Andrés Accorsi's Blog, page 126
March 22, 2015
22/ 03: LIGA DEL MAL Vol.2

La principal diferencia entre esta entrega y la anterior es que esta vez las historias son más largas y los seis integrantes de la Liga aprovechan esa mayor extensión para embarcarse en relatos más ambiciosos. Veamos cómo les va.
Tony Ganem cuenta en 16 páginas una historia entretenida, que se podría haber contado en 10 ó 12. Es un guión sencillo, sin pretensiones, que va derecho para el lado del humor y que retoma al protagonista de la historia del Vol.1, aunque sin agregarle caracterización ni indagar en sus motivaciones. Lo más atractivo es que Ganem cambia ese estilo limpito, casi de ilustración infantil, por una línea más bizarra, más oscura, que combina la onda de Trondheim y Sfar en La Mazmorra con la mugre de un Jhonen Vasquez. Un coqueteo con el under muy bien logrado, y muy bien respaldado desde la puesta en página.
La Criatura que Debía Morir, de Diego Simone tiene 20 páginas y un guión que logró ponerme muy nervioso. Tiene giros impredecibles, acción, buenos diálogos… por ahí se zarpa un poquito con la cantidad de personajes. Esto mismo con… cinco personajes, por ahí funcionaba mejor. Pero la historia es muy buena, tiene una impronta interesante, vinculada al relato fantástico del Siglo XIX, y se resuelve de modo muy satisfactorio. El dibujo es mayoritariamente tranqui, con muy buenas planificaciones de página (especialmente el magistral políptico de la página 7) y cuando estalla la machaca, pega un upgrade muy grosso. Gran trabajo.
Gerardo Baró nos cuenta en 18 páginas la última aventura de Ramón Seismachos. Es una historia exquisita, donde el clima es tan protagonista como Ramón, plagada de homenajes a esa extraña iconografía que la tradición mexicana creó en torno a la muerte. El dibujo y el color le agregan una cuota extra de elegancia y poesía a una historia realmente muy bella, que demuestra que con tiros y piñas también se puede conmover al lector.
Pablo Tambuscio también se toma 20 páginas para contar la historia de una casa común y corriente, en la que viven una familia común y corriente… y algunos espíritus. Es otra historia tensa, pensada para ponerte nervioso, que cobra verdadero vuelo en la última página, cuando Tambuscio le pone un moñito digno de un gran guionista. La verdad es que el final es brillante, pero hace un poco innecesario bastante de lo que sucede hasta ese punto. El impacto sería mayor si la historieta fuera más breve. De todos modos está muy bien llevada, y el dibujo y el color suman un montón.
La mejor historia de este tomo es la de Patricio Plaza, Homúnculo, una maravilla narrada en 16 páginas, a la que no le sobra ni le falta nada. Los personajes están perfectamente trabajados, el conflicto es potente, el elemento sobrenatural está aprovechado al mango, el final es sutil, la machaca es estridente… todo en su justa medida y bajando la línea correcta. El dibujo es espectacular, los riesgos que asume Plaza en la puesta en página están buenísimos y sólo tengo palabras de elogio para este magnífico trabajo.
Y cierra Industrias Lamonicana con una historia de 16 páginas en la que había ideas limadas y secuencias impactantes como para una novela gráfica de 64 páginas, mínimo. Muchísimo mejor que en el Vol.1, Lamonicana imagina una sociedad distópica, le retro-injerta civilizaciones, monstruos, cataclismos y tecnologías bizarras, y de ahí vuelve al “presente” para rematar con jerarquía (aunque con poco espacio) un argumento hiper-ganchero. El personaje de Camilita es un hallazgo notable, el tono de la historia, los diálogos, obviamente el dibujo… todo me gustó y me dejó con la leche de leer esto mismo desarrollado en más páginas.
El balance me da muy positivo, por encima del Vol.1 (que ya era muy bueno), lo cual me permite concluir que a estos seis energúmenos les vino bien la posibilidad de contar historias más largas. Vamos por más Liga del Mal… o mejor por seis novelas gráficas, una de cada una de estas bestias del Mal que tanto Bien le hacen a la historieta…
Published on March 22, 2015 11:09
March 21, 2015
21/ 03: ANDROMEDA STORIES Vol.2

Este segundo tomo de Andromeda Stories me deja una sensación muy chota: no me aburrí para nada, pero estoy convencido de que, en el contexto global de la saga, la trascendencia de estas 200 páginas debe ser mínima. Lo que pasa acá es entretenido y se sostiene al ritmo de una acción que no decae nunca, condimentada con un poco de intriga palaciega y sustentada en conceptos de ci-fi muy locos, que se van haciendo cada vez más complejos. El tema es que lo que Mitsuse y Takemiya eligen narrar en 200 páginas se podría haber narrado tranquilamente en menos de 40.
De los personajes importantes del tomo anterior, sólo la reina Lilia y el príncipe Jimsa conservan el protagonismo. El príncipe Milan aparece poco, el portentoso guerrero Balga tiene un papel muy chiquito, el rey Ithaca entra en escena recién para la última (y crucial) escena, y la ninja-samurai misteriosa sin nombre ni siquiera pasa a saludar. El plot del hermano gemelo de Jimsa que crece lejos de la familia real de Cosmoralia avanza muy poco: apenas 10 de estas 200 páginas se hacen cargo de esa movida, y si en algún momento Affle tiene peso en la saga, será en el tercer tomo. Y tenemos un par de personajes bastante interesantes que cobran importancia o se suman al elenco: uno es Elder, el anciano sabio que aconseja (¿o manipula?) a Jimsa en su búsqueda de las bases rebeldes de su planeta que todavía no cayeron en manos del Enemigo. Y el otro es Arc, un androide bueno, que rápidamente se convierte en sidekick y amigo de Jimsa y gana protagonismo en el tercio final de este tomo.
Entre una cosa y otra, la lectura se hace llevadera. El guión, sin embargo, muestra algunos tropiezos: ciertos momentos en los que los autores dan por sentadas cosas que nunca se terminaron de explicar o especificar, algunas luchas absurdas contra amenazas pedorras, cosas que suceden por capricho del príncipe… Está claro que hay que llenar muchas páginas con peripecias menores y ahí es donde concentran sus esfuerzos Mitsuse y Takemiya. Por suerte nunca pierden de vista las dimensiones de la saga, la magnitud de lo que está en juego, y eso los ayuda a volver a encauzar al relato en la senda correcta cada vez que están por derrapar hacia más combates innecesarios y escenas que no aportan nada.
Tanto se nota que esas escenas son relleno, que es ahí donde Keiko Takemiya se tira a menos incluso en lo que mejor hace, que es diseñar personajes. Para estos tramos en los que Jimsa, Lilia y sus aliados combaten con bichos humanoides o criaturas tan monstruosas como irrelevantes, la autora ni se calienta en dibujar bien a estas amenazas, que parecen diseñadas así nomás. Por suerte, en todo lo demás Takemiya deja la vida y nos regala naves, trajes y rostros dibujados a un nivel muy notable. Lo que más me llamó la atención en este tomo son los escenarios, muy variados y con una increíble cantidad de hallazgos. Paisajes de montaña, océanos, cavernas, desiertos, una ciudad hiper-tecnificada dominada por las máquinas, el suntuoso palacio de Ithaca y Lilia… no hay desafío del que Takemiya no salga bien parada a la hora de dotar a Andromeda Stories de locaciones únicas e inolvidables.
Veremos cómo termina la historia en el tercer y último tomo al que prometo entrarle pronto. Por ahora, mi principal disconformidad pasa por la innecesaria extensión, la cantidad de vueltas que dan los autores para ir al grano. A sólo 200 páginas del final, sospecho que el tercer tomo no se va a dar ese lujo, sino que va a avanzar a un paso más firme hacia la resolución de los conflictos, que son lo más atractivo que tiene Andromeda Stories. Junto con el dibujo de Keiko Takemiya, obvio.
Published on March 21, 2015 16:07
March 20, 2015
20/ 03: EVERYTHING BURNS

Hasta las dos terceras partes de este libro, da la sensación de que Fraction aceptó armar este crossover para darle más impacto a las ideas de Gillen. Si en el comic de Thor se hacían cargo de los peligros en los que estaba envuelto Loki, estos cobraban mayor magnitud. Una lucha a muerte en la que los Nueve Reinos estaban al borde de la extinción y que involucraba a todos los dioses nórdicos no tenía chapa si no transcurría en la revista de Thor. Sin embargo, en el tercio final vemos cómo Fraction aprovecha la dimensión que cobró esta guerra contra Surtur para traer agua a su propio molino, para resignificar varias cosas que habían sucedido en sus episodios anteriores y para abrir puntas que (supongo) explorará en episodios posteriores. Para la serie de Loki, Everything Burns era el final. Para la de Thor, Fraction se aseguró de que fuera ante todo una bocanada de aire fresco.
Dicho todo esto, cabe señalar que la saga está muy estirada. En seis episodios, a lo sumo siete, se podría haber contado lo mismo. Fraction estira más con la machaca, Gillen con los diálogos ingeniosos y las escenas más introspectivas en las que finalmente podremos dilucidar si este joven Loki se manda cagadas por error, o si sigue siendo el mismo hijo de puta de siempre. Y como en los arcos anteriores de JiM, Gillen mete mucha runfla, mucha negociación, mucho psicopateo verbal, por suerte escrito a un nivel muy, muy notable. Lo que no se le puede discutir a Everything Burns es su trascendencia: al final, casi nada queda como estaba al principio. Thor, Loki, Surtur, Leah, hasta personajes que tienen roles menores cambian al ritmo de esta epopeya en la que todo el status quo de Asgard y aledaños se ve seriamente sacudido.
Entre la rosca política, el chamuyo metafísico y la acción, la saga se hace entretenida a pesar de la extensión. La grandilocuencia, la búsqueda por todos los medios del impacto, empañan un poco esa imagen de “comic distinto” que tenía JiM, que parecía transitar por un carril más finoli, más cercano al comic de autor dentro del mainstream. Acá, Gillen choca contra el mainstream de frente y a 160 km/h, y hay que buscar las esquirlas del “comic finoli” entre una hecatombe de fierros abollados y prendidos fuego.
De los cinco episodios de The Mighty Thor, cuatro están dibujados por el inmenso Alan Davis. Fiel a su costumbre, el británico da cátedra de narrativa y combina como pocos elegancia y potencia pochoclera. El guión le da muchas oportunidades de no dibujar fondos y Davis las aprovecha, pero cuando tiene que dibujarlos, no mezquina nada. El episodio restante lo cubre Barry Kitson, muy correcto y con un colorista (Will Quintana) que lo resalta mucho más que los coloristas que le ponían en DC.
Por el lado de JiM, en tres de los cuatro episodios tenemos a Carmine Di Giandomenico (de quien ya hablé maravillas allá por el 08/02/14) afiladísimo, también complementado a la perfección por la paleta de Chris Sotomayor. Di Giandomenico tira magia en las planificaciones, en los primeros planos, en el lenguaje gestual y por ahí un toque menos en los fondos. Pero de verdad, garantiza un nivel impresionante, muy superior a la media de lo que se ve en las revistas mensuales de Marvel. Para el último episodio, cuando Gillen busca recuperar esa pátina de “comic finoli” baqueteada a lo largo de páginas y páginas de machaca, acierta al convocar a Stephanie Hans, una chica de estilo pictórico, con técnicas similares (aunque no al mismo nivel) del chino Benjamin, que se concentra más en los climas, las sensaciones y las pausas, aprovechando que es un capítulo prácticamente sin acción. La verdad que toda la faz gráfica del libro está cuidadísima y no hay que fumarse ni media página dibujada por los crotos impresentables que nos infligieron en los arcos anteriores de JiM.
Y ahora sí, se terminó la saga del Loki joven y su Journey Into Mystery. Ni en pedo me cebó como para darle la razón a los que la rotularon como “el Sandman de Marvel”, pero sí alcanzó como para interesarme por otros trabajos de Kieron Gillen, por ahí menos contaminados por los crossovers y demás parafernalia marketinera. Veremos cómo me va cuando me ponga a leerlos…
Published on March 20, 2015 18:47
March 19, 2015
19/ 03: DIOS, EL HOMBRE, EL AMOR Y DOS O TRES COSAS MAS

Las respuestas son sí y sí. Pero hay trampa: Dios, el Hombre, el Amor y Dos o Tres Cosas Más se hace pasar por novela gráfica, es una novela gráfica impostora. A lo largo de todas esas páginas, Tute presenta historias breves concatenadas mediante distintos recursos narrativos. No hay una historia de casi 300 páginas: hay muchas historias autoconclusivas de muchas menos páginas, hilvanadas mediante piruetas gráficas, o mediante el sencillo recurso de que los personajes de unas y otras se cruzan en un mismo espacio, que suele ser la calle. Sobre el tramo final de la obra, Tute trae de vuelta a algunos personajes de la primera parte, pero no para hacerlos interactuar entre sí, o para darle un cierre a sus historias, sino para que cada uno protagonice otra secuencia autonclusiva. Más que a una novela gráfica, este libro me hizo acordar a un programa cómico de sketches, en el que breves historias se sucedían unas a otras, prácticamente sin cruces entre los personajes.
Lo más interesante es que estas breves historias son, en general, muy buenas. Tienen bastante en común con las historietas de Tute que aparecen los domingos en la revista La Nación y con las que vimos en la reseña del 08/04/14. Son historias más largas, con más viñetas, más diálogos y más silencios, siempre dibujadas al filo del mamarracho por un Tute minimalista, con esa grilla de viñetas irregular, sin ninguna planificación. Ya lo vimos al autor hacer magia con esos poquísimos recursos y acá eso se ve de nuevo y mucho mejor, porque tiene más espacio para desarrollar las secuencias. Lo único que no me cierra para nada es el rotulado manual, apresurado y con tachaduras a la vista, que queda muy feo. Rotular a mano es un lujo que se pueden dar los dibujantes con linda caligrafía, y no es el caso de Tute.
Sobre esta base, acá Tute puede hacer dos cosas más que no lo vemos hacer normalmente en sus páginas humorísticas (o casi) para La Nación: arriesga un poco más en el contenido, con chistes más ácidos, más crueles, se juega a joder con Dios, a incursionar con éxito en el metacomic, incorpora un personaje que no deja pasar un globito de diálogo sin meter por lo menos una puteada… abre el espectro hacia un humor menos políticamente correcto. Por supuesto predominan la poesía, la reflexión, el absurdo, el disparate bien en la línea de Copi… pero siempre en un tono más light, sin irse del todo para el lado de las animaladas que pelaba el maestro.
Lo otro que hace Tute en este libro es mechar secuencias oníricas o poéticas en las que el dibujo se saca de encima la responsabilidad de contar la historia y levanta un vuelo increíble. Ya sea a color o en blanco y negro (predomina este último, pero hay de todo), es en estas secuencias donde Tute pela imaginación, delirio y virtuosismo a un nivel impresionante, que sorprende incluso a los que lo seguimos en todos sus trabajos. Me encanta ver que, además de esos monigotes re-básicos (a años luz de las figuras redonditas y bien detalladas de Batu y sus amigos), Tute se anima a dibujar otras cosas, que por ahí a nivel narrativo no aportan mucho, pero que a nivel plástico son un misil termonuclear que te detona el cerebro.
Este libro es como una sobredosis de Tute, Tute sin barreras, sin restricciones, por momentos también sin brújula, pero cuando te proponés contar historias cómicas en las que el surrealismo y el absurdo tienen muchísimo peso, ¿para qué carajo querés la brújula?. Un consejo: no te juegues a leerlo todo de un saque, porque corre el riesgo de saturar. Fraccionalo, aprovechá que son muchos relatos cortos para poner la pausa al final de alguno y volvé a entrarle al día siguiente, o unas cuantas horas después. Así se disfruta más del universo de Tute, de su idiosincracia, de su lógica interna totalmente retorcida, que por momentos parece conectar con nuestra vida cotidiana, con el barrio, la calle y los encuentros de todos los días, y por momentos pela ideas y conceptos elevadísimos, de la metafísica, la filosofía, la poesía o el delirio liso y llano.
No recomiendo al que no conoce a Tute abordar su obra por acá. Yo arrancaría por los recopilatorios de chistes, o por las tiras de Batu. Pero si ya sos fan de este joven maestro de nuestra historieta y nuestro humor gráfico, acá te está esperando un gran libro (olvidate del rótulo ya bastardeado de “novela gráfica”), realmente satisfactorio por donde lo mires.
Published on March 19, 2015 18:15
March 18, 2015
18/ 03: ENCUENTRO DE LA PALABRA

Hoy aprovecho para contar un poco acerca de las movidas relacionadas con la historieta que se van a poder ver y disfrutar en el Encuentro de la Palabra, que arranca este viernes en Tecnópolis.
En la zona de feria, va a haber varios stands de editoriales vinculadas a la historieta argentina, con muchos autores presentes. Y también habrá dibujantes generando originales que podrán adquirirse ahí mismo.
Una de las muestras que ofrece el Encuentro se llama La Canción Se Hace Viñeta y consta de 20 trabajos, a cargo de 20 dibujantes de primera línea que adaptaron a la historieta sendas canciones de músicos argentinos. Ahí se podrán ver los aportes de Juan Giménez, Patricia Breccia, Salvador Sanz, Diego Parés, Miguel Rep, Gustavo Sala, Jorge Lucas, Pupi Herrera, Ariel López V., Iñaki Echeverría, Pietro, Sole Otero y Fabián Mezquita, entre otros, trabajando sobre temas fundamentales del tango, el folklore, el rock y la cumbia.
En el Combate de Dibujantes, conducido por Gustavo Sala, dos dibujantes se enfrentarán para dibujar una consigna propuesta por el público, que será quien determine al ganador. Habrá combates varios días distintos y son muchos los dibujantes grossos que cruzarán lápices durante este juego, pensado para entretener a los asistentes.
Y el sábado 4 de Abril tenemos las Jornadas de Historieta y Humor Gráfico, cinco mesas en las que debatiremos acerca del desembarco de la historieta en varios medios distintos.
Arrancamos a las 14 hs. con la mesa de Historieta y Animación, conducida por Juan Manuel Domínguez y con la participación de Juan Saenz Valiente (Argentina), Alfredo Soderguit, (Uruguay), Ayar Blasco (Argentina) y David Bisbano (Argentina).
A las 15:15 se viene la mesa de Crónicas y Relatos Periodísticos en Historieta, moderada por Thomas Dassance y con la presencia de Fernando Calvi (Argentina), Liniers (Argentina), Jesus Cossio (Perú) y Matt Bors (EEUU).
A las 16:45, La Historieta Conquista los Museos, en una charla en la que participarán Fabrice Douar (Francia), Marcela Cardillo del MNBA (Argentina), Miguel Rep (Argentina), Judith Gociol (Argentina) y Paul Karasik (EEUU), también con la conducción de Thomas Dassance.
A las 18:15, Fernando Calvi estará al frente de la mesa de Historieta y Literatura, en la que intervendrán Luciano Saracino (Argentina); Federico Reggiani (Argentina); Paul Karasik (EEUU) y Paul Gravett (Inglaterra).
Y finalmente, a las 19:45, a mí me toca conducir la mesa sobre Historieta, Historia y Memoria que contará con la participación de Fuchi Bayúgar (Argentina), Jesús Cossio (Perú), Roberto Goiriz (Paraguay) y el maestro Horacio Altuna.
Muchas propuestas interesantes, muchos artistas y especialistas de primera línea (recomiendo googlear a los que no conozcas) y mucha historieta para este evento cultural de nivel internacional que, por supuesto, se hace con entrada libre y gratuita. Entrá a http://encuentropalabra.ar/ y vas a encontrar un montón de cosas más, desde stand-up comedy hasta periodismo, hip-hop y juegos para los más chicos.
No dejes de venir el 4 de Abril a Tecnópolis, a hacerle el aguante a la historieta.
Published on March 18, 2015 15:25
March 17, 2015
17/ 03: ALIENOR: LA LEGENDE NOIRE Vol.1

Lo que diferencia a esta saga de las demás es, precisamente, que Gómez dibuja a lo Gómez, no se disfraza nunca de dibujante franco-belga. La idea original (si es que contar en historietas la vida de un personaje histórico puede ser considerado original) le pertenece a Simona Mogavino, quien co-escribió el guión con Arnaud Delalande. También hubo un artista, Erwan Le Saëc, encargado del storyboard. Supongo que habrá hecho los bocetos, o planificado la puesta en página. Después llegó el turno de Carlos Gómez, que dibujó y entintó las 54 páginas del álbum y finalmente Claudia Chec fue la encargada de colorear con muchísima onda y muchísimo criterio los dibujos del cordobés.
El guión nos ubica rápidamente en la corte del rey Louis VII, un chico que asciende al trono de Francia con apenas 15 años y al que casan medio de prepo con Alienor, una chica de su misma edad que de pronto se convierte en reina. Delalande y Mogavino van a dedicar la mayoría de este primer tomo a las intrigas que tienen lugar dentro de la corte, con roles muy importantes para la madre del joven rey y para Suger, su consejero. De a poquito, todos se darán cuenta de que esa jovencita a la que humillaban y ninguneaban es en realidad una persona de increíble sagacidad, coraje y ambición, que los va a terminar manipulando a todos estos supuestos capos de la rosca para que se imponga siempre su voluntad.
Lo que menos me atrapó es el tono de los diálogos, muy solemne, muy protocolar, y a la vez acorde con una historia que transcurre en una corte real en el año 1138. Me imaginaba a los personajes hablando en español antiguo (“vosotros me habéis traicionado”, etc.) y me aburría un poco más. Lo bueno es que en 54 páginas repletas de viñetas pasan muchas cosas: hay protocolo y franela pero también acción y hasta algunos pasajes en los que predomina la machaca. Y el principal logro de los guionistas es que nos presentan a Alienor como un personaje que no es ni bueno ni malo. Hace turradas, es fría, es calculadora, es bastante atorranta, pero está movida por valores respetables, como la dignidad, la compasión y la pulsión por llevar a buen puerto el reinado de su inexperto marido. Veremos cómo evoluciona la caracterización en los próximos tomos, y si Delalande y Mogavino terminan por darle la razón a los personajes que afirman que esta reina adolescente es una criatura endemoniada, que ha poseído al pobre Louis para llevarlo por la senda de la atrocidad y la ruina. La verdad que es una etapa de la historia de Francia que desconozco profundamente, así que estoy abierto a las sorpresas.
Y hablando de sorpresas, me sorprendió lo poco que cambió el dibujo de Carlos Gómez para adaptarse al formato de álbum francés. Obviamente se acabaron las páginas de cuatro viñetas que tantas veces vimos en Dago, pero en todo lo demás, el dibujante mantiene en alto las banderas que le vimos en sus trabajos para Italia: muchos (y excelentes) primeros planos, algunos detalles de composición y de lenguaje corporal de los personajes heredados de los maestros norteamericanos, otros detalles emparentados con la tradición argentina de Alberto Salinas, Lito Fernández y otros referentes de nuestra historieta clásica de aventuras… y sí, en todas las páginas hay por lo menos una toma “de lejos”, un plano bien panorámico, en el que los personajes se ven de cuerpo entero, o muy chiquitos porque Gómez nos muestra un paisaje, un edificio, o un gran salón. Esto que Gómez trataba de hacer poco en las historietas de Dago, acá le sale muy, muy bien. Se nota el rigor en la documentación, la pasión por los detalles y las ideas para que estas tomas no se parezcan mucho entre sí, a pesar de que casi siempre nos muestran las mismas locaciones. Por supuesto ayuda mucho la paleta de Claudia Chec, que le encuentra a cada escena un clima distinto y lo plasma desde el color.
Magnífico debut de Carlos Gómez en el mercado francés, con un tomo dibujado a un nivel impresionante y un guión que, a priori, puede no parecer muy ganchero, pero al que no le faltan los momentos interesantes, los giros impredecibles y los hallazgos en materia de caracterización. Prometo entrarle pronto al Vol.2.
Published on March 17, 2015 18:32
March 16, 2015
16/ 03: LOVELESS Vol.3

La clave está en que Azzarello decide dejar a un lado las sutilezas, sacar los secretos a la luz y que pase lo que tenga que pasar. Y la primera revelación grossa es que nos comimos un amague magistral: todos creíamos que el protagonista era Wes Cutter, pero la verdadera estrella de Loveless termina por ser Ruth, su esposa. Sin dudas, Loveless es la historia de Blackwater, el pueblito donde transcurre toda la acción. Pero dentro del numeroso elenco creado por Azzarello, claramente el rol más importante se lo lleva Ruth Cutter, a pesar de que su historia no se termine de resolver, porque la serie se cancela prematuramente.
El tomo arranca con tres unitarios maravillosamente dibujados por Danijel Zezelj, en los que Azzarello narra las consecuencias del tremendo final del Vol.2. Para cancherear, cuenta los sucesos de atrás para adelante. Es decir, recién el tercer unitario engancha temporalmente con lo que vimos en el Vol.2 y los dos anteriores relatan sucesos que transcurren días después. Más allá del artificio narrativo, estos unitarios sirven para dejarnos en claro que acá hay algo así como un héroe: el Coronel Silas Redd, a quien –con su característica mala leche- Azzarello hace sufrir a lo pavote. También en estos unitarios crece muchísimo la figura de un personaje hasta ahora menor, el Sargento Foley. Y se empieza a vislumbrar qué pudo haber pasado con Wes y Punch, mientras se revelan secretos vinculados al pasado (y a la doble identidad) de Ruth.
Todo esto desemboca en un último arco de seis episodios, en el que se va a resolver casi todo. Quedarán pendientes dos puntas argumentales: la de Boyd Johnson y la de Jonny Cutter, dos personajes bastante relevantes en la primera mitad, que en la segunda brillan por su ausencia. Pero veremos qué sucede con Wes, con Punch, con Atticus Mann, habrá un desenlace para los planes retorcidos del Capitán Lord y otro para la venganza despiadada de Ruth. Todo regado de muertes y atrocidades indecibles, de escenas pensadas para revolver las vísceras de los lectores por su crueldad, su violencia y su desesperanza. Salvo los dos personajes ya mencionados (a los que nombran bastante pero no vemos nunca) todo el elenco de Loveless confluye en este arco argumental y Azzarello les habilita buenas secuencias a todos, como si fuera fácil.
Y después vienen tres epílogos, ya ambientados muchos años después, en el Siglo XX. Pará: ¿quedaron puntas sin cerrar y los últimos tres episodios son unitarios ambientados varias décadas después del final del arco anterior? Sí, es un delirio. Pero las historias son interesantes. La primera recupera uno de los temas centrales de Loveless, el del odio racial, y reserva un rol importante al cadáver de Wes Cutter. La segunda retoma a un personaje secundario de la primera mitad, que no aparecía en esta: el joven Jasper. Y la tercera es una de las historias más sórdidas y jodidas escritas por Azzarello en toda su carrera, con Foley como protagonista.
La verdad es que, entre los unitarios y el arco más extenso, estos 12 episodios conforman el mejor tramo de Loveless y es un bajón que haya terminado así. Lo único que no me cierra es que la motivación de casi todos los personajes es la misma: el odio o la venganza, que es un odio hacia el que te cagó en el pasado. Mucho, muchísimo de lo que pasa, no tiene más explicación que el odio, sobre todo en la segunda mitad, en la que se desactiva bastante la historia de amor entre Wes y Ruth.
En materia de dibujo, Marcelo Frusín ya es un grato recuerdo que sólo ilustra las portadas (¡y qué portadas!). Después tenemos los seis unitarios desbordantes de la magia claroscura, extrema y radical del glorioso Danijel Zezelj, con épocas y ambientaciones cambiantes y el talento a prueba de balas como constante. Y los seis unitarios del arco principal a cargo de Werther Dell´Edera, a quien veo más flojo que en el tomo anterior, más apurado, con menos atención por un montón de cosas, entre ellas la anatomía, que tiene varios errores notorios, sobre todo en las articulaciones de brazos y manos. Me imagino esos seis episodios dibujados por Frusín y se me derrite la… computadora.
En fin, puede ser que Loveless no sea la obra más importante en la notable trayectoria de Brian Azzarello, pero es un gran western con muchas ideas y subtextos para trascender el género, muchos momentos shockeantes y varios personajes de los que –por lo menos yo- me quedé con ganas de leer mucho más. Y de última, se puede tener para babearse con los dibujos de Zezelj y Frusín. Como no le fue bien, Loveless está toda reeditada en sólo tres TPBs, lo cual mejora mucho las chances de completarla sin mayor esfuerzo y sin pagar fortunas. Animate.
Published on March 16, 2015 18:18
March 14, 2015
14/ 03: HOY Y MAÑANA, DIBUJADOS

La primera jornada, a pesar del calor, fue alucinante sobre todo por la gran afluencia de público y de artistas. Si paseabas un poquito por el teatro Mandril, te podías cruzar con Quique Alcatena, Gustavo Sala, Ariel Olivetti, Diego Parés, Oscar Capristo, Eduardo Mazzitelli, Juan Sáenz Valiente, Pedro Macini, Luciano Saracino, Ariel López V., Fede Pazos, El Bruno, José Massaroli, Brian Janchez, Lauri Fernández, Renzo Podestá, Pol Maiztegui o Ernán Cirianni. Entre otros, porque realmente había mucha, mucha gente del palo de la edición, especialistas, organizadores de otros eventos, fans, gente que consume historieta de modo ocasional… de todo.
¿Qué onda si vas mañana? Primero y principal, la entrada es libre y gratuita, pero se solicita tu colaboración con alimentos, útiles, ropa y lo que puedas donar para enviar a las zonas más carenciadas de Chaco. Después, mañana seguirá el desfile de grandes artistas argentinos y habrá más talleres, presentaciones de libros y charlas. Y si el cronograma de actividades (que se puede consultar en http://www.comiqueando.com.ar/agenda_...) no te llama la atención, te podés colgar varias horas recorriendo los stands, donde vas a encontrar muchísimo material a muy buenos precios, fanzines que seguro no conocías, remeras, y por supuesto la posibilidad de llevarte varias publicaciones firmadas por sus propios autores. Y por si esto fuera poco, está la muestra “Dibuhanna- Barbera”, en la que 90 dibujantes argentinos homenajean a los personajes más famosos, o más ignotos, de la famosa factoría de dibujos animados. Ahí también vas a ver a unos cuantos nombres consagradísimos y a descubrir a otros que no sabías que existían.
Mañana de 15 a 21 hs, nos esperan otras seis horas de Dibujados, repletas de historieta argentina y buena onda en el teatro Mandril. No te lo pierdas.
Y el lunes, vuelven las reseñas.
Published on March 14, 2015 17:37
March 13, 2015
13/ 03: CANDIDO

Ahí es donde entra en juego la editorial Rabdomantes, que reedita en un hermoso librito los tres episodios de Cándido realizados por Rovella para Catzole, con unas paginitas agregadas que cierran de modo muy elegante una de las puntas argumentales que habían quedado abiertas. El material original consiste en tres historias autoconclusivas, dos de 20 páginas y una de 24. Cándido tiene la típica ambientación del western, pero la estructura narrativa es más abierta, pasan cosas que rara vez pasan en las clásicas aventuras de cowboys.
El primer episodio, sin ser choto, es el más flojo de los tres. Rovella nos narra el regreso de Cándido a su pueblo, repasa a modo de flashbacks escenas de su infancia (especialmente la muerte de su padre) y sobre el final, la historia pega un giro shockeante, muy jodido, que nos deja bien en claro que el protagonista es mucho más que un pobre tipo que no habla, tiene cara de nabo y observa todo como si no entendiera nada.
El segundo episodio (el de 24 páginas) es una obra maestra. Acá el autor toma prestada la estructura dramática del thriller de misterio, con un caso policial tremendo, todo un pueblo que busca al culpable, una investigación que se enrosca y se manipula y un final impactante, que difícilmente podrás predecir. Es una de esas historietas que parecen estar sustentadas en el oficio y el talento de un guionista grosso, con muchos años de laburo a cuestas, y sin embargo es obra de un dibujante que escribía sus propios guiones y que creo que todavía no tenía cumplidos los 25 años.
La tercera historia es la más rara, la más experimental. Arranca con un homenaje a Lucky Luke, sigue con una extensa secuencia muda que termina de definir al padre de Cándido (un personaje ausente, pero de enorme peso en esta saga) y termina con un salto a nuestros días, en el que Rovella convierte a los relatos anteriores en la base de una leyenda que trascendió el tiempo y las fronteras. El tramo del medio es, sin dudas, el más fuerte, el más memorable.
En el dibujo, este J.J. Rovella primerizo muestra algunas imperfecciones, pero son pocas. En general, se puede apreciar a un dibujante muy asentado en este estilo oscuro y sucio, ideal para contar historias sórdidas, de violencia y mala leche. Rovella maneja con muchísima solvencia la narrativa, se luce en las secuencias mudas y en la creación de climas. Dibuja muy bien los caballos, se mata en los fondos, es generoso en los detalles y hace gala de una técnica de entintado muy compleja, basada en los cross-hatchings agorafóbicos que brotan de un plumín muy afilado, muy criterioso. Para los flashbacks, Rovella prueba un equilibrio totalmente distinto entre negros y blancos (como hacía Enrique Breccia) y también logra imágenes muy atractivas. En las páginas añadidas para esta edición, se nota claramente la evolución del autor, cómo limpió la línea, cómo llegó a un equilibrio más prolijo y más plástico sin renunciar a su pasión por los detalles. Pero es el Rovella adulto, el que volvió (quizá sólo para esta ocasión) al estilo realista después de muchos años de cultivar su otra vertiente.
Adulto o principante, J.J. Rovella es, hace muchos años, un nombre que nos viene dando grandes satisfacciones a los fans de la historieta argentina. Si te copás con Dante Elefante, Zebita o Brunella y querés ver a este autor embarcado en historias de un tenor totalmente distinto, con un enfoque gráfico también a años luz de sus trabajos más conocidos, no tengo dudas de que con Cándido vas a pasar un gran momento y a convencerte aún más de la versatilidad y la calidad de un Rovella que –queda clarísimo- es mucho más que un notable exponente de la historieta infantil.
Published on March 13, 2015 16:56
March 12, 2015
12/ 03: CRONONAUTAS

Esta vez cruzo el charquito para leer una historieta de autores uruguayos, movida por una idea muy atractiva: una aventura de palo y palo, con peripecias, peleas y chistes, que tiene que ver con los viajes en el tiempo y que le sirve al guionista Magnus (a quien ya vimos en alguna antología) para tirar data acerca de las distintas épocas históricas que visitan los protagonistas. Crononautas está apuntada a un lector joven, menor de 13 años, y logra bajar esta info de modo para nada acartonado, muy bien integrado al concepto de la aventura.
La aventura en sí es ingeniosa, tiene algunos elementos muy trillados y otros muy originales, y está muy bien condimentada con chistes que me causaron bastante gracia. Por ahí lo único criticable es que en 48 páginas pasan demasiadas cosas, y no le queda margen a Magnus para profundizar en las personalidades de los protagonistas ni en las motivaciones de los villanos. En la tercera viñeta en la que aparece Walter, ya se está cagando a trompadas con los villanos. Y eso ilustra claramente el hecho de que el guión no nos da tiempo para familiarizarnos con los héroes de Crononautas, para identificarnos con ellos, o coparnos con su forma de ser. Con el correr de la aventura, aparecerán algunas pinceladas más para dotarlos de más carnadura, pero sin dudas es el rubro más débil de un guión muy ganchero, con un ritmo que –no tengo dudas- debe ser hipnótico para un borrego de 10 años.
Por supuesto, mucho más que los guiones a los chicos los ceban los dibujos y ahí es donde Crononautas acumula más problemas que logros. La faz gráfica está repartida entre Carlos Lemos (que comparte nombre pero no identidad con el guionista brazuca al que vimos hace no mucho en Ronda Noturna) y Taibox, pero no tengo muy claro qué hizo cada uno. Lo cierto es que, de punta a punta, el dibujo me resultó flojísimo, muy derivativo, con errores de principiante en la anatomía, en la narrativa, en la composición, criterios muy endebles para determinar cuando dibujar y cuándo omitir los fondos, muchos problemas en las caras (sobre todo en los tramos de los mayas y los egipcios)… en fin. Se nota mucho (como diría Chiche Niembro) la diferencia de jerarquía entre la portada de un profesional con todas las letras como Diego Jourdan y 48 páginas de historieta dibujadas y coloreadas medio a los tumbos por artistas que claramente no están a la altura. Por suerte no son tantos los momentos en los que las pifias de Taibox y Lemos te desenganchan del ritmo del relato y no hay que hacer esfuerzos sobrehumanos para llegar hasta el final.
Más allá de estos problemas, que se podrían corregir tranquilamente en un segundo libro si Magnus se rodea de dibujantes más capacitados, lo que mejor hace Crononautas es ocultar su faceta didáctica, enseñar sin que se note. Eso es muy difícil y muy meritorio. Por eso y porque la aventura es muy dinámica, y porque los toques de humor funcionan muy bien, banco a los Crononautas y espero que eventualmente salga a la luz una segunda entrega de esta serie made-in-Uruguay.
Published on March 12, 2015 18:47
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