Andrés Accorsi's Blog, page 130

February 9, 2015

09/ 02: SALAMANCA: PROEZAS DEL RASTREADOR

Ultimo de los tres libritos que editó Salamanca a mediados del año pasado, y de nuevo, tengo que cuestionar la decisión de armar un libro de 68 páginas con sólo 48 páginas de historieta. Para la próxima, mi consejo es publicar un sólo libro, más voluminoso, con todas las historietas juntas y la menor cantidad posible de páginas dedicadas a carátulas, biografías, índice de historias, etc.
En cuanto a las historietas, este libro ofrece tres relatos protagonizados por Ceferino Robles, el Rastreador, ambientados a mediados del Siglo XIX, en una Argentina todavía semi-salvaje, repleta de confines a los que la civilización había llegado muy hasta por ahí nomás. Valentín Lerena elige hacer con el Rastreador algo que no hace con el Malevo que es introducir elementos fantásticos, por lo menos en la primera de las tres historias. Y no queda mal, es una buena forma de ampliar el espectro de lo que se puede contar con este personaje que, a priori, pareciera el menos atractivo de los tres.
A diferencia de los dos tomos anteriores, Proezas del Rastreador no tiene una historieta excelente, un guión de esos que decías “la puta que lo parió, qué bien escrito que está esto”. Las tres historias tienen sus méritos, pero ninguna roza la genialidad. La primera es intensa, tiene bastante sorpresa, pero está planteada en términos muy maniqueos y desde la segunda página sabés quién va a ser el verdadero villano. Como decía recién, el elemento fantástico está muy bien integrado a la trama. La segunda (la más breve, con 12 páginas) es ingeniosa y maneja buenos recursos para narrar un mismo hecho desde distintas perspectivas. Quizás sea la mejor de las tres.
Y la tercera es muy predecible, aborda un tema que ya dio origen a demasiadas historietas: la minita que rechaza al poderoso para irse con el tipo copado y termina asesinada por el poderoso, que además de poderoso (y cornudo) es muy garca. Hay que dejar de usar ese argumento por lo menos cinco años. Por suerte, Lerena adorna este argumento trillado con un vuelo poético muy interesante y con muchas escenas que propician el lucimiento del dibujante para que no se haga aburrida, aunque –si leíste bastantes historietas de Skorpio o Columba- en todo momento sabés lo que va a pasar.
Por suerte Roberto Fontana aprovecha esas oportunidades de lucimiento y urde unos climas muy atractivos, con ese estilo expresionista que coquetea con el realismo académico para luego traicionarlo sistemáticamente. Me encantaría analizar estas historietas cuadro por cuadro con Fontana, para que él mismo me blanquee cuando y por qué decide romper con la estética realista y mandarse esas anatomías raras, esas cabezas más grotescas, casi sin cuellos, que contrastan con algunas imágenes (de animales, de edificios, pero también de personas) que se ajustan mucho y muy bien al dibujo académico. Lo más interesante, me parece, está en el entintado, en las técnicas que despliega Fontana a la hora de equilibrar blancos y negros en la página. Ahí es donde más se luce, por lo menos para mi gusto.
En el contexto de la historieta argentina actual, lo que vienen haciendo Lerena y Fontana con estos personajes es bastante extraño. Sin embargo, no es tan distinto a lo que fuera mainstream hace 40 años. Que hoy Salamanca sea un proyecto autogestivo y chiquito, y que sus autores casi seguro vivan de otra cosa y generen estas historietas en los ratos libres, es un testimonio más que elocuente de lo mucho que cambiaron el mercado, la industria y el público de los ´70 para acá. Y de lo amplio, inclusivo y diverso que es el panorama actual, donde evidentemente hay cabida para historietas como estas, que comparadas con lo que se suele ver en la Fierro, la Términus o los blogs más populares, parecen hechas por marcianos exiliados en una luna de Saturno, daltónicos, esquizofrénicos, sodomitas e hinchas de Crucero del Norte.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 09, 2015 17:25

February 8, 2015

08/ 02: EX MACHINA Vol.10

Final para esta atípica serie de Brian Vaughan y Tony Harris que brilló a pleno en la segunda mitad de la década pasada.
En este último tomo, pasa lo que esperabas que pasara desde que empezó la serie: New York se ve amenazada por algo tan heavy, que Mitchell Hundred se tiene que cagar en todas las reglas y volver a vestir el traje y el jetpack de Great Machine para salir a la calle y luchar contra… eso. Ya no alcanza con usar su poder de controlar a las máquinas con comandos orales. Acá hay que repartir machaca y usar esas armas locas con las que experimentó durante años con ayuda de su viejo mentor, Kremlin. Y además, bancarse las consecuencias, porque estaba muy claro que mientras ocupara el cargo de intendente de NYC, Hundred no podía bajo ningún concepto salir enmasacarado a impartir justicia por la Gran Manzana.
Por supuesto, Vaughan se las ingeniará para que eso, que supuestamente es crucial, no sea lo más importante del tomo. Para este gran final, el guionista se guardó un montón de revelaciones impactantes: el origen de los poderes de Hundred, la transparencia de la elección que ganó en 2004, su futuro político, su relación con Bradbury… son un montón de giros zarpados, en los que finalmente todo queda muy claro y se acaban las suspicacias. También hay escenas importantísimas para Dave Wylie, para la mamá de Mitchell, para January y sobre todo para Suzanne Padilla, que resulta ser la villana más peligrosa de toda la serie.
Me parece que este es el tomo en el que están mejor equilibradas la acción con todo lo demás. Nunca antes Vaughan tuvo excusas tan buenas para mostrar peleas, tiros, persecuciones y muertes truculentas como en esta saga final. Y por supuesto, todo lo demás está perfecto: desde flashbacks a la infancia de Mitchell hasta todo ese extenso epílogo en el que se revela qué hace Hundred cuando se termina su mandato como intendente de New York. A lo largo y a lo ancho del tomo, Vaughan se despacha con otra sobredosis de diálogos formidables, afilados, groseros, cómicos, profundos, con cero ingenuidad a la hora de meterse en temas políticamente jodidos como el aborto y con encomiable ternura a la hora de jugar con temas de la cultura geek como Tierra-1 y Tierra-2.
Supuestamente esta serie iba a tener una secuela llamada Vice en la que Hundred competía por la vicepresidencia de los EEUU como compañero de fórmula de… prefiero no revelarlo, porque es una de las sorpresas grossas del final de Ex Machina. Lo cierto es que eso nunca sucedió y la verdad es que no está mal. Dejémosla ahí, no aclaremos, que oscurece. Máxime cuando Vaughan tendría que haber empezado a escribir Vice en 2011, sabiendo perfectamente quién había ganado las elecciones presidenciales de 2008. Me parece que, como primera aproximación al tema de política + superhéroes, Ex Machina funciona muy bien así, es redonda, es completa, casi no deja tema sin tocar. Si más adelante Vaughan quiere volver a explorar el tema, lo ideal sería encarar para otro lado, quizás dejando a los superpoderes afuera de la ecuación, para no forzar esas secuencias de machaca entre escenas mucho más interesantes en las que los personajes juegan al peligroso juego de gobernar.
Por el lado de Tony Harris, casi todo el tomo está dibujado muy por encima de lo que habíamos visto hasta ahora. Quizás porque el tono de la saga ofrece muchas más oportunidades de zarparse hacia el lado oscuro, de limar con imágenes y climas más jodidos, más ominosos, menos ascépticos. O quizás porque el colorista J.D.Mettler quería probar cosas nuevas y lo convenció para que el inglés se fuera un poco más a la mierda. Lo cierto es que en estas páginas hay muchas más viñetas (y hasta secuencias enteras) en las que no se ve la referencia fotográfica, y miles más en las que sí se ve, pero el tratamiento de la iluminación y el color hace que no sea tan obvia, que no se parezca tanto a una fotonovela. Y dicho todo esto, hay una página en el cuarto episodio en el que las fotos se notan mucho más que en todo el resto de la obra. Son cuatro viñetas en las que parece que Harris se hubiera olvidado de retocar las imágenes que capturó con su cámara (o con el Flickr) y están ahí, groseramente puestas en el medio de un comic, apenas reventadas en el Photoshop, con el color y los globos de diálogo, pero sin la más mínima huella del estilo de Harris. Un bochorno que ojalá se corrija en las nuevas recopilaciones (más lujosas) de Ex Machina.
Y no hay más. No sé en qué anda Harris y Vaughan está a full en Image, con Saga y alguna cosita más. Quizás para la segunda mitad del año, cuando se anuncie la renovación total de la línea Vertigo, los muchachos nos den una sorpresa. Por ahora, queda esto: 10 tomos de excelente lectura, con ideas nuevas y con un personaje que rápidamente se convirtió en ídolo, aunque se haya dedicado a la política. No es fácil, pero Hundred lo hizo. Lo seguimos y no nos defraudó.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 08, 2015 08:36

February 6, 2015

06/ 02: HOY NO HAY NADA

Veníamos bárbaro, con textos nuevos y sin un sólo faltazo todos los días desde el 9 de Diciembre, pero hoy se complicó. No tuve tiempo de leer absolutamente nada y no me da la cabeza para repasar algo que leí hace mil años y despachar rapidito una reseña medio así nomás.
Mañana está la feria Rocketbooks, como siempre en Leopoldo Marechal y Ferrari, al toque de Parque Centenario. Voy a estar con una mesa power, vendiendo papa fina a precios cuidados a partir de las 14 hs, así que voy a volver baqueteado, con más ganas de dormir que de leer comics. Por eso no prometo nada tampoco para mañana. Si entrás al blog y no hay un texto nuevo (ni siquiera un chamuyo como el de hoy), no te asustes. Para el domingo sí, seguro vamos a tener una nueva reseña, ya en la recta final rumbo al post número 1800.
Con los que se den una vuelta por la Rocket, nos vemos mañana. El otro finde, el del 14 y 15, más el feriado del 16, voy a estar con stand en el Festipulenta, que se hace una vez más en el Club Cultural Matienzo (Pringles 1249). Y el 22 voy a estar dando una charla abierta en el marco de la Buenos Aires Geek Conference, que se hace en el Espacio Cultural Julián Centeya (Av.San Juan 3255), con entrada libre y gratuita. Todavía no sé el horario, pero seguramente lo voy a publicar en el Facebook de 365. La Rocket no se suspende por nada y los otros dos eventos… están rezando para que Macri y Rodríguez Larreta no se den cuenta de que todavía quedan dos centros culturales abiertos.
¡Gracias por el aguante de todos los días!
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 06, 2015 17:42

February 5, 2015

05/ 02: JOHNNY JUNGLE Vol.1

Ay, ay, ay… Este libro clavó a milímetros de la categoría Historieta Perfecta. ¿Qué le faltó? Nada, le sobró el “Vol.1”. Si la historia terminara acá en lugar de continuar, estaríamos hablando de una obra maestra, de una joya definitiva. Quizás más adelante, cuando consiga el Vol.2 y lo lea, la suba a esa categoría. Por ahora quedó ahí, en el zaguán. Lo cual es un mérito inmenso, porque la verdad es que son 72 páginas de historieta de una calidad impresionante, y que encima al no terminar, dejan abiertas las puertas a otras 72 páginas de la misma calidad, que avancen hacia un final más definitivo, que es lo único que este tomo no tiene. Pero bueno, me queda claro que el guionista Jean-Christophe Deveney tiene varios ases en la manga para jugar en la segunda mitad y no puedo menos que apostarle toneladas de fichas.
Johnny Jungle se propone jugar con el mito de Tarzan, con una pirueta brillante, bien pensada y bien ejecutada: en un momento, la historia del clásico hombre mono creado por Edgar Rice Burroughs se empieza a entrelazar con la de los actores que interpretaron a Tarzan en las películas de los años ´30, especialmente Johnny Weissmüller, Buster Crabbe y Bruce Bennett. De las biografías de estos tarzanes de carne y hueso provienen elementos cruciales en la vida de Johnny Jungle, como el nacimiento en Alemania (Bennett), las medallas olímpicas en natación (Weissmüller y Crabbe) y las dificultades para adaptarse al extraño mundo de Hollywood. El choque de culturas, tan importante en el mito de Tarzan, acá no se produce cuando Lord Greystoke trata de integrarse a la aristocracia inglesa, sino cuando Johnny se ve inmerso en la subcultura superficial y frívola de la era dorada de Hollywood.
Hasta ese momento, la historia se asemeja bastante a la de Tarzan, incluso con la presencia de una Jane convertida en un personaje de enorme complejidad, mucho más atractivo que en la mayoría de las versiones del héroe selvático. O sea que hay un primer tramo más aventurero, con Johnny en la jungla y peleas con animales salvajes; un segundo tramo de transición, en el que Johnny y Jane se conocen y empiezan a ver qué puede ceder cada uno para cimentar una relación que arranca calentita desde el primer día; y un tercer tramo ya más extenso, que nos cuenta las andanzas de Johnny entre los animales bípedos, en un tono que coquetea hábilmente con la comedia y el drama, el romance y la denuncia, y además habilita toneladas de data acerca de cómo se filmaban las películas de Tarzan, de dónde sacaban a los actores, etc.
J.C. Deveney no se propone respetar a muerte el verosímil, pero hay una escenita en la que este se va muy al carajo, que es cuando Johnny se reencuentra con Kinka durante su fiesta de casamiento. Esa escena dispara otras espectaculares, muy tiernas y muy cómicas, pero me hizo un poco de ruido porque –si bien se desliza bastante antes la posibilidad de que Kinka haya viajado a EEUU- todo es demasiada coincidencia.
El dibujo, a cargo de Jerome Jouvray, es sencillamente glorioso. Tiene un estilo en algún punto emparentado al de Joann Sfar y Blutch, pero mucho más prolijo, más redondito, más amistoso, como si cada tanto se colara Morris, o algún otro dibujante más clásico. Para que lo ubiques más rápido, se parece bastante a lo que hacía Pablo Túnica en sus trabajos para la revista Genios. Las páginas están todas armadas en cuatro tiras y rara vez tienen menos de 9 ó 10 viñetas. También hay algunas secuencias “testimoniales”, armadas con la grilla de Watchmen, y a modo de separadores entre capítulo y capítulo, unas ilustraciones majestuosas en las que Jouvray imita el diseño y la estética de los afiches de las películas de Tarzan de los años ´30. De punta a punta del tomo, al dibujo de Jouvray le sobra onda, plasticidad, dinamismo, elegancia, expresividad, ternura… Está todo tan cuidado, que sería genial incluso en blanco y negro. El color lo incorpora Anne-Claire Jouvray, la esposa del dibujante, y tiene escenas en las que aporta un montón y otras en las que se vuelve totalmente prescindible, aunque nunca eclipsa la colosal labor de Jerome.
Este libro se publicó en Argentina casi por accidente, para acompañar la visita a Crack Bang Boom de un autor que finalmente no vino (creo que Deveney). Johnny Jungle llegó a las bateas medio rengo, sin ese impulso que significa tener a uno de los autores promocionándolo en un evento gigante, pero por suerte la venta fue muy buena y además se alzó con el premio a la Mejor Edición Argentina de Historieta Extranjera en la última edición de Comicópolis. Es tan infrecuente que en nuestro país se edite historieta europea (y menos de esta calidad) que hay que ovacionar de pie a la gente de la Editorial Municipal de Rosario y rogarles de rodillas que editen pronto el Vol.2, así zafo de tener que comprarlo en francés… Tengo otro trabajo de J.C. Deveney para reseñar más adelante, acá en el blog.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 05, 2015 15:11

February 4, 2015

04/ 02: GIRL CRAZY

Esta es una obra que Gilbert “Beto” Hernandez terminó en 1996 y dio a conocer en 1997, cuando la serie original de Love & Rockets ya era cosa del pasado y cuando sus fans no nos imaginábamos ni ahí que unos pocos años después podría regresar. El gesto de Beto fue más que elocuente: se pasaba de Fantagraphics a Dark Horse, del formato magazine al comic-book y del drama familiar a la aventura pochoclera, como si quisiera enfatizar de modo contundente que con Girl Crazy empezaba otra historia.
La verdad es que esto es MUY diferente de las historias que Beto nos había presentado en Love & Rockets. Acá hay aventuras, ciencia-ficción, superpoderes y chistes, y las protagonistas son tres chicas de 15 años que –si bien se hacen cargo de que existe una cosa llamada sexualidad- no garchan ni por accidente. Nada que ver con esos dramas suburbanos de gente pobre, repletos de corrupción, corazones rotos y polvos de alta intensidad. Claro que, si miramos por debajo de la superficie, Girl Crazy ofrece bastante más que pochoclo, diversión y minitas con escasa vestimenta. Sobre todo en el último tercio, en las últimas 24 páginas, la historia cobra un espesor dramático muy interesante, con un giro magnífico que tiene que ver con la psiquis de estas tres amiguitas, y con un evento cataclísmico que impondrá un cambio profundo en el extraño mundo que habitan Kitten, Gaby y Maribel. El ritmo de “palo-y-palo” no decae nunca, pero en este tramo final se apagan un poquito las luces de la fiesta y Beto nos ofrece machaca, explosiones, sangre y muertes, en un contexto más maduro, más reflexivo, en el que las consecuencias de lo que sucede son realmente jodidas.
El guión tiene muchísimos hallazgos, desde chistes boludos a escenas de acción tremendas, revelaciones impactantes, roscas impredecibles… Y además tiene ricos condimentos, boludeces que no son centrales para la trama, pero que la hacen más rara, más idiosincrática, más difícil de olvidar (igual yo, que la había leído en el ´97, no me acordaba una goma). Lo más limado es el mundo en el que transcurre la historia, un mundo en el que la IRS (la AFIP de los yankis) tomó el poder y es el organismo rector de la vida (y la muerte) de la gente. Por otro lado, aparecen cuatro locaciones muy extrañas: una ciudad en la que todo está idéntico a como era en los años ´50; un Hollywood destruído, convertido en una especie de jungla urbana con dinosaurios y bichos raros; una ciudad cyberpunk con androides y punks; y una Tijuana futurista, donde todas las chicas tienen pechos enormes y todos se visten como si fuesen miembros de la Legión de Superhéroes. Se nota que Beto se divirtió a lo pavote a la hora de imaginar esos trajes, esas naves, esas armas, esos robots, esos monstruos, todas esas cosas bizarras que tan bien decoran al argumento.
El dibujo también, destila pasión y talento por donde se lo mire. Además de todo ese plus que le puso Beto al diseño de trajes, objetos y locaciones, tenemos seis o siete personajes importantes, todos con unos diseños brillantes, originales, potentes. En las chicas se ve claramente esa obsesión cuasi-enfermiza de Beto por la belleza femenina y un gran cuidado para darle a cada una rasgos físicos muy distintos, que tienen que ver con la personalidad de cada una de ellas. Beto es un pajero jugando al límite: no se puede ir a la mierda con escenas muy hot porque aclara de entrada que las chicas son menores, y por otro lado alcanza con mirar… cuatro páginas para darse cuenta de que Girl Crazy no es un comic “para todas las edades”, sino que juega con códigos del género superheroico, la ciencia-ficción y el cine bizarro que sólo los grandes pueden interpretar. Y bueno, como siempre, tenemos composiciones perfectas, un claroscuro logradísimo y un festival de texturas y tramas logradas a mano, con una técnica (y una paciencia) que te pone los pelos de punta. La magia del plumín de Gilbert acá brilla en todo su esplendor, sin nada que envidiarle a sus mejores trabajos.
Si sos fan de Beto Hernandez y pasaste por alto Girl Crazy porque no engancha ni por puta con ninguna de sus obras más conocidas, dale una posibilidad, que está buenísima, sobre todo al final. Y al revés, si curtís una onda más superheroica o más aventurera y nunca te acercaste a la obra de este monstruo porque no te atraían las temáticas, acá vas a encontrar un relato muy redondito, muy accesible, con todos los elementos que te pueden atrapar en una historia de ficción bien loca y bien power. Y excelentes personajes. Y excelentes dibujos. Y el sello de calidad siempre altísima de uno de los más grandes narradores del Noveno Arte.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 04, 2015 17:13

February 3, 2015

03/ 02: CYBERSIX Vol.3

Volvemos a las historias cortas de Cybersix, retomando desde donde dejamos en el Vol.1 (reseñado el 18/01/13). Algo de esto se había editado en Argentina en la Comiqueando clásica y en los one-shots Edición Platino y Chip Woman, pero leído en libro, todo tiene más sentido. Esto es material de 1993-94, cuando la serie creada por Carlos Trillo y Carlos Meglia se empieza a imponer en los semanarios italianos, donde aparece en todos los números con episodios de 12 páginas. Que supuestamente eran autoconclusivos, pero acá Trillo empieza a hacer trampa y a dejar muchas puntas irresueltas entre un episodio y otro, puntas que cerrarán luego de cuatro o cinco entregas de 12 páginas que componen pequeñas sagas.
En este tomo hay varias sagas muy definidas: la de las elecciones, la de Crisálida, la de la falsa Cybersix y la de Big Bang. En el medio, hay algunos unitarios “puente”, en los que la acción casi no avanza, sino que Trillo elige focalizarse en los villanos, para ahondar un poco más en sus orígenes y sus motivaciones, o en Cybersix y sus amigos, pero en plan “slice of life”, sin la imposicién de mostrar peleas impactantes en todas y cada una de las entregas de 12 páginas. De estos arcos argumentales, el que más me atrapó fue el de la falsa Cybersix, que no lo había leído nunca. Obviamente la idea de enfrentar a una heroína con uan réplica exacta de sí misma no es muy original, pero Trillo sabe sacarle buen provecho a este tópico gastadísimo del comic de superhéroes.
Y el breve arco de Big Bang tiene un atractivo extra: de las 36 páginas que abarca, 12 son refrito, son páginas realizadas por Trillo y Meglia algunos años antes, cuando el dibujante no tenía un equipo de asistentes y dejaba la vida en cada viñeta. Astutamente intercaladas con páginas nuevas, esas páginas “viejas” de Big Bang cobran otro sentido y se integran sin demasiada dificultad a la saga de Cybersix. No es que a nivel argumental aporte mucho, pero es un truco ingenioso que además nos permite disfrutar de varias secuencias de Meglia en un nivel extraordinario.
Lo mejor que tiene este tomo es que acá los personajes ya están presentados y Trillo no siente la necesidad de volver a explicarnos (por enésima vez) quién es Cybersix, cómo funciona, por qué hace lo que hace y por qué el Dr. Von Reichter y sus esbirros la quieren eliminar. Lo que menos me cerró es el inagotable repertorio de excusas que maneja Trillo para que en todos los capítulos (incluso en los que no es en absoluto necesario) haya alguna escena de sexo, o alusiones muy explícitas a garches y/o violaciones. Entiendo que Cybersix era una serie apuntada al público adulto, pero precisamente por eso confío en que los lectores de esta historieta podían vivir sin ver tetas cada 12 páginas, sobre todo en aquellas ocasiones (muchas) en las que el sexo no suma nada al desarrollo de las tramas. El último unitario me sorprendió porque a) nunca lo había visto y b) Trillo emplea exactamente el mismo recurso que vimos en el Vol. 7 de El Negro Blanco (reseñado el 10/07/12): un compilado de escenas tomadas de los sueños de los distintos miembros del elenco. Acá el tono es claramente más dramático, pero funciona igual de bien.
En cuanto al dibujo, lo mejor lejos está en esas páginas refritadas de Big Bang. Enseguida te das cuenta cuáles son porque tienen los globos negros con letras blancas. El resto está bien, pero se nota mucho que no es Meglia puro, sino Meglia al frente de un equipo de asistentes. Hay un par de secuencias muy locas en las que un par de personajes deliran de dolor, y ahí vemos el lápiz de Meglia crudo, sin entintar, con la desprolijidad y la magia del boceto. El resto es todo muy correcto, muy prolijo, con mucho laburo en los fondos (que se repiten hasta el infinito y más allá, un recurso más que válido), mucho cuidado en la narrativa, muy buenos climas y un nivel de salvajada importante tanto en las peleas como en los garches.
Si sos fan a muerte de Meglia, seguro vas a querer tener este tomo por los dibujos del ídolo, aunque no sea la obra en la que más se luce. Y si ya estás enganchado con la extraña epopeya de la superheroína-vampiro-androide-transexual, entrale con confianza, que Trillo te garantiza más drama, más conspiraciones, más romance, más comedia, más machaca y más desarrollo de estos personajes que durante algunos años fueron furor en Europa y acá nunca terminaron de pegar. ¿Habrá un Vol.4? Ni idea, pero si sale, me lo compro de una.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 03, 2015 15:32

February 2, 2015

02/ 02: ASTRO CITY Vol.8

Este es el tomo que reúne las cuatro historias de Astro City de cuando la serie de Kurt Busiek y Brent Anderson aparecía muy de vez en cuando. Son todas historias autoconclusivas, dos de 38 páginas y dos de 48, originalmente publicadas entre 2007 y 2010, como para que hubiese algo de Astro City en las comiquerías y la gente no se olvidara de la serie. Yo había leído en su momento las dos historias de 38 páginas y, felizmente, no me acordaba un carajo.
Arrancamos con el unitario supuestamente protagonizado por Samaritan. Y digo “supuestamente” porque el rol del héroe acá es bastante menor. Todo gira en torno al villano, Infidel (creado por Busiek y Alex Ross para un especial de Wizard), y el guionista delega en este la voz cantante: el narrador de la historia es Infidel, y a Busiek le alcanzan esas 38 páginas para darle un origen alucinante y una personalidad complejísima, sin nada que envidiarle a un Dr. Doom. De hecho, la relación entre Infidel y Samaritan está planteada en términos bastante similares a los de la relación entre Doom y Reed Richards. Pero, fiel a la tradición de esta serie, Busiek no usa a los héroes y los villanos para contarnos el enésimo combate entre el Bien y el Mal, sino que toma esta mitología y la usa para hablar de temas trascendentales, universales, que nos afectan y emocionan a todos, tengamos o no superpoderes. Eso es una constante en las cuatro historias y seguramente es lo más interesante que tiene Astro City, en general.
La segunda historia pone el foco en Beautie, la superheroína que además es una especie de muñeca Barbie viviente. Acá volvemos sobre un tema recurrente en los comics: el personaje artificial, creado por otro, que trata de construir una identidad, de saber más sobre su vida, sobre su origen, sobre quienes lo crearon. La diferencia con otras historias similares es que Busiek no tiene la obligación de equilibrar o matizar esta búsqueda con la machaca, entonces el drama se hace más humano y la aventura se hace más low-fi.
La tercera historia, la de Astra, está un poquito estirada. Lo más probable es que se haya pensado originalmente para el formato de 38 páginas y luego reformulada para publicarse en 48. Pasan muchas cosas interesantes, hay un trabajo excelente de caracterización en varios personajes obvio e impredecibles, muchos diálogos memorables, pero la verdad es que el conflicto no daba para tantas páginas. De hecho, una frase de la página 7 resume toda la historia, cuando Astra dice “A veces “normal” suena mejor que “sensacional””. Por suerte ese conflicto chiquito evita todo tipo de solemnidad y está bien decorado con una muy acertada exploración de Astra y de su universo.
Y finalmente una historia que Busiek nos debía hace tiempo, que es la pasada en limpio de todos los bolonkis temporales que armó con el Silver Agent. Lo vimos morir, lo vimos volver, lo vimos meter mano en hechos de distintas épocas y era obvio que la explicación tenía que ver con viajes en el tiempo. Acá está todo: el origen, la vida, la muerte, las idas y venidas por el tiempo, el espacio y los planetas, en una saga que también se podrían haber contado con 10 páginas menos, pero que explica y aclara tantas cosas, que no está mal ese aire, ese espacio adicional, para que no parezca una masa compacta de datos. En 48 páginas, Busiek tiene lugar para contar aventuras cósmicas, dramas humanos, guerras, tragedias, amores y lealtades, en una historia muy, muy redonda y que además abre un montón de puntas para explorar a futuro.
Al frente de la faz gráfica está, como siempre, el esmerado Brent Anderson, dibujante muy correcto, no virtuoso, pero sí laborioso. Un tipo que no acostumbra a guardarse nada y que pone su habilidad para la narrativa y su destreza en el estilo realista al servicio de un planteo muy clásico, lo cual no significa que no asuma algunos riesgos. Anderson flaquea en algunos rostros, pero en general se lo ve muy sólido, con figuras dinámicas, fondos muy trabajados y excelentes diseños para los personajes, criaturas, artefactos, vehículos, armas y hasta mundos que tiene que inventar. Algunos de estos diseños nacen de la imaginación de Alex Ross, pero casi todo lo que vemos en Astro City es fruto de la labor de Brent Anderson.
La sequía para los fans de Astro City se terminó con el lanzamiento de la actual serie regular en Vertigo, con lo cual esta etapa de la serie, en la que Busiek y Anderson ofrecían -con mucho ojete- 38 ó 48 páginas nuevas por año, es apenas un recuerdo. Por suerte es un recuerdo copado, porque nos dejó cuatro historias muy originales, muy atractivas, muy logradas, no sé si al nivel de lo mejor de Astro City, pero sin dudas muy por encima de la media de lo que se puede leer en este siglo en materia de superhéroes.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 02, 2015 18:05

February 1, 2015

01/ 02: EL CLUB DE LOS ILUSTRES Vol.2

Uh, me compliqué la vida gratis… Terminé de leer este tomito y todo, absolutamente todo lo que se me ocurría para comentar en la reseña, ya lo había comentado el 23/03/14, cuando me tocó reseñar el Vol.1. Obviamente recomiendo repasar ese texto, pero ¿y este? ¿Con qué carajo lo lleno?
Del dibujo no puedo decir ni media palabra, porque Guillermo Hansz no se mueve un milímetro de los lineamientos estilísticos trazados en la primera aventura de El Club… Y el guión de Rodolfo Santullo tiene una estructura bastante similar al del vol.1, con la diferencia de que acá, en vez de formar al equipo, hay que reunirlo. Lo cierto es que entre que se vuelven a juntar los protagonistas, se revela quiénes son los villanos y se explicita de modo más o menos claro cuál es la amenaza que deberán combatir los Ilustres, ya estamos en la página 40, y son 72.
El resto, muy parecido al Vol.1, con un equilibrio muy logrado entre acción, intriga palaciega y comedia, y con un aprovechamiento muy inteligente de las posibilidades que ofrece la época en la que está ambientada la trama, que es el año 1914. Los diálogos de Santullo ostentan su característico filo, las personalidades de los Ilustres contribuyen a ese esgrima verbal tan certero, y además hay un notable trabajo de caracterización para Lorenzo LaTorre, el villano de esta historia.
No mucho más para agregar. Simplemente la satisfacción de saber que la primera historia de esta especie de League of Extraordinary Gentlemen uruguaya despertó el interés de un número de lectores suficiente como para que Santullo y Hansz pudieran continuar con la serie y obsequiarnos otras 72 páginas de muy buen entretenimiento.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on February 01, 2015 14:02

January 31, 2015

31/ 01: LOS MAS VENDIDOS DE ENERO

Como cuento siempre, Enero suele ser un muy buen mes a nivel ventas, aunque las editoriales rara vez lo tengan en cuenta a la hora de programar lanzamientos atractivos. Y este Enero no fue la excepción. El único hitazo fue uno que se anunció para Diciembre y terminó por salir en Enero, con excelentes resultados, ya que el mes pasado tendría que haber competido con otras novedades muy fuertes, y este mes se colocó con total holgura en el primer puesto.
Así quedó el ranking de los 10 más vendidos:

1) Hijitos de Puta (Llanto de Mudo)
2) Acero Líquido (Loco Rabia/ Belerofonte)
3) Gaturro Vol.23 (De la Flor)
4) Colder (Llanto de Mudo)
5) Tortas Fritas de Polenta (La Duendes)
6) Macanudo Vol.11 (Común)
7) Escuela de Monstruos Vol.5 (Pictus)
8) Tristeza (Llanto de Mudo)
9) Aloha (Loco Rabia/ Belerofonte)
10) Los Autómatas del Desierto (Historieteca)

Además de Hijitos de Puta, el otro título que se esperaba para Diciembre y terminó por salir en Enero fue la reedición de Aloha, que se ubicó en el noveno puesto. De los lanzamientos de Diciembre, cuatro lograron mantenerse un mes más entre los 10 más vendidos. Y como pasa siempre que escasean las novedades gancheras, se cuelan en el ranking algunos long-sellers, títulos que desde que salieron mantienen un muy buen nivel de ventas, aunque no siempre alcance para entrar al Top Ten. Es el caso de Gaturro, por ejemplo, o de Tortas Fritas de Polenta, dos éxitos que no dejan nunca de venderse bien. Incluso este mes apareció Tristeza, un lanzamiento que en cuando apareció no logró ventas demasiado espectaculares, porque coincidió con la salida de un montón de títulos más, que acapararon el interés de mis clientes. Ahora, con las aguas más calmas, los pedidos de este libro no sólo se mantienen, sino que han crecido y pinta para sumarse a la lista de los long-sellers de Llanto de Mudo.
Para Febrero, de nuevo se viene un panorama de pocos lanzamientos, esta vez con las expectativas puestas en el primer recopilatorio de Las Aventuras de Pi-Pío, el libro de la editorial Común dedicado a la obra del legendario Manuel García Ferré. El precio parece medio desorbitado ($ 435 por 200 páginas) pero tengo la sensación de que muchos fans igual lo van a apoyar de forma incondicional.
Y si llegan pocos pedidos de las comiquerías, o si estas poquitas novedades que se anuncian se atrasan y salen en Marzo, por lo menos en Febrero hay varios eventos, como para ir con mi mesita, venderle directamente al público y redondear una facturación más o menos decente. Veremos qué sucede.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 31, 2015 15:26

January 30, 2015

30/ 01: KA-ZAR Vol.1

Vamos en otro flashback, ahora a los ´90. Esta serie tenía muy buena pinta cuando salió, pero yo estaba tan enojado con Marvel por haber rajado a Mark Waid y Ron Garney de Captain America, que juré no comprar nada de esa editorial hasta que esos autores volvieran a esa revista. Eso sucedió a principios de 1998, y hasta esa fecha no compré absolutamente nada de Marvel. Ni siquiera Ka-Zar, también con Waid al frente de los guiones. Muchos años después vi los dos tomos recopilatorios a muy buen precio, y acá están.
La verdad que, por lo menos en estos primeros episodios, las aventuras no son nada del otro mundo. Lo que hace atractiva la lectura es lo otro: esa magia que hace Waid para darle a la serie un tono de sit-com, de comedia costumbrista, a través de diálogos muy logrados y de un trabajo excelente en las caracterizaciones de Ka-Zar y Shanna. La dinámica entre ellos (y Zabu) sostiene el interés, incluso cuando las aventuras son “más de lo mismo”, o cuando se enfrentan a peligros que ningún tipo o mina sin poderes (y con escasa vestimenta) podría llegar a superar. En sólo siete episodios, Waid mueve a los protagonistas por dos escenarios muy distintos, como son la Tierra Salvaje y la ciudad de Nueva York, y traza un paralelismo bastante ingenioso entre ambas.
La gran falla, me parece, está en las peleas y los villanos. En los primeros tres números, todo pasa por Gregor, un sicario pulentoso a las órdenes de Parnival, el hermano de Ka-Zar. Después van contra el propio Parnival, después hay dos números de una pelea larga y predecible contra Rhino y para el final, más sicarios de Parnival, que además está entongado con el propio Thanos. Sí, en el Vol.2 Ka-Zar se va a enfrentar a Thanos. Un disparate.
El tomo incluye también el número -1 de Ka-Zar, en el que Waid comparte la autoría con Todd Dezago y el ignoto Andy Jozefowicz. Para mi sorpresa, es un número redondísimo, que no quería que se terminara nunca. El repaso por el origen de Ka-Zar le agrega tanta sustancia a este clon de Tarzan a priori chatísimo, que me hubiese gustado que se extendiera a toda una saga, un Ka-Zar: Year One, con más espacio para indagar en el padre de los hermanos Plunder, en la rivalidad entre ellos y en los años formativos del rubio en la Tierra Salvaje.
Las 22 páginas del número -1 están dibujadas por John Cassaday, antes de que se convirtiera en estrella. Acá ya se le nota la pasta de campeón, y se valora sobre todo la formación académica, la elegancia, los huevos para ir en contra de la estética que hegemonizaba los comics mainstream de mediados de los ´90, que de elegante no tenía un carajo. No es exactamente el Cassaday que va a triunfar unos años después en Planetary, pero para ser un pibe que jugaba de suplente en un título tercerón de Marvel, era sumamente promisorio. También hay un número del arquito contra Rhino dibujado por Pino Rinaldi, una especie de Claudio Castellini de la B que aporta muy poco.
Y en los otros seis episodios lo tenemos a Andy Kubert, en la época en la que todavía dibujaba seis números de una misma serie. Lo de Kubert es muy raro. Se nota que es un excelente dibujante, que tiene un gran manejo de la composición, que sabe dibujar fondos, que sabe elegir cuándo NO dibujarlos, que maneja muy bien las expresiones faciales, que la rompe dibujando animales reales y fantásticos, y que es imbatible a la hora de coreografiar escenas de acción bien zarpadas, con mucho impacto. Sin embargo, para descubrir estas virtudes, hay que revolver por debajo de la superficie de un comic que, a simple vista, es una porquería noventosa más. Lo primero que ves, lo primero que te llama la atención, son esas musculaturas recontra-exageradas, ese esbirro de Parnival que parece diseñado por Mike Deodato, Marc Silvestri o cualquier otro dibujante horrendo de esa época, las patas larguísimas de Shanna, los escorzos forzados, las escenas en las que sólo se ve cuerpos cuasi-grotescos enfrascados en combates intrascendentes, sin un puto fondo, sin un puto clima, sin más que músculos trabados y dientes apretados. Después, si le prestás atención, ves que por detrás de esos artificios tan repulsivos, hay un gran dibujante que claramente elige hacer eso porque es lo que vende, no porque no sabe hacer otra cosa.
Si sos fan de este héroe impulsivo y calentón, o de su hermosa y mucho más sensata esposa, o de su carismático tigre dientes de sable, internate en esta serie y descubrila, aunque sea de esa época en la que los comics de Marvel eran radioactivos y si había cuatro series dignas, era mucho. Tenés como gancho extra el condimento de la comedia, muy bien piloteada por Waid, y a Andy Kubert tratando de darnos lo mejor que podía ofrecer el pochoclo noventoso post-Image.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on January 30, 2015 17:42

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow Andrés Accorsi's blog with rss.