Sergio Gutiérrez Negrón's Blog, page 44

March 22, 2011

La frontera, una columna



Días antes de abordar un avión cuyo destino final sería El Paso, mi amiga Camila me dijo que allí 'sentiría la frontera'. Los primeros días estuve dislocado, desestabilizado por el paisaje desértico. Nunca antes había visitando un lugar tan seco, tan surreal en sus largos juegos de sombras. Ya el segundo día había abandonado el inglés como modus operandi. Olvidé que estaba en los Estados Unidos para fijarme en un espacio movedizo que tampoco era México. Eso, supuse, era 'sentir' la frontera.


Previsiblemente, cuando Ana, una mexicana a quien conocí allá, anunció que desde algún punto del recinto de la Universidad de El Paso se podía ver la frontera, le dije que necesitaba ir. Ver la frontera y quizás concretizar la sensación que Camila predijo. Un rato después: Ana y yo parados en una montaña árida desde donde se veía todo. Frente a nosotros, desparramándose, las calles y estacionamientos y automóviles, la tierra y montañas y personas. Con su dedo índice, me dijo "detrás de ese autopista, comienza México". Y Juárez era todo lo que veíamos cubierto de casas apiñadas. "Desde aquí no podremos ver el río", advirtió. De hecho, desde allí no podíamos ver la frontera per se. Estaba escondida, desaparecida detrás de la autopista. Lo que veíamos era una superficie continua, un mismo espacio.


Tomé una foto con mi teléfono y decidimos regresarnos. Por eso de flanquear el incómodo silencio de recién-conocidos, le dije que yo no concebía la idea de fronteras, o algo así medio cursi. Para nosotros está el mar y ya, añadí. Y ella respondió, aunque quizás lo imaginé, que fronteras hay en todos lados, entre barrios, entre calles, entre sectores. Pero entonces se detuvo y recapituló con lo que creo fue una pregunta, como queriendo dejar la posibilidad abierta de que podemos cruzarlas, de que no estamos tan aislados: ¿no es Puerto Rico parte de un archipiélago, por definición una cadena de islas conectadas submarinamente, todas juntas e inseparables? ¿Parte de algo mucho más grande?


Nos despedimos con un 'mucho gusto' frente a la sala de conferencias y caminamos en direcciones contrarias. Estaba animado por su idea. Las fronteras, después de todo, no son sólo separación, sino que también son conjunto, coyunturas en un mismo cuerpo, comunión.







[Esta columna se publicó en Buscapié de El Nuevo Día, el miércoles 23 de marzo del 2011. La coloco en el blog porque los links del periódico sólo sobreviven por dos meses]

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on March 22, 2011 17:00

March 20, 2011

el mundo arde, a translation



El mundo arde , by Rafah Acevedo.

The world may be in the eyes

of the flattened bug on the windshield.

I am thirstier than a wandering tourist

in the kingdom of Bahrain.

Nevertheless, there's god's cocacola there

in the hands of the king's friends putting an end to the protest.

I hurl everything into the backpack and go my way.

The world is right there, across

the windshield.



I truly believe that water

is a mirror you lose through your fingers

and there is as much thirst

as a tight crowd at noon

on the outskirts of Tripoli

about to burn an edition of a thousand copies

of the eternal Colonel's Green Book.

However, I wait for god's tea

served by the intellectuals in the Colonel's payroll looking

at how planes prevent other planes from flying

I keep everything in the backpack and go my way.

I believe

the world is right there, across the windshield.



I stop for some gas.

Stretch my legs a little bit.

A sip of bottled water and suddenly

this yearning to light a cigarette.


This yearning to light a cigarette

while filling the tank.




This is a slightly altered version (by me) of a translation published along with the poem in Spanish by the author. | Esta traducción es una versión levemente alterada que hice de la traducción original de Rafah en Facebook.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on March 20, 2011 09:11

the world is on fire, dice rafah acevedo


The World is Burning, un poema de Rafah Acevedo.



El mundo cabe en los ojos

del insecto aplastado en el parabrisas.

Tengo más sed que un turista perdido

en el reino de Bahréin.

Sin embargo, está esa cocacola de dios

en los amigos del rey poniendo fin a la protesta.

Lo tiro todo en la mochila y sigo mi camino.

El mundo está allá al otro lado

del parabrisas.



Tengo para mí que el agua

es un espejo que se pierde entre los dedos

y la sed es tanta

como una multitud apretada al mediodía

a las afueras de Trípoli

apunto de quemar una edición de mil ejemplares

del libro verde del coronel eterno.

Sin embargo, espero el té de dios

servido por los intelectuales a sueldo del coronel mirando

como los aviones impiden volar a los aviones.

Lo guardo todo en la mochila y sigo mi camino.

Tengo para mí

el mundo al otro lado del parabrisas.



Me detengo a poner algo de gasolina.

A estirar las piernas un poco.

Un poco de agua embotellada y de repente

estas ganas de encender un cigarrillo.

Estas ganas de encender un cigarrillo

mientras lleno el tanque.


Me tropecé con este poema por Facebook, y me gustó bastante. Digamos que me pareció necesario. Después de esta entrada, subiré una traducción al inglés que alteré de una versión con la que el mismo autor acompañó al texto. Aquí va.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on March 20, 2011 09:01