El oto��o nos sigue regalando d��as incre��bles a los porte��os y las porte��as, y uno los aprovecha para... leer comics, obviamente. Vamos con un par de rese��as, as��, de una.Cuando vi este libro de Oddville! en una batea en EEUU, pens�� "Jay Stephens est�� loco, ��c��mo va a editar un comic para p��blico infantil en blanco y negro?". Despu��s me di cuenta de que el equivocado era yo. Este material se produjo originalmente entre 1995 y 1996 para los semanarios alternativos de EEUU, en el cl��sico formato de historieta cuadrada en blanco y negro que asociamos (por ejemplo) con Life in Hell, la m��tica tira semanal de Matt Groening. O sea que, si bien Stephens juega con la est��tica del comic infantil, Oddville! es una serie apuntada al p��blico adulto. La gracia de Oddville es la bizarreada, la forma en que Stephens atraviesa un mont��n de g��neros sin circunscribirse a las convenciones de ninguno de ellos. Por momentos hay aventuras con una superhero��na, por momentos aparecen elementos de terror (muertos que resucitan como zombies, un simio gigante), elementos de ciencia ficci��n (un robot gigante), por momentos la serie se centra en la vida cotidiana de una familia contada en plan de comedia (como en tantas otras tiras de los diarios yankis) y a veces el foco se desplaza a las mascotas de la familia y se vuelve una tira de "animalitos c��micos" al estilo de Mutts, Garfield, Marmaduke y tantas otras. La mejor de todo es que Stephens no se toma nada de esto en serio, y encima, ni bien puede, dispara dardos venenosos hacia temas picantes de la sociedad, como la codicia, el fanatismo por las armas de fuego y la brutalidad policial. El resultado es un comic muy ��gil, totalmente impredecible, repleto de volantazos que no te ves venir, donde un elemento inclasificable (una bebita de origen alien��gena que tiene el poder de volar) desencadena toda una serie de sucesos, uno m��s desopilante que el otro, ambientados en la ciudad que da nombre a la tira. Esto (y su continuaci��n, Land of Nod) m��s tarde se va a convertir en un dibujo animado apuntado al p��blico infantil, pero ac�� todav��a Stephens puede mostrar una arista m��s cruda, o m��s c��nica. No en el dibujo, que es perfectamente amigable y atractivo para los m��s chicos, pero s�� en los guiones. En el trazo del canadiense se ve una mezcla hermosa entre Beto Hern��ndez, Seth, Joe Matt, Hunt Emerson, y hasta Jason, que no s�� si en 1995 era conocido en Canad��, pero ese mono gigante al toque me remiti�� a la est��tica del astro noruego. El pincel suelto, atrevido, de Stephens le permite darle al dibujo una gama muy amplia de matices, y el uso de las tramas mec��nicas lo complementa a la perfecci��n. Esto es anterior a Atomic City Tales (ver rese��a del 15/09/22) y se le parece poco en la superficie, pero por debajo subyace el mismo talento y la misma imaginaci��n desbordada. Creo que ya tengo todas las historietas de Jay Stephens, que no son muchas porque hace a��os que se dedica exclusivamente a la animaci��n, pero sigo atento, a ver si aparece algo m��s, para entrarle como el agua al Titanic.
Entre 2004 y 2010 se produjeron en Europa los cuatro ��lbumes de Borgia, la serie de Alejandro Jodorowsky y Milo Manara, luego convertida en un tomo integral que sali�� en 2013 en el mercado franc��s y en 2021 ac�� en Argentina, en una impecable edici��n del sello Merci.Borgia es un comic hist��rico, en el que Jodorowsky se abstiene de introducir elementos fant��sticos para ce��irse a los hechos tal como sucedieron en la Italia del Renacimiento. De hecho, este es el Lado B del Renacimiento: una mirada salvaje y descarnada a la corrupci��n, la desigualdad, la pestilencia, la depravaci��n y la abyecci��n moral que reinaba por sobre aquellos inmensos artistas que pr��cticamente refundaron la cultura "occidental y cristiana". Es un relato de ambici��n y lujuria llevados al l��mite, donde los protagonistas (Rodrigo Borgia y sus hijos) se presentan como los abanderados del incesto, la sodom��a, la codicia, los asesinatos pol��ticos, la compra y venta de influencias y favores eclesi��sticos y la ruptura de pactos entre nobles de distintos pa��ses por los motivos m��s prosaicos que se te ocurran. Ac�� vale todo: orgias de todos contra todos, violaciones, mutilaciones, torturas, decapitaciones, vas a ver gente que le mea el rostro a otra gente, gente moribunda arrojada a las fauces de perros fam��licos... y adem��s vas a sentir el olor nauseabundo de una ��poca en la que no exist��an ni la ducha, ni el inodoro, ni el bidet. El guionista chileno y el dibujante italiano contraponen todo el tiempo el lujo, la pompa y el boato de los papas y los nobles con el hedor de las caballerizas, e incluso de las calles pobladas de gente que se ba��aba muy de vez en cuando.Jodorowsky se relame al mostrar en detalle las miserias del poder pol��tico y eclesi��stico y explica el trasfondo de todas las haza��as militares, a veces motivadas por la ambici��n y otras veces por la lujuria. El Papa Alejandro VI aparece como un personaje venal, desesperado por el poder, capaz de todo con tal de amasar m��s riquezas, m��s influencia y m��s impunidad para sus pecados carnales. Ni el mism��simo Leonardo Da Vinci se salva en este revisionismo hist��rico furibundo en el que pr��cticamente todas las figuras del Renacimiento est��n salpicadas de sangre, mierda y semen. Con estos guiones fuertes, al hueso, sin fumanchereadas ni delirios m��sticos, Manara realiza el que, para mi gusto, es el mejor trabajo de su extensa carrera. Las malas lenguas dicen que buena parte de las tareas las deleg�� en su hija, porque su salud no le permit��a cumplir con las entregas, pero yo ac�� veo todo el tiempo la mano del maestro. Y me pongo de pie, y lo ovaciono, porque (enfermo o no) Manara ac�� puso el alma y la vida. Esas escenas multitudinarias, esas batallas, las expresiones faciales, los decorados de los palacios, los paisajes, los barcos, los trajes, los peinados... y por supuesto esa sensualidad infernal en los cuerpos, tanto desnudos como vestidos, hacen que uno no pueda m��s que rendirse ante el despliegue descomunal realizado por el creado de Giuseppe Bergman. Lo ��nico que le critico es que entre la primera p��gina y la ��ltima pasan apenas once a��os y -sobre el final de la obra- el Papa Alejandro VI parece estar 30 a��os �� 35 a��os m��s viejo que al inicio, mientras que el resto de los personajes no parece envejecer demasiado. En todos los dem��s aspectos, el dibujo y el color de Borgia son un hito absoluto, en la bibliograf��a de Manara, y en la historieta hist��rica en general.Por si no nos qued�� claro durante la lectura de la obra, al final del libro aparece un texto de Jodorowsky en el que el chileno traza los paralelismos entre las atrocidades, inequidades y salvajadas de esa bisagra entre los siglos XV y XVI y los albores del Siglo XXI. Me parece que no hac��a falta explicitarlo tanto, pero sin dudas Borgia es una obra que habla de nuestro presente, y lo hace de una manera realmente cautivante y estremecedora. Un libro sumamente recomendable para los fans de Jodo, de Manara, del comic hist��rico, del Renacimiento, o de la buena historieta para adultos.Hasta ac�� llegamos, por hoy. Ni bien tenga le��dos un par de libritos m��s, nos reencontramos con nuevas rese��as, ac�� en el blog.