Andrés Accorsi's Blog, page 229

April 3, 2012

03/ 04: SCARY GODMOTHER COMIC BOOK STORIES

Y mirá lo que son las cosas... El otro día yo decía que quería más historietas para nenas de 10 a 14 años, y acá me encuentro con una excelente historieta, que puede ser disfrutada por cualquier tipo de lector, pero que si sos una nena de 10-11 años te debe pegar mucho más fuerte.
Scary Godmother es la obra más importante en la extensa trayectoria de la gigantesca Jill Thompson, alias "la Colo", o "la esposa de Brian Azzarello". Este masacote de más de 300 páginas editado por Dark Horse recopila todo el material de Scary Godmother realizado por la Colo para publicarse en comic-books, originalmente en la editorial Sirius. No incluye las cuatro novelas gráficas, a las que los yankis no consideran exactamente novelas gráficas, sino cuentos para chicos. Es muy loco, porque yo tengo una (la segunda, creo) y es una historieta! Por ahí entre las viñetas aparecen cachos de texto escritos en prosa, pero hay viñetas, secuencias, globos de diálogo... No se me ocurre por qué no considerarlas historietas. Pero bueno, acá está todo lo que salió en formato comic-book, y en blanco y negro.
Empecemos blanqueando lo obvio: si no hubiese existido The Nightmare Before Christmas (o El Extraño Mundo de Jack, si querés), no podría haber existido jamás Scary Godmother. Sin ser un choreo, está claro que tanto la estética como la temática que propone la Colo en esta obra son tributarias de la seminal película de Tim Burton y Henry Selick. "El lado copado" de los monstruos, vampiros, brujas, esqueletos y momias acá se muestra de otro modo, más natural, con menos énfasis en el contraste con el mundo "real", pero en el fondo estamos hablando de lo mismo.
Las historias son muy variadas, no caen para nada en la reiteración, y esto habla por un lado de la habilidad de Thompson como guionista y en el espectro (brrrr! espectros!) amplio y generoso de personajes secundarios con los que arma el crepuscular elenco de la serie. No te digo que con Scary Godmother sola la serie se cae a pedazos, pero podría ser. Lo más interesante es ver cómo la Colo se va animando a contar historias cada vez más largas y más ambiciosas. Una de las últimas, Ghoul´s Out for the Summer, es una epopeya de 120 páginas, en las que –en un punto- Thompson nos invita a seguir cuatro o cinco líneas argumentales paralelas. Finalmente, un pase mágico de Jill, y todas confluyen para lograr un cierre impredecible y absolutamente satisfactorio.
Como en cualquier comic para nenas, la violencia está muy controlada, y generalmente los conflictos se resuelven de otra manera. El humor no es para nada obvio y tiene sutiles toques de mala leche, anche algún coqueteo con la escatología. Si en las novelas gráficas Scary Godmother puede confundirse con una especie de sitcom sobrenatural, en los comics no, ni a palos, porque Thompson se juega mucho a urdir aventuras complejas, sin descuidar la comedia, claro, pero abriendo mucho el juego a más personajes, situaciones y escenarios.
El dibujo de la Colo es impecable, una verdadera hermosura. Estas páginas en blanco y negro se ven espectaculares, no me quejo en lo más mínimo, pero me las imagino coloreadas como las novelas gráficas (o las portadas) y me derrito. Thompson hace gala de un trazo libre, de gran fluidez, como si dibujara directo en tinta, y de un equilibrio asombroso entre blancos y negros. La narrativa es ágil, con mucha variedad de planos, pero de fácil comprensión: a las pocas viñetas ya estás metido en ese extraño mundo, y hasta logra que veas mucho de lo que sucede a través de los ojos de Hannah Marie, la nena protagonista. Lo único criticable es que a veces hay viñetas muy superpobladas de elementos, en los que la Colo opta por no dejar nada afuera y esto incluye a los globos de diálogo, que por momentos son grossos, muy cargados de texto, con un peso muy fuerte dentro de estas viñetas en las que parece no caber un alfiler.
Scary Godmother es felicidad freak en estado puro. Las historias son redondas, el dibujo es alucinante y Jill Thompson baja todo el tiempo la línea correcta. Hay humor, acción, romance, aventuras y monstruos con buena onda, que rara vez asustan a alguien. Sumamente recomendable para leer, pero no para prestar, porque nadie en su sano juicio devolvería este libro.
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Published on April 03, 2012 19:16

April 2, 2012

02/ 04: BOUNCER Vol.1

Uh, qué dejá vu (diría el poeta). Por segunda vez en la semana, agarro el Vol.2 de una serie cuyo primer tomo había leído antes de empezar con el blog, para descubrir que no entendía ni me acordaba una chota, y finalmente regresar al primer casillero, a releer el Vol.1. Esta vez me pasó con Bouncer, el impactante western de los maestros Alexandro Jodorowsky y François Boucq (a tacharlos de la lista de ilustres próceres del Noveno Arte a los que este blog nunca les había dedicado ni una mísera reseña), una obra extensa iniciada en 2001 por esta dupla que en algún momento, cuando estaban haciendo Cara de Luna, se peleó para el orto, dejándola inconclusa. Pero pasaron los años, los grossos se reconciliaron y no sólo terminaron con muchas pilas Cara de Luna, sino que se reunieron para una nueva epopeya, que es esta.
La idea de que Jodorowsky y Boucq pudieran encarar un western ya era, por lo menos, atractiva. Bizarra, sorpresiva, potencialmente llena de sorpresas. Y la verdad es que el primer tomo cumple ampliamente con las expectativas que genera. ¿Querías sorpresas? Hay miles. ¿Querías un western que no se pareciera a los miles que ya existían? Esto es exactamente eso. El primer tomo sirve para presentar a los que –yo sospecho- serán los tres personajes centrales de la saga. El que más chapa acumula (y más secuencias protagoniza) es el tuerto Ralton, sin dudas el villano central de Bouncer. Los otros dos son el hermano de Ralton, quien además de haber perdido un brazo, enterró su antigua identidad y se hace llamar simplemente Bouncer; y Seth, sobrino de Ralton y Bouncer, único sobreviviente de una de las varias masacres que le vemos perpetrar a Ralton, en la que decapita a su hermano Blake, padre de Seth.
La historia de los tres hermanos (Blake, Bouncer y Ralton) y su mamá Lola (una de las prostitutas más aguerridas del Oeste, que dio a luz a sus tres hijos entre los 12 y los 16 años) ocupa un tercio del tomo, un extenso y cautivante flashback que Bouncer le narra a Seth y que ojalá continúe en los próximos tomos. En este racconto aparece un elemento que sin dudas será central, porque tiene todo para convertirse en el eje de la confrontación entre Ralton (capitán del recientemente derrotado ejército de la Confederación) y Bouncer: el botín del más espectacular robo perpetrado por Lola y sus hijos, oculto hace décadas en algún lugar que hasta ahora nadie dice conocer. Pero en el flashback queda bastante claro que Bouncer probablemente sepa dónde están escondidos los miles de dólares y el majestuoso diamante de aquel sangriento asalto a un tren, que terminó con los hermanos enfrentados entre sí.
La codicia, entonces, pareciera ser el motor de esta siniestra trama enchastrada de asesinatos, saqueos, torturas, violaciones, mutilaciones y profanación de cadáveres, en un nivel muy heavy, incluso para los standards del Salvaje Oeste. Al lado de Bouncer, los comics más jodidos de Jonah Hex son para publicar en la Genios o la Billiken.
El dibujo de Boucq es glorioso. Trabaja mucho con viñetas alargadas, horizontales, lo que los yankis llaman "widescreen". Casi todas las páginas tienen una o dos de esas, y algunas tienen cinco o seis. En las caras, vemos a un Boucq más realista, menos caricaturesco, más cerca de un comic de Hermann (ponele) que de los delirios grotescos que pelaba en Jerónimo Puchero. Por supuesto, a la hora de dibujar westerns, ningún dibujante francés puede zafar de la sombra, de la impronta omnipresente, del insuperable Blueberry de Jean Giraud, y Boucq no es la excepción. Todo el tiempo vamos a encontrar paisajes, angulaciones, trucos de iluminación, etc., que ya vimos en algún álbum del querido Teniente. Un detalle menor, pero notorio: Boucq trabaja acá con dos coloristas... y uno es Nicolas Fructus! La bestia salvaje, el grosso entre los grossos, autor integral de la saga de Thorinth, que ahora labura con Jodorowsky en la serie Showman Killer. Un lujo absoluto.
Bueno, acá hay pasta para disfrutar de una gran serie. Veremos como sigue y lo veremos bastante pronto, porque el Vol.2 está ahí, sobre la mesa. De hecho, me mira y me dice "¿Y, boludo? ¿Ya entendiste lo que antes te dejó descolocado? ¿Cuándo volvés a terminar con lo que empezaste?". El Vol.1 lo tengo en francés y los siguientes en castellano, así que acá se juegan una parada importante también los traductores de Norma. Que no decaiga.
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Published on April 02, 2012 11:26

April 1, 2012

01/ 04: LOS MAS VENDIDOS DE MARZO

Marzo fue un mes rarísimo: como las novedades salieron tarde (todas después del 20), la enorme demanda de material nacional por parte de las comiquerías se canalizó en los títulos ya consagrados, en los hitazos que nos dejó el todavía fresquito 2011. Así quedaron las diez primeras posiciones:
1) Correrías del Sr. y la Sra.Rispo (Llanto de Mudo)
2) Merci (De la Flor)
3) Peter Kampf lo Sabía (Ojodepez!)
4) Ordinario (Llanto de Mudo)
5) Los Canillitas (Loco Rabia)
6) Aloha (Loco Rabia)
7) Cabo por Siempre (La Duendes)
8) ¿Quién es Montt? (De la Flor)
9) Saichann (Loco Rabia)
10) La Historietería (Comiks Debris)

Y se ve clarito cómo la primera novedad (Los Canillitas, de Diego Agrimbau y Fernando Baldó) aparece recién en el quinto puesto. El resto de los lanzamientos de Marzo lograron los puestos 7, 9, 10, o directamente no vendieron lo suficiente para entrar en el ranking.
La fuerza de sus dos novedades y el arrastre de Aloha, un título con genuina pasta de longseller, le dieron a Loco Rabia el privilegio de copar tres de los 10 puestos del ranking, algo que –creo- no había logrado nunca.
Llanto de Mudo, que lanzó un título nuevo muy sobre fin de mes, igual mostró chapa con sus dos hitazos incombustibles, Correrías... y Ordinario, cuya venta está llegando a su techo porque se están por acabar los ejemplares de la primera edición. Ojalá aprovechen el "viento de cola" y los reediten rápido, para que no pierdan impulso.
Y, una vez más, De la Flor venció la Gaturro-dependencia, y sin infligirnos nuevos tomos del abyecto felino (cosa que hará a fines de Abril), se quedó con los puestos 2 y 8, de la mano de los inesperados exitazos de Decur y Alberto Montt. De este último también se viene un segundo libro para la Feria del Idem.
Para Abril, el pronóstico indica Cazador, Saracino, Max Aguirre por partida doble y, si no pasa nada raro, el regreso de la Comiqueando, que ojalá sea triunfal. Veremos qué sucede.
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Published on April 01, 2012 19:27

March 31, 2012

31/ 03: AIR Vol.1

Este libro lo había leído en 2009, antes de empezar con el blog. Para mí, era como si lo hubiera leído en 1970, porque cuando agarré el Vol.2, enseguida caí en la cuenta de que no me acordaba absolutamente nada de lo sucedido anteriormente. "Volver a empezar, que aún no se acaba el juego", cantaba Alejandro Lerner, y yo hice eso: volví a empezar. Ya tengo los cuatro tomos de Air, pero tuve que volver a arrancar desde el Vol.1. Y la verdad, no me arrepiento.
A ver: guionista mujer, dibujante turco, protagonista azafata. Un combo raro pero atractivo, no? Eso era lo que me acordaba antes de releer este tomo. Y que pasaban cosas raras, medio inexplicables. Efectivamente, la guionista G. Willow Wilson plantea una historia de intriga internacional, que tiene que ver con las aerolíneas, los aviones y las tecnologías que hacen que estos vuelen. Hasta ahí, buenísimo. Por supuesto, le metió en el medio una historia de amor, que también funciona, porque es la excusa para que pasen un montón de cosas que de otra forma no pasarían, y porque Wilson la aprovecha para mostrarnos más a fondo quién es y cómo piensa Blythe Cameron, la protagonista.
Pero aparece un tercer elemento y rápidamente (apenas pasadita la mitad del Vol.1) se come a los otros dos: Wilson le pone muchísimas fichas al realismo mágico, y de pronto tenemos vuelos a países que no existen, una especie de ciudad flotante en la que viven los más famosos aviadores de todos los tiempos y conversaciones entre Blythe y un dios con forma de serpiente alada que le "enseña" a cambiar con la mente el rumbo de los aviones. Para el final de este tomo, la historia de amor se fue al banco de suplentes (supongo que volverá), la intriga y las runflas entre corporaciones corruptas sigue ahí pero con menos peso, y lo más importante pasa a ser la exploración, con los ojos abiertos de par en par, de estos aspectos fantásticos e inverosímiles.
Hay que decir que hasta ahora, ninguno de estos elementos limados de la trama desentonan demasiado. Y que Wilson se las ingenia para mantener un tono sumamente realista y cotidiano en los diálogos, sobre todo cuando los que hablan son Blythe y su amigo azafato Fletch, un personaje tan bien trabajado que no necesitamos verlo derretirse por un chongo para darnos cuenta de que es gay. El único secundario que no me cerró es Ben Lancaster, quien hasta ahora la juega de capo de los villanos. Me parece que esta serie no necesitaba UN villano grosso, que volviera una y otra vez a hostigar a "los buenos" (al estilo Herr Starr, de Preacher), sino que daba para sacrificar un poquito de caracterización y que la empresa "mala" mandara a distintos sicarios a obstaculizar la labor de "los buenos" en cada instancia. Ver a Blythe enfrentar a un mismo tipo en Holanda, India y México en menos de 120 páginas es un poco mucho.
El dibujo de M.K. Perker es raro, pero bueno. Por momentos le salen feos los brazos, y tiene varias viñetas en las que se nota demasiado la falta de fondos. En general, zafa decorosamente. Me gusta su entintado, sobre todo, como maneja esas rayitas microscópicas tipo Travis Charest, pero pensadas en otro contexto gráfico. Le pone pilas a las caras, se zarpa cuando tiene que dibujar a la serpiente alada y las ilustraciones que hace para las portadas de cada episodio son magistrales. O sea que si bien tiene sus fallas, no lo puedo tildar de croto ni mucho menos. Veremos cómo evoluciona en los tomos posteriores.
No me acuerdo cuántos números duró Air en su pre-publicación como comic-book mensual, pero fueron pocos. Los críticos la trataron muy bien (el propio Neil Gaiman se deshizo en elogios), pero evidentemente sedujo a una cantidad de lectores más bien escasa. Por ahí los tomos siguientes nos dan la pista de por qué fracasó un concepto que, de entrada, pintaba sumamente interesante y –sobre todo- original.

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Published on March 31, 2012 18:01

March 30, 2012

30/ 03: EDGAR ALLAN POE: CUENTOS

Tercer año de blog, tercer libro de adaptaciones al comic de cuentos de Edgar Allan Poe. Ya tuvimos uno de Richard Corben, uno del Viejo Breccia, y ahora uno de Horacio Lalia, el maestro del terror gótico. Los tres adaptan, por ejemplo, El Corazón Delator. Y hay más adaptaciones de ese cuento, tal vez cuatro o cinco más. Por ahí se podría hacer un libro con todas las versiones. Lo mismo para El Extraño Caso del Sr. Valdemar, que lo vimos adaptado por Breccia, por Carlos Giménez y ahora por Lalia, y estoy seguro de que lo reversionó también Berni Wrightson. Estaría bueno para comparar desde dónde encara cada autor el texto, por dónde le entra, qué deja, qué saca, qué pasa por encima, en qué ahonda, qué imágenes lo conmueven como para convertirlas en viñetas...
Hay muchas formas distintas de plantearse la adaptación al comic de una obra literaria (lo comentábamos hace casi dos años cuando hablábamos de aquel libro de Corben) y Horacio Lalia, especialista en estas lides si los hay, representa cabalmente a una de las aproximaciones más frecuentes, aunque no a la que a mí más me gusta. Lalia se casa con el autor literario. Lo venera, jura amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe. Entonces sus adaptaciones parecen resúmenes de los cuentos con muchas ilustraciones. Se nota que a Lalia le duele en el alma cada palabra que Poe puso en su relato y él omitió en el suyo. Si fuera por él, dejaría el cuento entero. Y compensa esta especie de traición dejando la vida en cada viñeta, en cada trazo.
El resultado es visualmente impactante. El talento de Lalia para dibujar historias de terror es –a esta altura- más indiscutible que la inoperancia de Macri, y si te gusta el dibujo realista, oscuro, con mucho énfasis en los climas, fondos laburadísimos y primeros planos tremendamente expresivos, seguro tenés allá arriba al co-creador de Nekrodamus. Los problemas pasan más bien por la narrativa. Cuando te sentás a leerlas, las historietas de Lalia parecen un cúmulo de cinco o seis excelentes ilustraciones metidas en una misma página y bombardeadas por bloques de texto que les disputan –y a veces les ganan- el protagonismo. Casi no hay escenas en las que la imagen se hace cargo de llevar adelante la narración. En cambio sobran las escenas en las que el texto cuenta TODO y el dibujo ilustra (y al hacerlo reitera) un pedacito de lo que dice el texto. Si no te gustan demasiado los textos de Poe, las historietas de Lalia corren el serio riesgo de aburrirte.
Por supuesto, hay adaptaciones más logradas que otras. Hop-Frog, por ejemplo, no tiene desperdicio. A lo sumo tiene un par de esos palos que se suele pegar Lalia cuando adapta cuentos, esas páginas en las que el orden natural de lectura (de arriba a abajo y izquierda a derecha) no fluye naturalmente, porque hay un cuadro, un globo o un bloque de texto que se interpone, que te hace dudar qué corno leer primero y qué después. Pero le sobra lo que a otras adaptaciones le falta, que es ritmo. Y un aprovechamiento al mango de la espectacularidad y el dramatismo de lo que narra Poe en su cuento. A nivel gráfico, me voló el bocho la muy breve versión de El Retrato Oval, con menos masas negras y un trabajo exquisito de aguadas y tramas mecánicas. El cuento no me interesó en lo más mínimo, pero los dibujos de Lalia tienen un vuelo y una belleza alucinantes.
En realidad, si lo que más te gusta es el dibujo, este libro es altamente recomendable. El mundo crepuscular de Lalia, con sus castillos, sus cadáveres y sus criptas se complementa a la perfección con la atmósfera tortuosa y grotesca de los cuentos de Poe y de ese mestizaje salen imágenes realmente hermosas. Ahora, como historietas propiamente dichas, algunas de estas adaptaciones tienen más problemas que hallazgos, por eso me cuesta recomendárselo plenamente a los viñetófilos más exigentes.
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Published on March 30, 2012 17:37

March 29, 2012

29/ 03: CUESTION DE GENERO 2, EL REGRESO

Quedé debiendo de la vez pasada algunas ideas acerca de qué hacer para que más cromosomas XX pueblen el universo comiquero, sobre todo en lo que tiene que ver con el comic occidental, ya que –coincidíamos- entre los lectores de manga hay mucho más equilibrio entre varones y mujeres.
Primera idea: que haya más mujeres involucradas en la realización, la edición y la comercialización de los comics. Hoy hay muchas más que hace 20 años, es cierto, pero la proporción sigue sin reflejar la del "mundo real". Guarda: esta fórmula puede fallar. De hecho, la intentó DC en los ´80 y ´90, cuando puso mujeres en sus cargos directivos, contrató coordinadoras, guionistas y dibujantes mujeres, etc., y siguieron sin venderle un puto comic a nadie que no usara calzoncillos. En las editoriales grossas de Francia pasó algo parecido. Al final, resultó que repartir un... 15% de los cargos de una editorial entre personal de sexo femenino no genera –por lo menos en el corto plazo- una masa de lectoras que arrime al 15% del total de los consumidores.
Igual, como primer paso, no está mal. Yo creo que en Argentina, por ejemplo, habría más lectoras de historietas si hubiera más minas escribiendo y dibujando historietas. Pero hay poquitas: Patricia Breccia (de vez en cuando) en la Fierro, Caro Chinaski en Tiempo Argentino, Alejandra Lunik en Oh La Lá... y después no sé si hay alguna otra, por lo menos en los medios más conocidos. Me extraña que no haya chicas haciendo comics, por ejemplo, en Genios y Billiken, que son revistas tan leídas por varones como por mujeres. El resto de las autoras o están ocultas en el under, o sólo publican en la web, o aparecen cada tanto con un libro interesante, pero de baja tirada y cero presencia en los medios masivos. Volvé, Maitena, que te extrañamos.
Segunda idea: cuidar la forma en que se muestra a la mujer en las historietas. Sean varones o mujeres quienes las escriben y dibujan, las historietas tienen que ser más piolas a la hora de reflejar el mundo femenino, a la hora de generar complicidad con lectoras de ese sexo. No podés seguir escribiendo –como en los ´40- minas que no sirven para nada, que suelen ser una molestia, una pelotuda a la que el villano captura para condicionar al héroe, o (en el mejor de los casos) una villana encubierta. Ya está, ya cansó. Una mina es más compleja que eso. "Elena! Martita!". Déjense de pelotudear en esa casa y hagan algo más productivo que esperar que el macho las venga a rescatar.
Terminemos también con el power-yiro, la mina hiper-agresiva, violenta, armada hasta la argolla, que se comporta como un muchachón del puerto, pero con tetas. Una de vez en cuando se banca, pero ya sobran. El sólo hecho de que las mujeres (sobre todo en el género superheroico y demás comics para adolescentes) anden siempre ligeras de ropa, con casi toda la merca al aire, es piantavotos. La mina no quiere leer acerca de las fantasías pajeras del varón. Si la protagonista es mina, tratemos de que piense, sienta y SE VISTA como una mina, no como una bailarina del caño pasada de tequilas.
¿Y por qué en los comics el 95% de las minas están buenísimas? ¿No vale meter chicas fuleras, o petisas, o muy altas, o culonas, o dientudas, o con sobrepeso, o con tetas que en vez de melones parezcan picaduras de mosquito simétricas? Por supuesto hay excepciones, pero ¿cuántas son? ¿Respetan la proporción de minas no-modelos que se ven todos los días por la calle? Ni a palos, y eso también acota el potencial de llegada a las hipotéticas lectoras.
Tercera idea: urgente, comics para nenas de 10 a 14 años! Cuando los chicos se cansan de Los Pitufos, ponele, pueden pasar a Batman, Tintin o Patoruzú. ¿Y las chicas? Largan las historietas de la Genios ¿y qué agarran? Mafalda, ponele... pero se te acaba enseguida. ¿Qué se edita para ese segmento? Archie en EEUU, esos comics de chicas y caballos en Alemania, en algún momento W.I.T.C.H. en Italia y los comics de Purita Campos en España... ¿Alcanza para mantener a millones de borregas adictas al comic hasta que descubran el shojo, las tiras de Liniers o –mejor aún- el sexo? Vamos, loco! Media pila! Quiero comics de Barbie, de Floricienta, de los Teen Angels, de Justin Bieber, si fuera necesario! Tiene que haber historietas que reflejen las boludeces con las que se ceban las pendejas de 10 a 14, que hablen de los granitos, del primer beso, la primera menstruación... aunque sea en términos medio pavotes, no importa.
Y se me acabó el espacio. Seguramente las respuestas de los lectores me activarán nuevas ideas como para seguir debatiendo este tema en un futuro post. O no, qué sé yo...
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Published on March 29, 2012 13:27

March 28, 2012

28/ 03: SHOWCASE PRESENTS ALL-STAR COMICS


Hacía mucho que no leía nada de superhéroes, no? Bueno, este masacote de casi 450 páginas trae todo lo que se hizo con la Justice Society en los ´70. Una historia que arranca en 1976 en la revista All-Star Comics y después pasa a Adventure Comics, no sin antes protagonizar un DC Special dedicado a revelar –por primera vez- el origen del primer super grupo de la historia.
En los primeros cinco episodios lo tenemos a Gerry Conway, guionista icónico de la Verdul Age, al que los personajes parecen importarle poco. Le da mucha bola a los nuevos miembros (Power Girl y Star-Spangled Kid) y poca a la interacción, al desarrollo de personajes (que se limita a generar discusiones pelotudas entre PG y Wildcat) y a los villanos, que son cualquiera. Pero –fijate vos- Conway baja línea acerca de la recesión económica que afecta a EEUU a mediados de los ´70, cuestiona sutilmente el programa espacial de la NASA y habla –y esto sí es impactante- del apartheid en Sudáfrica! En un comic de superhéroes de 1976! Ya sólo por eso, hay que reivindicarlo.
Después, y hasta el final, lo tenemos a Paul Levitz, que tampoco se calienta demasiado en darle onda a los villanos, tampoco se mata para generar plots interesantes y también ofrece una caracterización que se limita a hacer que los héroes discutan por giladas. Pero se juega a contar tres historias MUY importantes, realmente definitivas: el origen de la JSA (en los ´40 a nadie se le ocurría que hubiera que explicar cómo y por qué los héroes se juntaban para formar un grupo), la disolución de la JSA en los ´50, cuando los apura el Comité de Actividades Anti-Americanas fogoneado por el infausto senador McCarthy, y la muerte (verdadera, irreversible) nada menos que de Batman. Del Batman de Tierra-2, claro. También la primera aparición de Huntress, pero sucede en una aventura tan chota que casi ni merece ser mencionada. O sea que lo de Levitz, sin ser bueno, es importante. Evidentemente el tipo se sentía comprometido con la serie y quería dejar una huella duradera en la historia de los héroes de Tierra-2. Después vendría Roy Thomas y haría todo tanto mejor y más divertido que Levitz, que sólo los muy freaks reivindicarían esta etapa, pero esa es otra historia.
A nivel visual, el Showcase arranca como si fuera un comic de los ´50: dibuja el nada inspirado Ric Estrada y lo entinta el legendario Wally Wood, con los tapones de punta, dispuesto a imponer su estilo por sobre el del dibujante. El resultado es un comic que atrasa mucho, no sólo frente a lo que pubilicaba Marvel en esa misma época, sino incluso frente a lo que había hecho Wood a fines de los ´60 en THUNDER Agents o en la revista Witzend. Los tres últimos números de Conway los dibuja un muy joven Keith Giffen, a quien –por supuesto- la tinta de Wood oculta por completo. Pero el talento de Giffen se ve en la puesta en página, arriesgada, moderna, compleja, a años luz de la nada que proponía Estrada. Ya con Levitz al frente, hay tres episodios donde Wood se hace cargo de lápices y tintas. Ahí hay unos pocos momentos de gran belleza plástica (las tomas panorámicas de los castillos medievales y los hologramas en la secuencia del futuro) pero en general, todo es bastante aburrido.
Y después llega el co-equiper favorito de Paul Levitz, Joe Staton. Acá todavía estamos lejos del Staton que a mí me gusta, que es el de los ´80. Los primeros números son bastante flojos y la calidad mejora, pero lentamente. El primer entintador, el correcto Bob Layton, pone mucho de su estilo y tapa bastante a Staton. Después, pobre pibe, se tendrá que fumar a dos de los peores entintadores de la historia: Dave Hunt y el impresentable Joe Giella. Y finalmente, en apenas cuatro o cinco episodios de Adventure Comics, Staton se entinta a sí mismo y ahí sí, cumple con creces. No te digo "la descose", porque sería mucho, pero la verdad que pone mucho huevo y logra momentos fuertes, con buenos climas, buenas peleas, buenas expresiones faciales y un balance muy atractivo entre blancos y negros (cosa que el Showcase nos permite apreciar y las revistitas coloreadas para el ojete no).
Esto sólo se le puede recomendar a los muy fans de la JSA, o a los nostálgicos de la clásica Tierra-2. Si no entrás en ninguna de esas categorías, el consejo es que sigas de largo porque las historias en sí no justifican la compra (ni mucho menos la lectura) de este mega-broli.
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Published on March 28, 2012 17:12

March 27, 2012

27/ 03: YO, DRAGON Vol.1

Más de 800 días escribiendo un blog sobre comics y nunca había reseñado nada de Juan Giménez. Cuando alguno me vea por ahí, cágueme a latigazos, por favor...
La verdad es que el maestro mendocino no tenía un gran promedio en materia de obras en las que además de dibujar, escribió los guiones. Me acuerdo de Leo Roa, El Cuarto Poder, Elige tu Juego... todas historietas hermosas para mirar pero flojitas para leer. Acá, felizmente, pegó el salto. Este primer tomo de Yo, Dragón tiene todo lo necesario para seducir al lector exigente y dejarlo dispuesto a dar la vida por los dos tomos que faltan.
Lo que más me gustó es la ambientación medieval. Por ahí podrido de ser encasillado como "un maestro de la ciencia-ficción", Giménez se tiró sin paracaídas a la epopeya medieval, con castillos, caballeros y –hasta ahora- un único elemento fantástico, que son (obvio) los dragones. El resto es todo muy real: señores feudales poderosos, caballeros valientes, cortesanos intrigantes, curas medio pasados de rosca, conspiraciones, destierros, enfermedades espantosas de esas que hoy reemplazamos con atrocidades similares tipo Radio 10, duelos, banquetes, sitios... No falta nada.
El primer tomo se toma el trabajo (bastante exhaustivo, por cierto) de presentar todo este entorno, y a un elenco protagónico compuesto por unos 9 ó 10 personajes, de los cuales tres no llegan enteros (lo cual no quiere decir que mueran) al final del tomo. Acá están casi todos los hallazgos de Giménez: en la construcción de los personajes (fuertes, bien definidos) y en la creación de situaciones que permitan la interacción entre ellos de modo razonable y creíble. Todavía no está 100% claro si algunos de los protagonistas son "buenos" o "malos" y tampoco qué rol jugarán los dragones, que hasta ahora aparecen poco y tienen poco peso en la trama. Se supone que en una saga llamada "Yo, Dragón", su participación va a ser por lo menos relevante.
Además de presentar tooodos estos elementos, el ídolo mendocino hace avanzar un par de tramas: una tiene que ver con una pariente descastada del rey Fernando de Belmonth que quiere tomar el control del imponente castillo de Rosentall, y la otra va para el lado de un romance entre Silvia, la princesa del castillo, y el caballero Rob Bonn Magister, del cual hasta ahora sabemos bastante poco. No me extrañaría que este muchacho ocultara algún secreto heavy metal. Por supuesto hay más puntas a desarrollar, más cositas menores que pasan, o que uno intuye que están por pasar y todo está muy prolijo, muy claro, muy bien orquestado para crear un efecto dramático que capture la atención del lector.
Como sucede de vez en cuando, si Yo, Dragón en vez de un guión atractivo tuviera un mamarracho irredimible, escrito por un subnormal invertebrado que dejó su última neurona en una partida de Dungeons & Dragons allá por 1993, también habría que comprarlo. Hace más de 30 años que el dibujo de Juan Giménez justifica cualquier cosa y hace llevadero cualquier garrón que te tengas que comer a nivel guión. Acá "el Pelado" no baja ni medio cambio respecto de su trabajo más aucinante, la infinitamente grossa Casta de los Metabarones. La ambientación es otra, pero siguen ahí el laburo inhumano en espadas, armaduras, ejércitos, fondos, cuerpos y hasta vemos unas figuras humanas en acción con un dinamismo poco frecuente en las páginas de Giménez. Como siempre, el golpe letal, la fatality, nos la hace con su alucinante manejo del color, con esos engamados en los que predominan los colores fríos u opacos (marrón, gris, celeste, blanco) y cada tanto irrumpe un rojo furibundo o un amarillo descontrolado y explota la viñeta al carajo y más allá.
Hablando de viñetas, si bien este es el típico álbum francés (le pongo la etiqueta de "Argentina" de puro caradura) , no abundan las páginas de 183.000 viñetas microscópicas. Hay una de 10 viñetas y, fuera de eso, muy rara vez Giménez mete más de 7 cuadros por página. ¿Cómo hace para que en 54 páginas de no tantas viñetas pasen tantas cosas? Lo vas a tener que comprobar por vos mismo.
Yo me limito a ponerle una vela a San Jorge para que el Vol.3 salga pronto en Francia (parece que un conflicto entre la editorial y el autor lo está demorando) y para conseguir el Vol.2 (ya sea en castellano o en francés) a un precio razonable. Y a recomendar a pleno el Vol.1, obviamente.
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Published on March 27, 2012 12:58

March 26, 2012

26/ 03: MADAME XANADU Vol.4

Hora de despedir a otra serie de Vertigo bastante breve (29 episodios), que sin dudas daba para mucho más. Para este último tomo, Matt Wagner nos espera con seis episodios autoconclusivos, ambientados en distintos momentos de la década del ´60, con distintos protagonistas y con distintas dibujantes ("dibujantas", diría Cristina). Veamos cómo viene la mano:
La primera historia es un toque predecible, pero logró ponerme nervioso y levantó mucho con el final. La dibuja Marley Zarcone, a la que no le sobra nada. Sus mejores viñetas parecen las de un clon correcto (aunque poco inspirado) de Brian Wood o Paul Pope y las peores parecen de Becky Cloonan un día "de esos" en los que no le sale una.
En la segunda hay un problema y es que sobra Madame Xanadu. Como el protagonista claramente "es malo", se caga en el consejo de la que la tiene clarusa, y sigue adelante como si nada hacia su propia destrucción. O sea que si le sacás la escena entre Spencer y Nimue, te queda una muy jodida historieta de Flinch, o un capítulo con mucha mala leche de The Twilight Zone. Dibuja Laurenn McCubbin, una Ana María Flicker de la B Metropolitana, con un trazo que quiere parecerse el de Tony Harris pero no tiene onda y está mal coloreado. Decí que el guión es grosso...
El guión de la tercera historia no sólo es predecible: también se parece demasiado a decenas de guiones que ya leíste antes, sobre todo si consumís Vertigo (y especialmente Hellblazer) hace muchos años. Y encima está muy estirado: eso mismo se podía contar en –como mucho- 12 páginas. Dibuja Chrissie Zullo, quien parece estar muy canchera en el tema de ilustración de cuentos infantiles. Como historietista, más o menos, no es ni un adefesio ni una maravilla.
La cuarta historia es la más truculenta, la que más coquetea con el terror. Está ambientada en el siempre fértil mundo de las top models y los diseñadores de ropa cara y tiene un único problema (menor, por cierto) que es que Madame Xanadu resuelve todo muy fácil y en las dos últimas páginas. Frente a una amenaza tan heavy, daba para verla transpirar un poquito más. El dibujo corre por cuenta de Celia Calle, excelente ilustradora que había hecho varias portadas para American Virgin. Con su trazo extraño, sensual, hiper-estilizado e hiper-moderno (podría publicar tranquilamente en la Fierro o en La Murciélaga), Calle se adapta muy bien a las exigencias narrativas del guión de Wagner y termina por firmar las mejores páginas del tomo.
El quinto episodio juega con los hippies y las drogas y es –a nivel guión- la historia más importante, más canónica para Madame Xanadu. No quiero spoilear mucho. Sí subrayar que hay escenas realmente estremecedoras que yo nunca antes habia visto en un comic. Para dibujarla, Wagner convocó a Marian Churchland, una artista muy limitada a nivel dibujo, pero que se salva del descenso directo gracias a un magnífico trabajo con el color, que por momentos nos remite a una onda cuasi-pictórica, tipo Charles Vess.
Para el cierre, el regreso de la cada vez más sólida Amy Reeder (lo más parecido a una dibujante titular que tuvo Madame Xanadu) y un episodio rarísimo en el que no hay ningún conflicto, ni peleas, ni nada. La primera mitad nos muestra a Nimue interactuando con... un personaje secundario que debutó en el episodio anterior, y en la segunda mitad tenemos por un lado una especie de epílogo a la saga del Vol.3 (la de Morgaine Le Fay), y por el otro la vuelta de dos elementos recurrentes en los tomos anteriores: la visita del Phantom Stranger (que amagaba con co-protagonizar la serie allá por el Vol.1) y las menciones cada vez más explícitas al Universo DC. Y se acabó.
Como las adivinas truchas de Plaza Francia, yo le vaticinaba a esta serie una vida larga y próspera, pero no pudo ser. Me queda la tranquilidad de poder recomendar los cuatro tomos que salieron sin ganarme nuevos enemigos, porque realmente no hay un sólo arco que defraude. Te banco a muerte, Matt Wagner. Sabelo.
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Published on March 26, 2012 13:16

March 25, 2012

25/ 03: OHIKKOSHI

Entre el ´99 y el 2000, el maestro Hiroaki Samura se mandó un experimento muy limado: inventó una identidad ficticia, de un mangaka que no existe, llamado Teashi Takei. Con ese nombre hizo tres historietas que se parecen poco a su hitazo (La Espada del Inmortal, obvio) porque: a) son comedias románticas (o algo así) ambientadas en el presente y con chicos jóvenes como protagonistas y b) hay fondos realizados por un equipo de asistentes, cosa que Samura no permite jamás en las obras que llevan su firma. Este librito reúne las tres historietas de "Teashi Takei", aunque sólo un ciego no reconocería -con ver apenas una viñeta- que se trata del inimitable Hiroaki Samura oculto bajo un nombre falso.
La primera historia tiene apenas ocho paginitas. Es un relato autobiográfico, que narra un viaje "de placer" a Kyoto en el que nada sale según lo esperado. Una boludez muy menor y rápidamente olvidable. La consigna para la segunda historia era "manga estúpido dibujado con toda el alma" y el resultado son 58 páginas magistrales: un rollercoaster en el que a la protagonista (una joven y virginal autora de shojo) le pasa absolutamente de todo, en el que el verosímil se rompe cada 10 páginas, en el que Samura se caga de risa cambiando de género de una secuencia a otra, y en el que el dibujo, efectivamente, no deja ninguna duda de que el autor puso el alma en cada viñeta. Esta es una bizarreada perfecta, que sólo puede salir de la mente de alguien que leyó demasiado manga y además tiene demasiado talento.
Y nos queda la historieta principal, la más extensa, que está –esta sí- claramente enmarcada en el género de comedia romántica, con sutiles toques del subgénero "jóvenes a la deriva". Acá también Samura rompe la cuarta pared, ironiza acerca de las convenciones del manga romántico y hasta baja línea acerca de aspectos jodidos de la sociedad japonesa. De hecho, los protagonistas están todo el tiempo puteando porque no tienen un mango y pensando cuánta guita van a gastar antes de pedirse un trago en un bar, tomarse un taxi, invitar a una chica al telo, etc. Como en los típicos shojo, hay un personaje insoportable, estridente, que se la pasa exclamando pelotudeces, todo el tiempo con los nervios alterados, como un hamster violado por un rottweiler. Acá, lo loco es que es un varón, el violero de una banda que se las da de heavy y darkie, pero es un llorón y un pecho frío.
Lo lindo de Ohikkoshi es que se caga bastante en el shojo, y no sólo porque está bien dibujado. Hay conflictos sentimentales (el típico salame que está enamorado de una minita pero no se anima a decírselo, la minita que espera el regreso de su novio que se fue a otro país y cuando vuelve, vuelve con otra, etc.) pero también hay –metida medio a presión- una historia más jodida, de venganza y rencor, que incluye un par de corchazos. Y muchas escenas más graciosas, de amigos chupando cerveza y hablando gansadas, e incluso poesía, porque Samura nos muestra las letras que compone una de las chicas para la banda en la que canta y que muchas veces reflejan lo que le pasa a ella, a su amiga o al pibe que le gusta.
Esto vale la pena por donde lo mires, sobre todo porque el dibujo de Samura es –en todos los géneros donde moja- demasiado bueno para ser real. Todos los personajes tiene rasgos que los diferencian, te vuelve loco con los detalles en la ropa, el pelo, hasta en los instrumentos musicales, maneja como los dioses los climas, el balance entre blanco, negro y grises, las expresiones faciales... todo está demasiado cuidado. Y por si faltara algo, mete bizarreadas, cosas extrañas que no tienen mayor explicación como la cara del editor de manga de la segunda historia, o esa viñeta rarísima que ocupa media página cerca del final de la historia principal.
Hiroaki Samura vuelve a sorprender y yo vuelvo a recomendarlo enfáticamente tanto a los fans del manga como a los que simplemente quieren disfrutar del trabajo de un tipo tan loco y tan raro que se va un poquito a la mierda, pero no deja ni un segundo de demostrar su genialidad.
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Published on March 25, 2012 10:15

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Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
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