Andrés Accorsi's Blog, page 26

April 15, 2023

HOY, TRES RESEÑAS

Cuando por fin encontré un rato para sentarme a escribir reseñas, son tres los libros ya leídos que se me acumularon.En el año 2000, el diario barcelonés El Periódico publicó a lo largo de 44 días en pleno verano boreal una tira doble (el formato que hoy utiliza Gaturro en La Nación) llamada Paula, para la cual se volvieron a juntar el guionista Xavier Roca y el genial dibujante Alfonso López, que ya habían trabajado juntos en series como Alex Cunillera (Ático Tercera). Todo el material que realizó la dupla a lo largo de ese verano reapareció en un lujoso libro de tapa dura en 2005 y yo tuve la suerte de conseguirlo el año pasado.Paula es una tira muy breve pero realmente brillante. Los autores hacen gala de un humor ácido, al hueso, que satiriza sin piedad a adolescentes (Paula tiene 18 años) y adultos, que anticipa los niveles zarpados de alienación que nos van a producir los celulares y los videojuegos, y que -sobre todo- juega con la precariedad laboral que aflige a los jóvenes españoles hace ya varias décadas. Trabajos espantosos donde los patrones te explotan sin piedad, te rajan sin indemnización cuando se les da la gana y tenés menos gratificaciones que juntando estiércol con la boca en un chiquero. Pero los pibes y pibas se quieren pagar el escabio, las salidas con chongos o los estudios, entonces van y laburan mil horas por chaucha y palito en pleno verano, en una Barcelona vital, dinámica, llena de opciones para divertirse (si las podés pagar, claro). También hay un gran elenco de personajes secundarios, amigas, padres, un noviecito... pero el tema central es ese: ya no somos nenes, tenemos que generar un ingreso a como dé lugar y las opciones son estas, una más horrenda y frustrante que la otra. Y todas pagan igual de mal. Algunas tiras te invitan más a reflexionar que a cagarte de risa, pero el tono de comedia está muy bien logrado y Roca tiene la pericia suficiente para no jugarse todas las fichas al remate en la viñeta final: a lo largo de cada uno de los breves relatos hay varios chistes en los diálogos, que funcionan muy bien.Y claro, lo que hace a Paula una lectura indispensable es el dibujo de Alfonso López, un autor al que banco a muerte y al que le compro cualquier cosa, porque lo considero uno de los más grandes historietistas que están vivos y trabajando en la actualidad. Ese pulso vital que exhibe la ciudad, ese tono de comedia, y muchos logros más que pueden apreciarse en estas 44 tiras llegan de la mano del trazo fluido, sintético y recontra-expresivo de López. Esas pinceladas sueltas, que cambian de grosor sobre la marcha y te hacen acordar todo el tiempo a Yves Chaland son apenas una de las características del inigualable dibujo de este genio. López tira unas perspectivas increíbles, unos personajes que actúan y se mueven con una gracia irrepetible y un tratamiento del color precioso (o dos, porque en las pocas entregas en las que el chiste consiste en una única viñeta, Alfonso ensaya una técnica mucho más pictórica, que le sale perfecto).No sé si esto será fácil de conseguir hoy en día, pero yo lo encontré acá, en Buenos Aires, juntando polvo en el depósito de una distribuidora. Lo recomiendo muchísimo a los fans de la comedia costumbrista y la sátira social. Y sigo militando para que más gente se haga fan de Alfonso López, capo total. Che, ¿puede ser que el Vol.7 de Saga sea el mejor de la serie? No sé, pero creo que hasta ahora fue el que más me gustó. Acá me encuentro con Brian K. Vaughan y Fiona Staples afiladísimos, recontra asentados cada uno en su estilo, y además con la sana intención de narrar una historia de seis episodios que, si bien es parte de una serie larguísima, funciona muy bien como arco autoconclusivo, y hasta se lo podés dar a alguien que jamás leyó Saga. Hay algún que otro sub-plot que viene de arrastre de tomos anteriores, pero el núcleo de la trama está perfectamente presentado, desarrollado y resuelto en estas páginas. A lo largo de esta trepidante aventura llena de acción, tiros, espadazos, machaca y muertes tremendas de personajes a los que uno llegó a querer fuerte, Vaughan explora el tema de los refugiados políticos, de esa gente que tiene la mala suerte de vivir en un territorio que lleva décadas en medio de una guerra, y depende de la ayuda externa para sobrevivir. No hace falta irse "a long, long time ago, to a galaxy far away" para encontrar ejemplos, y Vaughan no oculta en ningún momento que está usando a estos bichos alienígenas para hablar de conflictos de los que sufren todos los días africanos, palestinos, haitianos, etc.. La crisis humanitaria generada por las guerras está en primer plano y Marko, Alana y su familia se ven interpelados por el dolor y las carencias de quienes la sufren en carne propia... mientras sigue el acoso por parte de los perseguidores que los quieren liquidar. Con todo esto y con unos diálogos magníficos, se arma un Vol.7 apasionante, tenso como el tiempo suplementario de la final contra Francia, con golpes al corazón del lector, desarrollo para un montón de personajes (principales y secundarios) y un trabajo descollante de Staples en el dibujo y el color. Tengo un tomo más de Saga en la pila de los pendientes, que ojalá esté a este mismo nivel, porque la verdad que con este tomo la pasé bárbaro. Esto es ciencia ficción de la buena, con mucho huevo, mucho corazón, sexo, puteadas, bajada de línea siempre para el lado correcto y unos dibujos de la hiper-concha de Dios. Un lujo. Y vamos con otra saga, La Saga de los Distintos, cuya tercera entrega se titula "Reptil en el Reino de las Aves" y cuenta básicamente eso. En su trabajo más reciente (editado a fines de 2022), el inmenso Chanti nos cuenta qué pasó con la víbora a la que la gran tormenta que sacudió a Animalia desplazó a una tierra desconocida, habitada por todo tipo de pájaros. La víbora será confundida con un gusano amarillo extra-large y -lo más importante- utilizada con fines políticos por un gobierno que se da cuenta de los beneficios de tener engañada a la población. -Pará, ¿no es un comic para chicos?. Sí, pero Chanti apuesta fuerte y crea una historia acerca del oscurantismo, el engaño y la manipulación de la verdad por parte de los poderosos para expandir su poder. Un relato de una profundidad asombrosa, ágil, conmovedor y potente como pocos.El dibujo sintético, prolijito y amistoso de Chanti te puede descolocar y hacerte creer que vas a leer algo 100% humorístico, o pueril, o incluso pavote. Nada que ver. Reptil en el Reino de las Aves, además de ese dibujo exquisito y ese despliegue fascinante en la puesta en página y el armado de las secuencias, es una historieta para pensar, para abrirle la cabeza a los más chicos desde temprano. ¿Qué es la verdad? ¿La que nos baja quién? ¿Y a ese quién se la revela? ¿Y si en realidad es mentira? ¿Y si en realidad es todo una farsa para someter, excluir o discriminar a muchos en beneficio de unos pocos que quieren todo para ellos? Chanti se mete a fondo con eso: el choque entre especies tan distintas como la víbora y el cóndor es apenas una excusa para contar el choque entre relato y realidad, entre lo que los poderosos quieren que creamos y lo que efectivamente sucede. El resultado es un álbum breve (50 páginas de historieta) pero intenso, emotivo y atrevido en el mejor sentido posible: el de enseñarle a los chicos a cuestionar el discurso hegemónico. Nunca había leído La Saga de los Distintos, pero ahora la quiero completar. Si todos los álbumes son así, habría que ponerlos como lectura obligatoria en todas las escuelas del país.Y esto es todo por hoy. Nos reencontramos la semana que viene, con nuevas reseñas acá en el blog.
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Published on April 15, 2023 11:32

April 11, 2023

ACÁ ESTAMOS DE NUEVO

Bueno, por fin tengo un ratito para escribir las reseñas de los últimos libros que leí...Empiezo en 2015, en Japón, cuando el maestro Gou Tanabe presenta su adaptación al manga de El Color que Cayó del Cielo, el famoso relato de Howard P. Lovecraft. No es la primera vez que me toca leer un manga de Tanabe que adapta una obra de Lovecraft (ver reseña del 16/11/18), así que corro el riesgo de repetir algunos conceptos. Esta vez, lamentablemente, en vez de estar editado en tapa blanda por Ivrea, El Color que Cayó del Cielo está editado en tapa dura por Planeta. O sea que es un libro innecesariamente lujoso y caro, fruto del capricho de la misma editorial que te publica esos masacotes de 1000 páginas con las obras de Osamu Tezuka en un formato pensado para destruirte la biblioteca y el bolsillo. Menos mal que en Argentina (todavía) no caímos en esta pelotudez de editar cualquier cosa en tapa dura. Se publica mucho menos que en España, pero por lo menos se eligen formatos que llegan a las bateas a un precio no tan disparatado.Pero vamos a la historia: Tanabe está enrolado en la corriente de las adaptaciones muy respetuosas al texto original, al igual que nuestro abanderado en materia de adaptaciones de clásicos del terror, el maestro Horacio Lalia. El talentoso mangaka conserva la ambientación espacio-temporal, el elenco, la atmósfera, el orden de los sucesos y hasta muchísimos textos de la narración original, y lo único que agrega es el dibujo. Digo "lo único" y suena a poco, pero realmente es muchísimo. Ese trazo prolijo y sobrecargado de Tanabe (que por momentos me remite a Salvador Sanz) le suma un montón al clima que propone Lovecraft. Le da vida a los horrores que describe el escritor norteamericano, y enfatiza desde el ritmo que elige para el relato esa sensación de extrañeza, de tensión que crece hasta hacerse asfixiante. El trabajo de Tanabe es tan bueno, está tan afilado, que logra que te imagines ese color imposible incluso en un comic realizado en blanco, negro y grises. A esta altura, ya no me queda duda alguna: el mejor historietista para una adaptación de Lovecraft hoy es Gou Tanabe. El que mejor entiende los climas, los ritmos, el que mejor dibuja, el que más se rompe el culo en los detalles, el que te hace sentir el horror más cerca, más palpable. El único handicap de Tanabe es que no le pone mucha expresividad a los personajes. No te tira esas caras de "estoy totalmente loco, trastornado por los horrores que me toca presenciar" que te ponían Lalia, Alberto Breccia o Berni Wrightson cuando te adaptaban a Lovecraft. Los tipos tienen el marulo detonado, pero el dibujo no lo enfatiza con la misma polenta que en los autores mencionados (y otros más). En todo lo demás, Tanabe saca mucha diferencia y te hace vivir una Experiencia Lovecraft que no te olvidás nunca más. Voy por los libros que me faltan del ídolo, pero con la mira puesta en las ediciones yankis de Dark Horse, que son más baratas y más cómodas para manipular y guardar que las españolas. Me voy a Francia, año 2021, cuando Lucas Varela forma equipo con el guionista galo Hervé Bourhis para ofrecernos Le Labo, una interesantísima novela gráfica de 100 páginas a todo color que ya tuvo edición en nuestro idioma por parte de La Cúpula.Le Labo parte de un hecho real, pero lo distorsiona un poco para contar la historia de un modo más divertido. Se trata de un experimento loco de mediados de los ´70, cuando una poderosa empresa francesa que se había expandido a raíz del éxito de las fotocopiadoras que fabricaba, le pone un montón de plata a un laboratorio donde el hijo del dueño reúne a los más capos en informática de ese país para empezar a desarrollar la computadora personal... y más tarde la internet y la telefonía celular. El comic recorre toda esa segunda mitad de los ´70, donde Jean-Yves y su equipo trabajan a puro ensayo y error, hasta que llegan los yankis con su voracidad comercial y se quedan con todo. Por delante de este contexto histórico tan interesante (y poco explorado), Bourhis acierta al alejarse del relato documental para poner el foco en los personajes y sus vínculos. De ahí salen algunas escenas dramáticas y otras realmente muy cómicas. También ensaya un truco que no es nuevo, pero que está buenísimo: en un momento, un personaje secundario, marginado y ninguneado, se pierde entre los pliegues de la trama para reaparecer sobre el final transformado en un personaje absolutamente central. Ese es el arco de Nicole, la hermana menor de Jean-Yves, quien resulta ser la narradora de todo lo que sucede en Le Labo. La relación entre los franceses y los californianos también está muy bien aprovechada y plasmada de modo muy gracioso. Bourhis está tan canchero en el manejo de la época y la temática, que hasta tira magia con injertos de retro-continuidad, en los que Jean-Yves y su equipo flashean (a veces bajo los efectos del faso) con avances tecnológicos que llegarían varias décadas después y que, si bien en 1977 parecían delirios de fumones o de fans de la ciencia ficción, hoy son parte de nuestra vida cotidiana. El dibujo y el color, ambos a cargo de Varela, son alucinantes. Nuestro compatriota capta sin el menor problema todos esos detalles de la ambientación setentosa que tienen que ver con ropa, peinados, artefactos que hoy parecen prehistóricos, el chiste (ya visto en series y películas) de que todo el mundo fumaba en todas partes... Toda esa carga de "mostremos la vida cotidiana de estos tipos y minas" que propone el guion de Bourhis está llevada al papel por Varela con verdadera maestría, y aporta también a generar ese clima de comedia costumbrista en la que podrían aparecer tranquilamente Alberto Olmedo o el Gordo Porcel sin que a nadie le resulte raro. El creador de Paolo Pinocchio te hace entretenidas las escenas donde solo hay talking heads, y deja la vida en esas doble splash-pages en las que Jean-Yves tiene esas visiones proféticas que cambian el rumbo de la novela gráfica (y de la historia del desarrollo de la informática en dos continentes). Si sos fan de Lucas Varela, de la computación, de la historia de los avances tecnológicos del Siglo XX, o si te copa leer una historia muy divertida y descontracturada acerca de los años "de incubación" de Apple, la internet, los celulares y los videojuegos, seguro vas a pasar un buen rato con Le Labo.Y hasta acá llegamos. Tengo avanzada la lectura de un librito más, que seguramente comentaremos (junto a algún otro) en el próximo post que aparezca acá en el blog. Gracias y hasta entonces.
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Published on April 11, 2023 16:43

April 6, 2023

JUEVES DE CONTRASTES

Hoy tengo para reseñar un libro cuya lectura me demandó varios días y uno que me devoré en menos de 15 minutos. Empiezo en Estados Unidos, año 2021, cuando se recopilan en libro las tiras de Pearl Before Swine originalmente publicadas entre Octubre de 2018 y Marzo de 2020. En la reseña del 11/03/14 quedó plasmada mi reacción frente a esta tira de Stephan Pastis que se publica desde 2001 en los diarios yankis. Fue un descubrimiento de esos que te sacuden toda la estantería, por eso esta vez fui por un libro de la colección Treasury, en la que la tira se recopila completa, sin baches, con las entregas de lunes a sábado en blanco y negro y las dominicales a color, sin remontarlas ni cambiarles el formato. Esta edición cuenta con el atractivo extra de que, abajo de cada tira, Pastis agrega algún comentario del backstage, breves textos casi siempre en joda donde nos cuenta con qué personajes se identifica, cómo lucha contra el syndicate para que le dejen usar ciertas palabras "groseras", cómo le cuesta dibujar ciertas cosas, cómo reaccionaron los lectores frente a ciertas situaciones que incluyó en la tira y demás.Pearls Await the Tide ofrece casi 240 páginas de historietas, la mayoría de las cuales reproducen tres tiras diarias. O sea que hay muchísimo para leer. Y no, el dibujo de Pastis no mejoró ostensiblemente desde aquel primer librito reseñado en 2014. Sigue siendo eficaz, pero muy limitado, y lo más interesante: muy consciente de sus limitaciones. Las principales diferencias que noté entre un librito y otro son 1) que aparece mucho menos Zebra, un personaje que al principio era muy protagónico y 2) que el propio Pastis se incorporó como personaje, para interactuar con sus creaciones, contar cosas de su vida personal, y "dar la cara" cuando estos lo cuestionan (o directamente lo cagan a palos) por el nivel choto de algunos chistes. Pastis es constantemente víctima del bullying por parte del trío protagónico (Rat, Pig y Goat), que lo consideran un auténtico subnormal.Lejos, lo mejor de Pearls Before Swine es su oscuridad. Las reflexiones existencialistas jodidas, ese truco que inventó Charles Schulz en Peanuts y que Pastis lleva al infinito y más allá. La grieta entre nuestros sueños y aspiraciones y nuestros logros en la vida real, la interacción entre seres humanos en una sociedad gobernada por políticos corruptos y empresarios insaciables, el rol de las redes sociales y el periodismo, la censura sobre lo que pensamos o sentimos disfrazada de "corrección política", la relación del individuo con la comida y el escabio, con el trabajo, con los vecinos... Sobre todos estos temas y muchos más, Pastis piensa en voz alta, con una mala leche devastadora y un humor muy, pero muy afilado. También hay chistes tontos, basados en juegos de palabras (algunos MUY elaborados) o en confusiones lingüísticas, pero en general, el humor de la tira es lúgubre, espeso, incómodo como tampón de virulana. Me parece genial que en los diarios de Estados Unidos, repletos de tiras anodinas y con menos gracia que un desalojo, aparezca una tira como Pearls Before Swine, quizás lo más parecido a South Park que vamos a ver alguna vez en la página de humor de una publicación masiva y que está al alcance de los chicos como es el diario. En ese contexto, Pastis más que bueno es necesario. Me vengo a Argentina, año 2022, para disfrutar de Apagón, una breve novela gráfica (apenas 54 páginas) escrita por Martín Tejada y dibujada por Carlos Dearmas. La calidad de la edición (a cargo de Hotel de las Ideas) es increíble: desde el prólogo de Estela de Carlotto hasta el gramaje del papel, todo da cuenta de un cuidado muy especial por parte de la editorial, que se agradece muchísimo.Una vez adentro del librito, nos encontramos con un guion minimalista, en el que Tejeda tira muy buenos diálogos en las primeras páginas como para que entendamos quiénes son los personajes y cuál es el conflicto... y después prácticamente no se habla más. Será la acción la que narre y el dibujo el que nos guíe en esta recorrida fantasmagórica por una casa totalmente a oscuras que oculta un secreto vinculado a los trágicos apagones de 1976, aquellos que sirvieron como escenario a 400 secuestros y otros crímenes de lesa humanidad en un pueblo de Jujuy. Entre la oscuridad, aparecerán imágenes tremendas, perturbadoras, una especie de dimensión desconocida sórdida y aterradora, y a la vez teñida de memoria, verdad y justicia. No se puede ahondar en el argumento sin spoilear, porque está muy jugado a los climas, a la sugestión y al giro del final, que obviamente no vamos a revelar acá.Y sin dudas el impacto definitivo, la fatality, nos la tira el dibujo de Carlos Dearmas, un artista al que por lo menos yo no tenía en el mapa y me detonó la cabeza, mal. No hay explicación para lo que hace este muchacho con la pluma y la tinta. Se me ocurre proponer que es una especie de Peiró entintado por el alemán Andreas, pero me quedo corto, no llego ni en pedo a describir o a graficar la fuerza y la belleza del trazo de Dearmas. La puesta en página es clásica, el ritmo del relato es descomprimido, abundan las secuencias en las que se sugiere más de lo que se muestra, y de punta a punta del librito se aprecia un nivel de compromiso con el trabajo, una dedicación, unas ganas de cantarse "quiero retruco" a sí mismo, que te pone los pelos de punta. Por este trabajo, el hasta hace poco desconocido Carlos Dearmas ganó el Premio Cinder al Mejor Dibujante de 2022, y la verdad que es absolutamente justo. Apagón es una historieta 100% consagratoria para sus autores, un relato de tremenda potencia expresiva, dramática y visual, con personajes creíbles y una vuelta de tuerca inesperada a un suceso tan real como desgarrador de nuestra historia. Muy recomendado.Y no hay más. Ni bien tenga más material leído, nos reencontramos con nuevas reseñas acá en el blog. Hasta entonces.
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Published on April 06, 2023 17:03

April 4, 2023

MARTES FRESQUITO

Ya con clima bien otoñal, más cerca del sweater que de las bermudas y las ojotas, me siento a reseñar un par de libritos que leí en los últimos días.Vamos a Colombia, a la ciudad de Medellín, donde transcurre Parque del Poblado, una historieta realizada en 2011 por Joni B., uno de los grandes referentes del comic colombiano de este siglo. Claramente el atractivo principal del libro (editado por los españoles de Spaceman en innecesaria tapa dura) es el dibujo. Un dibujo en el que conviven Jaime Hernández, Frederik Peeters, Jaime Martín, José Muñoz y Carol Swain en una fiesta del claroscuro cautivante y vital. Los personajes cobran vida, los lugares se hacen asombrosamente reales y la gráfica te seduce al punto de hacerte olvidar que Joni dibuja pocos fondos. La narrativa está perfectamente ajustada a algo que enseguida vamos a señalar cuando hablemos del guion: Parque del Poblado parece una obra de teatro. Está pensada para hacer foco en momentos y en diálogos, no en la acción ni en el movimiento. Cuando los personajes se empiezan a desplazar por este barrio/ cuadra lleno de bares, autos, pibes y pibas que escabian, fuman y coquetean, el relato se vuelve un poco caótico, como ese tipo de lugares a las 2 AM. Amigos que se tienen que encontrar y se pierden, minitas a las que venís siguiendo y desaparecen, borracheras, discusiones pelotudas, ruido de música y chamuyos varios... Joni B. recrea esa atmósfera en la historieta y logra que uno se vea inmerso en ella.El tema es que el conflicto no está enfatizado. O mejor dicho, no hay un conflicto que esté lo suficientemente enfatizado como para identificarlo claramente como el hilo conductor de una trama. Por eso esta es ínfima, etérea, y entiendo a quien me diga "me cagaron, son 50 páginas en las que no pasa nada". Desde el punto de vista de una estructura dramática, eso es bastante cierto. Como en todo relato del subgénero "Jóvenes a la Deriva", acá tenemos un grupito de protagonistas de veintipico que conversan, fuman, chupan, transan... hay diálogos muy graciosos, otros a los que la incorporación de palabras y conjugaciones de España deformaron al punto de perder toda su gracia, pero nada parece ir en una progresión de principio/ desarrollo/ desenlace. Lo cual no significa que el autor no tenga nada para decir. A través de Rafa, Viviana, Alex y el resto de la pandilla, Joni B. habla de su generación, de lo raro que se siente tener veintipico y no ser ni pendejos ni adultos, de por qué no tiene sentido hacer grandes planes para el futuro, de cómo va quedando cada vez menos de los sueños y anhelos que cobijaron en la adolescencia, de cómo el escabio y el sexo pueden (o no) tapar esos agujeros existenciales en la vida y anestesiar algún que otro dolor. No es poco, a menos que hayas comprado el libro a la espera de una aventura en la que todo pase por una confrontación entre buenos y malos. Y sí, se podría haber contado esto mismo en 36 páginas en vez de 50. Pero como el dibujo es buenísimo y los personajes se hacen querer al toque, uno no siente que le están estirando al pedo la "trama". Como nunca vi (ni creo que vea nunca) un Gran Hermano de Colombia, Parque del Poblado me vino bien para saber qué piensan y cómo se comportan los pibes y pibas de ese país que están básicamente al pedo, matando el tiempo con no-historias no-épicas con las que no resulta para nada difícil identificarse desde Argentina, un poco más de 10 años después. Me voy a Estados Unidos, año 2016, cuando se juntan dos monstruos: Warren Ellis y Phil Hester. Como saben quienes siguen hace tiempo este blog, yo soy fan a muerte de Hester y banco a full las obras en las que él mismo se escribe los guiones, algo que no suele suceder cuando trabaja para las editoriales grandes. Y bueno, en AfterShock tampoco sucedió, pero esta vez le pusieron un guionista del mega-carajo. Shipwreck es una historia sumamente atípica, basada sobre todo en climas desoladores, en un EEUU fantasmagórico y tremendo por el que vaga un protagonista que no entiende una chota acerca de este mundo y sus habitantes. La idea es que el lector tampoco entienda una chota, hasta que poco a poco, a un ritmo muy pachorro, Ellis empieza a explicar qué es este lugar y cómo cayó ahí el Dr. Jonathan Shipwright.A lo largo de seis episodios, Shipwreck adopta distintas formas: es una road movie, es un policial, es una de ciencia ficción, es una de terror y es una de fantasía oscura y sobrenatural al estilo del Vertigo de los ´90. Para hacerla más exasperante, Ellis cruza a Shipwright con personajes que a) la tienen infinitamente más clara que él, y b) le tiran extensos soliloquios repletos de frases alucinantes, cargadas de filosofía, que lo interpelan, lo descolocan y le retuercen el alma. Recién sobre el final, el protagonista queda cara a cara con una especie de antagonista y ahí sí, hay que resolver a todo o nada, con lo que hay, con lo que quedó después de tanto naufragio tanto externo como interno. Es un guionazo, muy perturbador, muy rico en matices, en silencios, en elementos que van por afuera de la aventura pero la enriquecen muchísimo. Gran laburo de Warren Ellis que -probablemente por las altas dosis de sangre y mutilaciones- no encontró lugar en las editoriales más grandes.Y cuanto más retorcido y jodido es el guion, más a gusto se siente Hester a la hora de dibujar. Esta vez, el ídolo se encarga solo de los lápices, y tiene un excelente entintador (Eric Gapstur) y un excelente colorista (Mark Englert) que lo entienden a la perfección y lo potencian de un modo esplendoroso. Yo amo a Hester en blanco y negro, pero la magia que tira Englert en estas páginas, lo bien que acompaña no solo el trazo de Hester sino también los climas extraños que conjura el guion, es realmente una gloria. Acá vemos a Hester probar cosas nuevas todo el tiempo, jugar con el espacio negativo, inventar efectos gráficos y narrativos jamás vistos, ponerle dinamismo a las escenas en las que solo hay gente hablando en el medio de la nada, transmitir todo tipo de sensaciones (casi todas incómodas) en las muchas secuencias mudas... Si te faltaba algo para ascender a Phil Hester al Olimpo de los grandes narradores del Noveno Arte, en Shipwreck sin dudas lo vas a encontrar.Recomiendo mucho esta historieta a los fans de los relatos oscuros, intrincados, donde la procesión va por dentro y la aventura no es otra cosa que el punto límite en el que los replanteos internos se tienen que convertir sí o sí en acción, para bien o para mal, porque lo que hay no se sostiene. Jugate por este mundo crepuscular, atroz y por momentos absurdo, y recorrelo junto a Ellis y Hester. Vale mucho la pena... y hay mucha pena de por medio, porque Shipwright sufre como pocos y los autores no lo hacen sentir en carne propia. Nada más, por hoy. Gracias totales y nos reencontramos acá en el blog ni bien tenga más libros leídos para reseñar.
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Published on April 04, 2023 18:49

April 1, 2023

RESEÑAS DE SÁBADO POR LA NOCHE

Sigo avanzando a buen ritmo, y hoy de nuevo tengo dos libros léidos, listos para reseñar.Allá por 2007, se empezaron a recopilar en España las famosas "Sales Blagues" (chistes sucios), esas adaptaciones al comic de chistes que pertenecen a la tradición oral, que realizara el maestro francés Philippe Vuillemin para la revista L´Echo des Savanes a fines de los años ´80. Se tomaron su tiempo, los editores españoles, para apostar por este material, que en Argentina apareció (en poquita cantidad, pero 11 o 12 años antes) en la revista Cazador Comix. Este primer tomo editado por Norma, el Vol.1 de Políticamente Inaceptable, ofrece casi 100 páginas de estas breves historietas (algunas de una sola página) en las que Vuillemin pone su particularísimo estilo gráfico al servicio de esos chistes que cualquiera escucho un millón de veces. Incluso los chistes menos zarpados (los pocos que no involucran racismo, sexo, mutilaciones, vómitos o caca) los leímos en historietas de Condorito o Larguirucho, también en los ´80. Obviamente en casi 100 páginas encontré un par de chistes que no conocía, pero la mayoría son historias que uno ya había escuchado (y reproducido) hace décadas y que tienen ganado un lugar (croto y marginal, pero lugar al fin) en la cultura popular.De todos modos, el principal atractivo de Políticamente Inaceptable es el dibujo de Vuillemin, la forma en que su trazo grotesco y visceral, combinado con un coloreado generosos en matices, le da forma visual a estos relatos. Cómo elige narrarlos en formato de historieta y cómo potencia los aspectos más atroces y más escatológicos de los chistes con esas líneas y esas manchas que constituyen su inimitable estilo. No causa la misma gracia que yo (o quien sea) te cuente que un tipo pela una chota inmensa, toda sucia y llena de granos, que ver un dibujo de Vuillemin en el que un tipo pela una chota inmensa, toda sucia y llena de granos. El impacto es infinitamente mayor cuando esta bestia del Noveno Arte le impone su estética extrema y repulsiva al relato. La única historieta que no funciona del todo bien, en la que el dibujo y la narrativa no terminan de poner en claro, o de darle la fuerza que le tienen que dar a lo que está pasando es -paradójicamente- la más extensa: en las cinco páginas de "El Drama del Paro" (cuya trama no me suena similar a la de ningún chiste de la tradición oral) más de una vez tuve que frenar, volver un par de viñetas para atrás y tratar de seguir un hilo que no me resultaba del todo consistente. Pero de todos modos las imágenes son tremendas, de una potencia cómica indescriptible.Hay tres libros más de esta serie editada por Norma, así que ni bien los vea por ahí, me tiro de cabeza. Entiendo que Vuillemin no es para todo el mundo, que te puede resultar asqueroso, nefasto, demasiado sucio, o demasiado ido al carajo en su retrato caricaturesco de negros, judíos, gays, etc. Y también entiendo que es humor, que es material de los años ´80, y que Vuillemin no reivindica ni promociona la violencia contra las mujeres, los gays o las minorías raciales o religiosas, ni la zoofilia, ni la coprofagia, ni ninguna de las otras atrocidades que dibuja en estas páginas. Creo que en realidad las expone, o incluso las critica, de una manera atípica y -a mi juicio- genial. Me vengo a Argentina, a fines de 2022, cuando se recopilan en libro los comic books con los que se inició el universo de Capitán Barato, allá por 2014. Acá se presentan los personajes y los conflictos que más tarde van a derivar en la saga (creo que inconclusa la día de hoy) llamada Proyecto Tifón, que ya vimos en las reseñas del 15/01/19 y 16/03/20. El libro recopila varias revistas, cuyos argumentos se enlazan de manera bastante prolija para formar un arco titulado "Demolición Total", en el que distintos héroes y heroínas de nuestro país confrontan con una especie de Doomsday creado por la típica corporación maligna. Varios autores meten mano en los guiones, pero los mejores momentos y los mejores diálogos aparecen cuando el que se hace cargo de guiar a los personajes es Fede Sartori. El resto de los guionistas muestran inconsistencias bastante notables, como tener personajes argentos que se tratan de vos y usan localismos argentos, y que en medio de una conversación uno diga "se han marchado". ¿Cuándo hubo un argentino que dijera "se han marchado" en vez de "se fueron" o -si son de Tucumán- "se han ido"? Nunca en la fuckin´vida.Leer todo este material de un saque permite notar de modo más contundente cómo evolucionó el concepto del Capitán Barato: al principio era un chiste de y para nerds de las historietas (de hecho fue una tira cómica que apareció en el sitio de Comiqueando, con dibujos de Lea Caballero), y entre los dos primeros comic books alguien (probablemente el propio Lea) decidió llevarlo hacia una saga de tono dramático, y construir en torno al personaje todo un universo de superhéroes argentinos que para el final de este tomo ya lo eclipsan por completo. El tomo cuenta con la participación de muchos y muy buenos dibujantes (Juan Frigeri, Kristian Rossi, Franco Viglino) pero yo me quedo con Germán Erramouspe, que me parece el que mejor entiende la dinámica que hay que ponerle al dibujo de superhéroes, sin perder identidad gráfica propia. Destaco también la labor de Rossi que empieza a colaborar con Capitán Barato como colorista, y la rompe toda, tanto cuando se colorea a sí mismo como cuando colorea a sus compañeros. El libro además incluye una brutal cantidad de pin-ups e ilustraciones, donde brillan las colaboraciones de animalitos como Salvador Sanz, Nico Di Mattia y Germán Peralta, además del ya mencionado Juan Frigeri.Como sabe cualquiera que siga hace años este blog, no soy muy fan de los superhéroes argentinos y siempre disfruto más cuando los talentos de nuestro país se vuelcan a la creación de obras más personales, en géneros donde se sientan 100% a gusto. Pero dicho esto, acá me encontré con un trabajo muy serio, muy profesional, por momentos muy atractivo para cualquier aficionado a este tipo de relatos. Y además me encantó el formato, más compacto y más fácil de guardar que los comic books que salieron en la década anterior. Ahora a esperar el final de la saga de Proyecto Tifón.Y esto es todo por hoy. Gracias y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas acá en el blog.
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Published on April 01, 2023 19:23

March 30, 2023

OTRA NOCHE CON RESEÑAS

Vamos con las reseñas de otros dos libritos que pude leer entre ayer y hoy, aprovechando largos viajes en bondi. Entre 2010 y 2012 salieron en Francia los tres álbumes de Showman Killer, la saga creada por Alejandro Jodorowsky y Nicolás Fructus, que en 2017 ECC publicó en un único tomo, en formato "jibarizado", como le dicen los españoles a las ediciones que aparecen en un tamaño menor al original. La verdad que el tamaño a veces importa: acá las letras se ven muy chiquitas y el dibujo hiper-impactante de Fructus pierde un poco en la reducción. El despliegue visual del autor justifica por sí solo una edición más grande. Fructus tiene un trazo muy detallado, muy rico en matices, y -como buen francés- se copa narrando "de lejos", en tomas panorámicas en las que la viñeta se llena de paisajes, o de edificios inmensos, repletos de pequeñas líneas, elementos casi microscópicos, y efectos de iluminación alucinantes, que seguramente se verían mejor en páginas más grandes. Pero en este formato también se luce, porque estamos hablando de un artista cuyo talento traspasa las confines de la página. Showman Killer tiene tanto que ver con La Casta de los Metabarones, que es casi imposible no imaginarse esta saga dibujada por Juan Giménez, o por Moebius. Y sin embargo, Fructus la hace 100% suya, le pone su impronta, su técnica personalísima de color, su manejo personal de las expresiones faciales y corporales (el único rubro en el que pierde fácil contra Giménez y Moebius) y un hambre de gloria, unas ganas de trascender, de comerse cruda a la historia, que te deja idiota, pidiendo más. Fructus es como un Vicente Segrelles más moderno, más atrevido, más extremo. Un virtuoso sin más límites que el capricho de los editores franceses de que no haya páginas con menos de cinco viñetas y que unas cuantas tengan más de diez. Acá vez a Fructus "tirar" en un cuadrito lo que cualquier dibujante del mainstream yanki te muestra en una doble splash page. Visualmente, Showman Killer es un despelote cósmico, tremendamente disfrutable para cualquier fan del dibujo. El guion de Jodorowsky no se queda atrás. Después de haber creado al guerrero definitivo, nos trae al mercenario definitivo. Una especie de Lobo pero con los poderes del Martian Manhunter recontra papeados, ponele. Un tipo insensible, frío, implacable, inescrupuloso... hasta un punto. Como en casi todas las historias protagonizadas por mercenarios, algo va a pasar que le va a aflojar el corazón y Showman Killer va a terminar por jugarse el pellejo en una cruzada que considera justa, más allá del rédito económico que puede obtener (o no). Lo acompañan un gran elenco de secundarios, en una aventura extrema que tiene por lo menos dos giros argumentales en el tercer tramo que nunca me vi venir. Los diálogos conservan la chispa que vimos y disfrutamos en La Casta de los Metabarones, con términos como "paleoputas", "onironautas", "omnimonarca" o "suprahierofante", que le dan una pátina muy original a conceptos que, muy bien adornados con un contexto de ciencia-ficción, podrían aparecer en una saga de magia, fantasía e intriga palaciega ambientada en algún imperio ancestral de los que suelen visitar Mazzitelli y Alcatena. Podría estar días enteros tirando similitudes y diferencias entre esta obra de Jodorowsky y los clásicos de Eduardo y Quique, pero para sintetizar, creo que Mazzitelli se copa más con lo poético, y por eso se juega más a los bloques de texto, y al chileno le gusta más lo prosaico, se emociona con la exploración del costado más truculento, más perverso, más macabro de lo que tiene para contarnos, y por eso escribe más pensando en la acción y en cómo la va a retratar el dibujante. Asi es como este Showman Killer, sin ser el comic más violento de Jodorowsky, parece una de Marshal Law con naves espaciales comparado con cualquier saga de Mazzitelli y Alcatena. Banco fuerte a esta breve serie. Y me parece muy bien que no la hayan continuado, porque el final del Vol.3 es un final posta, muy redondo y muy satisfactorio. Y porque Jodo ya está muy viejito y por ahí si la sigue la caga, como a la saga del Metabarón. Aceptá los laburos más abyectos, con tal de que paguen bien, y con esa guita comprate Showman Killer, que la rompe toda. Me voy a EEUU, donde en 2020 sale una serie de Dr. Strange que dura apenas seis números: Surgeon Supreme, con guiones de Mark Waid y (esto hay que destacarlo) un solo dibujante en las seis entregas: el más que correcto (y por momentos muy grosso) Kev Walker. Salvo por alguna que otra tirada a chanta en alguna secuencia en la que los fondos brillan por su ausencia, el británico ofrece un trabajo muy sólido, con una gran variedad de enfoques y angulaciones, formas originales de mostrar los conjuros del Tordo y personajes muy expresivos, sin caer en la caricatura. Lo ayuda muchísimo la gran labor del colorista, el amigo argento Java Tartaglia. Pero lo que más me sorprendió fue el enfoque de Waid en los guiones. Debo confesar que compré el librito por accidente, mi intención era empezar a coleccionar la etapa de Dr. Strange escrita por Jason Aaron. Y bueno, en el fragor del combate, en una convención de EEUU donde levanté ofertas a lo pavote, cayó este tomo en vez del que yo quería. Posta, no me arrepiento de nada. Acá está la efímera Surgeon Supreme completa, y es una pena que no siguiera porque Waid, además de las aventuras y las luchas con villanos, ofrece una mirada muy interesante al costado olvidado de Stephen Strange: su carrera como eximio cirujano. Por esa rendija, el guionista mete reflexiones acerca de cómo funciona el sistema de salud, de cómo la burocracia se morfó a la medicina, y aprovecha para rodear al Tordo de nuevos y atractivos personajes secundarios. Por si eso fuera poco, se acuerda de que otro Doctor místico de Marvel, el Dr. Druid, alguna vez fue psiquiatra y, al mismo tiempo que Stephen, decide reincorporarse al ámbito médico. Si conocés un toque la historia de Anthony "Druid" Ludgate, vas a estar todo el tiempo al filo del asiento, atento a ver si le clava o no la puñalada trapera al Hechicero Supremo, y si no, vas a disfrutar a lo loco de la interacción entre dos veteranos muy curtidos, muy capos en la magia, que juegan a ser médicos y a ver quién es el más arrogante y el más poronga. Excepto por la elección de los villanos, Waid se ajusta perfectamente al canon de Dr. Strange y lo enriquece con nuevos personajes, nuevos conflictos y un ámbito (el del hospital) que había aparecido apenas en un par de viñetas, allá por 1963, cuando Stan Lee y Steve Ditko narraron el origen del personaje. En estos breves seis números, Waid y Walker ofrecieron una mirada fresca, actual, dinámica, muy divertida y muy piola del Doctor, como para dejar en claro que es un personaje cuyas posibilidades narrativas están muy lejos de agotarse. Ahora sí, ni bien pueda, trato de empezar a coleccionar la etapa de Aaron... Por ahora, nada más. Creo que fui al carajo con la extensión de los textos, no? Bueno, ni bien pueda, vuelvo a postear. Seguramente será el mes que viene. Gracias y hasta entonces.
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Published on March 30, 2023 19:30

March 28, 2023

NOCHE DE MARTES

Acá andamos, triste por la noticia de que se nos fue el maestro Ernesto García Seijas... y con un par de libritos leídos y listos para ser reseñados. Empiezo en Japón, año 1986, cuando el glorioso Shotaro Ishinomori, el Rey del Manga, empieza a serializar Hokusai, una extensa obra de casi 600 páginas centrada en la vida Katsushika Hokusai, el famoso dibujante y pintor nipón del Siglo XIX, célebre a nivel mundial por su icónica ilustración de "La gran ola de Kanagawa". Prolífico, virtuoso, pero también mal llevado y cascarrabias, Hokusai es señalado como el principal exponente de un estilo de ilustración llamado " ukiyo-e", y gracias a Ishinomori me entero que incursionó también en otros estilos y otras escuelas. Y que se cambió muchas veces el nombre con el que firmaba sus obras. El manga recupera anécdotas de distintas etapas de la vida del artista, desde la niñez hasta que muere a los 90 años. Ishinomori no utiliza elementos fantásticos, pero la obra no es exactamente gekiga, porque recurre muchas veces a la comedia y el humor. La propia personalidad de Holusai y las situaciones en las que se ve envuelto se prestan con facilidad a ser retratadas en tono de comedia y Shotaro no se resiste. También hay momentos dramáticos, violentos y hasta poéticos perfectamente plasmados por el Rey del Manga. Lo único choto es que en cada capítulo hay una escena en la que aparece una mujer desnuda, a menudo para coprotagonizar escenas de sexo con e protagonista... que muchas veces no tienen nada que ver con la trama que urde Ishinomori. En una de esas fue una imposición por parte de la editorial, andá a saber... Las distintas épocas que visita el manga le sirven a Shotaro para poner en contexto las ilustraciones y dibujos más conocidos de Hokusai, que aparecen reproducidos en el manga y son realmente impactantes. Y por supuesto el dibujo de Ishinomori también es alucinante. Su forma de componer la viñeta, el armado de las secuencias... Se trata de un autor prácticamente contemporáneo de Osamu Tezuka y el único que rivalizó con él en cantidad de páginas producidas y de hits en el mercado japonés... aunque con mucha menos suerte a la hora de ver su material publicado fuera de la islita. Hay mucho de Tezuka en el estilo de Shotaro, incluso ese vicio que el Manga no Kamisama ya casi había dejado atrás en los ´80, que consiste en deformar groseramente a los personajes cuando gritan, y hacerlos saltar, caerse o pelear con gestos ampulosos, muy exagerados, típicos de la historieta humorística o infantil. A medida que Hokusai envejece, baja un par de cambios en sus rabietas y el mangaka aprovecha para dejar de lado esos excesos visuales. Sin dudas es algo que al lector japonés no le hace ruido, y a nosotros, acostumbrados a un comic para adultos más parsimonioso, o incluso más solemne, nos resulta medio bizarro. Hokusai es un personaje complejo y fascinante, al que Shotaro Ishinomori logra retratar en toda su dimensión. Y también a su entorno, y a su época, y a su impacto en la cultura visual de Japón. El libro es un masacote que se lee a un ritmo ágil, dinámico, que te atrapa con la potencia de las historias y la belleza de los dibujos. Creo que hasta un fan del manga más pochoclero, de machaca, demonios, espadas y superpoderes, se puede llegar a enganchar con esta hermosa obra. Me vengo a Argentina, año 2022 (vamos que me falta poco para terminar de leer todo lo que se publicó acá el año pasado), cuando se edita en Córdoba la antología Mamma Marilyn. Se trata de 12 historietas en las que hay un elemento común: una pistola, llamada como el libro, que va a aparecer siempre en relatos marcados por el crimen y la violencia. También en algunas historias va a aparecer Núñez, ese personaje basado en el Gauchito Gil que creara Juan Bertazzi en el libro que vimos el 12/06/21. La antología tiene un problema que es el nivel marcadamente desparejo de los dibujantes. Al lado de monstruos como Nicolás Brondo o Hernán González, hay autores bastante consolidados como Pablo Burman y Alfredo Retamar (los dos en un nivel más que interesante), un tipo que es muy capo en la ilustración y tiene una técnica increíble pero al que la narrativa de historieta le cuesta bastante (el uruguayo Mann House), dibujantes que están ahí, un escalón por encima de lo presentable (Mari Salina y Casimiro), y unos cuantos chicos y chicas a los que le falta muchísimo para publicar en un libro que se vende en librerías y comiquerías de todo el país. Pero bueno, por suerte también hay buenos guiones. El mejor es el de Juli Lorente, una gema de 24 páginas que no querés que se termine nunca. Cristian Blasco aporta dos muy buenos guiones: el que abre la antología (originalmente publicado como revista hace unos años) y las 32 páginas de Circus, el extenso relato que le saca un jugo enorme a la fuerza expresiva y lírica del dibujo de Burman. Por el lado de Bertazzi tenemos dos historias muy cortas, una con Núñez muy bien resuelta, y una dibujada por Casimiro que es ingeniosa pero está un poco sobre-explicada. Y hay un par de historias más con las que no pude enganchar porque la nula calidad de los dibujos me lo impidió. Una pena, porque técnicamente el libro es lindo y la idea de que haya un objeto como hilo conductor de historias distintas, con distintos autores y distintos géneros, está muy piola. Ojalá que la próxima vez que a Blasco se le ocurra coordinar un proyecto de este tipo consiga mejores dibujantes, que potencien la fuerza de los guiones. Abrís con una portada buenísima de Quique Alcatena, cerrás con una ilustración preciosa de Brondo... y bueno, adentro hay que bancar los trapos. No podés poner a cualquiera que pasaba por ahí a dibujar historietas, porque en el contraste con los grossos se nota mucho. Nada más, por hoy. Gracias y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas acá en el blog.
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Published on March 28, 2023 19:35

March 24, 2023

SHOWCASE PRESENTS: CHALLENGERS OF THE UNKNOWN Vol.2

Ma-mita, qué valiente hay que ser para bancarse estas 528 páginas. Este masacote ofrece los nºs 18 al 37 de la revista de los Challengers of the Unknown, publicados con periodicidad bimestral entre 1961 y 1964. Cada número trae dos historias completas, una de 13 páginas y una de 12, todas dibujadas por Bob Brown, a quien ya vimos llegar a la serie como reemplazo de Jack Kirby en el tomo anterior (ver reseña del 06/02/23). En cuanto a los guiones, se supone que todos son obra de Ed Herron o de Arnold Drake, pero por lo menos cuando se editó el libro (2008) esto todavía no estaba muy claro, por aquel viejo y espantoso hábito de no incluir en las historietas los créditos a los autores. Este libro continúa exactamente la fórmula del anterior. Las historias son perfectamente autoconclusivas, casi todas se pueden leer en cualquier orden porque ninguna "constituye pasado" para los personajes, y casi siempre los conflictos se resuelven con un truco ingenioso con el que los héroes derrotan a villanos, mafiosos, robots, criaturas monstruosas, gente que sufrió mutaciones bizarras, invasores de otros planetas, hechiceros, científicos locos y cosas por el estilo. Los argumentos se parecen mucho entre sí, los personajes son perfectamente intercambiables, rara vez sentimos que los peligros son realmente mortales, hay cero contacto con el mundo real, cero pistas de que estas aventuras transcurren en el mismo universo que las de Superman, Batman, etc. (y acá clavo paréntesis para pensar en voz alta que con la cantidad de razas alienígenas que meten Herron y Drake en esta serie, te armás cinco Legions of Super-Heroes y dos Green Lantern Corps) y esta vez tenemos como gran novedad el regreso de un villano que se volverá recurrente: Multi-Man volverá más de una vez a buscar revancha y será el único que (al rememorar sus derrotas a manos de los Challengers) haga referencia a las historias anteriores. Entre tantas aventuras tan reiterativas, se destaca una en la que aparece un playboy llamado Clayburn, un tipo fachero, forrado en guita, que para matar un poco el aburrimiento y la rutina, decide convertirse él también en un Challenger of the Unknown y meterse en estos casos extremos en los que suelen intervenir Prof, Ace, Rocky y Red. Por supuesto, nada de lo que hace o deja de hacer Clayburn tendrá consecuencias más allá de esas 13 páginas, pero es una historia distinta, coherente, con un buen giro sobre el final. En la primera aventura del tomo, los Challengers adoptan a un bichito extraterrestre como mascota, pero resulta tan poderoso que en un momento los guionistas lo dejan de usar, porque las habilidades de la criaturita eclipsan por completo a las de los héroes. Esta vez, además de June Robbins (que tiene roles dignos en una buena cantidad de aventuras) hablan tres mujeres. Sí, en 528 páginas, solo cuatro mujeres abren la boca para soltar globitos: June, una villana que aparece una sola vez, una actriz de Hollywood a la que los héroes deben proteger en un episodio, y una enfermera que aparece en una sola viñeta. Y lo más loco: ¡habla un negro!. En todo el tomo hay solo dos viñetas en las que aparecen personas de raza negra: en una son los típicos pobladores cuasi-salvajes de la selva africana, y en la otra vemos hablar a un líder de un país africano en una secuencia que transcurre en una asamblea de las Naciones Unidas. De todos los militares, policías, científicos y criminales con los que interactúan los Challengers en todas estas aventuras, ninguno es negro. Como ya vimos, al dibujo de Bob Brown le falta onda. No es malo, pero no tiene magia, no tiene personalidad. Cuando trata de entintar a lo Joe Kubert, o cuando copia sin piedad alguna composición de Milton Caniff (claramente su principal influencia), Brown nos ofrece sus mejores viñetas. Este estilo tan sobrio, tan clásico, contrasta con esos torpes intentos de los guionistas por hacer un poquito más cool a los personajes y hacerles decir cosas como "Wowee", "Zowie", o "Daddy-O". En general, toda esta etapa de los Challengers of the Unknown envejeció muy mal. Si además comparás estas historietas con las que publicaba Marvel en esos mismos años, te querés pegar un corchazo. Solo le puedo recomendar este material a los MUY fanáticos de este grupo, o a quienes desarrollaron una tolerancia extrema hacia la aventura clásica, sin matices, apoyada en una fórmula que se repite hasta el infinito y más allá. Si suponés que no te va a dar el aguante para leer casi 40 historietas muy parecidas entre sí, donde apenas se modifica el peligro al que los héroes van a vencer casi sin despeinarse, yo que vos sigo de largo. Incluso para los apasionados de la Silver Age de DC, acostumbrados a consumir esas historias de manera totalmente acrítica, incluso teniendo en cuenta que fueron pensadas para los chicos que tenían 10-11 años hace 60 años, hay mejores opciones que esta. Grazie per tutti y nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas acá en el blog.
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Published on March 24, 2023 10:41

March 22, 2023

LLEGÓ EL OTOÑO

Mientras trato de no caer derrotado en una lucha sumamente desigual contra el sueño, me lanzo a reseñar dos libritos que tengo leídos. Guerra Di Demoni es una gran obra de fines del Siglo XX escrita y dibujada por el maestro francés David B.. ¿Por qué catzo leo en italiano una obra de un autor francés? Porque por motivos que desconozco está inédita en castellano, y porque nunca en mi vida vi el álbum en su idioma original (sólo sé que se llama Le Tengû Carré). Lo más asombroso de este libro es cómo en 1997 este monstruo ya tenía su estilo totalmente pulido, totalmente definido. Después se va a animar a más cosas en materia de narrativa, va a incorporar el color, pero en estas 144 páginas ya está todo lo que uno identifica con David B.. El trazo, el manejo del claroscuro, la composición de las viñetas, la síntesis, el trabajo en los fondos (y la intuición para saber cuándo omitirlos sin que el lector sienta que le están metiendo la mano en el bolsillo), el manejo de la documentación histórica, el abordaje de las temáticas fantásticas... Tempranito en su carrera, David B. ya tenía todo brutalmente claro. El argumento de Guerra Di Demoni arranca complejo: son seis protagonistas, con objetivos cruzados, que avanzan hacia la inevitable colisión. Para la mitad de la obra, cuando todos confluyen más o menos en los mismo lugares, el relato pone cuarta y gana muchísimo en ritmo. Y en violencia. Y en humor negro. La verdad que es una segunda mitad trepidante, hipnótica, que no deja nada sin resolver. El autor nos deleita con una batalla a todo o nada entre soldados, samurais, demonios, yokais, ladrones, un monje y varias criaturas fantásticas más, justo en ese momento de la historia de Japón en la que las tradiciones milenarias se ven amenazadas por la llegada de las armas de fuego traídas de Occidente y por la ominosa presencia del ferrocarril. En este contexto, habrá personajes que luchen por honor, otros lo harán por codicia, otros porque están cegados por el odio y la crueldad más atroces y otros para divertirse, a modo de travesura. Intereses y motivaciones muy diversos para un elenco muy bien trabajado por David B. a lo largo de toda la novela. Me divertí mucho con esta historieta, y mientras traducía mentalmente del italiano al castellano, pensaba "¿cómo puede ser que esto no esté publicado en nuestro idioma, la visitadísima concha de sus madres?". Se publica cada bossssta, cada aborto talidómico, cada falta de respeto, que no tener Le Tengû Carré en nuestro idioma me produce indignación. Si me dijeran "todas las editoriales que publicaron obras de David B. se fundieron porque tiene menos fans que la leucemia y menos éxito que un Silver Solarium en Nigeria", y bueno, puede ser. Pero no es. David B. tiene muchas obras publicadas en un montón de editoriales españolas, y casi todas gozan de buena salud. Por ahí ahora que las editoriales argentinas empezaron a descubrir que el comic europeo no es cancerígeno, algún sello local apuesta por esta joyita. No estaría mal, incluso como mojada de oreja a los colegas españoles. Obviamente si sabés leer en francés o en italiano, no esperes milagros y conseguite Le Tengû Carré, o Guerra di Demoni para pasar un muy buen rato a los tiros y los sablazos junto al glorioso David B.. Me voy a Estados Unidos, año 2017, cuando Image recopila en libro el primer arco de The Old Guard, una serie creada por los maestros Greg Rucka y Leandro Fernández que ganó notoriedad hace un par de años, cuando Netflix la adaptó al formato de película. Jamás la vi ni creo que la vea nunca, así que me concentro en la historieta, que me pareció muy potente, muy interesante. Ojo: no es la gloria ni la maravilla máxima. Es una de machaca con mercenarios encubiertos de las que leímos seis millones, con una vuelta de tuerca ingeniosa: estos tipos y minas son inmortales. Combatieron en cientos de guerras desde tiempos inmemoriales y tienen el superpoder de regenerar heridas tremendas en pocos minutos, al estilo Wolverine. Pero como ya vimos en las aventuras de Gilgamesh, vivir para siempre no es tan copado. Ser el único gil que no envejece mientras tus amigos y seres queridos decaen y se deterioran hasta morir no es muy divertido. Y así es como más de uno en la Vieja Guardia tiene como verdadera meta sacarse de encima la maldición de la inmortalidad y visitar -por fin- la Quinta del Ñato. Ese conflicto interno que viven algunos de los personajes es la única capa de profundidad que encuentro en la obra. El resto es muy clásico: misiones, explosiones, millonarios garcas que les quieren robar el secreto de la inmortalidad, un traidor que juega a dos puntas, una integrante nueva que se suma al equipo como para que el lector se entere todo acerca de su funcionamiento a través de los diálogos entre ella y "los de siempre", sangre, viajes por el mundo... todos elementos con los que Rucka ya jugó en series como Queen & Country, Checkmate, Lazarus... Acá está todo muy pulido, muy reluciente, muy ganchero. Y los personajes están bien trabajados, cada uno con una personalidad marcada, y una historia previa (y muy antigua) que Rucka revela en flashbacks que no entorpecen para nada el relato. La trama romántica que involucra a dos de los muchachos del equipo también está muy bien presentada, y queda para el Vol.2 indagar en cómo la llegada de Nile altera la dinámica del equipo. Leandro Fernández deja la vida en el dibujo: retrata varias ciudades de distintos continentes, recrea en los flashbacks batallas de distintos períodos históricos, dota a cada personaje de rasgos muy distintivos y juega con "la cámara" para que no nos aburramos en las secuencias donde sólo tenemos gente hablando. Cuando le toca dibujar machaca, el rosarino tira toda la carne al asador y logra momentos de altísimo impacto, con onomatopeyas zarpadas, estallidos de sangre y unos efectos de iluminación muy logrados, probablemente consensuados con la colorista Daniela Miwa. El claroscuro extremo que ensaya Fernández en estas páginas a mí particularmente me fascina (y me recuerda a lo que hizo en Queen & Country, en su primera colaboración con Rucka), pero me doy cuenta de que, combinado con los rasgos y las expresiones faciales tan marcados, al borde de lo caricaturesco, puede resultar demasiado raro para el consumidor del mainstream clásico de EEUU. Por momentos estamos más cerca del Fernández de Far South que del de Punisher, y eso a mí me copa porque da cuenta de la libertad total con la que Leandro encaró este proyecto. También entiendo al que me diga "se va muy al carajo, el guion daba para algo visualmente más clásico". Sea como fuere, a The Old Guard le fue muy bien, el éxito de la película impulsó la venta de la historieta, y tengo entendido que hay un par de arcos argumentales más ya editados por Image, que trataré de conseguir y leer en un futuro no muy lejano. Rucka y Fernández merecen mi aguante y además este primer tomo, sin detonarme la cabeza, me resultó muy satisfactorio. Nada más, por ahora. Volvemos pronto. con nuevas reseñas acá en el blog y nos encontramos el sábado en la Biblioteca Nacional con quienes vengan a presenciar la tercera entrega de los Premios Cinder.
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Published on March 22, 2023 19:41

March 17, 2023

GEMAS DE LA ANTIGÜEDAD

Después de un breve interregno de temperaturas razonables, hoy de nuevo Buenos Aires se convierte en sucursal del Infierno. Pero hay libros ya leídos y un ratito para reseñarlos, así que ahí vamos. Empiezo en 1987, en el Reino Unido, cuando Knockabout produce y publica el álbum llamado Outrageous Tales from the Old Testament. Esto es un doble Santo Grial: no sólo es difícil de conseguir (yo lo busqué 35 años) sino que además es un libro del que no hay data. Los autores que participan de la antología parecen haberla olvidado por completo, nadie parece hacerse cargo de que esto existe... En su momento el libro armó bastante kilombo por su contenido zarpado (adaptaciones poco reverentes de los pasajes más atroces del Antiguo Testamento) pero ni siquiera el Factor Polémica logró asegurarle un lugarcito en la memoria colectiva del fandom. Lo cual es bastante loco si pensamos que los colaboradores de la antología fueron Alan Moore, Dave Gibbons, Brian Bolland, Neil Gaiman, Dave McKean, Hunt Emerson, Kim Deitch, Arthur Ranson... Hay algunos cuatro de copas, también, pero está la crema del comic británico (y Deitch, que es yanki). Veamos qué aportó cada uno. Bolland, fiel a su estilo, contribuye una sola página, dibujada a un nivel majestuoso, pero con la historia un toque comprimida para poder liquidarla en 12 hermosas viñetas. Gibbons deja la vida en ocho páginas gloriosas, que adaptan la historia de Sodoma y Gomorra, una verdadera cátedra de narrativa y dibujo, un dibujo que en blanco y negro se luce como pocas veces se luce el trazo de Gibbons cuando lo colorean. Moore y Emerson forman equipo para las seis páginas más alocadas y pasadas de rosca de la antología: humor desenfrenado, grotesco y con una mala leche brillante. Gaiman es el que más páginas aporta. Algunas con dibujantes muy precarios, bien del under de ese entonces, como Julie Hollings, Steve Gibson o Peter Rigg; otras con un dibujante bastante presentable como Mike Matthews (el primo gringo de Miguel Mateos :P); y las más logradas, en todos los sentidos, son esas cinco páginas en las que adapta junto a McKean un capítulo del libro de los Reyes. Arthur Ranson ilustra las guardas del libro y escribe un poema muy cómico. Graham Higgins comprime la historia de Sansón, que daba para una novela gráfica aparte, en siete páginas muy cargadas de viñetas, y muy espesas en cuanto a cantidad de texto. El dibujo está buenísimo, pero el relato se hace denso a causa de la excesiva compresión. Y Kim Deitch, que suele pasar vergüenza cuando te lo tratan de poner al nivel de los máximos próceres del indie yanki (Crumb, los Hernández, Clowes, Bagge, Woodring, Burns...) en este contexto se luce con una historieta realmente espectacular, donde dibujo y narrativa funcionan a la perfección. Como su nombre lo indica, Outrageous Tales from the Old Testament ofrece relatos atroces, donde hay gente asesinada y cortada en cachos, genocidios, violaciones, sacrificios humanos, explosiones y enfermedades horribles. Pero no son producto de la creación de los historietistas, sino que estos se limitan a darle su impronta gráfica a los textos bíblicos... por supuesto con la picardía necesaria para impactar y divertir al lector mucho más que si leyera la Biblia. No todos los resultados son excelentes, pero acá hay merca realmente notable. ¿Cómo puede ser que nada de esto se haya republicado en otros libros, que esté inédito en todos los otros idiomas, que sean trabajos virtualmente perdidos en la neblina del olvido? Ni idea. Yo agradezco que mi fanatismo por Moore, Gaiman y sus amigos me haya traído hasta acá, porque siento que desenterré un tesoro oculto hace más de 35 años, que quería tener en mis manos desde que me enteré que existía, allá por mi adolescencia. Con la edición de Los Reyes Chacales, el sello Rabdomantes entra a la superpoblada cancha de los rescates para el público argentino de las obras que Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena producen para las antologías de la Aurea. Y lamentablemente lo hace con el pie izquierdo, no porque la historieta sea chota, sino porque la edición no está a la altura: no hay data de dónde y cuándo se publicó originalmente el material, la reproducción de los dibujos tiene problemitas (manchas, rayas), al texto de la contratapa le faltan los guiones y la encuadernación tiene esa onda "mirame y no me toques" que me provocó flashbacks traumáticos a la época de Toutain y Zinco. La saga en sí, es realmente muy buena. Se podría haber resumido un toque, por ahí con 25 páginas menos pegaba más fuerte. Pero está muy bien, es un relato 100% Mazzitelliano, con reflexiones profundas sobre el poder, el destino, la lealtad y demás conceptos que lo elevan por sobre la aventura convencional. Hay buenos personajes, conflictos bien planteados (siempre en esos términos extremos, en los que el príncipe es el MÁS bueno, la princesa la MÁS hermosa, el rey el MÁS poderoso, el demonio el MÁS maligno, y así todo), buenos diálogos y bloques de texto fastuosos. Si ya leíste mucho a Mazzitelli, es difícil que te sorprendas, pero también es casi imposible que te aburras. Todo el tiempo pasan cosas, volantazos que no siempre te ves venir, revelaciones que cambian nuestra forma de entender a algunos de los protagonistas, shell games (no sé cómo se dice en castellano) narrativos para los que Eduardo desarrolló una mano maestra. Y al que nunca se le agota la capacidad de sorprender es a Alcatena, que esta vez nos sumerge en un río Nilo mitológico y excesivo, donde nunca faltan criaturas, templos, vegetación y hasta ataúdes con unos diseños impactantes y sofisticados. Quique arriesga en la puesta en página, detona su propio arsenal de trucos narrativos, se luce en las expresiones faciales (sobre todo en los primeros planos de Eunis) y respalda visualmente la sublime majestad que los textos de Mazzitelli le atribuyen al imperio en el que transcurre la historia y a los personajes que la protagonizan. Gran labor de la consagradísima dupla, que sigue siempre en busca de nuevos paisajes exóticos donde ambientar sus historias atemporales de ambición, amor, traición y gloria. Y nada más, por hoy. Me voy a tirar un rato abajo del ventilador de techo. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas acá en el blog, y el sábado 25 en la Biblioteca Nacional, en la entrega de los Premios Cinder.
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Published on March 17, 2023 12:48

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
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