgadas, ya que había descuentos increíbles como £5 por paperback y £10 por tres paperbacks), Violeta y yo participamos en una sesión de pitching con agentes literarios (básicamente tenías cinco minutos para contarles tu proyecto a las agentes y ellas te daban feedback sobre él) y asistimos a una charla sobre representación LGBT. También participamos en varios sorteos y concursos, ¡y ambas ganamos una uncorrected proof de Dear Evan Hansen cortesía de Penguin! En el stand de Penguin, que estaba decorado como un instituto americano con taquillas y todo lo demás, conocimos a Sanne del canal de YouTube Books and Quills, con la que hablamos de literatura LGBT y cómo empezar en booktube (lo que me recuerda que tenéis que suscribiros al canal de Violeta).
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Así de cargadas acabamos… tote bags cortesía de las editoriales
Y menos mal que salí de la YALC con varias bolsas llenas de libros, porque esta semana estoy participando en el booktubeathon. Booktubeathon fue ideado por la booktuber Ariel Bisset, y consiste en una maratón de una semana durante la cual acabarás leyendo siete libros. Cada año hay distintos retos, y podéis echarle un vistazo a los de este año en este vídeo.
[image error]Mi TBR de este año
Los siete libros que leeré en esta maratón son:
Goodbye stranger de Rebecca Stead. Mi lectura actual. Es más middle grade y menos young adult de lo que esperaba, por lo que no acaba de ser para mí.
Death the barber de William Carlos Williams. William Carlos Williams es uno de mis poetas favoritos y llevo desde que terminé la carrera queriendo leer más de él.
Love, Simon de Becky Albertalli. Vi la película y me enamoró, y por fin me he hecho con el libro.
Dear Evan Hansen de Val Emmich. Le tenía echado el ojo y no pude comprarlo porque todavía no ha salido a la venta, así que casi di un gritito cuando gané la uncorrected proof.
Moxie de Jennifer Matthieu. Llevaba meses viéndolo y no me acababa de atrever, pero los descuentos de la YALC me hicieron caer.
Solitaire de Alice Oseman. Quería leer a Alice desde hace tiempo porque cualquier autor joven que pase tanto tiempo en Tumblr como yo llamará mi atención.
This is where it ends de Marieke Nijkamp. Los tiroteos en los institutos me parecen una tragedia que dice mucho de nuestra sociedad y de los límites que permitimos que se crucen, por lo que los libros que los tratan suelen acabar en mi TBR. Si sois como yo os recomiendo muchísimo La flor de fuego de Alba Quintas (juvenil, ficción) y No easy answers de Brooks Brown (no ficción, sobre la masacre de Columbine).
Excepto dos (Solitaire y Death the barber), todos los he conseguido en la YALC. ¡Ya os mantendré al día en mis RRSS, pero espero no morir en el intento!).
July 25, 2018
Fatal flaws | Writing Wednesdays
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Muchas veces me preguntan en mi CuriousCat qué son los fatal flaws, por qué son importantes y cómo utilizarlos. Creo que muchos escritores (y mi yo del pasado definitivamente se encuentra entre ellos) están un poco confundidos sobre lo que es y lo que no es un fatal flaw y qué función tiene en la trama.
En pocas palabras, el fatal flaw es el defecto fatal que impedirá que el personaje consiga aquello que desea. El fatal flaw es siempre algo interno, inherente a la personalidad, nunca una situación externa (como, por ejemplo, una enfermedad). El fatal flaw es una fuente de conflicto, no el conflicto en sí.
Por ejemplo, en la saga de Harry Potter el fatal flaw de Harry es su impulsividad. Esa impulsividad no es un factor externo como podrían serlo su orfandad o los abusos de los Dursley, sino un defecto de Harry presente a lo largo de la saga, difícil de controlar y que lo mete en problemas. Esta impulsividad es la que lo empujó a inflar a su tía Marge en El prisionero de Azkaban (aquí vemos como un fatal flaw puede no solo generar conflicto y tensión sino también avanzar la trama). Más trágicamente, esta impulsividad es la que le hizo creer que Sirius estaba en peligro al final de La Orden del Fénix, por lo que Harry y el resto de miembros del Ejército de Dumbledore van al Ministerio y acaban enfrentándose a los mortífagos, que les habían tendido una trampa (aquí el fatal flaw se interpone entre Harry y lo que más aprecia: la figura paterna de su padrino).
No solo eso, sino que el fatal flaw de Harry le genera problemas con otros personajes. Además de meterse en líos con sus profesores debido a su (maravillosa) insolencia (No es necesario llamarme “señor”, profesor), Harry a menudo se enfada con Ron y Hermione debido a su genio. En lugar de explicar con calma que él no puso su nombre en el cáliz de fuego, Harry se enfrenta con Ron y le dice cosas de las que luego se arrepiente. Algo similar ocurre en Las reliquias de la muerte, cuando Harry pierde la paciencia y los estribos cuando Ron tiene problemas al lidiar con el horrocrux.
Vale, esta es una manera correcta de utilizar los fatal flaws, ¿pero cómo no utilizarlos? Para simplificar: no intentes enmascarar de fatal flaw lo que en realidad es una virtud. Me explico: un fatal flaw debe ser visto como tal por otros personajes y debe ser una fuente de problemas, obstáculos y conflicto para el protagonista. Un ejemplo muy bestia de cómo no utilizar un fatal flaw lo tenemos en Bajo la misma estrella de John Green. A lo largo de toda la novela se nos machaca con que el fatal flaw de Augustus es su presuntuosidad (pro tip: no es necesario dárselo todo masticado al lector y comunicarle cuál es el fatal flaw de tu protagonista; si no resulta evidente hay un problema). Sin embargo, este fatal flaw no causa ningún conflicto (de hecho, la carta ultra pretenciosa que le escribe a Peter Van Houten acaba teniendo efecto). De hecho, ningún personaje identifica este defecto como tal. Solo hay dos veces en las que esta presuntuosidad es reconocida por otros personajes: primero por Isaac, pero de broma y dejando claro que forma parte del encanto de Augustus, y después por Peter Van Houten, que lo critica por ello (pero no cuenta porque Van Houten es retratado como un villano que, para colmo, luego se arrepiente de lo que ha dicho. Y todo en la trama apoya la interpretación de que es algo bueno que Van Houten haya cambiado y ahora sea el fan número uno de Hazel y Augustus).
En definitiva: crea un fatal flaw que sea un rasgo de la personalidad. Asegúrate de que sea, de hecho, algo negativo. Asegúrate además de que se interponga entre tu personaje y aquello que quiere conseguir en la novela. Asegúrate de que controlar o superar este fatal flaw sea extremadamente complicado. Asegúrate de que tenga sentido en la trama, que genere tensión y que avance el argumento.
July 23, 2018
Si no despierto, Lauren Oliver | Lunes de lecturas
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Imagina que solo te queda un día de vida.
¿Qué harías? ¿A quién besarías? ¿Hasta dónde llegarías para librarte de morir?
Para Samantha Kingston, una de las chicas más populares del instituto, el viernes 12 de febrero debería ser un día más en su fácil vida. Y lo es, hasta que esa noche muere en un terrible accidente.
Pero Samantha vuelve a despertar una y otra vez en la mañana del viernes 12 de febrero, reviviendo hasta siete veces el que debía ser el último día de su vida. Tiene una semana por delante para darse cuenta de que en su mano está realizar pequeñas modificaciones… que pueden cambiarlo todo.
Muchos no lo saben porque hasta que publiqué era una persona bastante reservada en las redes sociales, pero cuando estaba en el instituto (allá por 2011-2012
July 20, 2018
Cosas nuevas
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El otro día hice una serie de encuestas en Twitter sobre qué tipo de contenidos queréis ver en este blog. La respuesta fue muy positiva (¡Gracias!), y además de los consejos de escritura (que me encanta que sean vuestras entradas favoritas, porque también son las que a mí más me gusta escribir) estabais muy interesados en más contenido mío en la forma de relatos y capítulos inéditos. Tengo muchas ganas de compartir con vosotros más cosas de las que escribo, especialmente para aquellos que por motivos económicos o de disponibilidad no podéis haceros con ninguna de mis novelas publicadas. Por eso quería comentaros que tengo cuenta en Wattpad (aunque la creé en 2016 todavía soy bastante nueva en esto
July 18, 2018
Cómo escribir diálogos | Writing Wednesdays
Los diálogos son una de las facetas de la escritura de las que más disfruto, quizá porque en su día me costó pillarles el tranquillo. Creo que les ocurre lo mismo a muchos escritores. Creo que, en general, resulta complicado saber discernir el tono entre lo narrado y lo hablado, especialmente cuando la que tenemos entre manos es una novela en primera persona.
En mis reseñas (especialmente en las de juvenil) siempre machaco mucho con el hecho de que los narradores deben narrar como razonablemente puedan hablar. Me explico: con esto quiero decir que no resulta realista que un adolescente de diecisiete años en 2018 se comunique con el mismo tipo de estructuras y palabras que un narrador omnisciente del siglo XIX. Las grandes palabras y las subcláusulas infinitas nunca convencen en una novela contemporánea, por mucho que el autor intente demostrarnos que sí (te estoy mirando a ti, Eleanor Oliphant). Por tanto, ¿cómo diferenciar este tono del tono de los diálogos? Es más fácil de lo que parece.
Mis dos reglas de oro son: escuchad más a personas reales hablando y dejad de fijaros en los actores de las películas (solo porque un diálogo acabe en la gran pantalla no quiere decir que sea un gran diálogo) y, en caso de duda, leed vuestros propios diálogos en voz alta porque las frases raras e incómodas se os harán dolorosamente claras.
Aparte de eso, un par de pasos rápidos para aseguraros de que vuestros diálogos son lo más naturales posible…
Menos es más. Este consejo puede aplicarse a muchos elementos de la escritura, pero especialmente en el caso de los diálogos. En parte porque necesitamos respirar de vez en cuando y en parte porque no somos particularmente elocuentes, las personas no solemos soltar monólogos cuando hablamos. De hecho, la mayoría de nuestras instancias se componen de una o dos frases. Mi regla cuando escribo es limitarme a esas dos frases por personaje y, en casos muy contados, permitirme tres frases. Comprendo que a veces un personaje tenga que comunicar bastante información, pero es mucho más realista que su interlocutor lo interrumpa o le haga preguntas que simplemente escribir un párrafo de texto que confundirá al lector y lo sacará de la novela.
Los diálogos nunca deben estar carentes de acciones. Las personas no hablamos, simplemente. Cuando tenemos una conversación también hacemos otras cosas, ya sea continuar con la tarea que teníamos entre manos o caer en algún tic nervioso como tocarnos los botones o separarnos el pelo (de hecho, iría más lejos y os recomendaría que asociaseis algunos tics nerviosos a personajes específicos). Lo ideal es que cuando un personaje diga más de una frase a la vez intercaléis una acción por el medio. Esto os obligará a mantener los diálogos lo más cortos posibles. Pero tampoco metáis acciones constantemente para separar lo que dice un personaje de otro; aprended cuándo fluye el texto y cuándo es preciso añadir una acción para situar al lector en escena. Aquí lo de leer los diálogos en voz alta os ayudará mucho.
No metáis un verbo cuando no es necesario. En otras palabras, si solo hay dos personajes hablando no es necesario repetir “dijo” cada vez que uno abra la boca. Sencillamente pasad de un diálogo a otro y solo añadid el “dijo [inserte nombre del personaje]” esporádicamente para que el lector no se pierda y tenga que ir atrás a comprobar de quién era el turno. Si unís esto al consejo de las acciones acabaréis con unos diálogos mucho más fluidos.
“Dijo” no está muerto. Sé que lo repito a menudo, pero de verdad que no es necesario sacar el diccionario y buscar cada sinónimo de “dijo” posible. “Preguntó” y “exclamó” sobran cuando ya hay símbolos ortográficos que los señalan. “Gritó”, “gruñó”, “ironizó”, “mintió” y muchos otros deberían resultar obvios en el diálogo y en el contexto. Lo ideal en la literatura es que el lector no se dé cuenta de lo bien escrita que está la obra.
Distintas voces para distintos personajes. Esto es crucial. No podéis tener a una adolescente de dieciséis años hablando como un ejecutivo de sesenta. Echad un vistazo a vuestro alrededor y notad la diferencia en la formalidad, el argot y la actitud de distintos grupos de edad. De hecho, no tengáis en cuenta solo la edad: el lugar de procedencia, la clase social, las culturas suburbanas, el género, la backstory… todo influye en cómo se expresará vuestro personaje.
Pero no imitéis acentos, por favor. Podéis decir que vuestro personaje tiene un acento específico en lugar de intentar imitarlo gráficamente (¿Rgecorgdais a Flreugr Delacougr? Pues que vuestros personajes franceses no suenen como ella). ¿Por qué? En primer lugar, porque es bastante decente eso de dignarse a no hacer burla de la manera en la que una persona habla su segundo idioma. En segundo lugar, porque es cansino y aparta al lector de la novela.
Sed sensatos. Pensad razonablemente. Nadie confiesa sus secretos más personales a la ligera, a veces ni siquiera a sus mejores amigos. Entiendo que queréis avanzar la trama, pero que vuestros personajes, que hará como mucho una semana que se conocen y hasta ahora se habrán dicho ocho frases, se confiesen todos sus secretos enseguida es forzado, un cliché y bastante irritante. Os estáis cargando un montón de conflictos posibles solo porque es más fácil que el personaje A sepa todas las vulnerabilidades del personaje B enseguida.
Lo que no dicen los personajes es mucho más importante de lo que dicen. Jugad con el contexto y la descripción para escribir silencios y dejar que el lector intuya en vez de dárselo todo masticado. Podéis leer más al respecto en esta entrada.
Añadid tics verbales. De la misma manera que asociar ciertos tics nerviosos con ciertos personajes va a ayudaros mucho (el lector sabrá de quién habláis antes de que digáis su nombre, por ejemplo), asociar ciertos tics verbales a ciertos personajes hará que vuestros diálogos suenen mucho más creíbles. A fin de cuentas, todos conocemos a ese amigo que no deja de repetir “en plan” cada dos palabras (o sea, yo) o a ese otro que sabe soltar tacos maravillosamente. Dejad que el carácter de vuestros personajes brille en sus diálogos.
Añadid conflicto. Esta es la razón de ser de los diálogos. Debéis aprender a llevar la tensión, y muchas veces la tensión reside en la impotencia (un personaje quiere algo y su interlocutor no se lo da, la persona que habla tiene poder sobre nuestro protagonista…). Un ejemplo magnífico es la escena inicial de Malditos bastardos.
No reveléis demasiado en los diálogos. La finalidad de los diálogos no es avanzar la trama en el sentido estricto. No hagáis que un personaje diga cosas del estilo de “como ya sabes…” solo para informar al lector. “Como ya sabes” molesta porque, bueno, la persona a la que se lo están diciendo lo sabe. Es doblemente irritante cuando esa cosa que ya se sabe es un secreto. Triplemente si están hablando espías, miembros de la Resistencia u otras personas caracterizadas por saber guardar las apariencias. Tampoco hagáis que vuestros personajes se expliquen hasta la exasperación, como hacen los malos de muchas pelis antes de (intentar) cargarse al bueno.
Jugad con la tipografía. Las cursivas os ayudan a marcar el tono, y una negrita usada muy bien (yo diría reservarla a un solo uso por novela) puede añadir mucho poder a una frase que de otro modo habría resultado más insulsa.
Interrupciones. Que los personajes se interrumpan los unos a los otros, que balbuceen, que se equivoquen al hablar, que suelten tacos, que tengan problemas al encontrar una palabra si son bilingües, que utilicen palabras incorrectamente… todo esto, en su justa medida (abusar de estos recursos resultará cansino), hará que vuestros diálogos suenen mucho más realistas y naturales.
July 16, 2018
Libros sobre los que he cambiado de opinión | Lunes de lecturas
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Me gusta releer libros; me gusta volver a adentrarme en las historias que una vez significaron algo para mí. A veces, cuando releo un libro que no he tocado desde hace tiempo, mis opiniones respecto a él cambian. Por ejemplo…
Bajo la misma estrella, de John Green. Soy muy parcial respecto a los libros que me hacen reír, y John Green lo hizo en su momento. Además, este fue un libro que llegó en un momento preciso, y las descripciones de Hazel respecto a la enfermedad y el hospital se me hicieron muy cercanas. Sin embargo, al releer el libro mi opinión dio un giro de 180 grados. Quiero escribir una entrada individual más adelante porque tengo mucho que decir. Hay muchas cosas que me molestan sobre Bajo la misma estrella: la representación del cáncer (no escribas sobre él si vas a eliminar sus efectos secundarios porque no son bonitos o porque se meten en tu trama), la falta de conflicto (lo único que se interpone entre Hazel y Augustus es el cáncer), la pobre caracterización (Augustus es un Gary Stu y el único personaje honesto, Peter Van Houten, tiene un arco de personaje abortado), la prosa púrpura (nadie habla como en una novela del XIX, y menos dos adolescentes), el insta-love y el beso en la casa de Ana Frank (que me pareció absolutamente irrespetuoso).
Looking for Alaska, John Green. Este no me fascinó la primera vez que lo leí, pero me pareció decente. Al releerlo me di cuenta de lo romantizados que están la depresión y el suicidio y de que Alaska es, de hecho, una manic pixie dream girl, por mucho que JG se empeñe en insistir que revertió el tópico con esta novela.
Me before you, Jojo Moyes. La primera vez que leí este libro quedé fascinada con el tono tan real y fresco de la voz de Louisa, y aunque sigo opinando lo mismo al respecto, después de leer varias opiniones de personas con discapacidades (algunas de ellas con el mismo tipo de lesión que Will en la novela) me di cuenta de lo capacitista que es el mensaje de Me before you.
Hamlet, William Shakespeare. Tuve que leer esta obra en segundo de bachiller y, no voy a mentiros, me pareció un bodrio del tamaño de una catedral. Unos cuantos años y una carrera en literatura inglesa de por medio y Hamlet se ha convertido en una de mis obras de Shakespeare favoritas (aunque nada superará Macbeth y El mercader de Venecia). Tanto que la he visto interpretada en dos ocasiones: la primera en el teatro Jofre de Ferrol y la segunda en el mismísimo Globe.
Los juegos del hambre, Suzanne Collins. Empecé a leer la trilogía a los dieciocho y la abandoné porque la prosa me parecía demasiado plana. A los veintitrés los he retomado y devorado en menos de una semana. Esa prosa que me parecía plana ahora me maravilla porque Suzanne Collins ha sabido capturar en el tono cortante de Katniss el trauma de vivir en el distrito 12 y, después, las secuelas de sobrevivir a los Juegos. Hoy Los juegos del hambre me parecen unos de los mejores libros de literatura contemporánea en general y de juvenil en particular.
¿Y vosotros? ¿Sobre qué libros habéis cambiado de opinión?
July 12, 2018
8 lecciones de escritura que aprendí de Salinger | Writing Wednesdays
Sé que es jueves. Soy dolorosamente consciente de ello, muchas gracias. Sin embargo, soy esclava de las aliteraciones, así que vamos a pretender que es miércoles.
Dicho eso, no creo que sea un secreto para nadie que Salinger es mi autor favorito. Salinger, Kertész y Tartt, esos son los tres autores por cuyo cerebro creativo robaría y conservaría para siempre. De los tres, quizá, Salinger es el que más lecciones me ha dado.
No sobreescribas. Hay una diferencia entre la prosa poética y la púrpura, y si quieres dedicarte a esto es hora de que la descubras. No voy a mentirte y decirte que escribir es fácil, pero sí te voy a recomendar que no lo hagas más difícil. Busca la palabra precisa para definir al 100% lo que intentas describir, no la más rebuscada. No digas en diez palabras lo que puedas decir en tres. No intentes que tus personajes sean más profundos de lo que racionalmente deberían (nunca funciona).
Las emociones humanas no están pintadas en blanco o en negro. Para que tus personajes sean dimensionales tienes que tener algo muy claro: no pueden ser ni absolutamente buenos ni absolutamente malos. No hay nada más aburrido que un personaje predecible que, para colmo de males, no evoluciona a lo largo de la novela. Los seres humanos estamos pintados en distintos tonos de gris, y es hora de que tus personajes también.
Deja algo a la imaginación, analiza cada emoción cuidadosamente y escríbela con tan pocas palabras como te sea posible. Dicho de otra manera, domina los silencios en la escritura. Hay una entrada en este blog sobre ello y puedes leerla aquí.
Trabaja sin distracciones. Si la música te ayuda a concentrarte (bienvenido al club), adelante, pero intenta encontrar una habitación vacía y, preferiblemente, sin la posibilidad de que alguien entre a interrumpirte. Deja las redes sociales aparcadas por unas horas. Intenta encontrar un espacio de tiempo, por corto que sea, y hazlo completamente tuyo.
Escribir es mucho más que la inspiración inicial. Deja que esa primera chispa te inspire y te recuerde por qué empezaste, pero no permitas que te domine. Puedes pelearte con esa inspiración inicial; puedes decirle que no y buscar otro camino. Un escritor es un escritor siempre, no solo cuando la inspiración llama a su puerta.
Conoce tu trabajo íntimamente. Parece fácil pero no lo es tanto. Tienes que conocer absolutamente todo sobre tus personajes y tu trama, especialmente aquello que no vaya a acabar en el producto final. Para tallar una escultura debes tener suficiente material.
Escribe sobre lo que te apasiona con originalidad y amor. Tómale cariño a tus proyectos y hazlos tuyos, con todo lo que eso implica. Busca esa trama o esos personajes en los que no puedes dejar de pensar y no intentes escribir como nadie más que como tú mismo. No fuerces la originalidad. La originalidad es eso que ocurre cuando al fin te permites ser completamente Honesto con la historia que intentas contar.
Escribe con honestidad. Cuando se dice que debes escribir sobre lo que conoces no significa que debas plasmar tus experiencias personales. Lo que debes hacer es considerar tus sentimientos y tus emociones, el modo en el que ves el mundo, y volcarlo sobre tus tramas y tus personajes.
July 9, 2018
Donde desaparecen las estrellas, Mónica Baños | Lunes de lecturas
«A pesar de mi fe ciega en las estrellas, no creía en los cuentos de hadas y tampoco estaba segura de si alguna vez había creído en ellos.»Si hay algo que caracteriza al pequeño pueblo costero de Melía es la creencia popular de que las estrellas pueden influir en la vida de sus habitantes.
Allí vive Gala, una joven que pasa los días trabajando en una floristería. Todo cambiará con el regreso de Néstor, uno de sus mejores amigos de la infancia. Pero Gala ya no es la misma: una serie de acontecimientos que tuvieron lugar en el último año la han vuelto solitaria y algo huraña.
Cuando se le presenta la oportunidad de trabajar para el periódico local y disipar así los malos recuerdos que la acechan, se cruza en su camino Constanza, una elegante anciana que sacará a la luz secretos de la familia de Gala teñidos de dolor, pero, sobre todo, de esperanza.
Gala deberá aprender a perdonar a los fantasmas de su pasado, mientras encuentra la manera de perdonarse a sí misma.
Hace tiempo que quería traeros esta reseña pero, por diversos motivos (y un sano porcentaje de procrastinación), nunca acabé haciéndolo (hasta ahora, naturalmente).
Donde desaparecen las estrellas es la opera prima de la última ganadora del Premio La Caixa/Plataforma Neo para jóvenes autores. Llevo siguiendo el Neo desde que tenía diecisiete y salió a la luz la primera edición (en la que participé y quedé finalista), y he de confesar que todas las novelas que han ganado y que he leído (tengo el libro de Alexandra Roma pendientísimo) me han fascinado. Creo que el premio Neo es una plataforma espléndida para conocer nuevos autores con mucho que decir y el suficiente talento para hacerlo de manera convincente, y eso es exactamente lo que me he encontrado en la obra de Mónica.
El punto fuerte de Donde desaparecen las estrellas es su ambientación. Mónica Baños tiene un don para el world building que empapa cada página de esta novela. Melía, el pueblo ficticio en el que se desarrolla la trama, está perfectamente creado, tanto que empuja al lector a cada esquina y cada rinconcito secreto con mucha sensibilidad. La combinación entre realidad y magia también es muy evocadora, aunque en ciertos momentos la autora pisa la línea entre lo sugerente y lo inverosímil, lo que termina por romper la suspensión de la incredulidad. Esto, unido a las muchas casualidades que mueven la trama, hacen que la historia de esta novela resulte algo difícil de creer, y también impone algo de distancia entre el lector y los personajes.
La pluma de Mónica, por otro lado, es madura, bailando entre el estilo poético y el directo y, exceptuando algunos casos de prosa púrpura, generalmente poderosa y atractiva. Algo que ya me gustó menos fueron los diálogos. Aunque la novela está narrada en primera persona desde el punto de vista de Gala, la protagonista adolescente, nunca me sacó de la lectura el hecho de que Gala se exprese de una manera tan literaria, por ponerlo de alguna manera. Gala es estudiosa, amante de los libros y sueña con ser escritora; todo parece indicar que pasa mucho tiempo leyendo libros de alto nivel, por lo que solo resulta natural que trate de imitar ese estilo cuando escribe. Más difícil de explicar es que, además, utilice un estilo tan formal, literario y forzado cuando habla (nadie es tan articulado en una conversación como lo es delante del papel), y ya imposible de creer que sus amigos, que son adolescentes normales sin ningún interés por la literatura, también se expresen de esa manera. En la vida real las personas repiten palabras, se equivocan, se atropellan, titubean… es muy difícil que alguien irrumpa en un monólogo de varias frases, y mucho menos sin cometer ningún error, pero esto es lo que pasa a menudo a lo largo de la novela.
Otro aspecto que no me acabó de encajar fue la pasividad de la protagonista. Generalmente hablando, lo que buscamos en un protagonista es alguien que mueva el argumento, no a alguien a que se deje mover por el argumento. Es normal que a veces le pasen cosas a nuestro protagonista que están absolutamente fuera de su control, especialmente si es una novela de tintes mágicos como esta, pero es necesario también que las acciones del protagonista tengan algún efecto sobre la trama, y que algunas de estas acciones y decisiones acaben por desencadenar algún plot point. A veces me daba la sensación de que Gala no hacía mucho por desentrañar los misterios de la trama, sino que simplemente esperaba a que alguien más lo hiciese por ella.
En definitiva, este es un libro que podría haber resultado más impactante con tan solo perfilar un par de aspectos un poco más, pero que con todo resulta una buena introducción de Mónica Baños al mundo de la literatura. El talento de Mónica para crear atmósfera y personajes entrañables ha quedado demostrado, así como su destreza para las backstories mágicas. Hay un par de cosas que quizá habrían necesitado más trabajo, sí, pero esta es una buena primera novela y, personalmente, estoy deseando leer algo más ambientado en Melía.
July 4, 2018
Cómo sobrevivir al Camp NaNoWriMo | Writing Wednesdays
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Para los que no hayáis prestado demasiada atención a la parte escritoril de Twitter, julio (junto con abril) es uno de los meses en los que tiene lugar el Camp NaNoWriMo, organizado por el mismo equipo que trajo el National Novel Writing Month. Al igual que el NaNo, que ocurre cada noviembre, el Camp NaNo trata de motivar a escritores a tomar el hábito de la escritura. Sin embargo, al contrario que en el NaNo, en el Camp no es necesario escribir 50000 palabras (el límite te lo pones tú mismo, y además puedes contabilizar en horas trabajadas y en páginas escritas) ni terminar una novela.
El Camp NaNo es magnífico para los escritores que necesitan un empujón pero que no disponen del tiempo para escribir 1650 palabras todos los días. Aún así, el Camp puede suponer un trabajo agotador y es importante cuidar de uno mismo. Para mí, estos pasos me ayudan a mantener la cordura mientras escribo…
Elige tu wordcount con sabiduría. Puesto que tienes la oportunidad de elegir cuánto quieres escribir, trata de no ponerte una meta demasiado ambiciosa. Empieza abajo y, si ves que vas cogiendo carrerilla, siempre puedes actualizar tu meta a un wordcount más alto.
Intenta reservar tus sesiones de escritura con antelación. Esto depende mucho del ritmo de vida que lleves. Yo trabajo en una oficina de diez a seis y voy a patinar dos veces por semana, por lo que no dispongo de mucho tiempo libre (y el que tengo lo acabo dedicando a mi trabajo de fin de máster y a mantener mi habitación más o menos decente). Intento apuntar las horas que puedo reservar para escribir con una semana de antelación, siempre recordando que esto no está escrito en piedra y que es perfectamente aceptable saltarse sesiones. La salud del escritor siempre es lo más importante.
Participa en sprints. La cuenta de Twitter NaNoWordSprints será vuestra aliada. Los sprints son una manera fácil y competitiva de animaros a escribir un gran número de palabras en un tiempo reducido. De los sprints pueden salir auténticas maravillas, y los considero especialmente valiosos para los escritores mapa como yo, que a veces con tanto esquema nos olvidamos de mantener el contacto con nuestra intuición.
No te olvides de los write-ins virtuales. Los write-ins son una manera maravillosa de compartir tu sesión de escritura con otros autores, pero pueden resultar complicados si se vive en una ciudad pequeña o si se sufre ansiedad social, por ejemplo. Una buena alternativa son los write-ins virtuales, con una función de chat incorporada y un livestream que os harán sentir menos solos cuando la inspiración parece negarse a venir. Podéis encontrar write-ins en el canal de YouTube del NaNo.
No olvidéis de los snacks. Tened siempre una botellita de agua y un snack energético en vuestro escritorio, especialmente si escribís por la noche. Mis favoritos este mes son las pasas cubiertas de yogur (soy una mujer de gustos extraños) y las uvas rojas. El café también es una buena alternativa, pero aprended a racionarlo y no descuidéis vuestra hidratación.
Haced uso de las cabañas. El Camp NaNo tiene la particularidad de poder unirse a cabañas virtuales en las que compartir estrés con otros escritores. Yo normalmente me uno a cabañas con gente que ya conozco, pero este mes me he decantado por dejar que el Camp me uniese a una cabaña aleatoria de escritores trabajando en el mismo género que yo (ficción histórica).
Fangirlead sobre vuestro propio proyecto. El Camp os permite incluir una portada para vuestra novela. Un programa online obscenamente fácil de utilizar y con resultados muy profesionales es Canva, donde podréis diseñar portadas (las plantillas ya están incluidas) muy rápido y sin ninguna complicación.
Haceos con unos buenos auriculares. Da igual que escribáis de madrugada o al mediodía, los auriculares os mantendrán alejados del resto del mundo por unas horas. A mí me gusta escuchar música mientras escribo y siempre preparo listas de reproducción (esta es la de mi proyecto), pero vosotros también podéis decantaros por el ruido blanco o por efectos de sonido ambiente.
Hablad de ello. No seáis tímidos ni penséis que el mundo no quiere tener nada que ver con vuestra novela; tomad las redes sociales y desahogaros cuando el trabajo sea demasiado (o cuando escribáis esa escena).
Descansad. Esto es importante. Como he dicho, no pasa nada por tomarse días libres, por escribir menos palabras de las que esperábamos o por no llegar a nuestra meta. El propósito del NaNo (y del Camp, naturalmente) es crear un hábito de escritura y aprender a confiar en todo lo que podemos conseguir con una hoja en blanco y unos cuantos días por delante. No olvidéis que un borrador es un borrador y que todas las grandes obras surgieron de borradores terribles. Respirad hondo. Lo conseguiréis.
July 2, 2018
Por qué escribimos
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Para este Camp NaNo he empezado una novela de la que ya he hablado en Twitter. Se trata de una obra ambientada en la Segunda Guerra Mundial, entre Checoslovaquia y Hungría, y trata la Resistencia, el trauma y la Shoah.
A veces me pregunto por qué sigo haciendo esto, qué hay de catártico en explorar lo mejor del ser humano durante lo peor de nuestra historia. Porque lo cierto es que no resulta sencillo. Embarcarte de un proyecto de meses o años en el que la documentación y el proceso de escritura implican sumergirse por completo en la psique de quienes sufrieron los horrores más absolutos bajo los regímenes más injustos. Escribir sobre estos temas exige respeto por la historia y la promesa de no banalizar o simplificar jamás; mostrar la escala de grises en la que se desenvuelve la historia y arrojar las culpas sobre todos, identificar correctamente a las víctimas y avanzar con la certeza de que nosotros nunca vamos a comprender lo que han pasado, que su historia no es la nuestra y que no podemos escribirla como si nos perteneciese; no podemos explotarla.
¿Por qué escribir sobre ello, entonces? Creo que tenemos el deber moral de hacerlo. Tenemos el deber moral de, en lo posible, amplificar las voces que la historia ha querido acallar. Y repito una palabra importante: amplificar. Ciertos sucesos de la historia, como he dicho, no nos pertenecen; crear arte a partir de ellos, por lo tanto, nos exige ser completamente fieles a esas voces que, en muchas ocasiones, han sido aniquiladas. No podemos explotar la historia para plasmar nuestras propias ideas o con fines morbosos.
Escribo sobre esto porque todavía hay vidas a las que hacer justicia. Escribo sobre esto porque no podemos olvidar. Escribo sobre esto porque encontrar significado en aquello que no puede, de manera alguna, tenerlo es lo que nos mantiene sanos a todos, colectivamente.