Hugo García Michel's Blog, page 251
August 3, 2014
North by Northwest
Conocida en español (al menos en México) como Intriga internacional (un nombre no del todo coincidente con la trama, porque sí hay intriga pero no precisamente internacional), North by Northwest de Alfred Hitchcock (1959) es una cinta de acción y espionaje que parte de una no muy creíble confusión de identidades y que en un tono de thriller con toques de comedia resulta muy entretenida.Protagonizada por el fantástico y siempre simpático Cary Grant y la bella Eva Marie Saint, la película tiene secuencias de antología, algunas de ellas ya clásicas de todos los tiempos, como aquella en la que una avioneta trata de asesinar a Roger O. Thornhill (Grant) en medio de una solitaria carretera o la parte final, con Roger y la guapa y contradictoria Eve (Saint) tratando de huir de los asesinos (cuyo jefe es el temible Philipp Van Damme, interpretado por el siempre grande James Mason) nada menos que en el monte Rushmore, donde están esculpidos los rostros de varios ex presidentes de los Estados Unidos.
Como siempre acostumbraba, el propio Hitchcock aparece al principio del filme, cuando falla en su intento de abordar un autobús. Mención aparte merece su gran humorada sexual (quizás en su época subliminal, aunque hoy resulta más que obvia) en la última toma de la película, aunque no la contaré por si no la han visto la ci.
Uno de los grandes clásicos del gran mago del suspense (valga el lugar común).
Published on August 03, 2014 19:30
August 2, 2014
La oposición por consigna
En su “El asalto a la razón” del pasado miércoles y con el título de “El negocio es hacerla de tos”, Carlos Marín se refería a esa izquierda mexicana que tiene como consigna el oponerse a todo y por todo. El texto me hizo recordar mis tiempos como militante político, a fines de los años setenta del siglo pasado, cuando en una asamblea estatal ordinaria (así se les llamaba a las reuniones que se hacían en la sede del Partido Mexicano de los Trabajadores en la calle de Bucareli, entre los representantes de las diferentes delegaciones del Distrito Federal y los dirigentes del Comité del DF), el presidente del partido en la capital, Eduardo Valle, “El Búho”, nos dijo que como partido de oposición estábamos obligados a oponernos “a todo lo que haga o diga el gobierno”. Así, sin matices: había que oponerse a todo.Siempre me brincaron aquellas palabras del buen “Búho” y es por eso que jamás las he olvidado. No me parecía –y sigue sin parecerme– razonable que hubiera que decir no a cualquier medida o a cualquier ley, sólo porque éstas emanaran de una decisión gubernamental. Sin embargo, es claro que nuestra izquierda se sigue rigiendo por ese dogma tan prejuicioso como absurdo. Es por ello que se da la paradoja de que hasta con las propuestas progresistas o que signifiquen un avance para el país, las huestes opositoras de gauche se alcen en contra y eso incluye ideas que antes esgrimieron los propios izquierdosos y que en cuanto son adoptadas por el gobierno se convierten automáticamente en indeseables, reaccionarias, traidoras y vendepatrias.
No es gratuito o idiota, por supuesto, que estos compas hagan eso. Se trata no sólo de su modus operandi sino de su modus vivendi. Oponerse a rajatabla y aun contra la razón los hace vendibles ante sus seguidores, aunque estos sean cada vez menos. Ello a la larga se traduce en votos, en prerrogativas y, but of course, en beneficios económicos como los que otorgan las leyes electorales.
¡Opongámonos a todo, menos a recibir lo que nos toca de la partida presupuestal del INE… y que muera el mal gobierno!
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
Published on August 02, 2014 13:29
August 1, 2014
El leprosario de Jack White
Según el diccionario de la Real Academia (de la Lengua) Española (la RAE), un lazareto es un “establecimiento sanitario para aislar a los infectados o sospechosos de enfermedades contagiosas”. También lo define, en una segunda y más seca acepción, como “hospital de leprosos”.Jack White ha intitulado así a su segundo trabajo discográfico como solista (el primero, Blunderbuss, aparecido en 2012, es una obra impactante e imperecedera; ver Nexos No. 417). Lazaretto es pues el nombre de la nueva entrega y nos encontramos ante un álbum fascinante, en el que White lleva a los máximos extremos su propuesta artística y musical y no me refiero a su propuesta en solitario, sino a la que ha ofrecido desde que grabó su primer disco con The White Stripes, en el ya un tanto lejano año de 1999.
Tres lustros en el camino. Quince años de trabajo incansable como guitarrista, cantante, arreglista, compositor, productor y difusor musical. Jack White vive en una incesante neurosis creativa, esa neurosis ansiosa y urgente que lo hace no sólo crear sino concebir un sinfín (y empleo la palabra sinfín con toda intención) de proyectos unidos por una sola causa: el amor por la música.
De los mencionados White Stripes (al lado de Meg White) a The Raconteurs y The Dead Weather, pasando por su participación como productor, colaborador o impulsor de gente como Karen Elson, Loreta Lynn, The Greenhornes, Conan O’Brien, Mildred and the Mice, The Black Belles, Laura Marling y varios más, White (cuyo verdadero nombre es John Anthony Gillis, nacido en Detroit el 9 de julio de 1975 –acaba de cumplir treinta y nueve años de edad) ha recorrido la milla y se ha dado también el lujo de fundar su propia disquera (Third Man Records) y de reeditar en vinil varias series de álbumes antiguos que se habían perdido en el tiempo o eran de muy difícil adquisición, entre ellos algunas grabaciones de pioneros del blues como Charley Patton, Blind Willie McTell y The Mississippi Sheiks.
Pero entremos de lleno al tema central del presente artículo. Editado por Third Man, Lazaretto es una obra tan excéntrica como impecable. Se trata de una colección de once canciones magníficas con las que lleva más allá esa extraña mezcla de dureza y dulzura, de acidez y ternura, de fuerza y suavidad que había mostrado en Blunderbuss. Esto queda muy bien ejemplificado con el tema abridor del disco: el genial “Three Women”. Aparte de la irónica letra, es en la asombrosa construcción musical, en la intrincada estructura de la pieza, que descubrimos el talento del músico para edificar una maravilla de escasos cuatro minutos, en los cuales nos muestra todos y cada uno de sus recursos actuales como autor, arreglista y ejecutante.
Lo mismo puede decirse de los otros cortes, como el homónimo “Lazaretto” (una rareza un tanto enferma, cuyas extrañas palabras en español -“Yo trabajo duro como en madera y yeso”- rápidamente se han convertido en frase repetida por los seguidores del buen Jack), el precioso “Alone in My Home” (una balada vivaz, enérgica y perfecta a dos voces, con Ruby Amanfu haciendo segunda: “I’m alone in my home, nobody can touch me”), el provocativo “Just One Drink” (con mucho de los Rolling Stones, Lou Reed y una clara paráfrasis de la célebre línea de Howlin’ Wolf cuando dice “You drink water, I drink gasoline”), el apacible “Entitlement” (con su deliciosa guitarra slide), el desquiciado “That Black Bat Licorice” (un delirio absolutamente inenarrable), el pantanoso “I Think I Found the Culprit” (con sus aires oscuros que remontan a las zonas más escalofriantes del delta del río Mississippi), el bucólico “Temporary Ground” (Ruby Amanfu vuelve a decir presente con su espléndida segunda voz), el melancólico y final “Want and Able” (con sus graznidos de cuervo introductorios a esta concluyente y hermosa melodía que clama “Who is the who, telling who what to do? ”) o el seductor y poderoso “Would You Fight for My Love?” (todo un delicioso melodrama de enrarecidos aires sureños).
Lazaretto tiene algo de conceptual, ya que las canciones están unidas por una vieja y casi literaria idea de White pergeñada en su adolescencia y mantiene cierta relación gótica y hasta diabólica con el Get Behind Me Satan que los White Stripes grabaron en 2005. Algunas de sus canciones podrían formar parte de las bandas sonoras de series televisivas como True Blood o True Detective.
Jack White se mantiene incontenible y en absoluta forma creativa. Su fabuloso hospital de leprosos es la prueba más contundente de ello.
(Publicado este mes en la revista Nexos No. 440)
Published on August 01, 2014 18:30
July 31, 2014
#yosoyabbiehoffman
Con mi vieja edición original del Steal This Book.A veinticinco años de la muerte del mítico y contradictorio líder yippie, vale la pena revisar su vida militante y su obra política y literaria.Hay de líderes radicales a líderes radicales. Hoy que resulta tan fácil sentirse revolucionario desde la comodidad de una laptop o de un teléfono inteligente, parece difícil comprender cómo era oponerse al sistema establecido, no desde un Starbucks o un café internet, sino desde la misma calle, en una época en la que la represión iba en serio y era mucho más que una mera proclama política.
Abbie Hoffman era un líder radical. Sus ideas buscaban la raíz de los males que quería combatir y lo hacía con medidas extremas.
Nacido el 30 de noviembre de 1936, en Worcester, Massachusetts, este inquieto militante de origen judío fue una de las cabezas más importantes del Partido Internacional de los Jóvenes (Youth International Party), cuyas siglas en inglés (YIP) dieron origen al movimiento yippie. Al contrario de los hippies, caracterizados por su pacifismo, su flower power y sus consignas de “Paz y amor”, “Haz el amor y no la Guerra”, etcétera, los yippies eran activistas que intentaban golper en la yugular al Sistema, con acciones que sin llegar al terrorismo o a la violencia abierta, sí alcanzaban a trastornar al Estado norteamericano, al grado de ser considerados como individuos fuera de la ley.
Jerry Rubin y Abbie Hoffman fueron los dos líderes más conspicuos del yippismo. Ambos se dieron a conocer con sus intervenciones en la Convención Demócrata de Chicago de 1968, la cual terminó con una brutal represión policiaca. Junto con otros seis líderes del YIP, fueron arrestados y se les acusó de conspiración, sublevación y amotinamiento. Al poco tiempo quedaron libres, pero Abbie no tardaría en ser encarcelado en múltiples ocasiones (más de treinta) por los más diversos motivos: desde haber usado una camisa con los colores de la bandera gringa hasta haber colaborado con el movimiento en pro de los derechos civiles de los negros, pasando por sus participaciones en marchas contra la guerra de Vietnam y su famoso exorcismo al Pentágono, cuando junto a cincuenta mil jóvenes formó un círculo humano para tratar de hacer levitar al edificio orgullo de la U.S. Army. Otra famosa acción fue aquella en la cual arrojó billetes de un dólar en el interior de la Bolsa de Valores de Nueva York, enloqueciendo a los presentes -desde empleados hasta corredores y agentes- e interrumpiendo con ello las actividades de ese importante centro financiero.
Otra anécdota muy célebre sucedió durante el festival de Woodstock, en 1969, cuando Hoffman logró subir al estrado y apoderarse del micrófono para lanzar un inflamado discurso en favor de la libertad del militante preso John Sinclair. Cómo seguía hablando y no había forma de acallarlo, Pete Townshend, guitarrista de The Who, tomó su guitarra y propinó a Abbie un sólido golpe en la cabeza que casi lo manda al hospital.
Para 1970, Abbie Hoffman era una leyenda, un verdadero antihéroe. Autor de varios libros en los cuales atacaba abiertamente al sistema capitalista e híper corporativo de los Estados Unidos (Revolution for the Hell of It con su apéndice Fuck the System, Woodstock Nation, Steal This Book*), muchos recuerdan a Hoffman por su ocurrencia de lanzar como candidato presidencial por el YIP a un cerdo llamado Pegasus.
Abbie reconocía como sus padres espirituales lo mismo a Antonin Artaud que a Groucho Marx, al Che Guevara que a Lenny Bruce, a Mao Tse Tung que a Robin Hood.
A mitad de la década de los setenta, era un tipo tan perseguido que se vio obligado a huir de su país con un nombre falso. Con el apelativo de Barry Freed, se estableció en Montreal, Canadá, donde se inició en una nueva clase de militancia: la pugna en favor de la protección del ambiente.
En 1980, escribió su autobiografía: Soon to Be a Major Motion Picture. Ya sin ser un perseguido político, se convirtió en militante antinuclear. De 1984 a 1986 se dedicó a recorrer, al lado de Jerry Rubin, una cincuentena de universidades norteamericanas. Para ese entonces, Rubin había adjurado del yippismo y era lo que hoy llamamos un yuppie. Lejos del anarquismo que profesara dos decadas atrás, era ahora un defensor a ultranza del sistema capitalista, el consumismo y el american way of life. Asesor de importantes firmas trasnacionales, Rubin daba sus puntos de vista y Hoffman los contradecía en largas, apasionadas y fársicas polémicas que llegaron al punto de parecer un circo.
Con todo, la vida amorosa y familiar de Abbie no era buena y sus ingresos económicos lo eran menos. En 1988 sufrió un accidente automovilístico del cual jamás se pudo reponer del todo.
El 12 de abril de 1989, fue hallado muerto en su apartamento, acostado sobre la cama de su habitación. Se había suicidado.
Hoy día, Hoffman permanece prácticamente olvidado. Su legado ideológico es incierto y confuso. Quedan sus libros como un testimonio de una década en la cual se llegó a creer en las posibilidades del cambio revolucionario y en la transformación de los seres humanos hasta llegar a una utópica sociedad ideal. El sueño había terminado.
*Roba este libro (un recuerdo personal)
A principios de los años setenta, uno de los libros más inconseguibles era Steal This Book (“Roba este libro”) de Abbie Hoffman. Editado por Pirate Editions, se trataba de un volumen prohibido, condenado por las buenas conciencias de los Estados Unidos de América. Para un joven mexicano de diecisiete años, hacerse de semejante título –del que tanto había escuchado hablar– era prácticamente un imposible. Por eso, cuando en 1972 mi amiga Rosemarie, una hermosa rubia de quince años que por aquel entonces me traía rebotando, me dijo que iba a ir de vacaciones a Nueva York y que si no quería encargarle algo, lo primero que se me ocurrió fue pedirle el Steal This Book de Hoffman.
Rosemarie regresó a los dos semanas y cuando nos vimos, lo primero que puso en mis manos fue aquel libro negro, con el título calado en blanco, el nombre del autor en letras rojas y, a un lado de éste, la efigie de un tipo de larga cabellera rizada, nariz ganchuda y ojos de loco: Abbie Hoffman. Cuando le pregunté cómo demonios lo había podido conseguir y traer a México, me contó que había entrado a una librería de Manhattan, lo había pedido al encargado, éste la había mirado sorprendido, se lo había dado y ella lo había pagado. Así de sencillo. Sobra decir que desde entonces guardo el Steal This Book como una de mis más preciadas joyas bibliográficas y aunque jamás pude (vaya, ni siquiera lo intenté) poner en práctica sus literalmente explosivas enseñanzas, lo leí de cabo a rabo en mi por entonces mediano inglés. Porque se trata de un verdadero manual de la subversión, una guía para vivir de a gratis en los países primermundistas (con aplicaciones prácticas para el tercer mundo), un catálogo de sobrevivencia en el interior del Monstruo (John Kay –de Steppenwolf– dixit).
Un libro legendario… y muy actual.
(Publicado hoy en la sección "El angel exterminador" de Milenio Diario)
Published on July 31, 2014 13:16
July 30, 2014
Cadillac Records
Amo las películas que tienen que ver directamente con el rock (puedo hacer una extensa lista de las mismas y escribir de ellas; es más, lo iré haciendo en este blog). Es el caso de Cadillac Records, la cinta dirigida por Darnell Martin en 2008.Creo que la primera pregunta que surge luego de verla es: ¿cuál es en verdad la disquera madre del rock, Sun Records o Chess Records? Sobre la historia de esta última es que trata Cadillac Records, de cómo los hermanos de origen polaco Phil y Leonard Chess (aunque la trama se centra en este último, interpretado magníficamente por el gran Adrien Brody) se interesaron -comercialmente primero y musicalmente después- por la llamada race music, es decir, la música negra originaria, esencialmente el blues, el soul y el rhythm n' blues, estos dos últimos géneros en su fase primigenia, y de cómo fundaron el sello que comenzó a difundir a intérpretes y autores tan importantes y grandiosos como Willie Dixon, Muddy Waters, Howlin' Wolf y Chuck Berry.
Con un casting soberbio (las personificaciones de los cuatro músicos mencionados, así como de otros como el armoniquista Little Walter o la cantante Etta James, resultan fantásticas), un guión espléndido y actuaciones de primer nivel, para no hablar de la magnífica música que se escucha a lo largo de la película, Cadillac Records termina por ser no sólo una ficción basada en acontecimientos reales, sino un verdadero documento de una época llena de riqueza artística, la era que fundó y dio forma no sólo a la race music, sino al rock n' roll y al rock.
Con numerosas anécdotas perfectamente desarrolladas (cómo Willie Dixon empezó a componer para Muddy Waters y otros, la rivalidad entre este último y Howlin' Wolf, la vida anárquica y llena de excesos de Little Walter, la visita de los Rolling Stones a la disquera -donde grabaron el histórico EP Five by Five-, los conflictos incluso sentimentales y sexuales suscitados con la llegada de Etta James, la manera como Leonard Chess usaba la payola para que las radiodifusoras aceptaran tocar a sus músicos, etcétera), la cinta es un deleite y debería ser obligatoria para todos aquellos que dicen hacer rock y necesitan con urgencia conocer sus verdaderas raíces.
Esplendida.
Published on July 30, 2014 16:17
July 29, 2014
Los sueños calientes de Timber Timbre
Hay cosas muy injustas en el mundo de la música. Cosas imperdonables. Por ejemplo que un proyecto tan espléndido y original como Timber Timbre permanezca en el más inaceptable de los ostracismos, en un cuasi anonimato.Se dirá que así debe ser con las propuestas de culto y tal vez sea cierto. Pero cada vez que escucho la música oscura, siniestra, ominosa y al mismo tiempo dulce, sensual y provocativa de este grupo canadiense, pienso que tendría que llegar a un mayor número de oídos, a un mayor número de mentes, a un mayor número, sí, de corazones.
Con dos discos oficiales de larga duración en su haber (Timber Timbre de 2009 y el extraordinario Creep on Creeping de 2011, aunque antes grabó otros dos de manera independiente), la agrupación encabezada por el compositor, multiinstrumentista y crooner extraordinaire Taylor Kirk acaba de poner en circulación su flamante tercer álbum, una absoluta maravilla cuyo sonido resulta más davidlynchiano que el que existe en los discos del propio David Lynch.
Hot Dreams (Art & Crafts, 2014) es un trabajo pleno de elegancia y sutileza, pero también de una fuerza soterrada que se va manifestando, poco a poco, de manera incisiva y fascinante, en cada una de las diez canciones que lo conforman. Desde la inicial y envolvente “Beat the Drum Slowly” hasta la concluyente y tétrica “The Three Sisters” (junto con “Resurrection Drive Part II”, las dos piezas instrumentales del plato), el cuarteto nos conduce por diversos estilos y atmósferas, ya sea el soul lujurioso de “Hot Dreams”, la acompasada psicodelia de “Curtains?!”, el cinemático cinematográfismo de “Bring Me Simple Men”, el ánimo como de spaghetti western de “Grand Canyon”, la intensidad clasicista de “This Low Commotion” (grandiosa composición) y “The New Tomorrow” o la belleza baladesca y elvispresleyana de “Run for Your Life” (otra joya, algo así como una “Love Me Tender” apocalíptica).
Hot Dreams es una obra suprema, un álbum fuera de serie que debe ser escuchado con tanto placer como urgencia.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
Published on July 29, 2014 12:22
July 28, 2014
Los 69 de Sergio
Si aún estuviera físicamente entre nosotros, mi hermano Sergio hubiera cumplido hoy sesenta y nueve años de edad. Estoy seguro de que el número le habría encantado. Vaya un nuevo recuerdo para mon frère, de quien en septiembre próximo se cumplirán cuatro años de su partida. Sigue estando muy presente y seguro continúa haciendo películas en algún lugar. Lo sé.
Published on July 28, 2014 19:36
July 27, 2014
Un domingo en familia
Myrna organizó hoy una comida familiar en honor a Alain y Hallet, por su regreso al país después del estupendo viaje que hicieron por las Uropas. Todo fue muy agradable y divertido. Invité a Marijó y allá gozamos de una deliciosa taquiza y una muy buena charla. Realmente una tarde grata y llena de calor y afecto. Myrna, por cierto, leyó en mi facebook que yo me negaba a buscar una lata de Coca Cola con mi nombre y me sorprendió con una. Queda la foto que me tomó Alain como testimonio.
Published on July 27, 2014 20:30
July 26, 2014
Los sopapos de “Mamá Rosa”
Soy de una generación para la cual los castigos físicos en las escuelas no eran cosa extraña. Cursé primaria y secundaria entre 1961 y 1969 y en aquellos años resultaba común que maestros y prefectos tuvieran manga ancha para aplicarnos lo que algunos llamaban violencia correctiva. “La letra con sangre entra” era frase común entre los docentes de aquel tiempo. En el colegio salesiano de Tlalpan donde cursé quinto y sexto de primaria, el maestro Pascual tenía un cable de la luz que usaba a manera de pequeño látigo contra nuestras piernas y el anciano maestro Calderón amenazaba con el puño cerrado, mientras miraba con ojos encendidos al alumno infractor y le espetaba un “¡Te voy a trompear!”. Otros castigos comunes: colocar a los estudiantes mal portados en el patio, a pleno rayo del sol, de rodillas y con los brazos abiertos, mientras sostenían sendos ladrillos o el más “inocente” de colocar la mano con los dedos juntos para recibir un golpe de borrador que dejaba las uñas adoloridas.Todo esto vino a mi mente luego de leer la entrevista que León Krauze le hizo a la famosa “Mamá Rosa” para Univisión. “Yo era muy buena para el soplamocos, para el sopapo”, dice ella muy oronda y justifica los golpes con un rotundo “si no pegas, no quieres”.
La octogenaria dama me hizo recordar a un personaje de historieta de aquellos años sesenta: doña Eufrosina, la “Ma linda” de Memín Pinguín, quien solía castigar a su hijo con la temible “tabla con clavo” que dejaba caer sobre sus oscuras nalguitas… ¡y uno se reía de ello!
Hoy las cosas han cambiado por fortuna y en las escuelas están prohibidos los castigos físicos. Sin embargo, en la casa de La Gran Familia, “Mamá Rosa” ejercía una serie de temibles puniciones sobre sus “hijos”. Ella creía (y aún cree, según se lee en la entrevista) que eso era lo correcto.
No sé qué piensen ahora los intelectuales abajofirmantes que en un principio protestaron por el trato que se dio a esta versión femenina de Gabriel Lima (el personaje que interpreta Claudio Brook en El castillo de la pureza de Arturo Ripstein), pero no creo que sus iniciales simpatías se mantengan. Al menos eso espero.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
Published on July 26, 2014 21:57
July 25, 2014
Sky
No he comentado aquí que, desde hace justo una semana, me cambié de sistema de televisión de paga. Tras de catorce años abonado a Cablevisión, de la que no tengo la menor queja, decidí cancelar su servicio y pasarme a Sky, a pesar de que me había prometido no hacerlo nunca, ofendido como estaba porque el sistema satelital de TV se llevó a la Liga Premier de Inglaterra como exclusiva y me impidió verla a lo largo de toda la anterior temporada. Eso para no hablar de la Liga Española, de la que por Cable sólo se pueden ver dos juegos -y a veces no los mejores- por TDN. Así que me tragué mis promesas y decidí quitarme las telarañas y suscribirme a Sky, con la ventaja de que voy a pagar doscientos pesos menos cada mes.Lo anterior se explica porque con Cablevisión tenía contratado el paquete más caro, el que trae la programación premium que incluye a HBO y Movie City. La verdad es que ni veía ya esos canales, sobre todo porque me habitué a ver series y películas por internet, a la hora y con la frecuencia que yo quería. Con Sky me aboné a su segundo paquete más barato (Fun) y sólo le añadí la programación en Alta Definición. Fun incluye a Planeta Futbol y es ahí donde pasan todos los partidos de mis dos ligas favoritas de Europa: la inglesa y la hispana.
Así que maté dos pájaros de un tiro: veré el fut que me interesa (y eso incluye otras ligas, como la alemana, la italiana, la francesa, la holandesa y, claro, la mexicana) y pagaré menos por ello. Aparte de que ya puedo ver mis series y filmes de Netflix o Cuevana en la tele nueva.
Buenísimo.
Published on July 25, 2014 16:44
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