Álvaro Bisama's Blog, page 89
September 8, 2017
Gente interesante
El interés que despiertan algunas personas tiene mucho de magia. Es una combinación precisa entre la manera de ser y la forma de ver las cosas. La personalidad, la actitud, la expresión, la parada, son fundamentales. Nunca un tipo apagado o aburrido ha sido interesante. Pero, dicho eso, la mayor clave, lo que hace realmente atractiva a una persona, es su forma distintiva de ver las cosas. Es gente que es capaz de sorprender, de conectar hechos de una manera singular y arrojar conclusiones llamativas.
Por eso, en general, un especialista pocas veces es interesante. Lo es por una o dos veces, pero a la tercera conversación, todo se vuelve monótono. En el otro extremo, están los charlatanes, esos que creen saber de todo, pero, en el fondo, no saben nada. Al final, la gente que provoca interés se ancla en algún saber -la historia, la economía, la filosofía, las leyes, el arte, la ciencia-, pero al mismo tiempo tiene intereses diversos .Y, en general, han leído, escuchado y visto mucho.
“Es lo que, aquí en Harvard, llamamos la educación del ojo y el oído”, me dice un amigo mientras caminamos por la siempre majestuosa universidad. Y, por eso, no es raro que estos lugares sean la cuna de gente no solo inteligente, sino también muy interesante. Un sistema educativo que fomenta el debate, la búsqueda, el pensar crítico, desarrolla esa capacidad magnífica de ver y analizar las cosas de manera llamativa.
Pero todo esto no es solo patrimonio de las universidades. También del entorno, las ciudades. Un día en Nueva York puede ser más formador que cualquier postgrado o curso. Basta estar atento, saber mirar y escuchar. Está todo ahí. Por eso, los países desarrollados no solo son más ricos; también son más interesantes. Y su gente también.
Personas interesantes en Chile las hay, pero no abundan. De ahí que nuestras conversaciones son un poco chatas, llenas de lugares comunes. Pero hay excepciones. Arturo Fontaine, David Gallagher, Lucía Santa Cruz, Héctor Soto, Rafael Gumucio, son ejemplos de personas que pasan del mundo de la historia, la filosofía, la literatura a las discusiones públicas con un ingenio que sorprende. Incluso hay economistas interesantes, como Sebastián Edwards o Andrés Velasco, que tienen esa capacidad de salir de los números y entrar en las novelas o el arte.
La mayor parte de la gente interesante tiene varias cosas en común: han estudiado o vivido fuera de Chile. Les gusta viajar y conocer. Son grandes lectores, de ensayos, novelas y devoran los diarios. Van al cine, escuchan música, visitan alguna galería y museos. Les gusta comer y tomar. Su lugar ideal: la sobremesa luego de una buena comida. También son un tanto mañosos, a veces demasiado seguros, o dueños de la palabra. Con todo,
La entrada Gente interesante aparece primero en La Tercera.
Se agradece
La Sra. ministra portavoz, al día siguiente de la salida del equipo económico, en su vocería manifestó, que ya no tenía sentido seguir en el tema y que lo importante era seguir trabajando. Desde la perspectiva de la función de gobierno, tal declaración hace sentido, pero no es vinculante para los que queremos agradecer la labor ejecutada por los renunciados y es eso lo que deseo hacer en este espacio de opinión.
Tengo una alta estimación por Rodrigo Valdés, Luis Felipe Céspedes y Alejandro Micco, economistas de primer nivel, que trabajaron con enorme responsabilidad en estos años. Ellos estuvieron preocupados de que la economía rindiera frutos para las personas, y no solo de los números, como pareció sugerir la Presidenta Michelle Bachelet el jueves pasado. Se esforzaron por mantener la disciplina fiscal en un periodo de bajo crecimiento y debilitamiento de la confianza de los inversionistas. Trabajaron duro para que la economía chilena no perdiera las fortalezas que le hicieron ganar respeto internacional. Sin ellos habríamos tenido mayores dificultades. No olvidemos que la primera tarea de Valdés fue impulsar correcciones a la reforma tributaria aprobada en 2014.
Deseo que el nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, y el nuevo ministro de Economía, Jorge Rodríguez, tengan éxito durante la breve gestión que cumplirán.
Es fundamental que sigan dando señales claras que la responsabilidad fiscal no está en duda, ni tampoco las reglas sobre la inversión. Hay que reducir la desconfianza. No puede aumentar el déficit la próxima ley de presupuesto debe cuidar los equilibrios macroeconómicos y alentar el crecimiento.
Es mejor reconocer francamente que la crisis origina en las discrepancias que ha habido permanentemente en el gobierno acerca de cómo entender el progreso y sobre todo la búsqueda de mayor igualdad.
A mi juicio, el camino es potenciar la inversión privada y, al mismo tiempo, asegurar que el Estado sea un promotor de la inclusión social. En otras palabras, soy partidario de impulsar políticas pro mercado y pro solidaridad. Así progresó nuestro país y se puso a la cabeza de América Latina.
Chile necesita apostar fuerte por el crecimiento, la inversión, la creación de empleos, y despejar la incertidumbre que generan episodios como el lamentable rechazo del proyecto Dominga en la región de Coquimbo.
Por supuesto que hay que velar por el cumplimiento de las normas de protección del medio ambiente, pero hay que estimular la creación de nuevos centros productivos. Hay quienes creen que el Estado recibe sus ingresos por una vía misteriosa y no mediante los tributos que genera la actividad general de la economía. Tenemos que aprender de la experiencia de Argentina bajo el kirchnerismo y de Venezuela bajo el chavismo, donde el estado fue capturado por minorías sectarias y corruptas que produjeron enormes descalabros.
La entrada Se agradece aparece primero en La Tercera.
Una actualización necesaria
Dentro de las bases de la institucionalidad, la Constitución establece el deber del Estado de resguardar la seguridad nacional y dar protección a la población, con pleno respeto de sus derechos y garantías. A su vez, el mandato legal y constitucional del Ministerio del Interior es el resguardo de la seguridad pública, para lo cual se le dota de un conjunto de instrumentos y facultades. En el ejercicio de sus obligaciones, el Ministerio del Interior -junto a los Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones y de Justicia y Derechos Humanos- ha dispuesto la actualización del Decreto N° 142 de 2005, sobre interceptación de comunicaciones y almacenamiento de registros para investigaciones judiciales, que hoy está en trámite ante la Contraloría.
El propósito del nuevo reglamento es dar verdadera eficacia al Código Procesal Penal en sus artículos 218, 219 y 222, para establecer procedimientos precisos de modo que las empresas de telecomunicaciones entreguen oportunamente a la Fiscalía los metadatos (no el contenido) de comunicaciones de personas vinculadas a la comisión de un delito, requerido exclusivamente por un fiscal y con autorización judicial previa.
Para lograrlo, en la nueva norma, se establece un procedimiento destinado a estandarizar la forma en que las fiscalías requieren los metadatos y cómo las empresas los entregan. Así se subsana una dificultad que ha permitido a las empresas justificar demoras de 400 días en responder al sistema judicial, afectando el resultado de las investigaciones.
Se hace indispensable ajustar la normativa a la realidad de las tecnologías, incorporando nuevas formas de comunicación electrónica, pero siempre bajo el amparo del Código Procesal Penal, requerido por un fiscal y con autorización judicial previa.
En la tramitación de este decreto, se ha dado una controversia sobre elementos que no son parte del reglamento y se ha planteado que la norma vulneraría el derecho a la privacidad.
Sobre esto último, es necesario precisar que el derecho fundamental a la privacidad, según el Tribunal Constitucional, no es de carácter absoluto, y la principal hipótesis en la que se admite la intromisión en la vida privada es en materia delictual. Para ello, la ley dispone los procedimientos, siempre a requerimiento de un fiscal y la autorización de un juez.
El debate sobre interceptar, retener e incautar comunicaciones se dio en la tramitación del Código Procesal Penal, donde el legislador resolvió lo dispuesto en los artículos 218, 219 y 222, que se encuentran vigentes, y corresponden al sustento legal del actual reglamento y de su modificación. Los registros de datos de las comunicaciones han contribuido a resolver procesos judiciales complejos. En el caso de Nabila Rifo, se estableció el tráfico de llamadas de la víctima al imputado, el día posterior del ataque, su duración, horario y localización. En el caso Luchsinger, los registros permitieron situar en las inmediaciones del sitio del suceso a imputados que hoy enfrentan a la justicia. Para fortalecer esa contribución al sistema penal, se requiere que las empresas de telecomunicaciones sean diligentes y comprendan a cabalidad que también deben ayudar a resolver los problemas delictuales, en beneficio de todos. El nuevo reglamento apunta en esa dirección.
Es importante situar la discusión sobre antecedentes fácticos y no en prejuicios, presunciones o supuestos. El nuevo reglamento no considera una revisión masiva de personas y sus metadatos, sino que respecto de personas y asuntos judicializados, a requerimiento de un fiscal y con la autorización de un juez. Por tanto, se ajusta a las exigencias de protección de la privacidad que establece la Constitución, el Código Procesal Penal y el Convenio de Budapest, aprobado por el Congreso Nacional y vigente en Chile desde agosto de 2017.
La entrada Una actualización necesaria aparece primero en La Tercera.
El decreto avasalla la privacidad
Hace poco, la organización Derechos Digitales dio a conocer un decreto, firmado por la Presidenta Bachelet, que podría incrementar el acceso gubernamental a datos personales. El decreto, que aún debe ser aprobado por la Contraloría para entrar en vigor, afectaría gravemente el derecho a la privacidad y replica prácticas de gobiernos autoritarios.
El decreto exige que las compañías de telecomunicaciones conserven, al menos por dos años, datos sobre comunicaciones de todos los ciudadanos sin distinción, incluidas llamadas telefónicas, mensajes de correo electrónico y de aplicaciones de celular. Si bien no exige preservar el contenido de dichas comunicaciones, cubre datos, como la localización de las personas y los números telefónicos llamados, que podrían darle al gobierno una información clave sobre la vida privada del usuario, especialmente cuando la información se recolecta a gran escala. Por ejemplo, si el gobierno sabe que alguien hizo una llamada a un oncólogo o a un psiquiatra, podría arrancar conclusiones claras sobre la situación personal de quien hizo la llamada, aun sin saber qué dijo. Asimismo, los datos de localización de celulares pueden dar a las autoridades un mapa detallado de los movimientos de una persona.
Esto supone una intromisión desproporcionada en la privacidad. Sin duda es razonable exigir acceso a datos específicos para investigar delitos, siempre que haya ciertas garantías básicas. Pero la retención indiscriminada de datos que dispone el decreto va mucho más lejos y afecta a todos los usuarios, al margen de si son sospechosos de haber cometido un crimen. El máximo tribunal de la Unión Europea, el Tribunal de Justicia, ha invalidado leyes similares en dos oportunidades, señalando que estas suponen una intrusión injustificada. Aunque el Reino Unido aprobó una ley de retención de datos el año pasado, en general los países de la Unión Europea han gradualmente derogado estas normas. En cambio, gobiernos autoritarios como los de China y Rusia recientemente ampliaron sus leyes sobre conservación de datos para fortalecer la férrea vigilancia que ejercen sobre sus ciudadanos.
Más aún, el decreto sólo exige explícitamente una orden judicial para interceptar comunicaciones, y no para acceder a datos ya retenidos. Sin control judicial, el decreto podría convertir al gobierno en una especie de “gran hermano” que puede saber, todo el tiempo, donde está cada persona y con quienes se comunica.
Por último, el decreto también prohíbe a las compañías de telecomunicaciones usar tecnología que impida interceptaciones. Si se interpreta esta norma de forma amplia para prohibir el encriptado, Chile sentaría un precedente peligroso. El encriptado es fundamental, en la actual era digital, porque protege a millones de usuarios frente a ciberdelincuentes y hackers. Incluso en Estados Unidos, uno de los países con políticas más intrusivas en este ámbito, el Congreso no ha apoyado propuestas para restringir la encriptación porque reconoce su importancia para limitar el cibercrimen. El gobierno de Chile debería dar el ejemplo promoviendo el encriptado como una medida indispensable para incrementar la seguridad de sus ciudadanos, en lugar de imitar a gobiernos como los de Rusia y Turquía, que lo han restringido.
Cuando la Contraloría se pronuncie en los próximos días sobre el decreto, deberá decidir si protege el derecho fundamental a la privacidad de los chilenos o si permite que el gobierno replique políticas típicas de países autoritarios. No debería haber dudas sobre cuál es la decisión correcta.
La entrada El decreto avasalla la privacidad aparece primero en La Tercera.
La otra victoria de Kim Jong Un
Si bien la victoria más importante del dictador norcoreano, Kim Jong Un, es haber alcanzado el “status” nuclear que durante décadas persiguieron su abuelo y su padre, hay otra que con el paso de los días va siendo evidente y no es menos ingrata: la creciente división de los países encargados de contener (es imposible revertirlo) el programa nuclear norcoreano.
No me refiero a la tensión entre Washington y tanto Moscú como Beijing, que prefieren abordar este asunto de un modo muy distinto al de Estados Unidos, sino al océano de distancia que se está abriendo entre Donald Trump y Moon Jae-in, el nuevo Presidente de Corea del Sur. Hay que recordar que el orden mundial vigente (que, como todos los “órdenes mundiales”, es susceptible de modificaciones sustanciales un buen día) depende, en lo que respecta a Asia, del vínculo estrecho entre Estados Unidos y dos países clave, Japón y Corea del Sur. No son los únicos aliados asiáticos, pero sí los dos más importantes, razón, precisamente por la que Corea del Norte amenaza tan insistentemente a esos dos vecinos, a los que considera puntales, en Asia, de la estrategia occidental para acabar con ese régimen.
Desde que, hace poco, el nuevo mandatario surcoreano asumió el poder, eran previsibles las tensiones. Él se inclinaba por el apaciguamiento, mientras que Trump proponía una línea dura. Sin embargo, muy seguro de sí mismo, Kim Jong Un se encargó de acorralar a Moon Jae-in con amenazas y ensayos balísticos (y, ahora, nucleares), lo que obligó al surcoreano, por presión de sus compatriotas, a endurecer su propia línea. De allí que retomara el programa de instalación del escudo antimisiles que su antecesora, Park Geun-hye, había iniciado y él suspendido. Todo parecía indicar que esta convergencia, más la actitud frontal de Tokio, preservaría al menos el frente unido frente a Pyongyang.
Pero las cosas se han vuelto a torcer. Donald Trump ha elegido el peor momento para volver a la carga contra el TLC entre Washington y Seúl vigente desde 2012, amenazando con liquidarlo, y para disparar trinos de Twitter contra su colega surcoreano, acusándolo de “apaciguamiento” frente al dictador del norte de la península. Esto ha llevado a Corea del Sur a recostarse en Naciones Unidas, a la que pide nuevas sanciones (que se añadirían a las últimas que puso en marcha el organismo mundial el mes pasado).
Lo cierto es que Corea del Sur tiene miedo. No sabe con quién puede contar, dado que China y Rusia se oponen a nuevas sanciones, y especialmente dado que Vladimir Putin pide reconocer que Pyongyang no va a renunciar a sus armas de destrucción masiva, lo que equivale a aceptar a ese régimen como potencia nuclear. Distanciado Estados Unidos de Seúl, y muy inclinados tanto Beijing como Moscú a utilizar a Pyongyang como contrapeso a Washington en Asia, lo que queda es una Corea del Sur en una apremiante soledad.
Esto es especialmente peligroso teniendo en cuenta que todavía no sabemos si el único objetivo del dictador de Corea del Norte es sobrevivir o si, además, pretende reunificar la península bajo su mando. Si fuera lo segundo, la peor forma de impedirlo es alimentar la soledad surcoreana, que es lo que parecía estar haciendo Donald Trump en los últimos días al disparar balas verbales contra uno de los grandes aliados asiáticos de Washington.
Trump tiene que tener mucho cuidado porque está caminando sobre un campo minado. Cada trino, cada exabrupto verbal, es un punto que Kim Jong Un se anota en su guerra fría, cada vez menos fría, con su vecino sureño.
La entrada La otra victoria de Kim Jong Un aparece primero en La Tercera.
Hasta más arriba de la coronilla
La protagonista de Tal vez sí, tal vez no, la llamada novela perdida de Germán Marín, es una señorona peculiar y en apariencia despreciable: se trata de una dama muy alta, corpulenta, que siente una desconfianza atávica hacia quienes la rodean, demuestra una irritante seguridad en sí misma, practica una tacañería proverbial, da rienda suelta a una sensibilidad sumamente antojadiza, se deleita con el fisgoneo de las vidas ajenas, detesta a los animales, siempre camina con la cabeza gacha esperando encontrar alguna bagatela en el suelo, sueña que la persiguen y acosan diversas calañas de psicópatas, y posee, por si no bastara, cierta capacidad única, se diría que incluso intrépida, para enervar al prójimo. La primera frase de este libro ejemplar, escrito en 1996 y archivado hasta hace poco tiempo, da cuenta de la singular catadura de una mujer inolvidable: “Como es sabido, hasta los más avezados criminales fueron en sus inicios unas hermosas criaturas y, aunque la Nona no llegó a pertenecer a la primera condición, suscitó malos pensamientos en aquellos que la conocieron desde su más tierna infancia”.
La Nona pertenece a esa clase de personas que orondas, impertérritas y extravagantes avanzan por la vida a tranco seguro, rasgos que, sumados a su altura desmedida, la asemejan a Violeta Quevedo, la más excéntrica de las escritoras chilenas. Claro que, a diferencia de ésta, la Nona no revela debilidad alguna por las letras, salvo cuando a través de cierta correspondencia maliciosa procura inmiscuirse en la vida del resto. La Nona, antes que nada, es pragmática y liberada de cualquier tipo de sentimentalismo, como queda demostrado en el escaso afecto que dedica a su hijo único, Miguel, de profesión escritor, y en el desinterés absoluto que le producen sus nietos. “Dividido el mundo en personas, animales y cosas, la Nona sólo sentía aprecio por estas últimas, en particular por los objetos simples y prácticos que le daban entonación a la vida”.
Completamente despojada de la sexualidad explícita y a veces perversa que abunda en otras novelas de Marín, Tal vez sí, tal vez no despliega un credo negro, magníficamente desarrollado, que provoca la rendición inmediata del lector. Me refiero a un humor oscuro, pringoso, que oscila entre la malignidad y la risión a secas. La posibilidad real de que el narrador innominado de la vida de la Nona sea Miguel, el hijo escritor, le otorga al asunto un trasfondo descarnado y cómico en su perfidia, mientras que el inesperado y dramático giro policial que ocurre hacia el final del relato da cuenta de un hecho brutal: eran varios los personajes que estaban hasta más arriba de la coronilla con la Nona.
Por sabida y reconocida, la maestría de la prosa de Marín no merece mayores comentarios: nadie en nuestra lengua escribe como él. No obstante aquí, en Tal vez sí, tal vez no, hay un par de rasgos deslumbrantes que resulta imposible ignorar. El primero es la soltura con que el autor maneja los tiempos biográficos de la Nona. Pese a las diferentes etapas retratadas (guagua, colegiala, adolescente, soltera, casada, madre, abuela), y pese a los saltos narrativos entre una y otra edad, el lector jamás pierde el hilo existencial de la protagonista. En consecuencia, su retrato cobra una profundidad que permite ver con nitidez los sucesivos estratos de una personalidad compleja. El segundo artilugio, por así llamarlo, difumina los lugares en que transcurre la acción entre tres capitales (Barcelona, Buenos Aires y Santiago), de modo que nunca queda totalmente claro dónde estamos parados. El efecto es desconcertante al principio, cautivador de ahí en adelante.
¿Cómo es posible que la Nona, después de lo dicho al comienzo, sea en realidad un personaje entrañable? La respuesta yace en ese humor audaz, recio, sin concesiones ni sentimentalismos, con el que Germán Marín vuelve a fijar su estampa en el primerísimo plano de la narrativa chilena, tan poco propensa, dicho sea de paso, a la risilla inteligente.
La entrada Hasta más arriba de la coronilla aparece primero en La Tercera.
Osadas y crudas
Aparecieron, o más bien se impusieron con sus libros y obsesiones. Llegaron a renovar un panorama literario marcado por autores hablando de temas masculinos. Las escritoras que conforman la nueva generación literaria, menores de 40 años, son un fenómeno ineludible. Es insólita la cantidad de escritoras que publican libros con valor. Algunas son más inocentes que otras, unas más desprovistas de recursos, otras intuitivas y sagaces. La mayoría ha publicado uno o dos libros y pretenden hacer de la escritura una forma de vida, según dicen. No solo traen historias que contar, sino que nuevas perspectivas que abren el ángulo de la mirada hacia la sociedad. Y, por supuesto, lo hacen con un lenguaje particular y una visión política de lo que significa escribir. Pienso en escritoras como Paulina Flores, Camila Gutiérrez o Isabel Margarita Bustos, para mencionar a las que prefiero y he leído dentro de una serie de títulos inabarcable.
Por cierto, esta generación tiene antecedentes en prosistas que desde los años 80 y 90 vienen persistiendo con obras que tratan de mujeres y que se pregunta por el tema de género. A esos antecedentes históricos habría que sumarles otros, como la literatura norteamericana, el cine oriental, el animé, los estudios universitarios y los talleres literarios. Es decir, son autoras formadas en la academia y en el pop, que asumen la estrategia sin complejos ni miedos a la hora de inscribirse.
En los cuentos que componen Qué vergüenza, el primer y único libro de Paulina Flores, vemos retratada una nueva pobreza, una marginalidad que corresponde con el país actual. Son textos clásicos en su estructura. Son propios de una autora que ya encontró su voz y que tiene una conciencia social que está profundamente arraigada en su propuesta. Flores no solo apuesta por el realismo, además asume las implicancias de esta tradición con absoluta solvencia. Lo suyo son las intimidades desoladas y los caracteres afligidos. No hay humor ni delirio en estos cuentos. Sí ferocidad y aspereza. El deseo y los placeres de los personajes que habitan Qué vergüenza están bajo necesidades y apremios económicos. No hay complacencia en lo que escribe Paulina Flores: muestra con destreza cómo vive la mayoría de nuestro país, qué padecen y qué los angustia.
Camila Gutiérrez representa un caso radical. Su primer libro, Joven y alocada, fue un éxito de público y derivó en una película. Es autobiográfico y está escrito con soltura y total desparpajo para hablar de sexo y relatar episodios íntimos. Luego, Camila Gutiérrez sacó No te ama, una novela en donde el humor y estilo que había esbozado en su primer libro llegan a un nivel superior. El tema del deseo atraviesa la historia de este texto, cuyo uso del lenguaje está fuera de los códigos y costumbres literarias. No te ama está escrito en una lengua que suena a hablada y que da la sensación de no tener represiones. El humor y la melancolía están tan ligados en quien narra, que su lectura conforma una experiencia casi privada con la autora. Además, tanto Joven y alocada como No te ama, describen el mundo canuto, donde fue formada la autora. Sospecho que es primera vez que el imaginario de esta religión entra a la literatura, al menos de forma tan pop.
La publicación de la novela Jeidi de Isabel Margarita Bustos viene a establecer una línea narrativa distinta, más cercana a lo poético y a una ironía sutil. Su prosa es tersa y exacta para narrar hechos comunes pero que se vuelven enigmáticos sin estridencias. Al leerla tuve la sensación de haber rozado una experiencia leve e inaudita.
Las generalizaciones son vagas e imprecisas a la hora de los juicios. Nada más lejos de mis pretensiones que sancionar los libros que no he leído. De ahí que me limite a mis preferencias. En cambio, sí me interesa señalar lo nuevo que está sucediendo en nuestra cultura. Sobre todo cuando la novedad tiene connotaciones insospechadas que sería interesante dilucidar. Hay una literatura de mujeres dispuestas a correr riegos, revisar la tradición y a entregar obras que asumen la incomodidad contemporánea con una disposición desafiante. Eludir esta sorprendente y energética actitud cultural es de viejos vinagres.
La entrada Osadas y crudas aparece primero en La Tercera.
No se hagan los sorprendidos
Con la tranquilidad de haber tocado el tema en este mismo espacio hace mucho rato, desde luego antes y durante la Copa Centenario (lo que generó desagradables discusiones y enormes distancias con varios de los que hoy forman parte de la marea de conversos-críticos-de-Pizzi-de-última-hora), veo que ha vuelto a resurgir el tema de las carencias en el trabajo de la Roja.
Repito lo dicho en ese entonces: puede resultar alguna vez, incluso un par de veces. Por distintas razones (el vuelito del gran trabajo anterior, la voluntad de los jugadores, cosas imborrables en el disco duro del plantel o incluso suerte), pero bajar los niveles de exigencia, reducir la carga de trabajo, desordenar el libreto, ensayar menos, siempre termina por pasar la cuenta. Siempre. Aparte a veces hay que cambiar el disco duro por el paso del tiempo o la modificación de las personalidades y los ánimos grupales. Si no se hace, el riesgo es enorme. Pues bien, en este proceso no se hizo.
Mareados, quizás, por las victorias momentáneas… que nunca fueron completas, que siempre dejaban abierta alguna duda: la falta de gol, las indisciplinas, la conducción opaca.
Para mantener una Ferrari y avanzar en el triunfo hay que tener herramientas. Y tienen que ser muy poderosas. Jamás tibias, confusas o vacilantes. Un gran técnico es un pensador, un ideólogo, un guía. Un tipo capaz de patentar un estilo que remueva a propios y ajenos. No un mero presidente de curso. No apenas un jefe de manada. Suele pasar, porque le cuesta asimilar el rol a los ex-jugadores.
En esos marcos, aclaremos una vez más lo obvio: la excelencia futbolística se juega en su mayor parte en las prácticas y en los análisis previos a los partidos. Es un ejercicio formal, intelectual, cerebral. Lo que se ve finalmente en la cancha no es resultado del talento o la improvisación -como le encanta decir a los más flojos- sino de los conocimientos tácticos, de las horas de repeticiones, de la obsesión por los distintos movimientos posibles, de los ensayos y pruebas PREVIAS, de la búsqueda de variantes durante los entrenamientos, del análisis riguroso de videos. Eso es lo que realmente marca las diferencias. Y lo que hizo que la selección chilena llegara a ser lo que fue (y de algún modo, quiero creer, sigue siendo). No era el cuevazo de tener a Vidal, Sánchez, Medel o Bravo juntos, solamente. Nunca fue eso, sino lo que otros cuerpos técnicos lograron hacer con Vargas, con Isla, con Díaz, con Jara, con Aránguiz, con Beausejour. Con el conjunto. La sapiencia y la capacidad para trabajar un plan inicial y otro B e incluso C llegado el caso. Con conceptos, obviamente, mucho más elaborados que la simpleza de llamar “a los que andan bien” o meter más delanteros “cuando falta gol”. Eso lo hago yo. O usted. Y se necesita más.
Así como da lo mismo que un equipo pierda alguna vez si muestra trazos de un trabajo sólido, da lo mismo que otro gane copas si trabaja menos que antes, si se mueve mal en el terreno, si ya no es una fuerza compacta, si le falta volumen ofensivo. Tarde o temprano la pifia pasará la cuenta. Digo: si falla la conducción central, todo quedará supeditado a las individualidades. Y eso, como se vio en los últimos dos partidos, es demasiado riesgoso. Más aún para Chile, que tanto, tanto talento no tiene.
Queda una mínima opción, es cierto, pero este plantel aún puede aprovecharla. Como homenaje a los que iniciaron esto y a sí mismos, a lo que ya lograron con la camiseta roja (y que por lo demás siguen consiguiendo con otras camisetas). A ver si se entiende: en las clasificatorias no hay semanas largas, como en los torneos. Por ende, los pocos días que quedan de Pinto Durán hay que trabajar mucho más de lo que se trabajó hasta ahora. Mucho más. Cada movimiento, cada ingreso, cada innovación táctica, cada reemplazo. No se puede dejar de nuevo a la suerte de Dios el ingreso de un desacostumbrado nueve de área. O las refacciones por ausencias. La improvisación cuesta cara. La tibieza mata. A todos. ¿Tan difícil resulta entenderlo?
Partamos por revisar la irresponsabilidad que implica tanto día libre. O por retomar, aunque sea en modo urgencia, la sana costumbre del doble entrenamiento diario, como en los buenos tiempos. Puede hacer la diferencia. Yo al menos prefiero eso que volver, como antaño, a rezarle a una calculadora.
La entrada No se hagan los sorprendidos aparece primero en La Tercera.
En su propia trampa
El concepto podría estar definido por el mismo nombre. “Trap” en inglés significa “trampa” y esa es precisamente la sensación o el concepto que se intentaba describir cuando este subgénero del hip hop y la electrónica empezó hace más de 20 años en Estados Unidos a retratar el mundo del margen, de la vida delincuencial, de la adversidad. En esta parte del mundo, tal como ha pasado con prácticamente todos los géneros importados, el trap tomó una particularidad especial, única, ligándose con el reggaetón y toda su estética sexista y material. Así las cosas, el estilo de moda tuvo la semana pasada una prueba manifiesta de que el concepto que esconde muchas veces escapa del alcance de sus propios cultores y es interpretado de manera literal entre los más influenciables.
El puertorriqueño Bad Bunny, una de las estrellas del género junto a Bryant Myers, tuvo una gira por el país que terminó enfrentando situaciones complejas una supuesta balacera en Espacio Broadway, un atropello con resultado de muerte después del mismo show, botellazos y cancelación en Viña y un reforzamiento inusual de seguridad para un concierto en el Caupolicán. Nunca es bueno estigmatizar y menos por la música. Pero es difícil pensar que este imaginario bien descrito en temas como En qué País, de Myers, no termine siendo atractivo para algunos que efectivamente viven en esa marginalidad.
Lo que habría sucedido en Espacio Broadway, por ejemplo, tuvo que ver aparentemente con una rencilla entre pandillas rivales y lo que se confirmó fue la precariedad de los productores involucrados en montar espectáculos con mínimas medidas de seguridad considerando que gran parte del público que puede llegar a ver a Bad Bunny u otros del trap no es precisamente familiar. En paralelo, el mismo nombre generó una controversia al ser anunciado como uno de los artistas importantes del Festival Frontera que este año se va hacer en el Hipódromo Chile. No fueron pocos los que celebraron la “apertura” de un evento que por primera vez convoca a algunos de los exponentes de este ritmo. Pero también fueron muchos los que se declararon en contra, entre ellos Cee Funk, de Los Tetas, que se manifestó en contra de este estilo. El tema de fondo parece ser ¿qué tiene el trap que genera estas pasiones? En una palabra, peligro. Un perfil prohibido que siempre ha sido caldo de cultivo para el público adolescente. Juzgarlo o negarlo a priori puede ser tan injusto como ha pasado con tantos otros ritmos de la música popular. Pero también sería insólito ignorar lo mínimo que se necesita para hacer la necesaria diferencia entre lo que es una canción y la vida misma.
La entrada En su propia trampa aparece primero en La Tercera.
September 7, 2017
¿Cuánto cuesta?
¿Cuánto cuesta? ¿Y qué podría hacerse con los mismos recursos? Preguntas claves para cualquiera que haya tomado un curso introductorio de economía. Desafortunadamente, las propuestas que hacen algunos candidatos y algunos movimientos que han alcanzado alta notoriedad no contienen ninguna pista acerca de las respuestas a preguntas tan básicas. Doy solo dos ejemplos: aunque la gratuidad universal en la educación superior no es un objetivo inmediato de la política pública, es aún la aspiración de la Nueva Mayoría. Y el reemplazo de las AFP por un sistema de reparto (aún sin definir cómo se lo va a implementar) es la bandera de lucha de un movimiento social que reúne a personas descontentas por las bajas pensiones que proporcionan las AFP (y quizás el pilar solidario del sistema de pensiones también) y probablemente represente las preferencias de buena parte de la Nueva Mayoría.
En otras columnas ya me referí a la gratuidad en la educación superior y a lo regresiva que ella resulta. No solo no hace nada por mejorar el acceso a la educación superior para los jóvenes de ingresos modestos, y a los mayores ingresos que ello conlleva, sino que le resta recursos a otros objetivos que, todos los analistas coinciden, serían más efectivos en mejorar el acceso a la educación superior para los pobres. Hay una coincidencia casi universal que el gasto más efectivo para superar los problemas que enfrentan los jóvenes de bajos ingresos está en la educación pre-escolar y la escolar. Solo últimamente se ha venido a reconocer que la educación técnico profesional, la cual cursan mayoritariamente estudiantes de bajos ingresos, es más importante para equiparar oportunidades que la universitaria. ¿El costo de la gratuidad universal en la universidad? Pareciera que no importa, que basta invocar unos “derechos sociales” para argumentar en su favor. No es difícil hacer el cálculo. ¿Y lo que hay que sacrificar? Bueno, mejorar la educación preescolar y escolar para los pobres, que son los olvidados de las políticas públicas.
En lo que se refiere al movimiento “No+AFP”, tampoco se ha calculado el costo de la propuesta de volver a un sistema de reparto. Es indispensable hacer ese cálculo y a cuánto debería subir la tasa de cotización para poder hacer viable ese sistema en una sociedad que envejece rápidamente y, como consecuencia, en la cual la población activa debe hacerse cargo de la jubilación de los mayores, como se requiere en un sistema de reparto. Ello no significa que no debamos mejorar el sistema, sí que es importante evaluar los costos de las alternativas.
No debemos hacer políticas públicas simplemente apelando a las emociones y a nuestro sentido de justicia. Es importante cuantificar cuánto cuestan nuestras propuestas y evaluar si tenemos medios distintos para acercarnos a los objetivos y que sean financieramente responsables para nuestra economía.
La entrada ¿Cuánto cuesta? aparece primero en La Tercera.
Álvaro Bisama's Blog
- Álvaro Bisama's profile
- 100 followers

