Andrés Accorsi's Blog, page 230

March 24, 2012

24/ 03: HOY NO HAY NADA

Estamos en el medio del finde de Dibujados, el maravilloso encuentro que se está realizando en Maipú 306, esquina Sarmiento, pleno microcentro de la ciudad de Buenos Aires, y la verdad es que no tuve tiempo de leer un carajo. Mañana sí, seguro vamos a tener una nueva reseña.
Pero hoy, si no tenés nada mejor para hacer, venite a Dibujados. La entrada es gratis (se pide sólo un alimento no perecedero para donar a los más necesitados de la provincia de Chaco) y van a estar dando charlas y talleres un montón de artistas grossos. También hay una muestra de dibujos alucinante, que gira en torno a los Monstruos y en la que participan idems como Diego Parés, Lucas Varela, Gustavo Sala, Salvador Sanz, Fernando Calvi, Eduardo Maicas, Pablo Zweig, Max Aguirre, el Bruno, Nico Di Mattia, Clemente Montag, Scuzzo, Gastón Souto, Brian Janchez, Nicolás Brondo, Pedro Mancini y varios de los dibujantes que juegan de locales en la Comiqueando, como Ariel López V., José Luis Gaitán y el Capitán Manu.
Y por supuesto, mesas con fanzines, revistas y libros a muy buenos precios. Y muy buena onda.
Bueno, nada más. Me voy para el evento. Y ni bien termina Dibujados, arranca la cuenta regresiva rumbo a Lobos...

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Published on March 24, 2012 10:19

March 23, 2012

23/ 03: WALT DISNEY TREASURY: DONALD DUCK Vol.1

Mucho más reconocido fuera de los EEUU que en su propio país, el maestro Don Rosa pasó a la historia por haber emprendido –él solito- la renovación y recuperación de los comics de Disney en la segunda mitad de los ´80. Porque, si bien en países como Italia, Brasil y Dinamarca la producción jamás cesó y los comics de patos y ratones siempre estuvieron entre los más vendidos, en el país que los vio nacer la producción se había vuelto tan escasa como estancada y la bola que le daban los fans de la historieta era menos que mínima. Todo esto cambió en 1987, cuando Don Rosa empezó a colaborar en las revistas de la editorial Gladstone (que en esa época publicaba los comics de Disney en EEUU), y a aplicar una fórmula infalible: recuperar la magia de las historias de Carl Barks, el Patriarca de los Patos. Este libro recopila en orden cronológico las primeras 13 historietas de Donald realizadas por Rosa, al principio como autor integral y para el final, en colaboración con guionistas alemanes.
El Donald de las primeras historietas es insufrible: competitivo, envidioso, irascible, miserable, tramposo, mentiroso... un tipo absolutamente despreciable. Pero claro, después aparece en escena Uncle Scrooge, y al lado de su tío, Donald es el más altruista y solidario de los héroes. Lo más interesante es que Rosa ensaya (aunque sea tímidamente) la explicación para el carácter de mierda del pato: está sin laburo, podrido de contar las monedas para bancar los gastos suyos y de los tres sobrinos. No es un argumento que se esgrimiera habitualmente en las historietas infantiles creadas durante los gobiernos de Ronald Reagan y George Bush padre.
Para su octava historieta, Rosa se decide a retomar la senda que lo llevó a publicar profesionalmente en los comics de Disney: como en su primer trabajo (Son of the Sun, una historia de Uncle Scrooge, Donald y los sobrinos que es secuela a uno de los clásicos de Barks), el autor se tira de cabeza en las gigantescas huellas de su maestro y recrea aquella cautivante dinámica entre el elenco básico de las grandes aventuras firmadas en los ´50 por el Patriarca de los Patos. The Crocodile Collector es (como Son of the Sun) un clásico instantáneo y Rosa junta coraje para emprender una historia más extensa (28 páginas) titulada Return to Plain Awful, otra secuela en la que retoma una de las grandes historias de Barks. Return to Plain Awful es, sin dudas, lo mejor que tiene para ofrecernos este libro. Acá el dibujo es perfecto y el balance entre acción y humor está tan logrado como en los mejores trabajos de Barks o de Hergé. Y por supuesto, la caracterización de los patos está logradísima.
Después, Rosa se va de Gladstone porque la editorial se niega a devolverle sus originales, y recala en Oberon, una editorial alemana que generaba material propio de Disney para ese país y que le ofrecía mejores condiciones de trabajo. El material que Rosa produce para Oberon (que es poquito, porque se queda ahí poco tiempo) también se publica en EEUU, y son historias más tranqui, mucho menos ambiciosas, más cortas y con mucho más énfasis en la comedia que en la aventura. Este libro ofrece tres, de las cuales la mejor es la última.
Al igual que Barks, Rosa se siente cómodo con una narrativa sumamente clásica y controlada (la página dividida en cuatro tiras, casi siempre de dos viñetas), de una claridad cristalina y con logros asombrosos en la composición de las viñetas. El grafismo de Rosa se asemeja al de Barks, pero hasta ahí nomás: el trazo del alumno tiene una oscuridad que el del maestro no tenía. Esas rayitas obsesivas y meticulosas tipo Robert Crumb con las que Rosa enfatiza los efectos de iluminación, o las emociones más extremas de los personajes, combinadas con un entintado más power, más denso, aportan un look más extraño, menos "cute", casi un coqueteo con el peligro.
Si lo único que conocías de Don Rosa era su fundamental The Life & Times of Scrooge McDuck, este libro te da la oportunidad de ir un cachito más atrás y redescubrir otros clásicos. Re-da para pedirse también el Vol.2.
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Published on March 23, 2012 11:33

March 22, 2012

22/ 03: LOLITA HR Vol.1

Pintó un experimento raro, pero salió bien.
Una guionista francesa y un dibujante español presentaron un proyecto para una serie de álbumes al típico estilo europeo. La respuesta de la editorial fue "No, la verdad es que lo que estamos buscando es una serie para publicar en blanco y negro y en tomos chiquitos de muchas páginas, tipo manga". Los autores, en vez de decir "Nah, me estás jodiendo, andá a cagar", dijeron "Uh, qué grosso! Bueno, la adaptamos y la hacemos en esa onda".
Y así surgió esta atractiva bizarreada llamada Lolita H.R. (siglas de Human Resistance), un "euro-manga" que nos lleva a un futuro no tan lejano pero bastante distópico, donde hay un extraño virus, un gobernante despótico, robots manipulados por el gobernante mala onda, y una resistencia humana todavía no muy organizada pero que tiene como cara visible a una (y acá viene un tópico clásico del manga, tanto del bueno como del que da náuseas) adolescente que canta rock.
Esta primera parte gira mucho en torno a Lolita, la rock star rebelde y conflictiva, que cautiva con su voz, baja línea con sus letras y estremece a propios y ajenos con las cifras de venta de sus álbumes. ¿Quién es Lolita? ¿De qué juega? ¿Por qué es un ícono cuya popularidad supera ampliamente a la de los cantantes robots? Y lo más importante: ¿a qué intereses responde? A estos enigmas le dedica casi todo el tomo la guionista Delphine Rieu y la verdad es que todo tiene bastante más sustancia de la que podría parecer a simple vista.
También está bastante trabajado el tema de esta sociedad distópica, con mucho énfasis en la vida de los pobre tipos y minas que, infectados con el extraño virus marabú, se ven marginados del resto de los habitantes y forzados a (sobre) vivir en zonas especiales, donde no sobra absolutamente nada. A través del personaje de Medhi, quien seguramente se va a convertir en protagonista del siguiente tramo, Rieu nos mete a fondo en este ghetto y logra escenas que –además de aportar intriga a la trama- nos dejan pensando y nos conmueven.
La narrativa de Lolita H.R. tiene poco que ver con la del manga, sobre todo porque pasan muchas más cosas que en el tankoubon promedio. Son 176 páginas de historieta en las que pasa lo que normalmente sucedería en... dos tomos de una típica serie de álbumes franceses, de 48 ó 56 páginas llenas de viñetas microscópicas. Hay mucha acción, muchas escenas tranqui, largas secuencias que la guionista usa para establecer el universo en el que sucede la historia, bastante desarrollo para los personajes que componen el entorno de Lolita (principalmente Iris y Ethan) y bastantes pistas acerca de quiénes son los villanos y cuál es su plan.
Todo esto representa un gigantesco desafío para Javier Rodríguez, aquel gran dibujante que en los ´90 contara la historia de Love Gun, una historia también ambientada en el futuro, con una minita como protagonista y repleta de acción, comedia y machaca. Después de eso, Rodríguez se dedicó a asistir o a colorear a sus amigos que estaban a full laburando para EEUU (Germán García, Javier Pulido, Marcos Martín) y medio que desapareció del mapa. Con Lolita HR lo redescubrimos afiladísimo, mucho más sólido que en los ´90, con un gran manejo de climas, escenarios, planos muy variados, rostros muy expresivos y un trabajo monumental con las tramas mecánicas. Te guste o no el manga, acá vas a vibrar de la mano de un dibujante de gran plasticidad, gran sutileza y gran sintonía con lo que le pide la guionista.
En suma, un muy buen primer tomo para esta serie, cuyo devenir resulta ágil, dinámico y muy ganchero, a pesar de la gran complejidad que –felizmente- muestra la trama. Tengo por ahí el Vol.2 para entrarle pronto.
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Published on March 22, 2012 17:45

March 21, 2012

21/ 03: UNKNOWN SOLDIER Vol.4

Ulllltimo tomo de esta gran serie de Vertigo que tuvo la mala suerte de no enganchar a un número razonable de lectores, y terminó cancelada tras apenas 25 episodios. Menos mal que está toda reeditada en libros y que cualquiera puede acceder a ella, por más tarde que se entere de su existencia.
¿Te acordás, allá por los albores del blog, de ese manga llamado Relatos de un Carbonero, que te tiraba toneladas de data sobre el carbón bincho? Bueno, acá Joshua Dysart hace algo parecido, pero con el rifle Avtomat Kalashnikov. El primer episodio del tomo (dibujado como los dioses por el maestro Rick Veitch) se centra en esta popular arma de fuego y nos cuenta su historia, sus pros y sus contras, y hasta por qué es el artefacto que más muertes causa día a día sobre la faz del planeta. Sin dudas, un documento estremecedor y valiosísimo, que trasciende ampliamente los méritos de ser –además- una gran historieta.
Pero lo grosso del tomo es el arco final, el cierre de esta violenta y descarnada anti-epopeya, para la cual Dysart se reúne con el infalible italiano Alberto Ponticelli. Acá pasa todo lo que alguna vez quisiste que pasara: Te enterás de dónde salió Moses Lwanga, cómo se convirtió en la máquina de matar cubierta de vendas, y además se explica perfectamente la relación con el Unknown Soldier anterior, el de aquella famosa miniserie de Garth Ennis de mediados de los ´90. Los dos primeros episodios de esta saga se ocupan mucho de estas revelaciones y de empezar a cerrar las historias de los dos personajes secundarios más importantes: el espía yanki Jack Lee Howl y la doctora Sera Lwanga. Dysart no desaprovecha la ocasión para agregarles onda y complejidad a ambos, en episodios tan humanos, tan redonditos que... no muere nadie! Posta! Hay casi 45 páginas corridas en las que no tenemos chicos, ni adultos, ni siquiera animales cagados a tiros o a cuchillazos!
Por supuesto, la violencia recuperará territorio en el tramo final, cuando el Soldier decida ir de una vez por todas por uno de los grandes responsables de los padeceres de Uganda, el jodido Joseph Kony, líder del Ejército de Resistencia del Señor. Pará: yo también pensé lo que estás pensando vos.... No me digas que un comic que se jacta de ser complejo, realista, testimonial, de exponer desde varios puntos de vista un conflicto profundo, de difícil resolución, va a caer en la pelotudez de dirimir todo con una lucha entre "el bueno" y "el malo"... Y no, quedate tranquilo, que es un amague, nomás. La guerra unipersonal (aunque no por eso menos encarnizada) del Soldier contra estos genocidas es crucial y tiene su efecto, pero tampoco alcanza para cambiar la historia de un país. Al final, todo va a seguir el curso que conoce cualquiera que lea los diarios (no es mi caso, no les creo nada) y el implacable Soldado Desconocido va a terminar... de una manera muy lógica y bastante impredecible, que obviamente no voy a revelar.
A la hora de dibujar este último arco, Ponticelli sigue tan afilado como siempre. No lo incomodan todas esas páginas en las que no hay tiros, ni piñas, ni explosiones, para nada. Ahí también se luce. Sus flashbacks a las hazañas bélicas del viejo Unknown Soldier son tremendamente impactantes y lo que hace en la secuencia final (en realidad, las 10 ó 12 páginas anteriores al epílogo) supera en belleza y en intensidad a todo lo que había hecho en los tomos anteriores, que ya era muy, muy notable.
Magnífico cierre para una colección que será eternamente recordada (aunque sea por un puñadito de hardcore fans) por su valentía, su originalidad, su intransigencia y –sobre todo- por su infrecuente calidad artística. El día que me logre lucir en alguna conversación bajando línea sobre Uganda, los acholi y el Ejército de Resistencia del Señor, voy a acumular más motivos para estarle agradecido a Joshua Dysart por su inolvidable Unknown Soldier. Por ahora, los motivos son estos... y son muchos.
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Published on March 21, 2012 11:29

March 20, 2012

20/ 03: LITTLE NOTHINGS Vol.4

Acá estoy de nuevo, fiel al maestro Lewis Trondheim y su cátedra de Historieta Autobiográfica. Ya pasamos por acá hace un poco más de dos años, cuando comentamos el Vol.3, y la verdad es que todo lo dicho acerca de aquel tomo se aplica también a este, sobre todo a nivel dibujo. Tanto es así que no voy a hablar de la faz gráfica de este tomo.
Pero en cuanto a las mini-historias que narra Trondheim (y que le sucedieron en la vida real durante 2009) hay varias cosas para destacar. En primer lugar, el garrón que se come en República Checa, cuando le detectan unos pólipos en las fosas nasales. "La saga de los pólipos" termina con una intervención quirúrgica, nos muestra a un Trondheim preocupado -por primera vez- por un problema de salud, y tiene un remate brillante en una ilustración con la que cierra el libro.
Lo otro muy destacable de este tomo es que además de viajar a la República Checa, New York, Las Vegas, San Francisco, Montreal, Alemania, Madrid, Angouleme, Córcega y la isla de Mayotte (colonia francesa cerca de las costas de Mozambique), el ídolo visita Buenos Aires, Ushuaia y el glaciar Perito Moreno. Me encantaría decir que las secuencias ambientadas en Argentina son las mejores del tomo, pero la verdad que no... Tiene un par de chistes muy buenos, dibuja unos paisajes alucinantes, pero no mucho más. No sé si no la vivió, o si eligió no reflejarla en las historietas, pero "la argentinidad al palo" brilla por su ausencia.
En realidad, Trondheim mira todo con los mismos ojos de alienígena, de tipo que se acaba de bajar del plato volador, lo cual es un recurso siempre efectivo a la hora del humor. Igual algo más vio en Argentina, ya que –como cuenta en una historieta- llega a evaluar la posibilidad de vivir con su esposa parte del año en Francia y parte del año en Buenos Aires. Al final, se termina asustando por el tema del agujero de ozono y las probabilidades de contraer cáncer de piel. Pero dice la gente que lo recibió en Buenos Aires (yo no tuve la suerte de cruzármelo, lo vi una sóla vez y en San Diego) que hasta llegó a ver departamentos en nuestra ciudad para comprar y fijar domicilio.
Además de todo esto, hay un gag recurrente al que Trondheim vuelve varias veces, al que podríamos llamar "la valija eternamente incompleta": el tipo está preparando su valija y se jacta de lo bien organizado que está y de cómo esta vez no se olvida de guardar nada de lo que va a necesitar en el viaje. Y después te enterás qué se olvidó esta vez. Si viajás mucho (como me pasó a mí durante parte de 2010 y todo 2011) te vas a sentir muy identificado. A todo esto, entre la operación y todos esos viajes, ¿de dónde saca tiempo esta bestia para dibujar sus historietas? En todo el tomo aparece frente a su tablero en... tres páginas! Si no fuera porque cuando se encuentra con otros dibujantes hablan de pinceles, lápices o historietas, uno podría creer que Trondheim es odontólogo, escribano, o vendedor de seguros. La respuesta es: ya dedicó una obra entera (Mis Circunstancias) a contarnos su vida y su rutina como dibujante y, por suerte, tiene otras cosas más divertidas para contar. Entonces está bien que pase por alto su labor frente al tablero de dibujo.
De nuevo, la enfática recomendación para esta serie (de la cual este es el primer tomo que le hace el aguante al fundamental Vol.1), para los fans de la historieta autobiográfica, o del cada vez más inmenso Trondheim, o del humor costumbrista, repleto de ironías, reflexiones y observaciones de enorme lucidez.
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Published on March 20, 2012 16:28

March 19, 2012

19/ 03: CUESTION DE GENERO

Otra vez me siento a pensar en voz alta y esta vez el tema es la relación entre las mujeres y la historieta. ¿Qué onda? La mitología dice que son dos cosas bastante incompatibles, como ser fan de los derechos humanos y votar al PRO. Pero, ¿es tan así?
Hay una primera distinción y es entre la lectura de comics y la militancia comiquera. Lógicamente, todos conocemos muchas más mujeres que leen comics que militantes comiqueras, de esas que van a las charlas de los historietistas, escriben en los foros, recorren infinitas comiquerías en busca de las revistas (o libros) que les faltan, compran religiosamente la Comiqueando, etc. En lo visible (el ámbito comiquero), hay pocas minas. En lo invisible (la intimidad de cada lector, puertas adentro de su casa), hay bastantes más.
La segunda distinción es una especie de ranking. En todo el mundo, hay muchísimas chicas que leen manga. En Argentina, hasta el shonen tiene mucho público femenino. Yo sospecho que es porque acá no se edita yaoi y los shojos que se editan son desgarradores, pero bueno, son sospechas, nomás. Lo cierto es que el del manga es un sub-palo donde el olor a huevo se siente un poco menos.
Después viene la historieta argentina. De la genialidad de Mafalda a los bofes infumables de la Intervalo, la historieta argentina tuvo, tradicionalmente, una interesante cantidad de lectoras. Hoy lo vemos con Macanudo, por ejemplo, y por supuesto en la historieta infantil, donde la barrera de géneros casi no se nota.
El tercer puesto sería para el comic yanki alternativo. Daniel Clowes, Chris Ware, Craig Thompson, los hermanos Hernández, en menor medida Crumb y Bagge, también tienen su hinchada. Y por supuesto las autoras como Alison Bechdel, Jessica Abel o Julie Doucet, aunque claro, acá ya no estamos hablando de la cajera del supermercado, sino de minitas con un perfil más intelectual, o incluso más freak.
Cuarto puesto para Vertigo, o para cualquier cosa donde meta mano Neil Gaiman, que es otro autor fetiche entre las mujeres. Por supuesto, es más fácil que se copen con Sandman que con Preacher Scalped o Transmetropolitan, pero Vertigo tiene muchas series donde las lectoras pueden sentirse identificadas. Dale Fables o Y, The Last Man a tu chica, a ver qué onda.
Quinto puesto para el comic europeo. En Francia supongo que habrá muchas, pero en Argentina no hay casi fanáticas de Moebius, Pratt, Trondheim, Bernet, Bilal, Marini o Meziéres. Ni siquiera de Astérix, Spirou o Tintin. No pretendo que se hagan fans de Manara, pero es raro que no se enganchen con autores como Paco Roca o Frederik Peeters, por poner apenas dos ejemplos.
Y sexto lugar para el mainstream yanki, o sea, superhéroes y afines. Acá la llegada de las chicas fue tardía y se está dando, pero de a poquito. Por ahora, es difícil enganchar lectoras mujeres en estos festivales de la machaca y la testosterona. Tiene que ver con los contenidos, supongo yo, con cómo están planteados los conflictos, cómo están gráficamente representados hombres y mujeres, cómo tratan los guionistas a estas últimas y con un detalle no menor que es el del elemento fantástico.
Hay excepciones, por supuesto, pero en general, a las mujeres no las ceba mucho lo fantástico. Les tira más lo real, lo verosímil. Entre Persépolis y el Incal, se quedan de una con Persépolis. Les gusta más V for Vendetta que Watchmen, porque "es más realista". Se emocionan más con la autobiografía o el costumbrismo que con la épica y la grandilocuencia. En realidad, les gusta lo mismo que a nosotros: las historias originales, bien narradas, con conflictos humanos atractivos. Pero miran demasiado la cáscara. Si el conflicto humano atractivo tiene como protagonistas a 25 chicos y chicas del Siglo XXXI con superpoderes, cuerpos perfectos y trajes alucinantes y estridentes pensados para resaltar la perfección de esos cuerpos, ya es más difícil que se enganchen.
Enseguida van a saltar las chicas a contarme que leen a Tolkien, a Rowling o a Lovecraft y que se copan con un montón de obras de géneros fantásticos. Welcome to Freakville. Las chicas que leen este blog están (como dice mi amigo sociólogo) fuera de la media, son casos muy aislados y –lamentablemente- poco representativos. Igual me interesa escucharlas, obvio.
En un próximo post, algunas ideas acerca de qué hacer para que más cromosomas XX pueblen el universo comiquero.
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Published on March 19, 2012 11:11

March 18, 2012

18/ 03: STRANGE TALES Vol.2

Felizmente, cada tanto Marvel se acuerda de que, además de facturar fortunas con los crossovers y las sagas grandilocuentes, hay que hacerle –aunque sea un ratito- algún mimo al lector que no entra en la drogadicción demente de los 16 números anuales de Avengers o sus infinitos spin-offs. La fórmula ya demostró que funciona: traés grossos autores del palo indie, tipos con otra estética, otra mirada sobre los héroes y villanos de Marvel, y los dejás hacer lo que se les cante. Bueno, tampoco lo que se les cante... Digamos que, mientras no haya garches, el resto está casi todo permitido.
Abrimos con ocho maravillosas páginas del genio brazuca Rafael Grampá. El guión no es "oooohhh!", pero el dibujo te devasta las retinas. El infaltable Gene Luen Yang hace un hermoso aporte con una historia protagonizada por... el hijo de Leapfrog! Más tercerón, imposible. La primera pifia llega con Frank Santoro y una historia del Silver Surfer que no va a ningún lado y encima está mal dibujada.
Kate Beaton aporta varias historietas a la antología: la mejor dibujada es la de Kraven y Spider-Man y la más graciosa, la de Rogue. Atenti a esta chica, que tiene un estilo muy interesante. Otra chica en ascenso, la canadiense Jillian Tamaki, lima con una historieta de Dazzler que no termina de cerrar. Shannon Wheeler (autor de Too Much Coffee Man) la rompe con una del Red Skull, repleta de ironía. A Kevin Huizenga se le ocurre una buena idea que por ahí funcionaba mejor en dos páginas (no en cuatro) y el maestro Jeff Lemire experimenta con el color en una breve pero intensa historia de Man-Thing. Lo de Dash Shaw, pobre, no tiene pies ni cabeza. Posta, si no tenía ganas de dibujar, hubiera dicho "paso" y nos ahorrábamos un disgusto. Otro de los que estuvo en el Vol.1, el glorioso Jhonen Vasquez, se despacha con una de Wolverine, muy bien dibujada pero no tan graciosa como la del tomo anterior.
Beto Hernández nos obsequia seis deliciosas páginas de Iron Man, muy bien coloreadas por Jim Campbell. Y su hermano Jaime aporta una de las mejores historietas del tomo, la del Space Phantom pajero en la playa de las superheroínas. Jeffrey Brown se mete con los X-Men en una historia apenas graciosa, y luego un extraño pero interesante australiano llamado Sheldon Vella reversiona por completo a Ghost Rider. Linda la de Spider-Man de Paul Maybury (otro que no conocía y me gustó), aburrida la de Colossus de Paul Hornschemeier. Alucinante la de Thor del maestro Tony Millionaire y bastante fea la de Wolverine de David Heatley.
Hay mucho más, pero se me acaba el espacio: quiero destacar a Farel Darlymple (que rara vez falla) con su historia de Spidey y el Silver Surfer, la grotesca bizarreada de Jon Vermilyea y la muy amena aventura de Thor de Terry Moore (Strangers in Paradise). También están Dean Haspiel, Ty Templeton, el legendario Harvey Pekar (en la última historieta antes de su muerte), Alex Robinson (Box Office Poison), el alucinante brazuca Eduardo Medeiros (cada día mejor) y otro pibe al que no conocía, Toby Cypress, un excelente dibujante que deja ver la sana influencia del inimitable Kyle Baker.
Pero el que realmente me voló la peluca, el que hizo que mi mandíbula impactara varias veces contra el piso, el que me obligó a cerrar el libro y dedicarme a otra cosa varias horas para dejar en claro que había un antes y un después de su historieta, fue James Stokoe, la bessstia asesina de Orc Stain, que acá dibuja unos skrulls brillantes, un Silver Surfer magnífico y el mejor Galactus que vi en mi puta vida. Posta, me hizo olvidar al de Moebius. No te digo que esas cuatro páginas valen lo que te pidan por el libro, pero sin duda la pongo allá arriba, entre lo MUY indispensable.
Y bueno, mientras ninguno de los próceres del indie sienta que está traicionando sus convicciones por publicar cuatro o seis paginitas bajo el logo de Marvel, este extraño y atractivo crossover entre dos formas distintas de pensar la historieta pueden llegar a convertirse en una sana costumbre, en un oasis, en un punto de encuentro, o de reconciliación, entre los personajes más taquilleros del mainstream y los autores que normalmente no se ponen ni mamados la camiseta de lo que el Comics Journal denominó acertadamente "corporate comics". Ojalá pronto haya más Strange Tales.
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Published on March 18, 2012 17:41

March 17, 2012

17/ 03: LA INVENCION DE LA SALCHICHA AL CURRY

Ooootra vez una con nazis... Creo que ya hubo más historietas con nazis reseñadas en este blog que soldados en las tropas del Tercer Reich. Es increíble, realmente, cómo europeos, yankis, japoneses y hasta sudamericanos vuelven una y otra vez sobre el tema de la Segunda Guerra Mundial, las tropelías imperiales y genocidas de Hitler y demás. Esta historieta (que en realidad es una adaptación de una novela de Uwe Timm) por lo menos no cae en el lugar común de relatarnos las hazañas bélicas de los aliados o denunciar las atrocidades perpetradas por el Führer y sus traviesos muchachos. Pero eso no es lo único que la hace interesante.
La historia está narrada en primera persona por un curioso muchacho (tal vez el propio Uwe Timm) que, como se nota que está bastante al pedo, se dedica a comprobar si realmente Lena Brücker, a quien conoció en su Hamburgo natal, fue la inventora de la salchicha al curry. A lo largo de los años, el protagonista vuelve varias veces a Hamburgo, a recavar información y sobre todo a conversar con la señora Brücker, cuya historia le resulta fascinante. Timm nos cuenta lo mínimo indispensable acerca de este muchacho (sobre el final ya un señor grande) y al hacerlo deriva el verdadero protagonismo en el personaje de Lena Brücker, que está mucho más trabajado y mucho más pensado para despertar la empatía del lector.
A lo largo de las charlas, la señora Brücker revela el origen de la salchicha al curry, un evento decididamente menor, aunque muy bien integrado a un contexto mayor (y más interesante) como es el de la reconstrucción de Hamburgo, una ciudad en la que la caída del Tercer Reich se vive con particular dramatismo, ya que fue asolada por bombardeos y prácticamente devastada por las fuerzas aliadas. Terminado el conflicto, habrá que convertir esas ruinas en una ciudad de verdad y volverla a poner en marcha, ahora sin un montón de hombres que fueron al frente y no volvieron.
Como complemento, hay una historia de amor que protagoniza la señora Brücker con un joven soldado alemán que deserta de las filas del ejército de Hitler poco antes de la muerte de este último, cuando Alemania está siendo sopapeada por tierra, mar y aire. Lena y Bremer pasan juntos ese crucial Abril de 1945, y la verdad que ese tramo de la novela (el principio) es muy atractivo, pero conecta poco con el tema de la salchicha al curry. Este es el tramo donde Timm se acuerda de hablar un poquito de los nazis y de cómo trataban ya no a "las razas inferiores", sino a su propia gente.
La transformación de esta novela en una novela gráfica es responsabilidad de la alemana Isabel Kreitz, hasta ahora bastante desconocida fuera de su país. Kreitz trabaja con una narrativa muy clásica: todas las páginas están divididas en cuatro tiras de viñetas excepto una, que tiene una viñeta grande que ocupa media página. Las transiciones de tiempo y lugar son muchas, pero todas se entienden perfectamente. La historieta prácticamente no tiene acción (lo más parecido es un bombardeo sobre Hamburgo visto desde la gente en las calles) y se basa muchísimo en los diálogos a puertas cerradas. Para que eso no se haga un embole, Kreitz recurre a una amplia variedad de enfoques, con alguna que otra angulación un poquito más arriesgada, pero siempre muy prolija. En cuanto al estilo gráfico, visto de lejos La Invención... podría parecer un comic de Horacio Altuna, por algunos truquitos de composición y por cómo está usado el claroscuro. Pero cuando las mirás más en detalle, las viñetas de Isabel Kreitz te remiten enseguida a una mezcla bizarra pero efectiva entre Guy Davis y Nacho Noé. El plumín, que cobra mucho protagonismo porque a Kreitz le encantan los detalles en rostros, ropas y fondos, es re-Guy Davis y las expresiones faciales (que también tienen mucho peso porque –repito- el comic está muy jugado a los diálogos) son re-Noé.
Amor y morfi, nostalgia y coraje, mezclados en una novela donde se encuentran la Historia grossa, la de los libros y los documentales, con la historia chiquita, la de una mina apasionada, ingeniosa, incansable y valiente, capaz de gritarle en la cara a un milico "¡Todos los que llevan uniforme son unos cerdos!" y de alegarle la vida al barrio con sus salchichas al curry. No es una joya definitiva, pero recontra-vale la pena.
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Published on March 17, 2012 12:40

March 16, 2012

16/ 03: MADAME XANADU Vol.3

Mirámelo a Matt Wagner, qué vanguardista... Para este tomo abandona la ambientación que maneja de taquito (la New York de fines de los años ´30) y nos sitúa en 1957, ese fascinante período de la historia yanki, en el que el Sueño Americano estuvo a punto de hacerse realidad, de no haber sido por... un montón de contradicciones que estaban latentes, barridas abajo de la alfombra y que iban a hacer eclosión después de la muerte de JFK. La trama en sí se nutre de este contexto histórico un poquito menos de lo que debería, pero los detalles (que suelen enriquecer bastante a las tramas mayores) están y están muy bien puestos.
Como en el tomo anterior, Wagner elige narrar en paralelo una segunda historia, esta vez intercalada en el medio del tomo a modo de un extenso flashback, ambientado a lo largo de los años de juventud de Nimue (que así se llama Madame Xanadu) y su hermana Morgaine Le Fey, la villana de este arco. La mocedad de las chicas coincide con la llegada del homo magi a Europa, las conquistas del Imperio Romano y la época en la que las criaturas mágicas y los hombres coexistieron armónicamente, una época marcada por el legendario hechicero Merlín y el no menos legendario Rey Arturo. El flashback no sólo hace más sustancioso el pasado de las protagonistas al mostrarnos cómo la hoy irredimible, perversa y corrupta Morgana empezó su tránsito por la senda del mal ante la impotencia y la frustración de Nimue. Además provee muy buenas secuencias con tonalidades muy variadas: guerras, travesuras infantiles, masacres sanguinarias, sexo y debates profundos entre las chicas acerca de cómo usar sus fantásticos dones en un mundo donde el lugar de la magia está puesto en crisis.
Ya te recontra-spoilié quién es la responsable del bolonki que Madame Xanadu debe confrontar en 1957. Lo que no te dije es cómo le gana, y mucho menos gracias a la ayuda de quién. El co-protagonista de la historia que transcurre en los ´50 es el taciturno detective John Jones, un extraño policía que se hace invisible, levita, lanza rayos ópticos y se caga en las patas cuando algo se prende fuego. Wagner no lo nombra nunca con su alias más conocido, ni con su nombre original, así que yo tampoco lo voy a hacer, pero bueno, ya están todas las pistas para que el que entiende de qué estamos hablando saque sus conclusiones. Hoy, apenas dos años después del momento en que se publicaron estos comics, eso que hizo Wagner no se podría hacer en ningún comic de Vertigo, ya que estos no conservan ni el más tenue lazo con la continuidad (vieja, nueva, cualquiera) del Universo DC.
En cuanto al dibujo, en los flashbacks al pasado tenemos a Joëlle Jones, la muy competente dibujante de Token, una gran novelita gráfica que DC editó en su malogrado sello Minx. Y en el resto del tomo tenemos de regreso a Amy Reeder, la principiante que dejó al mundo boquiabierto con su labor en el primer tomo. Acá vemos a Reeder experimentar mucho más con la narrativa, pero sin repetir los truquitos clásicos de Matt Wagner. También la vemos optar por una estética más realista, más cercana a la del típico comic americano y no tan cercana a la de ciertos mangakas cuyas influencias se notaban más en el primer tomo. El guión, si bien no salta por 1000 años de historia como en el Vol.1, es muy, muy exigente para con quien tiene la tarea de ilustrarlo y Reeder sale más que airosa del desafío. En las portadas la vemos hacer gala de un dibujo sofisticado, glamoroso, rico en detalles preciosistas, pero adentro Reeder se pone el overol y se mata en cada escena para lograr imágenes fuertes, impactantes, coherentes con el misterio truculento y la acción furibunda que propone el guión.
En resumen, un muy buen arco argumental, bellamente ilustrado, para una serie que no termino de entender cómo no duró mucho más de lo que duró. Me queda por leer el cuarto y último tomo, que será reseñado a la brevedad.
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Published on March 16, 2012 19:11

March 15, 2012

15/ 03: LA PAREJITA Vol.3

El día que se inventó la pareja monogámica (heterosexual o no, es lo mismo), el Infierno abrió una sucursal en cada hogar. No hace falta tener la mala leche ni el talento que tiene Manel Fontdevila para mofarse durante décadas enteras de los pobres pibes (y minas) que conviven con sus parejas. Sobre este tema se ha escrito mucho: desde los mejores poetas de nuestra lengua (con Joaquín Sabina a la cabeza) hasta stand-up comedians con menos gracia que un desalojo, todos le han dedicado su párrafo a los sinsabores de la pareja monogámica que convive bajo un mismo techo, comiéndose garrones uno atrás del otro, sin parar, como si fueran papafritas Lays. Los platos sucios, la bolsa de residuos eternamente instalada en el palier, la peli de Julia Roberts que está a la misma hora que la final de la Champions League, el cumpleaños de la Tía Pocha en Rafael Calzada, la birrita con los amigos que se estiró hasta las tres de la matina, la factura impaga del gas, la factura genocida del teléfono... y eso siempre y cuando no haya hijos de por medio. Con hijos todo esto se potencia hasta el infinito y más allá.
Supongamos que se compruebe científicamente la existencia del amor (cosa bastante improbable): ¿alcanza para justificar semejantes tormentos? ¿Da para elegir día a día quedarse ahí, resistiendo, comiéndose una vez más y ad infinitum los mismos garrones que ayer y anteayer y la semana pasada? Yo soy de los que creen que, si sentís cosas copadas por una persona, no podés ser tan hijo de puta de pedirle que conviva con vos. ¿Y Fontdevila? No estoy tan seguro... No sé si entre tanta sátira despiadada no se le escapa un dejo de ternura. Por ahí, con tantos años de escribir y dibujar las desventuras conyugales de Emilia y Mauricio, se ablandó y terminó por dejarse conmover ante tanto remar de atrás para que la cosa se haga soportable.
Y eso que acá llevaba apenas 200 planchas de su historieta semanal. Me imagino que ahora (con Emilia y Mauricio ya padres) ya les tendrá la suficiente lástima como para tratarlos mejor. Acá, más allá de ese tenue haz de ternura, Fontdevila está muy afilado, dispuesto a no dejar pasar una sóla situación potencialmente graciosa para reirse de estos pobres pibes y de la sociedad chota e injusta en la que les toca vivir. El tema del capitalismo salvaje y la forma en que deforma y pervierte los valores básicos del ser humano también se cuela a menudo en la tira y contamina (o en realidad, termina de explicar) a la comedia costumbrista. El gran Manel (la bestia mide más de dos metros y debe pesar cerca de 130 kilos) demuestra ser un especialista en ambas lides, la de la sátira social y la de la comedia. Para descollar en esta última, combina perfectamente los dos elementos fundamentales: constante renovación de las situaciones y minuciosa (y excelente) construcción de los personajes. Y a diferencia de las grandes sitcoms yankis, se zarpa a full a la hora de incorporar la temática sexual al oprobioso panorama de la vida en pareja de los protagonistas.
A nivel gráfico, Fontdevila es el más consumado heredero de lo que se conoce como la Escuela Bruguera. Por supuesto, está claro que leyó otras cosas (Yves Chaland, Peter Bagge, Albert Uderzo), pero no necesita homenajear intencionalmente a las historietas de Ibáñez, Vázquez o Escobar (cosa que hace como los dioses en la entrega 173 de la serie) para demostrar que es su mejor alumno y su más legítimo hijo bastardo. Y eso sin hablar de su trabajo con el color, que es realmente maravilloso, casi siempre muy sutil y cada tanto (cuando el guión lo requiere) absolutamente estridente y brutal.
Injustamente desconocida en Argentina, La Parejita es una de las mejores comedias costumbristas de la historia del comic, un feliz antídoto contra los tumores malignos que te salen en el alma cuando compartís casa con la persona con la que alguna vez te emocionó compartir cama.
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Published on March 15, 2012 12:38

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Andrés Accorsi
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