Hugo García Michel's Blog, page 246
September 21, 2014
Hugo
Esta es una película de Martin Scorsese que no parece una película de Martin Scorsese y, sin embargo, está tan dentro del alma y la vida de éste que quizá se trate de la más scorsesiana de sus obras.Me explico: si bien identificamos al director neoyorquino sobre todo por sus cintas de gangsters (Mean Streets, Goodfellas, Casino), sus thrillers (Taxi Driver, Cape Fear, Shutter Island) o hasta sus filmes relacionados con la música (desde New York New York y The Last Waltz hasta Shine a Light y Living in the Material World) e incluso con sus trabajos con tintes de comedia negra (After Hours, The King of Comedy), en el fondo lo que subyace es la biografía de un hombre que ama al cine más que a nada y es en Hugo que este amor se expresa de la manera más clara y conmovedora.
Acabo de ver esta cinta de 2010 y me queda claro que más que una película para niños, se trata de un gran homenaje a los inicios de la cinematografía y a sus pioneros franceses, los hermanos Lumiere y, sobre todo, al gran George Melies. Por medio de una historia a la Charles Dickens, Scorsese nos lleva al París de fines de los años veinte y principios de los treinta y sobre todo al microcosmos de una gran estación ferroviaria (¿la Gare du Nord, el actual Museo de Orsay, con su gran reloj?), en la cual conviven cotidianamente diversos personajes y entre ellos Hugo Cabret, el pequeño héroe de la trama.
Visualmente esplendorosa (la película está hecha en 3D), gracias a las peripecias de este huérfano, que ocupan la primera mitad del filme, desembocamos en la existencia de un viejo juguetero que en sus años mozos fuera el más grande y fantasioso (o fantástico, si se quiere) creador cinematográfico de principios del siglo pasado. Por supuesto, me refiero a Melies y sus filmaciones llenas de imaginería, además de ser el iniciador de los efectos especiales en el cine, como muchos hemos visto en su famosa "Viaje a la luna", con cohete que se inserta en el ojo de Selene incluido.
Interpretado por ese gran actor que es Ben Kingsley, Melies se relaciona poco a poco con Hugo y es gracias a él y a su hija adoptiva Isabelle, interpretada por la preciosa Chloe Grace Moretz, que recupera su amor por la vida y es redescubierto hasta ser homenajeado en vida, como merecía este mago del cine.
Con las actuaciones, entre otros, de Sacha Baron Cohen -como el temible guardia de la estación, cojo e implacable, terror de los niños huérfanos y perseguidor de Hugo, aunque al final se enamora y se muestra como un hombre sensible-, Jude Law -como el malogrado padre de Hugo-, Emily Mortimer -como la vendedora de flores que conquista el corazón del policía- y Asa Butterfield -como el propio Hugo Cabret-, la película es una delicia y un entrañable tributo a los pioneros franceses del cine.
No la mejor cinta de Scorsese, sólo, me parece, la que mejor lo representa.
Published on September 21, 2014 19:59
September 20, 2014
De niños esculcados y otros escándalos
Cuando era chico, mi papá me llevaba al futbol. Íbamos al estadio de Ciudad Universitaria (el Azteca estaba todavía en construcción) y más de una vez, alguno de sus amigos me hizo meter una anforita de contrabando entre mis ropas. A los niños no nos revisaban los policías de la entrada, pero recuerdo el terror que me daba pasar a su lado y la posibilidad de ser descubierto. Por suerte, eso nunca sucedió.Lo que quiero decir es que resulta muy sencillo meter cosas a un lugar, si se les oculta en las prendas de los niños. Entiendo que para algunas personas resulte molesta la revisión aleatoria que se hizo este lunes 15 a los chiquillos que entraban al Zócalo capitalino, para la ceremonia del Grito de Independencia, pero hasta donde sé, todo se hizo con respeto y delante de los padres. Sin embargo, las inquisitoriales redes sociales y la histérica (e interesada) corrección política se encargaron de magnificar las cosas para convertirlas, como ya es su obsesiva costumbre, en un efímero escándalo.
A estos neoinquisidores les encanta hacer de cosas chiquitas verdaderas tormentas de indignación y motivo para desgarrarse las vestiduras. Pero su hipocresía les gana. Nada dijeron cuando la CNTE convirtió al mismo Zócalo en muladar y campamento durante largo tiempo, mas levantan la voz porque –en un error criticable, por supuesto– la plaza se utilizó como estacionamiento durante un par de horas, el pasado 2 de septiembre. Hacen de cuestiones realmente intrascendentes montañas de paja, paja que es oquedad pura, pero que también se presta para ser incendiada.
Especialistas en hacer ver a México como el peor de la mundos posibles, convierten en follón melodramático lo mismo el vestido que usó la primera dama la noche del 15 que el bostezo fotografiado de una de las hijas del presidente o si uno de los bailarines de Miley Cyrus usó una bandera mexicana para azotarla contra el trasero de la cantante.
Cosas baladíes a las que se les otorgan dimensiones sobrecogedoras. Tormentas en un vaso de agua. Es el azote de lo políticamente correcto. La progre Santa Inquisición.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
Published on September 20, 2014 19:27
September 19, 2014
Shameless US, la cuarta temporada
Terminé de ver la más reciente temporada de Shameless US (luego, por supuesto, de haber visto las tres primeras) y casi me atrevo a decir que esta ha sido la mejor (y si las otras fueron extraordinarias, ya se imaginarán cómo estuvo ésta). Realmente fueron trece capítulos de una intensidad y una humanidad fuera de serie, antológicos. Nunca como ahora me sentí tan identificado con los personajes, nunca como ahora comprendí a cada uno de ellos, tan bien detallados todos. La historia este cuarta temporada fue prodigiosa, los guiones magníficos, las actuaciones sobresalientes. Sigue siendo mi serie favorita de todos los tiempos, después de Seinfeld y es una lástima que tan poca gente la conozca. No digo que Breaking Bad o True Detective o House of Cards o Mad Men o Homeland no sean verdaderas obras de arte de la televisión. Pero Shameless tiene algo que la hace muy especial, algo que la hace absolutamente entrañable. Guarra, sardónica, cínica, tierna, conmovedora, desvergonzada, no me canso de recomendarla. Lástima que nadie me hace caso. Estoy persuadido de que si toda la gente la viera, este sería un mundo un poco mejor.Búsquenla, véanla.
Published on September 19, 2014 19:44
September 18, 2014
Diez años de La Mosca
En febrero de 2004, en el número 82 de La Mosca en la Pared, con el que celebrábamos nuestros primeros diez años de vida, José Agustín escribió este texto en su columna "La cocina del alma" y que hoy rescato para este blog.Pues esto yo lo festejo con gran gusto, porque empecé a colaborar con Hugo García Michel desde Natura, la revista que hacía Editorial Posada bajo el férreo cacicazgo del tal Rius. A fines de los 1980, Hugo tomó la dirección y trató de hacerla más roquera. Por eso me invitó a colaborar, lo que yo acepté de volada y sin ningún condicionamiento. Pero aunque la onda iba bien, el jefe Rius ejerció su prebostazgo y logró no sólo desrocanrolizar la revistuca sino que motivó la salida del buen Jugo.
Rius nunca supo el bien que nos hizo, porque este García Michel en verdad es rocker de corazón y no cejó hasta que se conectó con Toukán y creó La Mosca en la Pared en 1994. Ese año surgió el EZLN que, aunque mi querido Hugo se pitorree de Marcos y los Ezetos (supongo que por razones semejantes a las que lo hacen militante descalificador de varios grupos de rock mexicano), ha tenido un papel importante en la vida del país; ese año también asesinaron a Colosio y al púgil Ruiz Massieu, además de que hubo otros crímenes como el videodedazo de Zedillo y la crisis de diciembre, generadora del horror del Fobaproa-IPAB y de un atraco más, esta vez sangría, a los pobres mexicanetes, incluyéndome a mí, a Hugo, a Toukán, a La Mosca y a todos ustedes de pasada. El 94 fue un año cardiaco pero al menos tuvimos La Mosca.
La Mosca en la Pared cumplió una función necesaria, oportuna e importante en México, lo cual me encantó porque yo me fui a ciegas con Hugo; no sólo colaboré en la nueva revista con gusto en los parámetros que Hugo mismo estableció, sino que la apoyé y promoví en lo que pude. La Mosca llenó un hueco en el periodismo roquero porque nos devolvió la inteligencia, la honestidad, el humor, lo provocativo, lo controversial, además de que innovó en concepto y diseño. Hace diez años era un proyecto con una sólida raigambre en el periodismo roquero mexicano, pero a la vez expresaba la Zeitgeist de la bisagra de los milenios XX y XXI. Le fue bien a la revista, pero Toukán se friqueó con el número sobre las elecciones de 1994 y prefirió pararla.
De cualquier manera, Hugo perseveró hasta que volvió a sacar La Mosca, la cual desde entonces lo mismo se posa en la pared, en exquisiteces o en la mierda. Así, pues, a mucha honra, soy de los fundadores de esta publicación y por eso a veces la he sentido como mi propia casa, incluso con la conchudez que esto luego trae consigo; también me he colgado en algunos números y Hugo, decentísimo, me cubrió o me tuvo paciencia. Además, entre sus colaboradores ha incluido a mis hijos Andrés -quien un buen tiempo se echó “El catre electrónico”- y ahora a Agustín, quien ya lleva algunos articulachos. Pero ellos se pusieron de acuerdo entre sí y yo no intervine para nada. Por si fuera poco, circulo mucho por todo el país y me da mucho gusto cuando, en todas partes, me hablan de La Mosca. Así pues, aquí agradezco tanta buena onda. Gracias, Hugo, por tus alivianes y tu amistad. Te deseo que tu revista revolotee muchos años, que crezca aún más y se convierta en una supermosca con supervista poliédrica y de rayos tres equis.
Published on September 18, 2014 15:11
September 17, 2014
Hijos de Joy Division
No puedo evitarlo. Desde que grabó su primer disco, el Turn on the Bright Light de 2002, Interpol me remite de inmediato a Joy Division. Es el mismo sonido oscuro, austero, frío, sordo, mecánico, misterioso, pero sin alcanzar la calidad musical de Ian Curtis y compañía.No he sido un amante del cuarteto encabezado por Paul Banks y formado en Nueva York hace tres lustros. Reconozco, sin embargo, que tiene un amplio caudal de seguidores (en México son legión) y que han generado tras de sí a una buena cantidad de agrupaciones que imitan lo que ellos de algún modo imitan también.
Hace unos días apareció El Pintor (Matador, 2014), quinto álbum del grupo, y es importante comentarlo, porque se trata de un regreso a su sonido primigenio (precisamente el que más se parece a Joy Division), luego de que en trabajos como Antics (2004) y Our Love to Admire (2007) y a petición de su disquera, había dado algunas concesiones comerciales para hacer “más accesible” su música, lo cual por cierto les sirvió para ampliar su base de fans.
Con tres de sus miembros originales (el propio Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino) y el bajista Brandon Curtis (Secret Machines) en sustitución de Carlos Dengler, Interpol ha producido una obra compacta y hermética que tiene todos los ingredientes para hacer felices a sus fanáticos más fieles y conspicuos. El Pintor es un plato de apenas cuarenta minutos de duración y ninguna de las diez composiciones que lo conforman rebasa los trescientos segundos.
Abre con una muy buena y sólida pieza, “All the Rage Back Home”, que tras una emotiva introducción lenta deriva en un ritmo rápido y seco que le da un cariz muy atractivo. Igualmente atractivos resultan temas como “My Desire”, “Anywhere”, “Same Town New Story” y “Ancient Ways”.
Si algo más podemos decir a favor de este disco, en referencia a sus cuatro antecesores, es que hay aquí, en diversos momentos, un poco más de encuentro con la luminosidad y un poco menos de búsqueda de lo tenebroso. Algo debe reflejar esto sobre el momento artístico y existencial que están viviendo los integrantes del grupo.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
Published on September 17, 2014 15:39
September 15, 2014
La moda demodé
Por definición, las modas son efímeras, fugaces, pasajeras, y la música no es la excepción de esta regla. Por eso se suele repetir la frase, bastante paradójica, de que tal o cual músico “nunca pasará de moda”, lo que en buen cristiano significa que en realidad nunca fue una moda, pues jamás resultó efímero, fugaz o pasajero.Lo que hoy llamamos música pop es en esencia momentánea y está modelada por fórmulas predeterminadas, sobre todo en esta época en la que la tecnología lo domina todo y en particular a los diferentes modos de comunicación. Pero esto no es nuevo. Los primeros dos o tres lustros de la historia del rock están repletos de canciones que aparecieron, causaron furor y luego se desvanecieron. De ellas, muy pocas sobrevivieron al recuerdo. Lo que hoy se conoce como one hit wonder es parte sustancial (o más bien insustancial) de dicha historia. ¿Cuántos grupos y solistas que estuvieron de moda se han perdido en el oscuro y proceloso mar del olvido y la ignominia? No me refiero necesariamente a grupos y solistas malos. De hecho, es una lástima que tanta gente talentosa haya sido devorada por la desmemoria.
Centrémonos, como ejemplo, en una de las décadas más importantes para el rock: los años sesenta del siglo pasado. Recuperemos los nombres de algunos músicos que merecerían permanecer al menos en nuestras remembranzas y que por una u otra razón prácticamente desaparecieron del panorama.
En ese tiempo hubo agrupaciones que realizaron una o dos canciones memorables (hayan estado o no entre sus éxitos) y que quiero traer a la superficie. Ahí está The Association con su composición “Six Man Band”, una joya absoluta del mejor rock, aunque al grupo estadounidense se le conoció más por su bobalicona “Windy” o su edulcorada (aunque muy bella) “Never My Love”. Qué decir del pesadísimo trío de San Francisco Blue Cheer, famoso por su tremebunda versión al “Summertime Blues” de Eddie Cochran (quizás el primer tema plenamente metalero), aunque nadie sepa de esa maravilla suya que es “Fruit and Icebergs” (una enorme composición, a pesar del titulito). Muchos deben acordarse de The Turtles y su éxito perenne, “Happy Together” (sin duda una grande y entrañable canción), pero en su momento casi nadie reparó debidamente en temas tan espléndidos como “You Showed Me” (rescatada en los noventa por The Lightning Seeds) o “House of Pain” y ahí están los mismísimos Monkees, grupo de moda si los hay (recordemos que fue uno de los primeros conjuntos prefabricados, si no es que el primero), que se volvieron famosos con piezas como “Daydream Believer”, “Mary Mary” o el inefable “Tema de los Monkees”, pero que también grabaron cosas muy valiosas como “(I’m Not Your) Stepping Stone”, “Goin’ Down” o “Take a Giant Step”.
Hasta en la música del underground sesentero se daba, de alguna manera, esto de la moda. Para quienes más o menos conocen la música de Frank Zappa, de su primera época recuerdan bien los tres primeros álbumes de The Mothers of Invention (Freak Out de 1966, Absolutely Free de 1967 y We’re Only in It for the Money de 1968, una triada de absolutas maravillas), pero son escasos quienes mencionan el disco debut de Zappa como solista, Lumpy Gravy, producido en 1968 y que aún sigue oyéndose como un trabajo ultravanguardista.
En el rock nacional, tan falto de identidad como suele ser, las modas pegan de manera impiadosa. Por eso en sus inicios tomaba todo del rocanrol estadounidense, para luego tratar de parecerse al rock británico. A finales de los ochenta, todos querían sonar como los rockpoperos argentinos y españoles y actualmente, lo de hoy, lo que rifa, es sonar como gruperos o cumbiancheros. Esa es la moda dentro de este triste seudorrock nuestro de cada día.
Modas van y modas vienen. Lo que permanece es casi siempre lo que jamás estuvo de moda. Sin embargo, es claro que siempre habrá quienes prefieran seguir lo que se encuentra en boga, con tal de no sentirse excluidos de la grey. Los humanos en su mayoría son gregarios, se mueven en masa y como dicta la masa. Por eso tantos bailan gustosos al son de “Happy” de Pharrell Williams.
Es la moda.
(Publicado este mes en mi columna "Bajo presupuesto" de la revista Marvin)
Published on September 15, 2014 10:18
September 14, 2014
La orgía perpetua
Mi desgastada edición.Gran obra de Mario Vargas Llosa, un extenso, exhaustivo y espléndido ensayo sobre Gustave Flaubert y su novela Madame Bovary. El escritor peruano revisa a detalle una cantidad enorme de aspectos del libro flaubertiano y lo analiza a profundidad desde varias perspectivas: subjetivas, objetivas, históricas, literarias, de contexto, de estilo, etcétera.Escrito en 1974, La orgia perpetua (Seix Barral) es un trabajo fascinante. El título se debe a una frase del propio Flaubert, quien la incluyó en una carta dirigida a su amiga, la señorita Leroyer de Chantepie: "La única manera de soportar la existencia consiste en aturdirse dentro de la literatura, como si fuera una orgía perpetua".
Casi siempre ameno y muy instructivo (en especial para quienes tenemos a Madame Bovary como una de nuestras novelas favoritas de todos los tiempos), el largo ensayo tiene como único defecto (por llamarlo de algún modo) el hecho de que cada cita de Flaubert que refiere Vargas Llosa la pone en el francés original y no se toma la molestia de traducirla para los lectores que no hablan o leen esa lengua. Me parece una actitud ciertamente pedante y sí afecta a la comprensión de varias partes del volumen.
Salvo eso, nos encontramos ante un estudio soberbio (en ambos sentidos del término) e imprescindible para los interesados en el creador de la novela moderna y su obra clave: el grandioso escritor galo Gustave Flaubert y su entrañable Señora Bovary. En lo personal, me gustó mucho.
Published on September 14, 2014 20:05
September 13, 2014
Ecocidio en Sonora
Aun cuando ha recibido una considerable atención de los medios, la catástrofe ecológica de los ríos Bacanuchi y Sonora, en el estado del mismo nombre, no parece conmover a la sociedad mexicana como ha sucedido en otras ocasiones, con otros desastres. No sé si se deba a que por fortuna no hay muertes que lamentar o a que la tragedia que están viviendo cientos de miles de sonorenses de siete municipios no resulta suficientemente “espectacular”, si se me permite el ingrato término.No ha habido movilizaciones o campañas humanitarias para ayudar a los damnificados. Nada que se parezca, por ejemplo, a lo que suele suceder cuando un huracán arrasa con alguna zona o una inundación provoca destrucción y desabasto. Como si la contaminación fuera un problema menor. Como si el criminal derramamiento de sustancias químicas en los dos ríos fuese algo sin importancia.
Para colmo, el asunto se ha empezado a politizar, en especial por la discutible sensibilidad del gobernador panista Guillermo Padrés, quien ha comenzado a pelear con el gobierno federal y sus representantes, más preocupado al parecer por el destino de la “pequeña” presa que levantó en terrenos de su propiedad que de la suerte de sus conciudadanos. El funcionario mantiene grandes cantidades de agua retenidas en el embalse, mientras que miles de personas carecen del líquido en sus casas y en sus tierras de cultivo.
Por suerte, ese mismo gobierno federal ya entró al quite y entre otras cosas ha logrado que Grupo México, propietario de la mina Buenavista, donde sucedió el derrame de ácido sobre las aguas de los ríos afectados, aporte dos mil millones de pesos para resarcir los daños. Ahora va sobre la presa.
Urge que en la sociedad mexicana exista una mayor conciencia ecológica y que tragedias como ésta no queden como meras anécdotas. De otro modo, seguirán aconteciendo sin remedio.
* * * * *
A raíz de la catástrofe ambiental en Sonora, se está usando por todas partes el terminajo “remediación”. ¿De dónde lo sacaron? Esa palabra no existe en español. No añadamos, al desastre ambiental, la contaminación de nuestro idioma.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
Published on September 13, 2014 12:00
September 12, 2014
Diego de Montparnasse
Estupendo libro de Olivier Debroise este Diego de Montparnasse (Lecturas Mexicanas No. 83, 1985) que cuenta y documenta la estancia de doce años de Diego Rivera en Europa, centrándose en la parte parisina, cuando vivió en el barrio de Montparnasse al lado de su entonces mujer, la rusa Angelina Beloff. Con un modo de narrar muy aceptable, Debroise nos lleva de la mano por el ambiente que a principios del siglo pasado reinaba en los círculos bohemios de París y la forma como Rivera se involucró con una serie impresionante de personalidades del mundo artístico y político de la época. Así, entre otros muchos, vemos desfilar a pintores como Picasso, Modigliani, Soutine, Zárraga, Braque, Léger o Siqueiros; a escritores como Apollinaire, Alfonso Reyes, Martín Luis Guzmán y Ramón Gómez de la Serna; así como a políticos como Trotsky y Lenin. Hay otros personajes fascinantes, como Marevna (quien fuera amante de Diego) e Ilya Ehrenburg, gran amigo del pintor mexicano.El libro nos descubre cómo Rivera se involucró en el movimiento cubista o cómo padeció los efectos de la Primera Guerra Mundial, así como la manera en que se mantuvo lejos de México -más por las circunstancias que por voluntad propia- durante los años de la revolución.
Aunque no es amena todo el tiempo, la prosa de Olivier Debroise se deja leer y el resultado final es satisfactorio y, sobre todo, ilustrativo.
Una obra muy buena y muy recomendable.
Published on September 12, 2014 16:18
September 10, 2014
La radio en rojo y negro (Programa 1)
Pues no me esperé la semana que me iba a esperar y decidí grabar el primer programa de mi podcast La radio en rojo y negro, dedicado a la pieza "Brown Shoes Don't Make It" de Frank Zappa, incluida en su álbum Absolutely Free, de 1967, al lado de The Mothers of Invention. La emisión dura quince minutos. Espero ir perfeccionando poco a poco el proyecto radiofónico.
Published on September 10, 2014 23:36
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