Sergio Gutiérrez Negrón's Blog, page 36
April 8, 2012
there is nothing to decipher in a body, dixit nancy

To see bodies is not
to unveil a mystery; it is seeing what is there to be seen, an image, the crowd
of images that the body is, the naked
image, stripping areality bare. Images of this kind are foreign to any
imagining and any appearance—and any interpretation as well, any deciphering.
There is nothing to decipher in a body—except for the fact that the body's
cipher is the body itself, not ciphered, just extended. The sight of bodies
does not penetrate anything invisible: it is the accomplice of the visible—of the
ostentation and extension that the visible is.
Complicity, consent: the one who sees compears
with what he sees. That is how they can be discerned, according to the
infinitely finite measure of just clarity.
Corpus, Jean-Luc Nancy, translated by Richard A. Rand.
Published on April 08, 2012 07:43
March 31, 2012
to steal him in defiance of every law, every moral authority, dixit Duras

The tears wake her.
She looks at you. She looks at the room. And again at you. She strokes your
hand. Asks: Why are you crying? You say it's for her to say, she's the one who
ought to know.
She answers softly,
gently: Because you don't love. You say that's it.
She asks you to say it
clearly. You say: I don't love.
She says: Never
You say: Never.
She says: The wish to
be about to kill a lover, to keep him for yourself, yourself alone, to take
him, steal him in defiance of every law, every moral authority—you don't know
what that is, you've never experienced it?
You say: Never.
She looks at you, repeats:
A dead man's a strange thing.
"The malady of death" (1982), Marguerite Duras
Published on March 31, 2012 05:56
March 27, 2012
buensoñar, una columna
Esta es columna aparecerá el próximo miércoles, 28 de marzo, en el Buscapié de El Nuevo Día. La cuelgo aquí.
Buensoñar
Anoche
soñé con Fortuño. Estábamos acampando juntos en una playa de Culebra. Él tenía
su propia caseta. Bastante grande, bastante azul. La mía era anaranjada y más
pequeña. Desperté dentro del sueño porque olía rico. Salí de mi aposento, y me
encontré al Gobe cocinando sobre una estufita. Estaba descamisado, su espalda
musculosa oscureciéndose bajo el sol. Me ofreció café, me dijo que el desayuno
estaría pronto, y siguió absorto en sus labores. "Caramba, que buen tipo. Quién
lo diría", pensé.
Decidí
ir al agua para quitarme la arena que había acumulado en las coyunturas. ¿Qué hacía Fortuño aquí?, me pregunté, aún en
el sueño. ¿Cuándo nos hicimos amigos? Ni tan siquiera voté por él, me dije. La
idea me asustó. ¿Lo sabría? Quizás estaba confundido, pensé. Quizás estaba aquí
bajo la falsa impresión de que yo había marcado una X bajo su nombre, y a
fuerza de todas las reglas de la democracia habíamos entrado en una relación de
identidad política. Quizás estaba bajo la falsa impresión de que me
representaba, que él era yo en cuanto a que actuaba por mí y mis derechos. Su
posible confusión me enterneció. Me pareció honesto de su parte. Nadie había
hecho esto por mí antes. ¿Era así que se sentía la verdadera democracia
representativa, tan parecida a un primer beso?
Volví
a donde esperaba y Fortuño me dijo que me sentara con él a comer. Ocupé su
lado, hombro a hombro, un plato con arepas colombianas y huevo frito en nuestras
faldas. Mirábamos, en silencio, el despliegue de arena caliente que se estiraba
frente a nosotros y que luego se sumergía bajo las olas, y se hacía invisible,
pero no por eso menos arena. Le agradecí. Él me dijo que para eso estaba.
Luego
desperté, sintiéndome como que la democracia venidera se acercaba. Me preparé mi propio café, mis propias arepas
colombianas. Palpé mi pecho, a ver si sentía el hilo que me unía a mis
representantes. Por un segundo lo sentí, y me quise quedar ahí, tan lejos de los
periódicos, de los telenoticieros, del desencanto que trae la distinción entre
sueño y realidad.
Buensoñar

Anoche
soñé con Fortuño. Estábamos acampando juntos en una playa de Culebra. Él tenía
su propia caseta. Bastante grande, bastante azul. La mía era anaranjada y más
pequeña. Desperté dentro del sueño porque olía rico. Salí de mi aposento, y me
encontré al Gobe cocinando sobre una estufita. Estaba descamisado, su espalda
musculosa oscureciéndose bajo el sol. Me ofreció café, me dijo que el desayuno
estaría pronto, y siguió absorto en sus labores. "Caramba, que buen tipo. Quién
lo diría", pensé.
Decidí
ir al agua para quitarme la arena que había acumulado en las coyunturas. ¿Qué hacía Fortuño aquí?, me pregunté, aún en
el sueño. ¿Cuándo nos hicimos amigos? Ni tan siquiera voté por él, me dije. La
idea me asustó. ¿Lo sabría? Quizás estaba confundido, pensé. Quizás estaba aquí
bajo la falsa impresión de que yo había marcado una X bajo su nombre, y a
fuerza de todas las reglas de la democracia habíamos entrado en una relación de
identidad política. Quizás estaba bajo la falsa impresión de que me
representaba, que él era yo en cuanto a que actuaba por mí y mis derechos. Su
posible confusión me enterneció. Me pareció honesto de su parte. Nadie había
hecho esto por mí antes. ¿Era así que se sentía la verdadera democracia
representativa, tan parecida a un primer beso?
Volví
a donde esperaba y Fortuño me dijo que me sentara con él a comer. Ocupé su
lado, hombro a hombro, un plato con arepas colombianas y huevo frito en nuestras
faldas. Mirábamos, en silencio, el despliegue de arena caliente que se estiraba
frente a nosotros y que luego se sumergía bajo las olas, y se hacía invisible,
pero no por eso menos arena. Le agradecí. Él me dijo que para eso estaba.
Luego
desperté, sintiéndome como que la democracia venidera se acercaba. Me preparé mi propio café, mis propias arepas
colombianas. Palpé mi pecho, a ver si sentía el hilo que me unía a mis
representantes. Por un segundo lo sentí, y me quise quedar ahí, tan lejos de los
periódicos, de los telenoticieros, del desencanto que trae la distinción entre
sueño y realidad.
Published on March 27, 2012 17:00
March 25, 2012
el amargo nombre, tres traducciones de c.k williams

C.K Williams es un poeta violento, pero es un poeta tierno, también. Es una sensibilidad extraña, este tipo de Nueva Jersey. Logra escribir con lo suave que tienen los hombres en el pecho, sin necesidad de remover los pedazos que se han endurecido, que comienzan a hincar. También logra escribir con todo el odio que causa estar sintonizado con su tiempo: su poesía nunca deja de ser política, aun cuando se trata de amantes, o cuando se trata de entrar en esa ecuación a la que le llaman conmiseración. Para mí es uno de esos ejemplos de que la poesía "social", o la poesía "política" no es ajena a la poesía "personal", o del "yo.
Estos tres poemas que traduzco aquí vienen de su colección I Am the Bitter Name, del 1972. Es su segundo poemario, y marca a un Williams joven y con un asco terrible para la trayectoria bélica de su país.
A pesar de ser completamente distinto a Oliverio Girondo, me parece que sus obras comparten una cualidad que es díficil pensar como otra cosa que progresiva, en cuanto a que leídas en su totalidad, parecen narrar una línea de fuga siempre consciente de la dirección hacia la cual se fugan. En otras palabras, el Williams de Lies, su primer poemario, ya anticipaba al Williams de Wait, su último poemario hasta la fecha, y aun de las traducciones de Adam Zagajewski que ha hecho.
Aquí unas traducciones relámpago de sus poemas I Am the BitterName, Innings, y Traerlo a casa, del mismo libro.
---
Yo Soy el Amargo Nombre
Y Abraham le
dijo, "¿Y sois, por supuesto,
él a quien llaman Muerte?"
Él respondió, y
dijo, "Yo soy el Amargo Nombre".
los pequeños niños han estado peleando
un tiempo largo largo por su país amado
sus rostros se están endureciendo como la carne
dejados afuera sus cuerpos aplastados completamente
como flores en libros de leyes no caben
con las llaves de la pena eterna ya no más

mundo
llorando en el pelo adormecido
inagotable
agonía en las tazas oscuras del cráneo
insaciable agonía tus manos chillan
en mi columna vertebral como frenos trancados en
las fosas nasales quebradas tentáculos en la boca
viñas los pequeños soldados juegan
hiriendo los pequeños generales juegan dolor
para siempre afilan cositas ellos ponen
cositas en cositas y las halan fuerte
¿me harías la libertad a mí? en
el pómulo fuego en los labios mi
justicia es olvidar estar aquí mi libertad
es querer odiarlos cómo los envían
a casa en bolsas de helado y son capaces de
Entradas
alguien está pendiente de cuantas veces
yo hago el amor ¿no es así dios no es así?
y de cuan bueno es diciéndome
está anotado donde yo no lo puedo ver
justo debajo de mí así que la próxima vez
que algo irreal suceda en los periódicos
no lo entiendo no me toca
a mí yo comienzo a pensar
que el corazón de todo el mundo puede ser puro
después de todo porque qué demonios
ellos no me matan a mí sólo entre sí
ellos no intentan realmente hacerme triste
sólo hacen cosas hacen que cosas pasen

hacia lo femenino como un león ¿no es
así dios? ¿entre palomas? ¿así que aun estar conmigo
es como la belleza? me muevo debajo de este dios
como una puta yo gorgoteo yo ruedo
como un bote de juguetes ¿cuál es la puntuación
ahora dios? ¿estoy ganando?
Traerlo a casa
un cuarto al otro extremo de américa
y la niña en el cuarto con el plástico aplastándole
las tetitas
comienzan a colgar ay dios
ella piensa se me van ay dios ay dios
yo haría cualquier cosa por ayudarla
yo tomaría todo su dolor secreto y me lo embestiría si
ella me lo permitiese
mi mejor amorcito
es tu alma derritiéndolo
es el fuego en ti
yo recuerdo el fuego
en todo el mundo
niños frotando dos palos juntos tan orgullosos de sí
mismos
casas incendiándose en combustión espontánea o alguien
usando
su
encendedor
y la niña encerrada en la parte de atrás aun tocándose
su cuerpo asustado
(tu también mi mejor amorcito)
y calderas hombres con sudor picado desde ellos
rostros cocinados, asados, ahumados mientras hacen
cosas para nosotros
y en américa
en sus tetitas los dos fuegos
como dioses los dos fuegos sin llamas
y su voz esta llama naciendo saliendo desde mi garganta
que dice JÓDETE NO ME IMPORTA
que dice POR EL CULO A USTEDES TAMBIÉN MARICONES
EXTRAÑOS
mi mejor amorcito mi mejor amorcito
Published on March 25, 2012 07:10
March 24, 2012
¿Qué tiene el desastre? ¿Qué tiene el desastre que posibi...
¿Qué tiene el desastre? ¿Qué tiene el desastre que posibilita tanto? ¿Será su cualidad de interrupción, de emergencia siniestra, de disparo del vacío? ¿Por qué es en el desastre--el asesinato de un muchacho de quince años, la catástrofe natural, la devastación xenofóbica--que encontramos el surgimiento de la comunidad, o la posibilidad de lo político?
Published on March 24, 2012 11:45
March 13, 2012
Ese viejo placer riopedrense de caminar en semiembria...
Ese viejo placer riopedrense de caminar en semiembriaguez a las dos a.m, traducido a otro espacio, otro idioma, otro contexto y un frío hijo de puta, pero embaucando el mismo silencio, llegando al mismo ajeno lugar.
Published on March 13, 2012 21:07
March 7, 2012
lo que está más allá, dice garcía ponce

No quiere
contar una historia, casi no le interesa, mejor dicho no le interesa la literatura,
aunque necesite de su belleza. Lo que le obsesiona, como a su protagonista, es
lo otro, lo que está más allá. Por eso podemos desgajar la anécdota sin tocar
la historia propiamente dicha. Su sentido está en otro lado. Ese lado es el que
tenemos que aprender a buscar, arriesgando nuestra inocencia de lectores,
nuestra virginidad.
Eduardo hablando sobre Robert Musil, en El libro , de Juan García Ponce
Published on March 07, 2012 07:33
February 29, 2012
ocupar la retaguardia, una cita

José Clemente Orozco, Retarguardia.
Da alguito de aire tropezarse con enunciaciones similares a las de uno, a las de mi modo de pensar mi posición en cuanto a lo que escribo, y mi escritura en cuanto al campo literario (imaginario) hacia y dentro del cual la proyecto. En todo caso se trata de una posición movediza, pero aun así la considero una posición que aun no logro poder enunciar con claridad (quizás eso mismo sea el obstáculo, la claridad). De eso consta, supongo, la condición de escritor primerizo. Especialmente, cuando uno decide ocupar tal posición en el momento mismo de sentarse a escribir; o sea, escribir como si nunca hubiese salido nada con su nombre, escribir con total descuido de ese racimo de ideas que insinúan algún tipo de sedimentación: "un estilo", "la obra completa", "novelista", etc. Quizás por eso una idea como la del rearguard, la retaguardia o retroguardia, me parece tan atractiva; quizás por la habilidad que le veo en cuanto a evitar la pulsión de constante quiebre, o de declararse nuevo, o de... La idea la encuentro en el artículo de Duchesne Winter, a quien he estado leyendo quizás demasiado últimamente, Literary Communism, a manifesto of the rearguard.
Todo esto como introducción a la cita, supongo.
There is really no lack of vanguard stances in the history
of Latin American and Caribbean letters, at least in the Spanish speaking area.
What we have missed is an enduring rearguard. Even in the military sense of the
metaphor, we can say that most guerrilla movements in Latin America were really
drawn back by the lack of a strategic rearguard. The rearguard is often
underestimated; there is a supposition that it involves less drama and less
heroism. But it can be argued that the rearguard is the heart of resistance. It
is the space of relative autonomy where a new sense of community can be built,
it is also a refuge from traumatic exposure to violence, a place for
convalescence and creativity, and more than anything, it is an out-of-place, an
outer-nationa location where the multitude can gather in order to launch its
utopia-in-resistance. The maroon Palenque or clandestine community in
resistance is a concrete paradigm of the rearguard. In literary terms, the rearguard
heeds the rumor of resistance, it interprets, it translates it, entertains
dialogues, takes care, and builds a legacy. It does not lead the struggle, it
does not point the way. Rearguard activity is not necessarily a synonym nor an
antonym of militancy or activism.
Juan Duchesne Winter, Literary Communism, a manifiesto for the rearguard. Journal of Latin American Cultural Studies, vol. 19, no.3. Diciembre 2010, pp. 225-236.
Published on February 29, 2012 17:03
February 27, 2012
la lectura expuesta
Últimamente
no puedo evitar la terrible sensación, después de varias horas de estar
rajándome frente a un libro, de que hoy en día la más particular de las
particularidades de la literatura no se encuentra sólo en el contenido del texto
leído, en su forma de afectarnos, sino en el acto mismo de la lectura profunda. Que su singularidad yace
en ese posicionamiento incómodo frente a un pedazo de papel, o frente a una pantalla,
en el que te abres en dos; en el que suspendes todos tus alrededores (cuando ya
estás hondo, hondo) y te vuelves la más vulnerable de las criaturas, te
transformas en el lector de Cortazar, aquél de La continuidad de los parques. Por un momento se suspenden ciertos
presupuestos, y entras en una extrañísima relación en común con otro, quien-sea.
Si no es eso, o si no es eso ahora mismo, estoy tan lejos como siempre lo he estado. En momentos así, ese intento de alcanzar lo literario desde el estar-juntos, ese comunismo literario del que escriben demasiado pocos, me parece tan cerca de acertar.
Published on February 27, 2012 18:12
February 22, 2012
una casa, un cuentito

Una casa, una casa y todos dicen que
vivirán ahí, y todos dicen que serán de ahí, y ponen sus maletas frente a la
puerta, y se miran los unos a los otros, y se dan la mano, y dicen 'será
nuestra casa'. Sonríen. Todos realmente sonríen con el tipo de sonrisa que
deben dar los recién nacidos que aprenden a practicar sus músculos. Excepto uno de ellos. Una, realmente. Es
joven. Más joven que ellos por lo menos. De repente se le ocurre a ella—llamémosle
Ella—que no sabe qué hace ahí, pero de todos modos los imita, Ella activa ese
músculo que hace que los ejes de los labios se le eleven, y se descubre en
plena sonrisa: todos sonríen, entonces.
Published on February 22, 2012 16:21